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PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO

RETIRO DE CUARESMA PARA PASTORAL JUVENIL

VEN Y LO VERÁS

Leemos el siguiente texto:

Juan 1, 35-40

En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús,
que pasaba, dijo: "Éste es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron
a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le
contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?". (Rabí significa "maestro"). Él les dijo: "Vengan a ver".
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y
siguieron a Jesús.

Lo mejor que nos ha pasado es haber conocido a Cristo. Porque Él es el “Amigo” al que
tantas personas han buscado, desde que aquellos primeros discípulos elegidos por Él,
encontraron el sentido de su vida en el seguimiento del Maestro. Pero la amistad con Cristo,
tenemos que cuidarla cada día. Para no contemplarlo desde la distancia, tenemos que hacer
como los Apóstoles, y ponernos a su lado; dejarnos amar por él para darnos cuenta de cómo
nos mira fijamente y nos nombra.

Los jóvenes están llamados a tener una experiencia de encuentro personal con Cristo y Él
les dirá, como aquellos dos discípulos, vengan y lo verán.

Venir y ver, dos verbos que marcan el sentido de la lectura de que escuchamos. Venir, ver,
quedarse, estar con Jesús. Una buena propuesta para la vida.

Jesús sale al encuentro de los que serán sus discípulos y los llama, los interroga y les
pregunta: ¿Qué buscan? Alguna vez cuando nos hacen esta pregunta sabemos
rápidamente la respuesta, otras dudamos. Porque, ¿realmente sabemos lo que buscamos?
Ellos le dicen que le buscan a él, a Jesús: ¿Dónde vives? Que es como decir: ¿qué haces?
¿tienes familia? ¿qué te preocupa de la sociedad? Seguramente que Juan y Andrés tienen
más curiosidad que ganas de “dejarse envolver”. Jesús es un tipo que llama la atención, así
que le preguntan a ver de qué va. La respuesta de Jesús es: “Vengan y vean”.

Venir y ver significa que en la vida solo hay una forma de estar y es “viendo y estando”. Lo
demás son teorías. A Jesús se le conoce no en los libros, sino estando con él. Hay muchos
jóvenes entusiastas con cambiar las cosas: la sociedad, tantas cosas injustas. Pero no se
atreven a moverse. Esta es precisamente la propuesta de Jesús: moverse, salir del
atolladero. Seguro que da miedo salir de lo conocido, hacer opciones, pero la confianza en
Jesús nos debe ayudar a superarlo. ¡Es nuestro amigo! ¿no?

Jesús sigue llamando hoy a personas que quieran seguirle. Lo importante es seguir a Jesús,
estar con él. Esto basta, para que comience una aventura difícil de explicar. Con Jesús, la
vida cambia; y de paso la sociedad, el barrio, la familia. Esto fue lo que les sucedió a los dos
discípulos: “Rabí, ¿Dónde estás? Jesús los invita a experimentar su estilo de vida. Ellos
fueron, vieron y el resultado fue que se quedaron con él.

REFLEXIÓN POR GRUPOS:

1. ¿Quién te habló sobre el Señor Jesús, sobre Dios, sobre la Iglesia?

2. En tu experiencia de grupo (parroquial, Movimiento y/o Asociación, ¿Te atreves a


tener una experiencia de vida con el Señor Jesús?

3. El otro discípulo se acuerda de la hora del encuentro con Jesús, eran como las cuatro
de la tarde… ¿Te acuerdas de tu momento en el encuentro con Jesús? ¿Podrás
compartir esa experiencia primera con el Señor Jesús?
II

Leemos el siguiente texto:

Jn 1, 45-48

En aquel tiempo, determinó Jesús ir a Galilea, y encontrándose a Felipe, le dijo: "Sígueme".


Felipe era de Betsaida, la tierra de Andrés y de Pedro.
Felipe se encontró con Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés
en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José". Natanael replicó: "¿Acaso
puede salir de Nazaret algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y lo verás".
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: "Éste es un verdadero israelita en el que no
hay doblez". Natanael le preguntó: "¿De dónde me conoces?" Jesús le respondió: "Antes de que
Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera".

Meditación del Papa


Lo que más cuenta en la narración de Juan es la confesión de fe que al final profesa Natanael
de manera límpida: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Si bien no alcanza
la intensidad de la confesión de Tomás con la que concluye el Evangelio de Juan: "¡Señor
mío y Dios mío!", la confesión de Natanael tiene la función de abrir el terreno al cuarto
Evangelio. En ésta se ofrece un primer e importante paso en el camino de adhesión a Cristo.
Las palabras de Natanael presentan un doble y complementario aspecto de la identidad de
Jesús: es reconocido tanto por su relación especial con Dios Padre, del que es Hijo unigénito,
como por su relación con el pueblo de Israel, de quien es llamado rey, atribución propia del
Mesías esperado.
Nunca tenemos que perder de vista ninguno de estos dos elementos, pues si proclamamos
sólo la dimensión celestial de Jesús corremos el riesgo de hacer de Él un ser etéreo y
evanescente, mientras que si sólo reconocemos su papel concreto en la historia, corremos
el riesgo de descuidar su dimensión divina, que constituye su calificación propia. (Benedicto
XVI, 4 de octubre de 2006).
Reflexión

El nombre de Natanael solo aparece en San Juan, pero es muy probable que se trate del
apóstol Bartolomé de los sinópticos. Que Natanael sea apóstol no hay duda, pues Jesús le
promete que será testigo de su gloria y esta es la característica propia de los apóstoles.
Natanael es, pues, un apóstol. Lo que no sabemos con exactitud es dónde se lo encuentra
Felipe. ¿Sería en Caná de Galilea? Pudiera ser. Es ahí donde vive Natanael, y si está leyendo
la Escritura bajo la higuera, según la costumbre de los estudiosos de Israel, podríamos
suponer que estaría en su casa.

Una vez presentado el protagonista de nuestra historia, daremos paso a dos reflexiones que
la lectura del texto bíblico nos ha sugerido.

La primera reflexión es que Dios se deja encontrar allí donde menos lo esperamos. Natanael
duda que Jesús sea el Mesías porque es presentado como hijo de José y porque es natural
de Nazaret. El desprecio hacia esta aldea es claro: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”.
En realidad no se está preguntando-afirmando si Dios puede hacerse presente en un lugar
que no es bueno, sino en un lugar en que el hombre considera y califica como “no bueno”.
Son cosas muy distintas.

Y es que el hombre se conduce muchas veces como verdadero miope; incapaz de percibir
la presencia de Dios en sí mismo y en lo que le rodea, e incapaz de extender esta percepción
a aquellas situaciones que el considera como “no buenas”. El problema que el hombre se
plantea, no me parece que radique tanto en que Dios esté presente en lo malo, sino en que
esto que el hombre llama “malo” no es tal. Tenemos que esforzarnos cada día en descubrir
una y otra vez esa presencia divina aun cuando —según nuestra lógica, que se cree sabia y
en realidad es pagana— no debiera estar. A nosotros nos parece impropio de Dios que se
haga presente en el oprobio, la pobreza, la debilidad, la enfermedad, el sufrimiento, etc.
Pero lo peor es que pensamos que está de acuerdo con nosotros. Nos equivocamos. En esta
pretensión nuestra subyace una concepción de Dios distorsionada; una proyección de
nuestras ilusiones frustradas de poder. Es curioso que bajo una concepción falsa de Dios se
halle una concepción falsa del mismo hombre. Podría decirse que la imagen de nosotros
mismos siempre es un reflejo de la percepción que se tenga de Dios.

La segunda reflexión surge al hilo de la invitación que Felipe hace a Natanael: “Ven y verás”.
Esta respuesta indica dos cosas: que Felipe no se considera seguro de discutir con su amigo
y que está convencido de la fuerza persuasiva de Jesús. Esto a un nivel superficial, pero a
un nivel más profundo y espiritual, podríamos decir que en el conocimiento de Jesús es
necesario tener una experiencia viva y personal con Él. El testimonio de los demás es
importante y, en la mayoría de los casos será el que despierte a la vida espiritual, pero esta
no podrá desarrollarse sin una relación íntima con el Señor. Porque el conocimiento de Dios
procede como el conocimiento de cualquier otra persona, es decir, con el trato, con la
cercanía. Y si yo me dispongo y lo deseo, me dará que experimente y guste esta cercanía
suya.

TRABAJO POR GRUPOS:

- Representar un sociodrama el testimonio de fe que te ha cautivado para que sigas a


Jesús.

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