Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Modelo Corporativista de Estado en Argentina
Modelo Corporativista de Estado en Argentina
ARGENTINA, 1930-1945
Entre el derecho, la política y la ideología*
R ESUMEN:
El Estado corporativo es parte importante de las ideas políticas y jurídicas ar-
gentinas que, durante la primera mitad del siglo XX, cultivaron ensayistas y teóricos,
políticos y juristas, principalmente vinculados al catolicismo y al nacionalismo, como
forma de organización política opuesta al liberalismo y a la democracia inorgánica.
Sin embargo, entre la teoría y la práctica, lo mismo que entre los escritos del período
y la historiografía posterior, hay una distancia tal que las ideas en torno al Estado
corporativo tienden a convertirse en un mito. Este trabajo pretende –después de
esclarecer el concepto mismo de corporativismo– indagar el alcance de los planes
corporativistas, su incidencia en proyectos constitucionales, tanto como su diversi-
dad. Igualmente trata de explicar el por qué de su fracaso ante el advenimiento del
peronismo.
PALABRAS CLAVE: Estado corporativo. Ideas políticas. Ideas jurídicas. Nacionalismo.
Catolicismo.
A BSTRACT:
During the first half of the XXth century, the concept of a Corporative State
was an important element of the Argentine political ideologies cultivated by writers,
theorists, politicians and jurists. They thus confronted liberalism and inorganic de-
mocracy as a form of political organization. Nevertheless, there is so much distance
between theory and practice, contemporary chronicles and latter historiography, that
the ideas supporting a Corporative State show their mythical aspects. This article
first intends to clarify the concept of Corporativism, so as to then examine the scope
of its planning, its incidence in Constitutional projects, its diversity, and its eventual
failure with the rise of Peronism.
K EYWORDS: Corporative State. Political ideology. Legal ideology. Nationalism. Ca-
tholicism.
Sumario:
I. INTRODUCCIÓN. II. ESO QUE LLAMAN CORPORATIVISMO. III. EL CORPORA-
TIVISMO DE LOS REVOLUCIONARIOS DEL 30. 1. Los propósitos del general
Uriburu. 2. Entre los dichos (del primo) y las manías (del amigo). 3.
Pecados de juventud. 4. Yerros de vejez. IV. ESPECULACIONES CATÓLICAS.
1. Vientos de doctrina. 2. Construcciones jurídico-políticas. V. NACIO-
NALISMO Y CORPORATIVISMO. 1. El corporativismo en el renacimiento
nacional. 2. El corporativismo de Ibarguren. 3. Del nacionalismo al
peronismo. VI. ESPECULACIONES LIBERALES. VII. LOS JURISTAS, PERÓN Y
EL CORPORATIVISMO. VIII. A PUNTACIONES FINALES.
I. INTRODUCCIÓN
“El siglo XX será el siglo del corporativismo,
así como el siglo XIX fue el del liberalismo…”
MIHAIL MANOILESCO, 1936.
1
Véase BORIS MIRKINE-GUETZEVITCH, Modernas tendencias del derecho consti-
tucional, Barcelona, Reus, 1934; y CARLOS OLLERO, El derecho constitucional de la
postguerra (Apuntes para su estudio), Barcelona, Bosch, 1949. También el artículo
de CHRISTOPH GUSY, “Las constituciones de entreguerras en Europa Central”, en
Fundamentos, Vol. 2 (2000), revista electrónica de la Universidad de Oviedo. En
constitucion.rediris.es/fundamentos/segundo/weimar.html
272 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
2
Tenía razón Julio Irazusta cuando afirmaba que la actitud del historiador no
debe centrarse tanto en la discusión erudita y documentada, cuanto en la adquisición
de un nuevo criterio histórico que, aplicado a la realidad política nacional, permita
extraer conclusiones de acción práctica.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 273
3
Una exposición sucinta que permite ulteriores indagaciones se puede consultar
en SALVADOR M. DANA MONTAÑO, La participación política y sus garantías, Buenos
Aires, Zavalía, 1971, cap. XIII. También ÁNGEL LUIS SÁNCHEZ MARÍN, “Representa-
ción orgánica”, en Razón Española 112, (marzo 2002), Madrid, pp.133-153; y CARLOS
STRASSER, Para una teoría de la democracia posible. Primera parte: Idealizaciones y
teoría política, Buenos Aires, GEL, 1990, pp. 146-152.
274 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
4
Atiende, dice López, al lugar o la función de los grupos en la estructura so-
cioeconómica. MARIO JUSTO LÓPEZ, Introducción a los estudios políticos, Buenos
Aires, Kapelusz, 1971, t. II, p. 392.
5
JUAN VALLET DE GOYTISOLO, Tres ensayos. Cuerpos intermedios. Representación
política. Principio de subsidiariedad, Madrid, Speiro, 1981, p. 12.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 275
6
FRANCISCO ELÍAS DE TEJADA Y SPINOLA, R AFAEL GAMBRA CIUDAD y FRANCISCO PUY
MUÑOZ (ED.), ¿Qué es el carlismo?, Madrid, Escelicer, 1971, p. 115.
7
La distinción que he intentado, no es ociosa ni puro devaneo intelectual, pues
según VALLET DE GOYTISOLO, Tres ensayos… cit., p. 47, es abismal “la diferencia que
media entre un organismo moral que va desarrollándose sin pérdida de identidad de los
órganos integrantes, y los constituidos por varias sumas de individuos que plebiscita-
riamente se unifican o se desunifican, se federan o se desfederan”.
8
Por tal motivo es recusable el uso genérico de representación funcional para
unificar las variadas formas de representación no política (liberal-democrática-parti-
daria), siempre que lo funcional reenvíe a la categoría o profesión en sentido econó-
mico, como hace LÓPEZ, Introducción… cit., pp. 391-392.
9
En el estudio de VALLET DE GOYTISOLO, Tres ensayos… cit., pp. 14 y ss. menciona
los casos del francés Charles de Benoist y de los españoles Cambó y Prat de la Riba.
276 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
10
Véase DANA MONTAÑO, La participación política… cit., pp. 94-119; y VALLET
DE GOYTISOLO, Tres ensayos… cit., pp. 16-22.
11
Los especialistas destacan que el corporativismo no es propiamente el rasgo
distintivo del fascismo, sino un sistema socio-político basado en la organización de
la economía dentro de categorías o sectores distintos, en los cuales se reconcilian,
supuestamente, los intereses de los trabajadores, los empresarios, el Estado y la nación
misma. ROGER GRIFFIN, The nature of fascism, London and New York, Routledge,
1996, p. 238.
12
Se ha visto en esta encíclica de León XIII, de 1891, un renacimiento del cor-
porativismo modelado sobre los gremios medievales, con el propósito de instituciona-
lizar la armonía entre las clases sociales y prevenir el antagonismo impulsado por el
marxismo y por la misma realidad de la sociedad capitalista. Véase ROGER EATWELL,
Fascism. A history, New York, Penguin Books, 1997, p. 33.
13
Véase, en general, GONZALO FERNÁNDEZ DE LA MORA, Los teóricos izquierdistas
de la democracia orgánica, Barcelona, Plaza & Janes, 1985 (Madariaga es tratado
específicamente en pp. 89-95).
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 277
14
Es el caso de un libro con algún predicamento en la Argentina, el del jesuita
JOAQUÍN A ZPIAZU, El estado corporativo, Pamplona, Ed. Navarra, 19383.
15
Por ejemplo, el ya referido Madariaga, cuyo libro tuvo influencia en nuestro
país. Véase SALVADOR MADARIAGA, Anarquía o jerarquía (1934), Madrid, Aguilar,
1970 3. Sobre la presencia de un corporativismo de corte krausista en la Argentina,
puede verse JOSÉ LUIS MARTÍNEZ PERONI, Krausismo y representación política. El
pensamiento constitucional argentino, Córdoba: Argentina, Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales, 2002, cap. 5. En todo caso, me reservo el juicio de esta
influencia que, en principio, estimo exagerada, si no deformada.
16
El escritor católico brasilero, conocido como TRISTÁN DE ATHAYDE, lo explica
en su libro Política, Buenos Aires, Difusión, 1942, pp. 68-70.
17
He tratado esta variante en JUAN FERNANDO SEGOVIA, “Los consejos econó-
mico-sociales en el derecho público provincial. ¿Un capítulo neocorporativista en
278 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
24
CARLOS IBARGUREN, La historia que he vivido, Buenos Aires, Peuser, 1955, p.
384.
25
LISANDRO DE LA TORRE, Obras de Lisandro de la Torre, t. I: Controversias
políticas, Buenos Aires, Hemisferio, 19522, pp. 223 y 227. Se trataba de implementar
una dictadura, habría confesado Uriburu a De la Torre. El presidente surgido del golpe
dijo en más de una ocasión que la revolución perseguía el cambio del sistema, expre-
sión que alude a los afanes reformistas. JOSÉ FÉLIX URIBURU, La palabra del General
Uriburu, Buenos Aires, Roldán Ed., 19332, passim.
26
Citado por CARLOS GUILLERMO FRONTERA, “La reforma constitucional como
objetivo de la revolución del 30”, en Revista de Historia del Derecho, 23 (1995),
Buenos Aires, pp. 98-99.
27
Una comparación del texto original, obra de Leopoldo Lugones, y el definiti-
vo, modificado por el Teniente Coronel Sarobe, se puede consultar en ENRIQUE DÍAZ
ARAUJO, 1930. Conspiración y Revolución, Mendoza, Facultad de Filosofía y Letras de
la U.N. Cuyo, 1998, t. 1, pp. 245-254; y en CARLOS GUILLERMO FRONTERA, La revolución
del 6 de Septiembre de 1930, Publicaciones de la Cátedra de Historia Constitucional,
U.N. del Sur, 2000, pp. 23-27. Los cambios en el texto no son trascendentes, pues sólo
reforzaron el pronto retorno a la legalidad constitucional.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 281
28
URIBURU, La palabra… cit., pp. 17-18.
29
Ídem, p. 17.
282 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
30
En el discurso de diciembre de 1930 en la Escuela Superior de Guerra, afirmó
que la constitución debía reformarse y que así lo había propuesto, pero que “ninguna
de las entidades políticas quiso ni oír hablar de una modificación posible a nuestra
Constitución y a nuestras leyes”. Ídem, p. 49.
31
Ídem, p. 23.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 283
32
Agregaba a renglón seguido Uriburu: “Cuando los representantes del pueblo
dejen de ser meramente representantes de comités políticos y ocupen sus bancas
obreros, ganaderos, agricultores, profesionales, industriales, etc., la democracia habrá
llegado a ser entre nosotros algo más que una bella palabra”. Ídem, p. 24. Uriburu era
contradictorio, pues de inmediato ratificó que la reforma la haría el nuevo Congreso
en uso de las facultades del artículo 30 de la Constitución Nacional. Este Congreso
de representantes de la pura política partidista, era reconocido por Uriburu como
“el depositario de la soberanía nacional”. Ídem, ibídem. Por otro lado, el mensaje
es pulcro en el lenguaje, ya que el uso de determinadas palabras (“necesidades so-
ciales”, “meramente”, “democracia”) aleja la idea de que se trataba de una aventura
corporativista.
33
Lo admitirá cabalmente Carlos Ibarguren en el prólogo a la compilación de
discursos, proclamas, cartas y declaraciones de su primo presidente. Ídem, pp. 7-8.
284 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
El estudio detenido del discurso político de Uriburu enseña que el presunto corpora-
tivismo era superado –como meta– por un declarado antirradicalismo, que, a medida
que avanzaban los acontecimientos, irá definiéndose más nítidamente contra el radi-
calismo personalista, el yrigoyenismo y sus supuestos herederos (entre ellos, Alvear).
Véase JUAN FERNANDO SEGOVIA, “La revolución del 30. Entre el corporativismo y la
partidocracia”, en Revista de Historia Argentina y Americana, Mendoza, Facultad de
Filosofía y Letras, U.N. Cuyo (en prensa).
34
FERNANDO DEVOTO, Nacionalismo, fascismo y tradicionalismo en la Argentina
moderna. Una historia, Buenos Aires, Siglo Veintiuno de Argentina Ed., 2002, pp.
252-257, explica las cavilaciones de Uriburu como producto tanto de su confusión
ideológica como de una estrategia política, que tenía dos cursos de acción según las cir-
cunstancias: un corporativismo moderado o el retorno a la legalidad constitucional.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 285
35
CARLOS IBARGUREN, “El significado y las proyecciones de la Revolución del 6
de septiembre” (1930), en La inquietud de esta hora y otros escritos, Buenos Aires,
Dictio, 1975, pp. 299 y 302.
36
Ídem, pp. 300, 301, 302, 309, passim.
37
Ídem, pp. 300-303.
286 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
38
Ídem, pp. 309-310.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 287
39
Ídem, pp. 310-311.
40
Dos décadas antes, Ibarguren lo había dicho así. CARLOS IBARGUREN, “Dis-
curso pronunciado el 12 de agosto de 1912 en la colación de grados de la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires”, en La inquietud de
esta hora… cit., pp. 296-298.
288 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
las clases patricias41. ¿No resulta extraño que la conferencia del Rivera
Indarte concluyera con una reflexión sobre el papel de los partidos po-
líticos? ¿Por qué los críticos no han reparado en ese abrupto final y sólo
han rescatado ese corporativismo lavado e impreciso, que se asemeja
más a una cogestión socializante que a una cámara de los fascios?
Cuando Ibarguren dice que la obra de la revolución debe consu-
marse a través de grandes partidos, no sólo pone límites al reformismo
revolucionario, sino que repite sus iniciales temores: el peligro está en
la hegemonía del radicalismo y en un sistema inorgánico de partidos
que privilegia el clientelismo electoral y el caudillismo en la jefatura.
Otra vez el infantilismo del teórico se aparece en la afirmación de que
esos partidos orgánicos deberán ser “grandes columnas cívicas que en
vez de seguir la acción personal de caudillos avancen, según las incli-
naciones ciudadanas, con las poderosas corrientes de sentimientos y
de ideas que agitan al mundo civilizado”42.
¿Y qué pensaba el amigo del presidente? Juan Carulla, que inter-
vino activamente en los preparativos revolucionarios y fue partícipe
del gobierno surgido de éste, escribió en 1931 un ensayo para elogiar
el valor ético del movimiento43. Es un escrito llano, rudimentario, que
combina las invectivas al radicalismo con loas al régimen nuevo. Bien
leído, se trata de un texto elemental, con fines panegíricos, que no
consigue proyectar las expectativas de la revolución más allá de vagas
definiciones e imprecisas propuestas. Por lo pronto, según Carulla, el
lector debía saber que el mérito principal de la revolución estaba en la
destrucción del radicalismo gobernante y su corrupta estela, para los
que no ahorra adjetivos ni juicios condenatorios44. Pero no bastaba con
41
No se debe olvidar que él fue uno de los fundadores de la Democracia Progre-
sista y su candidato a presidente en 1922.
42
IBARGUREN, “El significado y las proyecciones de la Revolución del 6 de sep-
tiembre” (1930), en La inquietud de esta hora… cit., p. 311.
43
Carulla estuvo entre los colaboradores de La Nueva República, se alejó de
ellos después de la revolución de septiembre y pasó a formar parte de diversos grupos
nacionalistas que intentaban preservar la memoria de Uriburu. Su nacionalismo se
alimenta del liberalismo, del criollismo romántico, del militarismo y de una admi-
ración por el fascismo italiano. Véase JUAN CARULLA, Genio de la Argentina, Buenos
Aires, Medina & Cía., 1943.
44
Ya desde el comienzo se nota este talante, cuando afirma que la revolución nos
haría “libres de la siniestra camarilla que rodeaba al infecto tirano de la Casa Rosada,
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 289
libres de la mazorca policial del Señor Santiago, del Klan y de la coima. [...] Al fin ter-
minaría la innoble payasada de los 100 genuflexos, y al fin las calles y los caminos de
la república serían limpiados de la canalla que los infestaba. Por fin el país volvería al
camino de grandezas señalado por la obra de los antepasados”. JUAN CARULLA, Valor
ético de la revolución del 6 de setiembre de 1930, Buenos Aires, s/e, 1931, p. 23.
45
Ídem, pp. 28, 38, 82, passim.
46
En buena medida, los altibajos del razonamiento de Carulla se deben al propio
desconcierto por la suerte de la revolución, pues, en lugar de la renovación del elenco
dirigente por una “juventud incontaminada y vigorosa”, se había brindado la ocasión
para que retornaran los agentes de la “política estomacal”. Ídem, pp. 70-71. La referen-
cia es al fracaso de las fuerzas revolucionarias en las elecciones de Buenos Aires.
47
Ídem, pp. 28-29.
48
Ídem, p. 36.
49
Ídem, pp. 41-65.
290 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
50
Ídem, p. 85, en especial referencia a la reforma universitaria.
51
Ídem, pp. 112-116.
52
Ídem, pp. 111-123. Sobre Amadeo trataré más adelante.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 291
3. Pecados de juventud
La revolución del 30 contó, inicialmente, con el apoyo de variados
grupos que desde años antes conjugaban la crítica al radicalismo, las
propuestas de una revisión constitucional y de las leyes electorales,
la condena –en grados diversos– del demoliberalismo, y la necesidad
de revisión de las bases de nuestra nacionalidad, en la mayoría de los
casos bajo la influencia de nuevas corrientes de pensamiento político
que se imponían en Europa (especialmente el variopinto nacionalismo)
y el prestigio creciente del renovado catolicismo argentino. Uno de
esos grupos estaba formado por los jóvenes del periódico La Nueva
53
Ídem, pp. 122-123.
292 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
54
He intentado precisar el alcance de la participación intelectual del nacionalis-
mo republicano en la revolución del 30 en JUAN FERNANDO SEGOVIA, “El nacionalismo
republicano y la crisis institucional. De la revolución del ’30 al gobierno de Justo”,
en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Décimo Congreso Nacional y Regional de
Historia Argentina, Santa Rosa, 1999, 21 pp.
55
Fueron en total 14 artículos con ese título, La democracia no está en la Cons-
titución, aparecidos en La Nueva República, entre el 28 de marzo y el 11 de agosto de
1928. Véase RODOLFO IRAZUSTA, Escritos políticos completos, Independencia, Buenos
Aires, 1993, t. I, pp. 98-198.
56
Ídem, I, p. 91.
57
Ídem, I, p. 197.
58
Ídem, II, p. 11.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 293
59
Ídem, II, p. 238.
60
Ídem, II, pp. 119-121.
61
Ídem, II, p. 70.
62
Los detalles de las reuniones y el proyecto, en JULIO IRAZUSTA, El pensamiento
político nacionalista, t. II: La revolución de 1930, Obligado, Buenos Aires 1975, pp.
148-152.
294 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
63
RODOLFO IRAZUSTA, Escritos políticos completos, cit., II, pp. 135-147.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 295
4. Yerros de vejez
En este mar agitado de la política revolucionaria, el 18 de junio
de 1931 el general Uriburu dio a conocer el manifiesto de reforma
64
En este sentido, las ideas expuestas resultan de una combinación de elementos
estamentales asentados en el Senado con otros corporativos profesionales, radicados
en Diputados. La elección indirecta del Presidente, por los senadores, escapa a los
moldes corporativos que divulgaran regímenes fascistas o autoritarios.
65
Véase en detalle la revisión de las posiciones originales, en SEGOVIA, “El na-
cionalismo republicano…” cit., pp. 9-13.
296 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
66
URIBURU, La palabra… cit., pp. 95-100.
67
El programa de reformas estaba en un todo de acuerdo con el anunciado por
Uriburu el 1º de Octubre de 1930, salvo por la exclusión de la reforma electoral.
68
Todo esto lo explica IBARGUREN, La historia que he vivido cit., pp. 403-404.
69
Sobre el proyecto, su contenido y ulterior fortuna, véase el erudito estudio de
FRONTERA, “La reforma constitucional como objetivo de la revolución del 30” cit.
70
A juicio de FINCHELSTEIN, Fascismo, liturgia e imaginario… cit., p. 110, es un
“proyecto pseudofascista”; y según HALPERIN DONGHI, La república imposible cit., p.
27, es una “reforma autoritaria y corporativa”. Contrastando el texto con estos dichos,
incluso considerando el ambiente intelectual y político de la época, no creo equivocar-
me si afirmo que ambos historiadores hacen ideología antes de historia.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 297
71
Antes del decreto de Uriburu se habían presentado sólo dos iniciativas en el
Congreso: en 1925, del diputado José Antonio Amuchástegui; y en 1927, del P.E. (a la
sazón, Marcelo T. de Alvear), que es el antecedente directo del decreto del 4 de agosto
de 1931, que lo reitera en varias disposiciones. Véase ANTONIO CASTAGNO, Los partidos
políticos argentinos, Buenos Aires, Depalma, 1959, pp. 48-52. Empero, nada era más
extraño que la ley pudiera parir partidos políticos: “¡Partidos orgánicos creados por
una ley electoral!”, reía sardónicamente MATÍAS G. SÁNCHEZ SORONDO, Historia de seis
años, Buenos Aires, Agencia General de Librería, c. 1923, p. XXV.
72
Son las expresiones del manifiesto de la revolución sobre la reforma constitu-
cional; Uriburu, La palabra… cit., pp. 97-98.
73
Decreto del 4 de agosto de 1931, publicado en el Boletín Oficial del 7 de agosto
del mismo año, en R EPÚBLICA ARGENTINA. CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN, Parti-
dos políticos. Antecedentes legislativos, Buenos Aires 1961, pp. 9-14.
298 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
74
URIBURU, La palabra… cit., pp. 112-117. Anteriormente, en una carta al diri-
gente radical Laurencena le había hecho saber que esa desorganización partidaria, la
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 299
1. Vientos de doctrina
A la hora de revisar las propuestas de un corporativismo esgrimido
en el plano de la doctrina católica, un índice de su masiva adhesión
puede hallarse revisando el índice de la revista Criterio, incluso del
diario El Pueblo, ambas publicaciones confesionales. En los dos casos
(menos en el segundo que en la primera), se advierte una fuerte pre-
77
De donde la afirmación de que ese corporativismo mítico medieval era un
reflejo ideológico antiliberal, como dice Zanatta, es, cuando menos, parcial y, cuando
más, producto de su incomprensión del catolicismo político y de su estrecho horizonte
histórico. Véase LORIS ZANATTA, Perón y el mito de la nación católica, Buenos Aires,
Sudamericana, 1999, p. 214.
78
Lo que aquí digo prueba, contra la historiografía de moda, que es erróneo
sostener que “los proyectos de construcción de un sistema corporativo nunca fueron
formalizados seriamente”, que eran “nostálgicas evocaciones del pasado”, si no copia
del modelo salzarista, como dice Zanatta. Véase LORIS ZANATTA, Del Estado liberal a
la nación católica, Buenos Aires, U.N de Quilmes, 1996, p. 380. A este autor, como
a la mayoría que trata de estos temas, se le puede imputar una insuficiente consulta
de fuentes.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 301
79
En contra de estas publicaciones, Orden Cristiano, que respondía a tendencias
liberales y democráticas –en todo caso, no opuestas al orden constitucional– recha-
zaba el corporativismo. Para la división de los católicos por entonces, véase SUSANA
BIANCHI, Catolicismo y peronismo, Buenos Aires, Trama Editorial/Prometeo libros/
Instituto de Estudios Histórico-Social, 2001, cap. II, que marca las diferencias, pero
no las aprecia en su justa dimensión.
80
FRANCISCO VALSECCHI, Silabario social. Principios fundamentales de doctrina
social católica, Buenos Aires, Publicación de la Junta Central de la Acción Católica
Argentina, 1939, t. II, cap. F.
302 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
81
He estudiado su posición en JUAN FERNANDO SEGOVIA, “Peronismo, Estado y
reforma constitucional: Ernesto Palacio, Pablo Ramella y Arturo Sampay”, en Revista
de Historia del Derecho, 32 (2004), Buenos Aires, pp. 347-441.
82
Por caso, MARTÍN ABERG COBO, Reforma electoral y sufragio familiar, Buenos
Aires, Kraft, 1944; J. A LFREDO VILLEGAS OROMÍ, Directivas sociales a la luz de las
encíclicas, Buenos Aires, Ed. Tor, 1937, pp. 274-283.
83
UNIÓN INTERNACIONAL DE ESTUDIOS SOCIALES, Código Social de Malinas. Esbozo
de una síntesis social católica, Buenos Aires, Ed. de la Junta Central de la Acción
Católica Argentina, 19472, numerales 65 y 68, p. 31. La primera edición del código
belga es de 1927. Semejante es la posición del canónigo de Barcelona, J. M. Llovera,
quien entiende la enseñanza católica como favorable a una organización profesional
de la sociedad y no necesariamente partidaria de una democracia funcional o un cor-
porativismo integral, aunque estos tampoco están descartados, como estaba dicho en
algunos pasajes de la Quadragesimo Anno, referidos a la organización corporativa
fascista. JOSÉ M. LLOVERA, Tratado elemental de sociología cristiana, Buenos Aires,
Ed. Occidente, 1945, pp. 85-89, 196-205, y 223-240.
84
No obstante, por algunas palabras de admiración hacia Mussolini, podría
pensarse que el corporativismo fascista operaba como paradigma. ALBERTO EZCURRA
MEDRANO, Catolicismo y nacionalismo, Buenos Aires, Adsum, 19392.
85
Para la teoría política de Meinvielle, véase JUAN FERNANDO SEGOVIA, “La legi-
timidad entre la teología y la política. Reflexiones sobre el orden político católico en
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 303
89
Ídem, p. 102.
90
Ídem, p. 88.
91
Ídem, pp. 88-89.
92
Ídem, ibídem.
93
Ídem, p. 95.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 305
97
JULIO MEINVIELLE, Concepción católica de la economía, Buenos Aires, Cursos
de Cultura Católica, 1936, pp. 201-204.
98
Todo esto en ídem, pp. 204-214.
99
Ídem, p. 215.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 307
100
Ídem, pp. 216-217. Y ante la posibilidad de que esa conciencia masiva continúe
embotada y la crisis acelere su ritmo, ¿qué hacer? Responde Meinvielle: “que surja
entonces un mentor de pueblos que la Providencia envía en los momentos desespera-
dos, y el Régimen Corporativo quedará arraigado para salud y bienestar económico
de los pueblos”. Más allá de que una solución deus ex machina es posible aunque poco
probable, convendría preguntarle a Meinvielle si ese mentor providencial de pueblos
no fue Perón. Como tantos otros en esos años, Meinvielle señala la salida cesarista
(aquí no popular sino providencial), pero ante el césar de carne y hueso, mientras otros
le siguieron, Meinvielle optó por repudiarlo.
101
A RTURO ENRIQUE SAMPAY, La crisis del Estado de derecho liberal-burgués,
Buenos Aires, Losada, 1942, p. 281.
102
Ídem, pp. 302-305.
308 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
nal…” cit.
105
HÉCTOR BERNARDO, El régimen corporativo y el mundo actual, Buenos Aires,
Adsum, 1943.
106
Ídem, pp. 41-42.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 309
2. Construcciones jurídico-políticas
Ahora bien, una cosa es advertir los inconvenientes prácticos de
una organización política corporativa –cuando se carece del corporati-
vismo social que le sirve de pilar y del ambiente moral, cultural, que le
alimenta–, y otra muy diferente lo es el señalar instancias jurídico-po-
líticas que recojan gajos corporativos. Al fin y al cabo, el derecho –aún
más cuando se lo concibe racionalmente, como ordenación puramente
racional– puede enderezar una realidad torcida, dominar una fiera
circunstancia indómita, puede ser guía, servir de cauce a tendencias y
conductas que se quiere auspiciar y promover por considerarlas posi-
tivas o buenas. Pues, siendo tan bueno y ventajoso el corporativismo,
¿por qué rendirnos ante un suelo hostil?, ¿por qué bajar los brazos ante
una adversidad que puede ser sólo pasajera?
Estudiaré a continuación el aporte de Rómulo Amadeo, uno de los
pocos católicos que cruzó el Rubicón: fue de la aprobación doctrina-
ria a la formulación jurídica del corporativismo. Su figura no es hoy
recordada, no obstante que colaboró en publicaciones católicas como
Criterio, que tuvo una larga actuación en la Acción Católica y que dejó
una decena de libros y folletos singulares. Entre sus libros, uno en par-
ticular aborda la cuestión de la representación de intereses, El gobierno
de las profesiones y la representación proporcional. La tesis de la obra
es la siguiente: luego de la primera gran guerra, sobrevino un aumento
del poder económico y un detrimento del poder estatal por la presen-
cia de nuevos organismos técnicos que, a la manera de una revolución
silenciosa, se van convirtiendo en los verdaderos gobiernos.
107
Ídem, pp. 49-50.
310 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
108
RÓMULO AMADEO, El gobierno de las profesiones y la representación propor-
cional, Buenos Aires, Sebastián Amorrortu, 1922, p. 7.
109
Ídem, pp. 13-58.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 311
110
Ídem, pp. 59-79.
111
Ídem, p. 85.
312 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
y de ideas que son parte de las sociedades y que deben por lo tanto
participar en su gobierno112.
Ídem, p. 95.
112
Dice Amadeo, ídem, pp. 106-107, que la tesis de que el Senado representa a
113
114
Ídem, pp. 108-115. Como complemento, entiende Amadeo que la representa-
ción de la cámara baja ha de elegirse por el sistema proporcional, el más justo en un
sistema democrático, que se compone de mayorías y minorías.
115
RÓMULO A MADEO, Hacia una nueva constitución nacional. (Proyecto de re-
formas), Buenos Aires, 1936, pp. 21-36 y 48-50. La obra cuenta con el nihil obstat y
el imprimatur debidos.
116
Ídem, p. 19.
314 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
117
Ídem, p. 16.
118
Ídem, p. 96.
119
Ídem, pp. 100-101, 141-142.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 315
V. NACIONALISMO Y CORPORATIVISMO
120
Excluyo de este estudio la producción de Leopoldo Lugones porque merece
un estudio aparte, que espero realizar a la brevedad.
316 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
con el paso de los años fue afinando la pluma y aguzando las ideas de
un plan político constitucional corporativo.
121
Véase ENRIQUE ZULETA Á LVAREZ, El nacionalismo argentino, Buenos Aires,
La Bastilla, 1975, t. II, pp. 490-491.
122
A LEJANDRO RUIZ GUIÑAZÚ, La Argentina ante sí misma, Buenos Aires, Kraft,
1942, pp. 7-9.
123
Ídem, p. 12.
124
Ídem, pp. 18-25.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 317
125
Ídem, pp. 106-107.
126
Ídem, p. 125.
127
Ídem, pp. 99-105.
128
Ídem, pp. 136-137.
318 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
129
Ídem, pp. 144-146.
130
Ídem, pp. 163-166.
131
Ídem, pp. 155-160.
132
Ídem, pp. 184-188.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 319
133
Lastra comenzó militando en las filas del movimiento Renovación, cuya figura
más representativa fue Bonifacio del Carril; hacia mediados de 1943 se incorporó a
la Alianza Libertadora Nacionalista, que tenía por jefe a Juan Queraltó y que en 1946
brindó su apoyo a Perón.
134
“Ante la patria escarnecida” en BONIFACIO LASTRA, Bajo el signo nacionalista,
Buenos Aires, Ed. Alianza, 1944, pp. 15-25.
135
Véase la conferencia de fines de 1941 “Restauración espiritual”, ídem, pp.
39-54.
136
Ídem, p. 76.
137
Ídem, p. 69.
320 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
138
Ídem, pp. 32-33.
139
Ídem, p. 36.
140
Ídem, pp. 78-79.
141
Ídem, p. 82.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 321
142
Ídem, p. 159.
143
Ídem, p. 146.
144
Ídem, pp. 164-176.
145
Ídem, p. 177.
322 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
2. El corporativismo de Ibarguren
Diversos sectores nacionalistas insistieron, en el período de
entre revoluciones, en las ideas corporativas de organización del
poder. Así, la Legión Cívica Argentina, de la que era principal ani-
mador Carlos Ibarguren, hizo público en el número 43 de Combate
–su boletín– de diciembre de 1937, lo que denominaron Estatuto del
Estado Nacionalista147, proyecto de organización estatal que combi-
146
MARCELO SÁNCHEZ SORONDO, La revolución que anunciamos, Buenos Aires,
Nueva Política, 1945, p. 256.
147
En IBARGUREN, La historia que he vivido cit., pp. 465-466.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 323
148
ERNESTO PALACIO, La historia falsificada, Buenos Aires, Peña Lillo, 19602, pp.
67-68 (la primera edición se hizo en 1939). Para Palacio no había nada más contrario
a la autoridad que pretender fortalecerla “con criterio persecutorio y vejatorio, con
criterio de arbitrariedad”. Lo que critica Palacio es la copia de la arbitrariedad despó-
tica del poder, sin perseguir los fines nacionales de algunos de esos regímenes, como
el fascismo, ídem, pp. 71-74.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 325
149
Las citas que siguen provienen de CARLOS IBARGUREN, “La inquietud de esta
hora” (1934), en La inquietud de esta hora y otros escritos cit., pp. 9-114.
150
Ídem, pp. 34-36.
326 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
Ídem, p. 37.
151
157
Ídem, p. 93.
158
Estos elogios incluso se dispensan al nacionalsocialismo alemán, defensor y
conservador de la nación alemana, que no es un grupo reaccionario, ni capitalista, ni
burgués, sino corporativista (ídem, pp. 60-63).
159
Ídem, pp. 55-60.
328 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
Ídem, p. 86.
160
En el cap. V (ídem, pp. 84-93) se sintetizan los rasgos esenciales del Estado
161
corporativo.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 329
162
Ídem, pp. 40-41.
163
Ídem, p. 77.
330 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
164
Ídem, p. 81.
165
Ídem, pp. 103-105 y 108.
166
Ídem, p. 111.
167
Ídem, p. 76.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 331
168
Ídem, pp. 113-114.
332 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
169
CARLOS IBARGUREN, “La reforma constitucional, sus fundamentos y su estruc-
tura” (1948), en La inquietud de esta hora y otros escritos cit., pp. 197-272
170
Ídem, p. 203. Léase bien: nuestra revolución nacional; esto es, la revolución
peronista es la nuestra, la nacionalista.
171
Ídem, p. 211.
172
Ídem, p. 213.
173
Ídem, p. 240.
174
Ídem, p. 222.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 333
175
Ídem, pp. 206-207.
176
Ídem, p. 219.
177
Ídem, p. 243.
178
Ídem, p. 215.
179
Ídem, p. 217.
334 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
180
Ídem, p. 209.
181
Ídem, p. 212.
182
Ídem, p. 250, artículos 25 a 29.
183
Ídem, pp. 234-236 y 258-260 (artículos 62 a 72).
184
Ídem, p. 222, en donde se repite el programa que formulara al final de “La
inquietud de esta hora”, sólo que ahora depurado de todo contenido darvinista.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 335
185
IBARGUREN, “La reforma constitucional…” cit., p. 217.
186
Ídem, p. 218.
187
Ídem, pp. 220-221.
188
Ya mencionamos el artículo 2º, pero el artículo 1º afirma: “La Patria está
representada políticamente por la Nación y dirigida por el Estado. Los intereses de
la Nación constituyen la base primordial del supremo orden público argentino”…
Ídem, p. 243.
189
Ídem, pp. 227-228.
336 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
190
Ídem, pp. 226, 247-248.
191
Ídem, pp. 239-240.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 337
una sociedad conformada por grupos sociales estables que serán titula-
res de derechos específicos. Lo demás, no hace sino demostrar las defi-
ciencias del propio Ibarguren (ese confuso entramado teórico de patria,
nación, Estado) y la impotencia de soluciones añoradas pero difíciles
de incorporar (el tan mentado corporativismo). No por nada, este texto
fue uno de los de mayor influencia en la convención de 1949.
192
JORGE S. ORÍA, Ficción y realidad constitucional. El drama de la nueva Ar-
gentina, Buenos Aires, Emecé, 1946, pp. 159-161.
193
Ídem, pp. 166-167.
194
JUAN ANTONIO GONZÁLEZ CALDERÓN, Curso de derecho constitucional, Buenos
Aires, Kraft, 1943. El Curso, un manual, ratifica lo afirmado en 1917 en su Derecho
constitucional: que la constitución es reformable, pero no hay ninguna reforma im-
prescindible, necesaria.
338 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
195
CARLOS C. MALAGARRIGA, En favor del retorno al régimen de la Constitución,
Buenos Aires, Gadola, 1945, p. 89. Se trata de una recopilación de artículos contrarios
a Perón.
196
Me refiero a A BEL VERZURA, La constitución argentina debe reformarse,
Buenos Aires, Peuser, 1945, pp. 77-82.
197
ORÍA, Ficción y realidad constitucional… cit., p. 119.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 339
198
Ídem, p. 163.
199
Ídem, p. 241.
200
En este punto, es difícil descifrar la tesis del autor; ver ídem, pp. 249-253.
201
Ídem, p. 257.
340 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
202
Ídem, p. 156.
203
MADARIAGA, Anarquía o jerarquía... cit., especialmente la parte II.
204
ORÍA, Ficción y realidad constitucional… cit., pp. 223-231.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 341
205
ROBERTO A. PODESTÁ, Antecedentes y puntos de vista para una revisión cons-
titucional, Buenos Aires, Inti, 1943, p. 31.
206
Ídem, p. 23.
207
Ídem, p. 24.
208
Ídem, p. 29.
342 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
209
Ídem, p. 72.
210
Ídem, pp. 80-84.
211
Ídem, p. 78.
212
Ídem, pp. 90-91.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 343
213
Ídem, p. 140. Este capítulo de las reformas económicas parece estar inspirado
no sólo en el catolicismo social sino, también, en el nacionalismo. No extraña que el
autor tenga dos fuentes principales, el católico anglo-francés HILAIRE BELLOC, autor
en 1939 de un libro brillante, La crisis de nuestra civilización, Buenos Aires, Sud-
americana, 19666; y A LEJANDO RUIZ GUIÑAZÚ, autor de La Argentina ante sí misma,
que ya traté.
344 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
216
FAUSTINO J. LEGÓN, “Mutabilidad e inmutabilidad constitucional”, en AUTORES
VARIOS, Reforma de la Constitución Argentina, Universidad de Buenos Aires: Acción
Social 1948, p. 73.
217
Legón, en Encuesta sobre la revisión constitucional cit., p. 23.
218
Ídem, p. 180.
219
Valsecchi, en Reforma de la Constitución Argentina cit., p. 113.
220
Cossio en Encuesta sobre la revisión constitucional cit., p. 107. Cossio en-
tiende que esta propuesta define la “cuarta posición”, diferente del individualismo
manchesteriano, del comunismo ruso y del totalitarismo centro-europeo. La cuarta
posición caracteriza al “estado democrático-intervencionista del siglo XX” (ídem,
p. 281).
346 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
221
Villoldo, ídem, p. 204.
222
Zuanich, ídem, p. 217.
223
A sus pies se rendía incluso Ricardo Levene, ídem, p. 136.
224
Ídem, p. 147.
225
LEGÓN, “Mutabilidad e inmutabilidad constitucional” cit., p. 75. A conti-
nuación dio uno de los argumentos más contundentes contra el corporativismo en
las sociedades dinámicas: “desconocer radicalmente el sentido y la eficacia de las
aglutinaciones espontáneas y negarles reflejo en el sistema representativo es otro
error deformante, que mantiene fuera y contra del cuadro oficializado de los poderes
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 347
230
Ídem, pp. 180-182.
231
FAUSTINO LEGÓN, “Reformas democráticas y supremacía constitucional” (1935),
en Cuestiones de política y derecho, Buenos Aires, Depalma, 1951, p. 140.
232
Por ejemplo, Carlos Alberto Alcorta propuso consejos políticos, económicos,
culturales, industriales, obreros, sanitarios, de asistencia y beneficencia pública; en
Encuesta sobre la revisión constitucional cit., p. 39. José Canasi sugirió que fueran
exclusivamente consultivos y dependientes del PE, ídem, p. 98. También así, Eduardo
Jorge, ídem, p. 120. Para J. Ramiro Podetti debían asesorar al Congreso, ídem, p. 168;
para Zuanich debían asesorar a los poderes del Estado; ídem, p. 220.
233
Como Héctor A. Llambías, ídem, p. 145.
234
Bargalló Cirio, ídem, pp. 58-59.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 349
la familia, esto es, la cuestión del voto familiar, que defendieran Aberg
Cobo y González Calderón, entre otros243. Retomando las discusiones
del Congreso de Lille de 1920, Legón distinguió dos alternativas: la
primera, extrema, suponía abandonar el criterio de representación
política existente por otro en el cual la familia y no el individuo era
tomada como unidad representativa; la segunda, moderada, implica-
ba fortalecer la influencia social del padre de familia acordándole un
voto plural. Ambas tenían inconvenientes: aquélla, chocaba contra la
realidad del sufragio universal y tendría la apariencia de un retorno a
sistemas aristocráticos pues adopta una estructura representativa que
tiene como base exclusiva los lazos sanguíneos; ésta, modificaba el
sistema del sufragio universal, acordando un voto plural, que Legón
veía riesgoso porque “el abandono de ese principio puede ser la pérdida
de una postrera garantía de libertad y de orden para aventurarse en el
caos bolcheviquista o en los recursos angustiosos y transitorios de los
regímenes de fuerza”244.
En suma, la cautela –que algunos llamarán prudencia– pareció im-
ponerse: el corporativismo o era cosa de exaltados o se desdibujaba en
propuestas tan variadas que lo volvían imposible. ¿En qué punto hacen
contacto –más allá de la crítica al individualismo liberal– el sufragio
familiar, el consejalismo, la representación funcional, el senado cuasi
corporativo o estamental? Para cuando Perón empujaba su constitución,
el debate corporativista había naufragado en la falta de realización.
243
ABERG COBO, Reforma electoral y sufragio familiar cit., es la obra más ilustra-
da sobre el tema. Cuenta con un “Prólogo” de JUAN ANTONIO GONZÁLEZ CALDERÓN, en el
que el afamado constitucionalista defiende la democracia orgánica ante la meramente
numérica, los primordiales intereses públicos frente a los intereses personales de quie-
nes manejan los partidos políticos, el sufragio familiar contra la tendencia exclusivista
del sufragio universal que trae el imperio de “un hombre, un voto”.
244
LEGÓN, Cuestiones de política y derecho cit., pp. 172-175. En verdad, Legón
descree tanto de la representación familiar como del voto familiar, porque la realidad
social no sólo está hecha de familias, y, además, no es necesario constituir a las fa-
milias en el eje de la vida electoral. En su proyecto para Mendoza (artículo 26 in fine)
previó la adopción de normas para proteger la familia y la estabilidad del hogar, sin
darle derechos políticos especiales. LEGÓN, Ante-Proyecto… cit., p. 161.
EL MODELO CORPORATIVISTA DE ESTADO EN LA ARGENTINA... 351
245
Por caso, otro gran católico de entonces, el padre Leonardo Castellani, se
mantuvo en posición similar. En un artículo titulado “Hacia el estatuto”, de 1943,
había explicado sus ideas en términos caros al tradicionalismo español, pero siguiendo
la doctrina del institucionalismo francés (especialmente Georges Renard). “Ir hacia
el estatuto es descentralizar, crear los organismos intermedios, dejar nacer y crecer
la institución, fomentar la vida funcional y celular en el yermo arenal de la atomiza-
ción liberal. Saber gobernar no es querer asumir toda la responsabilidad, puesto que
por grande que sea un hombre no puede curar del todo. Saber gobernar es saber dar
y exigir responsabilidad” (LEONARDO CASTELLANI, Las canciones de Militis, Buenos
Aires, Dictio, 19773, p. 111). Institución es, para Castellani, sinónimo de fuero y de
corporación medievales, algo parecido a los entes autárquicos del fascismo. Se trata de
una defensa que no va más allá del terreno de los principios, pues Castellani no diseñó
una teoría de la organización corporativa ni un régimen foral patrio.
352 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
246
Entonces, malamente puede endilgarse el mote de corporativistas a las normas
(leyes y decretos, resoluciones y reglamentos) que regulan actividades, burocrática-
mente, que si ensanchan la esfera estatal lo hacen en provecho de sectores determi-
nados, objeto (o sujeto) de esas normas. Esta conceptualización (que entre nosotros
difundió el neoliberalismo y está recogida en JORGE E. BUSTAMANTE, La república
corporativa, Buenos Aires, Emecé, 1988), abusa del término corporativo y lo aplica
impropiamente a la burocracia estatal, al reglamentarismo administrativo y a las
prebendas sindicales y/o patronales.
354 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
247
TEMISTOCLE MARTINES, Contributo ad una teoria guiridica delle forze politi-
che, Milano, Giuffrè, 1957, p. 99.