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Fundamentos

de
Sanidad del Alma
Fundamentos 2

Escuela de Consejería y Sanidad del Alma


EC Coordinador: Guillermo P. Santos Minervini

SA Correo Electrónico: gcsantos@gmx.es


¿Porque llamamos sanidad del alma a esta enseñanza?

En el Salmo 41: 4 David clama:


“Jehová, ten misericordia de mi; sana mi alma, porque contra ti he pecado.”

 David sabe que el único que puede sanar su alma es Dios. Y le dice “porque contra ti he pecado”, yo
mismo me he causado este daño y te pido, por favor, que me sanes. El pecado enferma el alma, la
enloquece, la lleva a una vida de confusión y dolor.

 Ningún hombre puede sanar el alma, solo Dios dice que puede hacerlo (Jer 30.13)
“no hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces.”

Ninguno puede sanar tu alma, pero dice en Jer 30.17


“mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová”

Y si vemos el contexto de este versículo, Dios no habla del quebrantamiento de los huesos del cuerpo, ni de
llagas producidas por látigo, ni de las heridas producidas por espada; sino que esta hablando figuradamente,
de las dolencias del alma, y allí nos asegura que el tiene medicina para todas ellas.
En Sal 147.3 dice que Jehová es el que
“sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.”

Por supuesto que no se está refiriendo a los cardiacos, sino a aquellos que se les partió el alma de dolor,
hasta en lo más profundo, y sufrieron heridas en su alma.

 Dios, como Buen Pastor, sana nuestra alma a cada momento, quiere restaurarnos completamente.

En el Salmo 23: 3, en la traducción de la Biblia de las Américas, dice:


“el Señor restaura mi alma”
Este verbo indica que, hoy y ahora, el Señor está restaurando mi alma. Pero también es un verbo
permanente. El Señor restaura mi alma constantemente, momento a momento; sanando y perfeccionando
mi alma.
“me guía, por senderos de justicia por amor de su nombre.”
(por caminos de sana doctrina, por camino de cordura)

 Cinco promesas de sanidad que nos hace Dios en su palabra:


“Yo soy Jehová tu sanador”, “el que sana todas tus dolencias”, y “quitaré toda enfermedad
de en medio de ti”. “Yo te traeré sanidad y medicina, y te curaré”. “clama a mi y yo te
responderé.”

 Dios cumple estas promesas enviando a Jesús para sanar las dolencias del alma.

Vino Jesús a Nazaret, y entró en la sinagoga (para enseñar a los creyentes) y se levantó a leer y se le dio (no
es que El tomó sino que se le dio porque todo estaba así dispuesto por Dios) y se le dio el libro del profeta
Isaias y habiendo abierto el libro ... No dice que buscó, sino que lo abrió y halló el capitulo 61.1-3
“el Espíritu de Jehová el Señor esta sobre mi, porque me ungió Jehová;
me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos,
a vendar a los quebrantados de corazón, a consolar a todos los enlutados”

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Fundamentos 3
¡A todos! Abatidos, quebrantados de corazón, todos los enlutados. A unos, darles las buenas nuevas, a otros
vendarlos, a otros consolarlos. Para esto vino Jesús a la tierra. Sigue diciendo en el versículo 3,
“a ordenar que a los afligidos de Sión (que a los afligidos de nuestro pueblo) se les de gloria
en lugar de ceniza (que habla de dolor y muerte) óleo de gozo en lugar de luto, manto de
alegría en lugar del espíritu angustiado.”

Dios cumplió esta palabra. Jesús sanó todas las enfermedades, las mentales no eran la excepción (Mat 4.23).
“Recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio
del reino, y sanando toda enfermedad.”

Hechos 10.38
"Vosotros sabéis: como Dios ungió con el Espíritu santo y con poder a Jesús de Nazaret,
y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él."

 Jesús dio autoridad a sus discípulos para sanar toda enfermedad

En Mateo 10: 1
"Jesús llamando a sus doce discípulos les dió autoridad... para sanar toda enfermedad...
toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo."

En Juan 20:21 Jesús después que resucitó les dijo otra vez más a sus discípulos:
"como me envió el Padre, así también, de la misma manera, Yo os envío."

Ahora, Jesús nos envía como su iglesia a hacer sus mismas obras y aún mayores , porque en este tiempo, El
está en gloria con el Padre... Y nosotros vivimos y obramos por su Espíritu.

En Juan 14:12 Jesús aseguró


"de cierto, de cierto os digo: el que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también;
y aún mayores hará, porque yo voy al Padre."

En Hech 5.16.comprueba como se cumplió esta promesa de Jesús.


“y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos...
Y todos eran sanados”
El mismo poder que estaba en Jesús, lo dio a sus discípulos, y los envió para que hiciesen lo mismo que El.

 Jesús da este poder por el Espíritu Santo a través de sus dones

En 1 Corintios 12, cuando habla de los ministerios de la iglesia, dice:


“Dios que hace todas las cosas en todos, es el mismo.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría;”
Y sabemos que para ministrar sanidad del alma es necesario recibir la palabra de sabiduría, que es don del
espíritu, no nuestro. Y sigue diciendo:

“a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu”,


y cuando hacemos estas sanidades necesitamos frecuentemente palabra de ciencia;

“a otro, fe por el mismo Espíritu”


Y para ministrar sanidad del alma es necesario edificar la fe con la palabra de Dios y ejercer el don de fe.

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“y a otro, don de sanidades por el mismo Espíritu”


no especificando si son físicas, mentales o espirituales.

“pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como el quiere.”

 El Salmo 103 resume lo que hemos dicho hasta aquí.


Primero: “El es quien perdona (lo primero) todas tus iniquidades”

Segundo: “el que sana todas tus dolencias.”


Después de haber perdonado los pecados, sana las dolencias que dejaron esos pecados.

Tercero: “el que rescata del hoyo tu vida”,


Dios no solo te limpia con la sangre preciosa de Cristo; ni se conforma con curarte esas dolencias que
quedaron de tu mala vida pasada; sino que también te saca de esa situación tan complicada en que te has
hundido como en un pozo. Solo Dios puede sacarte de ese hoyo. El rescata del hoyo tu vida. Y no se conforma
con ponerte en tierra segura, sacándote de esos problemas, sino que también dice, en cuarto lugar, que El es
el que te exalta,

Cuarto: “el que te corona de favores y misericordias”,


y te da una vida nueva por pura gracia. Y además

Quinto: “el es quien sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”
La obra de restauración se manifiesta aún en lo físico.

 Para recibir el perdón y la sanidad de Dios es necesario perdonar a todos en el nombre de Jesús

Para recibir sanidad de Dios es necesario perdonar primero. Por eso dice Jesús en Mr 11.25:
“y cuando estéis orando, perdonada, si tenéis algo contra alguno,”
(no dice si tienes muchas cosas contra alguno, sino “algo”, perdonad)
“para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras
ofensas. Porque si vosotros no perdonáis,
y aquí se esta refiriendo a las cosas que nos hicieron antes.
tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.”
La parábola de los 2 deudores Mateo 18: 23-35 ayuda a perdonar de todo corazón.

 Para perdonar a otros y ser perdonado por Dios es necesario confesar y aún recordar.

Porque si no perdonamos, Dios tampoco nos perdonará. Nos manda Jesús a nosotros como iglesia, nos
ordena en Apocalipsis 2.5:
“recuerda, por tanto, de donde has caído y arrepiéntete, y haz las primeras obras.”
Pero tengamos en claro que Dios no quiere que nos autoanalicemos, ni escarbemos en el pasado, con
nuestra mente carnal, para conocernos mejor a nosotros mismos. En Isaias 43: 18 dice:
“no os acordéis de las cosas pasadas”
No andéis escarbando en vuestro pasado, en los recuerdos con vuestra mente carnal, con análisis y
deducciones porque eso para nada aprovecha.
“ni traigáis a memoria vosotros mismos las cosas antiguas”;

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Porque es en vano, y va a provocar más dolor. Dios nos dice una y otra vez: no te dejes llevar porque tus
pensamientos te llevarán a la locura. Yo te purificare, te limpiare; nada depende de tu mente, de tu claridad
o de que entiendas o no.
“he aquí yo hago cosa nueva”...
“yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo”.

 Las dolencias del alma si no son sanadas, producen peleas y separación entre hermanos en Cristo.

Todos nosotros cuando venimos del mundo a Dios, tenemos nuestra alma cubierta de heridas, golpes y
llagas. Y es necesario que seamos sanados por la palabra de Dios porque de lo contrario será difícil nuestra
completa integración al cuerpo de Cristo, a la convivencia mansa, respetuosa, pacifica con nuestros
hermanos en el perfecto amor de Dios.

Podemos formar parte de la iglesia, pero nos vamos a pelear con todos ¿ por qué ? Porque traemos cosas del
pasado, de nuestra familia carnal que nos dan una susceptibilidad, una irritabilidad y reacciones que
contaminan las relaciones con nuestros hermanos y nos separan de ellos.

 ¿ Esta sanidad del alma es solo para los creyentes nuevos?

En Isaias 1.6 dice Dios, como está el alma de todo creyente (sea nuevo o viejo) que se aparta de El.
“Toda cabeza esta enferma y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza
no hay en el cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni
vendadas, ni suavizadas con aceite.”

 ¿ Y los que tienen años de creyentes, también necesitan sanidad del alma ?

Pablo, al hablar de la cena del Señor en 1 Corintios 11:30, 31 nos dice a nosotros los creyentes,
“Hay muchos enfermos y (muchos) debilitados entre vosotros (en la iglesia) y muchos
duermen (espiritualmente).Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seriamos
juzgados”
¿ hay necesidad de sanidad del alma ? ¡como no va a haber! Si hay muchos enfermos y debilitados…

 Algunos dicen: “no es así; cuando aceptamos al Señor fuimos transformados en nuevas criaturas”

Ciertamente en 2 Corintios 5: 17 dice: “de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Pero el contexto de este versículo y
empezamos desde el 15 dice que es necesario morir a nosotros mismos, porque Jesús
“por todos murió para que los que viven (o sea nosotros), ya no vivan para si, sino para aquel que
murió y resucitó por ellos.”

Y después recién dice “de manera que nosotros (ya muertos a nosotros mismos) a nadie conocemos
según la carne (ni a otros, ni a nosotros mismos conocemos según nuestras cualidades personales malas ni
buenas, ni por nuestra posición social, económica, racial, laboral o política) “y aun si a Cristo conocimos
según la carne, ya no lo conocemos así (porque ahora resucitó y ahora vive en gloria... y reina).

“De modo que si alguno está en Cristo” (si vive en Cristo, que es la mayor madurez espiritual; porque vive
completamente en Cristo). “De modo que si alguno esta en Cristo nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Su manera de pensar, de sentir, de actuar, todo es nuevo en
Cristo. Pero significa santificación, un proceso de transformación, en que el Espíritu nos lleva de gloria en
gloria, para ser a la misma imagen del Señor.

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El versículo 18 sigue: “y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilio consigo mismo por Cristo, y
nos dio el ministerio de la reconciliación.” Dios nos da el ministerio de la reconciliación y esto implica que
hayamos muerto a nuestra mente carnal, que conozcamos a nadie según la carne; ni siquiera a nosotros
mismos, diciendo: “lo que pasa que yo soy muy chinchoso,” “no tengo pelos en la lengua”, “a mi me gusta
mandar”, o “yo no tengo carácter, soy tímido.” Eso es conocerse según la carne, pero nosotros ya no nos
conocemos así.
Si vivimos en Cristo, entonces es cierto “he aquí, todas las cosas son hechas nuevas.”

 ¿ Podemos llegar a vivir plenamente en Cristo ?

Dice Pablo, en Filipenses 3, con humildad:


“No que haya alcanzado ya la perfección de Cristo (no que ya sea perfecto) “sino que
prosigo para ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

 ¿Cuál es el mayor fruto de esta obra de restauración del Señor Jesús ?

Is 61.4 promete que quienes son restaurados y reedificados ... serán restauradores y reedificadores de
hermanos e iglesias, ... que estos que nosotros ayudemos a andar en vida nueva, en el camino de sana
doctrina
“reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las
ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones”

 Jesús nos envía a hacer sanidad del alma.

Lucas 10:33,34,37
“Un samaritano, que iba de camino, vino cerca de éste que había sido herido,
y viéndole, fue movido a misericordia.”

Un samaritano, uno cualquiera, ni lo nombra, ni dice que era "bueno"... los samaritanos eran despreciados
por los judíos, por los religiosos...Él no se movió para hacer misericordia, sino que Dios lo movió a
misericordia.

Y ACERCÁNDOSE
vean lo tierno y paulatino de este verbo, A-CER-CÁN-DO-SE, con respeto, con cuidado,
VENDÓ SUS HERIDAS,
aquí no habla de heridas físicas, pues Jesús, habla esto en parábola...
VENDÓ SUS HERIDAS, ECHÁNDOLES ACEITE Y VINO,
por supuesto, lo dice en parábola, refiriéndose al poder sanador de la unción del Espíritu y de la Sangre de
Cristo...
Y PONIÉNDOLE SOBRE SU PROPIA CABALGADURA"
sustentando al que estaba mal herido,
LO LLEVÓ AL MESÓN, a la iglesia,
Y CUIDÓ DE ÉL."
No sólo atendió sus heridas como Dios nos enseña, sino que lo cuidó hasta que se recuperó y le ayudó a
unirse al Cuerpo de Cristo.
Y LO ENCOMENDÓ AL MESONERO, DICIÉNDOLE: CUÍDAMELE, cuídalo como a mí mismo.
Y cuando terminó esta parábola, Jesús le dijo:
"VÉ, Y HAZ TÚ LO MISMO."

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Oración:
Espíritu de verdad, en el nombre de Jesús, te pedimos que me muestres quienes me enseñaron falsas
doctrinas, acerca del alma y como se sana... Muéstrame Señor, sean quienes sean...
(Ahora, puedes anotar en un papel los nombres de aquellas personas que te traiga el Espíritu Santo a la memoria. No
analices, no trates de recordar, simplemente que el Espíritu Santos te muestre)
Señor, estas personas son las que buscamos para recibir sanidad en nuestra alma y nos engañaron y
contaminaron con sus falsas enseñanzas y conceptos... Perdonamos a todos estos en el nombre de Jesús, por habernos
enseñado doctrinas de sabiduría humana, o doctrinas de demonios.
Los perdonamos en el nombre de Jesús, porque con estas enseñanzas agravaron nuestros males... más de lo
que estabamos. Los seguimos perdonando en el nombre de Jesús por todo el dinero que nos sacaron. Porque nos
estafaron en nuestra ignorancia y en nuestra credulidad. Porque aparentaban piedad para obtener ganancia con
nuestras aflicciones.
Renunciamos en el nombre de Jesús a toda falsa enseñanza humana sobre la curación del alma. a toda teoría
de control mental. A toda enseñanza espiritista u oculista que hayamos aprendido. Rompemos en el nombre de Jesús
todo trato y pacto con espíritus inmundos que nos ministraron a través de estos falsos maestros. Rompemos ahora este
yugo con la sangre de Cristo...
Y como iglesia de Jesús, juntos, con el poder y la autoridad del Espíritu de Dios que está en nosotros, y en el
nombre de Jesús: nos volvemos contra ti espíritu inmundo de falso maestro, de espiritismo, de ocultismo, de astrología,
de control mental... A ti te ordenamos: ¡sal fuera! ¡vete ahora! No vuelvas nunca mas en el nombre de Jesús.
Confesamos que somos limpios por la sangre de Cristo, de toda falsa enseñanza sobre curación del alma y te
pedimos Espíritu Santo que renueves nuestro entendimiento sobre la sanidad del alma y guardes todas estas
enseñanzas que hay en la palabra de Dios en nuestros corazones.
Renuévanos Padre justo en nuestra mente. Danos una nueva mente, la mente de Cristo.
Te pedimos ahora Señor, que nos enseñes, como nuestro Maestro, que nos enseñes en la practica cuando
estamos ayudando a nuestros hermanos. Muéstranos como sanas Tú las almas. Muéstranos tu Palabra obrando a
través nuestro, para sanidad de tu iglesia, para que tu amada sea gloriosa, pura, limpia, sin mancha ni arruga ni cosa
semejante. Amén.

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