Está en la página 1de 6

Segunda Noche preparatoria de las Jornadas Anuales de la EOL

Partenaire fantasma- Partenaire síntoma


Por Osvaldo Delgado

En principio buenas noches y


muchas gracias a Gabriela
Camaly, Débora Nitzcaner y a
Patricio Álvarez por la
invitación.
El tema que me ha tocado es
partenaire fantasma y partenaire
síntoma, ahí hay todo un
problema, porque si llamo a un
fantasma partenaire, se me
complica llamar partenaire al
síntoma. Porque efectivamente se marcan dos campos tan diversos uno del otro, que se hace
difícil llamar partenaire a ambos y al mismo tiempo. Es un problema, no digo que no pueda
formularse, me parece que es un tema que hay que desarrollarlo. Esto me llevó a
preguntarme ¿qué es un partenaire?, ¿de dónde proviene? es la primera cuestión que me
pregunté. Voy a ubicar cuatro puntos para situar lo que trabajé y una pregunta al final que
tiene que ver con lo que se podría llamar la dimensión de la época y la clínica, respecto
fundamentalmente a la cuestión del fantasma.

Partenaire
¿De dónde proviene partenaire? Partenaire proviene de la danza clásica, muchos de ustedes
lo sabrán, viene desde el año 1661 cuando se crea la Academia Real de Danza en Francia.
Hay un cambio fundamental a partir de la operación que hace Descartes en la filosofía y el
racionalismo así como también una operación en relación a los términos del poder tal como
lo trabaja Michel Foucault. Esto va a implicar un tratamiento diverso de los cuerpos
absolutamente disimiles. Esto lo trabaja Foucault en “Vigilar y Castigar” principalmente en
el capítulo “Los cuerpos dóciles “. Ahí es donde se extrae la cuestión del partenaire, de su
función en la danza, aquél que tiene su cuerpo absolutamente inmóvil con un cálculo
preciso del espacio y del tiempo para que la bailarina pueda hacer todos sus movimientos,
en una posición absolutamente estática. Esto es acorde a toda la operación de la microfísica
del poder porque efectivamente no pasa esto sólo con la danza, sino que también pasa con
los educandos, los militares, los trabajadores, etc, donde se produce una operación del
poder en relación a los cuerpos, proviene de ahí. Si bien esto fue tomado en el teatro, no
significa lo mismo que en la danza, bajo ningún punto de vista, ya que en el teatro es un
partenaire que se mueve, tiene parlamento. Todo esto se modifica y cambia en la danza
clásica entre las dos guerras, la primera y la segunda guerra. Cambia a partir de la irrupción
de un tratamiento ya no racionalista del campo del arte. Esta es una pequeña introducción
respecto a la cuestión del partenaire, extraído de ahí.

Fijación-Fixierung
Para este segundo punto me hice varias preguntas que me llevaron a interrogar ciertos
textos, y ciertas formulaciones que ha tomado J-A Miller a partir de la orientación del
trabajo de Lacan. Me pregunte porqué se ha elegido ciertas cuestiones y no otras. Por
ejemplo, en la clase del 30 de marzo del 2011 del curso “El Ser y el Uno”, Miller va a hacer
un trabajo muy preciso respecto a la diferencia del campo de la existencia del campo de la
ontología. Allí hay un corte, aunque podemos trabajar a Lacan en bloque, hay un corte
profundo y una operación de deconstrucción fundamental. Y qué es lo que hace Miller ahí
siguiendo la perspectiva de Lacan, cuando en esa clase ubica la referencia sinthomática y la
conjunción del significante y el goce junto a la dimensión conocida por nosotros de la
iteración. Aquí, me llamo la atención que Miller tome el concepto de fijación freudiana para
esto. Él toma el concepto de fixierung y efectivamente lo nombra en alemán, ahí hay un
problema muy importante, un problema teórico. Porque justamente tal como él lo sitúa, va
a referirse a un movimiento de la pulsión como fijación y aunque él no lo cite así este
concepto de fijación que él toma es el fixierung que remite al capítulo tres de Schreber, y
que es la constitución del sujeto. Es la operación de la represión primaria, se refiere a eso,
porque podría tomar la fijación del objeto de la pulsión parcial propia de la trama
fantasmática a partir de la lógica edípica, pero no es esto lo que toma. Porqué toma el
concepto de fixierung cuando hay otro concepto que sería más apto para lo que él está
desarrollando, que también está traducido como fijación, pero en verdad es otra palabra en
alemán es niederschrift.. Cuando Freud trabaja en “Análisis terminable e interminable” los
restos sintomáticos como nombre de lo imposible, y dice que eso es imposible de remover
por fijación, ahí no es fixierung, es niederschrift. Es la primera transcripción de la Carta 52,
signo perceptivo y primera transcripción. Y esa primera transcripción es una letra, no es un
significante que se articula a otro significante, tiene estatuto de letra. Entonces me queda la
pregunta, ¿Miller lo recupera con el concepto de autoerotismo? Efectivamente el concepto
de autoerotismo le permite a él hacer una operación, de que el cuerpo es cuerpo en tanto
que goza. No es un cuerpo que goza como en la pornografía, es cuerpo en tanto que goza.
Ahora, queda la pregunta abierta porque los restos sintomáticos que nombran lo imposible
van a referir a ésa otra definición de fijación que no es fixierung.

Construcciones en análisis
La otra cuestión es que cuando trabajamos la cuestión del fantasma, trabajamos la
dimensión de la construcción y la dimensión del atravesamiento como un mismo
movimiento. Ahora bien, la referencia que se toma es una referencia muy importante y
temprana de Lacan, respecto a que no es el analista el que realiza la construcción, sino que
es el mismo analizante el que realiza las construcciones. Sin embargo se toma como
referencia el término construcción del texto freudiano “Construcciones en psicoanálisis” y
en este texto hay tres conceptos distintos. Una misma palabra con tres conceptos totalmente
diferentes, que no tiene nada que ver una cosa con la otra, ni mucho menos tiene que ver
con lo que se le quiere hacer decir a Freud que él dice ahí, no es eso lo que dice. El
concepto de construcción implica tres conceptos: uno es que una construcción certera puede
producir un efecto de relanzamiento en la cadena asociativa, por lo tanto tiene el estatuto de
una intervención analítica como interpretación que relanza el campo de la verdad
mentirosa, como despliegue del sentido. La otra es la construcción en la línea de producir
reacción terapéutica negativa, efectivamente es una operación que viene a buscar eliminar
el campo de lo real, hacer todo simbólico. De manera tal que la respuesta por parte del
sujeto es la reacción terapéutica negativa, como respuesta a la operación de hacer todo
simbólico. Lo que hoy nos interesa a nosotros es lo que Freud sitúa como construcción,
cuando dice que una construcción a todas luces certera produce como efecto la conmoción
de los antepórticos psíquicos léase el fantasma y ante esa conmoción emerge -por la pulsión
emergente- restos visuales y auditivos de cuando el sujeto era aún incapaz de lenguaje. Esa
intervención tiene el estatuto de un atravesamiento del fantasma.
Entonces pregunto por qué razón no se ha tomado para esta elaboración, y porque no se ha
tomado incluso en las elaboraciones que ha tomado Miller respecto a esta cuestión, un dato
fundamental, ya que tomó el concepto de fijación y de autoerotismo. Se puede tomar otro
concepto que nos da una clave fundamental, Freud se pregunta en “Análisis terminable e
interminable” ¿en definitiva el conflicto en dónde se sostiene? ¿En qué se sostiene? ¿En un
conflicto a distancia? No. ¿En una articulación de la fantasía al síntoma? No. ¿En la roca de
base? No. Además, la roca de base es un efecto de la desmentida de la feminidad, es un
tratamiento neurótico en términos de la desmentida de la feminidad. Entonces, Freud
formula algo que es extraordinario y que recorre su obra, la tendencia al conflicto psíquico
se sostiene en una sola cuestión, en lo que Freud llama un fragmento de agresión libre que
es presentado como una insistencia pulsional por fuera de la compulsión de repetición, o
sea no se articula al fantasma, se podría decir que es una presentación que itera, iterante. Se
trata de una insistencia respecto a la cual el sujeto logró superar las inhibiciones, resolver la
angustia y dejar de padecer los síntomas. No eliminarlos, dejar de padecerlos. Se articula
con ese síntoma que queda como resto de la operación.

Colonizar el síntoma
El psicoanálisis efectivamente surge con un partenaire Fliess, y después están los
partenaires que son las histéricas que se presentan como jeroglíficos para ser descifrados y
todo el problema clínico aparece cuando tenemos los otros sujetos que no presentan
jeroglíficos sino laberintos y sin salidas. Y la IPA respondió formulando un analista
partenaire de esto que le encarnara la muerte misma. Ahora ¿es Fliess el único partenaire?
Entonces se me impuso la representación de dos cuestiones: hay un texto de Freud que se
llama “Recuerdos encubridores” que no es el que está dentro de “Psicopatología de la vida
cotidiana” sino que está separado, está afuera. Freud habla de un hombre y hace toda la
lectura y construcción del atravesamiento del fantasma en “Recuerdos encubridores”, y ese
señor del que él habla es Freud, habla de él mismo. Por otro lado, hay otro texto con ese
otro referente y partenaire del que fue el poeta Romain Rolland, al cual él le dirige como
regalo de cumpleaños un testimonio de un atravesamiento que va más allá de la dimensión
fantasmática. Exactamente el episodio del trastorno enajenante frente a la Acrópolis que es
una conmoción del anudamiento borromeo situado claramente por Freud. Hay una
desestabilización y Freud cuenta como se recompone respecto a esto, y en verdad que es lo
que ahí estaba en juego que no era la cuestión de ir más allá del padre en el sentido de la
obsesión, sino que, en ese mismo momento, en ese mismo instante estaba saliendo a la
venta la interpretación de los sueños.
Con estas cuestiones me fui a preguntar qué relación hay, ya que incluso el concepto de
plus de goce que es como plus de goce es la plusvalía, sabemos, es un concepto que cae en
la última enseñanza de Lacan a partir del Seminario XX, con esta llamada -como dice
Miller- homeostasis superior, y donde se articula el campo de la insistencia compulsiva con
el principio de placer. Cae el concepto de plus de goce y efectivamente lo que él trabajo
como goce femenino le explica todo el campo de interrogación respecto al goce más allá
del falo.
Entonces si esto desaparece como concepto, me preguntaba lo siguiente, y como un
problema clínico, respecto al cruce de la clínica y la época en relación a la cuestión del
fantasma. No en relación a la cuestión del síntoma porque efectivamente la radicalidad de
esa singularidad le hace un obstáculo fundamental y absoluto a cualquier operación de la
época. Ya que la época, el imperativo de goce de la época, como lo queramos llamar, la
caída del nombre del padre en la cultura, el retorno en lo real de lo forcluido, como dice
Lacan en ¨Los no incautos yerran¨ produce todo tipo de catástrofes. Pero no puede
colonizar el síntoma, es absolutamente imposible. Si uno lee Agamben en ¨Profanaciones¨
se puede ilustrar muy bien y claramente esta cuestión. Efectivamente el síntoma resta todo
el tiempo a lo que la operación de la cultura contemporánea puede colonizar en la
subjetividad pero no así el fantasma. Por qué el fantasma como partenaire ordena el sentido
de una vida, como neurosis de destino, incluso, rechaza la soledad del parlêtre, permite
hacer masa, y el sacrificio por el ideal incluso, busca asegurarse que no haya
acontecimiento imprevisto y fundamentalmente rechaza lo hétero, sea esto vérsela con lo
femenino y sus manifestaciones de los fenómenos segregacionistas. Ahora, como le es
necesario el campo del Otro porque la dimensión fantasmática tenemos que pensarla en
relación al S1 y la relación del S1 conformando el casullo narcisista del objeto, el i(a) y por
lo tanto la referencia del fantasma con el ideal y por lo tanto la posición fantasmática y la
institución de un Otro; esto sí permite la colonización por parte de la época y la
subjetividad. El Otro por una vía es el lugar mismo de la cultura que aporta los semblantes
para poder realizar el circuito autoerótico pulsional, pero por otra, como el sujeto vive la
pulsión. Pero por otra, este Otro no es más que el vacío lógico topológico como objeto a.
Hay la parte del goce del Uno, este goce autista que se atrapa en el Otro, que se apresa en la
lengua y en la cultura, precisamente por ser apresado en el Otro es manipulable. Entonces
nuestra clínica contemporánea, que no es de la época de la moral victoriana, sino del
imperativo de goce en la cultura y con los efectos de colonización que se producen en
relación a la subjetividad, nos presenta una problemática respecto a los términos de la
articulación imaginario - real fundamentales en nuestra clínica.

Desgrabación: Daniela Detta


Edición: Paula Szabo
Establecimiento: Débora Nitzcaner
Texto revisado por el autor

También podría gustarte