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FICHA DE ENCUENTRO

VERSIÓN: 01 CÓDIGO: SGOECCT-FO-FF-10 Página 1 de 4

GRUPO PASTORAL: CATEQUESIS SACRAMENTAL

TEMA: UNA BUENA CONFESIÓN FECHA: 11/07/2021

1. Motivación:
Observamos un video sobre los pasos para una buena confesión.

https://www.youtube.com/watch?v=eKdX4uFqQAU

¿Cuál de los pasos para una buena cnfesión es el más importante para ti?

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2. Profundización:
Para confesarse bien se necesita:

1. Hacer un Examen de Conciencia


2. Acto de contrición – dolor de corazón
3. Propósito de Enmienda – propósito de no volver a pecar
4. Confesar los pecados a un sacerdote
5. Cumplir la penitencia impuesta por el sacerdote
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Pero, ¿cómo se hace eso?

1. EXAMEN DE CONCIENCIA:
El examen de conciencia es examinar nuestra vida; hacer un recuento de los pecados
que hemos cometidos desde nuestra última confesión. Para esto, necesitamos la
asistencia del Espíritu Santo que nos ilumine y nos muestre nuestros pecados, todas las
veces que hemos ofendido y traicionado a Dios. Si no recordamos cuándo fue la última
confesión, entonces hagamos una confesión general de todos nuestros pecados.

Es una buena práctica tener a la mano un folleto de un Examen de Conciencia, repasar


los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia y anotar los pecados. Recordemos
que al confesor no podemos omitir ningún pecado mortal que recordemos, por más
vergüenza que sintamos; al hacerlo, estaríamos cometiendo otro pecado mayor.

2. ACTO DE CONTRICIÓN:
Es sentir sincero dolor de haber ofendido a Dios; y detestar el pecado. El
arrepentimiento o contrición es el dolor interior del corazón y del alma, es la necesidad
de confesar nuestro pecado, de enmendar nuestra vida, de evitar volver a caer en el
pecado deseando nunca más volver a ofender a Dios. La contrición nos hace detestar
el pecado y amar la gracia.

No es un sentirse mal por pecar, es tener el corazón roto por hacer llorar a Dios con
nuestros pecados.

La contrición con dolor profundo del alma consigue no solo nuestro perdón, sino
también la gracia que necesitamos para no volver a pecar.

Debemos acercarnos al confesionario con la idea de que esta va a ser nuestra última
confesión, en ella debemos traer todas las culpas que aun estemos sintiendo en el
alma. En esta confesión debemos admitir que hemos ofendido a Dios infinitamente.

Cuando sentimos dolor por hacer ofendido a Dios, estamos hablando de una
Contrición perfecta. Sin embargo, cuando nuestro arrepentimiento se fundamente
solamente en el temor de perder el Cielo, estamos ante una Atrición.

Para alcanzar el arrepentimiento hay que pedírselo a Dios. Sin arrepentimiento la


confesión no es válida. Dios no puede perdonar a una persona no está
verdaderamente arrepentida.

El arrepentimiento tiene que incluir:

3. PROPÓSITO DE ENMIENDA:
Es una firme resolución de nunca más ofender a Dios. Y hay que hacerlo antes de
confesarse. “no quiero pecar más, con la ayuda de Dios”.
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Es el firme propósito de enmendar nuestra vida y evitar las ocasiones próximas de


pecado – o sea, las situaciones, personas, lugares y cosas que nos conducen a pecar.
Quién, pudiendo, no quiere dejar una ocasión próxima de pecado grave, no puede
recibir la absolución. Y si la recibe, esta absolución es inválida.

4. CONFESAR LOS PECADOS AL SACERDOTE:


Esta confesión de pecados debe ser:
 Sincera: Es decir, sin querer engañar al Sacerdote, pues a Dios es imposible
engañarlo.
 Completa: Es decir, sin callarse ningún pecado.
 Humilde: Es decir, sin altanería ni arrogancia.
 Prudente: Es decir, que debemos usar palabras adecuadas y correctas, y sin
nombrar personas ni descubrir pecados ajenos.
 Breve: Es decir, sin explicaciones innecesarias, y sin mezclarle otros asuntos. No
hay que hacer historias, este no es el momento para recibir dirección espiritual;
para eso se saca una cita con el sacerdote. Omitir voluntariamente la confesión de
pecados graves o circunstancias que los agraven hace que la confesión sea
inválida y sacrílega.
¿Qué sucede cuando uno olvida algún pecado grave en la confesión, sin querer?

Se obtiene el perdón de los pecados y puede comulgar, pero en la próxima confesión


debe confesarse ese pecado que olvidó sin querer.

Una norma muy útil: cuando uno termina de decirle al sacerdote los pecados conviene
añadir: “Pido perdón también de todos los pecados que se me hayan olvidado”. Así
queda el alma mucho más tranquila, pero debe ser de aquellos que verdaderamente
se hayan olvidado, y no los que a propósito haya ocultado.

Para terminar, hay que:

5. CUMPLIR LA PENITENCIA IMPUESTA:


La penitencia o satisfacción es aquello que nos señala el confesor para reparar el daño
del pecado que ha sido perdonado. Es aquello que nos dice el sacerdote que debemos
hacer antes de darnos la absolución. Debe corresponder todo lo posible a la gravedad
y a la naturaleza de los pecados cometidos. Puede consistir en rezar alguna oración, en
hacer una ofrenda, obras de misericordia, servicios al prójimo, privaciones voluntarias,
sacrificios, y sobre todo, la aceptación paciente de la cruz que debemos llevar.
Usualmente, en este momento el sacerdote pide que recemos o digamos el Acto de
Contrición.

Los efectos del Sacramento de la Confesión son: la reconciliación con Dios y con la
Iglesia, la recuperación de la gracia santificante, el aumento de las fuerzas espirituales
para caminar hacia la perfección, la paz y la serenidad de la conciencia.
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Recordemos siempre dar gracias a Dios por la bendición tan grande de habernos
confesado, por su perdón y misericordia. Oremos por el sacerdote que nos confesó y
pidámosle al Espíritu Santo la gracia de mantenernos firmes en la Gracia de Dios y no
volver a pecar.

3. Iluminación
Leemos el pasaje bíblico: Mateo 16, 18 -19

Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi


Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. 19 Yo te daré las llaves del
Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates
en la tierra quedará desatado en el Cielo.»
PALABRA DEL SEÑOR.

4. Compromiso-Oración
Oración de comunidad en el grupo.

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