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Embriología
Las células germinales primordiales son las precursoras de los gametos y provienen del epiblasto.
Más tarde, esas células migran a través de la línea primitiva y se sitúan en el saco vitelino, donde se
diferencian en células germinales primordiales. Estas células se pueden reconocer a partir del día 24 de
vida intrauterina por su núcleo de gran tamaño y alto contenido de fosfatasa alcalina.
Las células germinales primordiales proliferan por mitosis y comienzan a migrar desde el saco vitelino -a
través del alantoides, el intestino caudal y el mesenterio dorsal- y en el curso de la sexta semana llegan a
las gónadas en desarrollo, que en esa fase se llaman crestas genitales.
En el embrión masculino, una vez que las células germinales primordiales llegan al testículo fetal, se
diferencian en espermatogonias y se incorporan a los cordones testiculares, en donde se mantienen
hasta la pubertad.
Al llegar a la pubertad, los cordones testiculares, que se encontraban cerrados, se abren y se convierten
en túbulos seminíferos. La espermatogénesis se lleva a cabo a todo lo largo del epitelio de estos túbulos.
Un ciclo completo de espermatogénesis dura alrededor de dos meses y consta básicamente de 3 fases:
proliferativa, meiótica y espermiogénesis. Como cada testículo contiene aproximadamente un millar de
túbulos seminíferos, en ellos se encuentran grupos de espermatozoides en distintas fases de
maduración.
1. Fase proliferativa. Las espermatogonias proliferan por mitosis y dan origen a dos poblaciones
celulares: espermatogonias A y B. Las de tipo A siguen replicándose y originando espermatogonias A y B.
Las de tipo B se convierten en espermatocitos primarios.
2. Fase meiótica. Cada espermatocito primario experimenta la primera división meiótica y produce dos
espermatocitos secundarios. Luego, cada uno de éstos realiza la segunda división meiótica, a partir de la
cual surgen dos espermátidas haploides.
A continuación, los espermatozoides pasan al centro del túbulo seminífero y se transportan al epidídimo,
en donde terminan de madurar; luego se almacenan en el conducto eferente hasta que son expulsados
mediante la eyaculación. La espermatogénesis no declina con la edad.