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Por encima de la visión que cada cual pueda tener del Caribe nos interesa,
simplemente, mostrar cuál es su sentido. Para evitar una larga disertación
académica, citaremos algunos ejemplos de las visiones geográficas que
han contribuido a formar el Caribe colombiano.
VISIÓN INTERNA
La primera visión de la región, que se ha llamado interna, es la de sus
propios habitantes quienes la designan como la «Costa Atlántica». Esta
designación revela la «desidia geográfica» mediante la cual la Nación ha
cedido y perdido extensos territorios en el Caribe. De no superarse, las
pérdidas van a continuar.
Hoy nadie llora en Colombia los territorios perdidos, salvo tal vez Panamá,
cuya herida sigue sangrando en la historia patria. Con la pérdida de Panamá
se perdió también la oportunidad de haber sido el centro del mundo, como
lo había visto Bolívar desde la Carta de Jamaica, una posición
geoestratégica ambicionada por las grandes potencias coloniales de la
época, que Colombia no pudo entender.
EL MEDIO NATURAL
LA ORGANIZACIÓN ESPACIAL
LA CULTURA COMPARTIDA
Las regiones, como las naciones, tienen también una singular importancia
geopolítica, que debe ser entendida claramente en el proceso de
estructuración. Las regiones apartadas que limitan con fronteras de otros
países, frente a situaciones potenciales de conflicto, tienen, por definición,
una gran prioridad en las agendas de las naciones. Por su posición alejada,
un archipiélago como el de San Andrés y Providencia, frente a otros países
que reivindican posesiones territoriales, tiene que ser entendido a partir
de la prioridad de mantener la unidad nacional.
De la misma manera la Guajira frente a Venezuela no tiene la misma
importancia de un departamento del interior con los del eje cafetero. Por
ello, en este proceso, la visión geopolítica que la nación tiene hacia sus
regiones es uno de los elementos fundamentales de su proceso de
estructuración. Desafortunadamente, ni el gobierno central ni la Cancillería
han podido cambiar la visión «parroquial» que sólo
concede importancia al centro. Prueba de ello es que las manifestaciones
separatistas en San Andrés, Cúcuta, Juradó, etc., se siguen viendo como
episódicas, coyunturales o pasajeras, como cosas que suceden donde
«termina» y no donde «empieza» Colombia. No se entiende aún que estas
manifestaciones se deben a la gran dificultad del gobierno de controlar
todo desde el centro, a partir de los intereses clientelistas del estado central.
La prioridad del manejo geopolítico debe ser una de las consideraciones
fundamentales en el proceso de re-estructuración de la Nación en un
periodo de globalización creciente, cuando las regiones fronterizas están
más tentadas de formar parte del mercado mundial que del nacional.