Está en la página 1de 25

LA ANTIJURICIDAD

La antijuridicidad es, como indica el propio vocablo que la designa, “contrariedad a


Derecho”. Un sujeto actúa antijurídicamente si infringe una norma que le estaba dirigida.
Esta antijuridicidad es penal si la norma infringida es una norma penal: si el sujeto realiza
un comportamiento prohibido por una norma penal o si no realiza un comportamiento
ordenado por la norma penal.

La cuestión en este punto es determinar qué es infringir una norma: qué es actuar en
contra del Derecho. En su excelente monografía sobre la antijuridicidad sostiene Molina
Fernández que, en rigor, sólo actúa antijurídicamente el que comete plenamente un delito
mediante una acción típica y no justificada cometida culpablemente. Argumenta este autor
que, si se entiende que la norma es un imperativo de conducta, sólo tiene sentido afirmar
que la misma se ha infringido cuando uno de sus destinatarios que la conocía y podía
comprenderla y seguirla ha decidido desobedecerla. La contrariedad a la norma se
identificaría así con el entero delito. Si la norma penal es un modelo de conducta que indica
a su destinatario lo que debe hacer en una determinada situación si no quiere quedar
sometido a una responsabilidad consistente en la imposición de la pena, si la norma es un
instrumento de control social a través de su incidencia en el comportamiento humano, sólo
generará un deber jurídico en el destinatario cuyo incumplimiento legitime una sanción si el
mensaje normativo llega a su destinatario y si éste tiene capacidad para entenderlo, si tiene
capacidad para identificar la situación en la que se condiciona su conducta y la identifica, y
si tiene capacidad para seguir la conducta que se le ordena. De este modo, según el profesor
Molina. Los elementos subjetivos que afectan al destinatario condicionan el surgimiento del
deber jurídico que la norma pretende originar, de manera que la ignorancia del mensaje
normativo por parte de su destinatario, su falta de identificación de la situación típica, su
inimputabilidad, o la inexigibilidad de una conducta alternativa a la ordenada, harían que
no pudiera hablarse de la infracción de una norma por el destinatario de la misma.

Elemento Negativo de la Antijuricidad:

A cada uno de los aspectos positivos corresponde uno negativo, que es la


negación de este mismo, es decir deja sin existencia al elemento y por tanto, al
delito.

El aspecto negativo de la conducta o ausencia de conducta, significa que la


conducta no existe y por lo tanto el delito no existe, si falta alguno de los
elementos esenciales del delito, este no se consumara, entonces si la conducta
esta ausente, no habrá delito.

En el derecho penal aquellas acciones que no están descritas en la


norma penal se les considera atipicas por lo que la atipicidad es el
aspecto negativo de la tipicidad.
El aspecto negativo de la antijuricidad son las denominadas  causas de
justificación, que son las razones yo circunstancias que el legislador
considera pertinentes para anular la antijuricidad de la conducta típica
realizada, al considerarla licita, jurídica o justificada.

El aspecto negativo de la culpabilidad es la inculpabilidad, y es la falta


de reprochabilidad ante el derecho penal, por falta de voluntad o el
conocimiento del hecho. estos pueden ser, error esencial de hecho
invencible. eximentes putativas. no exigibilidad de otra conducta. temor
fundado y
caso fortuito.

El aspecto negativo de la punibilidad son las excusas absolutorias y


estas constituyen la razón o fundamento que el legislador considero
para que un delito, a pesar de haberse integrado en su totalidad, carezca
de sanción.

CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN

Piénsese en los siguientes ejemplos. Una persona que va a ser violada mata a su
agresor como único modo posible de salvaguardar su libertad sexual. Para no atropellar a
un niño que irrumpe en la via el conductor del vehículo lo desvía bruscamente hacia un
rebaño de ovejas. Un periodista realiza una investigación seria y exhaustiva y llega a la
conclusión de que un funcionario está sustrayendo fondos públicos que le están
encomendados; publica esta información que luego resulta que, pese a los indicios
existentes, es falsa.

En los tres ejemplos el sujeto realiza una acción típica (de homicidio, de daños, de
difamación), pero en los tres parece que no sólo no realiza una conducta reprochable, sino
que su comportamiento ni siquiera es desvalido. En los tres casos parece que los sujetos
han hecho lo que tenían que hacer o al menos lo que podían hacer, de modo que no han
hecho nada injusto. En los tres casos decimos que el sujeto ha actuado amparado por una
causa de justificación:

Legítima defensa en el primero; estado de necesidad en el segundo; legítimo


ejercicio de un derecho (libertad de expresión) en el tercero.

Desde un punto de vista material la causa de justificación es una situación especial


en la que el ordenamiento jurídico permite la lesión de un bien jurídico: permite la
realización de una conducta típica, en principio lesiva, en principio prohibida. Desde el
punto de vista material lo que sucede es que junto con la norma prohibitiva que conforma el
tipo – prohibido matar, por ejemplo -, concurre una norma permisiva que recorta el ámbito
de la anterior permitiendo en ocasiones lo que aquélla prohibía en general. O si se prefiere:
se trata de una norma que está conformada por un enunciado inicial general prohibitivo que
queda después matizado por otro enunciado ocasionalmente permisivo.

LA LEGITIMA DEFENSA
Históricamente, la legítima defensa nació unida a los delitos de homicidio y
lesiones, y permanece así en los códigos antiguos, pero en todas las legislaciones
contemporáneas se acepta la posibilidad de que justifique la defensa de cualquier bien
jurídico, incluso aunque no se halle penalmente tutelado. Ésta extensión y generalización es
fruto del industrialismo, es el resultado de la necesidad de asegurar la riqueza que se
concentraba en las ciudades de la amenaza de las masas miserables que también se
concentraban en ellas cuando la acumulación de capital productivo no era suficiente como
para asimilar su mano de obra. Desde entonces ha parecido normalmente aceptable la
defensa de la propiedad a costa de la vida del agresor.

El objetivo esencial de la llamada teoría de la antijuricidad consiste en el análisis de


los requisitos y condiciones bajo los cuales una conducta típica resulta contraria al orden
jurídico. En palabras de Maurach, "la teoría de la antijuricidad es en la praxis una teoría de
la adecuación al derecho, es decir, una exposición de aquellos hechos que a pesar de la
realización del tipo, no son antijurídicos en el caso concreto y, por lo tanto, irrelevantes
para el derecho penal".

Por tanto, una acción típica será también antijurídica si no interviene a favor del
autor una causa o fundamento de justificación.

Sabemos que las causas de justificación se encuentran en todo el ordenamiento


jurídico, algunas se hallan en la parte general del código penal, otras específicamente
previstas en la parte especial del código y otras surgen del enunciado genérico de "ejercicio
de un derecho".

Entre las primeras podemos ubicar a la legítima defensa o defensa necesaria, que es
regulada en forma expresa en el art. 65 del Código Penal Venezolano.

Es este tal vez uno de los institutos del derecho más polémicos, aun para el profano,
el común de la gente pretende estar informado acerca de "cuándo se puede matar a un
semejante", en qué casos el derecho otorga esta facultad. Los caracteres y elementos de la
legítima defensa han sido y son materia de debate en la doctrina y jurisprudencia.

Particularmente controvertido resulta el requisito temporal de la legítima defensa,


cuándo la agresión es actual, cuándo es inminente, no es una cuestión sencilla, tanto es así
que aun no existe un concepto unívoco o una respuesta única al respecto.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente dicho, trataremos mediante el estudio
breve de la estructura de la legítima defensa como causa de justificación, puesto que un
análisis más profundo excedería los límites impuestos por este trabajo monográfico,
precisar conceptualmente sus elementos constitutivos y pronunciarnos acerca de la debatida
cuestión del requisito temporal de este tipo permisivo; sin intentar dar "la solución" al tema,
no podríamos pecar de tal soberbia, intentaremos delimitar el contenido y alcance de dicho
requisito.

En materia de dar definiciones de lo que se entiende por legítima defensa, de la


variedad que ofrece la doctrina, tomamos las siguientes:

 Legítima defensa, nos enseña Fontán Balestra, puede definirse como la reacción
necesaria para evitar la agresión ilegítima y no provocada de un bien jurídico actual
o inminentemente amenazado por la acción de un ser humano.
 Para Nuñez la legítima defensa es la que se lleva a cabo empleando un medio
racionalmente necesario para impedir o repeler una agresión ilegítima y sin que
medie provocación suficiente, ocasionando un perjuicio a la persona o derechos del
agresor.
 Finalmente, en palabras del autor Jiménez de Asúa, "la legítima defensa es repulsa
de la agresión ilegítima, actual o inminente, por el atacado o tercera persona, contra
el agresor, sin traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la racional
proporción de los medios empleados para impedirla o repelerla."

NATURALEZA JURÍDICA. FUNDAMENTACIÓN

La legítima defensa es una causa de justificación, un tipo permisivo que elimina la


contrariedad de la conducta típica con el orden jurídico.

Respecto del fundamento de la impunidad del hecho realizado en legítima defensa,


se distinguen en la doctrina dos grupos de teorías:

a. las que sostienen que el hecho en intrínsecamente en sí mismo injusto, debiendo buscarse
en otra parte las causas que lo eximen de pena y,

b. las que lo juzgan intrínsecamente justo y por lo tanto lícito. Para este grupo se está ante
una verdadera causa de justificación. Hoy se constituye en mayoría el grupo que ve en la
defensa legítima una acción lícita apoyándose en la situación de necesidad y la colisión de
derechos.

En la actual fase del derecho a la legítima defensa existe una combinación de


intereses individuales y comunitarios, ambos tienen importancia para su fundamentación:

Desde la perspectiva del individuo particular: se entiende como un derecho


individual a la protección y la autodeterminación frente a agresiones.
Desde el punto de vista del Estado: aparece como la defensa que sustituye la tarea
de confirmación del derecho, la que en principio, sólo compete al Estado.

La doctrina y jurisprudencia reconocen que el fundamento de este permiso proviene


de la especial situación del autor y del bien jurídico en el momento de la acción.

En la actualidad se reconoce unánimemente la naturaleza de justificante de la


legítima defensa: la legítima defensa es una afirmación del derecho. El fundamento se ve en
el principio según el cual "el derecho no necesita ceder ante lo ilícito".

Sostiene Zaffaroni "se define el fundamento por la necesidad de conservar el orden


jurídico y de garantizar el ejercicio de los derechos." El fundamento de la legítima defensa,
reiteramos, se basa en el principio de que nadie puede ser obligado a soportar lo injusto. Se
trata de una situación conflictiva en la cual el sujeto puede actuar legítimamente porque el
derecho no tiene otra forma de garantizarle el ejercicio de sus derechos o mejor dicho la
protección de sus bienes jurídicos.

En la medida en que haya otro medio jurídico de proveer a la defensa de los bienes
jurídicos no es aplicable el tipo permisivo.

La legítima defensa tiene lugar cuando media una situación de necesidad. Cuando
entre el mal que evita quien se defiende y el que le quiere causar quien le agrede media una
desproporción inmensa, porque el primero es ínfimo comparado con el segundo, la defensa
deja de ser legítima. Esto debe quedar claro: la defensa sólo es legítima si es necesaria.

La defensa "propia o de sus derechos" abarca la posibilidad de defender


legítimamente cualquier bien jurídico. En otras palabras, es suficiente con que se trate de un
bien que proteja el derecho con lo que queda absolutamente a salvo su legitimidad, sin que
imperiosamente deba resultar resguardado por el ordenamiento jurídico penal.

Al "revaluarse" notoriamente la vida humana en los documentos de Derechos


Humanos de la post guerra que expresamente incluyen el "derecho a la vida", surge la duda
acerca de si es posible admitir en nuestro derecho positivo la defensa de la propiedad a
costa de la vida del agresor. El problema ya se planteó en Europa con motivo del art. 2 de
la Convención de Roma, que establece expresamente que sólo se admite cuando es
resultado de un recurso de fuerza absolutamente necesarios para "asegurar la defensa de
cualquier persona contra la violencia ilegal".

Los autores alemanes, se han dividido, sosteniendo unos que sólo se refiere a la
acción del estado y otros que abarca la de los particulares en la extensión del instituto de la
legítima defensa.

ASPECTO SUBJETIVO DEL TIPO PERMISIVO

En el tipo permisivo de la legítima defensa se requiere el conocimiento de la


situación de defensa, es decir, el reconocimiento de la agresión, y la finalidad de
defenderse, es innecesario el conocimiento de la legitimidad de la acción defensiva.
La finalidad de defenderse puede no alcanzarse, la legitimidad de la defensa no
depende del éxito de la misma. Aunque se fracase y no se evite la agresión
igualmente habrá defensa legítima.

FUNDAMENTACIÓN DOCTRINAL DE LA LEGÍTIMA DEFENSA:

Todos los autores están de acuerdo en afirmar la irresponsabilidad penal de la


persona que obra en legítima defensa.
Las discrepancias surgen cuando se trata de establecer el motivo de esa
irresponsabilidad penal; en lo que toca a la fundamentación doctrinal de la legítima defensa,
podemos clasificar las teorías que se han formulados para explicarla en dos grupos
diferentes:
 En primer lugar el grupo de teorías que entiende que la legítima defensa es
intrínsecamente injusta, intrínsecamente antijurídica, y que sin embargo, el acto
realizado en legítima defensa debe quedar impune.
 En segundo lugar, el grupo de teorías que estiman que el acto realizado en legítima
defensa no es meramente un acto impune sino algo mucho más trascendental; es un
acto intrínsecamente justo, un acto secundum jus, un acto total y absolutamente
adecuado a derecho.

Ahora bien; dentro del primer grupo podeos encontrar:


Teoría de la retribución del mal por el mal: esta teoría fundamentalmente por Geyer, se
formula de la siguiente manera:”Existen dos males; un mal, el de la agresión ilegitima, y
otro mal, el de la reacción defensiva y entre ellos existe, además, una perfecta adecuación;
una total proporcionalidad. Si esto es real, se ha operado de facto la restauración del
ordenamiento jurídico y el Estado no debe intervenir para imponer una pena a la persona
que se ha defendido privadamente o legítimamente, porque la pena seria un nuevo mal que
no encontraría en el principio de retribución su razón de existir.

Se objeta, con razón a la teoría de Geyer, en primer lugar, que no siempre exista igualdad ni
tan siquiera proporcionalidad entre el mal y la agresión ilegitima y el mal de la reacción
defensiva, y en segundo lugar, si el agredido resulta lesionado a raíz de la reacción
defensiva de la persona agredida, el agresor lesionado no podría ser castigado, debería
quedar también impune, y esto es absolutamente absurdo.

1. Teoría de la perturbación anímica: en cuanto a esta teoría defendida por


Pufendorf, hay que advertir que la legítima defensa o la defensa privada no se considera
como una causa de justificación, sino como una causa de inimputabilidad.

Esta teoría se formula en los siguientes términos: sostiene Pufendorf que el instinto de
conservación está tan hondamente enraizado en el hombre , esta tan enrraigado en la
naturaleza humana, que la persona que es victima de un agresión ilegítima actual o
inminente, sufre una perturbación anímica, una especie de trastorno mental transitorio , que
convierte a esa persona atacada en inimputable, y por tanto es penalmente irresponsable.
Por ello, aun cuando conforme a la teoría de Pufendorf, el acto realizado en legitima
defensa o defensa privada es intrínsecamente injusto, éste no se le puede atribuir a la
persona que lo realizó, para hacerla sufrir las consecuencias penales de tal acto, porque esa
persona es inimputable, ya que sufrió a raíz de la agresión ilegítima, una coacción síquica,
una perturbación anímica, que la convierte en penalmente irresponsable.

Se objeta con razón a esta teoría: en primer lugar que ella sólo sirve para explicar la
legítima defensa de la vida, y cuando más la legítima defensa de la integridad personal o
corporal, cuando en realidad todo bien jurídico es legítimamente defendible, siempre, claro
esta, que se satisfagan los requisitos de esta eximente de responsabilidad peal, de esta causa
de justificación.

Pero, fundamentalmente, se le objeta a la teoría de Pufendorf que, si bien es cierto que la


mayoría de las personas, sufren, ante la inminencia o ante la actualidad del peligro
engendrado por una agresión ilegitima, la perturbación anímica de la que habla Pufendorf,
y es según este autor el fundamente de la excesión de la responsabilidad penal; no es menos
cierto, que hay persona de un temple excepcional, de una particular sangre fría que, aún
ante la eminencia o actualidad del peligro, conservan su tranquilidad, su calma, su
serenidad. Pues bien, estas personas deberían ser consideradas penalmente imputables;
penalmente responsables, si aplicásemos la teoría de Pufendorf ¿Por qué?: porque, según
Pufendrof, el motivo de exención de responsabilidad penal es la perturbación anímica y por
tanto allí donde no se de esta perturbación anímica tampoco debe darse la exención de
responsabilidad penal: llegaríamos entonces a la conclusión absurda de que, si la persona,
ante la situación de peligro engendrada por la agresión ilegitima actual o inminente, ha
conservado su calma, como no ha sufrido la perturbación anímica, que según Pufendrof es
la base de la exención de la responsabilidad penal, esa persona es penalmente imputable y
en consecuencia penalmente responsable.
Esto no puede ser así, porque, aun cuando la persona ilegítimamente atacada conserve su
calma ante esa situación de peligro actual o inminente , aun cuando no sufra perturbación
anímica alguna, si están satisfechas las condiciones de la legítima defensa, esta causa de
justificación ampara a la persona ilegítimamente agredida o acatada.

De igual manera, se objeta también, que ella no sirve para explicar la legítima defensa de
terceros (parientes o extraños), porque es obvio que mi instinto de conservación no se
despierta si es otro el que esta en peligro. En última instancia, el fundamento de la
irresponsabilidad penal en la legitima defensa o en la defensa privada para Pufendorf es el
instinto de conservación, el cual da lugar a la perturbación anímica; entonces si es otra
persona que esta en peligro no se puede despertar nuestro instinto de conservación y en
consecuencia esa teoría no alcanza explicar la legitima defensa de terceros.

2. Teoría de la inutilidad práctica de la pena o de la represión: esta teoría


defendida fundamentalmente por Manuel Kant se formula de la siguiente manera: si una
persona se encuentra entre dos males: un mal presente, inmediato: el mal de la agresión
ilegitima actual o inminente, y un mal futuro: el mal de la pene que se pudiese establecer en
la Ley penal para aplicarla a la persona que obrase en defensa privada o en legitima defensa
, preferiría en todo caso salvarse, como es lógico, delmal presente, del mal que actualmente
la amenaza, sin importarle el mal posterior; es decir, sin importarle el mal que se le aplique
el mal de la pena establecida en la Ley penal (en el caso de que la estableciese, que no la
establece) para la persona que obra en legitima defensa.
Es decir, Kant sostiene: que aun cuando se establezca la Ley penal una pena, (aun cuando
esta fuera la pena de muerte) para aplicarla a la persona que obra en legitima defensa o en
defensa privada, esa pena sería absolutamente inútil, no aplicara su efecto intimidante, no
lograría impedir que la persona que se encuentre actualmente ante una agresión ilegítima se
defendiera, y una pena inútil es una pena que no se debe mantener en la Ley penal.

Se objeta con razón a la teoría de Kant lo siguiente:


 Que al sostenerla, Kant se pone en contradicción consigo mismo, con principios
que él ha preconizado anteriormente. En efecto, Kant sostuvo que la pena es un
imperativo categórico de justicia, que se debe aplicar independientemente de su
utilidad o inutilidad práctica; sin embargo, en materia de legítima defensa , esgrime
el argumento de la inutilidad práctica de la pena, para establecer, para defender,
que el acto realizado en legítima defensa es una acto injusto, antijurídico, que sin
embargo debe quedar impune, por que, si se consagra una pena en la Ley penal, esa
pena sería inútil ya que no cumpliría su efecto intimidante, su efecto preventivo, ni
aún cuando fuese la pena capital, porque no lograría impedir que la persona
actualmente en peligro de morir se defendiese.
 Que ella solo alcanza a explicar la legítima defensa de la vida, y cuando más la
legítima defensa de la integridad personal, cuando en realidad todo bien jurídico es
legítimamente defendible siempre que se cumplan los requisitos de esta causa de
esta causa de justificación.

Dentro del segundo grupo podemos enumerar:

1. La Teoría de la escuela clásica o teoría de la ineficacia momentánea de la defensa


pública: esta teoría se formula de la siguiente manera: no es posible concebir que
en la Ley Natural haya una contradicción como la siguiente: que por una parte, la
Ley Natural imponga al hombre el deber de conservar y defender su vida y sus
derechos, y que, por otra parte, la misma Ley natural castigue al hombre o
establezca una pena para el caso de que el hombre cumpla con ese deber de
conservar y defender su vida y sus derechos.

Además y fundamentalmente, sostiene la escuela clásica, que la defensa


pública es decir la defensa que ejerce el Estado, es suficiente para ampararme, para
defender mi persona y mis bienes, no se justifica, no está legitimada la defensa
privada, la cual constituiría en esta caso un delito contra la administración de
justicia llamado ejercicio arbitrario de la propia razón (en Venezuela, delito de
ejercer justicia por si mismo).

En cambio, si en determinado momento la defensa pública, o sea, la defensa


que ejerce el Estado a través de sus órganos competentes, es momentáneamente
ineficaz para defenderme a mi, entonces, ante esa circunstancia, la defensa privada
(lo que llamamos la legítima defensa) recupera toda su vigencia. Es decir, si es
Estado me puede defender, bien esta que me defienda, y no se justifica entonces la
defensa privada; pero, si el Estado aquí y ahora no me puede amparar, si
momentáneamente es ineficaz la defensa pública para ampararme, tampoco me
puede exigir que yo permanezca inerme, que yo permanezca con los brazos
cruzados hasta ver como me lesionan, me matan; sin hacer nada para defenderme, y
por tanto, es perfectamente legitimo que yo asuma ante esa circunstancia mi
defensa.

2. Teoría de la absoluta nulidad de la justicia: está teoría defendida por Guillermo


Federico Hegel, se formula así: la agresión ilegítima es una negación del derecho,
orque la persona que perpetra una agresión ilegítima niega normas consagradas en
el ordenamiento jurídico; ahora bien, la legitima defensa implica una negación, o
sea, es una negación de la negación del derecho, en cuanto que la legítima defensa
tiene lugar para tratar de obstaculizar la agresión ilegítima; y como dos negaciones
afirman (incluso matemáticamente menos por menos es igual a mas); se llega a la
conclusión de que la legitima defensa es la afirmación del derecho.

Llegando a la conclusión, la legitima defensa es una causa de justificación,


con lo que se quiere decir que el acto realizado en legítima defensa no es
meramente un acto impune, sino un acto perfecta o intrínsecamente justificado un
acto secun jus, es decir perfectamente adecuado al ordenamiento jurídico; por dos
motivos: en primer lugar porque, como ha dicho la Escuela Clásica, con razón, si el
Estado no me puede amparar a mi en un momento determinado, tampoco e puede
exigir, ni es lógico que me exija, que yo sucumba ante la agresión ilegítima sin
saber nada para defender mi persona; por tanto, la legítima defensa retoma toda su
vigencia, todo su imperio. En segundo lugar, porque la persona que se defiende
legítimamente, la persona que reacciona ante una agresión ilegitima, no solamente
se esta defendiendo así misma, sino que en gran medida, esta también defendiendo
a toda la colectividad, en el sentido de que esta impidiendo que un ser peligroso para
la colectividad logre el cometido que se propuso.

EXTENSIÓN DE LA LEGÍTIMA DEFENSA

La extensión de la legítima defensa se debe examinar desde dos puntos de vista


diferente: en primer lugar, desde el punto de vista de los bienes jurídicos legítimamente
defendibles, y en segundo lugar, desde el punto de vista de las personas legítimamente
defendibles.

1. Extensión de la legítima defensa desde el punto de vista de los bienes jurídicos


legítimamente defendibles: hay que afirmar que todo bien jurídico es legítimamente
defendible; porque conceder la titularidad de un bien jurídico, sin conceder el
derecho de defender tal bien jurídico del cual se es titular, sería otorgar una
titularidad puramente irrisoria de un bien jurídico. Por eso, la titularidad de un bien
jurídico es ratificada por el derecho de defender legítimamente ese bien jurídico,
cuando es injustamente atacado o agredido.
El problema no consiste por tanto seleccionar determinados bienes jurídicos,
para afirmar a continuación que solo esos bienes jurídicos son legítimamente
defendibles, el problema es de otra índole, lo que importa es determinar si, en el
caso concreto, se han satisfechos o no los requisitos, las condiciones de la legítima
defensa , es decir, que el problema radica en determinar si la defensa se ha ejercido
o no dentro de los limites de la proporcionalidad, de racionalidad, que legitiman la
defensa (proporcionalidad no matemática, sino humanamente racional), teniendo en
cuenta , por una parte, la importancia, la gravedad de la acción ilegítima, y por otra
parte, la entidad de la reacción defensiva. Cuando se satisfagan los requisitos de la
legítima defensa, esta causa de justificación procede, con efecto eximente de
responsabilidad penal, cualquiera que sea el bien jurídico atacado; y por tanto, cual
quiera que sea el bien jurídico defendido.

2. Extensión de la legítima defensa desde el punto de vista de las personas


legítimamente defendibles: en esta materia hay que indicar que lamentablemente, el
Código Penal Vigente solo consagra en materia de legitima defensa, como eximente
de responsabilidad penal, la legítima defensa propia (la autodefensa); en cambio,
inexplicablemente omite consagrar la legítima defensa de terceros (parientes y
extraños), como eximente de responsabilidad penal.

Ahora bien, esta omisión en que incurre el Código Penal Venezolano Vigente, al no
consagrar la legítima defensa de terceros (parientes o extraños), es injustificable, tanto
desde el punto de vista doctrinal, como en el punto de vista histórico. Es injustificables
desde el punto de vista doctrinal, porque, como lo ha dicho Alimena: “La legítima defensa
de terceros es la más hermosa, la más bella de todas la legítimas defensas, porque es la más
altruista, la más noble, la más abnegada, ya que en ella, una persona llega incluso hasta
exponer su propia vida para salvar la vida de otra persona que se encuentra en peligro”

REQUISITOS EXIGIDOS POR EL LEGISLADOR VENEZOLANO PARA QUE


PROCEDA LA LEGITIMA DEFENSA COMO EXIMENTE DE RESPONSABILIDAD
PENAL:

Tales requisitos están consagrados en el ordinal 3ero del artículo 65 del Código
Penal vigente en los siguientes términos: ¨No es punible, el que obra en defensa de su
propia persona o derecho, siempre que concurran las circunstancias siguientes:

Artículo 65:

3. El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre que concurran las
circunstancias siguientes:
a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho.
b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla.
c. Falta de provocación, suficiente de parte del que pretenda haber obrado en defensa
propia.

1. AGRESIÓN ILEGITIMA POR PARTE DEL QUE


RESULTA OFENDIDO POR EL HECHO:
Se dice que la agresión es ilegítima cuando no tiene fundamente jurídico, cuando se
trata de una agresión antijurídica, es decir, contraria a derecho.
Una de las características de la legítima defensa es que la situación de peligro del
bien jurídico debe ser la consecuencia de un obrar humano, es decir, conducta. Esta
conducta debe ser antijurídica.
La agresión es ilegítima cuando se trata de una situación a la que el autor no tiene
derecho, que el agredido no está obligado a soportar. Es el presupuesto ineludible de la
legítima defensa y premisa o antecedente de las otras dos circunstancias requeridas. Es
también presupuesto indispensable del exceso.
La agresión debe ser actual o inminente, actual que existe aquí y ahora, es decir, que
ya se ha iniciado; o inminente: que si bien no ha comenzado todavía esta a punto de
iniciarse, es decir que ya se va a dar. O sea, que la agresión además de actual, puede ser
inminente y la legítima defensa procede frente a ellas.
Nuestro código penal vigente no indica formalmente que la agresión debe ser actual
o inminente, solo apunta que debe ser ilegítima pero basta interpretar la circunstancia
segunda del ordinal 3ro del artículo 65 del Código Penal que expresa: necesidad del medio
empleado para impedirla o repelerla, y es obvio, que la agresión ilegítima inminente se
impide y la agresión actual se repele.
En cambio la legítima defensa no procede frente al ataque futuro que aun puede ser
evitado por otros medios, ni al ya cumplido cuando el peligro ha pasado, es decir, frente a
agresiones pasadas que han sido neutralizadas y que actualmente no tienen potencia
ofensiva alguna, puesto que la legítima defensa sólo cubre reacciones defensivas y no
reacciones coléricas y vengativas.
Ejemplo: una persona “A” ataca a otra persona “B” con un revólver, y en un
momento de descuido de “A”, “B” logra desarmarlo, logra neutralizar esa agresión
ilegítima, por lo que “A” ya no representa ningún peligro para “B”, pero “B”, una vez que
tiene a “A” a su merced, desarmándolo, toma el revólver que le quito a “A” y le dispara
lesionándolo o matándolo, en este caso “B” no esta ampara por la legítima defensa, por que
la misma no cubre la reacción frente ataque pasado, frente a una situación que ya ha sido
neutralizada y “B” ya había neutralizado la agresión de “A”, el cual estaba en sus manos,
por lo que no tenía que haberle disparado.
Además, la agresión ilegítima actual o inminente, debe ser un acto en sentido penal,
es decir, una manifestación de voluntad que mediante acción u omisión, determine un
cambio en el mundo exterior y como el único ser que posee voluntad es el hombre, la
agresión debe provenir del hombre; solo él puede manifestar esa voluntad y realizar actos
en sentido penal, y solo él puede agredir en sentido jurídico.
En resumen se puede determinar que la agresión ilegítima será una acción humana
y dolosa que ponga en peligro bienes jurídicos personales, propios, además que la agresión
puede ser actual o inminente y frente a ellas procede la legitima defensa.

2. NECESIDAD DEL MEDIO EMPLEADO PARA IMPEDIRLA O REPELERLA.


Este requisito implica a su vez dos condiciones:
a. La existencia de una proporcionalidad (no matemática sino racional humana),
entre la agresión ilegitima y la reacción defensiva. Corresponde al juez
competente observar si ha existido o no tal proporcionalidad entre la legítima
defensa y la reacción defensiva, tomando en cuenta todas las circunstancias
involucradas en el caso concreto. El medio empleado no ha de ser
matemáticamente igual, sino simplemente necesario y razonable; el instante de la
defensa es rápido, imprevisto, de segundos, y es imposible pensar con calma la
manera de repeler la agresión.
b. La inevitabilidad del peligro: Esto elude a la fuga, la cual no es jurídicamente
obligatoria como medio para eludir la agresión ilegítima. Pero hay casos en los
que excepcionalmente si lo es: cuando se dan las siguientes condiciones.
I. Que la fuga no represente, para la persona agredida, u peligro mayor que el
que representa para ella quedarse en el sitio de los hechos y responder
violentamente a la agresión ilegítima.
II. Que la fuga no sea deshonrosa. Por ejemplo eludir con la fuga el ataque de
un demente o de un ebrio no representa para la persona agredida un peligro
mayor que el que representa para ella quedase en el sitio y reaccionar
violentamente contra la agresión, ni tampoco es deshonrosa, la fuga en este
caso jurídicamente es obligatoria.

3. FALTA DE PROVOCACIÓN SUFICIENTE DE PARTE DEL QUE PRETENDA


HABER OBRADO EN DEFENSA PROPIA.
Para que haya legítima defensa es menester que la persona que invoque esta causa
de justificación, no haya provocado en absoluto, o al menos suficientemente la agresión.
Corresponde al juez determinar si ha habido o no provocación, y en el caso que haya
habido provocación, corresponde al juez determinar si ella fue suficiente o insuficiente, si
fue suficiente no procede la legítima defensa y la persona no ésta exenta de responsabilidad
penal, ¿cuando es suficiente?: la provocación es suficiente cuando explique de una manera
cumplida y satisfactoria, el ataque mismo, cuando sea adecuada y proporcionada a la
agresión nacida de ella.
Si no habido provocación, o si la hubo y ésta no fue suficiente, entonces la persona
si está amparada por la legitima defensa y por lo tanto exenta de responsabilidad penal.
Podemos resumir que la tercera exigencia impuesta por la ley es que no haya
mediado provocación suficiente por parte de quien se defiende. Al calificarse la
provocación de suficiente queda entendido que no toda provocación torna ilegítima la
defensa y que la provocación insuficiente la mantiene en el ámbito de lo lícito.
Provocar significa tanto como causar pero también excitar, incitar a una cosa.
La provocación es suficiente cuando en el caso concreto es adecuada para provocar
la agresión pero no basta para justificarla.

**Defensa del Derecho. Defensa del Honor.


Alrededor de este tema no ha existido mayor conflicto, en razón que es aceptado por
la mayoría de los interesados en analizar el tema. El derecho de defensa se puede colocar en
cabeza de cualquier persona natural, ser humano, que se vea en necesidad de defender
derechos propios o ajenos contra una agresión injusta actual o inminente, que guarde
proporcionalidad con la agresión, es decir, desde que se cumpla con los requisitos que la
legítima defensa exige, cualquier persona natural está legitimado para amparar su conducta
bajo esta causal eximente de responsabilidad.
Se hace referencia a que sea cualquier persona natural pues las personas jurídicas a
pesar de poseer personalidad jurídica, encuentra la protección de sus interés y derechos no
por vía propia sino a través de alguna persona natural que bien pueda defender sus bienes
por la calidad de representante legal o un particular que pretenda defender tal derecho
ajeno, además el derecho penal es un derecho de carácter personalísimo.
El punto que más debate ha suscitado en torno a este particular ha resultado ser el
trato que los inimputables han de obtener al momento de enfrentarse a un hecho digno de
ser amparado bajo la figura de la legítima defensa. En este sentido, podemos encontrar
tratadistas que hablan de la no posibilidad de reconocer a estas personas el amparo de la
causal, argumentando la incapacidad que sufren y que les da la calificación de
inimputables.
En oposición a la anterior tesis encontramos quienes admiten la posibilidad que un
sujeto cualquiera, aun en su calidad de inimputable pueda acogerse a las manos de la
legítima defensa, lo que atiende a la posibilidad que cabe de encontrar en un sujeto
inimputable un agresor a un bien jurídicamente tutelado, y así entonces empezar a
evidenciar que estas personas, no solo pueden infringir con su actuar la ley, pudiendo
originar el resultado típico aunque no resulten responsables. También cualquier persona
puede defenderse del actuar agresivo e injusto del inimputable, de esta manera podemos ver
que si este tipo de sujetos bien pueden ostentar la calidad de agresores de igual manera
podrán detentar la calidad de legítimo defensor, a la luz de la legítima defensa.
También se ha tratado de colocar dentro del mismo nivel el actuar de los
inimputables con el proceder de otros seres como por ejemplo los animales, idea
fuertemente revaluada pues, los inimputables son personas, seres humanos, que merecen les
sea respetada su dignidad humana, y posiciones como la que se argumenta bajo tal símil,
desconoce este principio básico de la dignidad humana y a la vez otros como por ejemplo la
igualdad de los seres humanos.
Además, hay quienes pretenden encuadrar la conducta del inimputable no dentro de
la figura de la legítima defensa sino como un estado de necesidad, lo que ha sido
controvertido. además de los argumentos anteriormente comentados, por el hecho que las
condiciones que rodean las conductas que cumplan con los requisitos de la legítima defensa
han de regirse bajo esta institución, y aun mas, hay que entender que las consecuencias
derivadas de la aplicación de una legítima defensa o un estado de necesidad presentan
importantes diferencias, como lo es el de la responsabilidad civil que acarrea para quien
actúa bajo un estado de necesidad, pues esta solo exime la responsabilidad del ámbito
penal, mientras que el que actúa bajo el supuesto de la legítima defensa a más de eximirse
de la responsabilidad penal se libra de la carga civil que se puede desprender de su
conducta. De lo anterior, resultaría entonces injusto con las personas inimputables el no
reconocérseles la posibilidad de amparar sus conductas bajo la figura de la legítima
defensa, lo que sería una obvia transgresión al derecho a la igualdad, derecho por más, de
principia-listico contenido en la carta constitucional.
De lo anterior entonces resulta para nosotros claro que el derecho de defensa es
patrimonio de toda persona natural sin limitación alguna.

. NECESIDAD DE DEFENSA

La defensa. Para Alexander Graf Zu Dohna “para la defensa es válida únicamente


aquella acción que es realizada con propósito de defensa” (DHONA, pág. 47)
complementando esto también nos dice “el pensamiento básico de la defensa legítima es,
desde sus orígenes, el derecho a defenderse de lo injusto” (DHONA, pág. 48). Jorge Frías
caballero dice que “sin necesidad no hay defensa de ninguna especie toda vez que se trata
de una eximente fundamentalmente emergente del “hecho necesario”. La legítima defensa
es una defensa privilegiada”. (CABALLERO J. F., 1996, pág. 212) El gran tratadista
Alfonso Reyes Echandia nos muestra como el concepto más preciso de defensa, “aquella
acción que tiende a remover, atenuar o eliminar el peligro para el derecho afectado y se
dirige contra la persona que lo ocasiono”. (Echandia, 1977, pág. 198) El catedrático italiano
Francesco Antolisei, nos enseña que “en rigor, necesidad significa imposibilidad de elegir
entre varias soluciones y de actuar diversamente” (ANTOLISEI, 2001)pero nos significa
que este concepto en razón de la legítima defensa no debe entenderse estrictamente de la
manera enunciada, sino de una forma relativa, no en abstracto sino en el caso concreto, “se
deberán valorar, por tanto, las condiciones del agredido, los medios de que disponía, el
tiempo, el lugar, las modalidades del ataque, etc. ”

Diferencia con la Legitima Defensa.

La defensa es el derecho que tiene toda persona, contra la cual se ejercitó una acción, de


repeler esta, demostrando su falta de fundamentos. Considerando este derecho en su
actuación, comprende todo lo que se alega por un demandado para sostener su derecho (o
probar que no existe en el actor) o su inocencia. Tiene una estrecha relación con conceptos
jurídicos como el del habeas corpus o la legítima defensa. Es un derecho ejercitado
generalmente por medio de los abogados.
El objeto de la defensa se encuentra en igualar en condiciones jurídicas a las partes dentro del
proceso y otorgar al demandado o acusado la posibilidad de esgrimir los hechos y argumentos
en contra de lo que exige su contraparte.

Con respecto a la legítima defensa es una causa eximente de responsabilidad


penal, que se necesita para impedir o repeler toda agresión injusta de bienes
propios o de un tercero.
El Cumplimiento de un deber.

Toda persona que participa de una vida en sociedad a no dudar se vera enfrentada diariamente


a diversas obligaciones que la obligan a tomar de decisiones de cualquier tipo, las que habiendo
sido establecidas a partir de la organización social por un estado de derecho, el que actúa para
regular la organización humana, al interior de un territorio determinado, en donde tiene
existencia real un orden vinculado a lo social, político y jurídico establecido mediante
normativas claramente definidas y orientadas al bien común de las personas de esa sociedad.

Tal vez para algunos sea difícil entender que la vida en sociedad implica un cambio permanente
y a no dudar un tremendo desafío, que tiene que ver no solo con el cumplir con las obligaciones
propias de las personas y su participación en un estado de derecho, sino que más aún con el
compromiso permanente por ser mejores personas, tanto en el desarrollo personal, como en
cada esfuerzos realizado por defender los derechos de todos quienes no los poseen o a quienes
se les ha negado la posibilidad de ejercerlos en propiedad.

La ética personal y social, será en los próximos años condición inexcusable para la


permanencia del ser humano sobre el medio ambiente, porque la propia sostenibilidad de la
civilización, incluso su supervivencia, exige el compromiso ético de todos, entonces la sociedad
puede y debe ofrecer un firme ejemplo de esa renovación ética y, como en otros tiempos, liderar
un cambio social.
En ultima aproximación a una conclusión es que "cumplir el deber", no debe ser una meta en si
misma, ni una obligación, se debe tener la certeza que el deber debe ser lo suficientemente
noble, ajustado a la moral y acorde con la propia ética y comportamiento social.
Por ello el deber debe ajustarse a los principios de la humanidad, de respeto a la diversidad,
de amor, fraternidad y tolerancia, y respeto por el derecho que deben tener los demás por tener
la libertad de expresar sus propias ideas.
Es de esta manera que cada persona decide en la medida de su propia ética que cada uno siente
el deseo de cumplir el deber de ser un ser capaz de satisfacer las necesidades propias y las de
las personas que rodean lo que representa la síntesis de un camino hacia la transformación
sociocultural que se inspira en los principios de dignidad, justicia,
libertad, equidad y solidaridad que caracterizan la participación de los individuos en la
sociedad.

El Ejercicio de un derecho.

El ejercicio de un derecho comúnmente se ubica en el cumplimiento de un deber. El ejercicio


de un derecho se da cuando se causa algún daño a al obrar en forma legítima, siempre y
cuando exista la necesidad racional del medio empleado. Un daño realizado en el ejercicio de
un derecho, se causa en virtud de ejercer una profesión, un deporte, una relación familiar etc.
El médico que amputa un brazo a fin de evitar que no avance la gangrena, causa una
mutilación (lesión), pero su conducta (plenamente tipificable), no es antijurídica, puesto que
actúa en el ejercicio de un derecho. Lo mismo se aplica al abogado y el actuario que toma un
bien inmueble ajeno en virtud de una orden de embargo, no cometiendo en estos casos
ningún ilícito.

El Ejercicio de la autoridad, oficio o cargo.


Para que a un sujeto pueda imputársele un delito, deben darse algunos elementos: que
exista acción, que esta sea típica, antijurídica, culpable y punible. De este modo, si
alguno de los elementos que componen el delito no concurre, el sujeto que ha
lesionado un bien jurídico protegido por el ordenamiento penal, no será responsable
penalmente y estará exento de responsabilidad criminal.
Con respecto al ejercicio legítimo de los derechos, entendemos que quien ejercita un
derecho no puede obrar contra el derecho de otra persona. La doctrina recoge algunos casos
no profesionales, entre ellos, el ius corrigendi o derecho de corrección de los padres a sus
hijos siempre que no llegue a lesionar al menor, o en el deporte, si lesionas al contrario,
siempre y cuando hayas respetado las normas del deporte, tu acción estará justificada y no
habrá delito. 
Dentro de los derechos profesionales, se encuentran el derecho a la intimidad o el derecho
al secreto profesional. Por ejemplo, un abogado que sabe que su cliente es culpable de la
comisión de un delito porque se lo ha confesado, el profesional no podría ser acusado de
delito de encubrimiento.

La Omisión Justificada.

La omisión, en derecho, es una conducta que consiste en la abstención de una actuación que
constituye un deber legal.1 Cumpliéndose los requisitos legales, la omisión puede constituir
un delito, cuasidelito o una falta.

Las causas de justificación representan el género de eximentes más importante, las eximentes
por antonomasia. Su eficacia consiste en suprimir el carácter antijurídico de una conducta
descrita en la ley como delito, eximiendo así a su autor de toda responsabilidad penal o extra-
penal. Como es el caso de la omisión justificada; esta causa de justificación se encuentra
consagrada en el artículo 73 del Código Penal Venezolano que establece: “No es punible el
que incurra en alguna omisión hallándose impedido por causa legítima o insuperable”.

Esta causa de justificación muestra dos suposiciones que hacen razonable la eximente penal,


las cuales son: Omisión por Causa Legítima la cual se trata de una inacción. Un individuo no
cumple lo que la ley le ordena  debido  a  que  se  le  impide  otra  disposición  legal  o
causa legítima y no es llamado a responder por ello. La otra seria la Omisión por Causa
Insuperable; en esta causa de justificación la falta de acción convenida no se produce debido
a que el sujeto es impedido de actuar por una causa insuperable. Es decir, no puede actuar
por falta de capacidad para superar el impedimento de hecho, pues se trata de un
impedimento fáctico y no jurídico.

En la omisión por causa legítima no puede decirse que haya justificación por influencia de
intereses. Ciertamente, en ésta no hay, como en la legítima defensa, un conflicto entre un
interés legítimo y uno ilegítimo, ni, como en el estado de necesidad, una colisión entre dos
bienes valorativamente desiguales. El fundamento justificante de esta eximente, al igual que
en el ejercicio de un derecho o cumplimiento de un deber, debe buscarse en la norma general:
no es antijurídico el acto que no se opone a la norma. Así, quien cumple con uno de los
deberes que se excluyen, cumple con el derecho y su conducta no puede, por tanto, ser
antijurídica.
Tema 10. EL CUARTO ELEMENTO POSITIVO DEL DELITO (IMPUTABILIDAD)

La Imputabilidad. Etimología. Concepto.

La palabra "imputable" está formada con raíces latinas y significa "que se le


puede atribuir la responsabilidad o culpa". Sus componentes léxicos son: el prefijo
in- (hacia dentro), putare (podar selectivamente, estimar, considerar, pensar,
ponderar), más el sufijo -able (que se puede).

Imputabilidad es la capacidad del ser humano para entender que su conducta lesiona los
intereses de sus semejantes y para adecuar su actuación a esa comprensión. Significa atribuir
a alguien las consecuencias de su obra, para lo cual el acto debe ser realizado
con discernimiento, intención y libertad. Es un concepto jurídico de base psicológica del que
dependen los conceptos de responsabilidad y culpabilidad. Quien carece de estas
capacidades, bien por no tener la madurez suficiente (menores de edad), bien por sufrir
graves alteraciones psíquicas (enajenados mentales), no puede ser declarado culpable ni
puede ser responsable penalmente de sus actos.

La Imputabilidad en el Código Penal venezolano

La imputabilidad es un supuesto indispensable de la culpabilidad, y es por ello que a la


imputabilidad se le llama “capacidad de culpabilidad” o “capacidad de imputabilidad”; es
decir, debe existir la imputabilidad para que pueda haber imputabilidad. Para ser culpable
hay que ser imputable.

 
Solamente las personas imputables en Venezuela, es decir., las personas que hayan alcanzado la edad de 18 años y gocen
de perfecta salud mental, pueden ser culpables, y serán culpables cuando perpetren un delito determinado que se les pueda
reprochar, es decir, que se le puede imputar la conducta de un individuo mediante un juicio de reproche.

 
Entre la culpabilidad y la imputabilidad existe una diferencia: todas las personas mayores de 18 años y (con capacidad)
gocen de perfecta salud mental todos pueden ser imputados, pero no todos son culpables. Tiene que para ello cometer un
delito. Sólo serán culpables cuando hayan perpetrado un delito determinado, un acto típicamente antijurídico. Mientras no
delincamos, somos imputables pero no culpables.

El artículo 62 del Código Penal Venezolano trae como causa de imputabilidad la


enajenación mental, y al efecto dice dir\a disposición: “No es punible, el que
ejecuta la acción hallándose dormido o en estado de enfermedad mental suficiente
para pri varlo de la conciencia o de la libertad de sus actos.

La llamada Imputabilidad Disminuida.


Existe en nuestro ordenamiento penal una figura denominada imputabilidad disminuida,
esta trata de reconocer aquellas situaciones, en las que la persona actuando en su calidad de
imputable, se le disminuyen sus particulares condiciones volitivas e intelectivas y esto la
ubica en el umbral, en los límites de imputabilidad, pero sin sacarlo de tal ámbito, por
cuanto a pesar de esas sensibles mermas de su capacidad de comprender y/o determinarse,
sigue conservando, esa capacidad en circunstancias indudablemente precarias. Se dice que
cuando estas condiciones adversas, son de tal grado y fuerza que superan el umbral inferior
de la capacidad de comprensión o de determinación, el sujeto será sin duda inimputable,
pero cuando esto no ocurre surge entonces la condición de la imputabilidad disminuida.

El Momento de la Imputabilidad: Acto Libre en su Causa.

Actio libera in causa1 o actio libera in sua causa es una locución latina empleada en


el derecho penal que puede traducirse como acto libre en su causa. Mejor traducción como
"acto libre por su propia causa", lo cual supone el análisis ex ante del injusto. Es utilizada
dentro de la teoría del delito al momento del análisis de culpabilidad. La imputabilidad exige el
análisis del hecho en el momento en que este se produjo y no en sus causas anteriores. Sin
embargo con la ALIC es punible la conducta criminal inimputable (por ejemplo el homicidio en
estado de ebriedad) por una conducta anterior que fue determinada libremente por el agente
(por ejemplo el beber alcohol a sabiendas de su conducta homicida en la ebriedad), de allí que
se denomine a la ALIC imputabilidad extraordinaria o excepcional.

Según la actio libera in causa se puede imputar a quien comete un acto típico y antijurídico
en un estado de inconsciencia provocado por alcohol o estupefacientes, en el cual él mismo
se introdujo, que en principio le haría irresponsable por falta del requisito de la culpabilidad,
pero el análisis de este es llevado al momento en que se causa el estado de ebriedad,
momento en el cual el sujeto pudo haber actuado con culpa o dolo. También por medio de
esta doctrina se puede llegar a la conclusión de que el sujeto activo del presunto delito carece
de responsabilidad, por haber sido introducido en estado de inconsciencia por un tercero que,
por error, dolo o violencia, quebrantó o vició su voluntad.

Ejemplo: una persona bebe dos litros de tequila y bajo los efectos del alcohol mata a otra.
La actio libera in causareconoce que el sujeto no era consciente al momento del injusto
(acción típica y antijurídica), pero marca que ese estado fue creado por el propio agente y
analiza su culpabilidad en el momento anterior al estado de inconsciencia. Aquí el resultado
sería homicidio culposo. En cambio, si una persona se introduce a sí misma en un estado de
ebriedad con la intención de asesinar a otro sujeto estando en ese estado de inconsciencia y
lo logra, el delito imputado será homicidio doloso.

Los detractores de la actio libera in causa señalan que no se puede construir


un delito (acción típica, antijurídica y culpable) sumando la tipicidad y antijuricidad de una
acción no culpable, y la culpabilidad de una acción atípica.

Elemento Negativo de la Imputabilidad: Inimputabilidad.

La inimputabilidad contituye el aspecto negativo de la imputabilidad.


La inimputabilidad es uno de los temas más deficiles y exquisitos en el ámbito de
las ciencias penales. La mayor parte de las legislaciones consideran que existen cierto
número de individuos que por su especial situación (transtorno mental, sordomudez),
deben recibir un trato diferente por parte de la ley al cometer un hecho legalmente
descrito. A estos individuos se los denomina "inimputables" y al fenómeno que los cobija
"inimputabilidad".
El Dr. Julio Andrés Sampedro Arrubia dice "La inimputabilidad es la incapacidad del
sujeto para ser culpable siendo determinante la falta de conocimiento de la ilicitud y/o la
alteración de la voluntad , siempre y cuando ocurran en el sujeto al momento de ejecutar
el hecho legalmente descrito".
La razón por la cual el inimputable no es capaz de actuar culpablemente es que presenta
fallas de carácter sicosomático o sociocultural que le impiden valorar adecuadamente la
juricidad y la antijuridicidad de sus acciones y moderar sus acciones y moderar
su conducta conforme tal valoración .
La calidad de inimputable se deriva del hecho de que el sujeto no puede, en razón de tales
diferencias, comprender la ilicitud de su actuar, o de que pudiendo comprenderla no es
capaz de comportarse diversamente.
El código penal colombiano de 1980 dedica su artículo 31 al concepto de inimputabilidad:
"es inimputable quien en el momento de ejecutar el hecho legalmente escrito, no tuviere
la capacidad de comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa impresión
por inmadurez psicológica o transtorno mental".
En terminos generales siguiendo el esquema conceptual plasmado en los códigos penales
Alemán y Suizo y en el proyecto de Código Penal tipo latinoamericano.
El paragrafo 51 del Código Aleman señala " no hay acción punible cuando al tiempo del
acto en condiciones de discernir el carácter ilícito de su acción o de obrar conforme a su
propio discernimiento como consecuencia de una inconsciencia pasajera , de una
perturbación morbosa de la actividad del espiritu o de una debilidad mental ".
El articulo 10 del Código Suizo "no es culpable aquel que por enfermedad mental, idiotez
o grave alteración de la conciencia, no era, en el momento del hecho capaz de apreciar el
carácter de ílicito del acto o, pudiendo apreciar ,de obrar según tal apreciación".
El Código Penal tipo latinoamericano: "no es culpable quien , en el momento de la acción
u omisión, y por causa de enfermedad mental, de desarrollo psiquico incompleto o
retardado, de grave perturbación de la conciencia, no tuviere la capacidad de comprender
el carácter ilicito del hecho o de determinarse de acuerdo con esa comprensión". Al igual
que el Código Penal de Costa Rica (art. 42).
Y sin quedarnos atraz veamos que dice nuestro actual Código Penal: "está exento de
responsabilidad penal el que por anomalía, grave alteración de la conciencia o por sufrir
alteraciones en la percepción, que afectan gravemente a su concepto de la realidad, no
posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse
según esta comprensión".
La inimputabilidad tiene dos elementos , uno intelectivo y otro volutivo .
El elemento intectivo consiste en la incapacidad de comprensión, que se sustenta en la
incapacidad de juzgar y valorar .
La conciencia del acto no implica necesariamente inimputabilidad, puede ocurrir que
una persona se que mata pero comprenda su sigmificación, tal es el caso del paranoico
que mata a cualquiera que pasa por su lado identificandolo como su perseguidor.
Por eso es capital diferenciar entre conocer y comprender .El primero es "darse cuenta"
mientras que el segundo esta impregnado de contenido axiologico.
La inimputabilidad como capacidad de comprender la ilicitud del acto y de obrar de
acuerdo a esa comprensión.
No es suficiente conocer y comprender la ilicitud del acto para poder predicar la
inimputabilidad. Nuestro segundo elemento es el volutivo. Es probable que se presente
una deficiencia en la voluntad que hace que el sujeto para conocer y comprender la
ilicitud del acto y no logre regular su conducta.

Causas de Inimputabilidad.

El Dr. Julio Andrés Sampedro Arrubia dice "La inimputabilidad es la incapacidad del sujeto
para ser culpable siendo determinante la falta de conocimiento de la ilicitud y/o la alteración
de la voluntad, siempre y cuando ocurran en el sujeto al momento de ejecutar el hecho
legalmente descrito".

Son varias las definiciones encontradas en torno a las causas de inimputabilidad. A


continuación veremos algunas de ellas que hemos podido encontrar:
El libro de Hernando Grisanti Aveledo nos dice: "La causas de inimputabilidad", son los
motivos que impiden que se atribuyan a una persona, el acto típicamente antijurídico que
haya realizado.
Para el profesor Jiménez de Asúa, son motivos de inimputabilidad la falta
de desarrollo y salud de la persona en su mente; así como los trastornos pasajeros de las
facultades mentales que privan o perturban en el sujeto la facultad de conocer el deber.
Monografía.com: Las causas de inimputabilidad son aquellas que si bien el hecho es
intrínsecamente malo, antijurídico, no se encuentra sujeto a delito, por no concurrir en él el
desarrollo y la salud mental, la conciencia o la espontaneidad.
Las causas de la inimputabilidad serán pues todas aquellas capaces de anular o neutralizar, ya
sea en el desarrollo o salud de la mente, en cuyo caso el sujeto carece de la aptitud psicológica
para la delictuosidad.
1.Sistemas adoptados por las legislaciones actuales por la forma de
inimputabilidad.
Cuando decimos que inimputabilidad es incapacidad de comprender y/o determinarse,
aludimos a los efectos producidos por determinados casos también susceptibles de enunciación
tales como estados biológicos, la edad (niñez o vejez), o perturbaciones mentales
o problemas de tipo cultural. Al formular la inimputabilidad, pues, los Códigos enuncian: o sólo
la causa del fenómeno, o sólo los efectos del mismo, o tanto la causa como el efecto. Y según
que ello acontezca, tenemos los diferentes sistemas, a saber, el sistema biológico o psiquiátrico,
el sistema psicológico y el sistema mixto.
Sistema biológico o psiquiátrico: En este sistema simplemente se alude a la causa por
la cual el sujeto es inimputable, sin que se entre a decir por qué razón esa causa o fenómeno
enunciado constituye inimputabilidad. Se pone como ejemplo de este
el Código Penal español de 1932, cuando en su artículo 8° num. 1° dice: "Están exentos
de responsabilidad criminal: El enajenado y el que se halla en situación de trastorno mental
transitorio a no ser que éste haya sido buscado de propósito para delinquir".
Se alude a la demencia o enajenación o al trastorno mental transitorio como fenómenos que
constituyen inimputabilidad, pero no se dice por qué esa demencia o enajenación o trastorno
mental transitorio hace al sujeto inimputable.
En Venezuela, la situación del trastorno mental transitorio es inferior al Código español;
nuestro Código Penal no consagra de modo expreso el trastorno mental transitorio, ni siquiera
se refiere a él, pero existe el problema psiquiátrico y claro está que, a pesar de no estar
consagrado en el Código Penal venezolano vigente, hay que resolverlo, y se resuelve aplicando
las reglas siguientes: si el trastorno tiene base patológica, el agente estará exento de
responsabilidad penal, lo ampara la inimputabilidad consagrada en el artículo 62 (enajenación,
enfermedad mental suficiente). Si el trastorno tiene base de tipo emocional, el agente estará
amparado por una causa de atenuación y no de exención, consagrada en el artículo 67 del
Código Penal venezolano vigente. Cabe señalar que hay que estar prevenido en contra de
la simulación de este trastorno mental transitorio, el cual puede ser provocado para alegar
irresponsabilidad en el hecho o acto cometido, por lo que se hace preciso el peritaje médico-
psiquiátrico.
Finalmente podemos definir al trastorno mental transitorio de la siguiente
manera: es una perturbación de las facultades mentales, de corta duración, que luego cesa.
Sistema psicológico: En este sistema ya no se alude a la causa sino al efecto que ella
produce en relación con los dos pilares de la imputabilidad, a saber, la comprensión y la
voluntad. Se dirá, por ejemplo que es inimputable el que al momento del hecho no tuviere
conciencia y/o voluntad de sus actos, o el que no tuviere capacidad de comprender y/o
determinarse. En este sistema no se destacan los fenómenos de edad, culturales o estados
anormales del sujeto que son causas de la carencia o perturbación de la comprensión y/o la
de determinación (efecto).
Como modelo de este sistema puede citarse el Código Penal toscazo de 1854, artículo 34: "Las
violaciones de la ley penal no serán imputable cuando el que las cometiere no haya tenido
conciencia de sus actos, ni libertad de elección".
Así mismo Edmund Mezger cita como ejemplo el Primer proyecto del gobierno de un Código
Penal para la confederación de Alemania del Norte: "Una acción no puede ser considerada
como crimen ni delito cuando la libre determinación de la voluntad del autor se hallaba
excluida al tiempo del acto".
Sistema mixto: Frente a la unilateralidad de los dos sistemas anteriores, en los que sólo
se enuncia bien la causa o bien el efecto, el sistema mixto alude tanto aquélla como éste. Se
menciona entonces el fenómeno o los fenómenos que convierten al sujeto en inimputable
pero se explica a la vez por qué ocurre eso, es decir, se menciona la repercusión de la edad,
la perturbación mental o la desarticulación cultural en la comprensión y la voluntad del
sujeto.
Dentro de este sistema bien podríamos citar el Código Penal alemán de 1871 y el de 1975.
Expresa el último: "Obra sin culpabilidad quien, en la ejecución de un hecho a causa de
perturbación de la conciencia o por debilidad mental u otros disturbios anímicos, es incapaz de
comprender lo injusto del hecho o de conducirse según esta comprensión".
La Fórmula de la Inimputabilidad en el Código Penal venezolano vigente.

Causas de exclusión de la imputabilidad en el Código Penal Venezolano

Para (Soria y otros, 2002), la imputabilidad es uno de los temas que plantea mayor dificultad
en la relación que se establece entre la psicopatología y el derecho penal. Se intenta saber,
entender y explicar las razones de por qué una persona infringe los más sagrados principios
que rigen para la convivencia con otras personas. Dado que la imputabilidad, tiene una base
psicológica, que está vinculada con el conjunto de facultades psíquicas mínimas que debe
poseer una persona autora de un delito para ser declarado culpable del mismo.
Es decir, la imputabilidad es la capacidad que posee el hombre en virtud de la cual los actos
que realice y la conciencia de dicha acción le sean atribuibles como hecho punible. En
consecuencia, cuando una persona realiza una acción que constituye una violación a la ley, se
está cometiendo un delito – base jurídica- y cuando ésta es realizada con absoluta conciencia,
voluntariedad y lucidez mental – base psicológica- es imputable.
No obstante, la norma sustantiva penal no utiliza el término imputabilidad, por cuanto sólo
analiza las causas que excluyen o atenúan la responsabilidad penal, abocándose a su
definición negativa; es decir, limitan a analizar las causas de inimputabilidad y de atenuación
de la misma.
Si se parte de la premisa que la imputabilidad es un concepto que tiene una base biológica y
psicológica, como se ha planteado hasta ahora, la participación del psicólogo forense en el
proceso -administración de justicia-, queda clara. No obstante, aún cuando es indispensable
que el psicólogo forense, posea conocimiento jurídico acerca de la imputabilidad, es aún más
necesario que al momento de determinarla, lo haga desde una perspectiva psicológica.
En consecuencia, lo importante entonces sería que durante la evaluación psicológica-forense,
se diera respuesta a la pregunta de si el imputado al momento de cometer el hecho delictivo
cumplía o no los requisitos psicológicos para poder aplicársele la pena. Es decir, si en el
momento de cometer el hecho delictivo el sujeto poseía la inteligencia y la compresión de sus
actos y si el sujeto poseía la libertad de su voluntad.
Para que se halle ausente la imputabilidad, se suele exigir que el sujeto que ha realizado tal
comportamiento antijurídico -con conciencia y voluntad-, no tenga la capacidad de comprender
su significado antijurídico y en consecuencia no pueda dirigir su actuación conforme a esa
compresión. Es decir, cuando el sujeto que ha cometido el acto antijurídico se halla en una
situación mental que le impide entender que tal hecho está prohibido por el derecho, y cuando
el sujeto además es incapaz de autodeterminarse, de autocontrolarse con arreglo a la
comprensión de lo injusto o ilícito del hecho, faltando los elementos de la imputabilidad. No
obstante, puede ocurrir que exista la suficiente capacidad de comprensión -inteligencia- y
hallarse ausente el elemento de autocontrol según dicho entendimiento -voluntad-.
De lo anterior, se puede concluir que la inimputabilidad requiere que al momento de
cometerse el hecho delictivo, las personas además de presentar una enfermedad mental y
estar relacionada con los hechos, tenga afectadas algunas de las condiciones precitadas:
conciencia, inteligencia y voluntad.
Se evidencian de esta forma los criterios para la determinación de la inimputabilidad penal, de
acuerdo a la fórmula mixta que exige además de una base biológica -enfermedad metal- una
base o efecto psicológico -alteración de la conciencia y voluntad-, la cual se corresponde con
el criterio del actual Código penal.
En lo que refiere a la minoría de edad, y según el sistema penal venezolano, aquellos que no
hayan alcanzado la edad 12 años, se consideran inimputables.  Por lo tanto, el adolescente
que cometa un hecho delictivo, podrán ser responsable, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
Ahora bien, interesa en esta ocasión, analizar de forma más precisa la causa de exclusión de
la imputabilidad, referida a la enfermedad mental, señalada en el Código Penal vigente, en
su artículo 62:

“No es punible el que ejecuta la acción hallándose dormido o en estado de enfermedad


mental suficiente para privarlo de la conciencia o de la libertad de sus actos.
Sin embargo, cuando el loco o demente hubiere ejecutado un hecho que equivalga en un
cuerdo a delito grave, el tribunal decretará la reclusión en uno de los hospitales o
establecimientos destinados a esta clase de enfermos, del cual no podrán salir sin previa
autorización del mismo tribunal. Si el delito no fuere grave o si no es el establecimiento
adecuado, será entregado a su familia, bajo fianza de custodia, a menos que ella no quiera
recibirlo”.
En relación con ello (Arteaga Sánchez, 1997), comenta que queda señalada la enfermedad
mental como la única causa que expresa la ley como excluyente de las facultades cognitiva y
volitiva, por cuanto priva al individuo de la capacidad para entender o querer.
En este mismo orden de ideas, es importante analizar qué quiso decir el legislador con
“enfermedad mental”. Es indudable que se refiere a un concepto y a una realidad que
corresponde al campo de la psicología y la psiquiatría. En consecuencia, los especialistas de
estas disciplinas serán los idóneos para determinar la existencia, los síntomas, los efectos de
dicha enfermedad, y su influencia en el hecho cometido, a través de sus métodos y técnicas
de evaluación, que como se ha dicho son diferentes en cada caso. De esta forma, el
profesional de la psicología forense podrá responder al juez todas sus preguntas, pudiendo
éste valorar la conducta de la persona a la luz de los dispositivos legales.
Se considera que el término enfermedad mental, mencionado en el artículo transcrito, es
bastante amplio, debido a que hace alusión a cualquier perturbación de la actividad mental, es
decir, dicho término incluye tanto la definición de anomalía, referida a defectos o disfunciones
congénitas o precozmente adquiridas, ejemplo: retraso mental, trastornos de la personalidad,
entre otros; y alteración o trastorno mental de nueva aparición en una mente previamente
sana y bien desarrollada, como la: esquizofrenia, demencia, trastorno Bipolar I, entre otros.
(Zanardelli citado por Arteaga Sánchez, 1997), aclara que la enfermedad mental, debe
entenderse como cualquier perturbación morbosa, permanente o accidental general o parcial,
innata o adquirida, de las facultades psíquicas del hombre referidas a la memoria, la
conciencia, la inteligencia, la voluntad o el raciocinio.
Entendida como una enfermedad que llega a comprometer la libertad del ser humano
haciéndole perder la perspectiva del medio que le rodea y encerrarse en sí mismo. Cabe
además señalar que cuando se dice “enfermedad mental” no sólo se hace referencia a las
categorías ya definidas, incluyendo las psicosis, demencias, esquizofrenias, sino también a
aquellas características o rasgos de la persona que sin llegar a encuadrarse perfectamente en
un cuadro clínico específico, llegan a afectar las facultades cognitivas y volitivas de la
persona. Por ello, son y deben ser objeto de estudio e interés por parte de los profesionales
de la psicología y psiquiatría, pues sin duda pueden llegar a ejercer influencia en la
imputabilidad, o lo que es lo mismo, llegar a afectar las facultades cognitivas y volitivas de la
persona. Los mismos pueden ser, trastornos afectivos, inmadurez afectiva, trastornos de la
personalidad, entre otras.
En relación con lo anterior (Grisanti Aveledo, 2005), lo explica a través del siguiente ejemplo: a
un enfermo de manía persecutoria, se le considerará inimputable e irresponsable penalmente,
si da muerte a un presunto perseguidor; mientras que si comete un delito contra el pudor
-violar a una mujer- entonces, si será imputable y penalmente responsable, pues nada tiene
que ver la violación, con la manía persecutoria, de la que padecía el sujeto, en cuestión.

https://derechovenezolano.wordpress.com/2014/07/02/circunstancias-atenuantes-y-su-
relacion-con-la-imputabilidad-como-requisito-del-delito/

https://www.monografias.com/trabajos32/inimputabilidad-culpabilidad/inimputabilidad-
culpabilidad.shtml

http://www.enciclopedia-juridica.com/d/causas-de-inimputabilidad/causas-de-
inimputabilidad.htm

https://www.monografias.com/trabajos16/inimputabilidad/inimputabilidad.shtml

https://es.wikipedia.org/wiki/Actio_libera_in_causa

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4092365

https://usmderecho4g.wordpress.com/derecho-penal-ii/

https://es.slideshare.net/zirley82/imputabilidad-informatica-iii

https://es.wiktionary.org/wiki/imputable

https://es.wiktionary.org/wiki/imputable

http://etimologias.dechile.net/?imputable

https://es.wikipedia.org/wiki/Imputabilidad

https://es.wikipedia.org/wiki/Leg%C3%ADtima_defensa

https://repository.ucc.edu.co/bitstream/20.500.12494/17598/1/2020_defensa_legislacion_pe
nal.pdf

https://www.conceptosjuridicos.com/ar/legitima-defensa/

https://es.wikipedia.org/wiki/Omisi%C3%B3n_(derecho)
 

También podría gustarte