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Juan 9 - 1-12 Jesús Sana A Un Ciego de Nacimiento
Juan 9 - 1-12 Jesús Sana A Un Ciego de Nacimiento
Juan 9:1-12
“Jesús sana a un ciego de nacimiento”
1. Introducción.
Dolor, enfermedad, sufrimiento… son parte de nuestra realidad. Y aunque no podemos evitar
todas estas difíciles circunstancias hacemos todo lo posible por no sufrir ninguna. El ser
humano es débil y muchas veces las aflicciones o sufrimientos que vivimos nos llevan a
preguntarnos ¿Por qué?
En los tiempos de Jesús los judíos tenían un pensamiento muy peculiar del origen y la causa de
las aflicciones. El pasaje que estudiaremos hoy nos lleva a profundizar sobre los maravillosos
planes de bendición que Dios tiene para sus hijos aún por medio de la aflicción y la enfermedad.
2. Observando.
Según el relato ¿Quién tomó la iniciativa para dirigir la atención de todos hacia el ciego?
(no olvides este punto).
En la respuesta de Jesús ¿Qué afirma Él sobre la condición del ciego? ¿Cuál fue el
propósito de su ceguera?
Esta sanidad está descrita de una manera que produzca asombro en las personas: se trata
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© Martín Flores
de un hombre que ha sido limitado por su ceguera toda su vida y ahora ve por primera vez
¿Qué tipo de reacciones y sentimientos tendrías tú al ver algo semejante?
¿Cuáles fueron las reacciones de las personas que conocían a ese hombre?
3. Profundizando.
En el contexto de nuestro pasaje debemos recordar un importante hecho: No hay una historia de
sanidad de ceguera en todo el Antiguo Testamento.
Tampoco encontramos en el ministerio de los discípulos y apóstoles de Jesús una sanidad de
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este tipo, así que debe llamarnos la atención .
En todas las Escrituras solamente Jesús realiza el milagro de dar vista a los ciegos.
Pero esto no quiere decir que el Antiguo Testamento no diga nada acerca de dar vista a los
ciegos ¡Al contrario! En el Antiguo Testamento encontramos una gran ESPERANZA de que Dios
mismo en persona daría vista a los ciegos.
También los profetas hablaron sobre una gran esperanza de que el MESÍAS traería vista a los
ciegos.
En todos los casos bíblicos se atribuye que el dar vista a los ciegos es un acto divino, una
función solamente atribuible a Dios.
¡Tan sólo este hecho debe llevarnos a comprender el potente mensaje detrás de esta sanidad!
Pero hay más que el pasaje puede enseñarnos, porque los discípulos de Jesús traen a colación
un tema teológico muy importante: ¿Cuál es la causa de las aflicciones en el ser humano?
Para los discípulos solamente cabían dos posibilidades que explicaban la condición del ciego:
su propio pecado o el pecado de sus padres. Su forma de pensar es lo que se conoce como un
silogismo (Razonamiento que está formado por dos premisas y una conclusión que es el
resultado lógico que se deduce de las dos premisas).
Podemos presentar su forma de pensar de la siguiente manera:
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Lo más cercano que encontramos es cuando Ananías ora para que Pablo recupere la vista en Hechos
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© Martín Flores
Esta forma de pensar era ampliamente sostenida. Lo podemos ver en el Antiguo Testamento en
los amigos de Job quienes estaban convencidos que si sufrimiento era un castigo por algún
terrible pecado.
El problema en el caso de este hombre es que él nació siendo ciego. Esto generó una
complicación en el razonamiento de los discípulos: ¿Cómo pudo pecar estando en el vientre
materno? ¿Cómo se explica que es ciego de nacimiento?
Por lo tanto, ellos se preguntan si acaso él está siendo castigado por el pecado de sus padres.
Ambas opciones tienen serias dificultades, por lo tanto le preguntaron a Jesús.
El Señor corrige a los discípulos rechazando ambas posibilidades. El sufrimiento del ciego no
tiene que ver con su pecado ni con el pecado de sus padres.
La respuesta de Jesús es que la ceguera de nacimiento de ese hombre tiene un propósito que
los discípulos no lo imaginaron: demostrar la gloria de Dios.
Sin embargo no hay que concluir inmediatamente que los discípulos fueron torpes en su
pensamiento. Varias veces en la historia del pueblo de Dios se puede evidenciar que las
aflicciones personales sobrevinieron sobre algunos precisamente como consecuencia de su
pecado.
En la historia bíblica encontramos muchos pasajes que demuestran que, efectivamente, la
aflicción puede ser un justo castigo o consecuencia directa del pecado de una persona que falló
o desobedeció a Dios. Por ejemplo:
El hijo de David y Betsabé murió (2 Sam. 12:15-23).
Míriam, la hermana de Moisés sufrió lepra por el pecado de la crítica (Num. 12:1-10).
Ananías y Safira murieron por mentir al Espíritu Santo (Hechos 5:1-11).
El apóstol Pablo dice que muchos están enfermos o incluso han muerto por tomar la
Cena del Señor de manera pecaminosa (1 Corintios 11:27-32).
Entonces, sí es muy posible que alguien sufra una enfermedad como consecuencia directa y
como el justo castigo de Dios por su pecado. Pero eso no quiere decir que todas las
enfermedades son parte del castigo de Dios por el pecado.
De hecho, Jesús enseña que la ceguera del hombre es para la gloria de Dios ¡Hay algunas veces
donde los sufrimientos y el dolor tienen un propósito maravilloso en los hijos de Dios! Ese
propósito siempre será que Dios se glorifique en las vidas y dolores de sus hijos.
¿Cómo se manifiesta la gloria de Dios en el ciego?
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© Martín Flores
4. Aplicando.
El pasaje termina con los vecinos y los que conocían al hombre preguntándose si realmente de
trata de él. El relato es casi cómico, los que pueden ver no creen en sus sentidos, mientras que
el que era ciego ve claramente.
Pero, espiritualmente, el hombre que había sido ciego todavía necesita más luz. En el verso 11
se refiere a Jesús como “aquel hombre”, hay que estar atentos al desarrollo del concepto que el
hombre va teniendo acerca de Jesús y al conocimiento al que llega luego de su segundo
encuentro con el que le dio la vista.
Hoy tú necesitas lo mismo que este hombre: recibir la luz de Jesús.
Puede ser que tengas aflicciones o enfermedades. Si eres hijo de Dios, si has creído por fe que
Jesús es el Hijo de Dios, entonces hay un propósito para tu vida y aún para tus dolencias. El
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© Martín Flores