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La socialización:

Historia, concepto y teorías.

1. Historia y concepto de la
socialización

1.1. Historia del concepto


socialización. El concepto socialización
se origino en las investigaciones
realizadas en los Estados Unidos, Francia,
Alemania y otros países anglófonos.
Parece ser que en 1828 el diccionario de
Oxford admitió, por primera vez, el verbo
Socialize, del que se deriva Socialization;
en 1897 F. G. Giddings escribió the theory
of socialization; e I. W. Burguess estudió
Suele admitirse que fue É. Durkheim alrededor de 1910, quien usó este
la función de la socialización en la
vocablo en el sentido estricto que se le ha atribuido desde entonces, cuando
habla de la “naturaleza social” y de la “socialización metódica”, temas
reflejados en su obra póstuma. En la década de 1920 diversos factores
suscitaron interés por este concepto sociológico, entre lo que cabe destacar las
tesis Freudianas sobre la “identificación” y sobre la “interiorización”; el choque
entre culturas diferentes y étnicas distintas de los inmigrantes, sobre todo en
Estados Unidos, y la aplicación de la metodología empírica en las
investigaciones sociales.

En la década de 1930 se sucedieron los escritos acerca de esta cuestión y se


popularizo el concepto de “Socialización” a lo que contribuyeron 3 teorías
importantes:

1ª El Estructuralismo - Funcionalismo De Talcott Parsons, según el cual


la socialización ha de entenderse dentro del marco general de una concepción
de la acción social. Los fenómenos son funciones del sistema social y la función
del proceso socializador radica en la posibilitación de la interiorización de
normas y valores aceptados en un sistema social y en la consolidación y
aceptación de los roles.
2ª La Teoría Del Interaccionismo Simbólico De G. H. Mead, profesor de
la Universidad de Chicago, quien en sus clases, impartidas en ella como
profesor de filosofía, desde 1894, dibujo una teoría sobre el Self y la identidad
contra el individualismo fomentado por S. Freud. G. H. Mead fundió, en
poderosa síntesis, el pragmatismo norteamericano con el behaviorismo para
explicar la realidad como un “continuo simbólico”, configurando, en
consecuencia, un conductismo social, cuyo símbolo básico es el lenguaje.

3ª La teoría del “rol”, con la que se identificaron el propio G. H. Mead, J. L.


Moreno y R. Linton, aunque haya sido posteriormente R. Dahrendorf el más
significado, con su tesis del Homo Sociologicus.

Puede afirmarse que hasta después de la segunda guerra mundial,


concretamente al comienzo de la década de 1950, la socialización no interesó
a los pedagogos ni se incorporó, en su discurso teórico, a su cuerpo doctrinal.

En esta misma década se iniciaron en Alemania las investigaciones sobre la


«socialización», en cuanto fenómeno educativo. En 1961 la División de la
Sociología de la Familia y de la Juventud, en el seno de la Sociedad Alemana de
Sociología, lo abordó inicialmente en las Jornadas que se celebraron en
Tubinga. La Universidad de ErIangen - Nuremberg realizó investigaciones sobre
socialización y comunicación; la de Constanza, sobre la socialización escolar; la
de Munich, sobre socialización laboral - profesional; y la de Edimburgo, sobre la
socialización y la conducta convergente.

En España, donde la sociología de la educación no se cultivó, con cierta


seriedad, hasta la década de 1970, y donde la pedagogía social hubo de
esperar una década más, el tema de la socialización no fue incorporado al
saber pedagógico, en forma habitual, hasta hace 20 años, tal y como he
probado en una de mis recientes publicaciones.

1.2. Concepto de socialización. A fin de delimitar el objeto a definir, anticipo


que excluyo la interpretación marxista, que la entiende como la
interdependencia entre los diversos factores de la producción; y la socialista,
que la considera como la apropiación, por parte del Estado, de bienes
económicos, antes privados. Son acepciones ajenas a la pedagogía; son
propias de la economía. Por la misma razón prescindo también de la acogida
en documentos pontificios, a comienzos de la década del sesenta, hecho
liberalizador para los españoles más intransigentes.

Tres son los supuestos en los que descansa el concepto de socialización:

1ª La noción de personalidad. Lo es, porque la socialización es entendida


como medio o parte integrante del desarrollo pleno de la personalización; la
individualización es imposible sin la socialización.

La psicología cognitiva de Piaget y sus discípulos explica el origen y desarrollo


de la inteligencia practica y del pensamiento con tesis interaccionistas entre el
medio y la herencia.La asimilación y la acomodación, en cuanto funciones
invariantes, necesitan del medio estimulador para crear visiones egocéntricas
y visiones socializadas del mundo. Las tesis cognitivas ocupan un punto central
en las discusiones teóricas sobre la socialización.

2ª Las implicaciones normativas. Se conciben como ideas guías implícitas


de la actividad humana y varían, por lo tanto, según se pronuncie el
investigador por la conformidad de los roles, o por la capacidad de
comunicación, o por la agresividad o por la motivación en la tarea.

3ª Las investigaciones empíricas. La investigación empírica sobre la


socialización se basa en métodos lógico-interpretativos y en aquellos que son
viables en la psicología y sus disciplinas afines.

Ámbitos empíricamente investigados:

* Dimensiones de la personalidad y de la conducta: conformidad


normativa, conciencia moral, capacidades cognitivas, lenguaje y habilidades
lingüísticas, cognición social, percepción y comprensión de los otros,
tipificación e identificación sexual, dependencia y autonomía psíquica,
delincuencia y agresividad, y motivación de conducta.

* Presupuestos subjetivos: la edad, tanto en la infancia como en la


adolescencia, como en la senectud; las minusvalías físicas, psíquicas y
sensoriales.

* Instancias socializadoras e instituciones: socialización en la familia;


privación de los padres; internamiento en residencias; carencias afectivas de
todo género; parvularios e instituciones afines; socialización en la escuela;
influencia de los mass media, principalmente de la TV; y condicionamientos
ecológicos.

* Sistemas sociales estudios antropológico-culturales realizados en


sociedades primitivas, que han acentuado las distinciones en el proceso
socializador. En estas páginas se reúnen varias decenas de trabajos heurísticos
avalados por la aplicación de una metodología empírica rigurosa.

Los planos en los que se sitúan los estudios sobre la socialización son de cuatro
clases principales; el análisis del proceso socializador en un individuo
particular; el análisis de los mundos vitales subculturales (grupos
pertenecientes a determinada población, a diferentes clases sociales y a
comarcas distintas); el análisis de las condiciones socializadoras en
subsistemas institucionales limitados (familia, escuda, residencias); y el
análisis de las relaciones estructurales y funcionales de la sociedad global, en
las que repercuten los condicionamientos de los planos intermedios.

Las variables de la conducta social han sido atendidas, con rigurosa


escrupulosidad, en los estudios psicosociales, que han entendido este tipo de
conducta como el conjunto de respuestas dadas por el individuo, cuando se le
estimula desde el exterior, y los procesos de pensamiento y de necesidades
interiores que se exteriorizan en el dialogo con el medio. Los tratados de
psicología social y de psicología evolutiva no omiten esta cuestión. Tres son las
variables mas repetidas:

1ª EI conocimiento social. Los pedagogos suelen desconocer mas esta


variable que las otras dos; pero sin ella no se comprendería la Social Cognition
de la psicología cognitiva norteamericana (HASTORF- IBSEN, 1982). El proceso
del conocimiento o percepción del otro es una conquista de la corriente
cognitiva, alternativa de la psicoanalítica.

2ª La motivación social. Las necesidades sociales vivenciadas por el


educando son las verdaderas motivaciones sociales, que cimentan la conducta,
entre las que sobresale la motivación del logro o del rendimiento, verdadero
acicate para conseguir éxito en las situaciones de competencia intragrupo, en
conformidad con las normas imperantes en las instituciones. Cuando se
acaricia el éxito, el educando se satisface internamente y refuerza la conducta
posterior hacia nuevas metas y aspiraciones.

3ª Las actitudes. Muy temprano, en las décadas primeras del s. XX se


comenzó el estudio de las actitudes, de las que G. Allport ha reunido más de
cien definiciones (ALLPORT, 1962.). Las actitudes son estados mentales
adquiridos por experiencias, sistemas duraderos de evaluación y una
organización estable de las creencias; en ellas se encuentran componentes
cognitivos, emocionales y de aprendizaje.

Principales características de la socialización:

* La socialización supone capacidad de relacionarse con los demás; el ser


humano no se realiza en solitario, sino en medio de otros individuos de su
misma especie, de forma que si careciera de esta relación de períodos
fundamentales de su evolución, no se humanizaría.

* La socialización es una adaptación a las instituciones, en los mínimos


exigibles, al menos, para no desentonar gravemente en la comunidad de
manera que, según la psicología social, no es idéntica en todos los grupos, sino
que se estructura «en su forma... y en mi finalidad, en función de las
exigencias sociales». Las relaciones conflictivas de los miembros de la
sociedad ocasionan crisis de socialización, según prueban los estudios
dinámico-dialécticos del proceso. Es necesario decir que las «teorías del con-
senso» y las del «conflicto» no pueden suscribir el alcance de la adaptación,
pues mientras para los primeros es condición sine qua non para el equilibrio
social, para los segundos ha de entenderse restrictivamente, porque sólo la
confrontación social es la explicación del progreso humano. Unos dirán que sin
adaptación se corre riesgo social y mental; otros, en cambio, creerán que la
adaptación cercena, constriñe y limita. ¿Cómo conjugar la salud mental, la
convivencia y las discrepancias?

* La socialización es una inserción social, puesto que introduce al individuo en


el grupo y le convierte en un miembro del colectivo, en tanto que su conducta
no desentone de la conducta más frecuente en sus componentes o se respeten
las normas de tolerancia y de convivencia.

* La socialización es convivencia con los demás, sin la cual el hombre se


empobrecería y se privaría de una fuente de satisfacciones básicas para el
equilibrio mental. Esta convivencia cumple con el objetivo de llenar las
necesidades fundamentales de afecto, de protección, de ayuda, etc. La
convivencia es por otra parte, la mejor prueba de que la socialización es
correcta y de que el individuo se ha abierto a los demás.

* La socialización coopera al proceso de personalización, porque el «yo» se


«recrea» en la confrontación con los otros y construye la «personalidad social»
en el desempeño de los roles asumidos dentro del grupo. En los estudios
clínicos para diagnosticar la estructura y desarrollo de la persona se tiene
presente la adaptación social/familiar, porque su alteración es indicio de
quebrantos en las esferas individuales.

* La socialización es aprendizaje. El hombre es un socializando, porque es


sociable; y en virtud de actividades socializadoras la sociabilidad se convierte
en socialidad, o lo que es igual se consigue la sana relación con los demás. Las
habilidades sociales son el resultado de predisposiciones genéticas y de las
respuestas a las estimulaciones ambientales.

* La socialización es interiorización de normas, costumbres, valores y pautas,


gracias a la cual el individuo conquista la capacidad de actuar humanamente.

En consecuencia, la socialización podría definirse como un proceso de


interacción entre la sociedad y el individuo, por el que se interiorizan las
pautas, costumbres y valores compartidos por la mayoría de los integrantes de
la comunidad, se integra la persona en el grupo, se aprende a conducirse
socialmente, se adapta el hombre a las instituciones, se abre a los demás,
convive, con ellos y recibe la influencia de la cultura, de modo que se afirma el
desarrollo de la personalidad.

2. Clases y funciones de la socialización

Las clasificaciones de la socialización dependen, como siempre de los criterios


seguidos para hacerlas.

1ª Por razón del lugar donde se realiza: familiar, cuando se produce en la


primera célula social; se la considera el «primer espacio»; escolar, si es la
escuela —«segundo espacio»— su agente; laboral, si es la fábrica, oficina,
granja, comercio o vehículo el lugar donde se realiza.

2ª Por razón de su secuencia cronológica: primaria, si se realiza en el primer


grupo, construido por consanguinidad y afinidad en el que el niño suele
hallarse, en sus primeros años. En la socialización primaria se asimila la cultura
del grupo, se imitan las pautas de conducta y se codifica el pensamiento en la
lengua preferentemente usada por su entorno y sus cuidadores. Secundaria,
cuando se opera en grupos formales o secundarios, a los que se puede
considerar prolongación del grupo familiar, pero que superponen costumbres,
pautas conductuales, creencias y códigos morales convergentes o divergentes
de la familia. Terciaría o resocialización, que es posterior a las dos precedentes
y que sólo es necesario, cuando el individuo se margina, no se adapta o
contraviene las pautas de conducta aceptadas en la comunidad como
correctas.

Las funciones de la socialización han sido concebidas de diversas formas,


con dependencia de la teoría o modelo sociológico preferido. La concepción
estructural-funcionalista entiende la socialización en relación con los servicios y
funciones; en este caso, la socialización desempeña estas funciones:

— Controla a los socializandos, porque les exige directa o indirectamente que


se acomoden a las costumbres imperantes en el mundo de los adultos o a las
preferidas por sus iguales.

— Homogeiniza, porque crea en el educando estados físicos y mentales


comunes a todos los miembros de una sociedad concreta política de esta forma
la socialización crea el «ser social», que es entendido como «un sistema de
ideas, sentimientos y hábitos, que expresan en nosotros no nuestra
personalidad, sino la del grupo... de que formamos parte». Esta limitación del
educando, impuesta por la socialización, le beneficia, por otro lado, al hacerle
partícipe del cúmulo de conocimientos, instrumentos y técnicas que
constituyen el acervo cultural.

— Selecciona, sobre todo cuando es socialización secundaria y amplía el


horizonte, principalmente si se realiza en la escuela. La socialización supone
una emancipación del niño, una interiorización de normas, una diferenciación
dentro del aula y, finalmente, una selección.

José Mª. Quintana enumera nueve funciones, coincidentes algunas con las
antes citadas: familiariza al hombre con las normas; transmite cultura; crea
hábitos de comportamiento; actualiza la dimensión social; le hace partícipe del
bien social; le ayuda a comprender la vida comunitaria; le coloca en posiciones
de responsabilidad frente a los demás; le prepara profesionalmente, y
desarrolla su personalidad.
3. Principales teorías sobre la socialización

3.1. Modelos antropológicos que las avalan. Las ideas sobre la socialización
son ininteligibles, si se omiten o desconocen las concepciones antropológicas
que las sustentan. Fue Geulen quien primero sistematizó estos supuestos de
toda teoría sobre la socialización. Cinco son los principales modelos
antropológicos, sobre los cuales se elaboran estas teorías.

1º Modelo Funcionalista. El principal representante es Arnold Gehlen (1940)


Según él, el hombre se caracteriza por la debilidad y defectuosidad de Instintos
innatos directivos de la conducta; por consiguiente, para sobrevivir, necesita
conseguir habilidades y capacidades a través de la socialización, que es una
prolongación y ampliación de equipamientos biológicos humanos, que le
permiten adaptarse a su medio.

2° Modelo Cognitivo. Los representantes más sobresalientes han sido A.


Schutz, P.L. Berger y T. Luckniann. Enfatizan el hecho de que nuestro
conocimiento cotidiano del mundo y la orientación de nuestras acciones
descansan en el conocimiento intersubjetivo y verbalmente comunicable sobre
la realidad, especialmente sobre las reglas, instituciones y modos conductuales
de otras personas. La socialización es una conquista de este conocimiento. La
teoría de la «interacción social» tiene su justificación epistemológica en este
modelo antropológico.

3º Modelo Integrador. El hombre está tan determinado en todos sus


distintivos físicos y psíquicos por la sociedad que es su reflejo. Este modelo
sustenta la teoría de Talcott Parsons, quien insiste en la interiorización de las
reglas y normas sociales y en el aprendizaje de roles, como característicos de
la socialización.

4º Modelo Represivo. Sus representantes han sido S. Freud y, en general,


toda la psicología dinámica o psicoanalítica. El inconsciente, el ello y la
represión son las únicas explicaciones convincentes sobre la socialización. Este
modelo es el fundamento de la teoría psicoanalítica.

5° Modelo Individualista. La socialización es constitutiva de la individualidad


e identidad humanas. Las tesis teóricas antropológicas más significativas son:
la individuación es posible mediante la participación en los diversos grupos y
en el trabajo colectivo; la autoimagen o identidad de una persona le permite
situarse en la mente del otro y ser comprendido, a su vez por este.

Principales teorías sobre la socialización:

* La socialización como aprendizaje social.

* La socialización como subordinación a los impulsos del ello.

* La socialización como transformación cognitiva de la información.

* La socialización como fenómeno de un sistema estructural y funcional.

* La socialización como interacción social.

* La socialización como identidad del yo y la competencia comunicativa.

* La socialización como parte del proceso de producción.

1ª La socialización como aprendizaje social. La socialización es para


Sears, Miller y Dollard, defensores de esta postura, un proceso secundario
determinado por el ambiente. El niño establece vínculos de relación con la
madre o persona sustitutiva, que satisfacen sus necesidades básicas; de esta
satisfacción emerge su interés por estas personas —refuerzo secundario—, que
le suministran alimentación, bebida, etc. —refuerzos primarios—.
Posteriormente la madre es reemplazada por la cuidadora, la puericultora, la
maestra o algún familiar. La red de relaciones se dilata, pero asignándoles
siempre el papel de refuerzo secundario en la satisfacción de las necesidades
básicas. Más adelante, la observación de la conducta de los iguales y de los
adultos es el refuerzo secundario más destacable.

2ª La socialización como subordinación a los impulsos del ello. Es una


teoría psicoanalítica, aunque converge con algunos postulados de la
anteriormente expuesta. El vínculo social se forma en virtud de la asociación
de la satisfacción producida por un objeto con la persona que lo proporciona. El
psicoanálisis se basa en su teoría sobre los instintos y sobre el inconsciente; la
libido es la fuerza instintiva sexual, mientras que la agresividad es producto del
Thanatos. La vida instintiva es la prerrogativa del ello; las relaciones con el
medio ambiente, lo son del yo; y el campo de la normatividad y de la
conciencia moral es del superyó, que interioriza e introyecta las pautas y las
reglas de las instancias paternas. La deuda mayor que la socialización tiene
con la teoría psicoanalítica es la explicación de la interiorización de las normas,
que ha encontrado complaciente acogida entre los sociólogos, ante quienes el
descrédito del psicoanálisis es, por otra parte, creciente. La interiorización
psicoanalítica no es la sugerida por É. Durkheim y por T. Parsons, ni puede, en
momento alguno, confundirse con el «aprendizaje», ni con la «formación de
hábitos». Para Freud el hombre es un animal social sin que se haya convertido
en un animal enteramente socializado; aquí radican los conflictos y
antagonismos contradictorios de la socialización.

Erikson, de inspiración psicoanalítica, pero de manifiesta predilección por lo


social, explica la socialización por el modo peculiar que cada cultura tiene de
satisfacer las necesidades instintivas básicas, aunque transculturalmente
comprobó que en todas las culturas se descubren ciertas características del
comportamiento psicosocial, conducentes a facilitar la satisfacción de las
necesidades. Estas características se advierten también, con sello diferencial,
en las ocho edades en las que dividió la existencia del hombre.

3ª La socialización como transformación cognitiva de la información.


Contrapuesta a las dos anteriores es la interpretación cognitiva de la
socialización, de grandes repercusiones en la intervención pedagógica y en la
reinserción de los disocializados. El hombre organiza el medio y lo transforma
en su mundo, para lo que almacena información suficiente, con el fin de
resolver sus problemas. Es esta, sin duda, una interpretación organicista, más
convincente cinc la determinista-mecanicista del conductismo. Psicólogos y
sociólogos adictos a J. Piaget y a su Escuela epistemológica de Ginebra
descuidan la adaptación, pronunciándose más por estudiar los resultados del
conflicto de esquemas mentales diferentes en cada sujeto. La socialización es
un proceso de interacción social y no tanto la confrontación de diversos
esquemas mentales.

4ª La socialización como fenómeno de un sistema estructural y


funcional. Es la teoría más tradicional en sociología hasta la década de 1970,
en la que comenzó a declinar la supremacía de T. Parsons y su funcionalismo.
Para explicar la socialización, T. Parsons integró en su pensamiento los
conceptos de «estructura» y de «función» del fisiólogo de la Universidad de
Harvard, I. J. Handerson, y, por otra parte, algunas de las tesis psicoanalíticas.

La socialización es para Parsons una interiorización e integración, un proceso


vital y un proceso de diferenciación. Se interiorizan los roles del sistema social,
pero se hace diferenciadamente. El proceso vital socializador tiene cuatro
fases: permisividad; soporte; reciprocidad, y manipulación de las
gratificaciones. Y de acuerdo con Freud distingue cinco períodos en la
evolución diacrónica de la socialización: período de dependencia oral de la
madre; período de dependencia amorosa de la madre; período edípico; período
de latencia, y período adolescente y de madurez sexual.

5ª La socialización como interacción social. ¿Se puede sostener que el


interaccionismo simbólico es la mejor explicación de las propuestas sobre la
socialización? A pesar de sus orígenes filosóficos y psicológicos, G. H. Mead
propuso la teoría más sociológica con resonancia biosocial, inseparable de sus
conceptos de MInd y Self que son el resultado de la convivencia humana y se
exteriorizan en el “gesto vocal”. Si el Self se explica por la transformación del
organismo biológico, el Mind sólo es comprensible a través de la educación. El
interaccionismo simbólico, término acuñado por H. Blumer en 1937, ha dado
lugar a dos ramas: la capitaneada por G. H. Mead, de inspiración pragmatista,
y la concebida por Berger y Luckman.

El interaccionismo simbólico ha sido utilizado para concebir la socialización en


países americanos y en países europeos. La interacción social es inseparable
de los símbolos, que se originan y reciben su significación en la interacción.
Una acción en común sólo es concebible a través de los símbolos significantes
unívocos para quienes los emiten y para quienes los perciben. El lenguaje es el
mejor sistema de símbolos significantes; sólo participando en un sistema
simbólico y situándonos en el lugar del otro, cuyo rol se nos hace así
manifiesto, podemos entender nuestro propio obrar.

La explicación del interaccionismo simbólico no es normativa, sino


interpretativa.

P. L. Berger y Th. Luckmann entienden la socialización como una interiorización


de la realidad socialmente construida, la cual es, ante todo, un proceso de
conocimiento. A la teoría interaccionista se sumó en la mente de estos dos
autores la aceptación de supuestos antropológicos marxistas, principalmente
del Marx joven o primero, y de otros antropólogos: H. PIessner y A. Geblen.
Incluso hay reminiscencias de É. Durkheim y de M. Weber. Su concepto de la
socialización es una amalgama de psicología social, antropología y filosofía. El
hombre, como ha dicho Portmann, nace inacabado e inmaduro, encontrando su
seguridad en el medio sociocultural, que es, a su vez, creación, humana. De
aquí deriva la «dialéctica entre la naturaleza y la sociedad». Es en esta dia-
léctica donde el hombre se autocrea, pero al autocrearse construye
simultáneamente la realidad, que es polifacética. La realidad no estaría
completa sin el «mundo social», producto humano y objetivo en frente de el. La
socialización tiene lugar, pues, cuando el hombre interioriza la realidad. «Ser
en la sociedad» significa participar en el proceso dialéctico llamado sociedad, y
en esta participación distinguirnos la exteriorización, la interiorización y la obje-
tivación, tal y como lo expone un especialista alemán al clarificar el
pensamiento de Berger y Luckmann.

6ª La socialización como identidad del yo y la competencia


comunicativa. Es la teoría propuesta por la Escuela de Francfort, de la
secunda época, representada por Jurgen Habermas, quien corrigió y enmendó
no pocos asertos de sus predecesores M. Horkheimer, H. Marcüse y Th. W.
Adorno. La teoría crítica es una ilustración universal y sistemática sobre la
conjunción de las teorías científicas y sobre la intelección intersubjetiva.

El sujeto es un proceso histórico que requiere la autorreflexión para


configurarse, tal y como había sugerido Hegel, en su intento de comprender la
constitución real del yo. Para conseguirlo y explicar la identidad del yo, que es
fundamental para la socialización, nos servimos del trabajo, de la interacción y
del lenguaje.

Habermas critica la teoría del modelo o teoría del rol, sirviéndose de tres
principios reguladores del pensamiento: la reconstrucción de la teoría del rol; la
reconstrucción de la génesis del yo racional, con clara referencia a Piaget,
Kohlberg y Chomsky; y la reconstrucción de las condiciones de la posibilidad
del lenguaje normal.

La teoría de Habermas sobre la socialización es una explicación de la


formación del sujeto, en un proceso dialéctico e histórico. Los aspectos
fundamentales del proceso socializador son: la formación del sujeto gracias a
los modelos originales formativos: el lenguaje, el trabajo y la interacción; la
identidad del yo no es innata, sino un proceso dialéctico e histórico; el yo es la
identidad de lo universal y de lo particular, una especie de sistemas de normas
universalmente válidas, que permiten aplicaciones individuales y particulares,
de forma que el recién nacido se personaliza al socializarse, aunque su ser
prelinguístico este repleto de elementos biológicos.

La socialización, prosigue Habermas, no es un proceso racional y cognitivo,


sino también afectivo e inconsciente, reducible a la competencia comunicativa,
en la que el lenguaje es su principal elemento, distinguiendo en el lenguaje
cuatro funciones: comunicativa, representativa, regulativa y verificativa. La
acción comunicativa (acción simbólicamente mediadora) se da en un conjunto
de manifestaciones verbales y de juegos verbales habituales y
normativamente seguros. El discurso no es únicamente una manifestación
verbal, ni expresión de temáticas constantes, sino la comprensión
problemática mediante la acción comunicativa elaborada y fundamentada. Por
el discurso se conquista la consistencia de las opiniones y de las normas. El
individuo, a lo largo del proceso histórico de socialización, consigue la
competencia lingüística con capacidad de intervenir en el dialogo. La compe-
tencia comunicativa requiere lenguaje e interacción; por el lenguaje nos
emancipamos y por la interacción alcanzamos reciprocidad.

7ª La socialización como proceso de producción. La teoría psicoanalítica,


el materialismo histórico marxista y la teoría crítica de J. Habemas indujeron a
A. Lorenzer a constituir una nueva interpretación de la socialización con la
mirada puesta en sus anomalías y en los simonías neuróticos que la distinguen,
freudianamente concebidos como resultados de experiencias infantiles,
sepultadas en el inconsciente por la represión. La socialización es para
Lorenzer un proceso natural y una historia social simultanea. El individuo se
siente atrapado entre la «naturaleza interior» infantil y las condiciones sociales
que rodean a el y a su madre. La socialización se fragua en la díada madre/hijo
y explica la constitución de cada individuo. El resultado de la interrelación
diádica es una producción, similar a la registrada en una empresa. En cuanto
proceso natural, la socialización esta condicionada por lo que Lorenzer llama
«necesidad corporal» o «naturaleza interna» que reclama constantemente
satisfacción de vacíos o indigencias (Körperbedurfnisse) provocadas por el
medio ambiente. En cuanto historia social de formación depende de las
circunstancias sociales e históricas que acompañan a cada persona.

Para que la acción dialéctica entre la naturaleza y los condicionamientos


sociales tenga lugar es necesario, según Lorenzer, un «médium de atracción»,
que no puede ser otro que el «trabajo», tal y como había postulado J.
Habermas. Ni el trabajo ni la interacción pueden separarse de la reproducción,
lo que presupone otro requisito esencial en la díada madre/hijo: el lenguaje. En
consecuencia, la socialización es un proceso de formación de símbolos, en la
concepción lingüística de Kuno Lorenz.

En resumen, tres son los procesos básicos de toda socialización: la madre y el


hijo son sujetos de la producción, y entre ellos hay interacción; más tarde
aparecen las «formas simbólicas de la interacción» relacionadas con la
«incipiente situación del lenguaje»; y como consecuencia de las
contradicciones objetivas de la sociedad, surge la desimbolización, o sea, la
«perdida de figuras lingüísticas y Firmas de interacción», que se advierte en el
deterioro de la socialización, cargada de rasgos neuróticos y de desadaptación.

4. Socialización Y Educación

4.1. La socialización es parte del proceso educativo. Lo sugerimos ya, al


definir la «educación». Sin embargo, no compartimos la opinión de quienes la
reducen a socialización. Han sido los «sociologistas» quienes se han excedido y
le han atribuido excesiva trascendencia. Uno de los más exaltados partidarios
de este tipo de reduccionismo ha sido É. Durkheim.

Para no ser prolijos, recogemos aquí algunos textos clásicos de É. Durkheim:

«La educación no se limita a desarrollar el organismo individual... la educación


crea en el hombre un ser nuevo...Ese ser nuevo que la acción colectiva, por vía
de la educación construye en cada uno de nosotros representa lo que en
nosotros hay de mejor, lo que tenemos propiamente humano»

«De la definición precedente se deduce que la educación consiste en una


socialización metódica de la generación joven... el objeto final de la educación
sería precisamente construir el ser social en cada uno de nosotros.»
«La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que
no están todavía maduras para la vida social; tiene como objetivo suscitar y
desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales
que requieren en él tanto la sociedad política en su conjunto como el ambiente
particular al que esta destinado de manera específica».

Del análisis del concepto de socialización en Durkheim se ha deducido que el


sociólogo francés entendió los conceptos de educación y de sociedad de
acuerdo con su filosofía práctica —de raigambre kantiana-- y con su
positivismo, de signo comtiano. La identificación de la educación con la
socialización es una consecuencia del modo de entender la «razón práctica"; la
aberración epistemológica del sociologismo estriba en la confusión implícita
entre filosofía de la educación y sociología de la educación.

4.2. Educación Y Valores Sociales. Varias son las exégesis de la expresión


«valores sociales». Significa, en algunos casos, el conjunto de valores sin los
cuales no puede subsistir la sociedad, tal y como es concebida
mayoritariamente; en otros, la aceptación de esos valores por los miembros de
la sociedad, y, en tercer lugar, una nueva propuesta axiológica de grupos
minoritarios o de la generación joven innovadora. Podemos así compaginar la
adaptación racional y el inconformismo justificado. El binomio
innovación/conservación garantiza la persistencia del modelo social y su
constante rectificación, en busca de nuevas formas de convivencia y de
conducta cívica y política. Los «valores sociales» son vivenciados muchas
veces con una sensación de seguridad aunque objetivamente sean deleznables
y criticables. En los conflictos sociales y en las revoluciones culturales se tiene
la impresión de que el sistema social se tambalea, claro exponente de la
inseguridad. La educación, en semejantes circunstancias, se convulsiona y
desconcierta.

La socialización, que es la asimilación consciente e inconsciente de las pautas,


costumbres y normas conductuales más frecuentes en la sociedad, participa
también de las llamadas por los psicólogos sociales «teorías implícitas» y
«esquemas». Entiendase por “teorías implícitas” las unidades
representacionales complejas sobre el mundo social, para explicar los
comportamientos y para predecir y fijar pautas de conducta social. Las «teorías
implícitas», espontáneas e instintivas, son estructuras de conocimiento y pro-
ducto de influencias socioculturales.

La socialización y el proceso educativo se fundamentan en esquemas


mentales, inmemorialmente conocidos, tales como los prejuicios, los
estereotipos y las actitudes. Todos ellos son distintos de los valores. EI
conocimiento social, premisa de toda educación, esta inmerso en
irracionalidad, subjetividad, esquemas mentales, imposiciones del grupo y
concomitancias, que enturbian la racionalidad, guía de la intervención
pedagógica.

4.3 modalidades educativas y socialización. La socialización se verifica a


lo largo de toda la vida escolar, principalmente en sus primeras etapas, es
decir, en la infancia o niñez intermedia. No obstante, como el mismo proceso
educativo, la socialización termina cuando acaba el ser racional humano, por
grave deterioro o por la muerte. Y, es comprensible, no se realiza únicamente
en la edad escolar y en la educación formal, sino en intervenciones no
formales, espacio propio de la pedagogía social; sobre todo, cuando se trata de
la socialización terciaria o resocialización, que ha de acometer todo inadaptado
o marginado.

La sana socialización, a su vez favorece el éxito y el rendimiento escolar,


afianza y custodia el equilibrio en el seno familiar y beneficia a todos los
miembros de una comunidad. La educación formal, informal y no formal, por lo
tanto, son agentes de socialización, porque esta es parte constitutiva de todo
proceso educacional, cualquiera fuera su modalidad. Nos extenderemos más
cuando desarrollemos el tema de los agentes de la educación social.

4.4. La socialización profesional/laboral y la educación. La educación


ocupacional, efectuada dentro de la empresa o sufragada por ella, lleva
implícita la mejora o corrección de la socialización. Pero sin negar este hecho,
esta probado que el trabajo mismo, tal y como han defendido la teoría crítica y
otras muchas concepciones sociológicas, educa y socializa. Ambos sentidos
tienen en este apartado.

El proceso socializador no es perfecto, si no se capacita al individuo para


adaptarse al medio laboral futuro. La elección conveniente de profesión, etc. La
escuela nació fundamentalmente para eso, en la sociedad industrializada. La
socialización laboral es un requisito de toda buena educación y una conquista
de la ciencia del trabajo. Acertada o equivocadamente la educación formal ha
preparado para el trabajo y no para el ocio y el tiempo libre, porque se la ha
vinculado con los medios de subsistencia y no con el pleno desarrollo de la
persona.

¿Que se entiende por socialización laboral? Es un proceso psicosocial, en virtud


del cual el individuo aporta nuevos rasgos a su propio self o sí mismo y a su
propia identidad profesional, de modo que el educado adoptará determinadas
actitudes frente al trabajo, como autorrealización y como servicio a los demás.
Igualmente en el trabajo se aprenden, de mejor manera, los roles a des-
empeñar en él, porque se fomenta la reflexión sobre una serie de habilidades
exigidas para integrarse laboralmente y para responder positivamente a la
productividad. La movilidad social, las leyes de la oferta y de la demanda, los
flujos y reflujos económicos y los avances científicos y profesionales
promueven cambios ocupacionales, que presuponen capacidad de adaptación
a situaciones nuevas y flexibilidad en las relaciones con los compañeros de
trabajo.

La socialización laboral es una faceta del desarrollo de la personalidad, que


inicialmente suele conseguirse en la adolescencia juventud, pero que se
prolonga permanentemente a lo largo de toda la vida profesional. El
aprendizaje de los roles y de las funciones garantiza las expectativas laborales
alimentadas por el individuo, sin olvidar las características del puesto de
trabajo y los rasgos personales de cada profesiograma. En una sociedad cam-
biante, innovadora y tecnológica se requiere una preparación muy
especializada, pero con un tronco común polivalente que no entorpezca
posibles cambios, reciclajes y adaptaciones.

El proceso productivo, inherente a la sociedad industrializada, pide una buena


socialización laboral. Son innegables las discrepancias entre la concepción
estructural/funcionalista y la neo-marxista en torno a la producción, a la
plusvalía, al trabajo —elemento esencial en la socialización— y al «capital
humano».
En Europa las expresiones más habituales para referirse a este tipo de
socialización han sido estas: «socialización laboral» (Italia), «socialización
profesional» (Alemania) y «socialización ocupacional» (países anglosajones).
Entre ellas hay matices derivados de las diversas concepciones teóricas sobre
sociología, política y derecho. Ninguna, a pesar de todo, pone en tela de juicio
el influjo de esta socialización en el desarrollo de la persona.

Tres son las facetas más notorias en la socialización laboral: técnico-


económica, que exige cualificación laboral y es regulada por niveles técnicos,
por la automatización y por los sistemas de producción; sociopolítica, que
determina las coordenadas en las que ha de inscribirse la capacitación para el
trabajo, en cuanto servicio a los demás, valorable en las políticas actuales; y
humana, pues la misma ciencia del trabajo, concebida funcional o
marxistamente busca humanizar el trabajo y descubrir nuevas facetas
laborales de organización.

Socialización laboral

“La investigación de la socialización laboral o profesional ha sufrido


recientemente cambios interesantes. Hasta ahora se había entendido como
una fase del desarrollo de la personalidad, en la que el individuo asimilaba y
adquiría las cualificaciones técnicas específicas y la mentalidad propias de
cada profesión o trabajo, pues sin ellas era imposible desempeñar
determinados roles. En cambio, últimamente se ha entendido como un proceso
permanente de de formación de las estructuras de la personalidad, de acuerdo
con las exigencias derivadas del proceso de producción. De este cambio se ha
seguido que la socialización laboral o profesional, frente a la concepción
tradicional, no se concibe únicamente como socialización en la profesión o
trabajo, sino como socialización por el trabajo.

Teniendo en cuenta esta nueva concepción, se tiene la persuasión de que las


normas exigidas por la empresa son constantes y es posible la integración del
individuo en ella. Es sabido también que las condiciones laborales cambian
rápidamente como consecuencia de la organización técnica del trabajo, de
forma que la socialización laboral es un proceso perdurable a lo largo de toda
la vida profesional” (MÜHLBAUER, K. R.,Socialisation, Munich, Fink. 1980, 319).

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