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INSTITUTO

TECNOLOGICO
SUPERIOR
ZACATECAS
NORTE
Ing. Electromecánica
Jesús Iván Aguilera
Rodríguez
Docente: Juan
Salvador Pardo
ALMACENAMIENTO DE Ricalday

ENERGIA ELECTRICA
INDICE
Objetivo.........................................................................................................................................1
MARCO TEORICO.........................................................................................................................1
Generar energía eléctrica.........................................................................................................2
1. Generadores eléctricos y máquinas térmicas.....................................................................2
2. Transmitir energía eléctrica................................................................................................3
3. Almacenamiento de energía eléctrica.................................................................................3
1. Resumen ejecutivo...............................................................................................................4
1.1. El ciclo integral de la electricidad.................................................................................4
1.2 La naturaleza efímera de la electricidad: la vinculación entre producción
y consumo inmediato.........................................................................................................6
1.3 El almacenamiento de la electricidad..................................................................8
1.4 La importancia del almacenamiento de electricidad........................................11
1.5 Las aplicaciones y usos del almacenamiento de electricidad.................13
2. Sistemas mecánicos....................................................................................................15
2.1. Las centrales hidráulicas de bombeo...............................................................15
2.1.1. Conceptos................................................................................................................15
2.2.1......................................................................................................................................17
2.1.2. Funcionamiento detallado........................................................................................17
2.1.3. Campos de aplicación..............................................................................................17
2.1.4. Niveles de implantación...........................................................................................19
2.1.5. Ventajas e inconvenientes........................................................................................22
2.3 Sistemas de almacenamiento de energía por aire comprimido (CAES)
23
2.3.1 Conceptos................................................................................................................23
2.3.2 Funcionamiento detallado........................................................................................23
2.3.3 Campos de aplicación..............................................................................................27
2.3.4 Ejemplos prácticos...................................................................................................27
2.3.5 Ventajas e inconvenientes........................................................................................27
3. Sistemas electroquímicos...........................................................................................28
2.1 Conceptos......................................................................................................................29
2.2 Funcionamiento detallado.....................................................................................31
2.3 Campos de aplicación..................................................................................................32
2.4 Niveles de implantación................................................................................................33
2.5 Ventajas e inconvenientes......................................................................................34
4. Sistemas químicos..........................................................................................................35
2.1 Conceptos...................................................................................................................35
2.2 Funcionamiento detallado.....................................................................................37
2.2.1 Producción de hidrógeno.........................................................................................37
2.3 Campos de aplicación............................................................................................39
2.4 Ejemplos prácticos..................................................................................................39
2.5 Ventajas e inconvenientes......................................................................................40
5. Sistemas térmicos..........................................................................................................42
2.1 Conceptos...................................................................................................................42
2.2 Funcionamiento detallado.....................................................................................43
2.3 Campos de aplicación............................................................................................45
2.4 Ejemplos prácticos..................................................................................................45
2.5 Ventajas e inconvenientes......................................................................................49
CONCLUSIONES.........................................................................................................................51
Anexo.........................................................................................................................................52
Glosario de términos técnicos......................................................................................52
Fuentes de información................................................................................................................56
Objetivo
El objetivo de esta investigación es saber si se puede almacenar la energía eléctrica y en qué
cantidades por lo cual tenemos que saber los métodos de almacenamiento, funcionamiento,
campos de aplicación, ventajas, etc.
Por lo cual esta investigación se va a realizar de forma cualitativa ya que nos vamos a enfocar
en el funcionamiento.

MARCO TEORICO
Uno de los principales retos que tiene hoy el sector energético es el almacenamiento de
electricidad. A diferencia de lo que ocurre con los combustibles (el gas natural, el petróleo o el
carbón), no somos capaces todavía de almacenar la electricidad a precios y a rendimientos
razonables. Esta incapacidad nos obliga a consumir la electricidad en el mismo momento que
se genera, con todos los inconvenientes que ello supone.

Este problema se agrava cuando se trata de sistemas de generación discontinuos, como son la
energía solar o eólica: no podemos almacenar la electricidad generada en los momentos de sol
o viento para usarlos por la noche o en momentos sin viento, lo que obliga a disponer de
sistemas de back-up para poder cubrir la demanda, con todo lo que ello representa en costes y
complejidad en la operación de las redes de transporte y distribución.

Esta cuestión es también clave para el avance de los vehículos de transporte eléctricos: en
efecto, la falta de sistemas de almacenamiento ligeros, económicos y muy eficientes están
aplazando la irrupción de los vehículos eléctricos. La mejora ambiental relacionada con éstos
está intrínsecamente ligada a la obtención de estas baterías.

Pero más allá de las energías renovables y de la electrificación del transporte, el


almacenamiento es clave también para la mejora progresiva de las redes eléctricas y su
interacción positiva con el cliente final: una electricidad “a la carta” es impensable sin eficientes
sistemas de almacenamiento.

Antes de definir o ver los métodos de almacenamiento de energía tenemos que saber cómo se
genera y como se transmite la energía eléctrica.

1
Generar energía eléctrica
No existe una fuente natural de electricidad que sea práctica de utilizar, por lo cual es
necesario recurrir a otras fuentes energéticas que permitan generarla. Se han diseñado varios
sistemas para convertir otros tipos de energía en electricidad.

1. Generadores eléctricos y máquinas térmicas


Cuando cualquier tipo de energía, sea mecánica, térmica u otra, se convierte en electricidad, se
habla de generación eléctrica. El proceso más corriente es convertir la energía inicial en
energía mecánica y luego ésta en electricidad mediante una máquina llamada generador
eléctrico. La energía inicial puede provenir de distintas fuentes naturales como el agua y el
viento, los que son capaces de producir movimiento para generar la electricidad.

Los generadores eléctricos convierten la energía mecánica de un eje que gira en energía
eléctrica. Si un conductor, por ejemplo, un cable de cobre, se encuentra en un campo
magnético variable, se genera una diferencia de potencial (voltaje); esto también se llama
inducción electromagnética. El campo magnético variable se produce por la rotación de la parte
central del generador, llamada rotor; la parte fija se llama estator.

El voltaje o potencial eléctrico indica un nivel de energía; los electrones se mueven siempre
desde un punto con potencial alto hacia uno con potencial bajo.

También es frecuente convertir la fuente original de energía en calor (energía térmica) y luego
ésta en energía mecánica, proceso que se realiza mediante una máquina térmica. Este es el
caso, por ejemplo, de la energía química de los combustibles y la nuclear. También hay otros
procesos más directos, como las celdas fotovoltaicas, que convierten energía solar en
electricidad y las celdas de combustible, que convierten energía química en electricidad.

La máquina a vapor es la primera máquina térmica, y probablemente la más exitosa. Se hizo


comercial gracias a Thomas Newcomen, un inventor que alrededor de 1712 empezó a usarlas
en las minas de carbón de Inglaterra. Sin embargo, hoy la máquina a vapor ha sido casi
completamente desplazada por otras mucho más eficientes y económicas.

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2. Transmitir energía eléctrica
La mayoría de los recursos de energía se encuentran a grandes distancias de los lugares o
ciudades donde se requiere su uso. Por ello, un problema que se ha debido resolver, es la
necesidad de transportarla desde donde se produce (centrales eléctricas) hasta donde se
utiliza.

La manera en que se ha resuelto el problema de transportar la energía eléctrica de un modo


económico, es mediante la construcción de las líneas de transmisión de alto voltaje. Para
entender la función que realiza una línea de transmisión se puede comparar con una tubería
por la cual circula agua a presión. El mayor diámetro que tenga la tubería (manteniendo la
presión) permite una mayor capacidad de transporte de agua. Esto se puede relacionar con el
diámetro (calibre) del conductor eléctrico; y asimismo la presión al interior de la tubería se
puede relacionar con el voltaje de la línea de transmisión.

La gran mayoría de las líneas de transmisión son aéreas ya que las subterráneas tienen un
costo más elevado. Sin embargo, existen algunas situaciones en que, en determinados tramos,
la línea necesariamente debe ser subterránea (soterrada) o submarina.

3. Almacenamiento de energía eléctrica


El almacenamiento de energía persigue un objetivo principal: conseguir que la generación de
electricidad no tenga que producirse en el mismo momento en que la demandamos los
consumidores. De este modo, por ejemplo, no habría que parar aerogeneradores cuando haya
viento por la noche, sino que sería posible recuperar la energía generada y almacenarla para
su utilización cuando se produjera algún pico de demanda. De esta forma podríamos evitar
tener que poner en funcionamiento las centrales térmicas contaminantes.

El mismo principio se puede aplicar a menor escala, es el caso de los paneles solares
domésticos. Si a mediodía brilla el sol, pero no estamos en casa, esa energía podría ser
almacenada con un equipo de acumulación de electricidad, para poder utilizarla cuando fuera
necesaria en otro momento.

3
1. Resumen ejecutivo
El almacenamiento de la electricidad
Nuestra sociedad necesita energía continua y barata. Esto es así porque la energía consumida
por un país es directamente proporcional al crecimiento de su riqueza, es decir, de su Producto
Interior Bruto (figura 1.1).
Se puede determinar el confort y la calidad de vida de un país a partir de la medida de las
necesidades energéticas por habitante y día. En España, dicho cálculo se sitúa alrededor del
equivalente total de aproximadamente 13 litros de petróleo por persona y día.

1.1. El ciclo integral de la electricidad


Desde que en 1879 Edison logró su primera lámpara incandescente y en 1881 fundó su
primera compañía en Nueva York para distribuir energía eléctrica, la introducción y uso de
redes eléctricas ha sido incesante, hasta el punto de que en poco más de 100 años ha
resultado inimaginable una sociedad sin electricidad.
Su utilización es tan habitual y asegurada que la cadena de generación, transmisión,
distribución y entrega al usuario final de la energía eléctrica queda oculta para el usuario final,
que simplemente espera tener garantizado un valor de 127 voltios y 60 Hz entre los terminales
de su bombilla con un suministro adecuado de corriente de acuerdo con la carga ofrecida por
ésta.
Sin embargo, para que esto tenga lugar en cualquier momento, todos los elementos de la red
eléctrica (generación, transmisión y distribución) deben concatenarse para ofrecer la energía
requerida de forma estable, sin fluctuaciones, y asegurando una señal de calidad con los
va- lores adecuados de voltaje y frecuencia. Y esto es más complejo de lo que parece.

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5
1.2 La naturaleza efímera de la electricidad: la vinculación entre
producción y consumo inmediato
La electricidad es efímera: hemos de consumirla inmediatamente después de ser
generada. Hasta hoy no hemos sido capaces de almacenarla de forma práctica, ágil y
barata.
Podemos explicar la electricidad comparándola con el agua. La conmutación de un
interruptor eléctrico (un grifo abierto) implica que alguna fuente debe suministrar energía
(agua) para mantener la estabilidad de la red eléctrica (asegurar caudal y presión).
Pero los tiempos de arranque/conexión y desconexión/parada de una central eléctrica no
son instantáneos y el usuario final sí requiere o precisa disponibilidad inmediata. La
producción de electricidad requiere un cierto tiempo de arranque y de consecución del
régimen de funcionamiento, así como un tiempo de parada y/o modificación en su régimen
de producción.
La tradicional cadena de valores del ciclo eléctrico está compuesta por cinco elementos (fuente
de energía, generación, transmisión, distribución y entrega al usuario) y requiere de un operador
de red que adapte la producción de energía a las variaciones del consumo (ver la figura 1.2).

De acuerdo con este escenario, el operador de la red debería aumentar o disminuir


continua- mente la producción de electricidad para ajustarla. Ello significaría, entre otras
cosas, una pérdida de eficiencia y un aumento de costes por parte de las centrales
eléctricas tradicionales, que funcionan con combustibles fósiles (carbón, gasóleo o gas
natural). La situación se parecería a la del consumo de un automóvil que se viera obligado
a circular únicamente en marchas cortas, sin poder alcanzar su régimen optimizado a 110-
120 km/h.
No terminan aquí los problemas. Si a esta situación añadimos el uso de las fuentes de
energía renovables (como la energía solar o la eólica), que son fuentes intermitentes o
variables por naturaleza (pues no siempre hace viento o sol), la complejidad aumenta.
Al problema de la discontinuidad de las renovables se une la dificultad de su dispersión en
el territorio. Es decir, que los parques eólicos o fotovoltaicos, por ejemplo, están muy
dispersos y alejados por lo general del punto de consumo.
La cantidad de energía producida varía con las condiciones climáticas, la estación del año,
el día o la noche u otros factores generales, o bien, en los casos de fuentes de energía
distribuida, varía con los factores locales o con el propio autoconsumo.
Siguiendo con la comparación con el agua, la situación podría ser descrita a partir de un
canal de riego que debe alimentar a una amplia comunidad de regantes. Cada regante

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tiene su pozo y se desconoce cuál será su consumo de agua. No se sabe, por otra parte,
si el regante, en lugar de consumir el agua del canal, va a contribuir al canal con el agua
de su pozo, o si va a llenar su depósito, alberca o embalse (elementos de
almacenamiento) con su propia agua del pozo evitando así gastar agua del canal.
La adaptación entre consumo y producción de electricidad requiere una alta disponibilidad
de todas las fuentes de energía (especialmente de combustibles fósiles actualmente más
manejables) para compensar las fluctuaciones y la intermitencia en la producción de
energía.
Siguiendo la comparación con los sistemas hidráulicos, se trata de regular el caudal y la
presión de la tubería del canal de riego en su toma en la base del pantano o embalse de
agua para asegurar que todos y cada uno de los regantes, incluyendo obviamente el último
de ellos, puedan disponer, instantáneamente, de agua suficiente y a una presión adecuada
para su sistema de riego. Solo una apropiada capacidad de gestión de la red puede evitar
los cortes, las fluctuaciones e inestabilidades, asegurando la adecuada calidad en el
suministro de la red eléctrica, de la misma forma que solo el adecuado control y regulación
del canal de riego asegura el agua de forma adecuada a todos los miembros de la
comunidad de regantes sin cortes ni turbulencias.
Los depósitos, los embalses y las charcas distribuidos a lo largo del canal y las conexiones
de este con cada uno de los regantes facilitan y garantizan el suministro regulado de agua,
en ambas direcciones (del canal al regante y del regante al canal), si el regante tiene
excedente de agua en sus pozos. De igual manera, los diferentes sistemas de
almacenamiento de energía eléctrica, distribuidos en diferentes puntos del sistema, son
necesarios para garantizar un adecuado suministro de electricidad.
Para visualizar mejor el papel del almacenamiento, imaginemos también un sistema como
el de la figura 1.3, compuesto por una carga eléctrica, como un LED y un generador
eléctrico como una dinamo, o una placa fotovoltaica. Cuando se abre el interruptor del
LED, se necesita contar con el suministro de la placa fotovoltaica o, si no hay sol, habrá
que dar vueltas a la manivela de la dinamo. En este último caso, deberemos contar con la
dificultad de posibles retrasos entre la apertura del interruptor y la acción mecánica por
parte del gestor de la dinamo, que necesita conocer que se va a activar el interruptor para
poder producir energía a tiempo.

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En el caso de disponer de un sistema de acumulación de energía eléctrica, como una
batería, sí se puede garantizar la respuesta inmediata, ya que la batería podría estar
siempre cargada por ambas vías de producción de energía eléctrica. Al mismo tiempo, se
podría aprovechar el exceso de producción de alguna de ellas en cualquier momento: en
base a la regulación entre la capacidad de producción de ambas vías, se puede optimizar
o minimizar el esfuerzo del gestor de la dinamo, cuyo compromiso de suministrar energía
se ve condicionado por una mayor o menor inyección de energía por parte de la placa
fotovoltaica. Solo el uso de una batería garantiza esta optimización en el funcionamiento
de ese sistema. Queda por definir cuál debe ser su capacidad, en función de la demanda
por parte de la carga eléctrica y del suministro de energía renovable. Habrá que definir
también las capacidades de producción, o punto óptimo de trabajo, por parte de la dinamo.
Una simple estimación de la capacidad de almacenamiento que sería necesaria nos da
cifras enormes y abre un gran mercado. Si consideramos una capacidad de
almacenamiento que cubra solo el 10 % de la potencia instalada, esto significa unos 3-10
GW, lo que corresponde aproximadamente a un tercio de la potencia de energías
renovables existente hoy en día en España. Esto nos indica la dimensión del mercado que
puede representar el almacenamiento de energía eléctrica en los próximos años.

1.3 El almacenamiento de la electricidad

Las redes eléctricas se enfrentan hoy a una evolución sin precedentes, tanto en la producción
como en el consumo, que requiere una gestión óptima. Esta evolución de sus elementos de
gestión debe permitir una mayor diversificación de fuentes de energía, incluyendo la
intermitencia de las renovables, así como una mayor fluctuación en la demanda, que puede
originarse por un previsible uso de fuentes distribuidas o por variaciones en zonas con más alta

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densidad de consumo (como las zonas urbanas o las zonas industriales), cuyos cambios tienen
cada vez más efectos sobre la estabilidad de la red.
Volviendo al ejemplo de los efectos sobre el canal de riego, no es lo mismo considerar regantes
con solo una hectárea de regadío que considerar las consecuencias en las previsiones de
regadío de una gran finca con muchas hectáreas. Las nuevas condiciones definen un nuevo
panorama y requieren cambiar el tradicional modelo de cinco elementos de la red eléctrica a un
nuevo modelo con seis elementos básicos, al incluir el almacenamiento de energía. Se parece
al sistema del canal de riego: se puede imaginar la influencia que tendría la utilización de
depósitos, embalses, charcas o pequeñas albercas por parte de los grupos de regantes, tanto
para el agua que se desea tomar del canal de riego como para revertir al canal parte de la
posible agua excedentaria de los propios pozos.
La introducción de elementos de almacenamiento de energía posibilita la acumulación de
energía durante el tiempo en que la producción excede al consumo. La cantidad almacenada
es usada cuando el consumo excede a la producción y permite mantener la planta de
producción a un nivel constante, o con variaciones más pausadas. Esto permite un incremento
de eficiencia, una reducción de costes, una mayor facilidad de gestión de la planta y un
aumento de su vida media.
Con el modelo actual de generación y utilización de la electricidad, esta es generada para ser
directamente consumida solo unos momentos después. Cualquier desequilibrio puntual (por
ejemplo, una central eólica que cesa su generación) ha de ser compensado poniendo en
marcha una nueva fuente de energía. Algunas de estas instalaciones tienen tiempos de
respuesta elevados, del orden de minutos. La integración de elementos destinados al
almacenamiento de la energía permitiría optimizar las curvas de demanda y las curvas de
producción. En la figura 1.5 se muestra un ejemplo de dicha optimización, en el que una unidad
de alma- cenamiento de energía sustituye a una central eléctrica de emergencia. La energía
almacenada en períodos valle, es devuelta a la red durante los picos de demanda pasando así
a satisfacerla demanda energética con una sola planta de generación, operando a un
rendimiento más elevado, cuando sin almacenamiento se precisaba de dos plantas de
generación operando durante largos intervalos de tiempo a bajo rendimiento.

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Una unidad de generación de electricidad puede generar una cantidad de electricidad máxima.
Durante los valles de demanda de electricidad (noches y tardes, en que baja el consumo),
parte de la capacidad de generación de energía de dicha unidad es desaprovechada. En los
picos de demanda (mañanas y final de la tarde, en que sube el consumo), la cantidad de
energía producida por la unidad no es suficiente para abastecer la red y una segunda unidad
debe ser puesta en marcha para eliminar dicha inestabilidad.
Esta estrategia presenta dos problemas principales:
1. No se optimiza la capacidad de generación de la unidad 1.
2. El coste de instalación de una segunda unidad es muy alto.
En estas condiciones, la integración de sistemas de almacenamiento de energía debe permitir
aprovechar la capacidad de generación de la primera unidad durante todo el día, realizándose
los procesos de carga durante los valles de demanda de electricidad. Alternativamente, los
sistemas de almacenamiento se mantendrían en modo descarga durante los
picos de demanda.
Esta alternativa es ideal por varios motivos:
1. El tiempo de respuesta del sistema de almacenamiento de energía es más rápido que la
puesta en marcha de una segunda unidad de generación.
2. El coste de instalación del sistema de almacenamiento es menor que el de la instalación
de una segunda unidad generadora.
En el ejemplo descrito en la figura 1.5, se consideran las necesidades de grandes cantidades
de electricidad, por ejemplo, en ciudades. Sin embargo, podría considerarse una
racionalización de los recursos también a pequeña escala. Por ejemplo, imaginemos los
paneles solares instalados en los tejados de las viviendas. Durante la noche, en ausencia de

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sol, no generan electricidad y, por tanto, las necesidades de la vivienda dependen de la red. En
este caso, la integración de un elemento de almacenamiento de energía supondrá una
optimización de los recursos y una menor sobrecarga de la red eléctrica.
Este tipo de razonamiento puede ser dimensionado en función de las necesidades específicas,
lo que progresivamente cambiará el modelo de distribución y consumo de la electricidad desde
un modelo unidireccional hacia un sistema bidimensional optimizando los recursos (ver libro nº
22, de la colección de la Fundación Gas Natural Fenosa, sobre Las redes eléctricas
inteligentes, elaborado por Tomás Gómez, de la Universidad de Comillas).
Asimismo, esta amplia gama de aplicaciones y casuística hace que las tecnologías de
almacenamiento actuales en los que la electricidad se produce, se transporta, se consume o se
mantiene en reserva (back-up) se clasifiquen también dependiendo de la aplicación. Puede
clasificarse en gran escala (GW), tamaño medio (MW) y micro o sistemas locales (kW):

1.4 La importancia del almacenamiento de electricidad


El almacenamiento de energía proporciona servicios esenciales a lo largo de toda la cadena de
valor de la energía, tal como se visualiza en la Figura 1.6, y apoya en numerosos aspectos la
transición hacia un sistema energético seguro, competitivo y con una menor huella de carbono
en Europa. La disponibilidad de sistemas de almacenamiento permite:

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1. Asegurar un correcto balance entre demanda y consumo. El aumento de la variabilidad
en el lado de la generación requiere tecnologías y procedimientos para equilibrar la demanda
de energía y el suministro de electricidad. El almacenamiento de la electricidad permite
interaccionar entre el consumo y los sitios de generación, y promueve la integración de la
generación a partir de fuentes intermitentes (energías renovables).
2. Gestionar mejor las redes de transmisión y distribución. El adecuado uso de elementos
de almacenamiento de energía permitiría obtener una alta capacidad de estabilización de la
red. Asimismo, algunas tecnologías de almacenamiento podrían implantarse mucho más
rápidamente que ciertas actualizaciones de la red con el consiguiente ahorro de inversiones.
En un escenario con la producción y el consumo de electricidad cada vez más descentralizados
y fluctuantes, el almacenamiento puede optimizar el uso de los activos de generación,
transporte y distribución. El almacenamiento permitiría disponer de redes optimizadas respecto
a sus valores de flujos de energía promedio, en lugar de ser optimizadas en función de los
valores de los requisitos marcados por los picos de energía, lo que reduce también las pérdidas
de transmisión y los costes de inversión.
3. Promocionar la gestión de la demanda. Las tecnologías de almacenamiento tendrán un
papel clave en el proceso de transición del sistema eléctrico hacia un uso de energía más
eficiente y sostenible. Esto incluirá el desarrollo en el sector del transporte para un despliegue
creciente de movilidad eléctrica con vehículos eléctricos (HEV, EV) y la aparición de edificios
inteligentes y redes inteligentes en general. Por otra parte, el almacenamiento de energía
contribuye también a la gestión local de electricidad y a su consumo (autoconsumo), incluyendo
la integración con otras formas de uso de la energía, como la calefacción/refrigeración, de una
forma óptima para todo el sistema de alimentación.
4. Mejorar la competitividad y seguridad de la red eléctrica. El almacenamiento de energía
tiene un papel importante en los nuevos diseños de mercado, en especial pensando en
mercados con alta flexibilidad y numerosos servicios, ya que puede ser una alternativa
económicamente atractiva para la expansión de la red y la desconexión de carga. No obstante,

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hay que destacar la creciente necesidad de una regulación específica del almacenamiento y de
los mecanismos de mercado para la flexibilidad y la seguridad del suministro. Ello debe ayudar
a crear un nuevo mercado de almacenamiento de energía y contribuir al desarrollo de una
industria competitiva de almacenamiento de energía.
5. Mejorar los mercados energéticos establecidos. En última instancia, es importante
señalar que algunos sistemas de almacenamiento de energía, debido a su naturaleza
intersectorial, también pueden afectar a los mercados bien establecidos, tales como el mercado
de gas (por ejemplo, los sistemas –electricidad hacia gas–, power to gas), los mercados locales
de calor (por ejemplo, el almacenamiento de calor) y los mercados de transporte (por ejemplo,
la movilidad eléctrica, las pilas de combustible). La capacidad intersectorial va más allá del
mero almacenamiento y la recuperación de la electricidad o de la interconexión de redes
energéticas de distinta naturaleza (gas y eléctrica).
6. Potenciar las “redes inteligentes”. La introducción de sistemas de almacenamiento de
energía viene también a potenciar la aplicación de redes inteligentes (smart grids).
Generalmente, la red está diseñada para contener fuentes de generación que responden a la
demanda de los usuarios y son gestionadas por el operador de red. Por el contrario, una red
inteligente puede ser utilizada de manera que el uso varía según la demanda y la disponibilidad
de las fuentes intermitentes, los períodos de pico o valle de consumo, o los costes por kilovatio-
hora. Los elementos de almacenamiento desempeñan un papel de arbitraje al poder acumular
energía en valles y ofrecerla en períodos de pico.

1.5 Las aplicaciones y usos del almacenamiento de electricidad

Las unidades de almacenamiento de energía se basan en diversas tecnologías, que se


describen con detalle en este libro.
Los sistemas de almacenamiento pueden conectarse como unidades convencionales de
generación, por ejemplo, el bombeo hidráulico. También pueden conectarse como unidades
reguladoras de frecuencia a través de interfaces DC/AC aplicadas a baterías o como unidades
que aseguren un sistema estable inmune a interrupciones de potencia y capaces de atenuar
picos y micro cortes de tensión o, mediante doble conversión AC/DC y DC/AC, definir la forma
de onda y constituir a partir del adecuado aislamiento eléctrico un auténtico cortafuego de
protección de la red para ciertas instalaciones.
El paralelismo con el sistema del canal de riego puede ser mantenido y utilizado para describir
a los diferentes sistemas de almacenamiento, que pueden ser grandes y pequeños,
estacionarios o móviles. Aquí nos centraremos especialmente en los sistemas estacionarios,
que son los de mayor interés para las redes eléctricas. Asimismo, según su ubicación, pueden
distinguirse como elementos de un sistema centralizado, distribuido o bien para la mejora de la
calidad de la red:
a. Almacenamiento centralizado
b. Almacenamiento distribuido

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c. Mejora de la calidad del servicio
Un sistema de almacenamiento de energía se define como aquel sistema o dispositivo
empleado para almacenar energía para su uso posterior, ya sea a corto o largo plazo, de forma
intensiva o de forma mantenida en el tiempo. Dichos sistemas se diferencian en función del tipo
de mecanismo que permite almacenar y liberar la energía.
Tal como se indica en la figura 1.7, existen múltiples clases o tipos de energía, y sus
principales mecanismos usualmente implican:

1. Energía mecánica, ya sea en forma de energía potencial de saltos de


agua, energía cinética
de volantes de inercia, o energía elástica de gases presurizados.
2. Energía química liberada en la formación de moléculas de elevada
energía de enlace (CO2, H2O), mediante la combustión de moléculas de baja
energía de enlace, como la gasolina (octano, nonano), alcoholes, hidrógeno o
metano.
3. Energía electroquímica asociada a procesos de oxidación/reducción de
especies químicas y que mediante celdas electroquímicas se puede
transformar en energía eléctrica.
4. Energía electromagnética obtenida en una región atribuida a la
presencia de un campo electromagnético, y que se expresa en función de las
intensidades del campo magnético y del campo eléctrico.
5. Energía térmica basada en la buena capacidad de acumulación de
determinados materia- les debido a sus calores específicos y/o a sus calores de
cambios de fase.

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2. Sistemas mecánicos
Los sistemas de almacenamiento de energía basados en energía mecánica están fundamenta-
dos en tecnologías que permiten la transformación de la energía asociada al movimiento y/o la
posición en energía eléctrica. Es decir, utilizan la energía cinética (velocidad), potencial (altura)
o de comprensión (potencial elástica) para almacenar energía y transformarla poste- riormente
en energía eléctrica.
Tres tipos principales de tecnología representan a los sistemas mecánicos de almacenamien-
to de energía:
1. Las centrales hidráulicas de bombeo almacenan energía potencial en una masa de agua
situada a una cierta altitud, o lugar de almacenamiento, con respecto a otro lugar situado a
menor altura. Este tipo de almacenamiento de energía se conoce con las siglas PHES (pumped
hydro energy storage o simplemente PHS).
2. Las centrales de almacenamiento de energía por aire comprimido (aire sin coste a causa
de su disponibilidad) almacenan la energía interna asociada al aumento de presión de un gas.
Este tipo de almacenamiento de energía se conoce con las siglas CAES (compressed air
energy storage).
3. En un volante de inercia, conocido internacionalmente como flywheel, se almacena
energía cinética de rotación, que acumula una masa que gira sobre un eje (como si fuera una
peonza).

2.1. Las centrales hidráulicas de bombeo


2.1.1. Conceptos
Las centrales hidráulicas de bombeo o centrales hidroeléctricas reversibles son un tipo de
central hidroeléctrica con la capacidad de almacenar energía mediante el bombeo de agua,
curso arriba, a una posición situada a mayor altura.
El fundamento básico es el almacenamiento de la energía potencial del agua embalsada en
una presa situada una cierta altura por encima de otra inferior.
En espacios de tiempo de baja demanda y/o bajo precio de la electricidad, esta se utiliza para
accionar bombas que impulsan el agua hacia el embalse superior. En intervalos de tiempo de
elevada demanda de electricidad, el proceso se revierte, y el agua almacenada se libera
pasan- do a través de turbinas para producir electricidad.

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Actualmente las centrales hidroeléctricas reversibles representan, con diferencia, la mayor
capacidad de almacenamiento de energía en red, con más del 99% de la capacidad de
almacenamiento a nivel mundial.
Con datos del año 2009, Japón era, con más de 25.000 MW de potencia instalada, el país con
una mayor capacidad instalada de hidroeléctrica de bombeo, seguido de Estados Unidos y
China.

2.1.2. Funcionamiento detallado


Una central hidráulica de bombeo suele estar equipada con bombas y generadores conectando
un embalse superior con otro inferior. Las bombas utilizan electricidad relativamente barata de
la red durante horas de bajo consumo para desplazar el agua desde el embalse inferior al
superior. En los intervalos de tiempo de elevada demanda de electricidad (horas pico), el agua
se libera desde el embalse superior para generar electricidad a un precio más elevado.
Actualmente la tendencia es utilizar turbinas reversibles, frecuentemente del tipo Francis, que
puedan funcionar como bomba impulsando el agua al embalse superior y como turbina,
generando electricidad.
La eficiencia de las centrales hidráulicas de bombeo varía significativamente, entre otras
causas debido a la larga vida de las instalaciones existentes que abre el abanico de las
tecnologías existentes. La eficiencia de energía de plantas con diseños antiguos puede estar
por debajo del 60%, mientras que una planta hidroeléctrica reversible moderna puede alcanzar
una eficiencia por encima del 80% para un ciclo almacenaje-producción de energía.

2.1.3. Campos de aplicación


Esta probada tecnología ayuda, actualmente, a las compañías eléctricas a balancear la red
eléctrica y, gracias a su flexibilidad y tiempo de respuesta, permite también prestar ser- vicios
en el mercado auxiliar en el que la regulación de servicios suministrados por las plantas de
bombeo es retribuida. Asimismo, esta tecnología permite obtener ingresos a partir del
almacenamiento de energías renovables que de otra manera podrían perderse. Estas opciones
facilitan hoy en día a las compañías eléctricas incrementar el portafolio de energías renovables.
Las centrales hidráulicas de bombeo representan actualmente la solución comercialmente
viable y demostrada para el almacenamiento de grandes cantidades de energía con la finalidad
de mantener un equilibrio en la red eléctrica y prevenir apagones eléctricos. Actualmente solo
el almacenamiento de energía por aire comprimido, que se detallará más adelante en este
capítulo, es capaz de almacenar también energía a gran escala. Son tecnologías con un grado
muy alto de madurez y con una muy buena adaptación entre sus características y las
necesidades de la red.
Su tiempo de reacción es de solo 15 segundos para pasar del 50% de generación al 100%,
aunque precisa unos dos minutos para pasar de 0% al 100% de generación. Por el contra- rio,
la completa inversión del ciclo, del 100% de generación al 100% de bombeo, precisa de unos
10 minutos. Las plantas de bombeo modernas, con maquinaria de velocidad variable, permiten

17
una regulación de la potencia producida, del 50% al 100%. Esto es de gran utilidad para
aquellos servicios necesarios para mantener bajo control la transmisión de la potencia eléctrica.
Los diferentes aspectos a considerar son:
• El control de la programación y disponibilidad inmediata llevada a cabo por el operador
del sistema de transmisión.
• El control de las caídas de voltaje y la reducción de las distorsiones armónicas.
• El control de la compensación de pérdidas.
• Los seguimientos de carga.
• Las tareas de protección o de balance energético de la red.

Este tipo de plantas son ya utilizadas para la regulación primaria y secundaria de la red. Ello
constituye una clara alternativa para las compañías eléctricas, para operar óptimamente otras
fuentes energéticas, las renovables o las basadas en fuentes fósiles, en sus niveles de máxima
eficiencia.
Estas características hacen que las centrales de bombeo sean una magnífica herramienta para
balancear la red durante las salidas imprevistas de otras plantas de potencia.
Las centrales tienden a ser cada día mayores en potencia y en capacidad de almacenamiento,
como la planta de Lundington, en Michigan (EE.UU.) con casi 2 GW y una capacidad de
15 GWh. Pero el rango de potencia media de las diversas centrales de bombeo está entre 50 y
500 MW, con una zona media típica de entre 200 y 350 MW y con un rango me- dio de
capacidad de almacenamiento de unas 8 horas. La distribución media de desniveles de las
centrales de bombeo se centra en el rango de 100 a 600 metros, aunque con ciertos retos se
pueden lograr modificaciones de la presente tecnología que posibilitan también menores
desniveles, unas pocas decenas de metros, así como mucho mayores desniveles, difíciles de
obtener por ubicación geográfica. Típicamente, las centrales de bombeo utilizan sistemas
reversibles de una sola etapa para el bombeo y la generación basados en turbinas del tipo
Francis.
Entre las desventajas de esta tecnología destaca el requerimiento de terrenos adecuados, con
una diferencia de altura significativa entre los dos embalses y con capacidad para almacenar
una gran cantidad de agua. La construcción de una estación hidráulica de bombeo suele llevar
años y, aunque los costes de operación y mantenimiento son bajos, la inversión inicial es muy
elevada. El impacto ambiental es otra de las preocupaciones que condicionan los diferentes
proyectos.

18
2.1.4. Niveles de implantación
Las primeras plantas de bombeo aparecen en Suiza, Austria e Italia en la última década del
siglo XIX. Los primeros diseños utilizaban de forma separada bombas y generadores con
turbinas. A partir de los años 50 del siglo XX, una bomba-turbina reversible se erige como el
diseño dominante para las centrales hidráulicas de bombeo. El desarrollo de esta tecnología no
se acelera hasta los años 60, cuando se empieza a utilizar almacenando energía producida por
las centrales nucleares y ofreciendo electricidad en horas de máximo consumo.
En los años 90 su desarrollo disminuye en muchos países. Las causas son la bajada de los
precios del gas natural durante este período, haciendo las turbinas de gas más competitivas
para suministrar electricidad en horas punta. También preocupaciones medioambientales
causaron la cancelación de varios proyectos o prolongaron el proceso de obtención de
permisos. También afectó a su desarrollo la reestructuración en muchos países, que separaron
la generación y el transporte de electricidad, cuando las estaciones hidráulicas de bombeo
están en medio de estos dos. Dado que la generación neta de electricidad de una de es- tas
estaciones es negativa, no puede considerarse una planta de generación. Y aunque estas
estaciones también contribuyen a retrasar aumentos de la infraestructura de transporte de
energía eléctrica, en muchos países, como los EE.UU., no se consideran infraestructura de
transporte.
En los últimos años, la creciente preocupación por el cambio climático y la consiguiente misión
de reducir la huella de carbono en la generación de electricidad han hecho crecer el interés
comercial por las centrales hidráulicas de bombeo. Así, ya en 2009 se esperaba la adición de
unos 76 GW de potencia instalada a nivel mundial para el año 2014. China cuenta con el plan
más ambicioso, habiendo identificado numerosos sitios potenciales para instalar una capacidad
total de 310 GW, y esperando incrementar su potencia instalada hasta los 50 GW antes de
2020. Aunque Japón ya cuenta con una altísima densidad de hidroeléctrica reversible
instalada, las compañías niponas siguen desarrollando también nuevas plantas.

19
En los últimos años el creciente interés por el almacenamiento de energía, especialmente para
la integración de las fuentes de energía renovables, ha reavivado el desarrollo de proyectos de
estaciones hidráulicas de bombeo. En Japón se ha empezado a utilizar una variante con el mar
como depósito inferior de almacenamiento de agua, con una planta piloto instalada en Okinawa
e inaugurada en 1999 como mayor ejemplo.
Se han construido, también, pequeñas plantas de bombeo aprovechando infraestructuras
existentes en canales. Actualmente se está explorando la posibilidad de aprovechar los
pequeños desniveles presentes en canales dotados de esclusas, para su aprovechamiento
como plantas de bombeo de agua. Dichas plantas presentan una capacidad de
almacenamiento de entre 2 y 30 GWh. El hecho de que los diques e instalaciones compatibles
con altas presiones hidráulicas ya existan en estas esclusas rebaja mucho el coste de
fabricación de plantas de bombeo en estos emplazamientos.
En Alemania se está potenciando el uso de dichos emplazamientos, con el elevador de barcos
de Scharnebeck, en Lüneberg, como el ejemplo más representativo, con una capacidad de
almacenamiento de 25 MWh.

20
Diversos investigadores también han propuesto la posibilidad de utilizar una caverna
subterránea como depósito inferior. En los EE.UU. varios desarrolladores han recibido
permisos para estudiar la posibilidad de construir dichas estaciones.
Muchas estaciones existentes se construyeron hace ya varias décadas y fueron, por lo tan- to,
equipadas con tecnología ya desfasada e ineficiente. Existe un potencial importante para
incrementar esta capacidad sencillamente renovando y actualizando las instalaciones
actualmente existentes. Además, muchas plantas hidroeléctricas podrían ser modificadas para
añadir bombas en sus instalaciones y así ser transformadas en centrales hidráulicas de
bombeo.

21
Recientemente, se ha puesto en marcha un sistema fuera de red en la isla de El Hierro (Islas
Canarias) basado totalmente en energías renovables y un sistema de almacenamiento
principalmente basado en una presa hidráulica de bombeo:

22
Este sistema evita 20 de los 26 petroleros de 2.000 Tm necesarios para satisfacer la demanda
energética, con el consiguiente ahorro de emisiones y coste de la energía, asegurando un
grado de penetración de las energías renovables del 75%.

2.1.5. Ventajas e inconvenientes


La principal ventaja de esta tecnología es su madurez. Prácticamente más del 99% de la
energía almacenada hoy lo es en base a esta tecnología, y ello está permitiendo a las
compañías eléctricas y a los entes gestores de redes eléctricas abordar la calidad de red y la
introducción de nuevas fuentes de energía.
Asimismo, ofrece interesantes perspectivas para la estandarización de sistemas híbridos
combinando centrales de bombeo con plantas de energías eólica y fotovoltaica. También dado
su relativamente bajo impacto medioambiental, a la vez que permite utilizar sistemas
hidráulicos ya existentes, presenta un alto grado de aceptación social, a diferencia de otras
tecnologías mucho menos conocidas y extendidas.
A pesar de su alto nivel de inversión inicial, su larga vida útil permite estimar unos muy bajos
costes por kWh generado, compatibles con los actuales costes energéticos.

Sus inconvenientes hay que hallarlos en:


• Las restricciones impuestas por las limitaciones geográficas.
• Las limitaciones impuestas por las actuales turbinas reversibles, que no satisfacen todos
los requerimientos de estabilidad en la zona de operación entre los dos modos, así como por la
falta de flexibilidad en las condiciones de trabajo de las mismas. Actualmente, no permiten
bajos regímenes de funcionamiento debido a su alta sensibilidad al nivel hidráulico.
• Las limitaciones impuestas por los tiempos de arranque y de transición entre regímenes

23
de funcionamiento.
• Al igual que ocurre con otras tecnologías de almacenamiento, no hay todavía
desarrollados ni modelos de negocio ni normas de regulación para simulaciones a diferentes
plazos temporales ni a diferentes escenarios.

2.3 Sistemas de almacenamiento de energía por aire comprimido


(CAES)
2.3.1 Conceptos
La tecnología de almacenamiento de energía por aire comprimido (Compressed Air Energy
Storage o CAES) se basa en utilizar energía eléctrica generada a bajo coste para accionar un
compresor. En su forma más simple, el aire comprimido se enfría y se retiene en cavernas o
lugares geológicos apropiados o en depósitos terrestres o en recipientes submarinos. En
momentos de alta demanda de electricidad, se aporta un suministro de calor al aire comprimido
mientras se lo deja expandir a través de turbinas. La energía transferida a las turbinas se
convierte en electricidad mediante el uso de generadores eléctricos.
En otras palabras, la energía eléctrica barata es transformada en energía potencial del aire
presurizado y almacenado en esta forma.
Es conocido, especialmente por los amantes al ciclismo que han tenido que inflar un neumático
con una mancha manual, que la presurización del aire disipa energía térmica, que a su vez
sería susceptible de ser también almacenada para aumentar así la eficiencia de un ciclo de
almacenamiento-generación de la energía.
Además, como fase inicial a la expansión del aire, este necesita ser calentado para evitar la
congelación en el sistema de expansión. Por tanto, en esta fase se podría reutilizar el calor
previamente capturado, lo que constituiría un sistema adiabático, o alternativamente utilizar
calor de otras fuentes, lo que definiría un sistema diabático.
Éste último, el sistema diabático, es el implementado hasta el momento, con unas pocas
plantas instaladas y en funcionamiento. Por supuesto, la variante adiabática es más
prometedora, ya que ofrece una eficiencia energética mucho mayor. También otras versiones
del proceso, como la versión submarina, que permite su instalación junto a molinos eólicos off-
shore o incluso en ríos cerca de las ciudades, o la versión isotérmica, dotada de gran
modularidad, constituyen nuevas alternativas bajo investigación y prototipaje.

2.3.2 Funcionamiento detallado

Plantas en régimen diabático (CAES diabático o convencional)


Es el primer tipo de sistema que apareció, y el único actualmente desarrollado en instalaciones
de gran tamaño (escala de MW).

24
En intervalos de baja demanda de electricidad, esta se utiliza para accionar turbocompresores
que comprimen aire que se almacena en galerías, típicamente cavernas de sal. Cuando existe
demanda de energía, este aire comprimido se deja expandir accionando una turbina que
genera electricidad. Para evitar la bajada de temperatura del aire durante su expansión, el aire
se calienta mediante la combustión de gas natural.
En esta tecnología se comprime el aire a unos 60-70 bares antes de su almacenamiento. Esta
presión se alcanza mediante sucesivas etapas de compresión e intercambio de calor, para
terminar el proceso con una temperatura final similar a la ambiental.
Este tipo de CAES presenta considerables ineficiencias debido a la pérdida de energía en
forma de calor que tiene lugar después de comprimir el aire, que se enfría en la galería, y
precisa de combustibles fósiles durante la expansión del gas. Este segundo hecho, además,
hace del CAES diabático un sistema de almacenamiento de energía con una significativa huella
de CO2.
Las dos plantas de CAES que existen en el mundo actualmente son diabáticas. Una de ellas se
halla en Huntorf (Alemania), con una capacidad de generación de 290 MW y una eficiencia del
48%, y la otra en McIntosh (EE.UU.), de 110 MW y con una eficiencia energética del 54%.

Plantas en régimen adiabático (CAES adiabático)


Un sistema adiabático de almacenamiento de energía por aire comprimido (A-CAES) es en
esencia muy parecido al sistema CAES convencional anteriormente detallado, pero con la
incorporación de un material (suele ser un lecho de materiales cerámicos, aunque también se
pueden emplear parafinas) que ofrece almacenamiento térmico. Así, el calor generado por la
compresión del gas no se pierde si no que se transfiere a dicho material. Este material, más
tarde, cuando haya demanda de generación de electricidad, transferirá el calor al gas en
expansión, evitando así la quema de combustibles fósiles y permitiendo una mayor eficiencia
de energía en el proceso global. [9,10]
El almacenamiento del calor generado durante la compresión del gas para su posterior uso
para calentarlo durante su expansión eleva la eficiencia de energía del proceso hasta valores
en torno al 70%, por debajo de las eficiencias de los actuales sistemas de bombeo hidráulico.
Asimismo, el almacenamiento térmico también suprime la necesidad de quemar gas natural,
eliminando así la huella de carbono del proceso.
Los materiales que se pueden utilizar para almacenar el calor son cerámicos, ya sean lechos
de rocas o bien moldeados en forma de ladrillos a través de los cuales puede circular el aire
intercambiando calor, aunque también se menciona el uso de parafinas y sales fundidas.
Actualmente no existe ninguna planta de almacenamiento por aire comprimido en régimen
adiabático. Sin embargo, en Alemania ya se ha proyectado la construcción de una planta
demostradora (proyecto ADELE) que ofrecerá una capacidad de almacenamiento de 1 GWh y
contará con una capacidad de generación de hasta 200 MW. Se prevé que esta planta sea

25
capaz de relevar 40 aerogeneradores de última generación de 5 MW durante hasta 5 horas de
espacio de tiempo sin rachas de viento.
Plantas submarinas de energía (CAES submarino)
Esta variante de almacenamiento por aire comprimido contiene la particularidad de que los
tanques que almacenan el aire comprimido se hallan sumergidos en agua, típicamente un mar,
un río o un lago. La electricidad sobrante producida por aerogeneradores o bien de bajo coste
se hace llegar a plataformas submarinas, donde los compresores presurizan aire atmosférico a
la presión existente en el lecho del mar, río o lago donde se encuentra dicha plataforma.
Existen varios proyectos basados en esta tecnología, algunos de los cuales contarían con
sistemas de almacenamiento térmico basados en soluciones acuosas que permitirían una
eficiencia de energía de alrededor del 70%.
El CAES submarino presenta ciertas ventajas respecto al CAES convencional:
• No cuenta con la gran limitación geológica impuesta por la existencia de cavernas.
• Diseño modular fácilmente escalable.
• Eficiencia entre un 10 y un 20% mayor que en el CAES convencional.
• Tiempo de arranque inferior al del CAES convencional y al del CAES adiabático (me-
nos de 2 minutos).
La perspectiva más interesante que presenta el CAES submarino es una integración parcial de
la energía eólica marina. Actualmente, la mayor parte de la electricidad generada a partir de
energía eólica marina (como la eólica terrestre) no se almacena, lo que dificulta la gestión de la
red eléctrica, dado el carácter fluctuante de esta fuente de energía. Una plena integración de la
eólica marina con sistemas de almacenamiento no es viable económicamente, pues la
capacidad de almacenamiento del sistema siempre limitaría la capacidad de generación de los
aerogeneradores. Pero una integración parcial, donde una parte de la energía generada por los
aerogeneradores es almacenada como CAES, valoriza altamente esta energía, que ya no es
fluctuante. Esta opción también implica una reducción de costes muy importante en
aplazamiento de ampliación de infraestructuras de transporte y distribución de electricidad. La
canadiense Hydrostor tiene planeada la construcción de un sistema a 7 km de las orillas de
Toronto con capacidad de generación de 1 MW y 4 MWh de capacidad de almacenamiento con
la finalidad principal de almacenar parte del superávit de energía eólica producida durante la
noche.
Plantas isotérmicas (CAES isotérmico)
El almacenamiento de energía isotérmico por aire comprimido también pretende superar
algunas de las limitaciones del CAES tradicional (diabático) y del CAES adiabático.
El CAES isotérmico (ICAES) es una tecnología modular. Cada módulo está equipado con
cigüeñales para la compresión y la expansión del gas. Los cigüeñales transforman el
movimiento rotatorio de un generador en movimiento rectilíneo de un émbolo que comprime

26
el gas. Para asegurar que el proceso sea isotérmico se emplean intercambiadores de calor
metálicos y agua como elemento de disipación o suministro del calor del proceso. El aire
comprimido se almacena en compartimentos tubulares de acero.
En el CAES isotérmico se retira calor constantemente durante la compresión del gas, y se
añade constantemente durante su expansión, con la finalidad de mantener un proceso
isotérmico, y controlar así la curva de presión-volumen para que se asemeje a una isoterma,
comportando así unas mínimas pérdidas de energía. Las altas transferencias de calor a mínimo
gradiente de temperatura son un reto tecnológico y para ello se requieren grandes áreas
superficiales de contacto en los intercambiadores de calor implicados en el proceso. La
eficiencia energética esperable de este proceso se encuentra en el rango de entre el 70 y el
80%.
Entre las ventajas del CAES isotérmico destacan:
• Flexibilidad: puede ser ubicado sin restricciones geológicas impuestas por la existencia
de
cavernas.
• Cero emisiones: el proceso isotérmico no consume fuel ni produce emisiones.
• Componentes de fiabilidad ya probada: cigüeñal, generador y almacenamiento en
recipientes tubulares de acero.
• Escalabilidad: la potencia y la capacidad de almacenamiento son escalables de forma
independiente.

Esta versión de la tecnología CAES ofrece grandes posibilidades, si bien está todavía en
desarrollo para grandes instalaciones:
• Buena alternativa a ampliaciones de transporte y distribución de electricidad, permitiendo
una reducción sustancial de costes.
• Integración de fuentes de energía renovables.
• Elimina la necesidad de sistemas auxiliares de estabilización de la red eléctrica que
requieren combustible diesel.
• Capacidad de ofrecer picos de potencia pudiendo sustituir plantas de gas natural.

En 2009 ya se desarrollaron prototipos iniciales de 1 kW de potencia y 5 kWh de capacidad de


almacenamiento. La empresa SustainX, ya a finales de 2010, diseñaba un sistema piloto con
una potencia de 40 kW y actualmente está cerca de poder ofrecer unidades comerciales con
potencias de hasta 1,5-2 MW.

27
2.3.3 Campos de aplicación

El CAES es aconsejable como alternativa para un amplio rango de aplicaciones que van de
gran a pequeña escala de almacenamiento. Probablemente, el sector de mercado más
atractivo para esta tecnología está en las aplicaciones de eólica marina como elemento para
obtener el balanceo de generación de potencia entre oferta y demanda, así como de sistema
de restablecimiento del sistema.
El creciente número de plantas de gran escala de granjas eólicas marinas en el norte de
Europa podría constituir su primer mercado. Sin embargo, CAES no es todavía
económicamente viable si únicamente se basa en este mercado. Otros mercados deberían ser
accesibles para asegurar los ingresos necesarios para justificar dicha industria. Por eso, CAES
también se orienta a las redes de voltaje intermedio como soporte a la red de distribución.

2.3.4 Ejemplos prácticos


A pesar de la relativamente alta madurez de la tecnología CAES, existen pocos ejemplos a
gran escala, si bien el número de proyectos implementando nuevos demostradores presenta un
gran crecimiento y, al mismo tiempo, presenta grandes elementos de evolución de la tecnología
CAES en todas sus modalidades:
1. La primera generación de CAES corresponde a los sistemas comercialmente en
explotación. La planta de Huntdorf (Alemania) está funcionando desde 1978 y la de McIntosh
(EE.UU.) lo está desde 1991.
2. La segunda generación de CAES no está todavía en su fase comercial. Las actividades
pre comerciales van orientadas a las diferentes alternativas para incrementar la eficiencia del
ciclo, aumentar la vida media del sistema y sus componentes y disminuir costes.
3. La tercera generación de CAES en fase de validación experimental va dirigida a tener un
sistema CAES sin emisiones de CO2 provocadas por el consumo de combustible en la fase de
expansión del aire. El anteriormente citado proyecto ADELE es su ejemplo más representativo.

2.3.5 Ventajas e inconvenientes


A pesar de estar poco implementada, es una tecnología relativamente madura y simple en sus
componentes y podría estar, a diferencia de otras tecnologías, de forma rápida en el mercado.
Al mismo tiempo, ofrece variantes muy atractivas para consolidar sistemas con eficiencias de
ciclo en el orden del 75% de acuerdo con las nuevas versiones de la tecnología, si bien los
sistemas actuales solo presentan un escaso 50% en su ciclo AC-AC.
Sin embargo, su principal activador, las granjas eólicas y fotovoltaicas ubicadas en lugares
donde el almacenamiento de bombeo hidráulico no sería probablemente la primera opción, no
tiene todavía los incentivos suficientes para incorporar el precio del almacenamiento en sus
costes.

28
3. Sistemas electroquímicos
Las baterías están basadas en la combinación de procesos de oxidación y de reducción. Un
proceso de oxidación es el que tiene lugar sobre un componente que pierde o libera electrones
en la reacción. Un proceso de reducción es la reacción en la que el componente gana o
captura electrones. La oxidación tiene lugar en el ánodo, que es el electrodo que capta los
electrones entregados por el compuesto, mientras que la reducción tiene lugar en el cátodo,
que es el electrodo que suministra los electrones que se ganan por parte del compuesto.
Para que el proceso sea sostenido y se mantenga de forma continua, es preciso asegurar la
circulación de los electrones desde el lugar de oxidación al de reducción y evitar la
acumulación de cargas eléctricas que bloquearían la reacción. Hay que contar con un colector
de electrones que dé un camino de extracción de esta carga, los electrones, producida por la
reacción química de oxidación. Esta vía, constituida por un circuito externo, termina en el
cátodo, donde el flujo de electrones es utilizado para reducir el correspondiente componen- te
químico. Esta parte cierra el circuito eléctrico exterior.
Tal como se deduce de este comportamiento y su descripción en la figura 3.1, hay que
distinguir dos semirreacciones, una de oxidación y otra de reducción, que en su conjunto
definen la reacción global.
Para poder cerrar el circuito eléctrico global que nos asegure el paso de la corriente eléctrica,
hay que mantener un medio apto para la circulación de los iones (o electrolito). Se trata de
mantener un camino interno entre el ánodo y el cátodo para la circulación de los iones
producidos.
Este camino interno puede ser desde un simple medio ácido utilizado en la primera pila de
Volta (fieltros empapados con un medio líquido ácido), hasta un electrolito líquido separado
mediante una membrana en catolito y anolito. Puede ser también un medio alcalino. A su vez,
estos medios pueden ser electrolitos líquidos o sólidos.
Este proceso de reacción electroquímica se podrá mantener mientras existan las especies
electro activas que participan en la oxidación y la reducción o estas sean regeneradas desde el
exterior. Para poder ser regeneradas de forma eficiente es preciso aportar la suficiente
cantidad de energía externa: esta es la alternativa para sistemas recargables.
A continuación, se describe en primer lugar lo esencial del conjunto de sistemas
electroquímicos de almacenamiento, para detallar posteriormente las características de las
principales baterías y sistemas.

29
3.1 Conceptos
Las baterías son dispositivos multiceldas de almacenamiento de energía basados en una
variedad de sistemas químicos específicos que permiten la transformación de energía química
en energía eléctrica (y viceversa), mediante procesos electroquímicos de oxidación/reducción.
Las celdas están constituidas por dos electrodos –denominados ánodo y cátodo– y un
electrolito encerrado entre los dos electrodos en el recipiente contenedor. Las celdas
suministran un flujo de electrones (densidad de corriente A/cm2) a partir de las reacciones
químicas asociadas al sistema químico específico y a su capacidad de interactuar con los
electrodos.
Los diferentes tipos de celdas o unidades electroquímicas simples se clasifican por su tensión
de trabajo (V), que está ligada a la diferencia de potencial experimentada por el electrón entre
su estado inicial y su estado final (normalmente entre 1 y 4 voltios).
Estas características, la densidad de corriente (A/cm2) y la tensión de trabajo (V), determinan
la potencia y la energía almacenada o liberada durante el proceso electroquímico, y dependen
del par de componentes químicos de oxidación y reducción utilizados y de la capacidad de
acumulación del mismo.

30
Dado el alto carácter modular de las celdas simples, estas unidades son fácilmente
conectables en serie para obtener mayores voltajes, y pueden ser combinadas para definir
sistemas de almacenamiento o baterías con más elevadas potencia y capacidad energética,
para satisfacer las crecientes demandas del sistema eléctrico, incluida la movilidad o
portabilidad eléctricas.
La especie o componente oxidada y la especie o componente reducida de una semirreacción
redox forman lo que se llama un par redox. A lo largo de la evolución de las pilas electro-
químicas se han propuestos diferentes pares, de acuerdo con la tecnología disponible para
combinar los diferentes tipos de electrolitos.
La tecnología asociada a los sistemas electroquímicos de almacenamiento de energía es una
tecnología madura, y ha sido utilizada en diferentes productos industriales desde hace más de
100 años. La demanda de los productos de electrónica portátil y de movilidad eléctrica ha
supuesto un empuje con notables avances. Desde el punto de vista de su aplicación a la red
eléctrica, es una tecnología aun relativamente muy joven.
Los sistemas de baterías más utilizados son:

31
De todas ellas, considerando las aplicaciones en las redes eléctricas, solo las tecnologías de
plomo-ácido y sodio-azufre presentan un amplio portafolio comercial consolidado. Las baterías
de zinc-bromo (ZnBr), vanadio (VFR), níquel-hidruros metálicos (NiMH), litio, zebra y
“capacidades electroquímicas” están en las fases de demostración, en pruebas de campo y/o
en su transición a producto comercial consolidado. Otras tecnologías, como metal-aire, nuevas
versiones avanzadas de ion-litio, ion-sodio, magnesio y nano- “supe capacidades” están
todavía en su fase de desarrollo.

2.4 Funcionamiento detallado


Cada celda de una batería tiene los siguientes componentes:
• Dos parejas electroquímicamente activas:
• Una en el ánodo; es el par que participa en la semirreacción de oxidación.
Otra en el cátodo; es la que participa en la semirreacción de reducción.
• Un electrolito, que es un medio aislante electrónicamente y conductor de iones y que
puede ser sólido o líquido.
• Dos electrodos (ánodo y cátodo).
• Un separador o membrana para aislar los dos electrodos evitando el cortocircuito y
permitiendo el paso de iones.
• Un contenedor que hace las veces de embalaje/cierre del sistema.

32
Con esta configuración, los electrones fluyen desde un electrodo al otro a través de un circuito
externo, mientras que, al mismo tiempo, la electroneutralidad está asegurada por el transporte
de iones a través del electrolito.
En base a ello, cuando una de las semirreacciones redox se termina por agotamiento del
componente correspondiente, el flujo de electrones se detiene. En estos casos, si el proceso se
puede invertir aplicando una corriente externa para promover los electrones de los estados de
mínima energía a los de máxima, las baterías se pueden recargar y puede repetirse este ciclo.
Tal como se indica en este esquema, durante el proceso de carga los electrones son extraídos
del cátodo, oxidando las especies electroactivas de la zona del catolito. Estas son regeneradas
de su estado reducido al oxidado perdiendo electrones y, a través del circuito exterior, el flujo
de estos electrones es inyectado en el ánodo para reducir las especies electro activas de la
zona del anolito. Estas especies son regeneradas de su estado oxidado al reducido, ganando
electrones. De esta forma, la celda electroquímica acumula energía eléctrica en forma de
energía química, que posteriormente podrá suministrar como electricidad de forma progresiva.
Llegados a este punto, conviene observar que tanto la extracción de carga como su inyección
se realizan a través de los electrodos, por lo que debe asegurarse que todas las especies
electro activas se vean envueltas en estos procesos de carga para poder mantener el nivel de
capacidad de almacenamiento de energía. Ello requiere un diseño de batería que garantice un
sistema de gestión seguro y fiable. Por esta razón, se requiere una comprensión del
envejecimiento y el mecanismo de degradación de las baterías que facilite el desarrollo de las
mismas.
Volta presentó su primer prototipo de sistema electroquímico en 1800. Desde entonces ha
habido numerosas mejoras en las prestaciones de estos sistemas. Especialmente en los
últimos 50 años, en los que los sistemas electrónicos y la movilidad eléctrica han estimulado el
desarrollo de estas tecnologías. Actualmente, estos sistemas electroquímicos ofrecen
eficiencias en el rango de un 70-95%, dependiendo del estado de carga, de las condiciones de
descarga y de la tecnología. Las tecnologías de ion-litio y las del súper-condensadores son las
de máxima eficacia.
2.5 Campos de aplicación
En el campo de las redes eléctricas, los sistemas electroquímicos constituyen una gran
expectativa como elementos de almacenamiento de energía eléctrica en los diferentes modelos
de redes menos centralizados, con un mayor grado de fuentes distribuidas, con un incremento
de fuentes renovables y con un sistema de gestión más inteligente que implique a los usuarios
finales.
Con excepción de los súper-condensadores, solo recomendables para contribuir a la calidad de
la red, las demás tecnologías son aptas para la integración de fuentes renovables y
desplazamientos temporales entre generación y consumo de energía.
Asimismo, dependiendo de las capacidades energéticas y los costes alcanzables, todas las
tecnologías expuestas pueden ser elementos útiles como sistemas de almacenamiento de

33
energía descentralizados y para ayudar a mantener el balance instantáneo entre generación y
consumo, siempre que puedan contribuir en unos 30 segundos y al menos durante 15 minutos.

Además, también son elementos necesarios para asegurar un mejor control de voltaje y de
frecuencia, y ayudar en el proceso del restablecimiento operativo de una planta sin ninguna
dependencia de la red de transmisión.
Hoy por hoy, constituyen la alternativa para satisfacer las necesidades de la electrónica móvil, y
de hecho esta ha sido la razón y la causa de su desarrollo. Los sistemas electrónicos y los
sistemas de comunicaciones han crecido en conjunción con su capacidad de disponibilidad de
energía eléctrica móvil facilitada por estos sistemas electroquímicos.
Actualmente, el desarrollo del automóvil totalmente eléctrico es también parejo con el
desarrollo de las tecnologías de almacenamiento de energía eléctrica por medios
electroquímicos. Hay que destacar que los avances producidos en estos campos de aplicación
sirven de punto de partida y promoción de las tecnologías electroquímicas para su aplicación
en redes eléctricas, aunque deben superar la escalabilidad de almacenamiento de energía a
órdenes de magnitud superior. Mientras en un automóvil se precisan menos de 50 kWh para
autonomías de entre 100 y 200 km, para aplicaciones en redes eléctricas el interés empezaría
a partir de estos valores de energía para almacenamiento altamente distribuido a nivel de
usuario final y con valores por encima del MWh para redes de distribución y transmisión.

3.4 Niveles de implantación


Actualmente, la potencia de almacenamiento de sistemas electroquímicos instalados en redes
eléctricas es a nivel mundial muy pequeña, por debajo de 1 GW, ya que mayoritariamente los
sistemas disponibles son los basados en hidráulica de bombeo (99%).
Con excepción de la tecnología sodio-azufre (Na-S), con elementos de varios MWh fabricados
por la firma japonesa NGK, las otras tecnologías solo disponen de algunas instalaciones
testimoniales, con capacidades del orden de MWh y en muchos casos meramente
representativos de su evaluación de campo.
Solo un paulatino aumento en la introducción y el uso de renovables, acompañado de la
exigencia de una mayor calidad de red, impulsarán el potencial mercado de estas tecnologías
en el área de las redes eléctricas.
Actualmente, la industria de baterías tiene principalmente centrada su producción industrial en
serie en el sector de la movilidad eléctrica y en la electrónica y comunicaciones portátiles.
Mientras que para el sector de sistemas electrónicos y de las comunicaciones se ha
experimentado una evolución e implementación muy exitosa y madura, en el sector de la
movilidad electrónica la situación es más prometedora que exitosa, y no se puede considerar
madura. Tanto el coste como el peso por kWh de la batería están lejos de los objetivos
necesarios para lograr una amplia y real implantación. Las prestaciones de durabilidad y la

34
facilidad de reciclaje están pendientes también de poder satisfacer la demanda del sector
industrial automovilístico. Sin embargo, los sistemas ya implementados han contribuido a crear
ya un enorme mercado que sirve como base y fundamentación para su futura expansión
consolidada en el área de las redes eléctricas.
2.6 Ventajas e inconvenientes
Probablemente la principal ventaja de la tecnología basada en almacenamiento electroquímico
sea su modularidad, basada en el apilamiento y combinación de celdas para alcanzar las
capacidades energéticas y potencias requeridas, junto a un relativamente pequeño tiempo de
respuesta.
Estas características le confieren un alto grado de flexibilidad en tamaños y características, que
hace a esta tecnología muy adaptable para contribuir como almacenamiento estacionario a la
nivelación de la carga, a la compensación pico/valle, al seguimiento de carga, al control de la
reserva activa y a la mitigación de la intermitencia, contribuyendo a una mayor penetración de
las fuentes renovables.
En general, los mayores inconvenientes para todos los diferentes tipos de esta tecnología
radican en los costes, excesivamente elevados. Además, una limitada (en muchos casos) vida
media debido a la degradación de los componentes de la batería y una todavía muy baja
densidad energética que limita su uso en algunas aplicaciones.
A pesar de su amplio uso en diversas aplicaciones como comunicaciones, movilidad eléctrica o
portabilidad electrónica, su densidad energética está todavía en órdenes de magnitud por
debajo de la de la gasolina, de más de 10.000 W/kg.
Otro aspecto complejo está relacionado con sus capacidades para la recarga de la batería, que
precisa de tiempos menores sin dañar al sistema.

35
4. Sistemas químicos
4.1 Conceptos
Cualquier excedente en la producción de energía eléctrica puede transformarse en energía
química mediante electrólisis del agua. Ello es especialmente útil en los casos en los que se
dispone de un elevado porcentaje de fuentes renovables para las que no se puede controlar ni
programar la disponibilidad de viento o de sol.
Si se considera el 100% como el total del excedente de energía eléctrica, hay que valorar que
la eficiencia actual en el proceso de electrólisis nos permitirá obtener en torno del 70% del total
energético bajo forma de hidrógeno en función de la tecnología del electrolizador.
Considerando una eficiencia del 80% en el proceso de metanización, se obtiene un rendimiento
global del 56% en la obtención de metano sintético. Estos valores todavía tienen margen de
mejora en los próximos años.
Si los gases producidos precisan almacenarse a alta presión, de 700 bares o licuados, casi el
50% de su valor energético será gastado, quedando aproximadamente menos de un tercio de
la energía inicial, mientras que, si son inyectados en un gasoducto, el aprovechamiento
quedará próximo al 50% de la energía total inicial. Si se elige la reelectrificación para el
aprovechamiento final de la energía, los valores de eficiencia caerán al 40% o menos. Estos
valores son similares respecto a la energía primaria consumida por las plantas térmicas
convencionales, con la salvedad de que estas además emiten alrededor de 1 kg/kWh de CO2.
Comparativamente, el rendimiento en un ciclo de almacenamiento de energía hidráulica
bombeada es estimado del orden del 70% sin contar las pérdidas ocasionadas por el transporte
de la energía eléctrica, aproximadamente un 2% en 500 km, ya que mientras el sistema de
conversión química puede instalarse prácticamente en cualquier lugar los sistemas hidráulicos
de bombeo u otros de gran capacidad como el CAES no lo permiten.
A pesar de la menor eficiencia actual en el aprovechamiento energético, el valor destacado de
este proceso de almacenamiento radica en la interconexión entre el sistema de generación,
transporte y distribución de energía eléctrica con su equivalente de la red de transporte y
distribución de gas natural. Estos procesos son conocidos internacionalmente como conversión
de “energía a gas” (power to gas).

Este sistema posibilita el uso, a unos costes muy competitivos, del excedente de producción de
energía eléctrica, que de otra forma se perdería. Este aprovechamiento depende de las
características de los electrolizadores para integrar estos excedentes de energía en la red de
transporte y distribución de gas. Esta red de gas ofrece una enorme capacidad de almacena
miento de energía, cifrada en TWh, teniendo en cuenta su longitud en kilómetros y sus
secciones. Aunque la inyección de hidrógeno se limite a un bajo porcentaje (un 3%, por

36
recomendaciones europeas sobre seguridad), puede acumularse sin tener que descargarse.
Constituye, así, un almacenamiento estacional.

Otro aspecto reseñable de esta tecnología es su creciente y prometedora interacción con la


energía solar. Las anteriores valorizaciones de eficiencia son del 100% de la energía de
partída. Sin embargo, si se considera un valor de eficiencia media de producción de energía
fotovoltaica del 15% y se considera una eficiencia de la cadena de conversión eléctrica a
química del 70%, se obtiene un valor esperable de eficiencia indirecta neta de conversión de
energía solar a hidrógeno, STH, en el rango del 7,5-11%.
Estos valores positivos y los previsiblemente más bajos costes han abierto un nuevo frente
tecnológico a la conversión directa de energía solar a energía química, sin una etapa
intermedia de energía fotovoltaica. Se han desarrollado nuevos prototipos y demostradores de
fotorreactores para obtener de forma directa eficiencias STH competitivas con este 11%. Están
en marcha programas de investigación y desarrollo intensivos sobre fotosíntesis artificial en
Europa, Asia o Estados Unidos para acelerar el conocimiento sobre la síntesis de combustibles
solares. Este es el caso del Programa JCAP del Departamento de Energía del Gobierno de los
Estados Unidos.

37
2.7 Funcionamiento detallado
2.7.1 Producción de hidrógeno
Una celda electrolítica corresponde al funcionamiento inverso de una pila de combustible o
sistema de conversión de energía electroquímica a eléctrica con alimentación exterior de
especies químicas para las semirreacciones redox, que se han descrito en el capítulo anterior.
Consta de dos conductores llamados electrodos (cátodo y ánodo), cada uno de los cuales está
sumergido en una solución electrolítica, y estos están separados por una membrana. Las
semirreacciones de oxidación y reducción tienen lugar en la superficie de los electrodos, que
pueden participar o no en las reacciones. Los que no reaccionan se llaman electrodos inertes.
El cátodo es el electrodo en el cual se produce la reducción de especies que ganan electrones.
La evolución del hidrógeno a partir de la reducción del agua o la formación de compuestos C1
(es decir, aquellas moléculas que contienen un solo átomo de carbón) a partir de la reducción
del CO2, son ejemplos de procesos catódicos.
El ánodo se define como el electrodo en el cual se produce la oxidación, de especies que
pierden electrones. En este electrodo se realiza la evolución del oxígeno. Para asegurar el
paso de corriente por el interior de la celda entre el ánodo y el cátodo, asegurado por el
movimiento de iones se necesitan electrolitos. Los iones son especies presentes en soluciones,
generalmente acuosas, que conducen la corriente eléctrica.
El hecho de que la corrosión en medio ácido sea más acusada que en medio alcalino ha
motivado que la mayoría de los sistemas electrolíticos comerciales de producción de hidrógeno
sean de tipo alcalino, dada la clara incidencia económica por los costes de amortización de los
sistemas.
Desde el punto de vista de la pureza, en un electrolizador alcalino se obtiene hidrógeno con
una pureza del 99,8% de agua en volumen. El resto es oxígeno y vapor de agua. Si se precisa

38
una pureza superior, la incorporación de una unidad de purificación adicional (secado y deoxo)
permite alcanzar una pureza del 99,999% en volumen.
Actualmente existen tres tipos de electrolizadores, con diferente grado de prestaciones y
madurez comercial. Corresponden a diferentes etapas de la evolución tecnológica como
respuesta a las demandas para almacenar energía eléctrica y en las que se cambia la
naturaleza del electrolito de líquido a sólido:

1. Electrolizadores alcalinos. Trabajan a temperatura ambiente. Actualmente son los


preferidos para la producción de hidrógeno a gran escala. Se utiliza un electrolito líquido
(normalmente una solución del 25% de hidróxido de potasio). Estos electrolizadores han
llegado a alcanzar una eficiencia del 80%, aunque la media reportada en diversas plantas
se sitúa en un 50-60%.

2. Electrolizadores PEM. Trabajan en el rango de temperatura ambiente hasta los 90 °C.


Aquí, el electrolito es sólido y se denomina Membrana de Intercambio Protónico (PEM). Los
protones circulan a través de la membrana y los electrones van por el circuito externo. El
hidrógeno se produce en el cátodo. Son considerados como una opción más pro- metedora a
largo plazo. Actualmente son ideales para aplicaciones a pequeña o media escala, tales como
alimentación de coches o aplicaciones más pequeñas, en las que la unidad puede ser utilizada
para producir hidrógeno a partir de una fuente de energía renovable como la solar. Se espera
que la eficiencia de los electrolizadores PEM pueda llegar hasta el 94%.
Tienen varias ventajas sobre los dispositivos de electrolizadores alcalinos clásicos. Estas
ventajas incluyen una ausencia de electrolitos corrosivos, una buena estabilidad química y
mecánica, una elevada conductividad protónica y una alta impermeabilidad al gas. Estos
electrolizadores logran una excelente separación de gas para la producción de hidrógeno de

39
alta calidad a alta densidad de corriente en una mayor eficiencia. El número reducido de piezas
móviles en dispositivos electrolizadores PEM permite un mantenimiento más fácil.

3. Electrolizadores de alta temperatura. Corresponden a pilas de combustible del tipo


MCFC o SOFC trabajando de forma inversa. Su rango de trabajo se sitúa en el intervalo 600-
1.000 °C. Las MCFC utilizan como electrolito carbonatos fundidos, por lo que re- quieren un
régimen de alta temperatura, mientras que SOFC utilizan la conductividad iónica de algunos
óxidos, que solo es efectiva a altas temperaturas. A pesar de sus notables ventajas (incluyendo
eficiencias en el rango del 90%, eléctrica y térmica), tienen problemas tecnológicos de
durabilidad, debido al funcionamiento a altas temperaturas.
Una de las razones para aumentar la temperatura de trabajo es evitar el uso de catalizadores
del grupo del platino. Los electrolizadores a baja temperatura precisan de electrodos con
catalizadores de alta efectividad. Aunque se han empleado muchos esfuerzos para buscar
catalizadores alternativos, hasta el momento no hay sustitución. Ello encarece los costes y
plantea serios problemas sobre la escasez de algunos de los materiales utilizados, que
impediría su comercialización global.
Por el contrario, los sistemas que trabajan a altas temperaturas pueden funcionar con
elementos más abundantes y económicos, como el níquel, por ejemplo.
2.8 Campos de aplicación
El almacenamiento de energía química tiene un enorme potencial debido a la elevada densidad
energética de los vectores energéticos considerados (hidrógeno, metano) y a la oportunidad de
utilizar para el almacenamiento recursos ya existentes, como los geológicos o bien la propia
capacidad de la red de transporte y distribución del gas natural.
Esto permite utilizar los electrolizadores o los fotorreactores con distintas funcionalidades:
• El arbitraje de la energía.
• Los servicios en la red eléctrica.
• El almacenamiento estacional.
Además, los electrolizadores son sistemas de respuesta muy rápida. Al aplicar un voltaje entre
sus electrodos, la formación de gas empieza inmediatamente y el dispositivo sigue las
fluctuaciones eléctricas en menos de un segundo. Por tanto, estos sistemas ofrecen
características que los hacen adecuados para ofrecer diversos servicios en la red eléctrica,
especialmente como reguladores de reservas provenientes de fuentes renovables.
2.9 Ejemplos prácticos
En la isla de Utsira, en Noruega, existe desde 2004 una planta energética que funciona a partir
de la combinación de energía eólica con hidrógeno. Durante la producción de excedente de
energía eólica, se produce hidrógeno utilizando un dispositivo de 10 kW y, posteriormente, este
se convierte en energía eléctrica mediante un sistema de combustión interna de 55 kW.

40
En realidad, hay otros numerosos proyectos de demostración alrededor del mundo, como el
proyecto Sotavento de Gas Natural Fenosa en Galicia o el proyecto Wind2H2, ambos
relacionados con la conversión de energía eólica en hidrógeno.
La potenciación de este mercado está en manos de los fabricantes de electrolizadores y/o pilas
de combustibles. Más de 22.000 sistemas estacionarios PEM y algunos SOFC han sido
instalados en hogares japoneses hasta 2011. Compañías como Bloomenergy SOFC o Fuel
Cell Energy MCFC están implantando nuevos sistemas, especialmente para corresponder a la
creciente demanda de energía en Asia. Asimismo, Ballard y PowerCell han incrementado el
número de sus sistemas PEM instalados y compañías como Hydrogenics y Enertrag han
suministrado electrolizadores alcalinos para diversos demostradores de “energía a gas” en el
rango de 100 kW a algunos MW.
En Alemania, han empezado a funcionar dos plantas de energía a gas de demostración (P2G)
destinadas a almacenar el exceso de electricidad generada por fuentes renovables.

2.10 Ventajas e inconvenientes


Ventajas:
• Las tecnologías relacionadas con el concepto de “electricidad a gas” (Power to Gas)
permiten la interconexión entre la red eléctrica y la red de transporte y distribución de gas
natural.

41
• Estas tecnologías ofrecen costes por kWh muy competitivos para grandes y muy
grandes capacidades de almacenamiento de energía. Ello es especialmente así cuando no es
preciso construir instalaciones específicas de almacenaje porque se utiliza la propia red de
transporte y distribución del gas natural, en lugar de utilizar cavernas, sitios geológicos o de-
pósitos terrestres.
• Estas tecnologías permiten convertir energías renovables en hidrógeno, metano u otros
combustibles o productos químicos con valor añadido, como metanol, etanol, fórmico, urea,
dimetiléter o amoníaco, extendiendo el concepto de “electricidad a gas” a “energía a líquido”.
• Estas tecnologías están abiertas a la utilización directa de la energía solar para reducir
complejidad y costes, convirtiendo directamente la energía solar en energía química
(combustibles solares).
• Presenta un tiempo de respuesta muy rápido, que permite su integración directa en la
red
eléctrica para la gestión y control de la energía eléctrica.
• La capacidad energética es independiente de la potencia del sistema, que es altamente
escalable y modular, permitiendo diferentes tamaños de sistemas hasta sistemas de
almacenamiento estacionales (semanas, meses).

• Las eficiencias globales actuales superan las correspondientes a una planta térmica de
carbón, existiendo todavía un largo recorrido para alcanzar valores todavía más competitivos.

Desventajas:

42
• El uso de catalizadores del grupo del platino en los sistemas a bajas temperaturas limita
la
reducción de costes, así como el volumen de producción de electrodos.
• El uso de sistemas trabajando a altas temperaturas implica un elevado estrés de los
materiales que afecta a la vida útil de los dispositivos.
• Las instalaciones con hidrógeno requieren normas de seguridad y la obtención de la
aceptación social.
• La eficiencia precisa ser optimizada tanto en su parte eléctrica como en su parte térmica.
• Los costes de los equipos del sistema deben ser reducidos para asegurar su
competitividad.

43
5. Sistemas térmicos
En muchos ámbitos y aplicaciones es preciso disponer o gestionar energía en forma de calor o
energía térmica. Estas necesidades de gestión térmica, tanto de incremento como de
disminución de la temperatura, son muy habituales en procesos industriales, en climatización
de ambientes, especialmente viviendas, oficinas, etc., y en la producción de agua caliente
sanitaria.
La forma más extendida y conocida de almacenamiento térmico está basada en el calor
sensible utilizando agua. Su versión más popular son los calentadores eléctricos utilizados en
el sector doméstico, que definen un gran mercado de millones de unidades. Suponiendo
potencias de alrededor de 3,5 kW, 220 V y 16 A, y un funcionamiento de unas cuantas horas
diarias o el intervalo equivalente con la tarifa nocturna, nos da la considerable capacidad anual
de almacenamiento de energía superior a una decena de TWh anuales. A modo de ejemplo,
para evidenciar su gran importancia, podemos detallar que esta cantidad es un orden superior
a la capacidad anual de energía hidráulica de bombeo producida en España.
Al mismo tiempo, corrobora la enorme demanda de energía térmica y la necesidad de disponer
de ella aprovechando otras fuentes de energías renovables o residuales, y más aún si
consideramos los otros usos habituales en instalaciones de calefacción, sistemas solares
térmicos y otras aplicaciones típicas a nivel industrial.
Generalmente, la transformación de cualquier forma de energía a energía térmica no suele ser
la más eficiente. Es por todo ello que la energía térmica se almacena directamente cuan- do se
produce, tal como ocurre en los sistemas solares térmicos, las plantas de energía solar de
concentración, en procesos industriales, las pilas de combustibles, los motores de combustión
interna, las micro turbinas, etc., o para aprovechar fuentes de energía térmica residual.
En la mayoría de los procesos de generación de energía eléctrica mediante combustión o por
procesos químicos, la acumulación de energía térmica se considera un complemento preciso
para aumentar la eficiencia de dichos procesos.
En el presente análisis se extenderá el concepto de sistemas térmicos de almacenamiento de
energía más allá de que el origen de la fuente primaria de energía sea la eléctrica.
5.1 Conceptos
El objetivo de los sistemas térmicos (de aquí en adelante, TES, Thermal Energy Storage) es el
almacenamiento y posterior utilización de la energía térmica generada a partir de cualquier
fuente de energía directa o la producida como energía térmica residual que se genera durante
los procesos de generación eléctrica (cogeneración, microturbinas, pilas de combustibles, etc.),
o en sistemas de transporte u otros equipos basados en combustión interna.
El uso de estos sistemas TES ofrece características muy importantes para la gestión de las
redes de transporte y distribución de energía:

44
• Incremento de la eficiencia en muchos procesos al permitir la recuperación del calor
residual.
• Absorción de los picos de consumo y disminución del dimensionado de los sistemas de
generación.
• Reducción de las desviaciones temporales entre los perfiles de generación y de
consumo.
• Se facilita la utilización de fuentes de energías renovables.
En todos estos casos, se pretende incrementar la eficiencia de los sistemas de producción y
consumo buscando la reducción del consumo de energía primaria.
2.11 Funcionamiento detallado
La clasificación de los sistemas TES se puede realizar en base a tres criterios:
• Período de acumulación: Tiene en cuenta el período de tiempo de acumulación, que
puede ir desde una acumulación a corto plazo (horaria, diaria) a una acumulación a largo plazo
(mensual, anual).

• Temperatura acumulada: Se puede diferenciar entre acumulación de frío y acumulación


de calor a baja, media y alta temperatura.
• Principio básico de acumulación: en el que se definen tres sistemas básicos: sensible,
latente y termoquímica.

45
La clasificación según el principio de almacenamiento es la más habitual y diferencia tres
grandes grupos según este principio. Cada una de estas tres categorías incluye sistemas de
acumulación muy diferenciados y las clasificaciones internas que se puedan definir son
específicas en cada una de ellas.
a. Almacenamiento sensible: Sistemas basados en el calor específico del medio de
acumulación, que generalmente está almacenado en un acumulador debidamente aislado. Se
trata de los sistemas más utilizados y los materiales de acumulación pueden ser líquidos (agua,
aceite térmico), sólidos (hormigón, roca, suelo) o gases (vapor).
b. Almacenamiento latente: Sistemas basados en el calor latente, o de cambio de fase, de
los materiales de acumulación, que son capaces de liberar/absorber energía durante los
procesos de cambio de fase a una temperatura constante. Se trata de sistemas todavía en fase
piloto y los materiales de acumulación más utilizados se denominan de forma genérica
materiales de cambio de fase (de aquí en adelante, PCM, Phase Change Materials).
c. Almacenamiento termoquímico: Sistemas basados en la capacidad de las reacciones
químicas de generar o consumir energía. Se limita a aquellas reacciones químicas reversibles
con capacidad de emitir/absorber calor debido a la propia reacción. En esta categoría, sin
embargo, también se incluyen reacciones de absorción y de adsorción que tienen también un
efecto de deshidratación.
Los parámetros clave que definen los sistemas TES son:
1. Capacidad de almacenamiento: Define la energía almacenada y depende básicamente
del sistema de almacenamiento, del medio de acumulación y de las dimensiones (unidades:
kWh/tn, kWh/m3). En la figura 5.2 se describen los rangos de capacidad de almacenaje de
cada una de las tres tipologías de sistemas TES existentes. Cada uno de los puntos representa
un material de almacenamiento específico.
2. Potencia de almacenamiento: Define la velocidad de los procesos de carga y descarga
del sistema de acumulación (unidades: kW).
3. Eficiencia: Corresponde a la ratio entre la energía entregada para hacer frente a la
demanda y la energía necesaria para cargar el sistema TES. Se consideran las pérdidas
ocasionadas durante el proceso de carga y durante el período de almacenamiento.
4. Periodo de almacenamiento: Define cuál es el tiempo de acumulación previsto. Puede ir
desde las pocas horas de los acumuladores de agua caliente utilizados en viviendas hasta los
meses de los grandes sistemas de acumulación estacional utilizados en redes de calor.
5. Duración del ciclo de carga/descarga: Tiempo para realizar una carga/descarga
completa. Las características de la demanda energética que hace falta cubrir definirán el
número de ciclos anuales y la duración de estos ciclos. En función de esta duración se
escogerá la tecnología TES más apropiada.

46
2.12 Campos de aplicación
Las aplicaciones más comunes en las que de forma habitual se utilizan los sistemas TES son la
producción y acumulación de agua caliente sanitaria, los sistemas de climatización, los
procesos industriales con demandas térmicas o producciones de energía térmica residual.
También cabe resaltar el importante papel de estos sistemas TES en sistemas basados en
fuentes de energía renovables, con unos períodos de generación de calor claramente definidos
que no se acoplan a los momentos de consumo.
Por último, y sobre todo vinculado a procesos industriales, hay que destacar el uso de sistemas
TES en centrales y sistemas de producción de electricidad, con generación simultánea de
electricidad y calor (equipos de cogeneración, motores de combustión, turbinas, ORC).
A modo de ejemplo, uno de los sistemas TES más comunes son los acumuladores de agua
caliente sanitaria que, gracias a su aislamiento, permiten la acumulación a bajo coste durante
horas o incluso días. La utilización de estos acumuladores permite el uso de sistemas de
energía solar térmica puesto que, el sistema TES permite usar la energía térmica generada
durante las horas centrales del día con radiación solar en los momentos de consumo.
Existe la posibilidad de diseñar el sistema TES para acumular la energía solar durante una
época del año, con mayor producción de calor, para ser consumida en las épocas de mayor
consumo.
A modo de ejemplo, utilizando los nuevos materiales, un sistema de almacenamiento térmico a
partir de un calentador eléctrico precisa de un volumen aproximado de 0,2 m3, con un peso de
250 kg, para tener 6 kW de potencia de almacenamiento y una capacidad energética superior a
45 kWh.
2.13 Ejemplos prácticos
La acumulación sensible es el sistema más extendido de todos los sistemas TES. Este tipo de
sistemas puede usarse en todo tipo de aplicaciones: acumulación de agua caliente sanitaria
(ACS), climatización, procesos industriales, etc. El material de acumulación utilizado, así como
sus características básicas, definirán el ámbito de aplicación, y su consumo eléctrico
condiciona la dimensión del transporte y la distribución de la red eléctrica.
Las acumulaciones mediante el uso de sólidos (lechos de roca, residuos de hormigón, ladrillos
refractarios) se utilizan en aplicaciones de climatización a baja temperatura, ya sea en forma de
lechos o paredes u otros sistemas de acumulación en el subsuelo. Pese a que la capacidad de
acumulación es reducida, el uso de lechos de roca o de residuos de hormigón se debe a su
reducido coste.
En aplicaciones a mayor temperatura, habituales en procesos industriales o centrales
termoeléctricas, pueden utilizarse materiales sólidos con capacidad de acumulación mayor,
como los ladrillos refractarios, hierro fundido o sales diversas. En estos casos, el coste de estos
materiales es superior, pero también son superiores las temperaturas máximas de
acumulación.

47
La acumulación de vapor de agua se limita a aplicaciones industriales y plantas termosolares
(como ejemplo, destacan las plantas termosolares PS10 y PS20 ubicadas en Sevilla). En estas
aplicaciones el uso de sistemas TES persigue garantizar el funcionamiento de los procesos, ya
sea manteniendo una determinada presión de trabajo o garantizando picos de demanda.
Estos sistemas de acumulación raramente se plantean para largos períodos de acumulación y
no superan las horas de acumulación.

El uso de fluidos térmicos es el más habitual en los sistemas TES sensibles. En función de la
temperatura de trabajo usaremos un material de acumulación u otro.
• Acumulación a T<0 ºC: Se utilizan fluidos frigoríficos y se aplican a sistemas de
climatización o recuperación de frío residual de procesos industriales.
• Acumulaciones a T>100 ºC: Se utilizan aceites térmicos o sales fundidas. Su aplicación
se limita a plantas termosolares o en procesos industriales para la recuperación de calores
residuales a alta temperatura.
• Acumulaciones entre 0 y 100 ºC: Generalmente se utiliza el agua como fluido térmico y
se aplica en todos los procesos dentro de este rango de temperatura (procesos industriales,
sistemas de climatización, ACS).

Dentro de este último grupo de aplicaciones cabe destacar los sistemas de acumulación
estacional o grandes acumuladores, puesto que su desarrollo se encuentra en las primeras
etapas de comercialización. Se aplican en todas las aplicaciones donde entre el período de
producción y la demanda hay meses de diferencia. En diferentes publicaciones se han
referenciado y caracterizado cuatro sistemas constructivos diferentes:
• Tanques de acumulación estacional (tank thermal energy storage, TTES): El material de
acumulación utilizado es agua. Se trata de acumuladores enterrados construidos a partir de
estructuras de hormigón u otros elementos prefabricados (tipo sándwich) y una fina capa de
acero inoxidable que asegura su impermeabilidad. Generalmente se utilizan también materiales
aislantes para disminuir las pérdidas de temperatura, permitiendo trabajar a temperatura de
hasta 60 ºC [21]. Se trata de sistemas con un coste elevado y se utilizan como acumuladores a
corto plazo de hasta 200 m3 y capacidad de almacenamiento de 60- 80 kWh/m3.
• Balsas de acumulación estacional (pit thermal energy storage, PTES): En este caso se
utiliza como material de almacenamiento agua o una mezcla de agua y grava. El uso de agua
implica una mayor capacidad de almacenamiento, pero también un mayor coste de
construcción. En cambio, el uso de mezcla de sólidos/agua simplifica la construcción, pero
también disminuye la capacidad de almacenamiento y dificulta el funcionamiento y las
operaciones de mantenimiento del sistema. Se trata de acumuladores enterrados que no
utilizan elementos estáticos para su construcción. Básicamente se trata de una balsa donde los
laterales se recubren con material impermeable. La cubierta representa la parte más compleja

48
y de mayor coste. Generalmente no se utilizan estructuras de apoyo, sino que esta flota sobre
el agua acumulada. Debe garantizar un buen aislamiento térmico y evitar la entrada de
oxígeno. La utilización de material aislante en los laterales de la balsa únicamente se
recomienda en aplicaciones con temperatura de trabajo superior a los 40 ºC. En el caso de
sistemas cuyo material de acumulación es agua, la capacidad de almacenamiento se
encuentra entre 60 y 80 kWh/m3, mientras que en los sistemas que utilizan mezcla de agua y
sólidos esta se encuentra entre 30 y 50 kWh/m3.
• Acumulación estacional mediante pozos o acumulación geotérmica (borehold thermal
energy storage, BTES): El propio subsuelo es el material de acumulación, por lo que los
subsuelos con un mejor comportamiento térmico son los rocosos, o los saturados con agua,
pero sin caudal. Su construcción se limita a la perforación de pozos (que actúan como
intercambiadores de calor) con profundidades de entre 30 y 100 m. El diseño de la distribución
de los pozos, el conexionado de los pozos (serie/paralelo) y el sentido de circulación del agua
(generalmente, desde los pozos más céntricos a los laterales) definen el comportamiento
térmico del acumulador y su capacidad de almacenamiento final. De forma general, esta se
sitúa entre los 15 y los 30 kWh/m3. El coste dependerá básicamente de la profundidad de los
pozos y está entre 50 y 80 €/m de pozo, en función del tipo de subsuelo.
• Acumulación estacional por acuíferos (aquifer thermal energy storage, ATES): Estos
sistemas se basan en la utilización de agua de acuíferos en los que no haya caudales de
circulación natural. Se limitan a la construcción de pozos de carga/descarga que actuarán
como punto caliente y punto frío de forma sucesiva. La inyección/extracción de agua caliente a
través de uno u otro dependerá de la época del año y, por lo tanto, la circulación del agua a
través de estos pozos deberá ser reversible. El uso de aislantes no es posible en este tipo de
acumuladores, por lo cual se recomienda su uso únicamente en instalaciones con necesidades
de acumulación no inferiores a 20.000 m3 y con temperaturas de acumulación inferiores a los
50 ºC [24]. La capacidad de almacenamiento de este tipo de sistemas se encuentra entre 30 y
40 kWh/m3.
Dentro de los sistemas de acumulación sensible basados en la utilización de materiales sólidos
destaca la utilización de ladrillos de silicio, con una densidad menor del doble de la del agua y
con un rango térmico de hasta 700 ºC. Esto compensa la mayor capacidad específica kJ/kgK
del agua: 4,19 frente a 1 del ladrillo refractario de silicio.
La aplicación más común de dichos materiales son los acumuladores de calor eléctricos. En
estos, los ladrillos que encierran en su interior los elementos eléctricos calefactores tienen un
sistema de ranuras que facilita la circulación de aire para la descarga térmica del acumulador.
Este sistema está recubierto de material altamente aislante para asegurar las mínimas pérdidas
de calor. Las unidades básicas (típicamente, de entre 2 y 7 kW) están equipadas de sistemas
de gestión inteligentes que permiten poder almacenar en un ciclo de carga entre 16 y 56 kWh
con una temperatura máxima de 700 ºC en el núcleo.
En la tabla 5.4 se muestran las propiedades y las composiciones de los dos ladrillos
refractarios más utilizados actualmente:

49
Por su parte, en relación con los sistemas de almacenamiento basados en calor latente, a
pesar de que ya existen algunos productos comerciales [25, 26], muchos de los materiales
descritos se encuentran aún en fase de desarrollo y las aplicaciones existentes son pilotos o en
fase de laboratorio.
De forma genérica, las aplicaciones de los PCM pueden utilizarse tanto para la acumulación de
frío como de calor. En el primer caso, las aplicaciones se basan en la acumulación de
nieve/hielo, que en épocas estivales se usa para la refrigeración de espacios.
Las aplicaciones de acumulación de calor pueden clasificarse según rangos de temperatura:
alta y baja temperatura.
• Aplicaciones a alta temperatura: Aplicadas a instalaciones termosolares o en otras
aplicaciones industriales a alta temperatura. Se trata de grandes acumulaciones de sales
inorgánicas fundidas que permiten la generación eléctrica en horas sin radiación solar.
• Aplicaciones a baja temperatura: La gran mayoría de aplicaciones utilizan el concepto de
encapsulación de los PCM en receptáculos garantizando la estabilidad estructural del
acumulador. En algunos casos, sin embargo, se trabaja con la incorporación de los PCM
directamente en materiales constructivos (plásticos, membranas), pero la disminución de la
resistencia estructural de los elementos constructivos una vez incorporados los PCM dificulta
su aplicación.
Los procesos de adsorción y absorción incluidos tienen lugar a temperaturas relativamente
bajas, comparadas con el resto de reacciones termoquímicas. Esta diversidad en las
temperaturas en que tienen lugar las reacciones hace que estos sistemas TES sean utilizables
en aplicaciones muy distintas.
Por su parte, en el caso de procesos abiertos, donde el agua y el calor provienen del aire
exterior, los procesos de adsorción y absorción se utilizan en procesos de secado (de
determinados procesos industriales) o en ambientes donde es necesario un control de la
humedad del aire (sistemas de refrigeración o climatización). En este apartado cabe destacar
los sistemas de refrigeración solar. Estos, pese a no ser diseñados como sistemas TES
propiamente dichos, se basan en los procesos de adsorción y absorción. Gracias a la energía
térmica producida por el sistema solar y mediante reacciones termoquímicas se consigue cubrir
las de- mandas de frío de los sistemas de climatización.
Por el contrario, los procesos termoquímicos precisan de más altas temperaturas, por lo que
estos sistemas TES son utilizables en aplicaciones muy distintas. Así, cabe destacar las
aplicaciones a alta temperatura utilizables en instalaciones termosolares o en procesos
industriales. En estos casos, la acumulación se plantea para períodos cortos de tiempo
(acumulación diaria) y se apremia la temperatura de reacción.
Por último, cabe destacar el caso del sistema energético de la isla de Pellworm (islas Frisias,
en Alemania), donde existe un sistema de generación híbrida que combina fotovoltaica, eólica y
biomasa en el que se han utilizado sistemas de acumulación de energía eléctrica en forma de

50
baterías y acumulación térmica mediante el uso de acumuladores eléctricos de calor. Esto
permite que el sistema energético de la isla sea en un 100% de origen renovable.

51
2.14 Ventajas e inconvenientes
Ventajas:
• La acumulación de calor procedente de sistemas de recuperación de energía térmica
residual permite reducir el consumo de energía primaria en usos industriales, en edificios con
elevados consumos térmicos o en centrales de generación eléctrica.
• Absorber los picos de consumo y disminuir el dimensionado de los sistemas de
generación.
• Reducir desviaciones temporales entre los perfiles de generación y de consumo.
• Facilitar la utilización de fuentes de energías renovables.
• Optimizar los sistemas híbridos de generación con distintas fuentes de energía y calor
residual, muy común en procesos industriales, redes de distribución de calor y/o sistemas de
climatización de edificios.
• Utilizar los propios edificios como sistemas de acumulación mediante el uso de sistemas
TES basados en PCM incorporados en los materiales constructivos.
• La acumulación termoquímica permite la acumulación a largo plazo con pérdidas muy
reducidas.
• Capacidad para combinar sistemas de almacenamiento basados en calor sensible con
bombas de calor, potenciando su uso en los sistemas de calefacción y refrigeración de
edificios.
• Reducción de la inversión en redes de transporte y distribución de electricidad, así como
aumento de la eficiencia en muchos sistemas de generación al utilizar parte del calor residual
para cubrir las demandas de energía térmica más próximas al punto de generación.
• Los sistemas de acumulación sensible, como los calentadores eléctricos o los
acumulado- res de calor eléctricos, facilitan el uso de fuentes de calor distribuidas, así como la
gestión de la acumulación de energía en redes de calor.
• Esta interacción con las redes eléctricas influye sobre la gestión de los sistemas
auxiliares, por lo que contribuye al arbitraje del mercado de la energía en base a la capacidad
alma- cenada por ellos y puede actuar como “rápido” elemento para balancear la red eléctrica.

Desventajas:
• La integración de varios sistemas de generación en acumuladores domésticos presenta
limitaciones importantes de gestión y rendimientos mejorables.
• Los materiales PCM se encuentran en fase de desarrollo, con períodos de vida útil aún

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cortos.
• No existen muchas experiencias de incorporación de materiales PCM en elementos
constructivos.
• Existe poca experiencia en la integración de sistemas de adsorción y absorción a
fuentes
renovables.
• La acumulación de calor termoquímica se encuentra en sus primeras fases de
investigación.
• No existe regulación para el potencial mercado de la energía térmica almacenada.
• Reducido número de experiencias en el uso de acumulación estacional y los sistemas de
gestión de carga y descarga.
• La red eléctrica no está preparada para la gestión de los superávits de energía en un
uso extendido de sistemas de almacenamiento térmicos distribuidos. Tampoco están
disponibles las herramientas de control de gestión por parte de la demanda de energía ni
existen tarifas flexibles.
• Los reducidos valores de capacidad de acumulación limitan algunas aplicaciones debido
a los excesivos volúmenes requeridos.
• Mínimas experiencias sobre su integración y gestión en una red inteligente.

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CONCLUSIONES
En el momento actual, a causa del carácter todavía poco maduro de las tecnologías de
almacenamiento, existen notables barreras que dificultan su rápida implementación e
introducción. Existen barreras debidas a aspectos económico-regulatorios, barreras
tecnológicas, geopolíticas, ambientales y de tipo social. A modo de conclusión, es interesante
remarcar los siguientes aspectos:
• Resulta necesaria una actualización de la regulación del sistema eléctrico de potencia,
para la operación de los sistemas de almacenamiento de energía. Actualmente es difícil
determinar, por ejemplo, quién ha de pagar por la instalación de estos sistemas, y cómo se han
de valorar económicamente los servicios que puedan proveer.
• Respecto a aspectos tecnológicos, se destaca la necesidad de intensos esfuerzos de
investigación y desarrollo para prácticamente todas las tecnologías de sistemas de
almacenamiento. Este desarrollo es necesario para mejorar las prestaciones técnicas. Mejoras
que, además, deben ir acompañadas de una reducción de costes significativa. Ambos aspectos
son necesarios para, por ejemplo, facilitar el despliegue de los vehículos eléctricos, así como la
introducción del almacenamiento como pieza activa en el sistema eléctrico.
• Un análisis de la concentración geográfica y el nivel de reservas en la corteza terrestre
de distintos elementos químicos y tierras raras que son ampliamente utilizados en diversos
tipos de baterías define estos aspectos como fundamentales, también, para el desarrollo de los
sistemas de almacenamiento. Hechos como la centralización de la producción de elementos
estratégicos como el vanadio o las tierras raras en un solo país (China en este caso) pueden
afectar al desarrollo y fabricación de baterías a nivel mundial. Una centralización, en mayor o
menor grado, de un cierto material, puede afectar a su precio de venta y a su suministro.
• Respecto a aspectos ambientales, se destaca la necesidad del despliegue y
estandarización de capacidades y prácticas para el reciclado de baterías, ya que actualmente
el reciclado de estos productos continúa siendo escaso (por ejemplo, en Francia tan solo se
recicla el 16% del total de baterías fabricadas, y en Alemania el 32%) y limitado a las baterías
utilizadas en la electrónica de consumo, portátil o de comunicaciones, pero no a los sistemas
para la red eléctrica.
• Respecto a barreras de tipo social, son remarcables las reticencias relacionadas con el
impacto visual y/o medio ambiental en la instalación de sistemas voluminosos de almacena-
miento, así como las consideraciones sobre la seguridad del uso de baterías. Sin olvidar, por
último, la consciencia social respecto a los efectos perjudiciales para la salud, relacionados con
la exposición a metales pesados y otros componentes tóxicos de las baterías.

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Anexo
Glosario de términos técnicos
AC (altern current). Corriente alterna.
ACAES (Adiabatic compressed air energy storage). Almacenamiento de energía por aire
comprimido en régimen adiabático.
ATES (Aquifer thermal energy storage). Acumulación estacional de energía térmica por
acuíferos.
Backup (backup energy). Energía de reserva.
Batería de flujo redox. Tecnología de batería consistente en electrolitos que son
transportados activamente al electrodo por medio de bombeo. Esta tecnología presenta
capacidad de almacenamiento y potencia escalables de modo independiente.
Bombeo: ver PSH.
BTES (Borehole thermal energy storage). Acumulación estacional de energía térmica mediante
pozos. También llamada acumulación geotérmica.
BTL (Biomass-to-liquids). Producción de hidrocarburos sintéticos líquidos partiendo de
biomasa.
CAES (Compressed air energy storage). Almacenamiento de energía por aire comprimido.
Capacidad de almacenamiento. Cantidad de energía que un sistema o dispositivo es capaz
de almacenar.
Capacidad de generación. Potencia que un sistema o dispositivo es capaz de producir.
Consumo de energía. Uso de energía como fuente de calor o de potencia o como una entrada
en actividad industrial o doméstica.
CTL (Coal-to-liquids). Producción de hidrocarburos sintéticos líquidos partiendo de carbón.
Coste capital. Inversión total necesaria para completar un proyecto y llevarlo a operación.
DC (direct current). Corriente continua.
Demanda (electricidad). Cantidad de electricidad usada durante un período de tiempo
determinado. Se suele expresar en kilovatios, kW.
EDLC (Electrical double layer capacitor). Condensador de doble capa eléctrica. Permite una
densidad de energía almacenada mucho mayor que la de los condensadores tradicionales.
Popularmente llamados supercondensadores o Supercaps.

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Emisiones. Sustancias residuales liberadas en el aire o en el agua.
Energía. Capacidad de realizar trabajo o conversión de esta capacidad para realizar un
movimiento. La mayoría de la energía convertible a nivel mundial proviene de combustibles
fósiles que son quemados para producir calor que es posteriormente usado como medio de
transferencia a formas mecánicas para cumplir diferentes tareas. La energía eléctrica se suele
expresar en kilovatios-hora, kWh.
EV (Electric vehicle). Vehículo eléctrico.
Flywheel. Volante de inercia.
Fuente intermitente (o fluctuante). Fuente de energía que permite un suministro de energía
irregular, que fluctúa con el tiempo. La energía solar fotovoltaica y la eólica son ejemplos de
ello.
Generador. Máquina que convierte energía mecánica en energía eléctrica.
GTL (Gas-to-liquids). Producción de hidrocarburos sintéticos líquidos partiendo de gas natural.
HEV (Hybrid electric vehicle). Vehículo eléctrico híbrido.
HVDC (High voltage direct current). Líneas de alto voltaje en corriente continua.
ICAES (Isothermal compressed air energy storage). Almacenamiento de energía por aire
comprimido en régimen isotérmico.
kW (kilovatio). Unidad típicamente utilizada para expresar la cantidad de potencia activa.
kWh (kilovatio-hora). Unidad de energía eléctrica equivalente a 1.000 vatios de potencia
proporcionada durante una hora.
LAES (Liquid air energy storage). Almacenamiento de energía por aire licuado.
LCO. Óxido de cobalto y litio. Material catódico de baterías de ion-litio.
LCOE (Levelized cost of energy). Costes nivelados de la energía. Costes a nivel de energía en
ausencia de los riesgos asociados al mercado o a la tecnología.
LFP. Fosfato de hierro y litio. Material catódico de baterías de ion-litio.
LMO. Óxido de manganeso y litio. Material catódico de baterías de ion-litio.
LTO. Óxido de titanio y litio o, más popularmente, titanato de litio. Material anódico de
baterías de ión litio.
MCFC (Molten carbonate fuel cell). Pila de combustible de carbonato fundido.
Metanización. Formación de metano a partir de otra especie química. Por ejemplo, a partir de la
reducción de CO2.

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Microrred. Red inteligente con capacidad para operar de forma autónoma, ya sea de manera
aislada o bien coordinada con la red eléctrica.
NaS. Batería de sodio-azufre. Tecnología de sales fundidas basada en un ánodo de sodio y un
cátodo de azufre.
NCA. Óxido de níquel, cobalto, aluminio y litio. Material catódico de baterías de ion-litio.
Ni-Cd (Nickel cadmium battery). Batería de níquel-cadmio.
NiMH (Nickel metal hydride battery). Batería de níquel-hidruro metálico.
NMC. Óxido de cobalto, manganeso, níquel y litio. Material catódico de baterías de ion-litio.
Operador de red. Ente con la finalidad de garantizar el equilibrio entre generación y consumo
de electricidad.

PCM (Phase change materials). Materiales de cambio de fase. Dichos materiales acumulan o
liberan calor durante el cambio de fase.
PEM (Proton exchange membrane). Membrana de intercambio protónico.
Pico de demanda (o de consumo) de electricidad. Intervalo de tiempo durante el que existe
una mayor demanda (o un mayor consumo) de electricidad. Las horas del mediodía suelen
constituir un pico de demanda de electricidad.
Potencia. Cantidad de energía transferida por unidad de tiempo. En el caso de la energía
eléctrica se suele medir en vatios.
Power to gas (Electricidad a gas). Producción de combustibles (principalmente metano o
hidrógeno) mediante la reducción de CO2 o agua con el uso de electricidad.
PSH, PHS o PHES (Pumped storage hydroelectricity, Pumped hydro energy storage). Energía
hidroeléctrica (o hidráulica) de bombeo.
PTES (Pit thermal energy storage). Balsas de acumulación estacional.
Red eléctrica. Sistema de interconexión que tiene como objetivo el suministro de electricidad a
los consumidores. Se compone de tres componentes: plantas generadoras, líneas de
transmisión y transformadores (líneas de distribución).
Red inteligente (smart grid). Red eléctrica que integra sistemas de comunicaciones entre los
distintos agentes que operan en el sistema eléctrico.
REE. Red Eléctrica de España.
SAI. Sistema de alimentación ininterrumpida.

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Sector industrial. El sector industrial se define como el conjunto de los fabricantes dedicados
a un proceso que crea o cambia materiales crudos o inacabados en otras formas o productos.
SEI (Solid electrolyte interphase). Interfase de electrolito sólido. Interfase que se forma en
ciertos materiales electródicos empleados para baterías de ion-litio, que consiste en una capa
pasivante.
SMES (Superconducting magnetic energy storage). Almacenamiento de energía magnética por
superconducción.
SOFC (Solid oxide fuel cell). Pila de combustible de óxido sólido.
Supercondensador: Ver EDLC.
Tarifa. Documento aprobado por la agencia responsable de regulación enumerando los
términos y condiciones, incluyendo un listado de precios, bajo los cuales se proporcionan los
servicios.
TES (Thermal energy storage). Almacenamiento de energía térmica.
Tiempo de respuesta. Tiempo que precisa una fuente de generación de electricidad para su
puesta en marcha.
Transmisión (de electricidad). Transporte de electricidad desde las plantas de generación a
las líneas de distribución
TTES (Tank thermal energy storage). Tanques de acumulación estacional.
UPS (Uninterrumpible power supply). Ver SAI.
Vatio (o watt). Unidad de potencia equivalente a la transferencia de 1 amperio fluyendo a 1
voltio.
V2G (Vehicle to grid). Tecnología vehículo-a-red, que implica la inclusión de las baterías de los
vehículos eléctricos a la red eléctrica para ser utilizadas como sistemas de almacenamiento de
electricidad de la red.
Valle de demanda (o de consumo) de electricidad. Intervalo de tiempo durante el que existe
una menor demanda (o un menor consumo) de electricidad. Estos valles se suelen hallar
en horas de la tarde y de la noche.
VRB (Vanadium redox flow battery). Batería redox de flujo de vanadio.
VRLA (Valve regulated lead acid battery). Batería de plomo-ácido regulada con válvulas.
ZEBRA. Batería de sales fundidas basada en un ánodo de sodio y un cátodo de níquel. El
acrónimo proviene de su origen en Sudáfrica: Zeolite Battery Research Africa Project.

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Fuentes de información
http://www.aprendeconenergia.cl/generar-energia-electrica/
http://www.aprendeconenergia.cl/transmitir-energia-electrica/
https://www.empresaeficiente.com/wp-
content/uploads/2018/06/guia_26_el-almacenamiento-de-la-
electricidad.pdf
https://twenergy.com/a/el-almacenamiento-de-energia-1096

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