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Romanización: implantaron sus costumbres, sus instituciones, su cultura y su lengua, al llegar los romanos a la
Península Ibérica.
La fragmentación del latín dio origen a las lenguas románicas: italiano, rumano, francés, provenzal, catalán,
gallego-portugués y castellano, entre otros.
Castellano: empieza a documentarse a partir del siglo X, de estas fechas son las glosas emilianenses y silenses,
encontradas en los monasterios de S. Millán de la Cogolla (La Rioja) y Silos (Burgos). Se trata de unos
manuscritos latinos, en cuyos márgenes algunos monjes anotaron la “traducción” de las palabras que no
entendían. La lengua de estas notas o glosas es un castellano primitivo.
El origen del latín está presente en toda nuestra lengua: en su morfología, en su sintaxis, en su vocabulario.
Las palabras latinas evolucionaron según determinadas reglas fonéticas hasta convertirse en nuestras voces
castellanas: NOCTE (M) hacia noche en la actualidad, HOMINE (M) hacia hombre, OCULU (M) hacia ojo. Estas
palabras evolucionadas, que están en el idioma desde sus orígenes, se llaman patrimoniales.
El castellano siguió acudiendo al latín para obtener nuevas palabras, éstas se llaman cultismos, sufren una
evolución mínima y se reconocen porque conservan su escritura fonética latina, aunque adaptada a la morfología
castellana. Incluso existen dobletes, parejas que incluyen la palabra patrimonial y la culta, como consejo y
concilio.
Expresiones latinas son aquéllas que se utilizan para dar rigor y elegancia al discurso, como: a posteriori
(posteriormente), currículo vitae (historia personal), etcétera.
Elementos prerromanos
Los fenicios y sus sucesores, los cartagineses, dejaron testimonios en topónimos como Cádiz, Cartagena, Málaga,
Ibiza y quizá el propio nombre de España.
De origen ibérico son los sufijos ena y berri que se encuentran en nombres vascos como Michelena o Javier, pero
también en otros del centro y sur peninsular, incluidos topónimos andaluces como Marchena, Mairena, Lucena,
etcétera, y Elvira, nombre primitivo de Granada.
Elementos germánicos
Algunas de las palabras germánicas que han pervivido después de la invasión de éstos son: espuela, guardia,
ganso, parra, brotar, ...; entre los topónimos y nombre de persona: Álvaro, Fernando, Rodrigo, Gonzalo, Adolfo ...
Elementos árabes
Desde que los árabes en el 711 atravesaron el Estrecho de Gibraltar y derrotaron a los visigodos, desde entonces
y hasta el 1492, dos civilizaciones coexistieron en la península: una, latina y cristiana; otra, árabe y musulmana.
Las influencias fueron recíprocas y se vieron favorecidas por la existencia de los mozárabes (cristianos que vivían
en terrenos conquistados por los árabes) y de los mudéjares (musulmanes en reinos cristianos).
El árabe es el elemento más importante después del latín en la formación del español. Muchas palabras de este
origen se reconocen por la presencia del artículo árabe “al”, también se aprecia el artículo, aunque asimilado a
otra consonante. Son de origen árabe: zanahoria, taza, cifra, taza, laúd, cenit ...; así como la preposición hasta,
las interjecciones y numerosos topónimos como Alcalá, Alcántara, La Mancha, Medina, Guadalquivir, etcétera.
El rey Alfonso X el Sabio, dio un gran impulso a la cultura y a la lengua castellana. La usó en todos sus
documentos dirigidos a sus súbditos, reservando el latín para la correspondencia diplomática. Para su labor se
apoyó en la famosa escuela de los Traductores de Toledo.
El castellano, que ya había sido utilizado en los textos poéticos, quedaba capacitado para todo tipo de contenidos.
Se perfeccionó la estructura sintáctica y el léxico se amplió notablemente al trabajar en obras de muy diversa
temática; se sistematizó la ortografía, siguiendo el novedoso principio de que a cada sonido le correspondería un
signo gráfico.
Durante el siglo XVI el castellano se convierte en una de las grandes lenguas de la cultura del mundo moderno.
Las conquistas políticas convierten al español en lengua de enseñanza obligada en estos territorios.
Los dialectos castellanos hablados por los colonizadores eran muy variados, aunque el núcleo mayoritario de
emigrantes estaba constituido por andaluces; por eso, la lengua que se transmite al otro lado del océano tendrá
rasgos del dialecto andaluz..
La lengua española se convierte en objeto de estudio gracias al invento de la imprenta y a la aparición en España
del movimiento cultural llamado Humanismo. En este sentido es fundamental la labor de los sevillanos Antonio de
Nebrija, que compuso la primera gramática de una lengua romance, la gramática de la lengua castellana en 1492.
Juan de Mal Lara recogió y explicó bajo el título de “Filosofía vulgar” más de mil refranes populares.
Fernando de Herrera editó las poesías de Gracilazo de la Vega como si de un clásico se tratara.
Siglo XVII, la lengua española se consolida con la extraordinaria literatura que producen autores como Cervantes,
Lope de Vega, Quevedo o Góngora.
Se publica el primer diccionario de nuestra lengua, el tesoro de la lengua castellana o española, 1611, de
Sebastián de Covarrubias.
EL ESPAÑOL ACTUAL
Del siglo XIX, de la época romántica, destacamos que la fuente de incorporación de nuevas palabras pasa a ser de
los anglicismos, que sustituyen a los galicismos; es la principal prueba a la que ha de hacer frente nuestro idioma,
pues desde entonces, el anglicismo ha tenido un progreso imparable, acrecentado en los últimos tiempos por las
innovaciones tecnológicas y de la irrupción de los neologismos y calcos del inglés.
Por ello, la lengua es una de las grandes existentes en el mundo por número de hablantes, extensión geográfica y
homogeneidad:
* Es hablada por cerca de 400 millones de personas, lo que la convierte en la cuarta lengua con más hablantes después del
inglés, el chino y el hindi.
Esta vitalidad del español se ve favorecida por la actividad de dos organismos que contribuyen a su uniformidad
frente a otras tendencias disgregadoras..
* La coordinación de las actividades a preservar su unidad por parte de la Asociación de la Academia de la lengua, su mejor
ejemplo de actividad ha sido la última edición del Diccionario de la Lengua Española de la RAE.
* La política de difusión de la lengua y cultura hispánica desarrollada a partir de la fundación del Instituto Cervantes.
EL INSTITUTO CERVANTES
El Instituto Cervantes es un organismo creado en 1921 para la promoción y enseñanza de la lengua española y
para la difusión de la cultura española e iberoamericana.
Para satisfacer la gran demanda del español como lengua extrajera (ELE).
A través de las nuevas tecnologías como Internet ofrece una variada gama para el cumplimiento de sus objetivos.
VARIEDADES SOCIALES
Son diversos los factores que influyen a la hora de comunicarnos y que originan las variedades sociales de la
lengua: Variedades diastráticas y variedades diafásicas.
El español culto, que fija la norma, el español vulgar, caracterizado por el vulgarismo.
Se caracteriza por una expresión correcta y fluida, la precisión en el vocabulario, el uso de un léxico culto que contiene
tecnicismos, una sintaxis más ordenada y una adjetivación más rica.
Los vulgarismos son formas lingüísticas que nos respetan la norma de la lengua y deben evitarse.
Entre estos dos extremos encontramos un tercer estado, la lengua estándar, que no tiene verdaderamente rasgos propios
que la identifique.
La situación comunicativa marca la forma de hablar que vamos a utilizar, lo que da lugar a las variedades diafásicas, o
registros. Al elegir un registro los hablantes deben considerar los siguientes factores:
La riqueza lingüística de un hablante dependerá del número de registros que domine de su uso apropiado.
Llamamos coloquial o familiar al uso que hacemos de la lengua en la conversación ordinaria con familiares, amigos y
personas de confianza.
Debemos distinguirla de la lengua hablada formal, que se usa en conferencias, discursos, etc.
La lengua coloquial es espontánea: Los interlocutores improvisan y no disponen de mucho tiempo para la elaborar
las frases y las palabras.
La lengua coloquial es muy expresiva, lo que favorece el uso, por un lado los diminutivos y las expresiones
cariñosas; y por otro, los insultos y las
RASGOS SINTÁCTICOS
RASGOS LÉXICOS
Frases hechas.
10 BILINGÜISMO Y DIGLOSIA
El concepto de bilingüismo puede observarse desde una perspectiva individual o perspectiva colectiva:
Individual: Una persona utiliza de forma alterna dos o más lengua para usos similares y con familiaridad. Suele
distinguirse entre bilingüismo activo, cuando el hablante puede usar y emplear alternativamente las dos lenguas,
bilingüismo pasivo, cuando la persona entiende las dos lenguas pero solo se expresa en una.
Colectiva: Desde este punto de vista, el bilingüismo alude siempre a la coexistencia de dos lenguas sin que una
domine a la otra. Se distinguen dos tipos:
o Social: Dos o más lenguas conviven en igualdad de condiciones en una misma comunidad. Se garantiza
a cualquier individuo ciertos derechos lingüísticos en su lengua materna, favoreciendo la difusión de las
lenguas en todo el territorio y, por tanto, la educación bilingüe de los jóvenes.
o Territorial: Dos o más lenguas tienen coexistencia política dentro de un estado, cada una en su ámbito
territorial.
La diglosia, frente al bilingüismo, se produce cuando en una misma comunidad hay un uso social diferente de dos lenguas.
En la vida familiar los hablantes utilizan la lengua materna y en otras situaciones de comunicación más formal utilizan la
lengua aprendida. Este distinto uso de dos lengua que intervienen en un determinado lugar, con predominio de la más
prestigiosa sobre la otra recibe el nombre de diglosia.
El ordenamiento legal establecido en la constitución española de 1978 refleja la existencia de varias comunidades
autónomas en España con lengua propia.
En el ámbito español de América también se producen numerosos fenómenos entre lenguas y amplias zonas de población
bilingüe.
En el sur, bajo dominio árabe, hablaban mozárabe las comunidades hispanas que
vivían en este territorio y conservaron su lengua heredada de épocas anteriores. La
mantuvieron sin grandes alteraciones, bien por afirmación cultural que marcara la
diferencia con las comunidades judía y árabe, bien por falta de contacto con las
evoluciones que se estaban desarrollando en los territorios cristianos. En esta
lengua se escriben algunos de los primeros poemas líricos romances: las jarchas,
composiciones escritas en alfabeto árabe o hebreo, pero que transcritas
corresponden a una lengua arábigo-andaluza.
De los cambios fonéticos que produjeron en esta época en el castellano, el más
original consistió en convertir la f- inicial del latín en una aspiración en la lengua
hablada, aunque conservada en la escritura. El primer paso para convertir el
castellano en la lengua oficial del reino de Castilla y León lo dio en el sigloXIII
AlfonsoX, que mandó componer en romance, y no en latín, las grandes obras
históricas, astronómicas y legales.
El castellano medieval desarrolló una serie de fonemas que hoy han desaparecido.
Distinguía entre una -s- sonora intervocálica, que en la escritura se representaba
por s, como en casa, y una s sorda, que podía estar en posición inicial de palabra
como silla, o en posición interna en el grupo -ns-, como en pensar o en posición
intervocálica que se escribía -ss- como en viniesse.
Las letras ç y z equivalían a los sonidos africados (equivalente a ts, si era sordo, y a
ds, si era sonoro), como en plaça y facer. La letra x respondía a un sonido palatal
fricativo sordo, como la actual ch del francés o la s final del portugués y también
existía correspondiente sonoro, que se escribía mediante j o g ante e, i: así dixo,
coger, o hijo. Distinguía entre una bilabial oclusiva sonora -b-, que procedía de la
-p- intervocálica del latín o b de la inicial sonora del latín (y que es la que hoy se
conserva), y la fricativa sonora, que procedía de la v del latín, cuyo sonido se
mantiene hoy en Levante y algunos países americanos.
Los adjetivos posesivos iban precedidos de artículo, como aún hoy ocurre en
portugués; así, se decía los sus ojos alza. El español del siglo XII ya era la lengua de
los documentos notariales y de la Biblia que mandó traducir Alfonso X; uno de los
manuscritos del siglo XIII se conserva en la biblioteca de El Escorial. Gracias al
Camino de Santiago entraron en la lengua los primeros galicismos, escasos en
número, y que se propagaron por la acción de los trovadores, de la poesía cortesana
y la provenzal.
15. El castellano moderno
La publicación de la primera gramática castellana de Elio Antonio de Nebrija en
1492, fecha del descubrimiento de América y de la toma de Granada por los Reyes
Católicos, establece la fecha inicial de la segunda gran etapa de conformación y
consolidación del idioma. A esta época pertenecen el cambio de las consonantes
que altera y consolida definitivamente el sistema fonológico del español.
Desapareció asimismo la distinción -b-, -v- que se neutralizó en -b- durante el siglo
XVI. En la morfología aparecieron los tiempos compuestos de los verbos, y se
convierte en auxiliar el verbo haber. En la sintaxis el orden de los elementos de la
oración se hace más rígido, y se anteponen los pronombres átonos a infinitivos y
gerundios.
Desde el punto de vista del léxico adquirió una gran cantidad de neologismos, pues
a estos momentos correspondió la expansión de Castilla y, por lo tanto, el contacto
con otras culturas. Consiguió consolidarse como lengua dominante frente a otros
dialectos peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla y Aragón y ser
el castellano la lengua de los documentos legales, de la política exterior y la que
llegó a América de la mano de la gran empresa realizada por la Corona de Castilla,
ya fijada en la gramática normativa de Nebrija. A partir de los primeros momentos
del siglo XVI se prefirió la denominación de española para la lengua del nuevo
imperio, y la preocupación de los intelectuales del momento se refleja en la enorme
tarea de sistematizarla, analizarla y divulgarla.