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EL QUEHACER FILOSÓFICO
Por VALLAEYS, Francois: Filosofar. Facultad Teológica Pontificia Civil de Lima, Lima, 1998.
EJERCICIO
En el siguiente ejercicio, encontraras una serie de preguntas, para cada una de ellas indicarás:
a. Si se refiere o no a un problema, y en el caso de no referirse a un problema, si es una pregunta vana o no.
b. Si es totalmente formal, más o menos formal, totalmente informal, o más o menos informal.
c. Si es estrictamente filosófica, si pertenece a otra disciplina o ciencia (indica a que disciplina o ciencia), o si
puede ser común a la reflexión filosófica y a otra disciplina.
¿Qué es un organismo?
¿Hay límites para el conocimiento científico de los seres vivos?
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¿Existen seres razonables en otro planeta?
¿Cómo definir a un ser razonable?
Habrás podido notar que no es siempre fácil saber cómo comprender una pregunta y que esto depende
mucho de la manera como interpretemos el problema al cual se refiere.
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¿Cuál sería el discurso de A si entendiera por “mundo” a “la gente, la vida cotidiana, la opinión
común”? ¿Es verdad que la reflexión filosófica nos aleja de la opinión común?
¿Cuál sería el discurso de B con esta misma significación de la palabra “mundo”? ¿No parece extraño
decir que la reflexión filosófica no nos aleja de la gente común, cuando se trata de una disciplina
difícil y complicada que pocos entienden y de la cuál se burlan por ser inútil? ¿Qué punto de vista
tendría que adoptar B para, sin embargo, afirmar que la reflexión filosófica no nos aleja de la gente?
Recuerda que el filósofo reflexiona en gran parte sobre los problemas de la justicia y de la buena
organización de la sociedad. ¿B no estaría obligado a distinguir entre lo que aparece y lo que es en
realidad, y decir por ejemplo: “Parece ser que el filósofo se aleja de la gente común, pero en
realidad se preocupa más por ellos que ellos mismos porque reflexiona sobre los verdaderos
problemas de la vida cotidiana que son la Ética, la Política y la Justicia”?
Ahora si la palabra mundo designa “la realidad, la naturaleza, el ser”, ¿cuál sería el argumento de A?
¿No estará obligado a llevar a cabo una crítica radical de la filosofía diciendo que esta actividad
teórica no permite conocer el mundo como lo hace la Ciencia y que su discurso es vano e ilusorio?
Ahora podemos analizar también la palabra “alejar” ¿Qué significa cuando digo: “Tengo que
alejarme de las malas influencias”? ¿Qué significa cuando digo: “Tengo que alejar este papel de mis
ojos para poder leerlo bien”?
Además, preguntémonos: ¿A dónde va quien se aleja? ¿No tendría la persona A la tendencia a decir
que, con sus reflexiones, el filósofo se pierde en las ilusiones, en un mundo irreal y abstracto? Al
contrario, ¿No entendería B que el filósofo se aparta del mundo sensible ilusorio para acercarse al
mundo verdadero, un mundo inteligible que sólo aquél que filosofa puede llegar a conocer?
Vemos que si entendemos por “mundo” la realidad, alejarse de ella sería considerado de manera
peyorativa y la reflexión filosófica criticada como ilusoria. Esta sería más o menos la posición de A.
Al contrario, si entendemos por “mundo” la opinión común de la gente, alejarse de ella sería
considerado como una necesidad que permite considerar la realidad tal como verdaderamente es, y
la reflexión filosófica sería vista como algo útil y bueno. Está sería más o menos la posición de B.
Tenemos ahora dos tipos de mundo y dos tipos de alejamiento, lo que hace que nuestra pregunta
inicial pueda reformularse así: ¿de que mundo se aleja el filósofo? ¿A cuál se acerca? Y sabemos lo
que está en juego con la pregunta es el valor de la reflexión filosófica.
Pero el problema se hace más complejo: Si entendemos por “mundo” la realidad y la reflexión
filosófica como el camino hacia la “ilusión”, ¿acaso no hemos asumido de antemano una posición
filosófica? ¿No hemos decidido a priori qué es la realidad y qué es la filosofía? ¿No tenemos ya
nuestra filosofía (aquella de la no-filosofía, de la filosofía como ilusión)?
De igual modo, si pensamos que el mundo aparente es sólo un mundo sensible de ilusiones que la
reflexión filosófica permite criticar y destruir? ¿No tendremos también de antemano nuestra
definición de realidad y de la filosofía? ¿Esta diferenciación entre mundo sensible y mundo verdadero
no es ya filosófica? Luego podemos abordar la pregunta de manera imparcial sin prejuzgar lo que
son la filosofía y el mundo? Si no podemos hacerlo, nunca podremos contestar la pregunta
honestamente porque siempre encontraremos al final la respuesta que queríamos encontrar al
inicio. Y si podemos, parece que sería después de haber contestado la pregunta: “¿Qué es el
mundo?” y “¿Qué es la filosofía?”, lo que parece muy difícil y volvería inútil nuestra primera
pregunta. Quien sabe que son el mundo y la filosofía sabe si esta última aleja o no del mundo. Luego
en este caso también habría prejuzgado la respuesta.
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Al llegar a este punto de nuestro examen, ¿tienes todavía una respuesta lista para la pregunta
inicial? Si ya no sabes que contestar a la pregunta, quiere decir que has pasado de la pregunta al
problema, que la pregunta constituye ahora un verdadero problema para ti. Formúlalo y trata de
desarrollar una reflexión a partir de él.
¿Qué sucede cuando una de nuestras acciones deja de ser espontánea para volverse automática? La
conciencia se retira de ella. Durante el aprendizaje de un ejercicio, por ejemplo, comenzamos por ser
concientes de cada uno de los movimientos que ejecutamos, porque viene de nosotros, porque resulta de una
decisión e implica una elección: luego, a medida que estos movimientos se siguen y se determinan más
mecánicamente unos a otros, eximiéndonos así de decidirlo y de elegir, la conciencia que tenemos de ellos
disminuye y desaparece. ¿Cuáles son, por otra parte, los momentos en que nuestra conciencia alcanza la
mayor vivacidad? ¿No son éstos los momentos de crisis interior, en los que dudamos entre dos o más partidos
a tomar, cuando sentimos que nuestro futuro será lo que habremos hecho de él? Las variaciones de
intensidad de nuestra conciencia parecen, pues, corresponder a la suma más o menos considerable de
elecciones o, si se quiere, de creación que distribuimos sobre nuestra conciencia.
H Bergson. La conciencia y la vida
EJERCICIO
1. Establezca el problema y tesis principal de la lectura de Bergson.
4. DELIMITAR EL PROBLEMA
Es importante poder determinar precisamente un problema a fin de definir el camino hacia la
posible respuesta y evitar caer en cuestionamiento vanos (por conducir a reflexiones huecas) o
inútiles (por tener una respuesta obvia).
Lee el siguiente texto de Rousseau:
Concibo en la especie humana dos clases de desigualdades: una que llamo natural o física porque ha sido
establecida por la naturaleza y que consiste en la diferencia de edades, de salud, de fuerzas del cuerpo y las
cualidades del espíritu o el alma; otra que puede denominarse desigualdad moral o política, pues depende de
una especie de convención y está establecida, o cuando menos autorizada, por el consentimiento de los
hombres. Esta última consiste en los diferentes privilegios de los que gozan unos en detrimento de los otros,
como el ser más rico, más honrados, más poderosos que ellos o incluso hacerse obedecer.
No se puede preguntar cuál es la fuente de la desigualdad natural, puesto que la respuesta se encontraría
enunciada en la simple definición nominal. Todavía menos se puede buscar si no habrá algún lazo esencial
entre ambas desigualdades: la razón es que esto sería preguntar si los que mandan valen necesariamente más
que los que obedecen y si la fuerza del cuerpo o del espíritu, la sabiduría o la virtud se encuentran siempre
en los mismos individuos en proporción directa del poder o la riqueza; tal cuestión es idéntica quizá para ser
discutida entre esclavos escuchados por sus amos, pero no conviene a hombres razonables y libres que buscan
la verdad.
EJERCICIO
1. ¿Cuál es la pregunta principal sobre la cual discurre el texto de Rousseau?
2. ¿Cuál es la tesis principal de la lectura?
Es evidente que (...) el hombre es por naturaleza un animal social, y que el insocial por naturaleza y no por
azar es un ser inferior o un ser superior al hombre. Como aquel a quien Homero vitupera: sin tribu, sin ley,
sin hogar.
(...) La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario,
es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano y el hombre es el único animal que tiene
palabra. Pues la voz es signo de dolor y placer, y por eso la poseen también los demás animales, porque su
naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para
manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio del hombre
frente a los demás animales: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, y de los
demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas constituyen la casa y la ciudad.
Aristóteles, La política
EJERCICIO
1. ¿Cuál es la tesis central y el argumento que establece Aristóteles?
Acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que el bien y el mal no existen más
que en la sensación, y la muerte es la privación de la sensación. Un conocimiento exacto de este hecho, que
la muerte no es nada para nosotros, permite gozar de esta vida mortal evitándonos añadirle la idea de una
duración eterna y quitándonos el deseo de la inmortalidad. Pues en la vida nada hay temible para el que ha
comprendido que no hay nada temible en el hecho de no vivir. Es necio quien dice que teme la muerte, no
porque es temible una vez llegada, sino porque es temible el esperarla. Porque si una cosa no nos causa
ningún daño con su presencia, es necio entristecerse por esperarla. Así pues, el más espantoso de todos los
males, la muerte, no es nada para nosotros porque, mientras vivimos, no existe la muerte, y cuando la
muerte existe, nosotros ya no somos. Por tanto la muerte no existe ni para los vivos ni para los muertos
porque para los unos no existe, y los otros ya no son. La mayoría de los hombres, unas veces teme la muerte
como el peor de los males, y otras veces la desea como el término de los males de la vida. El sabio por el
contrario, ni desea ni teme la muerte, ya que la vida no le es una carga, y tampoco cree que sea un mal no
existir.
EPICURO, Carta a Meneceo
EJERCICIO
1. ¿Cuál es la tesis principal que Epicuro quiere establecer?
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2. ¿Cuáles son los argumentos principales?
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