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IMPACTO CAUSADO EN COMUNICADOR

URBANO RIOS SAGASTUME

Son las 23 horas del sábado 23 de noviembre de 2019. Hacía varios días
que decidí dar por terminadas las anécdotas, pues cada vez surgen otras que
había borrado del disco duro de mi memoria. Voy entrando del último culto del
vigésimo sexto aniversario de fundación de iglesia Bautista Jehová Shalom de
Shusho Abajo. Decidí reabrir el anecdotario, porque mi amigo, hermano y
prominente siervo de Dios, Urbano Ríos a la hora de la cena en dicha iglesia me
refirió dos anécdotas que considero de utilidad dejarlas plasmadas en letras de
molde.

“A usted quizá se le olvidó hermano César”, me dijo el comunicador social y


predicador, pero para el centenario del evangelio en Guatemala, en el cual hubo
un desfile en 1983 de iglesias unidas en esta ciudad, usted encabezaba el desfile
en una unidad móvil de una empresa embotelladora de bebidas gaseosas
describiendo parte de la historia del evangelio. Yo era un jovencito recién
convertido, pero me impactó aquella escena, la cual complementó cuando dirigió
el programa frente al INSO. Yo le dije al Señor Jesucristo; Señor, cuando sea
grande quiero ser como él”. Y mire hermano, Dios me lo ha cumplido
satisfactoriamente”.

“Otra vez usted fue invitado a predicar en iglesia Amigos de Sabana


Grande, y justo cuando le cedieron el tiempo para la prédica, entró un hombre y
desde la puerta del templo comenzó a contradecirlo y a ofenderlo, tratando de
distraer a los asistentes. Llegó el momento cuando aquella persona subió el tono
de su voz y causaba desorden interrumpiendo el servicio. “En ese instante usted
exclamó desde la plataforma, frente al púlpito: Esto es lo que me gusta a mí”. Y
dirigiéndose directamente a aquella persona le ordenó: ¡calla en el nombre de
Jesús! En el mismo momento el hombre se calló, pasó a sentarse en una de las
bancas y escuchó atentamente todo el mensaje”. El Señor Jesús dijo: en mi
nombre echarán fuera demonios…

Desde estas páginas, bendigo la vida y ministerio de hermano Urbano Rios


Sagastume y alabo a Dios de que en algo mi ministerio haya incidido en él, pues
se ha convertido en un extraordinario agente multiplicador en la difusión del
poderoso evangelio y en ganar almas para Cristo, y por el compañerismo que nos
dispensamos mutuamente. Si de algo le es útil le comparto lo siguiente: la
verdadera grandeza radica en la humildad y sencillez de corazón no fingidos…

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