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Günter Grass vuelve a meter su dedo en

el ojo de Israel
Su poema 'Un Héroe de nuestro tiempo' elogia al
disidente Mordechai Vanunu como modelo de
comportamiento civil
Internacional | 02/10/2012 - 00:02h

Acto de concesión, en ausencia, del premio de la Liga Internacional de Derechos


Humanos a Vanunu en Berlín, diciembre de 2010 R. Poch-de-Feliu

Rafael Poch

Berlín Corresponsal

El premio Nóbel de literatura alemán Günter Grass, de 84 años de edad, vuelve a


meterle el dedo en el ojo al Estado de Israel. El más notable de los escritores alemanes
incluye en su último libro de poemas “Eintagsfliegen” (mosca de un solo día), un poema
dedicado al disidente israelí Mordechai Vanunu, que pagó con 18 años de cárcel la
revelación, en 1986, de que Israel es una potencia nuclear, la única de Oriente Medio,
con completos arsenales de destrucción masiva.

El poema, que emula un título de Lérmontov, “Un héroe de nuestro tiempo”, describe a
Vanunu como, “un héroe que esperaba servir a su país al revelar la verdad”, le compara
con el José bíblico arrojado a una cisterna por sus hermanos, e invita a la ciudadanía a
seguir su ejemplo. “Quien busque un modelo, que intente parecerse a él”, escribe.

Tras pasar a la prensa británica, por convicciones pacifistas, la evidencia del poder
nuclear israelí, que ya se conocía, Vanunu fue secuestrado por el Mossad en Roma y
encarcelado por “traición y espionaje”. Cumplió íntegra su condena de 18 años, once de
ellos en aislamiento, pero cuando salió de la cárcel, en 2004 no se había doblegado y
continuó pidiendo que su país permitiera inspecciones internacionales en el centro
nuclear de Dimona, lo mismo que hoy se exige entre amenazas, sanciones y atentados a
Irán, que no tiene armas nucleares, ante la sospecha de que las quiere tener.

A Vanunu, que continua en régimen de libertad vigilada, no se le permite salir de Israel.


Seis premios Nóbel pidieron sin éxito hace dos años al gobierno israelí que se le
permitiera acudir a Berlín a recoger el premio anual de la Liga Internacional de
Derechos Humanos.

Grass enfureció a Israel y a la prensa alemana, que le acusaron de “antisemitismo”, por


denunciar en el poema “Lo que hay que decir”, publicado en abril, la venta a Israel a
precios subvencionados, de submarinos alemanes capaces de portar armas nucleares, así
como el doble estándar practicado con Irán en materia nuclear. Romper el “silencio
sobre esos hechos” supone ser tachado de “antisemita”, escribió. Y eso fue precisamente
lo que le ocurrió. En mayo la asamblea del Pen Club alemán decidió por amplia mayoría
no ceder a las presiones y mantener a Grass como presidente honorífico de la principal
asociación literaria alemana.

Acusar a los críticos de su política de antisemitismo, “es la bomba atómica de la


propaganda de Israel”, explica Gideon Spiro, el fundador del comité de apoyo a
Vanunu. “Si alguien, por ejemplo en España condena el sistema israelí de Apartheid, la
respuesta es que está continuando la tradición española que expulsó a los judíos”, dice
Spiro, un jubilado ex paracaidista y residente en Tel Aviv. “Si ese alguien es antisemita,
no hay problema, pero si eres un humanista, un pacifista y un abogado de los derechos
humanos, eso te obliga a explicarte y a ponerte a la defensiva. Ese arma es
particularmente efectiva en Alemania”, dice el compañero de Vanunu.

La Alemania oficial, su gobierno y sus medios de comunicación, mantienen un


alineamiento casi sin fisuras con Israel. Sin embargo el gobierno de Berlín está
manifiestamente irritado por la política de expansión de los asentamientos en
Cisjordania y Jerusalén, 120 “asentamientos” en la zona ocupada de Cisjordania, y 12
en Jerusalén Este, que controlan el 42% del territorio palestino, mientras que la opinión
pública, según muestran los sondeos, es mucho más crítica con la política israelí de lo
que sugiere la información sobre ella que ofrecen los medios de comunicación.

Günter Grass, que a los 16 años sirvió en 1945 en las Waffen SS junto con 600.000
jóvenes de su generación, ha dedicado gran parte de su obra literaria al compromiso
antinazi. Es un hombre mayor sin nada que perder y poco amigo de seguir la corriente.
Tras el poema del pasado abril, Israel le declaró persona non grata y la prensa recordó
su pasado como joven SS de última hora, que el escritor no desveló hasta hace pocos
años. Pero esos recursos acusatorios, “están perdiendo poder, incluso en Alemania” por
razones generacionales, dice Spiro, “y en veinte años su efectividad habrá desaparecido
del todo”, pronostica, “porque Alemania no está apoyando a Israel, sino a su
militarismo”, concluye.

Leer más: http://www.lavanguardia.com/internacional/20121002/54351443397/gunter-


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