Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Edición No. 01-La Verdadera Conversion
Edición No. 01-La Verdadera Conversion
Los Editores
Índice
TEMAS DE PORTADA
Un asunto indispensable por considerar 3
Todo hombre necesita convertirse 9
Un genuino obrar de Dios 15
Abandonando los ídolos 22
COMPLEMENTOS
Las marcas de un verdadero cristiano 28
La reincidencia en el pecado 34
El verdadero arrepentimiento 37
El cartel de cristiano 42
PROPÓSITO
La finalidad del evangelio 45
El llamamiento de lo alto 50
BIOGRAFÍAS
La vida de John Wesley 53
Un asunto
indispensable por considerar
C. H. Mackintosh
Una mujer le dijo una vez a Spurgeon: "No puedo entender por qué
Dios dijo odiar a Esaú." (Romanos 9:13) Spurgeon contestó: "Eso Se-
ñora no tengo dificultad de entenderlo. Mi problema es entender cómo
Dios pudo amar a Jacob"'.
-- Charles H. Spurgeon
Un genuino obrar de Dios
C. H. Mackintosh
1 Tesalonicenses 1:8
-- Paul Washer
Abandonando los ídolos
C. H. Mackintosh
“… y cómo os convertisteis
de los ídolos a Dios, para
servir al Dios vivo y verdadero”
1 Tesalonicenses 1: 9
1. No practica el pecado
2. Cree en Cristo
En segundo lugar, Juan escribió: “Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios…” (1 Juan 5:1).
3. Hace justicia
5. Vence al mundo
6. Se mantiene puro
La prueba
2 Pedro 2:21
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17)
¿Qué es el arrepentimiento?
El arrepentimiento desesperado
El arrepentimiento dudoso
El arrepentimiento desesperanzado
El arrepentimiento verdadero
Estimado amigo/a:
“…Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron, ¿Para qué
se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque podía haberse
vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los po-
bres. Y murmuraban contra ella” (Marcos 14:4-5).
La mujer y su vestimenta
-- John MacArthur
Tomado de eshoradeserreal.blogspot.com
El corazón que suspira por la persona de Cristo
Nada que no surja del amor personal a Cristo y de la comunión con Él puede
tener algún valor. Podemos saber al dedillo las Escrituras; podemos predicar con
notable elocuencia y fluidez, con una fluidez tal que las mentes poco experimen-
tadas pueden muy fácilmente confundir con «poder»; pero, ¡Oh!, si nuestros
corazones no beben profundamente de la fuente principal; si el motor que los
anima no es hacer del amor de Cristo una realidad práctica, todo terminará en
algo fugaz y pasajero! He aprendido a estar cada vez más insatisfecho con todo
aquello que —ya en lo que respecta a mí mismo, y a los demás— no tenga que
ver con una comunión permanente, profunda, divinamente labrada, y una plena
conformidad, con el bendito Señor. A los caprichos personales, los detesto; a las
meras opiniones, les tengo temor; a las controversias, las evito; sistemas de doc-
trina, teorías, escuelas de pensamiento, en una palabra, todo «ismo» lo considero
carente de valor. Mi anhelo, en cambio, es conocer más de la gloriosa persona de
Cristo, de su obra y de su gloria. Y entonces, ¡vivir para Él! ¡Trabajar, testifi-
car, predicar y orar, hacerlo todo por Cristo, y mediante la obra de su gracia en
nuestros corazones!
C. H. Mackintosh