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Víctimas y victimarios: Quien ejerce la violencia, ya sea un individuo o un grupo, lo hace con el
fin de demostrar su poder frente al otro semejante, respondiendo de esta manera al deseo humano
del poder ejercer el poder frente a otros iguales. Gozar con la desgracia, con el dolor del otro. El
Bullying no es un fenómeno reciente, aunque las últimas cifras parecen confirmar su tendencia al
alza. Sin embargo, que esta situación se presente en la escuela no es un síntoma de que algo está
mal con los niños o los adolescentes, sino más bien es una reproducción a menor escala de lo que
se vive tras las puertas de la institución. Es una expresión de las tensiones entre los “fuertes” y los
“débiles” o de los que se “ajustan” al sistema ya sea en estereotipos sociales y físicos como en
psicológicos y aquellos que no responden al imaginario social.
El Bullying Es un acto de discriminación que los niños y adolescentes ejercen repitiendo un modelo
que han aprendido a punta de imágenes y ejemplos del mundo adulto. Donde los “loosers” en
cualquier aspecto son discriminados y marginados de la sociedad. Pero, ¿qué sentido tiene golpear
o violentar a otro como sucede en el Bullying? Según la teoría psicoanalítica y, explicada de
manera simple, cuando alguien pega o veja al otro, lo hace porque ese representa partes de él
mismo con las cuales no está feliz. Aquellas inseguridades o defectos propios que le resulta
incapaz reconocer en él mismo y, de esa manera las proyecta hacia el exterior.
La ley del silencio: Agresores, víctimas y testigos parecen regidos por la misma ley: el silencio. Se
oye, se toca, se ve lo sucedido pero no se hace ni se dice nada. El por qué de este
comportamiento radica en los entramados relacionales de poder que se dan entre pares. Los
agresores en el Bullying demuestran su poder agrediendo; las víctimas en una suerte de
“encerrona trágica” se sienten incapaces de hacer nada para cambiar la situación. A pesar del
dolor que les provoca en ocasiones el Bullying creen que se lo merecen y en otras se identifican en
el papel del más débil aquel al que le toca afrontar la situación. En tanto a los testigos, estos son la
gran mayoría, son aquellos estudiantes que por temor a ocupar el lugar de víctimas de Bullying
prefieren permanecer en silencio siendo parte de este círculo violento, que en ocasiones termina
de muy mala manera.
Para los padres resulta una tarea difícil el darse cuenta de que su hijo está siendo víctima de
Bullying y abusos en la escuela. Muchas veces la timidez es la excusa elegida para los
sentimientos de exclusión que vive el chico. Sin embargo, al poco indagar es fácil darse cuenta, las
repetitivas manifestaciones de no querer asistir a clases, las alteraciones en el sueño y los ciclos
de descanso, la poca interacción social en los ámbitos extra escolares y el no participar
directamente de ellas, pueden ser algunas de las señales de que algo no anda bien. Abrir los
espacios para la discusión en casa y sobre todo mostrar apoyo ante el Bullying son medidas
necesarias. Si se comprobase que el estudiante es víctima de Bullying la contención psicológica
por un profesional e incluso el cambio de colegios pueden ser medidas a considerar.