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ESTRATEGIAS PARA

DESARROLLAR LAS
HABILIDADES ADAPTATIVAS
DE SALUD Y SEGURIDAD

NOMBRE: JACQUELINE ADILENE GÓMEZ PORTILLO

MAESTRA: CYNTHIA MERCEDES BELTRÁN URQUIZA

MATERIA: BASES PSICOLÓGICAS PARA LA EDUCACIÓN ESPECIAL II

CUATRIMESTRE: 9NO
SALUD
Las habilidades para la vida han sido definidas, desarrolladas y
categorizadas de múltiples formas, si bien, a efectos didácticos
pueden organizarse en los siguientes tres bloques:
 Habilidades cognitivas: Encajarían en esta categoría aquellas
destrezas psicosociales susceptibles de favorecer procesos cognitivos
eficaces para permitir a las personas y a los grupos de los que forman
afrontar los desafíos de su entorno. Entre ellas cabe citar, a modo de
ejemplo, el pensamiento crítico o la capacidad para tomar decisiones.
 Habilidades emocionales: En este eje se engloban las destrezas
relacionadas con la conocida como “inteligencia emocional” (Goleman,
1996), es decir, la capacidad de gobernar las emociones de manera
respetuosa, entre las que cabe mencionar la empatía o el manejo del
estrés.
 Habilidades sociales: En esta tercera área se integran aquellas
destrezas cuyo manejo efectivo hace posible mantener interacciones
sociales positivas, mutuamente gratificantes y de colaboración. Entre
ellas podemos señalar como ejemplo la asertividad o la competencia
relacional.
Se trata solo de una categorización formal, ya que en la práctica las
diversas habilidades consideradas en este modelo están plenamente
integradas, siendo cada persona un universo cognitivo-emocional-
social holístico, resultante de la combinación singular de estas tres
familias de habilidades.

Las diez habilidades para la vida promovidas desde 1993 por la


OMS son las siguientes:
 Habilidad 1. Autoconocimiento: destreza para identificar y tomar
conciencia de los rasgos que dibujan nuestra personalidad, la
organización integrada de todas aquellas dimensiones psicosociales
que nos caracterizan y nos hacen singulares.

 Aumenta tu vocabulario emocional.


 Reconecta con tu cuerpo.
 Encuentra el vínculo entre emociones y acciones.
 Identifica tus detonadores.
 Lleva un diario de emociones.
 Identifica el efecto de tus emociones en los demás.

 Habilidad 2. Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de las


demás personas para, desde esa posición, sintonizar con sus
sentimientos y emociones.
 Habilidad 3. Comunicación asertiva: habilidad para expresar
opiniones, sentimientos, decisiones, etc., de manera apropiada al
contexto en el que vive y a las personas con las que se entra en
relación.
 Habilidad 4. Relaciones interpersonales: competencia para
interactuar de manera positiva con las demás personas, poniendo en
acción en ese marco relacional todas aquellas otras habilidades sin
cuyo manejo diestro el “animal social” que somos se vería limitado.
 Habilidad 5. Toma de decisiones: capacidad para construir
racionalmente las decisiones cotidianas a partir del reconocimiento de
las variables en juego, la identificación de las opciones disponibles, la
asunción de las decisiones consideradas más efectivas y la valoración
posterior de los resultados.
 Habilidad 6. Solución de problemas y conflictos: destreza para
afrontar de manera constructiva los conflictos inherentes a la vida
humana, que afectan a las personas y las comunidades.
 Habilidad 7. Pensamiento creativo: destreza en la que se
materializa uno de los procesos de pensamiento a disposición de
todas las personas para explorar respuestas innovadoras a cada
momento y situación vital.
 Habilidad 8. Pensamiento crítico: capacidad para cuestionar
experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.
Esta habilidad es uno de los principales motores del cambio personal y
social.
 Habilidad 9. Manejo de emociones y sentimientos: destreza
necesaria para reconocer y gestionar de manera positiva las
emociones y sentimientos, tanto los propios como los de aquellas
personas con las que entramos en relación.
 Habilidad 10. Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para
reconocer las fuentes que subyacen a las tensiones y el estrés que
afectan a nuestra vida cotidiana, y de actuar positivamente sobre ellas
para erradicarlas o, cuando menos, compensar su impacto.

SEGURIDAD
En uno u otro caso, es importante que el gestor de riesgos cuente con
las siguientes habilidades:

1. Capacidad para absorber y procesar información

El riesgo es incertidumbre. Y la incertidumbre es el resultado de no


contar con información suficiente y confiable. Por tanto, si de alguna
manera logramos obtener y analizar más información y de mayor
calidad, podremos reducir los niveles de riesgo.

La capacidad para evaluar situaciones específicas, obtener


información, analizarla y procesarla es la habilidad numero uno para
ser un buen gestor de riesgos.

2. Capacidad para comunicar

Hacerse entender y enviar un mensaje claro a superiores,


subordinados, clientes o proveedores es básico. Además, el gestor
de riesgos necesita conectarse con otros profesionales del
riesgo de otras organizaciones, compartir experiencias, conocer
nuevas herramientas de análisis y saber qué está ocurriendo en el
mundo de la gestión de riesgos tras los muros de su propia
organización.

3. Análisis financiero

La gestión de riesgos siempre ha estado atada al análisis financiero.


Un gestor de riesgos que no posea la habilidad de analizar en
términos financieros los eventos que evalúa a diario es probable que
termine utilizando recursos económicos, humanos y
tecnológicos de forma desproporcionada.

4. Serenidad para medir los riesgos

La inminencia del riesgo no debe anular la visión del profesional. La


calificación de la importancia de un riesgo es el resultado de un
análisis sereno, profesional y basado en datos e información.

Para que esto sea posible, el gestor de riesgos utiliza herramientas de


medición, evaluación y calificación, sin dejar que su juicio sea
influido por factores subjetivos o condicionantes externos.

5. Capacidad para trabajar bajo presión

Algunas personas, en diferentes posiciones dentro de la organización,


se derrumban cuando deben trabajar bajo presión. Tienen dificultades
para controlar sus emociones frente a situaciones estresantes. Un
buen gestor de riesgos, por el contrario, ante una situación crítica,
responde con una evaluación racional, producto de un análisis
rápido pero acertado. 

Por supuesto, el profesional del riesgo debe saber manejar la situación


para que los eventos imprevistos y estresantes representen
excepciones. 

6. Proveerse de las herramientas adecuadas

El problema hoy no es tanto la falta de información sino los medios


para encontrarla, clasificarla, calificarla, organizarla y procesarla con la
suficiente velocidad para tomar una decisión oportuna.

Entonces, el profesional del riesgo debe contar con las herramientas


adecuadas para realizar un análisis rápido y efectivo y, a la
vez, clasificar y almacenar la información de tal forma que pueda ser
utilizada cada vez que se requiera. Será útil el manejo de soluciones
tecnológicas, métodos de análisis, indicadores…

7. Tener conocimiento sobre el negocio de la organización


El profesional del riesgo debe conocer y entender el negocio de la
organización, pero también su estrategia comercial, su misión y su
visión. Así, el profesional del riesgo tendrá una mejor posición
para identificar los riesgos, evaluarlos, clasificarlos y tomar las
acciones necesarias para tratarlos.

8. Diplomacia y capacidad para convencer

La implementación de acciones preventivas y correctivas forma


parte inherente del trabajo del profesional en gestión de riesgos. Sin
embargo, estas acciones son sinónimo de cambio, y la inmensa
mayoría de los empleados son reacios a él.

Por ello, es necesaria la habilidad para convencer y negociar. Por


supuesto, siempre existirá la opción de imponer las medidas por la
fuerza. Pero esto disminuye de forma notable la posibilidad del éxito.

6. Proveerse de las herramientas adecuadas

El problema hoy no es tanto la falta de información sino los medios


para encontrarla, clasificarla, calificarla, organizarla y procesarla con la
suficiente velocidad para tomar una decisión oportuna.

Entonces, el profesional del riesgo debe contar con las herramientas


adecuadas para realizar un análisis rápido y efectivo y, a la
vez, clasificar y almacenar la información de tal forma que pueda ser
utilizada cada vez que se requiera. Será útil el manejo de soluciones
tecnológicas, métodos de análisis, indicadores…

7. Tener conocimiento sobre el negocio de la organización

El profesional del riesgo debe conocer y entender el negocio de la


organización, pero también su estrategia comercial, su misión y su
visión. Así, el profesional del riesgo tendrá una mejor posición
para identificar los riesgos, evaluarlos, clasificarlos y tomar las
acciones necesarias para tratarlos.

8. Diplomacia y capacidad para convencer


La implementación de acciones preventivas y correctivas forma
parte inherente del trabajo del profesional en gestión de riesgos. Sin
embargo, estas acciones son sinónimo de cambio, y la inmensa
mayoría de los empleados son reacios a él.

Por ello, es necesaria la habilidad para convencer y negociar. Por


supuesto, siempre existirá la opción de imponer las medidas por la
fuerza. Pero esto disminuye de forma notable la posibilidad del éxito.

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