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6 Señales de Que El Planeta Está Atravesando Un Cambio de Paradigma
6 Señales de Que El Planeta Está Atravesando Un Cambio de Paradigma
Cada día es más evidente que el planeta está buscando un reajuste de sus elementos
(clima, cultura, cosmovisión, política, sociedad y, a grandes rasgos, pensamiento
psíquico colectivo). En la búsqueda de esa necesidad, nuestra era ha llegado a un límite
de erosiones, un momento determinante que quizá ya era momento de ser encontrado.
No es sorpresa que el mundo esté pronosticando una crisis reveladora, arrastrada por un
evidente individualismo y nacionalismo de siglo, bajo simulacros globales como la idea
de libertad, movimiento, progreso, tecnología y éxito. Y a pesar de que hemos
procurado llegar a ciertos fines para justificar estos medios o creencias, existe una
posibilidad de que estemos a muy poco de detonar nuestro paradigma actual.
Dicho de otra forma, este nuevo plano del mundo aportaría ciertas soluciones a las
anomalías que no pueden ser explicadas y solucionadas por el paradigma
universalmente aceptado. Y aunque este método no se atreve a promulgar
descubrimientos que salgan del marco sistemático y que puedan volcarse al caos (pese a
que realmente exista esa posibilidad), la historia nos ha demostrado que un cambio de
paradigma ha logrado revolucionar la esencia de la sociedad, colocándola en otro nuevo
camino. Por ejemplo, la aceptación de la teoría de la biogénesis, en el siglo XIX, se
contrapuso a la teoría de la generación espontánea creída hasta entonces, cambiando la
visión científica y ontológica que se tenía sobre el origen de la vida. De la misma forma
fue el revelador paradigma que postuló Pitágoras, al afirmar por vez primera que la
Tierra era redonda y no plana. Actualmente la Física Cuántica y aquellas ciencias que
no excluyen la condición espiritual de la científica se encuentran construyendo otra
especie de nuevo paradigma.
Pero esto no significa que por una casualidad al fin hayamos encontrado teorías o curas
a la enfermedad colectiva de siglo. Se trata más bien de la llegada de ese detonante
esperado, donde al parecer, es urgente sacar a la luz las respuestas que quienes deciden
el rumbo del mundo ya tienen preparadas.
En términos de la ciencia, este paradigma se definiría como una revolución científica
pero, a grandes rasgos, podría tratarse de una revolución de conciencia que, como
hemos experimentado en otros tiempos, no ha de salir a flote sino después de cruzar el
umbral de la catástrofe.
Los siguientes supuestos podrían ser señales “semilla” de que estamos a punto de
atravesar un cambio de paradigma:
Por otro lado, el fenómeno de internet, como una de las invenciones más grandes en la
historia, ha posibilitado el acceso a prácticamente cualquier rincón o archivo del mundo.
En este sentido, conviene destacar que se trata de un arma invasiva que mientras no
proclame una regulación se mantendrá al servicio de la libertad y evolución del
individuo.
Así pues, siguiendo el curso de un mundo próspero resumido a una sola moneda, entra a
la cancha el caso de las "criptomonedas" como el Bitcoin, una moneda anónima, con
capacidad limitada para generar transacciones por internet, y que está amenazando el
sistema de dinero fiat y el control centralizado que cierta élite tiene en ese sistema
clásico a través de los bancos centrales. Esto definitivamente cambiaría el concepto de
poder en todo el mundo.
Cada vez son más los países que optan por una energía renovable. Con el aumento de la
capacidad tecnológica, aunado a la preocupación cada vez latente del cambio climática,
esta es sin duda una de las propuestas más ambiciosas que empiezan a correr desde
hoy. El mundo está comenzando a cambiar hacia este tipo de energía sustentable,
ejemplo son lugares como Burlington –que se ha convertido en la primera ciudad
norteamericana en utilizar el 100% de energía renovable–, o países enteros como
Paraguay, Islandia y Noruega que también son 100% renovables.
El “come saludable, local y/u orgánico” es conveniente para todos en muchos aspectos.
De entrada porque se trata de una manera de impulsar el mercado de la agricultura de
pequeños emprendedores, y no olvidar la importancia del campo para que una cudad sea
sostenible. Además, es evidente que el aprender a cultivar nuestros propios alimentos
nunca dejará de estar de sobra. El rechazo al consumo de alimentos genéticamente
modificados podría dar a luz también notables cambios, no solo a nivel económico y
social sino también de salud y bienestar emocional.
La economía compartida
Como parte de este consumo orgánico y “artesanal”, surge también la llamada economía
Peer-to-Peer, un modelo a través del cual dos individuos interactúan para comprar o
vender bienes y servicios directamente entre sí sin la intermediación de un tercero, o sin
el uso de una empresa o negocio. A menudo se refiere como una economía compartida
porque no hay un control centrado en ningún tipo de poder, lo que permite a la gente
beneficiarse más directamente de sus bienes y/o servicios que ofrece. Se trata de una
tendencia con bastante futuro, en especial hoy en día que prácticamente cualquier joven
quiere ser el emprendedor de su propia empresa.
La conciencia global
Para bien o para mal, somos producto de una globalización en todos los sentidos. La
cultura es uno de los factores que resulta directamente amenazado por ésta. Cada vez
son más las personas que, en el idioma del consumismo, colocan sus metas en las
tendencias culturales y sociales propuestas por países como Estados Unidos. Modos de
vestir, de alimentarse, de actuar y de pensar. Cada una de estas razones se suma a un
“clima cultural” de época, que evidentemente nos está orillando a consolidarnos como
un solo modelo. O forma global de pensamiento. Si bien es cierto, esta es una de las
razones por las que el mundo se está conduciendo hacía un colapso (una falta de
identidad quizás), pero en el mejor de los casos, se está conduciendo hacía una
conciencia global. Y aunque ésta puede no tratarse de modos y formas de vestir, ni
tampoco de desaparecer la riqueza cultural de cada pueblo, está acercándonos a mirar
hacía nuevas formas de ver las relaciones humanas; de engendrar empatía comunitaria,
de fabricarnos una cosmovisión universal –el cerebro del mundo–, pero sobre todo, de
erradicar con mucho poder de voluntad al individualismo, la base sólida de este viejo
paradigma.