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RETO 4 BULLYING

G3_EI 4
Componentes del grupo: Maria Irene Cañadas, Nuria Pérez, Eva Méndez, Irene Cifuentes, Jialong
Liu e Irene Escolano

Docente: Maria Esperanza Jorge


Asignatura: ORIENTACIÓN Y ASESORAMIENTO A LAS FAMILIAS
2º grado de Educación Infantil. TARDE- grupo 261. Curso 2020-2021.
PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Universidad Autónoma de Madrid.
Facultad de Formación del Profesorado y Educación.
ÍNDICE

1. Caso 1 pg. 3

2. Análisis de la situación

a) Tipo de bullying pg. 3

b) Perfiles de los implicados pg. 4

c) Indicadores de bullying pg. 5

3. Planificación de la intervención con la familia de los agresores y de la víctima. pg. 5

4. Guión de la reunión con la familia del agresor o de la víctima. pg. 7

5. Bibliografía pg. 10

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1. Caso 1

Jaime es un alumno de 3º del Segundo Ciclo de Infantil que ha estado escolarizado en el centro
desde hace dos cursos. Aparentemente, no ha tenido problemas desde entonces, aunque su
aspecto frágil le hace ser una víctima más fácil para las típicas bromas escolares. Sin embargo,
desde el mes de noviembre ha estado enfermo algunos días y la familia lo encuentra diferente, más
retraído y despistado.
Desde hace un tiempo ha recibido varios desplantes de otros alumnos y alumnas del centro que
no les deja jugar con ellos, ni participar en sus grupos de trabajo y le obligan a darle la comida que
lleva para el recreo o le amenazan con quitarle sus pertenencias escolares. El problema más grave
es que los desplantes y las amenazas las recibe delante de otros alumnos y alumnas de su clase
para que no tenga más remedio que cumplirlas.
El cambio de actitud de Jaime ha llamado la atención de su familia que ha pedido una reunión
con la tutora del curso.

2. Análisis de la situación
a) Tipo de bullying

El caso de Jaime es un claro ejemplo de bullying en Educación Infantil. En primer lugar sabemos que es un
caso de bullying ya que es víctima de ataques consecutivos por parte de varios alumnos y alumnas del centro.
Su intención es hacer daño, en este caso, psicológico ya que no le dejan participar en los juegos, en los
grupos de trabajo o le amenazan quitándole sus pertenencias escolares y obligándole a darle su merienda en
el patio.

En el caso de Jaime, existe un claro maltrato por parte de sus compañeros y compañeras de clase.
Observamos exclusión social activa, ya que le aíslan, ignoran y no le dejan participar en sus grupos de
trabajo ni juegos, por lo que sería un caso de violencia y bullying social. Hacen partícipes al resto de
compañeros y compañeras, y posiblemente en algunos momentos pasen de ser simples espectadores a
agresores que comentaremos en el siguiente apartado.

Además, existen agresiones físicas indirectas, debido al robo de su comida del recreo, y amenazas y
chantajes al amenazarle con quitarle las pertenencias escolares. Por lo tanto, también es un caso de bullying
físico.

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Así mismo, según Olweus (2001) este caso sería un ejemplo de violencia verbal ya que le amenazan delante
del resto de compañeras y compañeros, derivando así en bullying verbal al recibir estos comentarios
negativos o desplantes.
Todo esto evidentemente se convierte en bullying psicológico, ya que provoca en el niño falta de
autoestima e inseguridades. Jaime vive en un estado de angustia porque se siente solo e indefenso ante esta
situación. Es por esto por lo que se le nota más retraído y despistado, ya que puede que esta situación le
haya generado ansiedad al no encontrar la solución al problema. Si Jaime ha intentado hablar con alguna
persona adulta o les ha dicho a los propios niños y niñas que lo que le hacen, le hiere, y no le han hecho
caso y continúan haciéndolo, supondrá en Jaime mayor malestar y se sentirá muy mal consigo mismo.

b) Perfiles de los implicados


Los y las implicadas en este caso son niños y niñas de 3º ciclo de Educación Infantil, es decir, de 5 o 6 años.

En primer lugar, encontramos a Jaime, en este caso la víctima, el objeto de vejaciones y burlas de los otros
compañeros y compañeras con los que convive en el colegio. Es quien sufre, en este caso, golpes
psicológicos llenos de humillaciones y desprecio. Es un niño con un aspecto frágil, y desde que sufre
bullying, ha tenido un cambio de actitud, notando un comportamiento retraído y despistado.
Consideramos que, al ser un niño tan pequeño, podría llegar a sentirse responsable de lo que está
sucediendo, pero para nada es así. No tiene ningún sentido pensar esto, es como cuando se juzga a una
mujer que sufre una agresión sexual por el tipo de ropa que lleva. Esta situación genera cada vez más, una
disminución en la autoestima de Jaime y provoca muchas inseguridades.

En segundo lugar, los y las agresoras, un grupo de niños del centro le realizan constantemente las típicas
bromas escolares, no dejan ni jugar ni participar en los grupos de trabajo a Jaime, le obligan a darle su
merienda y le amenazan con robarle sus objetos personales. Los agresores pueden no ser conscientes de lo
que están provocando en Jaime, ya que en ocasiones los agresores son a su vez, víctimas de otro u otros
agresores. Esta puede ser una de las razones por las que atacan a Jaime, para recuperar el poder y la
seguridad en sí mismos. Lo que tenemos claro es que hay que poner el foco en estos agresores para
solucionar el problema y evitar daño a otras personas. Pueden ser niños y niñas con poca empatía, falta de
compasión, dominantes, impulsivos, buscan reconocimiento del grupo...

Por último, pero no menos importante, los y las espectadoras son cómplices de todo lo que sucede, ya
que gracias a su silencio, Jaime se ve obligado a cumplir las amenazas del grupo de agresores. Seguramente,
o se rían, aplaudan y alaben el comportamiento y las “bromas” que hacen los y las agresoras o simplemente
se callan y miran para otro lado.

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c) Indicadores de bullying

Como docentes, somos uno de los agentes educativos más importantes en la detección de casos de bullying.
Los niños y niñas necesitan orientación y supervisión, y la educación familiar no es suficiente, ya que cada
familia es un mundo. Los y las docentes de este niño, se habrán percatado de la relación de los niñas y niños
de la clase con la víctima tanto dentro del aula como en el patio, los pasillos, el comedor… Si le hacen
bromas posiblemente no lo hagan delante de los adultos pero en alguna ocasión puede que algún docente
haya escuchado algo.

En el caso de Jaime, señalamos como indicador su aspecto frágil y el hecho de haber estado algunos días
enfermo en casa. No sabemos si esta enfermedad es crónica o es algo puntual. Si fuese algo puntual, podría
llegar a ser una enfermedad somática, como dolor de cabeza, vómitos… El bullying psicológico llega a
afectar físicamente en muchos casos, ya que el estrés que se siente por la persecución, intimidación, y
chantajes, es muy fuerte. Incluso, nos hemos llegado a plantear que el niño podría haberse inventado que
está enfermo para no acudir a la escuela y sufrir estas vejaciones.

Asimismo, comenta que la propia familia ha notado cambios de actitud, viendo como está más
despistado, distraído e introvertido, indicadores clave en un caso de bullying.

3. Planificación de la intervención con la familia de los agresores y de la víctima.

Para la resolución de conflictos, en cualquier ámbito, es necesario seguir una serie de pasos y tratar a ambas
partes implicadas de la mejor manera posible. Para resolver un caso de bullying, es importante que
intervengan las familias, pues son las que mejor conocen a los alumnos y alumnas implicadas, y nos pueden
ofrecer información e incluso pistas a las docentes.

El paso principal es detectar dichas situaciones de riesgo para el alumnado (principalmente mediante la
observación, y por eso es importante la colaboración de las familias, aunque debe actuar toda la comunidad
educativa), pero debe continuar con la rápida intervención en el conflicto. Algunos indicadores de alarma
que podemos observar dentro del aula es ver al alumno o alumna callado/a, inhibido/a, triste o solo;
indicios de rechazo por parte del resto del grupo; bajo rendimiento escolar; faltas injustificadas al aula… Si
estos indicadores dan lugar a un caso real de bullying, debe actuarse con calma y rapidez, garantizando la
seguridad de la posible víctima en todo momento.

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Según el documento de Luengo sobre la intervención en estos casos de la Comunidad de Madrid (Consejería
de Educación e Investigación; Luengo, J; 2019), los pasos de la intervención con las víctimas (y con sus
familias) son, en primer lugar, crear un clima seguro, en los cuales se fortalezcan las relaciones entre el
alumnado, el profesorado y las familias para que las víctimas se sientan escuchadas y apoyadas. En segundo
lugar, debe reunirse toda la información posible que pueda ofrecer la familia para buscar salidas, junto al
profesor o profesora y el equipo de orientación. Seguidamente, deben identificarse los aspectos clave que
ayudarán a solucionar el conflicto: observar el rol de la víctima en el aula (si es el más débil o no, su actitud
frente a los problemas...) y conocer sus relaciones e interacciones en el aula para observar su
comportamiento; para poder, por último, actuar contra el problema evaluando la situación. Una vez
abordados estos puntos, se debe actuar sobre las habilidades socioemocionales, y además contar con la
ayuda del resto de compañeros y compañeras del aula.

En este caso, la tutora ya tenía constancia de los hechos que ocurrían en el aula, por lo que la petición de
reunión de los padres no le tomó por sorpresa. Desde el primer momento que observó ciertas actitudes
nocivas hacia Jaime, intentó tomar medidas menores con los agresores, e intentó que el clima del aula se
mantuviese pacífico, pero al ver que la situación no mejoraba también tuvo en cuenta una tutoría con los
padres del alumnado implicado e iniciar el protocolo de actuación.

Con la familia de Jaime, una vez comienza la reunión, se seguirían los pasos mencionados anteriormente
(mantener la calma, reforzar las fortalezas, buscar salidas…) teniendo también en cuenta una explicación
previa sobre lo que es el bullying e informándoles sobre lo que le ocurre a su hijo, para que también puedan
trabajar y comunicarse en casa. Se le debe dar la importancia justa al problema, ya que puede ser
contraproducente ofrecer mayor importancia, y se debe mostrar una actitud neutral, para que la
coordinación familia-escuela sea posible y beneficiosa.

Por otro lado, con las familias de los agresores, al igual que con la de Jaime, es necesario realizar una
evaluación sobre lo que ocurre, para que tanto el alumnado como las familias observen sus errores y se
evalúen su comportamiento y sus roles. Estas reuniones deben realizarse en un ambiente tranquilo y de
confianza para que puedan expresarse y ofrecer su punto de vista o sus motivos. Seguidamente, se deberán
identificar estos comportamientos negativos y reflexionar y actuar sobre los mismos, siempre con la
colaboración de la familia, y promoviendo el respeto y la empatía en todo momento. Así, se tratará de
resolver el conflicto y de crear compromisos en cuanto a los comportamientos y a la disposición al cambio.

Como resumen, a continuación exponemos un póster sobre lo que debemos hacer y lo que no en una
reunión familiar, con cualquier familia.

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4. Guión de la reunión con la familia del agresor o de la víctima (a elegir por el grupo).

La reunión que llevaremos a cabo será con la familia Mario, uno de los agresores, sin embargo, podría ser
llevada a cabo con las demás familias de los menores que también actúan como agresores. El motivo
principal es que hemos observado que Mario, el menor en cuestión, muestra actitudes y acciones violentas
hacia Jaime. Estas actitudes han sido observadas a lo largo de un periodo de tiempo determinado y se han
dado tanto en el aula como fuera de la misma en los diferentes espacios del centro educativo. Luis y
Fernando, los padres de Mario, están muy preocupados puesto que no saben muy bien cuál es el motivo de
esta reunión y consideran que el comportamiento de su hijo es adecuado ya que creen que le han educado
correctamente, logrando desarrollar en él unos valores que nunca darían lugar a hacer daño a los demás.

Tutora: Buenos días, como ya sabeis soy Sara, la tutora de vuestro hijo Mario. He convocado esta reunión
para informaros de algunos comportamientos que hemos observado por parte de Mario hacia uno de sus
compañeros.
Luis (padre de Mario): Buenos días. Sí, nos comentaron que estaba relacionado con actitudes negativas
que está teniendo nuestro hijo, pero nos cuesta asimilarlo ya que en casa su comportamiento es muy bueno
y es un niño tranquilo. Cuando dices que habéis observado diferentes comportamientos, ¿te refieres a
comportamientos inadecuados, verdad?
Tutora: Sí, en ocasiones, Mario muestra determinadas conductas que son agresivas hacia Jaime, otro
compañero de su clase.

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Fernando (padre de Mario): ¿Estás segura de que es nuestro hijo? Nosotros le hemos educado de la
mejor manera posible y nos cuesta entender que tenga malas actitudes hacia sus compañeros.
Tutora: Bueno, he de deciros que no pongo en duda que la educación que habéis ofrecido a Mario haya
sido la mejor, pero en este caso, estamos observando una conducta que no es la más acertada puesto que
hay un compañero que está sufriendo las consecuencias de la misma, y mi deber como tutora es informaros
de ello para conseguir que ese comportamiento cambie y lograr un buen clima de convivencia.
Luis: ¿Y qué comportamientos tiene?
Tutora: Tanto en el aula como fuera de ella, en el centro, Mario se dirige hacia Jaime con amenazas que
conllevan que dicho menor le entregue su almuerzo en el recreo, realiza bromas que no son de buen agrado
hacia él y le excluye del grupo de alumnos en cualquier actividad.
Luis: Pues no me lo esperaba, estoy muy sorprendido. Nuestro hijo es realmente tranquilo y nunca hemos
visto una mala actitud hacia nadie. ¿A qué se puede deber que tenga esa conducta con Jaime? ¿Qué tipo de
conducta es?
Tutora: Aunque cueste asumirlo, he de deciros que, observando las acciones de vuestro hijo, podemos
considerar que está ejerciendo bullying a Jaime.
Fernando: ¿Cómo que bullying? ¿Qué es eso?
Tutora: El bullying es una conducta en la que existe un agresor que muestra actitudes en contra de otra
persona, que es considerada la víctima. Entre las actitudes encontramos insultos, agresiones físicas,
amenazas, etc. Esta conducta se caracteriza por ser repetitiva, es decir, se realiza continuamente o en un
periodo de tiempo determinado.
Fernando: Pero nuestro hijo no pega.
Tutora: Bueno, es cierto que dentro del bullying encontramos la agresión física y Mario no está ejerciendo
ese tipo de conducta, pero sin embargo dentro del bullying encontramos otros tipos que sí que están
relacionados con el comportamiento de vuestro hijo. Encontramos las amenazas que son de ámbito verbal
y que conlleva agresión psicológica atenuando la seguridad del que la sufre y transmitiendo temor, y
violencia social, ya que se le trata de excluir y el mixto, en el que volvemos a mencionar las amenazas y la
obligación a realizar determinadas acciones.
Luis: Pues viéndolo así… sí que parece que mi hijo ejerce bullying a Jaime, pero es que no sabemos muy
bien el motivo de sus acciones.
Tutora: Los motivos pueden ser diversos. Puede deberse a factores sociales, familiares, escolares o
personales. ¿En casa ha mostrado alguna actitud diferente? si es así ¿Cuáles?
Fernando: Pues pensándolo bien… sí que últimamente parece que está más rebelde en cuanto a acatar las
normas en casa, pero no le habíamos dado mucha importancia.
Tutora: Y, ¿Cómo actuáis ante esas situaciones?
Luis: Depende del día, a veces nos mantenemos en nuestra postura y otras cedemos para calmar la rabieta.
Tutora: Y cuando os mantenéis en dicha postura, ¿tiene cambios de humor? ¿Está irritado?

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Fernando: Cuando le regañamos se muestra enfadado e irritado. A veces opta por no hablarnos y otras se
pone a llorar y a tirar los juguetes que tiene a su alrededor.
Tutora: Cuando le preguntáis qué ha hecho en el cole, ¿qué os dice? ¿Os comenta si juega con compañeros
en la hora del patio?
Luis: Nos suele decir que sí juega con sus compañeros, pero nunca habíamos oído hablar de Jaime.
Tutora: Bueno, debemos evitar siempre el castigo físico o daño psicológico, pero debéis de saber que a los
menores debemos ponerles ciertos límites y mostrar una autoridad ante ellos. No debemos ceder por el
hecho de que se muestre irritado o enfadado. Como padres, debéis estar de acuerdo en las medidas que
toméis y formar un “frente común” ya que el objetivo que se persigue es el mismo.
Luis: De acuerdo. También nos comentaron que habías hablado con él pero que su actitud seguía siendo
la misma. ¿Debo hablar con él sobre esto?
Tutora: Efectivamente, así es. Debéis hablar con él y hacerle saber que no está actuando bien y que su
comportamiento tiene que cambiar. Si no es así, volveré a citaros conmigo y veremos el por qué no ha
cambiado su actitud, pero en principio, si todo va bien, lograremos una buena convivencia en el aula entre
todos los menores.
Fernando: Vale, pues muchas gracias. Intentaremos hacer todo lo posible porque cambie y hacerle
entender que lo que hace no está bien…
Luis: Sí la verdad que tenemos que hablar con él seriamente. Muchas gracias.
Tutora: Gracias a vosotros, cualquier duda ya sabéis donde podéis encontrarme.

A continuación, se muestra el guión expuesto anteriormente en un formato más dinámico:

https://taptaptap.co/story/-MZb_7gRqj69-
WDJaYhM?utm_source=android&wp_page=create&utm_medium=other_app&_branch_match_id=843879166976392969

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5. Bibliografía.

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https://moodle.uam.es/pluginfile.php/2835510/mod_resource/content/1/2019-02-
05_FINAL_INFORME_ACOSO_DEF_2.pdf
Consejería de Educación, Juventud y Deporte. (2016). Instrucciones de las viceconsejerías de educación

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https://moodle.uam.es/pluginfile.php/2835140/mod_resource/content/1/Instrucciones%20so

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