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El genocidio es uno de los crímenes más graves según el

derecho internacional.

Según el Estatuto de Roma de 1998, el genocidio consiste en cometer


actos orientados a destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico,
racial o religioso. Los actos que pueden constituir genocidio son
matanzas, lesiones graves a la integridad física o mental, someter a las
víctimas a unas condiciones que puedan destruirles físicamente —por
ejemplo obligándoles a abandonar sus casas o negándoles el alimento—,
impedir el nacimiento de miembros del grupo a través prácticas como la
esterilización forzosa, y trasladar a niños a otro grupo.

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El término fue acuñado en 1943 por el abogado judío polaco Raphael
Lemki a partir de la palabra griega genos, que significa ‘grupo familiar’, y
el sufijo -cida o -cidio, que proviene del latín y significa ‘que mata o
extermina’. Este crimen apareció definido por primera vez en el Convenio
para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, que la Asamblea
General de la ONU aprobó en 1948. Con su firma, los Estados y
organismos de la ONU se comprometieron a sancionar a quienes lo
cometiesen. Más tarde aparecería tipificado en los estatutos de los
tribunales penales internacionales formados en 1993 para la antigua
Yugoslavia y en 1994 para Ruanda. Hoy en día la Corte Penal
Internacional es el tribunal internacional permanente que juzga el
genocidio, entre otros delitos graves, y su definición aparece en el tratado
fundacional de la Corte, el Estatuto de Roma.

La definición de genocidio ha sido objeto de críticas, como que no


considera como posibles víctimas a grupos políticos o sociales y no incluye
actos contra el medioambiente, que pueden afectar directamente a la
supervivencia de un grupo étnico. También se ha señalado la ambigüedad
de la expresión “destrucción parcial” a la hora de distinguir un genocidio.
Más allá de las críticas a la definición, también se considera problemático
el uso excesivo de la palabra, ya que puede restarle peso a su significado
original.

¿Impunidad para los crímenes internacionales?


Existen discrepancias respecto a qué matanzas pasadas pueden
considerarse un genocidio, y algunos consideran que el Holocausto fue el
único del siglo XX. Sin embargo, existen otras matanzas reconocidas
como genocidios en muchos países, como el asesinato masivo de
armenios en el Imperio otomano entre 1915 y 1920 y la matanza de la
minoría tutsi en Ruanda a manos de los hutus en 1994. El Tribunal Penal
Internacional para la Antigua Yugoslavia también consideró un genocidio
la masacre de Srebrenica de 1995, cuando tropas serbobosnias asesinaron
a unos 8.000 musulmanes en el marco de la guerra de Bosnia. El tribunal
condenó por ello a políticos y militares serbobosnios, incluido su
comandante en Srebrenica, Ratko Mladić.

Hasta la fecha, la Corte Penal Internacional solo ha abierto un caso por


genocidio: a Omar al Bashir, dictador de Sudán entre 1993 y
2019, acusado de cometer crímenes graves entre 2003 y 2008 en la región
sudanesa de Darfur. Y el de los rohinyás de 2017 es posiblemente el
genocidio más reciente: miles de miembros de esta minoría étnica se
vieron forzados a abandonar sus hogares en Myanmar por los ataques
contra ellos que llevó a cabo el Ejército del país. El Alto Comisionado para
los Derechos Humanos de la ONU lo calificó como una “limpieza étnica de
manual”.

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