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Declaración final del Encuentro Internacional

de Latinoamericanistas "América Latina


a fines del Siglo XX"

E m~ por los ~rtici~nl:es en el encuentro In- lO! región. En fin, nos hal~mos en un momento de
tefnKion¡1 de liltJ ~mericanistas 'ArMria zozobra histórica en el que lo (jnicocierto I?"':recief¡¡
uti~ iI F"lI'IeS del SigtoXX·, ctiebtm eflMbico ser que las jóvenes generKiones de hoy vMri n en
los d1u S, 6 Y 7 de septiembre de 1990. condiciones inferiores a las de sus ~res. Es el
famoso "decenio perdido" pOIra los pueblos de
Al entr.lr en b; ~ de 105 novenu y acercarnos, AmériCil l atillil, aunque no, por cierto, pOIra las
por lo mismo, al tercer milenio de nfJe$lI.lI er.ll, oligarquías kcales, ni par¡¡ la potenci¡¡ que ejerce lO!
pareciera que L1 mod.. in(t'lectu~ exige a:~i1r. hegemoní¡¡ regional.
alborozadamen te, Ulnto el rr~so del soaahsmo Es verdad, no obstilnte, que la década de los
como e l resonante triunfo del capitalismo. oche nta ha sido en gene ral positiv¡¡ para l a-
Sin embargo, este ritual omite'ciertas evidencias, tinoamérica en el plano político, y¡¡ que ha estado
qu iz h - Per ifé ricas- pa ra 1.. me ntalidad signada por el OQSO de IOIS dietadurOlS y por su
metropolitana, peor que no dejan de tener importan- reemplazo por regímenes democráticos de variado
cía para qu ~nes lassufrimos. Para comenzar, recor- tipo. Pero no hay que olvidar que esta tlansición hill
demos que lo que hasta ahor.. ha fracasado en costado doscientos cincuenta mil vidiIIs humanas,
Amériu l Oiltina, como fÓl'muL1 de bieneaar y desa- cuya mayor cuota n.o sido pa~diII por los pueblos
rrollo, después de cinco siglos de ·~ntal izaci?n ·. centroamericanos.Además, sibien es cierto que estas
es el upitalismo. Ade~s. nuestra región auaviesa democracias han abierto importantes espacios de
por la m~s profunda y prolongada crisis de 5tJ historia libertad, no lo es menos que ha sido incapaces de
contempor~ne". agobiado! por la ca~ de una deuda elaborar un modelo alternat ivo de desarrollo
externa que lodos reconocen como Imposible por la
carga de una deuda externa que todos rec?fl?Cen
r
económico social. Con i nde ~nd end a de la
filiación partidaria de cada gobierno, las pautas
como imposible de pa$3" pero cuyo cumplimi ento neoliberajes parecen imponerse en América Latina
se nosexigede !'lanera I.m placa~e. cerca de ~nta como una fatalidad; por doquier el mismo tipo de
millones de tatincamericanos vwen en condiciones privatizaciones del patrimonio estatal, idénticos
de indigencia absoluta y doscientos millones mi s en recortes de los gastossociales, similares medidas de
estado de pobreza, mientras el resto de la población austeridad para el pueblo, p¡¡rangonables remesasde
se pauperiaa diariamente, sa.l~o un putlado de excedente económico hacia elexterior. IDemasiadas
privilegiados; la atención a la vivienda, la salud y la coincidencias como para no sospechar que se trata
educación empeoran, comprometiendo de este de un modelo impuesto desde el exteriorl
modo no sólo el presente sino también el porvenirde En todo caso, nuestros flamantes reglmenes
democráticos no han conseguido promover, hasta

r~A
ahora, el desarrollo economice de sus respectivos
pafses; esas leyes del mercado de las que tanto se
habla, y que son presentadas como el taumaturgo
moderno de la felicidad, parecieran haberse conver-
tido en América lat ina en máquinas trituradoras de
Eswdio.s LatínOo1meric.anos, nOR\, 9, Jul~k:lefnbre de 1990. todo bienestar.
100

No obsta nte, las promesas de una próspe ra constituir un elemento que vuelva m~ flexible su
econom ía de mercado cont inúan y en aras de su políticahacia América t euna. tiene visosde actuaren
advenimiento se reconcentra cada vez más la ri- sentido contrar io: Estados Unidos necesita como
queza, a la par que el campo de los marginados y nunca la renta imperial obtenida en nuestra región,
neomarginad os se a mp lía, acentuando nue stra sea por la vía del co bro co mpulsivo de la deuda ,
heter~eneidad estructural. Al mismo tiempo, hay sea por e l mecanismo del intercambio desigual, sea
jnstancias gubernamentales que ren uncian a los más mediante la obte nción se superganancias de otro
e lementalesatributos de la nación, con el finde atraer tipo. y para e llo le urge imponernos la lógica del
supuestos torrentes de cap ital extranjero que nunca bilatera lismo, oponiéndose a cualquie r tipo de
llegan, pese a haberse realizado todos los "reajustes negociación con una Latinoamérica unida.
estructurales" exigidos a nuestras econom ías. Nue stras naciones, e n ca mbio re quieren de
De este modo, la dem ocracia política no sólo sigue man e ra ap rem iante b uscar esta u nidad, no
divorciada del de sarrollo econ óm ico, sino que únicamente para negociar en pie de igualdad con el
también se separa, ostensible mente, de la justicia vecino del Norte sino, lo que es de mayor alcance
social. V, lo que es mas inquietante, va perdiendo la aún, para insertarse con cierto peso en un contexto
base última en que toda democracia debería susten- mundial caracte rizado por la conformación de gran-
tarse; la sobe ranía nacional. des bloques económ ico-politicos. Bien sabemos que
Es imprescindib le profundizar los pro cesos la construcción de dicha unidad no es Ucil, e n parte
democ ráticos y crear una cultura política que modifi- por la oposición de esas fuerzas foráneas interesadas
que las pautas actuales del poder y dé cabida plena en mantenernos divididos, pero en bue na medida
a la participación y a los inte reses reales de los tambié n por nuestros propios egoísmos y miopías,
pueblos latinoa mericanos, para que as! la democracia vale dec ir, por la ingenua ilusión de quere r salvarse
no se agote en los marcos electorales. aisladamente de l naufragio, en un mundo cuyas car-
Los problemas arriba mencionados se agravan en tas de navegación nos son cada vez más des-
la medida en que el mundo at raviesa por una conocidas.
situación nueva y compleja, de la cual Estados Unidos La década de losochenta fue, para el pensamiento
eme rge co mo la única superpotencia politice-militar, crítico latinoame ricano, un pe riodo de relativa
dec idida a hacer el factor omnímodo de una etapa enclaustramiento. Pocos estudios que representen
histórica e n la que la controntación mundial ya no visiones globalieames, totalizadoras de América
gira más en torno de l eje este-oeste, sino del eje Latina, fue ron publicados.
norte-sur. Hubo mucha recopilación de datos, gran acopio
Las consecuenc ias de estos bruscos cambios en la de información y rigor en su presentación, pero
correlación interna cional de fuerzas las hemos sen- escasa reflexión sobre nuestra ubicación en e l mundo
tido ya los latinoamericanos en carne propia, con la y sobre los cambios que en é l venían ocu rriendo.
brutal invasión y ocupación prolongada de Panamá; Nuestra regió n se sumía en la crisis, en el marasmo,
con la reversión, empujada desde Estados Unidos, de l perdiendo peso universal, mas no éramos capaces,
proceso nicaragüense; con la intervención en varios como científicos socialesal menos, de tomar conclen-
países, su pretexto de combatir e l narcotráfico, da de ello ni de recomponer los nuevos perfiles de
violando las sobera nías naciona les; y, entre otros nuestra fugitiva identidad y de una cultura asediada
pre cc upantes eje mplos, con el con stante hos- por los retos de la llamada "posrmode rnldad".
tigamiento al pueb lo y la gobierno cubanos, por Hoy, la necesidad de rec uperar el tiempo perdido
med io del bloqueo, la presión militar y la imposición parece eviden te. El intelectua l tiene un compromiso
de la llamada te levisión Martí. con su tiempo histórico, y esto exige red efinir con-
Sin pronunciarnos sobre la necesidad de reformas ceptos.
en Cuba, asunto que en última instancia compele a La problemática cultural, el carácter diverso de los
los propios cubanos y a nadie más, conviene dejar en sujetos políticos emergente, corno e l feminismo, el
claro que cua lquier camb io prod ucido en esepaís por movimiento ecol6gico, los movimientos popu lares e
injerencia extranjera no ampliará en forma alguna la indígenas, nos debe n llevar a replantear lo político.
democracia latinoamericana, sino que servirá para Es nuestra obligación ana lizar los movimientos
extender el área de la dominación imperial a todo e l profundos de la historia, contribuir al descubrimiento
con tine nte . de nuestras señas de identidad política, ideoI6gica Y
Única supe rpotencia en el plano político-militar, cultural y participaren la elabo ración de un renovado
Estados Unidos no es, sin emba rgo, el país más y propio proyecto histórico que haga real la utopta
pujante en el orden eco nómico. Son conocidos sus posibleyque nos permita convertirnos en protagon is-
problemas financieros,su alto nivel de e ndeudamie n- tas activos del desarro llo de la huma nidad. Sólo as!'
to, su pé rdida de competitividad frente a economías podremos salir airosos de la enc rucijada actua l.
corno alemana o japo nesa, etc. Pero esto, e n lugar de

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