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3 marzo 2019
Pero en Japón medio millón de personas viven como ermitaños modernos. Se les conoce
como: "hikikomori": solitarios que se retiran de todo contacto social y, a menudo, no
abandonan su casa en años.
Una encuesta gubernamental halló que son unas 541.000 personas (el 1,57% de la
población) en ese país, pero muchos expertos creen que la cifra total es mucho más alta,
pues a veces tardan años en pedir ayuda.
Se pensaba que esta condición era única de Japón, pero en los últimos años se ha extendido
por el mundo.
En la vecina Corea del Sur, un análisis de 2005 estimó que había unos 33.000 adolescentes
socialmente aislados (el 0,3% de los habitantes) y en Hong Kong una encuesta de 2014
calculó que alcanzaba el 1,9% de su población.
Y no solo ocurre en Asia; también está pasando en Estados Unidos, España, Italia, Francia y
en otras partes del mundo.
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Hoy día, este concepto se define como una combinación de aislamiento físico y social al que
se suma sufrimiento psicológico que puede durar seis o más meses.
El trastorno se consideró cultural en sus inicios. Y hay razones para pensar que la sociedad
japonesa es especialmente vulnerable a él, dice Takahiro Kato, profesor de psiquiatría en la
Universidad de Kyushu, en la región de Fukuoka, y estudioso del hikikomori.
"En Japón hay un refrán muy famoso: 'Un clavo saliente se romperá pronto'", dice Kato. Las
rígidas normas sociales, las altas expectativas de los padres y la cultura de la vergüenza
hacen que la sociedad japonesa sea un calvo de cultivo de sentimientos de incompetencia y
el deseo de que uno quiera esconderse del mundo", dice Kato.
Cuando dejó de ir a esas sesiones religiosas, el líder le llamó varias veces por semana. Esa
presión, combinada con la de su familia, terminaron empujándole a un aislamiento completo.
"Me culpé a mi mismo", explica. "No quería ver a nadie, no quería salir al exterior".
"La escuela es una monocultura, todo el mundo tiene la misma opinión", dice uno de los
visitantes, Haru, de 34. "Si alguien dice algo (diferente) está fuera del grupo".
La presión social y laboral puede ser uno de los desencadenantes del aislamiento social.
Intentar cumplir con las expectativas de la sociedad japonesa también se ha vuelto más
difícil. El estancamiento económico y la globalización están haciendo que las tradiciones
colectivistas y jerárquicas de Japón entren en conflicto con la visión más individualista y
competitiva de Occidente, dice Kato.
Y los padres japoneses sienten una fuerte obligación de apoyar a los niños pase lo que pase y
a menudo, la vergüenza les impide buscar ayuda, explica el psicólogo.
Pero el creciente número de casos fuera de Japón está haciendo que muchos cuestionen que
se trate de un tema puramente cultural. Kato y sus colegas internacionales encontraron en
2015 casos en Estados Unidos, Corea del Sur e India en los que coincidían los criterios
clínicos.
Alan Teo, autor principal de ese estudio, enseña psiquiatría en la Universidad de Salud y
Ciencia de Oregon, EE.UU., y dice que suelen ponerse en contacto con él estadounidenses
afectados por ese trastorno.
"La gente asume que debe ser común en Japón", explica. "Pero si mides cuán común es,
puedes encontrar datos sorprendentes".
De Japón a España
La psiquiatra española Ángeles Malagón Amor, del Hospital del Mar, se encontró con el
problema durante un tratamiento doméstico en Barcelona. Ella y sus compañeros
encontraron pacientes que se aislaban socialmente durante un tiempo prolongado. Eso le
llevó a leer sobre literatura japonesa relativa al hikikomori.
Entre 2008 y 2014 se encontró con 190 casos. Esos son los datos más recientes, pero la
doctora está segura de que tan solo son la cima del iceberg.
"En ese momento, había dos psiquiatras y dos enfermeras para más de un millón de
pacientes", dice. "Yo creo que tiene que haber muchos más casos".
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Muchos estudios dicen que el hikikomori está relacionado con desórdenes psiquiátricos o de
desarrollo que pueden variar en tipo y gravedad. También puede desencadenarse por estrés
laboral o familias disfuncionales.
"Una de las razones por la que el hikikomori es fascinante es que no hay una sola
explicación", dice Alan Teo. "Hay muchos factores que influyen".
Otro factor que suele discutirse es el uso de la tecnología como internet, redes sociales y
videojuegos, fuente de un continuo debate en investigaciones sobre la salud mental.
"Por lo que hemos visto hasta ahora, no es un gran problema. Pero creo que se acentuará en
los próximos años en el casos de jóvenes socialmente aislados con adicción a internet", opina
Malagón Amor.
Y Kato dice que el efecto de la tecnología puede ser sutil, y que los celulares y las redes
sociales han hecho que el contacto indirecto sea mucho más común que el cara a cara.
No hay suficiente información concluyente, dice Teo. "Si las interacciones en línea sustituyen
a las interacciones cara a cara, creo que las investigaciones indicarán que es problemático".
Formas de comunicación
Las redes sociales o el email no son causas directas de problemas mentales; son vehículos
de comunicación que pueden usarse de forma tanto positiva como negativa.
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Internet proporciona una ventana para las vidas aisladas de los hikikomori.
La creciente interconexión entre los mundos online y offline también podría ofrecer formas
de hacer que los hikikomori retornen a sus vidas diarias. En 2016, Kato publicó el caso de un
paciente que comenzó repentinamente a salir de casa a diario tras descargar el juego de
Nintendo para celular Pokémon Go.
El juego usa realidad aumentada para atrapar criaturas virtuales en el mundo real. Kato dice
que este tipo de juegos pueden ser útiles en centros de ayuda para los hikikomori.
Pokémon Let's Go: el superéxito de ventas de Nintendo que batió el récord de Mario
Bros
También ha comenzado a trabajar con una empresa japonesa para crear un robot que pueda
fomentar el contacto social en un entorno controlado.
"Muchos piensan que los hikikomori no hacen nada. Pero en mi perspectiva están
desarrollando sus fortalezas a través de videojuegos", le dice a la BBC. "Y siempre les digo
que eso se aplica a diferentes ámbitos".
Consejo remoto
Los expertos están de acuerdo en que el contacto social directo y las terapias intensivas no
pueden sustituirse.
Yoko Honda, quien dirige el Centro de Salud Mental y Bienestar de Fukuoka, dice que el
gobierno de Japón les ha empujado a usar las redes sociales para proporcionales consejos de
manera remota, aunque los hikikomori se resisten.
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"Un tuit no es suficiente para expresar nuestra ansiedad o emociones", dice la experta.
Aunque está de acuerdo en que podría ser útil para contactar a nuevos pacientes.
"Esperamos darles apoyo a todos esos hikikomori", dice. "Pero siempre lleva mucho trabajo y
mucho tiempo".
Malagón Amor comprobó con su estudio de 12 meses sobre los hikikomori de Barcelona que
quienes reciben más terapias intensivas, ya sea en casa o en el hospital, reaccionan mejor.
"Son pacientes muy fáciles", señala.
También cree que el aislamiento social podría ser síntoma de otras condiciones como la
depresión o el trastorno de estrés postraumático, y que Occidente podría aprender mucho
de la experiencia en Japón.
Teo, por su parte, espera que las investigaciones sobre los hikikomori nos permitan
comprender la importancia de las conexiones sociales para nuestra salud física y mental.
"Cuando hablo con los pacientes de los hikikomori, me resulta evidente que el aislamiento
social tiene enormes impactos negativos en el individuo y en quienes le rodean", asegura.
"No hemos prestado suficiente atención en medicina a los problemas de conexión social. Y
creo que con los hikikomori por fin estamos analizando estos problemas de soledad como
cuestiones de salud".
*Los nombres de todos los "hikikomori" en este reportaje han sido modificados para proteger su
identidad.
Puedes leer aquí la versión original de esta historia en inglés en BBC Future
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