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La Economía Comunal.

Econ. José L Moran


LA ECONOMIA COMUNAL

“Modelo de estrategias para la creación de Empresas


de Producción Social Comunitarias, EPSC.”

INTRODUCCIÓN GENERAL.

I.- La demanda de dinero en Venezuela, periodo 1984 – 2006: Un


análisis econométrico.

II.- Modelo econométrico para explicar la demanda de dinero.

III.- La ocupación en Venezuela. Un Análisis econométrico; periodo


1984-2006.

3.1.- El empleo en los Clásicos.


3.2.- Teoría neoclásica del empleo.
3.3.- Demanda de trabajo.
3.4.- Oferta de trabajo.
3.5.- Teoría Keynesiana de la ocupación.
3.6.- Teoría marxista.
3.7.- Diferentes enfoques teóricos sobre el empleo.

IV.- La Ocupación en Venezuela; 1984-2006, Un análisis


Econométrico.

V.- La pobreza en Venezuela.

5.1. El Fenómeno de la Pobreza:

5.2. El Empobrecimiento de Venezuela: “Un Recuento


histórico”
VI.- Modelo de estrategias para la creación de empresas de
producción social comunitarias.

6.1.- Definición de Política Social.

6.1.1.- Funciones básicas de la política social.

6.1.2.- El Capital Humano y la Política Social.

6.1.3.- Redes de Protección Social

6.1.4.- Elementos de la Protección Social

6.2.- Principios Rectores del Sistema de Protección Social

6.3.- Elementos de las Redes de Protección Social

6.4.- Principios orientadores de la Política Social

6.5.- Universalidad de la Política Social

6.6.- Impacto y eficiencia de la Política Social

6.7.- Principios básicos para la Administración de la Política


Social

6.8.- Atributos en la construcción de instituciones sociales

6.9.- Articulación entre la Política Económica y Social

6.10.- Coordinación de la Política Social

VII.- Aspectos teóricos conceptuales que caracterizan las


Estrategias del Desarrollo Endógeno para la creación de EPSC.

7.1.- Definición, Finalidades, Principales Rasgos


Característicos y Tipos de Empresas de Producción Social
Comunitarias.

7.2.- Dimensiones del Desarrollo Endógeno.


PROLOGO

El debate sobre el desarrollo ha sido desde los inicios de la humanidad una

continua búsqueda por la estabilidad de la calidad de vida del ser humano.

Sobre estos debates debo enunciar una experiencia que pude vivir en la

formación de una Red Productiva basada en el Fríjol; La siembra y

procesamiento de este grano, pensé en este momento, que solo era lanzar una

semilla en la tierra y recoger su fruto en el tiempo de su cosecha, pero nunca

me imagine lo que ello significaría para los productores y los consumidores.

Los primeros, con las mejores técnicas enseñadas por los cuerpos de

ingenieros del Ministerio de Ciencia y Tecnología, hizo que el rendimiento por

metro cuadrado se incrementara, con lo cual, las nuevas intenciones de los

productores era producir nuevas alternativas de consumo de este producto,

además de hacer las tan ricas y conocidas “sopitas” , ellos me enseñaron que

se podía hacer atoles y otras bebidas, y por otro lado, algunos estudios

recientes nos demostraron que la utilización de una fina harina de fríjol para

producir Pan, podía reducir hasta el 20% en el consumo de Trigo, con el por

supuesto impacto, en el precio del preciado alimento y la utilización de las

divisas de la nación en dólares.


Con ello me pudieron enseñar la capacidad productiva del campesino y las

diferentes formas de comercializar el producto en pro de la eficiente cosecha

del Fríjol; pero por si fuera poco, al no recibir suficiente apoyo de los entes del

Estado, los mismos se vieron obligados a almacenar y a vender al mejor postor

su producción, creando el des estimulo a la producción nacional, hecho que

persiste en las nuevas organizaciones de desarrollo endógeno creadas para la

sustentación de la Familia Venezolana.

De ello se desprende las definiciones connotativas de la responsabilidad social

del empresariado moderno, por cuanto sugiere el compromiso de todos los

integrantes de la unidad productiva. Por tal razón, el desagregar las diferentes

inquietudes del colectivo conducen al aseguramiento de tres aspecto que toda

empresa debe cumplir; la primera es una actitud empresarial socialmente

dispuesta, la segunda es socialmente competente y la tercera es socialmente

inteligente. Estas tres actitudes permiten tener una organización con el

compromiso de la responsabilidad socialmente empresarial más allá que una

actitud filantrópica, donde las desigualdades e injusticias sociales impiden el

desarrollo socialmente armónico.

La felicidad colectiva pasa por reformar la superestructura, con lo cual, las

condiciones legales y constitucionales persiguen establecer las nuevas

relaciones de producción en la comunidad que se vea afectada; por esta razón,


los nuevos modelos socio económicos de una nación estarán siempre sujeto a

las relaciones entre los hombres y los medios con que se generan los productos

y servicios necesarios por la sociedad. En el campo de los cambios sociales y

económicos se hace necesario comprender los diferentes elementos

relacionados al sistema que permite el funcionamiento del desarrollo social. Es

a partir del conocimiento sistémico, en el marco del desarrollo social, que

debemos conceptualizar los argumentos pertinentes a procesos sustentables y

sostenibles, factores de relaciones laborales, objetivos de crecimiento,

características, y dimensiones éticos, culturales y tecnológicos.

En este sentido, el trabajo aquí presentado sobre “La Economía Comunal”

precisa con gran atino el tema del desarrollo endógeno en el contexto

Macroeconómico, manejando variables relativas al factor laboral, como

objetivo fundamental del desarrollo social endógeno; variables que vienen a

dar respuesta a la condición social de la producción comunal para el sustento

de sus miembros, sin perjuicio de los medios utilizados de propiedad colectiva.

Un modelo es la expresión y composición de un sistema socio organizacional, el

cual permite explicar los eventos en una situación ideal del comportamiento de

sus miembros y la sociedad.


El caso particular del modelo utilizado en el presente trabajo, posee un

planteamiento hipotético, pertinente al manejo de las restricciones

Gubernamentales y la presentación de nuevos parámetros de organización de

la fuerza laboral, con el propósito de dignificar la labor de quienes ofrecen

dicha fuerza.

Entre las diferentes relaciones de trabajo señaladas por sus autores se

encuentran las Empresas de Producción Social, como expresión fundamental

requerida para interconectar los diferentes factores de la producción, y

completar la creación de las redes productivas para interrelacionar el sistema

de distribución de la riqueza y elevar las condiciones de vida de la fuerza

laboral.

En lo conducente al proceso de desarrollo endógeno, el crecimiento de las

actividades socio-productivas, que junto a los cambios tecnológicos, permiten el

proceso de descentralización de las localidades y la propiedad de los medios de

producción, el desarrollo territorial de las comunidades y uso de los medios de

producción son fundamentalmente con que cuentan los ciudadanos para el

desarrollo de su calidad de vida.


Finalmente, el trabajo aquí presentado pretende demostrar de forma científica,

como las nuevas organizaciones empresariales, las políticas sociales y

económicas del estado, los incentivos a la producción y los cambios

tecnológicos, pueden ser los elementos fundamentales para producir el

desarrollo local y endógeno precisado por la nación.

ECON. VALMORE JOSE LUGO GARCIA


INTRODUCCIÓN GENERAL.

La noción del Desarrollo Endógeno tiene su alfa en profundos debates respecto

a la acepción del desarrollo; a partir de estos choques de carácter

epistemológicos fue configurándose, creándose, desenvolviéndose a la luz de la

construcción científica a entrelazar un compendio de teorías que dan sustento,

base y articulación a esta propuesta.

Desde “NUESTRO FUTURO COMUN” aportado por la Comisión

BRUNDTLAND en 1987, la postura del desarrollo debe ser sostenible y

sustentable en la cual se asigna un cambio en la asignación de los recursos

escasos con múltiples usos.

La teoría del desarrollo local, planteara un espectro de estrategias formuladas a

partir de realidades comunidad adentro, para potenciar las posibilidades

albergadas en el núcleo mismo de pequeños territorios, la gran mayoría de las

veces excluidos de las políticas oficiales que al traste han desarticulado la

entidad comunal.

A estas alturas de la civilización seria craso error cimentar la construcción

teórica del conocimiento del desarrollo endógeno en los clásicos del marxismo.
Esta corriente teórica que forma una herencia socialista, necesaria pero no

suficiente ni única, constituyo en todo caso una elaboración a partir de las

luchas obreras del siglo XIX y un conocimiento social, económico y político que

oriento los intentos de transformación del siglo XX, en un horizonte histórico que

compartía la visión de una sociedad industrializada, de masas y, naturalmente,

urbana.

En esta perspectiva histórica la naturaleza es concebida como un recurso a ser

explotado o dominado por la inteligencia y el trabajo humano, para lo cual la

tecnología establecía algo desmaciado importante.

Visto así el Socialismo consistía esencialmente en la articulación del desarrollo

técnico y nuevas formas políticas de la organización social. Mas allá en

nuestras vertientes del acontecer histórico la propuesta de un Socialismo

Bolivariano, alimentado sin duda por la corriente marxista pero nutrida por la

evidencia empírica del Socialismo indo-Venezolano, del mismo texto de las

sagradas escrituras, y en las múltiples ideas de Bolívar, Rodríguez, Abreu de

Lima y Mariategui. En esta senda no tenemos duda alguna habrá de

conectarse las propuestas Socialistas y Endógena.

Mas luego; no fue sino bien entrado el siglo XX que se ponen sobre la mesa de

la reflexión asuntos como el impacto ambiental de las tecnologías industriales,

la relación entre el tamaño de las unidades productivas y las posibilidades de

realización humana, los valores éticos, tales como la solidaridad, la


complementariedad, la cooperación, la equidad, la reciprocidad y

sustentabilidad entre otros; asociados a modelos de desarrollo, y la relevancia

de la confianza mutua y la comunicación en la consolidación de modos

asociativos de producción.

Desarrollar es des-arrollar, es decir; permitir que lo que esta oculto sea

desplegado. Pero, ¿Qué es lo que se despliega cuando se trata del hombre? Si

reconocemos al hombre como una construcción histórico-cultural, entonces lo

que se despliega no es un objeto previamente determinado ni las condiciones o

potencialidades de una naturaleza especifica del hombre. En realidad, lo que se

despliega, lo que se desarrolla, son las potencialidades del quehacer social.

El desarrollo endógeno es una alternativa frente al desarrollo neoliberal

decadente cuya mayor consecuencia los muertos por hambre, de gobiernos

despóticos implantados para resguardar los intereses de los grandes capitales

transnacionales y las empresa maquiladoras, de la implantación de una cultura

como consecuencia del mercado y de la manutención estructural, lo cual es la

vía para perpetuar el flujo racional del mercado activando los mecanismos mas

sutiles y talentosos de alineación al colectivo.

Entonces, un grupo de economistas, sociólogos y planificadores se aplicaron en

plantearse formas alternativas a la importación de capitales, a la flexibilización

de las relaciones de trabajo, al dominio absoluto del capital transnacional, a la


reducción del estado a un gendarme de los intereses de los pocos más ricos

contra los muchos más pobres, a escala planetaria.

El desarrollo endógeno es mas bien una guía practica, con elementos

sistematizados para lograr cubrir las necesidades de la gente, inventar

tecnologías baratas, suaves y limpias que no dañen el ambiente.

Lo que propone el desarrollo endógeno es la posibilidad de aprovechar las

oportunidades y las fortalezas de los recursos, habilidades, conocimientos,

tradiciones, de una localidad, de una etnia, de una comunidad, para realizar

negocios, producir bienes o prestar servicios.

Todo ello, en formas asociativas de producción, cooperativas, pequeñas

empresas, iniciativas comunitarias de distribución y servicios, autogestión; en

síntesis todo lo que significa darle poder al pueblo, a la gente, al colectivo.

Este modelo traducido en estrategias de carácter endógeno para crear

unidades de producción, servicio, distribución y comercialización comunitaria

habrá de servir y estar al servicio del objeto y sujeto que transforma su dura

realidad, habrá de permitir mas allá de su emancipación un desarrollo integral e

integrador de su propio entorno, en colectivo; arraigando su noción

antropocéntrica de que el planeta fue hecho para el hombre y no para el

planeta.
El desarrollo no lo hace nadie sino las personas en su individualidad y en su

sociabilidad. Ni el estado ni el capital, ni el sector privado, ni el público pueden

producir el desarrollo de las personas; tan solo pueden crear las condiciones del

entorno.

El desarrollo local es un proceso endógeno observable en pequeñas unidades

territoriales, capaz de generar dinamismo económico y mejoría en la calidad de

la vida.

El papel de los actores y de su identidad en una visión sociológica; destaca tres

dimensiones, la económica, la socio-cultural y la político-administrativa;

enfatizando así mismo el esencial papel de la INNOVACION. La interrogante

es: ¿Para que las EPSC? En nuestra modesta perspectiva es en definitiva para

generar en un territorio dado las condiciones del entorno, permitiéndole a los

seres humanos potenciarse a si mismo y lograr un desarrollo humano integral.


I.- LA DEMANDA DE DINERO EN VENEZUELA, PERIODO 1984 –

2006: ANÁLISIS ECONOMÉTRICO.

Para realizarlo, previo al planteamiento y análisis del modelo propuesto para

ello, decidimos recabar información teórica respecto a las diferentes teorías que

han explicado la demanda de dinero; en este sentido desarrollamos la siguiente

síntesis.

II.- SINTAGMA GNOSEOLÓGICO SOBRE TEORÍAS DE LA


DEMANDA DE DINERO.

Históricamente ha quedado evidenciado, que la economía se ha preocupado

por estudiar el dinero, y la influencia de esta variable sobre el comportamiento

de la actividad real. “Los clásicos liberales, plantea Maza Zavala (1966) desde

Adam Smith hasta Arthur C Pigou, consideraban que las relaciones monetarias

forman una cubierta, un velo que se extiende sobre las relaciones económicas,

sin afectarlas; pero cumplen con la útil función de facilitar las transacciones

entre los sujetos económicos.”

Los mercantilistas del siglo XVII-XVIII sostenían que la riqueza de un país

dependía de la cantidad de oro que poseía el país. Los clásicos creían que

tanto el volumen de las transacciones que se realizan en la economía, como la

velocidad de circulación del dinero (V) dependían de aspectos tecnológicos e


institucionales, lo cual hacia suponer que los valores de equilibrio de ambas

variables eran relativamente constantes.

Por su parte Carlos Marx en su obra El Capital, aun cuando no desarrolla una

teoría de la demanda de dinero como tal, explica en el dinamismo de la

economía capitalista una función del dinero que califica de atesoramiento y otra

de medio de pago en el proceso de circulación.

En su función de atesoramiento; dice: “en cuanto comienza a desarrollarse la

circulación de mercancías, comienza a desarrollarse también la necesidad y la

pasión de retener el producto de la primera metamorfosis, la forma trasfigurada

de la mercancía, o sea su crisálida dinero.

Ahora, las mercancías se venden, no para comprar con su producto otras, sino

para sustituir la forma mercancía por la forma dinero. De simple agente

mediador del metabolismo, este cambio de forma se convierte en fin supremo.

La forma enajenada de la mercancía tropieza con un obstáculo que le impide

funcionar como su forma absolutamente enajenable, como su forma dinero,

llamada constantemente a desaparecer. El dinero se petrifica, convirtiéndose en

tesoro, y el vendedor de mercancías en atesorador”.


Luego Marx, explica cuando observa el proceso circulatorio de la economía

capitalista, en los tiempos de la revolución industrial, que el dinero tiene otra

función la cual denomina como medio de pago. “Pero al desarrollarse la

circulación de mercancías, se interponen una serie de factores que separan

cronológicamente la venta de una mercancía de la realización de su precio.

Bastara con que apuntemos, entre estos factores; los más simples. Unas

clases de mercancías requieren más tiempo que otras para producirse. La

producción de ciertas mercancías es inseparable de diversas estaciones del

año. Unas mercancías surgen en el mismo sitio en que tiene su mercado, otras

tienen que emprender, para encontrar mercado, un largo viaje…..Por tanto ,

unos poseedores de mercancías pueden actuar como vendedores antes de que

los otros actúen como compradores. A fuerza de repetirse las mismas

transacciones entre las mismas personas, las condiciones de venta de las

mercancías se ajustan a sus condiciones de producción”. “Uno de los

poseedores de mercancías vende mercancías que ya existen, mientras

que el otro compra como simple

representante del dinero, o como representante de un dinero futuro. El

vendedor se convierte en acreedor, el comprador en deudor, se desplaza; el

dinero asume una función distinta. Se convierte en medio de pago”.


Y prosigue Marx refiriéndose al Dinero en su análisis de la esfera circulatoria

que: “en todo periodo concreto del tiempo del proceso de circulación, las

obligaciones liquidas representan la suma de precios de las mercancías cuya

venta las ha provocado. La masa de dinero necesario para realizar esta suma

de precios depende; ante todo, del ritmo circulatorio de los medios de pago”.

Por lo cual de algún modo postula Marx que la demanda de dinero va estar

condicionada por el proceso circulatorio de las mercancías, o en términos de la

teoría cuantitativa del dinero pura de los clásicos por la velocidad del dinero (V),

factor este de algún modo condicionado por el nivel de actividad de una

economía.

Los clásicos postulan que las variaciones en el nivel de precios son

proporcionales a las variaciones de la cantidad de dinero, vale decir establecen

una relación directa entre el nivel de precios y la cantidad de dinero. La teoría

cuantitativa del dinero, consistía en ser “una teoría de la determinación general

de los precios y enfatizaba el papel de la oferta de dinero y no de la demanda,

aunque ya se había reconocido la necesidad de los agentes económicos de

poseer tenencias de dinero. (Fisher, 1911)”.

Por su parte en la escuela de cambridge consideraron “que el concepto de

demanda de dinero tuvo su origen en la teoría de saldos reales en donde la

distinción entre oferta y demanda de dinero fue esencial en las cuestiones


monetarias”, esos elementos fueron aportados por Marshall y posteriormente

por Pigou.

La teoría de la demanda de dinero de la escuela de Cambridge consiste “en

que la razón principal por la cual los individuos optan por tener una cierta

fracción de su riqueza en forma de dinero era la facultad que tiene el dinero

para llevar a cabo transacciones”. Aquí se observa un punto de coincidencia

por los clásicos y entre ellos Marx así como el aporte que realizan los

representantes de la escuela de Cambridge; al sostener un motivo

transaccional para demandar dinero.

De tal forma que la gente prefería mantener saldos monetarios ya que tiene la

facultad de actuar como medio de pago, la existencia de costos de

transacción en el intercambio y la necesidad de los agentes económicos de

enfrentar contingencias de gasto. Afirman que “entre mayor sea el volumen de

transacciones que los individuos desean o deben realizar, mayor será la

cantidad de dinero demandada por estos”.

Posteriormente se creía que existía una relación estrecha y estable entre la

riqueza, el nivel de transacciones y el ingreso de los individuos, lo que llevó a

reformular la teoría cuantitativa, la ecuación de cambio (MV = PT), se

interpretaba como “una ecuación de demanda de dinero expresada en términos

de valor nominal del ingreso y no del valor de las transacciones, esto ultimo,
junto con la condición de equilibrio entre las cantidades de dinero ofrecidas y

demandadas y a los supuestos de que los valores de equilibrio de la velocidad-

ingreso de circulación y del nivel de ingreso real eran relativamente constantes,

daba también por resultado una teoría sobre la determinación del nivel general

de los precios”.

Luego, Keynes en el periodo de 1930 a 1936, desarrolló la teoría de la

preferencia por la liquidez, lo que significa que en adición a la demanda

motivada por la necesidad de realizar transacciones, existe de igual manera una

demanda especulativa de dinero, lo que traslada a Keynes concluir “que las

variaciones en la tasa de interés forma un determinante de los cambios en la

cantidad de dinero demandada”. La teoría de la preferencia por la liquidez dice

que, “el tipo de interés se ajusta para equilibrar la oferta y demanda de dinero.

“La función de la preferencia por la liquidez es L1 (Y) + L2 (r), y muestra que la

demanda de saldos efectivos reales, ante una baja de los precios reduce la

preferencia por la liquidez en términos reales y sí aumenta la demanda de

bonos, lo que hace es bajar la tasa de interés”. De ahí que la curva de demanda

de dinero tenga pendiente negativa. Keynes prosigue en su análisis planteando

que “donde los tenedores de bonos pueden experimentar ganancias y perdidas

de capital en el valor real de su riqueza cuando varié el valor de mercado de

dichas tenencias, lo cual ocurrirá cambios inesperados en las tasas de interés”.


Estos individuos pueden evitar perdidas de capital en sus tenencias de bonos

manteniendo su riqueza en efectivo, lo cual tiene el inconveniente de que

estarían renunciando al costo de oportunidad ofrecido por los bonos y a la

posibilidad de obtener ganancias de capital. Ahora bien, “si la tasa de interés

fuese constante, los bonos serian preferidos al dinero como la mejor forma de

mantener riqueza, por el simple hecho de que los bonos pagan un cierto

rendimiento”.

Si eliminamos el supuesto de que la tasa de interés es constante, es claro, que

sí los tenedores de los bonos anticipan una reducción futura en la tasa de

interés, “estos seguirán prefiriendo mantener su riqueza en forma de bonos”,

debido a que el aumento resultante en el precio les produciría una ganancia de

capital. Por el contrario, “si los tenedores de bonos esperan mayores tasas de

interés en el futuro, entonces preferirán mantener su riqueza en efectivo”.

Siendo este el caso, Keynes concluyo: “que si los agentes consideran que el

nivel actual de las tasas de interés es anormalmente más alto, estos tendrán un

incentivo para preferir la tenencia de bonos a la de dinero debido a que la

reducción esperada en las tasas de interés induciría a un aumento en el valor

de la riqueza”.

Keynes planteo la teoría de la preferencia por la liquidez en términos de tasas

de interés esperado en el futuro, lo que finalmente lo llevaría a considerar


también al nivel actual de las tasas de interés como otro determinante de la

demanda de dinero. Keynes añadió para explicar el motivo transacciones de la

demanda de dinero, “la necesidad de los agentes económicos de contar con un

activo que les permitiera cerrar la brecha entre sus ingresos y gastos”.

También hizo referencia al denominado motivo precaución donde sostiene: “la

conveniencia del dinero como un activo que permite a sus tenedores enfrentar

fácilmente contingencias inesperadas de gasto.”

Luego; los modelos desarrollados por Baumol y Tobin, se basaron en la teoría

de optimización de inventarios, formularon modelos “que permitieran apreciar y

formalizar la relevancia de las tasas de interés y otros factores, como las

practicas de pago y la existencia de costos de transacción, en la determinación

de la cantidad de dinero demandada”.

Aunque ambos modelos consideran a la tasa de interés como el costo de

oportunidad de las tenencias monetarias, en realidad se trata de una teoría que

enfatiza la importancia del motivo transacciones, lo cual permitió definir con

mayor claridad el tipo de consideraciones y variables que explican este

segmento de la demanda de dinero.


Estos modelos, consideran “a un individuo que recibe ingreso una sola vez en

un determinado periodo de tiempo y que puede mantener el sobrante de sus

ingresos sobre sus gastos corrientes en la forma de dinero u otro activo. En la

versión más simple, el elemento central que motiva a los individuos a mantener

cierta fracción de su riqueza en efectivo es la falta de sincronía entre el

momento en que se reciben los ingresos y aquellos en que deben realizarse los

pagos”.

En este modelo la persona incurre en dos tipos de costos: 1). El costo de

convertir los bonos u otro activo financiero menos liquido en efectivo. 2).

El costo de oportunidad al que renuncia el individuo al optar por mantener parte

de su riqueza en forma de dinero.

El primer costo crea un incentivo para que estos mantengan parte de su riqueza

en la forma de dinero. El costo de oportunidad en términos de intereses a los

que se renuncia con la conversión de bonos a efectivo crea un incentivo para

que los individuos economicen en sus tenencias monetarias.

“El problema que enfrenta el individuo consiste en determinar la frecuencia de

las transferencias de su riqueza de bonos a dinero que le permita maximizar

sus ingresos por intereses derivados de la tenencia de esos instrumentos, una

vez descontados los costos de transacción”.


La demanda de dinero que resulta de estos modelos postula “que la cantidad

optima de tenencias monetarias depende del flujo de ingresos que se obtiene

para cierto periodo de tiempo, de los costos de transacción y del nivel de la tasa

de interés que devengan los activos distintos al dinero”.

Otras exposiciones modélicas sobre la demanda del dinero; como MILLER Y

ORR (1966), “desarrollaron una versión estocástica del modelo de inventarios,

en la que hay la incertidumbre con respecto a la frecuencia de ingresos y

pagos. La cantidad de tenencias monetarias fluctúa en el interior de la banda y

las conversiones de bonos a dinero o viceversa, ocurren cuando dichas

tenencias alcanzan los límites de la banda”. Este modelo fusiona los motivos

transacciones y de precaución de la demanda de dinero, además de que se

obtiene el resultado de que la variable de escala apropiada en la demanda de

dinero es la varianza promedio de los flujos de efectivo y no el nivel de estos.

AKERLOF Y MILBOURNE (1980), “hicieron extensiones a este enfoque de la

demanda de dinero y destacaron la importancia de los cambios en las reglas de

la conversión de los bonos u otros activos financieros a dinero sobre la

determinación de la velocidad de circulación”.

Ahora para Milton Friedman y los monetaristas: “postulan la demanda de dinero

y el objetivo de estabilización monetaria mediante la oferta de dinero (M),

proponiendo que el aumento de ella sea una tasa constante en función de


ciertos parámetros, lo cual permite el control de la inflación”. Pero en específico

para Milton Friedman la demanda de dinero estará determinada entre otros

factores por los bienes raíces, bienes durables, precio de bonos y acciones y la

tasa de interés. Considera que el dinero es una mercancía más por lo cual

habrá de dársele el mismo tratamiento de análisis que se aborda respecto de

todas las mercancías.

Pero nos corresponde, examinar la demanda de dinero; en cuya dinámica no

esta inscrita en el espacio que ocupa la oferta monetaria; la cual esta controlada

hasta cierto punto por la política monetaria e incluso la fiscal.

Según Maza Zavala: “el dinero es un activo del publico (personas naturales y

jurídicas), incluso del gobierno.

El dinero como activo, su tenencia depende de la utilidad real que pueda

proporcionar para el consumo, el ahorro y la inversión”.

En este análisis solo nos ocupa la demanda de dinero nacional.

El estudio se ocuparía pues, de verificar los efectos de un conjunto de variables

que tienen o deben tener una incidencia significativa sobre las aptitudes o

motivaciones de los agentes económicos, para demandar dinero.


III.- Modelo econométrico para explicar la demanda de dinero.

Originalmente su construcción fue motivada por los diferentes factores o

variables que a lo largo de la historias; diversas corrientes del pensamiento

económico, como economistas y escuelas plantearon para explicar este

fenómeno estudiado por la ciencia económica; debido principalmente a sus

implicaciones sobre la economía real y este sobre la dinámica del mercado de

trabajo.

Por lo tanto solo tomamos en consideración las variables que mas explican

nuestra variable endógena, además de considerar desde la perspectiva

estadística un conjunto de índices, indicadores o coeficientes que le dan validez

al modelo.

Nuestro modelo econométrico, propuesto es entonces:

L = a + b*PTB + c*IPC + d*R

Donde:

L = Demanda de dinero

PTB = Producto interno bruto

IPC = Índice de precios al consumidor


R = Riqueza

a,b,c y d = Son los Parámetros que miden la sensibilidad de cambio de las

variables explicativas sobre la demanda de dinero.

La estimación de una función de demanda de dinero teóricamente coherente y

empíricamente consistente es de vital importancia para un programa de

políticas monetarias y fiscales.

El objeto de la investigación como parte de este análisis sobre la demanda de

dinero o saldos reales de la economía venezolana, tomando como base la

información recopilada y ordenada del periodo 1984-2006; arranca por la

definición de M1 (Circulante: Monedas y Billetes), como de M2 (M1 mas

Depósitos bancarios a plazos y M3 que incluye a M2 o también conocida como

liquidez ampliada.

La importancia concebida en este estudio se centra en la verificación y

determinación del conjunto de variables macroeconómicas que son explicativas

de las variaciones que se producen en la demanda de dinero; vale decir

encontrar la proporción de la variación de esta respecto de aquellas que mejor

explican su comportamiento; aptitud esta que corresponde a diversas

motivaciones por parte de los agentes económicos.


En este particular las apreciaciones del profesor Maza Zabala, quien infiere que

si “la demanda de dinero fuese una variable determinada por el nivel de las

transacciones corrientes de la economía -incluida la demanda para inversión de

reposición de activos- y las expectativas habituales o institucionales que se

identifican con la previsión o la precaución, tendría una estabilidad relativa, lo

cual permitiría mediante el control de la oferta monetaria; el equilibrio

monetario”.

En este sentido; nos planteamos la siguiente interrogante, la cual pretendemos

dar respuesta en el curso de la investigación.

¿En que medida los efectos del valor global del producto (PIB), el índice de

precios al consumidor (IPC) y el valor real de la riqueza (R), determinan las

diferentes motivaciones de los agentes económicos para demandar dinero (L)

en el proceso de cambio de la economía venezolana en el periodo 1984-2006?

Para dar respuesta a esta interrogante se construyo la correspondiente tabla de

datos, cuya fuente el Banco Central de Venezuela (BCV) y el Instituto Nacional

de Estadísticas (INE), a precios constantes del año base 1997 y, realizando con

estos la regresión correspondiente se obtuvieron los siguientes resultados:

L = 65431,6 -0,84571741 * (R) +0,63443293 (PIB) -1585,88 * (IPC)


Uno de los aspectos que se deben tomar en cuenta a la hora de formular un

modelo econométrico tiene que ver con el hecho de que se consideren las

variables explicativas, relevantes o significativas. De esta manera debemos

asegurar que la selección de las variables sean las que mas contribuyan a

explicar el comportamiento de la variable endógena; en nuestro modelo de

demanda de dinero o saldos reales.

En este sentido y apoyados en el valor adquirido por el coeficiente de

determinación que resulto ser de 0,9976%; lo cual significa que la demanda de

dinero en Venezuela viene explicada en un 99,76% por el núcleo del modelo,

dejando apenas un 0,24% a las variables no incluidas. En nuestro caso el

núcleo del modelo esta constituido, por: La Riqueza, El Índice de precios al

consumidor y El producto interno bruto.

Además se obtuvo un coeficiente de correlación múltiple de 0,9988 lo cual

significa en nuestro caso, que el mismo se acerca a uno (1), permitiendo

considerar en primer lugar que el modelo explica acertadamente el

comportamiento de las variables independientes o explicativas, y en segundo

lugar que la relación entre ellas es lineal.


En el proceso de estimación del modelo, no solo hay que tener cuidado de

haber seleccionado muy bien las variables explicativas, para lo cual se toman

en cuenta las teorías relacionadas con el fenómeno en estudio, sino además,

que los valores observados representen el sentido teórico de la variable

seleccionada, es decir; que no existan errores de observación. En este caso, las

observaciones fueron tomadas de las publicaciones del Banco Central de

Venezuela y del Instituto Nacional de Estadísticas, por lo cual se presume que

los errores de observación están minimizados al provenir de las fuentes

oficiales.

Al estimar el modelo, los valores de los parámetros representan un indicador de

mucha importancia al momento de explicar el fenómeno en estudio, pues en

base a ellos se determina la forma y el grado de influencia de cada variable

explicativa.

En función a los resultados de las estimaciones obtenidas se logran las

siguientes características:

1.- Cada 1% de aumento en la Riqueza ocasiona una disminución de

10.905.804 MMBs sobre la demanda de dinero por lo que el motivo

especulación no se expresa como lo determinante en la aptitud de demandar

saldos reales, en este periodo.


2.- Cada 1% de aumento en el PIB, ocasiona un aumento de 20.816.722 MMBs

en la demanda de dinero por motivos transacionales.

3.- Cada 1% de aumento en el IPC, origina una disminución en la demanda de

dinero de 19.030,56 MMBs, por lo que en nuestro modelo tampoco se cumple la

motivación precautivativa en la demanda de saldos reales.

De esta manera logramos determinar no solo cual es el impacto en la demanda

de dinero como consecuencia de los cambios en las variables explicativas sino

además determinar el tipo de motivo que mueve a los agentes económicos

asumir la aptitud de demandar saldos reales.

Para el periodo 1984-2006, la demanda de dinero o de saldos reales ha estado

explicada por un fuerte motivo transacional lo que pone de manifiesto de que en

la medida que crece el producto se eleva la demanda. Este resultado nos llama

a revisar la forma como se distribuye esta riqueza que genera nuestra

economía encontrando que la tendencia se mantiene a favor de los dueños o

perceptores de Renta en con un 60,4% Vs un 39,6% entre los años 1984 y

1998 pero entre los años 1999 y 2006 la proporción resulto ser de 60,8% contra

39,2%. Esta distribución que consideramos no equitativa o injusta responde a

las condiciones estructurales de la economía venezolana y su grado

mercantilista de los medios de producción observándose claramente el tipo de

relaciones sociales que se orientan mas hacia un modelo productivo capitalista.


Partiendo de estas conclusiones, la propuesta se centra en profundizar la

aplicación de instrumentos de política monetaria para aminorar los efectos que

la liquidez presente en la economía reduzca sus efectos sobre el aparato

productivo interno, además de reducir paulatinamente las importaciones a fin de

aumentar la tasa de empleo y seguir en la senda de un crecimiento económico

sostenido.

IV.- La ocupación en Venezuela. Periodo 1984 – 2006: Un

Análisis econométrico.

El desempleo es una preocupación insoslayable de las autoridades y del pueblo

en general. El desempleo conlleva a una dilapidación de recursos humanos que

de otro modo podrían estar produciendo bienes y servicios para satisfacer las

necesidades de la sociedad. Al mismo tiempo puede significar extrema miseria

personal para los trabajadores cesantes y es, en consecuencia, una

preocupación social fundamental.

He aquí la importancia de este trabajo de investigación, el cual se propone por

un lado indagar las causas que fundamentan o explican la reproducción de

empleo en la economía y por otra parte la justificación de nuestra propuesta que

descansa en la profundización de la política social generando un modelo de

estrategias para crear empresas de producción social comunitarias hacia la


generación de empleo productivo y estable en las localidades pobres o

excluidas del sistema capitalista.

A pesar de que existe consenso en cuanto a la gravedad del desempleo para la

sociedad, no existe consenso respecto a las causas que lo originan como

tampoco los decisores políticos se han puesto de acuerdo en cuanto a las

posibles soluciones.

Hablando en general – y dejando a un lado los tipos híbridos que son muy

comunes en nuestros tiempos debido al desarrollo intelectual, económico, etc.

Que hacen que las teorías vayan modificándose y adaptándose a las nuevas

condiciones- se ofrecen tres explicaciones del fenómeno del empleo: las

neoclásicas, las keynesianas y las marxistas.

V.- Sintagma Gnoseológico sobre las teorías de la Ocupación. :

Para Smith; solo esboza el problema del empleo en el contexto de su teoría

del salario, no constituyendo objeto específico de su investigación. Para Smith

existe una estrecha relación entre la variación del salario y el empleo, lo cual

puede sintetizarse en las siguientes afirmaciones:

1. Los salarios varían en proporción inversa a lo grato del empleo.


2. Los salarios varían en proporción directa al costo de su aprendizaje

como la educación en las artes y en las profesiones liberales, aun es

más largo y costosa.

3. Los salarios varían en proporción inversa a la continuidad del empleo

(ningún otro trabajo es más fácil de aprender que el del albañil). Su

compensación es la eventualidad del empleo.

Luego, Ricardo tenía plena conciencia de que con el desarrollo de las

máquinas estas sustituirían al hombre como mano de obra, es decir, con la

incorporación de las máquinas al proceso productivo el nivel de mano de obra

necesaria sería menor, pero a la vez creía que esa mano de obra sustituida,

encontraría trabajo más adelante, aunque en los primeros momentos le traería

sus inconvenientes.

Si el capitalista, “al utilizar las nuevas maquinarias logra obtener el ingreso neto

usual, estará estimulado a aumentar la demanda de trabajo y por tanto, se

incrementará la producción”. Esta es la ocupación eminentemente burguesa;

reconoce las contradicciones entre obreros y terratenientes al admitir el

empeoramiento de la situación de la clase obrera, pero en todo momento los

obreros no pueden resolver ellos mismos su destino.


Teoría neoclásica del empleo:

Los neoclásicos le otorgan un papel fundamental al mercado, pues lo

consideran el mejor distribuidor de los recursos. Según la teoría de la

competencia del laisser-faire, el paro se debe, bien a una interferencia del

gobierno en el libre juego de las fuerzas del mercado, o generalmente, a

prácticas monopolísticas. Solo con que el gobierno se abstuviera de intervenir

en los asuntos económicos mediante la legislación social, los subsidios, los

derechos arancelarios, etc. y abandonara el campo a la iniciativa privada y a la

libre contratación en el mercado, se aseguraría automáticamente un alto nivel

de ocupación. (Oxford. U, 1948)

Reducido a su expresión teórica: el paro existe porque los salarios son

demasiados altos, este nivel, indebidamente alto se mantiene por las prácticas

monopolísticas de los sindicatos obreros, e indirectamente por el sistema de

distribución que garantiza un nivel mínimo.

Si se suprimieran estas restricciones, la competencia obligaría a los salarios a

descender hasta el nivel en que resultara provechoso para los empresarios

emplear más trabajo.

Pigou, contemporáneo con Marshall, tiene varias obras, dentro de las que

destaca “La Teoría del empleo”, donde desarrolla lo que se ha considerado la


teoría neoclásica de la ocupación, que no es más que la teoría del empleo

voluntario, la que explica a través de la ley de los rendimientos decrecientes de

los factores de la producción, principalmente del trabajo.

Este esboza que la relación entre el nivel de ocupación y el salario real es

inversamente proporcional, lo que quiere decir que a media que aumente el

salario real, menor será el nivel de ocupación y viceversa.

Para Keynes, la teoría de la ocupación del profesor Pigou “…es la única

descripción detallada que existe de la teoría clásica de la ocupación” (Keynes,

1976, Pág. 21), donde su esencia está dada por las formas de aumentar la

ocupación.

De manera general la teoría neoclásica del empleo parte del equilibrio en el

mercado de trabajo (gráfico 1), pues plantea que el nivel de empleo es

determinado mediante la igualdad de la demanda de trabajo (DL) y la oferta de

trabajo (OL). Ambas curvas expresan una relación entre los salarios, los precios

y el empleo.
Grafica Nº 1. “Equilibrio en el mercado de trabajo”

La curva de demanda de trabajo (DL) es decreciente, lo que significa que a

medida que disminuya el salario real (W/p) aumentará la cantidad demandada

de trabajo. La curva de oferta de trabajo (OL) es creciente, pues a medida que

aumenta el salario real aumentará también la cantidad de trabajo ofertada. El

equilibrio en el mercado de trabajo se alcanza cuando DL = OL, y esto ocurre en

el punto E, donde No corresponde al nivel de pleno empleo. Fuente:

Macroeconomía. Pág. 503.

Demanda de trabajo:
La demanda de trabajo representa la parte de los empresarios en el

mercado de trabajo. Ella expresa una relación inversa entre el salario real, que

es la relación entre el salario y los precios, y el empleo, lo que puede deducirse

gráficamente por la pendiente negativa de la curva de demanda de trabajo.

Los economistas neoclásicos parten de que la ley de los rendimientos

decrecientes (Campbell et. al, 2003) se pone de manifiesto en la productividad

del trabajo, siendo esto una de las causas de que la curva sea de pendiente

decreciente.

Suponen que la productividad marginal del trabajo disminuye a medida que se

emplea más trabajadores. Existe una cantidad fija de capital por lo que al

emplear más mano de obra, corresponde a cada nuevo trabajador menos

maquinaria que a los anteriores, añadiendo menos a la producción este nuevo

trabajador que los otros trabajadores. Por tanto, el producto marginal del trabajo

es decreciente al igual que la demanda de trabajo.

Según estos economistas, en un mercado competitivo, esta es la única causa

de la pendiente decreciente de la demanda de trabajo, pues en este tipo de

mercado los precios están dados. En el caso del mercado imperfecto además

de la productividad marginal del trabajo decreciente existe otra razón, los

precios del producto, pues estos bajan a medida que aumenta la producción.
Las empresas son competitivas y por tanto, desean pagar un salario real igual

al producto marginal del trabajo.

Según lo explicado anteriormente esta curva de demanda agregada sería a

corto plazo (Dcp), porque existe una cantidad fija de capital, por lo tanto,

también puede existir una curva de demanda en el largo plazo (Dlp), donde

tanto el trabajo como el capital son factores variables.

Esta curva de demanda de trabajo a largo plazo (gráfico 2) también tiene

pendiente negativa, en este caso porque el salario provoca un efecto-

producción a corto plazo y un efecto-sustitución a largo plazo, que alteran

conjuntamente el nivel óptimo de empleo de la empresa.


Una reducción del salario de W1 a W2 eleva a cantidad de trabajo a corto plazo

de equilibrio de Q a Q1 (efecto-producción). Sin embargo, a largo plazo la

empresa también sustituye capital por trabajo, lo que produce un efecto-

sustitución de Q1Q2. Por tanto, la curva de demanda de trabajo a largo plazo es

el resultado de ambos efectos y se halla conectado, por ejemplo, a los puntos a

y c. Fuente: Campbell et. al (2003) Pág. 141


El efecto-producción también llamado efecto-escala no es más que la variación

del nivel de empleo ante una modificación del costo de producción del

empresario al variar los salarios de los trabajadores. Normalmente una

reducción del salario de los trabajadores disminuye el costo marginal del

producto, por lo que los empresarios pueden producir una unidad adicional a un

menor costo. Al aumentar la producción aumenta la demanda de trabajo.

El efecto-sustitución es la variación que experimenta el empleo debido

únicamente a una variación del precio relativo del trabajo, manteniéndose

constante la producción. En este caso el empresario decidirá sustituir algunos

tipos de capital (que es un factor variable al ser un efecto en el largo plazo) por

trabajo, el que es relativamente menos caro. La respuesta a largo plazo es

mayor que a corto plazo pues genera un mayor nivel de empleo, expresando

gráficamente en una curva de demanda de trabajo a largo plazo más elástica

que la de corto plazo.

Estos dos efectos en conjunto provocan un aumento del nivel de empleo de

mayor magnitud. Existen otros factores que aumentan más la elasticidad de la

demanda de trabajo a largo plazo como la demanda del producto, la relación

entre trabajo y capital y la tecnología.

La curva de demanda de trabajo del mercado es menos elástica que la mera

suma horizontal de las curvas de demanda de cada empresa. Por ejemplo, una
reducción de salario motiva a las empresas a aumentar su producción y el

número de trabajadores, lo que provocará un aumento de la oferta del producto,

lo que a su vez tiende a disminuir el precio del mismo en el mercado.

Precisamente el precio de producto es un factor que influye sobre la demanda

de trabajo de cada empresa, provocando un efecto contrario aunque en menor

cuantía, pues en términos absolutos el nivel de empleo aumenta pero menos

que si se sumaran horizontalmente las demandas de trabajo de cada empresa.

Oferta de trabajo:

La oferta de trabajo representa la parte de los trabajadores en el mercado

de trabajo. Esta curva expresa una relación directamente proporcional entre el

salario nominal y el empleo, si aumenta uno también aumenta el otro.

Cada individuo ofrece al mercado una cantidad de trabajo, la cual está

determinada por la distribución diaria de su tiempo (el que es fijo) entre las

actividades que realiza dentro del mercado de trabajo (trabajo) y las actividades

que realiza fuera del mismo (ocio). El trabajo también es definido como el

empleo en el cual se recibe remuneración, mientras que el ocio incluye todas

las actividades realizadas por los individuos y por las que no reciben

remuneración alguna.
Según los neoclásicos para que cada individuo distribuya su tiempo de forma

óptima entre estas actividades necesita dos tipos de información: la información

psicológica subjetiva sobre sus preferencias por el ocio y el trabajo, las que se

representa a través de las curvas de indiferencia; y la información objetiva del

mercado representada por la restricción presupuestaria. (Campbell et. al, 2003)

Una curva de indiferencia expresa diferentes combinaciones de horas de ocio

(o de trabajo) y de renta diaria, estas combinaciones son indiferentes entre sí

pues representan un mismo nivel de utilidad para el individuo. Un individuo

puede sentir satisfacción ante el trabajo, el ocio o la renta, pero para poder

obtener una cantidad mayor de uno de esos bienes debe renunciar a alguna

cantidad de otro para mantener el mismo nivel de utilidad.

Esto explica empíricamente la pendiente decreciente de las curvas de

indiferencia. Pero además de ser decrecientes las curvas de indiferencia son

convexas porque cada vez más los individuos son más reacios a cambiar una

cantidad de bien escaso por otro cualquiera, por ejemplo a medida que

aumenta su nivel de ocio, el individuo está dispuesto a renunciar a menos

cantidad de renta a cambio del ocio, el cual posee en abundancia no pasando lo

mismo con la renta. En términos técnicos la curva de indiferencia se mide por

la relación marginal de sustitución (RMS) de renta y ocio y estas suelen

diferenciarse para cada individuo pues todos no tiene los mismos gustos o

preferencias, también se pueden diferenciar por el tipo de trabajo, si este es


más agradable o no; así como de las circunstancias específicas de cada

persona, su entorno familiar, circunstancias económicas, de salud, etc.

La restricción presupuestaria muestra todas las combinaciones de renta

(bienes) y ocio que puede acceder un trabajador según su salario, bajo el

supuesto de que la única fuente de renta monetaria es el trabajo, es decir, que

el individuo no tiene ahorros acumulados ni puede pedir prestado. La pendiente

no es más que el reflejo del salario por hora.

La oferta de trabajo de un individuo es creciente y esta se puede ver afectada

por una variación de la renta o por una variación del salario.

El Efecto-renta: Se refiere a la variación del número deseado de horas de

trabajo por una variación de la renta, manteniendo constante el salario. En el

caso de una persona específica, las horas de trabajo pueden aumentar durante

un tiempo a medida que suben los salarios, pero hay un punto a partir del cual

las nuevas subidas pueden provocar una reducción de la oferta de horas de

trabajo. La curva de oferta de trabajo de este individuo es ascendente durante

un tiempo y a continuación, se vuelve hacia atrás, denominándose curva de

oferta de trabajo que se vuelve hacia atrás.

El Efecto-sustitución: Indica la variación del número deseado de horas de

trabajo provocado por una variación del salario, manteniéndose constante la

renta. Cuando suben los salarios y el ocio se encarece, es razonable sustituir


ocio por trabajo (comportándose el ocio como un bien normal). Es decir, en el

caso de una subida salarial, el efecto-sustitución lleva al individuo a desear

trabajar más horas. (Gráfico 3)

Estos efectos se pueden combinar. Si el efecto-sustitución domina al efecto-

renta, el individuo optará por trabajar más horas cuando suba el salario, lo que

coincide con la parte ascendente de la curva de oferta de trabajo que se vuelve

hacia atrás. En caso contrario, el individuo tenderá a trabajar menos horas,

correspondiendo la parte hacia atrás de la curva.

En este modelo se supone implícitamente que los trabajadores pueden elegir

individualmente el número de horas que trabajan. La curva de oferta de trabajo

del mercado es creciente e indica que los trabajadores desean ofrecer más

horas de trabajo cuanto más elevado es el salario real.

Según estas teorías, las curva de demanda y oferta de trabajo se cortan en un

punto (E), con un nivel correspondiente de factor trabajo o empleo (No) y un

nivel de salario real en equilibrio (Wo/Po). Dicho en otras palabras, en el punto

donde coincidan los criterios de utilidad, correspondientes a la demanda de

trabajo que formulan los empresarios, con los de des-utilidad (sacrificio por

trabajar), que forma la función de oferta de trabajo de los obreros, en ese punto

quedará determinado el volumen de ocupación.


Los economistas neoclásicos llegan a la conclusión de que la economía

siempre funciona en el nivel de pleno empleo.

Gráfico 3. Efecto - renta y efecto - sustitución de una subida salarial

Suponiendo que el ocio es un bien normal, el efecto-renta correspondiente a

una subida salarial siempre provoca una reducción del número de horas de

trabajo, que en esta figura es una reducción del tiempo de trabajo de h1h´2

horas. El efecto-sustitución, provocado por una subida de salario, se traduce en

un aumento de las horas de trabajo de h´2h2 horas. En este caso, el efecto-


sustitución es mayor que el efecto renta y el trabajador decide trabajar h1h2

horas adicionales como consecuencia de la subida de salario.

Fuente: Campbell (2003). Pág. 29

En la década de los sesenta los economistas llegaron a la conclusión de que el

objetivo alcanzable de la política de pleno empleo era una tasa de desempleo

del 4%. En las décadas de 1970 y 1980, muchos factores llevaron a subir esta

cifra hasta un 6% para los Estados Unidos y entre un 8 y 10% para los países

europeos. Dos de estos factores fueron el cambio de la composición de la

población activa total correspondiente a grupos que tenían elevados tasas de

paro, como los adolescentes; y que las tasas de desempleo cuando se

encontraban alrededor del 4% estaban acompañadas de unas tasas cada vez

más rápidas de inflación.

La tasa natural de desempleo es aquella tasa que corresponde al equilibrio

macroeconómico, en que la inflación esperada es igual a su nivel efectivo, es

aquella tasa a la que retornaría la economía después de una recesión o auge.

Esta tasa también es llamada tasa de desempleo de inflación estable, debe

este nombre a la teoría elaborada por A. W. Phillips.

La curva de Phillips es una relación inversa entre la tasa de desempleo y la

tasa de crecimiento de los salarios monetarios; cuanto más elevada es la tasa

de desempleo, menor es la tasa de incremento de los salarios, expresado en


otras palabras, existe una aceleración de intercambio o un compromiso entre la

inflación de salarios y el desempleo.

Este concepto fue corregido por primera vez en 1968 por Milton Friedman; de

modo independiente lo desarrolló Edmund Phepls. Ellos pronosticaron la

muerte de la curva de Phillips sencilla, planteando que esta curva podía

trasladarse a lo largo del tiempo, a medida que los trabajadores y las empresas

se iban acostumbrando a la inflación y esperaban que ésta continuara.

La proposición de Friedman y Phelps es que a largo plazo la economía se

desplazará hacia la tasa natural de desempleo, cualquiera que sea la tasa de

variación de los salarios y de los precios. El argumento se basaba en la

definición de la tasa natural de desempleo como la tasa de desempleo

friccional que es coherente con el equilibrio del mercado de trabajo. Siempre

que el desempleo esté por encima de la tasa natural de desempleo, estará

buscando empleo más gente que la que es compatible con el equilibrio del

mercado de trabajo.

Este exceso de desempleo dará lugar a que el salario real caiga, de modo que

las empresas querrán contratar a más trabajadores y habrá menos personas

que quieran trabajar, volviendo a descender la tasa de desempleo hasta volver

a la tasa natural. En el caso contrario, en que la tasa de desempleo esté por

debajo de la tasa natural, hay muy pocas personas que están disponibles para
que las empresas cubran sus puestos de trabajo tan deprisa como lo hacen

normalmente, por lo que el salario real subirá, dando lugar a que las empresas

deseen contratar a menos trabajadores y atrayendo más personas a la fuerza

laboral. La tasa de desempleo se elevará hasta volver a la tasa natural de

desempleo. Por tanto, coexiste una relación de intercambio a largo plazo entre

inflación y desempleo (Gráfico 4).

Los neoclásicos definen tres tipos de desempleo (Sachs – Larrain, 1993):

1. Desempleo friccional: es el desempleo que se debe principalmente a las

bajas voluntarias, a los cambios de trabajo y a las personas que entran

por primera vez en la población activa o que retornan a ella. Incluso

aunque una economía tuviera pleno empleo, siempre habría rotación, ya

que los individuos buscan trabajo cuando terminan sus estudios o se

trasladan de una ciudad a otra, etc. Algunos lo consideran como un tipo

de desempleo estructural.

2. Desempleo estructural: es el desempleo que forma parte de la tasa

natural de desempleo de un país este tipo de desempleo tiene muchas

características comunes con el desempleo friccional, pero se diferencian

en que es más prolongado. Por lo tanto, puede tener grandes costos

para los desempleados y suponer una pérdida considerable de

producción para la sociedad. Significa un desajuste entre la oferta de


trabajo y la demanda de trabajo, estos desajustes pueden deberse a

diferencias entre las cualificaciones necesarias para ocupar los puestos

de trabajo existentes y las que poseen los demandantes de empleo; o un

desajuste geográfico entre el lugar donde se encuentran las vacantes y

el lugar donde se encuentra los demandantes de empleo.

3. Desempleo cíclico: existe cuando hay un nivel insuficiente de demanda

agregada, lo que obliga a las empresas a suspender temporalmente el

empleo a los trabajadores o despedirlos. Cuando disminuyen el gasto y

la producción totales, el desempleo aumenta en casi todas partes. No

existe como consecuencia de las diferencias entre las tasas de inflación

esperada y efectiva. La distinción entre desempleo cíclico y otros, ayuda

a los economistas a diagnosticar la salud general del mercado de trabajo.

Existe desempleo cíclico cuando disminuye el empleo a consecuencia de

la oferta y demanda agregada, como subproducto de las recesiones y las

depresiones.
Gráfico 4. La curva de Phillips a largo plazo y a corto plazo

Con la curva de corto plazo (CP) se cría que se podía ir desde el punto A hasta el B en forma

permanente, por lo que había que enfrentar una inflación más alta a cambio de una disminución

de desempleo o mantener un desempleo permanentemente más bajo. Sin embargo, el principio

acelerador nos enseña que en el largo plazo (LP), tal “trade-off” es imposible. Cuando se

mantiene el desempleo por debajo de la tasa natural (U), la inflación no solo va a ser más alta

sino que va a ser creciente. Cuando el desempleo se mantiene por encima de la tasa natural, la

inflación caerá en forma continua. En el largo plazo no hay “trade-off” entre inflación y

desempleo. Solo la tasa natural de desempleo es consistente con cualquier tasa de inflación

estable. En otras palabras, sin importar cuál sea la tasa de inflación, el desempleo siempre tiene

que retornar a su tasa natural. Fuente: Sachs-Larrain. 1993. Macroeconomía en la economía

global. Pág. 453.


Teoría Keynesiana de la ocupación:

Keynes señala que la mayoría de los economistas habían estudiado el proceso

económico a partir de la existencia de un determinado nivel de ocupación y era

importante conocer que condiciones explicaban ese nivel de ocupación.

Para explicar las causas del desempleo se basa en el principio de la demanda

efectiva, categoría que constituye la base del modelo keynesiano y, en el

centro de ésta la propensión marginal a consumir, en donde la ley psicológica

tiene un papel fundamental, la que plantea que los hombres están dispuestos,

por regla general y como promedio, a aumentar su consumo a medida que su

ingreso crece, aunque no en la misma proporción. Por lo anterior se plantea que

en el centro de la teoría keynesiana está en la subjetividad del individuo,

demostrando la influencia del subjetivismo neoclásico.

Para Keynes el nivel de ocupación queda determinado por el equilibrio entre la

oferta global y la demanda global, es decir, donde ambas funciones se

interceptan, por lo que el desempleo quedaría resuelto cuando se cierra la

brecha donde la curva de oferta es mayor que la curva de demanda (Gráfico 5).

La demanda global expresa el nivel de ingresos y por tanto, el beneficio

obtenido por los empresarios; a su vez la oferta expresa el nivel de rendimiento


que se obtiene a medida que varía el nivel de ocupación. Mientras que la

demanda sea mayor que la oferta o los ingresos mayores que los rendimientos,

no existirá desempleo, pues los empresarios seguirán aumentando el número

de trabajadores como único factor variable para aumentar sus ingresos

(aplicando el principio de ceteris paribus).

Entonces en el punto donde la demanda es igual a la oferta, los ingresos

obtenidos coinciden con los rendimientos, por lo que es aquí donde queda fijado

el nivel de ocupación, pues después de este punto, cada unidad adicional de

factor trabajo incrementada dará rendimientos en la producción que excede el

nivel de ingresos que se pueden obtener, pues no habrá demanda en el

mercado que pueda ofrecerlos.

Por lo que si los empresarios desean seguir teniendo beneficios tendrán que

variar otros factores que intervengan en la producción como el capital, la tierra,

la tecnología, etc.

Para Keynes la brecha que determina el nivel de desempleo se elimina

mediante “el incentivo del consumo y de la inversión”, ya que al aumentar estos

componentes, aumentaría la demanda global, pues está compuesta por la

sumatoria de la demanda de consumo (D1) y la demanda de inversión (D2).


Gráfico 5. Demanda efectiva

En N1, la demanda es mayor que la oferta (D>Z), por lo que habrá un estímulo a la ocupación.

En el punto donde la demanda se iguala a la oferta (D=Z) queda fijado el nivel de ocupación,

porque este es nivel preciso en el cual las esperanzas de ganancia de los empresarios alcanzan

el máximo. N0 es el punto de la demanda efectiva. Después de ese punto (en N2), la oferta

será mayor que la demanda (D<Z), aumentado la brecha entre estas dos curvas y por tanto

aumentando el desempleo.

Fuente: Besada, R. 1981. Pág. 29

Para que haya empleo tiene que existir inversión y ésta solo se realiza si

existen ingresos. Según el esquema lógico del modelo keynesiano, con los

ingresos se pueden realizar dos cosas, consumirlos o invertirlos, donde el

consumo está dado por la propensión marginal a consumir, ya sea en bienes o

en servicios, mientras que la inversión está dada por el incentivo a invertir, que
está dado por la tasa de interés, la que a su vez está determinada por la

liquidez y la cantidad de dinero en circulación.

“...la ocupación solamente puede aumentar pari passu con un crecimiento de la

inversión, a menos, desde luego, que ocurra un cambio en la propensión a

consumir; porque desde el momento en que los consumidores van a gastar

menos de los que importa el alza de los precios de oferta total cuando la

ocupación es mayor, el aumento de ésta dejará de ser costeable, excepto si hay

un aumento de la inversión para llenar la brecha,” (Keynes, 1976, pág. 101.)

De estos planteamientos surge la implementación del modelo conocido como

keynesiano o de Estado de bienestar, que se fundamenta en la liquidación del

liberalismo y se apoya en el intervencionismo estatal, donde el Estado debe ser

un inversionista importante para animar el mercado y la economía.

Keynes propone la inexistencia de mecanismos de ajustes automáticos que

permitan a la economía recuperarse de las recesiones. Afirmaba que el ahorro

no invertido prolonga el estancamiento económico y que la inversión de las

empresas de negocios depende de la creación de nuevos mercados, nuevos

adelantos técnicos y otras variables independientes del tipo de interés o del

ahorro.
Puesto que la inversión empresarial fluctúa, no se puede esperar que pueda

preservar un alto nivel de empleo y unos ingresos estables. Keynes planteaba

que el gasto público debe compensar la insuficiente inversión privada durante la

recesión, es aquí donde el Estado juega un papel fundamental, al tomar

medidas que hagan que la tasa de interés de la esfera de la especulación sea

menor que la tasa de rendimiento en la esfera real, ya que ésta es la única que

genera empleos. O lo que es lo mismo, es necesario incrementar el nivel de

ingresos de los trabajadores, para que puedan consumir pero al mismo tiempo,

puedan ahorrar y por tanto incrementar las inversiones, partiendo del supuesto

de que el ahorro es igual a la inversión.

Esto solo se logra por la acción del Estado como agente regulador del mercado

y de la economía en su conjunto, incrementando el empleo a través de obras

públicas como carreteras, hospitales, puentes, etc. Cavar agujeros en el suelo

y volver a llenarlos de nuevo producirá, como observara Keynes, una plena

ocupación, lo mismo que la acumulación de armamentos o de equipos

industriales.

Plena ocupación es sinónimo de una economía donde solo existe un mínimo

de parados involuntarios, en tránsito a otro que ya está esperando. Keynes

introduce la categoría de desempleo involuntario.


Teoría marxista

Marx trata del problema de empleo a partir del análisis del proceso de

acumulación capitalista. La acumulación capitalista genera un proceso de

exclusión de mano de obra que tiende a formar una reserva permanente de

personas, a través de una progresiva sustitución de mano de obra por

maquinaria, lo que coincide con las ideas de Ricardo sobre la introducción de

nuevas maquinarias.

Ello posibilita frenar la tendencia alcista de los salarios, promotora de una

demanda de mano de obra que creciera al mismo ritmo que la acumulación.

Dicha reserva de mano de obra sirve como reserva en sí misma para los

períodos de expansión capitalista y a la vez como mecanismo de presión para

la baja de los salarios. La acumulación genera un excedente de mano de obra,

pero a la vez, precisa de él para continuar la acumulación: es causa y condición

de la acumulación capitalista.

Dice Marx en El Capital: “el incremento del capital lleva consigo el incremento

de su parte variable, es decir, de la parte invertida en fuerza de trabajo. Una

parte de la plusvalía invertida en fuerza de trabajo. Una parte de la plusvalía

invertida necesariamente tiene que volver a convertirse en capital variable o en

fondo adicional de trabajo. Si suponemos que, sin alterar las demás


circunstancias, la composición del capital permanece invariable (...) es evidente

que la demanda de trabajo y el fondo de subsistencia de los obreros crecerá en

proporción al capital y con la misma rapidez con que este aumente (...) la

acumulación del capital supone, por tanto, un aumento del proletariado.”(Marx,

1973, Pág. 557).

Sobre las consecuencias de este crecimiento constante de la demanda de

fuerza de trabajo tiene sobre los salarios, el autor señala: “como todos los años

entran a trabajar más obreros que el año anterior, llega forzosamente, más

temprano que tarde, un momento en que las necesidades de la acumulación

comienzan a exceder la oferta normal de trabajo y en que, por lo tanto, suben

los salarios” (Marx, 1973, Pág. 574)

Este tipo de proceso se dio efectivamente, durante los períodos de gran

expansión del capitalismo.

Los salarios tienen una relación inversa con las ganancias de los capitalistas o

empresarios, pues el aumento de los salarios genera una baja de la tasa de

ganancias. Esta situación trae como consecuencia que los empresarios tengan

que decidirse entre invertir más o no. Si toma la primera opción el volumen

global de ganancias obtenidas puede compensar la disminución porcentual de

la tasa de ganancia y, la disminución de la inversión capitalista inicia un ciclo


descendente de la economía, un excedente de trabajadores y, finalmente, una

baja de los salarios y una recuperación de la tasa de ganancias.

En la medida que no varíe la composición del capital (en su componente

variable o destinado a la compra de fuerza de trabajo y constante, o destinado a

los bienes de capital), la crisis son el mecanismo propio del capitalismo de

generar desempleo coyuntural, y así, bajar los salarios y mantener las

ganancias. Pero ello no alcanza, es decir, en el propio proceso de acumulación

debe existir un mecanismo de ajuste de la relación salario-ganancia y no

esperar hasta que el ajuste los provoque la crisis.

La competencia entre los capitalistas los lleva a la búsqueda del abaratamiento

de las mercancías. Esto se consigue logrando una mayor productividad del

trabajo. Pero si en el proceso, la relación entre el capital constante y variable

permanece igual, las nuevas inversiones generan pleno empleo y favorecen las

condiciones de la clase obrera para pelear por aumentos salariales y por

mejoras en las condiciones de trabajo, lo que determina que la productividad

tienda incluso a bajar (Olesker, 2004 ).

Esto es uno de los factores que llevan a los capitalistas a invertir de manera

creciente en capital constante, maquinarias, nuevas tecnologías, métodos

modernos de producción, etc.


En otras palabras, la búsqueda de mayor productividad no se basa en la fuerza

de trabajo, generando un cambio casi permanente en la composición orgánica

del capital. Por esta razón, no se produce un aumento proporcional de la

demanda de trabajo, sino por lo contrario, una disminución progresiva. Como la

demanda de trabajo no depende del volumen de capital total sino solamente del

capital variable, disminuye progresivamente a medida que aumenta el capital

total, en vez de crecer proporcionalmente en relación con este, como antes

suponíamos.

Marx señala que aunque el aumento del capital total supone también un

crecimiento del capital variable (y la demanda de fuerza de trabajo que este

representa), y este ritmo de crecimiento comienza a ser menor que el de la

población obrera y, por tanto, surge un excedente o sobrante de los

trabajadores, que tiende a ser mayor cuanto mayor es el ritmo de la

acumulación capitalista. Esta población obrera sobrante se genera por dos

vías: el despido de los obreros que antes tenían trabajo, y la imposibilidad de

conseguirlo por una parte de los nuevos contingentes de trabajadores.

Es importante señalar que los procesos no se enmarcan en una situación de

crisis, sino que resultan del proceso natural de acumulación capitalista. Y como

los nuevos capitales invertidos son, en última instancia, resultado del trabajo

acumulado, es la clase obrera, con su trabajo, la que genera las condiciones

para su futuro desempleo.


Marx denomina a la “población obrera sobrante” Ejército Industrial de

Reserva (EIR). Su primera función es deprimir los salarios: una alta dotación de

mano de obra desocupada o subocupada presiona a la baja de los salarios, por

existir gente disponible a trabajar por menores salarios.

Su segunda función es la de reserva, ya que en los momentos de expansión de

la economía, siempre habrá disponibilidad de mano de obra que, de no haberla,

presionaría a los salarios al alza.

En períodos de crisis, el EIR, integrado hasta ese momento por desplazados de

la acumulación o buscadores de trabajo por primera vez que no consiguen

empleo, se incrementa en volumen con el ingreso de todos los trabajadores

desplazados por las empresas cerradas en las crisis. En definitiva, el

desequilibrio del mercado de trabajo es la sumatoria de un componente

estructural (modelo de acumulación) y un componente coyuntural (crisis

cíclicas).

El EIR tiene cuatro componentes:

• Los desempleados propiamente dichos, es decir, la superpoblación

excedente relativa (SER) flotante, por su entrada y salida del mercado

de trabajo. Seria el desempleo abierto.


• Los que tiene trabajo esporádico, en malas condiciones y por ende

siempre están dispuestos a ingresar al trabajo formal. Son los precarios

e informales que Marx llamó SER intermitente.

• Los que están en sectores que serán destruidos y están en espera de ser

reserva. Marx los llamó SER latente.

• Los desplazados definitivamente, es decir, los desocupados crónicos.

Las teoría neoclásica del empleo ha predominado en el pensamiento

económico por más de un siglo, además de ser la más conocida y divulgada en

el mundo académico, por tal razón la tomamos como teoría base para la

comparación entre las diferentes teorías sobre el empleo (la propia neoclásica,

la keynesiana y la marxista).

La teoría neoclásica defiende el criterio de la mano invisible, donde de forma

automática los mecanismos del libre mercado regulan la igualdad entre la

oferta y la demanda de trabajo, manteniendo la economía en el equilibrio de

pleno empleo.

Para sus representantes los altos salarios provocaban un aumento de la oferta

de trabajo, estos eran rígidos debido a la intervención del Estado y de los

sindicatos y por tanto eran los causantes principales del desempleo.


En la década del 30 el mundo capitalista se vio afectado por la crisis más

grande hasta ese momento, la crisis del 29 al 33. A la par de esta crisis se

produjo otra desde un punto de vista teórico, dado que la teoría neoclásica fue

construida sobre la base de un capitalismo ascendente de finales del siglo XIX y

por tanto, no podía dar respuesta a los nuevos fenómenos que acontecían.

Desde inicios del siglo XX se manifestaron con inusitada contundencia las

contradicciones del capitalismo monopolista, la I Guerra Mundial fue la

sangrienta concertación de estas contradicciones interimperialistas que se

acumularon con tal magnitud, que después del período de prosperidad de

posguerra, confluyeron en la terrible depresión.

En esta época ya había triunfado el socialismo en la Unión Soviética y el

marxismo se había difundido. La teoría general de Keynes representa un

intento de pensamiento alternativo que significó un cambio metodológico de la

ortodoxia neoclásica, en cuanto al rechazo de su sesgada percepción

microeconómica, la cual según Keynes, había desviado su atención de los

esfuerzos de analizar problemas macroeconómicos importantes.

En consecuencia dirigió la atención hacia los agregados, como algo diferente a

la suma del resultado del comportamiento individual. (Castaño, H. 2003).


Según Keynes, el análisis neoclásico era parcialmente correcto, lo que lo llevó

a compartir muchas de sus ideas, como la que el salario es igual al producto

marginal del trabajo, lo que era aplicado a cualquier factor de la producción.

Según Benito Besada Ramos este postulado es inconsistente con la teoría del

valor trabajo, además de contradecirse a sí mismo, pues aunque se aceptara

que el último obrero ocupado se le paga el producto marginal de su trabajo,

este no sería cierto para los obreros anteriores, salvo que se aceptara el que

rijan diferentes salarios para el mismo tipo de trabajo, lo cual no entra dentro de

los supuestos neoclásicos. (Besada R. B. 1981).

Sin embargo, existen otras ideas de los neoclásicos de la que Keynes, a partir

de su crítica, expone sus propios argumentos.

“De este modo la teoría clásica supone que los obreros tienen siempre la

posibilidad de reducir su salario real, aceptando una rebaja en el nominal. El

principio de que el salario real tiende a igualarse con la desutilidad marginal del

trabajo, claramente supone que los obreros están en disposición de fijar por sí

mismo el salario real, aunque no el volumen de ocupación que de el se deriva.


La teoría tradicional sostiene, en pocas palabras, que los convenios sobre los

salarios entre los empleados y trabajadores, estos pueden, si lo desean, hacer

coincidir sus salarios reales con la desutilidad marginal del trabajo resultante del

empleo ofrecido por los empresarios con dicho salario. De no ser cierto esto, no

queda razón para esperar que exista tendencia a la igualdad entre el salario

real y la desutilidad marginal del trabajo.” (Keynes, 1976, Pág. 24).

Estas ideas pueden resumirse de la forma siguiente:

1. Los trabajadores no aumentan su resistencia a una rebaja salarial en

tanto el nivel de ocupación aumenta, sino que ocurre todo lo contrario,

están dispuestos a aceptar un salario menor por tal de no quedarse en la

calle.

2. Los trabajadores nunca discuten el salario real, pues este depende del

nivel de precios de los productos en el mercado; ellos discuten el salario

nominal.

3. Contradice el planteamiento de que los salarios reales y los nominales

varían de forma proporcional, es decir, al bajar unos bajan los otros, por

lo que los trabajadores se niegan a prestar servicios por el salario

nominal ofrecido, actuando de esta manera sobre el salario real. Aunque


el no fundamenta esta apreciación pudiera pensarse que se basa en

cualquiera de estos criterios:

a) Al disminuir el nivel de ocupación, el salario nominal, baja algo, pero el nivel

de precios disminuye más, buscándose por los empresarios el fenómeno de

la elasticidad precio, mayor que la unidad.

b) Pudiera entenderse que el salario nominal disminuye el producto de que hay

más presión entre los obreros por la desocupación sobrevenida, y que el

nivel de precios puede bajar más por la acción combinada de la

productividad más alta de ese factor en ese punto, junto a lo referido a la

elasticidad. (Besada R, B, 1981)

Estos son los argumentos que Keynes opone a las explicaciones neoclásicas,

dentro de sus propias concepciones, que no son otros que considerar que el

nivel de empleo se determina y resuelve dentro de las relaciones bilaterales con

los obreros y empresarios.

Esta convicción nos había conducido a pensar que los trabajadores podían

encontrar empleo si aceptaran una reducción de sus salarios reales, y este era

el único obstáculo que encontraba la ley de Say para conducir la economía al

pleno empleo.
Estas generalizaciones ahistóricas fueron atacadas por Marx y Engels. Los

fundadores del marxismo – leninismo habían incentivado a la necesidad de

analizar las leyes de cada modo de producción.

Desde este punto de vista, la oferta no puede crear su propia demanda en el

modo de producción capitalista, debido precisamente a su propia ley

fundamental. Es decir, antes de que una crisis de proporciones universales,

como la del 29 al 33, hubiera evidenciado que la oferta no crea su propia

demanda, ya esta ruptura había sido descubierta por Marx y Engels.

Keynes se dio cuenta de que el enfoque neoclásico era excesivamente

microscópico, y quiso contribuir con un punto de vista complementario, que

llamó macroscópico.

Para Keynes, no eran los elevados salarios la causa del masivo desempleo

involuntario que existía en Inglaterra, en los Estados Unidos y en otros países

desarrollados en la época de Gran Depresión. La verdadera causa había que

buscarla en un problema de insuficiencia de demanda agregada, y,

fundamentalmente, en el componente más volátil de la misma, que era la

inversión privada de los empresarios.

Keynes se dio cuenta de que la inversión empresarial dependía de lo que él

llamaba el estado de ánimo de los capitalistas, y de que éste se formaba de


acuerdo sobre todo con las expectativas de beneficio (de rentabilidad) que ellos

mismos se hacían --sobre la base de un complejo entramado de razones,

donde operaban factores de tipo subjetivo y objetivo al mismo tiempo--; y,

finalmente, de que muy bien pudiera ocurrir que ese estado de ánimo fuera más

bien depresivo debido a las pobres expectativas, provocando un bajo nivel de

inversión, disminuyendo con ella, la demanda de trabajo por parte de los

empresarios capitalistas.

Estas nuevas ideas de Keynes también lo condujeron hacia un tipo de recetas

muy distintas de las que propugnaban los neoclásicos. Puesto que el problema

era de demanda agregada, y más concretamente de la inversión privada, de lo

que se trataría, según él, es de reactivar la deprimida demanda poniendo fin a

las causas de esa depresión.

Para ello, a largo plazo se trataría de reproducir las condiciones de confianza

empresarial que llevaran a la clase capitalista de forma espontánea a generar el

nivel de inversión suficiente como para impulsar la recuperación, que vendría

seguida por un nuevo aumento de la producción y de la oferta, y, por

consiguiente, del empleo. Pero Keynes estaba mucho más interesado en el

corto que en el largo plazo, partiendo del supuesto de que mañana todos

estaremos muertos, se concentró en las medidas necesarias a corto plazo.


Un conjunto de políticas que, según él, deberían ponerse en práctica por la

sociedad, y más particularmente por el Estado, con el objetivo de reducir las

tasas de desempleo a los niveles más bajos posibles en el más corto espacio

de tiempo posible.

Desde este punto de vista, Keynes creía que, en tiempos de crisis, no había

tiempo para esperar que las fuerzas de mercado se pusieran a corregir por sí

solas los desequilibrios, y defendió públicamente la necesidad de que el Estado

tomara cartas en el asunto y se encargara él mismo, directamente, de dirigir la

economía hacia la dirección adecuada. A falta de una demanda de mercado

espontánea suficiente, proponía que fuera el Estado el que completara su

insuficiencia con una demanda pública adicional destinada a favorecer las

ventas y la producción de las empresas (es decir, el empleo).

De todos es sabido que las recetas de Keynes fueron a la vez monetarias y

fiscales. De hecho proponía simplemente que el Estado gastase más sin

necesidad de recaudar más impuestos, sino mediante la estrategia de incurrir

en déficit públicos sucesivos, directamente financiados por nuevas emisiones

monetarias.

Keynes introdujo en su teoría general la categoría del desempleo involuntario,

que hasta ese momento no era tratada por los neoclásicos, pues estos

defendían la teoría del profesor Pigou del desempleo voluntario.


Aunque esta categoría resultara novedosa para el mundo económico burgués,

esta ya había sido tratada por Carlos Marx cuando definió el ejército industrial

de reserva.

Los análisis de Keynes parten de la demanda, desde el punto de vista

metodológico, igual que los marginalistas. Acepta al pie de la letra la ley de los

rendimientos decrecientes y utiliza hasta las últimas consecuencias los

problemas del margen (propensión marginal a consumir, eficacia marginal del

trabajo, etc.).

El modelo keynesiano es considerado como un modelo cortoplacista,

inflacionario y deficitario. Estas mismas características hicieron que muchos lo

consideraran como un fracaso para los años posteriores a la crisis.

Los neoclásicos siguieron desarrollando sus teorías, perfeccionándolas y

adaptándolas a las nuevas condiciones, ejemplo de esto lo constituye la curva

de Phillips y las modificaciones de esta curva realizada por Friedman y Phelps

tal y como fue tratado en líneas anteriores.

El Estado es, según los neoclásicos, una fuerza intervencionista y

distorsionante porque con sus regulaciones y leyes --siempre excesivas, a juicio

de estos autores--, impide que se forme en el mercado de trabajo, un verdadero

precio libre.
Al imponer salarios mínimos, subsidios y otras protecciones frente al

desempleo, al regular de forma intervencionista el mercado de trabajo, los

derechos de huelga y despido, la contratación colectiva, etc.; al actuar, en

suma, como un Estado de bienestar (en la expresión favorita de los

keynesianos), y no como un simple Estado liberal en realidad lo que hace el

Estado es contribuir a elevar artificialmente el precio del mercado de trabajo (es

decir, la tasa salarial) por encima del nivel que correspondería a los

fundamentos internos de la economía (es decir, al funcionamiento libre y flexible

de este mercado).

Por su parte, los sindicatos hacen otro tanto de lo mismo al imponer su poder

de monopolio en el lado de la oferta del mercado de trabajo. En lugar de dejar

en libertad al trabajador para decidir que llegue a un acuerdo libre con el

empresario, guiados ambos exclusivamente por las exigencias de sus

respectivos comportamientos individuales racionales --que en el fondo

comparten, pues se basan ambos grupos, según los neoclásicos, en la

búsqueda consecuente de la maximización de sus respectivas funciones de

utilidad--, en vez de eso, lo que consiguen los sindicatos es hacer efectivo un

monopolio en el mercado de trabajo, generando así todos los efectos nocivos

que la teoría económica convencional asocia con el monopolio, como uno de

los fallos de mercado típicos, a saber: la obtención de precios más altos y

cantidades más bajas de las que corresponderían en igualdad de circunstancias

a la situación de libre competencia.


Si ellos culpan al Estado y a los sindicatos de ser los responsables últimos del

elevado nivel salarial y hacen recaer sobre el elevado nivel de salario la

explicación del desempleo, la solución que ofrecen no puede ser más lógica

desde su propio punto de vista.

Se trata de poner todos los medios al alcance de la sociedad para conseguir

que los salarios desciendan hasta su nivel de equilibrio, de forma que, una vez

puesta en práctica de verdad la flexibilización del mercado de trabajo, y

eliminada de hecho la rigidez, se volvería el equilibrio.

En términos gráficos se traduciría en el desplazamiento hacia abajo y hacia la

derecha a lo largo de la curva de demanda de trabajo, el consecutivo descenso

salarial traerá aparejadas, simultáneamente, el aumento de la cantidad

demandada, la disminución de la cantidad ofrecida y, al mismo tiempo, el

automático vaciado final del mercado, con lo que el equilibrio finalmente

resultante significará el anhelado retorno al nivel de pleno empleo.

A su vez consideran que existen tres tipos de desempleo: el friccional, el

estructural y el cíclico.

Los economistas burgueses han desarrollado sus teorías prácticamente al

margen de la teoría marxista.


“Para Marx, los cambios que se producen en la esfera de la producción son los

que determinan los cambios en la esfera de la circulación.” (Molina, E, 1979,

Pág. 43)

Para Marx el desempleo es inherente del sistema capitalista. Los capitalistas

en su afán de aumentar sus ganancias tratan de aumentar la rentabilidad

invirtiendo cada vez más en capital fijo, ya sea mediante la introducción de

equipos más modernos, nuevas tecnologías y métodos, con lo que la tasa de

crecimiento del nivel de empleo va disminuyendo, es decir, la demanda de

trabajo depende del capital variable. Por tal razón plantea que una parte del

desempleo es estructural, pero a la vez existe un desempleo coyuntural,

provocado por las crisis cíclicas propias del sistema, constituyendo una

necesidad del mismo de contar con un ejército de obreros para los períodos de

expansión económica y para que ejerzan presión a la baja de los salarios.

Esta superpoblación excedente relativa la subdivide en: flotante, intermitente,

latente y crónica.

La acumulación del capital es un proceso profundamente contradictorio.

Por una parte, la acumulación del capital es fuente de progreso de la

producción, del desarrollo y perfeccionamiento de las fuerzas productivas

de la sociedad capitalista.
Por otra, va acompañada del incremento de la explotación de los

trabajadores, del desempleo, del empeoramiento de la situación tanto de

los parados como de los que tienen trabajo. Al respecto Marx escribió:

“Cuanto mayor es la riqueza social, el capital en funciones, y la intensidad de su

desarrollo y mayores por tanto, la magnitud absoluta del proletariado y la fuerza

productiva de su trabajo, mayor es también el ejército industrial de reserva. La

fuerza de trabajo disponible se desarrolla por las mismas causas que la fuerza

expansiva del capital. La magnitud relativa del ejército industrial de reserva

crece, por consiguiente, conforme crecen las potencias de la riqueza. Pero

cuanto mayor es este ejército de reserva en comparación con el ejército obrero

en activo, mayor es la masa de superpoblación consolidada, cuya miseria está

en razón directa a su tormento de trabajo. Y, finalmente, cuanto más crece la

miseria dentro de la clase obrera y el ejército industrial de reserva, más crece

también el pauperismo oficial. Tal es la ley general, absoluta de la acumulación

capitalista.” (Marx – Engels, T 23, Pág. 659)

Esta particularidad de la acumulación capitalista engendra una determinada

tendencia histórica en el desarrollo del capitalismo y es que en el seno de este

régimen social se encuentra el germen de la destrucción, de su sustitución por

un régimen social nuevo, que es el socialismo.


Pero tanto Marx como Engels no se limitaron a trazar el derrotero general del

desarrollo futuro de la sociedad; en el proletariado, en la clase obrera

descubrieron la fuerza social encargada de llevar a cabo esta gran

transformación: destruir al capitalismo y construir el socialismo. De forma

reducida podemos ver las principales diferencias de estas teorías en el cuadro

que aparece a continuación:

Parámetros Teoría neoclásica Teoría keynesiana Teoría marxista

Causas del Rigidez de los Insuficiente demanda El proceso de

desempleo salarios por la agregada, reproducción del

intervención del fundamentalmente, capital, es inherente

Estado y el en el componente al sistema de

sindicato que no más volátil de la acumulación

dejan que el misma, que era la capitalista.

mercado de trabajo inversión privada de

automáticamente los empresarios.

retorne al equilibrio

(OL = DL)

Tipos de - friccional Comparte las El desempleo tiene

desempleo - estructural clasificaciones de los una característica

- cíclico neoclásicos, pero coyuntural o cíclica

introduce la categoría y una estructural.

de desempleo Los subdivide en:


involuntario. - flotante

- intermitente

- latente

- crónicos

Solución Para que los Intervención del Los marxistas

salarios desciendan Estado para defienden al estado

hasta su nivel de completar la como el mejor

equilibrio se debe insuficiencia de regulador y

poner en práctica la demanda pública distribuidor de los

flexibilización del adicional, recursos, pero que

mercado de trabajo, favoreciendo las represente al

eliminando de ventas y la proletariado.

hecho la rigidez. No producción de las Desaparición del

intervención estatal. empresas. Proponía capitalismo e

que el Estado gastase instauración del

más sin necesidad de socialismo.

recaudar más

impuestos, sino

mediante la estrategia

de incurrir en déficit

públicos sucesivos.
En conclusión:

• La teoría marxista del empleo se diferencia de la no marxista en cuanto a

las causas y posibles soluciones que le dan al problema del empleo,

mientras que coinciden en las clasificaciones generales del desempleo

(cíclico y estructural)

• La teoría marxista del empleo parte de la oferta para explicar las causas

del empleo, siendo este producto del proceso de acumulación capitalista.

La demanda de trabajo depende del capital variable por lo que la

disminución proporcional en su inversión provoca un exceso de mano de

obra, formándose el ejército industrial de reserva.

• La teoría keynesiana plantea que el exceso de la demanda global es la

causante del desempleo y que el mercado, en épocas de crisis, no es

capaz de regular automáticamente la economía, principalmente para

mantener el nivel de empleo. En el corto plazo, son las rigideces de los

salarios nominales las que impiden el ajuste del mercado de trabajo.

• La teoría neoclásica plantea que la intervención del Estado y de los

sindicatos provocan el aumento de los salarios reales por encima del

nivel de equilibrio y por tanto, el desempleo. De no existir dicha

intervención, la economía trabaja a un nivel de pleno empleo, donde la

demanda de trabajo es igual a la oferta de trabajo.


Partiendo pues de estas consideraciones de tipo teórico, construiremos nuestro

modelo para explicar la ocupación en Venezuela durante el periodo más

reciente de la misma; 1998-2006; con sus variables explicativas y las posibles

soluciones.

VI.- MODELO ECONOMETRICO PARA EXPLICAR LA

OCUPACION:

Nos ocuparemos en este segmento a evaluar en función de la teoría económica

ya revisada para explicar la ocupación en una economía; los diferentes factores

que hemos considerado para el caso de la economía Venezolana.

En este sentido, como ha quedado señalado al principio de este capitulo, una

de las variables económicas que causa mayor preocupación en una sociedad

es el empleo; sobre manera porque de allí procede en buena parte la

producción de bienes y servicios del país, así como también los ingresos

directos que obtienen las personas para satisfacer sus necesidades.

Así pues, en el manejo de esta variable no obstante conocer su comportamiento

teórico, es tener una idea sobre aquellas otras variables económicas que

explican su comportamiento y, de esta manera poder elaborar las políticas de

empleo tomando en consideración este conjunto de variables que llamamos


explicativas. Es precisamente a través de la econometria como se logran

desarrollar modelos que pueden ayudar a explicar los fenómenos económicos

y, en este caso muy particular haremos uso de esta disciplina a fin de construir

un modelo econométrico que sirva a los fines antes expuestos.

En esta investigación se efectuaron, las pertinentes pruebas teóricas,

econometricas y estadísticas para desplegar y validar un modelo que explicara

en forma razonable el empleo en el caso venezolano partiendo como base del

periodo objeto de toda nuestra investigación, vale decir 1984-2006.

En este orden de ideas se presenta un modelo con tres variables explicativas

cuyo coeficiente de determinación representa el 99,67% con la idea de poder

ser utilizado no solo para explicar el comportamiento del empleo en Venezuela

sino además manejarlo para orientar la política en materia de creación de

puestos de trabajo, que es el objetivo central de nuestro trabajo.

El modelo pretende explicar la actuación del empleo (numero de personas

ocupadas) en el país en función de las variables independientes seleccionadas.

Para la escogencia de las variables independientes nos basamos en la Teoría

Económica en correspondencia a las relaciones teóricas entre el empleo y sus

determinantes; luego realizamos un análisis sobre el acontecer de la economía

venezolana a los fines de incorporar las características propias de su

desempeño y, por ultimo realizar las estimaciones correspondientes de las


variables explicativas. Se trata por tanto de plantear un modelo con tres

variables determinantes del empleo siguiendo un enfoque práctico y sencillo sin

que se sacrificara la bondad del ajuste del modelo.

Las variables explicativas seleccionadas, son las siguientes:

Fuerza de trabajo (FT): Esta variable mide la cantidad de personas que

pertenecen a la población económicamente activa y que están en la fuerza de

trabajo en función a lo tomado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Esta puede ser considerada como la oferta bruta de trabajo, ya que esta

constituida por todas aquellas personas mayores de 15 años que suministran la

mano de obra disponible (INE).

Por lo tanto la fuerza de trabajo, que incluye los ocupados, los desocupados, los

cesantes y los que buscan trabajo por primera vez; viene a ser la oferta de

trabajo efectiva.

En la medida en que exista fuerza de trabajo se espera que la demanda sea

cubierta y el empleo pueda crecer, de forma tal que la relación esperada entre

la Ocupación (numero de personas empleadas) y, la fuerza de trabajo debe ser

positiva.
Esto se explica, ya que en la determinación de la ocupación es importante

tanto la demanda como la oferta de trabajo; vale decir que las empresas y en

general las unidades económicas de producción, que configuran la demanda;

soliciten de personal para la elaboración de los bienes y servicios que

comercializan, al igual que exista por otro lado la disposición y cantidad de

mano de obra para cubrir los requerimientos de las empresas.

Formación Bruta de Capital real (FBCr): En la teoría económica

encontramos, que existe una relación directa y positiva entre la inversión y la

generación de empleo. La inversión es a su ves considerada en la perspectiva

económica, como la creación de activos; es decir cuando se instalan o amplían

industrias o se construyen edificios, maquinarias, se crean nuevos procesos, o

se incorporan nuevas tecnologías.

Importaciones reales (IMPr): Cuando una economía compra bienes y servicios

importados los esta adquiriendo del sector externo; o sea se están comprando

bienes y/o servicios a empresas ubicadas en otros países, lo cual implica, que

por alguna razón se esta dejando de comprar la producción nacional o la oferta

interna es insuficiente para cubrir la demanda agregada.


De acuerdo a lo anterior, si aumentan las importaciones el empleo debe

disminuir, de manera que la relación entre estas es negativa o inversa.

El modelo econométrico que nos permitirá explicar la ocupación en Venezuela,

queda por tanto definido en su forma implícita de la siguiente manera:

Ocupados = f (FT, FBCr, IMPr);

Donde:

Ocupados: Numero de personas trabajando.

FT: Fuerza de trabajo.

FBCr: Formación Bruta de Capital real.

IMPr: Importaciones reales.

La valoración de las variables FBCr e IMPr; se consideran medida en términos

reales a fin de eliminar el sesgo que significa la variación en los precios.

La expresión matemática escogida para el modelo es de tipo sumativo

siguiendo los planteamientos generales respecto al estudio de los fenómenos

económicos, considerando que estos tienen teóricamente un comportamiento

lineal entre sus variables. En base a esta consideración el modelo explicito es el

siguiente:
Oc = b1 + b2 * FT + b3 * FBCr + b4 * IMPr

Variables:

Oc: Ocupados (miles /personas)

FT: Fuerza de trabajo (miles/personas)

FBCr: formación bruta de capital real (miles de mills Bs)

IMPr: Importaciones reales (miles de mills Bs)

Los valores están expresados a precios de 1997.

Parámetros:

b1: Parámetro independiente.

b2, b3: Son los parámetros que acompañan a la Fuerza de trabajo y a la

Formación bruta de capital. Se espera que sean positivos y mayores que cero.

b4: Parámetro que acompaña a las Importaciones, se espera que tenga signo

negativo.

Con atención a las cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela y el

Instituto Nacional de Estadísticas; durante el periodo 1984-2006, se realiza la

regresión del modelo propuesto.


Estimación del empleo en Venezuela.

VALIDACION ESTADISTICA DEL MODELO.

Coeficiente de determinación = 99,67%

Estadístico F (Snedecor) = 969,55

Prueba de significación de los parámetros:

* Desv Est Estd t

b2 0,018757 40,154739

b3 0,00145339 4,70558462

b4 0,00126843 1,01784378

Al aplicar el método de los mínimos cuadrados ordinarios sobre las 23

observaciones correspondientes al periodo 1984 – 2006, se obtienen los

resultados mostrados anteriormente. El modelo estimado se presenta entonces

de la siguiente manera:

Ocupados = 417,1168 + 0,75318227 FL + 0,00683906 FBCr + 0,00129107 IMPr


Con respecto a la especificación del modelo, ya que el coeficiente de

determinación resulto ser de 99,67% significando que el comportamiento del

empleo en Venezuela se explica en esa proporción por el núcleo del modelo,

quedando por fuera apenas un 0,33% correspondientes a las variables no

incluidas. En nuestro caso el núcleo del modelo lo constituyen la Fuerza de

Trabajo, la Formación Bruta de Capital real y las Importaciones reales.

En el modelo existe además, una relación lineal entre las variables

involucradas; toda ves que el coeficiente de correlación múltiple adquiere un

valor cercano a uno y es equivalente a 0,9935.

Esta información da cuenta entonces de la magnitud del incremento que debe

operarse en la variable Inversión a los fines de generar empleo productivo y

estable, además de la reducción de bienes de consumo final de origen

importados. De allí la urgente necesidad de emprender un ambicioso plan de

creación de EPSC para aumentar la base económica e incrementar el empleo

interno.
VII.- LA POBREZA EN VENEZUELA.

De acuerdo con Carlos Sabino, el problema de la pobreza resume, de algún

modo, una compleja situación, y por ello se encuentra como en el centro de las

dificultades por las que aun atraviesa Venezuela. Porque la pobreza no es

solamente una magnitud cuantitativa, no es un fenómeno simple que tenga

siempre el mismo significado en todo tiempo y lugar. No puede, por ello, ser

comprendida a cabalidad por la vía de calcular un índice numérico determinado,

pues existen aspectos cualitativos, históricos y vivenciales que es

imprescindible tomar en cuenta para entender su significado dentro de una

sociedad concreta.

No todo lo que llamamos pobreza tiene el mismo sentido en todas las

circunstancias, pues no se vive del mismo modo la pobreza en un país que se

desarrolla o en uno que se empobrece, ni es igual el origen de la pobreza en

una sociedad con altos ingresos por habitante o en una nación que vive en los

límites de la subsistencia.

La breve referencia anterior que a su vez sirve de somera introducción; puede

valernos de punto de partida para precisar el objetivo principal de nuestro

trabajo. No puede ser éste el de describir una situación que en líneas generales

es bastante conocida sino el de situar, en un contexto histórico y económico


más amplio, los orígenes, las características y el sentido de la pobreza en

Venezuela.

Con esta comprensión general estaremos en mejores condiciones,

naturalmente, para descubrir las claves que nos permitan adelantar posibles

respuestas al problema.

7.1. EL FENÓMENO DE LA POBREZA:

La pobreza, antes que nada, es un concepto fundamentalmente relativo.

Nadie es pobre o rico en sí mismo sino en relación a otras personas, ya sean

éstas miembros del mismo grupo dentro del cual se efectúa la comparación o

pertenezcan a ámbitos sociales completamente disímiles.

Pobreza es privación, falta, escasez, ausencia de algo y, en tal forma, una

noción negativa que nos refiere de inmediato a su antónimo, la riqueza.

Cuando hablamos de la pobreza como problema social, por otra parte, nos

estamos refiriendo no a la ausencia de ciertas cualidades intelectuales o

morales en las personas que denominamos como pobres sino a una carencia

de recursos materiales, de bienes y servicios concretos que consideramos

como importantes, necesarios o indispensables para la vida.


Dicho en términos más directos, y aunque esto parezca un juego de palabras, el

problema social de la pobreza es, por definición, un problema económico.

Así lo asumen, implícita o explícitamente, todos aquellos investigadores

sociales que intentan cuantificarla, aunque se olvide muchas veces su carácter

relativo y se pase por alto, especialmente cuando de dar soluciones se trata, su

íntima relación con la generación de riqueza.

Quienes se dedican al trabajo de investigar la pobreza tienen como objetivo, por

lo general, determinar un valor que indique el número de personas que pueden

considerarse como pobres dentro de un grupo social, región o país

determinado.

Dicho índice asume normalmente la forma de un porcentaje que expresa la

proporción de personas o de hogares que son pobres dentro del conjunto que

se está considerando.

Para describir mejor el fenómeno suele distinguirse, además, entre pobreza

extrema y pobreza crítica.

La pobreza medida a través del ingreso per capita del hogar y su relación con

las canastas per càpita básica y la canasta per càpita alimentaría, define para

los hogares las condiciones de pobreza y pobreza extrema.


Ahora bien atendiendo a la metodología propuesta por el Instituto Nacional de

Estadísticas (INE), el método integrado se basa en la aplicación conjunta de los

métodos NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) y Línea de Pobreza, para

captar algunos rasgos descriptivos de la heterogeneidad de la pobreza.

Es posible que hogares que se clasifican como pobres por NBI, señalen

ingresos suficientes para adquirir la Canasta Básica, resultando en

consecuencia no pobres, de acuerdo al criterio de la Línea de pobreza.

De igual manera, hogares no pobres por NBI, pueden presentar insuficiencias

de ingreso y clasificarse como pobres por Línea de pobreza.

La aplicación conjunta de NBI y Líneas de Pobreza, da como resultados la

obtención de cuatro categorías para ubicar a los hogares. El INE a los fines de

aplicar el método define los siguientes indicadores:


Indicadores: Definición Operacional:

Hogares en los cuales al menos un


• Inasistencia escolar
niño en edad escolar (7 a 12 años),

no asiste a la escuela.

Hogares que presentan más de tres


• Hacinamiento
personas por cuarto para dormir.

Hogares que habitan en ranchos,


• Vivienda inadecuada
casas de vecindad, cuevas u otro tipo

de vivienda improvisada.

Hogares que presentan


• Carencia de servicios básicos
inaccesibilidad al agua potable o a los

servicios de eliminación de excreta.

Hogares con 4 ò mas personas por


• Dependencia económica
miembro ocupado y cuyo jefe alcanzo

a lo sumo segundo grado de primaria.

Se considera pobres los hogares que presenten al menos un indicador y pobres

extremos aquellos que presenten dos o mas.


7.2. EL EMPOBRECIMIENTO DE VENEZUELA: “UN RECUENTO

HISTÓRICO”

La distribución del ingreso en Venezuela ha sido históricamente

desigual; similar a lo ocurrido con buena parte de los países de América Latina.

Esta región tiene la mayor desigualdad de ingresos del mundo, donde el 10%

más rico de la población recibe en promedio el 36% del ingreso total y el 40%

más pobre recibe apenas en promedio el 14% del ingreso total.

El Gráfico 1 recoge la medida de desigualdad en la distribución del ingreso para

algunos años entre 1971 y 2002 según estimaciones que elige Rosemary Thorp

(1998) para el estudio del BID sobre la historia de América Latina (1971, 1980 y

1986) y las obtenidas de la base de datos de CEPAL (1990, 1997, 2002).


Gráfico 1. Índice de Gini para Venezuela. Varios años de 1971 a 2002

Fuente: Thorp (1998) y CEPAL (2005)

El coeficiente más utilizado para medir la desigualdad es el Índice de Gini (IG).

Este refleja para el caso de Venezuela una desigualdad significativa que, sin

embargo, es menos pronunciada que el respectivo índice de otros países de la

región.

El rango de variación del IG no es tan importante a lo largo de las tres décadas

observadas, sí lo es la constatación de que éste tendió a empeorar durante la

década de los noventa, al situarse a los niveles de principios de los setenta


(0,49). Entre los años 2004 y 2005 el indicador mostró valores entre 0,4608 y

0,4771 respectivamente.

Esta relativa involución; que tiende a revertirse a partir del año 2004; se ha

sugerido tiene por causa, entre otras, los efectos negativos del programa de

ajuste estructural implementado en 1989. En general, los programas de ajuste

puestos en práctica en la mayoría de los países latinoamericanos durante los

noventa, tuvieron el denominador común de acentuar la ya de por sí

desfavorable distribución del ingreso de la región, motivo por el cual la

población comenzó hacia finales de esa década y con mayor énfasis en lo que

va del siglo XXI a cuestionar y oponerse políticamente al modelo de crecimiento

sustentando en las políticas económicas aparejadas a esos ajustes,

concatenadas con una visión que apuntalaba la reducción del peso y la acción

del Estado en la economía.

Aparentemente, el mismo efecto que tuvo la aplicación de las reformas

económicas en Venezuela, en el sentido de empeorar la desigualdad, se

observó en la mayoría de las economías latinoamericanas, pues en general hay

consenso que durante los noventa la distribución del ingreso no mejoró.

De situarse en promedio para la región el I.G. en 0,58 en 1970, la desigualdad

disminuyó hasta situarse en 0,54 en 1982, para luego agravarse,

particularmente durante los noventa y volver a alcanzar el índice de desigualdad

de los setenta hacia 1995.


Unas de las causas, a nuestro juicio relacionado con la anteriormente expuesta

situación descansa en la brecha de los ingresos laborales por diferencias de

ocupación.

Mientras entre una cuarta y tercera parte de los individuos del quintil más rico

tienen ocupaciones en funciones directivas y profesionales, esta cifra es de

apenas 0,5-1% en el 30% más pobre.

Otra explicación se desprende de constatar las debilidades inherentes a la

participación laboral femenina, la cual va de la mano con los más bajos niveles

de instrucción de las mujeres pertenecientes a los deciles de la población de

menores ingresos. No es sólo que existe una diferencia apreciable entre los

ingresos que perciben los hombres y las mujeres en la región, sino también

existen importantes diferencias entre las mujeres ocupadas dependiendo del

estrato socioeconómico al que pertenezcan.

En el caso de Venezuela, esta realidad significa una diferencia notable en la

obtención de ingresos de la población femenina entre 25 y 45 años.

En efecto, a finales de los noventa mientras la tasa de participación laboral de

las mujeres pertenecientes al decil de mayor ingreso era de 77%, dicha

participación era de 32% en el caso de las mujeres pertenecientes al decil de

menores ingresos.
Esta situación se agrava al corroborar que desde la perspectiva del tipo de

trabajo, es decir si éste es formal o informal, mientras sólo un 27% de las

mujeres trabajadoras pertenecientes al decil de más alto ingreso se

desempeñaban en el sector informal, el porcentaje respectivo para las

trabajadoras del decil más pobre era de 84%. Siendo el sector informal un

sector donde la estabilidad laboral y la obtención de ingresos son precarias, no

cabe duda que este aspecto acentúa la desigualdad.

En función de lo indicado, se muestra en el Cuadro 1 la desigualdad de

ingresos en Venezuela en una comparativa histórica que cubre cuatro décadas,

examinado qué porcentaje del ingreso le corresponde al 5% más pobre, el decil

(10%) y el quintil (20%) más pobre, comparativamente con el ingreso

correspondiente al 5% de la población más rico.


Cuadro 1. Participación en el ingreso total de la población venezolana.

1962, 1970 1980, 1998.

Años 5% más 10% 20% 5% más rico

pobre

1962 27,2
0,6 1,1 2,4

1975
0,5 0,9 2,1 27,2

1980 24,9
0,7 1,2 2,6

1990 23,7
0,7 1,2 2,4

1998 27,2
0,5 0,9 2,2

Fuente: Baptista (2000)

A pesar que no se observan variaciones significativas para el caso del quintil

más pobre, en el caso del 5% más rico de la población se constata que éste

retornó hacia finales de los noventa al control de la misma proporción del

ingreso de principios de los sesenta, en torno al 27%, luego que esta


participación disminuyera un tanto, lo cual parece corroborar el efecto

concentrador del ingreso de las políticas de ajuste implementadas desde 1989.

Las cifras del Cuadro 2, extraídas de un informe de la CEPAL, aunque no

coinciden por cuanto se elaboraron con una metodología diferente, vienen a

corroborar, no obstante, la tendencia en la concentración del ingreso.

Cuadro 2. Participación en el ingreso total de la población venezolana.

1981, 1990, 2002

Años 10% más 20% más 20% más 10% más

pobre pobre Rico rico

1981 2,5 6,9 37,8 21,8

1990 2,0 5,7 44,6 28,4

2002 1,2 4,3 48,3 31,3

Fuente: CEPAL (2004)

Otra perspectiva para observar los niveles de desigualdad, resulta de medir la

participación en el ingreso de los factores productivos trabajo y capital. Por

supuesto, la participación en el ingreso total de los trabajadores puede estar

solapada con el hecho que su ahorro agregado recibe remuneración del capital
por los intereses generados por éstos o cualquier otro instrumento financiero

que un trabajador tenga en su poder y devengue un rendimiento.

En el caso de los trabajadores venezolanos, la caída del salario real ha

significado un desgaste de sus ingresos que hace poco significativa la cifra de

remuneraciones al capital derivada de sus ahorros.

Al respecto, según cifras de Baptista (2000), la evolución del salario real desde

1950 hasta 1998, medida en bolívares de 1997, muestra una clara tendencia

hacia el deterioro.

En el año 1950 el trabajador venezolano promedio percibía un salario real

equivalente a 2.715.298 de bolívares, cifra que experimentó un ascenso

sostenido hasta alcanzar su máximo histórico de 5.305.208 de bolívares en

1979. A partir de este año el salario real se contrae y hacia 1990 era de

2.928.401 bolívares, para continuar deteriorándose hasta los 2.375.254 de

bolívares en 1998, representando aproximadamente un 45% del salario real de

fines de los setenta.

Bajo este escenario, la participación de los trabajadores medida por la

remuneración salarial en el ingreso nacional siguió la misma tendencia del

salario real. Dicha participación empeoró marcadamente desde la década de los

ochenta.
En efecto, si se toma la participación del factor trabajo en el ingreso, tomando

en consideración casi medio siglo de medida de esta variable (1950-1998), se

observa como los trabajadores van perdiendo paulatinamente participación en

el ingreso frente al capital, hasta el punto que; de representar en 1950 y en

1960 cerca del 60%, lo cual la aproximaba a los estándares de los países

industrializados, en 1998 dicha participación había disminuido a sólo alrededor

de una tercera parte del ingreso total (Gráfico 2).

Esta tendencia contrasta, por ejemplo, con lo sucedido en Francia y Bélgica. En

estos países, los trabajadores tenían hacia 1960 una participación de 55,4% y

53,8% respectivamente en el total de la renta y hacia 1980 exhibían un

incremento en dicho total de 62,2% y 68,6% respectivamente.

Por el contrario, comenzando los años ochenta la participación del trabajador

venezolano en el total de la renta había disminuido hasta 45,9%, muy inferior al

que exhibía dos décadas atrás.


Gráfico 2. Participación del factor trabajo en el ingreso total en Venezuela.

1950-1998.

Fuente: BCV. Varios años.

Esta caída en la participación del trabajo en los ingresos, aunado a la pérdida

continua del poder adquisitivo de la gran mayoría de las familias venezolanas,

se retroalimentó con el aumento sostenido de la tasa de desempleo y el

incremento de la población económicamente activa que pasó a engrosar las

filas de la economía informal.

Los canales de transmisión de una mayor desigualdad económica por el efecto

del aumento de la economía informal se relacionan con el hecho que el empleo


informal generalmente tiene una remuneración menor que el correspondiente

en los sectores formales.

En Venezuela y otros países latinoamericanos, el crecimiento económico

exhibido durante ciertos períodos no ha logrado revertir la tendencia hacia el

aumento constante de la economía informal.

Las cifras del Cuadro 3 muestran las tendencias de la tasa de desempleo y de

la tasa de ocupación en el sector informal para varios años a partir de 1981.

Cuadro 3. Tasa de desempleo y tasa de informalidad en Venezuela. Varios

años. 1981-2003.

Año 1981 1990 1998 2001 2003

Tasa de 6,2 9,2 11,2 13,3 18,1

desempleo

Tasa de 44,3 34,2 45,5 50,3 53,0

informalidad

Fuente: CEPAL (2004)


La situación de desempleo e informalidad tiene diversas explicaciones causales

que no responden exclusivamente a la mera existencia de desigualdad en la

distribución del ingreso.

En realidad, la desigualdad ha sido impactada por políticas como la seguridad

social y las políticas de empleo, que son mecanismos de protección social que

buscan atenuar el impacto sobre los trabajadores de la alta volatilidad de la

economía ya mencionada anteriormente.

Paradójicamente, tanto en Venezuela como en el resto de América Latina, la

evidencia apunta a constatar la poca efectividad en la reducción de la

desigualdad que han tenido estas políticas.

En el caso de la fijación de un salario mínimo, una política regularmente

seguida en Venezuela, ésta no ha sido muy efectiva para mejorar el ingreso de

los grupos más pobres, pues se trata de un instrumento poco focalizado de

redistribución.

En general, tiende a proteger más a los trabajadores de mayores ingresos que

a los trabajadores pobres y beneficia casi exclusivamente a los trabajadores ya

empleados, pues desincentiva la contratación de nuevos trabajadores.


Si a esta situación se añade que en Venezuela la legislación laboral es muy

rígida, lo cual estimula la informalidad y desestimula especialmente el empleo

femenino formal, las diferencias de ingresos se amplían antes que atenuarse

con la fijación de un salario mínimo.

No resulta extraño entonces constatar que ante la ausencia de una política

social integral, neutralizadora de los efectos negativos de las políticas

económicas implementadas desde la década de los ochenta, los índices de

pobreza en Venezuela hayan experimentado un aumento sostenido desde esa

década, acentuándose de forma alarmante a partir de la década de los noventa.

El Cuadro 4 recoge la variación del porcentaje de familias que se encuentran

dentro de lo que se denomina pobreza total y pobreza crítica con diferencia de

un quinquenio partiendo de 1975 y hasta el año 2000.

Por supuesto, existen diferentes metodologías para medir la pobreza y no todas

coinciden. Para el caso que nos compete, las cifras se han tomado de los datos

obtenidos por Riutort y Orlando (2001).

La definición metodológica que ellos utilizan para la estimación de los niveles de

pobreza se conoce como “la línea de pobreza”. Se entiende por “línea de

pobreza” al valor de una Canasta Normativa de Consumo Total la cual incluye

alimentos y otros bienes y servicios.


Un hogar está en situación de pobreza si sus ingresos no logran cubrir el costo

de esa canasta. La línea de pobreza crítica es el valor de una Canasta

Normativa que sólo incluye los alimentos necesarios para cubrir los

requerimientos calóricos y proteicos de los individuos que conforman un hogar.

Un hogar está en condición de pobreza crítica si sus ingresos no logran cubrir el

costo de esta canasta.

Cuadro 4. Pobreza total y crítica en Venezuela 1975-2000

Años 1975 1980 1985 1990 1995 2000

Pobreza
26,1 24,3 42,3 68,9 66,7 58,8
Total (%)

Pobreza
17,3 6,6 14,5 30,7 25,3 25,8
crítica (%)

Fuente: Riutort y Orlando (2001)

Las cifras aquí presentadas son bastante elocuentes. En el quinquenio que va

de 1975 a 1980 tanto la pobreza total y, de forma importante, la pobreza crítica

cedieron terreno y ambos niveles porcentuales disminuyeron. Comenzando los

ochenta la realidad cambia y los niveles porcentuales de población en situación

de pobreza se incrementan de forma alarmante.


La pobreza total, es decir el número de hogares venezolanos que no puede

cubrir de forma completa una canasta alimentaria más un grupo de bienes y

servicios básicos, se dobló y un poco más en veinte años desde 1980. En el

caso de la pobreza crítica la situación fue aún más desfavorable, puesto que en

el mismo período se cuadruplicó.

En el año 2000 aproximadamente una cuarta parte de los hogares venezolanos

no podían cubrir completamente la canasta de alimentos.

Otras cifras, extraídas del sistema de estadísticas de la CEPAL, a partir de su

estudio sobre el Panorama Social de América Latina y el Caribe del 2005,

revelan una situación un tanto diferente a la planteada más arriba.

Metodológicamente se define a una persona como “pobre” cuando el ingreso

por habitante de su hogar es inferior al valor de la “línea de pobreza” o monto

mínimo necesario para satisfacer sus necesidades esenciales.

Las líneas de pobreza, expresadas en las monedas de cada país, se

determinan a partir del costo de una canasta de bienes y servicios, empleando

el método del “costo de las necesidades básicas”.


La “línea de indigencia” representa el grupo de hogares o de población que

tiene unos niveles de ingreso insuficientes para cubrir el componente

alimentario de la canasta de bienes y servicios.

En la mayoría de los casos la CEPAL utiliza como fuente de datos la

información sobre la estructura del consumo de los hogares, tanto de alimentos

como de otros bienes y servicios, realizada por cada país mediante encuestas

de presupuestos familiares.

No necesariamente los años de las encuestas coinciden con las estimaciones

de las líneas de pobreza que hace la institución, para lo cual ésta las actualiza

al valor acumulado del índice de precios al consumidor.

En estos términos, el Cuadro 6 presenta información del porcentaje de hogares

y población venezolana que se encuentra por debajo de la línea de pobreza y el

porcentaje de hogares y población venezolana que se encuentra por debajo de

la línea de indigencia para varios años de 1990 a 2002.


Cuadro 6. Indicadores de pobreza e indigencia. Varios años 1990-2002.

Años 1990 1997 1999 2002

Pobreza
34,2 42,3 44,0 43,3
Hogares (%)

Pobreza

Población 39,8 48,0 49,4 48,6

(%)

Indigencia
11,8 17,1 19,4 19,7
Hogares (%)

Indigencia

Población 14,4 20,5 21,7 22,2

(%)

Fuente: CEPAL (2005)

Estas cifras corroboran que los índices de pobreza e indigencia en Venezuela

empeoraron durante la década de los noventa, pero la tendencia en los

primeros años del presente siglo parece ser que dichos índices tan

desfavorables comienzan a ceder terreno.


En efecto, el informe de la CEPAL al referirse a Venezuela señala que se está

en presencia de un caso donde la política social estaría contribuyendo a reducir

sensiblemente la pobreza.

Según las cifras reveladas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de

Venezuela la pobreza se habría reducido significativamente en el año 2004.

Desde la perspectiva de las instituciones de gobierno venezolanas, se está en

presencia de una política pública que tiende a priorizar la prestación de

servicios gratuitos o subsidiados y las transferencias en especie, más que a

través de transferencias monetarias.

Los programas sociales insertos dentro de las denominadas “misiones” son el

instrumento de apuntalamiento de esta política de combate contra la pobreza.

Pero no es suficiente.

El problema de la pobreza en Venezuela no es de distribución de ingresos ni

puede compensarse mediante subsidios: es un problema de generación de

riqueza, de producción, y sólo puede encararse razonablemente atacando este

punto central.

Por ello el cambio decisivo debe operarse en la política económica general a

través un programa de cambios estructurales profundizando el rol del Estado

reforzando su papel como protector de los derechos de todos los ciudadanos.


VIII.- MODELO DE ESTRATEGIAS PARA LA CREACION DE

EMPRESAS DE PRODUCCION SOCIAL COMUNITARIAS.

El modelo de estrategias para crear o conformar empresas de producción social

comunitarias vinculadas al desarrollo endógeno a partir de organizaciones como

los Consejos Comunales; están soportados en el desarrollo e instrumentación

por parte del estado de una verdadera y consona Política Social.

En este sentido haremos el siguiente desarrollo donde se Irán perfilando estado

y comunidad el conjunto de estrategias aquí propuestas.

8.1.- DEFINICIÓN DE POLÍTICA SOCIAL:

Se conceptualiza a la política social como el conjunto de directrices,

orientaciones, criterios y lineamientos conducentes a la preservación y

elevación del bienestar social, procurando que los beneficios del desarrollo

alcancen a todas las capas de la sociedad con la mayor equidad.

Ceja, define a la política social como la forma, por medio de estrategias y

políticas (medidas) concretas que acomete el Estado para construir una

sociedad cohesionada y equitativa. En una perspectiva de mayor equidad e

integración social, la política social tiene como fin principal facilitar la


convergencia entre los intereses individuales y los intereses comunes de la

sociedad.

Maingnon, por otra parte señala que existe una diversidad de definiciones de

política social que presentan diferentes posiciones tomando en cuenta sus

objetivos, extensión y límites; agrupándolas en atención a ello en dos.

Primero están las definiciones que la limitan a los programas de bienestar

social y a las políticas que sustentan o conforman dichos programas. De

acuerdo con ello, “política social” hace referencia a un conjunto de medidas que

contribuyen al mejoramiento de una situación determinada, por lo tanto son

políticas transitorias y sus objetivos son los de aminorar o de regular los

embates de las políticas económicas. En otras palabras, la política social tiene

que ver con las fallas de la política económica, es de carácter asistencial y se le

asigna, por tanto, una función residual. Los ejemplos más palpables en

Venezuela lo tenemos con la instrumentación de las misiones en el campo

educativo, salud, distribución de alimentos, etc.

Un segundo concepto considera que la función principal de la política social es

la reducción y eliminación de las inequidades sociales a través de la

redistribución de los recursos, servicios, oportunidades y capacidades.

Esta significación incluye todas aquellas actividades que contribuyen a la salud,

educación, asistencia pública, seguridad social y vivienda de la población, y


también aquellas que afectan, en general, la redistribución y distribución del

ingreso y las dirigidas a construir y conservar el capital social.

Es esta la política social que nos interesa a los fines de desarrollar nuestro

Modelo de estrategias para crear empresas de producción social comunitarias.

Repetto, manifiesta que las políticas sociales y sus expresiones programáticas,

entendidas en un sentido amplio, incluyen intervenciones sectoriales clásicas

(educación, salud, seguridad social, vivienda, infraestructura básica) así como

las tendencias a desarrollar acciones focalizadas en la pobreza, a la vez que

también deben incorporarse bajo el concepto de política social las

intervenciones estatales destinadas a promover el empleo y brindar

protección ante los males sociales. Consideramos esta la principal

estrategia del estado a cumplir para la creación de empresas de

producción social comunitarias.

8.1.1.- FUNCIONES BÁSICAS DE LA POLÍTICA SOCIAL

Franco, sustenta que las funciones básicas de la política social, son a su

juicio tres:

i) Inversión en capital humano (educación, salud y vivienda). Los

países no podrán ser competitivos, y agregaríamos cooperativos si; no

disponen de una fuerza laboral adecuadamente formada y capacitada

que pueda incorporar ese conocimiento en su trabajo. Es posible,


entonces, concebir a la competitividad y la equidad como objetivos que

pueden perseguirse de manera simultánea y retroalimentarse. Desde esa

óptica, la política social que se orienta a invertir en capital humano

constituye un prerrequisito del crecimiento económico.

ii) Compensación social (redes de protección social). La lucha por la

superación de la pobreza y la indigencia continuarán siendo medular. Cobran

importancia las redes de protección social, que deben ser estables y formar

parte de sistemas institucionales permanentes, con personal especializado y

cuenten con mecanismos de elegibilidad de quienes serán beneficiarios de sus

servicios, así como de carteras de proyectos (Bancos de Proyectos) impulsados

por empresas del estado en conjunto con las estructuras de la organización

social y comunitarias que puedan llevarse a cabo con metodologías

comprobadas de monitoreo y evaluación. De no ser así, no tendrán la

capacidad para responder adecuadamente a las necesidades de protección en

épocas de crisis.

iii) Cohesión social. Una sociedad integrada es aquella en la cual la población

se comporta de acuerdo a patrones socialmente aceptados y genera un ajuste

entre las metas culturales, la estructura de oportunidades para alcanzarlos y la

formación de capacidades individuales para aprovechar tales oportunidades.


8.1.2.- EL CAPITAL HUMANO Y LA POLÍTICA SOCIAL:

Respecto al capital humano, a continuación se exponen una serie de

criterios:

- Ugarte, Quijandría y Monares señalan que el fortalecimiento del capital

humano y social se relaciona directamente con la mejora de la capacidad de

integración de la población pobre y marginada a la corriente central de las

actividades económicas, sociales y políticas locales, regionales y nacionales,

con lo cual se facilita el aumento sostenible de sus ingresos y su evolución

fuera de la línea de pobreza y pobreza extrema.

La formación y la mejora del capital humano resultan particularmente

importantes para los sectores mas discriminados de la población rural pobre:

indígenas, mujeres rurales y otras minorías, ya que les ayuda a alcanzar la

plena integración social y económica, tanto en la sociedad rural como en el

ámbito nacional.

Para el fortalecimiento del capital humano, se deben integrar acciones

básicas de mejoramiento del acceso y la calidad de los servicios de

educación y salud, así como de inversiones en infraestructuras; por parte del

Estado, Local, Regional o Nacional.

- La construcción de capital humano significa invertir en la formación de

habilidades y capacidades que permitan a los grupos vulnerables ser

ciudadanos beligerantes en la sociedad. Pero no sólo debe priorizarse la


formación de habilidades para insertarse en el mercado, sino la consolidación

de habilidades políticas y culturales de las personas, de manera que su

intervención en la sociedad tenga eficacia.

- Yánez, indica que el capital humano dota a los individuos de un conjunto de

capacidades que además de permitirles ejercer plenamente sus objetivos de

realización personal, les concede la capacidad personal para producir

riqueza, económicamente hablando. Lo que en otras palabras significa que

les capacita para tener un trabajo con una mayor productividad, susceptible

de producir una mayor cantidad de bienes y servicios que le permiten llevar

una vida material menos precaria (o más holgada) y tener unos incrementos

de rentas asociados a esa mayor eficacia económica, que es el resultado de

las capacidades instaladas en su persona: mayor salud, instrucción y calidad

de vida.

8.1.3.- REDES DE PROTECCIÓN SOCIAL

En lo relativo a las redes de protección social, Acosta y Ramírez sostienen

que:

- Una red de protección social debiera ser un instrumento y un concepto central

para avanzar hacia la equidad, y lograrlo en circunstancias particulares y

concretas. Pero, ante la evidencia que la cobertura de los distintos riesgos

sociales no es universal, hay que reconocer que no se cuenta con una

verdadera red de protección.


El país tiene programas, actividades, normas, reglamentaciones y experiencias

frente a casi todos los riesgos y aunque la visión pretende ser integral, en la

práctica se presentan desprotección e inequidades, porque no funcionan todos

los programas, o porque cada uno no funciona plenamente, de modo que no

existe la cobertura universal en ningún riesgo.

- No es suficiente que existan los programas o las normas. Programas de

protección social sujetos al mercado y a la acción individual, por ejemplo, que

tienden a privilegiar la relación entre el beneficio y la cantidad de pago y los

precios de mercado (equivalencias individuales) producen severas inequidades

y exclusiones, y no vislumbran la solidaridad.

La introducción de mecanismos de mercado (abierto o cuasi-mercados)

necesita el acompañamiento de regulaciones claras y efectivas del estado, que

eviten la exclusión. El enfoque de manejo de riesgo, que promueve una

utilización eficiente de los seguros, expresa la necesidad de combinar e integrar

seguros de mercado, con autoseguros y autoprotección.

La fundamentación de la protección con base exclusiva o predominante en

seguros privados y autoaseguro significa, en la práctica, que no se cuenta con

la protección, o con una red con mecanismos de solidaridad en su conjunto.

La capacidad y necesidad de las redes de crear equidad se ve comprometida

con la incertidumbre en la asignación de los recursos. En este caso por las

restricciones que se presentan durante las crisis como por la falta de suficiente
prioridad. En este sentido, cuanto más previsibles y ciertos sean los

mecanismos y las magnitudes orientadas a la protección, mayor impacto

equitativo se podrá tener.

- Esto no excluye el hecho que muchos trabajadores del sector formal y con

altos ingresos, pueden autofinanciar ciertas protecciones, más allá de su

esfuerzo de solidaridad, lo que permite disminuir la influencia por protección

social pública de parte de esta población, pero manteniendo la obligatoriedad

social de realizarlo por sus externalidades.

Mecanismos como las cuentas de ahorro individual (cesantías, pensiones)

permiten contar con esquemas adecuados en este propósito; en algunos casos,

el incentivo individual logra hacer avanzar en coberturas.

- La responsabilidad pública sobre la protección social tiene los alcances y

límites que adopta ética y legalmente la misma sociedad, así como los que

determinan condiciones económicas propias y exógenas. La responsabilidad

pública también está en definir las responsabilidades obligatorias tanto para el

estado como para los hogares y personas.

Por ello, esta institucionalidad bien puede, siempre en forma equitativa,

acompañar las estrategias públicas con las acciones obligatorias particulares.

Nos referimos, por ejemplo, a la financiación de la educación, con la

obligatoriedad de los padres a enviar a sus hijos a la institución escolar; a la

atención en salud de los accidentados con el seguro obligatorio para los


automotores; o la existencia de pensión de vejez con la obligatoriedad de un

ahorro. Un asunto definitivo de equidad es que en aquellas protecciones

básicas que se consideran como derechos, irrenunciables, siempre se pueda

acceder cuando se requiera.

- También se presenta inequidad por la falta de integración de los diferentes

programas. En este sentido, cuando no se puede tener acceso a alguno de

ellos, necesitándolo, se enfrenta la desprotección de un aspecto fundamental de

la vida presente y/o futura; además, quedar excluido de una determinada

protección (atención de salud, ingresos, educación) también afecta el acceso a

otras. Por ello, la protección social tiene efectos de largo y corto plazo sobre la

equidad.

- En la práctica, hasta ahora la RED como tal es altamente desarticulada, y

aunque, en general, existan políticas que expresan la voluntad de avanzar en

tejer esta red, resulta evidente que, de una parte, no se logran articular los

diferentes mecanismos y programas de protección, y que, por lo tanto, no se ha

conformado un sistema de protección; o que tal sistema es parcial, incompleto,

segmentado y, por lo tanto, excluyente.

- El concepto y la existencia de una red de protección, supone una articulación

e integración frente a los diversos riesgos que la sociedad desea proteger a sus

miembros. En términos financieros, esto se traduce en estrategias para


diversificar el riesgo, las maneras de financiarlo, anticiparlo, lograr ahorros y

prevenirlo.

El agrupamiento diversificado, significa que se financia con diferentes fuentes y

mecanismos, en distintas coyunturas, atendiendo eventos que probablemente

no ocurran en forma simultanea ni generalizada.

Engel público que concebir la protección social como el primer camino de un

proceso para salir de la pobreza implica articular los programas y servicios que

buscan aumentar el capital humano de los diferentes miembros de las familias

pobres a través de los siguientes mecanismos, entre otros:

a.-) Transferencia condicionada de ingresos,

b.-) Orientación a la demanda,

c.-) Acceso a la oferta y,

d.-) Priorización de la atención.

Asimismo, es fundamental que se garantice no sólo la oferta de servicios,

especialmente en las áreas de educación y salud, sino que además se facilite

orientación sobre cómo ingresar en ellos y se creen condiciones de acceso a

los mismos.
8.1.4.- ELEMENTOS DE LA PROTECCIÓN SOCIAL

Ramos y Lobato enfatizan los nuevos elementos de la protección social en

Brasil, los cuales queremos señalar a continuación:

- Descentralización. Si en el modelo de protección social anterior la gestión de

las acciones (su definición, diseño, ejecución, control, etc.) estaba centralizada

en la instancia federal del gobierno, en el nuevo paradigma observamos una

nítida tendencia hacia la descentralización. Esta descentralización más bien

entendida como la asuncion directa por parte de un colectivo en materias que

les atañen.

Una mayor flexibilidad en función de las características locales tiene varias

justificaciones. Las de orden económico tienden a hacer énfasis en la mayor

eficacia y eficiencia de los recursos asignados a los programas sociales cuando

éstos se descentralizan. Esa mayor eficacia y eficiencia se lograría, por un lado,

porque la forma concreta de la intervención tiene en consideración las

singularidades de la región, y por otro, debido a la mayor proximidad de la

comunidad en lo que tiene que ver con el control de la ejecución, reduciendo el

desvío de recursos y el clientelismo, entre otras distorsiones.

- Criterios técnicos en la distribución de los recursos y selección de los

destinatarios. En el antiguo paradigma, la distribución de los recursos no

obedecía a criterios definidos y se encontraba bajo la influencia del poder de


presión de cada región, grupo social, partido político, ciclo electoral, etc. Esa

indefinición se extendía a los destinatarios, quienes podían ser elegidos por

afinidades políticas, identidades religiosas u otras características. En el

marco de la nueva generación de políticas sociales, tanto la distribución de

los recursos, como la definición de los beneficiarios potenciales se realizan

según criterios técnicos.

Por ejemplo, en Brasil, es común utilizar el Índice de Desarrollo Humano (IDH)

de cada estado/municipio para pautar la distribución espacial de los recursos.

Lo cual a nuestro juicio es una medida más contundente para la distribución de

los recursos ya que se estaría atendiendo a los más necesitados.

En el caso del público beneficiario, se recompensa la misma racionalidad:

definir criterios en los cuales se deben encuadrar los candidatos. Por ejemplo,

el ingreso familiar per cápita es un parámetro que permite dimensionar al

público beneficiario potencial la clientela de un programa.

- Focalización de programas. En el antiguo paradigma predominaba la

tendencia hacia la universalidad, es decir, a que todo ciudadano tenía derecho

a determinados beneficios o servicios. El caso típico lo constituyen la educación

y salud. Los programas del nuevo paradigma tienden a definir el público en

forma más restringida, utilizando herramientas técnicas.

Reducir el universo potencial puede responder a diversas justificaciones.

Encontramos nuevamente en este caso aspectos ligados a la eficiencia y


eficacia. Dada la limitación de recursos, el programa debería privilegiar, o

directamente restringirse, a determinado público. De esa forma, el impacto del

proyecto sería mayor debido a que se minimizarían las “fugas” (beneficios que

le llegan a un público que, por ejemplo, cuenta con un nivel de ingreso que le

permite satisfacer sus necesidades por la vía del mercado). Y no significa ello

exclusión de ningún tipo sino justa asignación.

En el principio de focalización también puede primar un criterio de equidad. En

la medida en que los recursos son escasos, se debería privilegiar el acceso de

aquellos individuos-familias menos favorecidos a los beneficios del programa.

- Participación de la sociedad civil. Al igual que la descentralización y la

focalización, la participación de las organizaciones de la sociedad civil en la

concepción, diseño, ejecución, monitoreo y evaluación de los programas

sociales puede dar lugar a diversas lecturas.

También en este caso, los aspectos ligados con el logro de una mayor eficacia

y eficiencia en la asignación de los recursos pueden ser una forma de justificar

la cooperación con sindicatos, iglesias, universidades, ONG, etc. Se podría

decir, por ejemplo, que esas organizaciones serían menos burocráticas que las

instancias del Estado, lo que aceleraría la ejecución de un programa.

Por otra parte, al igual que en el caso de la descentralización, la participación

activa de la sociedad civil reduciría el desvío de recursos y las prácticas

clientelistas, lo cual contribuiría a mejorar la calidad de los procesos políticos.


- Contrapartidas (Combinación de aspectos compensatorios y estructurales).

Una de las críticas actuales al Estado Benefactor tradicional se basa en la

identificación de elementos que inducen una relación de dependencia

estructural de los beneficiados con las políticas y programas.

Por diversos motivos; (estigmas que dificultan la reinserción, pocos incentivos

que induzcan a alterar la situación que llevó al individuo a ser beneficiario, etc.),

los beneficiarios del sistema de protección terminaría en una situación de

inercia, sin que se le suministren los mecanismos que le permitan revertir las

causas estructurales que la llevaron a depender del sistema.

La nueva concepción de las políticas sociales tiende a ofrecer una “puerta de

salida”, tanto para la actual generación (cursos de formación profesional para

los beneficiarios, acceso a líneas de microcrédito, etc.) como para las futuras

(obligación de permanencia escolar para los hijos jóvenes de los beneficiarios,

por ejemplo).

De esta forma, se pretende romper el círculo estructural de reproducción de la

pobreza, inclusive entre generaciones. Así, cada receptor de un beneficio debe

dar una contrapartida (alfabetización, cursos de formación profesional,

permanencia de los hijos en la escuela, exámenes médicos) que le permita

prescindir del mismo en el futuro.

- Presupuestos estables. Por lo general, las fuentes de recursos de los

programas sociales tradicionales no estaban definidas, de modo que se


financiaban con recursos generales (impuestos). En ese contexto, los montos

anuales destinados al financiamiento de los programas eran motivo de periódica

negociación y se encontraban bajo la influencia de numerosos factores como

los ciclos electorales y macroeconómicos.

En épocas de crisis, por ejemplo, cuando las fuentes de recaudación se

reducían debido a la caída en el nivel de actividad, la disputa por los recursos

más escasos aumentaba, es decir, en el preciso momento en que las

demandas por compensaciones en el área social se elevaban. En general, los

recursos destinados al área social eran residuales y se convertían en la

“variable de ajuste” cuando era necesario realizar recortes. Practica y políticas

de corte neoliberal y contradictorias al propio tiempo con la dignidad del ser

humano.

En el nuevo paradigma de políticas públicas en el área social, vinculadas al

desarrollo endógeno; las fuentes de financiamiento son más o menos estables,

con sus orígenes bien definidos, de manera que los montos no están sujetos a

procesos anuales de negociación o correlacionados con el ciclo político.

- Monitoreo y evaluación. Las prácticas de monitoreo y evaluación de los

programas son un componente usual del nuevo paradigma. Controlar las metas

financieras y físicas, así como determinar el grado de cumplimiento de los

objetivos y la relación costo-beneficio son actividades corrientes en las formas

modernas de intervención en el área social.


Se trata de actividades realizadas tanto por sectores de la propia burocracia del

Estado (especialmente en el monitoreo), como por organismos externos

(universidades, centros de investigación, etc., en el caso de las evaluaciones de

impacto), cuyos resultados sirven para rendir cuentas a la sociedad y como

insumo para realimentar el diseño y la ejecución de los propios programas.

8.2.- PRINCIPIOS RECTORES DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN

SOCIAL

MIDEPLAN recalca los principios rectores del Sistema de Protección Social

“Chile Solidario”:

a) Igualación de capacidades básicas. Una forma moderna de interpretar la

inquietud igualitaria, es a través del enfoque de capacidades. Este enfoque

reconoce la libertad de las personas para buscar sus propios destinos, pero

procura que todos arranquen desde el mismo punto de partida, es decir, se

preocupa para que todos puedan acceder a un mínimo de capacidades básicas.

Por capacidad se entiende aquello que una persona puede ser capaz de hacer

o ser, lo que equivale a la libertad real con que cuenta una persona. Se refiere

al mismo despliegue de sus potencialidades, bajo la cripta de que el desarrollo

endógeno tiene una diversidad de dimensiones encontrándose el hombre en el

medio de ellas. Lo que realice la persona con el vector de libertades que posee
equivaldrá a sus realizaciones y, a través de sus realizaciones una persona

llega a ser lo que es.

De esta forma, a mayor cantidad de capacidades –libertades- mayores son las

posibilidades de seguir avanzando en la profundidad de sus realizaciones, y

mayor podrá ser su desarrollo humano.

Un enfoque como éste es, en esencia, promocional, favoreciendo la creación de

activos y capital que reviertan permanentemente condiciones de vulnerabilidad

y precariedad. Por lo tanto, incorporar este enfoque de capacidades traslada el

eje de demandas, desde medios hacia fines.

b) Enfoque de derechos. En la política social nacional, su enfoque implica

reunir y expresar el conjunto de objetivos, normas y sistemas por medio de los

cuales la sociedad se compromete a garantizar los derechos sociales,

económicos y culturales, y pretende crear y consolidar capacidades y

oportunidades para que las personas incrementen su bienestar, cuenten con

mayor libertad e influyan en las decisiones que las afectan.

Una política social entendida como un marco ético político amplio, significa

introducir como criterio prioritario de diseño, ejecución y evaluación de esa

política, su contribución al respeto, garantía y exigibilidad en el cumplimiento de

ciertos derechos reconocidos como básicos para la gestión estratégica de un

Gobierno, en el marco de una apuesta de desarrollo nacional.


El enfoque de derechos sirve como parámetro para determinar de qué modo la

oferta de programas y servicios aporta al cumplimiento de los derechos de las

personas, y también, para determinar de qué manera la inversión pública y los

modelos de intervención aportan a reducir brechas que afectan a la población,

en distintas áreas.

c) Integralidad de las acciones. Las personas y grupos que se encuentran en

situación de mayor vulnerabilidad, requieren recibir los apoyos necesarios para

hacer uso efectivo de la estructura de oportunidades disponible. Dichos apoyos

suponen el uso de estrategias tanto asistenciales como promocionales para la

restitución de las capacidades de funcionamiento de las personas y el

desarrollo de funcionalidades y prácticas necesarias para su inserción social

efectiva.

Para lograr lo anterior, se requiere un sistema de provisión de servicios y

beneficios oportuno y pertinente a las necesidades de cada una de las familias

y personas, sujetos de protección. Es necesario disponer de distintos servicios y

beneficios para las mismas personas y familias, en el marco de una estrategia

integral de intervención. Sólo así es posible contribuir a lograr resultados

efectivos en un fenómeno multidimensional como la pobreza extrema.

d) Equidad y manejo de la vulnerabilidad. La noción de equidad actúa como

principio regulador de los accesos y distribución de servicios y beneficios


sociales de acuerdo a la priorización de los grupos sociales más vulnerables en

base a la solidaridad y no discriminación.

La noción de equidad asume que para lograr un modelo de desarrollo humano y

sustentable, se debe procurar el goce universal de los beneficios del

crecimiento. Por lo tanto, promueve la generación de condiciones y

mecanismos redistributivos que basados en la igualdad de oportunidades,

apliquen estrategias de discriminación positiva sobre aquellos que se

encuentran en situación de mayor rezago, esto es, que no cuentan con

condiciones suficientes para lograr un desenvolvimiento autónomo y sostenible

y que requieren de recursos auxiliares para su promoción social efectiva.

Por su parte, la vulnerabilidad surge en el contexto de visualizar el fenómeno de

la pobreza no sólo desde la perspectiva de las condiciones de ingreso

económico sino también desde las dimensiones psicosociales, educacionales,

laborales, y familiares que se expresan en la desigualdad de oportunidades.

e) La familia como núcleo de desarrollo humano. La familia es un sistema de

relaciones sociales que cumple naturalmente una función protectora respecto

de sus integrantes y que, contando con las condiciones básicas para su buen

funcionamiento, es capaz de cumplir eficiente y eficazmente este rol.

En este espacio relacional se pueden incentivar valores, conductas y prácticas

favorables a proyectos de desarrollo individual y grupal. Por lo mismo, es

responsabilidad del Estado, contribuir a restituir las capacidades de


funcionamiento que han sido suspendidas o dañadas, como consecuencia de

políticas económicas erradas y concentrar en ellas diversos apoyos para

aportar al bienestar de la familia y sus miembros.

Desde esta perspectiva, los esfuerzos por proteger a la familia y potenciar el

sistema de vínculos que en ella tienen lugar, pasa necesariamente por dignificar

su rol y generar estrategias protectoras que a la vez contribuyan a su

autodesarrollo.

f) Desarrollo local y la participación ciudadana. Para que una estrategia

social resulte eficaz en su plan de integración, debe operar en los espacios

sociales e institucionales más cercanos a sus receptores. La ampliación de la

estructura de oportunidades y la movilización de recursos puestos a disposición

de este proceso, debe ocurrir en los territorios donde las familias residen, de

forma de alterar las barreras de accesibilidad que son propias de los diseños

que no contemplan el espacio local como nodo articular de los esfuerzos

institucionales.

De igual forma, la potenciación de procesos de desarrollo en el nivel local, se ve

facilitado y fortalecido por la participación de las personas y grupos que son

sujetos de protección, en las distintas formas y en los distintos niveles en que

esto puede ocurrir.

La incorporación de la perspectiva de los usuarios es eje central en la gestión

de soluciones oportunas y pertinentes. Y deben ser éstos quienes efectúen los


controles de calidad correspondientes en procesos de evaluación y contraloría

social que tenga consecuencias sobre el desempeño de la institucionalidad.

Los principios rectores que orientan el diseño y la ejecución del Sistema de

Protección Social, antes identificado, se constituye en el marco de las

estrategias de acción e intervención que se lleven a cabo y, al mismo tiempo,

sirven de criterios para la evaluación de los resultados que se alcancen en el

desarrollo.

8.3.- ELEMENTOS DE LAS REDES DE PROTECCIÓN SOCIAL

Hicks y Wodon revelan por su parte que la red de protección social debe

tener los siguientes elementos:

- Estar basada en un análisis acabado de quiénes tienden a verse más

afectados por las crisis, y qué clase de mecanismos utilizan normalmente los

afectados para enfrentarlas;

- Ofrecer una cobertura suficiente de la población a la que se desea llegar,

sobre todo los grupos más vulnerables y excluidos;

- Estar bien focalizada en los pobres, con reglas claras en materia de

elegibilidad y cese, de manera que el acceso sea simple y predecible;

- Hallarse bajo la supervisión de instituciones ya establecidas y que funcionen

bien;
- Ser anticíclica (es decir, recibir más financiamiento cuando hay una crisis

económica), y en algunos casos aplicarse automáticamente cuando se den

factores desencadenantes previamente convenidos, como un aumento del

desempleo o un incremento de la pobreza sobre cierto nivel;

- Ser sustentable desde el punto de vista fiscal;

- Poder entregar beneficios con rapidez, y lograr que la mayor parte posible de

los costos vaya a incrementos netos del ingreso;

- Complementar, y no sustituir, los programas de redes de seguridad y otros

mecanismos de protección social de carácter privado;

- Reducirse proporcionalmente una vez pasada la crisis.

Sobre la cohesión social, la Unión Europea indica:

- El concepto de cohesión social abarca el tratamiento de los problemas

relacionados con la pobreza, la desigualdad y la exclusión social.

- La preocupación por la cohesión social hace hincapié en el carácter

pluridimensional de la pobreza. El PIB per cápita ya no puede considerarse el

único indicador de bienestar.

Por lo tanto, el crecimiento no es condición suficiente para el desarrollo, sino

sólo una condición necesaria. A este respecto, la renta per cápita relativamente
elevada no es garantía de un menor grado de desigualdad y pobreza. El acceso

a la educación y la sanidad, a infraestructuras básicas como el agua potable y a

un empleo decente, así como la participación en la vida política y social del

país, son elementos tan importantes como la renta por sí sola. La no

participación en la vida social, la representación política y la justicia son una

fuente de exclusión ignorada con demasiada frecuencia.

- Un planteamiento basado en el concepto de cohesión social permite detectar

mejor los mecanismos que conducen a situaciones de precariedad. La

exclusión se ve intensificada a menudo por la discriminación, declarada o no, de

grupos sociales definidos en función del sexo, la raza, la posición social, el

origen étnico, etc. Asimismo, la localización de los individuos puede afectar

sustancialmente su nivel de inserción, como consecuencia del aumento de las

desigualdades regionales en un mismo país, y poner en peligro la cohesión de

una nación.

Por lo tanto, el análisis de la identidad y del origen de los individuos es un

elemento clave para la comprensión profunda de los procesos de marginación;

un banco de pruebas para la cohesión social.

- El papel del Estado es fundamental para garantizar una cierta cohesión

social. Y así, sin desatender la necesidad de estabilidad macroeconómica o

las Finanzas Públicas, el Estado puede actuar principalmente sobre el

sistema fiscal, para hacerlo más equitativo y progresivo, y sobre el gasto


público, para garantizar la redistribución y corregir la fractura social, que

genera la exclusión).

Así mismo, para contribuir al objetivo de la cohesión social, el Estado puede

concentrar sus esfuerzos en mejorar la protección social de todos los

ciudadanos.

La búsqueda de una mayor cohesión requiere también la continuación de los

esfuerzos de democratización mediante la gobernanza participativa. La

participación de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones

mediante la consulta y participación de las organizaciones de la sociedad civil

es un complemento esencial de la democracia participativa y protagónica. La

robustez de un verdadero poder comunal.

8.4.- PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LA POLÍTICA SOCIAL

Franco plantea que los principios orientadores de la política social tienen que

ver con la definición de su población-meta –universalización-, la consecución

del objetivo buscado –impacto- y, la utilización de los medios asignados para

alcanzarlo –eficiencia-.

a) El universalismo ha sido parte del discurso social tradicional, aunque en

general se lo ha interpretado como el esfuerzo por generalizar una oferta de

bienes y servicios igual para todos aduciendo, entre otras cosas, que ello

contribuiría a elevar la cohesión social.


Pero la práctica latinoamericana siempre mostró desigualdades notorias en esa

provisión, por lo cual se ha hablado de universalismo excluyente, en unos

casos, y estratificado, en otros.

La primera acepción pone énfasis en los que quedan al margen de cualquier

protección; la segunda, si bien acepta que muchos son atendidos, destaca que

reciben prestaciones que varían en monto y calidad y enfatiza que esas

diferencias no tienen que ver con las necesidades, mayores o menores, de

cada cual sino con el status de los beneficiarios.

Quienes reciben las mejores atenciones pertenecen a los sectores más

instruidos, más informados, más organizados, o viven en áreas mejor dotadas

de servicios, y disponen de un mínimo de recursos para hacer frente a los

costos en los que debe incurrirse para obtener los bienes o servicios que

implica la prestación (transporte y tiempo, como mínimo; a veces pago de una

tarifa). El acceso a esa oferta ha sido siempre difícil para quienes, aún teniendo

mayores necesidades, carecen de las características enunciadas.

Las políticas universalistas así entendidas tienen alto costo y bajo impacto.

Una oferta que quiera igualar por arriba y llegar a todos resultará muy cara.

Para ajustarla a los recursos disponibles conservando el principio, suele

disminuirse la calidad de las prestaciones y, por tanto, se deteriora casi

seguramente el impacto del programa sobre los beneficiarios, o bien se

recorta la "universalidad" por criterios no transparentes que orientan los


servicios hacia un grupo restringido que tiene el poder suficiente para

imponer su interés.

No es superficial recordar que el corporativismo suele ser un rasgo

característico de los sistemas políticos de la región.

Por ello, hay que entender la universalización de otra manera. Se trata, en

verdad, de perseguir la satisfacción de las necesidades básicas de todas las

personas. Algunas podrán solventarlas con sus propios ingresos, mientras que

eso sería imposible para otras, en diferente proporción y será responsabilidad

del Estado el facilitarlos.

b) El elemento clave en los programas sociales es el impacto, esto es, la

medida en que un proyecto, en función de sus objetivos, transforma algún

trecho de la realidad. Pero hay factores no relacionados con la eficiencia

operacional que pueden dificultar y hasta impedir que muchos proyectos

sociales alcancen los fines que persiguen. La evaluación de impacto calcula los

efectos netos del proyecto, eliminando los cambios derivados del contexto.

Determina, en fin, en qué medida el proyecto ha alcanzado sus objetivos, qué

cambios ha producido en la población beneficiaria, y cuáles fueron sus efectos

secundarios.
c) La eficiencia, mide la relación que existe entre los productos (bienes o

servicios) que se entregan a través de la política social y los costos de los

insumos y las actividades que se llevan a cabo para obtenerlos.

Como los recursos siempre son escasos frente a necesidades crecientes, la

eficiencia es muy importante también en la política social, aunque erróneamente

algunos tiendan a pensar que es propia de un enfoque economicista.

También debe tenerse presente que los productos, en los programas sociales,

son necesarios para lograr el fin, pero no son el fin.

Cabe sostener que al descentralizar, puede mejorarse el diagnóstico, por

cuanto es posible suponer que en el nivel local resulta más fácil identificar

necesidades, conocer en profundidad los problemas a enfrentar y, por tanto,

también postular soluciones más pertinentes, dado el tamaño más pequeño del

territorio como de las personas implicadas, lo que permitía realizar un mejor

cálculo de las ventajas e inconvenientes de las acciones a implementar, y

llevarlas a cabo de manera más directa y rápida.

Todo lo anterior puede ser cierto siempre que el cuerpo técnico encargado de

realizar el diagnóstico y plantear soluciones tenga la suficiente formación

técnica y conocimiento de las soluciones que se están llevando a cabo en otros

lugares del país, de la región y del mundo. En caso contrario se corre el riesgo,

común por cierto, de no aprovechar la acumulación de experiencias producidas

fuera de su limitado terruño.


8.5.- UNIVERSALIDAD DE LA POLÍTICA SOCIAL

Sobre este tema, son relevantes las siguientes ideas:

Machinea acota que la acepción de universalidad implica garantizar a todos los

ciudadanos, precisamente en virtud de tal condición, determinadas protecciones

o beneficios fundamentales que se consideran necesarios para que participen

plenamente en la sociedad en que viven. Como tal, dicho principio busca que

todos los miembros de la sociedad cuenten con la certeza de que ésta les

asegura un nivel y una calidad de bienestar considerados básicos, que deben

ser los máximos que permita el desarrollo económico en un momento dado.

Esta universalidad es la que genera cohesión social y pertenencia y, en última

instancia, la gobernabilidad indispensable para la construcción de un consenso

social.

Señala que si bien el principio de universalidad apunta a asegurar la protección

para quien no pueda autónomamente acceder a ella en forma definitiva, parcial

o temporal, por razones involuntarias, ello no necesariamente significa que el

acceso a los servicios sociales se deba otorgar siempre de manera

enteramente gratuita o automática, sin que medie una contribución específica,

el pago de impuestos generales o una prueba de medios. Sin embargo, la

universalidad no es contraria a la posibilidad de establecer criterios de

selectividad o focalización.
Indica que puesto que la falta de universalidad afecta principalmente a los más

pobres, la selectividad o focalización debe entenderse como el instrumento, o

conjunto de instrumentos, que permiten orientar las acciones, particularmente la

asignación de subsidios, para que la población más carente acceda a los

servicios y garantías sociales básicas.

Por ello, la focalización no debiera ser el objetivo de la política social, sino una

condición que, bien aplicada, hace más eficaz la universalización de los

programas sociales y por ello constituye también parte integral de una política

social de Estado.

Cordera sustenta que la universalización de la política social debería buscar

materializar los derechos sociales constitucionales, en particular en el caso de

la educación, la salud, la vivienda, y la seguridad social. Aumentar con solidez

la calidad de vida de todos, y al mismo tiempo fortalecer la formación de

recursos humanos para el desarrollo y la cohesión social, debería ser un

propósito explícito que reforzará los mandatos constitucionales,

Apunta que el carácter universal de las políticas sociales, genera cohesión

social y le da vigencia y materialidad al concepto de ciudadanía. Garantizar a

todos los ciudadanos, en virtud de tal condición, determinadas protecciones y

beneficios asoma a cada día con más claridad, como una condición

fundamental para que sus perceptores participen plenamente en la sociedad en

la que viven.
8.6.- IMPACTO Y EFICIENCIA DE LA POLÍTICA SOCIAL

Respecto al impacto, el Centro Centroamericano de Población subraya que la

evaluación de impacto de los programas sociales, es crucial para determinar

sus efectos y decidir si se necesitan cambios y reformulaciones para hacerlos

más efectivos, o si deben ampliar, renovar, o en última instancia, eliminar el

financiamiento.

En un contexto donde los recursos son escasos, las entidades que financian y

ejecutan los programas sociales requieren cada vez más precisión en los

resultados de la evaluación. En este sentido, la evaluación de impacto juega un

papel fundamental porque mide los cambios en las condiciones sociales de los

sujetos intervenidos y explica si estos cambios pueden ser o no atribuidos a los

programas.

Sostiene que a pesar de la importancia que se obtiene mediante la evaluación

de impacto en el desarrollo de los programas, la realidad es que año tras año se

invierten grandes sumas de dinero para el financiamiento de programas

sociales que no llegan a medir el impacto en la calidad de vida de las personas

a las que van dirigidos.

La escasez de evaluaciones de impacto obedece, en gran medida, a la falta de

capacitación idónea del personal encargado de diseñar, ejecutar y evaluar los

programas.
Machinea cree que la eficiencia debe orientar la organización y gestión global

de los servicios y prestaciones sociales, para asegurar la universalidad y

solidaridad, los estándares de calidad y, asimismo la minimización de los costos

y la maximización de los resultados. La eficiencia demanda una adecuada

transparencia y una continua evaluación de los resultados.

La búsqueda de la eficiencia implica que se establezca una estructura de

incentivos que permita el mejor uso y asignación de los recursos en cada

actividad y entre diferentes actividades; que el interés de los actores de

maximizar sus beneficios coadyuve al cumplimiento de los objetivos y a

maximizar la eficiencia global de la estructura de los sistemas de protección; y,

finalmente, que los beneficios que se logren en cada área tengan las menores

consecuencias perversas sobre otras esferas del desarrollo social o económico.

8.7.- PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA ADMINISTRACIÓN DE LA

POLÍTICA SOCIAL

Frediani esboza una serie de principios básicos para la administración de la

política social, con el propósito de contribuir a desterrar la tradicional y

anacrónica cultura político-administrativa que ha estado vigente para atender a

esta área vital del Estado, basada en una multiplicidad de programas, acciones

y emprendimientos inconexos, asistemáticos, sin transparencia en el manejo de

los recursos públicos, con ausencia de mecanismos de selección y eficiencia en

el destino de los fondos, condicionados la mayoría de las veces a una


conducción personalizada institucional y por ende no participativa, ausente de

controles de gestión, y sin preocuparse por el grado de cumplimiento en la

efectividad de la asistencia y la llegada a la población objetivo que

supuestamente se pretendía originalmente atender.

i) Carácter sistémico. El modelo de gestión de la Política Social parte de la

existencia operativa y debidamente respaldada por la autoridad política, de una

estructura de Planeamiento y Coordinación de todos los programas existentes o

a crearse en el ámbito de la Política Social, para evitar equivocaciones,

superposiciones, contradicciones o conflictos entre ellos.

Se trata de rescatar el principio de unidad que debe prevalecer en todo este

campo de la acción del Estado, dejando de lado el modelo anárquico de diseño

y ejecución de proyectos aislados que no responden a una visión de conjunto

en el marco de los objetivos, políticas y estrategias definidas para el área social

por sus máximas autoridades.

ii) Centralización en el diseño y conducción, pero descentralización y

participación en la ejecución. Se busca centralizar a nivel nacional todo lo

referente al establecimiento de objetivos, políticas y estrategias, como así

también las labores de planeamiento y control de gestión, pero

descentralizando a niveles inferiores del estado (regional y local), como así

también a nivel de las Organizaciones sociales y comunitarias, la ejecución de

las acciones específicas y la llegada y atención a los sectores objetivos que se


pretende apoyar, por su mayor proximidad y, por ende mayor conocimiento de

ellos.

iii) Regulación y marco preceptivo a cargo del Estado. Aunque en el campo

de la Política Económica ha sido factible privatizar extensas áreas que

tradicionalmente han estado a cargo del Sector Público y reorientarlas hacia el

mercado, es no obstante atribución indelegable del Estado, todo lo concerniente

a la Política Social. Sin embargo, puede haber una transferencia hacia ciertas

instituciones de la sociedad ajenas al Estado (Organización Comunal) en lo que

respecta a la ejecución de ciertos programas y proyectos, por razones de

proximidad, operatividad y mayor conocimiento de los sectores-objetivos de que

se trate.

iv) Institucionalización del sistema. Se trata de automatizar las políticas y los

programas sociales, para asegurarles no sólo continuidad y permanencia en el

tiempo sino también dotarlos de una inserción institucional dentro de las

estructuras del Estado y la Sociedad.

La precariedad temporal y fragilidad institucional atenta contra el logro de

objetivos de más largo plazo. Las políticas sociales no son de los funcionarios ni

de partidos políticos a los que pertenecen. Es una cuestión de Estado.

v) Eficiencia en el uso de los recursos. Significa optimizar desde el punto de

vista económico-financiero, el uso de los recursos destinados a los Programas

Sociales, desde el momento en que al provenir de impuestos o deuda, son


aportados por la comunidad en su conjunto y, su aplicación implica un sacrificio

alternativo en términos de costos de oportunidad social, que lo soporta la

sociedad en su conjunto. El costo económico de un dólar destinado a financiar

un programa o un proyecto de política social, está dado por todo aquello que el

Estado deja de hacer alternativamente (obras de infraestructura, por ejemplo, o

reducción de impuestos existentes para reactivar la producción y el empleo en

la economía).

vi) Eficacia en el logro de los objetivos. La efectividad de los programas debe

ser permanentemente evaluada en términos no sólo económicos (óptimo uso de

recursos y maximización de la tasa de beneficio social) sino también en

términos de efectividad (cuantificada) en el logro de los objetivos perseguidos

(por ejemplo, porcentaje de la población objetivo que se pensaba asistir y que

fue efectivamente asistida por el programa de que se trate).

vii) Precisa definición de los sectores-objetivos a asistir. La efectividad de

los programas exige como condición indispensable una precisa definición,

conceptualización, justificación y cuantificación del sector objetivo a ser asistido

por cada programa (estimación de la demanda potencial y real), es decir,

focalización precisa del proyecto en términos de destinatarios, incluyendo su

localización geográfica, y la distribución de metas cuantitativas durante un

cronograma temporal, durante la vigencia del programa o proyecto.


viii) Transparencia en el sistema. Se trata de sistematizar información para su

posterior publicación y difusión, y así dar a conocer los programas con la mayor

difusión posible, no sólo en lo referente a sus características, procedimientos,

recursos empleados, fuentes de financiamiento, costos operativos, sectores

objetivos destinatarios, criterios de elección de beneficiarios, y alcances, sino

también comunicación a la sociedad sobre el logro de sus objetivos y del

manejo de los recursos públicos destinados a ellos.

No se trata de publicar datos con fines de marketing electoral en vistas a las

elecciones. Se trata de publicar información para dar transparencia al manejo

de los fondos públicos, y para que la sociedad como un todo pueda juzgar

sobre la real efectividad, eficiencia, racionalidad y honestidad en la ejecución de

estos programas.

ix) Participación comunitaria. La Administración de la Política Social alcanza

su legitimidad en la medida que contemple y exprese las reales necesidades de

la población y ello se logra sólo si existen mecanismos de participación de la

sociedad civil organizada para captar sus puntos de vista y opiniones respecto

al diseño, cobertura, y localización de los Programas Sociales, como así

también durante el correspondiente proceso de retroalimentación y

actualización de los mismos.


x) Control de la gestión. Todo el sistema de Administración de la Política

Social debe ir acompañado de un Control de Gestión institucionalizado, el que

no debe limitarse a los aspectos presupuestarios, contables y administrativos

que exige la Contabilidad Pública, sino además de ello, debe avanzar

primordialmente en la implementación de mecanismos y sistemas que permitan

implementar un control de gestión de la eficiencia y eficacia que se vaya

alcanzando en cada Programa, para permitir la postevaluación del éxito

alcanzado por los Programas y Proyectos, para su perfeccionamiento y

reorientación de los mismos en los años subsiguientes.

8.8.- ATRIBUTOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE INSTITUCIONES

SOCIALES

Machinea, destaca la necesidad de considerar los siguientes atributos en la

construcción de instituciones sociales:

Un primer aspecto es la presencia de reglas claras, explícitamente acordadas

y que permanezcan en el tiempo. Las dos primeras contribuyen a la

transparencia y solidez, la segunda tiene que ver con que la intervención sobre

lo social, especialmente cuando no es asistencial y focalizada sino universal y

estructural, requiere sostenibilidad en el tiempo para consolidarse y rendir los

resultados esperados. Precisamente, la “razón política”, sobre todo vinculada

con la competencia electoral, reclama resultados rápidos y visibles que muchas

veces la política social no puede dar (caso de la educación, cuyos resultados se


hacen visibles en el largo plazo). Entonces la única manera de mantener

políticas sociales de impacto diferido (pero estructural o exhaustivo), es no

someterlas a esa razón política. En efecto, tienen que ser políticas de Estado.

Para esto se requiere un Pacto fiscal y un Acuerdo Político y Social. El

primero porque sin un monto mínimo de recursos es casi imposible pensar

que se pueden atender las demandas sociales. El segundo, porque sin un

acuerdo social y político es difícil que se pueda mantener ciertas políticas en

el mediano y largo plazo. Esto no significa que los gobiernos no puedan

cambiar ciertos aspectos de las políticas sociales. Se trata, por último,

partiendo del pacto fiscal y de un acuerdo político social, de “blindar” aquella

parte del gasto social que se considera más importante. Esta definición

cumple con un doble propósito. Por un lado, la prioridad recibe el acuerdo

político explícito en el ámbito parlamentario y, por otro lado, se aseguran los

recursos fiscales para el financiamiento que permite la continuidad en el

tiempo de los programas incluidos en dicha definición.

Un segundo atributo es que las instituciones deberían atender el requisito de

gestión eficaz. Gerenciar programas sociales, especialmente los que tienen

carácter focalizado y orientados a grupos de riesgo, no es lo mismo que en

otras áreas de la economía. El modelo gerencial debe ser el adecuado para

llegar a las poblaciones con carencias. De lo contrario el esfuerzo no alcanzará

a los más necesitados.


Esto requiere dos ingredientes. Por un lado el desarrollo de capacidad técnica

permanente en los organismos sociales, la continuidad de actores claves, tal el

caso de los responsables de los programas sociales. Por el otro, se requiere

institucionalizar la transparencia de la información, información para el diseño,

la evaluación de los resultados y la rendición de cuentas y, muy especialmente,

para que los sectores a los que se pretende llegar con el programa tengan

conocimiento de los medios con que cuentan para mejorar su situación. Esta es

la mejor manera de terminar con el clientelismo político. Los programas deben

estar condicionados a los progresos que se hagan en este ámbito:

empadronados con los beneficiarios, evaluación y rendición de cuentas. De esta

forma, la constitución de cuerpos técnicos encargados de los programas así

como la publicidad de información sistemática junto a mecanismos externos de

control, pueden ser vistos como innovaciones institucionales.

Un tercer elemento es la capacidad para articular entre instituciones la

política social. Esta necesidad surge de las características multidimensionales

de los temas sociales. El concepto es claro pero su aplicación difícil: en la

medida que hemos afirmado que existen actores múltiples, donde la

intervención tiende a ser cada vez más comprensiva y donde los programas

específicos tienen propósitos relacionados, resulta clave la articulación. A ella

van asociados beneficios netos: se evitan superposiciones y se reducen costos.


No obstante, la necesidad de coordinación es real y ha alentado diversas

soluciones: Gabinetes Sociales, donde se articulan diversos ministerios y

autoridades sectoriales; Consejos de Políticas Sociales, o también la

conformación de una Autoridad Social.

Se puede sostener que dicha Autoridad Social permitiría avanzar en mejorar la

coherencia intertemporal e intersectorial. Al respecto caben dos

consideraciones. Por un lado, debiera existir es una secretaría técnica que

informe, proponga y a su vez incorpore directivas del Gabinete Social.

Por otro lado, esa autoridad de coordinación no debe quitarle el poder en el

manejo de los programas a los ministros y por lo tanto no es conveniente que

haya un súper ministro del área porque ese debilita el poder político de los

distintos ministros. Si bien no hay recetas únicas, parece conveniente que ese

gabinete social esté presidido por una autoridad política, idealmente, el

Presidente o Vicepresidente dependiendo de las modalidades políticas del

funcionamiento del gabinete en cada país.

De esa manera la negociación del presupuesto para los temas sociales estará

mejor coordinada. De otra forma, el ministerio de finanzas se podría convertir de

hecho en esa autoridad social al priorizar ciertos pedidos sobre otros.


Cuarto, es el de participación y reclamo, empoderamiento, según suele

decirse frecuentemente. Es importante fortalecer y estimular la participación de

la población en la asignación de recursos y la definición de prioridades y

programas.

Una capacidad importante para desarrollar en la región y potenciar la

participación ciudadana es acercar los trabajos del gobierno, con la sociedad

civilmente organizada y los Consejos Comunales, armando redes de

colaboración que incorporen los diferentes actores sociales y aprovechen los

voluntariados.

Creemos que este es un camino que contribuye a vigorizar la democracia con

un contenido real y supone el debilitamiento de los mecanismos de

representación tradicionales. Frente a la mala gestión, la corrupción o el abuso

no hay mayores alternativas, de ahí la necesidad de incentivar la participación.

Esta participación tiene que estar institucionalizada a distintos niveles. Es

necesaria la coordinación.

Por un lado a través de Consejos Políticos Sociales en el ámbito nacional y por

el otro a través de Consejos comunales. Además, la participación de la

Sociedad Civil es muy importante para ayudar a mantener la continuidad de

ciertas políticas sociales, es decir, puede ser la voz de la continuidad, de los

objetivos de largo plazo.


Quinto, las instituciones sociales deben concebirse para atender estas

angustias sociales tomando debida nota de las dimensiones territoriales. Es

en esta dimensión espacial de la cuestión donde las políticas públicas,

especialmente aquellas que convergen sobre los procesos de descentralización

juegan, como veremos, un papel central. También tiene que ver con la

posibilidad de que la gente se haga oír.

En cuanto a la prestación de servicios sociales la descentralización es

presentada habitualmente como una alternativa interesante; sin embargo, no

está exenta de problemas. Hoy son muchos los gobiernos que se

embarcaron en procesos signados por políticas que responden al

denominador común de “descentralización”.

Sin embargo, su orientación es dispar, según sea la dirección sobre las que

se construyeron las federaciones y los estados nacionales. El proceso de

descentralización reciente tiene dimensiones políticas y económicas, y

comprende de manera especial a la provisión de servicios sociales. En el

plano político, mientras que en la década de los 80 las autoridades locales

eran elegidas democráticamente sólo en 6 países, hoy en día en 123 países

las autoridades locales son elegidas por el voto popular.

Naturalmente estas tendencias están relacionadas con el proceso general de

consolidación y profundización democrática del continente latinoamericano.


En el plano económico y fiscal, los gobiernos subnacionales también están

jugando un rol más importante en la gestión de los asuntos públicos. En

menos de veinte años, la participación promedio de los gobiernos

subnacionales en el total del gasto público pasó de 8% a 15% del total del

gasto. No obstante, existen significativas diferencias entre países: mientras

que en Argentina, Brasil, y Colombia el gasto ejecutado por los gobiernos

subnacionales representa más del 40% del gasto público consolidado; en

Costa Rica, Dominicana y Panamá menos del 5%. Por otro lado, en

Barbados y Bahamas los gobiernos centrales están a cargo de todo el gasto

público.

La descentralización ha comprendido de manera no despreciable el diseño de

las políticas sociales y la provisión de dichos servicios, fundamentalmente,

educación y salud. En gran parte de los países de la región, la administración

de los servicios está siendo traspasada a los gobiernos subnacionales.

Las ventajas son evidentes. Construcción de una democracia más profunda,

estar cerca de los beneficiarios para que estos puedan exigir, reconocimiento

de la realidad regional, etc. Los eventuales problemas no son menores:

aumento del clientelismo, pérdida de eficiencia por la existencia de cuadros no

preparados, aumento de la inequidad en ausencia de mecanismos de

compensación, etc.
Debemos avanzar hacia la descentralización, pero la velocidad y la secuencia

no es un tema menor. La descentralización debe ser gradual, hay que capacitar,

compensar, regular, generar incentivos para un buen comportamiento, y

evaluar, para lo cual la información es esencial; y fundamentalmente darle

participación y auge al poder comunal. En particular, antes de descentralizar es

importante evaluar la capacidad institucional del gobierno que va a recibir la

nueva función. El agregado subnacional esconde realidades muy diversas y

significa diferentes capacidades materiales, humanas y financieras. Estas

prevenciones bastante obvias acerca de la descentralización, no siempre han

estado presentes en la práctica. Lamentablemente, mucho de la racionalidad

del proceso se ha perdido frente a las urgencias fiscales y de ajuste

macroeconómicos desnaturalizando así los otros principios.

Como es sabido, se ha hecho menos progreso en materia de descentralización

de recursos fiscales, no obstante que en teoría no son fenómenos disociados.

Existen restricciones económicas además de político-institucionales. Dada la

desigualdad regional al interior de los países, no resulta sencillo apelar a bases

locales de tributación. Por la misma razón, la fuerte disparidad territorial en la

distribución del ingreso, no solo requiere un delicado diseño de los esquemas

de transferencias de igualación, sino que le pone un límite a muchas de las

iniciativas descentralizadoras.
En la medida que la descentralización supone la asignación de nuevos roles a

las distintas instancias del gobierno se requiere asimismo el fortalecimiento

institucional del gobierno nacional. Corresponde a este nivel reforzar su papel

formativo, regulador y orientador del proceso y a las municipalidades y las

instancias intermedias del gobierno la modernización de su capacidad técnica

para asumir con mayor eficacia la prestación de servicios básicos, asegurando

y motivando la participación de la comunidad en el seguimiento y en la

evaluación de la gestión pública territorial.

Sexto, la mayor mezcla público-privada en la provisión y financiamiento de

los servicios han implicado nuevos y significativos desafíos regulatorios. Esto

es particularmente visible en sectores como la salud y la previsión social, donde

se presentan considerables complejidades de medición de calidad y acceso a

los distintos tipos de prestaciones y servicios.

Las materias en las cuales se deben desarrollar las normas y actividades

reguladoras comprenden, en primer lugar, la protección del acceso. Esto implica

prevenir y sancionar prácticas de exclusión o discriminación, y garantizar la

posibilidad de elección dentro de los marcos establecidos.

Luego, la regulación debe establecer las normas de calidad y contenidos de los

servicios, tales como el uso de protocolos de atención clínica y los contenidos

curriculares de la educación escolar.


Posteriormente, se debe promover la eficiencia en la gestión, mediante el

establecimiento de parámetros y estándares de costos y rendimientos, así como

reglas para fijar tarifas.

La regulación debe asegurar condiciones de competencia y organización del

mercado que eviten prácticas indeseables como la competencia desleal o

monopólica y el establecimiento de barreras de entrada, tales como formas de

integración vertical u horizontal no deseables.

También, se debe asegurar y promover la producción, disponibilidad y acceso a

información veraz y oportuna sobre los recursos, metas e impacto de los

diversos servicios sociales, como coberturas efectivas, costos unitarios,

evaluación de logros académicos, índices de morbimortalidad y desnutrición,

condiciones de hacinamiento, etc.

Finalmente, la organización de la regulación debe contar con las instancias que

permitan arbitrar los conflictos entre proveedores y la población usuaria. Para

asegurar la independencia del esquema, la regulación debe estar a cargo de

entes especializados, que en algunos casos pueden ser autónomos, sin

perjuicio de la responsabilidad pública global, y para ello se deben fortalecer los

entes que cumplen tareas formativas, reguladoras y de supervisión.


Puede tener sentido crear una capacidad regulatoria que coordine a través de

criterios generales la conducta de los entes reguladores sectoriales. Esa

autoridad tiene la ventaja de permitir que se apliquen criterios generales en las

políticas sectoriales y, de alguna manera, es el equivalente a la autoridad social

desde la óptica de la regulación.

Séptimo, es necesario crear instituciones donde los ciudadanos hagan valer

sus derechos sociales. Sus derechos a ciertos niveles de educación, salud o

alimentación. Desde ya que esos derechos individuales deben enmarcarse en

los derechos colectivos, para que el cumplimiento de los mismos no afecte a los

segundos.

8.9.- ARTICULACIÓN ENTRE LA POLÍTICA ECONÓMICA Y LA

POLITICA SOCIAL.

Merchant, citando a Boltvinik, Arroyo y Valencia, señala que debe articularse

en forma armoniosa la política económica y la política social, si se quiere

mejorar el bienestar humano y que no alcanza con una sola de las dos políticas

e incluso, se dice que la mejor política social es una buena política económica.

Se necesita una articulación virtuosa entre lo económico y lo social.

Menciona que debe haber una base y condición para que la política social

tenga éxito, esto es, se necesita un modelo de desarrollo y de política

económica que produzca efectos sociales positivos. Pero también es claro que
la mejor de las políticas económicas seguirá necesitando de una buena política

social. En este plano es indiscutible la coherencia de toda la política económica

(fiscal, monetaria, comercial, cambiaria, etc), a fin de que en ella prevalezca un

sentido o alcance social.

Sugiero que sin la coherencia entre la política económica y la política social, el

combate a la pobreza no será posible. Sin embargo, en la realidad siempre ha

habido desincronización entre la política social y la económica. La primera ha

sido la encargada de atender a la población en situación de riesgo social y

evitar de alguna forma un mayor empobrecimiento a través de los sistemas de

salud, educación, alimentación y vivienda, mientras que la política económica al

menos en el último cuarto de siglo, se preocupo por el control salarial, para

sofocar la demanda y frenar la inflación; logrando con este mecanismo

aumentar aun mas los ya alarmantes niveles de la pobreza.

Sostengo que el impacto de la política económica, entendida como aquella que

promueve el crecimiento de la producción, mediante el estimulo de la demanda

agregada; no se debe limitar a las variable estrictamente económicas

(crecimiento del producto, inflación, tasa de cambio, entre otras); debe incluir

también impactos sociales, si entendemos a lo social como aquello que define

las condiciones de vida de la población. En la medida en que la política

económica influye sobre el nivel de empleo, los salarios o las condiciones de

producción, determinara de manera muy importante las condiciones de vida de

la población.
En ese sentido, podría decirse que la mejor política social es una buena política

económica. A su vez, la política social, en su expresión sectorial, políticas de

educación, salud, vivienda, seguridad social, tiene también impactos

económicos en la medida en que las condiciones de salud de la población, sus

niveles educativos, y en general, de bienestar determinan el nivel de

productividad de la fuerza de trabajo, el desarrollo de la capacidad de

emprendimiento de los empresarios y el clima de confianza y estabilidad que

promueve, o retarda, el crecimiento económico. En ese sentido, difícilmente

puede pensarse en altas tasas de crecimiento y estabilidad económica sin una

buena política social.

Añado además que una buena política macroeconómica es aquella que

expande las oportunidades de generación de ingresos de amplios sectores

de la población, de la misma manera que una buena política social es aquella

que expande su potencial productivo. En particular, las únicas políticas de

reducción de la pobreza que son sostenibles en el largo plazo, son aquellas

que promueven la incorporación productiva de la población en condiciones

de pobreza a la dinámica del resto de la economía. La única manera de

integrar a los pobres al resto de la economía es a través de la redistribución y

creación de activos productivos, junto con el aumento en la productividad de

dichos activos. Esta propuesta, para ser efectiva, requiere de un alto grado

de articulación entre la política macroeconómica y la política social.


Cordera, dice que la necesidad de lograr una buena integración de

instrumentos, junto con una relación explícita y coherente con la política

económica general, es una condición para la eficacia de la política social. Se

trata de unos vínculos movibles, que cambian en función del ciclo económico

pero también del político, sobre todo en condiciones de la democracia.

Así entonces, señalo que no es posible proclamar la garantía de los derechos

económicos y sociales sin atender a la situación y las tendencias económicas.

El desarrollo social no puede descansar exclusivamente en la política social,

entre otras cosas porque no hay presupuesto que resista esta hipótesis, pero

por otro lado, el crecimiento económico y la política económica no pueden, por

si solos, ofrecer panoramas realistas de equidad y mejoramiento sociales.

Indico que el ritmo y la calidad del desarrollo económico, condicionan las

posibilidades e impacto de la política social, mientras la inversión en capital

humano e infraestructura social, así como un ambiente de equidad, crean

condiciones favorables para el desarrollo económico y la estabilidad política y

social. En ese sentido, el crecimiento económico y la política macroeconómica

de control de la coyuntura, son determinantes en la generación de empleo y de

la estructura de oportunidades laborales y, por ende, de los niveles de ingreso y

de superación de la pobreza.

Otro criterio señala que la política económica siempre debe estar articulada a la

política social en un solo proceso integral, incluyente y pro-pobre, buscando


generar las oportunidades de empleo y acceso a activos productivos, con el

objetivo de producir una verdadera inclusión económica y social de toda la

población sin diferencias de género, etnia, edad o territorio.

Todo ello apunta a que la articulación de las políticas y agendas económicas y

sociales deben ser vistas como el vehículo que genere un desarrollo social con

equidad e inclusión y como el enfoque que active procesos de cambio

endógenos y autosostenidos de reducción de la pobreza, entendida como un

fenómeno multidimensional y, por tanto, que produzca una ruptura con los

mecanismos tradicionales de transmisión intergeneracional de la pobreza y de

la desigualdad, promoviendo una modificación profunda a la concepción

asistencial del Estado.

8.10.- COORDINACIÓN DE LA POLÍTICA SOCIAL

Para Rey es fundamental articular lo económico, lo social y lo institucional en el

diseño de una política o un programa social si se quiere que haya

sostenibilidad.

No hay política o programa social sostenible en el mediano o largo plazo si las

consideraciones económicas no tienen en cuenta las consideraciones sociales.

Al mismo tiempo no hay política ni programa social sostenible en el mediano

plazo si sólo tiene en cuenta las consideraciones de tipo social y no introduce

las consideraciones - restricciones - de tipo económico, y aún cuando estas


dos dimensiones se articulen, si no se ajustan a las realidades institucionales

donde van a operar, estarían condenadas al fracaso.

Sostengo que para lograr la articulación, la coordinación entre actores es

fundamental. Dicha coordinación tiene múltiples niveles. Es necesario lograr

cierta coordinación inter-agencial e inter-sectorial. También se requiere

coordinación intra-agencial e intra-sectorial.

Como si eso no fuera suficiente, se requiere coordinación entre los niveles de

diseño y niveles de ejecución, y entre quienes ejecutan las políticas o

programas y los beneficiarios. Hay aspectos técnicos, políticos y culturales en la

ecuación. En ocasiones es necesario construir consensos, en otras ganar

aliados y siempre habrá que negociar.

En suma, es un proceso complejo, no lineal y muchas veces engorroso. Sin

embargo, una y otra vez el examen de la realidad nos enseña que la ausencia

de coordinación lleva a políticas que no se aplican y a proyectos que no son

exitosos.

Dicha ausencia de coordinación conduce a un diálogo entre sordos,

desafortunadamente frecuente en las políticas públicas y muy especialmente en

las sociales, lo cual en últimas no beneficia a nadie.

Por tanto, indico, que parte del proceso de construir una gerencia social

adecuada es aprender a coordinar. Y como sucede tan frecuentemente,


tenemos que entrar en este aprendizaje aceptando que un sólo lado no tiene

todas las soluciones y que en la interacción de los diferentes actores del juego

se construirá algo mejor.

Repetto señala, al respecto que es posible diferenciar una serie de potenciales

y alcances que a nivel concreto se pueden explorar en materia de programas y

políticas sociales.

Un primer potencial de alcance está más bien concentrado en intentar lograr

que la coordinación de intervenciones estatales en lo social, en particular en el

combate a la pobreza, reduzca los costos administrativos y colabore con la

necesaria salud de las cuentas públicas.

Un segundo potencial de alcance apunta a asociar la coordinación en materia

social con el fortalecimiento de sistemas de información, monitoreo y evaluación

que permitan evitar la duplicación de esfuerzos de los programas focalizados.

Un tercer potencial de alcance es cuando los intentos de coordinación se

vinculan a articular el conjunto de intervenciones tanto a nivel de políticas como

de programas, de las distintas áreas del Estado con algún grado de

responsabilidad en materia de política social, entendida ésta en sentido amplio

y no solamente como lucha contra la pobreza.

Finalmente, un cuarto potencial de alcance se liga a entender la coordinación

en las intervenciones sociales del Estado como un mecanismo necesario para


equilibrar las relaciones de poder intra-gobierno, en particular con las áreas

estatales de economía y finanzas.

Señalo que resultan múltiples los ámbitos que requieren coordinación en

materia de programas y políticas sociales, resaltando así cinco ámbitos

prioritarios. Un espacio fundamental que merece destacarse se refiere a la

potencial coordinación entre las instancias del Poder Ejecutivo al interior del

aparato estatal central.

Asimismo, en sistemas democráticos con cierto grado de consolidación, es

también importante reconocer la importancia que reviste la potencial

coordinación entre los poderes estatales, en particular entre el Ejecutivo y el

Legislativo, a efectos de gestionar lo social en el ámbito de lo público.

Otro de los espacios donde puede registrarse potencial coordinación es aquel

que articula el nivel central de gobierno con los niveles subnacionales. Otro

ámbito de potencial coordinación en materia social está representado por el

vínculo entre el Estado en sus diversas organizaciones y jurisdicciones y los

múltiples actores de la sociedad civil con algún grado de protagonismo en

programas y políticas sociales.

Finalmente, este listado siempre incompleto no puede obviar la necesidad de

explorar la potencial coordinación entre los actores nacionales involucrados en

lo social; sean actores estatales o sociales con los actores internacionales, en


particular aquellos organismos relacionados de una u otra forma con la

cooperación para el desarrollo.

Licha y Molina manifiestan que la coordinación de la política social requiere de

un conjunto de condiciones y criterios que se exponen a continuación:

- Voluntad y cohesión política. Este primer criterio se refiere a la importancia

que tienen la determinación y unión de las autoridades de máximo nivel de un

país para desplegar el ejercicio de la coordinación. Este factor está

estrechamente vinculado con la convergencia necesaria de perspectivas de

intervención en las principales áreas sociales, al más alto nivel político.

- Definición de objetivos estratégicos. Este criterio se refiere a la razón de

ser de la coordinación, que es definir los objetivos estratégicos y prioritarios que

comparten los distintos entes, niveles de gobierno y actores sociales. Como

sabemos, los diversos actores involucrados en el proceso obedecen a diversas

lógicas, intereses y expectativas, a diferentes mandatos y recursos, por lo que

generar una convergencia entre ellos en función de la definición de objetivos

estratégicos es el mayor desafío del proceso de coordinación.

Los mecanismos de consulta y los sistemas de planificación estratégica,

ampliamente aplicados en el ámbito de la coordinación, vienen en ayuda de

esta tarea, que se traduce luego en la organización por prioridades de los

programas de trabajo de los distintos departamentos y unidades involucrados

en las políticas.
A través de estos instrumentos y procesos la coordinación logra orientar y

decidir las acciones prioritarias, asegurando la coherencia y pertinencia de las

políticas.

Para la articulación e integración de los objetivos también se requieren

estructuras que vinculen el diseño con la ejecución de las políticas y sistemas

de información que retroalimenten el proceso de formación de las políticas.

- Estructuras y mecanismos de coordinación con objetivos y funciones

claramente definidos. Un tercer criterio para ejercer la función de coordinación

es la creación de mecanismos y estructuras dotados de legitimidad, apoyo

político y capacidad técnica. Son estas instancias las que aseguran la

coherencia y pertinencia de las estrategias, articulan el diseño con la ejecución

de las políticas, y promueven acciones de fortalecimiento de las unidades de

política de los distintos ministerios y secretarías sociales, dotándolas de los

apoyos técnicos necesarios.

- Participación de los actores claves. La participación de los actores claves

aparece como un criterio básico de la coordinación como proceso que permite

articular y sistematizar los aportes de los distintos entes y actores de la

administración federal, municipal, universitaria, comunal y de los dirigentes de

las Organizaciones de la Sociedad Civil involucrados en las políticas,

programas y proyectos, haciendo más estratégico y concertado el proceso de

formación de políticas en todas sus fases. El enfoque participativo y concertado


de la coordinación surge como un factor de éxito del proceso, a condición de

que la participación se abra genuinamente a los actores relevantes de cada

sector y apunte a establecer acuerdos fundamentales entre ellos que se

expresen en políticas concretas.

Es importante que la participación sea amplia e incluyente para que logre llevar

la deliberación sobre las mejores opciones de políticas más allá de los círculos

tecnocráticos, que son los que tradicionalmente participan en el proceso de

definición de las políticas.

- Institucionalidad legítima. Este quinto criterio se refiere a un marco formal en

el que se inscribe el funcionamiento de las acciones de coordinación. El

proceso de coordinación lo entendemos como un tipo de ejercicio democrático

de gobierno, coherente con el interés público, que genera reglas, instancias,

conductas, decisiones y prácticas legítimas y eficaces, consensuadas mediante

procesos participativos incluyentes y fundamentadas en los valores

democráticos.

Este elemento está estrechamente relacionado con la necesidad de que el

gobierno central ejerza liderazgo y desarrolle una visión para dirigir las políticas

desde un conjunto de valores e ideas comunes, de manera no autoritaria ni

jerárquica. También para avanzar en una transformación progresiva del Estado

“estratégico”, para lo cual es necesario recurrir tanto a capacidades para


desarrollar y difundir ideas, como a enfoques compartidos de gobernabilidad,

con la intervención de los actores claves.

- Capacidad de gestión. Este sexto criterio destaca las capacidades políticas y

técnicas que se requieren para ejercer la coordinación. Son capacidades de

gestión que aseguran legitimidad, aprendizaje, efectividad, cohesión,

negociación, participación, resolución de problemas, creación y difusión de

conocimiento, articulación e implementación. Todas ellas estarían contenidas

en una capacidad colaboradora inter-agencias, construida para transformar en

términos conceptuales, institucionales, organizativos y operativos el modo en

que se desarrollan las políticas y programas.

- Espacios de diálogo y deliberación. Este criterio se centra en el diálogo

social como parte de la institucionalidad a crear para enmarcar y legitimar las

acciones de coordinación.

Los alcances del diálogo pueden limitarse o ampliarse, según nos guiemos por

enfoques minimalistas o maximalistas de la coordinación. Es deseable que el

proceso de diálogo conduzca a la “integración de políticas”, que consiste en

generar cooperación para lograr compatibilizar –armonizar- las distintas

misiones organizacionales entre sí, para desarrollarlas sin contradicciones y de

manera más integrada. Adicionalmente, desde una perspectiva maximalista, el

proceso de diálogo y deliberación constituye un mecanismo democrático que

sirve para alcanzar acuerdos sustanciales, no sólo en torno a los objetivos


organizacionales, sino también en relación con una clara visión sobre el futuro

de las políticas y del desarrollo social. A través del diálogo deliberativo, el

proceso de formación de políticas se desplazará más hacia soluciones

holísticas de los problemas sociales y hacia respuestas más democráticas,

equitativas y consistentes con las demandas y expectativas ciudadanas.

- Sinergias. Puesto que la coordinación busca establecer mecanismos de

colaboración entre agencias gubernamentales y organizaciones no

gubernamentales para desarrollar acciones de desarrollo social, es preciso

contar con visiones de largo plazo y esquemas compartidos y complementarios

de un conjunto de recursos técnicos y financieros. Estos esquemas de

cooperación son de alcance macro -centrados en conceptos. Apelan a un

enfoque holístico de las políticas para superar su fragmentación y, micro -

centrados en proyectos que tienen asignados tiempos y recursos limitados y,

funcionan con sinergias, esto es, con interacciones virtuosas cuyos efectos

combinados permiten alcanzar mejores resultados que los que se pueden lograr

sin cooperación.

La articulación y coordinación de las políticas sociales requieren una visión

estratégica compartida y una estrecha colaboración operativa entre diferentes

entes y sectores interministeriales. También requieren de una articulación y

coordinación intergubernamental.
Las sinergias cognitivas y de recursos -experiencia y habilidad e información-,

las de actividades –operativas-, las de autoridad (mandatos organizacionales) y

las sinergias culturales buscan asegurar esquemas de cooperación para

desarrollar políticas complejas y de gran escala, reducir costos y desarrollar el

capital social.

- Cultura de cooperación e incentivos. Este criterio está relacionado con la

importancia de contar en el sector público con el desarrollo de valores y

comportamientos proclives a la acción conjunta de las organizaciones y

estructuras involucradas en los procesos de coordinación. La voluntad de

trabajo conjunto y una cultura que estimula las prácticas y comportamientos

cooperativos están en la base de un desempeño satisfactorio. La acción de

colaboración genera un conjunto de intangibles, tales como confianza, respeto,

reconocimiento, aprendizaje y relaciones sinérgicas.

- Sistemas de información, comunicación, monitoreo y evaluación. El

último criterio de coordinación se refiere a la disponibilidad de sistemas de

Monitoreo y Evaluación, junto con una estrategia de información y

comunicación, con el fin de poder informar, sensibilizar, asegurar equidad en el

acceso a la información y favorecer el diálogo entre los actores claves para

mejorar la pertinencia de las políticas. La articulación y coordinación de las

políticas sociales requieren una estrecha colaboración operativa entre

diferentes entes y sectores interministeriales. También requieren articulación y

coordinación intergubernamentales, para lo cual los sistemas de información,


comunicación, monitoreo y evaluación constituyen un instrumento fundamental.

La coordinación necesita marcos novedosos de gobernabilidad para pautar los

esquemas de cooperación y que dichos marcos deben incluir: liderazgo claro,

papeles y responsabilidades bien definidos, procesos concertados para el

trabajo conjunto y claridad de resultados y expectativas. Para todo esto, la

disponibilidad de sistemas de monitoreo y evaluación es clave.

XI.- ASPECTOS TEÓRICOS CONCEPTUALES QUE

CARACTERIZAN LAS ESTRATEGIAS DEL DESARROLLO

ENDÓGENO.

Al tratar de caracterizar las estrategias del desarrollo endógeno, para la

creación de empresas de producción social comunitarias; resulta ineludible la

necesidad de realizar algunas precisiones de carácter conceptual.

En primer termino la ECONOMIA, se concebirá como el “conjunto de acciones

para la obtención de medios escasos, que realizan las personas para satisfacer

sus necesidades fundamentales”. (Maria Mas H; 2006).

Luego la teoría y política económica; la primera se define “como la ciencia que

tiene por objeto de estudio los medios alternativos y escasos, para satisfacer

necesidades humanas limitadas” (Maria Mas H; 2006) y la segunda “se concibe


como el plan de acción que tiene por propósito construir el futuro en materia

económica” (Maria Mas H; 2006).

Estas precisiones de útil importancia lo son en el terreno de ubicar la principal

interrogante del presente estudio toda vez que a la luz de las definiciones

anteriores la podemos situar en la política económica ya que las estrategias del

desarrollo endógeno que se intentan construir para crear empresas de

producción social comunitarias responderán a un conjunto de acciones para

alcanzar un fin determinado.

Pero útil y necesario lo es, también realizar un examen del DESARROLLO,

pues hablar del; es abordar un tema muy complejo y de múltiples dimensiones,

la complejidad que representan los prolongados y sostenidos procesos y la

diversidad de relaciones sistémicas que existen en ellos, además de la

multiplicidad de enfoques, niveles y dimensiones, que abarca.

Partiendo de la definición clásica del Desarrollo, Danilo Saravia (2003), nos dice

que en el diccionario Larousse (1999) se entiende como tal: a la mejora

cuantitativa y durable de una economía y de su funcionamiento. Por otro lado, el

informe sobre Desarrollo Mundial (Banco Mundial, 1991) define como

desarrollo: el mejoramiento del nivel de vida, el cual comprende el consumo

material, educación, salud, y protección del medio ambiente; mas adelante el

mismo informe señala que el objetivo global del desarrollo es dotar de mayores
derechos económicos, políticos y civiles a todos los seres humanos, sin

distinción de sexo, grupo étnico, raza, región o país.

Mas adelante, sin embargo el tema del Desarrollo se ha visto limitado al marco

de conceptualizaciones y categorizaciones de la teoría económica. Esta

exaltación trae aprestada la premisa que el problema del Desarrollo, entonces

se ubica en una dimensión estrictamente estudiada por la ciencia económica,

vale decir, que de acuerdo al objeto de estudio de esta ciencia se trata,

exclusivamente, de un problema de medios con características muy

particulares.

La economía es la ciencia que estudia la conducta humana como una relación

entre fines y medios que tienen diversa aplicación (Robbins, L., 1977).

Por consiguiente, cualquier interpretación en torno al Desarrollo Económico que

contemple elementos ubicados fuera del objeto de estudio de la ciencia

económica, desautoriza, de entrada, la pureza y el grado de validez de la

interpretación económica. (Maria Mas H; 2006).

De este modo, el problema del Desarrollo definido y asimilado culturalmente

como el conjunto de pasos para alcanzar los criterios de actuación económica,

no constituye la premisa fundamental sobre la cual se debe concebir la

aproximación al desarrollo y su planificación.


Es precisamente lo contrario, se trata de idear al Desarrollo como una pregunta

que interroga a la sociedad desde los aspectos más elementales de su

funcionamiento hasta su núcleo de identidad colectiva.

Por lo tanto presentaremos aquí al Desarrollo endógeno como fin y como

estrategia, más allá de las propias fronteras de la ciencia económica.

Se entenderá el Desarrollo Endógeno como Fin, “construido desde la

perspectiva del análisis estático, como la asunción, por parte de una comunidad

interesada, de formular y poder alcanzar una imagen objetivo del Desarrollo

asumido este como estado a lograr, como propósito alcanzable que se

convierta en el norte, dirección y rector de las acciones por desempeñar. Desde

este ángulo el Desarrollo es entendido como estado a lograr y todo estado, se

interpreta como quietud, donde se presentan detención de las fuerzas y

movimientos implícitos en el fenómeno, dado un nivel de eficiencia alcanzable”.

(Maria Mas H; 2006).

De esta forma el desarrollo endógeno concebido y asumido como Finalidad se

arma en una “imagen objetivo” que encierra crípticamente el cúmulo de eventos

y cirscuntancias por conseguir, dado un conjunto de potencialidades y

posibilidades existentes. Sin embargo, el recorrido que se da entre el presente y

la acción para alcanzar el futuro augura un cambio.


¿Cuál es el tramo de la estrategia? El Desarrollo endógeno como estrategia se

presenta en el contexto de un análisis dinámico y cambiante.

Se trata de un recorrido realizado por una “Gran Acción”, caracterizado por el

conjunto de elementos y relaciones en constante movimiento que permiten

alcanzar un propósito en términos multidimensionales: económico,

administrativo, gerencial, político, ético, cultural y estético, entre otros

elementos de constitución; no sin antes mencionar; la tecnología, la religión, la

ciencia y la historia.

El Desarrollo endógeno como estrategia se constituye en una acción

compartida a largo plazo que permea a través de organizaciones, instituciones,

cultura y medios existentes para dar forma y organicidad, plenos de sentido y

significado particular, a la vida, en fin y estrategia al mismo tiempo.

Esto se debe a que toda imagen objetivo es, en última instancia, una

abstracción concebida y detenida en el mundo de las ideas, pero que a lo largo

de su implementación se convierte, por su propia naturaleza de guía, en

caduca, una vez que ha podido ser alcanzada.

Llegado a ese punto, donde la acción humana materializa sus fines imaginados,

de inmediato, es sustituida por una nueva imagen que impone una nueva

noción de Desarrollo”. (Maria Mas H; 2006).


De esta forma el Desarrollo se convierte en la perpetuidad de una búsqueda

hacia el futuro. Así, el Desarrollo Endógeno se constituye en Fin y Estrategia al

mismo tiempo (Maria Mas H; 2006).

Luego, cuando nos referimos a desarrollo local “entendemos un proceso en el

que una sociedad local, manteniendo su propia identidad y su territorio, genera

y fortalece sus dinámicas económicas, sociales y culturales, facilitando la

articulación de cada uno de estos subsistemas, logrando mayor intervención y

control entre ellos”. (Enrique Odesta; 1999).

Para llevar adelante dicho proceso, es fundamental la participación de los

agentes, sectores y fuerzas que interactúan dentro de los limites de un territorio

determinado, los cuales deben contar con un proyecto común que combine: la

generación de crecimiento económico, equidad, cambio social y cultural,

sustentabilidad ecológica, enfoque de genero, calidad y equilibrio espacial y

territorial, con la finalidad de elevar la calidad de vida y el bienestar de sus

pobladores.

En la medida que la estrategia del Desarrollo Endógeno potencie y acelere las

capacidades endogenizadoras, se generará una “efecto derrame” cuyos frutos

permearán, a través de todos las dimensiones y espacios de la sociedad y de

sus constituyentes básicos, sean estos: económicos, éticos, culturales,

políticos, tecnológicos, ambientales o de cualquier otra índole, lo que redundará


en el logro de los fines esperados. No es posible perder de vista que más allá

de una eficiente planificación y administración de la Estrategia de Desarrollo

Endógeno, si los fines son mediocres, el Desarrollo Endógeno como futuro

alcanzable sufrirá de la misma mediocridad (Maria Mas H, 2007).

El concepto fundamental de Desarrollo es entonces formulado en los siguientes

términos: “en el despliegue del quehacer social en armonía con su entorno”,

entendiendo por entorno al espacio de relaciones espaciales, materiales,

culturales, políticas y económicas en donde el hombre construye sentido

colectivo. (Alejandro Ochoa Ortiz; 2006)

En este contexto, un proceso de Desarrollo orientado al despliegue de las

potencialidades del hombre en su entorno, es decir del que hacer social; exige:

• La decisión local sobre las opciones de desarrollo.

• El control local sobre los procesos de desarrollo.

• La retención de los beneficios del desarrollo en la misma comunidad.

Y finalmente la denominación de estrategias del desarrollo la cual se aplica a

una variedad de instrumentos que, por oposición a la tradición de las políticas

centralistas de desarrollo, procuran animar los procesos de fortalecimiento de

las ventajas comparativas que se manifiestan en determinados territorios.


Para ello, las estrategias se centran más en lo que se reconoce como factores

“endogenos” vale decir del tejido económico local, los recursos humanos y el

marco institucional local.

En definitiva las estrategias consisten en trabajar sobre la base de que la

actividad económica dependa de las condiciones socioeconómicas del lugar y

no; lo contrario.

9.1.- DEFINICIÓN, FINALIDADES, PRINCIPALES RASGOS

CARACTERÍSTICOS Y TIPOS DE EMPRESAS DE PRODUCCIÓN

SOCIAL COMUNITARIAS.

En principio debemos indicar definiciones particulares de las Empresas de

Producción Social, ya que desde esta perspectiva podremos ir señalando las

finalidades y principales rasgos característicos de estas empresa en la

actualidad no como figuras jurídicas sino más como un modelo particular de un

nuevo sistema económico en construcción a partir de la Constitución de la

República Bolivariana de Venezuela y del conjunto de normas y nuevo

marco legal que las define.

“Las Empresas de producción social, son entidades integrales cuya misión se

fundamenta en la formulación e implementación de nuevas formas de


producción social eficientes, acompañadas de procesos de distribución de

beneficios con justicia, equidad y reciprocidad entre toda la comunidad

participante; a través de la utilización de técnicas propias y tecnología de

vanguardia, en el contexto del socialismo bolivariano” (Maria Mas H, 2007).

Como se desprende de la anterior definición; las empresas de producción social

son entidades integrales, ellas pueden ser empresas de carácter mercantil, civil

o cooperativas pero con la misión de establecer nuevas formas de producción

social y eficientes con una distribución de sus excedentes o

beneficios en base a principios de justicia, equidad y reciprocidad hacia toda la

comunidad que participa y el uso de técnicas y tecnología de punta en el

contexto del socialismo bolivariano.

Otra definición de empresas de producción social, es la aportada en el decreto

3.895 desarrollo endógeno y empresas de producción social del 12 de

septiembre de 2005, en el cual se define a estas de la siguiente manera:

“Las Empresas de Producción Social son unidades productivas

comunitarias que tienen como objetivo fundamental generar bienes y

servicios que satisfagan las necesidades básicas y esenciales de las

comunidades y su entorno (alimentación, vestimenta, vivienda,

educación y salud) a través del trabajo digno de hombres y mujeres”.


Se desprende de la anterior; la característica de ser esencialmente unidades

productivas comunitarias para generar bienes y servicios para la satisfacción de

necesidades colectivas mediante el trabajo digno de hombres y mujeres.

Por otra parte y entendidas así las E.P.S.; según lo planteado por el Presidente

de la Republica de Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez en el programa

dominical Alo Presidente No 241 del 27 de Noviembre de

2005,

“Las Empresas de Producción Social “son entidades económicas dedicadas a la

producción de bienes o servicios en las cuales el trabajo tiene significado

propio, no alienado y auténtico; no existe discriminación social en el trabajo y de

ningún tipo de trabajo, no existen privilegios en el trabajo asociados a la

posición jerárquica, existe igualdad sustantiva entre sus integrantes, basadas

en una planificación participativa y protagónica, y pueden funcionar bajo

régimen de propiedad estatal, propiedad colectiva o la combinación de ambas”

Las Empresas de Producción Social (EPS) asumirán por tanto compromisos

que generen beneficios en las comunidades en que se desenvuelven.

Otra definición que nos parece por igual interesante es aquella en la cual las

E.P.S. son Unidades de producción de bienes, obras y servicios, constituidas

bajo la figura jurídica que corresponda, que tienen la particularidad de destinar


parte de sus ganancias generadas a un reparto equitativo entre sus miembros y

otra parte se transfiere a planes y proyectos de desarrollo social de la

comunidad.

De las anteriores aproximaciones a una definición de Empresas de Producción

Social ya estamos en capacidad de mostrar un inventario de finalidades de

empresas de producción social; que como se subrayo desde el inicio responden

más bien a un modelo determinado que a un tipo especifico de figura jurídica.

Así entonces; en el contexto de la construcción de un nuevo modelo productivo

rumbo a la construcción de un nuevo sistema económico en el marco del

socialismo bolivariano, hoy en construcción; las empresas de producción social

tienen las siguientes finalidades; constituyéndose estas en la célula

fundamental del nuevo modelo:

• Fortalecer la economía popular y alternativa como medio para optimizar

la distribución del ingreso y la riqueza e incrementar la calidad de vida

del pueblo bajo principios de justicia y equidad.

• Producir bienes y servicios que satisfagan necesidades básicas y

esenciales, mediante la participación comunitaria.

• Generar beneficios colectivos, mediante mecanismos de propiedad

comunitaria, gestionados y controlados democráticamente.


En esta misma dirección saltan a la vista entonces los principales rasgos

característicos de este tipo de empresas de producción social; los cuales son a

saber los siguientes:

• La Propiedad es Colectiva, ya que el control de los medios de

producción no es ni privado ni estatal; son de la comunidad o del

colectivo de los trabajadores.

• Su Objetivo es Generar puestos de trabajo estables,

• La producción está fundamentada en la solidaridad, la cooperación, la

complementariedad, reciprocidad y sustentabilidad de sus miembros,

construyendo así las nuevas relaciones sociales de producción.

• El trabajador tiene un compromiso social y procura su desarrollo

integral,

• La producción se destina a satisfacer las necesidades básicas y

esenciales de la colectividad,

• Desarrollan las cadenas productivas, incorporando valor agregado

nacional (REDES PRODUCTIVAS),

• Reinvierten sus excedentes en la producción social, su finalidad no es

la generación de lucro,

• Mantienen precios de ventas solidarios en sus productos y servicios,

• Impulsan la desconcentración territorial,

• Operan en forma armónica con el medio ambiente,


• La remuneración de los trabajadores se realiza bajo el criterio del

aporte de trabajo que cada quien realice.

Estos rasgos indicados anteriormente deben conducir por parte del ejecutivo a

impulsar las EPSC y la construcción de las redes de producción comunitarias

para hacer realidad la participación masiva, activa y protagónica del colectivo

trabajador en los procesos de generación y distribución equitativa de la riqueza

y del ingreso nacional. El logro de este objetivo debe propender al otorgamiento

a las comunidades de PODER para que puedan desarrollar en su seno todas

las potencialidades; es decir desplegar un desarrollo en todas las dimensiones

desde adentro y generar una reacción colectiva que denominaremos Reactor

Endógeno Nuclear.

En cuanto a su tipologia, puede variar de acuerdo con al menos tres aspectos

diferenciados. Las E.P.S. adquieren una tipologia determinada según el objeto,

su tamaño y la naturaleza del capital.

- Según su objeto: EPS de Producción; EPS de Servicio y EPS de

Comercialización.

- Según su tamaño: Unidades de producción comunitaria, Unidades de servicio

comunitarios o Unidades de Comercialización comunitario.

- Según la naturaleza del Capital: EPS de Capital Estatal, EPS de Capital

Privado, EPS de Capital Mixto y EPS de Capital Comunitario.


9.2.- DIMENSIONES DEL DESARROLLO ENDÓGENO.

Antes de precisar las indicaciones aproximativas y notables de las Dimensiones

del Desarrollo Endógeno, introducimos en nuestro discurso señalando un

párrafo que ilustrara la trama que expondremos.

La emergencia de nuevos territorios regionales en el mundo globalizado y

crecientemente impactado por la tecnología y el conocimiento del siglo XXI,

comienza a deparar algunas sorpresas para los antiguos enfoques del

crecimiento económico, surgidos en escenarios bien diferentes al actual.

En el intento de explicar porque algunas regiones inesperadamente han

conseguido desarrollarse (como el caso de la tercera Italia), la teoría regional ha

ido incorporando nuevos conceptos de gran potencial (tales como capital social,

gobernanza, capital cívico; entre otros), dando lugar a lo que ya muchos autores

consideran, un verdadero cambio paradigmático. (Patricio Vergara, 2004).

Desarrollaremos por tanto en este capítulo una pequeña mirada por cada una

de las dimensiones del desarrollo en la perspectiva endógena humana;

partiendo de las que consideramos mas importantes y útiles a los fines de este

estudio que propenderá la construcción de estrategias para emprender este


viaje impulsado por la idea de alcanzar el despliegue de las potencialidades del

ser humano.

“El Desarrollo, en su modalidad endogénica, se concibe como la transformación

total y beneficiosa del sujeto. Lo endógeno no se ata al límite de la existencia

económica, física, espacial, geográfica, cultural, ambiental, política, ética.

No tiene límites. El desarrollo endógeno es una concepción holística e integral

del sujeto. Este último, a los fines metodológicos, puede caracterizarse de

acuerdo a la mirada interesada del “agente” que busca alcanzar el desarrollo.

De esta forma, el ente puede ser comprendido como un ser humano de manera

individual, una agrupación de personas, un barrio, una localidad pequeña o

grande, un Municipio, un Condado, una Nación o un grupo de países

mancomunados. La integralidad y armonía en las dimensiones participantes

para el desarrollo endógeno otorga una nueva mirada en torno al fenómeno”.

(Maria Mas H, 2007).

El Desarrollo Endógeno no pretende entonces, la mejora parcial en las

personas, pues en tanto su visión de futuro y estrategia al mismo tiempo;

consiste en crear un conjunto de oportunidades multidimensionales para lograr

la mejoría integral del ser humano.


La búsqueda del Desarrollo Endógeno, no descansa sólo en el encuentro por la

persona de mejorar la calidad y cantidad de bienes y servicios para satisfacer

necesidades humanas, no consiste en permitirle solo el acceso a un empleo, o

en mejorar su sistema de aprendizaje, salud, vivienda, vialidad; más allá

busca una mejora en su posesión integral y global del ser humano.

Así de entrada, al aproximarnos a la complejidad que significa el fenómeno del

Desarrollo Endógeno, que envuelve un sinnúmero de hechos y relaciones que

participan de elementos muy puntuales existentes en sus dimensiones, propone

nuestra investigación a los fines de lograr su comprensión; el delimitar los

ámbitos que poseen mayor importancia en la crista del Desarrollo Endógeno.

En este sentido las dimensiones más relevantes seleccionadas para el análisis

en torno al tema planteado son la Social, Ética, Cultural, Tecnológica,

Económica y Organizacional y Gerencial., siendo de vital grado precisar que

para cada dimensión señalada es posible la creación de una imagen objetivo;

es decir la construcción de un propósito para cada perímetro de pertenencia, Y

sin dejar de mencionar que la Dimensión Ecológica esta incluida en cada una

de ellas.

Al respecto la profesora Maria J Mas, (2006) plantea: “Esto supone una

propuesta de futuro para la cultura, para la economía, para la ética, para la

tecnología, etc., hasta llegar a poder consolidar una imagen objetivo integral de
comunidad, nación o sociedad, y que el desarrollo endógeno proponga como fin

y como futuro alcanzable”.

“De esta misma forma, para cada ámbito escogido existirá una acción temporal-

espacial sostenida y pertinente que permita alcanzar la imagen objetivo. Como

se parte de la premisa que en cada dimensión existen elementos diversos y

además, estos elementos no se relacionan siempre con la misma regularidad ni

en la misma proporción, pues, su desenvolvimiento es cambiante y en ultima

instancia dependen de la imagen objetivo deseada y de la capacidad

endogenizadora que le sea propia, se requiere articular, para cada

dimensión del desarrollo endógeno, una estrategia singular que a su vez,

participe en todo momento, de la Estrategia Maestra.” (Maria Mas H, 2006).

Así pasamos a realizar una descripción muy sucinta de cada una de las

dimensiones del Desarrollo Endógeno seleccionada para la presente

investigación, sin antes afirmar que existen mas dimensiones que pueden ser

objeto de estudio.

• Dimensión Social:

El desarrollo endógeno es en Sociedad. Sus logros y propósitos, así como los

recursos con los que cuenta, tienen por escenario y mística; lo social.
• Dimensión Ética:

Todos los actos humanos requieren una valoración previa. Esta valoración se

realiza en atención a unos valores, los cuales, constituyen la esfera moral. Y

como esta afecta poderosamente las elecciones y desiciones de las personas

ejercen una gran influencia en todos los campos de la vida humana.

La ética afecta las valoraciones en cuanto a ¿qué y como producir?, los

procesos empresariales y en ultima instancia, define un tipo de convivencia en

sociedad. De esta forma, la moral se desempeña trascendentalmente en el

Desarrollo Endógeno, pues determina el marco valorativo social-individual

desde donde se propone el futuro y se preparan las condiciones necesarias

para su consecución definitiva.

• Dimensión Cultural:

Todo cuanto el ser humano aporta así mismo se expone en la trama cultural. El

comportamiento humano se constituye en una de las palancas fundamentales

que favorece o frena las estrategias y finalidades del desarrollo endógeno.


Desde la perspectiva de la gestión, el elemento común en todas las

dimensiones es el ser HUMANO. No existe Ética sino se comienza por vivir en

sociedad.

En ella se desarrolla la búsqueda de conocimientos científicos, técnicos y se

dan los pasos para el encuentro con la tecnología. Dada una cultura las

personas exigen y producen medios económicos y se crean empresas y

organizaciones para estos fines. La cultura es abarcarte y envolvente. Cada

organización social desde la familia hasta la gran empresa global desarrolla una

cultura que participa a su vez de la totalidad. De esta forma, será necesario

poseer algunas aproximaciones de la Cultura y del Desarrollo Endógeno.

Valdría la pena sugerir desde esta trinchera, una mejora sustancial a las

misiones educativas (Rivas, Robinsón y Sucre), en cuanto y en tanto son

iniciativas que en el tiempo deben propender producir –los impactos necesarios

y suficientes a partir de la Cultura- los cambios de carácter estructural y de

superestructura en la sociedad.

• Dimensión Tecnológica:

La tecnología es una creación humana para obtener medios a menor costo y

lograr satisfacer fines. Sin embargo, su utilización ha dado origen a grandes

conflictos de orden social, ético, ecológico y en general, humanos. La


tecnología es una palanca clave para el desempeño de los procesos

productivos, para el ejercicio organizacional y para la economía en general.

Citando a Celso Furtado, recordemos que el control y dominio de este aspecto

constituye un elemento para derrotar el entramado complejo de la dependencia.

De tal magnitud es su importancia que la industria petrolera en el diseño de sus

estrategias y en el marco del programa “Siembra Petrolera” le ha conferido a la

Filial INTEVEP la responsabilidad de brindar Fortaleza Tecnológica al proyecto

EPS (Empresas de Producción Social), que lleva adelante la Corporación

Petrolera Venezolana

• Dimensión Económica:

El desarrollo Endógeno se sostiene sobre un conjunto de relaciones de

producción, transformación, distribución y consumo de medios materiales y

económicos que se obtienen a partir de la acción de las personas. Esta

ocurrencia sella el fenómeno del Desarrollo en el ámbito económico. Desde

aquí y atendiendo a los constructos de la teoría económica es probable

determinar los elementos y relaciones existentes para la red de economía real y

nominal. La red de economía real se concibe como el conjunto de bienes y

servicios que se producen en la economía bajo unas condiciones de producción

dadas, a lo largo de un periodo de tiempo. La red de economía nominal se


refiere a la actividad monetaria y financiera que existe como fundamento y

reflejo de la red de producción real. Ambas redes, actuando conjuntamente, dan

sustento a la trama económica.

• Dimensión Organizacional y Gerencial:

El fenómeno del Desarrollo Endógeno asigna como elemento clave de

sustentación, la existencia de organizaciones eficientes que se dediquen a la

producción de bienes y servicios. Además, se requiere la inclusión de otras

Organizaciones a los fines, de dar apalancamiento al sistema productivo

general y a la comunidad social interesada en el Desarrollo Endógeno.

Finalmente declaro que el conjunto de estrategias aquí desarrolladas y que

justifican el impulso, desarrollo y creación de este nuevo tipo de empresas y de

nuevas relaciones sociales de producción para construir un nuevo modelo

productivo, tiene que alcanzar y ganar la batalla de la independencia económica

en el país y poder proclamar nuestra plena e integrar soberanía. Así pues de la

revisión mediante el análisis ecometrico realizado en esta investigación quedo

claro que el aparato productivo nacional es la expresión de un país con una

economía subdesarrollada y dependiente, con una estructura sectorial y una

distribución regional que lucen profundamente desequilibradas.


Venezuela pues cuenta todavía con abundantes recursos naturales y

energéticos que facilitan el transito de un país o de una sociedad rentista e

importadora de bienes de consumo final a una economía productiva y

exportadora; sin menoscabo del mercado interno así como tampoco reeditar la

sustitución a ultranza de importaciones de bienes para sectores de medio y alto

poder adquisitivo. Por lo tanto la gran estrategia del gobierno bolivariano en la

construcción del nuevo modelo es propiciar, impulsar y afianzar el desarrollo

desde adentro.
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