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Bonsái de olivo

(Olea europaea)
El cuidado del Bonsái de olivo

El olivo (Olea europaea) es un árbol muy extendido


por todos los países mediterráneos teniendo en ellos
un fuerte simbolismo. Es posible utilizar las variedades
dedicadas para el cultivo (Bonsái olivo) por lo que no
será difícil obtener frutos aunque es habitual el empleo
de acebuches (Olea europaea silvestrys) que pueden
llegar a desarrollar hojas diminutas.
En muchos casos son muy apreciadas otras características como la
presencia de jin, shari y cortezas abotonadas que denotan una elevada
edad y la supervivencia en condiciones hostiles. Son árboles de enraizado
fácil y muy fuertes por lo que se trata de una variedad muy apta para su
empleo como Bonsái.

Si necesitáis ayuda al identificar vuestro árbol; podéis probar con


nuestra guía de identificación de Bonsáis .

El cuidado del Bonsái de olivo


Situación: al aire libre y con mucho sol, esto también ayuda a reducir el
tamaño de las hojas. Deben ser protegidos durante el invierno en caso
que bajen mucho las temperaturas.

Riego: riego normal.

Bonsái Olivo, abonado: abundante. Utilice un fertilizante normal


mensualmente desde la primavera hasta mediados de otoño.
Poda: se recomienda realizarla al final del invierno. Responde con el
crecimiento de brotes muy vigorosos a las podas fuertes. Para la creación
y el modelado de ramas se combina el empleo del alambre con las ramas
jóvenes junto con las técnicas de pinzado, dejar crecer y luego cortar a 2-
3 pares de hojas, y, en ejemplares muy vigorosos, el defoliado.

Trasplante: en primavera antes de que las yemas comienzan a hincharse,


cada tres o cuatro años. Árbol de enraizado fácil. Preferiblemente utilizar
una mezcla de suelo con buen drenaje.

Propagación: semillas y fundamentalmente esquejes, pudiéndose


enraizar incluso gruesos troncos y ramas.

Para una información más detallada en estas técnicas; podéis buscar


nuestra sección del Cuidado del Bonsái .

Bonsái de olivo (Olea europaea)


Cómo cuidar un olivo
El olivo, el árbol más emblemático de la cultura mediterránea y
de nuestros paisajes agrícolas, se ha convertido en los últimos
años en una presencia habitual en los jardines. Es una especie
rústica y resistente, perfectamente adaptada al clima de la
mayor parte de la Península, que además tolera los trasplantes a
cualquier edad. Sin embargo, no deja de sufrir cuando se pasan
por alto sus (escasos) requerimientos de cultivo. Aquí te
contamos qué cuidados necesita.

Un olivo rodeado de césped es hoy una imagen


habitual en los jardines. Sin embargo, la abundancia de riego que exige la hierba no le resulta
beneficiosa. Copyright: iStock
El olivo (Olea europaea) es un árbol nativo del Mediterráneo y por lo tanto
perfectamente adaptado a nuestro clima: es capaz de soportar el frío, el calor,
la sequía y también la pobreza del suelo. Sin embargo, en muchos jardines
vive rodeado de césped y, por lo tanto, recibe grandes cantidades de agua que
no solo no necesita sino que pueden causarle daño a pesar de su fortaleza. Esta
es una mala práctica que se suma a muchas otras. Es un árbol poco exigente
pero se merece estos cuidados:

El olivo admite muy bien la poda, incluso


topiaria, pero también se puede dejar crecer
libremente para convertirlo en un árbol de
sombra. Si vas a podarlo fuerte hazlo en
invierno.
• Un lugar espacioso y a pleno sol
Plántalo en un sitio donde pueda disponer de espacio suficiente y una
exposición soleada. Soporta las heladas fuertes, pero el frío extremo puede
dañar los frutos.

• Cualquier suelo, pero no húmedo


El olivo puede crecer bien en suelos pobres, calizos o con cierta salinidad. Lo
que no tolera es el exceso de humedad, por lo tanto asegúrate de plantarlo en
un terreno que drene bien, y evita a toda costa el encharcamiento. Si vas a
situarlo junto a otras plantas, escoge las que sean aptas para clima
mediterráneo, de manera que el riego que reciban no sea excesivo para el
olivo. El ejemplo más claro de lo que hay que evitar es plantarlo en un área de
césped clásico, que requiere riego abundante, lo que podría producirle
problemas de pudrición y hongos.

• Cómo plantarlo

El olivo se reproduce por esqueje, acodo o injerto sobre pie de acebuche, el


olivo silvestre (Olea europaea var. sylvestris), aunque exigirá mucho
tiempo y paciencia verlo de cierto tamaño dado su lento crecimiento. Lo más
rápido y seguro es comprar un buen ejemplar en tu centro de jardinería: los
hay de todas las edades, desde muy jóvenes hasta centenarios, muchos de ellos
procedentes de zonas agrícolas, ya que toleran muy bien el trasplante.
Introdúcelo en un hoyo acorde con el tamaño del cepellón. Puedes añadir un
poco compost al rellenar con sustrato el agujero, pero no demasiado. Recuerda
que un exceso de abono, sobre todo nitrogenado, lo volverá más vulnerable a
las plagas y el efecto de las heladas. Cuando el ejemplar es joven conviene
amarrar el tronco a un tutor para que crezca recto hasta que pueda sostener la
copa por sí mismo. Lo ideal es plantarlo al final del verano o comienzos del
otoño.

• Cuánto riego necesita

Durante el primer año se deberá regar con frecuencia para asegurar que
arraigue, así como en el verano. Luego se pueden ir espaciando los riegos a
medida que el árbol se vaya asentando en el terreno y sus raíces se hayan
extendido lo suficiente. Un olivo adulto no necesita riego para vivir, aunque
algunos aportes de agua (sin excesos) pueden contribuir a que produzca más
frutos.

• El abonado
Los olivos destinados a la producción suelen abonarse regularmente, tanto
sobre el terreno como con abonos foliares, y más aún en los olivares de
regadío. En los olivos de un jardín bastará con aplicar abono orgánico
(compost o estiércol) una vez al año alrededor del árbol, en el área delimitada
por la copa; mézclalo bien con el sustrato para que quede enterrado. La mejor
época para hacerlo es a la salida del invierno, y en climas cálidos sin heladas,
en otoño.

• Cuando no produce frutos...

La vecería es una característica del olivo que consiste en la alternancia de


años de mucha cosecha y otros con muy poca producción. Por lo tanto no te
asustes ni pienses que tu árbol está enfermo si tras un año lleno de aceitunas
da pocas el siguiente. Es una tendencia general en la especie, aunque hay
variedades en las que es más habitual que en otras. En los cultivos intensivos
se intenta reducir la vecería con el riego, el aclareo o la recolección temprana
de los frutos.

• ¿Podar o no podar?

El olivo admite muy bien la poda, incluso topiaria, pero también se puede
dejar crecer libremente para convertirlo en un árbol de sombra. Si quieres
podarlo fuerte hazlo en invierno, a ser posible al final, para que las heridas
cicatricen antes con el crecimiento primaveral. En las zonas donde florecen
pronto se recomienda podar cuando estén en flor para saber cuánto aclarar.

Crecimiento libre: Solo deberás realizar la poda de limpieza imprescindible


en todo árbol, eliminando las ramas muertas y cruzadas y los chupones.

Poda de formación: Durante el primer año ve eliminando en verde las ramas


laterales más bajas. Cuando el ejemplar supere la altura de un metro elige tres
guías, que serán los tres brazos principales en el futuro. En los años sucesivos,
cuando la planta ya esté bien estructurada deberás eliminar las ramas por
debajo de la cruz, los chupones inferiores o sierpes y las ramas que crezcan
hacia dentro o queden sombreadas.

En la columna de la derecha verás los otros tipos de poda del olivo.


Más información:

• Ficha: Olivo (Olea europaea), Verde es Vida nº50, página 32 (ver en la


web)

• Aprovecha las aceitunas de tu olivo, Verde es Vida nº74, página 54 (ver en


la web)

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