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Si pensamos la macroeconomía en su sentido más extenso, como el análisis de las

tendencias agregadas de una economía, entonces se puede decir que este campo fue
inquietud de los economistas a lo extenso de siglos. David Hume hizo uno de los primeros
adelantos en macroeconomía durante el siglo xviii al aprender los nexos entre la oferta
monetaria, la báscula comercial (estrechamente relacionada con el saldo presente corriente)
y el grado de costos de una economía. Este gran avance, conocido hoy como el enfoque
monetario de la báscula de pagos, aún otorga un punto de inicio a las teorías que asocian
patrones de política monetaria con negocio universal. De modo semejante, estudios del
dinero en los siglos xviii y xix llevaron a la formulación de la teoría cuantitativa del dinero,
y que todavía es la base del estudio monetario nuevo que observaremos en los capítulos
siguientes. Por otro lado, el colegio tradicional de pensamiento económico, representada
por autores como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, hizo relevantes
contribuciones al saber macroeconómico. Aun cuando con diferencias, los economistas
originarios de esta escuela coincidían en los primordiales recursos, es decir, el desempeño
de una economía de libre mercado y el valor de la propiedad privada. Según la teoría típica,
gracias al sistema de mercado las economías tienden al pleno trabajo de los componentes de
producción.
La macroeconomía estudia el incremento y las fluctuaciones de la economía de un
territorio a partir de una visión extensa, en otras palabras, que no se complica en
demasiados detalles sobre un sector o comercio en especial. Por su propia naturaleza, se
reúne en las cuestiones más relevantes de la vida económica de cada país y, al fin y al cabo,
de cada persona de todo el mundo.
La macroeconomía actualizada se funda en la microeconomía, que estudia las elecciones
particulares de organizaciones comerciales y familias, y su relación en el mercado. Los
macroeconomistas reconocen explícitamente que las tendencias globales de la economía
son el resultado de millones de elecciones personales. Si bien no pretenden aprender todas
aquellas elecciones, poseen claro que sus teorías tienen que ser coherentes con la conducta
de los millones de familias y organizaciones que conforman la economía. Con este
objetivo, la macroeconomía actualizada proviene en 3 fases simples. Primero, los
macroeconomistas intentan comprender los procesos de toma de elecciones de
organizaciones y familias personales a un grado teórico. Los modelos macroeconómicos
parten del supuesto simplificador de que hay una organización y una familia representativas
(algo así como una compañía y una familia “promedio”). Después, utilizando herramientas
microeconómicas, estudian el comportamiento de esta organización y esta familia típicas
ante una pluralidad de situaciones económicas.
Uno de los monumentales temas de la macroeconomía es el reconocimiento de que los
resultados macroeconómicos (el aumento, el desempleo o las fluctuaciones económicas)
son dañados de modo importante por las políticas gubernamental. Por un lado, permanecen
la política monetaria y la política fiscal, y por otro, las políticas estructurales. La mayor
parte de los macroeconomistas supone que los cambios de política presupuestaria
gubernamental y de política monetaria del banco central poseen efectos masivos y bastante
predecibles en las tendencias en general de la producción, los costos, el negocio mundial y
el trabajo. Ciertos macroeconomistas creen firmemente que el regimen debe manejar sus
políticas fiscales y monetarias de tal forma que pudiera influir en las tendencias de la
economía, en lo que otros consideran que los nexos entre tales políticas y la economía son
bastante impredecibles e inestables como para dar una base sobre la cual “administrar” la
economía.
Varios de los temas clave que trata la macroeconomía implican cambiantes como por
ejemplo el grado general de producción, el desempleo, la inflación y el saldo presente
corriente de un territorio. La exploración de tales cambiantes es la base de las respuestas a
algunas cuestiones:
Dicho de otra forma, estas cambiantes tienen la posibilidad de analizar a partir de distintas
perspectivas de tiempo: el presente, el corto plazo y el largo plazo. Cada horizonte de
tiempo necesita de un modelo diferente que nos ayude a comprender los componentes
específicos que determinan los diferentes cambiantes macroeconómicos. El tamaño de
mayor relevancia de la producción de una economía es el producto interno bruto (PIB), un
indicador estadístico que aspira medir el costo total de los bienes y servicios finales
realizados en los parámetros geográficos de una economía en un tiempo dado. Se calcula
sumando los valores de mercado de todos los millones de bienes y servicios finales de esa
economía en una forma adecuada, lo cual no es, de hecho, una labor simple. Un objetivo
fundamental de la macroeconomía es entender los ciclos económicos. Los
macroeconomistas realizan gigantes esfuerzos para entablar por qué ocurren los ciclos, qué
establece la gravedad de una caída del producto en cierto periodo y qué fuerzas conducen a
una baja temporal de la producción y después al retorno del aumento económico. El
desempleo es una segunda variable fundamental que estudia la macroeconomía. La tasa de
desempleo mide el número de individuos que buscan activamente un trabajo sin
encontrarlo, como porcentaje o parte de la fuerza gremial total. Una tercera variable clave
que atrae a los macroeconomistas es la tasa de inflación, que mide el cambio porcentual del
grado general de costos de la economía. El tamaño de la inflación es el índice de costos al
consumidor: un promedio de costos de bienes y servicios de consumo. Una cuarta variable
clave para los macroeconomistas es el saldo presente corriente, el cual (en términos
generales) mide las exportaciones de bienes y servicios de un territorio al resto de todo el
mundo menos sus importaciones de bienes y servicios a partir de lo demás de todo el
mundo. Una vez que un territorio exporta más que lo cual importa, se plantea que tiene un
superávit en la contabilización corriente. Sin embargo, una vez que lo cual un territorio
importa excede a eso que exporta, se plantea que tiene un déficit en su cuenta corriente.
El primer gran estímulo a la macroeconomía actualizada ocurrió una vez que los
economistas iniciaron a recolectar y sistematizar datos agregados, los que dieron la base
científica para la indagación macroeconómica. Buena parte de esta recolección de
información se derivó en la Primera Guerra Mundial, a lo largo de la cual los gobiernos
reconocieron que necesitaban mejorar la información estadística para lograr planear y
realizar sus esfuerzos bélicos. Luego de la guerra, hubo un profundo fomento para mejorar
la recolección de datos y la exploración estadístico. Un segundo gran estímulo a la
macroeconomía actualizada ha sido haber reconocido el periodo económico como un
fenómeno frecuente. El progreso en el razonamiento experimental sobre el periodo
económico ha sido viable debido a los mismos mejoramientos en los datos
macroeconómicos que acabamos de explicar. De nuevo, a partir de 1920 en adelante, el
NBER jugó un papel clave en mejorar la comprensión del periodo económico. Por medio
de los estudios hechos por el economista Wesley Clair Mitchell, se logró cada vez más
obvio que la economía estadounidense estaba sujeta a ciclos frecuentes y que,
esencialmente, eran semejantes. El tercer gran fomento en la construcción de la
macroeconomía actualizada ha sido un evento histórico catastrófico conocido como la Gran
Depresión, los gobiernos democráticos fueron derrocados en el curso de la crisis
económica, para ser sucedidos por regímenes fascistas en Alemania y Japón, que se
sumaron al que ya existía en Italia, lo cual precipitó la Segunda Guerra Mundial. La Gran
Depresión puso en tela de juicio las ideas de los economistas tradicionales, quienes habían
predicho que las fuerzas clásicas del mercado evitarían un desempleo a gran escala del tipo
que se padeció en la década de 1930. Los hechos cuestionaron los supuestos económicos
básicos de la era. El brillante economista del Reino Unido John Maynard Keynes, que vivió
entre 1883 y 1946, colocó la macroeconomía en la ruta de la modernidad al plantear un
nuevo marco teórico para describir la Gran Depresión (así como las fluctuaciones
económicas menores) y al sugerir políticas gubernamentales concretas para contrarrestar la
Depresión. Cuando empieza un derrumbe económico de la hondura de la Gran Depresión,
argumentaba Keynes, las fuerzas de mercado no lo tienen la posibilidad de detener con
velocidad por sí solas. En cierta forma, esto se debería a que ciertos costos clave de la
economía, especialmente el grado medio de los salarios, no resultan muy flexibles y no
responden con celeridad ante impactos adversos en la economía. Keynes sugería que se
necesita hacer relevantes ajustes en las políticas macroeconómicas, en especial en el gasto
de regimen, los impuestos y la política monetaria, para contrarrestar la caída y estabilizar la
economía. Su argumento de que los gobiernos tienen la posibilidad de utilizar políticas
estabilizadoras para prevenir o contrarrestar las declinaciones económicas ha sido tan
aceptado que sus ideas fueron bautizadas colectivamente como la revolución keynesiana.

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