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Infecciones Por Legionella
Infecciones Por Legionella
Keywords: Abstract
- Legionella spp. Non-pneumococcal bacterial pneumonias (I). Infections by Legionella. Infections
- Coxiella burnetii by Q fever. Others
- Q fever Pneumonia is one of the diseases that most commonly require medical attention. In this update we
- Murine typhus review pneumonias caused by pathogens that, although not the most common, have special
characteristics. Legionella spp. and Coxiella burnetii (causative agent of Q fever) are the two most
- Tularaemia prevalent agents within this group. Identifying these intracellular pathogens as the causative agents of
- Pneumonic plague pneumonia has major implications for treatment and appropriate monitoring, because the latter can
become chronic, and for public health. Pneumonias in the context of murine typhus, tularaemia,
- Leptospirosis
pneumonic plague and leptospirosis are much less common and linked to specific geographical areas
and epidemiological contexts, since they are considered zoonoses (as is Q fever). High clinical suspicion
is required for appropriate diagnoses and treatment, since they are not always covered by the empiric
antimicrobials used to treat pneumonia.
mada. Sin embargo, conseguir un diagnóstico adecuado es Zelanda, además de asociarse al manejo de sustratos de jardi-
importante para la elección del tratamiento médico, así como nería. Se trata de una especie minoritaria en Europa hasta
para prever potenciales complicaciones y hacer un segui- ahora, aunque su incidencia se está incrementando en los
miento clínico adecuado según el germen. últimos años5.
Aspectos como la estación del año, la edad y el sexo del
paciente y las comorbilidades (tabaquismo, consumo de alco-
hol, inmunodepresión) pueden estar relacionados con la Epidemiología
participación de estas bacterias y con el pronóstico. La pre-
sentación clínica y las alteraciones en las pruebas comple- La enfermedad de los legionarios es de declaración obligato-
mentarias no son específicas, y es difícil a través de ellas ria en los países de la Unión Europea, por lo que existen
orientar al diagnóstico etiológico con seguridad; sin embar- registros de la incidencia de la misma. Según datos del Cen-
go, ocasionalmente sí pueden aumentar la sospecha diagnós- tro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades
tica para incidir en el diagnóstico microbiológico. Pueden (ECDC), en el continente europeo la incidencia ajustada por
asociar manifestaciones extrapulmonares: cardiológicas, neu- edad en 2015 fue de 1,3 casos por cada 100.000 habitantes,
rológicas, musculoesqueléticas, hematológicas, etc. que re- lo que supuso un incremento significativo comparado con
quieran un manejo específico. los 0,97 casos por cada 100.000 habitantes declarados en
El tratamiento antimicrobiano debe conseguir una alta 2011. Existen importantes diferencias geográficas dentro del
concentración y actividad intracelular, por lo que macrólidos continente; así España, Alemania, Italia y Francia aglutinan
y quinolonas siguen siendo los fármacos de elección, aunque el 70,3% de todos los casos, mientras que su población solo
determinadas situaciones clínicas (inmunodepresión, emba- representa el 49,9% del total europeo. Concretamente, en
razo, riesgo de cronicidad) o potenciales interacciones acon- España la incidencia en 2015 se situó en 2,12 casos por cada
sejen usar medicamentos alternativos y determinen la dura- 100.000 habitantes. Aproximadamente, en el 70% de los ca-
ción del tratamiento. sos la neumonía por Legionella fue adquirida en la comuni-
En esta actualización, revisaremos en detalle la neumonía dad, en un 20% se asoció a viajes y en el 10% restante se ligó
causada por Legionella spp. y Coxiella burnetii, además de a la asistencia sanitaria. El 90% de los casos notificados en
otras bacterias más infrecuentes en las que la neumonía no es Europa de 2011 a 2015 fueron esporádicos, mientras que el
la presentación clínica habitual, pero sí puede aparecer en resto se presentó agrupado en forma de brotes3. Alrededor
algunas ocasiones. La neumonía causada por Mycoplasma del 3% del total de casos de neumonía adquirida en la comu-
pneumoniae y Clamydophila ssp. se desarrolla en otra actuali- nidad son debidos a L. pneumophila6.
zación de esta unidad temática. Las especies de Legionella se encuentran distribuidas am-
pliamente en entornos acuáticos, tanto masas de agua natura-
les como artificiales (sistemas de distribución de aguas, torres
Neumonía por Legionella spp. de refrigeración, equipos industriales, fuentes ornamentales,
spas o dispositivos hospitalarios como nebulizadores). Crecen
Entre los patógenos causantes de neumonía, tanto adquirida a temperaturas de 20-50ºC y se mantienen como parásitos
en la comunidad como asociada a la atención sanitaria, están intracelulares de amebas, protozoos y algunos mohos que a su
las bacterias del género Legionella. La neumonía provocada vez forman biofilms que perpetúan la presencia de estas bacte-
por Legionella spp. también es conocida como enfermedad de rias en el medio acuático. La transmisión a los seres humanos
los legionarios, en relación con el primer brote identificado fundamentalmente tiene lugar a través de la inhalación de
durante una convención de la Legión Americana en 1976. aerosoles contaminados, mientras que las microaspiraciones o
Otra manifestación de la legionelosis es la fiebre de Pontiac la inoculación de heridas con agua contaminada suponen for-
que se presenta como un cuadro febril autolimitado no neu- mas de transmisión menos habituales. Si bien recientemente
mónico. se ha notificado un caso en el que se sugiere la transmisión
entre seres humanos como probable modo de adquisición7,
no se ha demostrado el contagio de persona a persona, por lo
Microbiología que no son necesarias especiales medidas de aislamiento en
caso de ingreso hospitalario2,4.
El género Legionella está formado por 59 especies y más de Los factores de riesgo para infección por Legionella rela-
70 serogrupos distintos de pequeños bacilos filamentosos, cionados con el huésped incluyen: enfermedad pulmonar
Gram negativos y aerobios. De todas las especies, aproxima- crónica, hábito tabáquico, edad superior a 50 años, sexo mas-
damente 30 causan infecciones en seres humanos, principal- culino, inmunodepresión, neoplasias hematológicas (en es-
mente respiratorias. La especie patógena más frecuente y pecial la tricoleucemia) y de órganos sólidos, entre otros. En
virulenta es L. pneumophila, especialmente serotipo 1 (Lp1), cuanto a la inmunodepresión, el riesgo de neumonía por Le-
causante de aproximadamente el 80% de los casos. Otras es- gionella es mayor en aquellos pacientes en tratamiento con
pecies patógenas menos frecuentes y aisladas sobre todo en esteroides o con anticuerpos antifactor de necrosis tumoral
individuos inmunocomprometidos son L. micdadei, L. boze- alfa (TNF-_) y en trasplantados. Sin embargo, la neutrope-
manae y L. dumoffii 2-4. nia o la infección por el virus de la inmunodeficiencia huma-
Legionella longbeachae es la especie causante de la enfer- na (VIH) no se han establecido claramente como factores de
medad de los legionarios predominante en Australia y Nueva riesgo para la adquisición de la enfermedad4.
Biopatogenia TABLA 1
Alteraciones clínicas y analíticas que sugieren a Legionella como agente
etiológico de la neumonía de la comunidad
Tras ser inhaladas, las bacterias se adhieren a las células epi-
teliales respiratorias y a los macrófagos alveolares, usando Fiebre > 39ºC asociada a bradicardia relativa
entre otros mecanismos la proteína potenciadora de la infec- Síntomas gastrointestinales, especialmente diarrea
tividad macrofágica. Dicha proteína se encuentra codificada Síntomas neurológicos, especialmente confusión
Diagnóstico
Hallazgos de laboratorio
Existen varios hallazgos analíticos inespecíficos que orientan
el diagnóstico hacia una posible neumonía por Legionella8
(tabla 1):
1. Leucocitosis con desviación izquierda acompañada de
linfopenia relativa.
2. Aumento de reactantes de fase aguda, proteína C reac-
tiva, velocidad de sedimentación globular y ferritina, al igual
que en otros procesos neumónicos, aunque en la neumonía
por Legionella la ferritina suele elevarse de forma más impor- Fig. 1. Neumonía retrocardíaca por Legionella. El aspecto radiológico es indis-
tante y persistente. tinguible de neumonías por otros gérmenes.
Hay que señalar que no existe ningún ensayo clínico dencia de su eficacia frente a monoterapia. Se prefiere ini-
prospectivo y aleatorizado que compare las distintas posibi- cialmente la administración por vía intravenosa, hasta la des-
lidades terapéuticas, si bien existen varios trabajos que revi- fervescencia, debido a las posibles alteraciones en la absorción
san de forma retrospectiva las distintas opciones. El uso de causadas por las propias manifestaciones gastrointestinales
macrólidos frente a levofloxacino en casos de neumonía gra- de la enfermedad. En cuanto a la duración del tratamiento,
ve se ha relacionado en algunos estudios con una recupera- habitualmente 7-10 días son suficientes, aunque puede pro-
ción clínica más tardía y con una estancia hospitalaria ma- longarse incluso hasta 21 días en pacientes inmunocompro-
yor13. Por otra parte, una revisión actual identifica peores metidos2,6,15.
resultados específicamente con claritromicina, pero no con Además del tratamiento antibiótico, en las neumonías
azitromicina, cuando se comparan ambos con levofloxaci- por Legionella, al igual que en las producidas por otras etio-
no14. logías, puede ser necesario el uso de oxigenoterapia y fluido-
Por tanto, ante una neumonía por Legionella, se reco- terapia entre otras medidas adyuvantes. Los criterios de in-
mienda un tratamiento antibiótico con levofloxacino greso hospitalario o en unidad de cuidados intensivos se
(500 mg-1 g/24 horas), especialmente en casos graves o no- revisan en un protocolo de esta Unidad Temática.
socomiales, o azitromicina (1 g como dosis inicial, seguido de
500 mg/24 horas). Alternativamente pueden emplearse doxi-
ciclina (100 mg/12 horas) o rifampicina (300-600 mg/12 ho- Pronóstico
ras) (tabla 2). La combinación de distintos fármacos como
levofloxacino asociado a rifampicina o azitromicina puede Según datos de la red de vigilancia europea, la mortalidad
considerarse en pacientes graves, si bien no existe clara evi- presenta una tendencia descendente: así en 2015 el 8,1% de
TABLA 2
Aspectos más relevantes o frecuentes de los fármacos utilizados para el tratamiento de la neumonía indicados en esta unidad temática
los casos diagnosticados fallecieron frente al 10,5% de muer- Varios productos contaminados procedentes de estos
tes registradas en 20113. animales se pueden convertir en foco de infección: placentas
Entre los factores pronósticos, uno de los principales es expulsadas tras el parto, orina, heces, etc. Más de 40 especies
el tiempo hasta el inicio de la antibioterapia adecuada. Otros de garrapata se comportan como vectores de la enfermedad
factores indicadores de mal pronóstico son las edades extre- entre animales y quizás tengan algún papel en la transmisión
mas, la adquisición nosocomial, la existencia de enfermedad de la enfermedad entre seres humanos, pero no está demos-
pulmonar crónica concomitante, la inmunodepresión (in- trado y de existir representaría un porcentaje insignificante17.
cluida infección por el VIH), la afectación multilobar con Son factores de riesgo asociados a la infección por C. bur-
insuficiencia respiratoria e hipoxemia severa, la necesidad de netii ciertas ocupaciones laborales (ganaderos, veterinarios,
ventilación mecánica, shock séptico y disfunción renal, entre carniceros), vivir en áreas rurales o cercanas a granjas y viajes
otros. A largo plazo, una vez resuelta la neumonía, se han recientes a zonas endémicas18.
descrito síntomas residuales como fatiga crónica y síntomas La infección en seres humanos tiene lugar de dos formas
neuromusculares15. principales: tras la inhalación de partículas transmitidas por
vía aérea (la más frecuente) y tras la ingesta de productos lác-
teos no pasteurizados contaminados17. Se han descrito algunos
Neumonía por fiebre Q casos esporádicos de transmisión entre personas, aunque bajo
condiciones extremadamente específicas e infrecuentes19,20.
La fiebre Q es una zoonosis de distribución mundial causada por Hay dos formas estructurales de C. burnetii: las variantes
Coxiella burnetii. Fue descrita por primera vez en 1936 por el celulares pequeñas (muy resistentes a estrés ambiental) y las
doctor E.H. Derrick y su nombre tiene origen en la palabra variantes celulares grandes (capaces de multiplicarse dentro
inglesa query (interrogante, duda). Puede propagarse a través de los monocitos o macrófagos del huésped). Una vez se pro-
de animales infectados y es capaz de causar un amplio abani- duce la inhalación de aerosoles o bien la ingesta de grandes
co de manifestaciones clínicas agudas y crónicas, si bien es inóculos tiene lugar un periodo de incubación que dura entre
cierto que algunas de ellas son bastante infrecuentes16. Debi- 1 y 3 semanas, durante el cual las variantes celulares peque-
do a la sintomatología inespecífica que causa normalmente y ñas se fagocitan y reordenan dentro de las grandes y se pro-
a que suele ser una infección autolimitada, el diagnóstico duce la fusión del fagosoma y el lisosoma. En el entorno
clínico es difícil y en muchos casos pasa inadvertido. La fie- ácido del fagolisosoma se produce la replicación de estas va-
bre Q es una enfermedad de declaración obligatoria (RD riantes celulares grandes, de manera que en algún momento
617/2007). Debido a sus singulares características, resisten- de su ciclo de replicación se reorganizarán en variantes pe-
cia en el medio a través de esporas, difusión por el aire y alta queñas para ser liberadas de la célula infectada y poder pasar
virulencia, se considera que puede ser usada para fines terro- al entorno, siendo infecciosas durante meses o años16. De
ristas17. este modo, es capaz de sobrevivir, multiplicarse y permane-
La neumonía producida por C. burnetii es una de las ma- cer durante largos periodos de tiempo en el interior de estas
nifestaciones clínicas posibles en el contexto de una fiebre Q células, otorgándole la capacidad de producir tanto enferme-
aguda, y aunque no se trata de uno de los agentes más fre- dad aguda como crónica.
cuentes en nuestro país, es necesario contemplarlo siempre en La fiebre Q se ha descrito en casi todos los países, obser-
el diagnóstico diferencial de cuadros respiratorios atípicos. vándose la influencia de diversos factores en cuanto a su dis-
tribución y formas de presentación. Las zonas donde predo-
mina de forma endémica son aquellas en las que se pueden
Microbiología identificar actividades de riesgo como ganadería o turismo
rural, como ocurre en Francia, España o EE.UU. Por otro
C. burnetii fue clasificada inicialmente en el género Rickettsia lado, la detección de brotes suele encontrarse en relación con
debido a su particular tinción, a su crecimiento intracelular y a animales domésticos o de granja infectados17,21.
su asociación a artrópodos (garrapatas), pero hoy en día se re- La aparición del último brote en los Países Bajos entre
conoce que guarda relación con Legionella y no con Rickettsia, los años 2007 y 2010 muestra nuevamente que la exposición
clasificándose así dentro de la subdivisión gamma de las pro- a animales infectados es un factor crucial para la transmisión
teobacterias. Se trata de una bacteria Gram negativa con for- de la enfermedad. Además hace patente la problemática ac-
ma de cocobacilo, teñible con el método Giménez o Giemsa tual en cuanto a la prevención de la infección, sobre todo en
y de crecimiento intracelular obligado16. relación con controles en animales, inexistentes, y al desarro-
llo de vacunas y tratamientos efectivos22.
Epidemiología y biopatogenia
Manifestaciones clínicas
C. burnetii afecta a aves, mamíferos y garrapatas. Los princi-
pales reservorios para la infección se seres humanos son los La infección por C. burnetii cursa de forma asintomática en
animales de granja (cabras, ovejas, vacas) y los animales do- el 60% de los casos. Aquellas personas que presentan sínto-
mésticos (perros, gatos y conejos); con mucha menor fre- mas pueden experimentar una gran variedad de cuadros clí-
cuencia se han descrito casos tras el contacto con gran varie- nicos englobados en agudos y crónicos según el tiempo de
dad de animales salvajes, incluyendo canguros y perezosos. desarrollo y los tipos y títulos de anticuerpos generados.
En el caso de la fiebre Q aguda, la manifestación clínica que en líneas generales predomina la forma febril como ma-
más frecuente es un cuadro de fiebre elevada (fiebre de du- nifestación clínica principal de la fiebre Q, aunque en la zona
ración intermedia, de 7 a 21 días) y autolimitada con cefalea, del País Vasco y alrededores, como La Rioja, predomina la
aunque puede desarrollarse también como una neumonía de forma neumónica29. Además, en estas series el cuadro neu-
características clínicas y radiológicas atípicas o hepatitis, y mónico predomina durante los meses de invierno, posible-
más raramente miocarditis, pericarditis o meningoencefali- mente en relación con las bajas temperaturas y las infeccio-
tis. Estas expresiones clínicas pueden coexistir21,23. nes víricas que incrementan la susceptibilidad de la mucosa
La neumonía por C. burnetii suele ser leve y cursa princi- del tracto respiratorio30.
palmente con fiebre elevada, tos no productiva y cefalea in-
tensa de localización retroorbitaria. El cuadro neumónico se
asocia con frecuencia a manifestaciones extrapulmonares Diagnóstico diferencial
como mialgias, artralgias, dolor de garganta, bradicardia re-
lativa, náuseas, vómitos o diarrea. En casos más graves, puede Dadas las características clínicas y radiológicas de la neumo-
producir disnea, dolor de características pleuríticas, sudora- nía por fiebre Q, indistinguibles de las causadas por otros
ción profusa e incluso distrés respiratorio agudo. Mediante agentes infecciosos, es necesario incorporarlo al diagnóstico
auscultación pulmonar, lo más frecuente es detectar altera- diferencial de cuadros neumónicos atípicos. Recientemente,
ciones mínimas o algunos estertores crepitantes, y más rara- y a partir de brotes en relación con los factores epidemioló-
mente signos sugestivos de consolidación21,24. gicos descritos, se ha tomado mayor conciencia en cuanto a
Las manifestaciones radiológicas, al igual que las clíni- la incorporación de la fiebre Q a la rutina diagnóstica, obser-
cas, son indistinguibles de las que producen otros micro- vándose que para descartar C. burnetii de otros microorga-
organismos. Los hallazgos más frecuentes son conso- nismos atípicos es necesario y fundamental hacer uso de la
lidaciones segmentarias o lobares, normalmente únicas y serología. Ciertamente los antecedentes de contacto con ani-
unilaterales18. También se han descrito patrones intersticia- males ayudan a la sospecha diagnóstica, pero no sustituyen
les, opacidades segmentarias, atelectasias, fusiones pleurales en ningún caso a herramientas de diagnóstico microbiológi-
y excepcionalmente pseudotumores24. La resolución obte- co1. De hecho, hasta la mitad de los casos de fiebre Q aguda
nida con la tomografía computadorizada (TC) ha mostrado se han presentado en pacientes residentes en un entorno
la capacidad de C. burnetii para producir afectación de ca- urbano23.
rácter segmentario, lobar y multilobar o parcheada, a veces
asociada a un aumento del tamaño de los ganglios linfáti-
cos25. Diagnóstico
Las formas crónicas de fiebre Q son infrecuentes, ocu-
rren en menos del 5% de los pacientes tras un episodio agu- El diagnóstico de neumonía por fiebre Q puede establecerse
do18, cursando típicamente como una endocarditis subaguda. mediante técnicas de demostración directa o indirecta de la
Aunque raramente, también pueden manifestarse como in- bacteria. Las técnicas de detección directa son el cultivo (que
fecciones vasculares sobre aneurismas e injertos, afectación no se realiza salvo en laboratorios de experimentación con
osteoarticular, hepatitis crónica, infecciones pulmonares cró- adecuado nivel de bioseguridad y personal especializado),
nicas o síndrome de fatiga crónica. Se han descrito algunos tinción con Giemsa o Giménez y la detección de ADN bac-
factores de riesgo para padecer fiebre Q crónica que varían teriano mediante el uso de PCR, no accesible normalmente
según los autores (tabla 3). El tratamiento adecuado de la para el diagnóstico de rutina). Las técnicas de detección in-
neumonía por fiebre Q aguda no solo disminuye la duración directa son las más empleadas, siendo el método de referen-
de la fiebre y resuelve el cuadro neumónico, sino que tam- cia las técnicas serológicas mediante inmunofluorescencia
bién se ha descrito como un factor relacionado con la dismi- indirecta.
nución del riesgo de desarrollo de cronicidad28. C. burnetii sufre una variación en su antígeno principal, el
Las formas de presentación clínica tienen una clara in- lipopolisacárido de pared, de forma que inicialmente se en-
fluencia geográfica y estacional. En España, se ha observado cuentra en forma de carbohidrato complejo capaz de inhibir
la interacción de los anticuerpos con las proteínas de super-
TABLA 3 ficie (antígenos de fase I), y posteriormente tras la mutación de
Factores de riesgo para la evolución a cronicidad tras un episodio deleción se exponen a los anticuerpos (antígenos de fase II).
de fiebre Q aguda Cuando se aísla de animales y seres humanos infectados, de
Raoult D, et al26 Grupo holandés27
forma natural o en el laboratorio, C. burnetii está en fase I
Valvulopatía cardíaca Valvulopatía cardíaca o prótesis valvular
que es una forma altamente infecciosa. En subcultivos se
Prótesis valvular Aneurisma aórtico o prótesis vascular
produce el cambio a fase II, la cual no es infecciosa31.
Valvulopatía reumática
aórtica Durante la infección aguda se desarrollan títulos eleva-
Insuficiencia mitral moderada
Inmunosupresión dos de anticuerpos tipo inmunoglobulina (Ig) M de fase II y
Prolapso mitral
Edad avanzada posteriormente de fase I, que en ocasiones no son detectables
Embarazo hasta pasadas 3-4 semanas del cuadro, y posteriormente apa-
Válvula aórtica bicúspide
Insuficiencia renal recen anticuerpos IgG frente a fase II y después a fase I, en
Varón > 45 años
Persistencia de niveles de IgG fase I ≥ títulos no muy elevados cuando no hay evolución a
1/400
cronicidad16 (fig. 2).
20
10 Pronóstico y seguimiento
<10
IgM Fase II Una vez se ha llegado al diagnóstico de
IgM Fase I neumonía por fiebre Q y se ha pautado
IgG Fase II
IgG Fase I
el tratamiento adecuado, es necesario
IgA Fase II valorar los distintos factores de riesgo
para desarrollar fiebre Q crónica y es-
1 2 3 4 5 6 15 45 145 430
Inicio de la enfermedad Tiempo (semanas)
tablecer así los periodos de seguimien-
to convenientes (tabla 3). En pacientes
Fig. 2. Evolución de los distintos anticuerpos detectables al realizar estudio serológico de la fiebre Q aguda. sin factores de riesgo se podría evaluar
Para la inmunoglobulina (Ig) G fase I (línea amarilla) se representa como continua la evolución que tendría clínica y serológicamente en 6 meses,
en caso de curación y discontinua en caso de evolución a cronicidad. explicando los síntomas por los que
consultar antes de este tiempo: cansan-
cio, fiebre, pérdida de peso, sudores
Los anticuerpos de fase II son detectables a partir de los nocturnos, etc. En pacientes que sí presenten factores de
7-15 días tras el inicio de la clínica (hasta el 90% en la terce- riesgo es oportuno realizar un seguimiento más prolongado,
ra semana) y descienden en los 3-6 meses siguientes, consi- realizando controles a los 3, 6, 12, 18 y 24 meses (fig. 3).
derándose significativos títulos de IgG igual o superior a Si durante este seguimiento aparece clínica sugestiva
1/200 y de IgM igual o superior a 1/50. Es importante la acompañada de aumento de anticuerpos IgG de fase I (título
obtención de dos muestras separadas entre 3 y 6 semanas, igual o mayor de 1/800) estaríamos ante un probable caso de
una en el periodo agudo y otra en el periodo convaleciente, fiebre Q crónica, siendo la endocarditis la complicación más
ya que el aumento de cuatro veces los títulos de anticuerpos habitual. Entonces, se debe completar el estudio mediante la
de fase II, tanto IgM como IgG, confirmaría el diagnóstico. realización de un ecocardiograma transtorácico (ETT) o
Si los niveles de anticuerpos de fase I tipo IgG se mantienen transesofágico (ETE) u otras pruebas necesarias para locali-
superiores a 1/800, sugiere la probable evolución a cronici- zar el foco de infección crónica (TC, tomografía por emisión
dad tras el episodio agudo de fiebre Q. Estos puntos de cor- de positrones). En caso de confirmarse la infección crónica,
te son diferentes para cada área geográfica y dependen de la el tratamiento debe ser prolongado como referimos ante-
técnica serológica utilizada18,31. riormente. Si se alcanzan títulos negativos y el paciente se
Se han descrito reacciones cruzadas entre Coxiella, Legio- encuentra asintomático, se puede asumir la curación, con la
nella y Bartonella, aunque los anticuerpos normalmente tie- consiguiente interrupción del tratamiento antibiótico. Dadas
nen títulos bajos y no deben llevar a errores de diagnóstico. las posibilidades que existen de recaída, es aconsejable conti-
nuar el seguimiento durante un mínimo de cinco años, sobre
todo en pacientes con daños valvulares severos18.
Tratamiento Actualmente existe controversia sobre la mejor estrategia
de seguimiento tras un episodio de fiebre Q aguda. El equipo
El tratamiento de primera línea para la neumonía por fiebre francés del doctor D. Raoult aconseja que a todos los pacien-
Q es doxiciclina 100 mg cada 12 horas durante 7-14 días por tes se les realice un ETT durante el episodio agudo de fiebre
vía oral. Otras alternativas válidas serían fluoroquinolonas Q; en caso de brote y dificultad logística, priorizar a varones
tipo levofloxacino o moxifloxacino, así como macrólidos mayores de 45 años o pacientes con niveles de IgG fase I
como claritromicina18 (tabla 2). En la fiebre Q crónica hay igual o superior a 1/400. En caso de tener cualquier valvulo-
que prolongar el tratamiento durante 18 meses como míni- patía predisponente a endocarditis (tabla 3), aconsejan un
mo (24 meses en caso de endocarditis sobre válvula protési- tratamiento con doxiciclina más hidroxicloroquina durante
ca), asociando hidroxicloroquina 200 mg cada 8 horas al tra- un año para evitar su aparición; si no tienen valvulopatía pero
tamiento con doxiciclina y siendo necesario realizar controles en el seguimiento desarrollan niveles de IgG fase I igual o
hasta obtener idealmente títulos mantenidos de IgG meno- mayor a 1/800, realizar ETE para descartar valvulopatía con
res de 1/800 e IgA menor a 1/50 frente a antígenos de fase I, mayor precisión, prescribiendo tratamiento durante un año
Tifus murino
Incremento (x 4) de los niveles de IgG o IgM frente a antígenos de fase II en muestras
Esta entidad está producida por Ric- separadas
Niveles de IgG ≥ 1/200 para antígenos de fase II en la fase convaleciente
kettsia typhi, transmitida a través de Detección de DNA mediante PCR, demostración mediante inmunohistoquímica o cultivo
pulgas (autoinoculación al rascar y ara-
ñar una picadura contaminada por he- No Sí
ces de una pulga infectada), y tiene una
distribución mundial, aunque es más Considerar diagnósticos Fiebre Q aguda
frecuente en el Sudeste Asiático, Áfri- alternativos
ca septentrional, área mediterránea y
EE. UU., especialmente en zonas don-
de proliferan las ratas. Seguimiento (CDC) Seguimiento
Se caracteriza por fiebre abrupta (Raoult D, et al)
muy elevada, intensa cefalea, mialgias,
artralgias, náuseas y vómitos. El rash Evaluar clínicamente condiciones
cutáneo aparece en el 40-50% de los de riesgo para desarrollar ¿Valvulopatía en ETT?
casos, y no afecta a palmas ni plantas, a fiebre Q crónica
diferencia de otras rickettsiosis. La No Sí Sí No
tríada clásica de fiebre, cefalea y rash
Evaluar Evaluar Antibioterapia Serología en 3, 6, 9
solo está presente en un tercio de los clínicamente y clínicamente y durante 1 año y 12 meses: si IgG
pacientes. La tos aparece en aproxima- serológicamente serológicamente fase I ≥ 1/800
damente el 30% de los casos, y la afec- en 6 meses en 3, 6, 12, 18 realizar ETE
y 24 meses
tación pulmonar diagnosticada por
radiografía de tórax en el 17%, princi-
palmente en forma de infiltrados reti- No valvulopatía: Valvulopatía:
culonodulares o intersticiales, uni- o ¿Evolución a fiebre Q crónica? seguimiento clínico antibioterapia
y serológico durante 1 año
bilaterales, menos frecuentemente en
forma de derrame pleural o complica- No Sí
do como síndrome de distrés respira-
torio33. Generalmente tiene un curso
clínico benigno, con muy baja tasa de Fig. 3. Algoritmo de seguimiento clínico tras un episodio de fiebre Q aguda, según lo propuesto por el Center
letalidad. Las alteraciones analíticas for Diseases and Control (CDC) o el grupo de D. Raoult (ver texto). ETE: ecocardiograma transesofágico; ETT:
más frecuentes (aunque no constantes) ecocardiograma transtorácico; PCR: reacción en cadena de la polimerasa.
son una velocidad de sedimentación
globular elevada, con hipoalbumine-
mia, elevación de transaminasas y lactatodeshidrogenasa genera proliferación inespecífica de linfocitos B (citomegalo-
(LDH), y trombopenia; la leucopenia es más frecuente que virus, virus de Epstein-Barr). El cultivo solo se realiza en
la leucocitosis34. centros de investigación, y la amplificación y detección ge-
El diagnóstico se hace mediante serología, fundamental- nómica por PCR solo en centros con disponibilidad (de
mente. Se hace positiva a partir de la primera o segunda se- muestras de piel o sangre).
mana de clínica, por lo que habitualmente para confirmar el El tratamiento de elección es doxiciclina (100 mg, vía
diagnóstico se necesita suero en fase temprana y de convale- oral, cada 12 horas), y se aconseja mantenerlo hasta tres días
cencia que demuestre la seroconversión. Puede haber reac- después de resolverse la fiebre, si bien no hay ensayos clíni-
ción cruzada por otras rickettsias, Ehrlichia, Bartonella, Legio- cos realizados a este respecto. Son alternativas las quinolonas
nella y Proteus, así como falsos positivos cuando hay factor y nuevos macrólidos. No son eficaces los betalactámicos,
reumatoide en suero y en pacientes con infección vírica que aminoglucósidos ni cotrimoxazol (tabla 2).
de las transaminasas y fenómenos hemorrágicos (sufusión clinical severity in a large outbreak of Legionella pneumonia in Spain.
Eur J Clin Microbiol Infect Dis. 2005;24:488-91.
conjuntival); inicialmente puede haber una fase septicémica,
con resolución posterior de síntomas que reaparecen de for-
✔
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tection of Legionella spp.: a systematic review. J Clin Microbiol.
ma más grave (fase inmune), pudiendo llevar al paciente a 2016;54(2):401-11.
una situación crítica: fallo renal no oligúrico, elevación muy ✔
13. Blázquez RM, Espinosa FJ, Francés LA, Guevara RMR, Sánchez-Nieto
JM, Hernández MS, et al. Antimicrobial chemotherapy for legionnaires
marcada de bilirrubina directa pero escasa de transaminasas, disease: levofloxacin versus macrolides. Clin Infect Dis. 2005;40:800-6.
trombopenia y afectación pulmonar con hemoptisis (hemo- ✔
14. r García-Vidal C, Sánchez-Rodríguez I, Simonetti AF, Burgos J,
Viasus D, Martin MT, et al. Levofloxacin versus azithromycin for
rragia alveolar difusa o distrés respiratorio); la afectación treating legionella pneumonia: A propensity score analysis. Clin Mi-
pulmonar está presente en el 20-70% de los casos. En oca- crobiol Infect. 2016;23:653-8.
siones, la evolución es continua39,40. ✔
15. Chahin A, Opal SM. Severe pneumonia caused by legionella pneumoph-
ila: differential diagnosis and therapeutic considerations. Infect Dis Clin
El cultivo precisa medios específicos y el crecimiento es North Am. 2017;31:111-21.
muy lento, por lo que no es un método diagnóstico habitual. ✔
16. Murray PR, Rosenthal KS, Pfaller MA. Microbiología Médica. 7ª ed. Es-
paña: Elsevier; 2014.
El diagnóstico serológico precisa dos determinaciones con al
menos una semana de diferencia, pues en las fases iniciales
✔
17. r Eldin C, Mélenotte C, Mediannikov O, Ghigo E, Million M, Ed-
ouard S, et al. From Q fever to Coxiella burnetii Infection: a Para-
digm Change. Clin Microbiol Rev. 2017;30:115-90.
puede ser negativa. La detección de ADN mediante PCR se
puede hacer en sangre o líquido cefalorraquídeo (en prime-
✔
18. rr Centers for Disease Control and Prevention. Diagnosis and
management of Q fever. MMWR. 2013;62(3):1-28.
ros días) y en orina (fase más avanzada), pero su sensibilidad ✔
19. Amit S, Shinar S, Halutz O, Atiya-Nsagi Y, Giladi M. suspected person-
to-person transmission of Q fever among hospitalized pregnant women.
disminuye con la evolución de la enfermedad (conforme dis- Clin Infect Dis. 2014;58:e146-7.
minuye la carga bacteriana) o el uso de antibióticos activos. ✔
20. Osorio S, Sarriá C, González-Ruano P, Casal EC, García A. Nosocomial
transmission of Q fever. J Hosp Infect. 2003;54:162-3.
De ahí que la mayoría de los casos se diagnostiquen median- ✔
21. Maurin M, Raoult D. Q fever. Clin Microbiol Rev. 1999;12:518-53.
te serología41. ✔
22. Keijmel SP, Krijger E, Delsing CE, Sprong T, Nabuurs-Franssen MH,
Bleeker-Rovers CP. Differentiation of acute Q fever from other infec-
No hay evidencia de que el tratamiento antimicrobiano tions in patients presenting to hospitals, the Netherlands. Emerg Infect
modifique el curso de la enfermedad, aunque parece que ace- Dis. 2015;21:1348-56.
lera la resolución de síntomas. Para las formas graves se re- ✔
23. r Espinosa N, Cañas E, Bernabeu-Wittel M, Martín A, Viciana P,
Pachón J. The changing etiology of fever of intermediate duration.
comienda ceftriaxona intravenosa y doxiciclina para el resto Enferm Infecc Microbiol Clin. 2010;28:416-20.
(tabla 2). ✔
24. Marrie TJ. Q fever pneumonia. Infect Dis Clin N Am. 2010;24:27-41.
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25. Voloudaki AE, Kofteridis DP, Tritou IN, Gourtsoyannis NC, Tselentis YJ,
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Conflicto de intereses ✔
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fever in the Netherlands 5 years after the start of the Q fever epi-
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. demic: Results from the Dutch Chronic Q fever database. J Clin
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