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Problemas filosóficos en torno a la música latinoamericana y sus herencias amerindias.

Una mirada desde el materialismo estético contemporáneo.

Estado de la cuestión

El presente proyecto reflexionará en torno a un corpus de obras sonoro-musicales


latinoamericanas desde una perspectiva inscripta en el materialismo estético
contemporáneo. Dada la escasez de bibliografía específica que interrelacione ambos
universos, emprenderemos la tarea de diseñar un tejido bibliográfico acorde a nuestros
objetivos. A su vez, debido a las características del marco conceptual en el cual nos
basaremos, consideramos que restringirnos a producciones musicales latinoamericanas de
compositores contemporáneos, especialmente aquellas que denoten una influencia de
nuestro pasado amerindio, será ideal para la tarea a emprender.
Los denominados “nuevos materialismos” se integran en el amplio conjunto de
corrientes diversas que, a consecuencia de la crisis de la filosofía moderna y su noción de
sujeto, apuestan por una renovación filosófica del lenguaje ontológico, político y estético.
Esta renovación conlleva un cuestionamiento y resignificación de algunos tópicos
tradicionales del pensamiento occidental como el estatuto de lo humano, la comunidad, la
percepción, la creación artística o la vida. Como consecuencia, y en esto reside la motivación
principal del proyecto, es que este incipiente giro abre un camino que permite al ejercicio
del pensamiento establecer un diálogo con otras cosmovisiones alejadas de la tradición de
occidente, confrontando claramente con la postulación de universalidad de esta última, sus
mandatos categoriales y su apropiación en el uso de la razón. Esta apertura transforma los
marcos conceptuales en numerosos aspectos. Uno de ellos, quizás de los más afectados, es
aquel que involucra al ser humano y su relación con el universo del arte. Dado que la
investigación pretende el entrecruzamiento de varios campos disciplinares dentro de la
filosofía y las artes musicales, el estado actual de la cuestión debe elaborarse teniendo en
cuenta esta naturaleza híbrida del proyecto. En términos generales el panorama actual nos
presenta un escenario conceptualmente variado: cuestionamientos al binarismo naturaleza-
cultura (Descola 2012, Latour 2017), estudios acerca de lo posthumano (Braidotti 2015,
Ferrando 2013, 2019), el problema de la animalidad (Agamben 2002, Derrida 2008). En las
corrientes más específicamente materialistas se destaca: el materialismo vibratorio (Bennett
1993 y 2010), los estudios ecocríticos desarrollados (Iovino y Oppermann 2014), los nuevos
materialismos (Coole y Frost 2010), el realismo especulativo y la ontología orientada a
objetos (Meillasoux 2006, Harman 2002, 2015), el giro geológico en los estudios culturales
(Cohen 2012 y 2015), las discusiones dentro del ámbito de la filosofía de la técnica (Ingold
2000, 20010, 2013), las problemáticas en torno al Antropoceno (Clark 2015 y Haraway 2015)
y la teoría de los hiperobjetos (Morton 2013) entre otras líneas de investigación
contemporáneas. En el ámbito local destacan los trabajos de Fabián Ludueña Romandini
(2012, 2016) Colectiva Materia (Billi, Fleisner, Lucero 2013) y los tratamientos de la noción
de imagen desde una perspectiva material de Silvia Schwarzbock (2017, 2018).
Este amplio panorama a su vez se divide en diferentes ramas que delinean sus objetos de
estudio particulares, sin embargo, todas parten de la misma base: una reflexión que toma a
la materia como punto de partida y elemento fundamental para la desestabilización del
lugar del ser humano y sus jerarquías. Dado que este proyecto se propone participar del
debate actual trazando recorridos que posibiliten un diálogo, fragmentario y heterocrónico,
entre las discusiones estrictamente filosóficas y una constelación de obras de compositores
latinoamericanos contemporáneos que, a su vez, permitan repensar dichas discusiones,
perfilaremos la investigación, sin descuidar los marcos categoriales más generales, hacia
aquellos desarrollos teóricos que potencien una reflexión situada acorde a nuestras
necesidades. Por un lado, nos concentraremos tanto en aquellos autores que hayan
proyectado la reflexión materialista y posthumanista hacia las problemáticas
latinoamericanas, como a aquellos que no hayan tomado este rumbo, pero cuyos
desarrollos sean potencialmente proyectables a ellas. En este sentido más específico, en el
panorama actual se destaca principalmente la proyección del marco conceptual del
materialismo estético a las problemáticas latinoamericanas y el vínculo con cosmovisiones
no occidentales (Viveiros de Castro 2011, 2018) así como las nuevas configuraciones
políticas y comunitarias que este encuentro exige (Stangers 2003). Asimismo, las nuevas
concepciones en torno al espacio, el paisaje y la naturaleza como las de Jens Andermann
(2018) o las ya clásicas de Peter Sloterdijk (2004), proveen elementos para reflexionar de un
modo novedoso con respecto a lo otro natural o lo que podemos concebir como paisajes
posnaturales (Andermann). Dentro de la constelación de pensadores latinoamericanos,
resultarán fundamentales también un conjunto de reflexiones que, si bien no pueden
integrarse dentro de los nuevos materialismos, sus planteos armonizan con el marco que
fundamenta la investigación: la problemática del colonialismo del saber, del poder, y de la
vida de Boventura de Sousa Santos (2009, 2010, 2015), la problemática del contenido y la
forma en el arte latinoamericano en los trabajos de Nelly Richards (2007) y las
contribuciones a la cuestión del universalismo y la modernidad en Edgardo Lander (1991,
2013).

Marco teórico

El presente proyecto se inserta en un debate actual articulando dos campos bien


definidos: En primer término, la tradición de pensamiento postmetafísico, más
específicamente los nuevos materialismos, detallados en parte hasta aquí. Dentro de este
amplio campo disciplinar nos centraremos en algunas de sus particulares líneas de
investigación que especifican y refinan nuestro enfoque: el cuestionamiento del tradicional
binarismo oposicional naturaleza-cultura tan caro a occidente, la dilucidación de nuevas
formas de subjetividad y comunidad y vínculo con el entorno y, por último, el nuevo
enfoque materialista de la imagen, la percepción y la experiencia. En segundo término, un
corpus de obras de compositores latinoamericanos, especialmente aquellos que hayan
indagado en nuestro pasado amerindio, que entendemos poseen la potencia suficiente para
servir de foco de proyección de ciertos elementos de dicho enfoque y, a su vez, funcione
como fuente de cuestionamiento de las mismas. El enfoque teórico a partir del cual
pondremos en diálogo ambos universos no pretende ser ni musicológico, ni sociológico, sino
estético-filosófico con un fuerte matiz materialista. Esta pretensión nos obliga a construir un
marco conceptual variado, que integra desarrollos de distintas disciplinas dado que el
materialismo contemporáneo es una disciplina en pleno crecimiento y su proyección a las
artes musicales y sonoras es muy escaso y fragmentario. Es por esto que los marcos
categoriales en los cuales nos inscribiremos están conformados por planteos pertenecientes
en su mayoría al campo estético filosófico. Sin embargo, el objeto último de estudio es el
material musical, el cual será abordado en base a dicho marco.
La reflexión filosófica de la primera década apenas comenzado el siglo ha sido
fuertemente rupturista. La novedad reside en un giro en el rumbo del pensamiento signado,
en gran medida, por un renovado interés hacia abandonadas querellas ontológicas. Dicho
regreso, sin embargo, está lejos del restablecimiento de la metafísica clásica como centro de
la actividad filosófica. Al contrario, su propósito persigue principalmente la construcción de
un pensamiento que tome como legítimo objeto de estudio todo aquello que la tradición
idealista consideró un residuo de lo auténticamente real: lo múltiple (contrario a lo Uno), lo
dado (contrario a lo determinado por la Razón), el devenir (inferior a lo estático y eterno), el
cuerpo (subsidiario del alma), en definitiva, la materia (supeditada a la
forma/mente/espíritu). Perfilar el terreno de discusión filosófica hacia estos destinos
conlleva consecuencias importantes. En primer lugar, una reconsideración de ciertas
problemáticas que, en un universo filosófico en el cual, desde René Descartes, y gracias a la
inconmensurable presencia de Immanuele Kant, se ha ponderado la reflexión
epistemológica por sobre la ontológica. Será aquella tendencia filosófica a la que Quentin
Meillassoux (2016) denominó correlacionismo la que más se esfuerce en rechazar como
objeto de reflexión a todo aquello que esté por fuera de los modos en que operan las
facultades del sujeto. Plano que, desde Kant en adelante, es decretado como incognoscible
y, a partir de Heidegger, como impensable. Sin embargo, este soslayamiento de la primacía
de lo dado no es exclusivo del pensamiento moderno y contemporáneo, podría decirse que
el gesto originario de la subestimación filosófica de lo concreto lo encontramos en la
división platónica de los mundos. Es así que, ya sea por la postulación de un universo
trascendente (depositario de lo real) o por la ponderación de la capacidad determinante del
existente humano (conformante de lo real), la materia, resulta siempre un polo pasivo digno
de sospecha y disponible para ser modelado, determinado y, eventualmente,
instrumentado. En efecto, a pesar de que el término “materialismo” no resulta extraño a la
historia de la filosofía, el interés por el estatuto ontológico de lo que hay ha sido condenado
a un lugar marginal en la historia del pensamiento occidental. No obstante, como lo
describe Louis Althusser (2002), este interés por partir de lo dado persiste a través de toda
la historia, aunque de una forma subrepticia y marginal. Esta “corriente subterránea”, como
la denomina el autor, evidencia la intuición filosófica en favor de la materia que, si bien
marginal por mucho tiempo, en los últimos años renace con firmeza.
Un materialismo tal, que no puede permitirse derivas idealistas, debe ser diferenciado de
otros materialismos como el marxista, dado que su carácter dialéctico evidencia en su seno
al huésped idealista en forma de teleología, necesidad, u organicidad. En consecuencia, nos
enmarcamos en un materialismo no dialéctico que suscribe a la crítica derrideana al
idealismo hegeliano (Derrida 1993). Lejos de poseer un afán restaurador entonces, este
renovado interés en adentrarse en la noche de la materia se propone reconsiderar las
dimensiones ética, política, estética y antropológica de la reflexión filosófica. Estos últimos
dos planos resultan particularmente decisivos para el presente proyecto, dado que adoptar
este enfoque es a la vez un rechazo del humanismo ilustrado y una propuesta de renovación
de los límites de la estética. Podríamos hablar de un materialismo posthumano (Fleisner,
Billi, Lucero 2013) que pondera la problemática del cuerpo y de los sentidos, es decir la
superficie de contacto con el ambiente, por sobre cualquier ejercicio intelectual idealizante
que la subyugue. Es aquí donde el problema de la imagen y la percepción, y en consecuencia
del arte y su experiencia, se fusiona con la cuestión antropológica. La inflexión material del
posthumanismo, le permite a este último ir más allá de una crítica filosófica al humanismo,
característica de la reflexión posthumanista posmoderna (Foucault 1994; Esposito 2004) y
volverse decisivo en el universo de la creación artística. Estética y posthumanismo
construyen un fuerte vínculo gracias a la comprensión material de la imagen, ya no como
mero operador gnoseológico, sino como foco de fuerzas materiales desligadas de su
dependencia en el sujeto y sus marcos categoriales. Este concepto de imagen integra, por
supuesto, su manifestación y materialización a partir de los múltiples medios que la
producción artística habilita. Esta imagen fuera de si (Coccia 2011) es la base de una nueva
noción de experiencia, la misma que intentó dilucidar Walter Benjamin en su última década
de vida. El materialismo benjaminiano. se evidencia como herencia ineludible del
posthumanismo contemporáneo, en tanto que el enfoque del filósofo alemán encontraba
su punto de partida en el sujeto percipiente inmerso en su medio. Si bien en ese momento
Benjamin refería a la gran ciudad y sus nuevos modos de percepción (2012), el enfoque es el
mismo. Lo que el materialismo de hoy denomina inmersión, concibe al viviente como parte
de un mundo de materiales que se conectan a través de superficies en un ambiente
determinado (Coccia 2018; Ingold 2000, 2010, 2013). Es así que lo que en Benjamin podría
denominarse como una filosofía de la experiencia, fundante de una teoría de la percepción,
se convierte hoy en una filosofía de la medialidad o bien, en palabras de Coccia, de la
mixtura, cuya teoría de la percepción correspondiente también se renueva.
Esta última declinación del materialismo, orientado a la percepción y la experiencia,
resulta particularmente adecuada a la actualidad artística latinoamericana dado que
sostenemos que la hibridación entre los modos de creación occidentales y la herencia
amerindia genera una ampliación en el ámbito de lo sensible que exige nuevas categorías
estéticas. Sin embargo, no debe confundirse este enfoque con una filosofía meramente
sensualista; se trata de entender el cuerpo como foco de tensión y punto de contacto de
una experiencia interior, igualmente habitada por lo material, y una exterior, la de un
mundo. En este punto es donde la estética y la gnoseología se introducen en una de las
querellas filosóficas más visitadas del pensamiento contemporáneo: la problemática
cuestión del binomio naturaleza-cultura. De este modo, resulta necesario construir una
ontología de la unicidad de lo viviente (pero alejada de una filosofía de lo Uno siempre más
allá de lo viviente), una teoría de la experiencia de la mixtura, para pensar su posible
manifestación en el universo de la creación artística.
Esta declinación regional y local del problema del humano y la materia resulta un terreno
fructífero para la reflexión en torno al carácter mixtural, múltiple y mestizo del pensamiento
latinoamericano y sus raíces amerindias. En base a esto, se prestará especial atención a
aquellos autores que, circunscribiendo sus planteos en un enfoque materialista
posthumano, provean, de manera más o menos directa, conceptos proyectables a las
peculiaridades estéticas, antropológicas y políticas locales. Es así que nociones como
multinaturalismo o perspectivismo (Viveiros de Castro 2010) se han confrontado a la ya
clásica noción de multiculturalismo la cual se devela inadecuada para abordar
filosóficamente las cosmovisiones amerindias: “La etnografía de la América indígena está
poblada de referencias a una teoría cosmopolítica que describe un universo habitado por
distintos tipos de actuantes o de agentes subjetivos, humanos y no humanos – los dioses,
los animales, los muertos, las plantas, los fenómenos meteorológicos, con mucha frecuencia
también los objetos y los artefactos, dotados todos de un mismo conjunto general de
disposiciones perceptivas, apetitivas y cognitivas o, dicho de otro modo, de “almas”
semejantes. Esa semejanza incluye un mismo modo, por así decirlo performativo, de
apercepción: los animales y demás no-humanos dotados de alma “se ven como personas”, y
por consiguiente “son personas”; es decir, objetos intencionales o de dos caras (visible e
invisible), constituidos por relaciones sociales y existentes bajo el doble modo pronominal
de lo reflexivo y lo recíproco, o sea de lo colectivo.” (Viveiros de Castro, 2010: 35). A partir
de esto es posible concebir una estética amerindia que inaugura un vínculo multinatural
entre el viviente y la alteridad, entre el alma y la materia del cosmos. He ahí el fundamento
de una cosmopolítica (Stanger 2003) an-árquica, un desajuste, un descentramiento de la
jerarquía humana, en donde se habilita la participación de una agencia material activa,
alejada del carácter pasivo atribuido a la materia. Alteridad, multinaturalidad, inconstancia,
hacen posible la comprensión de un horizonte de creación que evidencie esa cosmopolítica
construida en base a las relaciones cotidianas con el ambiente. Se evidencia un carácter
nomádico de la creación artística que responde a esta relación entre el viviente y un
entorno impersonal que lo interpela, pero con el cual no entabla un vínculo de dominio.

Objetivos de la investigación

 Establecer un diálogo entre la contemporaneidad filosófica, más específicamente el


materialismo estético, y una constelación de obras musicales
 Plantear categorías dinámicas que articulen ambos universos.
 Analizar el corpus teórico del materialismo estético desde una perspectiva que
haga énfasis en el carácter situado de todo pensamiento, en este caso, atendiendo
a las problemáticas latinoamericanas y su pasado amerindio.
 Repensar el vínculo entre la creación artística y ciertas problemáticas estéticas,
sociales y políticas en torno a nuestra realidad como artistas y nuestra herencia
amerindia.
Hipótesis

 Ciertos elementos de las cosmovisiones amerindias armonizan con las nuevas


propuestas del materialismo estético abriendo el camino para construir nuevos
modos de acercamiento a las producciones artísticas.

 El carácter situado de todo pensamiento obliga a analizar dicho corpus teórico desde
una perspectiva descentrada de los cánones eurocéntricos, en este caso, atendiendo
a las problemáticas latinoamericanas y su pasado amerindio. Dicho descentramiento
invita a adoptar un enfoque que interrelacione diferentes planos que son
representados por las nociones eje de la investigación, a saber, multinaturalismo,
cosmopolítica, mixtura, ambiente, materiales.

Metodología

El grupo de investigación está conformado por docentes e investigadores con formación


musical y filosófica, una investigadora externa del área de filosofía y letras, y dos
estudiantes avanzados con intereses en la investigación musical y sus posibles conexiones
teóricas con la estética. Sobre esta base, proponemos una metodología de trabajo que
consista en la discusión en común, en reuniones mensuales, de algunos de los presentados
en la bibliografía principal. A su vez cada uno de los investigadores se concentrará
individualmente en un tema particular acorde a sus intereses académicos fuera del marco
del proyecto. En el caso de los estudiantes avanzados, si bien formarán parte del proyecto
en tanto tales, irán perfilando sus respectivas tesis en base al tema de la investigación,
adaptándolo a sus desarrollos individuales.
Dado que la bibliografía escogida se articula desde teorizaciones más generales a
proyecciones más específicas del tema dividiremos el análisis en dos partes que se
corresponderán con los dos años de duración del proyecto. En la primera parte nos
concentraremos en los marcos categoriales más amplios y en la construcción de una red
conceptual lo suficientemente sólida para sentar las bases y fundamentos de todas las
proyecciones. Esta tarea es sumamente importante dada la variedad del grupo en cuanto a
las respectivas formaciones y los marcos teóricos individuales. A su vez, en esta etapa se
seleccionará el corpus de obras a trabajar. En la segunda parte abordaremos la bilbliografía
específica y la proyección sobre las obras seleccionadas. Se especificará también el marco
categorial elaborado en la primera parte en base a esta puesta en diálogo entre las obras y
el aparato teórico general. El objetivo será la construcción de una constelación que integre
los conceptos “duros” con el análisis de las obras evitando una aplicación unidireccional de
categorías al material sonoro. El orden de los temas a tratar en cada reunión mensual será
establecido en función del orden que se han dado a las hipótesis en el punto
correspondiente de este Plan de Trabajo. Durante el segundo año, la investigación se
centrará de un modo más específico en ellas y su contrastación con el corpus de
producciones.
Estas lecturas y discusiones que llegan directamente se harán con el fin de encaminarnos
a la producción de textos propios, tanto para congresos de la especialidad como para su
publicación en revistas especializadas. Como dos miembros del grupo de investigación son
estudiantes que están escribiendo su tesis de grado (de la Licenciatura en Artes Musicales y
Sonoras) y uno de doctorado, se atenderá especialmente a que la lectura y discusión de las
fuentes junto con la bibliografía secundaria genere contribuciones a sus respectivas tesis.

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