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La lucha contra el

coronavirus
Un dispositivo para ‘ver’ el
coronavirus en superficie
Por Isabel Rubio
Investigadores andaluces buscan en las tecnologías ópticas y la
inteligencia artificial la clave para detectar sin ningún contacto
infraestructuras infectadas
23 ABR 2020 - 20:29 CEST

Detectar si una superficie está infectada por el coronavirus es fundamental


para evitar nuevos contagios. Es el desafío al que se enfrentan un equipo de
investigadores de Andalucía. Acaban de recibir una ayuda de medio millón de
euros del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Ciencia
e Innovación, para lograrlo. Quieren fabricar un dispositivo portátil capaz de
identificar rápidamente zonas contaminadas por el SARS-CoV-2 sobre las
superficies de distintos materiales. Para ello, utilizarán tecnologías ópticas ya
existentes combinadas con inteligencia artificial.

“En la actualidad no existen métodos para determinar sin ningún contacto si


una superficie visualmente limpia realmente lo está. Es importante indicar
que este virus es muy desconocido y no hay datos sobre sus características
ópticas”, explican fuentes participantes en la investigación, que ha comenzado
hace apenas una semana. Unos 10 investigadores se ocuparán de las primeras
pruebas y, una vez que comience la fase experimental, se unirán más
profesionales de diferentes ámbitos.

hay investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la


Universidad de Sevilla, del Hospital Universitario Virgen del Rocío, del
Instituto de Biomedicina de Sevilla, la red andaluza de diseño y traslación de
terapias avanzadas, los Tedax de la Policía Nacional, el Observatorio
Astronómico de Calar Alto, el Joint Research Centre de la Comisión Europea y
la Corporación Tecnológica de Andalucía. Esperan obtener los primeros
resultados en el próximo trimestre. La investigación se extenderá durante al
menos ocho meses.
El primer paso consiste en la toma de imágenes de muestra tanto de zonas
infectadas como de las que no lo están. Por el momento, no se sabe con certeza
cuánto tiempo permanece el SARS-CoV-2 en superficies. La Organización
Mundial de la Salud indica que parece comportarse como otros coronavirus.
Los estudios realizados hasta la fecha indican que estos podrían subsistir en
una superficie desde pocas horas hasta varios días. “El tiempo puede variar
en función de las condiciones. Por ejemplo, el tipo de superficie, la
temperatura o la humedad del ambiente”, afirma la OMS en su web de
preguntas y respuestas frecuentes relacionadas con la Covid-19.

Este estudio publicado recientemente en la revista científica The Journal of


Hospital Infection a revisa 22 investigaciones previas sobre la permanencia de
otros coronavirus en diferentes superficies. Estos pueden llegar a sobrevivir
hasta nueve días en el plástico, el cristal o el metal. Si una persona toca una
superficie infectada y luego se lleva la mano a la cara, aumentan las
probabilidades de que se contagie. Por ello, la OMS recomienda limpiar con
un desinfectante cualquier superficie que pueda estar infectada, además de
lavarse la cara con agua y jabón y no tocarse los ojos, la boca o la nariz.

Para comprobar si una superficie está infectada, los investigadores primero


explorarán diferentes sistemas de lectura de imágenes multiespectrales,
tanto en el rango óptico (de ultravioleta a infrarrojo térmico) como en el
rango de terahercios. Algunas, según los investigadores, ya se están utilizando
para determinar propiedades ópticas y electromagnéticas de otros tipos de
virus, incluso más pequeños que el SARS-CoV-2.

En esta fase se basarán en algunos sistemas existentes. Por ejemplo, usados


por la policía científica. “Existen métodos en los que al iluminar con una luz
de determinadas características, por ejemplo una luz ultravioleta, algunas
sustancias biológicas muestran una luminiscencia”. En otros casos, se
requiere depositar sobre la superficie que se desea analizar una sustancia —
habitualmente en aerosol— para que se produzca la luminiscencia”.

Una vez tomadas las imágenes, los investigadores utilizarán métodos de


análisis mediante óptica computacional y técnicas de machine learning para
procesarlas y extraer información sobre ellas. “Contemplamos hacer pruebas
en dispositivos médicos, centros sanitarios y otro tipo de instalaciones, según
los resultados experimentales que se vayan obteniendo”, explican fuentes del
proyecto. Se pretende que el dispositivo sea de utilidad a la hora de realizar
la limpieza y descontaminación de aparatos e infraestructuras y evitar así que
se produzcan nuevos contagios.

Entre las dificultades a la hora de desarrollar el dispositivo, está la escasez de


información acerca del virus. Los investigadores subrayan que aún no hay
muchos datos sobre sus características físicas y su interacción tanto con
superficies como con la luz. A esto se suma su pequeño tamaño: “Apenas mide
unos 120 nanómetros”. Un nanómetro es la millonésima parte de un
milímetro.

Al estar en una fase preliminar, aún se desconocen muchos detalles sobre


cómo será el aparato. Por ejemplo, qué diseño tendrá, cómo se utilizará, por
qué tecnologías se decantarán finalmente o con qué grado de fiabilidad se
podrá saber si una superficie está infectada. Los investigadores compartirán
con la comunidad científica todos sus hallazgos y harán pública la información
sobre los diseños de los dispositivos que desarrollen.

Una nariz electrónica para detectar la


COVID-19
¿A qué huele coronavirus? Esta es la pregunta que pretenden responder
investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, el Hospital
Clínico San Carlos y el Hospital de Alcorcón. Una vez hallada la respuesta,
el equipo quiere crear una “nariz electrónica” con la que detectar si una
persona tiene la Covid-19. Este proyecto ha resultado finalista del hackaton
virtual Vence al virus, impulsado este mes por la Comunidad de Madrid.

“Hay muchos infectados ocultos, no diagnosticados, y esto es un problema”,


afirmó Rafael García, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad
Rey Juan Carlos, en la presentación del proyecto. El primer paso sería
analizar los “compuestos orgánico-volátiles” exhalados por pacientes
contagiados y pacientes sanos para determinar compuestos diferenciales
con los que establecer unos biomarcadores de la infección vírica.

Una vez hallados esos biomarcadores, si es que existen, el siguiente paso


sería diseñar la nariz electrónica capaz de detectar si una persona está
contagiada. Sería un dispositivo portable, de tamaño y coste reducido y
“similar a un alcoholímetro” que permitiría un diagnóstico rápido de la
enfermedad causada por el coronavirus. El equipo necesita unos 80.000
euros para llevar a cabo el proyecto y estima que obtendría los primeros
resultados en unos tres meses.

Fuente: Retina El País

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