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Es necesaria la presencia de las moléculas MHC 1 en las membranas celulares de las células

nucleadas para que los linfocitos T citotóxicos (CTL) reconozcan a las células como blancos a
destruir. Sin embargo, las células tumorales y las infectadas por virus suprimen la producción de
moléculas MHC 1 para prevenir su identificación como blancos de las CTL. Esta maniobra de
elusión permite que las células tumorales y las infectadas por virus se conviertan en blancos para
las células NK porque sus receptores inhibidores de NK no se activan.

Los receptores tipo peaje (TLR) son proteínas integrales muy conservadas que se encuentran en
las membranas de las células del sistema inmunitario innato; está demostrado que los seres
humanos tienen por lo menos 12 TLR distintos, cada uno con funciones diferentes. Al parecer,
los TLR actúan por pares, por lo que dos TLR compañeros forman un solo receptor activo.
Algunos de estos receptores se encuentran en las membranas celulares, por lo que tienen
fracciones intracelulares y extracelulares, mientras que otros TLR se sitúan sólo dentro de la
célula y carecen de fracciones extracelulares. Todos los TLR (excepto TLR3) se relacionan con la
vía del factor nuclear NF-KB y la activan; esta vía actúa mediante varias proteínas citosólicas,
incluida MyD88, que induce una cascada intracelular de respuestas específicas para cada TLR

Esta secuencia de fenómenos no sólo conduce a la liberación de las citocinas apropiadas al


patógeno detectado, sino también a la posible activación de las células B y T diseñadas para
establecer una reacción inmunitaria adaptativa específica. Por lo tanto, los TRL tienen la capacidad
de modular la reacción inmunitaria, lo que sugiere que el sistema inmunitario innato no tiene una
sola respuesta estática que se adapte a todas las situaciones, sino que es dinámico y capaz de
regular tanto las respuestas inf1amatorias como las inmunitarias.

La hipoactividad de los TLR da lugar a una mayor susceptibilidad a los patógenos, mientras que su
hiperactividad podría ser la causa de algunas enfermedades autoinmunitarias, como el lupus
eritematoso sistémico, enfermedades cardiovasculares y artritis reumatoide.

La reacción inmunitaria de adaptación muestra cuatro propiedades distintas: especificidad,


diversidad, memoria y reconocimiento propio y ajeno

El reconocimiento por el sistema inmunitario de una sustancia como extraña estimula una
secuencia compleja de reacciones que dan por resultado la producción de inmunoglobulinas, o
anticuerpos, que se unen al antígeno, o bien la inducción de un grupo de células especializadas en
destruir a la célula extraña o la célula propia alterada (p. ej., célula tumoral). La reacción
inmunitaria que depende de la formación de anticuerpos se denomina reacción inmunitaria
humoral, en tanto que la respuesta citotóxica se conoce como reacción inmunitaria de mediación
celular.

Las células que constituyen los componentes funcionales de los sistemas inmunitarios innato y de
adaptación (células T, B, macrófagos y su subcategoría, APC) se forman en la médula ósea. Las
células B adquieren capacidad inmunitaria en la médula ósea, mientras que las células T migran al
timo para adquirirla; por esta razón la médula ósea y el timo se denominan órganos linfoides
primarios (centrales). Una vez que los linfocitos adquieren capacidad inmunitaria en la médula
ósea o el timo, migran a los órganos linfoides secundarios (periféricos), sobre todo al tejido
linfoide difuso, los ganglios linfáticos y el bazo, donde entran en contacto con antígenos.

Inmunógenos y antígenos

Los inmunógenos son moléculas que siempre desencadenan una reacción inmunitaria; los
antìgenos son moléculas que se unen a anticuerpos pero que no siempre suscitan una reacción
inmunitaria.

Una estructura extraña que activa una reacción inmunitaria en un hospedador particular se
conoce como inmunógeno; un antígeno es una molécula que puede reaccionar con un anticuerpo
al margen de su capacidad para originar una reacción inmunitaria. Aunque no todos los antígenos
son inmunógenos, en este texto los dos términos se consideran sinónimos y sólo se utiliza
antígeno.

La región del antígeno que reacciona con el anticuerpo, o el receptor de la célula T, se conoce
como epitopo, o determinante antigénico. Cada epitopo es una porción pequeña de la molécula
del antígeno y consiste sólo en 8 a 12 o 15 a 22 aminoácidos hidrofílicos o residuos de azúcar que
son accesibles al aparato inmunitario. Los grandes agentes invasores extraños, como las bacterias,
tienen varios epitopos, cada uno capaz de unirse a un anticuerpo diferente.

La complejidad de una sustancia extraña también es importante para determinar su antigenicidad.


Por consiguiente, las moléculas poliméricas grandes cuyas composiciones químicas son hasta
cierto punto simples, como algunos plásticos elaborados por el hombre, tienen una
inmunogenicidad mínima y por esta razón se utilizan en la manufactura de implantes artificiales
(como en el reemplazo de cadera).

Durante el desarrollo embrionario se forma un número

en extremo grande de grupos pequeños (clonas) de Iinfocitos; cada clona puede reconocer un
antígeno extraño específico.

El sistema inmunitario puede reconocer y combatir un número muy grande de antígenos


diferentes. La explicación para esta capacidad radica en que durante el desarrollo embrionario se
forma un número enorme (alrededor de 1015) de clonas de linfocitos por reordenamiento de los
casi 400 genes que codifican inmunoglobulinas o TCR. Todas las células en una clona particular
tienen marcadores de superficie idénticos y pueden reaccionar con un antígeno específico, incluso
si no se han expuesto a él. Las proteínas de la superficie celular que permiten que los linfocitos
interactúen con antígenos son anticuerpos unidos a membrana (receptores de célula B o
inmunoglobulinas de superficie [sIg]) en el caso de las células B y receptores de célula C (TCR) en
las células T. Aunque las estructuras moleculares de los anticuerpos y los TCR difieren, son
funcionalmente equivalentes en cuanto a su capacidad para reconocer e interactuar con epitopos
específicos.
La reacción inmunitaria comienza con lentitud y no es muy enérgica la primera vez que un
organismo encuentra un antígeno; esta reacción se denomina reacción inmunitaria primaria. Las
exposiciones subsecuentes al mismo antígeno suscitan la reacción inmunitaria secundaria, que
inicia con rapidez y es mucho más intensa que la primaria. La mayor potencia de la reacción
secundaria se debe al proceso de memoria inmunitaria, que es inherente al sistema inmunitario.
Se dice que tanto las células B como las T son células vírgenes (células inocentes) antes de
exponerse a antígenos. Una vez que una célula virgen entra en contacto con un antígeno, prolifera
para formar células activadas y células de memoria.

Las células activadas, que también se conocen como células efectoras, se encargan de llevar a
cabo una reacción inmunitaria; las derivadas de las células B se denominan células plasmáticas y
producen y liberan anticuerpos. Las células efectoras que provienen de las células T secretan
citocinas o bien destruyen células extrañas o propias alteradas.

Las células de memoria, en forma similar a los linfocitos vírgenes, expresan receptores de célula B
(sIg) o TCR, que pueden interactuar con antígenos específicos. Las células de memoria no
participan de modo directo en la reacción inmunitaria durante la cual se generan. Sin embargo,
viven durante meses o años y tienen mucho mayor afinidad por antígenos que los linfocitos
vírgenes. Más aún, la formación de células de memoria después de la primera exposición a un
antígeno incrementa el tamaño de la clona original, un proceso llamado expansión clonal. Debido
a la presencia de una población expandida de células de memoria con mayor afinidad por el
antígeno, la exposición subsecuente al mismo antígeno induce una respuesta secundaria
(respuesta anamnésica) que es mucho más rápida y potente, y más prolongada que la respuesta
primaria.

Las enfermedades autoinmunitarias incluyen un mal funcionamiento del sistema inmunitario que
tiene como resultado pérdida de la tolerancia inmunitaria. Un ejemplo es la enfermedad de
Graves, en la que los receptores para la hormona estimulante de la tiroides (TSH) en las células
foliculares de la glándula tiroides se perciben como antígenos. Los anticuerpos que se forman
contra los receptores de TSH se unen a éstos y estimulan a las células para que liberen una
cantidad excesiva de hormona tiroidea. Los pacientes con enfermedad de Graves tienen una
glándula tiroides crecida y exoftalmos (globos oculares salientes).

Inmunoglobulinas

Las inmunoglobulinas son anticuerpos elaborados por células plasmáticas; una inmunoglobulina
típica tiene dos pares de cadenas pesadas y dos pares de cadenas ligeras enlazadas entre sí por
enlaces disulfuro.

Las inmunoglobulinas (anticuerpos) son glucoproteínas que inactivan antígenos (incluidos los
virus) y desarrollan una respuesta extracelular contra microorganismos invasores. La respuesta
puede incluir fagocitosis en los espacios de tejido conjuntivo por macrófagos (o neutrófilos) o la
activación del sistema del complemento de origen sanguíneo
El sistema del complemento se integra con 20 proteínas plasmáticas que se ensamblan en una
secuencia y una forma específicas en la superficie de los microorganismos invasores para formar
un complejo de ataque de membrana (MAC) que lisa la célula extraña. El componente
fundamental del sistema del complemento es la proteína C3. La deficiencia de esta última
predispone a una persona a infecciones bacterianas recurrentes.

Las inmunoglobulinas se elaboran en un gran número por células plasmáticas, que las liberan al
sistema vascular linfático o sanguíneo. El anticuerpo típico es la inmunoglobulina G (IgG). Cada IgG
es una molécula en forma de Y, compuesta por dos polipéptidos largos, idénticos, de 55 a 70
kilodaltones (kD), conocidos como cadenas pesadas, y dos polipéptidos idénticos, más cortos, de
25 kD, las cadenas ligeras. Las cuatro cadenas están enlazadas entre sí por varios enlaces disulfuro
y no covalentes en tal forma que el tallo de la Y sólo se compone de cadenas pesadas y los brazos
divergentes consisten en cadenas ligeras y pesadas.

La región en la proximidad de las uniones disulfuro entre las dos cadenas pesadas

-la región de bisagra- es flexible y permite que los brazos se separen o se acerquen uno al otro. Las
regiones dístales en las puntas de los brazos (los cuatro segmentos terminales amino) se encargan
de unirse al epitopo; en consecuencia, cada molécula de anticuerpo puede unir dos epitopos
idénticos

La enzima papaína segmenta la molécula de anticuerpo en sus regiones de bisagra y forma tres
fragmentos: un fragmento Fc compuesto por el tallo de la Y que contiene partes iguales de las dos
cadenas pesadas y dos fragmentos Fab, cada uno constituido por la parte restante de una cadena
pesada y una cadena ligera completa. Los fragmentos Fc se cristalizan con facilidad (de ahí la
designación "c"), en tanto que el fragmento Fab es la región de unión de antígeno

(antigen-binding) del anticuerpo (y de ahí la designación "ab").

La mayor parte de la secuencia de aminoácidos del fragmento Fc es constante en su clase; por


consiguiente, el tallo de un anticuerpo se une a receptores Fc de muchas células diferentes. La
secuencia de aminoácidos de la región Fab es variable y las alteraciones de dicha secuencia son las
que determinan la especificidad de la molécula de anticuerpo por su antígeno específico.

Cada anticuerpo es específico contra un epitopo específico; por esa razón, las regiones Fab de
todos los anticuerpos contra ese epitopo particular son idénticas. Se piensa que una persona tiene
106 a 109 diferentes tipos de anticuerpos, cada uno específico contra un antígeno particular.
Miembros de la misma clona elaboran cada tipo de anticuerpo. Por lo tanto, existen 106 a 109
clonas cuyos miembros disciernen y reaccionan a un epitopo particular (o un número pequeño de
epitopos similares).
Como se comentó, las células B elaboran cantidades pequeñas de inmunoglobulinas y se insertan
en su plasmalema; se conocen como sIg o receptores de la célula B; funcionan como moléculas
receptoras de antígeno. Difieren un poco de los anticuerpos porque poseen un componente de
unión de membrana compuesto por dos pares de cadenas que abarcan la membrana, Igββ e Igβ,
que unen las cadenas pesadas de la molécula de anticuerpo a la membrana celular.

Clases de inmunoglobulinas

El ser humano tiene cinco isotipos (clases) de inmunoglobulinas (cuadro 12-3):

IgM, que semeja cinco moléculas de IgG unidas entre sí (forma pentamérica de inmunoglobulina).

IgA, que simula dos moléculas de IgG unidas entre sí (forma dimérica de inmunoglobulina).

IgG, la forma monomérica de inmunoglobulina.

IgD, que está presente en una concentración muy baja en la sangre, si bien se halla en la superficie
de la célula B como una forma monomérica de inmunoglobulina conocida como IgD de superficie
(sIgD).

IgE, una forma monomérica de inmunoglobulina presente en la superficie de basófilos y células


cebadas.

Las secuencias de aminoácidos de sus cadenas pesadas también determinan las clases de
inmunoglobulinas. Las diversas cadenas pesadas se designan con las letras griegas el, α, δ, γ, ε y μ.

ORGANOS Y TEJIDOS LINFOIDES PRIMARIOS Y SECUNDARIOS

Para optimizar las interacciones celulares necesarias para las fases de reconocimiento y
activación de las respuestas inmunitarias específicas, los linfocitos y las células accesorias se
localizan y concentra en tejidos u órganos definidos anatómicamente, que también constituyen
los lugares donde se transportan y concentran los antígenos extraños.

Esta compartimentalización no es rígida; muchos linfocitos recirculan y se intercambian


constantemente entre la circulación y los tejidos.

Los tejidos linfáticos se clasifican en órganos generadores, también denominados linfáticos


primarios, donde los linfocitos expresan por primera vez los receptores antigénicos y alcanzan la
madurez fenotípica y funcional y en órganos periféricos, también denominados linfáticos
secundarios, donde se inician y desarrollan las respuestas ante los antígenos extraños.

Los órganos linfáticos generadores de los mamíferos son la médula ósea (donde se forman todos
los linfocitos) y el timo (donde las células T maduran y alcanzan un estado de capacitación
funcional).
Además, en el tejido conjuntivo y en casi todos los órganos, exceptuando al SNC, existen
agregados de linfocitos mal definidos.

Los órganos y tejidos linfáticos periféricos comprenden los ganglios linfáticos, el bazo, el sistema
inmunitario cutáneo y el sistema inmunitario de las mucosas.

Médula ósea (MO).

La MO es el lugar de origen de todas las células sanguíneas circulantes en el adulto, incluidos los
linfocitos inmaduros; es el lugar donde maduran los linfocitos B.

Durante el desarrollo fetal, el proceso de formación de todas las células de la sangre,


denominado hematopoyesis, se produce en un principio en islotes sanguíneos del saco vitelino y
en el mesénquima paraaórtico y más adelante en el hígado y en el bazo.

Durante el segundo trimestre de la gestación el bazo participa de manera activa en la


hematopoyesis; empero, después del nacimiento las células sanguíneas sólo se forman en la
médula ósea. Cuando surge alguna necesidad, el bazo puede reanudar su función
hematopoyética

Esta función hematopoyética, es asumida gradualmente por la MO y en especial, por la presente


en los huesos planos, de manera que durante la pubertad, la hematopoyesis tiene lugar
principalmente en el esternón, las vértebras, los huesos ilíacos y las costillas.

La MO de estos huesos, está formada por una estructura reticular esponjosa situada entre
trabéculas largas. Los espacios están ocupados por células grasas, fibroblastos y precursores de
las células sanguíneas.

Estos precursores maduran y salen por la densa red de sinusoides vasculares hacia la circulación.
Cuando la MO está alterada o cuando se produce una demanda excepcional de nuevas células
sanguíneas, se activan el hígado y el bazo como zonas de hematopoyesis extramedular.

Todas las células de la sangre descienden de una célula pluripotencial (célula madre) común, que
se compromete para diferenciarse en linajes específicos (eritroide, megacariocítico,
granulocítico, monocítico y linfocítico).

Las células pluripotenciales carecen de los marcadores de las células sanguíneas diferenciadas y
en su lugar, expresan dos proteínas denominadas CD34 y Sca-1 (stem cell antigen-1).
Estos marcadores se utilizan para diferenciar y enriquecer las células pluripotenciales
procedentes de suspensiones de MO o células sanguíneas periféricas para trasplantes de MO.

Las citocinas estimulan la proliferación y maduración de las células precursoras en la MO.

Muchas de estas citocinas reciben el nombre de factores estimuladores de colonias, porque


originalmente se estudiaron por su capacidad para estimular el crecimiento y el desarrollo de
diferentes colonias leucocíticas o eritrocíticas procedentes de la MO.

Las citocinas hematopoyéticas son producidas por células del estroma y macrófagos en la MO, lo
que proporciona el medio local para la hematopoyesis.

Estas citocinas también son sintetizadas por linfocitos T activados o por citocinas o
microorganismos, lo que aporta un mecanismo de reposición de los leucocitos que participan en
las reacciones inmunitarias o inflamatorias.

En forma similar a las células TH, las APC elaboran y liberan citocinas. Estas moléculas de
señalamiento son necesarias para activar células blanco a fin de que lleven a cabo sus funciones
específicas, no sólo en la reacción inmunitaria sino también en otros procesos. En el cuadro se
listan algunas de estas citocinas pero sólo se incluyen las propiedades que se relacionan de
manera específica con la reacción inmunitaria.

El timo es un lugar donde maduran los linfocitos T. El timo es un órgano bilobulado que se
localiza en el mediastino anterior.

Cada lóbulo está dividido en varios lobulillos por tabiques fibrosos y cada lobulillo está formado
por una corteza externa y una médula interna.

La corteza contiene una densa colección de linfocitos T, mientras que lamédula está poblada por
linfocitos diversos.

Timo

El timo es un órgano Iinfoide primario que es el sitio de maduración de los linfocitos T.

El timo, situado en el mediastino superior y que se extiende sobre los grandes vasos del corazón,
es un órgano pequeño encapsulado compuesto por dos lóbulos. Cada lóbulo surge por separado
en la tercera (y tal vez la cuarta) bolsa faríngea del embrión. Los linfocito s T que penetran en el
timo para adquirir capacidad inmunitaria provienen del mesodermo.

Diseminados por todo el timo se encuentran células epiteliales no linfáticas, que tienen un
abundante citoplasma, así como células y macrófagos procedentes de la MO.

Algunas de estas células dendríticas tímicas expresan marcadores como CD8α, que se
encuentran de forma característica en los linfocitos T y reciben el nombre de células dendríticas
linfocíticas para distinguirlas de las células mielocíticas.
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timo se origina temprano en el embrión y continúa en crecimiento hasta la pubertad, cuando


puede pesar hasta 35 a 40 g. Después de los primeros años de vida el timo comienza a
involucionar (atrofia) y se infiltra por células adiposas. Sin embargo, su función puede continuar
incluso en adultos de mayor edad.

La cápsula del timo, compuesta de tejido conjuntivo denso irregular, colagenoso, emite tabiques
a los lóbulos y los subdivide en lobulillos incompletos. Cada lobulillo se compone de una corteza
y una médula, aunque las médulas de lobulillos adyacentes son confluentes

. En la médula, existen unas estructuras denominadas corpúsculos de Hassall que están


formados por espirales apretadas de células epiteliales y que pueden ser restos de células en
degeneración.

Médula

La médula se caracteriza por la presencia de corpúsculos de Hassall; todos los timocitos de la


médula son células T con capacidad inmunitaria .

La médula tímica se tiñe de un tono mucho más claro que la corteza porque su población de
linfocitos no es tan profusa y porque contiene un gran número de células epiteliales reticulares
derivadas del endotelio. Hay tres tipos de células epiteliales reticulares en la médula.

• Las células tipo IV se encuentran en relación cercana con las células tipo III de la corteza y
ayudan en la formación de la unión corticomedular. El núcleo de estas células tiene una red de
cromatina gruesa y su citoplasma es de tinción oscura y contiene abundantes tonofilamentos.

timo presenta una irrigación abundante y vasos linfáticos eferentes que drenan en los ganglios
linfáticos mediastinales.

El timo deriva de invaginaciones del ectodermo durante el desarrollo del cuello y el tronco del
embrión, que forman estructuras denominadas hendiduras branquiales.
Los linfocitos del timo, también denominados timocitos, son células de estirpe T en diferentes
estadios de maduración. En general, los linfocitos T mas inmaduros llegan a la corteza del timo a
través de los vasos sanguíneos.

la maduración inicia en la corteza y mientras los timocitos maduran, de desplazan hacia la


médula, de manera que la médula contiene linfocitos T maduros. Solo estos últimos abandonan
el timo y pasan a la sangre y los tejidos linfáticos periféricos.

Los ganglios linfáticos y el sistema linfático.

Los ganglios linfáticos son los órganos en que se inician las respuestas inmunitarias adaptativas a
los antígenos transportados por la linfa. Los ganglios linfáticos, son agregados nodulares
pequeños, ricos en linfocitos, que se distribuyen a los largo de los conductos linfáticos por todo
el organismo.

Cada galnglio linfático está rodeada por una cápsula fibrosa atravesada por numerosos vasos
linfáticos aferentes que drenan la linfa en el seno subcapsular o marginal.

Ganglios linfáticos

Los ganglíos Iinfáticos son estructuras ovales, pequeñas, encapsuladas e interpuestas en el


trayecto de los vasos linfáticos a fin de actuar como filtros para la remoción de bacterias y otras
sustancias extrañas.

Los ganglios linfáticos se localizan en diversas regiones del cuerpo, pero prevalecen más en el
cuello, la axila, la ingle, a lo largo de vasos mayores y en las cavidades corporales. Su
parénquima se compone de acumulaciones de linfocitos T y B, APC y macrófagos.

La corteza que rodea a los folículos se organiza en cordones, que son espacios que contienen
linfocitos, así como células dendrtíticas y fagocitos mononucleares, que se disponen alrededor
de sinusoides linfáticos y vasculares.

Cada ganglio linfático es una estructura blanda, hasta cierto punto pequeña, con menos de 3 cm
de diámetro, que tiene una cápsula fibrosa de tejido conjuntivo, por lo general rodeada de tejido
adiposo. Posee una superficie convexa perforada por vasos linfáticos aferentes que tienen
válvulas, que aseguran que la linfa de estos vasos penetre en la sustancia del ganglio. La
superficie cóncava del ganglio, el hilio, es el sitio por el que arterias y venas entran y salen del
ganglio. Además, la linfa sale del ganglio a través de vasos linfáticos eferentes que también se
localizan en el hilio. Estos últimos tienen válvulas que impiden la regurgitación de la linfa hacia
el ganglio.
Células presentadoras de antígeno (APC)

Las APC expresan MHC I y MHC II en su plasmalema y fagocitan, catabolizan, procesan y


presentan antígenos.

Las APC fagocitan, catabolizan y procesan antígenos, unen sus epitopos a moléculas MHC II y
presentan este complejo a las células T. Casi todas las APC derivan de monocitos y por
consiguiente pertenecen al sistema fagocítico mononuclear. Las APC incluyen macrófagos,
células dendríticas (como células de Langerhans de la epidermis y la mucosa bucal) y dos tipos
de células no derivadas del monocito (células B y células epiteliales reticulares del timo).

En estos cordones, los linfocitos y las CPA suelen estar cercanos entre sí, pero sin formar uniones
intercelulares, lo que es importante para mantener la capacidad de los linfocitos de migrar y
recircular entre la linfa, la sangre y los tejidos.

Debajo de la corteza se encuentra la médula, formada por cordones medulares que conducen a
los senos medulares. Estos cordones están ocupados por macrófagos y células plasmáticas.

Médula

La médula se compone de senos linfáticos tortuosos grandes, rodeados por células linfoides
organizadas en grupos que se conocen como cordones medulares.

Las células de los cordones medulares (linfocitos, células plasmáticas y macrófagos) están
atrapadas en una red de fibras y células reticulares. Los linfocitos migran de la corteza para
penetrar en los senos medulares desde los cuales entran en los vasos linfáticos eferentes para
salir del ganglio linfático. Los cortes histológicos de la médula también muestran la presencia de
trabéculas, que provienen de la cápsula engrosada del hilio y llevan vasos sanguíneos al ganglio
linfático y hacia fuera de él.

La sangre alcanza al ganglio linfático a través de una arteria que penetra por el hilio y se
ramifica en capilares en la corteza externa y abandona el ganglio a través de una vena única
que sale por el hilio.

Las distintas clases de linfocitos se localizan en diferentes regiones de los ganglios linfáticos. Los
folículos son las zonas de los linfocitos B de los ganglios linfáticos. Los folículos primarios
contienen una mayoría de linfocitos B maduros.

Los centros germinales se desarrollan en respuesta a la estimulación antigénica. Existen zonas


con una notable proliferación de linfocitos B, selección de células B productoras de anticuerpos
de alta afinidad y generación de linfocitos B de memoria}

Las prolongaciones de las CDF se interdigitan para formar una estructura reticular densa en los
centros germinales. Los linfocitos T se localizan principalmente en la corteza, por debajo y entre
los folículos.
La mayoría (>70%) de esta estirpe T son linfocitos T CD4 +, entremezclados con CD8+
relativamente dispersos.
Las células nociceptivas específicas (NS) se encuentran principalmente en el asta dorsal
superficial (láminas I-II), mientra la mayoría de las neuronas de rangos dinámicos amplios
(WDR, que reciben información de los tres tipos de fibras) es más prufunda (lámina V).

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