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Curso de Buddhismo

Indice de temas

Clase Nº 1 .................................................................................................................. 2
Origen del Buddhismo
Contexto Socio-Cultural
La vida de Gautama hasta que se convierte en El Buddha

Clase Nº 2 .................................................................................................................. 6
Buddha decide compartir su conocimiento
Las Cuatro Nobles Verdades

Clase Nº 3 .................................................................................................................. 8
El Octuple Noble Sendero: Enunciado y Explicación

Clase Nº 4 ................................................................................................................ 10
Los Diez Mandamientos del Buddha

Clase Nº 5 ................................................................................................................ 12
El Buddhismo como Filosofía
Ley de Reencarnación
Ley de Karma
Muerte del Buddha

Clase Nº 6 ................................................................................................................ 15
El nacimiento de la idea religiosa - Primero y Segundo Concilio

Clase Nº 7 ................................................................................................................ 18
Concepto Filosófico de Yãna
Los reyes Buddhistas
Diferencias doctrinarias entre el Hinãyana y el Mahãyãna

Clase Nº 8 ................................................................................................................ 22
Propagación del Buddhismo en India, China y Japón
Bibliografía Buddhista

Bibliografía consultada ............................................................................................. 25


Clase Nº 1

Origen del Buddhismo - Contexto Socio-Cultural - La vida de Gautama hasta que se convierte
en El Buddha.

El Buddhismo tiene su origen en la India, territorio situado al sur del Continente Asiático. El
nombre de la doctrina deriva de la palabra Buddha, que significa en sánscrito “El Iluminado". Así se
denominado al príncipe Gautama Siddharta, nacido a mediados del siglo VI a.C., en el seno de una
familia aristócrata de la casta de los guerreros (kshatriya). Históricamente podemos afirmar que su
padre era un jefe del clan Sakya en el norte de la India, cerca de la ciudad de Benares, en las estri-
baciones de los Himalayas.

La sociedad india estaba constituida por el rígido sistema de castas, basado en que cada casta
cumplía un determinado rol, no sólo a nivel religioso, sino político y económico.

La casta principal, la de los brahmanes, es de esencia netamente religiosa. Los brahmanes


son por principio los depositarios del poder sagrado. Un brahmán está considerado como la enca r-
nación eterna de la Ley. Su principal deber consiste en enseñar el Veda (Escrituras Sagradas) y
realizar los sacrificios por otros, es decir, oficiar de sacerdotes. Ellos mismos se consideraban una
élite sagrada y suponían que por intermedio de sus sacrificios y rituales se mantenía el orden del
cosmos. Hacían votos de brahmacharya, es decir, castidad, no sólo en acción sino en pensamiento.
No obstante, si alguno de ellos se sentía inclinado a formar familia, se consideraba dentro de otra
categoría, pero no era expulsado de la casta, sólo que ya no oficiaba como sacerdote.

Ahora bien, de la casta brahmánica surge un grupo denominado sramanas, que creían en la li-
beración del alma mediante la disciplina personal, ascetismo y prácticas meditativas esotéricas (la
palabra sramana significa "el que labora"). Se diferencian notablemente por creer en el trabajo indi-
vidual para la autoliberación.

La segunda casta, la de los kshatriyas, a la cual pertenecía el propio Gautama, tenía como ofi-
cio propio el de las armas. Estos príncipes guerreros (el rey mismo era la esencia de los kshatriyas,
emanación de la divinidad o Dios en forma de hombre), mantenían luchas con monarquías vecinas
de reciente formación. En el aspecto religioso, realizaban sacrificios pero con fines de beneficios
propios e incluso las ceremonias reales tenían carácter de festividades religiosas. Formaban parte
de sus sacrificios las grandes donaciones.

La tercera casta, la de los vaiçya, se dedicaban a la ganadería, a la agricultura, al comercio y a


la artesanía. En el aspecto religioso eran similares a los kshatriyas, aunque sus obligaciones y sacri-
ficios eran menores.

En cuanto a la cuarta casta, la de los gûdra, que están al servicio de las otras tres, permanece

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en apariencia excluida de la religión, pero los textos antiguos le reconocen algunos derechos y es un
hecho que muchas sectas se han esforzado en integrarla al sistema brahmánico.

Ahora bien, en la práctica, toda una serie de normas sociales inflexibles regían el matrimonio
mixto, intimidades sociales, el beber de la misma copa o compartir la misma comida, preparación de
los alimentos, aceptación del agua, uso de las escuelas, templos, caminos, la indumentaria y la ba-
rrera del color, y a medida Que el sistema se desarrollaba y se imponía con mayor rigidez, fue que-
dando excluida una parte considerable de la población ; estos hombres se convirtieron en los "sin
casta" o "parias", entre los que se cuenta un grupo de "intocables". Se ocupan de las tareas ceremo-
niales consideradas impuras, tales como recoger la basura, curtir el cuero y lavar la ropa. Tienen
prohibido el contacto con las castas superiores. La segregación se basa en un valor religioso vincu-
lado a la pureza y la impureza.

Según la visión tradicional del Código de Manú (colección de preceptos morales reunida hacia
el año 200 a.C.), todo hindú de casta pertenece a una de las cuatro varnas (varna = color), que se
supone brotaron del cuerpo del Creador. Por razón de su origen divino, cada grupo debe mantener-
se separado de los restantes, desde su nacimiento hasta su muerte. Las normas relativas a la ali-
mentación y a la indumentaria eran bastante rigurosas. La posición y la ocupación dentro del siste-
ma social están fijados en forma hereditaria y, bajo la influencia de la doctrina de la reencarnación,
cada cual está obligado a permanecer en el lugar social para el que ha nacido, con deberes y ocu-
paciones preestipulados. Las muchachas son prometidas a sus futuros maridos en la infancia o aún
antes de nacer, aunque en la práctica, sin embargo, pueden surgir algunos subgrupos donde se
permite el matrimonio entre subcastas o entre castas inferiores con superiores.

La India se caracterizó por ser flexible en el aspecto religioso, lo cual se ve demostrado en las
numerosas sectas y religiones que florecieron en ella. Por algo se la llamó el País de las Religiones;
en tanto que Occidente fue bastante liberal a nivel social, pero muy cerrado y conflictivo en lo refe-
rente a religión.

Se comenta que hay más de seiscientas versiones sobre el nacimiento y la vida del Buddha.
Vamos a hacer referencia a las más conocidas:

Sabemos que era de familia de príncipes guerreros, de familia aristócrata. Cuando nace, sus
padres lo someten a un oráculo y el oráculo predice que va a ser un gran Maestro y que va a guiar a
gran parte de la humanidad. Los padres temen perderlo, lo crían dentro del palacio y de los jardines,
sin permitirle ningún tipo de contacto con el exterior, El príncipe crece y comienza a tener deseos de
ver qué sucede fuera del ámbito del palacio y consigue que un cochero lo lleve a pasear en su carro.
En el paseo observa un cortejo fúnebre, luego a un hombre muy anciano, y por último a un hombre
enfermo. Estos tres encuentros dejan sumamente impactado al príncipe, y comienza a buscar res-
puesta a esos encuentros, planteándose las tres preguntas fundamentales:

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¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿A dónde vamos?, y trata de comprender el
porque de la muerte, de la vejez y de la enfermedad.

Otra versión dice que nació en el año 563 a.C. y que al nacer ocurrieron hechos milagrosos: "la
vista le volvió a los ciegos, la palabra a los mudos, los Dioses asistieron a la criatura y grandes luces
brillaron en el cielo". El niño creció rodeado de lujo y de comodidades. Al llegar a la adolescencia se
casó con Gopa, hija del rey de un feudo vecino, con quien tuvo un hijo que se llamó Rahula, que
significa "Cadena". Un día, habiendo salido de su palacio a recorrer los caminos, tuvo los tres en-
cuentros ya mencionados, los cuales lo sumieron en hondas reflexiones, llevándolo a preguntarse
que eran esencialmente estas tres cosas y cuál era la razón del nacer y de lo no-nacido.

A raíz de estas reflexiones decide abandonar su palacio y buscar las respuestas afuera. Se
marcha sin llevarse ni siquiera su ropa. Al atravesar un cementerio toma una mortaja amarillenta y
se cubre con ella.

En primer término consulta a dos brahmanes que vivían en unas cuevas en un monte cercano
a Rajagha, ciudad real de la provincia de Magadha, pero poca iluminación pudo obtener de estos
brahmanes, que le brindaban el concepto de la abstracción mística subjetiva (el reino de la nada).
Siguió errante entre montes y valles del Hindostán hasta internarse en los bosques Urubella, donde
con cinco ascetas más practica durante seis años todas las técnicas de mortificación y de medita-
ción, sin hallar respuesta a sus preguntas trascendentales. Parte de este bosque con un grupo de
seguidores, interrogando a todos cuantos se ponían en contacto con él si podían arrojar alguna luz
sobre el misterio de la vida humana. Nunca obtuvo respuestas, sino argumentos y filosofía.

Sin embargo, por todas sus austeridades cobró fama de santo. Marchaba rodeado de discípu-
los, hasta que, debilitado y desnudo, su cuerpo se abatió y fue consciente de que todo su ardor y su
automortificación no lo habían llevado a ninguna parte y que estaba tan lejos de la solución como
cuando vivía ocioso en el palacio de sus padres.

Entonces, como resultado de ese diálogo consigo mismo, Gautama pidió a1imentos y los co-
mió con deleite. Inmediatamente sus discípulos lo abandonaron y su fama se desplomó. El gran
Santo había comido como los pecadores. Acosado por la incertidumbre y el reconocimiento de su
fracaso, Gautama se cobijó bajo el ramaje del árbol Bo, donde tomó la firme decisión de permanecer
allí hasta solucionar definitivamente por sí mismo los problemas que lo atormentaban.

Así fue que permaneció debajo del árbol Bo, inmóvil, durante siete días y siete noches, en las
cuales consigue la gloria del Despertar.

Se cuenta que Mara, el Tentador, el Dios de la Ilusión Cósmica, realizó toda clase de artificios
para seducirlo y sacarlo de su ensimismamiento, haciendo aparecer diosas tentadoras, descargando
sobre él su ejército de muerte. Sin embargo, nada perturbó al Maestro. Entonces Mara tomó el terro-

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rífico aspecto de Dios de la Muerte y le increpó: “¿Quién eres tú, que crees poder aspirar a la Ilumi-
nación?”

Esta fue la última tentativa de Mara para perturbarlo e interrumpir su profunda meditación, en-
frentarlo, confundirlo. Entonces Gautama, lejos de hablar y caer así en el engaño, se limitó a tocar la
tierra con su mano derecha, en un gesto que indicaba que era un ser compuesto de elementos pe-
recederos, un ser de polvo; mas, al mismo tiempo, colocó su mano izquierda en el regazo, con la
palma hacia arriba, demostrando que también era parte de lo divino, que no era sólo lo efímero y
transitorio y que su Yo Inmortal era el que buscaba la Verdad. Y fue esta percepción la que le permi-
tió liberarse.

Luego se levantó como para abandonar el bosque, pero no podía hacerlo y se colocó debajo
de otro árbol manteniendo otra experiencia idéntica durante otros siete días con sus noches. Esta
especie de sortilegio duró siete semanas. Se dice que a la quinta semana fue protegido por la cape-
ruza del Rey Serpiente Mucalinda.

Después de este glorioso período de cuarenta y nueve días, Gautama, el Buddha, el Ilumina-
do, consideró que esta experiencia mística religiosa estaba por encima de la comprensión humana;
decide entonces guardar silencio y no comunicar a nadie su despertar.

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Clase Nº 2

Buddha decide compartir su conocimiento - Las Cuatro Nobles Verdades.

Cuando Gautama, luego de su profunda experiencia, se convierte en El Buddha, considera que


lo que le ha sucedido no puede ser comprendido por los hombres, y decide entonces guardar sile n-
cio.

En este momento, se produce un desenlace crucial: Brahma, el Señor Universal, le suplica, a


través de una plegaria, que enseñe el saber sublime, pues este saber será un instrumento para
aquellos que perciban la visión de lo cósmico y supremo, argumentando: "Así como las hojas del loto
que surgen de las oscuras aguas de un lago, se encuentran en diversos grados de madurez -
algunas con pimpollos aun bajo el agua, otras aproximándose a la superficie, otras ya abiertas, pre-
parándose a beber los rayos del sol-, así también podría haber entre los hombres y los dioses algu-
nos cuantos preparados para oír". Así el Buddha es incitado a compartir su conocimiento y enseñar
su camino.

Atravesó la ciudad de Benares, la ciudad sagrada a orillas del Ganges, y llegando a la aldea de
Sarnath se encontró Con cinco de los discípulos que lo habían abandonado y, persuadiéndolos de
que le escucharan, predicó su primer Sermón:

"Monjes: estos son los dos extremos que no deben ser seguidos por quien
avanza como vagabundo. ¿Cuáles? La devoción a los placeres de los sen-
tidos, práctica indigna, improductiva, el camino mundano; y la devoción a la
automortificación, que es dolorosa, indigna e improductiva.
Evitando estos dos extremos el Buddha ha logrado conocer aquella vía
media que da visión, que da conocimiento, que produce calma, ilumina-
ción".

Con este Sermón, Buddha expone que el único medio para obtener la iluminación es el Sende-
ro del Medio, es decir, el sendero que evita los extremos.

A través de su historia podemos observar que su camino ha sido el de los extremos, hasta
probar que éstos no conducían a nada. Halló las respuestas a sus primeras preguntas, que son las
preguntas que todo ser humano se ha realizado a sí mismo. Las respuestas fueron emitidas en for-
ma de juicios. A esos juicios se los conoce como Las Cuatro Nobles Verdades.

Fundó su doctrina en base al conocimiento de que la ignorancia es la causa de toda la miseria


del mundo, y consideró que de ella nacen el dolor y la injusticia.

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La Primera Verdad dice:

“El existir como una personalidad separada condena al sufrimiento y al dolor."

El hombre se afirma en el reconocimiento de la separación individual, es decir, cada vida no


advierte su unidad original y esencial, y esta ignorancia ocasiona los dolores del mundo. El primer
sufrimiento es el anhelo de cada una de esas vidas por conocer su Origen. Para el Buddha, la Exis-
tencia del hombre significaba la conexión de éste con su Padre Creador y con el resto de los seres,
tomando conciencia también de que cada hombre sobre el planeta es una estructura individual en su
evolución y desarrollo, pero que está sostenido par su Conciencia Cósmica y su interrelación con
sus semejantes.

La Segunda Verdad dice:

"La causa suprema de la miseria es el deseo de poseer y de conservar lo poseído."

El deseo de poseer y de conservar lo poseído, da por resultado el apego. Y el apego ocasiona


el temor a la pérdida de aquello que se posee y, como consecuencia, la atracción desmedida por lo
poseído. Es como un círculo vicioso en el que el poseedor, por miedo a la pérdida, se convierte en
esclavo de lo poseído.

El valor que se le da a una cosa es el punto de partida del deseo de poseerla, y el deseo de
poseer algo que está fuera de nuestro alcance ocasiona dolor, así como la pérdida de algo que ya
no puede seguir siendo nuestro.

La Tercera Verdad dice:

"La Liberación del dolor se logra desechando todos los deseos salvo el de recto co-
nocimiento."

Buddha enseñaba a valorizar tan sólo el recto conocimiento, que es el único capaz de probar
la inutilidad de todo lo demás.

Por fin, la Cuarta Verdad da las pautas para lograr el estado de Liberación, que denomina Nir-
vana. Dice:

"El Sendero de la Liberación y de la cesación de los opuestos es el Octuple Noble


Sendero, el Sendero de la Inmortalidad".

El Sendero del Buddha es el Sendero del Medio entre la alegría y el dolor, entre el amor y el
odio, entre la vida y la muerte. Mediante la observancia de ocho puntos que reciben el nombre de
Octuple Noble Sendero, Buddha da la base de cómo recorrerlo.

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Clase Nº 3

El Octuple Noble Sendero: Enunciado y Explicación

1) Recta Creencia:

Se refiere a que el hombre tome conciencia de que es parte del movimiento del Universo, de
que forma parte integrante de él, de modo que no se quede simplemente en las vivencias coti-
dianas de su quehacer terrenal. Significa también confiar en el triunfo final del bien, y obtener
una enseñanza de cada situación, sea esta buena o mala, basándose en la creencia de sí mis-
mo, y en los demás.

2) Recta Aspiración:

Significa aspirar a la sabiduría suprema, al bien, al pleno desenvolvimiento de la propia natura-


leza, al discernimiento de lo permanente y lo transitorio.

También se considera Recta Aspiración el buscar la Verdad y el dominio de sí mismo, a través


de la autodisciplina.

3) Recta Palabra:

Significa no hablar demasiado, ni pronunciar palabras hirientes. Por el contrario, se deben pro-
nunciar palabras que transmitan estímulo, esperanza y verdad, sin agresión al prójimo, teniendo
siempre presente que con una acalorada argumentación, no se logrará transmitir la sabiduría.

4) Recta Conducta:

Para el Buddhista, Recta Conducta es el dominio sobre su lengua, su mano, su pie, su mente y
su corazón. De esta manera, puede aspirar al Sendero del Medio.

Dice un refrán Buddhista, que el discípulo, por cada palabra que pronuncia, debe escuchar do-
ce.

El ideal de hombre en esta enunciado es casi perfecto.

5) Recto Medio de Vida:

Este principio está basado en la consecuencia entre las aspiraciones superiores interna y los
medios de subsistencia social. Esta quiere decir que, si nos resulta incorrecta una profesión u
ocupación determinada, no vivamos de ella, sino de otra con la cual estemos en armonía. Sería
este principio el de realizar nuestra tareas con verdadera sinceridad y amor. Esto se extiende a
la alimentación, la vestimenta, el medio ambiente y la armonía entre al vida privada y la vida so-
cial.

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6) Recto Esfuerzo:

Todo logro está basado en un esfuerzo. La experiencia nos enseña que si logramos poder para
nosotros mismos ese esfuerzo tendrá como única recompensa nuestro gran egoísmo.

Sin embargo , si deseamos obtener poder para ayudar e iluminar a nuestros semejantes, el re-
sultado de nuestro esfuerzo será la realización. El mensaje de este principio encierra la impor-
tancia de tener siempre presente con que tipo de esfuerzo estamos trabajando en cada caso.

7) Recta Atención:

Este principio está basado en estar en constante alerta con respecto a saber diferenciar a los
deseos de las necesidades de les demás, y atentos para discernir las propias diferencias entre
nuestros deseos y necesidades, no dando paso a la confusión que crea cada mente con respec-
to a lo que para ella es deseo o necesidad.

8) Recta Meditación:

El buddhismo da la consigna importantísima de que el hombre que logra penetrar en su interior


a través de la meditación, está capacitado para solucionar cualquier problema o conflicto. Esto
se explica porque, aquel que puede contemplar un determinado problema, también tendrá la su-
ficiente sabiduría interior para solucionarlo. Aquel que no puede penetrar en mansa soledad en
su interior, es porque allí se encierran pensamientos destructivos y aspiraciones bajas que no
puede soportar ni comprender, tomando la actitud de escapar despavorido de sus propios as-
pectos nocivos, pero totalmente transmutables.

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Clase Nº 4

Los Diez Mandamientos del Buddha.

Como sostén ético-doctrinario, tenemos también los Diez Mandamientos, recopilados por los
discípulos del propio Buddha. Estos son:

1) No Matarás:

Está fundado en que toda vida es sagrada, y matarla es cortar su proceso natural de evolu-
ción. Por otra parte, no sólo se habla de matar el cuerpo de otros seres, sino sus esperanzas
y virtudes.
El discípulo avanzado se alimentará de los frutos de la naturaleza, a partir del instante de su
madurez.

2) No Robarás:

El pecado de robar no sólo consiste en apoderarse de un bien ajeno, sino en desearlo. Este
concepto encierra la noble idea de la no posesión de ningún estado, sea físico, psíquico o
espiritual. (No apoderarse del cuerpo, la mente o el alma de ninguna de ninguna cosa, planta
o animal).

3) No Cometerás Adulterio:

Este mandamiento refuerza nuevamente la idea de que el mayor, pecado consiste en el de-
seo, más que en el hecho llevado a cabo físicamente.

4) No Mentirás:

El individuo que miente coloca obstáculos en el sendero de la compresión de otras almas, ya


que tergiversa la realidad. Dentro de las enseñanzas del Buddhismo, la mentira está vista
como un espíritu maligno. (Símbolo)

5) El Buddhista no ingerirá bebidas alcohólicas:

Este mandamiento está basado en que el alcohol anula el autocontrol sobre los deseos. La
bebida será el agua, porque la sencillez es signo de sabiduría.

6) El Buddhista sólo comerá en los momentos establecidos:

Se debe fijar periodos para los hábitos de su vida diaria, los cuales deben cumplirse inexora-
blemente. Esto demuestra el dominio sobre los deseos.

7) El Buddhista no se adornará, ni usará costosas vestimentas, perfumes, ni se engalanará con


flores o cosas análogas:

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Este principio está dado para que el discípulo no exalte su personalidad ni su cuerpo, sino su
espíritu y su virtud.

8) El Buddhista nunca se sentará en un sitial elevado:

De hacerlo, no se exalta la virtud de la humildad. Sólo al hombre realizado le corresponde un


sitial elevado, para así poder transmitir el conocimiento supremo.

9) El Buddhista no participará de diversiones mundanas:

Tomemos en consideración que el Octuple Noble Sendero tiene entre sus puntos, y en muy
alta estima, la meditación, y que ésta está basada en el recogimiento interior. Por lógica con-
secuencia, la negación a participar de estos aspectos mundanos se debe a que traería la ten-
tación y la sensualidad desenfrenada.

10) El Buddhista no tendrá ni aceptará posesiones:

La consecuencia de la posesión es el apego a lo poseído y el miedo a perderlo, por eso tan


sólo se valorizará la posesión de la sabiduría.

Los primeros cinco mandamientos son observados por todos los Buddhistas, y los cinco últi-
mos son aplicables a la vida monástica.

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Clase Nº 5

El Buddhismo como Filosofía - Ley de Reencarnación - Ley de Karma - Muerte del Buddha.

Ley de Reencarnación

Esta Ley está basada en el conocimiento de que el cuerpo del hombre es perecedero, pero el
espíritu del hombre no. Este mismo espíritu busca su continua autosuperación, y lo consigue a tra-
vés de los cambios sucesivos y progresivos, valiéndose del mecanismo natural de la vida y de la
muerte. ¿Qué significa esto? Que en cada nueva encarnación o nacimiento, el espíritu reanuda su
aprendizaje.

Para el Buddhista, el hombre es un estudiante y la vida una escuela, llamando días de clase a
los períodos entre el nacimiento y la muerte, separados unos de otros por noches de descanso.

A continuación citaremos un texto de enseñanza Buddhista:

"Cada individuo es exactamente lo que él se ha ganado el derecho de ser. Está


exactamente en el lugar en que se ha ganado el derecho de estar. Lo rodea
aquella felicidad cuyos derechos ha adquirido en el pasado. Se enfrenta en la ac-
tualidad con las deudas contraídas en el pasado y que hoy le salen al encuentro.
La infelicidad en la presente vida es el resultado del sufrimiento infligido a otros
en alguna vida anterior. Si su cuerpo hoy es débil, es porque lo descuidó en su úl-
tima encarnación. Si hoy no tiene amigos es porque en su última vida no los hizo.
El hombre es el resultado de su pasado. Aquellos dones o facultades de que go-
za hoy son el resultado de su sincero trabajo de ayer, mientras que sus defectos
y fracasos lo son del hecho de que en vidas anteriores no se contro1ó a sí mismo
y fracasó en la tarea de construir sus virtudes."

Ley de Karma

Esta Ley es consecuencia de la primera. Su significado es compensación o causa y efecto


aplicados a las acciones de los individuos. Jesús hace mención a esta Ley cuando dice: "De acuer-
do a lo que sembrareis, aquello cosecharéis".

El Buddhista dice que cada uno de nosotros está pagando las deudas contraídas en el pasado
y que se está construyendo su destino futuro con el comportamiento diario. También aquí citaremos,
para mayor claridad, un texto clásico Buddhista.

"Cada efecto es en naturaleza igual a la causa que lo produce. En el mundo espi-


ritual la acción y la reacción son iguales. Todo pensamiento e ideal en la vida,
como actividad, tienen una reacción acorde con y medida por la acción que los

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producen. Enfermedad, dolor y debilidad son todos resultados de nuestro mal uso
y desconocimiento de las grandes fuerzas de la Naturaleza. Cada individuo es
personalmente responsable de cada alegría y de cada dolor que encuentra en los
caminos de la vida. Por eso, ante todo sufrimiento y todo pesar el Buddhista ha-
brá de ser paciente, consciente de que las causas de todo dolor y todo infortunio
que le sobrevenga no son otras que su falta de consideración para los demás, su
fracaso para enfrentar las responsabilidades de la vida, su carencia de autodomi-
nio. Reconoce que el vehículo físico, a través del cual se manifiesta su infortunio,
no debe ser particularmente vituperado, pues esta condición personal es tan sólo
el vehículo mediante el cual actúa la Ley de Karma. También advierte que no so-
lamente pasa a la vida próxima con las impagas deudas de la que deja sino que
también lleva consigo todo el buen Karma correspondiente al bien realizado, y
que cuando aprende a hacer bien las cosas está engendrando únicamente buen
Karma. La Ley de Reencarnación le da la oportunidad de enmendar sus errores.
Así, cualquiera sea su actual nivel físico o espiritual, será algún día perfecto como
es perfecto el Padre de los cielos. Esta el Ley de Karma".

Estas dos Leyes rigen el sistema Buddhista y son los pilares del pensamiento filosófico.

Tenemos ante nosotros un campo doctrinario muy fértil, donde culturas como la india y la japo-
nesa interpretaron las consignas y nociones del Maestro Gautama de distintas maneras y bajo distin-
tos conceptos.

La propuesta del Buddha es avasallante y mansa, simple y compleja. Parecería que el Maestro
tomara el psiquismo humano en un estado de avanzada enfermedad; los síntomas de esa enferme-
dad los anuncia en las Cuatro Nobles Verdades, donde la fuerza de la doctrina está basada en pen-
samientos tales como que el ser humano existe en un mundo de Ilusión, separado de su Realidad
Superior (Origen) de su realidad inmediata (Ley de Reencarnación y Causa y Efecto).
Esta e1fermedad tiene virus y síntomas: el virus letal y lento son las falsas nociones de existencia en
las cuales vivimos; el síntoma aparece aquí claro como un amanecer: lo llamamos falsas ilusiones.
En conclusión, el cuadro clínico está formado por una baja de defensas en nuestra conciencia psí-
quica, basado en un desconocimiento total de las Leyes Universales. Al desconocer estas primarias
y elementales Leyes, el alma enferma de falsas expectativas y falsas emociones, trayendo por lógica
consecuencia, la creencia en lo efímero, el desconocimiento total de lo Eterno, la negación del amor,
de la sabiduría universal y de la continua Evolución.

Pero el Maestro no solamente nos da un cuadro clínico, también nos da la forma te curar este
mal psíquico tan terrible. La cura está enumerada en el Ocotuple Noble Sendero; sus fundamentos
son la honestidad para con uno mismo, sencillez y humildad en el comportamiento, conocimiento de
nuestros aspectos interiores a través de la meditación, rectitud y autodisciplina para con nuestros

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hábitos. Pero lo verdaderamente sabio de esta doctrina es colocar los problemas del hombre ante el
hombre mismo. De este pensamiento básico nace el Sendero del Medio, el sendero donde los
opuestos se diferencian perfectamente, pero coexisten en un equilibrio relativo y necesario; donde
las autoacusaciones, los cargos y descargos de nuestra conciencia superior puede ser la pauta para
aprender algo de cada opuesto, y retornar al medio absoluto, al sendero de lo creativo.

Gautama cree en la conciencia superior del hombre, cree en la sabiduría interior de cada ser y
deja que cada hombre modele su crecimiento espiritual, marcando continuamente que cuando un
objetivo está logrado no debemos mantener con nosotros el medio o instrumento con el cual hemos
conseguido el avance, no existe en esta doctrina, dioses sometedores de recta vara, que medirán
acciones y no acciones de nuestra existencia, el único dios es nuestra conciencia superior, la cual
nos indica eternamente el camino de la sabiduría.

La muerte del Maestro

Buddha, llegado a los ochenta años, decide morir, desencarnar, o entrar en su aspecto deno-
minado Nirvana.

Su último mensaje está dirigido a los monjes. Les solicita que no guarden recuerdo de él, ni
símbolo alguno de su paso por la Tierra. Su cuerpo es incinerado, como es costumbre en la India y
sus sagrados restos son pedidos por distintos grupos de seguidores de su Orden. Encontramos refe-
rencia a este hecho en el texto Pali, en el Pari-Nibrana-Sutta.

Cada Orden levanto un monumento en el lugar donde se dejaban depositadas pequeñas por-
ciones le ceniza del Maestro. Estos monumentos se llaman Estupas. Estos edificios tenían un tipo de
construcción semiesférica, de piedra o de ladrillo, con la reliquia en el medio del mismo. Con el tiem-
po, este tipo de edificación fue variando en su arquitectura, puesto que donde se construía una, se
recordaba en ese lugar al "Despertado". Cuando la religión se propaga al resto de Asia, estos edifi-
cios pasaron a llamarse Dagoba o Pagoda.

Observemos que Buddha no deja palabra escrita, ni elemento alguno por el cual pueda ser re-
cordado o venerado. La necesidad de la religión nace en ese instante, ante la necesidad de los mon-
jes de mantener en forma escrita la enseñanza oral del maestro. Bajo este impulso de sus seguido-
res se transfigura la última voluntad del Iluminado.

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Clase Nº 6

El nacimiento de la idea religiosa - Primero y Segundo Concilio.

La Religión misma nace en el momento exacto en que desencarna el Buddha. Imaginemos


que ambiente rodeaba a este acontecimiento.

Muere el Maestro y sus restos son incinerados. Otras versiones dicen que dichos restos fueron
trozados en miles de partes y distribuidos entre sus fieles; esta actitud se le confiere al emperador
Asoka, del cual hablaremos más extensamente.

Ya antes de la muerte del Iluminado, dentro de la Orden había bastantes problemas. En primer
lugar se comienza anotar una división dentro de los monasterios, debido a las distintas interpretacio-
nes de la doctrina por parte de los monjes. Ya en vida de Buddha, se consigna el siguiente relato:

Un día llega ante la presencia del Maestro un monje, y dice lo siguiente:

"Cierto monje, Señor, ha cometido un crimen que él considera que es un crimen,


en tanto otros monjes consideran que ese crimen no es crimen. Luego el monje
comenzó a considerar que ese crimen no era crimen, y los otros monjes comen-
zaron a considerar que ese crimen era un crimen. Entonces los monjes expulsa-
ron al monje por negarse a reconocer el crimen. Entonces el monje puso de su
parte a los monjes compañeros y amigos suyos y envió un mensajero a los mon-
jes y amigos suyos de todo el país, y los partidarios del monje expulsado apoya-
ron al monje expulsado y lo siguieron.”

Ante tal complicado informe, que no quiere decir otra cosa que un monje determinado de su
Orden, interpretó o asimiló algo a nivel doctrinario, muy distinto de lo que habían asimilado sus com-
pañeros de Orden, y luego de darse cuenta de que tan equivocado no estaba -pues hay monjes que
lo apoyan y comparten sus mismas ideas-, decide por fin llevar a cabo su "crimen", logrando ser
expulsado de su templo. Tiene a partir de ese momento la libertad suficiente para formar su nuevo
pensamiento doctrinario, con fieles seguidores.

Ante este informe el Buddha exclama:

"¡La Orden está dividida!"

"¡La Orden está dividida!"

Y declara a modo de severa sentencia:

"No penséis, Monjes, que vosotros debéis pronunciar expulsión contra este monje
o aquel, diciendo 'Resolvemos expulsar a este monje'". (Mahavagga 10.1)

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Viendo este ejemplo, nos parecería que dentro de la Orden misma imperaría una disciplina de
aprendizaje bastante rígida, pero observando la historia misma del Buddhismo, por el contrario, se
percibe una tolerancia muy grande en estos casos.

Este problema de interpretaciones estaba fundamentado por la falta total de doctrina escrita;
cada discípulo que alcanzaba la Iluminación, fundaba su templo bajo su tutela. No es de extrañar
que, con las características psíquicas distinta de cada monje, estos aprendieran la misma doctrina
de diferente manera.

Otro problema fundamental de ese momento, fueron las distintas discusiones sobre la forma
de aplicar la doctrina a problemas mundanos y simples, puesto que Buddha planteaba a nivel ense-
ñanza problemas elevados. Por ejemplo, no es lo mismo decir que la aflicción del hombre está ba-
sada en su ignorancia de las Leyes primordiales, que especificar de qué forma esas Leyes interac-
túan en un problema cotidiano.

Veremos más adelante cómo estos problemas terminan dividiendo a la Orden en dos Escue-
las: la Hinayana o pequeña barca, y la Mahãyãna o gran barca.

Estos conceptos de interpretación traerían disensión y discordia entre los monjes. Es así que
después de la muerte del Maestro, un monje llamado Subhaddha, proclama ante sus compañeros lo
siguiente:

"¡No os apenéis! Nos tenía hartos diciéndonos: Esto os conviene, esto no os con-
viene. Pero ahora podemos hacer lo que se nos dé la gana, y no haremos lo que
no se nos dé la gana".(*1)

Al escuchar estas palabras, el gran monje Kã'syapa, patriarca de la Orden, convoca a un Con-
cilio General, para fijar los conceptos del Maestro. La reunión se llevó a cabo con más de 500 arahat
(*2)
en Rãjagha (antigua capital de Maghada), y duró más de siete meses. Tras largos debates, se fija
de esta forma la primera documentación escrita del Buddhismo: el Vinaya (Disciplina) y el Damma
(en sánscrito Dharma, Ley).

Inmediatamente después de terminada esta reunión, se presenta otro monje llamado Pùrãna
(El Antiguo), con 500 compañeros más, y se niega a adherirse a las disposiciones y textos del Conci-
lio, argumentando con mucha cortesía lo siguiente:

"La Doctrina y la regla disciplinaria han sido muy bien formuladas por los ancia-
nos. Pero la voy a conservar en mi memoria en la forma en que la oí y la recibí de
los labios mismos del Bienaventurado.”

Ante esta exposición, ni un monje ni un anciano dice nada para rebatir los conceptos de
Pùrãna.

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La doctrina sigue avanzando en liturgia y conceptos, y cien o ciento diez años después se rea-
liza el Segundo Concilio en Vaisãli (hoy en día la moderna Baserh).

Este Concilio fue creado con la idea de criticar y castigar diez ideas heréticas de los monjes de
esa vecindad; las únicas referencias de estas "prácticas heréticas” están consignadas con nombres
como "dos dedos", "otra aldea", "domicilio", etc. (*3)

Luego de ser repudiados y condenados, estos monjes tuvieron su propio Concilio, denominado
Mahasangili, o Gran Concilio. Obsérvese el nombre de este Concilio. Se lo denomina Gran Concilio
pues se supone que la cantidad de monjes que lo componían era bastante respetable. Notamos
también que cada grupo de monjes poseía su propia versión de los Libros Sagrados y es más, estos
dos grupos denotan entre sí hasta un distinto concepto esencial, en las normas básicas de la Doctri-
na.

Se observa que las diferencias entre las dos Escuelas están basadas en como obtener el co-
nocimiento Búdico, en la forma utilizada. Los ancianos o Stávira decían que la única forma de obte-
ner la Iluminación era a través de la estricta observancia del Vinaya (Ley Canónica Tradicional),
mientras que los progresistas dirigidos por Purãna sostenían que las propiedades Búdddhicas esta-
ban dentro de cada ser humano, y con un adecuado desarrollo, a través de la enseñanza, se lograba
que esa cualidad inherente al Ser, saliera a la superficie de su psiquismo.

Partiendo de estas ideas surge lo que posteriormente se conocería como concepto filosófico
del Yãna.

(*1) Cullavagga 11.1 (Según el resumen por H. Kern en su manual Indian Buddhism, 1896 pag. 101 - 102).
(*2) Un arahat es un monje Buddhista que ha alcanzado la Iluminación.
(*3) Cullavagga.

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Clase Nº 7

Concepto Filosófico de Yãna - Los reyes Buddhistas - Diferencias doctrinarias entre el


Hinãyana y el Mahãyãna.

Existe un concepto filosófico denominado entre los Buddhistas "Barca" o "Yãna", lo analizare-
mos con sumo cuidado.

Dice el Maestro que para llegar a un objetivo dentro de la Orden, denominémoslo Iluminación o
Nirvana, hace falta un instrumento o medio necesario. Buddha ejemplifica esto tomando como idea
el cruce de una barca por un ancho río de corrientes impetuosas. La orilla donde nos sitúa antes de
la partida, es la vida cotidiana de todo hombre: sus apegos, sus necesidades, sus fantasías. Encon-
trándonos en esa orilla, queremos pasar ala orilla opuesta, simbolizada aquí como Iluminación o
Nirvana. Entonces llega navegando hacia nosotros una barca, con sus velas desplegadas y su bar-
quero al timón. Subimos a esta barca, que simbolizaría la Doctrina misma, con sus conceptos e
ideas, y partimos hacia nuestra meta. Mientras nos alejamos de la costa observamos la barca, la
rigidez de su composición, sus blancas velas desplegadas, la seguridad y destreza del Barquero.
Existe un punto clave en esta travesía: es cuando nos encontramos justo en el medio del río y no
podemos divisar ninguna de las dos orillas. Sabemos como era la orilla que dejamos, como se me-
cían los árboles anta la caricia del viento, como crujía la arena bajo nuestros pies. Pero de la orilla a
la cual nos acercamos no sabemos mucho, apenas podemos divisarla, imaginarla.

Por fin, después de tan paciente viaje, llegamos a la orilla de la Iluminación, nos encontramos
ante la seguridad espiritual.

Una vez alcanzada esta orilla, Buddha propone abandonar la barca o instrumento del cual nos
hemos valido. La propuesta del Maestro es lógica: un discípulo necesita de la Doctrina para llegar a
su crecimiento espiritual, pero una vez maduro el fruto de la Iniciación, la Doctrina o Barca no servirá
más que para enseñar a otros el camino, el medio, de obtener su propia Sabiduría.

Buddha enseña este concepto con los siguientes ejemplos:

"Dice el Maestro:

¿Qué opinaríais vosotros de este hombre? ¿Sería sensato si por gratitud para
con la balsa que le ha permitido cruzar el río y ponerse a salvo, habiendo llegado
a la otra orilla, se aferrase a ella, la cargara sobre sus espaldas y caminara por
todas partes cargando su peso?

El Buddha prosigue:

¿No sería sensato el hombre que abandonó la balsa a la corriente del río y siguió
su camino sin volver la cabeza para mirarla? ¿No es acaso un simple instrumen-

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to, que debe arrojarse y desecharse una vez que ha servido a la finalidad para la
cual fue construido?

Los discípulos reconocen que el Maestro dice lo correcto.

Entones Buddha concluye diciendo:

De la misma manera el vehículo de la Doctrina debe ser arrojado y desechado


una vez que se alcanza la otra orilla de la Iluminación (Nirvana)" (*l)

Observemos que la India, más precisamente la zona de los valles del Punjab, están surcados
por gran cantidad de ríos. Para cruzarlos existen barcas y barqueros, sin los cuales sería práctica-
mente imposible atravesarlos, ya que los puentes son bastante escasos. Buddha, tomando ejemplos
del medio ambiente, explica maravillosamente bien este aspecto de su Doctrina.

El término "Nirvana" estaba ya difundido entre los Jainistas, anteriores a Buddha. Esta palabra
simboliza un estado en el cual el hombre que pudo iniciarse sabiamente en el conocimiento de lo
eterno y lo supremo a través de su doctrina, no necesita comprender más nada, puesto que en él
existe la completa e infinita comprensión; no necesita reencarnar más, ha roto con la rueda del Kar-
ma a través de su evolución. A este hombre se lo llama Iluminado, o se dice que ha entrado al Nir-
vana.

Reyes Buddhistas

Hablaremos en primer término de Asoka, rey nacido en el 264 a.C. Se lo considera a Asoka el
mejor propagador de la fe Buddhista por toda Asia. No pertenecía a la fe Buddhista y antes de con-
vertirse a esta, era un guerrero conquistador. Dirigió una campaña militar contra el vecino reino de
Kalinga, y en las batallas que se libraron, murieron más de cien mil enemigos, otros cincuenta mil
fueron tomados prisioneros, muchos murieron de hambre y enfermedad.

Asoka se apoya en la fe Buddhista y le dedica el resto de su vida, la enseña en la India y fuera


de ella.

Como primera medida, hace venir ante su presencia al gran monje Upagupta y le pide que le
indique los lugares donde nació, vivió y murió el Maestro. Comienza así su peregrinación por la In-
dia, dejando templos y donaciones de cuantiosas piezas de oro, libró de impuestos fiscales a la al-
dea donde nació Buddha, construyó santuarios en el bosque de la aldea Gayã, donde Buddha reci-
biera la Iluminación. La costumbre de peregrinación fue impuesta por Asoka, reemplazando a las
cacerías reales. A Asoka se le debe el hecho te que la Doctrina o Dharma llegara a Antioco I de Si-
ria, a Ptolomeo II de Egipto, a Antígono Gonatas de Macedonia, y a otros emperadores contemporá-
neos. Estos datos se confirman en los archivos reales de cada imperio nombrado.

Nombraremos a continuación un Edicto o mensaje al pueblo. Estos edictos se tallaban en co-

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lumnas de piedra y se colocaban en lugares públicos. En una de estas inscripciones en roca encon-
tramos, en resumidas palabras, como el pueblo del Hindostán vivía esos días de realización pacífica
y armoniosa. Dice así:

"En lugar del sonido del tambor de guerra, se oye el sonido del tambor del Dhar-
ma, mientras se despliegan ante el pueblo maravillosos espectáculos de proce-
siones de carros, elefantes, iluminaciones y similares")" (*2)

Otra virtud de Asoka fue proteger todas las religiones y sectas ya existentes o en nueva forma-
ción; se le brindaba protección social a padres de familias numerosas, a los ancianos y niños.

Podemos considerar en verdad, que la misión más importante de Asoka fue llevar la enseñaza
Buddhica al Reino Meridional llamado Ceilán. Quien se encargó de esta tarea, supervisado por
Asoka, fue su hermano menor llamado Mahendra, y más tarde lo siguió la princesa monja, hija de
Asoka, llamada Sanghamittã, la cual llevó una rama del árbol Bo y la sembró en la nueva tierra. En
Ceilán, unos 80 años a.C. aproximadamente, se pone por escrito el antiguo Canon Buddhista, el
cual hasta hoy día no ha sufrido mayores alteraciones en su texto original. Este hecho fue el trampo-
lín para que la Doctrina se expandiera por toda Asia, desde la India hasta el Japón.

Sin embargo, en el decimoctavo año de su reinado, seguían las disputas entre las florecientes
órdenes Buddhistas, y Asoka llegó a expulsar a una cantidad indeterminada de monjes, por interpre-
tar en forma distinta los textos clásicos.

El rey muere en el año 221 a.C. de "muerte natural".

Otro rey de renombre por su actividad dentro de la fe Buddhista fue Kaniska (18 - 123 d.C.).
Bajo su tutela y protección prospera notablemente una de las primeras escuelas de Arte Buddhista
(la escuela de Gandhãra). Sus artesanos provenían en su mayoría de Grecia, pero recibían directa-
mente el influjo de las artes indias. Se hicieron contactos con Roma; una embajada india visitó a
Trajano después de su entrada a Roma (99 d.C.). En esa época la India tenía libre tránsito en todos
los caminos de Oriente y parte de Occidente.

Diferencias doctrinarias entre el Hinãyãnã (pequeña barca) y el Mahãyãna (gran barca)

La diferencia fundamental entre estas dos Escuelas consiste en que los seguidores del
Hinãyãnã consideran que la única forma de obtener el Conocimiento Buddhico es seguir al pie de la
letra los preceptos de los textos tradicionales (Canon Pa1i). Bajo esta forma de enseñanza, el indivi-
duo mantiene un eterno autoanálisis de sus movimientos físicos y psíquicos. Podríamos decir que
este método de enseñanza se asemeja mucho al sistema adoptado por Buddha para obtener la Ilu-
minación. Este tipo de aprendizaje es denominado entre los propios Buddhistas como "Luz para sí
mismo".

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La contraparte del Hinayanismo es la Escuela Mahãyãna. Aquí no se siguen tan estrictamente
los conceptos de individualidad. La imagen de Buddha aparece aquí como la de un Salvador o Re-
dentor, donde las masas de fieles recurren para solicitarle favores y ofrendar incienso a sus antepa-
sados.

En la Escuela Mahãyãna existe la idea del Iluminado Perfecto, que estando a un paso del Nir-
vana, renuncia temporariamente a él, esperando en un acto de sublime amor que los demás seres
lleguen al mismo estado en que él se encuentra. A este aspecto Buddhico se lo denomina Bodhi-
sattva.

El fundador de esta Escuela fue Nãgã Rjuna (200 d.C.), en la India, y un propulsor importante
fue su hermano Vasubandhu; transmiten ideas concretas y altamente convincentes.

(*1) Majjhitva-Nikãya 3.2.22.135.


(*2) Edicto Rupestre IV, Smith, op. Citada pag. 9.

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Clase Nº 8

Propagación del Buddhismo en India, China y Japón -Bibliografía Buddhista.

Como vimos con anterioridad, en la India el mayor propulsor de la Doctrina fue Asoka (261 -
227 a.C.), que además de poner en práctica en su propio reino conceptos tan puros y justos, desa-
rrolló la fe Buddhista fuera de la India, llegando a Ceilán. Allí se difunden textos interpretativos de las
enseñanzas, ricos en veracidad y en filosofía muy elaborada.

De Ceilán, el Buddhismo ingresa a China, en el siglo I a.C., en tiempos de la dinastía Han. Otra
versión indica que el Emperador Ming-ti, aproximadamente en el año 65 d.C., ingresa a la fe Budd-
hista cuando a través de un sueño revelador, hace traer de la India, maestros e imágenes del Budd-
hismo. A la caída de la dinastía Han (220 d.C.), se gesta en China un clima de gran confusión; en
ese momento, las ideas taoístas, de nacimiento local, no tienen gran éxito entre el pueblo, sin em-
bargo, los conceptos Mahayanistas tienen mayoría de adeptos y monjes.

Este fenómeno se explica tomando en cuenta un movimiento local denominado Ching-Tsu


(País Puro), fundado por un taoísta llamado Hui Yuan, en el siglo IV d.C.. Este filósofo tomaba como
entidad suprema de su Orden a un Buddha infinito, puro, el cual se había sometido a todas las pena-
lidades físicas, tras las cuales conseguirá, a través de su inmenso Amor a la Humanidad, ser un
Maestro salvador de multitudes (obsérvase en esta idea a los puros conceptos Mahayanistas).

En esta época prosperan notablemente los monasterios y los monjes mendicantes, en un de-
terminado momento se tornan en multitudes.

En ese preciso momento la Doctrina pasa al Japón. Ingresa por Corea; la fecha oficial de in-
greso es en el 552 d.C.. En el 625 se fundan dos sectas, una llamada Sanron o "Tres Libros"; la otra,
Jajitsú. Este nombre esta dado por su texto sagrado "El Libro de la Perfección de la Verdad". Estos
grupos, por ser altamente sectarios, desaparecieron en el 804 d.C..

La secta Tendai, que surge posteriormente y cuyo libro sagrado era "El Loto de la Verdadera
Ley", pretendía unificar las dos escuelas, tomando un Buddha absoluto y evolutivo. Si bien provocó
confusión entre sus mismos discípulos, esta consigna de crear y crecer a través de la autosupera-
ción , dio nueva fuerza a esta Orden.

En el culto popular existía otra secta denominada Shingon, que tomó en Japón muchos dioses
locales y los transformó en distintas emanaciones del Buddha. Esta secta tenía rituales místicos,
ofrendas a imágenes, y garantizaba salvar del infierno a sus seguidores.

En el 1253 d.C., un monje llamado Nichiren, luego de investigar a las dos sectas existentes (la
Tendai y la Shingon), llega a la conclusión de que el único texto sagrado que conserva la Doctrina
en el nivel más puro es "El Loto de la Verdadera Ley". Automáticamente comienza una sistemática

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crítica a estas dos sectas, y se proclama él mismo como el Bodhisattva o Reencarnación Buddhica.
Gana una cantidad numerosa de seguidores, y su nombre se hace famoso al cumplirse una predic-
ción suya: la invasión de los mongoles;(1262 d.C.). Esta secta sobrevive hoy en día como un movi-
miento político más que Como Doctrina Buddhista.

Otra secta importante fue fundada en el 1175 por Genku, más conocido por Honen. Está basa-
da en la idea de que, repitiendo continuamente la frase "Adorado sea el Amida-Buddha", los niveles
superiores del ser humano son invitados a evolucionar, a buscar su propia Iluminación, apoyándose
en el autoconocimiento y el autodominio.

Esta creencia tiene un vuelco importante ante los argumentos de Shinran Shonin, discípulo de
Honen. Este filósofo sostenía que solamente repitiendo la frase antes mencionada ("Adorado sea el
Amida-Buddha"), un ser humano entra en estado de Iluminación. Simplifica en extremo la enseñanza
de su Maestro.

Estas ideas distan bastante de los conceptos Buddhistas, sin embargo, tuvieron bastante acep-
tación entre los intelectuales de la época. Aquellos que conservaban parte de la antigua disciplina, o
sea, la observación interior y la contemplación (Dhyana), fueron envolviéndose en los conceptos del
"Zen" con sus tres Escuelas: la Rinzai, formada por el monje Eisai (1141-1215 d.C.), fundando los
primeros monasterios en Kyoto y Kamakura, bajo patronato Imperial; la Soto, formada por el Director
del Monasterio de Eiheiji, Dogen (1200 - 1253 d.C.), y por último la Escuela Obaku (siglo XVII d.C.).

El gran afianzamiento de la Escuela Zen en Japón, se lo acredita a los Samurais, que crean
una nueva forma de vida denominada Bushido o "El Sendero del Guerrero", apoyada en la aplic a-
ción del Zen en las Artes Marcia1es.

La Filosofía Zen trabaja continuamente con la espontaneidad del hombre, descarta todo tipo de
amoldamiento psíquico e intelectual, deja pasar las situaciones por el centro del hombre mismo, y no
que el hombre realice un molde para determinada situación; el Zen, en verdad, no se lo puede definir
con términos, toda su escuela es vivencial, sus discípulos se debaten en un misticismo especulativo,
pero no enigmático hasta conseguir su "Satori" o Despertar.

Un texto de reflexión de la Escuela Rinzai dice:

"-Escucha- le gritó un hombre al Buddha -Cuando ordenaste que se nos entrega-


ran las escrituras, nos dieron unos ejemplares en blanco. ¿De qué pueden servir-
nos?
-No es necesario que grites- Respondió el Buddha sonriendo-. Esos rollos en
blanco son las verdaderas Escrituras, pero como veo que sois demasiado igno-
rantes, no habrá más remedio que escribir algo en ellos."

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Bibliografía Buddhista

Para finalizar, citaremos los textos sagrados más importantes del Buddhismo:

La literatura Pali se divide en tres partes. La unión de esas partes se conoce con el nombre de
"Tripitaka" o "Cesta”. De estos tres grupos principales la Vinayapitaka, explica las reglas monásticas;
la Sutrapitaka se compone de sermones y sentencias atribuidas al Buddha; y por último, el Abhid-
harmapitaka contiene discursos filosóficos y psicológicos. Estas obras, originariamente, estaban
escritas en idioma Pa1i, forma lingüística antigua del sánscrito.

En China y en el Tíbet, encontramos fracciones del Tripitaka, en documentos llamados "El Su-
tra del Diamante” y "El Sutra del Loto". De "El Sutra del Diamante" se conserva "un ejemplar en el
Museo Británico, y está fechado en el año 868 a.C.. (Es el libro más antiguo y mejor conservado del
mundo).

Otro texto, citado anteriormente es el "Loto de la Verdadera Ley", data aproximadamente del
200 d.C.; fue traducido al chino en el 384 al 417 d.C..

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Bibliografía consultada

• Filosofías de la India - Heinrich Zimmer (Editorial Eudeba)

• El Hinduismo - L. Renou (Editorial Eudeba)

• Las Enseñanzas del Glorioso Buddha - Manly P. Hall (Editorial Kier)

• Astrología Oriental - Kuau-Sau-Lan (Editorial Posada)

• Dhammapada (Editorial Kier)

• Historia de las Re1igiones - E. o. James (Editorial Alianza)

• Las Formas del Zen - Alan Watts (Editorial Dedalo)

• La Doctrina y la Enseñanza Zen- Samuel Wolpin (Editorial Kier)

• El pensamiento Japonés - Hitoshi Oshima (Editorial Eudeba)

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