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FENOMENOS REVOLUCIONARIOS JEAN BAECHLER FENOMENOS REVOLUCIONARIOS open BAECHLER FENOMENOS REVOLUCIONARIOS JEAN BAECHLER FENO S REVOLI ARIOS JEAN LER CIENCIAS SOCIALES SOCIOLOGIA Jean Baechler, nacido en 1937, es pro- esor adjunto’ en la Universidad de Paris desde 1962. Colabor en el Cen- tre National de ia Recherche S fique, Seccién de Sociologia, desde 1966. Ha sido profesor de Historia y de Geografia en el Liceo de Mans de 1964" 1966. Ademis de Los fendme- ‘nos revolucionarios que hoy presenta ‘mos, ha publicado Politique de Trots- ky (1968) y Les origines du capitalis- ‘me, de préxima aparicin en esta mis- ‘ma coleccion. EI hecho decisivo de la teoria de las revoluciones, segin Baechler, ha de partir del andlisis de Ia fragilidad de Jos sistemas politicos. En efecto, Jas tensiones y los conflictos son univer- sales y permanentes, y las crisis més ‘numerosas que las reveluciones. Sélo ‘queda el sistema politico para cons- tituir el medio en el que las diversas variantes se combinen para deseinbo- ‘ear en una revolucidn, Para su estudio ‘el autor ha partido de seis pares de situaciones limites existentes en los sistemas politicos: la anarguia y Ix ‘administracién por el Estado; ‘movilismo y la mutacién; el pluralis- ‘mo y el monopolio; la fuerza y la debi- lidad; ta paz y la guerra; Ia legitimi- ‘dad y la Hlegitimidad. El presente en- ‘ayo es, pues, un completo y riguroso estudio de las revoluciones politicas en sus multiples aspectos: desde sus ‘rigenes, su formacién y sus funcio- nes, hasta sus ideologias y sus posibi- lidades futuras. | EDICIONES PE- NINSULA. JEAN BAECHLER \ \ LOS FENOMENOS REVOLUCIONARIOS fi Ediciones Peninsula® Busomowa, 1974 ‘Titulo de Ia edici6n original: Les phénoménes révolutionnaires Traduccién de Naria Vidal y Carles Reig Cubierta de Jordi Fornas © Presses Univensrraines ve Fraxce, 1970 Realzacién y propiedad de esta edicién iottades waducclon'y disco de Ia ublera} : EDICIONS 62, SIA. Provenga 218, Barcelona, 1974. Depésito Legal: B. 32380 - 1974 San 429740032. Impreso en Gréfias Cap, $. Av FGorominas 28, Hospitalet. PREFACIO A LA EDICION CASTELLANA Preparar una reedicién de una obra como 1a pre- sente tiene algo de mortificante. De ella he pretendido hhacer, no un manifiesto, lo que resultaria bastante pre- suntuoso, sino més bien una apertura sobre un campo de investigaciones, del que tenia la conviccién de que era Fico y estaba descuidado. Esta conviccién no me ha ‘abandonado, antes al contrario. Esta posicién de par- tida ha tenido por resultado lievarme a reflexionar y escribir sobre toda una serie de puntos y problemas, ada_uno de los cuales habria exigido una atencién ‘mucho mayor. De lo que se deduce que casi no pasa un dia de trabajo que no me amuncie la prueba de mi lige- reza 0 de los limites de mi informacién, ‘Solo citaré un ejemplo, En mi libro, un poco por todas partes, he ido introduciendo algunas notas sobre 1 suicidio, Confieso francamente que estas observacio- hes no fueron incorporadas después de unos estudios femprendidos sobre el problema, sino que lo fueron por- ue, en cierto momento, se me aparecio que, de la mane- Fa en que construfa el andlisis de los fendmenos de opo- sicién al orden, un escaque se dibujaba a si mismo para recibir en él al suicidio. Ahora bien: después de la re- Gaceién de estas péginas, sucede que he trabajado y reflexionado bastante sobre los suicidios; asf, lo que he fserito no hace mucho se me aparece ahora. simple- ‘mente como cémico. No se trata de que el progreso de mis conocimientos haya hecho esfumar este escaque, no, al contrario, pero la cuestiOn es hasta tal. punto compleja que, slgin dia, necesitaré un libro bastante ‘més importante que el presente para representar sus ‘elementos ¢ intentar responder. 'Ni qué decir tiene que, si la inclinacién de mis inte. reses actuales me hubiera conducldo hacla cualquier 5 cro tipo de fenémeno, lo que hubiera hecho habria sido Sonree,jBueno, est ben! tengo la audacia de no arre- pentirme de nada, puesto que al eseriir este bosquejo Sar sabla perfectamente que cl saber requcrido para Sumplir mi tarea excedia'a mis fuerzas. En realidad, Estoy enteramente dapuesto a reconocererrores en cual. fuiera de las paginas de mi libro’ (para algunas, seria ecesaro que la argumentaciin adverenfuere muy fuer: {c); hay, sin embargo, algunos puntos fundamentales de Jos que todavia no he ‘conseguido hacerme soltar la presa'y que me han deciido «escribir — No existe una cincia de fa totalidad, slo existe cien- Gia de lo parcial S*eiste un campo clentfico parcial, constituide por ios conflicis internos de las socledades humana; a fl {a de algo mejor los he llamado fenémenos Tevolucio Tarios, A parte. de ahi, mantengo que" aparecen unos hechos que las revolucones poiticas no logran absorber Y que son otras maneras de entrar en cooflcto con et arden socal A clencia sélo puede aprehender rigurosamente ob- ecru ella mish Constr Ie lenis sos les construyen abjetos que yo he llamado casos 0 acon- tecimientos; Ia construction de tales objetos precisa de largos rodeos: he intentado recorrer estos rodeos en el presente Horo. He aqui a lo que me incline y lo que he intentado hacer, Confidencialmente,confieso una debiidad de au. tor cela que no consigo curarme: estoy avido de toda Clase. deeitica que me aclare algo sobre mis propas {ntenciones,no- puedo resist ningun comentario sobre puntos que no entran en mi propdsito del momento, Por ovaue parece, es ésta una debiidad a Is que tambien st. Guan an Bien sur, cual eer: wn buen jue {ibe aprecia el valor de un escrito por lo que conlene Yo por lo que deja de conteners (Polio, Historia, wv. Esias observaciones no justfcan un prefacio. Des- pus de todo, publicar un Hbro es confar en ia intel fencia de lector eventual y atriesgarse a la incompren- ‘Son el libro tiene que defenderse a si mismo, el autor debe continuar su propio camino, Si, a pesar de todo, the deseado infigir a mi lector algunas ‘péginas suple: ‘ Imtarin Poraue me he parcio gue, enn punto aportante, mi argumentacién exigia algunas precistones, ‘Quiero decir que, en el esquema general que he intentado elaborar, hay un elemento capital que no destaca sul ‘glentemente, Jo que ahora me parece un defecto grave. ‘Me gustaria corregirlo aqul brevemente ‘A lo largo de todo este libro se dibuja, en filigrana, Ja idea de que los fendmenos” que he estudiado estan fn una relacién privilegiada con el. sistema_politico. Ahora creo que es necesario it més lejos y, en lugar de tomar al sistema politico como una variable entre otras hacer de él el medio en el que las demés varia: bles van a refractarse. Ya ereo haberlo dicho y escrito, ‘Pero sin insistir lo suficiente. Cuando uno se ocupa més Pparticularmente de las revoluciones en sentido’ estric. to, es decir, de las tomas ilegales del poder, esta, pre- cision se convierte en indispensable. Doy un ejemplo sencillo. James Davies aboga por una teorfa de las re- voluciones Hamada —con algo de pedanteria— la teoria de la curva en J3 Contio en no traicionar el pensamicnto del autor resumiéndola como sigue, En una economia, 2 expansion, Jos indviduos responden a las satisfac. nes de las que se benefician a través de_tna expansion Ae sus aspiraciones; crecimiento material y aspiraciones evolucionan paralclamente, con la diferencia de que Iss que una separacign cfeciente aparetc la iones ‘las satisfacciones; esia separacion engendra él desconiento; es en este momento cuando puede estallar luna revolucién. La. teoria se ve ‘confirmnada por un ‘material hist6rico incontestable 'y debe aceptarse. No ents El, pate desarde ete pete ot Haat de Secon, ile ohh os Lp rh = Ana Ea iL atte ge pod ‘coronene ‘aks sda ene! capo V, ele i! Amores “The Compiae Oftal Rago to he atonal Commision on the Couts end Pevotog ef Vide he 1908p. 671709. cbetntc sunt con una seca seein pre comprender que contribuye a explicar la genesis de al unos descootentos (pero no todos, como por eiemplo ELque surge de la derrota) y, por este hecho, el carder mds o menos popular y masivo de los acontecimientos, pero no not dice por qué existe las revoluciones, Vol Yanios del reves Ia proposicign de Davies: «Cuando 30. brevienen las revolutiones, puede observarse, en el seno de la poblacién, una separacion. entre as. aspiraio- hes y las sallsfacctonese;y digamos: «Cada vez que apa: eee una separacion entre Ine aspiraciones y las satis: Fceiones, sobrevienen las revoluciones. Esta segunda proposilon es evidentemente falsa, pucsto que Iss ex Expeiones a la rep son infinitamente més ‘mumerosas ie las contrmaciones Una stnctn como i descr {a por Davies desembocard o no eo tna revolucién en Funciéa de los sistemas politicos que han de sufi, En consecuencia, el punto deisivo de ta teorla de las Fevoluciones me partee que ba de ser cl andlisis de ined de fu sae polos, tect, is tensions y los confictos son universales y permancntes Yas crisis mis mumerosas que las revluciones 610 {eda el sistema politico para constinir el medio en el Que las diversas variables se combinen para desembo- Gr en una revolucion. ‘sin embargo, el estudio de los sistemas politicos dee de el punto de vista. de su cardcter prevario es una {area extraordinariameate compleja. Ya se excluye que {fe consign levantar una lista de los sistemas politicos destinara cada uno de ellos un cocticiente de fragilidad, La orientacién que actualmente me parece. que ofrece mis garantas d& eficacia consistiia en despelar lo que, en un astema poltico, hace aumentar o dlsminuir su fragilidad. Se tataria de tomar os principales aspectos do cada sistema poltco conocido y fostrar de que ma: era pueden obrar sobre su duracién. Esperando. poder volver a emprender este fil problema de tuna manera ims extenss, aprovecho la ocasin que se me brings Dara sugerir un método. Lo que podria hacerse es tomar Exda aspecto pertinent del sistema politico y determe far en qué clase de condiciones es, desde este punto de Wista, perfeclamente eslable y perfecamente inestable. ‘Ast se estaria en posesion de una serie de proposici. ‘es andteicas, que ofrecerian una eseala de apreciacion de a fragliad de los sistemas concretos: euanto mis fos sproximarames a las condiciones dela eaabaned Berlei meno sistema estudngohabra de cnet sot Bite lado. Me parece que tomando seis puntos de vista sobre Jos sistemas politicos, cs posible no olvidarse te Seis important. En consccurncia, voy"a intent casa stis pares de situaciones limite ls sigulcnies: pe tne aula Is adminisacign por ef Esads tame Y's mutacin; el pluralism y el monopolio: i fuera ¥,!4 debilidad; ta az y la puerra a lgiindad ya Jgulind Cat Gece ge aspen Bue Tente de fs sistemas politicos. ia y ia adm fistraciin por el Estado conciemnen al grado de ttn mae eel roe Sen pel Se lente ps toned Heated nes fea ce eo Satan i cl rl Se each eon lcs nog or cue, Cah sere BECP nes iT, Sem pal Bp ceri ote Gel en cn our Stas a eel see es rn are gn ple a Jom pn ans [cyt od Shane ahs ie ion vin, Se Sooner Ss eke cn roe a STG meg se nah Se Setoe in sere Senn recone Smite S's Sgumnaemes ney poses eri ea na eat otecun mec eb eras Seats is mien ence Seren Na In trie Aor ore Se a sais bie Sips gs eaten ate te Zee SPR ate gee fama a Polit mina port ini et lca pe ue Sens oe Sree oy sens its Ser inet me te pou ete ace cin eet are an ° seca dielaments en Jos, cate hstrios, Ae Sine for old sea weddl"as ‘setulae Bi Molt tee genase 1. Anarguia y administracién por et Estado ati prem en re mnie a aaveareear pectic teh saa eee criarecte ramsniri fae privada 0 —para decirlo de una manera mas exacta— abd wae od im mee de Se darian Sa maa acme i ice ahs ce ae aay ae ce te Eioliie halt mir cake pane Belen endcne Line mist h te raeea et Sea Po eaen ee Eepaiain oncicrarene rie Panny Gene esa gers Sirs taee SPatiatycrs ioe Schau cpm re wer ame She karh cena Stems ae ace Sees warmed dames itis om atehe ot cee Lees ge earners eke Pura Gira whoa ca wo acm Ents te ann ee ar Sa es es eae ithe eet i iets Brees cura anes eeietie ici tees teee tank cacao ae hate eect Soe Sameer Sie Sohne e eebeen Sk Se eee See recs cnet aatche rit oan te ic a fn partes iguales y quedan paralizados, Segin la Wgica de ‘este sistema, reslta pues necesario, 0‘blen redeer Ja innovacion'e inclinarse hacia el iamovilsmo. pass aitar los resgos de conflict, o bien concentiar fe to, lidad det poder en un solo hombre para evita Is pare Isis. Un segundo factor de inestablided procede de aie {odo interés particular (material, moral deoldpis, we Ustico, cientifco.. supone para su realization” sugar 20s foma del poder; por lo menos que el Estado ab ue de una fraccién de sus prerrogativas. Asi pues, toda tlise e'dsdencia, incluso indiaual es sei es ‘o si fuera una ccaicion y una conspiracies cast efectivamente es asi, puesto que toda sublevacin es ter: denciaimente una revolucion y debe ser reprimida, Un iiltimo factor de inestablidad esta relacionado con el hecho de que este sistema segrega un aparato del Ee. tado que se inclina hacia la autonomia y hace surgir ai riesgo de un golpe de Estado por una fraccién del ape ato, Este riesgo resulta tanto’ mayor ef cuanto queta sistema se encuentra comprometido. en las relacioner Internacionales y debe deserrollar un aparato milters et golpe de Estado militar esta siempre amenseante Resumiendo, dicfa que la fragiligad de un sistema politico esté en relacion directa con el carder pablice de los asuntos, puesto. que cuanto mis publicos fom Ine ‘suntos, ms ls conflctos ponen en desacucrdo Ia rel cin de la fuerzas y’ mis las fuerza estin concentradas fen un aparato del Estado. 2. Inmovilismo e innovacién En ciertos aspectos, puede compararse una sociedad aun vasio sistema de’ entrantessafintes,cnel santa de que la vida en sociedad continuamente hae en diversos problemas, cuya solucion eiige une aesceee Tales problemas estan relacionados ya sea con dt on terlres (variacionesclimaticas largo 9 cory oh agotamicnto. de los sucios; humedad’o ‘equity Le, P5502, més a menudo, con datos interns ucesteg de las gencraciones: conflicts itestinon: mnovacione tee cas: desarrollo econdmico, ete), yu sea ey tte caey 65 probablemente el mar Fecusite— con lod contienes on Tas demds sociedades, Una ver admilidas estat vat n ‘garidades, pueden establecerse dos proposiciones gene- Fales que definan un modelo estable de entrantessa- Tientes: = En el caso de que, en una sociedad dada, los proble- ‘mas que se plantean a la colectividad se encuentren bien tespecificados y cada uno de ellos esté relacionado con luna solucion dniea, entonces en cada ocasién solamente ser4 posible una tniea decision, que sera siempre la ade- cuada. O, para decirlo més brevemente, cuanto més Ik ritada es [a eleccién, mas estable resulia el sistema, ‘= Llegamos al mismo resultado si, sean los que fueren Ia novedad de los problemas y el silencio de la tradicién, Ia decision esta basada en la negociacién entre todos los interesados y en el consenso (es decir, que cada cual acepta este procedimiento y sus resultados) y si se efec- ta la relaciOn sistematica de las decisiones que dividen. De estas dos proposiciones, se deducen fécilmente los rasgos de un sistema perfectamente inestable. Me parece que también son dos: — EI sistema politico es tanto més inestable cuanto me- ‘nos Ta tradieién responde a las solicitaciones del presen- {te y menos utilizada es la negociacién para encontrar ‘nuevas soluciones.. EI sistema politico es tanto. més inestable cuanto ‘menos dilacién y compromiso sufran las nuevas decisio- res que hay que tomar. La decisién no puede trasladarse ‘una fecha en que la unanimidad serd tal vez restau: ada y una solucion tiene que triunfar contra todas las demas, En conclusion, si bien el inmovilismo social, quiero decir el triunfo de la tradicién, lleva necesariamente a la estabilidad politica, ello no quiere decir que la inno- ‘deba.conducir ineluctablemente a la inestabili- ‘dad: todo depende de las capacidades de negociaci6n ‘del sistema y de la parte de negociacién que Ia innova: ‘ig tolera, 3. Pluralismo y monopolio Lo Uno y Jo Miltiple que aqui se sefalan conciernen ‘al reparto del poder politico en una sociedad dada. Si 2 t pluralismo se ve Hevado adelante hasta sus Unites ‘htmos, todo miembro de in sociedad sa fa ver ci ddadano y participa en las decisiones en una parte igual, En este ‘cso, el consenso es seguro, puesto que la mar yorla opinard alrededor de una slucign media: raientras auc dos minorias impotenies se uniran en las Soluce. es extrema Bn este sentido, Rouseau tiene tan al ar que ia voluntad general no puede equvecarse. Pero ésta‘es una posicign hasta tal punto teica que se convierte en ireal y peligross. Ea efecto —y Rousseau Bo deja de insisir en ello, un modelo semejante su. ‘Pone que los ciudadanos opinan individualment, sin ine {erferecias exteriors. Es sufciene con que latervengan, dos elementos perturbadores para que, de perfectamente Ire, el modelo se convierta en perfesiamente tnt ~ Si una minorla se transforma en coalicia, mientras due la mayoria queda Tepartida en individuos autono- ‘hos, la minoria puede Hlegar a imponer'a a’ mayoria Xn poder sin limites. Silos cludadanos se aglutinan en una muchedum- bre, entonces ya no opinan en funcion de sus intmas convieclones, sino que obedesen as pasones de una Iuchedumbre sensible a los argumentos de los demar 040s. Por otra parte, la experiencia histérica prueba la evi- encia de que la’ probabiliad de una evelucion ‘seme. ante es tan grande que el modelo rousreauniano. ce orresponde inmeforablemente muy a su pesar— oon {a'trania integra y no podria responder a las condiio- nes de la estabilidad politics. En consecuencia, el modelo pluralista estable ha de ser construdo segin otros prinipis. La estabilidad est ‘segurada a partir del momento en quae las fuertas en fetito enna sociedad enevntran repriay ene Czntros lo Suficientemente pumerosos pars. que ninguno de ellos tenga Ia posbiidad de conquitar la hegemonta, Se aleansa esta situacion cuando resulta. que ta ceatro ura coalicign no puede intentar romper el equiibro. de fas fuereas sin que determine una Teaccion de los demés centros io bastante fuertes como para anular ia tentativa y mantener el stu quo, Lo que en primer gat Supone que fos centros han alcanzado el mayor nimero B compatible con la cohesién, Lo que también supone que fos centros no se hayan encerrado sobre s{_mismos, puesto que algo asi bloquearia cualquier decision y Tievaria ala. pardlisis y a la explosion. Asi pues, 5 preciso que los ciudadans, individualmente, no'se iden- {ifiquen con un eentro, sind que participen en varios de cellos segin sus actividades y/o es preciso que algunos {ndividuos sirvan de agentes de enlace entre los. cen- tos ejerciendo en ellos una influencia decisiva. ‘La expresién politica de un modelo semejante es 1o ‘que Raymond Aron ama un régimen pluralistaconsti- ftcional. Aqui el poder se posee a titulo temporal y den- tro de los limites fijados por una minorfa designada por el soberano; existen varias minorias (0 partidos 0 Tendencias) en competencia para recojer los. sufragios del soberano. Por si mismo, un régimen semejante es fetemo, puesto que funciona segtin unos principios cons- titueionales que eliminan todos los problemas de la su ‘cesién. Pero resulta evidente que los mecanismos propia. ‘mente politicos s6lo pueden funcionar si descansan so- ‘bre una bate socioldgiea como la que acabamos de definir, Dicho de otro modo, el pluralismo politico s6lo ‘es estable con la condicion ‘de reflejar, y apoyarse en, lun pluralismo social. ‘EL monopolio est concentrado en un hombre o una asamblea, Dentro de un sistema semejante, las decisio- es las tomara un hombre o una asamblea. En términos Fousseaunianos, diremos que triunfa la voluntad parti- ‘cular. Si tal voluntad particular coincide con la volun- tad general, el sistema es estable; si, por el contrario, diverge, entonces los iesgos de explosion aumentan; rlesgos que serdn tanto mayores cuanto més profunda ‘sea la divergencia. El riesgo de que la explosion desem- Dogue en una revolucién depende del lugar en que se produzca. Mientras que solamente afecte a la masa de fa poblacién, sélo pueden aparecer algunas emociones Y levantamientos, que pronto o mas tarde serdn sofoca- ‘dos por la fuerea piblica. La explosion se convierte en evolucionaria en el sentido en que la he definido, a partir del momento en que las divergencias alcanzan I aparato del Estado que el monopolio segrega para imponerse. Dicho de otro modo, el peligro més inmedia- to que amenaza a un monopolio es la revolucién de pa- lacio y el golpe de Estado. “ La fragilidad de! monopolio se ve ain reforzada por factores intrinsecos, relacionados con los problemas que plantea la sucesion, Hay que distinguir cuatro casos: = El régimen tirdnico, en el que la totalidad de la po- tencia se encuentra concentrada en las manos de ‘un hhombre que se sirve de ella a su gusto, no puede contar ‘con ninguna clase de duracién, ‘quiero decir que no puede ser hereditario. En efecto, este régimen se basa fn el terror que, como ya veremos mis abajo, se ejerce prioritariamente de cara a los miembros del sparato Sel Estado. Cuando acaece la muerte del tirano, enton ces 0 bien los herederos se ponen de acuerdo para limi- tar el uso del terror y se entienden para, limitar el poder, o bien combaten entre ellos y el régimen se hhunde. Por otra parte, la tirania no se encuentra al aleance de cualquiera; son precisos un aura o un caris- ‘ma y unas cualidades personales que no son en modo ‘alguno hereditarias: cuando el titular muere, de alguna ‘manera el encanto se rompe. Se trata de un régimen fexcepcional ligado a unas circunstancias excepcionales y fsencialmente transitorias: Ia sucesién determina nece- sariamente una crisis, que puede llegar hasta la disolu- ign del sistema. = El régimen dindstico flojo es aquel en que el poder se transmite hereditariamente dentro de una famili pero sin que el orden de sucesién se encuentre fijado on rigor. Si el mismo titular designa a su sucesor, los ‘demas pretendientes pueden levantarse y desencadenar guerras de devolucién. Una varlante més peligrosa esté Felacionada con el régimen poligémico: la multiplica cign de los pretendientes hace que el presunto heredero se Vea politicamente obligado a matar a los posibles competidores. La situacién més peligrosa sigue a la di- visidn de la sucesién entre varios herederos, puesto que éstos se ven obligados a batirse. De esta’ manera, se tienen periédicamente unos cambios de dinastia que, en cada ocasion, llevan consigo una crisis que puede Tresuitar grave, por poco que presione un peligro exte- = El régimen dindstico regulado escapa a estos incon- venientes. A partir del momento en que el poder se 15 transmite dentro de una familia monégama por orden de primogenitura, sin exclusivas en cuanto al’ sexo, una ‘dinastfa puede subsistir indefinidamente, puesto que se encontraré siempre a un titular, por muy Tejano que = El régimen burocrdtico, en el que el poder esta mono- polizado por un aparato’ del Estado, jamds existe en fstado puro. Una burocracia est4 al servicio y bajo las 6rdenes de uno 0 varios gobernantes. Sin. embargo, puede hablarse de régimen buroerético cuando los titu- Tres del poder. son la emanacién de las oficinas: os reglmenes soviéticos se aproximan a este modelo. En Ia medida en que la burocracia se presente como un bbloque unido, un régimen semejante puede subsistir indefinidamente, puesto que la cleccién de los gober- fhantes se operard por negociacién en el interior de la ‘burceracia, Pero la burocracia est técnicamente divic dda en varias ramas especializadas (partido, ejército, polici, administracién, intelligentsia). Siempre se corre €l peligro de que una fraccién mande sobre las demés Y quiera fomentar un golpe de Estado. Dicho de otro Inodo, la estabilidad de un régimen burocrético esta en relacién directa con el grado de unidad de las diversas Duroeracias y el equilibrio de fuerzas que ellas repre- sentan, En resumen, dirfa que un régimen es tanto mis esta- ble, cuanto més reconoce Ia pluralidad de los proyectos ‘humanos y las. actividades sociales y te encuentra en posibilidad de ordenarla. E inversamente, un sistema fs tanto més frégil, cuanto més concentra el poder © impone una interpretacién, 4. Fuerza y debilidad Para que un sistema politico sea perfectamente esta- bile, es preciso que el uso de la fuerza sea proporcional a los ataques que pretenden subvertir el orden esta- blecido. Dos situaciones limite responden a esta condi- eign: == Cuando el consenso social se encuentra ampliamente festablecido, el orden sélo ha de sufrir ataques indivi- 16 duales: 1a fuerza sirve para reprimir los erfmenes y los elites. — En cuanto la voluntad se convierte en més particular se opone a la voluntad general, la oposicién aumenta, [Por lo menos potencialmente, y, por este hecho, la fuer- 2a ha de concentrarse més y’su uso debe generalizarse: ‘més alld de un cierto umbral de tensién social, el terror fe necesario. El terror consiste no solamente en la eli- ‘inacion violenta de toda forma de oposicién, sino ade- ‘mas en la prevencién de toda posible oposicién: instau- ra la era de la sospecha y el espionaje reciproco. El ‘objetivo std. en disponer de una sociedad atomizada hasta el punto de que ninguna clase de oposicién pueda forganizarse; en cuanto se ha alcanzado este estadio, luna tirania puede subsistir indefinidamente, tanto como el mismo tirano. Las uinicas formas de contestacién to- davia posibles son el crimen, la locura y el suicidio. Pero el tirano no puede ejercer el terror él solo: tiene necesidad de un aparato terrorista. Como sucede con cualquier aparato, éste también tiende hacia la autono- ‘ia, limita el libre ejercicio del poder tirdnico y cons- tituye una base virtual para un golpe de Estado. Ast ‘pues, el tirano se ve obligado a dirigir sus golpes con- fra el aparato terrorista: debe mover una herramicnta (policia, eército, partido) contra las dems y hacer que ‘toda posicin sea aleatoria y arbitraria. Un régimen terro- rista ‘se instala, pues, en dos tiempos: atomizacién del pueblo, 1o que no resulta dificil por poco que se ponga lun precio a conseguirlo; luego purgas continuas, ¥ a la ‘vez imprevisibles, en el aparato terrorista. Cumplidas fambas condiciones, una tiranla puede subsistir indef- nidamente. ‘La mayoria de las sociedades histéricas se reparten centre estos dos extremos. Un sistema se convierte en perfectamente inestable a partir del momento en que ef orden se niega a hacer ttso de la fuerza o la utiliza a ciegas (lo que es menos igrave, pero que traduce un nerviosismo y una falta de Confianza en s{ mismo). La amenaza resulta tanto més factual y directa cuanto més concentrado se encuentra el poder. En efecto, la mayoria esté virtualmente poselda por la subversign: ex suficiente con que emerjan uno © varios jefes y que encuentren la técnica adecuada para ” la toma del poder. Un poder débil es un poder muerto, Hay la debilidad que esté relacionada con la falta de voluntad y la otra, mucho mas frecuente, ligada a la falta de redios. Esta segunda ocurrencia sobreviene, © bien cuando el tirano desaparece, o bien cuando la élite dirigente se divide y paraliza. En este segundo caso, la Aebilidad s6lo es transitoria y hace sitio a un nuevo poder, generalmente mas concentrado que el precedente. En ef primer caso, la situacién leva més bien a la disolucion del poder y a la anarquia. 5. Paz y guerra No existe un sistema pacifico por s{ mismo, puesto aque tanto para hacer la paz como la guerra es preciso por lo menos ser dos. Una unidad politica que decidiera Snilateralmente Ia paz y se negara a sf misma los me dios de la guerra, tarde 0 temprano se encontraria, merecidamente, absorbida dividida entre sus vecinos. {sl pues, sdlo pueden existir sistemas neutros: son pacl- ficot en’el sentido de que se niegan a entrar en cual- aquier sistema de allanza y a participar en cualquier guerra; pero no lo son. en la medida en que, para Sefender su neutralidad, se dotan a s{ mismos de unos ‘medios militares disuasivamente eficaces. Una situacién Semejante s6lo puede ser rarfsima, En ella es preciso tun sistema intemacional pluripolar (en un sistema. bi polar, existiria el riesgo de participacion entre ambos rotagonistas); es preciso que ninguna de las unidades del sistema tenga un interés decisive en conquistar 0 {nfluenciar a la unidad neutra, sino que es necesario que todas tengan algun interés en la conservacion de la Reutralidad. Por lo que respecta a la unidad neutra, las condiciones todavia son més rigurosas y se relacio- ‘nan con nuestro sujeto. En primer lugar, es preciso que Ta unidad solo represente, sobre la escena internacional, una potencia demasiado débil para que su neutraliza: cidn suponga graves perturbaciones; lo que, inversamen- te, significa que una politica exterior activa se ve, de todas maneras, excluida. Después, es preciso que los neulros tengan una conciencia aguda de su identidad, {ue alimenten un fuerte sentimiento de superioridad con Fespecto a sus vecinos y que su valor politico supremo 18 sea la Independencia. La neutralidad no tiene nada de un Fepliegue miedoso sobre sf mismo, sino que es una ma nera soberbia y orgullosa de jugar el juego internacio pal de la grandeza. Cuando una unidad politica ha pues. fo en marcha un sistema semejante, éste sélo puede er perfectamente estable, La conciencia de Ia identidad ‘etermina un consenso por lo menos sentimental. Sobre todo, Ia razén indiea 1a. evidencia de que el peligro su: ppremo que amenaza a la neutralidad es la pérdida de Ta unidad interior; el mal mortal es la guerra ci puesto que desarma al pais y lo ofrece a las codicias exteriores. Por otra parte, se pueden aplicar a los con- fictos pollticos los esquemas de la escalada y conside- rar que todo conflicto, si se deja que se desarrolle, corre el riesgo de llevar a la ruptura decisiva y a la guerra civil, El nico medio de evitar Ia escalada ee Degociar cualquier decision y volver a plantearse cual- quler decision que divida ‘Si bien Ia estabilidad relacionada con la paz es de tal modo escasa que cast no puede citarse mis que el ‘caso guizo y, tal ver, el caso sueco, la inestabilidad rela- clonada con la guerra, sin embargo, sélo nos plantea el fembarazo de la. cleccié El sistema més fragil posible es el que basa su equi- brio en Ia expansién militar; una minoria de guerre- ros obtiene su subsistencia y sus razones para vivir de Ia conquista de unos territorios cada vez mas lejanos. Este sistema es fragil, porque toda expansién tiene sus limites y porque el paso al Imperio plantea unos proble- ‘mas que no son sencillos de resolver. En el caso de un sistema pluralista que se ha visto arrastrado a una poll. tica de anexion, la fragilidad aumenta con la extensién del imperio. En efecto, la extension espacial lleva con ‘igo una concentracién del poder, puesto que Ia conser- vvacién de las conquistas supone un poder fuerte. Lo probable es la aparicién de una inestabllidad que jugaré 2 favor de los militares. En fin, sila guerra no pretende la conquista de un imperio, sino que sobreviene en razon de las necesidades del equilibrio de un sistema hhomogéneo, la situacién se complica. Un andlisis deta- Mado ‘nos ilevarfa demasiado lejos. Digamos que una derrota militar determina una revolucién tanto més Probable cuanto més popular es el ejército y mds mono- polista es el régimen. Efectivamente, allf donde el pus- » lo participa en Ia guerra debido a las quintas, esté directamente afectado por la derrota, en sus fuerzas vivas y-en su orgullo; y alll donde el poder se encuentra concentrado, el responsable de la derrota se designa a Si mismo para las acusaciones de incapacidad. Asi, el sis- tema de reclutamiento por quintas, introducido por Revolucion Francesa y generalizado luego por Ta necest dad de oponerse a ia expansion francesa, ha. sido un elemento que no hay que desculdar en la fragllidad cre- ciente de las monarquias europeas. 6. Legitimidad ¢ ilegitimidad Entiendo por legitimidad a la facultad de un poder para hacerse obedecer por los gobernados por su pro- pia voluntad y sin apelar a la fuerza nia la amenaza. {A propésito de un poder semejante, es preferible hablar de autoridad’ ‘Ast definido, un régimen legitimo es, fevidentemente, perfectamente estable y un régimen ile ‘gitimo perfectamente inestable. Lo que no me informa ‘de nada. Me hace falta buscar los factores de la legit ‘midad. El primero y el m4s importante, tal ver el tinico, es el de la duracién, En cuanto mds subsiste un sistema politico sin conocer la revolucién, 1a guerra civil la invasion extranjera ni la derrota militar, mas debe tener la apariencia de un hecho natural, cuya exis. tencia es un dato inmediato de la conciencia politica. Incluso hasta para las conciencias refinadas, la duracién de un sistema politico ha de ser garantla de su excelen- cia, puesto que significa la posiblidad de absorber los, ‘cambios més profundos, sin tener que pagar el precio de ‘una revolucién. ABadamos que, por el hecho mismo de luna autoridad conferida por la religion Parana a Sens tite Un segundo factor, menos claro, es el del ensancha- miento de la soberanfa, Cuanto mas extendido resulta fl derecho a participar en la eleccién de los gobernan- tes, mas legitimo y estable es el sistema. Es, en efecto, altamente improbable que del sufragio universal se des- prenda una mayoria frenéticamente opuesta al sistema fexistente. En un sistema de partido tnico, favorece la ‘imposicidn de la dictadura, que aparece como una ema- znacién del pueblo; en un sistema pluripartidario, favo- rece las mutaciones por la alternancia de las mayorias, ¥ tiende a excluir las revoluciones, faltos los agitadores Ye la disposicién de unas masas para las maniobras. Un tercer factor, més problemético, es el de la gue ra o, por lo menos, el de las tensiones internacionales. Dado que el poder polftico esta instituido para asegurar Ja soguridad exterior, una amenaza exterior tiene como consecuencia habitual la de reagrupar a los cludadanos ‘los sujetos alrededor de los gobernantes. En cuanto el ‘conflicio ya haya estallado, esta adhesion ser4 reforza- da, si los gobernantes han ganado la guerra. La ter ssiéa internacional todavia posee otra funcién estabili zadora indirecta: dado que el ejéreito esté ocupado en Ia viglancia de las fronteras, disminuye el riesgo de que los militares inactivos vengan a interesarse desde dema- siado cerca en la politica. ‘Los factores de la incstabilidad son los inversos de los precedentes para los puntos uno y tres, para el punto dos son ms ambiguos. Un sistema poittico que fo se beneficia de las ventajas del tiempo, es siempre més fragil. © bien el sistema ha surgido de una con yy la experiencia indiea que, a escala humana, ellos son ‘eternos. 0 bien el sistema ha surgido de una revolucién reciente: est4 sometido a los ataques de aquellos a los que la revolucién ha eliminado del. poder —eventual- ‘mente apoyados por fuerzas exteriores—; por poco que Ia revolucion se prolongue, la radicalizacion que nece- sarlamente la acompana produce continuamente nuevos ‘oponeates. O bien el sistema es victima periddicamente de las revoluciones: Ja fragilidad es la mayor posible, puesto que, por una parte, existen permanentemente tinos revolucionarios que estén al acecho de una oca- sidn y, por otra parte, la conciencia publica se acostum- a bra a la idea de que los conflicios se resuelven a través ‘de cambios institucionales. ‘Tambien es fragil un sistema politico que mantiene a tun ejereito profesional importante, mientras que la uni ‘dad politica considerada no tiene ningiin papel en la fescena internacional. En efecto, dado que el ejército n0 puede emplearse en sus funciones naturales, se inclinard por usar su fuerza hacia el interior. Por otra parte, es Suficiente con que triunfe un golpe de Estado militar, para que engendre a otros; en efecto, el beneficiario Sel golpe dispone de la potencia, pero no de la autor ad; cualquier otro titular de la potencia, es decir cual- Quier jefe militar, tendrd tantos derechos como él para Sjercer el poder y se inclinara a hacer uso de tales de- rechos. En cuanto al estrechamiento de Ia soberania en bene ficio de tna minoria o de uno solo, no conduce necess- Fiamente a la ilegitimidad, como lo demuestran as ‘monarquias y los Imperios del pasado. Su grado de fra: Bilidad depende de los factores analizados en los puntos precedentes. Es evidente que su legitimidad se hunde desde el momento en que aparecen las reivindicaciones de igualdad politica y se hacen activas. Una respuesta ‘eficaz de un monopolio politico a estas reivindieaciones fe el ensanchamiento de sus cimientos a través del eo: sanchamiento del sufragio, incluso a través de la con- cesign del sufragio universal El lector sabra. perdonarme la rapidez de estas obser- vaciones: desarrollarias me hubiera Mevado a escribir, ho ya un prefacio, sino otro libro. Mientras tanto, he querido situarlas aqui, puesto que me ha parecido que faltaban en mi esquema. El cual se complica cada vez is, ya lo sé; incluso estoy convencido de que, de aqui 2 uno 0 dos aos, le encontraré nuevos desarrollos indis- pensables. Cualquiera que, aunque sea poco, se haya ‘ya taedido con estos problemas, sabra. que esto no esta Felacionado con ninguna preocupacién por el refinamien- to por parte del autor, sino que depende de la comple- Jidad de los hechos y de los rodeos a los que nuestro ‘entendimiento debe Someterse para. aprehenderlos. 1B. 2 Introduccion PRINCIPIOS Y METODOS Entendemos por ciencia de los fenémenos revolucio- narios el estudio sistemdtico de todas las formas de felar en desacuerdo con el orden social. Estudio sistemd- tico significa que se pretende: primero, hacer el recuen- 10 de todas las manifestaciones de contestacion observa- bles en todos los tipos de sociedad y en todas las épo- as, y después, compararlas para separar su unidad y ‘su diversidad. El hecho de someterios a discusién indica ‘Que los fendmenos estudiados son secundarios y se def fen en relacién a un orden establecido y se trata preci samente de determinar en qué medida cada orden par- ticular ‘mantiene sus formas particulares de revisin. De esta definicién se desprende que aqui no estudiare- mos las grandes transformaciones que pueden afectar ‘2 una civilizacién en su ser; preferimos amarlas muta- iones, no por coqueteria lexicogréfica, sino porque cree ‘mos que estos fenémenos de gran amplitud dependen de otra forma de anilisis? Tampoco estudiaremos los innumerables fendmenos calificados como revoluciona- los (revoluciones de la moda, de los jabones en polvo, de la medicina...) y que definen las rupturas en el seno de un orden que por su naturaleza esté destinado al cambio. Ast, la ciencia se define por Ia acumulacion de pproposiciones elaboradas a partir de una problemética; luna problematica puede ser reemplazada por otra, pro- vocando un transtorno profundo de la ciencia; pero el hhecho de conocer de vez en cuando estos «nuevos datos» corresponde a la naturaleza del avance cientfico, Tam- [poco en este caso podemos hablar de revolucién mis {que metaféricamente; 0, como minimo, debemos tener fen cuenta que los fenémenos revolucionarios que son objeto de nuestro estudio dependen de una realidad muy distinta, la del conflicto. Por el contrario, las acti- tudes anticientificas que alimentan ciertos grupos, co- ‘mo por ejemplo el rechazo que ciertas sectas milenaris- {2s contempordneas formulan a la medicina, formarin parte de nuestra disciplina. Tampoco. son. fenémenos Fevolucionarios las transformaciones que sufre la moda, incluso las més radicales, puesto que estas transforma: clones no estén destinadas ostensiblemente a manifes tar una contestacién, ‘Asi pues, pretendemos cedirnos a un aspecto espect- fico de la vida de las sociedades humanas, a algo como Jas antisociedades. Quizds seria bueno, para dejar sen- ada nuestra legitimidad cientifica, forjar un vocablo particular para designar nuestra disciplina. Desgracia- Gamente, la lengua francesa, como sabemos, se presta ‘poco a los neologismos y no hos propone mas que «cien- e las revoluciones», lo que corre el riesgo de pres- {arse a confusiéa, pues la palabra «revolucion» puede ser tomada en su acepcién estricta y designar un hecho politico, o en su scepcidn amplia y caracterizar cualquier cambio’ brusco. Una vez més, lo mejor serd invocar all Briego y proponer Estasiologia, que tiene el mérito de estar disponible y de corresponder muy exactamente a nuestro objeto,t aunque también tiene el inconveniente de sugerir la existencia de tia diseiplina que esté en sus primeros balbuceos. En nuestra empresa, ¢de qué obras anteriores pode- mos esperar ayuda? La bibliografia es desmesurada en lun sentido y-misera en el otro. Para constatarlo seré suficiente con pasar revista rapidamente a las principa- Tes orientaciones de la literatura sobre la cuestién® 2 Pam m ovat o cect ol echo de “shane caste” S.No" yaade en snus Nblogfice stentaca, sao do a= Igreiata ripda dartnde sitar persone vegan Burnt te epee, edromesaeude de tel al 6 con ls fie nor be So parevlaneate Fy 1. LOS HISTORIADORES La _produccién consagrada a los fenémenos revolt cionarios, por lo menos Ta que se relaciona con las gran- des revoluciones politicas, es propiamente monstruosa y constituye un motivo de estudio particular. ¢Cémo fos situaremos respecto a ella? Nos servira de materia Prima; es decir, no pretendemos substituir a los histo- Fiadores para investigar, separar, elaborar las fuentes, ‘aunque en alguna ocasién os veamos obligados a ha: ‘eerlo en algin punto que hayan podido descuidar. Esta réctica, que podriamos lamar ciencia predadora, es inevitabie, aunque s6lo sea por el hecho. de os. lim tes que la naturaleza impone a las capacidades de tra: bajo de un hombre. Todo lo que podemos hacer es to- ‘mar por cuenta nuestra el deseo de Max Weber de que los especialistas no descubran, en los hechos que invo- caremos, nada esencial que sea falso. Dicho esto, no se trata de practicar una recopilacién, fastidiosa, sino de construir un saber que valga 0 s0- lamente como tal, sino que ademas pueda ser igual- mente util a los historiadores; segiin dos procedimien- fos, Por una parte, estamos convencidos de que el mé todo comparatista tiene unas virtudes descubridoras ppropias, que, al hacer surgir interrogantes y preguntas ‘huevas, permiten definir nuevos objetos, ampliando ast vvas el anilisis de los hechos cuyo estatuto parece fir ‘memente constituido. Dicho de otro modo, si muestras reflexiones acusan una deuda enorme respecto a la his: toriografia, tenemos la esperanza, sino de reembolsar el capital, por lo menos de pagar los intereses.* 4.51 o indonenab cole als In » supe, “tegeson Mas Wot co pormonaedate. Lo. Sal ao {ov tmpedic eu sbeuo So rac, uly ar tempo do Mare, Paswo 2 Data, 2. LOS ENSAYISTAS El principal resultado de la Revolucién Francesa fue la aparicién del mito de la Revolucién, y ademés esta rribrica tiene muchos adeptos. Desgraciadamente, y por naturaleza, el género del ensayo desarrolla unas cons- deraciones generales, tomando como pretexio un aspec- to particular de la realidad. Sobre tales bases, es impo- sible construir una clencia, y mucho menos cuando el ensayo nunca puede ser neutro, tiene que defender siem- pre el pro. el contra. Ademas, los ensayos no deben Ser utillzados més que con gran precaucién, menos por fl saber que dispensan que por la imaginacién cient- fica que estimulan® 3. LOS REVOLUCIONARIOS La literatura es, desde luego, la menos utitizable para ‘nuestro propésito. En realidad, no, jvale un poco mas ‘que la literatura contrarrevolucionayial La aportacién de los teéricos de la revolucion a la interpretacién de los fenémenos revolucionarios es notablemente pobre. Pen- semos en la interpretacién marxiana y marxista de la Revolucién Francesa, como paso de una sociedad feudal ‘2 una sociedad burguesa, que no tiene la menor som: bra de relacién con la realidad. De hecho, las teorias, sobre la revoluciOn forman parte del sistema de pensa- ‘miento revolucionario y constituyen, en este sentido, tun objeto importante de nuestra ciencia. 4. Los socioLocos La literatura sobre la cuestién es notablemente limi- tada —esencialmente es alemana y anglosajona— tanto fen cantidad como en calidad® Podemos distinguir varias 5. Recomendar mit palmate dat une: Ale de Tac- qavisae Whncen”Rigime "eta Roi, Pat” Calinard” 1052, ‘ewoah sor, Euol ur la Resin, Pr, Galina, 987. Tam ‘ida se ie co itr Kio sep de Andrs Ducovrase Sct lap dey Récouon, Pos, Pres Uaiveriares de France, “ow sale sen 106, % formas de atacar el problema, casi siempre aplicadas a lo que se llama las grandes revoluciones, es decir las arandes ‘conflagraciones politicas inauguradas en Occt dente por las revoluciones inglesas del siglo xvii a) El andlisis de tas causas Consiste siempre en valorar tal o cual factor, del ‘gue’ ‘se hace la causa del fendmeno estudiado, Puesto ‘que se trata de despejar Ja causa de un fenémeno general, se abandona en la sombra a las demds variables cuya ausencia 0 presencia determinan las situaciones concre- fas. Veamos algunos ejemplos. Segin L. P. Edwards (The natura history of Revolution, Chicago, 1921), el proyecto revolucionario nace primero en el gripo de'los Intelectuales que desertan, debilitan a la clase dlrigente yy minan el orden establecido, Toda una escuela encuen. tia la raiz del fenémeno en el resentimiento que expe. Fimentan las clases inferiores por las clases privilegia. das, Citemos algunos titulos: Charles A. Elwood, A psy. ‘chological Theory of Revolution, en «American Journal ‘of Sociology», XI (julio, 195); Theodor Geiger, Die Mas- ‘se und ihre Aktion: ein Beitrag zur Soviologie der Revo. lutionen, Stuttgart, 1926; Max Scheler, homme dures. sentiment, rad. fr, Paris, 1958. Una tercera direcei6a in. siste en la contradiccién explosiva que puede aparecer ‘entre la voluntad de ascensidn que aparece en las capas inferiores de la sociedad y las posiblidades. objetivas ue el orden ofrece a estos ambiciotos. Tendremos un A Sect vend, exit pot lo mines un ito de ts tera: eas, dow ceenen'goe mene’ cllicave “Se cestie, “Se ejemplo de esta argumentacién en el articulo de William J. Goode, Mobilitét und Revolution, en «KOlner Zeitsch- rift fir Soziologie und Sozialpsychologies, 1966, 18, ni- mero 2, pp. 227-252 Es evidente que no se trata en absoluto de rechazar con desprecio todas estas tesis, cada una de las cuales ‘comporta una parte de verdad, verdad que se acerca mu- ‘cho a la vulgaridad cuando aislamos tal o cual variable sin analizarla como elemento en un sistema de explica: ‘ign que le da sentido y valor. b) La anatomia de las revoluciones Se trata de una gestién radicalmente diferente, que consiste en tomar varias revoluciones y commpararias si. temdticamente: causas, desarrollo, consecuencias. Se di- vide un fenémeno histdrico en sus componentes y se ano. tan los puntos comunes y las diferencias. Todo depende el principio de Ia divisién, sin hablar del criterio que ‘decide que tal o cual revolucién constituyen Un material hhomogéneo. Si dejamos de lado el viejo libro de Arthur Bauer, notable por otra parte,? esta orientacién estd re el siglo xvi, la americana del siglo xvitt, la. francesa y la musa, ¢Por qué estas cuatro y no Ia de 1848, Ia Co- ‘una, la revolucién china, la mexicana...? La tinica ex: plicacién propuesta es que al autor le ha apetecido es- coger estas cuatro, pero que no ve ningn inconvenien- teen que otros elijan un muestrario distinto y alcancen resultados totalmente distintos. ‘La ausencia de un eriterio s6lido de seleccién de los fenémenos a comparar es, sin embargo, molesta, pues todo el libro muestra que la revolucién americana, le vaptamiento nacional contra una potencia exterior, no ‘iene nada que ver con las otras tres, que son endoge- nas. Dicho de otro modo, Ia heterogeneidad del material ‘no permite construit una comparacién eficaz, Hay otro inconveniente del método que parece més grave. La comparacién, detalle por detalle, de los prin- ‘Artur Bours, Esa rtty Récltios, Pa Stee Sear, Anatomy 9) Rewltin, Roeva a, 1952, a cipates episodos, core el riesgo de conducir a analo- fas puramente exteriors y tint an interés: Por she Plo (h, 8) el autor establece una Telacton entre le cd Kebre frase de Mirebeau («Estamos aqul por i volensd del pusbio.), el speaker Lentil desafando a Carlos I 4 spoderarse de cinco diputados,y Patrick Henry, gran Inaesiro de ceremonias en Nueva fogiatera, recordeade at rey ia sere tri de certs ber .Aparte de esto, fa tests generale usta, pero pasa blementeinsigaiicante, El punto de partda’ée extée fe voliciones, en decir sus cautas, pueden ser lo mls vara: das posible, Sigue una primera fase’ de dislucion dl orden antiguo, caracterizada por tna diasgule co dee or la coesstenca del poder antiguo que deena 9° un Poder paralelo en plena ascension A continacign viene tina segunda fas, de estabidzacion y dictadure, que ele Fra los acontecimientos, ©) El andlisis de tos fendmenos sociales durante et Perlodo revolucionario. Las revoluciones se consideran como un momento particular de la vida de las sociedades y se estudian las fransformaciones que sufren los principales aspectos de Ja vida en sociedad. El ejemplo mas notable de esta crientacién es la obra de Pitirim Sorokin® La tesis e3 la siguiente. El hombre esté compuesto por varios ins. fintos fundamentales: necesidades materiales elementa: les; instinto sexual; instinto de propiedad; deseo de re. conocimiento; instinto de lucha, de rivalidad. ‘Todas las’ sociedades reprimen més 0 menos estos {nstintos. Sila represiGn es demasiado fuerte Tespesto a ‘uno de ellos, o, lo que es ings, respecto a varios todos, 'e produce una reaccién que provoca la revolucién, Du: ante cierto tiempo, se da rienda suelta a los instiates, derivando de ahf los excesos revolucionarios, que Sore. Kin estudia ampliamente, La perversion del comporta: iiento se traduce en el abandono de las costumbres ad. Quiridas durante decenios o siglos, costumbres que se injertan en los instintos naturales y lor limitan, De esto se deduce que el comportamiento fevolucionario es una 4% Phin Sonones, Selly of Recolaon, Fidel, 1095, vuelta a la animalidad, al reino de las tendeneias prima rias, Posteriormente, intervienen nuevas presiones, los instintos vulven a comprimirse y se instaura un nuevo forden, en general bastante proximo, en Io csencial, al ‘orden’ antiguo. ‘Todo esto es muy interesante, a condicién de dejar ‘a un lado el tono contrarrevolucionario del libro, de co- tejar esas notaciones a un fendmeno muy conocide por Ios etndlogos, 1a fiesta —sobre la cual volveremos—, de no olvidar que sélo se trata de un aspecto de cierto tipo de revoluciones. ‘Dejemos la investigaci6n bibliogréfica y retengamos sus rasgos. principales. El més notable es su sorpren- Gente dispersién en direcciones que tienen muy poco contacto 0 ninguno. Esto responde, evidentemente, a la mposibitidad en que nos hemos encontrado hasta el ‘momento de construir una problemética de conjunt, susceptible de ordenar los puntos de vista y_definir ob- jetos concretos. Probablemente, esta imposibilidad de- iva del cardcter claramente etnocéntrico de los estudios, wictimas, evidentemente, de la fascinacién ejercida vor la Revolucién Francesa, considerada como el arquetipo de las revoluciones, y de las pasiones exaltadas, en pro fen contra, por el proyecto. revolucionario, alrededor el cual gira buena parte del pensamiento social des ide entonces. extension reciente de la historia humana a todo ‘1 planeta y la necesidad en que nos hemos encontrado Ge dar cuenta de fenémenos como la descolonizacion y fos fermentos revolucionarios que trabajan el mundo no ‘occidental, han conferido al andlisis una dimensién to- falmente nueva. La investigacién se ha orientado hacia fl estudio de hechos que habfan retenido solamente Ia Atencién de algunos especialistas, por ejemplo los movi ientos milenaristas y mesidnicos. A partir de esto, se hha impuesto poco a poco la concepcién de la historia hhumana como una sucesién de conflictos, de sobresaltos, e trastornos y ha llevado a considerar el pasado de la frumanidad, poniendo el interés principal en las guerras de los campesinos, los movimientos revolucionarios de fa Edad Media occidental, de la Antigiedad cldsica y ide las civilizaciones extracuropess, en la medida en que la investigacion histérica nos lumina sobre este aspec- to de su pasado. 2 ee oe er ell g Selig cui Sos ata Srebarapets depre Dees mig ce me robin a rare earn le See ea ne Geta sors ero ape omy ahs ess aay cena ie Pre anastasia eat ese coer cu re Se esas Ss ee a eee leans aie feta ae tg ne peta came gate Sindh Sac e oe fe cere a tet et espe m2 eres mee done mie Siemens a cores oe ma eaten om aoe See eee ee ee scat epson unt Ge iguanas tgs ets ee Se a uci, Dose Se te fs Gor easel octane eat oe Mage oat ele eee saa th eres asees ese rere gna ee pes 9c pose a i ialacee tantan aoe ag cect un et cai ica a aie Gabe & Share semen es ecole aes ener de fuerzas. Lee Pe ere Bie tee eee fear es so ees es a ees 2 oles a oe Sate eee eates oes eo ae area ea Bes Soe mate geet bre cies ane ch Torrens tre i a me 3 y sugerir que es necesario volver a. definiras en funcion 4e los nveles de andliss de a realidad social. Pensamos tocar muy de cerca la verdad, distinguiendo cuatro Bi Yeles, que podriamos lamar nivel 1, Il, II, 1V, pero ‘que bautisaremos respectivamente: nivel’ de ia Unidad, 4d la Diversidad, de las Correlaciones y de los Casos. El nivel dela Unidad no representa mucha dificuliad, ‘pues siempre es posible poner en evidencia fo que'cons. fituye la Unidad de todos Los fendmenes estudlados en tun orden dado. Esto no significa ninguna diffeltad, con 1a condicion de que admitamos el postuado de Ia unt dad del género humano y la existencia de algo como lz ‘aturaless humana, Fl postulado como tal no puede ser demostrado, pero se impone implicitamente cuando pretendemos trabajar fm cienlassectales La segunda eigecia corre el es 0 de levaniar protestas vehementes 0 irénicas, sl 20 ‘Elardramos rapidamente que nuestra concepcién de las clencias sociales excluye la atribucion ala naturaleza hnumana de cualquier toatenido. La naturaleza humana fs un conjunto de tendencias o formas, incapaces, por S{ mismas, de dotarse de un contenido determinado. No hay sociedad sin politica, lo cual no significa que Ja monargula o la democracia sean inherentes a Ia ‘na. turin de Ia 'viga en soiedad, sno simplemente que Ja concurrencia de los proyectos y las ambiciones com duce necesariamente a un mecanismo que permite re. tular los conflictos ¢ imponer la concordia interior (de- Jando 8 un lado la seguridad exterior, ligada a Ia coexl- tencia de entidades poiteas soberanas). Ss patraleza humana ua forma sin contenido, sto significa ademds que el contenido no puede ser de- ferminado por la forma, que ésta lo reeibe de otro hie gar; considerado desde el punto de vista de la forma, el Contenido es. slempre rigurosamente contingente. Solo fos demas niveles pueden conferirle un principio de ra: cionalidad y el ideal serfa que en el nivel 1V el conte. ido se hiclera perfectamente necesaro, "BL nivel de 1a Diversidad es la explotaci6n del hecho de que el contenido es contingente, lo cual significa, al ‘mismo tiempo, que es multiple. Si fueran posibles'un ‘unico plano, un ‘nico sistema politico, una Unica sin- fonia... la distineign de nuestros cuatro niveles ‘dees. parecerla ipso facto. Ast pues, el segundo nivel reposs, 2 fn primer lugar, en Ia constatacién de la pluralidad de Jos posibles y sus equivalencia en relacién al. nivel 1. La primera etapa es la construceién de una tipologta La tipologia es, en su estricta acepcién, Ia recension descripcidn de jos tipos conocides. Consideramo$ la obra de Max Weber como una ten- {ativa genial de tipologia general de las ciencias socia- les, con lo que esta caracteristica implica de erudicion fabulosa y, al mismo tiempo, de limitado en la gestign cientifica, Se puede y se debe llegar més lejos y"alcan- 2ar los sistemas, Esia tentativa reposa sobre la hipéte- y no en Ia sencilla constatacién) de que Tos tipos constituyen sistemas, es decir combinaciones ordenadas de elementos aislables. El estadio ulterior y ultimo se alcanza en el momento en que se puede fundar una com Dinatoria. Es evidente que esta sistemética y esta combi natoria son ideales, pero que nada permite, @ priori, de- cidir que serdn siempre posibles: puede ser que clertas ciencias sociales estén condenadas a permanecer en el c’stadio tipol6gico. En realidad, por lo que sabemos, s6l0 las clencias de las Tenguas, la ciencia de los mitos y la ciencia de los sistemas de parentesco han aleanzado, Por ef momento, una eaboracién consisente de este Ei nivel de las Correlaciones se define por 1a volun- tad de poner en relacién un orden de fenémenos con Juno o varios érdenes diferentes que definen un sistema social. Por consiguiente, hay analisis correlative, no ‘cuando relacionamos un’ hecho politico con otro hecho politic, sino un hecho politico con un hecho econémico, estético, religioso.. Esta gestién descansa, una vez més, sobre dos postulados: el primero, al que todos deberia: ‘mos adherimos, es que cada orden o subsistema social no tiene un contenido enteramente determinado por sus propias exigencias. Si, por ejemplo, todos los hechos eco- nnémicos que se pueden constatar en un momento y en lun lugar dados, se explican enferamente por el sistema econdmico en vigor, el nivel III es imposible y, ademas, instil. Si, ademés, los sistemas de pensamiento estén i urosamente cerrados sobre sf mismos e integramente | definidos por sus propias hipétesis, toda sociologia del conecimiento se convierte en imposible e inti En otros términos, la misma posibilidad de’un and- lisis semejante reposa sobre la hipstesis de que, en cada we ore 3 ee arse fo ert maa ela ee it a So Seana eet cae com rin Soe ae Ss Garret ta nen Dea ee eer ee Siri aeres eee ae See eaten ae ee a = (ee a ee on Sra tnd oo ie ing, mo retin pe chee gal coor Ree eee oo ee ioc, ce oe seme mame cen et ain ere 2 Sars coos fe oe ae i ako pita eg sien, fg ree ie oe Sins erg ce nao oem aE aan eee Sh mes ee or ayaa dee ema ce st ee ee ee el ee lia ts rations ee ee el ee el ete faite a SxS Got SNES fe ee cern ora ne oe ee ars 3 seme rie pero a ise seine yee en re a ps ii bes ee os grace a en = eb et Fas aero oe mie Te rem nme "ten ros Pn oe a eee Soe a iy Seen rare pe Em rom see cc oe hele on any ri man me ee ee ess 10, Marcel Macs, Socsloge ot antopolge, Parl, Prem Val ein de Face, 1868,» 305-568. 4 svt En foto exems, a pltic a psea i Akt me pat we pee SUSE Se ais ee dra Seca cae, ned hones ee een ese ala es teams, he ib eae pli ae fetes te reds ist raw die en to oe a re a tn Ns Pacts mans We gee Ue PA ries ice ie ie Si hte ast EO gt Hahei wets Sn a cen promenade den estar relacionados con éste La unica salle aus to Spe ec neta oe tah ee Piatt gece carer ae Inco, De este modo, ie grandes pervs Saal que se pueden interpreiar de varios’ eres anes AS pues el nivel I aleanza su especiicdad y su raxén de ser del hecho de ser sistemiteanests coe Je segura It unidad del geserg humane, buat en todas las épocas y todos os lugares, indiferente ae Separacones atin, introduclias pot el nee yo faaradas por in costumbre entre cvicactnes peck 205 Y_Wilecionesdesarrolaias ‘ene Octo ete ec, Se atebuye ef estudio Geis woe os aventura humans . " nivel de los Caos se comprende por sf mismo: slo puede Ser eh anal de an poste alsa se {odes las conenones en react’ con esta renee Esuaproposcin repose, tambien, sobre tr pontacie jor ends aclinioar ott doc concorde Seca Yametie este nivel histico ge apo eee eat, ees acontecilentos, que deinin eats Sellen es de osibes. i, por el contrarie,sopaos a ea oly ettendemos par acontcconeto ania } varias series de causas, o, con Hegel, un momento dia Fo letico, cualquier acontecimiento se convierte en tnico © incomparable y caemos necesariamente en lo anec- Aético. O bien, si queremos introducir de nuevo una F Cionalidad, desembocamos en Ios procedimientos. habi- tales del finalismo © del evolucionismo, en los que el Acontecimiento no es més que el pretexto de una histo- ria que lo supera. Precisemos que esto no prejuzga en ‘nada las dimensiones de los fendmenos a analizar. Se puede y se debe concebir un nivel 1V del suicidio ‘que seria el andlisis de un suicidio preciso y definido, ‘del mismo modo que podemos y debemos considerar un nivel IV de la clencia de las civilizaciones. Si este anilisis fuera posible, el objeto propio de este nivel seria la civlizacion occidental, o china 0 mulsumana... Esto provoca algunas consecuencias importantes. Al ser fl tiempo y el espacio formas puras, no hay ningin ‘objeto que puedan definir por sii mismos. De esto re sulta que no puede ser determinado el nivel IV de un objeto cuya realidad provengs de una unidad de tiem- po 0 espacio, De este modo no hay historia de Francia fn el siglo xvi, pues el siglo xvit no es més que la rea lizacién.puramente formal de un posible, determinado en el nivel I por la sucesion de los siglos y en el nk vel T por el tiempo. En cuanto a Francis, tomada abso- Iutamente, no es mds que una porcién de espacio inscrita fen la disposicion general de las tierras emergidas y los ‘mares y nada més. Esta palabra vacia no recibe un con- tenido determinado, susceptible de convertirse en objeto de-un anilisis cientifico, més que cuando esta porcion de espacio sirve para circunscribir fendmenos econémi- 0s, politics, eliméticos o religiosos. Dicho de otro modo, hay una ciencia de la religién en Francia en el Siglo xvi, 0 de la agricultura, de la politica, pero 20 hay una ciencia de Francia en el siglo xvit. ‘Las obras que pretenden analizar un objeto de este tipo, sélo pueden obtener (y la experiencia prueba que es asf) un cuadro compuesto por elementos heterogéneos y eclécticos, dispuestos de manera perfectamente arbi traria. Por el contrario, todos los anlisis fundados so- bre un objeto real, al estar fundados en una problems tica precisa, pueden pretender un gran rigor cient fico. Un estudio de la arquitectura bizantina o del sis- tema politica de Diccleciano son trabajos cientificos, 36 pic a ar Fes a oz nti Sater one itn © ee al Pa Secthpaatitnet tet sorte ee Se ae sn sms se ieee sess Tt ao ‘La puesta en evidencia de algunas cansec so tee em SN oem me fl histoiador podran_dicginoe primero nos masta sin asrene a ae Tos casos slo puede const a partir de los otros tres niles ponte a truccién de lo concreto y lo singular d re un aparato conceptual constuida ae niveles restantes. Pero, ir cd ‘te panes Be Seay eal 7 ie Sea a es

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