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ICONOLOGÍA SAPIENS-CUIR

Anaïs de frans Martínez


Anaïs de frans Martínez
Myshell McManflorita

ICONOLOGÍA SAPIENS-CUIR

Paraula Edicions
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

Título del libro


Primera edición:
© De la obra:
Iconología Sapiens-cuir

© Autoría: Anaïs de frans Martínez


Myshell McManflorita
© cubierta: Pierre Dupont
© Edita Paraula Edicions
© Imprime: eCIENCIA CREATIVA
http://www.uccreativa.org
e-mail: ciencia@ uccreativa.org
ISBN: 9798599117513

Printed in Spain by Corporación de las Ciencias Creativas Universales

En este cuaderno de trabajo e investigación se analiza la web social como


contexto de trabajo para la investigación científica y los rasgos
metodológicos que confieren estos entornos al trabajo de los
investigadores. Se hace una propuesta de los conceptos y características
de e- Ciencia, Ciencia 2.0 y ciencia compartida.

Se hace especial énfasis en el apoyo a la edición científica digital, sobre


todo en la fase de revisión por pares y se hace una propuesta de revisión
a través de las redes sociales.

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Iconología Sapiens-cuir

Índice

1. De la percepción y el deleite

2. Investigaciones finales del Paleolítico

3. Figuraciones

4. Estética

5. Androginia revisada

6. Binarismo ancestral

7. Incongruencias de género

8. Tecnociencia cuir

9. De vuelta y media

10. Referencias

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De la percepción y el deleite

El mundo comenzó tras una ruptura de la unidad primordial, entre la elección y


la tensión, al entender nuestra cosmovisión constituida por parejas de contrarios,
cuya naturaleza o realidad última se deja definir por las mismas parejas de
opuestos. Esta concepción no se refiere a géneros, sino formas de ser y de
expresarse en tanto que, ni el bien ni el mal tienen sentido ni razón de ser más
que en el mundo de las apariencias o, uno no iluminado.1 Mientras que a la
especie humana se le incita a convertirse en lo que no es y lo que no puede ser,
en la India el camino real del espíritu implica abolir los contrarios y reunir los
fragmentos. Las Dakinis se han asociado con la capacidad de ver el mundo como
un paraíso celestial, como para los tibetanos sus poderes eran capaces de
transformar la percepción y la narrativa de la existencia, hasta el grado de
cambiar la realidad.2 De la animalidad prehistórica a lo innominable, mediante
la supresión gráfica o elipsis, entre imaginación y realidad, la ambivalencia y lo
contingente no se pueden eliminar. Antes de tener sentido de la utopía, la caza,
una vez probada, se convierte en una obsesión, pues se ha trasladado el
escenario de las soluciones y los remedios del «más allá», al «aquí y ahora».

En cualquier modo de proyectar, la vida personal se sitúa entre imaginarse y la


realidad para llegar a un fin concreto. Por algo, los primeros pensamientos
privilegiaron al cuerpo individual en movimiento, de hecho, el sexo por placer
ha sido un motor constante en la evolución del ser humano. Las imágenes
halladas a lo largo de Europa en piedras, paredes, grabados y carbones denotan
la obsesión de nuestros ancestros por mostrarla, quizás por la importancia que
tenía para el mantenimiento de la especie. Se aprecian distintas posturas de
cópula y escenas de sexo oral o en grupo, entre otras muchas más imágenes que
muestran una sexualidad basada en el gozo. También se ven masturbaciones,
sexo oral y en un grabado, por ejemplo, aparece un pene con una mano al lado.
Para darse placer, también tenían juguetes. Se han hallado objetos que los
expertos creen que podrían haberse empleado para la práctica del onanismo,

1
En una perspectiva trascendental, el bien y el mal son, por el contrario, tan ilusorios y relativos
como las demás parejas de contrarios: calor-frío, agradable-desagradable, corto-largo, visible-
invisible, etc.
2
Con la experiencia entramos en contacto directo con nuestro Ser Interior, donde será posible
comenzar a sentir la magia del Estar. La experiencia más elevada de este estado es llamada en
sánscrito Samadhi, una absorción en la Esencia de la existencia, una vivencia del Eterno
Presente y un éxtasis del Deleite Profundo.

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como los bastones de mando. En Gonnersdorf, un yacimiento alemán a la orilla


del río Rin, existen decenas de placas que muestran a parejas de mujeres
rozándose los pechos en actitud cariñosa. En el arte rupestre europeo hay
numerosas escenas lésbicas y de coitos anales, como en Dordoña (Francia), en
una talla de 27.000 años de antigüedad, aparecen dos mujeres con las piernas
entrelazadas uniendo sus sexos de hombres juntos con los penes erectos y de un
hombre de rodillas con la boca en frente de un pene erecto en actitud erótica,
etc.

Parece que, durante el acto sexual segregamos una hormona especial que se
encarga de establecer vínculos entre la pareja, la oxitocina. Y lleva desde hace
cientos de miles de años afectando a las emociones, inundando nuestros cuerpos
para hacernos sentir bien. El sexo dejó de ser exclusivamente una forma de
reproducirse para convertirse en una vía de comunicación, de establecimiento
de lazos sociales. Luego no se brutalizaban ni maltrataban su entorno, ya que
empiezan a tener una visión central del hombre en el cosmos ya en el
Magdaleniense, hace 14.000 años. El sexo humano se sofistica con la
observación de la naturaleza y hasta se socializa y normaliza con el tiempo, pero
hay ejemplos de lo que podría considerarse “minorías sexuales” en el mundo
argárico con la asociación de punzones útiles tanto en mujeres como en el caso
de dos hombres (Castro et alii, 1993) Ya en el barrio praguense de Bubeneč: un
hombre3 de la Edad del Cobre fue enterrado como una mujer debido a su
posición corporal. Ya en tiempos mesolíticos, 9.000 años antes de nuestra era
los chamanes tenían que adoptar la identidad sexual contraria para realizar bien
su cometido. Inclusive en algunas culturas a una persona transexual se le
consideró que representaba la sabiduría de los dos géneros. Según kamila
Remisova la transexualidad ha estado presente siempre en las sociedades. La
sociedad no los quería integrar, por lo que vivían al margen, pero tenían un
status especial. A veces tenían que vivir en los límites del poblado, o a veces en
el centro, como en comunidades indias norteamericanas, donde eran incluso
miembros muy apreciados y realizaban ocupaciones tanto de mujeres como de
hombres, aunque en su mayoría eran mujeres”. Aún hoy día, en las montañas
del norte de Albania, quedan algunas de las “vírgenes juradas”, de avanzada

3
En su tumba, en vez de las armas que se suelen hallar en las fosas de hombres, encontraron un
cuchillo de sílex y cinco vasijas. Entre ellas, una jarra ovalada típica de los enterramientos de
mujeres. En la cultura de la Cerámica Cordada, los hombres eran sepultados tumbados sobre
su lado derecho, mirando al oeste, y las mujeres, sobre su lado izquierdo mirando al este.

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edad.4 En Chequia este “proto-praguense” del que nunca sabremos bien por qué
fue enterrado como una mujer, si era un hombre.

Como apreciamos, el deseo puede ser argumentado en contra del modelo


biomédico, pues lo internaliza cualquier ser humano en su socialización y en las
relaciones intergenéricas, que encajan en la diversidad de las experiencias, lo
que nos muestra la posición ambivalente que es parte ineludible de la naturaleza.
Para Freud, la realización de deseos tiene una importante dificultad cuando
tenemos que confrontarnos con los muy frecuentes sueños de angustia,
suponiendo que hace miles de años se identificara la representación de una
angustia de contenido sexual. Ante la obsesión de repetición, el principio del
placer no representa más que la antesala de una vivencia alucinatoria inocua,
mediante un cumplimiento alucinatorio de deseo (Freud, 1933, p.16) y con el
fin de intentar determinar sus opciones. Ella Sharpe (1937) no aclara la
indicación de distinguir imaginario y simbólico y en ese sentido, y es que en n
el sueño, el sujeto está ligado psíquicamente a estas situaciones traumáticas.
Aunque relacionemos disforia con sueños que perturban, en ambos casos
constituyen intentos, generalmente satisfactorios, de sobreponerse al malestar
psíquico generado por estas situaciones. El intento de sobreponerse al displacer
psíquico se efectúa a través del cumplimiento de deseos, Por otro lado, estos
autores opinan que el tomar los deseos infantiles como motor único del sueño,
implica una teoría de la memoria que orienta hacia el recordar y hacia las
descargas de las excitaciones, con las consiguientes implicaciones teóricas y
clínicas que esto supone.

La erótica trans* como construcción subjetiva supera al sexo biológico y ubica


a la persona en un nivel de conocimiento, tanto personal como social. Es
importante defender la sexualidad y su aspecto fundamental, no solo la
singularidad de ser transgénero, también la forma de amar que suele ser menos
física que en el resto. Podemos hablar de creaciones neosexuales porque es
apropiado para comprender el origen de su identidad atípica, aún siendo minoría
dentro de otra minoría. El caso es que suena patético escuchar a especialistas de
la nada diciendo que todo se debe a circunstancias y anomalías, cuando su
ignorancia es la única anomalía sapiens. Como bien lo expresa Joyce Mc
Dougall (1998) las creaciones neosexuales son la mejor respuesta que el sujeto

4
Desde tiempos remotos, mujeres o adolescentes adoptaban el aspecto, el papel y los privilegios
de un hombre en una comunidad con un código extremadamente patriarcal cuando una familia
se quedaba sin varones. La condición es que nunca podrían casarse.

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ha podido elaborar ante condiciones intersubjetivas adversas. Podemos


entonces, optar por reafirmar nuestra "normalidad" estadística y consensual a
través de la discriminación, o elegir admirarnos ante la infinita creatividad del
ser humano, ese artista que se transforma y muta para no morir. Lo que el sujeto
dice a través de su proyecto transexual es una suerte de “Yo no soy lo que
parezco”, reforzado con un “No soy lo que pretenden que sea”, de donde se
desprende una especie de fórmula lógica que llega a ser inquebrantable,
simplemente porque no lo que no se quiere no se puede obligar, es de sentido
común.

En el erotismo tumultuario, por ejemplo, el deseo y posterior comportamiento


amoroso parecería totalmente desinhibido, donde no se trata de dar cabida a una
plenitud debida a la fusión de ambos sexos, sino de una superabundancia de
posibilidades eróticas. Que sepamos, los más libertinos y viciosos han sido
siempre personas de poder económico y social, algo que por alguna extraña
razón los convierte en depravados, sean del género que sean. En lo que hace a
esa diferencia, los humanos llegan al mundo sin instrucciones de uso, ya que no
hay tampoco universales al respecto, Es imaginable todo un espectro de
variantes a partir del momento en que se conservan las posibilidades de quedar
así apartadas de toda congruencia directa con la identidad y la sexualidad. La
salud sexual implica entender nuestro cuerpo y el cuerpo de quienes interactúan
con nosotros, en especial cuando estamos en la situación de ser personas trans
o mal entendidas. La salud sexual se observa en las expresiones libres y
responsables de las capacidades sexuales que propician un armonioso bienestar
personal y social, con lo que enriquecen la vida individual y social. La
orientación sexual puede manifestarse en forma de comportamientos,
pensamientos, fantasías o deseos sexuales, o en una combinación de estos
elementos, y al final, nuestra decisión se abre paso conforme a la percepción
que tiene de sus capacidades sexuales. Desde el respeco al principio bioetico de
autonomía, un individuo tiene el derecho de realizar elecciones sobre el curso
de su vida, de sus acciones, de la forma en la que atiende su salud y la manera
en la que ejerce su actividad sexual sin la interferencia de los otros.5

5
En la Declaración universal de los derechos humanos, el artículo 1 dice: “Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Han sido dotados de razón y conciencia
y deberían actuar los unos con los otros con un espíritu de hermandad”. El respeto a la dignidad
humana es tan importante como el derecho a la libertad individual, no es un principio relativo
sino un valor absoluto que es un derecho de nacimiento de cada ser humano.

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Emmanuel Passemard, considera que las imágenes de sociedades muy remotas,


derivan de la propia mentalidad de aquellos tiempos y esto hace que puedan ser
inescrutables para las mentes de las sociedades actuales. El sólo ejercicio de la
sexualidad en reclusión es visto por Bassani (2011) como un acto de trasgresión
y resistencia, más allá del reconocimiento y el estatus, se trataría de una serie
de actos performativos que van moldeando tanto las posibilidades de género
como la corporalidad, lo que posiciona jerárquicamente a los sujetos que
cumplen o se alejan de las prescripciones normativas de género. Del mismo
modo, el uso de trayectorias sexuales facilita la comprensión de las prácticas
sexuales, algo que no puede ser aprehensible a través de los códigos. En este
sentido la interseccionalidad permite enmarcar las experiencias de los sujetos
bajo un cúmulo de vulnerabilidades, resistencias, trasgresiones que configuran
su experiencia sexual preformativa. El género y la corporeidad, sólo tienen valor
en determinado campo, pues un cuerpo que se transforma, se adapta y conforma
una corporeidad a través de la experiencia incluyendo la acción, las emociones,
los pensamientos y la percepción sensorial. Este ya no solo se considera como
una máquina u objeto entrenado y modelado, sino lo que nos hace ser lo que
somos, la vía para conocer e interactuar con el mundo y una experiencia del
saber a través de los sentidos (Matoso, 2006) desde los que se erige una
maquinaria de habilidades y la mejora del rendimiento motriz. El sexo, el género
y el pensamiento se regulan bajo una motricidad en línea y es suficiente motivo
como para ar respuesta a los asuntos de la vida a través de la integración de los
distintos aspectos de su corporeidad, esto es, a través de su experiencia
consciente. Esta conexión circunscrita por mi piel, consciente y volitiva, nos
acerca al corazón de la realidad y a creernos que somos más allá de lo que
pensamos que somos (Tich Nhat Hanh, 2000)

El camino hacia la interioridad y la significatividad del aprendizaje pasa


necesariamente por el cuerpo, para conectarse con algo que está más allá en
favor de la desidentificación del yo con las emociones, pensamientos y
sensaciones, mediante la atenta observación de la experiencia directa del ser
(López González, 2013) Por ello, desde lo cuir la mejora de la salud es apostar
por una calidad de vida y su potencial como medio de transformación social.
Para la realización personal y entender el sentido de la existencia, la salud no
puede estar condicionada por ninguna consigna biológica, normativa y menos
política. Es decir, nuestra forma de estar y entender el mundo, a través de nuestro
cuerpo, reproduce una relación ética con dicha corporeidad desde el estado de
consciencia que surge cuando, intencionalmente, llevamos la atención a la

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experiencia tal y como es, sin juzgarla, ni analizarla, ni reaccionar ante ella
(Kabat-Zinn, 1990) Ni que decir tiene, de lo que sentimos en nuestro cuerpo
integrando el nivel físico, el emocional y el intelectual, sólo se produce un
verdadero aprendizaje cuando la persona es consciente de lo que significa para
ella, de su valor y de su sentido en relación con sus propias necesidades vitales.
Nuestra humilde aportación cuir podría contribuir decisivamente al desarrollo
del buen estado del carácter, en tanto se enfoque hacia la estimulación de la
seguridad en una/o misma/o, lo cual no es una metodología al uso, sino a través
de su propia experiencia preformativa. El placer es una manifestación de alegría
que se aprende, como debiera hacerse con la divergencia de género o de
ideología, simplemente. Nuestra propuesta, en principio propicia situaciones
pedagógicas, en el sentido de un disfrute que favorezca la motivación intrínseca,
el placer por el mero hecho de sentir nuestro cuerpo expresarse en libertad y la
seguridad real de estar donde queremos estar y ser; si la corporeidad humana se
amplia, se potencia a través de estados de ánimo alegres y positivos.

La educación y práctica consciente de la corporeidad se construye desde su


vivencia, mediante la exploración y la curiosidad, la observación, la
imaginación y la creatividad, la intuición, la actitud empática, la comunicación
y también desde la cooperación, la confianza y el respeto, así como la tendencia
al autoperfeccionamiento (Gang, Meyerhoff & Maver, 1992) No caben fisuras
más intensas, entorno a la corporeidad desde un punto de vista etnográfico ni
epistemológico. La Neurociencia ni la psiquiatría tienen idea sobre el
transgénero, ya que la idea de una valoración cognitiva depende no solo de su
particular forma de verlo, también cuenta el modo en que ella se figura su propia
identidad en el mundo, el sentido de lo que es su individualidad y de lo que es
capaz para su individualidad. De hecho, entre las ideas emocionales no se
atienden ni entienden realmente aquellos sentimientos emocionales divergentes,
debido a su imprevisible trayectoria. Cuando se diagnostica una "disonancia con
el yo", realmente lo que se hace es no comprender a quien se expresa de forma
inesperada o en contra de la habitualidad. Los supuestos especialistas si que
están en disonancia cognitiva con lo cuir y la diversidad de pensamiento, de
género y hasta del respeto que tanto promulga la UNESCO. Al parecer la
materia gris y el sistema límbico se encuentran huérfanos de receptores sabios,
a la espera de una nueva ciencia que vaya más allá de las memorias espejo y
sinapsis superficiales. La corporalidad tiene el doble sentido: abarca el cuerpo
como estructura experiencial vivida y el cuerpo como el contexto o ámbito de
los mecanismos cognitivos. El problema es cuando hay conflicto entre ambas

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Iconología Sapiens-cuir

fronteras, y esto depende de la manera de estar en la realidad. Habría una


sensibilidad intelectiva queriendo decir a través de la experiencia cuáles son las
vivencias reales, pues no hay ficticias, y que seguramente trastocarían todos los
órdenes generados por la iteración normativa de la cadena evolutiva.

Antropología y psiquiátrica presentan un solapamiento considerable respecto


de la frecuencia de género sobre el “no sexo”, y es que se gira alrededor de
nociones como lenguaje, terminología o nomenclatura, lo que no deja de ser una
pérdida de interés, más que de tiempo. A nuestra paulatina consideración le
sobran razones para eliminar el término género como clarificación de los
problemas subjuntivos, en tanto en cuanto, lo cuir no acepta los mecanismos
explicativos del proceso de sexuación o diferenciación a lo largo de la vida. No
hay proceso porque en este caso, no hay verticalidad o linealidad determinante,
ni tampoco es una cuestión pragmática, pues quienes discrepamos más allá de
la condición identitaria, en la que no creemos por cierto y, siendo como somos
transgénero, apenas nos interesan los estereotipos genéricos. Estamos en el
mundo sin pretender establecer ninguna disyuntiva ni derivación conceptual,
tampoco una postura intermedia en ningún sentido, pero sí podemos preguntar
si entonces vale la pena algún resquicio de intercambiabilidad. Seremos tan
inflexibles con quien lo sea de antemano, ya que estamos perfectamente
aislando la esencia trans* del contagio binarista y predador de un ser que se jacta
de llamarse humano cazador o en su caso, feministas dominantes. No importa
que estemos o no en esa integración de siglas LGTBIQ… porque ser diferentes
viene a ser una entelequia nominalista en una panoplia de división simplificada.
Ser trans* o demasiado versátil, ni forma parte de ninguna rareza ni cambia nada
que no existiera, en todo caso si merece la pena hacernos valer como lo que
realmente somos, por encima de una mentalidad o contingencia biológica.

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Investigaciones finales del Paleolítico

La obra de García Díez y Angulo, publicada en 2005, cuenta con 192 páginas y
numerosas fotografías en color; los autores afirman que precisamente «en sus

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imágenes se encuentran las bases de nuestro comportamiento sexual, pero eso


solo le interesa a determinados binarismos opositivos, donde no nos
encontramos. A lo sumo resulta curioso más que anecdótico el especular con
formas tan lejanas o actitudes presumibles, cuando después de tantos siglos se
echa mano de la caverna con total alevosía. Los estudios de género soñaron con
ser interdisciplinarios, las gentes de la Prehistoria con ser mejores que nadie del
entorno, al final la creciente desilusión sigue in crescendo en una sociedad que
exporta ansiedad y prepotencia sin saber en realidad qué confrontar o disponer
como prueba verídica de su verdad. Ni tenemos certeza de la condición sensible
de quienes plasmaron formas y conceptos gráficos en las cuevas, ni se puede
comprobar el grado de generidad como forma de categorización, ni personal ni
social. La dificultad reside en la capacidad de entender más allá de la piel y los
limitantes estímulos que controlan al ser humano y no al revés. Cuando nos
referimos a la satisfacción cultural de los impulsos individuales y las emociones
en el sexo, tan solo cubrimos un ángulo estrecho de la fisonomía, ignorando la
naturaleza que le convoca a tales prácticas o pareceres. Por mucho que se
escriba, la satisfacción plena de los impulsos seguirá siendo patrimonio de la
tanscendencia y la base pseudo-lógica de una tipología chabacana y hasta
putrefacta, en términos dalinianos.

José María Bermúdez de Castro, ha señalado que las investigaciones más


recientes «nos ayudan a desmitificar hechos tan comunes y naturales como el
erotismo o la homosexualidad, que estuvieron presentes sin tapujos en la
llamada Edad de Piedra. La mayoría de las culturas “modernas” se han
empeñado en esconder y convertir en reprobable y censurable lo que un día fue
uno de los mayores descubrimientos de Homo sapiens y quién sabe si también
de otras especies, como los neandertales». Cerca del final del período Paleolítico
Superior, los humanos dejan artefactos y material gráfico en los que se sugieren
muestras de homoerotismo, como en Addaura (isla de Sicilia) en el cual mujeres
y hombres bailaban alrededor de dos figuras masculinas que mantienen
relaciones sexuales. También sobre 2400 a. C.: la tumba de Nianjjnum y
Jnumhotep es construida en el antiguo Egipto durante la Dinastía V.26 Se cree
que los dos hombres eran amantes, siendo este el primer registro de una posible
relación homosexual. En Babilonia se registran algunas prácticas homosexuales
entre sacerdotes, relacionadas con el culto de Ishtar y ritos en los que bailan
travestidos, así como prostitución masculina sagrada en los templos. En nuestra
especie, el sexo era y es todavía un factor básico para fomentar nuestra
sociabilidad y otras formas de poder que son más extrañas de calificar
objetivamente. La imaginación ha jugado incluso un papel simbólico que ha

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Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

tratado de ignorar u omitir su verdadero significado, pero al tener licencia para


decir lo que le venga en gana, la mente solo proyecta supuestas interpretaciones
basadas en la polarización referencial y universalidad del presente.

En el verano de 2014, tuvo lugar en el Centro de Recepción de Visitantes de


Atapuerca (Burgos) una exposición titulada Sexo en piedra,6 la cual ofreció al
público un bello e instructivo recorrido por la historia sexual de la humanidad.
La muestra estuvo basada en el libro de divulgación científica, también titulado
Sexo en piedra con el subtítulo de Sexualidad, reproducción y erotismo en
época paleolítica. También destacaba el realismo de las imágenes femeninas en
comparación con las masculinas, en las que la única parte del cuerpo que se
remarca es el falo, lo que viene a poner en evidencia el lugar preeminente de la
mujer en la sociedad paleolítica. Para encontrar cualquier origen, la Arqueología
del Género es una interesante propuesta en tanto y cuanto la condición de
subordinación no estaría clara a tanta distancia cronológica. Decía Simone de
Beauvoir que “el feminismo es una forma de pensar y una manera de vivir” y
esta consigna si que es universal, muy oportuna para la filosofía cuir y modelo
abierto de vida. Este comportamiento responde a la capacidad de discernir la
desigual distribución del ejercicio del poder en el entendimiento, que está por
encima del físico. Alguna referencia a ciertos rituales no es motivo suficiente
para afirmar el comportamiento sexual y erótico del sujeto primitivo, pues son
escasas las representaciones sexuales, que, además en su mayoría no presentan
atributos ni posiciones o comportamientos definitorios.

Aunque se han encontrado dibujos y objetos que hacen referencia a la


sexualidad tanto femenina como masculina, el arte paleolítico de alguna manera,
adrede exagera y sobredimensiona los atributos sexuales primarios.
Descubrimos imágenes "explícitas" en localizaciones de Francia y España que
"hablan de las formas o posturas de practicar el coito". "Mirando su libro de
posturas encontramos posiciones fronto-dorsales y fronto-frontales realizadas
de pie o de rodillas o a cuatro patas. Lo que interesa de ellas es que en todas se
conseguiría una penetración profunda, lo que facilita mayor placer. El estudio y
representación de cuerpos desnudos muestra su conocimiento, de sus
pormenores, en su aspecto tanto físico como recipiente de su «yo interior» y en
nuestra retina está la Venus de Willendorf como una mujer que simboliza un
alto nivel de éxito y bienestar. El conjunto de obras respeta la ley de frontalidad

6
Sexo en piedra tiene una aplicación social porque reflexiona sobre las sociedades pasadas,
las modernas y las que queremos construir».

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Iconología Sapiens-cuir

aunque la cabeza parece «mirar» ligeramente hacia el seno mamario derecho.


Parece ser una representación convencional, no realista, ya que su abdomen,
vulva, nalgas y mamas son extremadamente voluminosos (as nalgas:
esteatopigia) de donde muchos estudios han deducido una fuerte relación con el
concepto de la fertilidad. Los brazos, muy delgados y casi imperceptibles, se
doblan sobre los senos. No tiene una cara visible, estando su cabeza cubierta de
lo que pueden ser trenzas, un tipo de peinado o una capucha, e inclinada hacia
adelante.

El arte mueble o mobiliar parece haber rebasado la mera funcionalidad, de cuyo


pensamiento simbólico habría que esperar para que las investigaciones se
consoliden y sepamos de que hablamos cuando queremos determinar la
identidad de utilidad práctica o votiva, pero no se descarta que pueda darse una
función fetichista. Aunque los ideomorfos no se puedan clasificar, no dejan de
ser objetos de imaginación para que libremente, cada cual reinterprete de
acuerdo a sus creencias. Partiendo de la realidad biológica en la que se refleja
que la monogamia en el reino animal es un fenómeno raro que, de hecho, sólo
atañe alrededor de un 3% de las especies, también podemos otorgarle
significados rudimentarios o equivalentes a simples bastones perforados y
propulsores. Evidentemente los temas faunísticos aparecen en los primeros
planos, otra cosa siempre ocurre con lo más íntimo y particular, hasta el punto
que la abstracción habría podido hacer acto de presencia desde lo algo tan íntimo
como un deseo irreprimible, efímero y quizás forzado. Kim Wallen y Julia L.
Zehr propusieron que la plasticidad en la actividad sexual podría explicar, al
menos en parte, la evolución en los grandes simios y también en nuestra estirpe,
de una sólida y compleja vida en comunidad. Quién se atreve a negar que el
totemismo sirviera para solapar estímulos privativos, aquellos que se
encontrarían entre el mundo anímico y sobrenatural y el mundo material, quizás
todo sea fruto del contacto con alucinógenos y sus movimientos repetitivos
mientras duraba el trance. La memoria y la alta emocionalidad del momento, ya
harían el resto.

No es crucial que en el reino animal las hembras, primates incluidas, por lo


general suelan ser polígamas. O lo que es lo mismo, según los hallazgos más
recientes la poligamia femenina es la regla más que la excepción, porque ya
sabemos que el binarismo se ha forjado con la fuerza y esta es muy posterior a
cualquier principio de vida y de sentido comunal. Los apareamientos múltiples,
además, incrementan la diversidad genética y la viabilidad de la progenie, pero
esto tampoco es relevante en unos tiempos donde no había leyes ni el control

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absoluto de nada. Por ello, habría que tener en tela de juicio la dualidad de la
naturaleza7 frente a la multicausalidad, cuya gestualidad nos permite extrapolar
cualquier fórmula con aspecto de validez.

En contraposición, aquellos antiguos, no teniendo ninguna noción de derechos


individuales, conferían prioridad a la participación colectiva y de paso,
establecían el principio de supervivencia. La falta de carácter belicista en la
sociedad actual influye en su interés en la participación política, como los
primates entendieron que sus necesidades eran exclusivamente biológicas.
Estas pautas fueron calificadas por Brunt (1988: 281-350) como insatisfactorias,
porque resultaban demasiado simplistas, como por ejemplo la que alegaba que
la influencia del sujeto respecto a la política se podía medir según la amplitud
del territorio, aunque fuere relativo. El hecho de la imposibilidad de generalizar
un concepto de libertad en el seno de diversos momentos históricos, no es más
que una licencia prosaica de del paradigma republicano en el tiempo y de su
espacio. Pettit (1997, 51 ss.; 143) destacaba que la libertad republicana no
debería calificarse con este carácter positivo de participación democrática, sino
como una libertad de carácter defensivo frente a cualquier tipo de dominación,
que en el caso sapiens es motivo de polémica desde siempre. Las diferencias
entre estos dos tipos de libertad se fundamentaban esencialmente en que
mientras que para los antiguos la libertad era un concepto que suponía la
participación del individuo en la política de su país, junto a la pertenencia a una
sociedad o comunidad, para los modernos la libertad adquiere una connotación
eminentemente individualista, entendiendo por tanto que el sujeto libre es aquel
que no sufre intromisiones en su esfera privada.8
Otros, como Kant, entenderán la libertad como la capacidad de los individuos
de autodeterminarse de modo a priori, de forma tal que la voluntad no sea
dependiente de la facticidad; a la inversa, la voluntad sería su razón de ser. Para
Skinner, la libertad política es una fórmula para una regla, cuya materialización
no requiere, necesariamente, de una teoría del poder que comprenda la
dimensión de la política en cuanto una realidad histórica que ocurre en una
tensión permanente entre dominación/no dominación. En realidad, esta libertad
no se opone a la de la vida en sociedad, ya que justamente el éxito de la
comunidad política es una garantía de la propia libertad como no dependencia.

7
El conjunto de su pensamiento es, sin embargo, más eficaz contra el dualismo por la
importancia que da a la materia en la constitución del hombre y en el conocimiento, siguiendo
a Aristóteles.
8
Skinner 1978, 157 ss.

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Iconología Sapiens-cuir

La existencia del ser humano individual está condicionada a su dimensión social


y el dominio de la significación sobre el mundo, esa cosa caótica al borde
siempre del abismo, que no tiene fondo… Ese abismo que está en el horizonte
humano es descrito así por Unamuno en Del sentimiento trágico de la vida
(1912) tras el anhelo vital de inmortalidad humana y hallar confirmación
racional, un consuelo trágico de una vida seria y primitivista sin claves para una
trascendencia real. Para Oteiza en cambio, a experiencia más hermosa que
tenemos a nuestro alcance es el misterio, ese sustrato paleolítico que radica en
la cuna del verdadero arte y de la verdadera ciencia de los objetos de deseo.
Seguramente fue la experiencia del misterio (aunque mezclada con el miedo) la
que engendró la religión y nuestra percepción de la razón más profunda y la
belleza más deslumbradora, pues en la antigüedad el tiemo es una dimensión
directa y consumible. En este sentido, el primado del principio de identidad y
no contradicción del ser sapiens, no son abarcadas, siquiera en su forma general,
simplemente porque la superación de lo directamente perceptible, apenas
significa algo más que eso.

Sigamos a esa lógica poética, tanto sapiens como cuir y así comprender aquel
mundo primitivo, repleto de pasiones violentas. Mi búsqueda de protección es
la de los Espacios míticos, decía Oteiza9 de la no identidad, sobre cómo la
creación artística, poética o mítica tiene la potencia de enunciar verdades vitales
y en acción. Dado que el mito se convierte en portador de una verdad propia, su
imbricación con la cosmovisión ordena en una coherencia, una serie de
imágenes heterogéneas, cada una de las cuales manifiesta la visibilidad de un
aspecto del mundo antes indiscernible, y aún reminiscente. Cierto es que no hay
existencia individual y colectiva exenta de la experiencia de algún mito,
habitualmente de ese hacer imaginario, y por el que su origen humano
contribuye a crear identidades y comunidades a su libre criterio a lo largo de los
tiempos. Hay una necesidad de religión alentada por la resistencia a aceptar las
restricciones y límites de la existencia real, un límite de toda significación
establecida, y en todo lugar al que llega nuestra razón. Se establecería así una
especie de analogía entre el mundo mítico-ritual primitivo y las experiencias
filosóficas modernas, que hace del crómlech neolítico un instrumento canónico
de su genuina metafísica. Pareciera que con la inclusión del término religioso
la temporalidad histórica se suspendiera en una levedad de ser,
consiguientemente en una línea racionalista de experimentación transcendente.

9
Documento inédito, FMJO-‐3227 (1958)

19
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

En cualquier caso, lo que ya está presente desde nuestros inicios es la búsqueda


de una identificación estética, ética y espiritual, así como la inclinación al riesgo
para anticipar una utopía. Y es que toda relevancia trascendental tiende a privar
a los elementos orgánicos de su valor orgánico, o sea, a traducir todo lo
cambiante y aquello relativo, a valores de necesidad absoluta.10

Figuraciones

La ambivalencia de la divinidad constituye un tema que se en cuentra en toda la


historia religiosa de la humanidad. Varuna viene a ser un dios ambivalente, y el
pensamiento indio se afana por interpretar esta ambivalencia ya como una
biunidad divina, ya como una coincidentia oppositorum. Para Baader, el

10
Wörringer, Ibídem, 1953, p. 135-136.

20
Iconología Sapiens-cuir

andrógino existió en el comienzo,11 y existirá de nuevo al fin de los tiempos. De


hecho, las figuraciones que representan lo femenino abarcan una extensa
cronología: aparecen en todas las fases del Paleolítico superior, ya sea en las
paredes de las cuevas o en el arte mueble. A veces se trata de figuras realistas,
otras veces son muy estilizadas y, como es conocido, la mayor concentración de
representaciones de mujeres corresponde a las llamadas Venus o estatuillas
paleolíticas. Pero desconocemos el código de los homínidos del paleolítico y de
nuestra mente en el pasado, con lo cual los movimientos surrealistas, abstractos,
impresionistas o informalistas son apéndices de una simbología arqueológica
que reitera comportamientos12 que coexisten como si fueran símbolos de
identidad de la cueva, de nustroas oquedades inconscientes al servicio de la
mismidad. Otras manifestaciones, en cambio, parecen llamar a la introspección
o su observación en solitario, a lo cuir, aprovechando tanto los salientes de las
rocas como aquellos rincones escondidos donde el mundo de las sombras
palidece con sus portadores.

Se ha dado prioridad a la existencia de una Razón Universal en los procesos


cognitivos y al positivismo de sus conclusiones, objetivando el fenómeno de la
cognición. Todas las ciencias han indagado de manera superficial en este vasto
territorio del que poco se puede extraer al no haber emergencia conductual, sino
un interés informativo de la memoria de trabajo. Desde esa constatación
aparentemente simple, en un lugar subalterno de la conciencia a las personas
trans, aunque sean de clase media y universitaria, se les diseña en el sentido de
no únicas e imparciales, sino en cuanto a la inexistencia de lo natural. Con lo
anterior pocas bromas, pues la llegada de una ola xenófoba mediante una
juventud inapropiada y anticulta, es en realidad una construcción cultural
fagocitada por los residuos tecnológicos en su afán de globalizar cualquier
producto esperpéntico. Esta generación llevaba en sí misma con menos
necesidades de sabiduría, arrojan numerosas diatribas sobre los estoicos es de
acción mediante la virtud. Como irreverentes ante la Escuela cínica se atreven
a frecuentar con juegos de palabras frente a quienes proponían ideas y teorías
incomprensibles. Hay que preguntarse a qué distancia se encuentra la obra

11
La principal fuente de inspiración de Baader era Jacob Boehme. De Boehme tomó la idea de
una primera caída de Adán: el sueño de Adán durante el cual su compañera celeste se separó de
él. Pero gracias a Cristo, el hombre volverá a ser andrógino, parecido a los ángeles.
12
Hay signos que aparecen duplicados de manera casi idéntica en dos cuevas alejadas varios
cientos de kilómetros entre sí.

21
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

lírica13 de La señora Parker y el círculo vicioso, o en su caso la areté en boca


de Diógenes de Sinope llevando al extremo la libertad de palabra, respecto de
esta nueva vagancia cosmopolita. En esta post-contracultura sigue habiendo un
ramillete de indignadas conciencias adormecidas, que suponen un revulsivo
moral frente a ese otro cinismo egocentrista de las redes. Bajo esta estirpe de
filósofos frescos que tampoco son críticos con las convenciones, nos movemos
con desconfianza, temiendo a su intrínseco y latente conservadurismo, y de los
que no esperamos ni agua. Rememoramos a menudo el reconomiento de un día
glorioso (Kynogamia) en este actual contexto de crisis, lo hacemos apuntando a
unas contra-genealogías y en relación a los procesos de divisiones del
pensamiento. Cuidamos, eso si, de relativizar la investigación disidente, las
maneras de pensar la transformación y el cambio social radical, de cómo releer
el inmenso cuerpo de trabajo que nos llevaría a denostar las formas en que se
está instituyendo la producción de conocimiento de los Estudios Transgénero.
Entendiendo a este como economía política de la producción de conocimiento,
no como producto o nueva mercancía consumible.

Desde la ficción política se reniega de un binarismo casi desterrado en el


espectro de los sabios o de los libres, porque la despatologización de las
identidades trans ya no puede estar en los devenires minoritarios, aunque la
sabiduría siempre ha pertenecido a una escasez numeraria. Mientras exponen
las potencialidades para la resistencia, la disidencia sexual pone en enfásis la
heterogeneidad de los cuerpos, las prácticas políticas y las experiencias en
relación con el prefijo «trans» que significa ir «más allá», «a través»,
“atraversar” las normas sociales binarias impuestas. Hay una parte de la
iconografía descubierta que ya muestra escenas de la vida sexual durante el
paleolítico, y es al crear nuevos códigos en actos de re-existencia, que actuamos
haciendo un cortocircuito en los flujos de producción del conocimiento.
Dirigiendo la atención crítica hacía lo afectivo y lo sensible, y haciendo de las
prácticas sexo-género disidentes una cuestión fundamental para cualquier
construcción de la historia, el estudio cuidadoso de las imágenes paleolíticas ha
«sacado del armario» indicios que sugieren que el sexo homosexual, tanto
femenino como masculino, era habitual en el Paleolítico superior. Teniendo en
13
Dorothy Parker, conocida por su cáustico ingenio, su sarcasmo y su afilada pluma a la hora
de captar el lado oscuro de la vida urbana, fue la principal animadora de la tertulia de escritores,
críticos, dramaturgos, actores y periodistas conocida como mesa redonda del Algonquín (1919-
1929) mal llamado círculo vicioso, y una gran defensora de los derechos humanos, sin embargo
olvidadas sus cenizas durante años, cuyo epitafio expone, como ella había deseado, de "Excuse
My Dust" (“Perdonen por el polvo”)

22
Iconología Sapiens-cuir

cuenta la terrible persecución históricamente ejercida sobre este aspecto de la


sexualidad humana, no es materia menor subrayar que el arte lésbico se ha
descubierto en muchos sitios. Así, por ejemplo, en diversas cuevas o abrigos
franceses se han encontrado imágenes de hasta 27.000 años de antigüedad de
mujeres en actitudes de afectividad voluptuosa. En Gönnersdorf, un yacimiento
alemán en la orilla del Rin, han salido a la luz decenas de placas que reflejan
parejas de mujeres mostrando distintos grados de afectividad sensual. Una de
ellas, de 12.000 años de antigüedad, se coloca entre las piezas de arte paleolítico
más hermosas encontradas. Bautizada con el nombre de Las bailarinas,
representa a dos mujeres que danzan cariñosamente enlazadas. Aunque en
número mucho menor, los estudiosos han encontrado también diversas figuras
masculinas que translucen comportamiento homoerótico.

El sexo social (2010) Carbonell, que también es director del Instituto Catalán de
Paleoecología Humana y Evolución Social, argumenta respecto a las relaciones
entre personas del mismo sexo, que: «En los mamíferos y, en concreto, en los
primates, se da la homosexualidad. Y nosotros hemos heredado toda la
variabilidad del comportamiento sexual del género Homo». La reflexión de
nuevas técnicas para maximizar la vida, lejos de inhibir o reprimir la sexualidad,
nada tiene que ver con la genética, lo que se logra es que los individuos adapten
su comportamiento y su identidad a los modelos y a las expectativas creadas por
la sociedad para los sujetos masculinos o femeninos, además de cruzados. La
consecuencia del dualismo platónico es la estructuración de nuestro sistema de
pensamiento de una forma dual, pero el transfeminismo se preocupa sólo por el
ser (la esencia, la sustancia, la idea) La modernidad acentúa el dualismo
platónico, con el cartesianismo la pasión y la racionalidad se consideran dos
extremos irreconciliables, como los géneros. Razón de más para que un tercer
género no tenga por qué asumir ningún parentesco con el binarismo, por otr a
parte tan previsible y aburrido. Carbonell argumenta respecto a las relaciones
entre personas del mismo sexo, que: «En los mamíferos y, en concreto, en los
primates, se da la homosexualidad. Y nosotros hemos heredado toda la
variabilidad del comportamiento sexual del género Homo».

A pesar del culto a lo tremendo y al símbolo o falo de Tübingen, descubierto en


el interior de la cueva de Hohle Fels (Alemania) y que posee una antigüedad de
unos 28.000 años, este objeto cilíndrico exquisitamente esculpido en piedra, de
unos veinte centímetros de largo por tres de diámetro representa una de las
mayores simplezas del universo. Hasta tal punto que desde aquellos diversos
grupos de cazadores recolectores, incluso actualmente tienen relaciones

23
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

sexuales en sus cabañas, pero éstas están abiertas, de manera que si alguien pasa
y mira no sucede nada, seguramente como ocurría en el Paleolítico (Cristina
Saéz, 2011) En cambio, el modelo de subjetividad cartesiano impuso su
maquinaria dependiente e incapaz de alcanzar la plena madurez, y esto no deja
ser un drama humano, siendo en este caso, el cuerpo totalmente inesencial. Hay
quien defiende una relativa igualdad entre géneros como Poullain de la Barre
con su obra de L'égalité des deux sexes (1673) en este transitar de la supuesta
barbarie a una modernidad que nunca llega del todo o a una mayoría cultural.
La lógica derrideana de reconocimiento de la alteridad ha sido aprovechada por
el feminismo para criticar la concepción hegemónica y asimétrica de los sexos,
pero habría que abir el abanico y extender la queja frente a tanta desigualdad y
abuso en todos los órdenes de la vida. Pareciera que la declaración de derechos
humanos, en su traducción y aplicación, haya sido un lema de una apostasía
asimétrica de los sexos.

Entre los puntos ciegos de su lógica, el racionalismo ilustrado como arma


argumentativa se abstrae de posiciones críticas, de la alteridad y del cuerpo, a la
hora de reinventarse como especie. El punto de partida del reconocimiento de
la diferencia no se ha de entender como una cosa natural, ni como una noción
esencialista o meramente biológica sino en torno a una entidad social,
libremente situada donde se inscriben numerosos códigos. Esta nueva etapa
comienza con el reconocimiento de una añorada igualdad, presidida por una
nueva cultura, aunque lo nuevo ya está en desuso y cultura permanece en estado
de excepción, pues no termina de entenderse como algo monolítico y mucho
menos de forma universal. En esa dicotomía la autonomía infranqueable si
permite ser penetrada por un producto de ficción en nombre de una
globalización irreal, dejando en entredicho la modernidad y su autolegitimación.
Para favorecer puntos parciales de anclaje, la autoafirmación de las diferencias
reconoce la existencia de dos sujetos en uno, que se establece en la relación
prototípica que proyectamos y que no no atiende a unas leyes externas a sí
mismos. Hablamos de configuraciones subjetivas diferentes, por una parte, la
comunidad no estaría formada por individuos atomizados, pero tampoco las
pulsiones elementales han dejado de respetar otras diferencias como la práctica
de la intersubjetividad. La performatividad siempre ha estado a nuestro alcance
para corregir o transformar la pequeña realidad en la que nos encontramos,
demanera que una elección es necesaria para que tengamos derecho a ser
consecuentes.

24
Iconología Sapiens-cuir

La pedagogía transgresora respalda la forma de conceptualización de la


diferencia, pero no la reduce a dos elementos opuestos, en todo caso, fusiona
estructuras de inteligibilidad de nuevas identidades. Para algunos, la
neutralización del sexo significa el fin de la especie humana, pero solo en
términos reproductivos y además es falso, ya que no desaparece nadie. Es
curioso como donde se suma la perversidad de esa parte de la especie quiere
restar, y menos mal que la evolución no está en sus manos, ni habríamos salido
de las cuevas. No olvidemos que, entre la élite feminista hay mentalidades
destructivas y eso se manifiesta en su intolerancia, como si hubiera habido un
trasvase de fuerzas y al final solo cambie el poder de manos. Sin embargo, la
oposición no debe desear la fuerza que tanto ha sufrido, ni es inteligente ni
positiva, y aunque se pone al servicio de una política radical inapropiable, lo
sensato es ilustrar un corpus de conocimiento, de normalización y control de los
cuerpos. En realidad, lo queerness es una versión sofista de las cátedras
universitarias a favor de la dignidad sobre el estado de naturaleza, previendo el
peligro de una corrupción del cuerpo y mente, tentada por una tecnología
indiferente y sin alma. Hay espacios del derecho natural en los que romper con
los cánones de su tiempo es imprescindible y depurativo, como lo era acabar
con la ablació o el sati y tantas aberraciones patriarcales. En términos de
insurrección, la construcción de la identidad de género responde a una
comprensión de la realidad articulada a través de conceptos binarios:
natural/construido, sexo/género, hombre/mujer, heterosexual/homosexual,
cisgénero/transexual… poniendo de manifiesto el carácter artificial de dichas
normas, lo cual no ayuda a rearticular esa visión más horizontal que no necesita
explicitar nominalmente.

De la Barre hizo célebre la frase “la mente no tiene sexo” dado que a su parecer
todos tienen las mismas posibilidades de acceder a la razón universal, y esto
sería muy fácil de comprender en cualquier aula de formación, si no fuera
porque lo llevan al terreno de guerra, aquellos que siguen creyendo en la
manzana de la heteronormatividad. La apelación al cuerpo simbólico se
materializa en el centro de la producción de conocimiento, superando la mera
visibilización y las posiciones esencialistas, que se compromete con la idea de
que todo el mundo puede ser inteligente con respecto al género. Los colectivos
activistas parecen estar motivados y preparados para su participación más
directa en actividades docentes o en la formación de profesionales, algo
fundamental si se quiere desbordar sus propias fronteras. Recordemos como
Yuderkis Espinosa (2003) desde ese espacio de significación subversiva, nos
avisa que queda pendiente la recepción del cuerpo que está interrumpiendo la

25
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

performatividad. Asimilaremos, haciendo uso de cierta agencia, que lo corporal


y lo natural no constituyen ningún problema en si mismos, sino que lo
problemático es nuestra manera de entenderlos e interpretarlos, si somos básicos
o sapiens evolutivos. Nussbaum propone un camino hecho de luchas y peleas
para construir instituciones realmente democráticas que garanticen derechos a
todas las personas. No basta con un pensamiento crítico, pero implica entender
de dónde vienen las ideas, discursos y realidades identitarias, para afirmar el
derecho a condiciones de vida aceptables de manera que se afirme el rol
constitutivo de la sexualidad y el género en la vida política. Butler explora unas
normas sociales que encuentra configuradas y tiene cierta agencia para
diferenciar, definir y producir repetidamente, lo que hace posible, inteligible,
leíble, reconocible ser merecedor de derechos.

Los nuevos materialismos en cambio muestran que naturaleza y cultura están


tan enredadas que no las podemos separar como realidades que ya son, sino
incorporar la naturaleza para salir del antropocentrismo y mediante una
mutación continua e irrefrenable, que represente un elemento activo. También
en lo queerness el sujeto no sería más que una de las infinitas posibilidades y
formas de la naturaleza, pero de forma cambiante, que no descuidan lo social y
a la vez se preocupan por fuerzas, afectos y deseos. El nuevo materialismo
transfeminista propone repensar una naturalidad reconectando el cuerpo sobre
una mentalidad sólida y llevar a cabo políticas éticas, incluso menos sonoras.
La cuestión a recordar es lo que significaría hablar, de ocupar el espacio o la
expresión corporal con verdaderas garantías. Al mismo tiempo significa
recordar que la subjetividad de cada una se construye también a través de las
relaciones que se establecen con los demás (Butler, 2003) Pero no es sólo eso,
la incertidumbre y las interrelaciones van a marcar la necesidad de una
continuada redefinición del concepto género, y esto repercute sin duda y
sistemáticamente en un modelo que dificulta aceptarse como un ser carnal.
Bueno, de alguna u otra manera la relevancia del cuerpo es el reflejo pensante
para entender y conocer nuestro quehacer intrínseco. Algo tan constituido y
constituyente de cultura si vemos la diversidad de expresiones corporales
traducibles a un lenguaje queer/cuir, partiendo del hecho de sus diferencias
sexuales y, aproximarnos al cuerpo como fenómeno cultural de género y como
factor de relaciones sociales posibilistas. Estableciéndose las conductas y los
atributos de las personas en función de sus cuerpos (Lamas, 2002: 3-4)
reducimos lo reduccionista a polvo, que, en beneficio de otros, las identidades
de género se constituyen recíprocamente. Todo pasa por el reconocimiento de
una diversidad como una comprensión y coexistencia de opuestos, de manera

26
Iconología Sapiens-cuir

que en tanto que somos corporales, siempre podremos aprender del cuerpo como
constructor discursivo y de cultura.

27
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

Estética

Intelectualmente, imaginamos una sociedad preciosista y palpitante, realmente


compatible con aquellos neandertales usando collares y maquillaje corporal
hace 50.000 años y con la deshumanizada decadencia capitalista, que por lo
menos mantiene cánones de unidad artística vigentes. A lo largo de la historia
hemos ido pasando de un cuerpo prohibido, a un cuerpo instrumental, racional,

28
Iconología Sapiens-cuir

ético y hasta múltiple o plural, sobre todo asumiendo el reconocimiento de las


diferencias. En este sentido, según Alvarez-Muñarriz, la mente humana parece
concebirse como una hoja en blanco en la que la sociedad va escribiendo su
particular versión de sus propios impulsos, deseos y costumbres a través de un
proceso de enculturación. Nuestra identidad de lo qué somos y quiénes somos,
alterada por medio de la interacción social, nos lleva a la búsqueda y encuentro
de una inversión particular, a veces fractaria, El modo de dirigirnos al mundo
permite al individuo interpretar experiencias, modos de vida de universos
imaginarios. Ante una diversidad de las identidades, la cultura es tan solo un
reflejo asimétrico en el que interactúan combinaciones en las miradas ubicadas
en la sensibilidad para la identificación estética del cuerpo humano. Desde una
mirada estética la interioridad sale a la luz, identificándose en continua sospecha
de alteridad, dispensada en lo icónico, donde expone su censura y el aplauso
temporalmente. En el campo de la imagen, ciertas peculiaridades propias del
lugar y de sus integrantes nos describen la realidad de la situación desde un
argumento meramente intelectual que viene desde fuera. Luego ya de largo, la
imaginación interpretará como sublimar o detestar las seducciones sensoriales
y otras distracciones mentales.

Habiendo caído en una identidad no inmutable, estaríamos en condiciones para


preparar al aparato mental sobre esta idea de la tentación y que debe referirse a
la observación profunda. Luego, si capturamos sólo uno o dos pensamientos de
cada setenta mil, nuestra memoria selecciona una cierta categoría de
pensamiento porque cada parte de la personalidad se cree que está separada por
topes. En una mentación enfocamos pensamientos voluntarios a un nivel de un
estado inferior a otro superior, pero esto es aplicable en todas las categorías,
suponiendo que el transfeminismo cuente con ese poder de conciencia y de una
alta sensibilidad. Este ejercicio temporal despierta simplemente por la pura
agitación de una pregunta esencial, con la que tratamos de justificar la severa
incomodidad de las perturbaciones interiores. Esta penetración en los niveles
más profundos y personales al final refleja verdaderamente esos propósitos y
aspiraciones superiores. Para la ciencia contemporánea, la máquina corporal
humana biológicamente hábil y escurridiza, no puede determinar más allá de
una simple influencia sobre nuestro condicionamiento en nuestras actitudes,
decisiones, estados de ánimo, habilidad de ser receptivos a nuevas ideas. Esto
solo se puede asumir como algo previo, minúsculo o válido para lo que es
habitual, no cuando puede suponer un estado de realización personal, importante
e independientemente de la ayuda exterior. Por ello, no podemos referirnos a

29
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

riesgos personales, sino a decisiones diferenciales y únicas en su desarrollo,


entendiendo su estado mediante sensaciones orgánicas y pensamientos laterales.

De un lado, el arte es una cadena de contradicciones sin intermedios gráficos


que permitan relacionar claramente las figuras naturalistas con las respectivas
abstracciones figurativas de elipses o zig-zags con las que se suelen identificar
los elementos. La esquematización es un proceso en alto grado elíptico, pero en
esos tiempos remotos no existe una evolución de lo realista inicial a lo
esquemático final: naturalismo y esquematismo conviven en una misma línea
evolutiva. La mayoría de las estatuillas femeninas del arte paleolítico no tienen
rostro. Un aspecto fundamental de muchas estrategias retóricas, en especial las
elípticas, es que surgen por algún tipo de censura, ya que los rasgos de una cara
individualizan y distinguen a una persona. Una estatuilla humana sin rostro
puede interpretarse como una representación sin identidad, innominada o
innombrable, pero también universal. Estaríamos ante una entidad humana (de
género) o divina (ente, ser), ya que son estatuillas antropomorfas, lo que quiere
decir que o bien son humanos o son cualquier otra cosa espiritual o divina con
forma humana. Al confrontar la antigüedad sabemos que ya o forma parte de
nosotros y esta no puede ni transformarnos ni desprenderse de su propia
cadencia de significado. Hoy, bajo una estética y modernidad líquida, todo se
difumina con el fin de asumir prácticas socio democráticas que garanticen su
participación en las esferas públicas, buscando favorecer el bien común y
corregir a una historia apesadumbrada de tanta carga. Razón por la cual, la
principal herramienta para la expresión en el marco vivencial de las
competencias ciudadanas, la experiencia humana cicatriza y mejora sus
prácticas pedagógicas, buscando con ello impactar con las necesidades de los
estudiantes para alcanzar algún aprendizaje desde el paradigma crítico social.
De igual forma, contribuyen los mismos a develar la historia misma de la
humanidad, acercando opiniones y discusiones entre las mediaciones y los
sujetos implicados.

Toda divinidad le vemos con un sentido neutro, pero las personas en su entorno
se adaptan a una biología caprichosa en forma de tabú. Al igual que la ausencia
de pies y patas en algunos animales representados podían deberse a una capa de
nieve o una alta cobertura vegetal jamás representadas, en el sexo no hay una
recreación por su consumación y su inmediatez. En ese tiempo tan lejano no
había voyeurismo ni evidencias eróticas, pero la pulsión de los instintos se
enmarca entre el silencio y la conservación de la oscuridad natural de la cueva.
La elipsis debió de tener un origen muy antiguo en la percepción humana, tanto

30
Iconología Sapiens-cuir

en fenómenos extraordinarios que no se saben representar, como sin duda, con


los procesos de abstracción y atracción por otros congéneres sobre los que no
tenían acceso. Aquello que puede sentirse, pero no verse o sentir cosas que se
diferencian de manera notable del grupo, iba a provocar la elipsis en formas
antropomorfas, en lo simbólico primario y en la vestimenta. Hablamos de
proporciones inusuales, al no haber disposiciones canónicas ni datos
cuantificables del día a día. La mente era un reflejo de sensaciones
desconcertantes hasta elpunto de la deliberación filosófica e histórica sobre los
diferentes relatos y ensoñaciones. La huella de la pluralidad proporciona otro
ascenso conceptual, al tiempo que una imagen unificada de lo popular no puede
dejar de ser demasiado simbólica ara quienes desean profundizar en el estudio
y análisis de los textos habidos y por haber. Entre sus muchas consideraciones,
una manifestación cultural, introduce la noción de significado narrativo, y pone
en escena la especial función creativa del relato para construir significado de las
ventajas y desventajas de tener autonomía. De igual forma, ese flujo de ideas
provocadas a partir del fenómeno del grupo de iguales, asocian la virtualidad
con las competencias ciudadanas y el derecho con la libertad.

Precisamente, al mismo tiempo se siente y se vive en realidad con una idea,


colectiva, de ahí la necesidad de autorizarlo todo y codificar hasta lo que no
presenta evidencia, ya no científica, sino fuera de toda lógica. A partir de un
modelo en el cual, tanto la identidad de las personas como su presencia en las
redes sociales sean cosificaciones funcionales, la teoría nos ha de responder a lo
emergente, que no es otra cosa que comunicar nuestras ideas como telos de una
forma deseada de vida en la diversidad social. Pero estamos siendo testigos de
una baja tolerancia a la frustración, auto-concepto y auto-imagen cada vez más
disminuidas, sin intuir ni saber que recorrido tendrá para alcanzar mejores
niveles de vida personal, familiar y social. Si aplicásemos como gesto
harpocrático una estética desordenada, la reivindicación al oráculo sería
inapropiada, pero la motivación trans* proclama el uso de palabras reverentes
frente a la acusación de la plebe de confusión a nuestro género. La palabra es
verbo y voz que preanuncia en contra de lo previsto, para ello está asociada
indisolublemente a la iniciación. Al respecto, los sapientísimos orígenes de
aquellos semejantes constituyen un producto cultural que pueden poseer sentido
simbólico (Cirlot, 1998: 186) y es que, en este tiempo de incertidumbre con su
sentenciosa brevedad, la confrontación del ser con el parecer constituye una
afrenta a la difusión del nuevo género. En la antesala de una robotización
planetaria, que sin duda será chapucera y falaz, lo trans* tiene algo que alegar a

31
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

esta locura cibernética: Lo necio sería callar desde la cordura, pero como al
hablar erramos lo sabio se silencia con el dedo índice14.

En tanto metáfora espacial de la interioridad, Montaigne y los studiolos exponen


libremente lo que designan como su 'yo íntimo', nuestra subjetividad, así se
disponían a buscar una primera certeza inamovible. Tal subjetividad es como la
letra de oro, aquello que sin llegar a categoría de axioma, me es válido como
garante de lo verdaderamente esencial de la vida. Una vez disuelta la univocidad
propia de un signo harpocrático de tránsito, el valor de su acción tendrá una
función meramente pragmática y social, apenas iconográfica. En el caso del
trabajo de feminización o masculinización de una voz, no podemos hablar de
patología, sino de la necesidad de resolver la disociación entre imagen física e
imagen vocal. Para feminizar una voz es preciso trabajar muchos aspectos como
la entonación (melodía), la gestualidad y mímica, la autoconfianza, elasticidad

14
Alusión al concepto del Silencio (Alciato, 1993: 53)

32
Iconología Sapiens-cuir

y resistencia de músculos laríngeos, el apoyo diafragmático, el habla, la


adecuación estética… lo masculino sería buscar su androfonía funcional. Acudir
a foniatras y controlar este desajuste por medio, entre otros, de los sistemas
sanitario, legal y cultural, podría paliar lo que la persona siente que es. De un
sexo asignado al nacer, nada que objetar, para eso contamos con una mente que
vaya más allá y encuentre sus implicaciones con todas las especificidades
convergentes. Desde una perspectiva psicosocial, no se puede limitar la
influencia del aprendizaje para explicar la transexualidad, entre otras cosas
porque quienes hemos aprehendido un transgénero acorde a nuestra madurez
emocional e intelectual, ambos coincidentes en el mismo sentido, podemos
asegurar que nuestra educación no presenta ninguna incorrección. La teoría de
Money es una mera especulación de alguien que no conoce el tema ni lo
experimenta, tan solo busca una leve y lamentable explicación, una teoría que,
si representa una disforia, pero sobre ella misma.

Ahora que está de moda la ley de la atracción, bastaría con apreciarla para
entender que nada es lo que parece ni permanece más allá de su uso exclusivo,
algo que la teoría queer si enfoca con humildad.15 Partamos de base asumiendo
que los términos sexo biológico y sexo sentido sirven para diferenciar entre el
sexo de nacimiento y el que la persona siente que le representa. A partir de ahí,
la “condición trans” es una forma de describir la voluntad de establecer límites
a los sentimientos ni a la razón de ser en términos de libertad. Estéticamente
hablando, estas personas no cuestionan los dos sexos o los dos géneros, lo que
hacen es adecuar el asignado en el nacimiento a aquel con el que se sienten
identificadas.16 En realidad, lo importante es tener una personalidad única,
cuanto mas diferente más auténtica y esto nos lleva a una dualidad estúpida, la
de ser identidad genuina o identidad masa. Se puede convivir con la mayoría,
pero se empobrece la ecuación al encontrarnos en el denominador como número
masa. La incógnita de dicha ecuación es una rectificación en positivo, donde la
verdadera identidad es realmente crítica, por ello el desconocimiento de lo que
significamos carece de sentido. Una forma compensatoria supone realizar
cambios, no físicos sino psicológicos y estéticos, en tanto que se combinan

15
La teoría Queer defiende la libertad de adscribirse a diferentes maneras de expresar la variedad
de identidades sexuales existentes.

16
Esto es un cambio... se termina de ser transexual en el momento que se alcanza el objetivo
de cambio que va desde el tratamiento hasta la última operación, hasta ahí me consideraré
transexual, después del otro sexo definitivamente.

33
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

formas en el uso combinado de ir como nos de la gana. El problema ha sido


esterotiparlo todo, desde la biología hasta los abalorios o colores, cuando las
relaciones plurales establecen en ese momento sus protocolos concretos, pero
sin etiquetas.

Si recurrimos a una técnica más de transformación corporal como es el uso de


modelantes estéticos, para comprender la complejidad de la realidad, es
necesaria la aproximación a los protagonistas a partir de la revisión temática. En
los procesos de transformación corporal de las personas transgeneristas están
relacionados los comportamientos con la construcción de su identidad, hecho
que se acentuó en este siglo mediante procesos de hormonación y uso de
modelantes estéticos. Esta técnica de transformación corporal incluye prendas
y formas acordes al género junto a los comportamientos y expresiones que
asume la persona de su identidad (Velandia, 1996: 97-99) En consecuencia, es
evidente que durante y después del procedimiento, el cuerpo comienza a
presentar otro aspecto mas personal, a pesar de no lograr la construcción
corporal y el ideal femenino deseado. Mira que renunciar a este proceso es
importante porque implica un procedimiento doloroso, hasta de banalización
incompleta. Entretanto, cuando una mujer trans aumenta la presión por alcanzar
una serie de estereotipos femeninos, asume la condición de dependencia incluso
conlleva a la obsesión por la perfección de los cuerpos, generando una
hiperfeminización de los mismos. Ello a su vez afecta la autoestima de la
población, y es que se suma a una corriente plástica donde vemos que casi nadie
está de acuerdo con su aspecto ni con la apreciación social respecto del mismo,
generando cuadros de depresión, ansiedad y otras lindezas caseras hacia una
voluptuosidad obsesiva.

Como se puede suponer, si el individuo muestra caracteres notables en lo


referente a la estética de ambos géneros, la esencia de su dilema no ha de distar
de cualquier otra escala o grupo social. Resulta chocante hablar de doble
vulnerabilidad en un mundo donde nadie se expresa como piensa, cuyo fin
consiste en desmantelar las tesis preexistentes sobre lo bello o lo justo. Antes de
proseguir en una transformación fisiológica es necesario indagar la cualidad
anatréptica que pueda mover a las mentes a atraer sus inclinaciones y hasta
compelerlas o conducirlas donde se quiera” [De Oratore, I.30]17 Luego un

17
Cicerón lo expresa varias veces a lo largo del tratado: «Recordemos...que voy a actuar para
dar la impresión de que soy un crítico, no un maestro»

34
Iconología Sapiens-cuir

orador queerness debe hacerse crítico en busca de un ideal artístico, el tipo


eterno e inmuta ble que constituye la idea platónica. El ideal es demasiado
complejo para abordarlo como encarnación definitoria, pero podemos ilustrar el
estilo sublime con una peroración gráfica, ya que la imagen en aras de la belleza,
es siempre objeto de la persuasión. Frente a la conveniencia de la apariencia
Cicerón argumentaba la necesidad de una profunda formación filosófica y,
como no puede ser de otra manera, critica la desnudez ornamental del filósofo
ajeno a la elocuencia. Para comprender un estilo armonioso y bello, las
exigencias del decorum se jactan en vano de la variedad de estilos y además no
pueden los necios ni sintetizar las cosas elevadas ni definir la teoría del estilo
¿cómo podemos esperar que salgan de su escueto género? La filosofía
ciceroniana conecta fácilmente en una cultura pragmática y regresiva como la
cuir, donde el sentido común campa a sus anchas. Al ocuparnos de la persuasión
entramos en el campo de la esfera emocional y la diatriba popular nos lleva a la
elocuencia y a prestar un poco de entendimiento sobre lo diferente, que por otra
parte no cuesta tanto.

La naturaleza nos ha dotado de un instinto para apreciar la belleza, no de


comprenderla, por lo que se puede decir que la cuestión que subyace en el fondo
es el criterio, según su propia teoría. El auge de algunas ciencias argumentativas
basadas en la inducción experimental, han ido manejando al mismo tiempo una
cierta ironía en su acepción estrictamente alineada. Para el filósofo, todo lo que
se desarrolle por vía racional habrá de ser dirigido a la idea de su propio género,
con lo cual la idea platónica de la perfección es una elocuencia trans* por ser
algo sencillo de entrever y sin necesidad de adornos, Nuestra realidad
subversiva se ha visto empujada a sustituir las frases más sentenciosas por frases
entrecortadas y epidícticamente sutiles. Desde este elogio a nuestra orgullosa
locura respondemos a aquella idea platónica nunca realizable, pero sí
contemplable con los ojos del espíritu,18 y lo hacemos por la propia experiencia,
marcando la diferencia frente a rétores ignorantes y maliciosos imitadores.
Siempre fue norma el valor de todas las palabras, enunciadas con arte y con voz
elegante, sin embargo, se unen con el lazo de la prudencia ante esta generación
de salvajes conectados por bytes y tan enemigos de la virtud. De otra suerte,
cabe esperar siempre las mismas cosas, matizadas de ser su principal mérito,
ellos podrían hablar de aquella manera mientras que en este lado de la orilla se
cuida más de las cosas íntimas que de las palabras. Manejamos traslaciones en

18
<quam etsi non cernimus tamen animo tenere possimus>

35
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

vez de alegorías, y no podemos aceptar nada delirante por más que la causa nos
indigne, para ello hemos alcanzado un grado de elocuencia en todo lo que
hacemos, pese a lo que se nos diga y seamos tan difíciles de contentar.

Androginia revisada

En la Epístola de Eugnostio el Bienaventurado, cuyos dos manuscritos han sido


recientemente descubiertos en Khénoboskion, el Padre, como padre autógeno,
engendra de sí mismo un ser humano andrógino.19 Pablo y el Evangelio de Juan
también consideraban la androginia entre las características de la perfección
19
En el Evangelio de Tomás Jesús se dirige a sus discípulos diciéndoles: «¿Cuándo convertiréis
a los dos [seres] en uno, y cuándo haréis a lo de dentro igual a lo de fuera y lo de fuera igual a
lo de dentro, y lo alto igual a lo bajo? Cuando consigáis que el varón y la hembra sean uno solo,
a fin de que el varón no sea ya varón y la hembra no sea hembra, entonces entraréis en el
Reino»." En otro logion (n. 106, ed. Puech; n. 103, Grant), Jesús dice: «Cuando hagáis que los
dos sean uno os convertiréis en hijos del hombre…

36
Iconología Sapiens-cuir

espiritual. En efecto, llegar a ser «varón y hembra» o no ser «ni varón ni


hembra» son expresiones plásticas mediante las cuales el lenguaje
Se esfuerza por describir la metanoia, la «conversión», la subversión total de los
valores. El banquete de Platón describiría al hombre primitivo como un ser
bisexuado, de forma esférica, pues la perfección humana se imaginaba como
una unidad sin fisuras, un reflejo de la perfección divina, del Todo-Uno. Hermes
Trismegisto revela a Asclepio que «Dios no tiene nombre, porque los tiene
todos, puesto que es conjuntamente uno y todo. Infinitamente lleno de la
fecundidad de los dos sexos, alumbra todo lo que se propone procrear. Esto
significaba que Dios posee los dos sexos, así como todos los seres animados y
vegetales. Esta idea de la bisexualidad universal, consecuencia de la idea de
bisexualidad divina, es la idea de que la perfección consiste, en suma, en una
unidad-totalidad. Ciertamente, esta totalidad indivisa incitaba a aproximarse a
esta plenitud mediante ritos o técnicas místicas de reintegración.

Por otra parte, esta partenogénesis implica la androginia de la totalidad


primordial, que encierran todas las potencias y, por tanto, todas las parejas de
opuestos: caos y formas, tinieblas y luces, virtual y manifestado, macho y
hembra,20 yendo más allá de la concepción de Hermafrodita. La mayor parte de
las divinidades de la vegetación y de la fertilidad son bisexuadas o comportan
rasgos de androginia.21 Al igual que Zerván, el dios iranio del tiempo infinito,
era andrógino, como lo era la divinidad suprema china de las tinieblas y de la
luz, entre las cuales todas las posibilidades se encuentran reunidas en su
eventual autogénesis. Por consiguiente, la androginia es simbólicamente
reactualizada mediante los ritos y con modelos ejemplares para el
comportamiento humano. Lo vemos también en los no iniciados que son
considerados como asexuados, pues no se puede acceder a un modo de ser
particular y bien determinado sin antes haber conocido un modo de ser total. Por
añadidura, hay que reseñar que diversas iniciaciones22 se explican
probablemente por una creencia similar, a saber: que los neófitos, durante su
instrucción iniciática, desarrollan los dos sexos. Como en la vestimenta, era

20
En Chipre se veneraba una Afrodita barbuda, llamada Afroditos, y en Italia una Venus calva.
En cuanto a Dionisos, era el dios bisexuado por excelencia. En un fragmento de Esquilo
(fragmento 61), alguien exclamó a su vista: ¿De dónde vienes tú, hombre-mujer, y cuál es tu
patria? ¿Qué clase de vestido es el tuyo?
21
«Sive deus sis, sive dea», decían los antiguos romanos de las divinidades agrícolas; y la
fórmula ritual sive mas sive femina era frecuente en las invocaciones.
22
La integración de los contrarios y la abolición de los opuestos tienen lugar tanto en una orgía
ritual como en una androginización iniciática

37
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

frecuente también en la Grecia antigua la inversión del vestido23 una costumbre


nupcial: las oscoforias atenienses, ceremonias dionisíacas, fiesta de la vendimia
y una conmemoración del retorno de Teseo.

En la franja siberiana se conocen ejemplos de chamanismo donde la


bisexualidad se lleva a cabo ritualmente, siendo concretamente atestiguada: el
chamán se conduce como una mujer, se viste con vestidos femeninos y, a veces,
toma un marido. Esta bisexualidad –o asexualidad– ritual está considerada a la
vez como un signo de espiritualidad, de comercio con los dioses y los espíritus
y como una fuente de potencia sagrada. El chamán reúne en sí los dos principios
polares, y puesto que su propia persona constituye una hierogamia. Del mismo
modo, toda existencia condicionada implica un estado de dualidad, véase el
Urgrund, donde unión de la pareja divina en el interior de su propio cuerpo
transforma al yogui en una especie de andrógino tántrico.24 El no estar ya
condicionado por parejas de opuestos equivale, por otra parte, a la libertad
absoluta, a la perfecta espontaneidad (Mircea Eliade) y dejar atrás numerosas
creencias que implican la coincidentia oppositorum revelan la nostalgia de un
paraíso perdido, la nostalgia de un estado paradójico en el cual los contrarios
coexisten y donde la multiplicidad compone los aspectos de una misteriosa
unidad.

Tuisto, el primer hombre de la mitología germánica, era también bisexuado; su


nombre está relacionado etimológicamente con el término noruego antiguo
Twist (bipartito) del védico dvis, del latín bis…Friedrich Schlegel, romántico
alemán, trató también el ideal del andrógino25 en su ensayo Über die Diotima,
criticando la acentuación de los caracteres exclusivamente masculinos o
femeninos que llevaban a cabo la educación y las costumbres de su tiempo. El
conflicto binario se aprecia desde la aparición de los sexos,26 quizá como
consecuencia directa de esta primera caída de Adán, hasta la idea fundamental
de Boehme, de Gichtel y de otros teósofos donde Sofía, la virgen divina, se

23
El cambio ritual de los vestidos implica una subversión simbólica de los comportamientos,
pretexto para bufonerías carnavalescas, pero también para el libertinaje de las saturnales.
24
Abolir el cosmos es una manera de decir que se ha trascendido toda situación condicionada,
que se ha accedido a la no-dualidad y a la libertad.
25
El fin hacia el cual debe tender la especie humana es la reintegración progresiva de los sexos
hasta la obtención del andrógino.
26
El Adán terrestre no era sino una imagen del arquetipo celeste. Por tanto, este personaje
bíblico también era andrógino.

38
Iconología Sapiens-cuir

encontraba originalmente en el hombre primordial. Éste quiso dominarla, y


entonces la virgen se separó de él. Ante tal dilema, el andrógino es el momento
más importante del proceso alquímico, ya que implica la tan anhelada
separación del alma de su parte corruptiva, el cuerpo. Es el símbolo que da paso
a la sublimación:27 el acto de pasar de lo sólido (el cuerpo) a lo volátil (el alma)
Balzac en su obra “Serafita” trata al personaje como un ser cualitativamente
distinto del resto de los mortales, y su «misterio» tiene relación, no con ciertos
episodios tenebrosos de su pasado, sino con la estructura de su propia existencia.
Aquí, en términos seráficos, el andrógino es considerado como imagen ejemplar
de la identidad perfecta, aquella que busca amar realmente y conjuntamente a
dos seres de sexos opuestos, como ser total. Para los románticos alemanes, el
andrógino era el tipo de hombre perfecto del futuro, cuando el cuerpo que
entonces nazca de la fusión de dos cuerpos complementados, será inmortal.

Person y Ovesey (1974) plantearon que el deseo transexual se origina a


consecuencia de la irresuelta ansiedad de separación durante la fase de
individuación-separación del desarrollo infantil. Según éstos, para contrarrestar
dicha ansiedad de separación, el niño recurre a una fantasía reparatoria de fusión
simbólica con la madre; la resolución transexual es un intento de librarse de la
ansiedad mediante una reasignación de sexo. Estos investigadores hablan de un
gradiente de desarrollo desde el homosexualismo afeminado al travestismo y el
transexualismo, dentro del cual la capacidad para manejar la ansiedad de
separación determina la posición del sujeto. En otra investigación relacionada
con el tema del transexualismo conducida por Walinder (1967) quien encontró
que alrededor del 90% de los sujetos comenzaron a mostrar señales de conducta
transexual antes de los 15 años. Bien, qué decir de la capacidad intelectual, si
están en la curva normal de inteligencia, la medida de la insuficiencia del uso
de razón viene indicada por necios beatos intoxicados por sus alucionaciones y
pecados, entre otros negocios jurídicos. Matemáticamente, la lógica difusa
incluye el intervalo, que se sitúa en el medio, entre cero y uno, entre masculino
y femenino, entre lo verdadero y falso. Pero la lógica difusa28 usualmente crece
horizontalmente, produce a su vez raíces subterráneas, en lo queerness serían
sexualidades transversales. Al imaginarse mudando de sexo, me imaginaba
transitando por las diferentes posibilidades de experimentar la vida con y en

27
Helmut, 2007, p. 58.
28
La lógica difusa, la teoría de la complejidad, los conceptos deleuzianos de rizoma y paradoja,
nos dan pie para intentar producir un pensamiento, que desafíe al universo de lo binario, de lo
dualista y al mundo basado en dicotomías.

39
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

distintos cuerpos, si esto, obviamente no se debía a alguna casualidad, entonces


por qué no posicionarse como tales, para tener derecho al cuerpo y al placer.

Una minoría puede ser numerosa o incluso infinita, son las conexiones que van
a producirse entre elementos y los procesos de construcción del conocimiento.
Desde una perspectiva de mayor distancia reflexiva, las conceptualizaciones
sociales y clasificaciones diagnósticas ofrecen un lugar de reconocimiento,
quizás por adecuarse mejor a la realidad de la práctica activista. Desde un
entendimiento de la discontinuidad los órdenes empíricos y las prácticas
sociales juegan un papel funcional de expansión, aunque persiste la dicotomía
categórica entre el poder y el saber. Entre tanto, la ciencia modela la forma de
encadenar discontinuidades29 con las luchas por la autonomía de los de abajo
que permite articular reflexiones, resistencias y para reforzar nuestras
subjetividades emergentes. La categoría de sujeto adquiere diversas
implicaciones abarcando muchas entidades, cuantas permita la construcción
biopolítica y social. Para Alberto Moreiras (2006) el no sujeto no es un extraño,
ni un enemigo, ni siquiera un amigo, sino un no amigo absoluto, una forma
misteriosa e inquietante de presencia política, por lo que indaga el otro lado de
la pertenencia como resultado, no como fenómeno. El sujeto es una persona
complexiva con identidad propia, con reconocimiento de sus necesidades,
exigencias y es susceptible de una generalidad. En este punto, toda cesión puede
ser irreparable, de modo que la historia nos mueve a que evitáramos cosificarnos
y que tratáramos de personificarnos y respetarnos.

Nuestro énfasis opta por cuidar de sujetos en perspectiva liberadora, en la


utilización de una crítica dialógica que, con criterios propios, se establezca
información sobre lo que hace y cómo lo hace un determinado sujeto o un
conjunto de sujetos. Se profundiza y antagoniza en la práctica de investigación
biopsicosocial en aspectos como las condiciones de independencia, y también
por la objetividad y la verificación de los conocimientos que validan la
integración de las personas involucradas en las organizaciones sociales y al
generar conocimientos útiles para las comunidades y las luchas sociales y
políticas. El avance es más sustancial cuando se enfatiza respecto de quienes se
pretende obtener una versión objetiva de su situación y que nos impiden
realizarnos desde los movimientos sociales y los sujetos subalternos. Se

Cuando decimos “La obra que camina” queremos no sólo referirnos a que ya ha llegado a
29

muchas partes sino a descolonizar todo atisbo de abuso transversal.

40
Iconología Sapiens-cuir

pretende construir una visión desde la desontologización y pluralización de la


investigación para desafiar los regímenes de verdad, en la búsqueda de nuevas
formas de vida y en la producción de subjetividades críticas.30 En este sentido
hay que destacar también el rechazo a la idea de un sujeto colectivo preexistente,
dada la transformación de la realidad en lo distintivo del tipo de antropología
planteada. Esto se entiende y acepta sin mayor problema cuando se trata de
culturas diferentes, de géneros en confrontación porque estamos condicionados
por la racionalidad liberal, patriarcal, sexista y opresiva. De lo que se trata es de
respetar al sujeto, sus formas de hacer, sus ritmos y temporalidad, es decir, su
autonomía en todos los órdenes, ya sean normativos o preformativos.31 Después
de todo, cada colectivo ha sido siempre el estratega de su propia resistencia y
autonomía, y de construir espacios de comunidad para la resistencia social. El
activismo es un revulsivo en toda lucha, que incluye la dimensión de lo
intrasubjetivo frente a lo normativo, o sea, todo un desafío sobre su propia
práctica.

En nuestra reflexión teórica hablamos de lo que nosotros vemos como


tendencias, así se convierte en una apología crítica para saber qué ocurre desde
un movimiento social o político, ambos implicados en organizaciones que no
incluyan la soberbia en sus principios. Se hace necesario un esfuerzo crítico en
cuanto a las modalidades concretas de existencia de estas antropologías
periféricas, pues deben complementarse con un esfuerzo por comprender y
evidenciar las condiciones sociales en que éstas se desarrollan. Es necesario ir
más allá del discurso normativo a todos los niveles, pentrar hasta la médula del
sistema y denunciar la hipocresia de una sociedad que niega a reconocer lo que
siempre ha formado parte de ella. Es fundamental tener en cuenta, no solo el
enraizamiento social de esta colectividad trans*, los conocimientos que
posibilita se reivindican como portadores de un saber científico acorde de un
saber legítimo. La construcción de estas identidades, propician el surgimiento
de intelectuales que se identificarían como figuras generólogas, y que vienen a
cubrir este inmenso vacío que de ninguna manera cubrirán la psicología
académica, la antropología sistémica y muchp menos la psiquiatría anquilosada
en contradicciones sanitarias. Rechazamos de pleno a estas disciplinas por

30
Reflexiones colectivas para continuar la construcción de sujetos…
31
Cada uno ha creado espacios de comunidad para la resistencia desde los cuales se ha gestado
una experiencia de apoyo mutuo entre sujetos a partir de iniciativas en común, entre las cuales
están las de la transmisión y construcción de saberes.

41
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

insolventes y negligentes, también porque estamos a un paso para no


necesitarlos para nada y nunca jamás.

Las poblaciones en contraposición al ejercicio de una ciencia hermenéutica


como la generología, no tendrás más remedio que reconocer que la ignorancia
no puede seguir gobernando. La ONU debería de ser un gobierno de sabios, no
una organización de funcionarios, pero tampoco esperemos casi nada por esa
vía, entre tanto, como somos formas de humanidad fueron pensadas y sentidas
como realidades esencialmente externas, nuetra fuerza tangencial es la fuerza
que limita la expansión binarista. Era indispensable disolver la invisibilidad de
la acción social en tanto próxima y exótica, al borde siempre de la ley y sus
mercenarias mañas represoras. Pero estamos sobre todo convencidas de que la
atención a la dimensión biopsicosocial es apenas una herramienta que engrasa
modalidades enteramente autónomas y distintas de pensamiento. En diversos
contextos públicos las antropologías periféricas, se alían con las hegemónicas a
cambio de unas onzas de metal, llegando a tambalear los avances con
situaciones remotas de poder. Ni los científicos sociales ni doctores humanistas
iluminados contribuyen a nuestra supervivencia intelectual, por tanto, también
los rechazamos sin aspavientos y sin olvidar sus traiciones simbólicas.

Básicamente, todo proceso histórico de independencia parece haber quedado


inconcluso al comprobar que apenas cambia el yugo de forma, ni de inquisidor
al tener medios para desviar el centro de gravedad con todo su equipo de tortura.
Es una actitud nostálgica mantener cualquier forma de opresión, una manera de
despreciar el entorno de su contexto histórico y de ser petrificados en
recomendaciones normativas genéricas. En el mundo globalizado hay mayores
resistencias a todo lo que no beneficia a esa mayoría aborregada, por lo que no
caeremos en ninguna trampa tecnogenérica ni en el atractivo de las ideologías
universalistas. Hoy en día, lo que más importa es el tema del control sobre los
múltiples usos que pueden llegar a tener los datos resultantes en redes sociales,
y es que no se tiene clara la fragilidad de un ignorante que pensaba poder acosar
a quien le plazca y encima tener libertad plena para ello. Vemos al sapiens en
decadencia continua de la que no escapará nunca, quiza porque le falta un
mínimo de inteligencia crítica y le sobra la influencia de un condicionamiento
social tan criminal y putrefacto. Sobre todo, para paliar algo la situación se
requiere repensar la importación, ya descontextualizada de conocimientos,
tóxicos en su mayoría, al ser incontestables y a pesar del adictivo esfuerzo por
evidenciar las diferentes estrategias sociales que hacen a esta voz tan diversa y
contradictoria (Pacheco de Oliveira 2009) Lo importante sería reconocer la

42
Iconología Sapiens-cuir

pluralidad de sujetos colectivos y singulares que constituyen dicha subjetividad


para su autoemancipación, luego para su proyección en el mundo y terminar por
ocupar el lugar que le corresponde en la naturaleza.

La idea del conocimiento como “no inocente” en Haraway (1997) es decir no


neutral, localizado en coordenadas de saber-poder, nos habita para seguir
resistiendo, a fin de inventar hábitos que desafían la organización heterosexual
al no tener el monopolio de la eternidad. Pero la tecnociencia tampoco nos
garantiza nada nuevo, que haga referencia en su totalidad a una aproximación
de biomujeres, feministas, transfeministas… En este caso no podemos asegurar
ni nadie que, de modo mucho más simple seamos aceptadas de pleno en una
cosmovisión tan conformada de maneras insinuantes además de encubiertas. En
este punto, subrepticiamente retomaremos la figura como hecho y dogma, que
comienza a habitar muchos más espacios entre los que se asigna como una forma
muy potente de distanciarnos de todo. La historia es un principio y un fin, un
quehacer para visibilizar sus procesos en mundos que se vuelven posibles.
Entonces, se podrían cambiar los relatos en una intervención modesta que
merezca la pena (Haraway, 1997:63) pero, que a su vez contrataque de modos
diferentes, no solo como ficciones. El objetivo será generar nuevas interacciones
que visibilicen prácticas preformativas, así como establecer los universales con
sus decisiones o compromisos. No hay figuraciones tecnocientíficas 32 que se
desencadenen de lógicas racionales amalgamadas, lo que pretende conservarse
es una longitud de seguridad para que desde fuera la regeneración no estropee
la economía de la salvación.

La figura desde la práctica transfeminista, tiene sentido como la acción de


figurar (Wilson, 2009) haciendo conocimiento y poco más, de hacerlo acontable
en su aspecto de visibilidad radical. Es una forma de clamar por la autonomía
abriendo en su doble sentido intransitivo, el propósito de enmienda a una
reconfiguración visual (Haraway, 1999: 147) En términos cuir, el sentido
complejo ocurre cuando algo interfiere con una trayectoria particular. Nuestra
causa de marcar distinciones en el mundo sería una difracción de interferencia,
donde ciertas características particulares nos alejan del centro narrativo y de sus
efectos nocivos. La única pureza que admitimos es la de sentirnos como somos,

32
La tecnociencia como un discurso milenario sobre comienzos y finales, primeras y últimas
cosas, sufrimiento y progreso, figuración y ejecución y a veces llevado al extremo como acto
figurativo que borra su continuidad y procesos; y solo sustituye “unas verdades por otras”, sin
hablar de su propia historia o del contexto de su discurso.

43
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

esa es una verdad y como tal la identificamos entre tanta cartografía cibernética.
Nos movemos entre una visibilidad radical o activista y a través de prácticas de
desplazamientos políticos y personales, ciertamente como seres eccéntricos33 y
rebeldes, siendo conscientes de que las figuras no deberían ser relatos estables.
Más crítico es Ibarra (2005) cuando se opone a la primera nostalgia que sería el
“recuperar ese perdido sujeto histórico protagonista de la historia y
transformador del mundo, habida cuenta no existe ni como unidad, ni como
esencia, salvo como nostalgia teórica.34 No se puede decir que lo abyecto forme
parte de esa nostalgia ante una hegemonía inversosímil, cuya condición de vivir
bajo el signo de lo invivible es necesaria para circunscribir la esfera de los
sujetos (Butler, 2002:19) No creo que haya duda sobre la interdependencia de
las acciones colectivas en pro de cambiar estas formas de reconocimiento de los
sujetos, subvertirlas o incluso incluir otro tipo de sujetos (2001: 17) a través de
grupos plurales y autónomos.

Los objetos en piedra hallados en varios yacimientos europeos representan una


evidencia muy clara sobre el derroche de imaginación de nuestros antepasados
en la búsqueda de nuevas experiencias sexuales. Eudald Carbonell opina a todo
esto: «Me sorprende el silencio que rodea a la homosexualidad en el Paleolítico.
Imagino que hay que atribuirlo a la cultura dominante, esto es, la
judeocristiana». El sexo sin reproducción, incluida la homosexualidad, forma
parte de la etología social de los bonobús y no hay escándalo, lo que si se sabe
es que los miembros de Homo sapiens hemos dejado constancia arqueológica
de su existencia. El carácter visual lo impregnaba todo y vemos como algunas
siluetas de mujer con los brazos levantados, un hombre con un arco y tres
animales. Ambas figuras parecen estar desnudas. Lo más notable es que los
genitales de la mujer y el pene del hombre están unidos por algo que podría
entenderse como una línea continua de energía. Estamos en los albores de una
espiritualidad erótica en cuya trama las ideas de tierra fecunda, fertilidad
humana, creatividad cósmica, procreación y ciclos biológicos y corporales se
entrelazaban con la vida práctica, pero sin nociones vinculantes con el género o
tipos de sexualidad. Parece que el neolítico trajo todo tipo de desigualdades y
males perversos, donde la mente calenturienta redujo su poder a un miembro
33
De Lauretis lo sitúa como una práctica de desplazamiento, como el tercer elemento que se
conjuga en esta forma de visibilidad radical.
34
Tenemos una gran fragmentación de identidades, posiciones constantemente distintas,
dependientes del momento de la vida, incluso del momento del día, y hay pocas capacidades de
agrupar eso, de organizarlo.

44
Iconología Sapiens-cuir

que adoran tanto los orgullosos heteros como los gays, pero de manera diferente.
Lo que ya es discutible sería ese sentido de magia que los instintos no demoran
ni en plantearse algo así, ni podemos encasillarlo en ninguna filosofía erótica,
si en todo caso, su recreación iterativa y perfeccionamiento de la práctica.

En la era de las cavernas tenían juguetes para masturbarse e incluso parece haber
indicios de prácticas homosexuales, como no se puede negar ningún tipo de
transición o migración de género. Esa época gozaba de licencia para
experimentar todo lo que intuian y reforzaban su deseo, en cualquier dirección
y forma, hasta puede que de especie y a la historia nos remitimos. La cuestión
es que investigando un poco más apreciamos el poder de la imaginación y de
cara a la galería Helen Fisher, nos propone la atracción, como precursora
mamífera del amor romántico, que evolucionó para permitir que los individuos
busquen a la pareja predilecta o preferida sin gastar energía y tiempo en el
cortejo. Lo mismo ocurrió con el gusto por el sexo, aunque eso siga siendo
censurado por el puritanismo y que tampoco extraña a nadie minimamente
formado. En el continente europeo, se han hallado numerosos dibujos en piedra,
huesos, grabados y carbones con figuras humanas que aparecen en actitud
sexual. Cuando, el sexo se convirtió en erotismo y la cópula se transformó en
un fenómeno sociológico, la biología humana estaba marcando coto al placer y
condicionando la praxis tal cual, por no decir que anulando el criterio
fundamental de la creatividad. Hemos aceptado la sospecha de tabú casi en todo
y generado sensibilidades atrofiadas y mal entendidas, además de de abusivas y
déspotas en demasiadas culturas. En esta marginalidad nos apeamos porque no
podemos entender la posesión como algo normalizado en ninguna
circunsatancia ni lugar. La finalidad quuernes estaría vinculada a la intimidad,
al respeto y a la orientación inteligente sin necesidad de saludar con mayor
número de besos o practicar ninguna rareza, que para eso ya tienen la patente
quienes ya sabemos.

45
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

Binarismo ancestral

La perspectiva de género prepondera una rectificación técnica en cuanto a la


división jerárquicamente binaria, ya que el diformismo sexual resulta
determinante causal para la ordenación jerárquica impresa sobre este modelo
binario. Ya es hora de que cambiemos el panorama con respuestas contundentes,
dejando atrás la matriz filosófica de este ordenamiento aristotélico, pues el
cuerpo y su primacía jamás puede ser objeto ontológico de ninguna lógica. Por
ejemplo, Joan Scott (1990: 56) tiene una visión realista y sensata al decir que el

46
Iconología Sapiens-cuir

género debe redefinirse y reestructurarse en conjunción con una visión de


igualdad política y social que comprenda no sólo el sexo, sino también la clase
y la raza. En esta deconstrucción y apropiación del espacio, que nos corresponde
por derecho, la única preeminencia y superioridad moral estaría en la capacidad
de la mente, de adquirir conciencia y materializar ideas no contaminantes. Hoy,
una deconstrucción limpia implica habitar en el pensamiento, remover y
conmover sus fundamentos desde el interior, y una explicación en donde la
teoría se comprenda como corporeizada en sí misma, en vez de simplemente
formadora de, sin ser formada por la experiencia corporeizada (Alcoff, 1999:
127) Ahora bien, no hay ideas absolutas ni insoslayables, de forma que detrás
de la experiencia compartida, hay toda una línea de montaje introspectiva.

Me parece de interés subrayar que, siguiendo un razonamiento cargado de


prejuicios, un hecho biológico ampliamente extendido en la naturaleza: la
abundante producción de pequeños gametos por los machos y de un único y
gran gameto por las hembras, ha sido tradicionalmente usado como soporte
teórico de una rama de la biología del comportamiento. En efecto, se ha
pretendido dilatar las consecuencias de ese hecho hasta límites que resultan
pasmosos: la conducta sexual de los animales adultos, seres humanos incluidos,
depende del tamaño y cantidad de sus gametos. Un único óvulo mensual lleva a
la pasividad y el recato; muchos espermatozoides por eyaculación generan
machos dinámicos y promiscuos… y para que seguir leyendo cosas así, tan
reduccionistas. Nuestro campo es un ámbito ideal separado de mundo material
y simbólico a la vez, pues no aceptamos contingencia alguna, que
interpretaríamos simplemente como sospechosa. La causa de la diferenciación
entre los géneros supone que la “sexuación” de los cuerpos es también un
producto binarista, y esto desculturaliza a una naturaleza manoseada hasta la
saciedad por los depredadores de la razón. Será la inmutabilidad del sexo35
frente al género cambiante la primera distorsión autárquica sobre los que versan
las partes del binomio para ofrecer todo tipo de resistencia intersexual. En ese
sentido, Hird (2000: 4) sostiene no sólo la artificialidad de la imposición
normativa sino también la constructividad de la ordenación binaria. No hay
permanencia biológica alguna en nuestros cuerpos; por lo tanto, ninguna
identidad fundada en ese orden sería posible. Queda asumir en consecuencia

35
Las actuales intervenciones médicas en cuerpos intersexuados se apoyan en la presunción
básica de que, sin la alteración genital por parte de los médicos que ayude a la asignación clara
de sexo / género, los intersex vivirán una vida de alienación y dolor (Preves, 2001: 1)

47
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

desobedecer el orden organizando la desobediencia, frente a la necesidad de usar


categorías constantemente.

En cuanto al deseo, se sabe que la gente entrevistada siente atracción por ciertas
corporalidades con independencia de la identidad de género; en otras ocasiones,
que su atracción se da más hacia determinadas identidades y expresiones de
género, con independencia de las corporalidades. Las expectativas sobre la
identidad son algo relevante en términos de criterios de segregación de las
actividades, de cara al cambio efectivo, que permita el disfrute de los derechos
adquiridos. En la cultura amerindia es común la figura de una persona ambigua
respecto a su sexo biológico, identidad u orientación sexual, conocido como Dos
Espíritus, que nos da una perspectiva completamente distinta una cultura tan
ligada a la naturaleza y a sus ancestros rompiendo así la visión binaria.
Individuos que independientemente de si son hombre o mujer cuentan con
personalidades y características que toman por igual elementos de ambos sexos.
Las personas consideradas Dos Espíritus ocupan un lugar singular en la cultura
de los nativos americanos, equilibrando el espíritu masculino y el femenino,
dándole roles como el de hechicero al entender que tenían una sensibilidad
especial. No es cuestión de reducirlo a un sesgo cultural por el que una persona
occidental podría considerar que son travestis, transexuales u homosexuales. La
noción de un tercer género fluido, masculino y femenino a la vez, hoy es
abrazado por la comunidad LGTB en América y que suele formar parte de sus
manifestaciones, en las que participan descendientes de los antiguos pueblos
amerindios que reivindican esta sensibilidad como una forma de afrontar los
debates sobre género y orientación sexual actuales.36 Ciertamente, según Will
Roscoe en, Who are the Two Spirits? la tradición dos espíritus incluía a un
amplio abanico de personas, con sus diferencias particulares. Los términos
occidentales, normalmente centrados en características aisladas, como la
orientación sexual o la identidad de género, no incorporan correctamente el
amplio espectro de matices de los roles dos espíritus, especialmente en sus
dimensiones económica y política. Aunque muchas personas dos espíritus se
travestían, otras no lo hacían, y algunas se vestían con un criterio ajeno a lo
masculino y a lo femenino. Y mientras que otras personas dos espíritus
mantenían relaciones con personas de su mismo género, aunque no fueran dos
espíritus, no se consideraban como relaciones homosexuales, ya que la

36
Matilda Coxe Stevenson, describió a We’wha como la persona más inteligente de su tribu,
como alguien que gozaba de un gran respeto y era amada por la población infantil. En lengua
zuni, el término que identifica a personas como ella es lha’mana.

48
Iconología Sapiens-cuir

identidad de género de estas personas estaba consideraba como una identidad


distinta a la de su par.

Consideramos pertinente mejores mundos a la mano en tanto producciones o


creaciones, no solamente por ser posibles o probables, la cuestión va más allá
de esta sociedad donde prima el binarismo, como bien dice Leslie Feinberg:
hasta que no hayamos forjado un sistema económico que satisfaga las
necesidades de cada persona que trabaja. Pero desde estos referentes y a partir
de la “disforia sentida” aparece el bullying y el estrés asociado a la segregación
sexual y binaria en espacios y actividades, como si fuera lógico a estas alturas.
Mientras que la tecnología vuela, la raza humana sigue siendo idiota y
vengativa, aun sin tener enemigo reconocible. Ante el miedo al rechazo y la
discriminación, no solo se ocultan las minorías, esa masa infecta de a-normales

49
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

también esconde lo que siente por temor a la crítica de ese grupo que le envuelve
hasta que le escupe en cualquier pase. Sigue habiendo una necesidad recurrente
de hacer pedagogía social, aunque luego se olvida todo en el callejón de la rutina
y de la frustración, que es el verdader estado natural del ser humano. Por otra
parte, las personas que se aproximaron al activismo feminista y/o LGTBIQ
declararon haberse sentido discriminadas en algún momento, como sucede en
le trabajo y en tantas cosas compartidas por tanto heterotonto. Desde la
ambigüedad quijotesca la inconmensurable otredad nos obliga a sumir una
responsabilidad bajo un paradigma complejo de identidades en conflicto, que
no es otra cosa que la permanente lucha de personalidades silenciadas.

La identidad de género no define la orientación sexual ni la orientación sexual


a la identidad, es una derivación ancestral corregida y rescatada de las
encrucijadas y cruces por donde transitaba sin ser lo suficientemente nada. A
menudo tenemos los recursos necesarios para transitar y aún así cuesta respetar
si no somos respetados, además de acceder a contenidos adicionales. Pero como
el motor de la evolución humana es la insatisfacción, hay que asumir y entender
que, la realidad de conocer la verdad nos permite ser felices en forma más
perdurable37 y dejar así de permanecer en una franja subalterna. El tercer
género es uno de los elementos planteados desde un ser colonizado por sí
mismo, o sea, al otro lado de la línea, como inexistentes abisalmente. Este
transitar hacia la no existencia (Santos, 2009) ha sido impulsado mpuesto por
una cultura intelectual académica individualista y antropocéntrica,38 cuando la
lujuria, el placer y la sexualidad eran naturalizados por las culturas
prehispánicas. Carrillo Can (2015) nos decribe a través de la expresión
relacional “in láak’ ech, a láak’ una cosmovisión del “ser el otro yo” u “otro

37
Rubén Solís Mecalco plantea el conflicto maya: Como mayas contemporáneos nos inculcan
el silencio estructural como forma de negación de nuestro propio ser, nos educan para callar
nuestros pensamientos, nuestras raíces mayas, nuestras sexualidades, el lenguaje propio de
nuestra región, pero al mismo tiempo en el seno familiar y local nos enseñan la vida en
comunidad y el poder de la palabra cuando esta misma es amplificada por muchas más voces
que comparten el mismo sentir o pesar, claro que el subalterno puede hablar pero su voz en
muchas ocasiones no es una voz solitaria, es una voz acompañada, y es en esta misma
colectividad que toma fuerza para dialogar no solamente con los que ejercen sobre ellos su
poder, sino también con otros subalternos.
38
¡Ay, pesada es la servidumbre que llega dentro del cristianismo! ¡Ya está viniendo! ¡Serán
esclavas las palabras, esclavos los árboles, esclavas las piedras, esclavos los hombres, cuando
venga! Llegará... y lo veréis (Chilam Balam de Chumayel: 71)

50
Iconología Sapiens-cuir

andrógino” poniendo en jaque la organización sexo-genérica.39 El tercer género


es una construcción socio-histórica milenaria, una praxis viva a pesar de las
violencias ejercidas (epistemológica, ontológica, física, psicológica) con la
capacidad de teorizarse por sí misma. Este transitar entre dos mundos hace a
los seres del tercer género complejos, llenos de contradicciones y en una lucha
interna, no dista de cualquier ciudadanía de ese estúpido nuevo orden mundial
en una democracía adúltera, a la que debemos despreciar con la misma
contundencia sufrida. Renunciamos a esa falsaria democracia binarista que se
rige por una mentalidad clasista y esclavista o farisea, porque no le demos nada,
porque no la admiramos ni la respetamos al no respetar esta, nada que no vaya
en interés de su tiranía.

Tampoco hay que perder el tiempo en construir un tercer género, lo que hay que
sentenciar se cae por su propio peso, ejerciendo su soberanía para rastrear en la
memoria ancestral, es decir, volviendo a la primigenia naturaleza y sus atributos,
que no tienen nada de salvajes (eso ya lo vemos cada día en todas partes por
causa de la avaricia y de la envidia, muy presentes desde siempre) Nuestra
diversidad se refiere a la razón más elemental de nuestra idiosincrasia como
personas que piensan y deciden en libertad lo que en conciencia son y quieren
seguir siendo. Aquí no hay juicio que valga ni inquisidor de pacotilla que se
precie, pues el derecho natural es anterior al estado civil y sus anomalías
orgánicas. Desde lo psíquico a la constatación de que debería realizarse un
diagnóstico o registro condicional, de facto incapaz de precisarse en
determinados casos, apenas se determina nada que suponga una prueba de
superioridad moral de esta especie tan defectuosa y cruelmente diseñada. En
este orden de ideas, sustituir la mención “masculino” por “neutro” no tropieza
con obstáculos jurídicos que afecten el orden público, pero aún así no faltan
boceros de intelecto subcero que apelan a una creación de origen divino para
frenar todo intento de liberación o reconocimiento natural que les desestabiliza
emocionalmente. A estos mamíferos adictos a mentira y la injusticia, que
impiden o sujetan a su propia racionalidad, hay que ignorarlos de pleno y sin
violencia, pues ese es un lenguaje binarista, no el nuestro. La sexualidad
entendida, según la Organización Mundial de la Salud, en el año 2006, como un
aspecto central del ser humano a lo largo de la vida, desmantela, solo en teoría,

39
El sistema sexo/género es definido por Gayle Rubin (1996: 44) como “un conjunto de
acuerdos por el cual la sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad
humana y en las cuáles estas necesidades sexuales transformadas, son satisfechas”.

51
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

las concepciones hegemónicas en torno al género imperante en la sociedad


actual, pero no se refleja en la pedagogía, ya que no elimina resquicios
discriminatorios como son marginación, liberación, desigualdad… y claro o se
busca eufemismos o se erradican, y lo segundo no lo van a permitir ni una parte
ni otra.

No perdamos tiempo en añorar características que fueron universales para


ambos géneros en todas las culturas incluidas en el estudio: a pesar de que
hombres y mujeres por igual prefieren relacionarse con personas amables,
comprensivas, confiables, saludables e inteligentes. La universalidad es otra
falacia compulsiva que demuestra la debilidad originaria por parte de una
mayoría de borregos consigandos, sin criterio ni sentido de los límites propios.
Entonces, para qué gastar energía en foros altisonantes donde se constata una
vez más la imposibilidad de adjudicar a una persona su verdadera
independencia. La performatividad es una forma poética más enriquecedora de
la disposición a morir en nombre de una simbología, resulta por lo menos más
elegante y superficial a la vez, y es que la expresión artística ha conseguido
infiltrarse siempre en toda fortaleza con su carga vírica para remover los
distintos rostros alternos. El complejo escenario es bien simple, una falta de
estabilidad formal lleva a la creación de muros infranqueables y a las alianzas
necesarias que destrozaría cualquier intento de insurrección de otras voces, de
otras intensidades, de otros discursos. En este imperio de las ideas reducidas a
virtuales, la adopción de uno u otro extremo de la disyunción, nos hace circular
desinteresadamente por un vasto territorio o laberinto del que es imposible
abstraerse o desligarse. Esta definición de disciplinamiento transita por los
cuerpos sin distinciones40 y deja fuera de su lógica a aquellos sujetos instalados
en el "entre" como huérfanos de poder41 y en un intento de ridiculización
anónima.42 Incluso cuando el género es conocido se cuestiona la fácil
coincidencia, lo que se es y tiene de relacional con su estirpe. No cabe duda que
lo que se expresa en el artículo primero de la “Declaración” de 194843 es tan
inverosímil e irreal como aquel que dice que todos somos iguales ante la ley.

40
Peri Rossi, C. (1984) La nave de los locos.
41
La superación de este binarismo en boca de Michel Foucault: "Mi posición es que no tenemos
que proponer. Desde el momento en que se propone un vocabulario, una ideología, no puede
tener sino efectos de dominación" (1994: 85)
42
Se nos intenta relegar de toda lógica mediante el uso de sus fantasías, entre alguien que se
había decidido a ser quien quería ser y no quien estaba determinado a ser (191)
43
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”

52
Iconología Sapiens-cuir

Darwin propuso el concepto de selección sexual debido a la competencia entre


individuos del mismo sexo por la reproducción, que sirve en principio para la
identificación de muchas especies y poco más. El estudio de la selección sexual
es probablemente uno de los campos más activos en la Ecología del
comportamiento, no en el resto de disciplinas ni saberes, por lo que en nuestra
opinión es un tema residual y demasiado básico. Tampoco insistamos en
definiciones tales como: El “sexo genético”, es el que está determinado por los
genes, que son las unidades básicas de la información hereditaria contenida en
las moléculas de ADN… El “sexo fenotípico”, se refiere al sexo individual
determinado por los genitales internos y externos, o sea, por las características
sexuales secundarias y por la conducta, mientras que el “sexo genotípico” es
como inmutable en gran medida, el “sexo fenotípico” puede modificarse por
procesos evolutivos, tratamiento hormonal y cirugía. Hoy, las hormonas ofrecen
rutas de explicación de responsividad autoperceptiva para que no sigamos
polemizando sobre algo personal. Si vivir es encontrarse forzado a interpretar
nuestra vida, a saber, a qué atenernos, nos debemos plantear si el ser humano,
según Ortega, carece de naturaleza y es preso de una memoria que anida y
proyecta forzosamente alguna intención. El hecho radical nos aparece como una
realidad absoluta, de la que cuesta zafarse con breves imaginaciones murientes,
dando lugar, por tanto, a situaciones opuestas que corresponden a la vida de la
que se priva al individuo. Todo concepto que represente una realidad humana,
en sí desaparece como puro hecho para transformarse, ya que las imágenes
históricas nos hablan, pues, de los valores y las realidades del cuerpo.

En el caso de la pubertad, la imagen que se funda en el propio cuerpo no es


representación por semejanza de un objeto semejante representado, sino más
bien representación por anticipación de la imagen resultante y de la recepción
que posibilita una voluntad de dominio sobre objeto-imagen. La separación
entre imagen y esquema corporal se halla vinculada a representaciones
perceptuales y de fantasía, creencias o sentimientos más variopintos. El control
del esquema corporal contribuye con los aspectos funcionales y nuestra
conciencia reflexiva a la transparencia experiencial de la corporalidad, que se
aparta constantemente del camino de acciones intencionales. Esta imagen se
conforma históricamente entre la imagen corporal y la imagen cultural, de
manera que unen los aspectos simbólicos, significativos y estéticos con los

53
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

estrictamente anatómicos. Lo mismo puede decirse entre el ideal y la realidad


en palabras de Scheler, de los ídolos del autoconocimiento, doblemente
comprensible. El carácter disruptivo, definido en ese ajuste entre imagen y
esquema corporales, aborda la ruptura al entrar en conflicto con la
autorreferencia. Si somos un objeto-imagen que no es dado a configurar el
cuerpo como apercepción especial, el punto de vista de la lente del espectador
depende en gran medida del entorno. Desde el punto de vista de la recepción
hay factores privativos que no apreciamos tan claramente al analizar la
experiencia de la realidad o su simulación. Sucede igualmente cuando nuestra
subjetividad se ve implicada y entramos a participar en la acción, al mismo
tiempo, que lleguamos a un punto de extrañeza y rechazo. Experimentamos los
placeres al dirigirnos intencionalmente a un objeto-imagen empatizando con un
otro ideal, de cuya colocación en un entorno aceptable, el punto de conexión
más radical entre mente y cuerpo es determinante.

Recurriendo a los términos de Scheler, en la elección convive un movimiento


idiopático, por el que la conciencia propia llena la ajena, y un movimiento
heteropático, por el que la conciencia del otro llena la mía. En muchas de las
relaciones con travestis el hombre ocupa un rol pasivo, o hay versatilidad y se
intercambian los roles, práctica que una prostituta u otra mujer no podría hacer
por motivos lógicos. Un hombre heterosexual que desea a una mujer trans vive
preso de la normatividad social (bajo el amparo de las creencias religiosas), que
no le permiten una expresión auténtica de lo que siente. En esto, es el cuerpo
quien asume toda la carga, porque él es ya imagen, tanto de esa subjetividad,
como del mundo, y puede, por tanto, apropiarse de la percepción y la
representación estableciendo una nueva relación con ellas. El proceso de
aprender y ejecutar roles sociales con frecuencia incluye creencias de inmersión
cultural, que les depara su porvenir en la comunidad, para explicar las prácticas
que expresen reacciones de aprobación. El recurso al diálogo y al razonamiento
habría sido la forma apropiada de comportarse conforme lo hace el estado
emocional del padre o de la madre, razón por la cual se producen fugas
familiares o de quien no quiere cumplir. El proceso de la socialización implica
necesariamente imponer unas restricciones a las conductas “naturales” y es por
eso que hay tantos flecos de ansiedad y culpabilidad, donde no debería haber.
De esta manera, con las prácticas más expeditivas de la coerción/imposición los
efectos que ocasiona su aplicación van por el rechazo personal de manera
discrepante. Los estilos de socialización resumen una forma de relación que
tiene una función fundamentalmente heurística, de actuación sobre otros estilos
de socialización predominantes y universales.

54
Iconología Sapiens-cuir

55
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

Incongruencias de género

La construcción de valores en la familia requiere tener en cuenta el papel activo


que tienen los hijos para asumir o no los valores de los padres. En este sentido,
es incongruente pretender inculcar en los hijos el valor de la tolerancia o el
respeto, si el padre o la madre, en su proceder, utilizan el poder y la imposición
del estilo disciplinar. De hecho, parece ser que el estilo permisivo es la base de
la formación de la autoestima en los hijos. Sin embargo, las relaciones
coercitivas y muy permisivas tienden a alentar el resentimiento y el
distanciamiento, inclusive social. El modelo circumplejo, como todos los
modelos sistémicos, postula el concepto de "homeostasis", entendido como el

56
Iconología Sapiens-cuir

equilibrio necesario en cada dimensión que permite un funcionamiento familiar


adecuado. Bien, pues el desarrollo individual permite predecir adecuadamente
las diferentes etapas del ciclo vital, de cuya cohesión, y adaptabilidad, se
obtienen la resolución de las transiciones familiares, que presumiblemente están
impregnados de un clima familiar determinado. En líneas generales,
consideramos que la correlación existente entre una alta comunicación y
autoestima, nos revela lo importante que es el diálogo y la configuración de una
red de apoyo extrafamiliar en el adolescente. La disminución del diálogo
asociado con el incremento de dificultades de comunicación, como la coerción
y la negligencia, contribuyen en el funcionamiento familiar. Claro que, el
concepto de familia puede variar y reinterpretarse para lograr el ajuste y la
adaptación, por ejemplo, cuando tratamos la existencia de cambios continuos en
la reasignación de un género sentido y no determinado. Al igual que la
dimensión de flexibilidad, las dos variables citadas forman parte de la
multidimensionalidad en la personalidad, no en el sentido de una transformación
ideológica, sino más bien sobre la manera de enfrentar haciendo propios,
aquellos referentes socioculturales disponibles.

El responsable de asumir realidades nuevas asociadas a las modernizaciones


sería el comportamiento, desde las experiencias particulares y que, en la
necesidad de adaptación este orden aparece hasta debilitado. La problemática
de género cuenta con significativos estudios en el nivel individual y subjetivo,
a nivel de la flexibilización de los roles de género y de la emergencia de políticas
públicas. Dicho aporte permite el análisis de la condición de los géneros a nivel
macro y microsocial, que se trata de un ámbito que provoca tensiones con una
lógica bien distinta a la de la binariedad o los alcances del dualismo (Bourdieu,
1990) El interés por esta dimensión no funciona como una maquinaria única que
genera normativas universales, en todo caso intenta abrirse paso en la forma de
un proceso de negociación interno, cuya finalidad no invisibiliza la dimensión
social del género. La construcción identitaria de género puede conllevar una
tensión compleja, a medida que se individualiza la única identidad disponible.
No es muy factible mantener un equilibrio, pues la necesidad de ubicarse como
individuo único, en un escenario de amplios y variados referentes que se
intentarían adoptar articulados bajo un disfraz que protege la identidad: el rol de
género. Esta suerte de integración en cierta manera amenaza la construcción
identitaria individual, y entre tanto el devenir deambula escondiendo un
conflicto que permanece latente, y de cuyo desempeño no se espera una
respuesta cómoda. El conflicto, por más efectivo que parezca, no daría cuenta
plenamente de esta identidad sentida o aceptada socialmente, pero es oportuno

57
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

analizar los procesos comunes que estructuran las conductas y organizan estas
situaciones.

La manera en que se articulan las transformaciones sociales sobre la identidad


de género, hace de este una categoría gramatical, que incorpora la dimensión
biográfica, susceptible de traducirse de acuerdo a los códigos simbólicos de su
contexto social. En su acepción más amplia, un individuo singular restituye al
sujeto universal, mediante una vía de acceso al conocimiento y la capacidad de
un individuo de tener una palabra propia. Para efectos de la narración, la
problemática de género parece perpetuarse en una retórica envolvente que no le
reporta más que una experiencia de trabajo formal sistemática. Las
significaciones encontradas frente a la descripción precisa de la categoría de
género, dan cuenta de una "reconstrucción" del relato, a medida que los ejes de
sentido que se han identificado en un primer análisis, van incorporando
referentes teóricos. Luego toca verificar los hechos de cada narración en el
marco del sentido general al desempeñar los roles de género. Junto a los
referentes de igualdad que se expresa en la expectativa de invisibilidad, se
fragua el intento de obtener un rol social legítimo que ponga en juego una
modificación sustantiva de su ubicación social. Como bien dice C. Camilleri
(1991) el sentimiento de constancia de la identidad no implica adherir a un
contenido fijo, sino que el desafío es que la integración de nuevos elementos no
impida el sentimiento de coherencia. Entre la permanencia y la integración de
lo nuevo, no cabe duda, una idea general de flexibilización puede apropiarse de
estos emergentes, en función de los sentidos que cada uno se reconoce a si
mismo.

La autonegación hace difícil encontrar verdaderas coherencias, de su propia


subjetividad y la confrontación con referentes sociales invisibilizados, con una
enorme dificultad para apropiarse de lo íntimo, individualizando un conflicto
que involucra tanto la dimensión subjetiva como la social. Se ha transformado
así en un aparente conflicto personal, para el desarrollo de la subjetividad, que
va aparejada al declive de las instituciones homogeneizantes. Estamos en un
momento álgido de individualización en nuestra sociedad, donde se ven otras
culturas animadas a compartir esta naturalización del género y de otras
desigualdades. El problema se circunscribe al ámbito personal, antes de
adentrarse en áreas desconocidas sin descuidar lo conocido, por lo que tratamos
una relación distinta de apropiarse de este nuevo escenario social. El cambio
entendido como la posibilidad real de los individuos de hacerse sujetos

58
Iconología Sapiens-cuir

independientes se contrapone a la idea de cambio identitario, ya que el ser nunca


ha dejado de sentirse esa otra identidad no biológica.

Las Políticas ciegas al Género, como dice Kabeer (1994) siguen siendo sesgadas
por una realidad productiva feroz, sin entrañas y poniendo a su disposición
recursos que ellas pueden controlar o actividades de las que pueden beneficiarse
directamente. Esto no contribuye a erradicar las desigualdades ni a ningún
bienestar social que se precie, por lo que la planificación cuando ya busca no
sólo canalizar recursos hacia las mujeres, sino también que los hombres asuman
responsabilidades, para así conseguir mayor igualdad en los resultados de los
programas de intervención, estamos ante políticas redistributivas de género. Las
políticas dirigidas a lograr la igualdad de oportunidades ayudan a posicionarnos
en el desarrollo sostenible y ha de servir para acabar con el miedo a las
contradicciones formuladas en términos identitarios. Es necesario acabar con la
consideración deformada del enfoque de género bajo indicadores conseguidos
de forma restringida. Asimismo, las potenciales contrapartes sobre las
relaciones de género, arrojan una principal consecuencia que tiene que ver con
la ignorancia, porque no puede hallarse el diferencial entre el punto de partida
y la utilización transversal de la perspectiva de género.

La transversalidad de género reorganiza la dirección y recursos institucionales


en sus planes a medio plazo, teniendo en cuenta de forma activa y abierta la idea
de que el logro de la igualdad de oportunidades entre las mujeres y los hombres
requiere de una actuación conjunta de las administraciones y transversal a todas
las políticas. En cambio, seguimos adquiriendo notable presencia en aquellos
foros de reflexión y formación con vocación de continuidad para completar su
ejercicio pleno de los derechos inherentes a la ciudadanía. De hecho, la
adopción del uso de un lenguaje no sexista, no reconoce al tercer género, siendo
una causa de de debate y una exigencia social. A todas luces, la promoción de
identidades trans* está en la órbita de los principios de equidad de género,
procurando la aplicación del principio de corresponsabilidad, sobre el que hay
que trabajar hasta conseguir el respeto pleno a la diversidad. Para ello nos
acercamos al enfoque GED (Género en Desarrollo) porque estamos en sintonía
con la identificación de las oportunidades para potenciar la equidad de género y
la igualdad en las políticas, programas y proyectos de desarrollo, así como la
identificación, diseño y ejecución de nuestros propios proyectos sociales. Esta
estrategia apuesta por definir acciones positivas que aseguren la participación
de toda condición social y cultural y, en consecuencia, nuestra aportación ha de
contribuir en los procesos participativos de aprendizaje colectivo.

59
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

En la línea de las investigaciones pendientes sobre la construcción cultural, la


noción de género contiene más interpretaciones que características anatómicas,
es por ello por lo que surgen en torno a éste, toda clase de incomodidades. El
tema, no es que sea complejo más allá de una configuración identificativa de
personalidades no acomodadas a la concepción bipolar sexual de la cultura. El
género es una cuestión con falta de un correctivo que, además es tratada como
un error que hay que corregir tempranamente o asumirlo por designio divino.
En ambos casos, con el fin de asignarle un sexo determinado e inconfundible se
interfiere innaturalmente, permaneciendo el conflicto en un futuro y hasta mal
aconsejados. Despues de todo, lo que define al cuerpo no resulta de lo que el
órgano sexual haga para el cuerpo del mismo, sino en relación a lo que hace con
otros cuerpos (Hernández Guanche, 2009:94) siendo asignados por definición
reduccionista a una ecuación inútil. Desde la perspectiva psicosocial las
identidades trans* han perdurado en el tiempo invisibilizadas en un correlato
ratificado por una realidad, criminal a veces, y sin renunciar a un objetivo vital
de ser percibidas claramente como pertenecientes al género sentido. De hecho,
para Martínez Guzmán (2012: 168) el género es un rasgo esencial que define al
individuo y que está inscrito de manera estable en su biología y su psiquismo.
A pesar, incluso de la consecuencia paradójica de llevar una doble vida, las
personas con identidades trans* transgreden la norma género con sus vivencias
y realidades cada vez que perciben una amenaza o coacciones indeseables como
mecanismo de defensa. Esto no contraviene ninguna de sus reivindicaciones,
tan solo es un reflejo de la indómita o mala conciencia de esa mayoría latente
en sociedades que presumen de democracia.

En verdad, no hay nada controvertido en esta de Gaia, puesto que


independientemente del sexo biológico, la auto-percepción de las personas suele
variar mucho en cuanto a su identificación como pertenecientes a lo masculino
o a lo femenino, es definitiva, que no estaría ligada a su sexo biológico (Serret,
2009:83) y en este sentido tiene un carácter argumentativo, tanto desde el punto
de vista médico como ético. Actualmente no se tiene un conocimiento exacto
de la etiología de la transexualidad, luego quien se opone a lo que no existe es
necio y su anatomía es herencia de la barbarie. No se puede argumentar una
filosofía de vida sobre una base orgánica y punto, en contraste con factores
constitucionales como causa psicobiológica. La identificación con el otro sexo,
no es únicamente el deseo de obtener las ventajas relacionadas con las

60
Iconología Sapiens-cuir

costumbres culturales,44 sino tener relaciones con personas de su sexo o no tener


clara la tendencia de sus estímulos. En los casos de transexualismo no hay
estudios epidemiológicos recientes, y será así mientras que no sean esas
personas las que se pongan a investigar. En esa coyuntura nos encontramos,
siempre y cuando no se trate de satisfacer un deseo morboso y sea una opción
extrema para situaciones presuntamente irreversible.45 En Bioética, legitimar la
intervención de cambio de sexo sería el principio de totalidad y en consecuencia,
una razón de peso fundamentado en un análisis serio y científico. Tal es que, el
principio terapéutico conectado al principio de la totalidad de la salud y de la
persona resulta aplicable en el caso del transexual, como para las intervenciones
sobre el sexo físico en los casos de intersexualidad. La intervención no es un
tratamiento curativo de la transexualidad, pues no hablamos de ninguna
enfermedad, sino que sería un tratamiento paliativo de la vida física, psicológica
e intelectual de las personas. Lo que si habría que hacer es paliar la
sintomatología psicótica de quienes se oponen con auténtico odio y desprecio a
la transexualidad.

Desde luego, como dice Iglesias (2003:100) la concepción más adecuada


dependerá de los mejores argumentos y la que mejor relacione las razones en
juego por parte de los intérpretes. En esa seguimos, quienes estamos inmersas
en un sistema patriarcal que hace aguas, como su economía y su hipócrita falta
de valores. El género es un concepto internamente complejo, si denota entidades
mutables y dadas a la ambigüedad que, por otra parte, comportamos la identidad
de género en la forma del cerebro que equiparan el cerebro de una mujer cis al
de una mujer transexual con similitudes significativas. Bien está lo que bien
acaba, de manera que se alude con demasiada frecuencia a particularidades
hormonales y no tanto a irregularidades semánticas, ya que no hay ninguna
razón para haber reducido el vocabulario a dos polos que en sí mismos, son más
contradictorios en sus razonamientos y comportamiento intolerante. La
evolución arrastra demasiado lodo para sentir orgullo de elegir entre dos formas
arcaicas, sin campos que descubrir y sin nada que aportar al desarrollo, que no
sea mano de obra y poco más. Desde un punto de vista sociocultural el género

44
José Mazuelos, p. 2-3
45
“Si los especialistas, en clara conciencia y prudencia, son del parecer que el único modo de
liberar al sujeto de su estado permanente de angustia total que amenaza la misma supervivencia,
es la intervención mutiladora del sexo anatómico, no entendemos cómo se puede decir que dicha
intervención no es absolutamente posible” G. PERICO, Problemi di etica..., p. 383.

61
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

se percibe como una construcción social, pero va siendo hora de añadir lo


intelectual a esa estructura que hasta ahora presumía de dominarlo todo…

La expresión de género no es más que la forma en la que nos presentamos,


nuestra manera de actuar, de vestir, de relacionarnos con los demás, y ésta es
independiente al sexo y al género asignado, pero que tanto hace rugir a la
caverna religiosa. Esta falta de conocimiento es hasta morbosa, sabiendo lo que
esconden en la mochila, y habría que recordar que se puede hacer pedagogía a
la luz de las circunstancias cambiantes. Mientras que el feminismo trata de
igualar su poder material respecto del varón, el tercer género adelanta por la
izquierda al resisistirse a una lucha que no tendrá fin. Resulta más inteligente
mostrar neutralidad y obtener espacios de tolerancia suficiente para que desde
las minorías se pueda ejercer los mismos derechos, aunque sea con menos
visibilidad. En un mundo de mayorías por la fuerza, no nos interesa competir,
por lo que nos reservamos en el comportamiento de la performatividad, donde
incluso podemos gozar de mayor libertad y de acción. En la actualidad nuestra
estética ha de ser diseñada bajo un único criterio y recurso, que es el de la
creatividad, en tanto que lo andrógino se nos queda corto y limitado, ya que el
tercer género abarca los tres en proporciones variables y esa es precisamente
nuestra grandeza. Aunque esto produzca temor e inseguridad a los más carcas,
con el desarrollo de la realidad virtual veremos como ellos se atreven a jugar a
ser intersexuales, virtualmente eso sí y quizá después quieran experimentarlo
físicamente. Esperemos que esta realidad virtual sirva de terapia para que se
venzan todos los prejuicios potencialmente y la humanidad abra su mente a otras
posibilidades y manifestaciones sin tener que renunciar a nada.

En pocos años, el debate estará argumentado sobre el discurso biomédico y este


paso sea el intermedio hacia una auténtica transformación de la práctica
humana, que ya se nos reconocerá digitalmente, no en términos biológicos y que
para construir una ciencia del sexo no necesitará más que una simple aplicación
simulada. El médico y su figura de autoridad seguirán queriendo imponer una
legitimidad de la que carece, pero se irá diluyendocomo prueba de que existen
estados de sexualidad inclasificables e indeterminados en su género (Foucault,
1980: 937-938) Gracias a personas afectadas y a otras visonarias, se ha recorrido
un camino para hacernos dudar de la realidad natural de una dicotomía sexual
agotadora (Pelayo y Moro, 2003:859) Lo verdaderamente esencial es que
estamos en las puertas de una revolución tecnológica que nos permitirá
expresarnos en libertad, cuál es el autentico determinante de nuestro significado.
En este sentido, desde la línea de pensamiento de Foucault, las personas con

62
Iconología Sapiens-cuir

sexualidades cuir muestran una incongruencia entre el sexo y el género, y es por


ello por lo que vale la pena este ensayo como faro reivindicativo de atención y
reconocimiento por parte de observadores alejados de la realidad total de
género.46 Para entender el significado de la transexualidad, Ganaizabal hace una
primera constatación basada en la necesidad de que las personas se adscriban a
un solo sexo, considerado su “verdadero sexo”, y la describe como “una
exigencia que aparece con las sociedades modernas. Esto no significa que no
haya existido esta realidad siempre, pero las formas de control no han dado
tregua a lo que pinsan que representa una de tantas amenazas, de manera que la
ciencia ha de remarcar la existencia de personas que se sienten del género
contrario al que determina su sexo biológico se desafía la rígida división de
géneros establecida en nuestra sociedad.

Por ejemplo, la transexualidad se localiza científicamente en la estructura


hipotalámica que se supone que está implicada en la conducta sexual, se trata
del “núcleo del lecho de la estría terminal”, que también es mayor en hombres
que en mujeres. Curiosamente, en transexuales, genéticamente hombres, que
suelen tener la sensación de que han nacido con el sexo equivocado, este núcleo
tiene el mismo tamaño que en mujeres. Pero es que si vemos como los bajos
niveles de “testosterona” conducen a mejores niveles en el lenguaje, en
habilidades comunicativas, contacto ocular y sociabilidad, en el futuro ser muy
masculino no será orgullo de nada. Hasta ahora ha habido cierta ceguera ante el
reconocimiento de los más de dos géneros que se registran en otras sociedades,
sobre todo, en como afronta esta diversidad, que nunca desaparecerá
obviamente, sino que tiene mucho que decir. Lo relevante, ante el
reconocimiento de más de dos géneros, es que no ha tenido relevancia el
discurso biomédico, al negar una evidencia tan aplastante, que les debería
situarse en un frente común y hacer honor a la ciencia que supuestamente sirven.
Desde luego, su papel es anecdótico y se verá en el transcurso de los estadios
intermedios. Una pena que este gremio pierda una ocasión histórica para poner
los puntos sobre las ies, si no fuera por la carga de ese condicionamiento social
que les impide abrir su lente angular. No importa, confiamos en una tecnología
que llegado el momento47 tendríamos que prepararnos para resetear todo lo
aprehendido a un ritmo exponencial. En ese tiempo todo será invertido y

46
Libro en construcción, coautor: Frans Martínez-Pintor
47
La singularidad tecnológica con la creatividad de sus jugadas terminará por combinar varias
tecnologías y recreando la posibilidad de comprender y experimentar cuantas realidas se puedan
imaginar.

63
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

reconvertido con absoluta naturalidad, dejando en evidencia tantas cosas que la


historia será arrinconada en el baul de los recuerdos y precintada por una mente
inalámbrica.

Tecnociencia cuir

El recorrido de este estudio, entre el deseo por aprender y la inocencia en tanto,


rara virtud de la impaciencia para vaciar las razones aprendidas, como bien
apunta Valeria Flores (2013: 15) como espacio para liberar problemas, es un
permanente quehacer del experimentar y problematizar contra el propio
pensamiento. Es preciso mantener paradojas e incertidumbres a raya con
preguntas convulsivas desde la positividad, la política de redención de la
afirmación, el progreso y las retóricas de la esperanza.48 Pero no hay que hacer
teoría trans porque somos un producto de silencios, borramientos, más que de
marcas e inscripciones. Bueno, las significaciones trizadas que tienden a ser
omitidas, también posibilitan que el yo se establezcaa través de una serie de
restricciones sociales y condiciones de agencia, como práctica situada. La
experiencia bastarda/cuir constituye una práctica de poder, que traza las

48
Teresa de Lauretis, atraviesa los límites impuestos por los géneros (los límites entre poesía y
prosa, entre palabra e imagen, entre narrativa y crítica) creando nuevas correlaciones entre
signos y significados, nuevas mediaciones discursivas entre lo simbólico y lo real, entre lenguaje
y cuerpo (Flores, 26)

64
Iconología Sapiens-cuir

coordenadas para poner de relieve el valor de incertidumbre del pensar


concebido como torsión reflexiva entre sujeto, lengua y saber. Su estilo revisa
críticamente el realismo técnico del saber operativo, y lo hace instalando un
hiato intermitente desde lo fronterizo, en cuanto, dimensión figurativa del saber-
poder. Sus posiciones de voz tratan de cuirizar posibilidades de ordenamiento
alternativas, que se hace extensivo a reconocer un vivir de otro modo, cuyo
alcance preciso y su heterogeneidad no pueden delimitarse de antemano. Sobre
este ademán convulsivo y alborotador de tradiciones, costumbres y
legitimidades, la tensionalidad encuentra su inscripción en los circuitos
autogestionados, sometidos a un escueto estatuto de marginalidad
institucional.49 Por otra parte, si la teoría queer/cuir se asume como una
interrogación política sin certeza, ciertas posiciones de sujeto y subjetividades
tienden a reclamos normalizadores o asimilacionistas demasiado similares a la
estética heteronormativa, cambiando la figura del rey o de la reina.

En general, aquellas políticas de resistencia y desobediencia, tienden a ser


minimizadas sobre la configuración del horizonte de lo representable, con
heterogeneidades y disidencias al interior de cada una de ellas, precisamente a
causa de movilizar el necesario error de identidad, aunque este otro rechace la
consecuencia. Podemos advertir voces más extrañas y confrontacionales en el
escenario socio-cultural actual, a partir de acoplamientos contingentes capaces
de intervenir ante cualquier hipótesis de conflicto. Además, la vida urbana
diseña otros modos de pensar las relaciones entre lo educativo y la disidencia
sexo-genérica, en la intersección entre ambos campos. De este modo, las
identidades cuir reproducen los efectos de la diferencia sin pretensión de
transparentarlo en una identidad fija. Se trata de subvertir un gran territorio en
el que la posición autoinvisibilizada del sujeto es parte del estatuto del
conocimiento lícito, para ser incluida o asimilada sin conflicto. Una
tecnociencia iterativa no sería la exigencia si no produce la diferencia en la
propia repetición, pues aquí se disputa lo cuir como localización de la
disconformidad con todo tipo de hegemonías, no sólo identitarias sino también
geopolíticamente tecnológicas. Las relaciones de funcionalidad se rigen por la
operatividad tecnocultural del dato, de rastreo y al mismo tiempo del rehacerse
de la significación. La práctica queerness asocia lo libertario a sutiles protocolos
de desciframiento estético al eliminar todas las marcas de profundidad o poder,
para construir por sí mismxs el modo de visión y de inteligibilidad que supone
el mutismo de la desobediencia. En suma, las señas críticas del desacomodo

49
(Flores, 37)

65
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

trans* no tiene nada que ver con significar, sino con duplicidades, refracciones
y ambigüedades del sentido contra la tiranía.

No hablar de la realidad total supone quedarse en el fuera de plano de la mirada


estandarizada, y aún cuando se erosionan los márgenes de lo nombrado, la
discontinuidad y la interferencia, no se dejan capturar. Solo la tecnociencia
puede eludir la purulencia de una sociedad exprimente que ni se ajusta a sus
reglas de dominancia. Las identidades son localizaciones en las redes de poder
del espacio político, y una forma de habitar una vida de un modo diferente a la
formulación monocorde de una condición predeterminada. Las políticas de
diversidad no se encuadran en una identidad de carácter totalizante e instituida
como legítima, no cumplen dichos requisitos y esperan formas de diferenciación
técnica y de identificación social. El marco apropiado pasa por la identidad
contemporánea como jeroglífico, resistente a todo desciframiento cibernético,
como un mecanismo de guerra que confabula contra un orden de verdad
imperante y contra una ficción históricamente naturalizada. Es un hacer
provisorio que trastoca los contornos del pensar y sentir, como equivalente de
movimiento LGTBQ sobre la configuración del horizonte de lo representable.
Su tarea crítica hace estallar la interpretación ontológica de las identidades,
donde quedan alojadas todas las sombras de lo residual, al igual que la propia
subjetividad en condiciones de complicidad teórica, afinidad estética o
vinculación afectiva. En esta disputa que transgrede el cuerpo, se atenta de facto
contra la desigualdad institucionalizada de manera dialéctica, socavando el
lenguaje sexista con argumentos tecnológicos. Para la adquisición de un
conocimiento científico cuir es posible acceder a la esencia de la naturaleza con
el fin de explicar lo que constituye una alternativa a una tradición acumulativa.
El intelecto, más que los sentidos, expresa este binomio interactivo en una
fuerza social extraordinaria, ya que la fusión relaciona unas ideas a otras, en la
conformación de las opiniones. La atención a otras formas de conocimiento,
supone cuando menos una educación prolongada, una cierta sensibilidad y la
mínima decencia para empatizar en última instancia.

En estos momentos en los que la tecnomatemática es la operatividad para la


ciencia moderna, los estereotipos de género se erradicarían en la educación
temprana, y en su caso, sería necesario potenciar la gamificación para que sean
"motores del cambio y ejemplo", más allá de crear seminarios orientados al
género. Las acciones tecnocientíficas están basadas en un conocimiento
correlacional en las antípodas de la condición estrictamente metateórica, por lo
que las controversias científicas no son determinadas por la tentativa de

66
Iconología Sapiens-cuir

reducirse a sistemas formales axiomatizados. En este apartado la dimensión


social de la ciencia y la política científica tiene una importante dimensión
aplicada, por lo que la investigación científica no está sujeta a ninguna forma de
racionalidad determinista y porque nos incluye en el espectro de mayor
innovación social. Apreciamos como los estudios empíricos de ciencia y
tecnología, con el fin de caracterizar la transformación radical, irreversible y
global, subraya la profunda vinculación transdisciplinardesde la emergencia de
la Big Science a la ciencia electrónica (e-science) Para definir esa
transformación, muy alejada de la ciencia que se practica en los laboratorios y
centros de investigación, la tecnociencia ha absorbido a la ciencia mediante una
mutación estructural. La práctica científica,50 en nuestro argot queerness
science, suele sintetizarse en el modelo lineal de V. Bush (1945) basado en los
sistemas de I+D+i, en el que la autonomía genera desarrollos tecnológicos e
implementa agentes sociales intrépidos y solventes como un medio para lograr
otros fines biopolíticos.51 Obviamente, todas las innovaciones se han convertido
en los documentos de referencia para la filosofía de la tecnociencia, reafirmando
la validezy la ubicuidad de las tecnologías de la información y la comunicación
(TIC) más allá de servir como recurso computacional. Aunamos aquí, tanto
ciencia como tecnología y sociedad, vinculando la política científica, la cultura
científica, la comunicación de la ciencia y las políticas de equidad de género.

El camino siempre se hace difícil por culpa de esta especie inhumana tan
impertinente e inculta, como bien la ciencia en palabras de Long (LGBT
Climate in Physics) han tenido que sufrir también uno de cada cinco físicos,
tanto intimidación, acoso o discriminación en su lugar de trabajo durante el año
previo debido a su condición LGTB.52 En la investigación, publicada en la
revista académica Scientific Reports, se trabajó con 20 mujeres trans que nunca
utilizaron hormonas, 20 mujeres trans que las utilizan regularmente, 20 hombres
cisgénero y 20 mujeres de esta última condición. Los primeros resultados

50
El problema de fiabilidad de la ciencia no es completamente resoluble pero sí modulable y
necesita mejor gobierno científico, institucional y regulatorio. Sin embargo, aún tenemos que
admitir además que desde el mundo científico no existe ninguna hipótesis aceptada
universalmente acerca de cómo se construye la identidad.
51
Hablaríamos de sociedad del riesgo frente a la social complejidad, derivada de la ciencia
posnoramal (ciencia con la gente) según Silvio Funtowicz.
52
Desde entonces ha creado 'LGBT+ Physicists', un grupo de apoyo para científicos LGTB, y
trabaja desde la APS para dar visibilidad al colectivo. "Decidí reunir y crear tantos recursos
como pudiera para que ningún joven físico LGBT encuentre el mismo vacío con el que me topé
yo".

67
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

indicaron que las mujeres trans poseen un tamaño reducido en un área cerebral
llamada Ínsula, en los dos hemisferios cerebrales, sabiendo que es una zona
importante para la percepción del propio cuerpo. Claro que, si no existe un
cerebro típicamente femenino o masculino tampoco es la forma de buscar
demostrar diferencia alguna; si alguien se siente varón o mujer, con la misma
suerte puede alguien sentirse como quiera. En realidad, no importa nada el punto
de inicio para comenzar a determinar en qué punto de la vida se comienzan a
reflejar las diferencias entre estos dos grupos, sino el momento que la persona
decide discrepar de una tendencia que no le place ni le convence, por lo que la
razón no se puede doblegar porque sí. Tampoco se trata de una cuestión de
práctica ideológica, sino de ser suficientemente rigurosa la investigación
científica y social, entendiendo que la radical primacía de la voluntad es un
poder al que no le cabe recurso alguno contra su identidad de género o de
pensamiento. La ciencia contemporánea promueve acciones tecnocientíficas de
interés social que transforma radicalmente las sociedades en las que se implanta.
Al diseñar en red el espacio de capacidades de acción nos va a servir para ocupar
el luger divulgativo que merecemos.

No podemos descuidar en nuestra disertación la importancia de los saberes


subyugados de las periferias, no de un saber particular o tangencial, ya que no
hay tampoco individualidades en el sentido de poseer un saber universal. El
saber que aquí interesa como bien dice Gabriel Restrepo: es el saber más
elemental, no sólo el saber de la vida, sino más aún, al saber que nos da vida.
Para ello habría que recuperar la figura de Diotima53 entre la prudencia y la
virtud, un daimon que actúa de intermediario frente a la tórrida inconsciencia
de unos seres bípedos con inclinaciones depredadoras. Desde esta fatalidad la
creación de ese “nuevo ser” está presente en la solapa de contracubierta social
en espera de traer a la actualidad la idea del verdadero aconsejar y aleccionar en
la actualidad. Para perseverar en lo alto de la escalera de Diotima, aconseja
Séneca que nos dejemos guiar por la razón y por el ejercicio de la virtud como
medios para alcanzar la felicidad, viviendo, además, conforme a la naturaleza.54
Sin embargo, hablamos de seres obstinados en tropezar con sus propios pies
(López Fonseca, 2019) y que son incapaces de subir un escalón hacia la
sabiduría, y es que en el envés de la escalera de Diotima se halla siempre la
política (Miguel del Rincón, 2019) como un revulsivo contra toda certeza. En

53
Diotima le da a Sócrates una genealogía del amor, diciendo que es el hijo de la Circunstancia
y la Necesidad.
54
Antonio BARNÉS Sobre la felicidad.

68
Iconología Sapiens-cuir

todo caso, se trata de un lenguaje periférico que pertenece a los saberes alejados
de los núcleos de poder, de conceptos y expresiones contra la corrección de
estilo, del lenguaje que se dice legítimo; cuya réplica en palabras de Morin se
fundamenta en la comprensión mutua entre humanos, tanto próximos como
extraños es en adelante vital para que las relaciones humanas salgan de su estado
bárbaro de incomprensión. El reconocimiento del error en cualquier
comunicación introduce el riesgo de interiorizar desde la subjetividad y de ideas
que sobrevienen a pesar de nuestros controles racionales. La afectividad en este
sentido, no solo puede asfixiar el conocimiento, también puede fortalecerlo. Así
pues, de salida lo imaginario se hace real en lo queerness y, de hecho, esta
racionalidad cuir debería permanecer abierta a la discusión para evitar que se
vuelva a encerrar en una doctrina y se convierta en racionalización 55 que
obedece a los límites de un modelo mecanicista.

Después de tantos siglos la discusión de la legalización retrata a una sociedad


cruel sobre minorías infrahumanizadas, y así las prácticas de participar de lo
adverso, es una manera política de pensar y extremar el género por otros medios.
Esta forma de hacer política no acaba nunca, su persistencia como método,
necesariamente incita a otros cuerpos a vivir56 en el sentido de renunciar a tener
un discurso que hable sobre los otros. Por tanto, nos encontramos en la
impugnación de un relato único desde sus “genealogías excéntricas” que nos
localiza en los flujos de otras historias subterráneas, pues tiramos del hilo y
siguen saliendo a la luz más y más despropósitos cisgéneros. Seguimos anclados
en ese despótico credo que nos condena a la meritocracia, como si ser quienes
somos hubiera de pasar un filtro de reconocimiento, un exámen teórico
ecuménico para comprobar, si nos hemos esforzado lo suficiente para tener
derecho a considerarnos trans* o simplemente indeterminados. Que tengamos
muy presente, además de temerlas, que esas políticas de exclusión y exterminio

55
La racionalidad no es una cualidad con la que están dotadas las mentes de los científicos y
técnicos y de la cual están desprovistos los demás. Los sabios atomistas, racionales en su área
de competencia y bajo la coacción del laboratorio pueden ser completamente irracionales en
política o en su vida privada.
56
Spinoza remarca que no hay lucha sin alegría y en ese impulso de lo queer como cuerpos que
incitan a otros cuerpos a vivir, estaría en juego una idea fantástica de la ética en la cual los
cuerpos aumentan la potencia de otros cuerpos.

69
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

son alimentadas por poblaciones originarias y condensadas por seres también


rizomáticos.

Las relaciones simbólicas de la modernidad, sea líquida, límite, final o post,


pueden ser objetivadas u operacionalizadas con cierta facilidad, porque
cualquier fuerza se halla en relación con otras, y a su vez los cuerpos
individualizados producen otros cuerpos palpables en sus formas. Y es que el
cuerpo y el espacio son un lugar practicado por intervención de los sujetos
caminantes, capaces de consolidar sensación de unidad y permitiendo la práctica
de las relaciones de poder. Solo que ahora, estos cuerpos-espacio pueden
establecer resistencias a partir del cuerpo como herramienta de investigación y
vector de conocimiento (Wacquant, 2006:16) En cualquier circunstancia,
supone ir con el cuerpo y la razón por delante de una sociabilidad en el extremo
de la gestión biopolítica, o sea, un espacio de sociabilidad donde el cuerpo se
celebra como mecanismo de evasión entre el ejercicio del poder y la derivada
resistencia, en términos de Foucault. De hecho, como el poder liberal prohibe y
normaliza en su favor, porque si bien piensa que la persona dominada puede
resistir la dominación, los despistados no refulgen con claridad para iniciar la
imposición de una forma y una actitud moral respecto al cuerpo.57 Si bien, al
llegar a la llegar a una modernidad secular se permite pensar al cuerpo como
propiedad de la abstracción personal, para Wacquan la fórmula moderna es el
deseo, que es subrayado en teoría y aceptado en la práctica, ya que se debe
liberar el deseo. Los actos no serían muy importantes, y el placer en realidad
nadie sabe qué es (ibid.: 70) En este punto, el cuerpo es un campo de fuerza
innata, en un sentido higiénico o biopolítico, contra el sistema de sociedad que
le margina por excelencia.

Ni la intimidad erótica es capaz de extraer al sujeto la escisión cuerpo/mente, al


margen que enlaza lo viviente con un retorno a un estado de primigenia
indiferenciación, de alguna manera, de autoconsumo. El cuerpo es la principal
herramienta táctica para experimentar la evolución orgánica en la medida de la
impropiedad, de ahí que la relación de exterioridad se convierte en una célula
del cuerpo social, despojada de todo rasgo formal. Con la tecnociencia aquello
cuerpos imposibles hechos realidad, adictos a la divergencia corporal, cobran
un protagonismo abstracto e inmaterial entre lenguajes artificiales. Pero la

57
Una relación con el cuerpo convertido en propiedad de un sujeto racional que debe dominar
los apetitos más perniciosos para su espíritu.

70
Iconología Sapiens-cuir

biopolítica supera el umbral del cuerpo, de modo que, en la actualidad, ha


permitido que el movimiento trans en la actualidad este posicionado, hasta el
punto de constatar una convergencia cada vez mayor con una orientación a la
pura exhibición. Es decir, el cuerpo como acto y no como obra, como una
manera de reflejar una fluidificación de los sentidos. La intervención sobre el
cuerpo desubjetiva la permanencia del suceso intenso al antojo del sujeto, en la
manera que han practicado y habitado sus cuerpos. Su visibilidad no es una
casual, comenzó a cuestionarse dentro del discurso médico y está yendo por el
camino de normas internacionales donde hace explícitas las obligaciones que
los Estados tienen para con las personas LGBTTTI. La incasable lucha de las
personas trans ya advertía que debía considerarse la temporalidad de su
presencia desde su movilidad histórica y una puesta en escena extraordinaria.
La finalidad obliga a reglamentar el género como una relación de los
significados coherentes dicotómicos a través de la categoría sexual, luego será
reconocer las conductas y los placeres cotidianos (Foucault, 2007, p.19)
Nuestras cualidades identitarias es un hecho que nos viene dado hasta que
consideramos lícito responder con esa corporalidad ambigua que sépanlo de una
vez, nos hace sentirnos realmente especiales.

En principio, lo queer tiene muchas historias posibles, reproduce esta


categorización de verdad y en esta ocasión trabajamos con la idea de su
existencia hasta un ir más allá del género. Podríamos asentir lo que Garizabal
(1998, en Nieto, 1998) manifiesta bajo la idea que subyace sobre la verdad trans
como noción de perpetuar la inmutabilidad, la estabilidad y escencialidad de la
identidad de género como forma de ordenamiento social que se niega a
reconocer su carácter mutable y contingente. Aunque es agobiante el ir
justificando algo tan natural y que solo se comprende abriendo los ojos, toda
vez que el género está socialmente construido. Este significado de transgénero
hace referencia al concepto de transgenerificar el cuerpo y desenterrar la mente
de forma absoluta. La experiencia del tránsito se aprecia en el lenguaje por el
cual se construye la subjetividad para todos los seres sociales, descuidando la
matriz que, una vez en circulación, pueden consolidar la base de la
identificación genuina e intransferible. No hay identidad trans* tan estable en
situaciones concretas, pero su regularidad asume que el género se re-hace
durante la transición. Llegada la edad adulta el hermafrodita será libre de decidir
por sí mismo si quiere continuar siendo de uno u otro signo, porque igual que
se cambia de partido es igual de fácil optar por renovarse antes de morir en la
suplencia. Generalmente, existen otras identidades tangenciales que se merecen
ser descatalogadas de una norma biologista tan estúpida, no ya invirtiendo el

71
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

binomio adaptando la mente al cuerpo, es que ambas partes son una sola, pero
inclasificable. El modelo médico impone una transgresión normativa que
condiciona a las personas trans a pensarse como un trastorno mental, y desde
esta proclama le contestamos con un váyanse por donde han venido para
aprender algo tan básico y al mismo tiempo determinante. La ciencia solo puede
estudiar falsas dicotomías metafísicas entre la forma y la materia, seguir los
marcadores convencionales del género y enfrentarlos en una dialéctica sin
sentido alguno, pero nunca explicará lo que la contradice de raiz más punitiva.

En consecuencia, la transgresión de género instituyó un conjunto heterogéneo


de discursos sobre los que se argumentó la necesidad de disponer la legitimidad
de su naturaleza. Los espacios sujetos a mayor regulación podían mostrar las
transgresiones a la sexualidad y el género a un nivel reservado e impúdico o
artístico, en ese espectro donde se han dado cita todo tipo de excentricidades.
De aquí, el interés jurídico para quienes se les sorprendiera en espacios públicos
transgrediendo el orden y desafiar sus límites, violando unos códigos tan
ancestrales como pseudodivinos. Finalmente, la filosofía de la ciencia avala la
resistencia que lubrica históricamente el imaginario estético y la búsqueda de la
verdad en los remanentes de la hipervisibilidad, como forma de rehusar el
dogmatismo o un ejercicio estratégico de desborde de los límites. Entre
aquellos, detritus y restos de esas experiencias sexopolíticas como técnicas del
saber corporal, la disidencia organiza taxonómicamente el proceso de
politización de la identidad sexual con una especie de proceso de poetización de
la identidad política. Valeria Flores traza líneas de desplazamiento y de fuga de
lo ya constituido, contra un orden de la subjetividad modulada por las
disciplinas del cuerpo en asunción inequívoca que incluye los silencios
producidos por toda identidad. No hay disputa por las palabras como única
posibilidad legítima, la indocilidad reflexiva ya quiebra el presente explorando
un ámbito oscilante de impropiedad, desde el que ninguna proclama en sus
entrelíneas, busca discernir cómo opera lo divergente y lo refractario. La
disidencia sexual proscribe ciertas posiciones de sujeto y subjetividades en la
afección de nuestra semiótica perceptiva, pero aún más entre las sutilezas de
nuestros instintos. Es un hacer entre las piernas para habitar los umbrales del
pensamiento y construir ficciones políticas como una potente maniobra de
subversión epistémica y política.

La circulación del término queer/cuir puede situarse como una crítica poco
actualizada en los deseos de legitimación a través del consumo cultural,
compartida entre los procesos de minorización que emergieron como protesta

72
Iconología Sapiens-cuir

crítica, para desembocar en una reconfiguración biopolítica. La memoria cuir,


plantea una crítica queer a la construcción de la cultura visual de la sexualidad,
ya que la construcción material de la memoria queer/cuir reivindica, ante todo,
su legitimidad a través del borrado y deshistorización constante de las memorias
colectivas de las disidencias: sexual, política, racial, de clase, cultural.58 Desde
disensos simbólicos se quiere a la pertenecía geopolítica y cultural del término
queer, mediante puentes transnacionales de identificación y afinidad o
desautomatizando discursos postglobales. Un síntoma de avance en la
visibilización no debe ser causa para marginar otros lares, no solo el débito
conyugal y la libre sexualidad en todas sus formas. En el desarrollo de relaciones
que ya suponen un desafío al orden de género, el entramado de las diversiones
y las prácticas diversas, desde encarnaciones de género no hegemónicas, no se
identifica necesariamente con el uso de empoderamiento, sino más bien con la
mercantilización transnacional de los cuerpos y del consumismo global como
ideología neoliberal (Villaplana, 2017: 22) En la línea del activismo queer/cuir
y transfeminista, desde su creación en manifestaciones, concentraciones o actos
de protesta en la calle, el interior del movimiento iba ganando un espacio de
manera generalizada, luego ha ido descendiendo con otros grupos sociales
frente a los recortes y las políticas de austeridad. Queda por saber como la
transexualidad discurre en paralelo a discursos y propuestas feministas y cuir
transformadoras, en defensa de la construcción o fortalecimiento de las
comunidades sexuales.

Pensando en términos funcionales, los estudios críticos de la sexualidad van en


la línea de tender puentes ante las amenazas globales y nuestra diversidad. En
este encuentro de resistencia, para promover la igualdad real hay que reconocer
primero la grandeza de la diferencia, para comunicar la ciencia y acercarla a
todas las realidades. Las prácticas de escritura son desentendidas de todo aquello
que no se explica bien, por ejemplo, como fuerza deseante e intensificador
afectivo del cuerpo y del conocimiento. No obstante, antes de dirigir el discurso
en una sola perspectiva desheterosexualizante, hay que ofrecer una variedad de
negatividades más ilustrativas y enriquecedoras. Lo esencial es huir de un
monotema y de los confines identitarios hasta descubrir la poesía como una

58
Número 6 de la revista académica Arte y Políticas de Identidad centrado en las formas de
representación de la memoria queer/cuir y sus narrativas postglobales. Una memoria que se
propone como un acto de investigación sobre arte y estética en su dimensión: cultural, social, y
política.

73
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

tecnología de producción de subjetividad, de entrar en la ingravidez con la


lectura performática y abandonar la física del cuerpo. No hay tecnociencia que
pueda convencernos de las hegemonías como plataforma de salvación, ya que
las identidades como un proceso abierto, fluido y en constante transformación,
apenas supone algo más profundo que su culto a la superficialidad. Pensemos
que no debemos ser centro de atención o disconformidad, sino de atracción por
cualidades creativas y una plasticidad bioquímica que prima la excelencia.
Lamentablemente, solo podemos esperar la piedad y la comprensión del homo
sapiens, superándolo desde la poesía y la intelectualidad, si realmente queremos
acallar su campo de acción. Asimismo, no hay que perder de vista la fragilidad
de esa mayoría ingrata y petulante, de la que no tenemos nada que aprender ni
admirar, pero tampoco que vengar. Seamos dignos de inteligibilidad del mundo,
al tiempo que se despliegan las máquinas de saber/sentir/hacer modelando una
determinada relación entre el conocimiento y la existencialidad.

El problema con el que nos encontramos es que materializar estas ideas supone
una gran transformación sobre el tratamiento del discurso, no ya desde las
tecnologías, planteando la necesidad de imbricarlas a los trabajos de
investigación, dándoles una nueva vitalidad. Estamos bien entretenidos con la
nueva dictadura cognitiva y la única verdad expresada mediante el pensamiento
insuperable y globalizador, que desempeñan un rol y tienen una responsabilidad
puntual como actores históricos y sociales. Nuestro rol a diferencia de los
recientes individuos en contexto, suele ser proporcionalmente asimétrico con
respecto a la abastecedora singladura transfeminista. La cuarta revolución
implanta la producción en masa y una estandarización horizontal, y con la quinta
ya el uso intensivo de información nos permite existir en el mundo de los vivos,
eso sí, a partir de la heterogeneidad y la adaptabilidad de la producción. Se
conforma una segmentación propicia y científico-tecnológica con la que las
contradicciones más agudas se resuelvan con un simple algoritmo matemático.
Lo que vemos no es un cambio drástico en términos generales, sino una
modificación en las fortalezas de los diversos actores dentro del proceso de
competencia tecno-científica. En estra fanja de cambio llamativo tenemos una
oportunidad para estar a la vanguardia biopsicosocial, como parte de los ajustes
que han contribuido al mejoramiento de la vida humana y vías para lograr la
consecución de sueños realizables.

74
Iconología Sapiens-cuir

75
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

De vuelta y media

El cuerpo contiene todo aquello que es necesario amalgamar conforme un orden


preformacionista,59 y aunque se actualiza cuando las condiciones físicas así lo
permiten, queda a merced de la influencia de diferentes circunstancias que la
van modificando. Incluso no faltaría alguien que se atreva a considerarnos
personas degeneradas60 al desviarnos teóricamente de esa matriz dominante,
pero este sería un aliciente más en su endiablada naturaleza. En cambio, no
parece menos contrario a la revelación que un transformismo radical, entre
formas que se originaron espontáneamente y de sus continuas y conocidas
oscilaciones, en el uso de los términos especie y género. Para Buffon hubo
súbitos procesos naturales de amalgamamiento de las moléculas orgánicas y
cambios que sobrevienen en un organismo individual sin que eso implique nada
que no sea natural. Estos cambios afectan estructuras preexistentes, aunque

59
Aunque la materia jamás puede prevalecer sobre la forma, a veces hay moléculas orgánicas
no se asimilan perfectamente al molde interior, y que a menudo la materia influye sobre la forma
de una manera bastante sensible. No está absolutamente despojada de la forma que tenía
anteriormente, y retiene algunos caracteres propios de su primer estado, pero tampoco es
indiferente a recibir tal o cual modificación (Buffon, 2007e, p.722-723)
60
Buffon (1868, p.36) en "De la degeneración de los animales" nos dice que que el simio es de
la familia del hombre; que es un hombre degenerado, ya que deriva de una única cepa, e incluso
que todos los animales provienen de un único animal que, con el transcurrir del tiempo, produjo,
al perfeccionarse y al degenerar, todas las razas de los otros animales.

76
Iconología Sapiens-cuir

siempre desde la complementariedad para producir estructuras adaptativas, del


mismo modo que pudiésemos escoger como prototipo las diferencias
morfológicas existentes. La transexualidad apenas sugiere un cambio dentro de
lo que ya existe y es tipificado, solo que se reduce a una invesrsión. En el caso
trans*las semejanzas lejanas y vagas que existen son objeto de cruzamiento
entre ellas, por lo que la posibilidad de que su origen se deba a causas de
degeneración mayores, resulta una simple especulación peregrina e indirecta.
Lamarck (1802, p.16) ante esta hipótesis prefier postular una tendencia al
incremento de la complejidad que regía la constitución del embrión y que se
continuaba y se profundizaba en la sucesión de las generaciones. Este proceso
de transformación contiene de manera relevante un factor de innovación ajeno
a la simple trasmisión de las modificaciones que un organismo sufría en virtud
de sus condiciones de vida. Nosotrxs somos parte de esas formas extravagantes
que surgen como alteraciones estéticas en mitad de la sinfonía para darle sentido
a su armonía.

Ante los preceptos fijistas, las ciencias naturales del transformismo tratan de
impulsar una cierta manera de comprender sucesivas transformaciones que
resultan de la adaptación al medio externo. Todo cuanto intenta controlarse en
clave simbólica, lo proporciona la escena de forma implícita, en su intento por
someterse a los usos y costumbres de la misma para poder constituirse como
miembro de pleno derecho. No es casual que la ambigüedad visual no deja de
suponer una clara ruptura con los preceptos establecidos, al reconsiderar el
lugar que ocupa nuestra propia adopción infranqueable. Desprovisto de cultura,
el transformismo se erige como el nuevo enunciado estrictamente abiológico,
que lleva a un modelo transgénero donde confrontar los estereotipos sociales y
de género. Ser transformista es el ejemplo más arriesgado de un modo de vida
que desplaza las fronteras de la identidad frente a cualquier sistema e ideología,
aunque sea en constante reinvención. Entre los pioneros del transformismo
encontramos al ciborg asexuado agazapado y ataviado como una odalisca o con
unos tules holográficos, demostrando así que su travestismo se alinéa con su
verdad personal. La consideración general que se imbrica con los movimientos
sociales de lesbianas, gays, trans y demás opciones, supone un primer
acercamiento en la continuidad de expresiones escénicas de vivencias y
reivindicaciones de la diversidad sexual. Reivindicamos desde aquí Un teatro
otro (Iolanda G. Madariaga) remarcable en el que se propone un panorama
alternativo, desde los sistemas culturales que recogen tesis esencialistas e

77
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

insertan la producción escénicapara proponer individualidades creadoras que se


convierten en otras.

El género se entiende perfectamente como performance donde reinventar la vida


y el travestismo como avanzadilla política, que propone elaborar pautas propias
de fabricación y escenificación. Todo es cuestión de linealidad y así, abandonar
el proscenio con tal de entrar en quien mira, con un discurso crítico y por qué
no, cargado de símbolos y mitos. ¡Acaso las teorías de la performance no
politizan su cuerpo en el centro de su cuestionamiento de la identidad! Resultaba
muy incómodo reclamarse ya apocalíptico integrado al travestismo y al margen
de los nuevos datos de la realidad, en buena parte porque parafraseando a
Roland Barthes, nuestra época ha dado a luz un tipo de intelectual bastardo,
distante de la realidad incómoda. En suma, hay intelectuales que parecen esperar
que sea el poder quien les defina su función y esto es deprimente, cuando no se
alzan con las armas de la razón y arrasan con la inmundicia. Casi nadie parece
dispuesto a escuchar esas voces disonantes que hicieron del pensamiento una
forma de la pasión y que molestan en la sociedad de la abundancia. La única
verdad no es la realidad de un mundo perdido, en todo caso reconstruido, que
apunta a desnudar la prescindencia como punto de referencia de lo que es un
contramodelo. Se trata de un proceso que vive sin cesar sobre el mundo y hace
posible comparar el tránsito de estos seres bisexuados. Posteriormente, el ciclo
de generación y destrucción completa, su naturaleza íntima y su crecimiento,
queda vinculada a una revisión biológica del mundo sin fronteras entre uno y
otro género.

En medio de cuanto existe, trazamos una continuidad transformista que hace


posible que todo se mueva y se origine en un mismo cuerpo, debido sin duda al
carácter fragmentario de la necesidad que abarca en su interior. Ahí surge su
desplazamiento por la adición de cuerpos del afuera, en relación con la
diversidad atómica y emergente, haciendo posible la existencia más apta a
nuestros estímulos. El fenómeno de la vida travestida adquiere un papel
fundamental en el mantenimiento de la intuición, como causa del movimiento
prospectivo y de la singularidad circundante. Según esta porción particular, es
de recibo infravalorar la región del cuerpo responsable de las diferencias
sexuales y su capacidad predominante en el reparto de la esperma, que no dejaría
de ser un mero accidente estructural. Lo que a ser y sentir se refiere, la impronta
del pensamiento se acerca a la formación de los átomos en busca de un horizonte
remoto, donde un “polímero primordial” agnóstico y agénero impregna su pleno
desarrollo. De ese modo, algo semejante se afirma haber sostenido acerca de lo

78
Iconología Sapiens-cuir

vitalmente humano, mientras ha caminado sobre la tierra. Diógenes,


entomológicamente hablando, lanzaría los sentidos al aire en cuanto que el aire
está en todas partes, sobre todo y propiamente, en aquellas privadas del
pensamiento. Estableciendo un paralelismo con Weissman, lo trans* buscaría
continuidad en los procesos de selección, de forma que conjuga la presión
particular de la selección natural y continuada con el factor de la diversificación
como especie.61 Pero se aparta de esta máxima lentamente, en cuanto deja de
tener un valor para la supervivencia y entiende que ello se explica mediante un
enfoque gradualista evolutivo. Desde un transformismo lamarckiano, seríamos
una prueba viviente y saltacionista de verdad indiscutible, no solo como
hipótesis biológica como “materia en movimiento”, también desde una
dimensión filosófica naturalista.

Darwin se detuvo en la dimensión biológica del cambio, Spencer defendió la


evolución transformacional como algo teleológico y nosostrxs vamos más allá
de especulaciones sobre el mundo natural y sobre el cosmos. Ellos hacen
hipótesis y nuestra causa en cambio es la acción de ser de lo queerness, la última
versión creacionista puesta en evidencia, libremente ejercida y computada, en
gran medida, actuando, simplemente, con irresponsabilidad. Recordemos que
Gregor Mendel (1822-1884) afirmaba que, durante la reproducción, estas
unidades de herencia se combinan en diferentes posiciones, conservando cada
una de ellas su identidad y, sin fusionarse con ninguna unidad similar, lograban
transmitir caracteres variables hereditarios a las siguientes generaciones. Luego
no estamos aquí para la reproducción, sino para conformar62 y diseñar formas
alternativas en los alelos disconformes de los genes. Los experimentos de
Morgan mostraron que existe una gran cantidad de individuos que mutan, y
aunque sea una palabra que inquieta, no debe preocupar a nadie, no todos mutan
al ser incapaces de reelaborar una sustancia producida en condiciones normales.
En referencia a los hallazgos de las nuevas formas obtenidas en las generaciones
siguientes, se concluyó que la única forma en que era posible explicarlas era

61
Darwin sostuvo que la selección sexual proporciona cierta ventaja a determinados individuos
y que la fuerza impulsora de la selección sexual no es el ambiente sino las preferencias de los
individuos en la selección de su pareja.
.
62
Morgan determinó que los genes estaba n ligados en series sobre los cromosomas, y que estos
eran los responsables de la transmisión de factores hereditarios. Además, determinó que la
orientación espacial de los huevos fertilizados afectaba el desarrollo del embrión, así como la
concentración salina del medio en que se desarrollaban.

79
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

suponiendo que los alelos se intercambiaran entre los cromosomas homólogos,


es decir, se recombinaran nuestras formas alélicas. Surtevant logró determinar
que los genes están dispuestos de forma lineal dentro de los cromosomas y que,
si están muy próximos entre ellos, presentarían porcentajes de recombinación
menores. Se supo que las relaciones entre los alelos no eran de dominancia y
recesividad completa, tal y como había sugerido Mendel, sino que se trataba de
la expresión fenotípica de los genes, alguno distraido en la zona locus,
evidenciando que en dicha expresión intervenían otros factores, como otros
genes y el medio ambiente.63 Nuestra condición de herencia recesiva “aa” fuera
de la regla, nos sitúa como preferentes entre los fenómenos evolutivos,
puesdependen en su mayoría de los genes que regulan caracteres que varían
continuamente.

Para el neodarwinismo la variación continua y la discontinua justifican el


mecanismo de la evolución, aunque el apareamiento selectivo podría explicar la
evolución de algunos caracteres sexuales, o sea la selección sexual. El
neodarwinismo ratifica que cualquier rasgo que aumente las posibilidades de
que el organismo sobreviva hasta alcanzar este período, determina una mayor
aptitud del organismo en términos de cambio y transformación. Muller diría que
lo trans* se debe a las radiaciones ionizantes similares, como causa de mutación
junto a otros factores incluido el azar. Podemos suponer que se ha atribuido a la
mutación distintos factores causales y que la inestabilidad de los genes puede
ser causada por razones desconocidas, como un factor problemático que entra
en escena. Si consideramos que durante toda la vida el organismo está sujeto a
circunstancias cuya adaptación significa modificar su estructura, toda expresión
sexual y de género podría ser considerada como un tipo de carácter adquirido o
heredado. Aunque una nueva mutación sólo altera lo que el organismo poseía
en los genes, dicha transformación pudiera parecer el resultado de otra especie,
cuando simplemente en nuestro caso se deduce a un cambio o sustitución de
género. Mayr64 propicia el comprender la especie como un conjunto de

63
Parece que que lo fundamental de la acción de la selección natural, consiste en que los
organismos que poseen ciertas cualidades hereditarias, dejan más número de descendientes que
los organismos con otras cualidades, quiza mas singulares o especiales como nosostrxs.
64
Mayr se propone una tarea de especial valor para el desarrollo del conocimiento transformista,
que consiste en el esfuerzo de reconstruir y desandar los errores cometidos en el
largo camino de las explicaciones. Mayr vincula e interpreta la diversidad y la adaptación del
mundo orgánico como el resultado de una constante producción de variación, en conjunción con
los efectos selectivos del ambiente.

80
Iconología Sapiens-cuir

individuos que poseen la posibilidad de interactuar, no solo con el cuerpo, bajo


una síntexis evolutiva, presente en las concepciones saltacionistas. Con esta
perspectiva entramos en la interpretación del cambio filogenético, que deriva en
un resultado de la “herencia blanda” del dinamismo de la especiación y del
cambio frente a la universalidad de la selección natural. Pues bien, de los
procesos de selección tenemos la adaptación con sus varios significados y sus
múltiples manifestaciones, resultantes de complejas interacciones al ocupar
distintos hábitats y con fenotipos distintos o ecotipos. Esto significa que la
totalidad de características individuales expresadas, como sus manifestaciones
morfológicas, psicológicas, bioquímicas y de conducta, distingue a un individuo
de otro, en tanto la selección de gametos es un mecanismo de aislamiento que
debe ser incluido como uno de los mecanismos de control en los caminos del
cambio. Entonces, lo que realmente molesta no es la incertidumbre de tanto
cambio, sino la apariencia del mismo.

Toda vez que sabemos, como la enorme cantidad de variabilidad, a nivel


molecular, es consecuencia de que la mayoría de variantes genéticas, a este nivel
no confieren ventaja a su portador,65 podemos inferir la transexualidad como
ejemplo perfecto de esta teoría. Como la selección natural es un proceso
complejo en el que intervienen tantos factores y a distintos niveles, es donde la
pangénesis neutraliza cada estructura biológica en función de un propósito y
sobre todo, de una probabilística. Por otra parte, a la comunidad LGBTQ no nos
ayuda que nuestra validez dependa de lo que podamos aprender, si solo
podemos escanear los cerebros adecuados o identificar los genes adecuados, y
si confiamos en el volumen del córtex frontal más que en lo que las personas
nos dicen de sí mismas66 (Cook) Imaginemos el significado último de cómo se
forja la individualización histórica, esto presupone una lucha constante e
interminable entre lo que dicen, desean y son semejantes. Y en este impensar,
las expresiones subalternas son desvinculadas del resto, cuando y en la medida
que el mantenimiento del orden vigente se quiebra, sería interesante hacer un
análisis de las condiciones ideales. No somos una sola voz, y si pensásemos
como Antonio Gramsci no habría revolución, al no contar con el acuerdo de la

65
La máxima categórica que afirma que un solo dato en contra basta para invalidar una teoría
puede ser cierta para teorías basadas en las leyes universales de las ciencias físicas, pero no se
la puede aplicar a la filosofía de género. Pero si por universal se entiende solo lo verdadero, no
habría probablemente nada que se le pudiera reconocer como tal.
66
Michael Cook ¿Se han rendido los científicos al intentar explicar lo transgénero?

81
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

sociedad, y permanecer dominados entre el pesimismo de la inteligencia y el


optimismo de la voluntad.67 Ante el poder del lenguaje para desentramar una
realidad que se nos muestra demasiado compleja, Gramsci aboga por escuchar
al otro sin perder la autoridad. No puede haber indiferencia ni fugas, porque hay
que rechazar la propensa aceptación pasiva de la realidad.68 Como nosotrxs
también sentimos de manera singular en un mundo que debemos
transformarlo,69 pongamos el cerebro a funcionar y salgamos del más oscuro
confinamiento sin demasiados temblores.

Un gremio transgenérico tan modelador del alma y en contradiccción con su


desconfianza en el género humano, no renuncia nunca a su anhelo de ser una
sociedad perfecta en el campo de la biopolítica. Tampoco la demarca en sentido
antimaquiaveliano, cuyo único interés a escoger, como protagonista, se
fundamentaría sobre la razón soberana. Aristóteles había sostenido que cuanto
más nos sometemos al intelecto, tanto menos estaremos sometidos a la fortuna,
y cual en definitiva, lo que merece la pena es donde radica todo su atractivo. Por
tanto, la negación del sufrimiento contiene la virtud de su propia recompensa,
con lo que podríamos pensar en una felicidad, incluso como resultado colateral
de otros empeños. Cada persona percibe de manera distinta la misma realidad y
ha sido siempre, de manera que nos basta simplemente con el respeto a esa
diferencia, por muy atractiva que sea la idea de influenciar a los otros. Ya hubo
un pescador de almas que dejó sembrada su máxima y mira hasta donde llega la
estela, que como ejemplo de vida es muy considerable y lejano de admitir con
éxito. Desde nuestra perspectiva, el anzuelo más eficaz una expectativa sobre el
futuro (social o material) que se considera socialmente deseable, si es que
realmente partimos desde una desventaja. En este sentido, parece más adecuada
la intervención documentada y disposicional de conceptos unipolares con
orígenes diferentes y viceversa. Evidentemente, esta fraternidad activista viene
determinada por un conjunto de factores térmicos que está en nuestra mano
controlar libremente. Aproximadamente la mitad de cada colectivo se decanta
en una dirección y la otra se deja llevar hasta colapsar sus expectativas. En la
medida en que alcancemos ciertas cotas de logro, en seguida nos

67
Gramsci es un elogio de la voluntad al dominar el arte de la perseverancia, para reponerse
ante tantas adversidades y sostener, con la más sólida determinación, una convicción:
pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad… hasta vencer.
68
En el prólogo de Odio a los indiferentes David Bidussa: "La política nunca es sólo fuerza;
también es autoridad. Y la autoridad de los 'sin poder' se llama inteligencia".
69
La gran obra gramsciana es póstuma: los 32 Cuadernos de cárcel, son el testimonio de
alguien que no pensaba rendirse nunca desde la palabra

82
Iconología Sapiens-cuir

acostumbramos y en su defecto, instrumentalizaremos la manera en que


valoremos el entorno que nos acoge o nos impide llegar a buen puerto. Lo
natural es estemos inconformes con el pasado, esperanzables en el presente y
contrariados en el futuro, porque seamos realistas, tenemos los mismos genes
que demasiadas especies que, a lo sumo mantienen cierto grado de
independencia.

El recuerdo del pasado vivido lo guardamos en nuestra memoria ram con ánimo
de rescatarlo o sublimarlo, cada vez que nos predisponemos a confiar en un
futuro más simpático, por qué no decirlo. En cambio, la memoria emocional es
más bien pérfida y vengativa, difícil de manejar si cabe, nos predispone a
desconfiar y planificar el victimismo. Esta pauta hay que erradicarla con la
virtualización de los medios, conociendo las consecuencias a posteriori, que no
deben ser otras que ser indulgentes consigo mismos y de compartir lo poco
disponible al servicio de la honestidad de la causa. El olvido por su cauce nos
libera del apego a los errores y evita, en tanto que el pesimista no se valora, que
nuestras experiencias previas no hayan sido en balde y caldo de cultivo para
romper cualquier tipo de barrera. De nuevo, nuestro espíritu de lucha aparece
porque los objetivos tienden a cumplirse, no a vascularlos en una expectativa
desconcertante y abandonarse al fatalismo. Hasta los momentos más aciagos, en
lugar de ponerlos a salvo, una y otra vez resuenan simultáneamente sobre la
zona libre de penalidades ¿se puede aprender de hecho a resignarse sin nada que
nos refuerce? Más importante aún para nuestros intereses es descansar sobre los
promontorios ocultos, justo antes de lanzarnos a la aventura subjetiva con un
suficiente nivel de control. Es perfectamente comprensible que se ceda en tantas
cosas, tratando de adaptarse lo mejor posible al infortunio que, de ninguna
manera aceptaremos que, nuestra comunidad sea vista como distópica. Si hay
algo que nos mueve es una emoción imprescindible para segregar cortisona y
adrenalina, aumentando la presión arterial y el ritmo cardíaco, y acelerando la
respiración, y con ello obtener el estado ideal.

Uno de los mayores enemigos inadvertidos frente al optimismo está siendo la


ansiedad, sin dejar de lado a ninguna cultura, poniendo en jaque nuestra reserva
de serotonina, así como la disminución notable de las capacidades intelectuales,
la concentración, las relaciones sociales y el bienestar emocional. Que nos digan
si no tenemos experiencia en este tipo de amenazas, llegando a considerar la
posibilidad de impartir equipos de rescate biopsicosocial, desde nuestra
profunda humildad y con el ánimo de transformar otros aspectos más allá de
nuestra retrospectiva. Si ya, Rojas Marcos llama a la depresión el pesimismo

83
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

maligno, al binarismo excluyente le podemos tildar de pésimo enemigo, carente


de todo interés intelectual y hasta religioso, si se me permite la licencia poética.
Como es bien conocido, resulta difícil encontrar una causa específica para
explicar lo trans* y tampoco es crucial, si tenemos en cuenta que jamás
empatizarán con nuestro sentido vital, a lo que hay que añadir la dificultad para
adaptarse a los cambios. Las relaciones sentimentales están en permanente
evolución y debemos saber renovar el compromiso mutuo, resolver
discrepancias, afrontar dificultades y responder a las necesidades más cruciales,
aunque sea desde una posición no tan ventajosa o igualitaria. La condición de
género es un organismo vivo en cambio constante, por su propia evolución o
por influencias del entorno, mientras que una tecnología alienante advierte de
su rigidez con interfaces administrados como placebo. Luego de considerar la
inteligencia como el producto final del desarrollo individual en el campo de la
cognición psicológica, podemos incluir la motivación y la personalidad para
definirnos como entes capacitados y emancipados.

De la concepción psicométrica y las causas de las diferencias individuales es


posible evidenciar la existencia de un conjunto de componentes básicos, frente
a la combinación de sus independencias y un mayor rendimiento intelectual. Si
apelamos al segundo estrato, donde hay varias habilidades cognitivas, tales
como la inteligencia fluida, la inteligencia cristalizada o la memoria y
aprendizaje, nuestra posición sería horizontalmente, un camino de ida y vuelta
al no aceptar la inalterabalidad como norma genérica. La integración del
principio de igualdad de trato en la adopción y ejecución de sus disposiciones
normativas, hace acopio de la transversalidad o mainstreaming de género para
referirse a la responsabilidad de todos los poderes públicos. Las estadísticas de
género deberían identificar vulnerabilidades, como una categoría de análisis y
determinar su impacto en relación a los aspectos que se consideren más
importantes. Aunque, para erradicar la desigual distribución de poder se
proponen objetivos que son alcanzables, siempre que los actores se
comprometan a variar la posición asimétrica e inmerecida respecto a una
situación anterior. Desde esta perspectiva, la planificación social minimiza el
grado de incertidumbre y especificidades de la situación de colectivos
desfavorecidos o no atendidos. Este proceso señala que la perspectiva de género
será un “tema transversal” de todo el proceso, y esto está bien, pero a su vez no
incide directamente sobre el potencial transformador de las relaciones de género
que podrían tener. En este sentido, al proporcionar control sobre los eventos del

84
Iconología Sapiens-cuir

contexto, la planificación de género y la organización de la implementación, son


importantes en el proceso de desarrollo sobre el proceso pedagógico que orienta
la planificación participativa con enfoque de género. Lamentaríamos no
responder en consecuencia a los avances subyacentes en la conceptualización
de género y que las actuales dicotomías ayuden a concretar las acciones a corto
plazo.

Recientemente, la transfobia anida un sentido de rechazo sobre aquellas


personas que consideran reemplazables las características sexuales primarias y
secundarias propias, tanto en el plano real como en el imaginario o simbólico,
en cuyo desarrollo destaca con especial relevancia la construcción social. Este
muro infranqueable, por mucho que disimulen con una ignorada y petulante
democratización, no nos debe preocupar ni hacer perder tiempo, porque a esta
gentecilla hay que hablarles de tu a tu y nunca hay que pedirles nada. Primero
porque no son dueños de nada y por suerte estarán solo unas décadas en este
pequeño planeta, y segundo porque no son ejemplo de nada admirable, sino de
esconder todo tipo de miserias humanas y animales. Sigamos construyendo
oposición nosotros sobre ellos, de manera que a la transexualidad como
fenómeno emergente habrá de rediseñarla, científicamente hablando, para que
de una vez la naturaleza les haga entender que su fuerza física, que no es tal, no
les permite vejar a quien ellos suponen más débil, que tampoco lo son. Después
de tantos siglos dejando en evidencia a una mayoría social tan defectuosa,
confiemos que al menos con la tecnología descubran que en sus cerebritos de
cobaya hay un elemento maravilloso que se llama imaginación. Aún así no
esperamos que aprendan nunca y por esta razón les damos por perdidos, en tanto
que hay que evadirlos por pestilentes antiintelectuales y mejor ni rozarlos, ya
que su composición bioquímica puede ser tóxica. El aislamiento social aquí no
tiene cabida, pero sí el rechazo intelectual sobre esa mayoría copartícipe de sus
mandos y caciques subseres. Que a estas alturas se siga penalizando la cultura
y la libertad de expresión es sinónimo de salvajismo encubierto y de hipocresía
quincemundista. Por eso el arte siempre anduvo al margen de estos infieles
guardándose sus códigos frente a la visceral barbarie y la permanente ignorancia
que parece hereditaria, visto lo visto. Pero el arte es una lógica difusa que se ha
beneficiado como cómplice en su pecado de avaricia y de soberbia, además de
vanidad. Por tanto, nos queda el no reflejarnos, sino liberarnos de la historia y
sus franquicias, de rechazar cualquier limosna burocrática y ocupar el lugar
natural merecido como ciudadanxs de pleno derecho.

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Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

A todo esto, al igual que se pelea siendo crítico es igual de lícito jugar la partida
en un estado de passing70 o simulación en cubierta para permanecer inalterable
y consistente para poder asimilarlo todo, frente a este posible horizonte de
violencias. La cuestión es que molesta, tanto lo uno como lo otro, porque si
descubren la verdad hay otra acusación doblada, la de mentir, cuando en el
binarismo si hay algo que los sostiene es precisamente la falsedad de su realidad,
cimentada sobre la adecuación al canon de género capitalista, si no fanatista. O
sea, que casi todos pasan desapercibidos con el temor de que despierte la bestia,
por lo que tanto el colectivo trans* como los demás en el fondo es como una
renuncia estética a tu propia identidad. El movimiento trans pide un imaginario
de cuerpos diversos, aunque le espetan para mantenerse inalterable y entrar en
el sistema siempre que no modifique el binarismo. Una persona transexual quizá
prefiera incorporarse silenciosamente mientras le dejen llamarse y considerarse
del otro género, pero para el LGTBI el binarismo hay que erradicarlo como a
una dictadura. Vámos, que cada cual sigue siendo quien es, pero sin imponer
nada a nadie, siempre que se lean la Constitución de un pais avanzado, por lo
menos desde un ojo de buey.

Partiendo de que el passig en un estadio intermedio o zona de seguridad,


entendido como una manera de hacer nuestras vidas habitables (Butler) y todo
por un modelo de cuerpos que entorpece la normalización de la diversidad. Se
hace difícil conseguir la igualdad con tanta traba y prejuicio, por lo que resulta
conveniente aportar una doble justificación: la despatologización de la
transexualidad y la potenciación de identidades/corporalidades no normativas.
No hay que caer en la autocomplacencia institucional o saldremos escaldadxs
de la confidencialidad hacia una genealogía de la transexualidad, que no
entronque con el s.XVII, donde el sexo era aun una categoría sociológica, no
ontológica (Laqueur, 1992: 161) Era el contexto cultural y no la exactitud de la
observación, lo que determinaba las diferencias a tener en cuenta.
Lamentablemente, este modelo de sexo único empezó a perder su hegemonía a
finales del s.XVII, cediendo su lugar a un nuevo modelo de dimorfismo radical,

70
El término passing hace referencia a cuando una persona es trans, pero no se le nota, cuando
nadie se plantea que quien tiene delante ha hecho una transición. Tiene sentido como estrategia
de supervivencia en una sociedad tránsfoba porque ser visible es hostil, dice el sociólogo y
activista trans Miquel Missé.

86
Iconología Sapiens-cuir

de divergencia biológica y de retroceso significativo del intelecto. El cuerpo


vuelve a ser una metáfora de identificación frente al último reducto absolutista
binarista, mientras que se trata de negociar la repartición de poder entre los
géneros, cuando la esencialidad del mismo no tolera la negación de sus
estímulos. Sobre este cambio de conceptualización del sexo mutado, el derecho
a decidir tiene como objetivo la educación del cuerpo, el aumento de sus
aptitudes y la maximización de su utilidad. Habría que hacer hablar al sexo para
comprender la verdad sobre sí mismo, de reconocerse como un dominio de saber
posible decía Foucault (1984: 365) En la modernidad se visualiza el contra
natura como patología indiscreta y misteriosa sobre quien descargar todo tipo
de infamias y desprecios mal gestionados. Vemos como la evolución sube y baja
de nivel sin la inserción controlada de los cuerpos, cuando empieza a
predominar la tendencia a clasificar y definir los diferentes comportamientos
sexuales, configurándose la sexualidad como un elemento central para la
comprensión del individuo y de la sociedad.

La vida sexual es un factor poderoso de la existencia individual, no tanto social,


que lleva aparejada la debilidad y la dependencia sobre otro cuerpo cosificado,
con el influjo recibido desde pequeños y que a pesar de ello, la naturaleza se
abre paso sin pedir permiso.71 Particularmente pienso que dos personas
lesbianas representan una sobredosis de belleza con maestría anatómica, al tener
la capacidad y la paciencia de recorrer dichos cuerpos sin variar nada
transcendental, simplemente en armonía gemela. Le sigue el propio encanto
hermafrodita como máxima perfección y equilibrio, de cuya estética podemos
aprenderlo todo, ya que es el género más acallado e ignorado desmarcándose de
las tesis biologistas y de cualquier tipo de rol conductal. Nadie dispone de mejor
diferenciación orgánica y por tanto su voz es un reclamo de las Ciencias del
Conocimiento, máxime si el sexo psíquico se va desarrollando según el aspecto
de los genitales externos que el niño encuentra a lo largo de su crecimiento.
Aunque se le traslape bajo la intersexualidad, no cabe duda de que son la clave
para entender la identidad nuclear de género, que según Robert Stoller (1968)
es incorrecto plantear que sólo existen dos géneros, dado que hay personas que
son bastante independientes del sexo biológico. Pero es que, si el sexo ya en los
griegos se consideraba como algo común y único, un solo sexo entre feromonas

71
El eonista contempla el transvestirse con relativa indiferencia y se identifica de tal manera
con los rasgos físicos y psíquicos que se asocian al sexo contrario, que siente que realmente
pertenece a ese sexo, aunque no se engaña en lo que respecta a su conformación anatómica
(Ellis, 1937: 36)

87
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

explica la atracción y da sentido a la economía corporal de los fluidos72 para


hablar del deseo de pertenecer al sexo opuesto. Ya en los años 60 para corregir
esta discordancia entre la mente y el cuerpo, Benjamin (1966: 53) defiende
vehementemente una intervención sobre el sexo del paciente, en tanto que «si
la mente del transexual no puede ajustarse al cuerpo, es lógico y justificable
intentar lo opuesto, esto es, ajustar el cuerpo a la mente» porque el género
pareciese inmodificable en este caso.

Enfrente tenemos un género más líquido y fluido, que no se centra en el cuerpo


ni en el sexo, y que en una fase inicial solo prima la crítica en estado natural. A
partir de la influyente capacidad creativa, ser afeminado o simplemente
indefinido, nos lleva a una dialéctica transcendental de géneros, materia que
investigamos sin descanso y que expondremos en breve para ajustarnos al ideal
trans* de coherencia normativa. Este entramado de reglas y de ideas rutinizadas
se presentan a sí mismas como una lectura crítica de la gestión del bienestar,
cuando merece y en última instancia, justifica la interpretación profiláctica de
quienes discrepamos sobre la asistencia recibida. La plenitud sexual es otra
quimera que no se corresponde con esta insignia transgenerista, abiertamente
contestataria a las políticas de identidad normalizadotas. Desde una postura
antiasimilacionista si organizamos una resistencia en pro de derechos civiles
iguales al resto de personas, donde lo queer reivindica la multiplicidad y la no
rigidez de identidades. En este orden, lo abyecto como giro performativo es
visto como una fuerza liberadora y de producción de identidades, cuyo
fundamento natural se sustenta en una materialidad paroxística. La
performatividad también ayuda a comprender las expresiones de género, porque
tiene el potencial de subvertir las normas existentes, que no representen su
género adecuadamente. Este hacer constituye una posición de exterioridad
subversiva, al igual que sucede con el desplazamiento interpretativo de la
teatralización y exotismo de la varianza de cada interpretación intersticial.

Nos movemos en un criterio-diagnóstico individualizado, en clave social y con


la pertinencia de presentar a las personas trans* como significantes embebidos
de inteligibilidad73 (Bourdieu, 2003: 22) frente a un sistema binomial
72
Para Sennett (1997) el calor del cuerpo parecía regir la capacidad para ver, escuchar, actuar,
reaccionar e incluso para hablar. No importaba el sexo del sujeto ni el orificio por donde se
expulsaba el excedente.
73
Lo trans es algo para abrir la creatividad a nuevas formas corporales, nuevas subjetividades
(Nuria, activista de Trans-Block)

88
Iconología Sapiens-cuir

comórbido, que supuestamente se determina la prevalencia de rasgos


masculinos y femeninos en la personalidad de un sujeto. Asimismo, estos test
psicométricos limitadores cuestionan a lo que Nieto (2008) denomina
«transnatalidad» a una transexualidad vista como una identidad esencial,
estática, no contextual, no biográfica. El problema es que estos no
especializados ignoran la realidad al no salir de su arcaico biologismo bipolar,
y es llamativo en un mundo que plantea su futuro bajo parámetros cuánticos. No
hay ni un solo médico que sepa ni de cuántica ni de identidad sexual, por lo que
la ideología de género ha de colocar el dilema sexual en su pequeñez, dada la
enorme dimensión biopsicosocial que si supone entender los géneros. Cuando
se acabe con la denominación adjetiva en el documento nacionl de identidad y
se identifique únicamente por su numeración, se habrá acabado con los
rozamientos semánticos. Es absurdo que si tienes deudas con una tarjeta de
residencia y te nacionalices ya no aparezcan, pues sigues teniendo el mismo
nombre, pero diferente identificación fiscal. Igual de absurdo sucede cuando
consigues el cambio de nombre porque sigues teniendo el mismo DNI. Resulta
hasta aburrido discutir las formas en vez de reconocer desde la neutralidad la
voluntad de las personas a denominarse y vivir como consideren, ¿o es que no
estamos en una democracia plena?

Con todo, es tan absurdo tener que demostrar lo que eres, seas hombre, mujer,
trans*… como mezclar el fetichismo transvestista con una identificación con el
otro género. No hace falta cuestionar las Unidades de Trastornos74 de la
Identidad de Género, viniendo de donde venimos y bastante hacen con intentar
entender lo que no sienten y hasta probablemente lo confundan con alguna
patología. Pero eso como todo está en la posible vocación, el grado de empatía
y un mínimo de sentido común intelectual, o sea, que si tienes suerte darás con
mentes adaptables y si no, pues habrá que pelear otra vez con mentes
prejuiciados que quizá estén ahí solo por el salario.75 Bien, la lucha sigue su
curso y estas figuras solo son piedras en el camino de una uniformización del

74
Mónica, persona implicada, va más allá al posicionarse a favor de la eliminación de las
Unidades de Género: «Me parecen una cosa sectaria. Es racista. Creo que las unidades de género
deberían desaparecer y limitar la asistencia a transexuales a los servicios endocrinológicos».
75
No se entiende que en estas unidades no sean atendidas solo por especialistas trans* ¿o es que
en Extranjería no hay funcionarios que hablan el idioma de quien atienden, solo por tener
estudios y ser nativos!

89
Anaïs de frans M. & Myshel McManflorita

fenómeno como tal.76 También es justo decir que si acudes a ellos es porque
deseas un cambio fisiológico, pues en el caso de una persona agénero no le
importa lo más mínimo la diferenciación, tal como sucede ante el capricho de
quien quiere cambiarse el nombre por una cuestión de estética. Entonces,
dejamos atrás el test de la vida real para situarnos en un escenario
transfronterizo, de lo anómalo y de los genitales culturales. La apariencia marca
un proceso transexualizador para evitar la ambigüedad y la inseguridad, ya que
es un problema social de considerarse verdaderos. Esta posición cobra una
importancia superior en transexuales, que niegan la existencia de un tercer
género, porque una vez migradas son tan intolerantes como binaristas.

A estas personas infieles a la causa, se les olvida que existe la disexualidad, que
no es bisexualidad al uso, aunque no la enciclopeden, y deberían saber que
algunas trans* somos disexualizantes por coherencia morfológica y psíquica.
Obviamente, si podemos estar con hombre y mujer, es porque no rechazamos
en la niñez nuestro sexo, solo fue encubierto de un considerable fetichismo, que
nos permite representar cierta virilidad en el miembro a la vez que una
admiración estética por la pareja, que luego se convertirá en sublimación como
paso previo a la transexualización. Para que se entienda, de niño y dada una
cierta sensibilidad se puede experimentar el rol masculino con relativa
normalidad, aunque hay detalles puntuales como una insatisfacción con la
eyaculación, o la necesidad de usar prendas y abalorios que potencien la
feminidad. Hay una constante en todo esto y es una disconformidad con la
desnudez total del cuerpo, ya que eres presa de una excitación por culpa de la
testosterona, y por otra parte existe una recreación infinita con la belleza
femenina, ajena a dicha tetosterona. Alrededor de estos detalles hay que
puntualizar la necesidad de ponernos prendas de chica en la intimidad, aún
teniendo deseo por ellas, hasta que con los años descubres la dimensión de tu
lado femenino. El desear ser ellas en escenas pornográficas o afeitarte las
piernas y visualizar tu posible aspecto con medias no es un mero fetiche, la
emoción es indescriptible, cuando no reveladora. El conflicto derivado se suple
con la hormonación, otro segundo nacimiento, y es que en ese tránsito se puede
estar penetrando a una mujer y siendo a la vez penetradx por ellos. En ambos
76
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (2002) señala como posibles efectos
adversos de la terapia estrogénica todo tipo de efectos secundarios, pero no le importa saber que
medicar sobre enfermedades si que conlleva esos efectos. Lo que se les olvida es que a la
mayoría no nos ha supuesta en 20 años de hormonación el más mínimo problema y sobre todo,
el no hacerlo lo que si puede llevar es en algunos casos a la depresión, cuando no al suicidio.

90
Iconología Sapiens-cuir

casos, curiosamente son heteros los susodichos, y claro, cuando ves que, sin ser
bisexual al no poder hacerlo con ellos sin tener pecho y lencería, pues asumes
una bisexualidad que encaja perfectamente dentro del transgénero, aunque a
nivel físico lo que nos haría feliz es tener un cuerpo hermafrodita.

La migración de género o mejor dicho de sexo, se encontraría en lo que Victor


Turner (2008 [1980]) siguiendo el trabajo de Van Gennep, denominó una
situación de «liminaridad» como algo interestructural, que contrapone al mismo
tiempo dos estados. Luego son trans eventuales, que es una mezcla de sexo-
género, hasta el día que obvian su pasado y desmitificarn la trascendencia que
socialmente se atorga a la cuestión identitaria. Hablamos de una transexualidad
totalmente integrada, que contiene un cuerpo híbrido al que hay que preservar
al máximo la irreversibilidad del proceso. Hoy estamos ante el rechazar la
disforia de género como una identidad patologizadora y la reivindicación de la
capacidad de agencia: “yo como opción personal”. Los cambios fundamentales
son cuatro: el reconocimiento legal y sanitario del transgenerismo junto con un
mayor grado de institucionalización de los tratamientos médicos y sociales, la
eclosión de los movimientos sociales y el asociacionismo, el incremento del
acceso al conocimiento médico por parte de la comunidad, y una proliferación
de categorías clasificatorias que se desarrolla junto con una creciente
institucionalización de la etiqueta transexual en un contexto de citación muy
cambiante (Soley-Beltran & Coll-Planas 2011) Aparece un complejo trenzado
de términos y posiciones entre los propios migrantes y activistas de género,
desde el movimiento por la despatologización y el transfeminismo, hasta la
transexualidad más ortodoxa que no pretende cuestionar el binarismo de género
y rehúye la confrontación política.77 En un sentido similar dice Oliveira (2017)
no afirmo las identidades, creo que la idea de una identidad es muy peligrosa,
aunque a mí me gusta cuestionar con las preguntas y producir política a partir
de la propia pregunta. Opina que lo queer es eso, cuerpos que incitan a otros
cuerpos a vivir, cuerpos que se encuentran en la lucha, en la impugnación de un
relato único, desde una lógica de genealogías excéntricas.78

En otro orden de cosas, nadie puede encarnar la perfección del género en una
sociedad plagada de imperativos estéticos, dada la rigidez de los cánones de
belleza y de comportamiento. Mientras que, para Marcel Mauss, la progresiva

77
(http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_serial&pid=1886-5887&lng=es&nrm=iso
78
Emma Goldman con su celebre frase “si no puedo bailar, no es mi revolución”.

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laxitud de los roles de género79 lleva ala identidad nuclear, se pone en juego un
concepto normativo de género como algo que, aunque construido, no puede ser
modificado si no es por vía quirúrgica. En esa disyuntiva, mi pensamiento sobre
el género no lo separo de pensar la raza y la clase, o de las alteraciones en el
medio ambiente,80 de lo que Davi Kopenawa llamó la caída del cielo. Debemos
afirmar un espacio de recreación y de (re)pensamiento para hacer de nuestro
mundo un lugar más habitable para la diversidad real del ser humano, desde esa
resonancia de la voz escondida que se puede dialogar de verdad, al igual que la
retórica con Sócrates constituye un punto de inflexión, la voz de la mujer y por
extensión de cualquier género abyecto, se hace llegar de un supuesto saber a
quien se debe escuchar. Al fin y al cabo, el amor es un anhelo por la inmortalidad
y no por la posesión como la entiende el binarismo, entre marcos predefinidos
de inteligibilidad de género. Y es que no cuesta nada operar de forma cariñosa
y hacer referencia a los tipos sexuales intermedios, sin que por ello haya que
determinar la concepción que se tiene del hombre y de la mujer como simples
referentes que son, en un mundo donde la contribución del macho a la
generación, según el doctor Harvey, es indirecta e incorpórea, pues su esperma
no entra en el huevo para fecundarlo, sino que lo alumbra por contagio, de forma
similar a como se transmite una enfermedad. Esto haría justicia a la negligente
compartiva medieval con el tratamiento del hermafrodita, tratado como
monstruo o ransgresión del orden cósmico. De hecho, como bien dice Francesco
Vettori: “la naturaleza es perfecta y quien la imita no puede ser criticado”.

79
Cada sociedad posee sus propias técnicas corporales.
80
Francisco Ramallo sobre Oliveira, 379

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