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TEMA 2:

INTERACCIÓN DE DE LA RADIACIÓN CON LA MATERIA

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1. INTERACCIÓN DE PARTÍCULAS CON LA MATERIA

1. 1.- Interacción de las partículas cargadas. Tipos de colisiones


1. 2.- Poder de frenado y alcance
1. 3.- Interacción de electrones en un material de número atómico alto

2. INTERACCIÓN DE FOTONES CON LA MATERIA

2. 1.- Introducción
2. 2.- Atenuación de fotones
2. 3.- Procesos de interacción
2. 4.- Formación de la imagen radiológica
2. 5.- Número atómico efectivo

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1. INTERACCIÓN DE PARTICULAS CON LA MATERIA

1.1. Interacción de las partículas cargadas. Tipos de colisiones

Cuando las partículas interaccionan con la materia producen una serie de efectos que son
función del tipo de partícula (masa y carga), de su energía y del medio con el que
interacciona (en lo referente a componentes, densidad, estado físico, etc.).

Las partículas cargadas pierden su energía al interaccionar con la materia fundamentalmente


por colisiones coulombianas, esto es, colisiones debidas a la interacción de las cargas de las
partículas incidentes con las cargas de los electrones y protones de los átomos.
Fundamentalmente, estas colisiones se producen a través de tres tipos de interacciones:

a) Colisión elástica: la partícula choca con los átomos del medio, desviándose de su
trayectoria y cediendo una cierta cantidad de energía en forma de energía cinética. No se
produce alteración atómica ni nuclear en el medio.

e-

e-

Colisión elástica

b) Colisión inelástica: la partícula interacciona con los electrones atómicos transfiriendo a


estas pequeñas cantidades de energía.

La energía transferida puede provocar que el electrón atómico escape de la atracción del
núcleo produciendo la ionización del átomo, o que el electrón atómico pase a un estado
menos ligado produciéndose en este caso la excitación del átomo.

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e- e-
e- e-

Excitación
Ionización

c) Colisión radiativa: la partícula cargada se "frena" o se "desvía" en su interacción con los


átomos del medio y como resultado emite ondas electromagnéticas (esta "radiación" se
conoce como radiación de frenado). Este proceso, a nivel elemental, se produce con mayor
probabilidad en las proximidades del núcleo atómico como consecuencia de pequeñas
"desviaciones" de la partícula incidente, ocasionadas por las cargas eléctricas del núcleo.
e-

e-

Colisión
radiativa

Este proceso es un caso particular del fenómeno general de Física Básica sobre generación
o producción de ondas electromagnéticas. Cualquier emisor de ondas electromagnéticas
(por ejemplo una antena de una emisora de radio) supone un movimiento no uniforme, o
sea con aceleración, de cargas eléctricas.

La intensidad de la radiación de frenado (número de fotones) es mucho mayor para


partículas de masa pequeña como electrones. Para partículas pesadas es despreciable.
Asimismo, cuanto mayor sea el número atómico del material en el que interaccionan las
partículas cargadas, la intensidad de la radiación de frenado será mayor. Por ello, si lo que
queremos es obtener radiación de frenado significativa debemos hacer impactar un haz de
electrones a una energía cinética adecuada contra un material de número atómico alto, por
ejemplo, el Wolframio (Z= 74). Este es el fundamento de los equipos de rayos X.

La energía de la radiación de frenado dependerá de los “mucho” o “poco” que se frenen las

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partículas cargadas en el medio. Así, si tenemos un electrón de 100 keV que sufre una
colisión radiativa, la energía del fotón de radiación de frenado podrá ser de unos pocos eV
si el electrón se frena poco, pudiendo tomar valores en un espectro continuo determinado
por cuánto se frena la partícula hasta un máximo de 100 keV, caso en que el electrón se
frena del todo.

Para obtener un haz de radiación con fotones de unos cientos de keV, correspondientes al
espectro de los rayos X, debemos, por tanto, dar una energía a los electrones incidentes de
unos cientos de keV. Esto se consigue sometiendo a los electrones a una tensión de
polarización de unos cientos de kV (recuerde la definición de eV).

1.2. Poder de frenado y alcance

El poder de frenado S(E) se define en un medio para una partícula determinada a una
determinada energía como:

dE dE
S(E) = -
dx
dx

siendo dE la pérdida de energía que experimenta la partícula de energía E al recorrer una


distancia dx en el medio. El poder de frenado representa, por tanto, la pérdida de
energía por la partícula en la unidad de recorrido.

Las unidades del poder de frenado son [E]/[L], por ejemplo MeV/cm. Sin embargo, para
poder tabular el poder de frenado en función de la energía y tipo de partícula en un
determinado medio (Z), se utiliza un artificio que evita la dependencia con la densidad
(pues de otra manera necesitaríamos tabular para cada densidad de un mismo Z). Este
artificio supone hablar del poder de frenado másico, es decir, de la pérdida de energía por
unidad de espesor másico (espesor másico = espesor geométrico x densidad del medio, que
se suele expresar en g/cm2). Así, es habitual encontrar el poder de frenado másico
expresado en (MeV cm2/g).

Las partículas ligeras (electrones, etc) experimentan colisiones elásticas, inelásticas y

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radiativas, en un grado de importancia no despreciable y que depende, entre otros factores,
de la energía.

Debido a la pequeña masa de estas partículas, las colisiones elásticas provocan importantes
desviaciones en su trayectoria, resultando ésta, por tanto, irregular y en zigzag.

Desde un punto de vista energético, estas partículas pierden su energía provocando


excitaciones e ionizaciones en los átomos del medio (colisiones inelásticas, C.I.) y
emitiendo fotones (colisiones radiativas, C.R.). Por tanto, la pérdida total de energía por
unidad de recorrido se expresa como:
 dE   dE   dE 
  ≈  +  
 dx total  dx C.I.  dx C.R.

En el caso de partículas pesadas, tal y como hemos visto, la pérdida de energía por
colisiones radiativas es despreciable.

El alcance de una partícula en un medio se define como el recorrido total de la partícula en


el material, supuesto el recorrido rectilíneo. El alcance es, por tanto, la penetración máxima
de una partícula de una energía determinada en un medio. En general, es inversamente
proporcional al poder de frenado.

1.3 Interacción de electrones en un medio de alto número atómico

Cuando los electrones se aceleran mediante una diferencia de potencial V adquieren una
energía cinética e·V, siendo e la carga del electrón. Por ejemplo, potenciales de aceleración
de 100 kV suministran a los electrones una energía cinética de 100 keV. Estos electrones al
interaccionar con los átomos del ánodo producirán, fundamentalmente, excitaciones e
ionizaciones de los mismos, mediante las colisiones inelásticas. En cada una de ellas el
electrón transfiere parte de su energía al medio y modifica su dirección de movimiento
(Figura 1).

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a b Rayos X c d
característicos
E E
Superficie
del blanco

En m
Br

er sst
e
gí ra
a h
de lu
P

ng
K
L
M
Rayo N
delta
Electrón K
arrancado
E= h
Electrón
en reposo

Figura 1. Interacción de electrones con la materia

En la mayoría de los casos la energía transferida en cada interacción es pequeña, de tal


forma que, por ejemplo, un electrón de 100 keV puede experimentar hasta 1000 colisiones
de este tipo antes de ser totalmente frenado. Su energía acaba siendo depositada a lo largo
de la trayectoria, dando lugar a un aumento de la temperatura del ánodo.

En algunas de las ionizaciones, el electrón incidente golpea un electrón de una de las capas
más profundas del átomo, arrancándolo de su posición y dejando una vacante en la capa.
Esta vacante será ocupada en un plazo muy corto de tiempo (centésimas de microsegundo)
por otro electrón de una capa superior emitiéndose, como consecuencia de esta transición,
un fotón de radiación característica.

Si el electrón no tiene energía suficiente para arrancar el electrón de la capa K no se emitirá


radiación característica K. Sí podrá producirse radiación característica L, de menor energía.

En ocasiones, el electrón incidente se aproxima tanto al núcleo de los átomos del ánodo que
interacciona electrostáticamente con el mismo. Como consecuencia de la fuerza eléctrica
ejercida, el electrón es desviado de su trayectoria experimentando una aceleración negativa.
Como partícula cargada que es, al ser frenada emite radiación electromagnética. Si la
frecuencia de radiación emitida es ν, la energía del fotón que se emite es hν y la energía del
electrón se reducirá en una cantidad equivalente. En resumen, la repentina deceleración del
electrón, da lugar a la emisión de radiación electromagnética conocida con el nombre de
radiación de frenado o, por el término generalmente aceptado, de Bremsstrahlung (del

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alemán Bremsung = frenado y Strahlung = radiación), de la que ya hemos hablado.

Sucede a veces que el electrón con una energía incidente Eo puede ser frenado totalmente en
una sola colisión radiativa y, por tanto, toda su energía Eo será emitida en forma de un único
fotón. El número de colisiones de este tipo es poco frecuente y da lugar a la parte más
energética del espectro. En consecuencia, cuando bombardeamos el ánodo con electrones
de 100 keV podemos esperar la producción de unos pocos fotones de energía 100 keV pero
ninguno de energía superior a ésta.

Para un electrón de baja energía, las colisiones inelásticas son mucho más frecuentes que
las radiativas, de forma que electrones de 100 keV pierden aproximadamente un 99% de su
energía por el primer mecanismo, lo que producirá un calentamiento del ánodo. Solo el 1%,
aproximadamente, será convertido en fotones de rayos X.

Los procesos comentados son muy complejos y pueden ocurrir en cualquier punto de la
trayectoria del electrón dentro del ánodo y, por tanto, a cualquier profundidad siempre que
ésta sea menor que el alcance del electrón. La radiación emitida debe emerger del ánodo
para poder ser usada y la probabilidad de que esto suceda dependerá de la frecuencia de los
fotones y del camino que tenga que recorrer.

2. INTERACCIÓN DE FOTONES CON LA MATERIA

2.1 Introducción

Los fotones tienen un alto poder de penetración al no tener carga ni masa. Desde un punto
de vista macroscópico, cuando un haz de fotones atraviesa un material se reduce el número
de fotones (o cantidad de energía). Desde un punto de vista microscópico veremos los
procesos elementales de interacción de los fotones con los átomos y sus distintas
probabilidades en función del número atómico y de la energía.

2.2. Atenuación de fotones

Cuando un haz de rayos X o gamma penetra en un medio material, se observa una


desaparición progresiva de los fotones que lo constituyen. Esta disminución del número de
fotones incidentes denominada atenuación, se debe a la interacción de un cierto número de

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ellos con los átomos que componen el medio.

En la interacción de un fotón con un átomo, parte de la energía del fotón se transfiere a un


electrón que sale proyectado con una cierta energía cinética. El electrón consume esta
energía produciendo ionizaciones de los átomos del medio. Así, parte de la energía del
fotón incidente es absorbida por el medio. Esta forma de transferencia de energía es la
responsable de los efectos biológicos que se producen en la irradiación con rayos X o
gamma.

Otra parte de la energía de los fotones que interaccionan reaparece en forma de fotones
cuya energía es igual o inferior y cuya dirección es distinta: son los fotones dispersados.

La atenuación de un haz de fotones considerada como la disminución progresiva del


número de fotones que transporta el haz se debe tanto a los procesos de absorción como
a los de dispersión.

Figura 2. Atenuación de un haz de fotones.

Ley de atenuación

Si un haz monoenergético de fotones, de No fotones/cm2s, incide perpendicularmente sobre


un material de espesor x1 se producirá una atenuación o disminución del número de fotones
del haz que depende del tipo de material, de su espesor y de la energía de los fotones
incidentes.

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Esta atenuación viene determinada por la expresión:

N = No e- µx (1)

Donde
N0 = número de fotones incidentes
N= número de fotones finales
X= espesor
µ = constante de proporcionalidad que depende de la energía de los fotones y del
tipo de material absorbente (de su numero atómico y densidad).

µ se denomina coeficiente de atenuación lineal, y tiene dimensiones de L-1. Representa la


fracción de fotones que interaccionan por unidad de espesor del material absorbente y, por
tanto, la probabilidad de interacción por unidad de recorrido.

Por tanto, un haz de fotones monoenergéticos se atenúa de forma exponencial al atravesar


un absorbente.

Figura 3. Curvas de atenuación de haces de fotones de distintas energías

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La expresión (1) sólo es totalmente válida cuando se trata de:

- fotones monoenergéticos (al integrar hemos supuesto µ constante y µ es


función de la energía de los fotones).
- haz muy colimado, superficie transversal del haz muy pequeña.
- espesor de absorbente muy delgado.

El coeficiente de atenuación lineal µ se suele expresar en cm-1 y en este caso el espesor x,


en el exponente de la expresión (2), se pondrá en cm. Puede ser útil en ocasiones, al igual
que ocurría con el poder de frenado, utilizar un artificio que evite la dependencia con la
densidad del medio. De esta manera, se utiliza como espesor el valor de la masa por unidad
de superficie denominado "espesor másico xm", expresado en g/cm2:

espesor másico = xm = x(cm) · ρ (g/cm3)

y, en este caso, el coeficiente de atenuación a utilizar será el coeficiente de atenuación


másico µm = µ/ρ que se medirá en cm2/g y que, dado un fotón de una energía determinada,
será el mismo para cada medio independientemente de la densidad.

Para haces monoenergéticos, se llama semiespesor o espesor de semirreducción (d1/2) al


espesor de material necesario para reducir la intensidad del haz a la mitad de su valor
inicial. Su valor calculado a partir de la expresión (1) es:

Ln 2 0,693
d 1/2 = =
µ µ
De igual forma el espesor decimorreductor (d1/10) es aquel que reduce la intensidad del
haz a su décima parte y su valor es:

Ln 10
d 1/10 =
µ
Para haces de espectro continuo se define la "capa hemirreductora" (CHR) como el
espesor de material que hay que interponer para reducir la exposición del haz a la mitad.

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2.3. PROCESOS DE INTERACCIÓN

Los fotones interaccionan con la materia fundamentalmente por tres tipos de procesos: la
interacción fotoeléctrica (IF), la interacción Compton (IC) y la creación de pares (CP).

a) Interacción fotoeléctrica

El fotón interacciona con el átomo invirtiendo toda su energía en arrancar un electrón que
suele ser de los más ligados, y comunicarle energía cinética (Figura 5).

e
ib r
L nl (h ·ν ) - Ee
c tr ó
K Ele

Núcleo
Fotón γ
(h · ν )

hv = Energía ligadura + Energía cinética


del electrón del electrón
Figura 4. Efecto fotoeléctrico

Si el fotón tiene energía suficiente para "arrancar" electrones de la capa K, el 80% de sus
interacciones se producen con electrones de esta capa.

El coeficiente de atenuación lineal fotoeléctrico µ(IF) o la probabilidad de que se produzca


un efecto fotoeléctrico:
• disminuye rápidamente cuando aumenta la energía de los fotones
(aproximadamente como 1/E 3).
• aumenta de forma importante cuando aumenta el número atómico del
blanco (proporcionalmente a Z n) (n > 3). Para radiodiagnóstico, el efecto
fotoeléctrico aumenta proporcionalmente con Z3.
• es proporcional a la densidad del medio.

La interacción fotoeléctrica es la interacción dominante a bajas energías, por debajo de 100


keV, con tejidos biológicos.

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Cuando un fotón interacciona por efecto fotoeléctrico con tejidos biológicos prácticamente
toda su energía se deposita en el medio.

b) Interacción Compton

Se trata de una interacción que se produce mayoritariamente entre el fotón y los electrones
atómicos poco ligados (los de las capas más externas).

En la interacción Compton se produce un fotón dispersado, de menor energía que el


incidente y un electrón con energía cinética prácticamente igual a la diferencia de energía
entre ambos fotones (Figura 6).

L
K
re
n lib
ó
ctr
Núcleo Ele

Fotón γ

ϕ
Fotón γ

Figura 5. Efecto Compton

La cantidad de energía que se transfiere al electrón atómico varía con la energía del fotón
incidente, siendo más importante a medida que aumenta la energía de éste. A bajas
energías, el electrón se expulsa con muy poca energía, llevando el fotón dispersado casi
toda la energía del incidente.

El coeficiente de atenuación lineal Compton µ(IC) o la probabilidad de que se produzca una


interacción Compton:
• disminuye al aumentar la energía de los fotones (aproximadamente como
1/E).
• varía poco con el número atómico del material (Z).
• es proporcional a la densidad atómica del medio, (ρ).

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La interacción Compton es la interacción dominante a energías intermedias, entre 100 y
1.000 keV en tejidos biológicos.

c) Interacción de creación de pares electrón-positrón

La interacción por creación de pares consiste en la materialización del fotón en un electrón


y un positrón y sucede para energías superiores a 1,02 MeV, por lo que escapa del
contenido de este curso.

Coeficiente de atenuación total

El coeficiente de atenuación total µ de un medio, para fotones de energía dada, es la suma


de los coeficientes de atenuación fotoeléctrica, Compton y de creación de pares. En nuestro
caso este último es nulo.

µ = µ ( IF ) + µ ( IC ) + µ (CP )

En la Figura 6 se representan los coeficientes de atenuación del agua para cada proceso en
función de la energía de los fotones.

Figura 6. Variación con la energía, de los coeficientes de atenuación másicos del agua

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2. 4. Formación de la imagen radiológica

En el intervalo de energía de los fotones utilizados en radiodiagnóstico, de 20 a 120 keV,


los procesos de interacción con materiales biológicos son los ya descritos de interacción
fotoeléctrica e interacción Compton. La primera de ellas representa la absorción total de la
energía del fotón, mientras que en la interacción Compton aparece un fotón dispersado de
energía menor o igual que la del fotón incidente por lo que sólo se produce un depósito
parcial de la energía del mismo.

La imagen radiológica se forma con el haz de fotones transmitido por el paciente que
alcanza el sistema de registro de la imagen. Esos fotones pueden ser bien, los fotones
primarios que han pasado a través del paciente sin interaccionar o bien, los fotones
dispersados originados en los procesos de interacción Compton en el paciente. Los fotones
primarios son los que transportan la información más útil, ya que su intensidad en cada
parte del haz transmitido depende de las diferencias de absorción de los fotones incidentes
producidas en los tejidos atravesados. Así, la imagen radiológica puede considerarse una
“sombra” del objeto producida por los rayos X.

Desde el punto de vista de la formación de la imagen radiológica, el efecto fotoeléctrico


produce imágenes de excelente calidad por dos razones: en primer lugar porque no origina
radiación dispersa y en segundo lugar porque aumenta el contraste natural entre los distintos
tejidos. El contraste en la imagen se debe a que algunos tejidos absorben mayor número de
fotones que otros y, por tanto, aumenta cuando las diferencias de absorción en los tejidos
adyacentes es grande. Debido a que las diferencias de absorción por efecto fotoeléctrico
dependen de la tercera potencia del número atómico, pequeñas diferencias en la
composición química de dos tejidos (diferencias en el Zef) originan importantes diferencias
de absorción. Por otra parte, la probabilidad de que un fotón sea absorbido por efecto
fotoeléctrico disminuye de forma muy importante cuando aumenta la energía de los fotones
y en consecuencia el contraste disminuye al aumentar la tensión aplicada al tubo (la tensión
regula la energía máxima de los fotones). Para obtener suficiente contraste por ejemplo,
entre la grasa y el músculo o un parénquima glandular, es necesario usar tensiones bajas, de
25 a 30 kV en mamografía.

Desde el punto de vista de la dosis impartida al paciente el efecto fotoeléctrico no es


deseable puesto que toda la energía del fotón incidente es absorbida (se cede al paciente).

Los fotones dispersados son originados mayoritariamente en la interacción Compton y su


intensidad aumenta al hacerlo la energía media del haz y el volumen atravesado. La
probabilidad de que se produzca una dispersión Compton es poco dependiente del número

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atómico, proporcional a la densidad y varía mucho más lentamente con la energía. La
dispersión Compton proporciona, por tanto, menos contraste entre tejidos con distinto
número atómico promedio que el efecto fotoeléctrico, excepto a altas energías para las que
el fotoeléctrico es más improbable. Además, los fotones dispersados en este proceso pueden
ser emitidos en cualquier dirección, dando lugar a un velo uniforme sobre la imagen que
deteriora su contraste. Para evitar este deterioro, se recurre a la utilización de rejillas
antidifusoras que pueden eliminar hasta un 90% de la radiación dispersa. La energía
depositada en el paciente, cuando los fotones interaccionan por efecto Compton, es una
pequeña fracción de la energía del fotón incidente y por tanto al aumentar el número de
interacciones Compton disminuye la dosis impartida.

En ocasiones, para conseguir que en una misma película aparezcan imágenes correctas de
dos regiones con opacidad radiológica muy distinta, hay que reducir el contraste de la
imagen. Esto puede conseguirse utilizando tensiones elevadas o películas cuya densidad
óptica varíe más lentamente en función de la exposición. Según el tipo de examen es
preferible detectar en la imagen un gran número de detalles (gran latitud) con poco
contraste, o un número menor de detalles con un contraste mayor.

En resumen, las interacciones por efecto fotoeléctrico son deseables desde el punto de vista
de la calidad de la imagen porque proporcionan un alto contraste sin producción de
radiación dispersa, pero desafortunadamente la dosis impartida al paciente es más alta que
cuando se produce la interacción Compton. En consecuencia, la elección del kV adecuado
para la obtención de una imagen radiológica ha de ser un compromiso entre los
requerimientos de baja dosis y alto contraste.

En la Figura 7 se ha representado la variación con la energía de los coeficientes de


atenuación másico para hueso y tejido blando. La diferencia entre ambos coeficientes es
muy grande a bajas energías y disminuye a medida que aumenta ésta, disminuyendo, en
consecuencia, el contraste entre ambos tejidos.

Independientemente de la formación de la imagen hay que tener presente que los fotones
dispersados dan lugar a un cierto valor de radiación dispersa en la sala, que es necesario
evaluar de cara a la protección radiológica del profesional que opera los equipos. Una
adecuada colimación del haz y una compresión del medio irradiado reducen la intensidad de
la radiación dispersa y es un buen procedimiento, tanto para aumentar la calidad de la
imagen como para la protección radiológica del profesional.

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100

Coef. de atenuación másico


Yodo
10
Plomo

Hueso
1
Músculo

Grasa

0,1
0 50 100 150
Energía de los rayos X (keV)

Figura 7. Variación con la energía del coeficiente de atenuación másico para varios
materiales

2.5. Número atómico efectivo

Hasta ahora, hemos hablado siempre del número atómico del material, que es propio de
cada elemento químico, pero en la práctica, los materiales con los que interaccionan los
fotones están formados por varios elementos químicos. Para obviar esta dificultad se utiliza
un "número atómico efectivo" que permite tratar globalmente el material a efectos
comparativos con otros materiales puros. El número atómico efectivo de un material
compuesto es el número atómico que tendría un material puro que se comportase, en cuanto
a la interacción de fotones de la misma forma que lo hace el compuesto. En la Tabla 2 se
especifican los números atómicos efectivos junto con otras propiedades físicas para
materiales de interés en radiodiagnóstico.

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TABLA 2

DATOS DE MATERIALES DE INTERÉS EN RADIODIAGNÓSTICO

Material Densidad (Kg/m3) Z efectivo electrones/gramo x 1023


Carbón 2250 6 5,97
Oxígeno 1,429 8 3,01
Aluminio 2699 13 2,90
Cobre 8960 29 2,75
Plomo 11360 82 2,38
Aire 1,293 7,78 3,01
Agua 1000 7,51 3,34
Músculo 1040 7,64 3,31
Grasa 916 6,46 3,34
Hueso 1650 12,31 3,19
Iodo 4930 53 2,51
Bario 3510 56 2,45

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