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Ensayo sobre la sintesis de la forma Christopher Alexander Titulo del original inglés: Notes on the synthesis of form Publicado por Harvard University Press Primera edicion en inglés, 1966 Primera edicin en castellano, 1969 Segunda edici6n en castellano, 1971 Tercera edicin en castellano, 1973 Cuarta edicién en castellano, 1976 Versign castellana: Enrique L, Revol ca: Carlos A. Méndez Mosquera. Cubierta y disposicidn tipo, Queda hecho el depdsito que previene la ley 11.723. Impreso en la Argentina Printed in Argentine, "7 © Copyright de todas las ediciones en castellano by Ediciones Infinite, Rodriguez Peia 1320. Buone= Aires. \rgentina, © Copyright de a edicién original en inglés hy the President and Fellows of Harvard College. Cambridge, Massachusetts, 1966, ion total © parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica fa, eseritd a maquina. por el sistema “multigraph”. mimedgrafo, etc» ne autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cuslquier utilizacidn debe ser previamente solicitada. Christopher Alexander Ensayo sobre la Sintesis de la Forma O13291 & Ediciones Infinito Buenos Aires “Primeramente, la recoleccién de detalles esparcidos bajo una Idea, de modo que todos entiendan de qué se habla... En seguida, la separacion de Ja Idea en partes, dividiéndola en las articulaciones, como ordena la naturaleza, sin destruir algdin miembro por la mitad, como podria hacerlo quien no supiera trinchar? : Piatén: Fedro, 265D Introduccién La necesidad de racionalidad Estas notas se refieren al proceso de disefio, 0 sea, el proceso de inven- cién de cosas fisicas que exhiben un nueyo orden fi ico, una organi: zacién y una forma nuevas, en respuesta a la funcién. En Ja actualidad, los problemas funcionales se hacen cada vez menos cimpl incapacidad para resolverlos. Sucede, en cambio. que cuando el dise: Pero, ocurre que sélo rara vez lds diseiladores confiesan su fiador no comprende un problema con Ja suficiente claridad para dar tin orden formal escogido arbitrariamente y el problema. en razon de su vomplejidad. permanece sin solucién. con el orden que realmente esize. se vuelve havia al Considérese un ejemplo sencillo de problema de disefio; la eleccién de los materiales que se utilizarin en la produccion en serie de cualquier objeto doméstico simple. come ser una aspiradory. Los estudios sobre tiempos y moyimientos muestran que cuantus menos scan los diferentes tipos de materiales que hay, mas eficaz resulta Ia linea de montaje por lo tanto. se impone cierta simplicidad en el surtido de materiales emplesdos, Esta necesidad de simplicidad se opone al lech de que la forma funcionaré mejor si escogemos por separado ol mijor material pata cada una.de las finalidades, Pero. en este caso. por vita parle la diversidad funcional de materiales impone Ia presencia de ensamblae duras costosas y complicadas entre Ias partes integrantes, lo cual tiende a hacer menes facil el mantenimiento. Y todavia més: estos tres aspec- tos, la simplicidad, la eficacia en el funcionamicnto y el ensamblado son otros tantos intereses encontrados con el deseo de reducir al minimo el costo de los materiales. Porque si elegimos el material mas harato para cada tarea separads, no tendremos necesariamente simplicidad ni 9 elicacia éptima ni materiales que ensamblen facilmente, Si ponemos signo menos a cada linea que corresponda a lo conilictivo y signo mas a ceda linea que corresponda a un acuerdo positive, podemos ver que incluso este problema tan sencillo presenta el conflicto de cinco direcciones que se representa a continuacién. eficacia simplicidad ensamblado economia He aqui un tipico problema de disefio; tiene requisitos que es nece- sario satisfacer; y hay interacciones entre los requisitos, lo cual hace que resulte dificil satisfacer los requisitos. Este problema es de {écil solucién. Cabe holgadamente dentro del alcance de la intuieién de un solo hombre, Pero, qué ocurre cuando se trata de un problema més complejo? Considérese la tarea de disefiar un medio ambiente completo para un millén de personas. El equilibrio ecolégico de Ia vida humana, animal y vegetal debe ser ajustado correctamente tanto en lo interno como en lo tocante a las condiciones fisicas exteriores dadas. Es preciso que la gente esté en condiciones de vivir las vidas individuales que desean. Las condiciones sociales inducidas no deben dar Iugar al imperio de la mala salud nia un craso infortunio personal y, asimismo, no deben ser causa de delincuenci: no debe interferir en los movimientos regulares de los habitantes. Las La ingestion ciclica de alimentos y mercancias fuerzas econémicas que se desarrollan no deben determinar un estado de especulacién ‘sobre los bienes raices, lo cual destruye 1a relacion funcional entre los sectores residenciales y los sectores de sostén de los productos pesados, El sistema de transportes no debe estar organizado en forma tal que cree uma demanda que agrave su propia congestion, De algiin modo, es necesariv que la gente pueda vivir en un estado de 10° estrecha colaboracién y, no obstante esto, desarrollar la mayor variedad de intereses. El trazado fisico debe ser compatible con las ulleriores transformaciones regionales previsibles. De algiin modo deben tomarse precauciones en lo tocante al conflicto entre el crecimiento de la po- blacién y la disminucién de la provisién de agua, de recursos energé- ticos y espacios verdes. Dehe organizarse el medio ambiente de modo tal que su regeneracién y reconstruceién propias no: desorganicen cons- tantemente su funcionamiento, Igual que en el ejemplo mds simple, también en este caso cada uno de estos aspectos’ esté en interaccién con varios otros, Pero, en este caso, cada aspecto constituye por si solo un vasto problema; y la pauta de interacciones se complica enormemente. La diferencia entre estos dos casos es en realidad como la diferencia entre el problema de sumar dos més dos y el problema de calcular la séptima raiz de un niimero de cincuenta digitos, En el primer caso, podemos hacerlo muy facilmente en nuestras eabezas. En el segundo caso, la complejidad del problema nos derrotaré a menos que encontremos un modo sencillo de transeri- birlo, lo cual nos permitira dividirlo en problemas menores. Hoy por hoy es cada vex mayor el niimero de problemas de disefio que van alcanzando niveles insolubles de complejidad. Esto no sélo es valido con respecto de las bases, las fSbricas y los receptores de radio lunares, cuya complejidad es interna, sino también hasta cuando se trata de aldeas y teteras. Inchiso estos problemas, a pesar de su sim- plicidad superficial, tienen como antecedentes un conjunto de necesi- dades y-actividades que se esta volviendo excesivamente complejo para que sea posible aprehenderlo intuitivamente. Compitiendo con la creciente complejidad de los problemas, hay un conjunto creciente de informacién y experiencia especializada. Y esta informacién resulta de dificil manejo: es difusa, esté desorganizada '. Sucede, por otra parte, que no sélo esta la cantidad misma de informa- cién, a esta altura de los tiempos, més allé del aleance de catia disefiador por separado sino también que los diversos especialistas que la conocea al menudeo’ tienen miras limitadas y no ce hallan familiarizados con los problemas peculiares de los hacedores de formas, de modo que nunca queda en claro cémo podria consultarlos mas eficazmente el di- vu sefiador*. Como consecuencia de esto. por mas que idealmente una forma deberia reflejar todos los hechos conocidos que hacen a su disefio, de hecho el disefiader promedio examina toda informacién que encuentra al paso, consulta a un asesor de yez en cuando, cuando se tropieza con dificultades sumamente especiales e introduce esta infor- macién seleceionada al acaso en formas que por lo demas han sido so- jiadas en ese taller artistico que Meva en su mente. Las dificultades léenicas para aprehender toda Ja informacién necesaria para la cons- trueci6n de una forma tal estan fuera de su alcance: y- a decir verdad, mucho més alla de las capacidades dp cualquier aislado’, Al mismo tiempo que aumentan cuantitativamente lo: problemas, aumen- tan en complejidad y dificultad. y asimismo cambian con més rapidez que antafo, Constantemente se desarrollan nuevos materiales, las pautas sociales se modifican rapidamente y la cultura misma cambia con mas velocidad que nunca antes. En el pasado —incluso después de la gran conmoci6n intelectual de] Renacimiento— el disefador individual podia descansar en cierta medida sobre los hombros de sus predecesores, Y si bien se esperaba de él que cada yez tomara més decisiones por su propia cuenta a medida que las tradiciones se disolyian paulatinamente, con todo quedaba cierly conjunto de tradicién que le facilitaba las decisiones. En la actualidad, se le arrancan hasta los dltimos jirones de una tradicién. Como gs presiones cullurales cambian con tanta ble. Perplejo, el hacedor de formas se encuentra a solas, Tiene que hacer formas rapidez. todo desarrollo lento de la forma se torna impi claramente concebidas sin la posibilidad de tantear en el curso del tiempo. Es necesario alentarlo para que conciba su tarea desde el co- mienzo mismo y para que “cree” la forma que le ocupa, pues lo que antafio levaba muchas generaviones de peulatino desarrollo es ahora intentado por el individuo aislado’, Pero la carga de un millar de afios pesa demasiado sobre los hombros de un solo individuo y hasta ahora no se la ha aligerado materialmente. La solucién intuitiva de los problemas contempordneos del disefio rebasa, simplemente, la capa- cidad de integracién del individuo aislado. Por supuesto que no hay limites precisos para esta capacidad (sobre ludo si se consideran esos raros casos en que un talento excepcional RR vompe todos Jos limiles). Pero si consideramos la falta de arganizacién y la falta de claridad de las formas que ics rode se hace evidente que su disefio ha a, biado la capacidad cognoscitiva del disefiador mucho mas allé’del l'mite. Después de todo. la idea de «ue la capacidad inven- tira del hombre es limilada no resulta sorprendente, En otros campos se ha demodstrado. y Jo admitimos de buena gana. que hay limites para las capacidades co wscitiva y creadura del ser humano, Asi, hay limi- tes, para las dificultade: de los problemas de laboratorio que puede solucionar®, para el nfimero de cuestiones que puede considerar a un mismo tiempo ®, para la complejidad de una decision que puede admi- nistrar prudentemente *, No hay limites absolutos en ninguno de estos casos (ni por lo comin incluso ninguna escala en que puedan espe- cificarse tales limites) ; pero, en la practica, es evidente que hay limites de alguna especie. Del mismo modo. la muy frecuente incapacidad de los disefiador: individuales para producir formas bien organizadas su- giere enérgicamente que hay limites para la capacidad del disefiador individual. Sabemos que hay limites similares para la capacidad individual en el campo de la aritmética mental. Para resolver un problema arilmético porfiado, se nos hace necesaria contar con un modo de expuner el problema que lv haga claro. Les convenciones corrientes de la aritmé- tica nos proporcionan este modo. Dos minutos con un lapiz sobre el revergo de un sobre nos permiten solucionar problemas que nu pudriamos resolver en nuestras cabezas por mas que lo intentéramos durante cien aiios. Pero, al presente no contamus con un procedimiento correlative para simplificaruos los problemas del diseiio, En este ensayo se des- cribe un mado para representar Jos problemas del disefio que facilita su solucién. Se trata de un modu para reducir el vacio entre la pequefia capacidad del disefiador y la gran magnitud de su tarea. La primera parte contiene una relacién general sobre la naturaleza de los problemas del diseiiv. Describe de qué modo se han solucionade en el pasado eslos problems: en primer lugar. en cultura donde el plan- len a la teamiento de nuevos problemas es cosa tan rata que no esi verdad disriiadores: y Juez, come contraste, en culturas donde Planlean constantemente nuevos problemas. de mode que es necesario 13 que los disefiadores los resuclyan conscientemente, La segunda parte describe la representacién misma y ¢l género de anilisis que permite la representacién, El apéndice 1 ejemplifica como actiia el método en la practica. De ningiin modo es obviamente posible el andlisis de problemas de disefio, Entre los disefiadores abunda la supersticién de que cl anilisis de sus intuiciones tiene un efecto letal; y el desgraciado efecto de esto es que muy pocos han sido los disefiadores que trataran de comprender analiticamente el proceso del disefio, De modo que para tener un buen comienzo, tratemos en primer término de acabar con los fantasmas que acosan a los disefiadores y les hacen creer que de algin modo el andlisis es inconciliable con el auténtico problema del disefio. No resulta dificil comprender por qué la introduceién de las matemé- ticas en el disefio tiende a poner nerviosos a los disefiadores, Las mateméticas, segén la opinién generalizada, se ocupan de magnitudes. Los disefiadores reconocen, acertadamente, que los céleulos de magnitud sélo tienen una utilidad estrictamente limitada en la invencién de formas y son por lo tanto neturalmente bastante escépticos en cuanto a la posibilidad de basar el diseiio en métodos mateméticos*. De lo que no se percatan, sin embargo, es de que las matematicas modernas se ccupan al menos tanto de problemas de orden y relacién como de problemas de magnitud. Y si bien hasta este género de matemilicas puede constituir una pobre herramienta si se lo utiliza para prescribir Ia naturaleza fisica de las formas, a la verdad puede conyertirse en una herramienta muy eficaz si se lo usa para explorar el orden y la pauta conceptuales que un problema plantea a su disefiador. Lo mismo que las matemdticas, también la légica es vista con sospechas por muchos disefiadores. En gran parte se funda esto en diversas supers- ticiones sobre la clase de fuerza que tiene la légica al decimos qué hemos de hacer. Ante todo, Ia palabra “légica” goza de cierta vigencia entre Jos disefiadores como referencia a un tipo de formalismo particu- larmente desagradable y funcionalmente incficaz®, La supuesta Idgica de Jacques Frangois Blondel o de Vignola, por ejemplo, se referia a normas segiin las cuales podrfan combinarse los elementos de estilo arquiteéténico °, En su calidad de normas, pueden ser légicas, Pero 14 esto no les confiere ninguna fuerza especial a menos que exista también una relacién legitima entre el sistema de Iégica y las necesidades y fuerzas que aceptamos en cl mundo real. Por otra parte, Ia fria “16- gica” visual del edificio para oficinas con su esqueleto de acero parece espantosamente limitada y si la tomamos seriamente como indicio de lo que la légica es capaz de hacer, no cabe duda de que nos ahuyentaré de los métodos analiticos!*. Pero, en realidad, no es posible que forma alguna dependa mas del uso de la légica que cualquier otra forma y resulta una insensatez culpar la rigidez de la légica por Ja rigida forma fisica. No es posible establecer premisas. seguirlas a través de una serie de deducciones y llegar a una forma que esté légicamente determinada por les premisas, a menos que ya existan en las premisas los gérmenes de un determinado énfasis pléstico encerrados en elles. No hay un sentido legitimo on que la lagica deductive pueda prescribir- nos la forma fisica. Pero, al hablar de légica, no es necesario que nos preocupemos en absoluta por los procesos deductivos. Si bien es cierto que una gran parte de lo que en general se entiende por légico se refiere a la deduccién, Ia légica, en el sentido més vasto, se refiere a algo mucho més general. Se ocupa de la forma de las estructiras abstractas y en clla esté en juego el momento en que tomamos imagenes de la realidad y luego tratamos de manipular dichas imagenes con el fin de poder escu- drifiar m4s adentro en la misma realidad, Es tarea de la logica inventar estructuras puramente artificiales de elementos y relaciones. A veces uma de estas estructuras esta lo bastante cerca de una situacién real como para permitir que la represente, Y luego, como la légica es tan cefiida, atishamos Ia realidad que antes nos quedara oculta™ El uso de estructuras légicas para representar problemas de diseio tiene una consecuencia importante, Acarrea consigo la pérdida de la inocencia. Es més facil criticar una representacién légica que una jimagen vaga ya que los supuestos en que aquélla se besa salen a luz, Su mayor precision nos da la oportunidad de aguzar muestra concep: eidn de lo que implica el proceso de disefio. Pero una vez que lo que hacemos intuitivamente puede ser descrita y comparado con modos no intuitivos para hacer las mismas cosas, no podemos seguir aceptando 15 inocentemente el método intuitive. Decidémonos en favor 0 en contra de la Gntuicién pura como método: debemos hacerlo por motivos que pueden discutirse. Quiero enunciar mi ereencia en esta pérdida de inocencia muy elara- mente porque hay muchos disefiadores que aparentemente so estan dh pu tin proceso puramente ialuitivo. en que es una tentativa [Hamada al frava- a aceptar esa pérdida. Filos insi en en que el disefio debe co la de tratar de entenderlo mediante la razin porque sus problemas son dlemasiados abstrus Ya ha habide un caso de pérdida de la inocencia en la historia reciente < para reempla- el del disefiu; el de Ia invencién de herramicatas mecanic: yar las manos de los artesanos, Hace un siglo, William Merri miner hombre que vie que las mudquinas estaban mal aprovecladss. asimismo retrocedié ante Ia périlida de inocencia, bn vez de aveplar Jae miquinas y de tratar de compronder sus eanseenencias para el diseio, ge vulvié hacia una exyuisita produceién artesanal "< Sélo cuando Gro- Bauhaus los diseiaduves hicieron las paces con Jas maqui- pius inicio nas y la pérdide de inocencia que étaz aearreaban 4. Hemos Hegado ahora a una cunda crisis, Esta vet. la pétdida de inocencia a. Pero también en este caso mas intelectual que mec hay ente que trata de pretender que el fenomene ne se ha producido. Ling enorme resistencia a la idea de procesos sistematicus de diseiiv € Jevanta enlye personas que reconoren acertalamente la importancia de la inivictim. pero que en seguida hacen de ella un fetiche que excluye la posibilidad de formular preguntas razonables. ‘Tal vez merece recordarse que la pédida de inocencia intelectual ya jy NVI, ciertos hombres. fue deseartada en otro ticmpy. Ya en el i como Catlo Lodoli y Francesca Algarotti en Italia y el Abbé Laugier em Francia, quienes no se conformaban ya con la elega aceptacién del formalizmy de las academia. -comenzavon a tener serias dudas con respect a lo que estshan ha endo y plantearon problemas exactamente de la misma naturaleza de les que han Hevado, ciento cincuenta afias después. & las moderna: ideas revoluciquarias sobre la forma. Cosa que estas graves dudaz fueron chur extraiia, sin embargo: por ma 16 mente expresadas y muy leidas en todas partes, la arquitectura no se desarrollé a partir de ellas en la direccién indicada, Las dudas y los interrogantes quedaron olvidados. En cambio, en la Europa de fines del siglo xvitt encontramos pruebas del desarrollo de una atmésfera total- mente diferente, en la que los arquitectos basaron sus invenciones for- males en las.normas provistas por diversos “estilos” y maneras como el neo-Tudar, el neoclasicismo, el chinesco y el neo-gético **. Es posible interpretar este curso de acontecimientos como una tentativa desesperada por esquivar Ja inseguridad de la autoconciencia y mantener la seguridad de la inocencia, Lodoli y Laugier querian saber qué era lo que ellos estaban haciendo en su calidad de hacedores de formas. Pero la busqueda de este cono- cimiento sélo sirvié para dejar en claro la dificultad de sus preguntas. En vez de hacer frente a la responsabilidad que entrafiaban estas pre- guntas diffciles, los disefiadores se volvieron hacia la autoridad de los “estilos” resucitados. Las docisiones arquitecténicas que se adoptan den. tro de un estilo estén exentas de la enfadosa dificultad de la duda, por el mismo motivo que es més facil adoptar decisiones conforme con la tradicién y los tabties que conforme con la propia responsabilidad. En mi opinién, no es una mera coincidencia que en tanto que el Renaci- miento habia permitido reorganizar libremente los clementos clasicos, el ncoclasicismo que lo reemplazé se atuvo tanto como pudo alos detalles precisos de Grecia y Roma. Al apoyarse en la correccién se hacia posible aliviar la carga de la decisién. Para hacer efectiva la liberacién de la responsabilidad, la copia debia ser exacta 1’, Pareceria que ahora estuviera produciéndose una segunda liberacién de la responsabilidad. Hoy por hoy no es posible eludir Ia responsabilidad de una accién ponderada mediante la adhesién a los estilos académicos. Pero el disefiador que no esta a la altura de su tarea y que no tiene ganas de hacer frente a la dificultad protege ‘su inocencia cn otras jon como formas. Fl disefiador de hoy confia cada vez mas en su poi “grtista”) en muletillas, en el idioma personal y la intuicién... porque todo esto le alivia en parte la carga de'la decision y hace més tratables ‘sus problemas cognoscitivos. Movido por sus propios recursos, incapaz de hacer frente 2 la compleja. informacion que se supane que ha de 17 organizar, oculta su incompetoneia en una marafia de individualidad artistica, A medida que su capacidad para inventar formas de clara concepcién y bien ajustadas se agota mas y més, la insistencia en lo intuitive y la individualidad se hace més violenta 1®. En semejante clima, el don mayor del disefiador, su capacidad intuitiva para organizar la forma fisioa, va quedando reducido a Ja nada debido a la magnitud de las tareas que Je hacen frente. y. los esfuerzos de los “artistas” le hacen burla. Lo que es peor, en una época que reclama con urgencia disefiadores con una captacién sintética de la organizacién del mundo fisico, el trabajo efectivo debe ser realizado por ingenieros menos dotados porque los disefiadores ocultan su don con una desatina- da pretensién de genialidad. Debemos aceptar el hecho de que estamos al borde de una época en que el hombre tal vez pueda aumentar su capacidad intelectual e inven- tiva, del mismo modo que en el siglo x1x utilizé las méquinas para aumentar su capacidad fisiea **. Como entonces, también ahora se ha de perder nuestra inocencia. Y. también como entonces, por cierto, la inocencia, una ver perdida, no. puede recuperarse. La pérdida exige atencién, no su negacién. 18 Primera parte Capitulo I Eficacia del ajuste El objetivo final del disefio es la forma. El motivo por el que Jas limaduras de hierro puestas en un campo mag- nético exhiben una pauta —o una forma, segiin decimos— es que el campo en que estén no es homogéneo. Si el mundo fuera absoluta: mente regular y homogéneo no habria fuerzas y no habria formas. Todo seria amorfo, Pero, un mundo irregular trata de compensar sus propias irregularidades ajustandose a cllas y, de este modo, asume una forma’, D’Arcy Thompson ha Ilegado a decir que la forma es el “dia- grama de fuerzas” de las irregularidades®, Mas a menudo decimos que estas irregularidades constituyen los origenes funcionales de la forma. La siguiente argumentacién se basa en el supuesto de que no puede alcanzarse 1a claridad fisica en una forma hesta que haya primeramente cierta claridad programética en la mente y las acciones del disefiador; y para que esto, a su vez, sea posible, el disefiador debe remontar prime- ramente su problema de disefio a sus mas tempranos origenes funcionales y ser capaz de encontrar alguna especie de pauta en ellos 3, Voy a tratar ahora de bosquejar un procedimiento general para enunciar problemas de disefio que ame Ia atencién sobre estos origenes funcionales y que haga razonablemente f4cil advertir su pauta. Este procedimiento se basa en la nocién de que todo problema de disefio se inicia con un esfuerzo por lograr un ajuste (fitness) entre dos entidades: la forma en cuestién y su contexto 4. La forma es la solucién para el problema; el contexto. define el problema. En otras palabras, euando hablamos de disefio, el objeto real de la discusion no es sélo la 21 forma sino el conjunto que comiprende la forma y su contexto, El eficaz ajuste es una propiedad deseable de este conjunto que la relaciona con alguna divisién particular del conjunto en forma y contexto 5. Hay wna gran variedad de conjuntos a los que nos podemos referir de este modo, El més familiar es el conjunto biolégico constituido por un organismo natural y su medio ambiente fisico; cn este caso, estamos acostumbrados a describir cl ajuste entre los dos como una bue- na adaptacién®, Pero la misma clase de aptitud objetiva puede encon- trarse en muchas otras situaciones. El conjunto formado por ua traje y una corbata constituye un ejemplo muy familiar: una corbata va bien con determinado traje, otra no va tan bien’, Asimismo, el conjunto puede cer una partida de ajedrez, en'la que, Mcgado el juego a cierta fase, unas movidas son mas apropiadas que otras porque se ajustan con més eficacia al contexto de las movidas precedentes ®. El conjunto pnede. ser una composicién musical, pucs también las frases musicales deben ajustarse a sus contextos: piénsese en la perfeccién con que Mozart pone exaclamente esta frase en determinado punto de una sonata®. Si el conjunto est constituido por un camionero mas una sefial de trafic, el disefio gréfico de la sefial debe ajustarse a las exigencias que le imponga Ja vista del conductor. Un objeto como una tetera tiene que ajustarse al contexto de su uso y al contexto técnico de su ciclo de produccién En el ejercicio del urbanismo, el conjunto que nos confronta es. la ciudad y sus habitos. En este caso, el fondo humano que determina Ia necesidad de nuevos edificios y cl medio fisico proporcionado, por los solares disponibles constituyen un contexto para la forma del ereci- miento de la ciudad. En un caso extremo de este género, podemos hablar incluso de una cultura como de un conjunto en que los diversos artefactos y modas que se desarrollan, se van ajustando lentamente al testo 4, La exactitud de la forma depende, en cada uno de estos casos, del grado en que se ajuste al resto del conjunto 2, Debemos reconocer asimismo que ninguna divisién del conjunto en forma y contexto es tinica. El ajuste conforme con cualquier division de este género es, precisamente, una muestra de la coherencia interna del conjunto, Muchas: otras divisiones del conjunto resultarén igualmente 22 significatives. A decir verdad, en la gran mayorfa de los casos concre- tos, es necesario que el disefiador considere diversas divisiones diferentes de un conjunto, superpuestas, al-mismo tiempo. Consideremos, por ejemplo, un conjunto que consta de una tetera mds todo aquello en el mundo exterior a la marmita que hace al uso y la fabricacién de utensilios domésticos. También en este caso parece haber un limite claro entre la tetera y el resto del conjunto, si queremos uno, ya que en si misma la tetera constituye un objeto de una clase clara- mente definida. Pero me sera facil introducir cambios en el limite. Si digo que la tetera no es el objeto adecuado para calentar agua para beber,’ puedo al momento verme entregado a la remodelacién de la casa entera, de este modo haciendo retroceder el contexto hasta aquellas co- sas que, fuera de la cass, influyen sobre la forma de la casa. En otro caso, puedo afirmar que no es la tetera lo que hay que remodelar sino que hay que.reformar el método para calentar las teteras. Si procedo asi, la tetera pasa a ser parte del contexto, en tanto que la forma estd representada acaso por la cocina. Hay dos. facetas en esta tendencia que tienen los disefiadores a cambiar la definicién del problema. Por un lado, el nada practice idealismo de disefiadores que quieren remodelar ciudades enteras y procesos totales de fabricacién cuando se les pide que disefien objetos sencillos y esto a menudo sélo es un intento por alojar arduas ataduras, extendiendo para ello el limite: forma-contexto. Por la otra parte, este modo que tienc el buen disefiador de mantenerse atento a los posibles cambios en cada punto del conjunto es parte de su tarea. Si el disefiador sabe lo que hace, est obligado a ser sensible al ajuste simultineo en diversos limites dentro del conjunto, A decir verdad, esta eapacidad para ocuparse de diversos niveles de limites de forma-contexto a un tiempo es una parte importante de lo que a menudo denominamos el sentido de organizacién del Coofindest coherencia interna de um conjunto depende de la total interrélacion de estas adap- taciones. En un conjunti perfectamente coherente debemos esperar que Jas dos mitades de cada division posible del conjunto se ajusten en- are si, 23 Verdad es, por tanto, que como en iiltima instancia estamos interesados en el conjunto como totalidad, no hay ningfin motivo justificado para que lo dividamos solomente una vez. En realidad, deberiamos siempre disefiar con cierto niimero de limites forma-contexto superpuestos en la mente, A la verdad, la forma misma reposa sobre su organizacién inter- na y sobre la adecuacién intema entre las piezas de que esté hecha para control de su ajuste como totalidad con el contexto exterior. Sin embargo, como no nos cabe esperar comprender este fenémeno - sumamente entrelazado y complejo hasta que comprendamos cémo lo- grar el ajuste en un solo limite escogido arbitrariamente, por el momen- to debemos conformarnos con ocuparnos tinicamente del problema més sencillo. Decidamos, pues, que para la duracién de cualquier discusién, mantendremos la misma divisién tinica de un conjunto determinado en forma y contexto, por mas que reconozcamos que Ia divisién tal vez s escogida arbitrariamente. Y recordemos, como corolario, que por el miomento no hemos de cavilar sobre la organizacién interna de Ja forma como tal, limitandonos a considerar la premisa y el aspeoto més sencillos de esa organizacién, a saber, el ajuste que es residuo de la adaptacién a través del dnico limite forma-contexto' que optamos por examinar **, La forma es una parte del mundo que est4 bajo nuestro control y que decidimos modelar en tanto que dejamos el resto del mundo tal cual | es. El contexto es aquella parte del mundo que hace exigencias a esta | forma; todo lo que en el mundo hace exigencias a la forma es contexto. | El ajuste es una relacién de mmtua aceptabilidad entre estos dos elemen- | tos, En el caso de un problema de disefio, queremos satisfacer las mutuas exigencias que dichos elementos se hacen entre si. Queremos establecer | entre contexto y forma un contacto sin esfuerzo o una coexistencia sin roce alguno, — Pasamos ahora a la tarea de caracterizar el ajuste entre la forma y el context, Procedamos a considerar un sencillo caso especifico. Es prictica corriente en la ingenierfa, cuando queremos hacer que una superficie metilica sea perfectamente suave y lisa, ajustarla a la super- ficie de un bloque patrén de acero, la cnal es lisa dentro de limites 24 més sutiles que Ios que procuramos obtener, para lo cual entintamos la superficie de dicho bloque patrén y frotamos nuestra superficie de metal contra Ja superficie entintada, Si nuestra superficie de metal no es completamente lisa, aparecen marcas de tinta en ella, en aquellos pun- tos que sobresalen del resto, Entonces pulimos esas puntos sobresalientes y una ver més tratamos de ajustarla al bloque. La superficie es lisa cuando se ajusta perfectamente al bloque, de modo que ya no sobre- salgan puntos. Este conjunto constituide por dos superficies de metal es tan simple que no ha de distraernos la posibilidad de miiltiples limites forma-contexto dentro de él. Sélo hay un limite tal digno de examen en un nivel ma- croscépico, que es el limite entre la superficie patrén (cl contexto) y la superficie que estamos tratando de brufir (la forma). Por. otra parte, como el contexto es fijo y sdlo Ia forma es variable, la tarea de pulir una superficie de metal se presta eficazmente pata su presen- tacién como problema paradigmatico de discfio. En este caso podemos distinguir cxperimentalmente entre buen ajuste y mal ajuste, para lo cual entintamos el bloque patron, ponemos contra él la superficie meté- lica y verificamos las marcas que pasan a ésta. Si deseamos juzgar la forma sin ponerla realmente en contacto con su contexto, en este caso también podemos hacerlo. Si definimos la horizontalidad (levelness) en términos mateméticos como una limitacién en el grado de variacién per- misible sobre la superficie, podemos poner a prueba la forma misma, sin ponerla a prueba contra el contexto. Podemos realizar esta operacién por- que el criterio de horizontalidad es, al mismo tiempo, una descripcién de la forma requerida y, asimismo, una descripcién del contexto. Consideremos ahora un segundo caso, algo mas complejo. Supongames que hemos de inventar una distribucion de limaduras de hierro que sea mn en un campo estable cuando se las coloque en determinada pos magnético dado. Hs evidente que podemos considerar que se trata de un problema de disefio. Las limaduras de hierro constituyen una forma y el campo magnético cs un contexto. También en este caso podemos juzger facilmente cl ajuste de una forma, colocéndola para cllo en el campo magnético y observando pata comprobar si alguna de Iss Ti- maduras se mueve bajo su influencia. Si no es éste el caso, la forma se adecua bien. Y asimismo, si deseamos juzger el ajuste de la for- 25 ma sin zecurrir a este experimento, podemos describir las Mneas de fuerza del campo magnético en 1érminos matematicos y calcular el ajuste o la falta de ajuste. Como en el caso precedente, la posibilidad de eva. luar la forma cuando esté apartada de su contexto depende del hecho de que podemos dar una descripcién matemética precisa del contexto (en este caso, las ecuaciones del campo maguélico) Por desgracia, en general no nos es posible contar con una descripeién adecuada del contexto que nos interesa. Los campos de los contextos que encontramos en el mundo real no pueden ser deseritos en la forma unitaria que hemos hallado en los casos de campos de horizontalidad y magnéticos. No existe’ hasta el presente una leoria de los conjuntos que pueda expresar una deseripcién unitaria de los diversos fenémenos que encontramos en el contexto urbano de una vivienda, por ejemplo, o bien en una sonata o un ciclo de produccién. Pese alo cual no cabe duda de que nos hace falta un modo para evaluar el ajuste de una forma que no descanse en el experimento de la com Probacién conereta de la forma en el contexto del mundo real. El disefio experimental constituye un método admirable, Pero es precisa: mente la experimentacién en el mundo real lo que estamos tratando de reemplazar por un método simbélico, puesto que la verdadera experi- mentacién constituye un procedimiento demasiado costoso y demasiado lento. El experimento que consiste en poner una forma prototipo en el con- texto mismo constituye el eriterio auténtico de ajuste, Una descripcién unitaria completa de las exigencias impuestas por el contexto es el tnico criterio no experimental plenamente adecuado. Pero, siendo el primer criterio demasiado costoso y el segundo impracticable, zqué podemos hacer? Permitasenos observar, antes que nada, que no dehemos esperar real- menle que nos sea posible presentar una descripcién unitaria del con- texto cuando se trata de casos complejos; pues si pudiéramos hacerlo, desapareceria todo problema en materia de disefio. El contexto yla forma son. complementarios, Esta es la base de la afirmacién de 26 D’Arcy Thompson segiin la cual la forma es un diagrama de fuerzas **. Una vez que contamos con el diagrama de fuerzas en el sentido literal (es decir, la descripcién de campo del contexto), éste también describira en esencia la forma de un diagrama de fuerzas complementario. Una vez que hemos descrito Ia horizontalidad del bloque de metal, o bien las lineas de fuerza del campo magnético, desaparece toda dificultad conceptual y sélo subsiste una dificultad técnica puesto que la descrip- cién unitaria del contexto constituye en ambos casos también una descripcién de la forma requerida. En tales casos no hay problema de disefio, Lo que sé hace del diseto un problema en los casos que se plantean en el mundo réat es el hecho de que estamos tratando de hacer un diagrama para fuerzas cuyo campo no comprendemos ‘\, Entender el campo del contexto e inventar una forma que se le ajuste son, en realidad, dos aspectos de un mismo proceso. En razén de que el contexto es oscuro no podemos dar un criterio directo, plenamente coherente, para el ajuste que estamos tra- tando de lograr, y es asimismo su oscuridad lo que hace problematica la tarea de modelar, en cualquier caso, una forma bien ajustada. zQué es lo que hacemos frente a esta dificultad en los casos de todos los dias? El buen ajuste significa algo, después de todo, incluso on los casos. en que no podemos darle un criterio de campo completamente satisfac. torio. gCémo es que, cognoscitivamente, experimentamos la sensacién de ajuste? Si velvemos al procedimiento para nivelar superficies metélicas contra un bloque patrén y pensamos de qué modo se nos presentan el buen el y el mal ajuste, encontramos un rasgo hastante curioso. Cosa rar: procedimiento no sugiere ningtin modo practico para la identificacién del buen ajuste. Reconocemos el mal ajuste siempre que vemos un punto sobresaliente, manchado de tinta. Pero, en la practica, sélo ve- mos el buen ajuste desde un punto de vista negativo, como el caso limite en que no hay puntos sobresalientes, Nuestras propias vidas, donde la distincién entre buen y mal ajuste constituye una parte normal de Ia conducla social de todos los dias, presenta el mismo rasgo. Si un hombre lleva hoy una vestimenta del 27. glo xvur, si eva el pelo hasta los hombros.o constraye mansiones géticas, lo mds probable es que digamos que su conducta es extrafia: no se ajusta a nuestra época. Se trata de anormalidades. Pero, lo qué nos sorprende en estos casos es Ia desviacién con respecto a Ja norma y no la norma misma. Lo que hay en ellos de incorrecto nos resulta, de algtin modo, mas inmediato que la correccién de conductas menos singulares y, por lo tanto, es lo que nos resulta més tocante. Asi, hasta en la vida diaria el concepto de buen ajuste, si bien tiene un signifi- cado positive, parece en gran parte nutrirse de casos negativos; lo que alrae nuestra atencién son los aspectos de nuestras vidas que resultan anticuados, incongruentes, inarménicos. Otro tanto oeurre cuando se trata del disefio de viviendes, Nos resul- faria casi imposible caracterizar una casa que se ajusta a su contexto. No obstante, es lo més facil del mundo enumerar los tipos especificos de desajuste que impiden un buen ajuste, Una cocina cuya limpieza resulta ardua, que no haya sitio para estacionar el automévil, el chico que juega donde puede pasarle por encima el automévil de un extrafio, la luvia que se cuela por el techo, el hacinamiento y le falta de inde- pendencia en la casa, la parrilla a nivel del ojo que arroja grasa hirvien- tc on mi vista, el picaporte de plastico dorado que me chasquea y la puerta de entrada que no puedo encontrar son otros tantos desajustes entre la casa y las vidas y los hdbitos que estd destinada a satisfacer, ajustandose a ellos, Estos desajustes constituyen Jas fuerzas que deben modelarla y no hay posibilidad de error a este respecto. Como estan expresados en forma negativa son hechos especificos y bastante concre- tos como para hablar de ellos. La misma cosa ocurre en la percepeién, Supéngase que se nos da un botén para que encontremos otro igual en una caja de botones surtidos. 4Cémo procedemos? Examinamos los botones que hay en Ja caja, uno tras otro; pero no buscamos directamente un botén igual al primero. - Lo que hacemos, en realidad, es observar los botones, dejando de lado todos aquellos en los que observemos alguna diferencia (éle es mis grande, aquél es més oscuro, este olro tiene demasiados agujeros, y asi sucesivamente), hasta que damos con uno en el que no podemos encon- trar ninguna diferencia. Entonces declaramos que hemos hallado un botén igual. Obsérvese que también en este caso resulta mucho mas 28 facil explicar Ja diferencia de un botén que no es igual que justificar la coincidencia del que es igual, Como las diferencias se expresan en forma negativa son especificas y suficientemente concretas para enun- ciarlas. Cuando hablamos de mal ajuste nos referimos a una sola propiedad identificable de un conjunto, que es de experiencia inmediata y descrip- tible, Siempre que en un conjunto se da un caso de desajuste eslamos en condiciones de sefialar especificamente qué es lo que falla y de deseribirlo. Parece como si en la practica el concepto de buen ajuste, al describirnos tan sélo la ausencia de tales fallas y por lo tanto al no dejarnos nada concreto para referirnos explicativamente, sélo pudiera ser explicado indirectamente; por asi decizlo, en la practica viene a resultar el desbaratamiento de todos los posibles desajustes **, Teniendo esto presente, desearia recomendar que esperemos siempre ver el proceso de alcanzar un buen ajuste entre dos entidades como un proceso negativo de neutralizacién de las incongruencias irritantes 0 fuerzas que provocan el desajuste 27, Se objetard que decir que el buen ajuste es la ausencia de determinadas cualidades negativas no resulta més esclarecedor que decir que es la presencia de determinadas cualidades positivas 18, No obstante, si bien las dos férmulas son equivalentes desde un punto de vista légico, en cambio son muy diferentes desde un punto de vista fenomenoldgico y practico ‘*. En la practica, nunca resultara tan natural hablar del buen ajuste como la satisfaccién simult4nea de cierto nimero de exigencias, en comparacién con el hecho de hablar de él diciendo que se trata de la no aparicién simalténea del mismo nimero de desajustes correlativos. Supongamos que tratéramos de hacer una lista de todas las posibles relaciones entre ung forma y su contexto que fueran exigidas por el buen ajuste (tal lista seria, en realidad, precisamente la lista de requisitos que los disefiadores tratan a menudo de hacer), En teoria, podriamos entonces usar cada requisito en la lista como un eriterio independiente y aceptar el buen ajuste de una forma sélo si cumpliera al mismo tiempo con todos estos criterios, Sin embargo, concebida de este modo, tal lista de requisitos es poten- cialmente infinita y atin necesita realmente una deseripcién de “campo” que la unifique. Considérese, por ejemplo, una tentativa por tratar de especificar todas las propiedades que ha de tener unm botén para hacer juego con otro. Aparte de las caracteristicas que ya hemos mencionado —tamafio, color, némero de agujeros, etc—, también deberiamos espe- cifiear su gravedad espeoifica, su carga electrostatica, su viscosidad, su rigidez, el hecho de que debe sor.redondo y de que no debe estar hecho de papel, etcstera, En otras palabras: no sélo deberiamos espe- cificar las propiedades que Jo diferencian de todos los demis botones sino que también tendriamos quo especificar todas las caracteristicas que en realidad hacen de él un botén. Por“ desgracia, la lista de caracteristicas diferenciables que podemos ita. Y sigue siendo infinita, a todo fin prdctico, hasta que descubramos una descrifeién de campo del enumerar en el caso de un hotén es infi hotén. Sin la deseripcién de campo del botén, no hay modo de reducir la lista de atributos requeridos » términos finitos. Nos vemos, por lo tanto, obligados a economizar cuando tratamos de especificar la natura- Jeza de un hotén que hace juego porque sélo podemos aprehender una lista finita (y, dicho sea de paso, mas bien breve). Naturalmente, opta- mos por especificar las caracteristicas que tienen més postbilidades’ de causar confusién en la tarea de buscar um botén igual, y que por lo tanto nos resultarén més iitiles en nuestro esfuerzo por distinguir eutre los objetos con que probablemente tropezaremos en nuestra busqueda de hotones iguales. Pero, para levar a cabo esta tarea, debemos confiar en el hecho de que un gran nimero de objetos ni siquiera se someterd a nuestra consideracién. Hay, después de todo, objetos coucebibles que en todo sentido son botones, excepto en el hecho de que transportan una carga eléctrica de mil culombios, pongo por caso. Pero, en la préc- tica seria absolutamente superfluo, al mismo tiempo que bastante enojo- so, especificar la carga electrosidtica que un hotén adecuado necesita tener. No es probable que ningiin botén que encontremos tenga seme jante carga y, por lo tanto, pasamos por alto la posibilidad, El imico motivo de que seamos capaces de hallar una cosa igual a otra es que confiamos en una buena cantidad de informacién inexpresada que esté contenida en el enunciado de la tarea y, asf, es mucho lo que damos por supuesto 2°. 30 En el caso de un problema de disefio que es realmente problemético, nos encontramos con la misma situacién, No tenemos una descripcién de campo del contexto y, por Io tanto, no poseemos un modo intrinseco para reducir la serie potencialmente infinita de requisitos a términos finitos, Pero, por motives précticos nos hace falta algin procedimiento Para escoger una serie finita entre la infinita serie de posibilidades, Desde un punto de vista puramente descriptive no hay modo de: saber cuales ineluir de las relaciones infinitamente miltiples entre fortiii’y contexto, y cuales exchiir. Pero, si concebimos las exigencias desde un punto de vista negativo, es decir, como desajustes potenciales, hay un modo sencillo de selecciéu de una serie finita. Se debe-esto a que es l desajuste lo que inicial- mente pone a nuesira consideracin el problema. Nos limitamos a tomar las relaciones entre forma ¥ contexto que se imponen con més fuerza, que mas evidentemente reclaman nuestra atencién, que al parecer presen- jan mis posibilidades de salir mal. Esto es lo més que podemos hacer 2, Si bubiera algiin modo intrinseco para reducir Ia lista de exigencias 4 una cuantas, esto significaria en esencia que estariamos en posesién de una deseripeién de campo del contexto; si asi fuera, el problema de erear el ajuste se tornaria trivial y dejaria de constituir un problema de disefio. No podemos tener una deseripciéa unitaria o de campo de un contexto y tener aun un problema de disefio digno de que se le preste atencién. En el caso de un problema real de disefio, hasta nuestra conviccién de que hay que alcanzar un ajuste resulta curiosamente endeble y baladi, Estamos tratando de hallar una especie de arinonia entre dos elementos intangibles: una forma que atin no hemos diselado Yun contexto que no podemos describir debidamente. El tinico motivo que tenemos para pensar que debe haber alsin génera de ajuste que lograr entre ellos, es que podemos detectar incongruencias o casos negalivos, Las incon. gtuencias en un conjunto constituyen Jos datos primordiales de la experiencia, Si aceptamos considerar que el ajuste es la ausencia de desajustes, usando una lista de los desajustes potenciales que mas po- siblemente pueden producirse como nuestro criterio de ajuste, nuestra tcorfa sera al menos de Ia misma naturaleza de nuestra conviccién intui- tiva de que hay un problema por resolver, 31 Los resultados de este capitulo, expresados en términos formales, son éstos. Si dividimos un conjunto en forma y contexto, el ajuste entre ellos puede ser considerado como una condicién metédica del conjunto, sujeta a perturbaciones en diversas formas, cada una de las cuales cons- tituye un desajuste potencial. Ejemplos son los desajustes entre una casa y sus usuarios, que se mencionan en la pagina 28, Podemos resu- mir el estado de cada desajuste potencial por medio de una variable binaria. Si se produce el desajuste, decimos que la variable ‘asume el valor 1. Si el desajuste no se produce, decimos que la variable asume, el valor 0. Cada variable binaria corresponde a una clase posible de desajuste entre forma y contexto”, El valor que asume esta variable, 0 6 1, describe una situacién que no sélo esta en Ia forma o en el contenido sino que constituye una relacién entre una y otro. El estado de esta relacién, ajuste o desajuste, describe un aspecto de todo el conjunto, Es una condicién de armonia y buen ajuste en el conjunto la de que ninguno de los posibles desajustes llegue a producirse. Re+ presentamos este hecho reclamando que todas les variables asuman el valor 0. La tarea de disefiar no consiste en crear una forma que cumpla determi- nadas condiciones sino la de erear un orden tal en el conjunto que todas las variables asuman el nalor 0. La forma es, simplemente, aque- lla parte del conjuvty sobre le que ejercemos control. Sélo a través de la forma podemos erear arden en el conjunto. 32 Capitulo Tit La causa del buen ajuste Debemos ahora tratar de averiguar qué es lo que debemos hacer para lograr un buen ajaste. Dénde lo encontramos? ;Cuél es la caracte- ristiea de los procesos que crean ajuste eficaz? A menudo se ha sostenido entre arquitectos que las casas de civilizacio- nes més sencillas que la nuestra son en algin sentido mejores que nuestras propias casas, Tal vez se ha exagerado al respecto, pero con todo esa observacién resulta a veces justa. Trataré de poner en evidencia que los hechos en que se basa, en caso de ser debidamente interpretados, son de gran consecuencia practica para un proceso de disefio inteligentemente concebido. Consideremos por un momento unas cuantas casas modernas que son famosas, desde el punto de vista de su buen ajuste. La casa Farnsworth de Miés Van der Rohe, que es maravillosamente nitida y esté organi- zada bajo el impulso de ciertas estrictas normas formales, no constituye, ciertamente, un triunfo desde el punto de vista de la economfa ni desde el de las inundaciones del Ilinois*, Las ctipulas geodésicas de Buck- minster Fuller han solucionado el problema del peso al cubrir espacios, pero a la verdad que no resulta facil poner puertas en ellas. Por otra parte, su casa “dymaxion”, si bien resulta eficaz como envase produci- do en masa y de rdpida distribucién, no toma en absoluto en -cuenta la incongruencia de casas individuales e independientes puestas' en el torbellino acistico y la complejidad de los servicios de una ciudad mo- derna®, El mismo Le Corbusier, por ejemplo en la Villa Savoie o en los departamentos de Marsella, consigue su nitidez de forma a expensas de ciertas comodidades y servicios elementales *, 33, ‘A los legos les gusta a veces acusar a estos disefiadores diciendo que sacrifican la funcién en pos de la claridad porque no estén familiari- zados con los detalles précticos del mundo doméstico y sélo les preocupan sus propios intereses. Se trata de una acusacién que induce a engafio. Lo que hay de cierto es que, efectivamente, los disefiadores a menudo desarrollan una parte de un programa funcional a expensas de otra. Pero, proceden asi porque pareceria que el timico modo de que son capaces de organizar claramente la forma consiste en disefiar bajo el influjo de algdn concepto relativamente sencillo. Por la otra parte, si los disefiadores no aspiran principalmente a una clara organizacin, sino que tratan de considerar por igual todas las exigencias, nos encontramos con una especie de anomalia en el otro extremo, Considérese la casa tipica que edifica um contratista: estd construida con la vista puesta en el mercado y en un sentido, por lo lanto, se ajusta bien a su contexto, si bien este ajuste sélo es super- ficial, Pero, en este caso las diversas exigencias impuestas a la forma son satisfechas fragmentariamente, sin sentido alguno de la organizacion global que requiere la forma para contribuir como conjunto al orden funcional de la totalidad. Como en la actualidad es posible modificar cuanto hay en el ambiente humano mediante adecuadas compras en las tiendas populares, ocurre que en realidad es muy poco lo que requiere atencién en la organizacién basica de la casa. Asi, en vez de orientar con cuidado Ia casa en relacién con el sol y los vientos, el constructor concibe su organizacién sin preslar atencién a la orientacién, y de Ia luz, el calor y la ventila- cién se hardn cargo ventiladores, lamparas y otros artefactos periféricos. El trazado no separa los dormitorios de los cuartos de estar sino que se los pone unos tras otros y las paredes entre ellos se rellenan con aislador actstico, La queja de que en estos casos se echa de menos la claridad macros- cépica no constituye un capricho esteticista. Si bien es cierto que a menudo puede solucionarse debidamente un problema especifico sin considerar el orden fisico fundamental que implica, no podemos solu- vionar lan al acaso un total neto de estos problemas y salir con éxito de In empresa. Resulta inconcebible que tengamos éxito en la organi- 34 zacién de un conjunto tan complejo como es el de una ciudad moderna a menos que tengamos una visién bastante nitida de problemas ‘le ‘dise- fio més sencillos y sus implicaciones para la produceién de easiis que sean fisicamente claras como organizaciones totales. Pero, en la actualidad, y dentro de nuestra propia civilizacién, son casi desconocidas las formas de vivienda que estén nitidamente orgauizadas y resulten al mismo tiempo satisfactorias en todos los aspectos que exige el contexto. Si como término de comparacién consideramos una rustica vivienda de campesinos, un “igloo” esquimal o una choza africana de adobe, no resulta tan dificil encontrar esta conjuncién de buen ajuste y nitidez. - Considérese, por ejemplo, la choza de los Mousgoum, esos aborigenes Lode e tin francés © Aparte de Ja variacién determinada por leves cambios uv terreno y nii- mero de ocupantes, estas chozas difieren muy poco entre si. Hasta el examen superficial revela que todas ellas son versiones de un mismo afticanos que habitan en la parte septentric tipo formal tinico, que transmite una vigorosa sensacién de su cardcter adecuado, de su falta de arbitrariedad. Sea o no por coincidencia, el hecho es quc la forma hemisférica de la choza proporciona la superficie mas eficaz para el paso minimo del calor y mantiene el interior tolerablemente bien protegido del calor del sol ecuatorial. Su forma es mantenida por una serie de nervaduras verticales de refuerzo. Aparte de contribuir a sostener la estructura principal, estas nervaduras actéian también como canaletas para el agua de las Iluvias y al mismo ticmpo son usadas por el constructor de la choza como peldafios que le dan acceso a la parte superior del exterior durante su construccién*. En vez de utilizar un andamiaje effmero (la madera es muy escasa), construyc el andamiaje como parte de la estruc- tura, Més ain: meses después, este “andamiaje” sigue alli, cuando el propietario tiene que trepar para hacer reparaciones en su choza, Los Mousgoum no pueden, a diferencia de nosotros, permitizse el lujo de considerar el mantenimiento como una incomodidad que mis vale olvi- dar hasta que legue el momento de lamar al plomero del lugar. Entre ellos, el mantenimiento est4 en las mismas manos que la propia labor 35 de la edificacién y sus exigencias contribuyen tanto a modelar la forma como las de la construccién inicial. Ademés, cada choza anida a la perfeccién en las depresiones del terre- no. Y asi tiene que ser, pues el material con que est& hecha es tan débil estructuralmente como la tierra en la que se asienta, de modo que toda discontinuidad causada por un descuido en el punto clegido para la edificacién no podria sobreponerse a las tensiones de la erosién. Los Mousgoum desconocen esos cimientos de hormigén que desafian Jas in- clemencias del tiempo y en los que depositamos nuestra confianza, per- mitiéndonos situar arbitraridmente nuestras viviendas. La distribucién de las chozas refleja el orden social de sus habitantes. La choza de cada vardn esta rodeada por las chozas de sus mujeres y de- pendientes, segiin lo requiere la costumbre social, y, ademas, est rodea- da de modo tal que estas chozas ancilares forman también un mura en torno de la choza del jefe y de este modo la protegen, y a si mismas se protegen, de las fieras y los invasores", Este ejemplo muestra cémo se combinan en la forma la pauta de la tarea de construccién, la paula de mantenimiento de la edificacién, las imposiciones de las condiciones circundantes y, asimismo, la pauta de la vida cotidiana. La forma tiene una doble coherencia. Est& relacio- nada coherentemente con su contexto. Y es fisicamente coherente. Esta especie de doble coherencia es frecuente en las culturas simples. Pero, en cambio, en nuestra propia cultura las tinicas formas equiva- lentes a estas formas més simples, en cuanto a claridad global de concepcién, don aquellas que ya hemos mencionado, disefiadas bajo Ja influencia de preocupeciones muy especiales. Y estas formas, preci- samente porque su claridad procede de la simplificacién del problema, no satisfacen todas las exigencias del contexto® Verdad es que nuestras notmas funcionales son més elevadas que las que se encuentran en Ia situacién simple, Verdad es, y es importante recordarlo, que las culturas simples nunca enfrentan los problemas de complejidad que a nosotros se nos plantean en materia de disefio. Y también es verdad que si se les plantearan, lo mas probable seria que no tuvieran més éxito que nosotros ®. Cuando adrhiramos la situacién mas simple por 36

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