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ESA BUFANDA DE SANGRE y otro s cuentos

ESA BUFANDA DE S A N G R E
1

Fórmula del "cuento de detectives": un asesino asesin


a y un
detective detecta.
Yitzhak forcejaba y forcejeaba para entrar otra vez en la
taberna
pero ¡de qué valía la fµerza del cuerpecito suyo si el
tabernero lo
atajaoo con su cm pachón!
-No amigo, ni un trago más -le decía el vasco Lastarria, qui
en no
por vender alcohol, dejaba de parecerse a un nene alim
entado a leche:
roUiw, sonrosado, de inocentes ojos azules-. Mejor ser
á que se vaya,
se acueste y duenna la mona.
-¿ Qué se cree? ¿qué no le voy a pagar? -protestó Yitzh
ak con 11
lengua gorda: su pronunciación era siempre vacilante,
por el senti-
miento de inferioridad, pero ahora má~, por la borrache
ra.- ¿No le dije
que mañana le traigo lo que le debo?
-No se trata de eso. No quiero líos. Usted era amigo de
Kohen.
Comprendo y hasta respeto sus .sentimientos, pero no me
gusta que
vengaadiscutirconmisparroquianos. Váya~:Hágameel
favor.
-Bah, usted es como todos . Lo que quiere es plata, plata,
plata.
Se la.voy a tirar a la cara. Ya va a ver -y se fue mascullando un
insulto.
Yitzhak era de 108 d'biles que insultan a los fuertes confia
ndo en
,ANDBR5j 1M88JlT
HNRJOUI!
ara castigarlos. Poi ~
d sa r su fu er za p ia
arJe su vasanc .
"º aveJ 's\)nt.arlall o u¡ .-....
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e lo s q ue el ca 111p o de loa
quo 6,toll Jo un flojo Ja pnto
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esa hor ~
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("<l'Mid«II' . 1no tenla mun ct1par t1 1. ón de Q IIU -t A
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La tabeffll! dd co lo re ad o s a m a n o, .
nlrtdetk1~~ p-oveia: tolOl'II, u ia n os" ' co m o lo s h ab ía ll am ado ,
e.mblJumada, dos huevos ~ó ftan ero y Bu ffa, en sendas mesas,
oq
eataba c u i desierta. De Jos parr m un andaluz tan locuaz que aún

Romero. el peluquero deJ


la forma de su e-:,
r:.:::,s
L&starria, sólo quedaban dos, !º

·lad~u.ff'a caza do r du
ojos
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- anticipaba~
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O .sem an a, n o er a cier ta m en
a r.d ru eJ res~ de la
ganas de ~ceJnl {a t . !
¡os canu ideasuryansiten embargo en ese momento paree es ar 1
~ de
e, ce ft ud o, in m ób il, en W1 p ro b l~ .
r«~>JX:entránd os a. . .
trar -s e di sc ul pó L as ta rn
-No podía dejarlo en er o co n vo z d e se ftonta y
ur ó R om
-Ha hecho muy bien -Je aseg ta m b ié n d e seft o rita lo
er am ientos
volviéndose hacia Buffa con aman parece? /
invild aque se solidarizada-: ¿N
o le
bo te lla qu e te nía a l fren te , n i pestafteó.
Butra, fascinado por la bi ó d em as ia do. 1

R om er o- . Y a be
-¿No le parece?-repitió b u sc ab a e n el aire aJ
rd id a de B u ffa
-¿QuiM? ¡;yo? ·la mirada pe
dueilo de Ja voz.
resu ró R om ero a ex pl ic ar le -- No I di go por
-No, no, no -s e ap • o
usted. Lo decía po r Y itz ha k.
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·Ah, Y ilza hk .M al bich o-
E
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un =-apLa
o
una _palmada sobre Ja mesa-. ndom ll n. próxima vez que lo
ta rlo ~ uff a d escargó
soqnooa en mi gallinero robd epo os le pego un tiro.
. deJ crimen D
La~-,rn...a.trac1ó el d
,1an .- n cubrinuento del crw .....:- -,
anunprobJemadift'ciJ .
te Y . es
Y,Preparan•solución•sorprencfente.
&& && .a. uu :u
6
ESA BUFANDA DE SANGRE y otros cuentos

.. ¡No me diga! ... ¿le roba pollos? -a Romero le divertía tira


r de la
. ~ S í. y no sólo él. También su correligionario Kohen.
Aunque
steme robaba de otro modo: iba a mi carnicería, se llevaba al
6 fiado
carnes,verduras, frutas y después no las pagaba. Las veces que hab

ido inútilmente a su carpintería para cobrarle ...
~ -Yo, qué quieren que les diga-se excusó Lastarria pero ya Bu
ffa
l\Íl no lo escuchaba porque había vuelto a ensimismars
e- a Yit k le
laa tengo lástima. Anda mal de la azotea. ¿Que roba? Sí, pero parazha com
in- ¿Que está borracho? Bueno , emborracharse no es un crimen. er.
Y la
lle verdad es que le dio por mamarse solamente después
de la desgracia de
tar su amigo. Mentando a Kohen en sus rezongos se pas
ó la mañana de
hoyen esa mesa del rincón, dele que dele a la botella.
-Podría ahogar la pena con moderación -moralizó Romero-. Yo
1 y también estoy apenado por lo que ocurrió, ya
me ve: lo más despejadito.
lo En eso repensó en que también Buffa estaba ebrio y señ
alándolo
con la cabeza le cuchicheó a Lastarria:
.
1. -Claro que el tomar una copa de áas se justifica si, como en
el
caso de Buffa, es para calmar los nervios después de las tensio
nes, las 1
a
al preocupaciones, las responsabilidades de estos trágicos
días. Sobre
todo ~y . ¡El día que hemos pasado en este pueblo dejado
de la mano
()f de Dios! ¡QuédíaSeñor,quédía! Terribl
e.
-No tan terrible -observó Lastarria- como debió de ser la última
pS rx>che de Kohen.
lo Buffa ocultó la cara entre las manos como si lo torturasen
mur
muró: y
da U-¡Anoche, anoche! No me hablen de anoche; ni de esta ma
. stedes ¡qué saben!
druga-
al llld ·Menos que usted, desde luego -replicó Romero- . Despu
0 és de
U8ted fue uno de los que lo sentenciaron y formó parte
del pelotón
37
y
ENRIQUE ANDBltSON lMBBllT

que lo fusiló. Pe ro aunque yo no haya parti


soy sc:osihle. Tengo m i cm:azoncito:
ci pa
do en el ~ s o . igua¡ ~
Anoche no pude dormir. .
-N i yo tampoco -dijo Lastarna-. Sa
bíamos que ho y, a la salida
del sol, fusilarían a Kohen. Qué noche
tan larga. Y fr ía . N o dir~ que R
1
Kohenfuem un a persona querida pero ¡qué embromar
! era un vecmo... na
Buffa se estremeció, fue a decir algo
pero optó po r echarse un Y
trago que se hundió junto con sus pens
amientos. Romero, en cambio, t1l
alzó lavo z:
-Vecino o no vecino, Kohen tenía qu
e pagar su de ud a a la B·
sociedad. El tribunal popular, del qu
e Bu ffa , acá fue el organizador, lo
sentenció por el asesinato de Mister Gra
y. Lo sentenció porque ha bí a «.
pruebas sufici~ntes para sentenciarlo. 1

Y o estoy bi en enterado. En la 1\
peluquería uno se entera de todo. 1
-No m e negará-apuntó Lastarria- que el
juicio fue ... có m o diré... ·
¿inegular?..
-Irregular es la situación en que estam \e
os viviendo de sd e hace t
años -pontificó Romero-. El país está de
squiciado. Ca e un a dictadura,
sube otta y entre cuartelazo y cuartelazo
la gente toma 1a justicia en sus \
manos. Los obreros de la Compañía es
taban indignados, impacientes. ·
Querían ajusticiar al culpable, en segu
ida. Enjuiciamiento sumarísimo.
Pena del talión. Y lo lincharon. ¡Qué qu
iere! En este olvidado rincón
del país estamos m ás desamparados qu
e en ninguna ot ra parte. Hay .
q~e defenderse. Asaltos, robos ... Si no
siete llaves...
se tiene todo guardado bajo

. 111
.P ~ sorprender al lector especialii.ad
vas S1tuac1ones, nuevos desenlaces. o ha y qu e presentarle nue-
-L~ves... -primeto fue un eco pero
en se gi da B uf fa , ya máS
~ • nuentras se levantaba con esfuer
zo exclamó-: ¡Las llaves I Dejé
ESA BUFANDA DE SANGRE y otros cuentos

lgadas del ropero:¡ Qué cabeza, la núa! Tengo que irme a


~ tas naves co '1
1'
' 1

~ Qué' ·Tiene miedo de que Yitzhak vaya a robarle? -le dijo


1'

a N~
¡ _ se preocupe, Yitzhak no está en condiciones de hacer
e Rorne; fue tambaleando y a estas horas debe estar dunniendo el vino.
. na: c~t o a su compinche Kohen, bueno ... ya nunca más se le va a
n ~ter en su casa... como no sea transformado en fantasma. .
), _-Hay fantaSmas que se aparecen en otra forma -empezó a decll'
auffa- el de Kohen...
la 1 _:pobre Kohen! -interrumpió Lastarria-. No parecía capaz de
lo matar 1
ni a una mosca.
(a \ Buffa, que ya estaba por salir, al ofr las palabras compasivas de
la Lastarria se detuvo y contestó con vehemencia:
; . -Las apariencias engañan. Lo ejecutamos porque hubo pruebas
··· ' contra él. Aun así ¡lo que yo hubiera dado para no tener que pegarle un
;e tiro!

~\ -No se reproche nada-lo consoló Romero-. Usted cumplió con su


~- deber. Su conciencia le dijo que había que condenarlo y lo condenó.
LO. Era natural que usted, el cazador más famoso de esta región, con su
Sn escopeta, terror de pwnas, zorros, jabalíes, liebres y perdices, fonnase
ay partedel pelotón de fusilamiento.
~o ·Es que no me puedo olvidar de la cara de Kohen- farfulló
~ • Pero supongo que Romero tiene razón: era su deber. Usted
qué y~ueestar allí, con su escopeta Pero¿Yitzhak? no comptendo por
\ que fulZlzbakfue a ver cómo acribillaban a su amig
o Kohen.Meconsta
te- , tarnbi~ porqu~ él mismo me lo dijo hoy a la mañana. Y me dijo
K.ohen que odiaba a todos los miembros del jurado que condenaron a
~s
eJé
~evi que los mataría a todos. Por eso hace un rato no lo dejé entrar,
tar una escena desagradable.
39
1

.~
' Buffa-
-A m í ta m bi 6n
~ de
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BNJUQUB ANJ>BRSON IMBERT

e ex
pa
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K
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pa re dó n -elija I
ca be za y v¡ , 1
ad o, tir ita nd o de frí o. Su_ ca ra , bl an ca , blanca, era 1- /
Y .t zt aa k, :g or a qu e lo pienso.brLa cara de KT 9hen, f'h 1
rioso, ah e · '""'(•
. de un ato111ientado• Cu
·
n de Yi tzh ak , er al a de un ho m m ocente. od a~ '
co -- ra ci ón co la
sc ar ga . Y K oh en ca yó co m o UJl , ,
m pa r do an tes de ta de
la veo, un segun de sa·ng re alrededor del cuello . t
. ...._ una .... &... -.-, .,.
.
Ch lll IID C~ , con vuu:uaua
n ot ro tra go . t
Buffa calló pa ra oc up ar la bo ca co

IV
sca de fo rm as so pr es iv as ha ce qu e el cuento ,
La afanosa bu . I
a el más caDl biante de lo s gé ne ros lit erarios.
detectivesco se ~
¡

-Unabufandade_sangre... -remar có Romero-. ¡Qué comparación l


ue fu e pr ec isa m en te po r un a bu fa nd a roja que
ta n sugestiva! Porq r
on 1a cu lp ab ilida d de K oh en , ¿n o?
ustedes probar o en du re ci da en yeso- 1
Buffano le contestó -su ca ra ha bí a qu ed ad
y entonces Romero se contestó a sí m
ismo:
de frí o K oh en sa lía _co n un a bu fa nd a de lana roja.
-Sí. En los días de Rusia. Esa ,
ica. D ic en qu e se la ha bí a tra íd o
Famosa por ser ún C om pa ñía, lo mató a
Ko he n as alt ó al pa ga do r de la
bufanda lo delató. va ba lo s sueldos '
y lo de sp oj ó de la ca rte ra do nd e lle
golpes de martillo pa ga do r G ra y e
_ ra tan !
ra re pu ja da de l
de los trabajadores. La carte co ntraron en la l
bu f~ a ro ja de l as es ,ino K oh en . En
conocida como la
d~ G, ;-a y pegoteados ·í
ta s de K oh en el m artil lo co n pe lo ~
cajadehcnamieo uf fa ha di ch o: ''una ,
ro no en co ntra ro n 1a ca rte ra . B
mJa PIJ8l" seca; pe ja de lé oh en si fvÍO
ué ca su alid ad ! La bu f'a n~ ro
buíandadP.SJVJgP.". ¡Q fe nd er se , ba b1 á ~~
re ce qu e M ist er G ra y, al de
para condenado. Pa u
sf at ac an te. EsáS
na s he br as de la bu fa nd a dé
do con las uftas algu le g6q~Ji8bla
helxa,fuercnJap-uebadec.WvaconttáK ohen K~a .
' ,.
40
\
➔1\
'' 1

ESA BUFANDA DR SANGRE


y otr os cuentos
• ,. dido la bufanda, que posiblemen
1~ te la había dejado olvidada en
· perguno de los boliches donde fue
a comprar cosas. ¿En qué boliche
-~ alEn ta carnicería; en el almacén ?
7 ¡A ver! ¿Dónde7 No recordaba.
¿ bía olvidado en uno de esos m La
ercados y el duefío no se la habí
: :vuelto. Esto es lo que dijo. Neg a
ó pues. Negó todo. Para mí, qu
emó la bufanda Pero las hebras e
de la bufanda en las uñas de Gra
~ para que lo condenaran. Y y
ahora Buffa nos dice que la
bufanda desaparecida reapareció en forma
~ cadáver de Kohen. ¿No es de sangre en el cuello del
un caso de "justicia poética"?
La vibración de esas elocuentes
palabras del peluquero -"justicia
poética"- fue repentinamente inte
rferida por la ruidosa irrupción
Yitzbak en la taberna. Venía abrigad de
o con un sobretodo que le quedab
~n grande. a
ue -&ta vez -le gritó a Lastarria al pa
so que se sentaba a la mesa del
riocón- le he traído el dinero. He ve
nido para convidar especialmente 1

o- Buffa, carnicero y juez. Dem


e una botella de aguardiente. No a : \' '

· al fiado. Tengo la plata que se se la pido


necesita. Acá va.
ja, Se abrió el sobretodo, extrajo la cart
,s~ deelladinero y lo arrojó a la ca era que traía encubierta, sacó
ra de Lastarria.
Sa · . Lastarria no recogió el di
nero
.os 0Josexcitadosde Yjtzbak. En cam . Ni lo miró. Tampoco miró los
bio mirabalacarterarepujada ¡e
ál1 ~eradeMisterGray!Mirab rala
alabufandarojaquecruzabaelpe
l la ~t7hak ¡erala bufanda de Kohen! Se
1

coode
volvió hacia Romero, constema-
'

toS \aj:
-
' .'

,i6 11
-¿Se da cuenta? Kohen era inocen
8ted-¡EI asesino de Gray es Yitzba
te, después de todo.
kl -cbilló Romero-, ¡Agárrenlo
es que son fuertes! ,
. ~~a rompió la botella en la .
ca be ia de Yitwak al tiempo qu
e

41
ENRIQUE ANDBRSON JMBERT

-¡Ladrón, ladrón! Te has puesto mi sobretodo nuevo y me has


saqueado lo que tenía escondido en el ropero ...
Se dio cuenta de la confesión que se le acababa de escapar pero...
Demasiado tarde. Y a Romero lo acechaba y Lastarria se le iba erv;ima

V
En u110 de esos c·ambios la So,presa destruye la Fórmula,
,·omo e,, el caso del "l·ue,ito de detec·ti1 1es ··, si11 detectives.

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