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CANTARES Y POEMAS COLONENSES

A COLON
Marciano de León Granados, año de 1955.

A mi lindo rinconcito
Yo le canto esta canción
A Colon pueblo bendito
Que llevo en el corazón.

La tierra de los zarapes A Colon yo le canto si señor


Y de los huertos en flor Porque en este rinconcito yo nací
Y de las aguas termales Rinconcito donde aguardo el amor
Es Colon verdad de honor Un amor que yo quiero de verdad.

A Colon yo le canto si señor Ya dobles campanero


Porque en este rinconcito yo nací Del templo parroquial
Rinconcito donde aguardo el amor Que tu toque lastimero
Un amor que yo quiero de verdad Hasta que hace suspirar
Es el doble un triste llanto
Que es lamentación
Cuatro siglos son de historia El repique es como un canto
De leyenda y tradición que me alegra el corazón.
Nos dio su nombre de gloria
El intrépido Colon.

Nuestra virgen dolorosa A Colon yo le canto si señor


Nos remedia todo mal Porque es este rinconcito yo nací
Y es su imagen milagrosa Rinconcito donde aguardo el amor
De hermosura sin igual. Un amor que yo quiero de verdad.

A colon yo le canto si señor


Porque en este rinconcito yo nací
Rinconcito donde aguardo el amor
Un amor que yo quiero de verdad.

El pinal del Zamorano


Se levanta con honor
Con dos torres coronado
Como gran emperador.

Es también Santa María


Rinconcito encantador
El que lo conoce un día
Lo recuerda con amor.
CORRRIDO CRISTERO DEL LEVANTAMIENTO DE
COLON
(4 de Febrero de 1928; fecha del Levantamiento armado)
Autores: Porfirio Contreras y Amado Miranda, Villa de Colón, Qro., julio 19 de 1929

Voy a cantar un corrido


Si me prestan su atención,
Un día cuatro de febrero
Tomó las armas Colón.

En rancho Derramadero
Ahí se reunió la gente
La que había rebelado
En contra del presidente.

Madre mía de los Dolores,


Pedimos tu bendición,
Por que vamos a luchar
Por tu santa religión.

Llegaron los queretanos:


Los Loarca y los Granados,
También los Vargas y Vázquez
Ya todos muy bien armados.

Al llegar a la plazuela,
La plazuela de la unión,
A Castelan desarmamos
En medio de la reunión

Y nos marcaron el alto


Y nos gritaron ¿quien vive?
¡Vivan los libertadores
que el mal gobierno persigue!

Esteban moreno
José y refugio también,
En casa del presidente
Afortunados muy bien

El día 4 de febrero
De noviembre veintiocho,
Fue cuando David moreno
De los dedos quedo mocho.

Y para saltar Palacio


Se afortino nuestra gente,
En las bardas y portales
Y alrededor de la fuente.
Y empezaron los disparos
De máuseres y de treinta,
No sabía mi comandante
Que éramos más de noventa

Gritaba don Manuel Frías:


“Si ustedes se rinde, mi amigo,
No lo vamos a matar
Aunque sea nuestro enemigo”.

Grito Raimundo Dorado:


“Yo ya conozco a Norberto;
Por eso rindo mis armas,
Doy mi palabra que es cierto”.

El comandante, sus armas,


Al general le rindió
Y el pueblo, regocijado,
Las campanas repicaron.

Toditos se arrodillaron
Al pasar por el santuario,
Pidiendo la protección
De la Virgen de Soriano.

Y a la luz de la luna
Hasta el cantar de los gallos,
Recorrimos las haciendas
Sacando armas y caballos.

El güero, el alcalde,
Andaba lleno de orgullo:
Se paseaba por el pueblo,
Creía que todo era suyo.

Francisco y el comandante
Se pusieron en camino,
A darle parte al Estado
De lo que había sucedido.

El lunes llego el gobierno


Como a las 12 del día,
Saqueando la casa y tienda
De los hermanos García.

Señoras y señoritas,
Señores, tengan presente
Que un día 4 de febrero
Se armó mi pueblo valiente.
“VIVA CRISTO REY”

Parodia de las cuatro milpas


(Corrido Cristero del día del rendimiento)

Solamente recuerdos nos quedan


De aquel Pinalito hermoso, ¡Hay! ¡Hay! ¡Hay!,
De aquel bosquecito tan bonito tan verde y bonito
Lo triste que esta.

Y por eso estoy triste serrana.


Y solo por eso me pongo a llorar
Recordando los tiempos felices,
Que juntos luchamos por la libertad.

Las fogatas están apagadas,


Ya nadie las encendió, ¡Hay!, ¡Hay! ¡Hay!,
Los bravos Cristeros, ya todos se fueron, ¡Ya no volverán!...

Si tedas una vuelta, serrana


Por montes y valles de aquella región
En las rocas verás los recuerdos,
Que escritos quedaron por los de Colón.

Ya las armas fueron entregadas,


Ya nadie las conservó, ¡hay!, ¡hay!, ¡hay!
Y solo quedaron, las tumbas gloriosas
De los que murieron por la religión.

Desde entonces, cual ave sin nido,


Errantes vagamos, llenos de pesar,
Esperando que Dios compasivo
Nos brinde otro nido de Amor y de Paz.

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