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NÚMERO .1.08
DIVISIÓN DE
Administración
pública
CIDE
NÚMERO 108
2002
CIDE
www.cide.edu
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Cuando analizamos a la Nueva Gestión Pública (NGP), es difícil separarla tanto del
contexto de toma de decisiones como de la retórica que la sustenta. Entender la NGP
como un paradigma dominante, nuevo, que en la práctica se impuso por la simple
fuerza de su racional, es por demás ingenuo o propio de los reformadores que se ven
obligados a convencer a cómo de lugar a los participantes y al público de la bondad
de sus reformas. En otras palabras, la NGP no es tan diferente como se suele pensar a
la argumentación de lo que conocemos como la era de la Administración Pública
Progresiva, ni ha resuelto, con pruebas científicas validadas y controladas, los
dilemas más importantes (éticos, sociales, de innovación y equidad) que la APP
enfrentó. La NGP es una corriente innovadora en muchos sentidos, pero es necesario
ubicarla en su real dimensión para apreciar sus aportaciones y sus límites, más allá
de la retórica propia de los reformadores y apologistas de la NGP.
Esta lección es de suma importancia para países como México y otros en
América Latina. En otras palabras, ninguna reforma administrativa que se conciba a
sí misma como una transformación exclusivamente técnica, basada en palabras
como "calidad", "innovación", "cliente", "evaluación por resultados" tendrá
posibilidades de éxito en el corto plazo en "hábitats" administrativos altamente
clientelares, poco responsables, basados en la lealtad pero poco, acostumbrados a la
opacidad informativa y la sobre normativización.
Abstract
In the analysis of the New Public Management (NPM), it is hard not to link the
rhetoric of the reformers and the particular context where the NPM ideas are being
implemented. The NPM is actually a set of different ideas, approaches, and
experiences implemented with mixed results in several countries. The "oíd" public
administration, the Progressive Public Administration (PPA), tried to resolve difficult
dilemmas that the NPM is still facing and it is unclear that it has clear solutions to
those dilemmas. The NPM has failed to produce a clear systematic structure to
evalúate the results of its instruments and reformers in different countries are taking
risky decisions in order to resolve complex problems: giving more autonomy to
bureaucracies, resting complicated political discussions in loóse technical grounds,
for example.
In countries like México and others in Latín America there are important
lessons to leam from the failures and successes of the implementation of NPM
instruments in other countries. An agenda for an administrative reform is developed
discussing the useful ideas and instrument stemming from NPM and from the "oíd"
public administration tradition as well.
Introducción
Ante estas circunstancias, la APP asumió que la relación con la arena política
debía ser clarificada al extremo y que el método de la AP no podía ser el de los
negocios privados, pues los problemas que enfrentaba y el contexto que le daba vida
eran radicalmente distintos. Además, implícitamente se asentaba, la calidad ética
tendría que ser el principal ingrediente de su gestión, pues cualquier intento de hacer
eficiente a la AP, sin considerar estos elementos políticos y económicos, llevaría a
sistemas inequitativos, que favorecerían a los más poderosos política y
económicamente.
Para resolver esta problemática, la APP identificaba dos vías de solución
posibles: una, mantener vigente el aforismo de los "Padres Fundadores" de EUA que
establecía que el gobierno es un mal necesario que hay que controlar. Siendo la
única manera lógica de controlarlo el mantenerlo pequeño, limitado, aman"ado
(Federalist Papers, 1981). Pero en una sociedad industrial, en pleno crecimiento, esto
era imposible, se argüía (Wilson, 1887). Necesariamente se hacía indispensable que
la AP fuera separada, mejor, aislada de las influencias políticas y económicas, llena
de intereses particulares y mecanismos para influir sobre las decisiones públicas.
Además de esta separación, artificial claro, pero necesaria hasta cierto punto,
es indispensable, continuaría el argumento de la APP, la creación de una serie de
mecanismos también artificiales pero necesarios, que construyeran la
"particularidad" de las reglas de accionar de la AP: ante el poderío de los intereses
económicos, un sólido aparato burocrático, técnico, capaz de dar sentido a la política
pública en su impacto económico; ante los vaivenes de los políticos electos, un
sistema artificial (y algunos pensamos que en témiinos organizacionales, anacrónico,
Frant, 1993; Arellano, 2001) de desauollo del personal burocrático con sus propias
reglas y aislado de la influencia política (el servicio civil de carrera); ante la
dificultad de tomar el criterio de eficiencia y racionalidad económicas como el
criterio básico de acción, dadas las posibilidades de ser capturado por los intereses
poHticos y económicos, el desan'ollo de un sistema detallado, rígido, en constante
perfeccionamiento, de reglas, procesos y normas, vigilados constantemente por
instancias técnicas e incluso por organismos independientes extemos al aparato
burocrático (Peters, 1996).
La AP de la era progresiva, entonces, tenía una clara detenninación en la
constitución de un sistema específico, de particulares características, que constioiía
su propio lenguaje, fuera de la administración de negocios y de la argumentación
económica basada en el óptimo de Pai^eto. De alguna manera se estaba conciente de
lo complejo da la tarea, e incluso de lo artificial de algunos de los mecanismos(como
el servicio civil de carrera en vez de un sistema más flexible y decentralizado de
administración de personal). Pero habría que aceptar que era una solución
importante al dilema de los aparatos gubernamentales en sistemas democráticos
representativos, donde la influencia política y la separación de poderes crean un
marco institucional oscuro y dispar para la toma de decisiones ejecutiva dentro de un
gobierno.
Arellano/ Nueva gestión pública: ¿el meteorilo que mnió al dinosaurio'' Lecciones para la reforma administrativa -
regulan la acción colectiva como los regulados buscarán proteger sus propios
intereses. En otras palabras, las reglas del juego deben explícitamente acomodar la
búsqueda del interés general a través de los intereses específicos de los individuos.
Dado este esquema complejo de agregación de intereses, difícilmente se puede
encontrar un sistema de agregación justo y eficiente. Por ello, el mercado
generalmente dará mejores resultados que esquemas basados en jerarquías
(Williamson, 1975).
En definitiva, el supuesto argumentativo (es decir, es a final de cuentas un
valor general más que una conclusión devenida de evidencia empírica sólida e
irrefiitable; Hood y Jackson, 1991) que cambia la percepción de la naturaleza del
gobierno y que alimentará prácticamente todas las propuestas instrumentales de esta
corriente será recuperar el conocido "Principio del puerco" de Tomas Carlye: los
seres humanos, de los más ricos a los más pobres, son inherentemente racionales,
calculadores, oportunistas y egoístas. Veamos un poco más a detalle esta línea de
argumentación.
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Arellaiw/ Nuevn gestión pública: ¿el meleoiilo que mató ni dinosaurio? Lecciones para la reforma ariininisiralivn...
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Arellano/ Nueva gestión pública: ¿el meleoriio que malo al dinosaurio? Lecciones para la reforma adminislranva.
En la década de los 70, una serie de reformas al sector público comenzaron a ser
implementadas en países como Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia. Estas
reformas particulares fueron tomando una lógica congiuente bajo la agenda de la
OCDE en los 80.
Tomando como base muchos de los argumentos que hemos revisado
brevemente de Niskanen y Ostrom, se acuñó el término Nueva Gestión Pública
(NGP) para denotar un profundo cambio en los etilos gerenciales en el sector público.
Hacer entendibles y aplicables las propuestas de refomia emanadas de la economía,
requería de una retórica y de un discurso de cambio, de un lenguaje propio que
hablara de profundas transformaciones en las bases y supuestos de la APP. El
discurso de entrada en este sentido fue uno gerencialista, que abogaba por romper el
supuesto mito de las diferencias de gestión entre el sector privado y el sector
público. En témiinos generales, amplios diagnósticos devenidos de la economía que
hablaban de problemas de diseño institucional en las democracias, encontraron
salida práctica bajo la idea de que los instrumentos generales que hacen a las
empresas privadas eficientes, podrian ser replicados, por lo menos simulados, en el
sector público.
En resumen, algunos autores sintetizarían esta supuesta revolución con la
llegada de un nuevo paradigma, que va de un énfasis en la política pública a uno en
las capacidades gerenciales, de un fuerte énfasis en los procesos a los resultados, de
jerarquías ordenadas a competencia en espacios de mercados o cuasi mercados, de
seguridad en el trabajo y salarios precisos para la burocracia, a evaluación del
desempeño y firma de contratos específicos amarrados a la obtención de ciertos
resultados (Aucoin, 1990; Pollit, 1993).
Con el fin de dar mayor claridad a las bases de este supuesto cambio, hemos
construido un cuadro (Cuadro 1) que recupera en síntesis estas modificaciones
paradigmáticas (con base en Ferlie, et. al, 1996; Hood, 1994, Gruening, 2001).
Es posible observar que en este listado general de "confrontación" de
paradigmas, existen aparentemente diferencias sustantivas entre la NGP y la APP.
Pero como la columna de posibles impactos deja entrever, la diferencia radical y la
bondad particular de la NGP comienza a ponerse en entredicho.
Una primera razón de esto es que la NGP no se ha implementado de una
manera sistemática de tal fornia que permitiera la evaluación de sus políticas o
propuestas. Paradójicamente, un enfoque que en la retórica habla de evaluar por
resultados específicos, sin embargo, no se ha apHcado la regla a sí mismo. Los
problemas que autores como Pollitt et. al (1998) y Nonnan (2001) han encontrado
para evaluar los efectos concretos de las políticas estilo NGP en Reino Unido y en
Nueva Zelanda son sintomáticos. En la práctica encontramos más bien resultados
mixtos (James, 2001; Christensen y Laegrid, 2001), con posibles éxitos de cambio y
mejora de tiempos o de recursos y con efectos negativos en términos de relaciones
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Arellnno/ Nueva gestión pública: ¿el meteorito que mató al dinosaurio? Lecciones para la reforma administrativa
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Arellano/Nueva gesüón pública: ¿el mereorilo que malo ni dinosaurio'' Lecciones para tn lefonna adiinnislrniivn...
estado en control por parte del régimen, haciendo difícil por lo tanto la existencia de
una ley de libertad de información.
Es claro que un sistema de este tipo está lejos de ser un ejemplo de un
sistema administrativo tipo de la APP. En realidad es un sistema muy diferente, con
problemas similares, pero en términos estructurales muy heterogéneo. Es claro que
un sistema de este tipo peiTnite también que sus aparatos administrativos y políticos
sufran de constantes "capturas" (como lo diagnosticó la NGP), pero estas capturas
están institucionalizadas, no son lagunas o errores de un aparato burocrático vigilado
y profesional. De la misma manera, este aparato administrativo se ve preocupado
más por sus asuntos que por los de los ciudadanos (sus clientes diría la NGP), pero
parte de "sus asuntos" son atender los intereses clientelares de su representación
política. En este caso entonces la burocracia no es del tipo que la NGP asume: una
burocracia altamente institucionalizada, suficientemente hábil para construir e
imponer su propia agenda vía las políticas públicas diseñadas desde el legislativo y
las altas esferas del poder ejecutivo (funcionarios electos). Los problemas de "agente
y principal" aquí no conciemen a la dificultad de hacer a la burocracia obedecer los
lincamientos de la política más que sus propios requerimientos institucionales, sino
la de cadenas múltiples de agentes y principales, con agendas de diferentes niveles,
concernientes a intereses y grupos políticos de muy distinta índole.
Barzelay (2000) ha defendido enfáticamente que es indispensable
preguntarse dos cosas para hablar en serio de la implementación de ideas de la NGP
en un país en específico: ¿qué razones llevan a los tomadores de decisión
gubernamentales de un país a implementar reformas administrativas? ¿Qué objetivos
de política se persiguen en el proceso y cómo se van adaptando a la realidad
institucional? Definitivamente este pareciera ser un camino más fructífero a
mantenerse en la discusión de dicotomías conceptuales o luchas entre paradigmas
que difícilmente tienen un sólido y único marco de referencia.
Para el caso de países como México, la agenda no está entonces en discutir si
se deben de aplicar los principios de la NGP o si ésta es imposible de implementar
por razones tecnológicas o de cultura (es decir, porque no estamos preparados o
porque la "cultura" política es muy diferente). Efectivamente, la NGP fue creada en
culturas políticas diferentes y bajo condiciones de un "habitat" de la administración
pública (y necesariamente por tanto del sistema político) muy distintas. Pero la
pregunta fundamental es ¿porqué queremos reformar a nuestros aparatos
gubernamentales y qué objetivos queremos alcanzar dadas nuestras condiciones
políticas y sociales?
Es indudable que nuestras administraciones públicas deben cambiar y es
también claro que la utilización a ciegas de ideas de la NGP están fuera de lugar ante
las condiciones que encontramos en países como México. Pero ambas premisas no
nos llevan a negar la utilidad de diversos principios de la NGP para la refomia en
tales realidades.
Así como el punto de partida de la NGP en los países anglosajones ha sido el
liberar a la burocracia de la sobre regulación, dándole un sentido a la acción
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Arellnno/ Nueva geslión públicn: ¿el meteorito que malo al dinosaurio'^ Lecciones para la reforma adminisiratira
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Arellano/Nueva gestión pública: ¿el meteorito que mató al dinosaurio'' Lecciones para la reforma administrntivn.
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