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LA ORACIÓN ES COMO UN GRITO QUE SALE DEL CORAZÓN

6 de mayo 2020

En esta corta catequesis se puede resaltar la primera característica de la


oración: la oración es un grito que surge del interior, del reconocernos
personas necesitadas de la misericordia de Dios, de comprender que por
nuestras fuerzas no podemos lograr nada, que necesitamos de Dios.
Pero, ¿Cómo debe realizarse este grito? Bartimeo nos enseña cómo hacerlo:
un corazón que desee recibir de Dios la gracia de la sanación física y
espiritual, debe tener la humildad, la sencillez, la fe y la plena confianza en
Aquél que todo lo puede, Aquél que es la Luz le da la luz al ciego, Aquél que
es la Vida, le devuelve la dignidad de ser humano; Bartimeo nos enseña a ver
las dificultades y las contrariedades de la vida con ojos de fe, tenía enfermos
los ojos corporales, pero los ojos del alma estaban sanos y ha podido
reconocer la presencia de Jesús, por eso solicita misericordia a Aquél que es
Misericordioso. Sabe que, si Jesús pone Su mirada en él, verá su miseria, su
necesidad, y se compadecerá, que no es sentir lástima, sino hacer propios los
sufrimientos ajenos. Cuando el ser humano ve las dificultades con los ojos de
Dios, todo se torna diferente, porque es de la plena confianza en Él y de la
total dependencia de su amor que se logran los grandes milagros. La
grandeza del hombre consiste en reconocerse pequeño, en reconocerse un
“mendigo de Dios”.

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