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A continuación se expondrán las funciones sintácticas de los esquemas

valenciales presentados por García-Miguel (1995), presentando en primer


lugar las características gramaticales que expone dicho autor y luego
haciendo referencia a la explicación de cuatro gramáticas del español: la
Gramática de Andrés Bello (1847), el Curso Superior de Sintaxis Española de
Samuel Gili Gaya (1961), la gramática de Emilio Alarcos Llorach (1994) y por
último la última gramática de la Real Academia Española (2010).

Sujeto: García-Miguel explica que el sujeto es nominal (aunque también


encontramos proposiciones relativas con función de sujeto), no están
introducidos por preposición y concuerdan en número y persona con la
flexión verbal.

Para Andrés Bello, la definición de sujeto está intrínsecamente relacionada


con la noción de sustantivo, pues la aptitud principal de esta clase de palabra
es, precisamente, la de actuar como sujeto en las proposiciones. El sujeto,
dice Bello, puede componerse de muchas palabras, pero en ella siempre
dominará un sustantivo: En “Los estudiantes sobresalientes de esta escuela
ganaron un viaje a África”, donde la estructura subrayada es el sujeto y la
unidad principal en dicha estructura es el sustantivo niños. Bello señala
además la propiedad de los sujetos de cambiar la información de número y
persona en conjunto con el verbo de la proposición. Si identificamos la
información de primera persona del singular en el sujeto, también debemos
identificarla en el verbo. La variación de dichas informaciones en el sujeto
influirá, pues, en la flexión verbal de la proposición. Bello también alude a los
sujetos tácitos y a cuáles son las unidades gramaticales que pueden “callarse”
al enunciar una proposición.

Por su parte, Gili Gaya hace referencia a la exposición de Bello y añade que
“toda palabra, frase u oración que sirva de sujeto, queda substantivada” por
el hecho mismo de servir como sujeto (que es, como dijimos, una función
propia de los sustantivos). Asimismo, Gili Gaya dice que los sujetos no están
introducidos por preposición.
Alarcos Llorach, por su parte, explicita la diferencia entre un sujeto
gramatical y un sujeto explícito o léxico. El primero es encontrado en la
flexión del verbo de la oración (caminas, lo encontraron) y el segundo en el
pronombre o sustantivo que concuerde con dicha flexión (tú caminas, los
niños lo encontraron). Así, dice que entre ambos hay una relación de
dependencia que se patentiza con la concordancia gramatical, y sobre este
tema detalla las características de dicha concordancia en español (el uso de
los nombres colectivos, la coordinación de sustantivos que funcionan como
sujetos, las discordancias gramaticales).

Por último, la RAE manifiesta que los índices formales para reconocer un
sujeto en una oración son la concordancia gramatical con el verbo, el caso
(en algunos pronombres) y, en casos específicos, la posición inicial o
preverbal. Según la RAE, hay dos interpretaciones de la noción de sujeto: la
primera se opone al predicado (en una definición clásica de oración) y la
segunda se opone a otros argumentos que pueden incidir en el verbo (como
el complemento directo o indirecto). Por otra parte, expone que el rol de
sujeto puede ser desempeñado por sustantivos y los grupos nominales.

Complemento directo: García-Miguel establece que en español el


complemento directo será una unidad nominal sin preposición o precedido
por la preposición a. Contrasta con el sujeto sobre todo por su posición
sintáctica, que es posterior al verbo. También podemos identificarlo gracias a
la aparición de un clítico pronominal (lo, la, los, las), que son marcas de
complemento directo.

Andrés Bello explica el complemento directo aludiendo siempre a los


pronombres átonos que funcionan como complemento acusativo (me, te,
nos). También dice que puede anteponerse a dicho complemento la
preposición a. Además, más allá de su explicación morfológica, enfatiza las
propiedades semánticas del complemento directo. Por ejemplo, cuando dice
“los insectos destruyen la huerta”, señala que la huerta es el complemento
acusativo porque es la cosa destruida; añade, pues, una explicación desde el
punto de vista semántico, de la agentividad. Por otro lado, advierte sobre la
posibilidad de convertir al acusativo de una oración en sujeto en una oración
pasiva y que muchas veces el acusativo puede ser un acusativo o una
proposición introducida por la partícula que.

Por su parte, Gili Gaya también identifica el objeto directo desde el punto de
vista semántico. Sobre dicho complemento, resalta que la acción verbal recae
directamente sobre él. Pero es explaya para explicar el uso de la preposición
a como identificador morfológico de dicho complemento. Del mismo modo,
Gili Gaya hacer referencia al orden sintáctico del complemento directo. Sobre
este aspecto, señala que el objeto directo no puede ir antes del sujeto si
puede ser confundido con este; en dicho caso, el complemento directo va
precedido de la preposición a. Con esto, pues, se infiere que el complemento
directo no goza de una posición libre en la estructura sintáctica de la oración,
y que, en este caso, su introducción en la oración estará delimitada por la
aparición de la preposición a.

Alarcos Llorach, en principio, identifica el complemento directo con el objeto


sobre el cual se desenvuelve la actividad aludida por la raíz verbal. Sobre
dicho complemento, Alarcos resalta la posición sintáctica con respecto al
verbo, la posibilidad de ser sustituido por el clítico del objeto directo, y la
interpretación semántica en oraciones donde, morfológicamente, puede
confundirse con el sujeto (Canta la copla la niña). Su exposición sobre el
complemento directo, sin embargo, se centra particularmente en el uso de la
preposición a como marca morfológica de identificación de dicho argumento.

Por último, la RAE considera que el complemento directo se construye sin


preposición o bien introducido por la preposición a, y se sustituye por los
pronombres átonos que enumera Bello.

Complemento indirecto: Sobre el objeto indirecto, García-Miguel señala que


es un nombre siempre precedido por la preposición a, su posición no
marcada es tras el verbo y el complemento directo y que el pronombre clítico
puede ser la única indicación de que se encuentra en la oración.

Por su parte, Bello, a este complemento, lo nombra complemento dativo y


asocia las formas de los pronombres clíticos a las de los complementos
acusativos. Gili Gaya, por su parte, explica que el complemento indirecto
expresa la persona o cosa que recibe daño o provecho de la acción del verbo.

Sobre el complemento indirecto, Alarcos Llorach dice que, desde el punto de


vista semántico, este se relaciona con el destinatario de la noción denotada
por el verbo o por el verbo junto con el complemento directo. En cuanto a su
reconocimiento morfológico, Alarcos explica que al complemento indirecto
siempre se antepone la preposición a. Como dicha preposición es usada para
introducir unidades con otras funciones sintácticas (complementos directos y
preposicionales), se extiende para mostrar las estrategias morfológicas y de
sentido.

Por último, la RAE da una explicación morfológica y semántica para el


reconocimiento del complemento indirecto en español, y agrega además el
carácter controvertido de su rol como argumento o como simple adyacente
verbal.

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