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CONTENIDO

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

OPERACIONES CON RECURSOS DE PROCEDENCIA ILÍCITA

El delito ............................................................ 11

Primera Parte
Los elementos objetivos ............................................ 13

a) El bien jurídico ............................................ 13

b) La conducta típica ...................................... 16

c) Los sujetos ............................................ 18


El sujeto activo ...................................... 18
Autor inmediato ................................. 19
Autor mediato ................................. 19
Coautor ...................................... 20
El sujeto pasivo ...................................... 22

d) Las circunstancias ...................................... 23


De modo ............................................ 23
De tiempo ............................................ 23
De lugar ............................................ 24

e) El objeto material ...................................... 25

f) Los elementos normativos ................................. 27

1
CONTENIDO

Segunda Parte
Los elementos subjetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

a) El dolo ................................................. 31

b) Los elementos subjetivos específicos distintos del dolo ............ 33

Conclusiones ...................................................... 35

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

2
PRESENTACIÓN

El delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita ha sido poco estudiado.


Los problemas fundamentales que plantea están lejos de haber sido resueltos. Ello se
debe a su reciente creación, a su origen extranjero y a la deficiente labor del
legislador.

En efecto, este delito nació apenas, en los Estado Unidos de América, en la Ley de
Secreto Bancario (The Bank Secrecy Act.) de 1970, que impuso a las instituciones
financieras obligaciones de mantener constancia de determinadas operaciones y de
reportarlas a las autoridades. La razón para exigir el reporte de determinadas
operaciones fue la de crear una “pista de papel” que llevará de los fondos lavados a la
actividad ilegal de la cual se derivaron originalmente.

El legislador mexicano, olvidando que el delito nació como una forma de luchar contra
los narcotraficantes o, en todo caso, contra las actividades del crimen organizado,
que, como toda empresa, reinvierte sus ingresos para financiar una mayor actividad
criminal, amplió el ámbito típico hasta comprender la adquisición, la enajenación, la
administración, la custodia, el cambio, el depósito, la entrega en garantía, la inversión,
el transporte o la transferencia de recursos, derechos o bienes del cualquier
naturaleza que representen el producto de una actividad ilícita. Semejante marco
típico nos lleva a afirmar que todo carterista es un lavador de dinero, por cuanto, al
alejarse del lugar en donde cometió el robo, transporta el producto de una actividad
ilícita.

Problema medular para la doctrina ha sido el determinar el bien jurídico protegido.


Una buena parte de los autores afirma que se trata de la economía nacional. Sin
embargo, quizá sería más acertado identificar este delito como un recurso legal para
privar al crimen organizado de sus mal habidos recursos, para evitar que los reinvierta
en financiar sus ilícitas actividades.
3
El bien jurídico protegido sería, entonces, correctamente identificado con el mismo
bien que protegen los delitos que, limitativamente, fueran tipificados como posibles
delitos previos. Ello, facilitaría la identificación del ofendido por el delito. Si el delito
previo es un secuestro el ofendido es la persona que pagó el rescate; si es un delito
contra la salud, el ofendido es la sociedad.

Otro problema apasionante es el que plantea el delito previo. ¿Debemos exigir que su
existencia sea declarada en sentencia ejecutoriada antes de iniciar los procedimientos
por lavado de dinero? O bien ¿procederemos conjuntamente por el delito previo y el
de lavado? O, por último, y como parece decir alguna tesis jurisprudencial: ¿no es
necesario probar el delito previo?

Hoy, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, publica un estudio en el cual


analiza los elementos básicos del delito. Un documento que será de importancia
fundamental para todos aquellos que, de una u otra manera, tienen relación con este
tema: servidores de la propia Secretaria de Hacienda, funcionarios de la Procuraduría
General de la República, Jueces Penales, abogados defensores, empleados
bancarios, etc.

Este es un primer paso, valioso, de lo que debe ser un estudio exhaustivo de este tipo
penal.

México, abril de 2006.

Jesús Zamora Pierce.

4
I N T R O D U C C I Ó N.

La Unidad de Inteligencia Financiera ha elaborado este estudio que aborda, desde el ámbito
del análisis jurídico penal, el fenómeno conocido como “lavado de dinero”. La finalidad del
trabajo, es dar a conocer, en forma ágil y sencilla, los elementos básicos que componen el
delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita (al que, en lo que sigue, nos vamos
a referir por brevedad como “operaciones”).

La importancia del documento estriba en que nos dará una explicación de lo que se requiere,
penalmente hablando, para que exista este delito que implica el movimiento de miles de
millones de dólares y está directamente relacionado con la delincuencia organizada, pues las
ganancias que se obtienen sirven para financiar el crimen. Además, el texto está escrito de
tal manera que puede ser comprendido no solo por abogados penalistas, sino, también, por
todos aquellos profesionistas que de alguna u otra manera se relacionan, por motivos
profesionales, con el fenómeno conocido como lavado de dinero.

No obstante que la conducta de “lavar dinero” ha ocurrido de largo tiempo atrás, la inclusión
del delito de operaciones en el Código Penal Federal Mexicano es relativamente reciente
pues data de apenas diez años.

Así, la historia en México de la tipificación de este ilícito es la siguiente:

• En 1990 se creó el artículo 115 bis del Código Fiscal de la Federación que establecía:

“Artículo 115 bis.- Se sancionará con pena de tres a nueve años de prisión, a quien a
sabiendas de que una suma de dinero o bienes de cualquier naturaleza provienen o
representan el producto de alguna actividad ilícita:

I.- Realice una operación financiera, compra, venta, garantía, depósito, transferencia,
cambio de moneda o, en general, cualquier enajenación o adquisición que tenga por
objeto el dinero o los bienes antes citados, con el propósito de:

a) Evadir de cualquier manera el pago de créditos fiscales;

5
b) Ocultar o disfrazar el origen, naturaleza, propiedad, destino o localización del
dinero o de los bienes de que se trate;
c) Alentar alguna actividad ilícita, o
…; o

II.- Transporte, transmita o transfiera la suma de dinero o bienes mencionados,


desde algún lugar a otro del país, desde México al extranjero o del extranjero a
México, con el propósito de:

a) Evadir de cualquier manera el pago de créditos fiscales;


b) Ocultar o disfrazar el origen, naturaleza, propiedad, destino o localización del
dinero o de los bines de que se trate;
c) Alentar alguna actividad ilícita, o

Las mismas penas se impondrán a quien realice cualquiera de los actos a que se
refieren las dos fracciones anteriores que tengan por objeto la suma de dinero o los
bienes señalados por las mismas con conocimiento de su origen ilícito, cuando éstos
hayan sido identificados como producto de actividades ilegales por las autoridades o
tribunales competentes y dichos actos tengan el propósito de:

a) Ocultar o disfrazar el origen, naturaleza, propiedad, destino o localización del


dinero o de los bienes de que se trate;
b) Alentar alguna actividad ilícita.

Igual sanción se impondrá a los empleados y funcionarios de las instituciones que


integran el sistema financiero, que con el propósito de prestar auxilio o cooperación
para evitar la identificación de las sumas de dinero o bines a que se refiere este
artículo, no cumplan con la obligación de recabar o falseen la información sobre la
identificación del cliente y la correspondiente operación, conforme a lo previsto en
las disposiciones que regulan el sistema financiero.

Para los efectos de este artículo, se entiende por sistema financiero el comprendido
por las instituciones de crédito, de seguros y de fianzas, almacenes general de
depósito, arrendadoras financieras, sociedades de ahorro y préstamo, sociedades
financieras de objeto limitado, uniones de crédito, empresas de factoraje financiero,
intermediarios bursátiles, casa de cambio y cualquier otro intermediario financiero o
cambiario”.

• El 13 de mayo de 1996 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto que


Reforma, Adiciona y Deroga Diversos Artículos del Código Penal para el Distrito
Federal en Materia de Fuero Común y para toda la República en materia de Fuero

6
Federal, del Código Fiscal de la Federación y del Código Federal de Procedimientos
Penales. En esa fecha, fue derogado el artículo 115 bis del Código Fiscal de la
Federación y, en sustitución, entró en vigor al día siguiente el artículo 400 Bis del
Código Penal Federal.

“Artículo 400 Bis.- Se impondrá de cinco a quince años de prisión y de mil a cinco mil
días de multa al que por sí o por interpósita persona realice cualquiera de las
siguientes conductas: adquiera, enajene, administre, custodie, cambie, deposite, dé
en garantía, invierta, transporte o transfiera, dentro del territorio nacional, de éste
hacia el extranjero o a la inversa, recursos, derechos o bienes de cualquier
naturaleza, con conocimiento de que proceden o representan el producto de una
actividad ilícita, con alguno de los siguientes propósitos: ocultar o pretender ocultar,
encubrir o impedir conocer el origen, localización, destino o propiedad de dichos
recursos, derechos o bienes, o alentar alguna actividad ilícita.
La misma pena se aplicará a los empleados y funcionarios de las instituciones que
integran el sistema financiero, que dolosamente presten ayuda o auxilien a otro para
la comisión de las conductas previstas en el párrafo anterior, sin perjuicio de los
procedimientos y sanciones que correspondan conforme a la legislación financiera
vigente.

La pena prevista en el primer párrafo será aumentada en una mitad, cuando la


conducta ilícita se comenta por servidores públicos encargados de prevenir,
denunciar, investigar o juzgar la comisión de delitos. En este caso, se impondrá a
dichos servidores públicos, además, inhabilitación para desempeñar empleo, cargo o
comisión públicos hasta por un tiempo igual al de la pena de prisión impuesta.
En caso de conductas previstas en este artículo, en las que se utilicen servicios de
instituciones que integran el sistema financiero, para proceder penalmente se
requerirá la denuncia previa de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Cuando dicha Secretaría, en ejercicio de sus facultades de fiscalización, encuentre
elementos que permitan presumir la comisión de los delitos referidos en el párrafo
anterior, deberá ejercer respecto de los mismos las facultades de comprobación que
le confieren las leyes y, en su caso, denunciar hechos que probablemente puedan
constituir dicho ilícito.
Para los efectos de este artículo, se entiende que son producto de una actividad
ilícita, los recursos, derechos o bienes de cualquier naturaleza, cuando existan
indicios fundados o certeza de que provienen directa o indirectamente, o representan
las ganancias derivadas de la comisión de algún delito y no pueda acreditarse su
legítima procedencia.
Para los mismos efectos, el sistema financiero se encuentra integrado por las
instituciones de crédito, de seguros y fianzas, almacenes generales de depósito,
arrendadoras financieras, sociedades de ahorro y préstamo, sociedades financieras
de objeto limitado, uniones de crédito, empresas de factoraje financiero, casas de
bolsa y otros intermediarios bursátiles, casas de cambio, administradoras de fondo
de retiro y cualquier otro intermediario financiero cambiario.”

7
Como puede observarse, en la primera inclusión legislativa del fenómeno se le otorgó
un tratamiento principalísimo de ilícito fiscal. En la segunda, en cambio, se le convirtió
en uno de carácter penal. Además, se contempló un requisito de procedibilidad para
que la autoridad investigadora pueda proceder penalmente: la denuncia previa de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el caso de la comisión de conductas en
que se utilicen los servicios de instituciones que integran el sistema financiero.

El requisito de procedibilidad que exige que, para proceder penalmente, se requiera la


denuncia previa de la Secretaría de Hacienda hace que, necesariamente, surja la
pregunta de qué debe entenderse por proceder penalmente. Al respecto, existen por lo
menos dos posiciones doctrinarias. Por un lado, están quienes sostienen que con
cualquier acto de averiguación previa se está procediendo penalmente. Sin embargo,
autores como Zaffaroni argumentan que proceder penalmente es el acto de llevar el
asunto ante el juez. Más allá de la discusión doctrinaria, proceder penalmente se ha
entendido, en la práctica diaria, como consignar el asunto ante Juez. Así, la autoridad
investigadora integra la indagatoria y, una vez que ha agotado la investigación, envía a
la Secretaría de Hacienda las actuaciones con las que considera se tiene acreditado, en
forma indiciaria, el cuerpo del delito y la probable responsabilidad y, entonces, ésta las
analiza para decidir si otorga o no el requisito de procedibilidad.

El método de trabajo

El método de trabajo que hemos seguido es el dogmático. La llamada dogmática


jurídica consiste en la descomposición de un texto en elementos simples (dogmas), con
los que luego se procede a construir una teoría interpretativa.

En nuestra opinión el método dogmático es un camino adecuado que nos permite un


análisis jurídico de los elementos del tipo y que, por lo mismo, nos puede llevar a
conclusiones lógicas dentro del campo del Derecho Penal.

8
La estructura

El trabajo está compuesto de una breve descripción de lo que es el delito, dos partes y
unas conclusiones. En la primera de las partes, se analizan los elementos objetivos del
delito, y, en la segunda, los elementos subjetivos. Al final, exponemos nuestras
conclusiones.

9
10
OPERACIONES CON RECURSOS DE PROCEDENCIA ILÍCITA

El Delito.

La doctrina penal suele definir al delito como una acción u omisión típica, antijurídica y
culpable. A partir de esta definición, se distinguen tres elementos: la tipicidad, la
antijuridicidad y la culpabilidad. En términos generales, la tipicidad es la adecuación de un
hecho concreto con la definición abstracta y genérica que hace de un delito en el Código
Penal; la antijuridicidad es la contravención de ese hecho con el ordenamiento jurídico y, la
culpabilidad, implica la capacidad del Estado para exigirle a un sujeto determinado
responsabilidad por ese hecho. 1

Por su parte, la ley penal define al delito como una acción u omisión que sancionan las leyes
penales (artículo 7° del Código Penal Federal) y, que la doctrina penal explica como típica,
antijurídica y culpable.

Entendemos como tipo a la obra del legislador plasmada en el Código Penal y, al respecto,
Reyes Echandía señala: “…cuando decimos que el tipo es la descripción abstracta de una
conducta sólo queremos puntualizar que el legislador no se refiere al concreto y específico
comportamiento de un sujeto determinado sino a cualquier acto u omisión susceptible de
adecuarse al modelo consignado en la ley…” 2

Los conceptos anteriores y sus contenidos conforman lo que en Derecho Penal se conoce
como teoría del delito, cuyo objetivo consiste en ofrecer una propuesta metodológica para el
análisis jurídico de hechos concretos. 3

La doctrina penal ha dividido, para su estudio, al delito en dos partes: la parte objetiva y la
parte subjetiva.

1
Cfr. Bustos Ramírez, Juan y Hormazábal Malarée, Hernán, Lecciones de Derecho Penal, Editorial Trotta, Madrid, 1999,
pág. 15.
2
Reyes Echandía, Alfonso, Tipicidad, Temis, Bogotá, 1989, pág. 9.
3
Cfr. Bustos Ramírez, Juan y Hormazábal Malarée, Hernán, Op. cit., pág. 15.
11
12
Primera Parte

Los elementos objetivos.

La parte objetiva del tipo, está integrada por los siguientes elementos:

a) El bien jurídico
b) La conducta típica
c) Los sujetos
d) Las circunstancias
e) El objeto material
f) Los elementos normativos

a) El Bien Jurídico.

De acuerdo con la opinión de la doctrina dominante, la columna vertebral sobre la que


descansa el ius puniendi (la facultad del Estado de castigar penalmente) es la protección de
los bienes jurídicos penales. En otras palabras, el Derecho Penal tiene su razón de existir
porque una serie de bienes jurídicos necesitan de él. 4

De la idea anterior, se desprende que “el concepto material de delito es previo al Código
Penal y le suministra al legislador un criterio político criminal sobre lo que el mismo puede
5
penar y lo que debe dejar impune”. De acuerdo con Moisés Moreno, el legislador ha de
poseer un conocimiento previo de la realidad y debe tener presente que en todo tipo penal
hay siempre de por medio un bien jurídico de fundamental importancia para la vida ordenada
de la comunidad. 6

4
Cfr. González-Salas Campos, Raúl, La teoría del bien jurídico en el Derecho penal, Oxford University Press, México,
2001, pág. 16-58.
5
Roxin, Claus, Derecho Penal. Parte General, Trad. de D.M. Luzón Peña, M. Díaz y García Conlledo y J. de Vicente
Remesal, Civitas, Madrid, 1997, pág. 51.
6
Moreno Hernández, Moisés, “Penalización y despenalización en la reforma penal, importancia del principio del bien
jurídico en la creación de los tipos penales”, en Criminalia, año LIX, núm. 2, mayo-agosto, México, 1993, pág. 6.
13
Bajo esta idea, el orden jurídico y el Estado constituyen las estructuras a través de las cuales
se logra una convivencia organizada y pacífica. Es decir, garantizan el orden social. Dichas
estructuras, están protegidas por las normas jurídicas.

Una parte de las normas que forman el orden jurídico (las normas penales) se refiere a las
conductas que atentan contra la convivencia humana a través del daño o la lesión o la puesta
en peligro a los bienes jurídicos que dichas normas deben proteger.

Entendemos a los bienes jurídicos como aquellos presupuestos que la persona necesita para
su autorrealización y el desarrollo de su personalidad en la vida social y su tutela o cuidado
corresponde a la norma penal. 7

Ahora bien, debemos establecer cual es el bien jurídico que protege el delito de operaciones.

Ávila de la Torre afirma que la razón fundamental del combate al lavado de dinero es una
sola, atacar el principal interés del criminal y base de sus operaciones: la acumulación y
reinversión de activos, impidiendo que estos entren al libre mercado. 8

Por su parte, Blanco Cordero, considera que el blanqueo de bienes vulnera dos elementos
del orden socioeconómico: en concreto, la libre competencia y, subsidiariamente, la
credibilidad, estabilidad y solidez del sistema financiero. 9

En el mismo sentido, Juana Del Carpio, argumenta que: “…es la circulación de los bienes en
el mercado como elemento indispensable para su normal funcionamiento y de la economía
en general, el bien jurídico protegido por el delito de blanqueo de bienes”. 10

Para Gómez Iniesta: “la peligrosidad de estos comportamientos (blanqueo de capitales)


reside fundamentalmente en la desestabilización del mercado y la economía”. 11

7
Cfr. Muñoz Conde, Francisco y García Arán, Mercedes, Derecho Penal. Parte General, Tirant lo Blanch, Valencia, 1996,
pág. 59.
8
Cfr. Ávila de la Torre, Alberto Manuel, Lavado de Dinero: conceptos básicos sobre un sistema económico delictivo,
Editorial Porrúa, México, 2003, pág. 17.
9
Blanco Cordero, Isidoro, citado por: Del Carpio Delgado, Juana, El delito de blanqueo de bienes en el nuevo Código
penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, pág. 61.
10
Ibidem, pág. 81.
14
En la misma línea de pensamiento se encuentra Díaz-Maroto y Villarejo: “Nos encontramos,
pues, en todo caso, ante uno de los delitos socioeconómicos en sentido estricto, al darse en
él todos los requisitos que para ser incluidos en dicha categoría, les asigna Martínez-Buján
Pérez: “poseen como interés jurídico inmediato o directamente protegido un bien de
naturaleza supraindividual general que afecta a la regulación jurídica del intervensionismo
estatal en la economía…” 12 . Asimismo, Calderón Cerezo opina que el “lavado de dinero”
fomenta la comisión de hechos punibles, al tiempo que provoca graves alteraciones en el
funcionamiento regular del sistema económico. 13

El autor mexicano Efraín García Ramírez opina que dentro de los bienes jurídicos que tutela
el tipo penal de operaciones se encuentran: la salud pública, la vida, la integridad física y
patrimonio que sean afectados por las actividades del narcotráfico y de la delincuencia
organizada, la seguridad de la nación y la estabilidad y sano desarrollo de la economía
nacional, así como la preservación de los derechos humanos y la seguridad pública. 14
Además, el autor afirma que, con este tipo penal se busca garantizar el sano desarrollo de la
economía al impedir que circulen en ella bienes o recursos que provengan de actividades
ilícitas. 15

Una vez analizada la doctrina, podemos observar que pueden ser varios los bienes jurídicos
que se ven afectados con la comisión de este delito. Entre los más destacables están: el
orden socioeconómico y los bienes que protegen los delitos previos.

Si atendemos al hecho de que uno de los principales bienes jurídicos que se protegen en
este delito es el sano desarrollo de las finanzas públicas, a la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, como cabeza del sector financiero del país, le corresponde un papel
preponderante en este tema.

11
Gómez Iniesta, Diego, El delito de blanqueo de capitales en el Derecho Español, Cedecs Editorial SL, Barcelona, 1996,
pág. 34.
12
Díaz-Maroto y Villarejo, Julio, El blanqueo de capitales en el Derecho Español, DYKINSON, Madrid, 1999, pág. 14.
13
Cfr. Calderón Cerezo, Ángel, “El blanqueo de dinero y los delitos monetarios. El control de cambios como mecanismo de
prevención”, en Blanqueo de Dinero y Salud Pública, Madrid, Fiscalía General del Estado, 1996, pág. 2.
14
García Ramírez, Efraín, Análisis jurídico del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita. 2. ed. Ed. Sista,
México, 2000, pág. 192.
15
Cfr. García Ramírez, Efraín, Op. cit., pág. 353.
15
1. En este orden de ideas, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público es la titular del bien
jurídico protegido y, en consecuencia, es la autoridad que debe hacerle saber, a través de
una denuncia, a la autoridad investigadora cuándo ha sido utilizado el sistema financiero
para operar recursos de procedencia ilícita.

2. Además, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, tiene asignadas atribuciones de


supervisión, regulación, fiscalización y aplicación de sanciones de las entidades financieras
y, al ejercer dichas atribuciones, se encuentra en posibilidad de allegarse de los elementos
necesarios que permitan presumir la comisión del delito de lavado de dinero.

b) La conducta típica.

La conducta típica es también conocida como la acción u omisión y es la base de la


existencia del delito.

El 10 de enero de 1994 se publicaron en el Diario Oficial de la Federación las reformas,


adiciones y derogaciones al Código Penal Federal, al Código Federal de Procedimientos
Penales y al Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, entre otras leyes
secundarias. 16 A través de dichas reformas, en el sistema jurídico penal mexicano se
introdujo la teoría finalista de la acción cuyo principal exponente es Hans Welzel. El
17
mencionado autor establece que: “acción humana es ejercicio de actividad final”.

La acción humana es el ejercicio de la actividad finalista y no un suceso puramente causal. El


actuar final está dirigido de manera consciente a un objetivo, mientras que la pura causalidad
no está dirigida hacia ningún objetivo, sino que es el resultado de componentes causales
circunstancialmente concurrentes. Por ello, en forma gráfica se puede decir que mientras la
finalidad es “vidente” la causalidad es “ciega”.

16
Moreno Hernández, Moisés, Política Criminal y Reforma Penal, Ius Poenale, México, 1999, pág. 185.
17
Cfr. Para el concepto final de acción: Welzel, Hans, Derecho Penal, Parte General, Trad. de Carlos Fontán Balestra en
colaboración con Eduardo Eduardo Friker, Buenos Aires, Depalma, 1956, págs. 35 y 56.
16
La acción es, por eso, acontecer final, no solamente causal. La finalidad o el carácter final de
la acción se basa en que el hombre, gracias a su saber causal, puede prever, dentro de
ciertos límites, las consecuencias posibles de su actividad, ponerse, por tanto, fines diversos
y dirigir su actividad, conforme a su plan, a la consecución de estos fines.

Jiménez de Asúa expresa que el acto es la manifestación de voluntad que, mediante acción,
produce un cambio en el mundo exterior. 18

La conducta así presentada contiene 3 elementos:

1.- Un acto positivo o negativo (acción u omisión);


2.- Un resultado, y
3.- Una relación de causalidad entre el acto y el resultado.

Luego entonces, la acción consiste en un acto de voluntad y su exteriorización a través de un


hacer o a través de una inactividad, y el resultado consistirá en la modificación producida en
el mundo exterior o bien el peligro creado con dicha conducta, de lo que puede desprenderse
el nexo causal entre la acción y el resultado.

Hemos dicho que el delito de acción se realiza por medio de una actividad positiva en la que
se viola una norma prohibitiva y así queda establecido en las conductas contenidas en el
primer párrafo del artículo 400 Bis del Código Penal Federal. A saber: adquirir, enajenar,
administrar, custodiar, cambiar, depositar, dar en garantía, invertir, transportar o transferir.
Es decir, las conductas que constituyen el hacer del sujeto que comete el delito están
plenamente identificadas y, en consecuencia, este delito siempre será de acción.

De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española las


conductas en este delito tienen el siguiente significado:

1. Adquirir: Comprar, coger, lograr o conseguir.


2. Enajenar: Pasar o transmitir a alguien el dominio de algo o algún otro derecho
sobre ello.
18
Jiménez de Asúa, Luis, Principios de Derecho Penal. La ley y el delito. Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1990, pág. 210.
17
3. Administrar: Ordenar, disponer, organizar, en especial la agenda o los bienes.
4. Custodiar: Guardar con cuidado y vigilancia.
5. Cambiar: Dar o tomar algo por otra cosa que se considera del mismo o análogo
valor.
6. Depositar: Poner bienes u objetos de valor bajo la custodia o guarda de
persona física o jurídica que quede en la obligación de responder de ellos
cuando se le pidan.
7. Dar en Garantía: Garantiza quien afianza lo estipulado.
8. Invertir: Emplear, gastar o colocar un caudal.
9. Transportar: Llevar a alguien o algo de un lugar a otro.
10. Transferir: Ceder a otra persona el derecho, dominio o atribución que se tiene
19
sobre algo. Remitir fondos bancarios de una cuenta a otra.

Como puede observarse, todas las conductas que describe el delito de operaciones
requieren, necesariamente, de una acción. Así, el sujeto debe realizar alguna de las acciones
descritas y, en consecuencia, nunca podrá argumentar que cometió una omisión.

c) Los sujetos.

El sujeto activo.

El sujeto activo del delito es también conocido como el autor, a quien Alicia Azzolini describe
como el personaje central del Derecho Penal. 20

Ahora bien, como un ilícito penal puede llevarse a cabo por una o varias personas, las cuales
contribuyen de manera distinta a su realización. El Código punitivo establece sanciones
distintas en la medida de la responsabilidad de cada uno de los participantes. Así, el Código
Penal Federal, en su capítulo tercero, artículo 13, señala quienes son las personas
responsables de los delitos:

19
Esto es una interpretación de lo que el Diccionario señala.
20
Azzolini Bincaz, Alicia, “La autoría en el sistema penal mexicano”, en Estudios en homenaje a la Academia Mexicana
de Ciencias Penales, Porrúa, México, 2001, pág. 21.
18
“Artículo 13.- Son autores o partícipes del delito:
I.- Los que acuerden o preparen su realización.
II.- Los que lo realicen por sí;
III.- Los que lo realicen conjuntamente;
IV.- Los que lo lleven a cabo sirviéndose de otro;
V.- Los que determinen dolosamente a otro a cometerlo;
VI.- Los que dolosamente presten ayuda o auxilien a otro para su comisión;
VII.- Los que con posterioridad a su ejecución auxilien al delincuente, en cumplimiento de
una promesa anterior al delito y
VIII.- Los que sin acuerdo previo, intervengan con otros en su comisión, cuando no se
pueda precisar el resultado que cada quien produjo.
Los autores o partícipes a que se refiere el presente artículo responderán cada uno en la
medida de su propia culpabilidad.
Para los sujetos a que se refieren las fracciones VI, VII y VIII, se aplicará la punibilidad
dispuesta por el artículo 64 bis de este Código.”

Por su parte, la doctrina penal, establece varias formas de participación de los sujetos activos
de los delitos con base en lo siguiente:

Autor inmediato.

Es aquel que lleva a cabo dolosamente la realización o ejecución de la conducta ilícita.

Autor mediato.

Su peculiaridad reside en que lleva a cabo la realización del hecho a través de otro al que
utiliza como instrumento. 21

21
Cfr. Bustos Ramírez, Juan y Hormazábal Malarée, Hernán, Op. cit., pág. 290.
19
Coautor.

El coautor también es autor, puesto que para serlo requiere reunir todas las cualidades
propias de éste. Su peculiaridad reside en que, además ha habido un acuerdo de distribución
funcional de las labores a cumplir respecto de la realización del hecho. 22

En el delito de operaciones, el artículo 400 Bis del Código Penal Federal, establece que éste
podrá ser cometido por quien lo ejecute por sí o por interpósita persona.

“Artículo 400 bis.- …al que por sí o por interpósita persona…

La misma pena se aplicará a los empleados y funcionarios de las instituciones que


integran el sistema financiero…

La pena prevista en el primer párrafo será aumentada en una mitad, cuando la conducta
ilícita se comenta por servidores públicos encargados de prevenir, denunciar,
investigar o juzgar la comisión de delitos.

…”

Primer párrafo.

El sujeto activo será entonces quien adquiera, enajene, administre, custodie, cambie,
deposite, de en garantía, invierta, transporte o transfiera, dentro del territorio nacional, de
éste hacia el extranjero o a la inversa, recursos, derechos o bienes de cualquier naturaleza,
con conocimiento de que proceden o representan el producto de una actividad ilícita.

Asimismo, autor, en el delito de operaciones, es el que utilice a otra persona para que ésta
cometa cualquiera de las conductas que prevé el Código. La persona que sea utilizada para
llevar a cabo la conducta deberá conocer la procedencia ilícita de los recursos.

22
Ibidem, pág. 294.
20
Segundo párrafo.

La misma pena se aplicará a los empleados y funcionarios de las instituciones que


integran el sistema financiero, que dolosamente presten ayuda o auxilien a otro para la
comisión de las conductas previstas en el párrafo anterior, sin perjuicio de los
procedimientos y sanciones que correspondan conforme a la legislación financiera
vigente.

Pese a que no existe en la legislación financiera un artículo que defina, en forma genérica,
quien debe considerarse empleado o funcionario del sistema financiero mexicano, cada ley
establece conductas específicas para los miembros de las entidades reguladas. Por lo tanto,
se requerirá acudir a dichas leyes para determinar qué personas tienen tal calidad.

Sin embargo, con base en lo señalado en el artículo 400 Bis del Código Penal Federal, es
dable considerar como empleados o funcionarios del sistema financiero a todos aquellos que
laboran en los bancos o instituciones de crédito, de seguros y de fianzas, almacenes
generales de depósito, arrendadoras financieras, sociedades de ahorro y préstamo,
sociedades financieras de objeto limitado, uniones de crédito, empresas de factoraje
financiero, casas de bolsa y otros intermediarios bursátiles, casas de cambio,
administradoras de fondos de retiro y cualquier otro intermediario financiero o cambiario. 23

Tercer párrafo.

… servidores públicos encargados de prevenir, denunciar, investigar o juzgar la


comisión de delitos…

El Código Penal se refiere, en este punto, a servidores públicos de instituciones como la


Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por cuanto hace a su tarea de prevención, la
Procuraduría General de la República por cuanto hace a la investigación y persecución de
este delito, y a los miembros del Poder Judicial de la Federación que tengan facultades para
juzgar el delito.
23
Cfr. García Ramírez, Efraín, Op. cit., págs. 97 y 98.
21
Como podemos observar, en el segundo y el tercer párrafos del artículo 400 Bis, se
establecen las hipótesis de los sujetos activos para los que la ley penal exige calidad
específica. Es decir, el delito pide que sean empleados o funcionarios de instituciones
financieras o servidores públicos. Ello, con el propósito de agravar la pena correspondiente.
En nuestra opinión siguen siendo autores si cometen el delito por sí o, bien, autores mediatos
si lo cometen a través de otra persona.

El sujeto pasivo.

Reyes Echandía, señala que el sujeto pasivo es el titular del derecho o interés lesionado o
puesto en peligro por el delito. 24 En algunos casos, el sujeto pasivo coincide con la víctima u
ofendido del delito.

A diferencia de lo que sucede con el sujeto activo del delito que, es siempre una persona
física, el sujeto pasivo puede ser una persona física o moral.

Respecto al tema del sujeto pasivo, Fabián Caparrós opina que: “aunque el blanqueo de las
ganancias procedentes del tráfico de drogas o del secuestro de personas –a modo de
ejemplos- atente de manera indirecta contra la salud pública, la libertad ambulatoria o la
propia investigación de los citados delitos, creemos que el daño que debe considerarse
prioritariamente es el ejercido sobre la ordenación del mercado de acuerdo al sistema
económico establecido en la Ley Fundamental y, por ello, sobre la globalidad de los agentes
que en él operan, ya sean consumidores, ya productores. Nos encontramos así ante un
sujeto pasivo prioritariamente colectivo” 25 .

Por su parte, Aránguez Sánchez señala que resulta convincente entender que el sujeto
pasivo en tales infracciones (blanqueo de capitales) es el Estado, pues el titular del bien
jurídico tutelado en el blanqueo: el orden socioeconómico. 26

24
Cfr. Reyes Echandía, Alfonso, Op. cit., pág. 42.
25
Fabián Caparrós, Eduardo A., El Delito de Blanqueo de Capitales, COLEX, Madrid, 1998, pág. 320.
26
Cfr. Aránguez Sánchez, Carlos, El delito de Blanqueo de Capitales, Marcial Pons, Madrid, 2000, pág. 180.
22
Nosotros somos de la opinión de Aránguez Sánchez. Así, consideramos que el ofendido por
este delito es el Estado y, en concreto, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que es el
órgano rector del sistema financiero. Asimismo, pensamos que cuando el legislador otorgó a
esta Secretaría la atribución de denunciar ante el Ministerio Público la probable comisión del
delito cuando se utilicen servicios de instituciones que integran el sistema financiero
mexicano, consideró a esta institución como sujeto pasivo.

Sobre este tema, vale la pena reflexionar sobre la postura de algunos legisladores al señalar,
en los debates previos a la reforma que creó el artículo 400 Bis del Código Penal Federal,
que es la Secretaría de Hacienda y Crédito Público la entidad que en forma directa vigila y
fiscaliza a todas las instituciones que integran el sistema financiero. 27

d) Las circunstancias.

Podemos definir a las circunstancias como las situaciones que rodean la realización del
hecho delictuoso o suponen especiales condiciones del autor del delito. Las circunstancias
determinan, en ocasiones, la modulación de la pena aplicable al delito y, para ser tomadas
en cuenta, se requiere la comprobación de la existencia del delito con todos sus elementos. 28

De Modo.

Por circunstancia de modo se entiende la forma en que el sujeto activo realiza la conducta.
Es decir, los medios de que se vale el autor para lograr su objetivo, que pueden ser físicos o
psíquicos.

De tiempo.

Las circunstancias de tiempo se refieren al momento en que se debe ejecutar el hecho para
que éste resulte típico. Olga Islas de González Mariscal afirma que la circunstancia de tiempo

27
Cfr. Postura del diputado José Francisco Lozada Chávez de abril 29 de 1996, citada por García Ramírez, Efraín, Op. cit.,
pág. 222.
28
Muñoz Conde, Francisco, Op. cit., pág. 496.
23
es “la condición de tiempo o lapso, descrita en el tipo, dentro de la cual ha de realizarse la
conducta o producirse el resultado”. 29

De lugar.

Son las condiciones específicas de lugar a que hace referencia el tipo penal, en las que ha
de realizarse o producirse el resultado. 30

El tipo penal de operaciones no impone circunstancias de modo ni de tiempo, únicamente


contiene circunstancias de lugar cuando menciona en su primer párrafo lo siguiente:

“Artículo 400 bis.- …dentro del territorio nacional, de éste hacia el extranjero o a la
inversa…”

La circunstancia de lugar que prevé el tipo consistente en el término territorio nacional o el


extranjero, también implica un elemento normativo. Es decir, un elemento que debe definirse
por la propia ley que delimita qué es el territorio nacional y, por exclusión, qué se entiende
por territorio extranjero.

Atendiendo a ello, tenemos que “TERRITORIO NACIONAL”, se valora jurídicamente en


términos de lo dispuesto por los artículos 42 y 43 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, mismos que establecen: “Artículo 42.- El territorio nacional comprende: I.-
El de las partes integrantes de la Federación; II.- El de las islas, incluyendo los arrecifes y
cayos en los mares adyacentes; III.- El de las islas de Guadalupe y las de Revillagigedo
situadas en el Océano Pacífico; IV.- La plataforma continental y los zócalos submarinos de
las islas, cayos y arrecifes; V.- Las aguas de los mares territoriales en la extensión y términos
que fija el derecho internacional y las marítimas interiores; VI.- El espacio situado sobre el
territorio nacional, con la extensión y modalidades que establezca el propio derecho
internacional”. “Artículo 43.- Las partes integrantes de la Federación son los Estados de
Chiapas, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán,

29
Islas de González Mariscal, Olga, Análisis lógico de los delitos contra la vida, Trillas, México 1991, pág. 50.
30
Ibidem, pág. 50.
24
Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí,
Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, Zacatecas y el Distrito
Federal”.

“EXTRANJERO”, se valora jurídicamente contrario sensu de lo relativo al territorio nacional.

Por tanto, quien analiza la comisión del delito de operaciones deberá establecer que,
efectivamente, las conductas se llevaron a cabo bien sea en territorio nacional o de éste
hacia el extranjero o viceversa.

e) El objeto material.

El objeto del delito es, en opinión de Raúl Carranca y Trujillo, la persona o cosa o el bien o el
interés jurídico, penalmente protegidos y distingue entre objeto material y objeto jurídico.

Define al objeto material como la persona o cosa sobre la que recae el delito (lo son
cualesquiera de los sujetos pasivos o bien las cosas animadas o inanimadas); y al objeto
jurídico como el bien o el interés jurídico, objeto de la acción incriminable. (Por ejemplo: la
vida, la integridad corporal, la propiedad privada, etc.) 31

Por su parte, Mir Puig señala que el objeto material igualmente puede ser denominado como
objeto de la acción ya que está constituido por la persona o cosa sobre la cual recae
físicamente la acción. 32

Por ello, en algunos delitos, el objeto material coincide con el sujeto pasivo del delito (como
en el delito de homicidio). No obstante, se trata de elementos diferentes porque: “a tiempo
que la persona como objeto material es el individuo sobre el cual se concreta el interés
jurídicamente tutelado y al cual se refiere la conducta del actor, entendida como sujeto
pasivo, es el titular de ese mismo interés jurídico que resulta lesionado o puesto en peligro
con la acción u omisión del sujeto activo”. 33

31
Cfr. Carranca y Trujillo, Raul, Derecho Penal Mexicano, Parte General, Porrúa, México, 1986, pág. 271.
32
Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte General, Reppertor, Barcelona, 1998, pág. 160.
33
Reyes Echandía, Alfonso, Op. cit., pág. 84.
25
En ese sentido, el artículo 1.q de la Convención de Viena, establece que por bien hay que
entender “...los activos de cualquier tipo, corporales o incorporales, muebles o raíces,
tangibles o intangibles, y los documentos o instrumentos legales que acrediten la propiedad u
34
otros derechos reales sobre dichos activos”.

Por todo lo anterior, se concluye que los bienes que carecen de un valor económico, son
inidóneos para ser objeto de tráfico económico y, por lo tanto, lo lógico es que se excluyan
del tipo penal de referencia.

Álvarez Pastor y Eguidazu Palacios consideran que el objeto material en este delito está
constituido por los bienes que describe el tipo penal. 35 En nuestra legislación aquellos que
tengan un origen ilícito.

Por su parte, Caty Vidales hace la siguiente observación: “… De ahí la necesidad de


preguntarse que ha de entenderse por efectos (en nuestro tipo penal bienes, etc.); aunque
sin duda, la respuesta a tal interrogante estará en gran parte determinada por la posición que
se adopte en el bien jurídicamente protegido.” 36

En el delito de operaciones, el objeto material está representado por los recursos, derechos o
bienes de cualquier naturaleza que tengan un origen ilícito; de acuerdo con lo que establece
el propio artículo 400 bis del Código Penal Federal:

“Artículo 400 bis.- …recursos, derechos o bienes de cualquier naturaleza, con


conocimiento de que proceden o representan el producto de una actividad ilícita …”

34
Consejo General del Poder Judicial, Escuela Judicial, Prevención y Represión del Blanqueo de Capitales, Consejo General
del Poder Judicial, Madrid, 2000.
35
Cfr. Álvarez Pastor, Daniel y Eguidazu Palacios, Fernando, La prevención del Blanqueo de Capitales, ARANZANDI
EDITORIAL, Pamplona, 1997, pág. 281.
36
Vidales Rodríguez, Caty, Los Delitos de Receptación y Legitimación de Capitales en el Código Penal de 1995, Tirant lo
Blanch, Valencia 1997, pág. 43.
26
f) Los elementos normativos.

Los elementos normativos del tipo son aquellos que implican una especial valoración.

Aunque los tipos penales son esencialmente descriptivos en cuanto señalan de manera
objetiva modelos de comportamiento humano susceptibles de ser sensorialmente percibidos,
en ocasiones la complejidad de la conducta que se pretende tipificar exige del legislador la
utilización de expresiones que exigen una posición valorativa, legal o cultural. 37

El tipo penal de operaciones contiene varios elementos normativos que requieren de una
valoración legal, como lo señalaremos a continuación de acuerdo con el párrafo de que se
trate:

Primer párrafo

“Artículo 400 bis.- … territorio nacional, de éste hacia el extranjero o a la inversa,


recursos, derechos o bienes de cualquier naturaleza… producto de una actividad
ilícita, …”

El primer párrafo nos habla de “TERRITORIO NACIONAL”, se valora jurídicamente como ya


lo hemos señalado.

“EXTRANJERO”, se valora jurídicamente como ya ha quedado descrito.

Como lo afirmamos en líneas anteriores, estos términos también pueden ser considerados
como circunstancias de lugar.

Igualmente, el primer párrafo del tipo penal en estudio menciona los términos:

a) RECURSOS: Que se valora culturalmente y se refiere al conjunto de bienes o medios


materiales con los que cuenta una persona.

37
Cfr. Ingredientes normativos en Reyes Echandía, Alfonso, Op. cit., págs. 88 y 89.
27
b) DERECHOS: Que se valora jurídicamente y se refiere al derecho subjetivo de contenido
patrimonial, consistente en la facultad que una persona llamada acreedor, tiene de exigir de
otra, llamada deudor, un hecho, una abstención o la entrega de una cosa.

c) BIENES: Que se valora jurídicamente en términos de lo dispuesto por los artículos 750,
752, 753 y 754 del Código Civil para el Distrito Federal en materia del fuero común y para la
República en materia del fuero federal, mismos que establecen: “Artículo 750.- Son bienes
inmuebles: I. El suelo y las construcciones adheridas a él; II. Las plantas y árboles, mientras
estuvieren unidos a la tierra, y los frutos pendientes de los mismos árboles y plantas,
mientras no sean separados de ellos o por cosechas o cortes regulares; III. Todo lo que esté
unido a un inmueble o del objeto a él adherido; IV. Las estatuas, relieves, pinturas u otros
objetos de ornamentación, colocados en edificios o heredades por el dueño del inmueble, en
tal forma que revele el propósito de unirlos de un modo permanente al fundo; V. Los
palomares, colmenas, estanques de peces o criaderos análogos, cuando el propietario los
conserve con el propósito de mantenerlos unidos a la finca y formando parte de ella de un
modo permanente; VI. Las máquinas, vasos, instrumentos o utensilios destinados por el
propietario de la finca, directa o exclusivamente, a la industria o explotación de la misma; VII.
Los abonos destinados al cultivo de una heredad, que estén en las tierras donde hayan de
utilizarse, y las semillas necesarias para el cultivo de la finca; VIII. Los aparatos eléctricos y
los accesorios adheridos al suelo o a los edificios por el dueño de éstos, salvo convenio en
contrario; IX. Los manantiales, estanques, aljibes y corrientes de agua, así como los
acueductos y las cañerías de cualquiera especie que sirvan para conducir líquidos o gases a
una finca o para extraerlos de ella; X. Los animales que formen pie de cría en los predios
rústicos destinados total o parcialmente al ramo de ganadería, así como las bestias de
trabajo indispensables para el cultivo de la finca, mientras están destinadas a ese objeto; XI.
Los diques y construcciones que, aun cuando sean flotante, estén destinados por su objeto y
condiciones a permanecer en un punto fijo de un río, lago o costa; XII. Los derechos reales
sobre inmuebles; XIII. El material rodante de los ferrocarriles, las líneas telefónicas y
telegráficas y las estaciones radiotelegráficas fijas”. “Artículo 752.- Los bienes son muebles
por su naturaleza o por disposición de la ley”. “Artículo 753.- Son muebles por su naturaleza,
los cuerpos que pueden trasladarse de un lugar a otro, ya se muevan por sí mismos, ya por

28
efecto de una fuerza exterior”. “Artículo 754.- Son bienes muebles por determinación de la
ley, las obligaciones y los derechos o acciones que tienen por objeto cosas muebles o
cantidades exigibles en virtud de acción personal”.

d) PRODUCTO DE UNA ACTIVIDAD ILÍCITA: Que se valora jurídicamente en términos de lo


dispuesto por el penúltimo párrafo del artículo en estudio, mismo que establece: “Para los
efectos de este artículo, se entiende que son producto de una actividad ilícita, los recursos,
derechos o bienes de cualquier naturaleza, cuando existan indicios fundados o certeza de
que provienen directa o indirectamente, o representan las ganancias derivadas de la
comisión de algún delito y no pueda acreditarse su legítima procedencia.”

Al respecto, el siguiente criterio jurisprudencial establece:

Novena Época
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XII, Septiembre de 2000
Tesis: I.2o.P. J/13
Página: 629

OPERACIONES CON RECURSOS DE PROCEDENCIA ILÍCITA. ACREDITAMIENTO


DEL CUERPO DEL DELITO. Para que se acredite la corporeidad del delito de
operaciones con recursos de procedencia ilícita, previsto en el artículo 400 bis, párrafo
primero, del Código Penal Federal, no es imprescindible que se demuestre la existencia
de un tipo penal diverso, porque de conformidad con el párrafo sexto del mismo artículo,
basta que no se demuestre la legal procedencia de los recursos y que existan indicios
fundados de la dudosa procedencia de los mismos para colegir la ilicitud de su origen; de
otra manera, la intención del legislador de reprimir tales conductas se anularía ante la
necesidad de demostrar plenamente el ilícito que dio origen a esos recursos.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO.

29
Amparo directo 1418/99. 12 de julio de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Juan
Wilfrido Gutiérrez Cruz. Secretaria: Gabriela González Lozano.
Amparo directo 1422/99. 12 de julio de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Juan
Wilfrido Gutiérrez Cruz. Secretaria: Gabriela González Lozano.
Amparo directo 1426/99. 12 de julio de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Juan
Wilfrido Gutiérrez Cruz. Secretaria: Gabriela González Lozano.
Amparo directo 1430/99. 12 de julio de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Juan
Wilfrido Gutiérrez Cruz. Secretaria: Gabriela González Lozano.
Amparo directo 1462/99. 12 de julio de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Juan
Wilfrido Gutiérrez Cruz. Secretaria: Gabriela González Lozano.

Cuarto párrafo

“Artículo 400 Bis:


En caso de conductas previstas en este artículo, en las que se utilicen servicios de


instituciones que integran el sistema financiero, para proceder penalmente…”

Es, nuevamente, el propio artículo 400 Bis del Código Penal Federal el que define que se
entiende por “SISTEMA FINANCIERO”, que se valora jurídicamente en términos de lo
dispuesto por el último párrafo del artículo en estudio, mismo que establece: “Para los
mismos efectos, el sistema financiero se encuentra integrado por las instituciones de crédito,
de seguros y fianzas, almacenes generales de depósito, arrendadoras financieras,
sociedades de ahorro y préstamo, sociedades financieras de objeto limitado, uniones de
crédito, empresas de factoraje financiero, casas de bolsa y otros intermediarios bursátiles,
casas de cambio, administradoras de fondo de retiro y cualquier otro intermediario financiero
cambiario.”

30
Segunda parte.

Los elementos subjetivos.

La parte subjetiva del tipo está estructurada por la parte interna de la conducta del autor: dolo
y, en su caso, de otros elementos subjetivos adicionales al dolo. 38

a) El dolo.

Como lo hemos señalado, la acción u omisión a que se refiere el tipo penal, no es un simple
proceso causal ciego, sino un proceso causal regido por la voluntad. 39 De ahí, la distinción
que debe hacerse entre delito doloso y delito culposo.

El dolo se define como la conciencia y la voluntad de realizar el tipo objetivo de un delito. 40

El Código Penal Federal señala que las acciones u omisiones delictivas solamente pueden
realizarse en forma dolosa o culposa.

Al respecto, el artículo 9 del Código Penal Federal señala:

“Artículo 9.- Obra dolosamente el que conociendo los elementos del tipo penal, o
previendo como posible el resultado típico, quiere o acepta la realización del hecho
descrito por la ley.

…”

La definición de dolo que aporta el Código Penal Federal implica dos tipos del mismo, que la
doctrina ha establecido como dolo directo (conocer y querer) y dolo eventual (prever y
aceptar).

38
Roxin, Claus, Op. cit., pág. 307.
39
Muñoz Conde, Francisco, Op. cit., pág. 281.
40
Ibidem, pág. 284.
31
Como podemos observar, el dolo se constituye por dos elementos: uno de carácter
intelectual y otro más de carácter volitivo.

El elemento intelectual: Para actuar dolosamente, el sujeto de la acción debe saber qué es lo
que hace y conocer los elementos que caracterizan su acción como acción típica. Es decir,
debe saber por ejemplo, en el homicidio que mata a otra persona, en el robo, que se apodera
de una cosa ajena mueble, etc.

El elemento volitivo: El segundo de los elementos de dolo conocido como elemento volitivo
implica un acto de voluntad en el sujeto que delinque. Para actuar dolosamente, no basta con
el mero conocimiento de los elementos objetivos del tipo, es necesario, además, querer
realizarlos. Como lo define el Código Penal Federal en el dolo el sujeto quiere la realización
del hecho descrito por la ley. Por ejemplo, en un homicidio, el sujeto debe saber que se mata
y que la acción realizada por él es la que produce ese hecho.

Al respecto, debemos señalar que ese querer del sujeto por realizar el hecho no implica
forzosamente el deseo del sujeto de que se produzca el resultado. Es decir, probablemente,
el asaltante que roba un negocio no desea la muerte del cajero, pero la quiere producir en la
medida en que no tiene otro camino para apoderarse del dinero.

Consideramos que el delito de operaciones únicamente admite la comisión dolosa. Ello es


así porque la expresión “con conocimiento”, se emplea para hacer referencia a que el
sujeto tiene conciencia de lo que esta realizando y, en consecuencia, esto excluye la
comisión imprudente o culposa.

Al respecto, Caty Vidales Rodríguez, expresa que no basta la mera presunción ni las
sospechas, ya que en la comisión de este delito se hace exigible el conocimiento cierto. 41
Evidentemente, la autora se refiere al conocimiento de que el dinero operado proviene o
tiene su origen en un ilícito.

41
Vidales Rodríguez, Caty, Op. cit., pág. 118.
32
La finalidad de ocultar o encubrir el origen ilícito, presupone la necesidad de tener
conocimiento de la ilícita procedencia del bien. Luego entonces, el hecho de que el actor
persiga ese resultado, significa que se está en presencia de un delito intencional
caracterizado porque el acontecimiento externo no puede aparecer por sí mismo como
contrario a Derecho si no es realizado para lograr una finalidad específica en el autor. Ya que
la conducta típica consiste en ocultar o encubrir la verdadera naturaleza, origen, ubicación,
destino o movimiento sobre los bienes objeto de este ilícito y la legítima procedencia de
ellos. 42

De acuerdo con Blanco Cordero el empleado del sistema financiero que posee indicios o
alberga la sospecha de que una determinada operación está relacionada con el blanqueo y
no la comunica a los órganos de control interno comete un delito de blanqueo de capitales a
43
título de dolo.

Fabián Caparrós nos hace reflexionar en que los ánimos, las intenciones o los propósitos no
se pueden descubrir en sí mismos (la mente del autor no puede ser penetrada) entonces,
durante la investigación, se deben conocer los datos objetivos que pongan de manifiesto la
voluntad del autor. 44

b) Los elementos subjetivos específicos distintos del dolo.

Normalmente los delitos dolosos requieren, únicamente para su comisión, de la conciencia y


voluntad en el sujeto de realizar el hecho descrito por la ley como delito. Sin embargo, en
algunos delitos específicos se requiere para constituir el tipo penal, la presencia de
especiales elementos de carácter subjetivo. 45

42
Ibidem, pág. 119.
43
Cfr. Blanco Cordero, Isidoro, Responsabilidad penal de los empleados de banca para el blanqueo de capitales, Ed.
Comares, Granada, 1999, pág., 139.
44
Cfr. Fabián Caparrós, Eduardo A., Op. cit., pág. 281.
45
Cfr. Muñoz Conde, Francisco, Op. cit., pág. 294.
33
Señala Muñoz Conde que estos elementos específicos no coinciden con el dolo, sino que se
trata de especiales tendencias o motivos que el legislador exige en algunos casos, aparte del
dolo, para constituir el tipo de algún delito. 46 Bajo ese concepto, consideramos que dichos
elementos refuerzan el dolo y están constituidos en el tipo penal por los fines, propósitos,
deseos, ánimos, etc. cuya realización se exige por la ley para tener por cometido el delito.

Así pues, en el delito, objeto de estudio, se contienen varios elementos subjetivos específicos
distintos del dolo que refuerzan el mismo y que consisten en tener el propósito de ocultar o
pretender ocultar, encubrir o impedir conocer el origen, localización destino o propiedad
de los recursos, derechos o bienes, o alentar alguna actividad ilícita.

46
Ibidem, pág. 295.
34
Conclusiones.

Primera. La tipificación de esta conducta ha sufrido una serie de modificaciones. La más


importante de ellas, consistió en haber pasado de un ilícito contemplado en el Código Fiscal
de la Federación a un delito previsto en el Código Penal Federal. En ese sentido,
consideramos un avance significativo el hecho de que las conductas que pueden constituir el
delito de operaciones, conocido como “lavado de dinero”, sean reguladas por el Código
Penal Federal y no por una ley especial.

Segunda: El delito de operaciones es de comisión exclusivamente dolosa. El sujeto activo


debe saber que los recursos que opera son de procedencia ilícita.

Tercera: La Secretaría de Hacienda y Crédito Público es el sujeto pasivo de este delito,


cuando en su comisión se utilicen los servicios de instituciones que integran el sistema
financiero.

Cuarta. El requisito de procedibilidad que exige el Código Penal Federal de que, para
proceder penalmente por el delito de operaciones, se requiere de la denuncia previa de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cuando en la comisión del mismo se hayan
utilizado los servicios de instituciones que integran el sistema financiero, tiene como
consecuencia que, sin esta denuncia, la Representación Social de la Federación no puede
ejercitar la acción penal correspondiente. Sin embargo, ello no impide iniciar la averiguación
previa correspondiente y practicar todas aquellas diligencias que se requieran para la
acreditación de los elementos del cuerpo del delito y la probable responsabilidad de los
indiciados.

35
36
Bibliografía.

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39

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