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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Filosofía
Preseminario de Descartes: tercera meditación metafísica, de Dios; que existe.
Relator: Dairon Jair Lizcano Barajas
Docente: Luis Fernando Múnera, S.J.
28 de marzo de 2011

Condenar los sentidos a la inacción parece ser el método de Descartes para aproximarse a un
conocimiento familiar y personal de él mismo.

En la anterior meditación habíamos encontrado la respuesta a la pregunta ¿quién soy? Y sobre la


cual afirmaba: “una cosa que piensa , es decir , una cosa que duda, que quiere, no quiere imagina
y siente”1. Ahora en esta concepción personal los sentimientos serán considerados como modos
de pensamiento presentes en él. Este es el resultado de su observación. Es su forma de percepción
la que le permite estar seguro de la verdad, pero al a vez confrontado al encontrar alguna cosa
que desde esta pudiera ser considerada como falsa.

Esta indagación consigue relacionar su experiencia de su pasado con el presente .En épocas
anteriores había considerado como cosas ciertas: cielo, astros y todas las cosas percibidas por los
sentidos que podían ser dudosas y verdaderas. En este sentido reconoce que son verdaderas por
la presencia que estas ejercen en su espíritu. En consecuencia reconoce que estas ideas hacen
parte de él pero de igual manera considera que fuera de él existen cosas…………

La idea de Dios es la razón que lo conduce a la duda, al considerara que él lo puede llevara a
equivocarse por medio de la naturaleza que le ha dado en las cosas que conoce como evidencia.
Pero a la vez reconoce que al no dudar sino al considerar firmemente su pensamiento ese Dios no
hará que el no sea nada mientras piense ser algo.

Con el objeto de probar la existencia de Dios para determinar si hay un Dios u otro Dios que pueda
engañarlo, decide dividir sus pensamientos en tres géneros, a saber: pensamientos como
imágenes: hombre, quimera, ángel, cielo, entre otras. A estas les otorga el titulo de ideas. Otra
categoría está integrada por la volición o afecciones correspondientes al espíritu. Junto con esta la
última, los juicios.

Estas ideas por su parte no podrían ser falsas en su totalidad porque en la clasificación expuesta
anteriormente la imaginación y las afecciones son ciertas.

Siguiendo con el conjunto de ideas. Descartes establece una clasificación para estas. Unas han
nacido con él otras le parecen extrañas y vienen de su exterior y las últimas que han sido creadas
por él. A la vez puede juzgar que estas pueden ser extrañas por pertenecer al exterior pues no
conoce el origen que las ha producido.

1
Descartes René, meditaciones metafísicas (1641), Porrúa, México 2006. Pág. 71-78.
Para llegar a una mayor comprensión de las ideas y de los objetos y la relación que puede existir
entre estas dos es necesario tener presentes la naturaleza y la luz natural como elementos que o
permiten apreciar la posible similitud. En este sentido la diferencia entre estas dos propiedades es
marcada. La naturaleza inclina a las creencias y la luz natural lleva al conocimiento de lo que es
verdadero.

Por lo tanto, al considerar que las ideas o los objetos vienen del exterior lo considera poco
conveniente. En este caso sostiene “puede ser que haga de mi espíritu alguna facultad o poder
para producir estas ideas sin la ayuda de las cosas exteriores.”. Aquí expone como ejemplo el sol,
la percepción pequeña de este a través de los sentidos y las razones astronómicas que determinan
su grandeza frente a la tierra.

El autor plantea entonces un medio para conocer si de las cosas que tiene idea hay una que se
encuentre fuera de él. Las ideas como modo de pensar tienen connotaciones diferentes y le
parece que son producidas en su interior, consideradas como imágenes que representan las cosas,
además pueden existir otras que representan substancias y en son catalogadas desde un sentido
más amplio desde los grados de perfección.

En esta última categoría que se encuentra la realidad objetiva y los grados de perfección en las que
se encuentra Dios. Por su parte la idea de objetividad debe contar con una realidad formal o
actual. En este caso la primera es dada o la naturaleza y la segunda es dada por las causas de las
ideas.

Al tomar como referencia la objetividad y los grados de perfección Descartes empieza a descubrir
que hay otras cosas que es causa de las ideas y que no es él, es Dios. Considerado como substancia
infinita, eterna, inmutable, independiente omnisciente, omnipotente. Esto le parece elevado,
considera.

Dios existe, porque si la idea de la substancia esta en mí, puesto que soy una
substancia, o tendría la idea de que la substancia infinita, siendo yo finito, si no
hubiera sido puesto en mi espíritu por una substancia verdaderamente finita. 2

La idea de Dios es tan clara que todo lo que contiene su espíritu y está integrado pos una
perfección esta adherido a la idea de Dios.

Saber de dónde proviene su existencia es un cuestionamiento que se plantea. Propone


como hipótesis para la solución de este a sus padres o él mismo como autor de su propia
vida. Pero a lo mejor sería Dios para no experimentar dudas pues le es imposible dejar de
creer que Dios es el autor de su existencia. Sabe que no posee el poder para hacer que su
existencia se prolongue o que continúe después, por lo tanto deduce: “conozco
evidentemente que dependo de algún ser distinto de mí.” 3 Al reconocerse como ser
pensante sabe que su causa debe ser es otra cosa que piensa, esa cosa que puede tener

2
Ibíd. Pág. 71-78.
3
Ibíd. Pág. 71-78.
todas las cosas que atribuye a Dios. Y si esta causa tiene su origen en ella misma, esa
causa es Dios y en esta causa aun si se sigue indagando sobre el origen la ultima causa es
Dios.

En este sentido Descartes considera que la existencia de Dios queda demostrada por su
existencia y la idea que está presente en su espíritu. Esta idea de Dios ha estado con él
desde su nacimiento y ese ser supremo es el que la ha puesto en los seres humanos, pues
esta idea representa el signo del creador impreso en su obra.

Dios y lleva esta en sí, al tener la facultad de existir. Concluyo con un fragmento de esta
meditación.

Ese Dios de que tengo idea, posee todas las perfecciones que nuestro espíritu
puede imaginar, aunque no le sea posible comprender al ser soberano; luego
no puede engañarnos ni mentir, como nos enseña la luz natural de nuestro
espíritu, el engaño y la mentira depende necesariamente de algún defecto. 4

4
Ibíd. Pág. 71-78.

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