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Colombia sufre de bajos niveles de movilidad social, aún a pesar de los avances habidos en los
últimos años (Angulo et al., 2014). En particular, la cuna donde se nace determina la cantidad y
calidad de la educación que un individuo adquiere en la vida (García et al., 2014). Por ejemplo,
en 2014 tan solo el 1.5% de los estudiantes de estrato 1 accedieron a una institución de
educación superior (IES) de alta calidad inmediatamente después de graduarse del
bachillerato, comparado con el 44.2% de sus compañeros de estrato 6. Peor aún, los escasos
créditos estudiantiles disponibles para estudiantes de bajos ingresos no mejoran la
probabilidad de estudiar en una IES de calidad (Melguizo et al., 2016). Esto limita el potencial
generador de movilidad social de la educación superior, pues implica que los estudiantes de
bajos recursos no están ingresando a las IES que les darán mayores retornos a su inversión
(Camacho et al., 2016).
Bajo este contexto, el Ministerio de Educación Nacional anunció la creación del programa Ser
Pilo Paga (SPP) en octubre de 2014. SPP es hoy el programa de ayuda financiera más
importante del gobierno. SPP cubre el costo total de la matrícula en cualquier IES acreditada
de alta calidad en Colombia durante los cuatro o cinco años que dura un programa
universitario. Además, los beneficiarios de SPP reciben un subsidio de mantenimiento. Para ser
elegible, los jóvenes interesados deben cumplir con ciertos requisitos. En primer lugar, deben
obtener puntajes iguales o superiores a un puntaje especifico en la prueba nacional SABER 11
que asegure que estén en el top 10% de los estudiantes del país[1]. En segundo lugar, deben
provenir de hogares vulnerables cuyo índice de riqueza, medido por el puntaje SISBEN, debe
ser menor a un rango pre-establecido de acuerdo a su zona de residencia[2]. En tercer lugar,
deben ser admitidos en el programa académico de su elección con la única condición que este
en cualquiera de las IES acreditadas de alta calidad en el país. El programa fue introducido en
forma sorpresiva y desde entonces ha otorgado casi 10,000 becas-crédito anualmente, becas
que cubren a cerca de un tercio de los estudiantes de secundaria que acceden a la educación
superior de calidad inmediatamente después de presentar la prueba SABER 11.
En una investigación reciente (Londoño-Vélez et al., 2017) evaluamos los impactos de corto
plazo esperados y no esperados que ha traído SPP a sus beneficiarios y al sistema de educación
superior en el país en general. En esta entrada en Foco Económico nos enfocaremos en
detallar los principales resultados encontrados en acceso y desempeño académico de los
jóvenes tanto elegibles como beneficiarios a las becas-crédito. En una siguiente entrada, nos
enfocaremos en resumir los impactos de equilibrio general.
Usamos datos administrativos con información sobre quienes presentan la prueba SABER 11
en el segundo semestre de 2014 y, basándonos en las reglas de elegibilidad de SPP, estimamos
los impactos de corto plazo para la primera cohorte a través de la metodología de RD[3]. Esta
metodología nos permite realizar dos tipos de comparaciones: primero, para los estudiantes
de bajos recursos, comparar la probabilidad de acceder a una IES para quienes tienen un
puntaje SABER 11 justo por encima (elegibles) y por debajo (no elegibles) del puntaje de corte;
segundo, para los estudiantes con alto desempeño en la prueba SABER 11, comparar esta
misma probabilidad entre quienes tienen puntaje SISBEN justo por encima (no elegibles) y por
debajo (elegibles) del punto de corte. Dado que estas comparaciones se basan en poblaciones
diferentes, a continuación presentamos los resultados de ambos ejercicios.
Nuestras estimaciones sugieren que SPP tuvo impactos positivos y significativos tanto en el
margen extensivo (esto es, acceder a cualquier IES) como en el margen intensivo (esto es, el
tipo de IES a la que se accede) para este grupo de jóvenes. Cuando restringimos el análisis a los
estudiantes de bajos ingresos y comparamos aquellos alrededor del corte de SABER 11,
encontramos que SPP casi duplicó la probabilidad de que un joven elegible se matriculara en
alguna IES inmediatamente después de haberse graduado del bachillerato (Figura 1, panel A):
la probabilidad de acceder inmediatamente a la educación superior aumenta del 36.3% al 69%.
Cuando restringimos el análisis a estudiantes con buen desempeño en SABER 11 y cuyo
puntaje SISBEN está cerca del corte, encontramos que SPP aumenta esta probabilidad en un
50% (Figura 1, Panel B). Dada la aceptación incompleta del programa (esto es, el 58% de los
estudiantes elegibles para SPP efectivamente recibieron esta beca-crédito), las estimaciones
de los efectos locales del tratamiento promedio (LATE) son sustancialmente más altas,
alrededor de 167 por ciento y 81 por ciento, respectivamente.
Además de estos impactos importantes en acceso a la educación superior, SPP logró lo que
ningún otro programa en Colombia había podido promover, esto es, el acceso a IES de alta
calidad. Esta es la característica fundamental de SPP, pues la literatura ha demostrado que los
graduados de este grupo de IES gozan de una mayor probabilidad de enganche y reciben
salarios más altos que los graduados de IES de baja calidad (Camacho et al., 2017). Así, SPP
aumentó la matrícula en IES acreditadas en 151.3% y 442.5% utilizando SISBEN y SABER 11
como la variable de asignación, respectivamente. También redujo el acceso a IES no
acreditadas entre 56.8% y 57.7% entre los estudiantes elegibles al programa – esto es,
redireccionó los estudiantes hacia las IES con mayores retornos a la inversión educativa. La
Figura 2 desglosa estos cambios de acuerdo al sector de las instituciones (público-privado) y su
estado de acreditación teniendo como variable de asignación el puntaje SABER 11. La figura
sugiere que el aumento en acceso se concentró en las IES acreditadas privadas (Figura 2, Panel
A), sin generar cambios significativos en el acceso a las IES acreditadas públicas (Figura 2, Panel
B). En particular, SPP aumentó la probabilidad de acceder a IES acreditadas privadas en 46.9
puntos porcentuales, que, sobre una media de 3.2% entre los estudiantes de bajos recursos
justo por debajo del corte SABER 11, representa un aumento de más de 15 veces la
probabilidad original.
Esta fuerte preferencia por IES privadas versus públicas ha generado una gran discusión en la
opinión pública en el país. Nuestras encuestas revelan que los estudiantes elegibles a SPP
perciben que las IES privadas son más prestigiosas y producen un mayor valor agregado –
definido ampliamente – que las IES públicas, algo que la literatura académica ha documentado
en el pasado (ver, por ejemplo, MacLeod et al., 2017). En efecto, la evidencia empírica sugiere
que los graduados de IES acreditadas privadas gozan de un premium salarial frente a los
graduados de IES acreditadas públicas en Colombia.
Impactos en equidad en una gráfica
SPP logró mejoras sustanciales en equidad en el acceso a la educación superior entre los
jóvenes con mejor desempeño en la prueba de Estado. La Figura 3 resume este resultado de
manera contundente. En el primer semestre de 2014, antes de que se anunciara SPP, la
probabilidad de acceder inmediatamente a la educación terciaria aumentaba con el estrato
socioeconómico aún entre los estudiantes con mejor desempeño académico del país. Un año
después, al implementarse SPP, esta brecha desaparece (Figura 3, Panel A). Esta mejora en los
estudiantes de estratos más bajos es aún más sustancial cuando se mira el acceso a IES de alta
calidad, en donde la probabilidad de acceder a este tipo de instituciones aumentó en 182.1%
para los estudiantes con buen desempeño de estrato 1 y en 97.4% para aquellos
pertenecientes a familias de estrato 2 (Figura 3, Panel B). Salta a la vista sin embargo que son
necesarias políticas adicionales en el país que impulsen también el acceso de jóvenes con buen
desempeño de clase media a estas IES – una población que programas más recientes de
créditos estudiantiles, tales como “Tú Eliges” del ICETEX, buscan cubrir.
Conclusiones
Referencias
Angulo, R., J.P. Azevedo, A. Gaviria A. y G. Páez (2014) “Movilidad Social en Colombia” en
Equidad y Movilidad Social: Diagnósticos y propuestas para la transformación de la sociedad
colombiana.
Angrist, J., D. Autor, S. Hudson, y A. Pallais (2016) “Evaluating post-secondary aid: Enrollment,
persistence, and projected completion effects,” Working Paper
Camacho, A., J. Messina, y J.P. Uribe (2016) “The expansion of higher education in Colombia:
Bad students or bad programs?,” IDB Discussion Paper 452
Londoño-Vélez, J., C. Rodríguez y F. Sánchez (2017) “The Intended and Unintended Impacts of
a Merit-Based Financial Aid for the Poor: The Case of Ser Pilo Paga”, Documento CEDE, 24.
Facultad de Economía, Universidad de los Andes.
MacLeod, E. Riehl, J.E. Saavedra, y M. Urquiola (2017) “The Big Sort: College reputation and
labor market outcomes,” American Economic Journal: Applied
Melguizo, T., F. Sanchez, y T. Velasco (2016) “Credit for low-income students and access to and
academic performance in higher education in Colombia: A regression discontinuity approach,”
World Development, 2016, 80, 61–77.
Solis, A., (2017) “Credit access and college enrollment,” Journal of Political Economy.
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[1] La prueba SABER 11 es un examen estandarizado que lo presenta cerca del 90% de todos
los jóvenes que se gradúan como bachilleres en Colombia. Para la primera ronda el puntaje
mínimo fue 310 equivalentes al 9.6% de jóvenes con los mayores puntajes en el país. Este
mínimo ha aumentado en las siguientes rondas al pasar a 318 en 2015 y a 342 en 2016. Para la
segunda y tercera ronda se incluyó el requisito que los jóvenes debían graduarse ese mismo
año de bachilleres.
[2] El SISBEN es el censo de los pobres en Colombia el cual otorga un puntaje especifico de
riqueza a cada familia en base al cual se distribuyen los programas sociales del país.
[3] El estudio demuestra que se cumplen todas las condiciones necesarias para la
implementación de la metodología.