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TEMA No.

2 DOGMATICA EL CONTRATO
1. EL CONCEPTO DE CONTRATO
a) Definiciones en el derecho comparado.- En el Derecho comparado, podemos encontrar un sin fín de definiciones, de
las cuales sin agotar las mismas podemos citar:
- El código Civil Boliviano en el Art. 450 expresa la siguiente definición: “Hay contrato cuando dos o más personas se
ponen de acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre si una relación jurídica”
- El Código Civil Peruano de 1984 “acuerdo de dos o más partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación
jurídica patrimonial”
- El Anteproyecto del Código Europeo de Contratos, “el contrato es el acuerdo de dos o varia partes destinados a crear,
regular, modificar o extinguir una relación jurídica que puede incluir obligaciones y otros efectos aunque sea a cargo de
una sola de las partes”
- Código Civil Argentino de 2014 “Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos partes manifiestan su consentimiento
para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.
- José Antonio Barbón Calambra, esboza una definición social y de carácter finalista: “Hay contrato, cuando dos o más
partes se ponen de acuerdo sobre una declaración de voluntad común, destinado a intercambiar prestaciones
interconectadas y equivalentes”
b) Análisis de los elementos de la definición. Todas las definiciones de contratos, tratan de resaltar los aspectos o
características más esenciales de lo que debe entenderse por contrato, entre estos aspectos tenemos:
- El contrato como acto jurídico. - El contrato, es un instrumento de carácter jurídico, que sirve para crear relaciones
jurídicas, sin embargo, sabemos que las relaciones jurídicas, las obligaciones que contiene las mismas, en nuestra
legislación tiene dos fuentes (art. 294 C.C): 1) los hechos y 2) los actos jurídicos. Los hechos como la mordedura de un
perro a una persona, la caída de una pared sobre una persona, etc., que generan relaciones jurídicas y obligaciones
constituyéndose en esos casos, un acreedor (la victima) y un deudor (el propietario del animal o de la pared), en ese
ámbito no lo encontramos al contrato. Por eso, vamos a otra de las fuentes de relaciones jurídicas obligaciones en
consecuencia, que son los actos jurídicos, o sea la manifestación de voluntad libre y consiente destinada a crear,
modificar, o extinguir relaciones jurídicas, actos jurídicos que pueden ser unilaterales, bilaterales y plurilaterales, siendo
en ese marco el contrato, una especie del acto jurídico, pues el contrató por definición, es el acuerdo de las voluntades
de dos o más partes. Esto nos hace decir que, La relación que existe entre acto jurídico y contrato, es el de género y
especie, pues el acto jurídico es el género, y una especie del acto jurídico es el contrato.
- Contrato y negocio jurídico.- El negocio jurídico, ya se lo dijo en la parte de la teoría del contrato, es un producto de la
concepción más alta de la autonomía de la voluntad, reemplazando a la concepción de acto jurídico de la doctrina
francesa, manifestándose como fuente de relaciones jurídicas y obligaciones unilaterales, bilaterales, plurilaterales, de
carácter patrimonial e incluso extrapatrimonial, con el requisito esencial que sea la expresión de la voluntad de los
particulares como partes de la negociación, en un mundo libre e igualitario (teóricamente); en ese contexto, el contrato
sería una especie del negocio jurídico, pues el contrato necesariamente precisa e la conjunción de las voluntad de dos o
más partes, por esta razón el contrato sería un negocio jurídico bilateral. Sin embargo, vale señalar que en Bolivia desde
la vigencia de una nueva Constitución Política del Estado la del 2009, se constituye en un Estado Unitario Social de
Derecho Plurinacional Comunitario; esto es desde el punto de vista de la teoría constitucional, en un “Estado
Constitucional de Derecho”, que da prioridad a la protección del ser humano considerado socialmente por sobre el
interés individual, por ello enarbola principios y valores orientados a dicha protección del individuo pero considerado en
el conjunto social en el que habita, tal como se evidencia del Art. 8 de la CPE (lectura obligatoria). Por ello, en el
contexto dela nueva CPE la autonomía de la voluntad no es soberana, sino que debe estar sujeto a los principios y
valores que sustenta la Nueva CPE, por ello, el negocio jurídico sustentado en la soberanía de la autonomía de la
voluntad, no cabe en el desarrollo normativo de la CPE, en consecuencia el contrato no puede ser una especie del
negocio jurídico, sino una especie del acto jurídico francés, pero con la diferencia de que tiene un sustento
constitucional y como límite de autonomía de la voluntad, la protección de los derechos humanos.
- Convención y contrato.- La convención, se la conoce actualmente como una especie del acto jurídico, pero que trata
de crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas de carácter extrapatrimonial; es un instrumento jurídico que sirve
para hacer realidad relaciones jurídicas cuyo contendió no sea evaluable en dinero, sino con el fin de realización de
propósitos sociales, científicos, académicos o de otra índole de beneficios institucionales o en su caso particulares, pero
de carácter EXTRAPATRIMONIAL. En cambio el contrato se decía en un principio, que era una especia de acto jurídico,
pero que solo servía para crear obligaciones, no para modificar ni extinguir relaciones jurídica (lo cual estaba reservado
para el convenio), sin embargo, la doctrina moderna, ahora entiende que el contrato es una especie de acto jurídico sí,
pero que tiene por objeto, no solo crear relaciones jurídicas y obligaciones, sino también modificarlas, regularlas y
extinguirlas, como en el caso de un contrato de arrendadito por dos años, que a través de otro contrato es ampliado
para tres años, o u contrato de anticresis convenido por un capital, mismo que puede ser aumentado en el monto o en
su caso disminuido; o en su caso extinguir relaciones jurídicas como en el contrato de transacción, o un contrato de
compraventa, que extingue un anterior contrato de arrendamiento no vencido del mismo inmueble y entre las mismas
partes, pero todos ellos, de CONTENIDO PATRIMONIAL, tal como lo prevé el Art. 292 del Código Civil que establece en
forma taxativa que las obligaciones (prestaciones de entregar, hacer y no Hacer), que genera el contrato, deben ser
avaluables en dinero, aunque el interés de las partes (elemento subjetivo) no sea susceptible de valuación económica,
como en el caso de una compraventa de un inmueble, mismo que el comprador lo adquiere con el interés de donar el
mismo a una persona, ahí su interés no es patrimonial, aunque la operación jurídica de compraventa es estrictamente
patrimonial.
- Contrato y acuerdo.- El concepto de acuerdo, hace referencia a toda clase de pactos, a manifestaciones de voluntades
encontradas y concordantes, sin especificar que sea ya, un acto colectivo o un acto complejo o un acto colegiado, o un
convenio o un acto jurídico contractual.
En cambio, cuando decimos contrato, además de tratarse de una especie del acto jurídico, se trata también de una
especie de acuerdo, pues en el contrato las voluntades de las partes intervinientes se entrelazan, se concatenan dando
lugar a lo que se llama el consentimiento, como uno de los elementos del contrato, por esos se dice que el contrato es
una especie de acto jurídico, mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento (acuerdo) para crear,
regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.
c) Actos unilaterales y contrato.- Ya tenemos dicho que los actos jurídicos como género, pueden ser unilaterales,
bilaterales y plurilaterales, dependiendo de que en la concurrencia de la voluta creadora de la relación jurídica,
intervenga una parte, dos partes o más. En el caso de los actos jurídicos unilaterales, interviene la participación de una
sola voluntad, independientemente der que la misma sea integrada por una persona o varias personas; así, enel
reconocimiento de deuda (art. 956 C C) bien la misma puede ser suscrita por una sola persona o varias persona, pero en
ambos casos se trata solo de la manifestación de voluntad de una parte; en el caso de la promesa publica de
recompensa (art. 957 CC), lo mismo, la promesa como acto jurídico unilateral puede ser hecha por una sola persona o
varias personas, pero en ambos caso, igual constituyen jurídicamente la manifestación de una sola voluntad. El en caso
del testamento, la sola voluntad del testador hace que se perfeccione el testamento como acto jurídico unilateral, no
precisándose más voluntades. Así es igual en la, promesa der pago, la ratificación, la confirmación, etc., en los que no se
habla de consentimiento (integración de la voluntad de dos o más partes), sino de manifestación de voluntad.
En el caso del contrato, se trata de un acto jurídico bilateral o plurilateral, de tal manera que se precisa de la
concurrencia de la voluntad de dos o más partes, mismas que deben integrarse para conformar el primer elemento de
todo contrato, el consentimiento, independientemente de que cada parte, sea integrada por una persona, o varias
personas, como en el caso de la parte que hace de vencedor, que bien puede ser una sola persona, o conformado por
varias personas como el caso de copropietarios, y en la parte del comprador, puede ser también una sola persona o en
su caso varias personas que conforman la voluntad del comprador, constituyendo así una de las partes del contrato de
compraventa. Por eso, en el contrato se habla propiamente de partes y no de personas.
Sin embargo, dada la complejidad que adquieren las relaciones jurídicas contractuales, se debe distinguir entre los
siguientes aspectos:
- Acto colectivo. - Se trata de la concurrencia de varias voluntades de varias personas, sumándose dichas voluntades
para integrar desde el punto de vista contractual, la voluntad de una sola parte. Así tenemos que en un edificio afectado
al régimen de propiedad horizontal, cada propietario integra su voluntad al centro de interés que tienen los
condóminos, que pueden decidir por ejemplo, comprar un nuevo ascensor para el edificio, constituyendo esa
declaración de voluntad conjunta un acto colectivo del interés de cada uno de los copropietarios, pero aun no un
contrato, pues todavía se trata de la voluntad de una sola parte, el comprador (del ascensor), faltando la voluntad del
vendedor. Lo mismo ocurre si los copropietarios de un camión (ejm. 5 personas) decidan dar en comodato dicho
camión, esa decisión es un acto colectivo en interés de los copropietarios, pero aun no un contrato, pues faltaría la
voluntad del comodatario.
- Acto colegiado. - Se trata de un mecanismo de decisión de un órgano, en el que se manifiestan la voluntad de los
integrantes de ese órgano, para conformar la voluntad de una parte, con la diferencia de que el interés, ya no es
particular de los integrantes del órgano, sino del órgano mismo como tal. Así tenemos la voluntad que manifiestan los
integrantes de los órganos llamados Consejo Facultativo, Asamblea Legislativa, Directiva de una S.R.L.,
Concejo Municipal, etc., en el que la participación de las voluntades de sus integrantes, es un acto colegiado que bien
puede decidir conformar ser parte de un contrato de préstamo, de mandato, de hipoteca, etc., constituyendo ello en el
fenómeno contractual, la voluntad de una sola parte, la del prestamista o prestatario, la del mandante o del mandatario,
la del acreedor hipotecario o el garante hipotecario, etc., en el que la voluntad de los miembros circunstanciales del
órgano se disuelven para formar la voluntad de una parte.
- Acto complejo.- En un sentido de oposición al acto simple, se dice acto complejo al que requiere para su realización, de
varias etapas formales, o tramos concurrentes, además de la declaración de voluntad de varias personas en interés de
uno de ellos o de un tercero, así, en el contrato de donación de un inmueble, se requiere de la realización de una
minuta, la suscripción de la misma por las partes, la concurrencia de un Notario de Fe Publica, la elaboración por parte
de este, de la matriz notarial (protocolo), la suscripción de dicha matriz notaria por las partes, el Notario y los testigos
instrumentales, el registro del testimonio en la oficina de Derechos Relees, todo en interés de uno de ellos, el del
donatario. En el contrato de hipoteca, se requiere similares formalidades concurrentes. El acto complejo, es diferente al
“complejo de contratos” o “contratos conexos”, en el que en un solo documento, se suscriben varios contratos en
realidad, ligados por un interés o varios intereses económicos o jurídicos. Así tenemos un contrato de compraventa, que
es financiado el precio por un banco que otorga un préstamo, con garantía hipotecaria y de fianza, en el mismo,
concurren las voluntades contractuales del comprador y el vendedor, él prestamista (banco) y el prestatario
(comprador) así como los garantes hipotecarios y el fiador; es un complejo de contratos o contratos conexos.
- Contrato. - Es el acto jurídico en el que concurren las voluntades de dos o más partes, aclarando que una parte,
cualquiera de ellas, bien puede estar integrado por una persona o varias personas, pero igual siguen siendo una parte,
de tal manera que la manifestación de la voluntad de ambas partes o varias partes, configura aquello que se llama
consentimiento, con sus dos elementos, el de la oferta y la aceptación. Desde ese punto de vista es un acto jurídico
bilateral o plurilateral,
Ahora, existen contratos en los que aparentemente hay una sola declaración de voluntad que constituye un contrato,
esto es en el llamado autocontrato o contrato consigo mismo previsto en el Art. 471, en el que las voluntades de las
partes, como ser la del comprador y del vendedor, son manifestadas por una persona, la cual tiene un mandato (poder)
de ambas partes, por ello en el contrato solo figura la manifestación de la misma persona, en calidad de comprador y de
vendedor, por ello esto no es un acto jurídico unilateral, sino un verdadero contrato en el que jurídicamente se expresan
las voluntades de dos o más partes, por una persona que tiene el mandato de ambas partes.
Por otro lado, se tienen los contratos unilaterales, los que por su denominación pareciera contradictorio denominarlos
contratos pues significaría la concurrencia de una sola parte (unilateral) lo cual no hace nacer un contrato. Pero, la
denominación se torna correcta cuando analizamos que tal denominación de contratos unilaterales, obedece a otro
punto vista que no es el del nacimiento del contrato, sino el de las obligaciones que genera la misma. En ese caso,
tenemos que una sola de las partes se encuentra obligada patrimonialmente, y la otra parte no, como en los contratos
de depósito civil, de donación, de comodato y otros, en los que los obligados son unilateralmente una sola de las partes
y la otra no tiene ninguna obligación patrimonial.
d) Comparación con otras fuentes de obligaciones.- El contrato tiene la función de crear, modificar, regular y extinguir
obligaciones. Ahora, en cuanto a la función creadora de obligaciones puede ser comprado con otros institutos que
cumplen la misma función, tales como ser:
- La Ley.- La es ley crea obligaciones al igual que los contratos, pero es producto de la manifetacion de la voluntad de la
Asamblea Legislativa Plurinacional (Art. 158 I 3) CPE) , el contrato es manifestación de voluntad privada de las partes; la
ley deviene cumplimento de sus disposición para todos incluidos los elaboradores de la norma legal, el contrato deviene
cumplimiento de la norma contractual solo para Las partes; la ley tiene coercibilidad, o sea la posibilidad de utilizar la
fuerza pública para su cumplimiento, el contrato también como norma individua creada en un Estado Constitucional de
Derecho.
- Los hechos (Art. 294 CC).- Los hechos jurídicos hasta el infinito, son también creadores de obligaciones, como la
mordedura de un perro a un niño, que obliga al propietario del animal a resarcir el daño, o la caída de un árbol del patio
del vecino que provoca lesiones a varias personas, convirtiendo al propietario del árbol en deudor obligado a resarcir el
daño, etc.
Entre otros hechos que podemos citar como fuente de obligaciones, tenemos: enriquecimiento ilegitimo Art. 961 C.C.; el
pago de lo no debido Art. 963 CC; la gestión de negocios ajenos Art. 973 CC; los hechos ilícitos Art. 984 CC.
En los hechos como fuente de las obligaciones, no existe declaraciones de voluntad previa, pensadas, planificadas para
crear obligaciones, sino que las mismas se dan con ausencia de esas declaraciones de voluntad, con el simple
acaecimiento de hechos que se acomodan a la hipótesis jurídica de las responsabilidades civiles por hechos, sin que el
obligado lo quiera ni
el acreedor lo genere voluntariamente. En cambio, en el contrato, las declaraciones de voluntad de las partes, son
requeridas, planificadas en forma previa.
- Declaración unilateral de voluntad. - La sola declaración de voluntad de una parte, también puede crear obligaciones
al igual que el contrato, así tenemos: la promesa de pago Art. 956 CC; el reconocimiento de deuda Art. 956 CC; promesa
publica de recompensa Art. 957 CC; el testamento
Art. 1112 I. En todos ellos, solo concurren la voluntad unilateral de una parte creando obligaciones, en cambio en el
contrato se precisa la concurrencia de las voluntades de dos o más partes para crear obligaciones contractuales.
- Relaciones contractuales de hecho. - En la cotidianidad del diario vivir de mujeres y hombres, se dan una serie de
desarrollo de conductas en los que no se da la manifestación de voluntad expresa, pero genera relaciones jurídicas,
obligaciones. Es así en el caso del transporte público, en conductor que estaciona su vehículo en una playa de
estacionamiento, etc.; relaciones jurídicas que la doctrina alemana se buscó una manera de calificar as esa clase de
relaciones jurídicas surgidas espontáneamente, sin declaraciones de voluntad expresa ni unilateral ni bilateral ni de
actos ilícitos, sino meras conductas sociales típicas, hechos que configuran relaciones jurídicas obligatorias. Al respecto,
la doctrina mayoritaria y entre ellas la boliviana, las considera verdaderos con tratos, pues se trataría de manifestaciones
de voluntad tacita, que conforman el consentimiento tácito (Art. 453 CC).
e) Comparación con otros institutos. - Por la similitud en la aptitud de creación, modificación y extinción de relaciones
jurídicas, al contrato se lo compara con otros institutos para establecer la diferencia con los mismos, a saber:
- Con el pago.- Es un acto jurídico unilateral, a través del cual se extingue una relación jurídica patrimonial anteriormente
creada (Art. 291 CC), en ella solo se requiere la manifestación de voluntad de una parte, siendo suficiente la misma para
su configuración. En cambio el contrato, se trata siempre de la manifestación de voluntad de dos o más partes, además
que no solo extingue obligaciones sino que las puede crear modificar e incluso regular.
- Con la dación en pago.- Es un modo de extinguir las obligaciones mediante el cumplimiento de la obligación a través de
una prestación distinta de la debida que requiere necesariamente el consentimiento del acreedor (Art. 307 CC). En esta,
se dan dos actos jurídicos diferentes, por un lado la novación de la primitiva obligación y por otro el pago de la nueva
obligación con la entrega de una cosa diversa de la debida; además es un instituto estrictamente solo pata extinguir
obligaciones. En cambio el contrato se da en lo normal, en un solo acto en el que se manifiestan las voluntades de las
partes, y no solo para extinguir obligaciones, sino también para crearlas, modificarlas y regularlas.
- Con La sentencia.- La sentencia es un acto jurídico procesal que decide otorgar o denegar la pretensión de las partes
en el proceso, que emana de autoridad competente, o sea el juez o tribunal, misma que como norma individual puede
crear, modificar o extinguir obligaciones, relacionadas a las partes. Aquí, se debe aclarar que la sentencia, es un acto
jurisdiccional de una autoridad, distinta a las partes que asumirían las obligaciones creadas, modificadas o extinguidas
por dicha sentencia; además, la sentencia se pronuncia sobre aspectos de carácter patrimonial e incluso
extrapatrimonial. En cambio, el contrato es una norma individual también pero que nace de la voluntad de las partes del
contrato como personas particulares, además de que trata solo de aspectos de carácter patrimonial.
f) Límites de la disciplina contractual. - Se trata de dejar en claro, como el contrato no puede confundirse en relación a
su función esencial de ser fuente o creador de obligaciones de carácter patrimonial, cuando le toca relacionarse con los
demás derechos, veamos:
F.1. CON LOS DERECHOS REALES Y DERECHOS PERSONALES DE CRÉDITO U OBLIGACIONALES. EFECTO REAL DEL
CONTRATO. - Cuando el contrato se relaciona con los derechos reales, vale decir con el derecho de propiedad,
copropiedad, propiedad horizontal, usufructo, uso habitación, etc., y para que esos derechos se plasmen en relaciones
jurídicas, se los hace a través de contratos que tratan de creación modificación o extinción de esos derechos en la
cabeza de las personas que quieren tratar de esos derechos. En esa tarea, el contrato es un vehículo fuente de
obligaciones que nacen de las relaciones jurídicas de derechos reales; así, en el contrato de compraventa, se trata de la
transmisión del derecho de propiedad, un derecho real base, la propiedad, en esa relación jurídica creada entre las
partes a través del contrato, este último establece obligaciones entre las partes, el del vendedor la obligación de
entregar la cosa, la garantía de evicción, etc. (Art. 614 CC), parta el comprador la obligación de pagar el precio, etc. (Art.
636); en el contrato de usufructo (otro derecho real), el contrato que es la fuente de la relación jurídica de derecho real,
también crea, modifica o extingue obligaciones entre las partes (Art. 233 CC).
Cuando el contrato se relaciona estrictamente con derechos personales, de crédito u obligacionales como en los casos
del arrendamiento, el comodato, el depósito, el préstamo, etc., el contrato igual cumple la función de crear modificar o
extinguir relaciones jurídicas y establecer obligaciones entre las partes, así tenemos la obligación del arrendatario de
pagar el canon mensual pactado (Art. 701 CC) y el arrendador, el de reembolsar los gatos de mejoras y aplicaciones que
haya hecho el arrendatario (Art. 706); lo mismo en los demás contratos citados previstos en los Arts. 884, 891; 844, 856;
899, 902; todos del Código Civil.
Ahora, se debe dejar en claro, que no es lo mismo hacer referencia a contratos reales que hacer referencia a los
contratos con efectos reales, pues cada uno de ellos tiene diferentes connotaciones, veamos:
- Contratos reales.- Se trata de aquellos contratos como el deposito, el comodato, el mutuo o préstamo, la anticresis,
etc., en los que el contrato no nace a la vida del derecho sino es con la previa entrega de la cosa, esto quiere decir que
desde el punto de vista de la formación del contrato, los mismos no se constituyen con el solo consentimiento de las
partes, sino que además se requiere la previa entrega de la cosa para el perfeccionamiento del contrato.
Esto quiere decir que en esa clase de contratos si bien se hubiera dado la manifestación de voluntad de las partes, pero
no se haya procedido a la entrega de la cosa, el contrato no habría nacido a la vida del derecho por falta del requisito de
la tradición o sea la entrega de la cosa.
- Contratos con efectos reales.- Se dice efecto real, a la transferencia del derecho de propiedad o la constitución de un
derecho real (usufructo, uso habitación, etc., (Art. 521 CC). En la práctica, esa transferencia del derecho de propiedad se
da a través de los contratos de compraventa, el mutuo, la donación y la permuta; por ello, a esos contratos que cumplen
con la función de transferencia o constitución de derechos reales, se los denomina “contratos con efectos reales” en los
que la entrega de la cosa puede ser instantánea o diferida en el tiempo según pacten las partes.
F.2. CON EL DERECHO DE SUCESIONES.- El derecho sucesorio regula el régimen de la transmisión del patrimonio de una
persona que muere a otra u otras que sobreviven. Los contratos, también son vehículos a través de los cuales se puede
transmitir el patrimonio entre las partes (compraventa, donación, etc.). Sobre este punto se debe diferenciar que la
transmisión del patrimonio en el derecho sucesorio opera por causa de muerte, al fallecimiento del de cujus; en cambio
los contratos operan la transferencia patrimonial en vida de las partes. Por otro lado, el testamento del derecho
sucesorio, es un acto jurídico unilateral, no es un contrato mismo que si bien se otorga en vida del testador, tiene efecto
siempre a la muerte de este. En cambio, el contrato es un acto jurídico bilateral o plurilateral que se otorga en vida de
las partes y tiene efecto en vida de las mismas, independientemente del derecho sucesorio que surge a la muerte de
cada una delas partes.
Por último, los contratos sobre sucesión futura, se encuentran prohibidos en la legislación boliviana en el Art. 1004
sancionándolos con nulidad. Sin embargo, los Arts. 1005 y 1006 permiten la realización de contratos en vida de las
partes, sobre sucesiones futuras, esto dice la norma en la vía de excepción.
F.3. CON LOS DERECHOS PERSONALÍSIMOS. - Entre ellos tenemos a la vida, la integridad física, la libertad, el honor, a
intimidad, etc., con los que tradicionalmente se dice que no opera el contrato, pues estos derechos son de carácter
extrapatrimonial y el contrato solo puede tener un contenido estrictamente patrimonial, pero, modernamente se dan
situaciones en los que el contrato invade estos campos, veamos:
- Rechazo de tratamientos médicos. - Cuando una persona humana, tiene problemas de salud, recure a contratar los
servicios que ofrecen los hospitales, las clínicas de salud. En ellos, se trata en la contratación del tratamiento de la vida,
la intervención quirúrgica de algunos órganos específicos del ser humano. ¿Ahora, ante el diagnóstico del médico de que
se debe hacer determinado tratamiento, determinada intervención quirúrgica para salvar la vida, se tiene la libertad de
rechazar el tratamiento? sería una manifestación de la liberad de contratar o un suicidio, ¿o no? Se presentaron casos
que la doctrina y la legislación permitieron, como es el caso de los testigos de Génova, que rechazan la transfusion de
sangre, por no estar permito en su creencia religiosa. Al respecto, el Art. 14 del CC menciona que “la persona puede
rehusar someterse a un examen o tratamiento médico quirúrgico, a menos que halle obligada por disposición de la ley o
reglamento administrativo.”
- La disposición del propio cuerpo. - ¿Se puede vender partes separadas del cuerpo? ¿comercializar, la sangre, los
tejidos, los órganos, etc.? Al respecto, el Art. 7 CC indica que los actos de disposición sobre el todo o parte del cuerpo
están permitidos, salvo en el caso de que dicha disposición cause una lesión grave y definitiva al donante, o sean
contrarios al orden púbico y las buenas costumbres.
La ley de transplante de órganos células y tejidos No. 1716 en su Art. 2 indica que el contrato de donación de órganos,
tejidos y células con fines terapéuticos se constituye por un acto expreso entre vivos únicamente. Tendrá por objeto
otorgar a los facultativos del área de trasplantes expresamente autorizados para esta práctica, facultades plenas para
proceder a la ablación del órgano donado en beneficio de un tercero que requiera del transplante, para la reposición de
órganos afectados por patologías no reversibles.
La misma Ley en su Art. 10 regula la donación de órganos en vida del donante para ser usados después de su muerte, o
en su defecto sea autorizado en forma expresa por los familiares.
Aquí claramente podemos establecer que, objeto del contrato de donación de órganos, células y tejidos es de carácter
extrapatrimonial, o sea los órganos células y tejidos de una persona viva o de una persona muerta. Entonces, ¿el
contrato en esos casos ha traspasado el campo patrimonial para ingresar al extraparimonial? Sea o no, el contrato a
ingresado al campo de los derechos de la personalidad en el tema de actos de disposición de partes separadas del
cuerpo.
- Con el derecho de las familias. – En nuestra legislación, el derecho de las familias regulado en la Ley 603, se encuentra
en el campo de los Derechos Sociales, dentro del cual podemos encontrar al matrimonio como una especie de acto
jurídico, acuerdo entre dos partes que son los contrayentes, alrededor de tres objetos: la fidelidad monogamica, la
procreación de la especie y la comunidad de gananciales. En la legislación internacional, en muchos países como
Argentina, España y otros, el matrimonio se encuentra regulado por sus Códigos Civiles, por cuya razón el matrimonio es
un contrato.
En nuestra legislación, no se lo considera un contrato, más bien es un acto jurídico bilateral, pero no un contrato, otros
dicen es una institución, pero institución en realidad es un conjunto de normas y decir eso es decir nada, por ello
tratándose el ordenamiento jurídico boliviano, el matrimonio no es un contrato, es un acto jurídico bilateral.
- Con el derecho administrativo. - El derecho administrativo, se encuentra dentro del grupo del derecho público, y tiene
un sin fín de normas desde Leyes, Decretos Supremos, Reglamentos, circulares, instructivas, resoluciones, etc., que
deben observarse a tiempo de la realización de contratos administrativos, como ser el DS. 0181 que regula el sistema de
contratación de bienes y servicios, dentro de los cuales establece diferentes formalidades para la realización de dichos
contratos administrativos, entre ellos, la convocatoria pública, la presentación de las propuestas con un formato oficial,
las comisiones calificadoras y de adjudicación, etc., que debe respetar estrictamente todas las instituciones del Estado
cuando requieren de bienes y servicios. En cambio, los contratos civiles de los particulares se los realiza con menos
formalidades, es más las formalidades son la excepción pues la regla es el consensualismo.
Ahora, sin embargo de que lenguaje contractual del derecho civil es aplicable también a los contratos administrativos,
las reglas administrativas son de preferente aplicación cuando interviene una entidad Estatal en la contratación, y el
Código Civil en cuanto se trate de contratos entre particulares.
G) ELEMENTOS DEL CONCEPTO DE CONTRATOS. - Sin embargo, que el tema de la dogmática del contrato nos obliga a
estudiar a los elementos y efectos del contrato tal y como se encuentran configurados en los Códigos Civiles, la doctrina
por su lado, para tener un concepto cabal de lo que es el contrato, establece métodos para el estudio de esos elementos
del concepto del contrato, entre ellos, el método estático, el método dinámico y el método sistémico.
g.1. Método estático – elementos normativos del concepto de contrato.- Este método del estudio de los elementos del
concepto de contrato, solo se fija en los requisitos del nacimiento de los contratos, aquellos que concurren en el
momento de la conclusión del contrato, independientemente de los que habría ocurrido antes de la contratación y lo
que podría ocurrir después de la contratación; o sea se fija solo en los elementos normativos del contrato, aquellos que
la norma legal, el Código Civil en nuestro caso establece en forma taxativa y pitica para el nacimiento de un contrato. Al
respecto, la doctrina ha tomado diversos cauces a efectos e ser tomados en cuenta en la labor codificadora:
• No definir en los códigos que es el contrato ni señalar sus elementos. En este caso no habría tipicidad y quedaría
abierta la posibilidad del entendimiento de lo que es un contrato y sus requisitos.
• Definir en los códigos al contrato sin establecer cuáles son sus requisitos como en el Código Civil Argentino (Art. 957 CC
Arg.).
• Enumerar en los códigos, los elementos del contrato sin definir que es el contrato, como lo hace el Código Civil Francés
Art. 1108 indicando que son el consentimiento, el objeto, la causa y la capacidad.
En Bolivia, de la lectura de los Arts. 450 y 452 del C.C. se puede adevertir que se ha tomado la decisión de establecer una
definición de lo que es el contrato y señalar cuales serían los elementos concurrentes para nacimiento de un contrato,
veamos: “ARTICULO 450.- (Noción) Hay contrato cuando dos o más personas se ponen de acuerdo para constituir,
modificar o extinguir entre sí una relación jurídica.”; ARTICULO 452.- (Enunciación de requisitos) Son requisitos para la
formación del contrato: 1) El consentimiento de las partes. 2) El objeto. 3) La causa. 4) La forma, siempre que sea
legalmente exigible.
g.2. Método dinámico. Teoría unitaria: estructura y función del contrato. – Este método del estudio de los elementos
del concepto de contrato, ante la falencia de solo estudiar los elementos fijos del contrato que son insuficientes para su
comprensión y conceptualización, trata de unificar dos aspectos (teoría unitaria): el del estudio de la formación del
contrato y los efectos que produce el contrato formado, o sea lo estático y lo dinámico del contrato. Esto, bajo la
denominación de estructura y función del contrato.
- La Estructura del contrato, se refiere al estudio de los elementos fijos del contrato, aquellos que sirven para su
formación o nacimiento, pero relacionándolos unos con otros, o sea la voluntad o consentimiento de las partes, el
objeto, la causa y el contenido, y en algunos casos, la forma. También incumbe al estudio de los presupuestos de validez,
como ser la capacidad, legitimación, licitud, merecimiento, determinabilidad y posibilidad.
- La función del contrato, en cuanto al estudio del contrato responde a la pregunta de ¿para qué sirve el contrato?, y la
respuesta es, para crear, modificar, regular y extinguir relaciones jurídicas y dentro de ellas obligaciones de carácter
patrimonial.
Por ello, cuando se define al contrato como: “acuerdo de voluntades de dos o más partes…”,hace referencia a la
estructura del contrato. Y cuando continua la definición indicando: “para crear, modificar, regular o extinguir relaciones
jurídicas de carácter patrimonial”, hace referencia a la función del contrato.
g.3. Método sistémico. - Es un método del estudio de los elementos del concepto del contrato más ambicioso, que
pretende englobar en el estudio del contrato, lo que ocurre antes de la contratación, durante la contratación y después
de la contratación, tomando la realidad de que, para el nacimiento de un contrato, previamente existen aspectos de
necesidades de las partes, tratativas previas, ofertas, etc., para luego recién el contrato se forme, pero una vez formado
el contrato, produce efectos, las partes desarrollan obligaciones, ocurren eventos económicos, sociales y políticos que
inciden en el cumplimiento o incumplimiento de las prestaciones, por ello, este método, toma en cuenta que el contrato
se descongela, se reformula, se adapta, se alarga en el tiempo, siendo por ello necesario estudiar al contrato, en la
integridad de esos aspectos dinámicos y vivos del contrato; puntualicemos estos:
- El estudio de los aspectos preliminares de la contratación.
- El estudio de la estructura del contrato
- El estudio de la función el contrato
- El estudio de los grupos de contratos, como en aquellos en los que la oferta contractual no solo es de un bien o
servicios, sino lo es de bienes y servicios, como en los casos en los que uno compra un televisor, y le ofrecen además en
el paquete, el servicio de televisión por cable, los componentes de sonido, el karaoke, el servicio de mantenimiento y
otros, y unotermina realizando no solo uno sino varios contratos.
- El estudio de la posición contractual, o sea los efectos del contrato sobre las partes y los terceros que directa o
indirectamente se relacionen.
- Estudio institucional, referente a la relación de los contratos con las normas referentes al medio ambiente, los
derechos de los usuarios y consumidores, el agua, el gas, los medios de comunicación, el derecho administrativo, etc.
Por otro lado, la estrecha relación del derecho privado con el público, como en los casos del marco que establecen los
valores y principios constitucionales.
h) Jerarquía normativa en la regulación del contrato. - El contrato crea una norma individual, producto de la voluntad
autónoma de las partes (Arts. 454 y 519 CC). Este contrato, no existe en forma aislada sino al contrario tiene que
convivir entre otras normas jurídicas que hacen el ordenamiento jurídico en su conjunto, provocando a veces, colisiones
entre la norma jurídica contractual y las otras clases de normas, para lo cual, a efectos de que no exista dicha colisión, se
debe respetar la jerarquía normativa en la creación, modificación, regulación y extinción de contratos, veamos:
- Con las normas constitucionales. – La Constitución Política del Estado del 2009, contiene una serie de normas jurídicas,
que al momento de elaborar contratos se las debe tomar en cuenta, tales como los principios y valores previstos en el
Art. 8 de la CPE, y los parágrafos III y IV del Art. 14 de la CPE referentes al deber del Estado de garantizar a todas las
personas y colectividades, sin discriminación alguna, el libre y eficaz ejercicio de los derechos establecidos en esta
Constitución, las leyes y los tratados internacionales de derechos humanos, lo cual significa que en virtud a este deber el
Estado a través de sus diversa instituciones vigilara que los contratos de los particulares, estén enmarcados dentro de la
normativa constitucional; y por otro lado, el referente a la libertad contractual y el ejercicio de los derechos, sobre los
cuales nadie está obligado a hacer lo que la Constitución y las leyes no manden, ni a privarse de lo que éstas no
prohíban.
También tenemos los Arts. 56 y 57 CPE que regulan el derecho de propiedad y el régimen sobre el que debe
desarrollarse; Arts. 75 y 76 CPE sobre los derechos de las usuarias y usuarios las consumidoras y los consumidores que
enmarca los aspectos que se deben respetar en la contractual cotidiana de consumo de bienes y servicios a través del
vehículo contractual.
Las previsiones sobre el medio ambiente previstas en los Arts. 344, 347 II, 350 al 351 I, II, III, IV y
352 CPE, que establecen reglas de prohibición y permisión que los contratos en particular deben tomar en cuenta, al
momento de contratar sobre estos aspectos.
En suma, las normas contractuales producto de la voluntad individual, deben respetar por jerarquía normativa (Art. 410
II CPE), el marco que establece la CPE sobre los objetos de los diversos contratos que pretendiere crear, modificar,
regular o extinguir de la voluntad individual.
- Con los tratados internacionales. – La jerarquía normativa que establece el Art. 410 II de la
CPE determina en forma expresa que en segundo lugar, debajo de la CPE se encuentra jerárquicamente los tratados
internacionales de los cuales Bolivia es país signatario, por ello, esos tratados internacionales son normas aplicables en
forma directa en Bolivia, por ello a tiempo de contratar, las partes deben tomar en cuenta dichos tratados
internacionales, no pudiendo contradecir la voluntad contractual a los mismos, sino acatar sus reglas permisiones y
prohibiciones. Es más, el Art. 256 de la CPE prevé que, los tratados e instrumentos internacionales en materia de
derechos humanos que hayan sido firmados, ratificados o a los que se hubiera adherido el Estado, que declaren
derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, se aplicarán de manera preferente sobre ésta, y que los
derechos reconocidos en la Constitución serán interpretados de acuerdo a los tratados internacionales de derechos
humanos cuando éstos prevean normas más favorables.
- Con las leyes ordinarias. – Desde el punto de vista jerárquico (Art. 410 II CPE), las leyes ordinarias se encuentran en
tercer lugar respecto de la Constitución, estas a su vez, pueden ser entre otras, leyes orgánicas y leyes supletorias. Las
leyes orgánicas, marcan competencias y atribuciones de autoridades y servidores públicos, los cuales según las
circunstancias tendrán atribuciones para contratar. Por otro lado, las leyes de orden público, son normas sobre los que
la voluntad de los particulares no incide, no las puede modificar por más que dichas partes este de pleno acuerdo,
imponiéndose la previsión de la norma de orden público, aunque en el contrato ni siquiera se la menciones, integrando
el contrato de oficio.
Es más, cundo estas leyes de orden público son elaboradas y publicadas después de que se constituyó un contrato en
fecha anterior, si la nueva ley de orden público se relaciona con el objeto y contenido de dicho contrato anterior,
prevalecerán las normas de orden público sobre el contrato de voluntad individual, modificando el mismo en el
cumplimiento de obligaciones para adelante, para las obligaciones pendientes de cumplimiento, sin incidir sobre las
obligaciones ya cumplidas, sino solo obre las que estén pendientes de cumplimiento o realización.
Por último, existen leyes supletorias, son normas que dan una alternativa a las partes para poder satisfacer sus
necesidades de bienes y servicios a través de la contratación, de tal manera que estas normas supletorias bien pueden
introducidas en el contrato particular o no, de tal manera que dichas leyes supletorias no son aplicables en forma
obligatoria sino voluntaria por las partes.
- Con los usos y costumbres. – En razón de que no todas las formas de contratación están previstas en el Código Civil ni
otras normas, el Art. 454 del CC prevé que las partes pueden determinar libremente el contenido de los contratos que
celebren y acordar contratos diferentes de los comprendidos en dicho Código, y que la libertad contractual está
subordinada a los límites impuestos por la ley y a la realización de intereses dignos de protección jurídica. Esto,
reforzado por la previsión del Art. 14 IV de la CPE en el sentido de que en el ejercicio de los derechos (contractuales en
este caso), nadie está obligado a hacer lo que la Constitución y las leyes no manden, ni a privarse de lo que éstas no
prohíban.
Esto significa que los particulares pueden pactar no solo los contratos previstos en la norma legal, sino otros contratos
no previstos por la norma, pero con la obligación de respetar, las prohibiciones legales, lo valores y principios de la CPE
si como la moral y las buenas costumbres de la sociedad boliviana, costumbres que tienen tres elementos que los
identifican:
• El elemento material, referido al comportamiento inveterado de anteriores contratantes.
• El elemento subjetivo, referente a la convicción generalizada de que dicho comportamiento es obligatorio para dicha
sociedad.
• El elemento valorativo, referido a los valores imperantes en dicha sociedad, pero de los cuales solo los buenos valores,
las buenas costumbres serán obligatorias en el contrato, mas no si las malas costumbres.

2. CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS. – La doctrina ha adoptado una serie de clasificaciones, mismas que no siempre
son coincidentes. Para esta parte, tomaremos la clasificación que sistematiza Walter Kaune Arteaga de la doctrina
boliviana, en su libro Teoría General y los Principales Contratos (1986 2da. Ed.), que a su vez toma la fuente de la
clasificación que hacen los hermanos Mazeaud de la doctrina francesa. Combinaremos con la exposición moderna que
hace al respecto Ricardo Luis Lorenzetti de la doctrina argentina, presidente de la comisión codificadora del nuevo
código civil de Argentina de 2014, con citas que acomodaremos a nuestra legislación boliviana actual, a saber:
2.1. Según los requisitos de formación. - Se clasifican en
a) Consensuales, b) Reales, y c)Solemnes:
a) Consensuales. - En estos contratos, la voluntad de las partes, es suficiente para dar nacimiento al contrato, es decir,
que se perfeccionan con el simple consentimiento de las partes contratantes y con ausencia de toda formalidad; entre
estos tenemos: la compraventa sobre cosa cierta y determinada, en el que el contrato se forma, nace por el solo
consentimiento de las partes, no siendo necesario un documento privado ni una escritura pública, de tal manera que el
comprador, por el sólo consentimiento de las partes se convierte en propietario y en materia de los riesgos, en el
supuesto de que la cosa perezca antes de que sea entregada al comprador, la cosa perece para su dueño que resulta ser
el comprador, en virtud de que éste es un contrato que se perfecciona sólo consensu. Ahora, eso no quiere decir que la
compraventa no se pueda hacer en documento privado o escritura pública, que si se la puede hacer pata tener un
elemento de prueba más útil, pero desde el punto de vista del nacimiento o formación del contrato, la venta ya es
perfecta desde que las partes dan s consentimiento, que puede ser verbal, por escrito o en escritura pública, pues lo que
se cuenta en este tipo de contratos, es el consentimiento (Art. 521 CC). Lo mismo ocurren en el contrato de alquiler o
arrendamiento, la permuta, contrato de usufructo, uso, habitación, etc.
b) Reales. - Para la formación de estos contratos, si bien el consentimiento es necesario, sin embargo, no es suficiente,
porque para su perfeccionamiento además del consentimiento de las partes se requiere la tradición de la cosa, o sea la
previa entrega de la cosa; dentro de este tipo de contratos tenemos: el préstamo, el depósito, la prenda. El contrato de
prenda, por ejemplo, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 1403 del CC, se perfecciona con la entrega de la cosa, sólo
así el acreedor prendario tendrá el derecho de preferencia y el de persecución, que le asignan los
Arts. 1404 y 1405 del CC. El contrato de depósito, solo nacerá a la vida del derecho si además de consentimiento de las
partes se procedió a la entre previa de la cosa objeto del depósito Art. 838 CC. De lo contrario, si solo concurrió en la
formación de esta clase de contratos el consentimiento y no se hizo la entrega de la cosa, dicho contrato puede ser
declarado nulo por el juez, demostrando que no se entregó la cosa, pese de existir el consentimiento.
c) Solemnes. - En los contratos solemnes, además de ser necesario el acuerdo de voluntades de las partes contratantes,
para su formación se debe cumplir con la concurrencia de determinadas formalidades expresamente señaladas por ley,
porque la ausencia de las mismas da lugar a la nulidad del contrato en virtud del principio: "la forma da el ser a la cosa."
Dentro de este tipo de contratos, tenemos la donación, la hipoteca, la anticresis, en los que necesariamente debe
concurrir para la formación del contrato, el Notario de Fe Publica que perfecciona el contrato, a través de la suscripción
de una Escritura Pública, no pudiendo serlo verbalmente ni siquiera en documento privado, aunque este cuente con
reconocimiento de firmas y rubricas, igual es nulo, debiendo concurrir la forma prevista por ley, tal como lo prevé el Art.
491 CC.
2.2. CLASIFICACIÓN SEGÚN LOS REQUISITOS DE FONDO. – Kaune nos dice que, en la contratación, el elemento de fondo
es la "voluntad" de ambas partes contratantes que, al integrarse, por la composición de intereses opuestos, da lugar a
que surja el consentimiento. Por eso, según el margen de libertad que la voluntad que los contratantes tengan en las
negociaciones y elaboración de las cláusulas del contrato, estos se clasifican en: a) Contratos de libre discusión, b)
Contratos de adhesión, c) Contratos individuales, y d) Contratos colectivos.
a) Contratos de libre discusión. - En los contratos de libre discusión, las partes tienen amplio margen para la
negociación, por ello, modernamente solo en esa clase de contratos se puede decir que se da el modelo del
consentimiento negociado, en procura de hacer que los intereses opuestos se concilien dando lugar al nacimiento de la
contratación en un plano de igualdad y de mutuo acuerdo, de tal manera que ambas partes tenga la oportunidad real de
aportar el contenido de las cláusulas que tendrá el contrato, y no encontrarse ante contratos ya previamente elaborados
como el de adhesión, sino que las partes realmente discuten, negocian y acuerdan los términos del contrato.
Kaune indique, en la interpretación de estos contratos, el juez debe buscar la común intención de las partes más que
atenerse al sentido literal de los términos.
b) Contratos de adhesión. – Kaune indica que en los contratos de adhesión, la libertad de negociación está restringida
ya que no existe posibilidad de que una de las partes discuta y obtenga de la otra la modificación de los alcances y
condiciones del contrato, contenidos en las cláusulas impuestas unilateralmente por una de ellas. Para los contratos de
adhesión, el legislador ha previsto el Art. 518 del CC que dispone que, en la interpretación de estos contratos en caso de
duda, el Juez debe interpretar en favor del que adhiere y en contra del que ha impuesto las cláusulas de la contratación.
Como ejemplo de contrato de adhesión, tenemos el del seguro, en el que el asegurado es el que acepta las
estipulaciones establecidas de antemano por el asegurador sin posibilidad de discutir ni menos lograr se modifiquen sus
condiciones. En estos contratos, la voluntad de una de las partes está de tal manera restringida que solamente se limita
a aceptar lo estipulado por la otra.
c) Contratos individuales. - Los contratos individuales son aquellos que obligan sólo a las partes que directa o
indirectamente, o a través de sus representantes (apoderados), intervienen en su formación del contrato, de manera
que sus efectos sólo recaen a esas partes contratantes, en aplicación estricta del principio de la relatividad de los
contratos previsto en el Art. 523 CC.
d) Contratos colectivos. – Los contratos por regla, como ya lo dijimos anteriormente Art. 523 del CC, sólo tienen efectos
entre las partes contratantes y no dañan ni aprovechan a terceros; pero (continua explicando Walter Kaune),
excepcionalmente, hay cierto tipo de contratos que, al dictar normas que sirven de base para la elaboración de otros
negocios, obligan a otras personas que no han intervenido ni directa ni indirectamente en su formación. Messineo, al
respecto dice: "En los contratos colectivos interviene una sola voluntad para la realización del mismo, la otra parte
contratante sólo interviene con su asentimiento; no hay un consenso que significa un hecho esencialmente bilateral".
Estos contratos que obligan a un grupo de personas que no participan en su formación con su consentimiento, son los
contratos llamados colectivos, así tenemos los contratos colectivos de trabajo realizados ente los sindicatos y patronos,
o entre los primeros con el Estado, en los que se establecen condiciones de trabajo, salarios, etc. cuyos efectos de la
contratación colectiva favorecen o perjudican a los trabajadores que pertenecen a dichas agrupaciones o que se
incorporan a ellas posteriormente. Nosotros advertimos aquí que, no se debe confundir con el acto colectivo, que no es
contrato, sino es solo un acto emitido por varias voluntades, lo cual hace que, desde el punto de vista del contrato, se
trate de la voluntad de una sola parte. El contrato colectivo, se trata de la emisión de voluntades de dos partes, en
donde la emisión de la voluntad de una de las partes en la formación del contrato con la voluntad de la otra parte,
afecta a terceros que no participaron ni directa ni indirectamente en la contracción.
2.3. Clasificación de acuerdo al contenido. – Walter Kaune nos dice que, el contenido de los contratos no es sino el
conjunto de derechos y obligaciones que generan. Los Mazeaud, de acuerdo al contenido de los contratos, los clasifican,
según la reciprocidad de las obligaciones; según el fin perseguido, y por la duración del cumplimiento de las
obligaciones, a saber:
2.3.1. Según la reciprocidad de las obligaciones. - Se clasifican en: a) Unilaterales, b)Bilaterales, y c) Plurilaterales.
a) Contratos unilaterales. - El punto de vista de esta clasificación, es el de las obligaciones que genera el contrato creado,
entonces no se trata del punto de vista de la formación del contrato, en el que mínimamente el contrato es bilateral
pues necesita de la voluntad de dos o más partes, no pudiendo existir contrato unilateral desde ese punto de vista. Por
eso, el punto de vista de las obligaciones que genera el contrato estructurado en forma bilateral plurilateral, permite
esta clasificación de contrato unilateral, que son aquellos en los que las obligaciones surgen para una de las partes
contratantes solamente, donde una de ellas es acreedora y la otra, deudora, por ejemplo: el contrato de préstamo de
dinero que crea la obligación sólo para el prestatario de devolver el dinero recibido en préstamo y pagar los intereses.
(Art. 908 del C. C.), o el del contrato de donación (Art. 655 CC), en el que el único obligado patrimonialmente es el
donante, o el contrato de depósito (838 CC), en el que el único obligado a la devolución de la cosa es el depositario.
b) Contratos bilaterales. - En los contratos bilaterales o sinalagmáticos perfectos, las obligaciones son recíprocas e
interdependientes. La bilateralidad consiste en que cada una de las partes contratantes, es a la vez acreedora y deudora
a la vez, en el que las obligaciones surgen de manera contemporánea en el momento en que nace o se forma el
contrato, por lo que dichas obligaciones son interdependientes, es decir, tienen una mutua dependencia en sentido de
que la existencia de una de las obligaciones tiene por causa la obligación asumida por el otro contratante, por ejemplo
(explica Kaune): en la compraventa, la obligación del vendedor de entregar la cosa vendida tiene por causa la obligación
del comprador de pagar el precio y correlativamente la obligación del comprador de pagar el precio tiene por causa la
obligación asumida por el vendedor de transferir y entregar la cosa vendida. Los contratos bilaterales o sinalagmáticos
perfectos, tiene reglas e instituciones propias que les son aplicables en forma estricta, tales como: a) La excepción “non
adimpleti contractus” que significa, cumple tu primero para que yo cumpla después, excepción que se la puede plantear
ante la eventualidad de que una de las partes demande a la otra el cumplimiento de sus obligaciones, sin que de mutuo
propia haya cumplido a la ves las suyas, en ese caso la parte demandada puede interponer esta excepción, pidiendo al
juez que la parte demandante, debe cumplir primero sus obligaciones para exigir el cumplimiento de las suyas Art. 573
CC.; b) La resolución por incumplimiento culpable, la resolución por imposibilidad en el cumplimiento, y la resolución por
excesiva onerosidad
Arts. 568, 577 y 581 CC; caducidad del plazo, ante el que el deudor que se vuelve insolvente estando pendiente un plazo,
por el cual el acreedor puede pedir inmediatamente el cumplimiento de la obligación Art. 315 CC; rescisión por lesión,
figura jurídica que solo es aplicable a los contratos bilaterales Art. 561 CC; suspensión del cumplimiento, por el cual el
vendedor se puede negar legítimamente a entregar la cosa, cuando el comprador sin tener un plazo a su favor no a
pagado el precio, o teniendo dicho plazo se ha quedado objetivamente insolvente Art. 623 CC.
Por otro lado, la doctrina aplicada a la legislación, habla de contratos sinalagmáticos imperfectos, se trata de un grupo e
contratos en los que en su origen desde el punto de vista de las obligaciones que genera son unilaterales, pero en el
curso de su cumplimiento crea obligaciones para la parte que en principio era sólo acreedora, por ejemplo (explica
Kaune): en el contrato de depósito, si el depósito es gratuito y el depositario ha efectuado gastos para la conservación
de la cosa, tiene derecho a la retención de la misma hasta que el depositante restituya los gastos realizados. (Art. 857
del C. C.).
c) Contratos plurilaterales. - Son aquellos contratos que nacen o se forman por la declaración simultánea de voluntad de
tres o más partes, de tal manera que los efecto de dichos contratos son para todas estas. Kaune menciona los siguientes
ejemplos de contratos plurilaterales: la cesión de créditos (Arts. 384 al 394 del C. C.); La delegación (Arts. 395 al 403 del
C. C.); la cesión del contrato (Arts. 539 al 542 del C. C.), etc.
Ricardo Luis Lorenzetti, indica se debe distinguir entre: o Pluralidad ocasional, en el que el contrato nace con dos partes,
pero que ocasionalmente puede integrarse una tercera o cuarta parte en el contrato. En estos son suficientes las reglas
de los contratos bilaterales para la solución de los conflictos que puedan surgir o Pluralidad estructural, en los que, para
el nacimiento del contrato, se precisa desde un comienzo tres o más partes. En estos, las partes tiene posiciones
jurídicas diferentes: vendedor, comprador y tercero beneficiario; acreedor, deudor y tercero delegatario, etc., de tal
manera que cada parte tiene acciones distintas. o Pluralidad funcional, en los que se requiere para la formación del
contrato, tres o más partes, siendo característica en estos que, las partes tiene la misma posición jurídica, por ello el
derecho les reconoce una sola clase de acción típica para todos como en el contrato de sociedad, por ello, en estos
contratos hay una función común derivada de la comunidad de fines que persiguen las artes.
En cuanto a los efectos de los contratos plurilaterales (estructural), Ricardo Luis Lorenzetti indica los siguientes:
a) No hay obligaciones correlativas como en los bilaterales, sino que cada parte adquiere derechos y obligaciones
respecto de todos los demás.
b) Se trata de contratos abiertos en los que pueden ingresar nuevas partes.
c) Las prestaciones pueden ser de distinto valor, por lo que no rige el principio de equivalencia, consecuentemente no se
aplica la excepción de incumplimiento contractual.
d) Cada una de las partes adopta una posición independiente respecto de los demás, en cuanto al contenido de sus
derechos y obligaciones.
e) Las partes, tiene acciones distintas contra las otras partes.
2.3.2. Según el fin perseguido. - Los fines que persiguen las partes en la contratación, pueden ser el de conseguir una
ventaja económica o en su caso no, sino más al contrario un fin no evaluable en dinero; desde ese punto de vista se
clasifican en contratos a título oneroso y gratuitos:
a) Contratos a título oneroso. – Se trata de aquellos contratos en los que ambas partes buscan ventajas económicas, y a
su vez sufren detrimento económico como efecto de la conclusión del contrato, así tenemos en la compraventa, el
vendedor sufre el detrimento patrimonial de la cosa que transfiere en el derecho de propiedad al comprador, pero a su
vez en su acervo patrimonial ingresa otro elemento que es el precio traducido en una suma de dinero; por otro lado el
comprador, sufre el detrimento económico del precio que sale de su patrimonio, sin embargo su patrimonio se
incrementa con el derecho de propiedad de la cosa que adquiere.
Los contratos a título oneroso a su vez se subdividen en contratos: Conmutativos, y Aleatorios.
Los contratos conmutativos son aquellos en los que ls partes contratantes, saben desde un principio de las ventajas y
desventajas que les acarreara la contratación que hacen, como el contrato de préstamo, el deposito, la compraventa,
etc.
En cambio, los contratos aleatorios son aquellos en los que las partes o una de ellas, no saben o no sabe de las ventajas
o desventajas que le provocara la contratación, como en los contratos mineros, el contrato de renta vitalicia, por el que
a cambio de la enajenación de un inmueble, el acreedor de la renta recibe durante el resto de su vida
una determinada suma de dinero en forma mensual o anual; aquí, las ventajas de las partes dependerá de la duración de
la vida del beneficiario.
b) Contratos a título gratuito. – Son aquellos contratos, en los que una de las partes sufre un detrimento económico con
la operación jurídica el contrato, sin que a cambio reciba una compensación patrimonial, sino solo con el fin de satisfacer
el ánimo de liberalidad desinteresado, así es en los contratos de donación, el de depósito gratuito, el de comodato
gratito, etc.
2.3.3. Según la duración el cumplimiento de las obligaciones. - Se clasifican en, contratos de ejecución instantánea,
contratos de tracto sucesivo y contratos de tracto escalonado, veamos:
a) Contratos de ejecución instantánea. - Se trata de aquellos contratos en los que a tiempo de que se forman y nacen,
también se producen sus efectos naturales, por lo que se extinguen de inmediato y de una sola vez, así ocurre en todos
los contratos de consumo manual, los contratos de compraventa manual en los que las partes pactan verbalmente la
contratación y seguidamente en un solo acto se producen los efectos naturales queridos, como la compra ce un helado,
un periódico, etc.
b) Contratos de tracto sucesivo. - Se trata de aquellos contratos, en los que el cumplimiento delas obligaciones se
producen en forma continua, durante un determinado plazo, la doctrina lo llama a estos, como contratos de larga
duración, así tenemos en los contratos de suministro de energía eléctrica, de gas domiciliario, de telefonía celular, de
televisión por cable, etc.
c) Contratos de tracto escalonado. - Se trata de aquellos contratos en los que la prestaciones se van cumplimiento
periódicamente en plazos determinados, así teneos en el contrato de alquiler, donde el pago del canon, se pacta que sea
mensualmente, ola de suministro de algunos productos en forma periódica durante un determinado plazo.
En relación a los contratos de tracto sucesivo y escalonado, en razón de que las obligaciones traducidas en prestaciones
de entregar, hacer o no hacer se deben ejecutar o cumplir durante un periodo de tiempo que va más allá del nacimiento
del contrato, a estos contratos se aplican las reglas referentes a la resolución de los contratos por incumplimiento
culpable, por excesiva onerosidad y por imposibilidad sobreviniente, así como la excepción “non adimpleti contractus” o
cumple tu primero para que yo cumpla después, lo cual significa que las reglas señaladas no se aplican a los contratos de
tracto instantáneo.
2.4. Por las reglas de interpretación de los contratos. – Se clasifican en contratos nominados y contratos innominados:
a) Contratos nominados. – Los contratos nominados son aquellos que se encentran previstos en forma expresa en el
ordenamiento jurídico, o sea están regulados en el Código Civil, en
Leyes especiales, Leyes supletorias, Reglamentos y otros, lo cual nos hace hablar de la tipicidad de los contratos,
debiendo las partes respetar en la contratación, dichas reglas típicas, como en el caso del contrato de compraventa,
donación, de sociedad, de obra, de préstamo, etc. Y en el caso de que no pacten alguna clausula prevista por Ley en un
clase e contrato, la clausulas s tendrá por interpuesta por voluntad legislativa típica el contrato.
b) Contratos innominados. – Se trata de aquellos contratos que no se encuentran previstos en el ordenamiento jurídico,
o sea no tipificados en el Código Civil ni en leyes especiales, ni reglamentos ni otras normas, pero que por la necesidad
de satisfacer las necesidades dinámicas e innovadoras de bienes y servicios de los particulares, estos para satisfacer esas
necesidades contractuales, pueden recurrir a la autonomía de la voluntad dentro del marco de la buena fe (Art. 454 y
520 CC), como fuente creadora de nuevos contratos no tipificados, con la sola limitación de que respeten los requisitos
generales de los contratos Art. 452 CC como son el consentimiento, el objeto, el contenido y la causa, dentro de los
límites que imponen la ley, la moral y las buenas costumbres, estando sujetos estos contratos, a la interpretación
regulada en los Arts. 510 al 518 del CC.
2.5. Contratos principales y accesorios. - Los contratos principales son aquellos que tienen una configuración propia e
independiente de cualquier otro contrato, de tal manera que surten sus efectos sin necesidad de acudir a otro contrato,
como ejemplo, el contrato de compraventa, el de depósito, el de obra, etc.
En cambio, los contratos accesorios, son aquellos que depende para su nacimiento, de otro contrato denominado
principal, tales como el contrato de fianza, el de hipoteca, la prenda, la anticresis, que dependen su existencia de otro
contrato principal al que le sirven para garantiza el cumplimiento de las obligaciones, toda vez que los contratos citados,
garantizan el cumplimiento de las obligaciones de un otro contrato denominado principal. En estos contratos, el efecto
es que, si se extingue el contrato principal, se extingue también el contrato accesorio, pero en el caso de que se extinga
el contrato accesorio, no se extingue el contrato principal el que continuara con sus efectos naturales.
2.6. Contratos causados y abstractos. – Lorenzetti nos dice que, los contratos causados son aquellos que permiten la
discusión sobre la causa que generó la obligación (causa motivo o causa de la obligación), pudiendo el deudor cuestionar
que el contrato fue celebrado con un defecto de voluntad, o la suspensión del cumplimiento u otra razón que dio origen
a las obligaciones contractuales.
En cambio, los contratos abstractos, son aquellos que no permiten la discusión sobre el origen o causa de la obligación,
en razón de que si bien la obligación ha tenido necesariamente que tener un origen o causa, el contrato abstracto se
independiza de la causa mediante un título valor autónomo, por lo que ante una eventual ejecución por parte del
deudor, ese no podrá oponer defensas relativas a la causa que genero la obligación (independiente que en otro proceso
ordinario lo pueda discutir y el juez revisar). Lorenzetti continúa indicando que, ello demuestra claramente que la casusa
existe, y el crédito se independiza de dicha causa para su circulación y ejecución, por razones de seguridad jurídica. Entre
esta clase de contratos tenemos: el contrato de fianza Art. 916, el contrato de hipoteca Art. 1360, el contrato de prensa
Art. 1401, el contrato de anticresis Art. 1429, todos esos también llamados contratos de garantía de una obligación
principal.
En estos supuestos el tercero que dio dichas garantías no tiene derecho a oponer al acreedor defensas concernientes a
la finalidad de su relación interna con el deudor. En cuan to a títulos valores, tenemos al pagare, los cheques, cartas de
crédito, letra de cambio, etc.
3. REQUISITOS DE FORMACION DEL CONTRATO. – En cuanto a los requisitos de formación del contrato, la doctrina
clásica los estudia como elementos del contrato, y a su vez señala que esos elementos son, los esenciales, los naturales y
los accidentales:
a) Elementos esenciales. – Se trata de aquellos requisitos o elementos del contrato, sin los cuales no puede nacer o
existir un contrato, señalando que son: el consentimiento, el objeto y la causa, elementos que deben concurrir
absolutamente en todos los contratos civiles y aun de diversa naturaleza como los contratos comerciales y
administrativos.
A su vez, estos elementos esenciales, suelen dividírselos en: 1) elementos esenciales generales, referidos a aquellos
elementos que deben concurrir absolutamente en todos los contratos o en todas las clases e contratos, como son, el
consentimiento, el objeto y la causa;
2) elementos esenciales particulares, que son aquellos elementos que solamente deben concurrir en ciertos y
determinados contratos, tales como la forma en los contratos de donación, hipoteca, anticresis etc., en los que demás
de los requisitos generales, se agrega que debe participar el notario de fe pública, en la elaboración de la escritura
pública de donación, hipoteca o anticresis bajo pena de nulidad, o los contratos de prenda, deposito, comodato, en los
que para la formación deben concurrir además de los elemento esenciales generales, la previa entrega de la cosa
(traditio); 3) elementos esenciales particularísimos, que son aquellos requisitos o elementos que deben concurrir solo en
un contrato determinado, elemento concurrente que lo hace diferentes a los demás contratos, así tenemos que en la
compraventa, la concurrencia del elemento precio, le hace diferente a los demás contratos, pus
si le quitamos el mismo, se convierte en donación; así tenemos también en el contrato de arrendamiento, en el que la
concurrencia del elemento canon de alquiler, le hace diferente a los demás contratos, mismo que si se lo quita o no
concurre, se convierte en otro contrato como el usufructo, uso o habitación, o comodato, etc.
b) Elementos naturales. - Son aquellos que la ley prevé en su concurrencia obligatoria, anqué las partes no la estipulen o
no la incluyan en la contratación, elementos que, excluidos de la contratación particular, de igual manera se tiene por
estipulados por voluntad de la ley, a menos que expresamente se renuncie a los mismos (Art. 630 II CC), tales como la
garantía de evicción en el contrato de compraventa, el cual, si no se estipula en el contrato, la ley prevé que igual el
vendedor debe prestar dicha garantía (Art. 624 I CC); o el caso de la excepción de incumplimiento Art. 573 CC (cumple tu
primero par que yo cumpla después), la cual si no se la estipula en el contrato, igual se la puede oponer ante el pedido
de cumplimiento de una de las partes que a su vez no cumplió su obligación, a menos que expresamente se haya
pactado lo contrario.
c) Elementos accidentales. - Se refiere a aquellos elementos que, normalmente no se estipulan en los contratos, pero
que, por voluntad de las mismas, se las puede establecer en l contratación, tales como las modalidades generales: plazo,
condición o termino, o modalidades especiales: las arras, la cláusula penal, etc.
Por su lado, Fernando López de Zavalía, en su Teoría de los Contratos indica que, siguiendo a Carnelutti, los requisitos se
deben distinguir entre: presupuestos, elementos y circunstancias. Los presupuestos serian: la capacidad, el poder de
negociación en el sujeto, y la idoneidad en el objeto. Los elementos serian: la forma y el contenido, mencionado que a su
vez el contenido debe referirse a clausulas esenciales, naturales y accidentales. Las circunstancias serian todo aquello
extrínseco al contrato, que se lo valora no antes sino durante la aparición del contrato y su ejecución, estos serían: el
tiempo y el lugar de la contratación.
Nosotros, siguiendo la línea de Ricardo Luis Lorenzetti y otros autores de la doctrina moderna, desarrollaremos a los
requisitos de formación del contrato, con el denominativo de “requisitos estructurales del contrato”, toda vez que
encontrándonos en la parte general del análisis del contrato, corresponde referirnos a los elementos o requisitos que
concurren en su generalidad, en toda clase de contratos, ya sean civiles, comerciales o administrativos; estos son: el
consentimiento el objeto, el contenido, y la causa, de tal manera que sobre los requisitos particulares de cada contrato,
nos referiremos en la parte especial al tratar cada uno de ellos inextenso.
3.1. El consentimiento. – Walter Kaune Arteaga, dice que el consentimiento es el acuerdo de voluntades integradas por
la composición de intereses opuestos, en el que las partes, cediendo a sus pretensiones, hacen que las voluntades (del
oferente y del aceptante) se combinen dando nacimiento a una nueva realidad entitativa, constituida por la integración
de voluntades de las partes contratantes.
Entonces, el consentimiento trata de la exteriorización de las voluntades del ofertante y del aceptante, del fuero interno
al fuero externo de los mismos, con la finalidad de crear modificar o extinguir una relación jurídica contractual, al que
hace referencia el Art. 450 del CC al decir “…dos o más personas se ponen de acuerdo…”.
De esto se puede inferir que a su vez el consentimiento tiene dos elementos: la oferta y la aceptación.
3.1.1. La oferta o policitación. - La oferta o policitación, es la invitación a la realización de un contrato específico, que
hace el oferente o policitante a la otra parte contratante.
3.1.1.a. Clases de oferta. - La oferta puede ser de dos clases:
a) oferta expresa, denominándose así a la que se realiza a través de la palabra hablada, la palabra escrita o a través de
signos inequívocos, como señas o el sistema braille, por ejemplo;
b) oferta tacita, aquella que se presume dada sin que exista oferta expresa, presunción que se extrae de la conducta
positiva de la parte a quien se imputa que quiere ofertar la realización de un determinado contrato Art. 453 CC.
3.1.1.b. Caracteres de la oferta. - La misma tiene las siguientes características:
a) No es un acto jurídico unilateral, toda vez que, al ser una sola declaración de voluntad destinada a integrarse con la
futura declaración de voluntad del aceptante, por si sola como oferta, no crea, modifica ni extingue relaciones jurídicas,
a diversidad por ejemplo del testamento, la confirmación, el reconocimiento de deuda, etc., que si son verdaderos actos
jurídicos unilaterales.
b) La doctrina explica que la oferta, para permitir que con base en ella se forme el contrato, debe ser precisa, firme y
desprovista de equívocos, de manera que exprese una clara voluntad de obligarse. De no ser así la manifestación en
cuestión no pasará de ser una simple invitación a iniciar conversaciones o a presentar oferta. Por ello la Convención de
las Naciones Unidas sobre Venta Internacional de Mercancías de 1980 establece que “la propuesta de celebrar un
contrato dirigida a una o a varias personas determinadas constituye una oferta siempre que sea suficientemente precisa
y si indica la voluntad de quien la hace de obligarse en caso de aceptación” (artículo 14NQ 1)
La oferta en principio no compromete jurídicamente al oferente, pero una vez que se ha perfeccionado el contrato, o
sea el momento en que el aceptante exterioriza su voluntad y este deseo llega a conocimiento del oferente, el ligamento
es irrevocable.
3.1.1.c. Revocación de la oferta. - La oferta una vez que ha sido emitida por quien está interesado en iniciar una relación
jurídica contractual, no siempre puede ser mantenida en los mismos términos en el tiempo, pudiendo surgir otros
interese en ofertante que más le convenga, por ello, la norma legal prevé que oferta pura y simple puede ser revocada o
sea el ofertante puede arrepentirse de la misma, hasta antes de que la aceptación pura y simple del aceptante llegue a
conocimiento del oferente, toda vez que, si la parte a quien va dirigida la oferta se entera de dicha oferta y emite a su
vez su asentimiento y además este llega a conocimiento del oferente, dicha oferta se convierte en irrevocable (Art. 458 I
CC).
Sin embargo, tomando en cuenta que una oferta a la realización de una contrato despierta el interés lógico en la otra
parte de pretender aprovechar de dicha oferta y que a tiempo de emitir su aceptación pura y simple, de buena fe puede
disponer la realización de ciertas operaciones jurídicas o materiales tendientes a la ejecución de la prestación a la que se
estaría comprometiendo, todo esto, sin enterarse de que el oferente había revocado a su vez la oferta; en ese caso, el
ofertante se hace responsable de una indemnización en favor del aceptante de buena fe, por los gastos y pérdidas
sufridas a consecuencia del comienzo de la ejecución de la prestación aceptada de buena fe, de una oferta previamente
revocada sin conocimiento del aceptante. (Art. 458 II CC).
3.1.1.d. Caducidad de la oferta. - La oferta emitida, también en el tiempo pude sufrir algunas vicisitudes que hacen que
la misma termine o técnicamente caduque sin que haya logrado su propósito de crear, modificar o extinguir una relación
contractual (Art. 459 CC), tales son los casos en que:
a) El destinatario de la oferta, no hace uso de la oportunidad de acepta la oferta en el plazo previsto en la invitación para
hacerla.
b) Antes de que la aceptación pura y simple llegue conocimiento del ofertante, este último falleciera o se volviera
incapaz. En la primera hipótesis los herederos si los hubiere, no remplazan al fallecido ni sumen las obligaciones
relacionadas a la oferta, en razón de que el contrato en realidad no llego a formarse por lo que no se aplica la regla de
que, el que contrata para sí contrata para sus herederos o causahabientes. En la segunda hipótesis, un incapaz no tiene
voluntad propia, carece de capacidad de obrar por lo que no tendría conciencia propia suficiente para entender que se
forma un contrato y que se debe asumir obligaciones, consecuentemente no se forma en contrato.
3.1.1.e. Oferta en firme. – Las ofertas en virtud de la autonomía e la voluntad de los ofertantes (Art. 454 CC), pueden
adquirir diversas modalidades, entre ellas una que la doctrina denomina oferta en firme que consiste en que el oferente
a tiempo de la emisión de su oferta, renuncia en forma expresa a su facultad de revocación de dicha oferta acompañada
de un plazo, dentro del cual el destinatario tiene la facultad de aceptarla, y como efecto de esa modalidad el oferente
dentro de dicho plazo en vigencia de la oferta, no puede revocar su oferta por más que cambien las circunstancias que le
impulsaron a emitir la oferta, de tal manera que la oferta no caduca ni por incapacidad o muerte sobrevinientes del
ofertante, debiendo hacerse cargo de la conclusión del contrato el representante del ofertante (tutor) en caso del
incapacitado, y en el caso del fallecido, hacerse cargo sus herederos, siempre y cuando la aceptación se haya emitido y
hecho conocer dentro del plazo dado en la oferta en firme.
Sin embargo, comenta sobre estos casos Fernando López de Zabalia, la regla de que la oferta es siempre revocable,
prevalecería aun en los casos de ofertas en firme, en la hipótesis de que el destinatario de la oferta aun no acepte
beneficiarse con la modalidad de oferta en firme.
Se debe tener presente, que la oferta en firme es una modalidad, por lo que debe ser establecida necesariamente en
forma expresa, lo cual significa que, si no se dispuso nada al respecto en una oferta, no se puede presumir que es una
oferta es en firme, más al contrario, ante la no previsión de que clase de oferta se trata, se presume de que se trata de
una oferta pura y simple. En otro ámbito, el del Derecho Comercial, los pedidos a los vendedores, se presumen
aceptados por el vendedor, si este no los niega u objeta dentro del plazo de 10 días (Art. 830 C Com)
3.1.2. La aceptación. – Es la manifestación de voluntad del destinatario de la oferta, en el sentido de estar de acuerdo
con todos los puntos de la oferta, o sea se trata de la conformidad a la realización del contrato propuesto por el
ofertante.
Sin embargo, la manifestación de voluntad positiva del destinatario de la oferta, no es suficiente para la formación o
nacimiento del contrato, pues este recién se formará o nacerá cuando la aceptación haya llegado a conocimiento del
oferente (455 I CC).
3.1.2.a. Aceptación con modificaciones a la oferta. – La aceptación al igual que la oferta, para que se constituyan como
tal, deben ser emitidas en forma pura y simple, en el caso de la aceptación, el aceptante debe asumir todas y cada una
de las propuestas de la oferta, en cuanto al tipo o clase de contrato, el objeto, las particularidades de la misma, el
contenido, etc., de tal manera que si el aceptante, en su aceptación emite una modificación a la oferta (ejemplo, te
vendo una casa en $us. 50.000 y el aceptante dice, de acuerdo de compro, pero en $us. 45.00), ya no se trataría de una
aceptación técnicamente, sino de una nueva contrapropuesta, una verdadera oferta nueva, y a su vez, si el primitivo
ofertante con conocimiento de la nueva oferta está de acuerdo con la misma, se convierte en aceptante, ya no se
mantiene como ofertante (Art. 456 CC).
3.1.2.b. Clases de aceptación. - La aceptación a su vez puede ser de dos clases:
a) Aceptación expresa, denominándose así al asentimiento de la realización de un contrato, la que se ejecuta a través de
la palabra hablada, la palabra escrita o a través de signos inequívocos, como señas o el sistema braille, por ejemplo;
b) Aceptación tácita, aquella que se presume dada sin que exista aceptación expresa, presunción que se extrae de la
conducta positiva de la parte a quien se imputa que quiere asentir a la realización de un determinado contrato Art. 453
CC.
3.1.2.c. Revocación y caducidad de la aceptación. - La aceptación su vez, puede ser revocada al igual que la oferta,
revocación de la aceptación que se la puede realizar hasta antes de que dicha aceptación llegue a conocimiento del
ofertante (Art. 458 III).
Asimismo, la aceptación emitida por el destinatario de la oferta, caduca en el caso de incapacidad o muerte
sobrevinientes del aceptante, ocurridos antes de que la aceptación haya llegado a conocimiento del oferente (Art. 459 II
CC).
3.1.3. El silencio como manifestación de voluntad. - A veces, ante una oferta emitida para la realización de un contrato,
conocido el mismo por el destinatario, este no dice nada, no se pronuncia al respecto, por ello cabe preguntarse aquí,
¿se aplicará el apotegma de carácter popular que dice, el que calla otorga?, ¿deberá interpretarse ese silencio del
destinatario de la oferta como una aceptación a dicha oferta o negación a la misma? La respuesta categórica es no, pues
en el plano jurídico contractual, el silencio como regla no constituye manifestación de voluntad, en razón de que dicho
silencio no se lo puede interpretar como voluntad positiva o negativa, ya que en realidad se trata de una situación
neutra, o sea ni de aceptación ni de negación a la oferta del oferente, por lo tanto, no es útil para la formación de un
contrato, y prácticamente se estaría en ausencia de uno de los elementos del consentimiento, el de la aceptación, por lo
tanto no habría jamás consentimiento.
Sin embargo, en la vía de excepción a la regla, en casos en que los usos o las circunstancias lo autorizan como tal y no
resulta necesaria una declaración expresa de voluntad, el silencio del destinatario de la oferta puede constituir
manifestación de voluntad, de tal manera que al momento de interpretarse el contrato o decidir sobre la formación o no
de un determinado contrato en el que concurre el silencio en una de las partes, se deben tomar en cuenta los usos y
costumbres concurrentes en el lugar o entre dichas partes, o las circunstancias del caso concreto, para imputar a dicho
silencio excepcionalmente como una manifestación de voluntad, ya sea de oferta o de aceptación (Art. 460 CC).
Por otro lado, no se debe confundir el silencio como manifestación de voluntad en la vía excepcional, con la voluntad
tacita, toda vez que el silencio, es una actitud neutra, en cambio la voluntad tacita es una presunción de emisión de
voluntad, que se desprende de la conducta positiva de la parte a la que se pretende imputar la emisión de una voluntad
contractual de oferta o de aceptación.
3.1.4. Momento y lugar de la formación del contrato. – Aquí corresponde el análisis de dos aspectos; los contratos en los
que las partes se encuentran en un mismo lugar, y aquellos contratos en los que las partes se encuentran físicamente te
en diferentes lugares a tiempo de la formación el contrato, entonces tenemos:
3.1.4.a. Lugar y momento del contrato entre presentes. - Se trata de aquellos contratos en los que las partes físicamente
se encuentran en un mismo lugar (ej. Ciudad de La Paz), de tal manera que el contrato se reputará formado en dicho
lugar (Ciudad de La Paz), y en cuanto al tiempo, será aquel momento, día y año en el que el oferente, tenga
conocimiento de la aceptación pura y simple del destinatario de la oferta (Art. 461 CC). En la práctica en estos contratos
celebrados entre presentes, la comunicación y conocimiento de la oferta y la aceptación es instantánea, pues las partes
se encuentran físicamente en un mismo lugar, por lo que el momento y lugar de la formación del contrato van unidos en
su determinación al lugar en el que se encuentran.
3.1.4.b. Lugar y momento de la formación del contrato, entre no presentes.- Aquí, el análisis de la formación del
contrato, se desdobla en dos aspecto, por un lado, la determinación del lugar de la formación del contrato, de personas
que actúan como partes del contrato, mismos que se encuentran físicamente en diferentes lugares, en los que
lógicamente la emisión y conocimiento tanto de la oferta y de la aceptación, difieren en el tiempo en días, semanas y
hasta meses, lo cual nos desdobla en segundo aspecto, el análisis del momento de la formación del contrato. Ambos
casos se pueden dar entre partes de un mismo Estado o país, pero de ubicados en diferentes jurisdicciones territoriales,
o en su caso, entre partes de diferentes Estados o países.
En cuanto al lugar de la formación el contrato entre no presentes, el Art. 462 del CC indica que es aquel lugar donde se
ha propuesto la contratación, o sea que, la fórmula jurídica no varía en el sentido de que, el lugar de la formación del
contrato es aquel lugar en el que el ofertante tiene conocimiento de la aceptación pura y simple del destinatario de la
oferta, así, si la oferta parte desde la Ciudad de La Paz hacia la otra parte que se encuentra en la Ciudad de Tarija, y el
destinatario de la oferta emite su aceptación pura y simple, la cual es de conocimiento del ofertante en la Ciudad de La
Paz, el contrato se reputa formado en La Paz; pero, si el destinatario de la oferta desde Tarija hace alguna modificación a
la oferta, ya no se trataría de una aceptación, sino de na nueva oferta, por lo que conocido el oferente de La Paz de
dicha nueva oferta, si esta de acuerdo con dicha modificación emitirá a su vez una aceptación, convirtiéndose de
primitivo ofertante en actual aceptante, aceptación pura y simple que será de conocimiento del nuevo ofertante de
Tarija, de tal manera que el contrato se reputara formado en Tarija, y ya no en La Paz. En cuanto al tiempo de la
formacion del contrato entre no presentes, tratándose de partes que físicamente están en diferentes lugares,
dependerá de la distancia en la que encuentren y el tiempo en que tarden en comunicarse recíprocamente la oferta y la
aceptación, siendo la fórmula jurídica en el sentido de que el momento de la formación del contrato es aquel día y año
en el que el ofertante, tiene conocimiento de la aceptación pura y simpe del destinatario de la oferta. Así, si la oferta se
hizo en un día y mes determinado, y la aceptación se emitió dos meses después llegando la misma a conocimiento del
oferente al tercer mes, la fecha del contrato en cuanto a su nacimiento o formación será el de este último tiempo, o sea
tres meses después de que se emitió la oferta.
El código Civil, y la doctrina mencionan que las reglas expuesta, pueden ser variadas en cuanto al lugar y tiempo de la
formación del contrato, por acuerdo de partes o disposición especial de la Ley, esto en respeto a la autonomía de la
voluntad de las partes y en su caso a la voluntad del legislador (Arts. 462 I parte in fine y 454 I CC).
Por último, existen casos en los que el contrato quedara constituido o formado, en el momento y lugar en que ha
comenzado la ejecución del contrato, y no así en el momento en el que el oferente tiene conocimiento de la aceptación
pura y simple del destinatario de la oferta, o sea, sin conocimiento previo de la respuesta afirmativa del aceptante, esto,
cuando los usos o la naturaleza de las prestaciones comprometidas hacen posible esta excepción a la regla, o en su caso
si el ofertante así lo ha solicitado a tiempo de emitir su oferta. Todo estos con cargo de darse a la otra parte contratante,
aviso inmediato de que se ha comenzado la ejecución de la prestación u obligación, bajo pena de pago de daños y
perjuicios en caso de no proceder a dicho aviso (Art. 457 CC). 3.1.4.c. Contrato hecho por teléfono y similares. - La
modernidad ha logrado configurar nuevas formas de contratación, de tal manera que la oferta y la aceptación, se la
realizan a través de teléfono, telégrafo, télex, radio, por computadoras y a través de redes de internet, etc., en los que
pese de que las partes se encuentran a mucha distancia, dentro de un mismo país o en el extranjero, la comunicación es
fluida y casi al mismo tiempo haciendo desaparecer prácticamente las distancias, por ello, en cuanto al lugar de la
formación del contrato, se aplican las reglas de los contratos entre ausentes y en cuanto al tiempo, se aplican las reglas
de los contratos entre presentes (Art. 462 II CC).
3.1.5. Teorías sobre el momento de la formación del contrato entre no presentes. – Al respecto, en la doctrina se han
elaborado diversas doctrinas, entre ellas las de la declaración, las de expedición y las del conocimiento, que
someramente las desarrollamos:
3.1.5.a. Teoría de la declaración. - Esta teoría señala que el contrato se forma en el lugar y momento en que el
destinatario de la oferta, emite o declara que acepta la realización del contrato que le fue ofertado, o sea en el mismo
lugar y tiempo en que se encuentra el aceptante, sin necesidad de que se entere de la aceptación el oferente, que sería
un acto posterior no vital, pues el nacimiento del contrato lo marcaria la sola emisión o declaración de voluntad del
aceptante. Esta teoría es defendida por Demolombe cito por Fernando López de Zabalia, en el sentido e que: el contrato
exige el concurso de dos voluntades; las voluntades han concurrido desde el momento que la aceptación de la oferta
tiene lugar; luego, desde ese momento, también, el contrato está formado.
Esta teoría no se la pudo mantener y fue rechazada por la mayoría de la doctrina, en razón de que tiene el defecto de
que o se puede probar cuando, en que momento y donde se emitió la aceptación, ya que carecería de elementos
objetivos para probar dicha aceptación que queda en conocimiento solo del aceptante, sin embargo, técnicamente se
dice que sería la más acertada, pues como lo dice Demolombe, las voluntades del consentimiento se integran
justamente en el momento y lugar en que se emite o declara la aceptación.
3.1.5.b. Teoría de la expedición.- Mejora la anterior teoría, toda vez que esta, sostiene que el contrato se forma, en el
momento en que el aceptante, remite su aceptación con destino al ofertante, dependiéndose así de la voluntad
declarada, lo cual supera el defecto de falta de prueba objetiva de la anterior teoría, pues esta expedición o remisión, se
la realiza en la vida practica a través de télex, telegrama, correo u otros medios, en los que se tiene la prueba de la
expedición o remisión, tales como ser, el comprobante del correo, la fecha del télex y del fax, etc., sin embargo, aún
carece el defecto de que dicha aceptación realmente llegue aconocimiento del ofertante, pues puede extravasarse en el
traslado, o en su caso no se tendría la prueba de que llego a su conocimiento, sino solo de su expedición en sede el
aceptante, pro no del ofertante.
3.1.5.c. Teoría de la recepción. - Esta teoría, mejora ls dos anteriores, pues exige que la declaración de voluntad del
aceptante, llegue en forma efectiva en poder del ofertante, o sea que la reciba en los hechos, de lo cual, si se puede
tener prueba objetiva, pues la carta, el télex, el fax bien se podrían firmar por el ofertante a tiempo de recibirla,
momento en el que se tendría por constituido o formado el contrato. Sin embargo, esta teoría también es rechazada,
pues si bien se tendría prueba de la recepción, no se tendría prueba de que se enteró del contenido positivo o negativo
de dicha respuesta recibida en una carta, télex, fax u otro, por lo que no sería suficiente la simple recepción de la
aceptación, si no que faltaría que el oferente se entere de su contenido.
3.1.5.d. Teoría del conocimiento. – Alega que en realidad el contrato se forma en el momento, instante en que el
oferente, adquiere conocimiento (no solo recepción) del contenido de la respuesta del aceptante, de tal manera que
solo así se puede hablar de integración de voluntades libres y conscientes. Siendo que, esta última teoría es la que toma
nuestro Código Civil en sus Arts. 455 al 462.
Sin embargo, esta teoría si bien supera técnicamente a las demás teorías, también carecería de prueba del conocimiento
efectivo del ofertante, quien luego de la recepción incluso podría a su libre albedrío retrasar dolosamente el momento
de la formación el contrato, alegando no estar aun enterado del contenido de la aceptación simplemente recepcionada.
Además, agregan algunos autores, que lo correcto sería de que a su vez, el ofertante que conoció de la aceptación, haga
a su vez conocer al aceptante que recibió y se entero del con tendido de la respuesta positiva, pero, esto también
implicaría que el aceptan te haga conocer que recibió la noticia de que su aceptación llego a conocimiento del ofertante
y viceversa, en un círculo vicioso e exigencia de noticias de nunca terminar, lo cual no es posible para un sistema que
exige seguridad jurídica en los actos jurídicos.
3.1.6. La representación. – Las relaciones jurídicas entre ellas las contractuales, por la complejidad que a veces importan
o por que la ubicación territorial de las partes no están en el mismo lugar o en su caso por comodidad, no siempre son
suscritas por las partes en forma personal, sino que a nombre de las partes interesadas, actúan otras personas
denominadas representantes, de tal manera que todos los efectos de lo actuado por estos, recae sobre sus
representados, quienes físicamente no actuaron en la contratación o relación jurídica, pero deben soportar las
consecuencias positivas o negativas de la relación jurídica o contrato concluido a través de sus representantes. Al
respecto, la doctrina y la legislación los clasifican en representación legal, judicial y voluntaria, veamos:
3.1.6.a. Representación legal. – Se trata de la previsión de la voluntad del legislador, para ciertos y determinados casos
en los que, a efectos de proteger los intereses de menores de edad o de interdictos declarados, la Ley prevé quienes
deben representar a personas que no pueden actuar por sí mismos.
Entre los casos de representación legal tenemos: a) la representación sin mandato previsto por el Art. 46 del CPC en el
que el esposo o esposa por su cónyuge, los padres por los hijos o viceversa, el hermano por el hermano, suegros por sus
yernos y nueras o viceversa, y los socios o comuneros, cuando la persona a quien se representa se encontrare impedida
de hacerlo o ausente del país, siempre que no se trate de pretensiones personalísimas; esto para actos procesales
propiamente dichos; b) la representación de los padres por los hijos menores de edad, mismo que opera de pleno
derecho, indicando el Art. 46 I de CFPF que, la madre, el padre o ambos administran los bienes de la o del hijo, y lo
representan en los actos de la vida civil como mejor convenga al interés del menor de edad, según les corresponda
ejercer la autoridad sobre éste (Art. 194 CNNA), en este caso los actos de la vida civil implican la facultad de contratar a
nombre de los menores de edad, claro está bajo el régimen legal especial; otros.
3.1.6.b. Representación judicial. – Se trata de aquellos casos en los que la voluntad que designa representante, es la
autoridad judicial dentro de un proceso especifico. Lo casos son el del Art. 31 y 34 del CC en el que el juez designa a un
curador para que represente los intereses del ausente y durante la fase de la declaración de fallecimiento presunto;
también en los casos de nombramiento de tutor para los incapaces que no tiene padres y mayores de edad declarados
interdictos Art. 72 II del CFPF; el caso del nombramiento de defensor de oficio previsto en el Art. 78 III del CPC, cuando
en un proceso el citado mediante edictos, no se apersona al proceso y para que el mismo continúe sin que se provoque
indefensión del demando, el juez designa un defensor de oficio; otros.
3.1.6.c. Representación convencional. – Aquí se trata de la voluntad de los particulares en virtud del cual, se activa la
facultad de designar por parte del mandante a una persona denominada mandatario (a) que lo represente en uno o
varios actos de la vida civil, en este caso para que lo represente en la conclusión de un contrato especifico o varios
contratos genéricamente autorizados por el mandante, de tal manera que todo lo actuado por el mandatario, en los
efectos positivos o negativos sean asumidos por el mandante.
En la práctica, el contrato de mandato se elabora conforme a las previsiones el Art. 804 y siguientes del Código Civil y
Arts. 62 de la Ley del Notariado y 74 y Stgs., de su Reglamento, estableciéndose en este último la otorgación de poderes.
El análisis exhaustivo de lo que es el mandado y el poder lo realizaremos en la parte especial, cuando toque desarrollar
el contrato de mandato.
En cuanto a las personas jurídicas, las mismas al no existir físicamente sino tener una existe real pero jurídica, necesitan
de un representante que actué por ellas (Art.775 y Sgts. CC y 29 9) y 133 del CCom), en todos los actos civiles y
comerciales en su caso, y contratos por supuesto.
3.1.6. Vicios el consentimiento. – Es un tema que se trató al analizar la teoría de los hechos y actos jurídicos en la
materia de Civil I Personas y DD.RR., por lo que no corresponde su desarrollo repetitivo. Sin embargo, a guisa de simple
recuerdo, cabe mencionar que la doctrina y la legislación reconocen como vicios del consentimiento que contaminan la
emisión o declaración de las voluntades ya sean de la oferta o de la aceptación en los actos jurídicos y contratos, al
error, el dolo y la violencia, de tal manera que la concurrencia de cualquiera de ellos, afectan de nulidad o de
anulabilidad al acto jurídico o contrato (Arts. 473 al 482 CC y 549, 554 CC); pero demás nuestra legislación reconoce
como vicio objetivo y subjetivo a la vez, a la lesión y al contrato concluido en estado de peligro previstos en los Arts. 560
al 567 del Código Civil, temas y normativa ya analizada en su momento a los cuales nos remitimos.
3.1.7. La capacidad. – Es otro de los temas que se analizó en su exhaustividad en la materia de Derecho Civil I Personas y
DD.RR., consecuentemente tampoco corresponde su análisis repetitivo. Sin embargo, cabe mencionar que, a tiempo de
contratar, las partes debe contar con la capacidad suficiente para emitir su voluntad libre y consiente, lo cual nos lleva a
diferenciar entre los actos de disposición y los actos de administración que pueden realizar las partes.
Los actos de disposición son aquellos que su realización importa el desprendimiento patrimonial sustancia de la persona,
o su gravamen con peligro de perderse ante una eventual ejecución, tales como los contratos de compraventa,
donación, anticresis, hipoteca, etc., en los que necesariamente se necesita la capacidad plena de obrar, o sea cumplidos
los 18 años de edad, de lo contrario la realización el contrato sin contar con esa capacidad, afectaría de anulabilidad la
contratación (Arts. 4, 483 CC).
Los actos de administración, son aquellos que, su realización, no importa el desprendimiento patrimonial o el riesgo
directo de su perdida ante una eventual ejecución el contrato, tales como los contratos de arrendamiento, de depósito,
etc., en los que el bien nunca sale del patrimonio del contratante, sino solo afecta a su posibilidad de uso y goce durante
determinado tiempo, de tal manera que un menor de edad, pero emancipado, puede contratar válidamente en esos
casos (Art. 105 CFPF).
Por el contrario, todos aquellos que no cuenten con la capacidad suficiente para contratar, están vedados de ser partes
en los contratos, designándolos el Art. 484 del CC como incapaces (de contratar), indicando que: son incapaces de
contratar los menores de edad, los interdictos y en general aquellos a quienes la ley prohíbe celebrar ciertos contratos.
Además, dicho Artículo agrega que, el contrato realizado por persona no sujeta a interdicción, pero incapaz de querer o
entender en el momento de la celebración, se considera como hecho por persona incapaz si de dicho contrato resulta
grave perjuicio para el autor y hay mala fe del otro contratante. La doctrina llama a esto, incapacidad natural en la que
están inmersos también los ebrios, hipnotizados, sonámbulos, etc.
Finalmente se debe tener presente que, en materia de representación, el representado o mandante, debe ser
legalmente capaz para contratar en relación al contrato que manda realizar a su nombre (Art. 468 y 812 I CC), en razón
de que los efectos recaerán en la persona del representado y no del representante. En cambio, el mandatario o
representante, a quien, si bien se exige también que tenga capacidad obrar, dependerá de la naturaleza del acto jurídico
que se le encomienda a realizar, si se le exige capacidad de obrar plena e incluso capacidades especiales (ej. profesional
técnico), o en su caso simplemente la facultad de querer y entender, aunque no tenga capacidad de obrar ni sea
emancipado (Art. 812 II y III CC).
3.2. El objeto del contrato. – Sobre el segundo elemento o requisito de la formación del contrato, o sea el objeto, todos
los autores están de acuerdo sobre su concurrencia, pero no sobre lo que consiste en realidad dicho objeto, por ello se
dieron al respeto teorías negativas y teorías positivas, a saber:
3.2.1. El contrato no tiene objeto sino efectos; es una posición negativa, de Planiol, Ripert y Boulanger, indicando que el
contrato solo produce efectos, y dichos efectos serían la creación de obligaciones (Art. 294 acto jurídico fuente de
obligaciones), y estas a su vez (las obligaciones) sí tendrían un objeto, cual es la prestación consistente en un dar, hacer
o un no hacer, misma que se denominaría objeto de la obligación y no objeto del contrato. En el mismo sentido, Colin y
Capitant, al tratar sobre el objeto del contrato que es una especie de relación jurídica, explican que: “Hablando con
propiedad, un contrato no tiene objeto. En efecto, el contrato es un acto jurídico que produce el efecto de crear
obligaciones, ya a cargo de las dos partes, ya a cargo de una de ellas. Son estas obligaciones las que tienen un objeto, el
que puede consistir, ya en una cosa material, ya en un hecho, ya en una abstención. Por tanto, solo de un modo elíptico
se pude hablar del objeto del contrato.”
Esta posición, es rebatida por la doctrina moderna, toda vez que los efectos son situaciones posteriores al nacimiento
del contrato, y de lo que se trata aquí es determinar cuáles son esos elementos concurrentes del nacimiento del
contrato (especie del acto jurídico), que unas ves configuradas harán producir después, efectos; entonces el elemento
objeto se trata pues de un prius, no un posterius.
3.2.2. El objeto del contrato es la prestación; y que esta a su vez (la prestación), tiene otro objeto que son los bienes,
derechos, servicios y abstenciones. Posición positiva que es sostenida por Anibal Torrez Vasquez, quién luego de hacer
un estudio sobre las variadas posiciones de la doctrina, concluye indicando que “...toda relación jurídica tiene, además
de un sujeto del derecho y un sujeto del deber, un objeto, esto es, una prestación, el sujeto del deber de la relación
jurídica es deudor de una prestación patrimonial (como por ejm., en las relaciones contractuales) o extrapatrimonial
(como en algunas relaciones familiares). La prestación, por ser conducta humana, consiste siempre en un hacer positivo
(acciones) o negativo (abstenciones). El hacer positivo puede ser de dar bienes o derechos o de prestar servicios, y el
hacer negativo consiste en abstenerse de hacer algo. Luego, a su turno, el objeto de la prestación son los bienes,
derechos, servicios y abstenciones.”
Esta posición, con introducción de otros matices que no destruyen su estructura; es seguida por la mayoría de los
autores y legislaciones, confundiendo lo que es el objeto del contrato (especie de acto jurídico) propiamente dicho y el
contenido de la misma; pues, en el mundo jurídico, los entendidos en la materia como los que nó, prefieren
cómodamente presuponer lo que es el objeto del contrato sin entenderla ni explicarla de verdad, aunque no todos;
utilizando el concepto de objeto con diverso significado, ya para referirse a las cosas (inertes y neutras) o las conductas
de las personas (prestaciones de entregar, hacer y no hacer), considerando a las mismas como un solo género: el de
objeto; como si en realidad fueran lo mismo, provocado la confusión que ahora existe en las legislaciones, por cuya
razón en la actualidad, la mayoría de ellas exige como requisito: que el objeto de los actos jurídicos y por ende del
contrato, sea licito y posible, (véase los Arts. 1.271,1.272, 1.305 C.C. Español; 1.346 C.C. Italiano y 458 nuestro C.C.),
cuando en realidad, ningún objeto puede ser calificado de licito o ilícito, ni justo e injusto ni posible ni imposible.
Así, un caballo, una casa, un derecho, el ser humano o partes del mismo, etc., como existencia o ser, son neutros al
valor; por ello, nunca se ha dado que una casa o un caballo negocie y pague su precio y se diga que injusta la casa o que
injusto el caballo, tampoco si fulana a nacido en matrimonio es lícita, y la que nació en una relación extramatrimonial es
ilícita, o que si alguien negocia la venta de su pulmón se diga que el pulmón es ilícito; lo que ocurre es que en los
ejemplos, los que negocian y pagan el precio son las personas, y la negociación y hecho del pago, es una conducta
desarrollada, que sí se puede valorar, pero esa conducta solo puede ser contenido, jamás objeto de la relación jurídica;
en la relación extramatrimonial, lo ilícito es la conducta desarrollada por las personas, no el hijo o hija producto de la
misma; en la disposición del pulmón, lo ilícito es la conducta del que pretende disponer el pulmón, no el pulmón mismo;
por lo tanto, los objetos que son neutros a cualquier valoración axiológica o jurídica, no pueden ser lícitos ni ilícitos ni
tampoco justos o injustos, sino, solo las conductas de las personas, conductas que en la relación jurídica, no son objeto,
sino contenido de la misma. Por otro lado, tampoco los objetos de la relación jurídica pueden ser calificados de posibles
o imposibles, toda vez que los objetos pertenecen al mundo del ser, de una existencia fuera del sujeto, de tal manera
que es un error indicar que el objeto de la relación jurídica tiene que ser material y jurídicamente posible, pues los
objetos o existen o no existen, son determinados o determinables, lo cual implica que por sí mismos no son posibles ni
imposibles, puesto que solo las conductas de las personas son posibles o imposibles de realizar, así, si alguien se obliga a
entregar la luna, o vender la plaza pública, los objetos no son posibles ni imposibles, sino que la luna y la plaza pública
existen y son además determinados, lo que es imposible en los dos ejemplos, son las conductas comprometidas, pues
nadie a la fecha puede materialmente entregar la luna a nadie, ni jurídicamente transferir el derecho de propiedad de la
plaza pública, y en el análisis, esas conductas no son el objeto de la relación, sino son el contenido de la misma, que sí
son imposibles, pero no como objeto, sino como contenido de la relación jurídica.
3.2.3. El objeto del contrato, es doble: un objeto inmediato y otro objeto mediato:
Se dice que el contrato tiene un objeto inmediato, el cual consiste en la relación jurídicacontractual que se pretende
crear (compraventa, arrendamiento, permuta, etc.), toda vez que se concibe al contrato como fuente de obligaciones, o
sea un vehículo, un instrumento que sirve para crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas obligatorias (Art. 294 CC),
entonces el objeto propio e inmediato del contrato (especie de acto jurídico) sería el de crear relaciones jurídicas, o sea
obligaciones, las que las partes quieran crear y sobre las que se ponen de acuerdo, lo que los hermanos Mazeaud de la
doctrina Francesa identifican como “la operación jurídica que el autor o las partes pretenden realizar…”.
Por otro Lado, el objeto mediato del contrato seria, “la entidad material o inmaterial sobre el que recae el interés
implicado (Domenico Barbero); esto en razón de que las partes lo que en realidad persiguen al contratar, es un algo,
material o inmaterial pero un algo que les sirva o que les interese, de lo contrario no contratarían, así en la
compraventa, al vendedor le interesa conseguir o lograr el precio de la venta, dinero!!!, por su parte el comprador lo
que le interesa o persigue, es la una cosa traducida en un bien, la misma que se convierta de su propiedad. Pero esto se
logrará una vez que el contrato haya creado una relación jurídica contractual, y mediatamente, después de dicha
creación, se obtendrá lo que las partes persiguen o quieren o persiguen al decidir contratar, el dinero por parte del
vendedor y la cosa por parte del comprador, en el ejemplo.
1 En forma clara y positiva, Domenico Barbero explica y dice: “El objeto, según lo hemos visto, puede ser considerado
como presente o como futuro, propio y ajeno, determinado e indeterminado, pero ciertamente no se puede hablar,
como se lee demasiado a menudo, de objeto licito e ilícito, posible o imposible, a menos de confundir entre el objeto y
el contenido (prestación) de la obligación, ya que es claro que las valoraciones de lícito e ilícito, de posible e imposible,
no se pueden hacer en orden a un dato objetivo, sino solamente en orden a un hecho subjetivo: por consiguiente, lícita
o ilícita, posible o imposible, será, a lo más, no el “objeto”, sino precisamente la “prestación”. Sistema del Derecho
Privado, Ediciones Jurídicas Europa América, Buenos Aires, 1967 T. III, Pg. 14.
3.3.4. Requisitos del objeto del contrato. - Nos referiremos a los requisitos del objeto mediato, pues es ese el que les
interesa a las partes contratantes, por lo que dichos requisitos solo serían dos:
a) por un lado, que la cosa exista, ya sea en el presente o en el futuro, de tal manera que, si se contrata sobre objetos
que existan a tiempo del nacimiento del contrato, provocara efectos reales u obligatorios, pero dichos efectos naturales
ocurrirán de inmediato, así, si se compra una casa que existe, la transferencia del derecho de propiedad ocurre de
inmediato; en cambio, si la cosa traducida en un bien aún no existe a tiempo de la contratación, el contrato es válido
pero solo provocara efectos obligatorios, la obligación de que en el futuro exista el bien sobre el que se contra, de tal
manera que la transferencia del derecho de propiedad ocurrirá solo en el momento en que la el bien exista, y si no logra
existir, el contrato es nulo por falta de objeto ( Art. 488 CC); b) el segundo requisito del objeto mediato del contrato que
es la cosa traducida en un bien, es de que ese bien sea determinado o determinable, lo que implica que, para contratar,
se debe especificar todas las características del objeto que les interesa a las partes, pues también solo de esa manera
provocara efectos reales u obligatorios, a ocurrir de inmediato como efectos naturales del contrato, ya que si el objeto
no se encuentra determinado o especificado, se puede pactar que se determinara o especificara más adelante, en el
futuro, una fecha, en ese caso, el contrato es válido, pero solo provocara efectos obligatorios, la obligación de que se
especifique el bien objeto del contrato, y, solo en ese momento en que se especifique se producirán los efectos
naturales del contrato (Art. 486 y 487 CC).
3.3. El contenido del contrato. - Se trata de los poderes o facultades y deberes que adquieren las partes al contratar, y
que pactan a efectos de hacer realidad el objeto que les interesa. Son en realidad, las obligaciones que asumen las
partes en el contrato, sobre los que a su vez una de ellas tiene facultades o poderes de exigir que se cumpla, así, el
vendedor tiene la obligación de entregar la cosa en el plazo pactado, y el comprador tiene la obligación de pagar el
precio en una suma de dinero, y a su vez recíprocamente tienen las facultades de exigir el cumplimiento de esas
obligaciones.
Ahora, técnicamente esas obligaciones contractuales se denomina prestaciones, las mismas que pueden ser de tres
clases: prestaciones de entregar (Art. 1467 CC), de hacer (Art. 1468 CC) y de no hacer (Art. 1469 CC), pudiendo pactar las
partes una sola de esa clase de prestaciones o combinar las mismas o exigir todas según lo acordado, así, se puede
pactar como obligación del vendedor de una casa, que este entregue la casa en el plazo de seis meses, que en ese plazo
haga pintar las paredes del inmueble y que por último, no llevarse los accesorios que sirven como adorno de la casa
vendida (cuadros, estatuas, etc.), o sea una obligación de no hacer. El desarrollo de esas conductas pactadas y la facultad
de poder exigirlas, se denomina contendido del contrato, traducido en prestaciones de entregar, hacer y no hacer.

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