La honestidad es una cualidad que define la calidad humana y consiste en comportarse y
expresarse con coherencia y sinceridad. La honestidad en el ámbito docente consiste en ser veraz con uno mismo y con los demás, en manifestar coherencia entre las propias convicciones, actitudes y acciones y en responder de forma acertada a la misión central de la educación, la cual es ayudar a niños y jóvenes a desarrollarse plenamente. El cuerpo docente debe manifestarse honestamente no sólo en el ámbito escolar con los alumnos, los padres y los compañeros, sino en su vida entera, pues conciben esta virtud como un rasgo específico de la persona en su totalidad. De manera concreta, se resaltan los ámbitos de la interacción personal (el trato con las personas) y de la evaluación académica (juicios generales, feedback y calificaciones) como lugares privilegiados para el comportamiento docente honesto.