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Del libro de San Ambrosio, obispo, sobre la virginidad.

Iluminas la gracia de tu cuerpo con el esplendor de tu Espíritu.

San Ambrosio destaca que la virginidad irradia la gracia del cuerpo por medio del
esplendor del espíritu. Es por ello que es indispensable tener siempre presente a Cristo y
estar atentos, en vistas a su mirada.

Jesucristo está siempre a la espera de que nosotros le abramos las puertas de nuestra
vida y le dejemos entrar, esta ha sido su promesa. Es necesario que abracemos en el
amor a aquel a quien tanto esperamos, es preciso dejarnos irradiar por su gracia,
desbordar de gozo con la esperanza que él está con nosotros. La búsqueda ineludible de
la verdad, es iluminada por su misma Iglesia, que nos enseña a encontrar el verdadero
amor en Cristo Jesús.

La manera eficaz de participar del esplendor de su gracia, no es con ataduras que


coarten nuestra libertad, sino con lazos que unan en el amor, muchas veces encontrado
en el naufragio de nuestras vidas. Abrazar a Cristo es abandonarse a él, y que al
glorificarle, santificamos nuestra vida.

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