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ÍNDICE GENERAL
CAPÍTULO I
C A P Í T U L O II
10. 7.
CAPÍTULO ni
D E L P R O C E S O ABREVIADO
14 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
CAPÍTULO I V
f
DEL PROCESO VERBAL . ¿ »f
1. Generalidades 217
2. Asuntos adscritos al trámite del proceso verbal 219
*E.'l. Procesos donde se tiene en cuenta únicamente la naturaleza
del asunto 219
2. 2. Procesos donde se tiene en cuenta la naturaleza del asunto y
íirti la cuantía 220
3. Trámite del proceso verbal 227
3.1. Grabación de la actuación y acta de ella 236
3
ÍNDICE GENERAL
3Z E1
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1a sentencia
sentencia de n,...-^"
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' matrimonio 238
religioso y las disposiciones especiales para el proceso de
3, - nulidad de matrimonio civil 239
r&1. La homologación de la sentencia de nulidad del matrimonio
religioso. Trámite y requisitos 243
6. El proceso de nulidad del matrimonio civil 244
6. 1. La Demanda 244
6. 2. Intervinientes en el proceso de nulidad de matrimonio.
Anotaciones comunes con los procesos de divorcio y
separación de cuerpos 246
6. 3. Obligación alimentaria 247
> A n
6.4. Contenido de la sentencia de nulidad de matrimonio . . . "
6.5. Disolución
c o n yv liquidación co,no
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* la s o c i e d a d , 2
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aI an u i i d a dd e i
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256
7. Disposiciones especiales para los procesos de divorcio, cesación de
los efectos civiles del matrimonio religioso por divorcio,
separación de cuerpos y separación de bienes cuando son
contenciosos 258
7.1. Competencia para conocer de estos procesos 260
7. 2. El proceso de divorcio 261
7. 2. 1. La demanda de reconvención en el ororpcr. ¿~
7.2.2 T ~ — » - • -
S t e n c , a < t e l 2 6 5
p " " u s a I d e divorcio
a f f i C a S d e n O P W e d i 2 6 7
de ro:r ^dde,p r o C e s o
268
7. 2. 5. La sentencia en el proceso de divorcio 271
7. 2. 6. Anotaciones especiales en torno al proceso de divorcio de común
acuerdo 271
7. 3. El proceso de separación de cuerpos 273
7.3.1. La separación de cuerpos adelantada de común acuerdo . . . 274
7. 3. 2. Efectos de la sentencia de separación de cuerpos 276
'Hl INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
CAPÍTULO V
/CAPÍTULO V I
DEL P R O C E S O D E E X P R O P I A C I Ó N
1. Generalidades 329
2. Objeto del proceso de expropiación 330
3. La entrega de los bienes que se ordena expropiar 342
4. La diligencia de entrega anticipada de inmuebles 344
5. El proceso de expropiación adelantado por el instituto colombiano
de la reforma agraria 347
CAPÍTULO V I I
D E L PROCESO DE DESLINDE Y A M O J O N A M I E N T O
1. Generalidades 351
2. Competencia . , 353
3. Diligencia de deslinde 355
4. Las mejoras en el proceso de deslinde 360
CAPÍTULO V I I I
r
' DE LOS PROCESOS DIVISORIOS
1. Generalidades 363
2. Competencia 365
3. La demanda 366
4. El avalúo, requisito común para la división o la venta 370
5. Trámite para la división material del bien 371
6. De la venta de cosa común 372
. - < 2 CORPORACIÓN
4/ ANDINA
18 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
CAPÍTULO I X
CAPÍTULO X
D E L P R O C E S O D E EJECUCIÓN
1. Generalidades, importancia, objeto 417
2. Título ejecutivo: concepto y origen 421
3. La confesión ficta como título ejecutivo 428
4. Contenido del título ejecutivo 430
5. Las diligencias previas 432
5. 1. El requerimiento para constituir en mora 433
5. 2. La notificación de la cesión del crédito 433
5. 3. La notificación del título ejecutivo a los herederos 434
5. 4. La notificación de las diligencias previas 434
5. 5. Manera como debe proceder el juez al notificar las diligencias
previas 435
6. La unidad del título ejecutivo 435
7. El proceso ejecutivo singular 437
7.1. La demanda ejecutiva 439
7.1.1. L a demanda por obligaciones d e dar sumas d e dinero . . . . 440
7. 1. 2. Formade
Forma dedemandar
d p m a n H n rlos
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CAPÍTULO X I I
CAPÍTULO X I I I
D E L P R O C E S O ARBITRAL
1. Generalidades 735
1.1. Referencia a su reciente evolución histórica 735
1.2. Clases de arbitramentos 737
1.3. Modalidades del arbitramento 740
2. Naturaleza jurídica del proceso arbitral 743
3. Procedencia del arbitramento 749
4. El pacto arbitral 751
4.1. La cláusula compromisoria 751
4.2. El compromiso 753
4.3. La justificación de la existencia del pacto arbitral 757
5. La cláusula compromisoria y el compromiso como causales de
excepción previa 759
6. La integración e instalación del tribunal 763
6.1. Las funciones de los centros de conciliación y arbitramento . . . 764
6. 2. La designación de los arbitros 767
6. 3. La audiencia de instalación del tribunal 774
7. Los impedimentos y recusaciones en el proceso arbitral 787
8. La integración del litisconsorcio necesario y la intervención de
terceros en el proceso arbitral 788
8. 1. La integración del litisconsorcio necesario en el proceso
arbitral 789
8. 2. La intervención de terceros en el proceso arbitral 790
9. Los recursos en el proceso arbitral 792
9.1. El recurso de reposición 793
9. 2. El recurso de anulación contra el laudo arbitral 793
9. 3. Competencia para conocer y causales para interponer el
recurso de anulación 797
9. 4. La sentencia del Tribunal Superior para decidir el recurso de
anulación 803
9. 5. El efecto del recurso de anulación 805
9. 6. El recurso de revisión contra el laudo arbitral 807
26 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
CAPÍTULO X I V
D E L PROCESO P A R A E L CUMPLIMIENTO D E
SENTENCIAS O L A U D O S DICTADOS EN EL
EXTRANJERO O EXEQUÁTUR
X^X CAPÍTULO XV
MT . DE L A S MEDIDAS CAUTELARES Y L A S CAUCIONES
1. Generalidades 839
1.1. El concepto de medida cautelar 841
1.2. Naturaleza jurídica d é l a s medidas cautelares. Su finalidad . . . 842
1.3. Medidas cautelares y proceso cautelar 844
1.4. Medidas ejecutivas y medidas cautelares 846
1.5. Características de la medida cautelar 847
1.6. Requisitos para decretar las medidas cautelares 849
1. 7. Referencia histórica al desarrollo de las medidas cautelares . . . 851
1.8. La necesidad de ampliar el radio de acción de las medidas
cautelares 852
2. Las medidas cautelares en el proceso civil colombiano 854
2.1. El embargo de bienes 855
2.1.1. Práctica del embargo de bienes sometidos a registro y, en
especial, de inmuebles 857
2.1.2. El embargo de mejoras 858
ÍNDICE GENERAL
27
1. GENERALIDADES ,
1. GENERALIDADES
De otra parte, resulta complejo, por decir lo menos, entender las disposicio-
nes de la parte especial si se ignoran las nociones básicas del derecho sustancial
privado, ora el civil, ya el comercial o el de familia. El sistema procesal civil
busca la realización de esas normas cuando se pretende desconocer los derechos
que ellas tutelan; de ahí que sea un imposible jurídico tratar de asimilar las
disposiciones de la parte especial del estatuto procesal civil sin el conocimiento
de las instituciones sustanciales que desarrolla el derecho procesal.
í Por tal razón, el'desarrollo de la parte especial del curso de derecho procesal
civil implica esfuerzo adicional para profesor y alumnos, consistente en el repaso
obligado de numerosos temas propios de las cátedras de derecho privado; incluso
el avance de conceptos básicos de cursos superiores.
Me pregunto ¿cómo entender en el proceso de ejecución el alcance de una
sentencia de prelación o de graduación de créditos sin tener clara la noción de
acreedor quirografario o la del privilegio en el crédito? ¿Será posible explicar el
proceso de pertenencia sin que conozcan adecuadamente los conceptos de pres-
cripción adquisitiva ordinaria, extraordinaria y agraria?
Si se tratara tan sólo de estudiar los pasos de cada tipo de proceso, se desna-
turalizaría la esencia de la cátedra; el curso se convertiría en la inútil memoriza-
ción de esquemas y términos que nada aportarían y minimizarían el alcance de la
materia, que exige no sólo el conocimiento de la parte general del derecho proce-
2
sal sino, además y esencialmente, la del derecho sustancial correspondiente.
2 Si el curso de procesal civil especial se limitara a explicar el esquema de cada clase de proceso
en verdad, como algunos lo han dicho sobraría la materia y bastaría que al estudiar los temas
sustanciales se hiciera la referencia pertinente; por ejemplo en bienes se estudiarían los procesos
posesorios y de pertenencia; en familia los de divorcio y separación y así sucesivamente.
's* ANDINA
Así como los denominados sustancialistas puros son nocivos para el adecua-
do ejercicio de la función de abogado, por que estiman que el derecho procesal es
adjetivo y vislumbran el problema pero ignoran cómo resolverlo, también lo son,
quizá en mayor grado, los procesalistas puros para quienes la sola aplicación del
derecho procesal es suficiente para solucionar los debates jurídicos. Lo único
cierto es que sólo el conocimiento de las dos ramas, armónicamente desarrolladas,
permite un enfoque completo y responsable de los problemas que deben resolver-
se por medio de los procedimientos.
Dentro de este marco -que aún sigue siendo amplio, pero menor que el del
sistema anterior- se agrupan las diversas clases de controversias; no obstante,
advierto que dentro del campo de los procesos declarativos existen siete subtipos
de procesos, lo cual pone de manifiesto la necesidad de limitar, aún más los tipos
, de procedimientos, pues aún existen sistemas innecesarios tales como el del abre-
viado y el verbal sumario que deberían desaparecer.
No obstante, expreso mi preocupación por la tendencia legislativa a crear
procedimientos, cuando se regula una nueva situación o se trata en forma nove-
dosa un antiguo fenómeno jurídico; lo indicado es encuadrar dentro de los pro-
cesos que ya existen, el aspecto sobre el que se quiere legislar.
Infortunadamente poca atención se presta a la anterior recomendación y es
así como ignorando el carácter instrumental que tiene el derecho procesal y tal
vez aún influidos por la concepción clásica savigniana acerca de que el derecho
de acción es reflejo del derecho sustancial, cuando existen nuevas regulaciones de
carácter sustancial la tendencia es a señalar dentro de ellas el correspondiente
procedimiento, actitud con la cual sólo se viene a crear incertidumbre proveniente
de los conflictos que genera la aplicación de innecesaria legislación. Un ejemplo
de esta falla lo encuentro evidente en la legislación acerca de la jurisdicción
agraria en donde el decreto 2303 de 1989 establece numerosos trámites procesales
3
muchos de ellos repetidos, o el decreto 2757 de noviembre de 1989, el denomi-
nado Código del Menor, donde con pasos similares pero no idénticos y de manera
absolutamente superflua se regula el procedimiento para adelantar la petición de
fijación de alimentos cuando es para un menor de edad, error que se reitera en
leyes tales como la 472 de 1998 referente a las acciones populares y de grupo
donde no sólo se crea un nuevo tipo de procedimiento sino que en los artículos 75
a 79 se repiten disposiciones del decreto 2651 de 1991 y de la ley 446 de 1998
aplicables no sólo a este proceso sino a cualquier otro.
Menester es recordar que unos adecuados sistemas procesales sirven para que
por su intermedio se resuelva todo tipo de conflicto sin que importe siquiera la
índole de la jurisdicción a la cual pertenece el mismo, especialmente cuando se
ventilan relaciones que encuentran fuentes comunes como son las contencioso-ad-
4
ministrativas, las laborales, las agrarias y las de familia. El hecho de especializar
jueces, que no otra cosa es la que se hace cuando se crean jurisdicciones (recuér-
dese expresión sinónima de competencia por ramas), o cuando se establecen
competencias especializadas tal como sucede con la destinada a asuntos de co-
mercio, no puede determinar la necesidad de que a cada jurisdicción se le dé su
respectivo código de procedimiento. En absoluto, con los de procedimiento penal
y civil basta y sobra, de ahí que llamo la atención acerca de la necesidad de
erradicar esta censurable tendencia propia de lo que con acierto se ha denominado
la hiperinflación legislativa en Colombia.
acierto que "Lo ideal hubiera sido mantener las normas del Código Procesal Civil aun para la
jurisdicción agraria, pues de esta manera se evita la duplicidad de regulaciones al comentar que:
"Desde luego que los denominados procesos declarativos de la jurisdicción agraria, mantienen una
semejanza con los procesos de igual naturaleza regulados en el Código de Procedimiento Civil. No
obstante esas similitudes, sigo pensando que si la reglamentación de los procesos agrarios estaba
concebida en términos parecidos a los del Código de Procedimiento Civil, habría sido mejor acudir
a la simple remisión".
No está por demás resaltar que el art. 162 de la ley 446 de julio de 1998, al
adoptar como legislación permanente varias de las disposiciones que el decreto
2651 de 1991 censagró para efectos de ampliar el campo de la mediación, tales
como las pruebas practicadas de común acuerdo por las dos partes o las unilate-
ralmente aportadas por una de ellas, empezó a abrir el sendero, ahora despejado
por la circunstancia de que la ley 794 de 2003 involucró como parte integrante de
7
diversas normas del Código de Procedimiento Civil esos avances probatorios.
7 Cfr. LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, La ley 794 de 2003 y la reforma al Código de Procedi-
miento Civil, Dupre Editores, Bogotá, 2003, página 79 en donde se advierte que de manera concien-
te y expresa se duplicaron varias normas probatorias "las que se repiten integrándolas como parte
del articulado del Código de Procedimiento Civil y subsisten en el decreto 2651 de 1991 o en la ley
446 de 1998".
36 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Sin embargo, no, hay que desconocer que cuando se toma la frase proceso
declarativo como sinónima de proceso cognoscitivo, se tiene presente que todo
proceso cognoscitivo (sea de condena, declarativo puro o constitutivo) implica
10
una declaración, aun cuando ella encierra diversas consecuencias.
Existe otra nítida diferencia entre estos dos tipos básicos de procesos: mien-
tras en el cognoscitivo la carga de la prueba corresponde al demandante por
cuanto se parte de la base de la inocencia del demandado, en el juicio ejecutivo
esa carga se traslada íntegramente al demandado que, como bien anota ALCALÁ
13
ZAMORA, "Si no se destruye o contrarresta la fuerza, por así decirlo, acusadora
del título, quedará en pie frente a él la presunción de culpabilidad" lo que explica
por qué en el proceso de ejecución no operan los principios generales que se
consagran para los procesos declarativos en materia de proposición y declaración
oficiosa de excepciones y es siempre carga del ejecutado proponer los hechos
exceptivos dentro de la precisa ocasión prevista para hacerlo.
11 BUSTOS BERRONDO Horacio, Juicio Ejecutivo, Buenos Aires, Edit. Platense, 1970, pág. 3.
12 En la pasada edición de esta obra señalé que constituye "un error que sea apenas una alterna-
tiva la posibilidad advertida, pues se debe propender porque pase a ser el trámite único y obligado
el ejecutar ante el juez que dictó la sentencia", observación que tuvo eco y en la reforma que la ley
794 de 2003 introdujo al art. 335 pasó a ser obligado y como único camino, el ejecutar ante el
mismo juez que profirió el fallo de condena, además sin necesidad de presentar demanda, basta una
simple solicitud para que profiera el mandamiento de pago.
13 ALCALÁ ZAMORA Niceto, Derecho procesal mexicano, t. n, México, Ed. Porrúa, 1977, pág.
205.
DE LOS PROCESOS EN PARTICULAR 39
En este afán de búsqueda de las diferencias entre estos dos procesos, inclu-
sive se llegó a negar el carácter de jurisdiccional al proceso ejecutivo. Hoy nadie
discute sobre el carácter jurisdiccional del proceso ejecutivo.
JAIME GUASP dice que el ejecutivo es un "auténtico proceso, ya que en él
14
14 GUASP Jaime, Derecho procesal civil, t. III, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1 9 6 8 , pág.
199.
16 En el mismo sentido Salvatore SATTA, Manual de derecho procesal civil, vol. n, Buenos Aires,
Ejea, 1 9 7 1 , págs. 13 y 1 4 , quien luego de aceptar el carácter jurisdiccional del proceso ejecutivo
pone de presente "la diferencia que tiene con el de cognición indicando que mientras que en el
40 INSTTTUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
exista una reglamentación férrea que asegure que un recurso de casación no deba
17
tardar más de seis meses para su decisión, es mejor dejar las cosas como están.
Las razones anteriores ponen de presente, dado que son cabal y plenamente
aplicables a los procesos divisorios, la impropiedad de haberlos ubicado como
juicios declarativos por que son por excelencia procesos de liquidación, en los
17 No se piense que basta una norma que diga que el recurso se debe definir en un plazo exacto,
sino de que realmente la misma asegure su total observancia, para que no sigamos engañados con
disposiciones como la prevista para el recurso extraordinario de anulación de laudos arbitrales que
señala: "Vencido el término de los traslados, el Secretario, al día siguiente, pasará el expediente al
despacho para que se dicte sentencia, la cual deberá proferirse en el término de tres meses" (art. 129
de la ley 446 de 1998). Norma que igual como sucede con las que señalan el plazo para proferir
providencias, duración del término de pruebas y oportunidad para fijar la audiencia del art. 101 del
C. de P. C. engrasa el caudal de las que siguiendo nuestra tradición "se respetan pero no se
cumplen".
42 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
18
En la parte general de esta obra, explique que la aceptación doctrinaria de
la denominada jurisdicción voluntaria, por oposición a la contenciosa, es materia
de arduas discusiones y que nuestro legislador tomó partido por la tesis de la
existencia de esta especial jurisdicción en el art. 649 del Código de Procedimiento
Civil, que regula el proceso de jurisdicción voluntaria, que se caracteriza porque
en la mayoría de los casos sus sentencias no hacen tránsito a cosa juzgada mate-
rial, pues las mismas peticiones son susceptibles de volver a plantearse ante la
autoridad judicial (C. de P. C, art. 652). Es esta diferencia la única que hoy se
admite entre el proceso de jurisdicción voluntaria y el proceso contencioso.
6. EL PROCESO ARBITRAL
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r * nu' síi •
1. GENERALIDADES
1 Con esta disposición se cumple una básica labor de integración, pues se asegura que no puede
existir litigio que no tenga un trámite especialmente señalado, por que a falta de indicación legal
acerca del tipo de proceso a seguir, ya se sabe que el juicio apto para tramitar la pretensión es el
ordinario. El mencionado artículo junto con el numeral 9 de artículo 16 del C. de P. C. se comple-
mentan admirablemente y a través de su aplicación queda garantizado que existirá juez competente
para conocer de toda controversia judicial, pues a falta de uno especialmente asignado, el juez del
circuito civil adelanta los procesos que no están atribuidos a otro juez y por medio del art. 396 se
garantiza un sistema procesal para el trámite de cualquier pretensión. En suma las dos disposiciones
permiten al asociado saber que jamás podrá hablarse ni de ausencia de juez competente ni de falta
de trámite adecuado para resolver.
INSTTTUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
tu
o
I donde dispuso con relación a las cuantías de los procesos: "Son de mínima
cuantía los que versen sobre pretensiones patrimoniales inferiores al equivalente
a quince (15) salarios mínimos legales mensuales; son de menor cuantía los que
versen sobre pretensiones patrimoniales comprendidas desde los quince (15)
salarios mínimos legales mensuales, inclusive, hasta el equivalente a noventa (90)
salarios mínimos legales mensuales; son de mayor cuantía los que versen sobre
pretensiones patrimoniales superiores a noventa (90) salarios mínimos legales
mensuales"
Quede claro que no hay incongruencia en afirmar que las pretensiones extra-
patrimoniales se adelantan como si fueran ordinarios de mayor cuantía debido a
que la remisión de trámite que hace el art. 397 ("Los asuntos de mayor cuantía y
los que no versen sobre derechos patrimoniales, se sujetarán al procedimiento
señalado en el presente título"), resulta perfectamente lógico pues nada impide
que un juicio cuyas pretensiones no son susceptibles de estimación pecuniaria se
desarrolle de igual manera a como se ventila un proceso cuya cuantía es mayor,
por cuanto la labor del juez en estos procesos y los derechos cuyo reconocimiento
persiguen los asociados no- sufren absolutamente ninguna mengua por el hecho de
seguir dicho trámite, porque lo que se busca es dotar ciertos procesos, que por la
índole de las pretensiones se consideran de una mayor significación, de un siste-
ma pleno de oportunidades probatorias, plazos amplios para elaborar los alegatos
de conclusión y mayor posibilidad de interponer recursos.
Lo anterior significa que cuando una controversia tiene asignado el trámite
propio del ordinario y sus pretensiones no son susceptibles de estimación pecu-
niaria seguirá el camino previsto para la modalidad del ordinario cuando es de
mayor cuantía, tal como sucedería, por ejemplo, con la petición de indignidad, la
de desheredamiento o la solicitud de declaración de filiación extramatrimonial,
que son procesos ordinarios de competencia de la jurisdicción de familia.
En otros términos, el trámite contemplado en los artículos 398 a 404 del C.
de P. C. es el que rige para los ordinarios de mayor cuantía y para aquellos cuyas
pretensiones no permiten realizar una estimación del monto económico de ellas
independientemente de las consecuencias económicas indirectas que pueda gene-
rar la sentencia, aspecto que es indiferente para estos fines.
Adviértase que algunas peticiones, especialmente de las que conoce la juris-
dicción de familia, que en un todo se rige por el Código de Procedimiento Civil,
2 En este orden de ideas se tiene que para todo el año 2004 los procesos de mayor cuantía serán
2los que excedan de $32.220.000, al tener en cuenta que el salario mínimo mensual se fijó en
1.
$358.000.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 47
Agrega el art. 397 que: "Los asuntos de menor cuantía se decidirán por el
trámite del proceso abreviado y los de mínima por el proceso verbal sumario", es
decir, los procesos ordinarios de menor cuantía siguen el trámite del proceso
abreviado y los de mínima se sujetan al trámite del proceso verbal sumario, lo que
ha llevado a DEVIS ECHANDÍA a afirmar que existe el proceso ordinario-abreviado
3
y. el proceso ordinario-verbal, con lo cual me parece que se crea mayor confusión
4
acerca de la figura.
En verdad, no sólo para el hombre común sino aun para el iniciado resulta
difícil comprender aquello del proceso ordinario-abreviado y del ordinario-verbal,
aparentemente términos excluyentes, porque se piensa: o es una cosa, o la otra.
Más práctico, sencillo y eficaz hubiera sido decir que en los ordinarios de
menor y mínima cuantía se reducían los términos en determinadas proporciones
con el fin de que la norma quedara clara, sin necesidad de remisiones que crean
oscuridad y respecto de las que debe, en lo posible, prescindir la ley.
3 Compendio de derecho procesal civil, t. ni, Bogotá, Edit. ABC, 1972, pág. 236.
4 Fred RODELL en Ay de vosotros, abogados, Buenos Aires, Edic. Depalma, 1966, pág. 34,
subraya, no sin razón, la tendencia de los abogados a confundir lo que es sencillo, sólo para elaborar
complicados "tejidos intelectuales", lo cual obedece "únicamente al hecho de que el hombre común
no pueda participar en su juego".
m INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Así, por ejemplo, si se pide que se declare la nulidad de una escritura pública
y ella no está en poder del demandante, éste perfectamente puede solicitar que en
la etapa probatoria se allegue la misma pidiendo que se oficie a la notaría para
que la remita. No es correcto ni ajustado a la ley inadmitir la demanda para que
previamente se allegue el documento, pues no se trata de uno de los anexos que
8
por ley deben acompañarse a la demanda.
6 A partir de lo señalado en los artículos 315, 318 y 320 del C. de P. C, en la nueva redacción
que impartió la ley 794 de 2003, si se conoce el paradero o lugar de trabajo de una persona, en
cualquier parte del mundo, no podrá ser representado por curador pues o concurre a notificarse a la
secretaría del juzgado o se le notifica por aviso. El curador ha quedado únicamente para el caso del
ausente cuyo lugar para ser localizado se desconoce.
7 No obstante que de tiempo atrás llamé la atención sobre el punto, es menester resaltar que
persiste la perniciosa costumbre de inadmitir las demandas por los más fútiles e ilegales motivos,
cuando no con sibilinos autos donde abstractamente ordenan que se "corrijan los defectos de forma
de la demanda" sin señalarlos, con la ingenua esperanza de que el demandante no corrija en tiempo
y se descargue el juzgado del expediente al ser rechazada la misma. Olvidan quienes así proceden
que esa demanda de todos modos de nuevo se presenta al reparto para alimentar el caudal de
procesos y si no le vuelve al juzgado el mismo expediente le llegará otro similar, de ahí que sólo
perder el tiempo del despacho y de las partes es lo que se obtiene con tan censurable proceder.
8 Cuestión diferente es la que en futuras readecuaciones del papel de los abogados en los
procesos, se les obligue a que sean ellos los que obtengan y adjunten con la demanda o su respuesta
las pruebas documentales y no persistan en su conducta de solicitarlas por intermedio del juez y,
salvo en casos de excepción, se permita el sistema de obtenerlos por oficio emanado del juez.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONCICIMIENTo""^*^^? — 51
En todo caso debo dejar claramente sentado que mal proceden los jueces que
se niegan a aceptar los planteamientos a través de la reposición, con el argumento
de que sólo por la vía de la excepción previa es que pueden conocer, pues los dos
sistemas no son incompatibles en este proceso es más, lo reitero, dentro de las
futuras reformas al proceso civil debe estar prevista una drástica reducción de las
causales de excepción previa a más de establecer que sea por vía de reposición
que se ventilen las circunstancias que las tipifican.
*
Dentro del término de traslado de la demanda, como se explicó en la parte
10
general, el demandado puede hacer uso de múltiples derechos, tales como con-
testar la demanda, proponer excepciones previas, denunciar el pleito, llamar en
garantía, presentar demanda de reconvención, etc.; de ahí que el paso siguiente en
el proceso ordinario dependa del derecho o derechos que el demandado ejerza
dentro del término del trasladó (perfectamente puede ocurrir que no utilice ningu-
no, pues no es obligatorio hacerlo).
En efecto, si en el memorial de contestación de la demanda el demandado
propone excepciones perentorias (C. de P. C, art. 92, num. 3), dicho escrito "se
mantendrá en la secretaría por cinco días a disposición del demandante, para que
11
éste pueda pedir pruebas sobre los hechos que en ellas se fundan" (art. 399).
11 Este traslado no requiere que el juez lo decrete por auto. Siguiendo la regla contenida en el art.
108 del C. de P. C, vencido el término de traslado de la demanda, el secretario debe hacer la
fijación en lista por los cinco días de que habla la norma, previa la verificación de que la contes-
tación contiene la proposición de excepciones perentorias.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 53
No es ésta la oportunidad para subsanar las fallas que se han podido cometer
en el escrito de demanda al solicitar las pruebas, ya que para remediar esos
posibles defectos existe otro medio que es precisamente el de la corrección de la
demanda que se puede utilizar inclusive hasta una oportunidad posterior a la del
traslado adicional (art. 89), o la audiencia preliminar del art. 101 del C. de P. C.
luego de la reforma que le introdujo el artículo 9 del decreto 2651 de 1991,
adoptado como legislación permanente por el art. 162 de la ley 446 de 1998, al
indicar que "después de terminada la audiencia y dentro de los tres días siguien-
tes, las partes podrán modificar las solicitudes de pruebas contenidas en la deman-
da, en la contestación o^en cualquier otro escrito que de acuerdo con la ley pueda
contenerlas".
Es más por razones prácticas me inclino a sugerir que los motivos para este
traslado no deberían condicionarse de modo tal que el demandante libremente
cuente con esta oportunidad adicional para aportar pruebas documentales o para
pedir la práctica de otras, con lo cual, además, se evita un motivo para reformar
la demanda, si las pedidas en este traslado no son admitidas.
Se debe advertir que cuando se utilizan como previas las excepciones peren-
torias de transacción, cosa juzgada y caducidad no hay lugar a ningún traslado
adicional a no ser que ellas (como es perfectamente posible) también se hubiesen
propuesto dentro del escrito de contestación de la demanda. Empero, si sólo se
formularon como si fueran previas, se cumple con el principio del equilibrio
procesal cuando se corre el traslado de que trata el numeral 3 del art. 99 al
7
m INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
demandante y éste tiene la ocasión de contestar y pedir las pruebas, sin perjuicio
del caso en que se proponen excepciones previas propiamente dichas y además se
contesta la demanda formulando excepciones perentorias.
3. LA DEMANDA DE RECONVENCIÓN
12 En otras palabras, al verificarse que se han presentado las dos clases de excepciones y una vez
vencido el traslado de la demanda, debe el secretario ingresar el proceso a despacho para que el juez
profiera el auto en virtud del cual ordena correr el traslado a la parte demandante de las excepciones
previas; simultáneamente con la notificación de este auto el secretario realiza la fijación en lista de
las excepciones perentorias para que corran los cinco días de ley, proceder con el cual se imprime
orden y celeridad al proceso.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 55
d) Que exista entre las dos demandas una relación tal, que de haberse presen-
tado la demanda en proceso separado "procedería la acumulación".
La demanda de reconvención es una facultad (como ejercicio del derecho de
acción que es) que puede o no ejercer el demandado según su conveniencia; si lo
quiere hacer, el término oportuno es el mismo que tiene de traslado de la deman-
da, sin que para utilizar esta posibilidad sea necesario que se conteste la demanda
y a la vez presente demanda de reconvención, por cuanto se trata de dos derechos
diferentes que pueden ser utilizados o no conjuntamente.
El juez debe ser competente para conocer_de4a demanda de reconvención;
aun cuando existe una importante ampliación de su competencia, en indudable
desarrollo del factor de conexión, al decir el Código que, "sin embargo, podrá
reconvenirse sin consideración a la cuantía y al factor territorial" esto es, que si se
supone la presentación de esa demanda en proceso independiente, bien podría ser
el juez competente uno distinto.
Tomemos, para ejemplificar esta situación, una demanda en que se exige el
pago de perjuicios originados en responsabilidad civil extracontractual que se
estiman en una cuantía mayor de 68 millones de pesos, lo cual hace que la
demanda se,presente ante el juez civil del circuito de Bogotá, si este es el domi-
15
cilio del demandado. Si el demandado desea presentar demanda de reconven-
ción y la cuantía de las pretensiones de su demanda es de 17 millones, el juez
competente no sería, en principio, el de Circuito. Empero, en virtud de la expresa
permisión del art. 400, se podría presentar esta demanda ante el juez civil del
Circuito de Bogotá, quien queda habilitado para conocer de una pretensión de
menor cuantía, la cual normalmente corresponde al juez civil municipal en prime-
ra instancia.
15 Recuérdese que en este tipo de juicios existe un fuero alternativo, porque también se puede
demandar ante el juez del lugar donde ocurrió el hecho, caso de ser distinto al del domicilio del
o
demandado (art. 23, num. 8 ).
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 5?
quienes opinen que como el proceso ordinario de mínima cuantía se tramita por
los cauces del verbal sumario en donde está prohibida la reconvención en el
artículo 440, esta posibilidad quedaría erradicada. No comparto esta apreciación
debido a que, como lo he afirmado, la remisión que hace el art. 397 del C. de P.
C. se refiere al sistema procesal propiamente dicho, lo cual jamás implica mengua
de los derechos que pueden ejercitarse en el proceso ordinario de cuya naturaleza
es el permitir la demanda de reconvención. Carecería de toda lógica afirmar que
en un proceso ordinario de menor o de mayor cuantía se puede reconvenir por
mínima cuantía, pero que en el caso inverso, es decir, cuando la demanda inicial
es de mínima cuantía no puede reconvenirse, si las razones que justifican la
posibilidad son las mismas. Lo que la ley persigue al permitir la reconvención es
precisamente evitar la proliferación de procesos y si se presentan los requisitos
para que se pueda dar la demanda de reconvención, no veo obstáculo legal alguno
para que en el ordinario de mínima cuantía pueda reconvenirse en demanda de
menor o mayor cuantía, o en un ordinario de menor cuantía presentar la reconven-
ción con una demanda de mayor cuantía, posibilidad que expresamente contempla
el art. 400 del C. de P. C, el que adelante estudiaré.
Las dos demandas deben ser susceptibles de tramitación por la misma cuerda,
lo cual es obvio, pues si se tiene en cuenta que la finalidad de la demanda de
reconvención es permitir que dos controversias se sustancien en un solo proceso,
resultaría absurdo suponer dos actuaciones diferentes. Así, cuando se presenta
demanda de reconvención en un proceso ordinario, las pretensiones de esa de-
manda deben ser objeto del trámite ordinario y jamás del abreviado, del verbal o
del ejecutivo, pues se trata de acumular demandas para tramitarlas por un proceso
único, y no de conocer en un mismo expediente dos procesos de trámites diversos.
16 DEVIS ECHANDÍA Hernando, Compendio de derecho procesal civil, t I,.Bogotá, Edit ABC,
1972 pág. 356, señala que "entre las pretensiones de la reconvención y la demanda inicud debe
existir alguna conexión o afinidad, aunque no es necesario que se originen en el mismo título que
los sirva de causa petendr.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 5*
17 RlCER Abraham, Enciclopedia Jurídica Omeba, t. xxrv, Buenos Aires, Edic. Omeba, pág. 96.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
No obstante, como existe norma especial que determina que en esta hipótesis
las excepciones previas se deben decidir conjuntamente y opino que resulta
adecuado hacerlo en la audiencia del art. 101, se presentaría la aparente contradic-
ción atinente a que las excepciones previas allí definidas no tienen recurso de
apelación, incongruencia que se soluciona advirtiendo que como en este evento
se pospone la decisión de la excepción de cláusula compromisoria para atender lo
dispuesto por el inciso final del art. 400 del C. de P. C, así se decida en la
audiencia del art. 101, tiene esa precisa excepción la posibilidad de ser apelada,
dada la especial circunstancia indicada.
como bien se sabe, son en esencia perentorias pero susceptibles, por voluntad del
demandado, de ser conocidas en forma idéntica a las excepciones previas. De ahí
su calificativo de mixtas.
3.5. Demanda de reconvención y traslado para petición de pruebas adicionales
Cuando se presenta demanda de reconvención y además se contesta la de-
manda inicial formulando excepciones perentorias debe suspenderse el traslado
para pruebas adicionales, el cual sólo debe correr cuando venza el término que el
demandado en reconvención tiene para formular sus excepciones perentorias: el
traslado correrá simultáneamente a fin de que las partes soliciten pruebas sobre
las excepciones perentorias que han podido formularse frente a sus mutuas de-
mandas.
Ciertamente, cuando se presenta demanda de reconvención el legislador quie-
re que todos los trámites sean comunes a las dos demandas no sólo para evitar in-
necesarias actuaciones (economía procesal) sino para garantizar el orden procesal.
Con el fin de ilustrar la conducta que aconsejo observar en los casos de
demanda de reconvención y excepciones perentorias, damos el siguiente ejemplo:
el señor A formula demanda en contra del señor B, demanda que es admitida y,
una vez notificada a B, demandado, éste la contesta proponiendo excepciones
perentorias y además presenta demanda de reconvención en contra de A. El tras-
lado adicional que debe surtirse al inicial demandante A respecto de las excepcio-
nes perentorias, debe dejarse en suspenso mientras se decide la suerte de la
demanda de reconvención. Si ésta se admite, debemos esperar que se le notifique
a A, y que venza el término del traslado que se le otorga. Cumplido lo anterior, si
A contestó la demanda de reconvención y propuso a su vez excepciones perento-
rias, se correrá conjuntamente el traslado para pruebas adicionales de que trata el
art. 399 del C. de P. C. con el objeto de que A solicite las que estime pertinentes
respecto de las excepciones de B y, a su vez, B pida las que considere oportunas
respecto de las excepciones de A. Si no se presentan excepciones a la demanda de
reconvención, sencillamente se corre traslado únicamente al inicial demandante,
es decir A, pero siempre después de surtido el trámite inicial de la demanda de
reconvención.
3.6. La demanda de reconvención y el poder
Es este un aspecto que se muestra discutible debido a que el artículo 70 del
C. de P. C. en su inciso tercero dispone que "El poder para actuar en un proceso
habilita al apoderado para recibir la notificación del auto admisorio de la deman-
da o del mandamiento ejecutivo y representar al poderdante en todo lo relaciona-
do con la reconvención y la intervención de terceros", lo que pone de presente
que desentrañar el contenido de la expresión en todo lo relacionado con la
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO
La razón está en que el inciso segundo del art. 400 del C. de P. C. dispone
que para reconvenir se deben reunir los requisitos de toda demanda y uno de ellos
al tenor del artículo 77 del C. de P. C. numeral 1, es el poder para iniciar el
proceso, el que creo no puede presumirse de lo advertido por el art. 70 del C. de
18
P. C. de ahí que para evitar cualquier discusión aconsejo que si se va a presentar
demanda de reconvención se indique en el poder que se tiene esa posibilidad y se
exprese de manera sucinta el asunto sobre el cual versará la nueva demanda, que
precisamente por eso, por ser otra demanda, requiere del poder especial usual
para todas ellas.
4. MEDIDAS DE SANEAMIENTO
Disposición por completo superflua es la del art. 401 del Código, que no hace
sino recordarle al juez sus principales deberes claramente establecidos en el art.
37, ibídem; sin embargo, merece destacarse la frase según la cual el juez debe
18 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones de derecho procesal civil colombiano, Parte Ge-
a
neral, Tomo I, 8 ed., Dupre Editores, Bogotá, 2002, donde advierto que "cuando un demandado
otorga un poder considero que si el poder no contiene la facultad expresa de presentar demanda de
reconvención, debe limitarse ese apoderado a llevar la defensa de la parte demandada, la demanda
de reconvención en nada difiere de una nueva demanda que origina un nuevo juicio, que por
razones de economía procesal se tramita conjuntamente con el proceso iniciado en primer término y
por eso estimo que no podrá el apoderado de la parte demandada, sin tener expresa facultad para
hacerlo, presentar demanda de reconvención, salvo cuando actúe como agente oficioso".
/
66 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
evitar que "el proceso concluya con sentencia inhibitoria" providencia que es
claramente ilegal dentro de un proceso civil en Colombia, como creo haberlo
19
demostrado. Por consiguiente, el art. 401 simplemente tiene un carácter recorda-
torio de los deberes que el juez debe cumplir en cualquier proceso, no solamente
en el ordinario, pues es lo cierto que no sólo en el proceso ordinario sino en todos
el juez debe sanear los vicios de procedimiento que se presenten, evitar el fallo
inhibitorio o prevenir las tentativas de fraude procesal. A estas conductas está
obligado por el art. 37, razón por la cual reitero que la mención que hace el art.
401 es absolutamente innecesaria e inocua pues se limita a repetir parcialmente
los deberes del juez, ya precisados claramente en la parte general y de obligatoria
observancia en todo proceso que se someta a su consideración, de ahí lo conve-
niente de suprimir esta inútil norma en próximas reformas.
5. LA AUDIENCIA D E L A R T Í C U L O 101
20
En la parte general de esta obra se explica con detalle lo concerniente con
la denominada audiencia de conciliación, saneamiento, decisión de excepciones
previas y fijación del litigio contemplada en el artículo 101 del C. de P. C. la cual
21
preponderantemente opera para el proceso ordinario pues sólo se exceptúa de
ella el de pertenencia, dada la expresa mención contenida en artículo 407 numeral
12, de ahí que debe contemplarse como un paso más dentro del mismo el surti-
miento de esta audiencia sin cuya evacuación no es posible entrar a la etapa
subsiguiente que es la práctica de pruebas.
No obstante, se evidencia que en virtud de la ley 640 de 2001 en la que se
estableció para los procesos ordinarios como requisito de procedibilidad la cele-
bración de la audiencia extrajudicial de conciliación, salvo los casos de excepción
también en ella previstos donde ésta no obliga, no significa la circunstancia que
20 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones de derecho procesal civil colombiano, 8* ed.
Dupre Editores, 2002, Bogotá, págs. 564 a 607, donde además se comentan a espacio las reformas
que introdujo el decreto 2651 de 1991 y las leyes 446 de 1998 y 640 de 2001.
Lo anterior sin perjuicio de que, tal como la ley 640 de 2001 lo consagra en
los artículos 43 y siguientes, pueda ser empleada la oportunidad para que de
nuevo se lleve a cabo la etapa de conciliación, bien por solicitud del demandante,
de las dos partes o de oficio por el juez.
6. LAS PRUEBAS EN EL P R O C E S O O R D I N A R I O
u
22 FAIRÉN GUILLEN Víctor, El juicio ordinario y los plenarios rápidos, Barcelona, Edit. Bosch,
1955, pág. 55, dice: "El juicio ordinario se basa y se ha basado siempre en el deseo de acabar para
siempre con el litigio entre las partes de manera judicial, de tal modo que no sea posible un nuevo
proceso, sobre el punto resuelto. Por ello es de desear en él la mayor extensión en el desarrollo de
las pretensiones, de tal modo que todas las relaciones litigiosas sean resueltas. Por ello se permite a
las partes completar del mejor modo posible sus sistemas de defensa; por ello son amplios los
medios de impugnación y los plazos".
68 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Por lo tanto, hoy sólo existe una etapa para decretar y practicar pruebas,
etapa que puede variar en cuanto a su duración; aún más: eventualmente puede no
presentarse.
En efecto, el artículo 402 dispone que "cumplida la audiencia de que trata el
artículo 101, el juez a petición de parte o de oficio decretará las pruebas que
considere necesarias", debiendo en ese mismo auto señalar un término de cuaren-
ta días para su evacuación y dentro de él "las fechas de las audiencias y diligen-
cias necesarias", sin que exista diferencia alguna en el plazo para practicar prue-
bas en el país o el exterior.
Conviene recabar la gran importancia que tiene la previsión contenida en el
artículo 402 a cerca de que el juez en esta ocasión igualmente deberá decretar las
pruebas que de oficio estime pertinentes, por ser necesario erradicar la mala
práctica judicial de hacer uso de la facultad de que trata el artículo 180 tan sólo
cuando el proceso está para fallo, la cual estaba originada en que únicamente se
estudiaba a fondo la actuación para redactar la sentencia.
Como la audiencia del artículo 101 impone el deber de conocer a fondo el
proceso en su etapa inicial, es de esperar que los señores jueces hagan uso de la
facultad de decretar pruebas de oficio en esta oportunidad inicial que, además es
lo que se desprende como momento más adecuado del artículo 180 en su inciso
primero, máxime si como adelante se advierte, al menos dentro del proceso ordi-
nario en la modalidad propia para la mayor cuantía se extingue esta posibilidad
cuando el proceso ingresa al despacho para dictar sentencia.
Si se considera lo previsto en el artículo 184 del C. de P. C. acerca de la
preclusividad absoluta del término probatorio y la sanción de no poder ser apre-
ciada la prueba que se practicó fuera de los plazos señalados, contemplada en el
artículo 183, bien clara está la importancia de solicitar las pruebas que sean
estrictamente necesarias (algunos abogados son proclives a solicitar todo tipo de
pruebas sin el adecuado análisis de su necesidad), para no correr el riesgo de que
se queden sin evacuar las realmente pertinentes para el debate.
Recuérdese que la aplicación del estricto artículo 184 dentro del proceso
ordinario determina que la etapa de práctica de pruebas nunca podrá sobrepasar
de ochenta días porque, siempre y cuando se hayan dejado de practicar pruebas,
sin culpa de la parte que las pidió, se permite la ampliación, hasta por otro tanto
como máximo, si oportunamente la parte respectiva lo solicita, pero vencido el
plazo inicial, o el de la ampliación, fatalmente y so pena de incurrir en sanciones
23
disciplinarias, debe el juez pasar a la etapa de traslados para alegar, auncuando
23 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, La reforma del Código de Procedimiento Civil, Edit.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 69
Bogotá, 1990, pág. 122, donde comenté que "De las reformas introducidas por el decreto 2282
de 1989 me atrevo a calificar como la más trascendental e importante de todas, ésta, que se realiza
el artículo 184 por cuanto la disposición entraña la observancia de unas normas de conducta por
parte del juez y de las partes que vienen a limitar de tajo una de las dos esenciales causas de
problemas determinantes de la amplia duración de los procesos: los términos para la práctica de
pruebas. Ahora queda nítidamente establecido que no podrá permanecer en etapa probatoria un
proceso más del doble del término señalado para practicar las pruebas de acuerdo con el respectivo
tipo de proceso, puesto que con el esencial agregado que contiene el inciso segundo las pruebas
deberán evacuarse dentro del término inicialmente señalado y sólo cuando por causa no imputable
a la parte que pidió la prueba no se han podido practicar las mismas se podrá ampliar, a petición de
parte, hasta por otro igual, pero vencida la ampliación 'PRECLUIR; LA OPORTUNIDAD PARA PRACTICAR
PRUEBAS' y deberá el juez 'so pena de incurrir en la falta disciplinaria respectiva', disponer el
trámite subsiguiente, que usualmente es el de correr traslado para alegar".
"Para exonerar de la sanción correspondiente a la violación del deber de seguir el proceso, obsér-
vese, no se cualifica el que exista justa causa o motivos de fuerza mayor, basta que el juez haya
dejado vencer ese plazo para que se haga merecedor a ella, de ahí que ahora queda garantizado que
el término probatorio dentro de los procesos NO PODRÁ; EXCEDER EL DOBLE DEL PLAZO INICIALMENTE
SEÑALADO, como máximo y no en todos los casos, porque cuando no se dan todos los requisitos
para la ampliación, LA PRECLUSIÓN OPERA INMEDIATAMENTE VENCE EL TÉRMINO INICIALMENTE FIJA-
DO".
"Así, por ejemplo, si se trata de proceso ordinario ya se sabe de antemano que máximo por espacio
de ochenta días durará esa etapa probatoria y no como lo estamos ahora viendo, cuando bien
marchan las cosas mínimo un año y de ahí en adelante porque se estima que sólo una vez practica-
das íntegramente las pruebas pedidas puede proseguir la actuación".
"Esta disposición también servirá como medio para disciplinar a nuestros abogados, acostumbrados
a solicitar toda clase de pruebas, en muchas ocasiones por la creencia errada de que así desarrollan
mejor su labor, en no pocas tan sólo para justificar ante su poderdante un trabajo que les permite
cobrar mayores honorarios o, en otras, como sucede en los procesos de restitución de tenencia, para
demorar al máximo su tramitación y todo con la absoluta tranquilidad proveniente de que sabe de
que empléese el tiempo que sea necesario a la etapa siguiente de pruebas no se va a pasar sino
después de agotadas todas las pedidas".
"Ahora lo deberá pensar porque ante el carácter preclusivo objetivo que se ha consagrado para este
término deberá tener el cuidado de emplear sólo los medios que estime indispensables, y lo que
sería igualmente prudente y siempre hemos aconsejado, buscar el aporte con la demanda de mayor
cantidad de material probatorio posible".
"Cabe advertir que este artículo se aplica también respecto de los términos probatorios de los
incidentes porque la disposición comprende en general todos los plazos probatorios".
70 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Por eso en los trabajos preparatorios de la comisión que hasta 1999 funcionó
con el encargo de elaborar un proyecto del Código de Procedimiento Civil, pre-
senté como una de las directrices de lo que estimo debe ser el nuevo esquema de
los procesos, en especial los de carácter cognoscitivo, adoptar uno similar al que
rige el proceso arbitral, de manera tal que en la audiencia del art. 101 del C. de P.
C. y como culminación de ella, en el obvio entendido de que no se logró el
arreglo que termine el proceso, el juez y las partes acuerden el plazo que se
requiere para la práctica de pruebas, atendida la índole de las mismas y allí mismo
se decreten, y que indefectiblemente, para dar un plazo más que prudencial y
realista, a más tardar transcurrido un año a partir del cierre de la audiencia, el juez
deba proferir la sentencia de primera instancia, de modo que dentro de ese lapso
igualmente debe contemplarse la ocasión para presentar los alegatos de conclu-
Si de común acuerdo las partes solicitan que el juez prescinda del término
probatorio por estimar que las pruebas que se acompañaron con la demanda y la
contestación son suficientes, derecho que les confiere el art. 186 del C. de P. C. k
a
25 Curso de derecho procesal civil, 6 ed., Bogotá, Edit. ABC, 1973, pág. 26.
72 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
cindir del término que resta cuando estiman que las pruebas necesarias ya se han
evacuado.
Esta petición, también conjunta, es procedente y debe ser acogida por el juez
26
si considera que no es del caso practicar pruebas de oficio, la que, además,
supone que se eliminan los alegatos de conclusión, auncuando nada impide que
las partes junto con la solicitud presenten los argumentos que cada una de ellas
estima deben ser analizados por el juez.
7. ALEGATOS DE CONCLUSIÓN
27
Una vez vencido el término para practicar pruebas, las partes deben dispo-
ner de la oportunidad para presentar al juez una serie de razonamientos, en orden
a sustentar sus pretensiones o excepciones, con los que, a más del análisis del
material probatorio aportado y de las correspondientes argumentaciones jurídicas,
buscan convencer al juez de sus tesis.
26 Recuerdo que el artículo 20 de la ley 446 de 1998 dispone que "Las partes de común acuerdo
podrán solicitar al juez, antes de precluir el término o la oportunidad probatoria y sin perjuicio de la
facultad oficiosa de éste para decretar pruebas, que falle el proceso en el estado en que se encuentre.
"Esta solicitud supone el desistimiento de los traslados, recursos, incidentes, trámites especiales que
los sustituyen y en general de cualquier petición pendiente en esa fecha.
"El juez podrá rechazar la petición mediante providencia motivada". En mi obra Ley 446 de 1998
y el Código de Procedimiento Civil, Dupre Editores, Bogotá, 1998, página 120, señalé que lo que
en esta norma de consagra "no es nada distinto a repetir con diversas palabras lo que se contempla
en el art. 186 del C. de P. C." y salvo la medida de saneamiento que se introduce en el inciso
segundo nada nuevo aporta.
27 El auto que ordena el traslado para alegar se profiere por el solo hecho de estar vencido el
término probatorio. Es repudiable la práctica de algunos juzgados de Bogotá que han decidido
previamente y sólo para dilatar el proceso, dictar un auto donde declaran "precluido el término
probatorio", conducta exótica e ilegal que debe ser desterrada, al igual que otro que se han inventa-
do, menos frecuente es cierto, Ahü la jurisprudencia del sustanciadorü, donde declaran presentados
en tiempo los alegatos. Ojalá el Consejo Superior de la Judicatura en su sala Administrativa,
proscribiera expresamente estos procederes cuya única finalidad es mostrar un despacho que apa-
rentemente decide pronto, pero que en la realidad está dilatando la actuación.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 73
28 Algunos abogados en trance de tratadistas, olvidan referirse a lo medular del caso al perderse
en inútiles disquisiciones acerca de la evolución histórica de ciertas figuras jurídicas y del tratamien-
to que la doctrina internacional da a las mismas, todo en un afán de mostrar erudición, descuidando
el análisis del concreto caso como es su deber. En suma, como bien dice la sabiduría popular: Se
van por las ramas!!
29 Me motivó a escribir este comentario lo que escuché de labios de un destacado jurista quien
refería que preparaba al unísono con el desarrollo del proceso el alegato de conclusión y resaltaba,
con orgullo, que ya tenía escritas 256 páginas y apenas, estimaba, iba por la mitad!!! Conductas
como las del ejemplo, creo, implican desconsideración con el juez, con la contraparte y especial-
mente con nuestro poderdante pues lo más seguro es que ese mamotreto sólo lo lea con detenimien-
to quien lo elaboró, de ahí que reitero el archiconocido refrán, especialmente predicable de escritos
judiciales de jueces y abogados: Lo bueno si breve, dos veces mejor.
74 INSTITUCIONES D E DERECHO PROCESAL CIVIL
8. LA SENTENCIA
Una vez esté el proceso al despacho del juez para dictar la sentencia, dispone
el artículo 404 del C. de P. C. que no puede proponerse ningún incidente y tan
sólo se podrá dar el trámite de la recusación de que trata el artículo 152 "ni
surtirse actuaciones posteriores distintas a las de expedición de copias, desgloses
o certificados, los cuales no interrumpirán el término para proferirla ni el turno
que le corresponda al proceso".
Soy consciente que esta tesis que expuesta en anteriores ediciones poca aco-
gida ha tenido, y dado que el auto que decreta pruebas de oficio no admite ningún
recurso, no existe forma de buscar reconsideración de tales decisiones, motivo por
el cual llamo la atención a los señores jueces acerca de que deben tener presente
que uno de los más valiosos instrumentos con que cuentan para desempeñar
adecuadamente su labor es precisamente el artículo 180, que tanto mejor empleo
tendrá si en las debidas oportunidades se le utiliza y ellas son por excelencia los
términos probatorios respectivos, tal como los señalan con gran nitidez los artícu-
los 101, 402, 413,432, 439 y 510 numeral 2, del C. de P. C, entre otros, todos los
cuales resaltan que será en el momento de decretar pruebas que el juez debe
disponer las que de oficio estime convenientes.
Las normas hasta aquí estudiadas deben observarse en toda clase de procesos
ordinarios, sin embargo, además de ellas y por la índole especial de algunos de
ellos, el legislador señaló disposiciones de aplicación exclusiva para los de reso-
lución del contrato de compraventa y de declaración de pertenencia, que analiza-
remos a continuación.
Reitero que la circunstancia de que el capítulo III (que se ocupa del proceso
ordinario) lleve por título "Disposiciones especiales" y que esté a continuación de
las normas relativas al ordinario de mayor cuantía, obedece, tal como atrás se
explicó, a un orden lógico que debe tener la exposición de las diversas normas
que lo integran, sin que pueda aceptarse que se trata de disposiciones especiales
únicamente para el de mayor cuantía o que los procesos que tienen norma espe-
cial necesariamente son ordinarios de mayor cuantía.
En efecto, las normas generales (arts. 396 y 397) lo son para todos los
procesos ordinarios. Con la misma lógica, cuando el Código habla de disposicio-
nes especiales, trata de prescripciones para cualquier proceso ordinario, no sólo
los de mayor cuantía; es decir, pueden aplicarse, si las normas sobre competencia
así lo indican, en los ordinarios de mínima, menor o mayor cuantía.
Sea lo primero observar que las causas que pueden originar la resolución de
un contrato de compraventa son múltiples, y que siempre que se trate de declara-
ción en tal sentido deberá adelantarse un proceso ordinario mediante los trámites
adecuados, teniendo en consideración la cuantía de la pretensión, pues por ser una
cuestión eminentemente patrimonial, la cuantía siempre obrará como factor deter-
minante de la competencia.
Creo que la norma debe ser reestructurada con el fin de permitir que el
proceso pueda proseguir exclusivamente en lo que con los perjuicios concierne,
porque tal como está el sistema tan sólo sirve para auspiciar su litigiosidad; para
lograr lo anterior es posible establecer un plazo perentorio de caducidad para que
se pueda luego de la sentencia seguir la actuación en orden a definir si existieron
perjuicios y cuál fue su monto.
Pasando a otro aspecto del art. 406, si el demandado considera, por ejemplo,
que adeuda el dinero pero que no debe pagarlo aún por no haber vencido el plazo
estipulado, o porque la otra parte también incumplió y por ello purgó así su mora,
debe proponer excepciones sin que esté obligado a consignar suma alguna y así el
proceso continúa su curso; si realmente le asiste la razón, obtendrá sentencia
absolutoria; empero, si el demandado paga dentro del plazo, se evidencia la razón
del demandante al acudir a juicio, pues de no haberlo hecho, posiblemente no se
hubiera cancelado con tanta prontitud.
Dice el doctor MORALES: "NO sobra observar que estando regulada esta mo-
dalidad de proceso ordinario dentro del de mayor cuantía, que siguen los jueces
de circuito en primera instancia conforme a las reglas generales, la competencia
de este proceso reside en ellos, por materia, así expresamente no lo haya dicho el
Código en el capítulo respectivo".
Disiento de la opinión del profesor MORALES por cuanto, considero que parte
de bases erróneas, por las siguientes razones:
1. Según el factor objetivo la competencia se radica en un juez, por la natu-
raleza del asunto (materia) y por la cuantía.
2. Cuando el estatuto procesal quiere que la competencia se radique en un
juez atendiendo solamente a la materia, de manera expresa lo dice, como ocurre
con las funciones de los jueces del circuito previstas en el art. 16 (expropiación,
división de grandes comunidades, pertenencia, etc.).
3. Si la norma no radica expresamente la competencia por la materia, lo
lógico es que se aplique la regla general, según la cual el juez conoce del proceso
dependiendo de la cuantía: mayor para los de circuito, menor y mínima para los
municipales.
exclusiva en los jueces de circuito. El capítulo III del título 2 1 , que trata de las
disposiciones especiales para ciertos procesos ordinarios, obedece a una distribu-
ción lógica de la materia: tales disposiciones especiales sólo se pueden aplicar
luego que se han agotado las generales para todo proceso ordinario, sea la de
mínima, menor o mayor cuantía.
Tan débil es la posición criticada que si, en gracia de discusión, aceptamos
que las disposiciones especiales sólo se refieren a los procesos ordinarios de
mayor cuantía, se llegaría entonces a la absurda consecuencia de que cuando se
trata de resolución de un contrato, cualquiera sea su cuantía y por las causales de
los arts. 1937 y 1944 del C. C, a que se refiere el art. 406 del C. de P. C, es
competente el juez civil de circuito; pero sí se trata de una resolución de contrato
por circunstancia diversa a las dos citadas, por ejemplo, con condición resolutoria
tácita, entonces sí se tiene en cuenta la cuantía.
Un ejemplo hace evidente lo anterior: si A y B celebran un contrato de
compraventa de un carro por el valor de 8 millones y pactan que de presentarse
un mejor postor aquel se resolverá, es claro que el juez competente, por tratarse
de un asunto contencioso entre particulares, es el civil municipal y no el de
circuito, como se desprendería de la tesis que critico; y si se demanda la resolu-
ción del contrato con base en la condición resolutoria tácita de que trata el art.
1546 del C. C. igual conocería el juez municipal, por ser de menor cuantía.
Según la tesis que se analiza, si se solicita la resolución de ese contrato de 8
millones de pesos en desarrollo del art. 1546 (condición resolutoria tácita), el
proceso ordinario se debe tramitar como si fuera abreviado. Empero, si se trata
del mismo contrato y existe condición resolutoria expresa (C. C, art. 1937),
entonces el proceso seguiría los trámites propios del ordinario de mayor cuantía,
no obstante que se trata de idéntica situación jurídica.
Reitero, en estos casos se trata de asuntos contenciosos, y la competencia
debe señalarse de acuerdo con la cuantía. Las disposiciones especiales para el
proceso ordinario no pueden servir de fundamento para radicar la competencia en
los jueces civiles del circuito.
En síntesis, en el proceso de resolución de compraventa será competente el
juez civil que determine la cuantía del contrato, sin que importe para nada si la
resolución es de las previstas en el art. 406 o no, pues la norma especial solamen-
te cumple la función de señalar determinadas actuaciones propias de ciertas pre-
tensiones pero no la de radicar competencia.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 81
31 LATORRE Luis Felipe, Procedimiento civil colombiano, Bogotá, Lib Voluntad, 1948, pág. 318.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
32 Adviértase que la prescripción agraria, modalidad especial para adquirir por usucapión predios
rurales, es figura que no debe confundirse con la jurisdicción agraria, de ahí que mantiene plena
operancia.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO SS
pertenencia de que trata el artículo 407; lo que nunca se podrá alegar, sea por la
vía del decreto 508 de 1974 o del artículo 407 del C. de P. C, es la prescripción
agraria sin explotación económica porque esto es requisito sine qua non para que
se dé aquella.
Se advierte que la prescripción agraria, cuando recae sobre inmuebles de más
de 15 hectáreas, sigue el sistema del art. 407 en materia de declaración de perte-
nencia. Al respecto me aparto de la opinión de Luis ACEVEDO PRADA para quien,
a partir de la vigencia del decreto 508 de 1974, cuando se pide la prescripción
agraria toda declaración de pertenencia de predios rurales se tramita por la vía
propia del proceso abreviado con las modalidades establecidas en el decreto 508
de 1974, lo cual no es cierto pues tan sólo se someten al mismo los predios rurales
de hasta quince hectáreas.
Según este autor, el art. 698 del actual Código de Procedimiento Civil derogó
de manera expresa la ley 120 de 1928 "con lo cual la prescripción agraria de corto
tiempo debió seguir el trámite establecido en el Código de Procedimiento Civil
para la declaración de pertenencia regulada en el artículo 407 de dicha obra",
apreciación con la cual me identifico por cuanto el art. 407 sirve para adelantar
los procesos de pertenencia, cualquiera sea la índole de la prescripción que se
quiera alegar (agraria, ordinaria o extraordinaria); no obstante, más adelante ano-
ta: "El procedimiento señalado en el art. 407 del C. de P. C. dejó de tener
aplicación en cuanto se refiere a la prescripción agraria de corto tiempo, al entrar
en vigencia el decreto 508 de 1974, el día 28 de marzo de ese año, porque en el
o o
literal a) de su art. I se dispuso que la prescripción agraria de que trata el art. 4
a
de la ley 4 de 1973, que reformó el art. 12 de la ley 200 de 1936, se tramitaría
por las normas de aquel. Así las cosas, es claro que el procedimiento que ha de
seguirse actualmente para adelantar esta clase de procesos es el abreviado com-
plementado con las disposiciones especiales contenidas en el decreto 508 de
33
1974".
a
33 ACEVEDO PRADA Luis, La prescripción y los procesos declarativos de pertenencia, 2 ed.,
Bogotá, Edit. Temis, 1982, págs. 169 y 170.
84 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Se podría argumentar que el numeral 8 del art. 408 del C. de P. C. señala que
se tramita como proceso abreviado "La declaración de pertenencia en los casos
previstos por el decreto 508 de 1974 y la prescripción Agraria, salvo norma
especial en contrario". La disposición en cita no trae claridad a la polémica, pues
es lo cierto que nadie discute que cuando el predio es menor de 15 hectáreas y se
demanda prescripción agraria, el trámite es el abreviado y los pasos los propios
del decreto 508. La discusión es en torno a los predios mayores de 15 hectáreas y
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 85
3.- Como tercer sistema se tiene el de la ley 388 de 1997 cuyo artículo 94
determina que "Los procesos de pertenencia de soluciones de vivienda de interés
social, que se ajusten a lo previsto en el artículo 51 de la ley 9 de 1989, se
tramitarán y decidirán en proceso abreviado, de conformidad con lo establecido
en el Código de Procedimiento Civil, en la ley 9 de 1989 y en las disposiciones
adicionales contenidas en la presente ley", es decir establece un híbrido entre los
dos procesos reseñados.
No basta haber poseído un bien durante los plazos establecidos por la ley
(que varía según se trate de bienes muebles o inmuebles y de prescripción ordi-
naria, extraordinaria, agraria o inmuebles urbanos de interés social), sino que es
menester complementar ese modo con un título: la sentencia, por medio de la cual
el juez civil declara la eficacia de la prescripción adquisitiva y se tiene como
nuevo propietario al prescribiente, por disponer el artículo 2534 del C. C. que "La
sentencia judicial que declara una prescripción hará las veces de escritura pública
para la propiedad de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos; pero
no valdrá contra terceros sin la competente inscripción."
34
El simple transcurso del tiempo , así se tenga la calidad de poseedor durante
los plazos establecidos por la ley no hace automáticamente propietario al posee-
dor. Se requiere que el interesado alegue la prescripción, pues al juez, por expreso
86 t INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
35 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, La Reforma al régimen de prescripción, ed. Universidad Exter-
nado de Colombia, Bogotá, octubre de 2 0 0 3 , monografía donde se analizan todos los cambios que
la ley 791 introdujo.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 87
Con la nueva ley esa legitimación especial igualmente la tienen los restantes
acreedores, pues es obvio que el acreedor de la obligación cuya acción se trata de
declarar prescrita queda excluido, porque a él le corresponde alegarla como pres-
cribiente, obteniéndose así igualdad en el tratamiento para las dos clases de pres-
cripción puesto que, al fin y al cabo, de lo que se trata en los dos eventos es de
obtener un mejoramiento patrimonial del deudor, en un caso porque ingresa al
mismo un activo y en el otro porque al disminuir el pasivo crece el activo, con lo
que se mejora la garantía general de los acreedores.
UIBU07CCA
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Queda, por tanto, fuera de posibilidad de ser tenida como guía la aseveración
de la Corte, en la citada sentencia, acerca de que: "Pero si el demandado se limita
a proponer excepción de prescripción, sin que en demanda de mutua petición
solicite que se le declare .dueño del bien litigado por haberlo adquirido por pres-
cripción, entonces, así haya calificado la dicha excepción como prescripción ad-
quisitiva, debe entenderse que está alegando la prescripción extintiva; salvo que
expresamente alegue dominio por haberlo ganado por usucapión, caso en el cual,
por estarse proponiendo la prescripción como acción debe rechazarse la excep-
ción".
En verdad, si el poseedor desea proseguir con esa calidad pues por diversos
motivos no le interesa mudar la que ostenta por la de propietario, así lo puede
expresar para efectos de que únicamente se declare la prescripción extintiva de la
acción del demandante, si a ello hubiere lugar.
38 Claro está, si el poseedor opta por presentar la demanda de reconvención en orden a que se le
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE C O N O C I M I E N T Q T ^ p ^ ^ ^ 91
tan sólo alegar, dentro del término del traslado de la demanda que aspira a que se
le declare propietario por operar la prescripción adquisitiva.
declare propietario, seguirá la actuación tal como hasta ahora se ha venido efectuando pues
nada prohibe que se utilice el sistema tradicional, pues tampoco se trata de entender la reforma
como que ahora únicamente se puede presentar como simple excepción. Es más, por razones de
claridad, incluso es recomendable seguirlo haciendo por vía de acción sea presentando la demanda
bien reconviniendo, mientras se ajusta la legislación procesal para el segundo evento.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Ahora, en lo que respecta con las pruebas pertinentes para obtener sentencia
estimatoria de la demanda, la cuestión no presenta problema, debido a que en el
escrito de contestación a la demanda se deben adjuntar y solicitar las que sean
necesarias, destacándose que la carga de la prueba, sin que intereses cómo se
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO
10.6. Estudio del trámite del proceso de pertenencia previsto en el art. 407 del
C. de P. C.
10.6.1. Competencia para conocer del proceso de pertenencia
No interesa entonces para nada el valor que puedan tener los bienes cuya
declaración de prescripción adquisitiva se solicita, tampoco si son muebles o
inmuebles, será siempre el juez civil del circuito el llamado a resolver la petición
respectiva, lo cual además conlleva como obligada consecuencia que el trámite
que debe darse será el propio del ordinario en la modalidad establecida para los
procesos de mayor cuantía.
39 Se debe tener presente que en los otros trámites en lo que especialmente no se halla regula-
ción, se aplica lo previsto en el art. 407 del C. de P. C.
40 La ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia, determinó en su artículo 202
que mientras se reorganiza la jurisdicción agraria, las funciones asignadas a los jueces agrarios
vuelven a los civiles del circuito. Estimo que mientras subsista dicha disposición, la remisión no es
sólo en lo que a la competencia se refiere, sino también en lo que con el trámite concierne, de modo
que los jueces civiles no tienen que aplicar las normas propias de la jurisdicción agraria, pues se
debe entender que la suspensión es integral, de ahí que los pasos a aplicar en procesos de pertenen-
cia serán los arts. 407 del C. de P. C. y el decreto 508 de 1974, pero no las normas propias del
decreto 2303 de 1989, insisto, en mi opinión suspendido por el art. 202 del la ley Estatutaria de la
Administración de Justicia. Recuérdese que tal norma señala que los jueces agrarios "suspenderán
sus labores tres meses después de la vigencia de la presente ley hasta cuando entren a operar la
totalidad de los juzgados agrarios creados por el art. 9 de decreto 2303 de 1989". Como dentro de
las labores de los jueces agrarios estaba la de aplicar el decreto 2303, estimo que la suspensión es
integral, aspecto que además es benéfico pues los jueces civiles seguirán observando la normatividad
propia del estatuto procesal civil y no la confusa y contradictoria legislación procesal del decreto 2303
de 1989, una de cuyas fallas garrafales ha sido precisamente la de que quiso inventar procedimientos,
olvidando el ejemplo del decreto 2272 del mismo día y año que acogió de manera integral para la juris-
dicción de familia el Código de Procedimiento Civil.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 95
obstante exigir un plazo superior para su operancia, es la que con mayor frecuen-
cia motiva las solicitudes de pertenencia ante la justicia civil.
10.6.2.2 El acreedor
Puede ocurrir que a un poseedor no le interese iniciar el proceso de pertenen-
cia por cuanto de declararse la prescripción adquisitiva corre el peligro de que se
le embargue y remate el bien, de ahí que prefiera seguir en la condición de
poseedor para evitar, eventualmente, el cumplimiento de obligaciones para con
sus acreedores, dada la gran dificultad que reviste el embargo de los derechos de
posesión y las evidentes ventajas de orden tributario que tiene el poseedor respec-
to del propietario.
Por eso al poseedor le puede ser más práctico continuar en calidad de tal,
sabiendo que puede derivar idénticos beneficios económicos a los que tendría
derecho si fuera el propietario del inmueble si no es de su interés la venta del
mismo, con la muy evidente ventaja de que no se lo pueden embargar, ya que en
el registro aparecerá a nombre de persona diferente y sus acreedores únicamente
podrán perseguir el embargo de las mejoras, que normalmente resulta infructuoso,
por lo que es necesario dotar a los acreedores de una acción idónea para evitar la
burla de sus intereses.
En este caso, y como concreción de la denominada acción oblicua por legiti-
mación extraordinaria, los acreedores pueden, a pesar de la renuncia o renuencia
del poseedor, adelantar el proceso de pertenencia.
Al dictarse sentencia, el poseedor recibirá, y no los acreedores, el derecho de
dominio; pero esos acreedores podrán lograr su embargo, a fin de facilitar la
efectividad de sus créditos sobre un bien que pasa a ser propiedad del deudor,
adelantando de inmediato proceso ejecutivo o reanudando el que ya habían inicia-
do pero no mostraba resultados ante la ausencia de bienes embargables en cabeza
del deudor.
En razón de que el poseedor puede resultar favorecido con la sentencia, si el
fallo es estimatorio de la demanda, opino - n o obstante el silencio de la disposi-
ción- que debe citársele al proceso para que, si lo quiere, intervenga en él; tal
citación es necesaria a fin de asegurar que una de las personas que integra uno de
los extremos de la litis -quien puede resultar beneficiada o perjudicada con la
demanda- sea vinculada al proceso, pues de lo contrario se daría el caso de que
ese poseedor, eventualmente favorecido con la sentencia, no ha sido siquiera
citado.
Surge entonces por la naturaleza del asunto y disposición expresa de la ley,
un litisconsorcio necesario que permite al acreedor, por expresa autorización
D E LOS P R O C E S O S D E C L A R A T I V O S O D E C O N O C I M I E N T O 97
legal, demandar para obtener la declaración de pertenencia pero que impone citar
al poseedor, pues a la luz de lo dispuesto en el art. 83 del C. de P. C. no es
"posible resolver de mérito" sin su comparecencia.
En efecto, dado que el fallo no afecta directamente al acreedor demandante,
sino a su deudor, el poseedor, éste debe ser citado, so pena de nulidad de lo
actuado luego del fallo de primera instancia como sucede siempre que no se
integra el litisconsorcio necesario.
No sería lógico dictar una sentencia que vincule a un sujeto de derecho, sin
que éste haya sido ligado al proceso. Por ello opino que en este caso el juez puede
hacer uso de la facultad que le confiere el art. 83 del C. de P. C, porque el hecho
de que se le permita al acreedor demandar por cuenta de su deudor (el poseedor)
no es, a mi entender, suficiente para impedir la citación mencionada; como se
indicó, el acreedor no demanda para obtener directamente un resultado para sí; de
esta forma se garantiza el derecho del poseedor de oponerse a las pretensiones del
acreedor en el supuesto de que realmente éste no tenga dicha calidad, ora porque
ésta nunca existió, bien porque se pagó la obligación, porque así el proceso de
pertenencia no sea el llamado para dilucidar los conflictos entre acreedor y deu-
dor, sí podrá el juez analizar las circunstancias para efecto de negar la legitima-
ción del acreedor para obtener la declaración de pertenencia, si el poseedor no la
quiere; también puede suceder que el poseedor citado esté de acuerdo en que se
declare la pertenencia y asuma para sí las pretensiones.
base también lo está". Este punto de vista es correcto por cuanto en el proceso
ordinario de pertenencia no es posible declarar el derecho del pretendido acreedor
por no ser esa su finalidad, de modo que en esta segunda opción se debe partir de
la base de una absoluta certeza del derecho del acreedor.
43 VARGAS Manuel José, "La prescripción entre comuneros" artículo publicado en la obra de
Luis Felipe LATORRE, citada, pág. 355.
E s
100 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
La posesión que ejerce el comunero puede ser sobre todo o parte del bien. En
nuestro medio ocurre con frecuencia que los comuneros ejercen actos de posesión
44 Corte Suprema de Justicia, casación agosto 12 de 1936, "G. t. XLIX, págs. 310 y 312, de
abril de 1944, t. Lvn, pág. 155.
sobre una parte del bien sin que haya existido división legal del mismo, dedican-
do a esa parte todos sus esfuerzos y no poca inversión en dinero, todo lo cual hace
que, transcurridos los términos legales, sea más favorable para ese comunero
acudir a la prescripción que a la división.
Puede suceder, así mismo, que el comunero haya poseído totalmente el bien
sin reconocer derechos a los demás comuneros, en cuyo caso también puede pedir
la declaración de pertenencia en su favor, siempre que haya explotado econó-
micamente el bien, circunstancia que la ley no exige ni para el acreedor ni para
los otros poseedores, salvo los casos de la prescripción agraria y la de predios
rurales menores de 15 hectáreas que también establecen como uno de sus requisi-
tos la explotación económica.
Advierto dos importantes diferencias entre los nums. 1 y 3 del art. 407 del C.
de P. C. En el caso del num. 1, basta alegar y demostrar posesión, así no exista
explotación económica (se puede poseer un bien con ánimo de señor y dueño y no
explotarlo económicamente); en cambio, en el caso del num. 3, el comunero,
además de probar posesión, debe demostrar la explotación económica, por cual-
o
quiera de los medios aceptados en el art. I de la ley 200 de 1936, que habla de
"hechos positivos propios de dueños, como las plantaciones o sementeras, la
ocupación con ganado y otras de igual significación económica", pues creo que
esta norma es la guía básica para saber en qué consiste la explotación económica
de la tierra siempre que alguna disposición la exija.
46 Tribunal Superior de Bogotá, auto del 6 de junio de 1973, pertenencia de Amanda Ortega de
Monzón. Ponente: doctor Marco Gerardo MONROY CABRA. Posteriormente la Corte Suprema de
Justicia, en sentencias de noviembre de 1978 y abril 24 de 1979 ("Jurisprudencia y Doctrina", t.
vni, núm. 90, pág. 426.) acogió la interpretación del Tribunal de Bogotá, y llegó a la conclusión de
que en estos casos existe nulidad de la actuación (art. 140, num. 9), de modo que siempre será
indispensable, ante esta interpretación que no comparto, pero cuya autoridad no se puede descono-
cer, allegar el certificado del registrador que, por las razones ya expuestas, resulta muchas veces
difícil de obtener en el sentido en que lo quiere esta interpretación, o sea afirmando concretamente
que no existen titulares. Ojalá se rectifique esta doctrina que en mi entender desconoce la realidad
colombiana y no consulta el espíritu que animó las normas sobre pertenencia.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 103
*
Infortunadamente la Corte, en fallo del 30 de noviembre de 1979 (Héctor ROA GÓMEZ, Jurispruden-
cia de la Corte Suprema, t. rv, Bogotá, Edit. ABC, 1980, pág. 1803), reafirmó sus tesis cuando dijo
que "Observa la Corte, como se advierte en la especie de esta litis, que se ha vuelto costumbre,
reprobable desde todo punto de vista, patrocinar causas de declaración de pertenencia a espaldas de
los titulares de derechos reales constituidos sobre el bien materia de usucapión. Con ligereza
o
notoria, los jueces dan por satisfecho el requisito exigido en el punto 5 del art. 407 del C. de P. C,
con tal que se presente certificado del registrador de instrumentos públicos. No acatan lo que la ley
exige, no la presentación de un certificado cualquiera, sino la de uno específico en que se puntuali-
cen 'las personas que figuran como titulares de derechos reales sujetos a registro o de que no
aparece ninguna como tal'. Es decir, el certificado del registrador de instrumentos públicos que, de
conformidad con el artículo citado, debe acompañarse a la demanda introductoria del proceso no es
cualquier certificado expedido por ese funcionario, sino uno en que, de manera expresa, se indiquen
las personas que, con relación al específico bien cuya declaración de pertenencia se pretende,
figuren como titulares de derechos reales sujetos a registro, o uno que de manera clara diga que
sobre ese inmueble no aparece ninguna persona como titular de tales derechos. "Si el certificado del
registrador no llena esos requisitos porque, como sucedió en el caso de esta litis y como con
frecuencia ocurre en otros procesos, se limita a decir que el interesado no suministró los datos
indispensables para localizar la matrícula del fundo y que, por esa razón o por otras, no puede
afirmarse quiénes son titulares de derechos reales sobre él, ni puede aseverarse que nadie figure
como titular de derechos tales, entonces ese certificado no llena los requisitos exigidos por la
disposición precitada. "De lo anterior resulta que no es lo mismo certificar que se ignora quiénes
son los titulares de derechos reales principales sobre un inmueble, que certificar que nadie aparece
registrado como tal". En sentencia de agosto 27 de 1997, publicada en Código de Procedimiento
Civil, Ed. Legis §2249, la Corte Suprema con ponencia del Dr. Nicolás BECHARA reafirma su
interpretación y adiciona que no presentar el certificado de registro en los términos determinados
por la Corte es una maniobra que dificulta el derecho de defensa y se presta a maniobras fraudulen-
tas.
104 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
47 Este sistema de emplazamiento no fue modificado por la ley 794 de 2003, que introdujo impor-
tantes reformas al artículo 318 del C. de P. C. ,™», ,
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO
Que quede claro entonces que no es posible predicar nulidad por estar omiti-
da la notificación del auto admisorio de la demanda al curador de las personas
indeterminadas, porque legalmente no aparece ninguna indicación expresa acerca
de la necesidad perentoria de dicha notificación.
Se tiene así que el edicto dura fijado veinte días hábiles, que vencidos esos
primeros veinte días se espera otros quince y una vez concluidos los mismos se
entiende surtido el emplazamiento de las personas indeterminadas, momento a
partir del cual opera lo previsto en el artículo 407 numeral 9 el cual señala que
"las personas que qoncurran al proceso en virtud del emplazamiento, podrán
contestar la demanda dentro de los quince días siguientes a la fecha en que aquel
quede surtido. Las que se presenten posteriormente tomarán el proceso en el
estado en que lo encuentren".
Si vencen los quince días con que se cuenta de acuerdo al numeral 9 del
artículo 407 no por esto precluye la oportunidad para que se presenten los empla-
zados de manera indeterminada. En absoluto, ellos lo pueden hacer en cualquier
estado del proceso, sólo que como claramente lo señala la disposición, lo tomarán
en el estado en que se halle, de ahí que no pueden pretender ejercitar derechos que
eran aptos en oportunidades anteriores ya precluídas.
48 Es esta también la razón por la cual no es posible, frente a la actual normatividad, llevar a la
justicia arbitral un proceso de pertenencia debido a que no es posible realizar transacciones (recuér-
dese que salvo una excepción, la audiencia de conciliación es la oportunidad procesal para realizar
transacciones), pues se requeriría el imposible jurídico de que la suscribieran todos los asociados
indeterminados, dado que al curador de ellos no se le da esa facultad.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 107
Insisto en advertir que el art. 407 contempla una serie de disposiciones espe-
ciales para el proceso ordinario de pertenencia, disposiciones que es menester
armonizar con las generales de todo proceso ordinario; de ahí la viabilidad de las
hipótesis que hemos planteado.
10.6.5. Control de la sentencia en el proceso de pertenencia
Como estimo que no faltará quien advierta que la norma puede ser contradic-
toria con lo previsto en el también reformado art. 386 del C. de P. C. en el que se
advierte que serán consultadas las sentencias adversas "a quien estuvo repre-
sentado por curador ad litem", destaco que por ser posterior y específica la prohi-
bición determinada en el artículo 70 de la ley 794, tiene prevalencia sobre la
norma en cita que es de carácter general y es por eso que, en ningún caso, o sea
aún en el evento de que las personas determinadas en proceso de pertenencia
estén representadas por curador ad litem, puede surtirse por vía de consulta la
segunda instancia, por ser claro el propósito del legislador de permitir exclusiva-
mente por interposición del recurso de apelación la segunda instancia en cualquier
proceso de pertenencia.
con derecho y no concurra no deja de ser parte, sigue siéndolo y como tal sufrirá
las consecuencias. Eso para con todo ausente o persona incierta a quien se empla-
49
za a un debate judicial y no comparece".
Bien puede ocurrir que el proceso de pertenencia termine con fallo que niega
la declaratoria de la usucapión, por estimar el juez que no se han demostrado los
supuestos de hecho necesarios, de los que resulta ser el más común no probar la
posesión por el lapso que requiere el tipo de prescripción alegada. En tal caso, y
una vez ejecutoriada la sentencia desestimatoria de la demanda, la circunstancia
no implica modificación de la calidad de poseedor de quien ha demandado debido
a que el proceso no está destinado a controvertir su posesión. En consecuencia, si
persiste en la misma y por algún medio legal ésta no se logra interrumpir, podrá
volver a demandar y tiene la posibilidad de obtener un fallo favorable sin que esta
circunstancia implique violación de la regla de la cosa juzgada debido a que la
causa no es la igual.
no se estará frente a los mismos hechos, de ahí que desaparece una de las bases
que tipifica la cosa juzgada, identidad de causa.
Agregó el recurrente que por esa razón es que el artículo 407 en su numeral
o
5 "exige sólo que la demanda de pertenencia se dirija contra los titulares de
derechos reales principales. Precisamente porque los titulares de derechos reales
accesorios, como es el caso del acreedor hipotecario, no van a ser afectados por
la declaración de pertenencia. Quienes resultan serlo son los titulares de derechos
reales principales, pues tales derechos se extinguen por ser incompatibles con la
consiguiente declaración de dominio, incompatibilidad que no se da respecto de
la acreencia hipotecaria".
La Corte aceptó el planteamiento y luego de analizar que dentro de las
formas de extinción de la hipoteca previstas en el art. 2457 del C. C. y otros
eventos que ha señalado la doctrina no se halla la declaratoria de pertenencia,
adiciona su análisis advirtiendo que en la expresión erga omnes no puede enten-
derse que implícitamente se extinguen todos los derechos reales accesorios que
terceros tengan sobre el bien, destacando que cuando la ley quiere que se extinga
el derecho real de hipoteca, expresamente lo señala tal como sucede con los
bienes adquiridos en remate (art. 530 del C. de P. C.) o los que se expropian (art.
451), procesos donde además está prevista la citación forzosa de los acreedores
hipotecarios.
"¿Será ese, entonces, un vacío del precepto que debe ser llenado con invoca-
ción del efecto erga omnes del fallo para deducir, por esta vía, que por virtud de
dicho efecto sí resulta indispensable tal citación? ¿O, por el contrario, lo atinado
será concluir que la norma es exacta tal como se encuentra concebida y que, en lo
concerniente a los efectos erga omnes, éstos no tienen virtualidad de purgar la
hipoteca?
"A fin de optar por uno o por otro criterio es pertinente recordar que derecho
real accesorio es también el de servidumbre (arts. 879 y 880 del C. C ) , a nadie se
le ocurriría el despropósito de sostener que con base en los efectos erga omnes de
la sentencia que declara el dominio el predio queda purgado de la servidumbre
que ha venido soportando. El titular del predio dominante no se ve perturbado por
esa determinación y, desde luego, no tenía porque haber sido citado al proceso.
o
"Hay, en consecuencia, que concluir que los términos del citado numeral 5
del artículo 407 son exactos, y que, por lo mismo, corresponde decir otro tanto del
acreedor hipotecario, puesto que su derecho también es accesorio y no principal".
112 INSTITOCIONES DE DERECHO PROCESAL CTVIL 1
51 En su redacción original el numeral 4 del artículo 407, que correspondía al artículo 413 antes
de la reforma del decreto 2282 de 1989, disponía inicialmente que tampoco procedía la declaración
de pertenencia "si antes de consumarse la prescripción estaba en curso un proceso de división del
bien común", frase que la H. Corte declaró inexequible mediante sentencia del 14 de mayo de 1987
correspondiente al proceso N° 1546 y de la cual fue ponente el Magistrado Dr. Jairo DUQUE PÉREZ.
En la cuarta edición de esta obra, páginas 74 a 77, puede ser consultada la interesante polémica que
en su momento determinó la supresión referida.
S3 CORPORACIÓN
fe ANDINA
lilOUOTECA
114 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
gracias a sus términos absolutos comprende los bienes fiscales y los de propiedad
de los establecimientos públicos y de las empresas comerciales e industriales del
Estado, los departamentos, municipios, intendencias y comisarías, lo que consti-
tuye en toda forma una exageración".
bien de uso público y bien de una entidad de derecho público, dice: "Si el bien es
imprescriptible, no puede ser objeto de declaración de pertenencia, y lo es si
pertenece a una entidad de derecho público, aunque no esté adscrito directamente
a un servicio público, ni se trate de un bien de uso público, porque todo el
patrimonio de las entidades de derecho público, tiene esa destinación".
53 Ob. cit., Parte especial, pág. 41. Recuérdese que el art. 286 de la C. P. ya no contempla las
intendencias ni las comisarías, entidades suprimidas a partir de 1991.
55 Para la sentencia de noviembre 16 de 1978 (ponente Dr. Luis Carlos SÁCHICA), las disposicio-
nes del Código Civil y las del de Procedimiento son de igual rango, por lo que el cuestionamiento
formulado plantearía tan sólo una cuestión de legalidad entre ellas "pero no de constitucionalidad,
que es el campo propio de la acción que se estudia". También se lee allí: "Al excluir los bienes
fiscales de propiedad de las entidades de derecho público de la acción de pertenencia, como lo
dispone la norma acusada, no se presenta infracción al articulado 30 de la Constitución, por desco-
nocimiento de su función social, sino que ese tratamiento es el que corresponde al titular de su
dominio y a su naturaleza de bienes del Estado y a su destinación final de servicio público",
argumento que no es posible aceptar, entre otras razones porque el num. 4 del art. 407 no excluyó
expresamente de la acción de pertenencia los bienes fiscales. Sólo por vía de interpretación se le ha
dado dicho alcance y mientras no se reforme el Código Civil, así las normas del procedimiento sean,
como en efecto son de igual rango, tiene prelación la disposición especial, así sea anterior.
m INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Una verdadera noria que únicamente con expresa determinación legal puede
ser acabada a no ser que la tesis que de años atrás sostengo llegue a ser la
aceptada, cuestión que dudamos, no por creer que sus bases sean débiles, todo lo
contrario, sino debido a que los jueces en Colombia siempre han mirado los
procesos de pertenencia con recelo y no escatiman interpretación en orden a
fundar una salida negando la solicitud, todo debido a que en algunos eventos, los
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 117
El Código Civil ordena que el juez deberá practicar, además de las pruebas
que las partes soliciten y de las que estime necesarias decretar de oficio una
inspección judicial, en el inmueble materia de la declaración, con el fin de verifi-
car los hechos relatados en la demanda "y constitutivos de la posesión alegada por
el demandante". Sin practicar esta prueba, el juzgado deberá abstenerse de dictar
sentencia de primera instancia, por cuanto del num. 10 del art. 407 se colige que
el espíritu que animó al legislador fue el de que el juez a quo se cerciore, por
medio de la inspección judicial, de todas las circunstancias referentes a la pose-
sión alegada, antes de dictar su fallo de primera instancia.
56 Se destaca que de acuerdo con el numeral 5 del art. 94 de la ley 388 de 1997 en los procesos
de pertenencia de vivienda de interés social se dispone que el juez podrá no practicar la inspección
judicial si considera que para la verificación de los hechos es suficiente el dictamen pericial.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
til o
Se destina por mandato del art. I del citado decreto, a obtener la declaración
o a
de prescripción agraria de que trata el art. 4 de la ley 4 de 1973, y para la de
prescripción ordinaria y extraordinaria de acuerdo con lo preceptuado en el Códi-
go Civil.
Es de advertir que lo esencial del decreto 508 de 1974 mantiene toda su
vigencia por cuanto el decreto 2303 de 1989 lejos de derogarlo vino a reafirmarlo,
con variaciones en lo que al trámite del proceso concierne.
o
En efecto, el artículo 2 , numeral 8 del referido estatuto asigna a los jueces
agrarios el conocimiento de los procesos destinados al "Saneamiento de la peque-
ña propiedad agraria" y el 22 dice que en materia de representación judicial se
o
aplicará, entre otros artículos, lo previsto en el 4 del decreto extraordinario 508
de 1974, mientras que el 137 indica que: "Los asuntos relativos al saneamiento de
la pequeña propiedad agraria se tramitarán y decidirán en proceso ordinario con-
forme a las disposiciones de este decreto (o sea el 2303), con aplicación de las
adicionales contenidas en el decreto extraordinario 508 de 1974", de ahí que se
advierte que la modificación esencial que desde ahora se destaca es que estas
pertenencias no van'a tramitarse como proceso abreviado, tal como lo dice el
o
artículo I del decreto 508, sino por la vía del ordinario de que trata el decreto
2303 de 1989, pero manteniéndose en lo restante la aplicación de las normas del
508, decreto este último que sigue operando de manera idéntica mientras no
entren en funciones los jueces agrarios, todo de acuerdo con lo anteriormente
explicado respecto del artículo 140 del decreto 2303 de 1989.
Tres son las hipótesis en las cuales tiene aplicación el proceso de pertenencia
previsto en el decreto 508 de 1974, siempre en el entendido de que se trata de
predios rurales menores de quince hectáreas:
a) Para declarar la prescripción agraria;
b) Para declarar la prescripción ordinaria, y
c) Para declarar la prescripción extraordinaria.
Las tres hipótesis, como se destacó anteriormente, se refieren a predios rura-
les de menos de quince hectáreas que se han poseído durante los plazos previstos
para cada tipo de prescripción, con explotación económica en todos los eventos,
o
debido a que el artículo 6 del decreto 508 de 1974 nítidamente destaca que para
ampararse en él mismo el demandante "deberá haber poseído en los términos del
o
artículo I de la ley 200 de 1936, durante el tiempo exigido para cada tipo de
prescripción".
Debido a que ya he mencionado los supuestos que permiten demandar ale-
gando prescripción ordinaria o extraordinaria y que los mismos se cumplen dentro
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 119
Parágrafo.- Esta prescripción no cubre sino el terreno aprovechado o cultivado con trabajos agríco-
las, industriales o pecuarios y que se haya poseído quieta y pacíficamente durante los cinco (5) años
continuos y se suspenden en favor de los absolutamente incapaces y de los menores adultos".
Las normas del decreto 508 de 1974 en el proceso ordinario agrario (art. 137
del decreto 2303 de 1989) se aplican sólo en procesos cuyo objeto sean predios
60
rurales de hasta 15 hectáreas. La extensión del inmueble debe acreditarse con
certificación del Instituto Agustín Codazzi, del Instituto Colombiano de Desarro-
llo Rural o de la Federación de Cafeteros, en tanto que su carácter de rural lo
determina el hecho de estar fuera de los límites legalmente fijados como zona
urbana de una población, y a falta de esa determinación legal, "se entenderá por
predio o fundo rural el que se halle a una distancia mayor de 100 metros de las
últimas edificaciones que formen un núcleo urbano de la población". De aquí que
en estos casos, que son los más frecuentes, queda al criterio del juez señalar
cuáles son las últimas' edificaciones que corresponden al perímetro urbano de la
población para establecer si el predio se encuentra más allá de los cien metros de
O
que habla el parágrafo del art. I .
60 Se debe tener presente que, cuando entre en aplicación la jurisdicción agraria, si el predio es
rural y mayor de 15 hectáreas, cualquiera que sea la clase de prescripción alegada, la declaración de
pertenencia, por expresa mención del artículo 82 del decreto 2303 de 1989 se tramita por el proceso
ordinario agrario (art. 54 a 61 ib.) pero también se aplican las disposiciones especiales "del capítulo
in del título XXI, Libro Tercero del Código de Procedimiento Civil", es decir el artículo 467, de ahí
que su estudio sirve por igual para toda clase de pertenencia.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 121
trárnite será no el abreviado sino el del ordinario agrario de que tratan los artícu-
los 54 al 61 del citado documento.
Debe dejarse claramente establecido que las disposiciones del art. 407 del C.
de P. C, especiales para el proceso ordinario de pertenencia, tienen aplicación en
lo que no se opongan a este segundo tipo de proceso de pertenencia de predios
rurales. En mi concepto estas disposiciones también se aplican, en lo que no
fueren contrarias, a la declaración de pertenencia de predios rurales de menos de
quince hectáreas; de no ser así, concluiría que la sentencia dictada con base en el
trámite del decreto 508 no tiene efectos erga omnes, por la sencilla razón de que
ni el decreto ni las disposiciones del proceso lo dicen, siendo evidente que la
intención del legislador fue la de darle a esa sentencia tal característica. De lo
contrario se volvería a presentar el problema, ya superado, que originó la ley 120
de 1928, corregido posteriormente por la ley 51 de 1943.
62 Dado el alto índice de analfabetismo de este país, y si reconociendo la masiva difusión del
transistor, estimo el radial como más efectivo medio de publicidad, especialmente, en las zonas
rurales.
63 Obsérvese, para evitar confusiones, que vencido el término de fijación del edicto, quince días,
se esperan diez más, momento en el que queda surtida la notificación y se cuentan otros diez para
que se presenten a contestar la demanda quienes quieran hacerlo es decir, que en total son 35 días.
l$i INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
reas, pero no los han explotado económicamente. En estos casos, se podría acudir
al sistema general del Código, en el cual basta demostrar la posesión, pues no se
exige prueba de la explotación económica del bien, salvo el caso del comunero;
de suerte que por la vía del proceso ordinario y no por la del decreto 508 de 1974,
es posible demandar la pertenencia y obtener sentencia favorable demostrando la
posesión, es decir, la tenencia con ánimo de señor y dueño (C. C, art. 768),
independientemente de que se haya explotado o no económicamente el predio,
naturalmente si se alega prescripción ordinaria o extraordinaria porque si la pedi-
da es la agraria, ésta presupone necesariamente la explotación económica, lo que
no ocurre con las otras dos.
o
Se puede decir que, según el art. I del decreto 508 de 1974, por este sistema
debe tramitarse la pertenencia de predios de menos de 15 hectáreas. En mi con-
cepto, este medio es sólo una posibilidad, indudablemente la más favorable para
el demandante; pero si éste considera que su posesión no está acompañada de la
explotación económica de que habla la ley, nada impide que se acoja al sistema
del Código que no requiere obligatoriamente de posesión acompañada de actos de
explotación económica..
No queda duda alguna de que el sistema previsto en el citado decreto es más
favorable para el demandante que el del Código de Procedimiento, por las si-
guientes razones:
1) En el proceso de pertenencia, según el decreto 508 de 1974, no es necesa-
rio aportar el certificado del registrador acerca de quienes son titulares de dere-
chos reales sobre el predio, salvo el raro evento de que se demande alegando
prescripción ordinaria, lo que es siempre obligatorio en el caso del art. 407.
2) En el caso del decreto 508 el actor puede buscar asesoría jurídica gratuita
en el INCODER que además "financiará el valor de los gastos que demande el
proceso", lo que no sucede en los procesos del art. 407.
10.7.2. La intervención del ministerio público en este proceso
o
El artículo 5 del decreto 508 de 1974 dispone que en el "auto admisorio de
la demanda se ordenará comunicar inmediatamente por escrito sobre la existencia
del proceso de que se trate a la Procuraduría General de la Nación, con el fin de
asegurar, si se considerare necesario, la oportuna participación en el proceso de
los procuradores agrarios. Mientras dicha comunicación no se remita, el proceso
queda suspendido".
Es esta una forma muy particular de intervención del ministerio público,
porque su participación en el proceso no es obligatoria, como sucede en el proce-
so de nulidad de matrimonio cuando existen menores de edad, sino eminen-
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 125
64 Realmente es el numeral 4, pero por un error la ley 388 se cita como 5, dado que el 4 no
existe.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 127
66 CAPELLETTI Mauro, Proceso, ideologías, sociedad, Buenos Aires, Ejea, 1976, pág. 549; dice
m INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
que la morosidad en Italia desemboca en una verdadera denegación de justicia e indica que:
"baste pensar, por ejemplo, que en 1968 la duración media de los procesos civiles en primer grado
ha sido de casi 18 meses y de casi 30 ante los Tribunales", lo que pone en evidencia que el problema
es universal y que deben buscarse remedios para los efectos perniciosos de esa demora, siendo uno
de ellos un adecuado y amplio régimen de cautelas y contracautelas.
67 Es penoso escribirlo, pero ocultar la realidad sólo sirve para incrementar el problema. En la
gran mayoría de las ciudades capitales de departamento el promedio de duración de la primera
instancia de un proceso ordinario es de tres años; dos en la segunda instancia y si llega a darse el
recurso de casación otros cinco años!!!, con tendencia a empeorar tan alarmante estado de cosas.
68 Para poner a tono nuestra legislación procesal con lo que las necesidades del país imponen,
presenté en 1989 el proyecto de reforma al casi inútil art. 690 del C. de P. C. para permitir, previa
fijación de caución por el juez, las medidas cautelares de embargo y secuestro en todos los procesos
ordinarios donde se discutieran derechos personales. Estruendosa derrota logré, pero al menos se
admitieron esas cautelas a partir del fallo favorable de primera instancia, si fuere apelado.
DE LOS PROCESOS DECLARATIVOS O DE CONOCIMIENTO 129
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DEL PROCESO ABREVIADO
"Estanbuenalajusticiaqueesnecesarioqueseuseaunentre
los mismos ladrones".
Miguel de Cervantes
1. GENERALIDADES
1 Tal como se acordó en la comisión que preparó lo que vino a ser el decreto 2282 de 1989, el
proceso abreviado debe desaparecer, lo que en esa época no se pudo concretar debido a que se
plantearon dudas acerca de si constitucionalmente se tenían facultades para eliminarlo.
132 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
* 4 . - Rendición de cuentas.
5 - Pago por consignación.
2 La reforma al Código de Comercio contenida en la ley 222 de 1997, eliminó las diferencias
entre sociedades civiles y comerciales, de ahí que la expresa referencia que realiza el numeral a las
mismas se entiende desaparecida.
3 Es de advertir que el numeral 8 de artículo 408 del C. de P. C. está derogado por el decreto
2303 de 1989 que adscribió la jurisdicción agraria el conocimiento de los procesos regulados por el
decreto 508 de 1974, pues el artículo 137 les determina trámite de proceso ordinario agrario, pero
sólo operará la derogatoria cuando entre en función la jurisdicción agraria, dado lo ya explicado, de
modo que mientras lo anterior no suceda, seguirá siendo abreviado el proceso en cita.
DEL PROCESO ABREVIADO 1S3P
o
12.- Por disposición del artículo 146, parágrafo I , de la ley 222 de 1995 se
tramita como proceso abreviado y ante el juez civil del circuito la acción revoca-
toria concursal.
13.- La ley 256 del 15 de enero de 1996 por medio de la cual se regula lo
atinente a la competencia desleal establece en el art. 24 que "Sin perjuicio de lo
dispuesto en las normas legales sobre protección al consumidor, los procesos por
violación a las normas de competencia desleal se tramitarán por el procedimiento
abreviado descrito en el Código de Procedimiento Civil", de ahí que las acciones
declarativa y de condena y preventiva o de protección de que trata el art. 20 de la
5
citada ley, seguirán el trámite propio del proceso abreviado.
4 Dado que la ley 472 de 1998 que regula las acciones populares adscribe en sus artículos 20 a
35 un nuevo sistema procesal para tramitarlas, el que rige a partir de agosto de 1999, de esa fecha
en adelante la norma, quedó tan sólo para los posesorios especiales.
5 De acuerdo con la citada disposición: "Contra los actos de competencia desleal podrán inter-
ponerse las siguientes acciones: 1.- Acción declarativa y de condena.- El afectado por actos de
competencia desleal tendrá acción para que se declare judicialmente la ilegalidad de los actos
realizados y en consecuencia se le ordene al infractor remover los efectos producidos por dichos
actos e indemnizar los perjuicios causados al demandante. El demandante podrá solicitar en cual-
quier momento del proceso que se practiquen las medidas cautelares consagradas en el artículo 33
de la presente ley. 2.- Acción preventiva o de prohibición. La persona que piense que pueda resultar
afectada por actos de competencia desleal, tendrá acción para solicitarle al juez que evite la realiza-
ción de una conducta desleal que aún no se ha perfeccionado, o que la prohiba aunque aún no se
haya producido daño alguno".
134 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
2.1. La demanda
Ahora bien, no habrá lugar a realizar ni siquiera la audiencia del art. 101 en
los eventos donde una disposición autoriza para que en caso de que no se respon-
da la demanda se dicte de plano sentencia acogiendo las pretensiones del deman-
dante, debido a que en estas hipótesis la ley presume que el silencio conlleva
aceptación de las pretensiones, de modo que lo que debe hacer el juez es dictar el
fallo que se impone.
2.3. Los alegatos
Vencido el término probatorio debe el juez correr traslado a las partes, que lo
será por el plazo de cinco días comunes, con el fin de que presenten sus alegatos
de conclusión y una vez precluido el mismo ingresará el proceso al despacho para
que se dicte la correspondiente sentencia.
La anterior es la estructura general de todo proceso abreviado, como se
comprueba, similar a la del ordinario, sólo que con plazos reducidos usualmente
a la mitad.
6 En efecto, algunas normas especiales del proceso abreviado tales como los artículos 418, 419,
422, 423 y 424 (procesos de rendición de cuentas, declaración de bienes vacantes o mostrencos,
patronatos y restitución de bienes dados en tenencia) se previo que no se llevaría a cabo la audiencia
del art. 101 del C. de P. C.
138 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
De otra parte, es posible que este proceso lo inicie un poseedor material cuya
tenencia del bien con ánimo de señor y dueño sea superior a un año, como lo
7
manifestó la Corte en fallo de 26 de julio de 1945, posibilidad que si bien es
cierto no contempla de manera específica el art. 415 nada impide que pueda
ejercitar un poseedor de más de un año para tener el adecuado disfrute del inmue-
ble respectivo. En verdad, resultaría contrario a los fines de la protección de la
posesión, partir del supuesto de que la omisión del art. 415 acerca de quienes
están legitimados para iniciar el proceso de servidumbres, por no contemplar
expresamente a los poseedores los excluye, ya que la regulación de las mismas
está dada para permitir el adecuado goce de los bienes, derecho al que no se
sustrae el poseedor.
Naturalmente, deberá cumplirse con el requisito de citar a todos los titulares
de derechos reales tal como lo prevé el inciso primero.
También es menester advertir que la posibilidad excepcional para que un
poseedor pueda iniciar el proceso de servidumbre no implica que cuando lo inicie,
el titular de derechos reales debe citarse a los poseedores, si es que los hay, como
litis consortes necesarios, porque la eventual intervención de éstos, en la hipótesis
planteada, se da en la diligencia de inspección judicial, sin perjuicio de que éstos,
motu proprio lo puedan hacer antes de tal ocasión.
En este proceso puede presentarse un litisconsorcio necesario, tanto activo
como pasivo, porque el art. 415 del C. de P. C. preceptúa que como anexo
obligatorio a la demanda debe acompañarse el certificado del registrador de ins-
7 "G. J", t. L K , pág. 391. La parte pertinente dice: "El derecho de servidurñbre corresponde al
predio dominante y es ejercido por lo? ,/iopietarios o poseedores de éste".
DEL PROCESO ABREVIADO 139
trunientos públicos y privados sobre las personas que tengan derechos reales
principales sobre los predios dominante y sirviente, quienes deben ser citadas;
este litisconsorcio necesario implica que serán parte en el proceso no sólo el
propietario o propietarios de los predios dominante y sirviente, sino los titulares
de derechos reales principales diferentes del dominio, quienes pueden ver afecta-
dos sus derechos por la declaración que haga el juez.
En todos los casos es necesario practicar una inspección judicial con inter-
vención de perito, a fin de verificar los hechos que sirven de fundamento al
petitum de la demanda, pues mediante esta prueba puede el juez formar su criterio
para dictar el respectivo fallo; resalto que cuando se trata de imponer o variar una
servidumbre, el perito debe emitir su dictamen indicando la forma como ella debe
quedar. Pero nada impide que, además de las pruebas mencionadas, pueda acudir-
se a otros medios de convicción, pues la disposición únicamente señala dos como
obligatorios en este proceso, sin que prohiba utilizar otros adicionalmente, si
fuere necesario.
8 M O R A L E S M O L I N A Hernando, Curso de derecho procesal civil, Parte especial, 6" Ed., Bogotá,
Edit. A B C , 1973, pág. 66.
140 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
tenga siquiera un año, por ser el término de la acción posesoria lo cual significa
que a esa persona ya sólo se le puede privar de su posesión mediante un proceso
ordinario de reivindicación y, por lo tanto, tiene una situación que la ley ampara".
Además, de no haberse previsto esta posibilidad, se podrían violar los dere-
chos del poseedor, al verse privado de intervenir en ese proceso donde por el
contenido de la sentencia pueden en algunos casos, correr grave peligro. De otra
parte, esta citación a los poseedores también conlleva, especialmente cuando de
imposición de servidumbres se trata, que al quedar ellos vinculados al proceso la
sentencia les pueda ser oponible, pues es un derecho real accesorio.
Piénsese en el evento de que se busque imponer una servidumbre de paso
cuyo trayecto necesariamente afecte el predio en la parte que es poseída por
persona diversa a su propietario. Sería un exabrupto concluir que respecto de esa
porción no opera la restricción al ejercicio del derecho que conlleva la imposición
de la servidumbre que por ser derecho real, al ser declarado es oponible a todos.
Ahora bien, sólo habrá restitución si existió indemnización; bien puede acon-
tecer que aquélla no se hubiera fijado y en tal caso el titular del predio dominante
mal podría beneficiarse recibiendo, una restitución de algo que no ha erogado.
De conformidad con el inciso final del artículo 415, el juez debe actuar
diligentemente ordenando las pruebas necesarias para poder hacer esa declaración
en concreto dentro del fallo, por no ser viable hacerlo en abstracto. En efecto, el
Código dice que "en la sentencia se fijará la suma que deba pagarse al demandado
a título de indemnización o de restitución, según fuere el caso"; lo que interpreta-
do sistemáticamente con el art. 307, que prohibe sentencias en abstracto, confirma
la apreciación.
Sin embargo, como esa regulación económica la debe hacer el juez con base
en pruebas, puede darse el caso de que tenga todos los elementos de juicio
necesarios para decretar la extinción, imposición o variación de una servidumbre
mas no sobre el valor de la indemnización o restitución, en cuyo supuesto puede
acudir al art. 307 del C. de P. C. y decretar, por una vez, pruebas de oficio en
orden a la cuantificación pertinente. Si agotada esta posibilidad no tiene el juez
v
las >ases para señalar la suma que debe entregarse a título de indemnización o
restituñón, deberá pronunciarse acerca de la imposición, variación o extinción de
la servidumbre pero sin imponer la condena pecuniaria debido a la falta de ele-
mentos para hacerlo en concreto, quedando extinguida la obligación en lo que por
tal concepto concierne.
El juez civil municipal del lugar de ubicación del bien será competente si el
proceso fuere de mínima o de menor cuantía; pero si es de mayor cuantía, le
corresponderá al juez civil de circuito. El criterio para fijar la cuantía es el
establecido en el artículo 20, num 6, según el cual en los procesos posesorios la
cuantía se determina por el valor total del bien objeto de la perturbación o despo-
jo, sin tomar en cuenta para nada si se trata de perturbación total o parcial.
11 Es una grave falla de nuestro sistema el limitar las acciones posesorias y, por lo tanto el juicio
respectivo a los inmuebles, pero ante la claridad del art. 972 del C. C. que habla sólo de "bienes
raíces", no otra puede ser la conclusión.
12 Recuérdese que también está asistido de la acción posesoria el titular del derecho de dominio
en cuanto a que, como es lo usual, también detente esa posesión, de ahí que pueda, emplearla,
posibilidad que confirma el art. 979 del C. C. cuando señala: "En los juicios posesorios no se tomará
en cuenta el dominio que por una u otra parte se alegue".
13 Corte Suprema de Justicia, sentencia de junio 2 de 1943, "G. LV, pág. 489.
£44 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
15 Con relación al trámite para el cumplimiento de sentencia conforme al art. 337, puede consul-
tarse nuestra obra Instituciones de derecho procesal civil colombiano, 8" ed., Bogotá, Dupre Edito-
res, 2002, págs. 626 a 641.
146 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
y 5); auncuando este proceso debiera obedecer al fuero real exclusivo (num. 10
del art. 23) no se le mencionó. Rectifico así apreciación de ediciones anteriores
acerca de que se podía, por interpretación extensiva, acudir a este criterio para
determinar la competencia, porque donde la ley de manera expresa no consagra el
fuero real exclusivo no es viable predicarlo por vía de interpretación, por no ser
viable establecer competencia por vía analógica.
Así las cosas se tiene que "Si la obligación estuviere sometida a condición
suspensiva, a la demanda deberá acompañarse el documento público o privado
auténtico, la confesión del deudor rendida en el interrogatorio previsto en el
artículo 294, la inspección judicial anticipada o la sentencia que pruebe el cumpli-
miento de dicha condición".
16 Se recuerda que el artículo 256 del C. de P. C. señala que cuando se deben presentar documen-
tos registrados y no lo están, el "juez la enviará a la oficina correspondiente para que se produzca la
anotación y le pedirá que certifique, a costa del interesado sobre la inscripción y su fecha".
148 INSTITUCIONES D E DERECHO PROCESAL CIVIL
En efecto, la diligencia de entrega se rige por los arts. 337 a 339 del C. de P.
C. porque a estas normas se remite el art. 417 y con ello se da a entender que
puede prosperar la oposición de terceros poseedores que no deriven su derecho
del tradente, o la de un tenedor que derive su tenencia de un poseedor en tales
circunstancias; además, y como motivo especial de oposición para el proceso de
entrega, se agrega en el art. 417 que dentro de esta diligencia también deberá
CUENTAS
Muchos son los casos en los cuales, por disposición legal o contractual,
deben rendirse cuentas y, correlativamente, pueden exigirse las mismas. Así suce-
de con los guardadores (tutores o curadores), el albacea, el mandatario, el secues-
tre, el curador de la herencia yacente, el síndico, el administrador de bienes de
una comunidad, los administradores de personas jurídicas, los mandatarios y los
fiduciarios, entre muchos otros ejemplos. En algunas ocasiones es posible rendir
esas cuentas sin necesidad de acudir al proceso que explico, como en el evento
previsto por el art. 599 del C. de P. C, según el cual el albacea podrá rendirlas
dentro del proceso de sucesión y sólo si fueren rechazadas se acudirá a este
proceso. Si se aceptan y aprueban dentro de la tramitación accesoria al proceso de
sucesión, queda finiquitado el asunto. Igual sucede con los arts. 689 (rendición de
cuentas del secuestre) y 583 (rendición de cuentas del curador de la herencia
yacente). Queda claro, pues, que en varios casos es posible, aplicando el principio
de la economía procesal, prescindir del trámite del proceso de rendición de cuen-
tas y lograr la misma finalidad en una actuación accesoria a otro proceso, pero
cuando no existe esa vía debe acudirse a la del proceso abreviado que nos ocupa.
f e A N D I N A
tíw INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
18 Con la reforma de la ley 794 de 2003 al art. 335 del C. de P. C, donde se consagra la regla
que podemos enunciar como que el juez de la condena es el mismo de la ejecución, el proceso
ejecutivo pertinente se deberá adelantar ante el mismo juez que profirió el auto.
DEL PROCESO ABREVIADO 153
Puede suceder que el demandado no tenga reparo acerca de que existe obli-
gación de su parte en rendir las cuentas, pero esté en desacuerdo con la estima-
ción hecha bajo juramento, para lo cual le basta anunciar su inconformidad sin
necesidad de dar argumento o prueba, de la misma manera que el demandante al
estimar el saldo no tiene que aportar ninguna prueba; en esta hipótesis el juez
debe dictar un auto ordenando al demandado que rinda las cuentas dentro de un
término prudencial y será con el acto de presentarlas cuando aportará todos los
soportes probatorios pertinentes y donde, luego del traslado de éstas, ya podrá el
demandante efectuar las objeciones razonadas a aquellas si lo estima pertinente.
nación del mismo, a aquella y, en el evento de que prospere algún hecho excepti-
vo, finalizará el proceso con la ejecutoria de la sentencia que lo declare.
Si la sentencia desecha las excepciones, es decir, declara la obligación de
rendir las cuentas, dispondrá en su parte resolutiva "un término prudencial para .
que las presente con los respectivos documentos. Dicho término correrá- desde la
ejecutoria de la sentencia o desde la notificación del auto de obedecimiento a lo
dispuesto por el superior, según fuere el caso".
Una vez vencido el término señalado en la sentencia o el indicado en el auto
de que trata el numeral 2 del art. 418 porque este trámite igualmente se aplica
para el caso de que exista oposición al monto estimado bajo juramento más no a
la obligación de rendir las cuentas, tal como ya se explicó, pueden presentarse dos
situaciones: la primera, que dentro del plazo se rindan las cuentas junto con los
soportes de ellas; también puede suceder que venza el término y el demandado no
cumpla con la obligación impuesta. Veamos qué ocurre en cada evento.
Si rinde oportunamente las cuentas dice el numeral 4 del art. 418: "De las
cuentas rendidas se dará traslado al demandante por un término que no exceda de
veinte días", traslado que debe ser decretado mediante auto, debido a que si bien
es cierto en principio pudiera pensarse que no se requiere del mismo por cuanto
la norma no lo indica de esta manera y por ende debería aplicarse el art. 108, no
es posible surtir el traslado a partir de la sola fijación en lista por el secretario
porque el juez tiene que pronunciarse acerca del plazo que otorga, término que es
ejemplo de los que hemos denominado mixtos entre legales y judiciales, porque
el máximo lo señala la ley pero de acuerdo con el criterio del funcionario puede
ser menor.
En efecto, el traslado no es por veinte días sino hasta por ese lapso, de modo
que de acuerdo con la naturaleza de la gestión, la índole de las cuentas, la canti-
dad de soportes, la complejidad de ellas, etc., señalará el juez el término que es
mixto entre legal y judicial, por tener operancia el arbitrio del juez dentro de un
máximo que señala la ley.
Si el demandante, que es a quien se le corre el traslado, no formula de
manera expresa objeción, la ley presume de derecho que las acepta, motivo por el
cual "el juez las aprobará y ordenará el pago de la suma que resulte a favor de
cualquiera de las partes. Este auto no tendrá recursos y presta mérito ejecutivo".
Se debe tener muy clara la anterior circunstancia pues el criterio legal, no
siempre es uniforme, acerca de los efectos del silencio, en este caso se definió por
presumir la aceptación de las cuentas rendidas si de manera expresa no se obje-
tan, de ahí la obligación de presentar, antes del vencimiento del plazo, escrito en
el cual se puntualicen los reparos que se tengan.
DEL PROCESO ABREVIADO
Si así acontece las objeciones "se tramitarán como incidente que se decidirá
mediante sentencia", lo cual pone de presente que es una característica de este
proceso la posibilidad de que se den en la misma instancia dos sentencias porque
si se ha negado la obligación de rendir cuentas viene el trámite del proceso
abreviado que culmina con la primera; si ésta dispone rendirlas, se. presentan y
son objetadas, vendrá entonces la segunda, la que decide el incidente.
Ahora bien, como la otra hipótesis es la consistente en que luego del traslado
ordenado en la sentencia de que trata el numeral 3 o el auto previsto en el 2 del
art. 418, el demandado no rinda las cuentas, en esta circunstancia el numeral 5
dispone una sencilla solución. Si se recuerda que es obligación legal el presentar
con la demanda una estimación, bajo gravedad del juramento, del saldo que el
demandante considera se le adeuda o sale a deber, "el juez, por medio de auto que
no tendrá recurso alguno, ordenará pagar lo estimado en la demanda. Este auto
presta mérito ejecutivo", solución práctica y eficaz.
tara el proceso abreviado en su integridad, salvo la audiencia del art. 101 del C.
de P. C. que por expresa indicación del inciso final del art. 419 no es de recibo en
este proceso, como tampoco lo es en el de rendición provocada, y en la sentencia
se resolverá lo pertinente; en caso de que prosperen las excepciones, ejecutoriada
la sentencia termina el proceso.
No obstante, si la sentencia declara que existe la obligación de recibir las
cuentas, en la misma sentencia el juez debe disponer un traslado de diez días, al
demandado, de las cuentas presentadas, recuérdese, junto con la demanda, térmi-
no que empieza a correr al día hábil siguiente al de la ejecutoria de la sentencia o,
si esta fue apelada y se confirmó, a partir de la notificación del auto que ordena
obedecer lo dispuesto por el superior.
En efecto, el inciso primero del art. 419 señala que se dicta sentencia de
plano cuando dentro del traslado de la demanda el demandado "no se opone a
recibirlas, ni las objeta, ni propone excepciones previas"; el inciso segundo des-
taca a continuación que cuando se "alega que no está obligado a recibir las
cuentas" viene el trámite explicado, circunstancia esta que corresponde a la opo-
sición a recibirlas.
plano la sentencia en la cual se ordena recibir las cuentas, aspecto sobre el que no
existió oposición y disponiendo el traslado por el término de diez días de que trata
el inciso segundo del art. 418; queda abierto así el camino para aplicar, de ser
necesario, lo previsto en el art. 418 numeral 4.
Creo que en el futuro es necesario contemplar una expresa solución para esta
hipótesis y determinar que si el demandado objeta el monto de las cuentas debe
hacerlo fundadamente dentro del término del traslado de la demanda, con el fin de
destinar el trámite del proceso no a una sentencia que ordene recibir las cuentas,
aspecto que no se debate, sino que señale de manera definitiva el monto a cargo
de una de la partes.
POR CONSIGNACIÓN
Dentro de los instrumentos legales que tratan de evitar ese abuso del derecho
uno de los más efectivos y que más cabalmente cumple su objetivo es precisa-
mente el del pago por consignación, previsto como proceso abreviado en el art.
19
420 del C. de P. C
Por consiguiente, el objeto de este proceso es hacer efectivo el derecho del
deudor a que se le admita el pago de la obligación en los términos y condiciones
originalmente estipulados, con el fin de evitar las gravosas consecuencias que
implica la mora.
19 Debe recordarse que existen eventos excepcionales en que el pago puede hacerse válidamente
sin necesidad de acudir al juicio que comento, tal como ocurre en la consignación de cánones de
arrendamiento, aspecto al que nos referiremos al estudiar el proceso de lanzamiento, el caso del art.
696 del C. de Co., que dispone: "Si vencida la letra esta no se presenta para su cobro dentro de los
términos previstos en el art. 691, cualquier obligado podrá depositar el importe de la misma en un
banco autorizado legalmente para recibir depósitos judiciales, que funcione en el lugar donde debe
hacerse el pago, a expensas y riesgo del tenedor y sin obligación de dar aviso a éste. Este depósito
producirá afectos de pago" y el evento de que trata el art. 537 del C. de P. C. para permitir la
terminación del proceso de ejecución por pago.
DEL PROCESO ABREVIADO
Como el art. 420 desarrolla los lincamientos del pago por consignación pre-
vistos en los arts. 1656 a 1665 del C. C, es necesario remitirse a tales normas y
por eso la demanda, a más de cumplir los requisitos generales, debe reunir las
exigencias previstas en el art. 1658 del C. C. para que se la pueda considerar,
como la llama dicho Código, "demanda de oferta de pago".
Esos requisitos son: que la instaure persona capaz de pagar, que se haga al
acreedor o a su representante, que se trate de una obligación exigible, y que se
indique claramente el contenido de la obligación objeto de pago por consigna-
ción. Entendida lo anterior, no es necesario estructurar un aparte especial dentro
de la demanda, sino que en el cuerpo mismo de ella se deben cumplir esas
exigencias muchas de las cuales están previstas en el C. de P. C, como propias de
toda demanda (art. 76); en suma, se trata de integrar las normas sustanciales de la
oferta de pago, adecuándolas a los requisitos procesales de la demanda.
Una vez notificada la demanda, dentro de los cinco días siguientes al venci-
miento del término del traslado al demandado y sin necesidad de auto que así lo
indique, si aquel no se opone y es dinero lo ofrecido en pago, deberá depositar a
la orden del juzgado la cantidad indicada en la demanda; si así acontece, se
dictará sentencia declarando válido el pago; si se trata de pago de naturaleza
diversa el juez señalará fecha y hora para la diligencia en la que deberán ser
entregados los bienes ofrecidos, la cual no necesariamente se debe desarrollar en
el recinto del juzgado, pues si por la naturaleza de ellos se hace imposible su
presentación al despacho se acudirá al sitio donde se hallan, y el demandante
informará de la dirección pertinente, lo que puede hacerse en la demanda o en
escrito posterior, advirtiendo que no necesariamente debe coincidir con la del
demandado.
160 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL O V I L
Puede acontecer que por lo establecido en el negocio jurídico que dio origen
al proceso, los bienes diversos a dinero (porque si se trata de numerario la consig-
nación se hará siempre a órdenes del juzgado del conocimiento), deben ser entre-
gados en un municipio diferente de aquel donde se adelanta, hipótesis en la cual
el demandante así lo expresará en su demanda y si el juez encuentra fundada la
petición, dispondrá que la diligencia de entrega de los bienes ofrecidos se lleve a
efecto por medio del comisionado, caso en el cual una vez terminada ésta se
devolverá el despacho comisorio al juez del conocimiento para que profiera la
providencia que corresponda según su resultado.
Si llegado el día de la diligencia el acreedor demandado no se hace presente
o se niega a recibir, y los bienes corresponden a los ofrecidos, dispone el numeral
2 del art. 420 que el juez designará un secuestre a quien se entregará el bien y
dictará sentencia en la cual se declare válido el pago, o sea la misma providencia
que debe proferir cuando el demandante concurrió y acepta recibir los bienes que
se entregan.
Se debe tener presente que la única oportunidad que tiene el demandado para
oponerse al pago ofrecido es el término de traslado de la demanda; por lo tanto,
si estima que el bien que se ofrece no reúne los requisitos, por no corresponder a
la cantidad, volumen, calidad o especificaciones acordadas debe manifestarlo en
tal oportunidad, por cuanto la diligencia de entrega no será la ocasión propicia
para hacerlo, porque ella se va a limitar a verificar que se trata del bien ofrecido,
sin que sea admisible ninguna manifestación diversa a la de que no coincide.
Ciertamente, si en el momento de la diligencia de entrega se presentan bienes
que no corresponden con la cantidad, calidad, peso, volumen o especificaciones
especiales ofrecidas, así el demandado no se haya opuesto, tiene el derecho de
advertir la circunstancia al juez, quien si encuentra que la razón la tiene el obje-
tante podrá negar la entrega y proceder a dictar la sentencia desestimando las
pretensiones de la demanda. Es más, aún de oficio puede el juez realizar esa
manifestación si determina la falta de correspondencia entre lo que se quiere
entregar y lo ofrecido en la demanda cuando el demandado no concurre, puesto
que si está presente y nada objeta, estimo que el juez carece de la facultad debido
a que si el demandado que concurre quiere recibir esos bienes está dentro de sus
atribuciones hacerlo.
Es de advertir que para desarrollar lo previsto en el art. 1661 del C. C,
cuando dispone que: "la oferta se hará ante el juez, el cual, recibida la informa-
ción de la ausencia del acreedor, y de la falta de persona que la represente,
autorizará la consignación, y designará la persona a la cual debe hacerse", se
regula en el inciso tercero del numeral 2 del art. 420, que si luego de cinco días
20
de haber suministrado el demandante lo necesario para la notificación personal
DEL PROCESO ABREVIADO
20 Textualmente la norma señala "Cuando dentro de los cinco días siguientes a aquel en que se
haya suministrado lo necesario para la notificación, no se hubiere realizado ésta ni decretado el
emplazamiento del demandado, si se tratare de dinero, el juez, por auto que no tendrá recurso
alguno, ordenará al demandante hacer la consignación dentro del término de cinco días; en los
demás casos señalará fecha para la diligencia de secuestro por auto que tampoco tendrá recurso". Al
ajustaría a las nuevas directrices que señala la ley 794 de 2003 para el artículo 315 del C. de P. C,
donde ya no es necesario pagar la notificación, estimo que los cinco días a los que se refiere la
norma son los que tiene el secretario para elaborar el oficio de citación al demandado, lo que pone
de presente que en todos los casos va a ser posible antes de que se surta la notificación, autorizar la
consignación.
21 Debo advertir que cuando se dicta la sentencia declarando válido el pago y no existe oposi-
ción, igualmente debe imponerse la condena en costas, pues es lo cierto que la actitud del acreedor
obligó a acudir a la justicia y sólo en casos excepcionales y atendidas las especiales circunstancias
que evidencien que el deudor promovió el proceso sin buscar primero pagar al acreedor, podrá
exonerarse de ellas. Ahora bien, si la sentencia que lo declara válido es resultado de todo el trámite
del proceso con oposición, sin discusión alguna debe imponerse aquella.
162 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
sona ajena al proceso y además, por no tener ninguna relación con la obligación
que se ha pagado.
El juez competente para conocer del proceso es, de manera privativa, el del
domicilio principal de la sociedad demandada y será el del circuito, por tratarse
de asunto cuya competencia no está expresamente atribuida a otro juez, advirtién-
o
dose que de acuerdo con el art. 3 numeral 6 del decreto 2273 de 1989, en las
ciudades donde se crearon jueces civiles del circuito especializados en materias
comerciales serán ellos los llamados a tramitar y dirimir estas controversias.
Establece el art. 421, en armonía con el 191 del C. de Co., un término de ca-
ducidad de dos meses para promover el proceso, al señalar que la demanda "sólo
podrá proponerse dentro de los dos meses siguientes a la fecha del acto respecti-
22 Considero que el art. 233 de la ley 222 de 1995 no modificó el art. 194 del C. de Co., dado el
carácter especial de esta norma. En efecto, dispone la citada ley que "Los conflictos que tengan
origen en el contrato social o en la ley que lo rige, cuando no se hayan sometido al pacto arbitral o
amigable composición, se sujetarán al trámite del proceso verbal sumario, salvo disposición en
contrario" y es precisamente el art. 194 una disposición en contrario para lo que toca con la
impugnación de actos de asambleas y juntas de sociedades.
i'idicíai sr
166 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
V O " ; es de notar que, conforme al art. 191 del C. de Co., cuando se trate "de
acuerdos o actos de la asamblea que deban ser inscritos en el registro mercantil",
el término de los dos meses se cuenta a partir de la fecha de la inscripción, y no
23
desde la fecha del acto, aspecto que igualmente recoge el art. 421 al disponer
que "si se tratare de acuerdos o actos sujetos a registro, el término se contará des-
de la fecha de la inscripción", lo cual es lógico porque sólo a partir de esa inscrip-
ción es que se torna público el acto respectivo; naturalmente si el impugnante
conoce la decisión podrá demandar aun antes de su inscripción en el registro.
Como aspecto verdaderamente interesante y novedoso dentro del proceso
civil, tenemos aquí una institución que no difiere en nada de la suspensión provi-
24
sional del derecho administrativo prevista en el art. 152 del C. C. A., al indicar
el art. 421: "En la demanda podrá pedirse la suspensión del acto impugnado; el
juez la decretará si la considera necesaria para evitar perjuicios graves y el de-
mandante presta caución en la cuantía que aquél señale", disposición que amerita
una especial explicación.
En efecto, no b^asta solicitar la suspensión provisional del acto impugnado
para que se señale la caución y fatalmente se proceda, una vez prestada ésta, a
ordenar la suspensión porque la cautela no depende tan sólo de que preste la
caución; en absoluto, el juez debe analizar si la decisión es aparentemente ilegal
y podría ocasionar perjuicios al demandante de no suspenderse provisionalmente,
perjuicios que deben provenir de un acto aparentemente violatorio de la ley,
x
23 Sobre este aspecto merece resaltarse que para el Consejo de Estado "el término de caducidad
de la acción se cuenta desde la fecha de expedición de estos actos (los impugnados) o de su
inscripción en el registro mercantil. Por consiguiente, es manifiesto y ostensible que para invalidar
esos actos es preciso promover acción jurisdiccional dentro del término de dos meses siguientes a
su registro, ante los jueces ordinarios. Los defectos o irregularidades que se les observen en la
resolución acusada no pueden servir de fundamento para abstenerse de inscribirlos en el registro
público de comercio; de lo contrario, se incurriría en el círculo vicioso consistente en que no se
podría promover la acción precisamente porque aún no se ha efectuado el registro y que éste no se
realice a causa de los mismos defectos, no obstante que su verificación es privativa de la jurisdic-
ción ordinaria o civil". (Sentencia del 31 de agosto de 1976. Ponente: doctor Humberto M O R A
O S E J O , publicada en Código de Comercio de Legis).
24 Estimo predicable del sistema procesal civil lo comentado por el Consejo de Estado, Sec.
Tercera. Auto feb. 7/2002, Exp. 21845. M . P. Alier H E R N Á N D E Z E N R Í Q U E Z acerca de que "La
suspensión provisional en los procesos de nulidad se encuentra condicionada a que el acto acusado
contraríe de manera clara, ostensible, flagrante o manifiesta lo dispuesto en normas superiores; el
requisito enunciado se debe constatar con el simple cotejo de las normas que se confrontan o
mediante documentos públicos aducidos con la solicitud; de requerirse un estudio de fondo, debe el
juez administrativo agotar el procedimiento pertinente y diferir el pronunciamiento sobre la validez
del acto acusado para el momento en que se dicte sentencia".
DEL PROCESO ABREVIADO
167
porque, lo reitero la cautela no está montada sobre la base objetiva de que lo pida
el demandante y se preste la caución.
Por eso cuando se solicita esta medida debe entregarse al juez copia del acta
en que conste la decisión impugnada y los demás documentos que puedan facili-
tarle verificar la aparente ilegalidad de la determinación, en especial los estatutos
sociales, porque, de lo contrario, considero muy difícil que el juez pueda tener
criterio para proveer puesto que con la sola afirmación de lo que se estima es el
contenido de la decisión que se califica de ilegal, el juez no se puede formar un
concepto para decidir si decreta o no la suspensión provisional del acto impugna-
do, pues tal aseveración no es prueba idónea para acreditar el alcance del acto:
para ello se requiere su constancia escrita que debe necesariamente aparecer en el
acta de la sesión en que se adoptó la decisión y será la base para el estudio
preliminar del juez.
Debo recordar que la suspensión provisional requiere no sólo que con el acto
se cause un perjuicio evidente al demandante sino que, además, la determinación,
como lo dice el art. 191 del C. de Co., no esté ajustada "a las prescripciones
legales o a los estatutos". En síntesis, lo que amerita la suspensión provisional no
es sólo el perjuicio sino, básicamente, la aparente ilegalidad del acto, razón por la
que no estoy de acuerdo con la tesis que señala que basta prestar la caución y
solicitar la suspensión para que el juez la deba decretar, porque implicaría radicar
la posibilidad de la medida en el exclusivo querer del demandante y dejaría sin
efecto la parte de la norma que deja a disposición del juez decretar la cautela "si
la considera necesaria para evitar perjuicios graves", que obviamente sólo pueden
existir si el acto es aparentemente ilegal, pues de lo que se trata es de evitar
perjuicios "injustos", no simplemente estos, ya que de haber sido ese el querer del
legislador, sobraba la cualificación.
Por disposición del art. 422 del C. de P. C. la demanda sólo la puede presen-
tar "la entidad a la cual deban adjudicarse conforme a la ley", siendo ésta, según
el art. 66 de la ley 75 de 1968, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, lo
cual reitera el decreto 1137 de 1999 cuyo artículo 17, numeral 17 dispone que una
I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
de las funciones del Instituto es la de "Promover las acciones en que tenga interés
por razón de su vocación hereditaria o de bienes vacantes o mostrencos, de
acuerdo con las leyes"; en consecuencia, ninguna otra persona puede demandar la
declaratoria de bien vacante o mostrenco por cuanto la legitimación activa se
adscribe únicamente a dicha entidad pública.
Desde hace muchos años el art. 82 de la ley 153 de 1887 señaló que la
25
adjudicación de dichos bienes correspondía al municipio donde se encontraban,
pues ha sido orientación constante en el sistema colombiano que ellos deban
ingresar a una entidad oficial, posición que obedece a que el Estado consideró que
para evitar indebidos enriquecimientos con procesos de esta índole, sólo entidades
públicas podían solicitar su declaratoria: por eso, en la práctica, si alguien se
entera de un bien en tal situación, debe dar aviso al Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar y acordar una remuneración, aspecto sobre el cual esa entidad
tiene expresa reglamentación, en caso de tener éxito la información suministrada,
pero no puede intervenir como parte dentro del proceso, aun cuando no veo
inconveniente alguno para que lo pueda hacer como coadyuvante, dado que se
trata de un proceso de cognición que lo permite.
El Consejo de Estado en concepto emitido por la Sala de Consulta y Servicio
Civil el día 16 de diciembre de 1996 puntualizó lo concerniente con el procedi-
miento para denunciar bienes vacantes o mostrencos y señaló que "El decreto
2388 de 1979, reglamentario de la ley 75 de 1968 y las modificaciones introduci-
das a sus artículos 99, 103, 105, 107 y 108 por el decreto 3421 de 1986, constitu-
yen la normatividad jurídica aplicable a la actuación administrativa que adelanta
el ICBF en relación con bienes vacantes y mostrencos y vocación hereditaria.
"El procedimiento puede explicarse en la siguiente forma:
"Toda persona que descubra la existencia de un bien vacante o mostrenco, o
de una vocación hereditaria, deberá hacer su denuncia ante el Instituto Colombia-
no de Bienestar Familiar (Dirección General o Dirección Regional), según la
ubicación del bien o del lugar de tramitación del respectivo juicio, mediante una
escritura que incluirá: la afirmación, bajo juramento que se considerará prestado
con la presentación personal del escrito, de que procede de buena fe y la manifes-
tación del propósito de celebrar el respectivo contrato para obtener la declaración
judicial a favor del Instituto sobre el bien vacante o mostrenco.
25 El citado art. 82 de la ley 153 de 1887 decía: "Pertenecen a los municipios los bienes mostren-
cos o vacantes que se hallen dentro de sus limites". Y el art. 66 de la ley 75 de 1968 dispone que
"tendrá el Instituto los derechos que hoy corresponden a otras entidades con relación a los bienes
vacantes y mostrencos".
DEL PROCESO ABREVIADO 17F
'TcT-
"El Instituto exigirá al denunciante los documentos necesarios para compro-
bar la veracidad de la denuncia y la naturaleza, descripción, ubicación etc. del
bien, para lo cual dispondrá de un plazo de treinta días, vencidos los cuales el ICBF
podrá adelantar el proceso, sin que el denunciante tenga derecho a participación
alguna.
"Advierte la ley que los gastos y costos que al efecto se causen son de cargo
del denunciante, quien asume la responsabilidad de sufragarlos so pena de incum-
plimiento del contrato de denuncio y participación.
"El Instituto podrá exigir el otorgamiento de una garantía se seriedad en la
cuantía que señale, la cual será proporcional al valor del bien; subsistirá "hasta la
fecha de perfeccionamiento del contrato".
"El número del contrato y la fecha de perfeccionamiento del mismo así como
los datos necesarios para la identificación del denunciante, del proceso judicial y
del bien denunciado, se anotará en un libro que abrirá el Instituto y que se
denominará "radicador de los asuntos o expedientes de bienes vacantes, mostren-
cos y vocaciones hereditarias".
"Iniciada la acción pertinente, el contratista se obliga a adelantar las diligen-
cias del juicio hasta su terminación, so pena de que se declare la caducidad
administrativa del contrato y se hagan efectivas las garantías.
resulta más aconsejable acudir a otros sistemas, así se deba esperar varios años,
pues a nadie puede escapar que la actual normatividad lejos de incentivar las
denuncias de esta clase de bienes, lo que conlleva es un total desestímulo para
hacerlo.
Debido a que en este proceso sólo puede demandar el Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar y el denunciante del bien únicamente tiene derecho a una
parte de lo obtenido tal como se acaba de exponer, su numero cada día es menor.
Adicionalmente, tratándose de bienes muebles es muy raro que quien los ocupe
acuda a este juicio, porque, de una parte, le resulta mejor esperar a que obre la
prescripción adquisitiva cuyo lapso es de tres años; y, de la otra, como el posee-
26
dor del mueble se reputa propietario mientras no se pruebe lo contrario y nor-
malmente la posibilidad de goce y de disposición del bien la tiene sin restricción,
no se acude ni a uno ni a otro proceso; en tratándose de bienes inmuebles resulta
mejor para el ocupante esperar a que obre el fenómeno de la prescripción que le
permitirá demandar para ser propietario del bien y no recibir una remuneración
por su aviso al Instituto, aspecto tanto más evidente si se toma en cuenta que la
27
Corte señala que "la acción de vacancia no puede tener viabilidad ni eficacia ni
aún tratándose de un poseedor irregular de la cosa, porque si bien es verdad que
tal clase poseedor carece de título justo o inscrito y de buena fe al acto de
posesión, si tiene una posición ventajosa que lo coloca en condición de adquirir el
bien por usucapión extraordinaria; y el denunciante del bien vacante no puede
desconocer esa situación por lo mismo que ya viene dicho que el poseedor se
reputa dueño y habría que aceptarle el carácter de dueño aparente. Y en tal
evento, una de las características esenciales y dominantes del bien vacante, esto
es que aparezca abandonado y sin dueño aparente conocido, desaparece ante un
poseedor cualquiera".
La demanda debe dirigirse contra las personas que figuren como titulares de
derechos reales principales si se trata de bien sujeto a registro; por ello debe
acompañarse un certificado actualizado del registrador. Cuando existen poseedo-
26 Con relación a los bienes muebles, el Tribunal Superior de Bogotá, en providencia del 10 de
julio de 1 9 9 8 , ponente Dr. Cesar Julio VALENCIA, al resolver una acción de tutela interpuesta por el
Banco de Colombia, advirtió que no obstante que los títulos valores pertenecen a los llamados
bienes mercantiles debido a que los créditos en ellos incorporados, por no ser "cosas corporales no
pueden ser bienes mostrencos de suerte que, aún entendiendo por vía de discusión, que estuviesen
abandonados por su titular 'en el sentido de que no lo cobra', conserva el derecho de cobrarlo
mientras dure el término de prescripción; y pasado ese término el crédito se extingue, es decir no
puede ser cobrado por el acreedor ni por persona alguna...".
— _¿„ <;nn
Corte Suprema de lusticia, G.J. T. LXXXVI, pág. 5 0 0 .
27
D E L PROCESO ABREVIADO 173
res conocidos del bien, ellos serán los demandados mientras que en los demás
casos "no será necesario señalar como demandado a persona determinada", es
decir, cuando se trata de bienes mostrencos que normalmente no están sometidos
a registro.
Por definición del art. 706 del C. C, los bienes vacantes o mostrencos son los
que no tienen "dueño aparente o conocido", y si están sometidos a posesión
existirá un dueño aparente, cuyos derechos deben ser respetados, por eso si se
demanda la declaratoria de bien vacante o mostrenco y se dirige la acción contra
un poseedor, no puede prosperar la pretensión, pues el bien no será vacante o
28
mostrenco sencillamente por que tiene dueño aparente.
28 GÓMEZ José J., Bienes; Bogotá, Publicaciones Externado de Colombia, 1981, donde se lee lo
siguiente: "¿Puede considerarse vacante o mostrenco el bien que es poseído por particulares? Dice
la Corte que no, en la sentencia citada porque la posesión hace presumir el derecho y entonces el
bien sí tendrá dueño". (Sentencia de 25 de febrero de 1941, "G. num. 1960 a 1968, pág. 748).
ff§ I N S T I T U C I O N E S DE D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
otras
1961. normas, en especial por la ley 30 de 1988 reformatoria de la ley 135 de
Dentro de este proceso no se prevé la audiencia del art. 101 por expresa
indicación del art. 422 en su inciso final y tampoco veo posible la audiencia de
conciliación extrajudicial como requisito de procedibilidad pues no se trata de
derechos transigibles.
2 9
10. EL PROCESO DE P A T R O N A T O S O CAPELLANÍAS
El artículo 324 de la ley 105 de 1890 dice que: "Para efectos civiles, lláman-
se en general capellanías, las fundaciones que se hacen con el objeto de que se
digan misas o se ejerzan ciertas obras piadosas relacionadas con el culto.
atrás con el progreso del país, pues existen otros medios más modernos y efecti-
vos para lograr las finalidades que persiguen estas capellanías.
En este proceso abreviado la demanda debe presentarse con la prueba de la
constitución de la capellanía o patronato y la causa de su vacancia, normalmente
muerte de su titular, a más del derecho que invoca quien solicita la adjudicación,
constituyendo así un caso en el cual se obliga con la demanda a probar todos los
hechos que normalmente deben ser objeto de establecimiento dentro del período
de pruebas; se aplicarán además las normas sobre el proceso de pertenencia
referentes a emplazamientos, necesidad de nombrar un curador para la litis y
realizar una inspección judicial sobre el terreno (C. de P. C, art. 407, nums. 5, 6,
7, 8, 9).
Vencidos esos trámites, procede el fallo si se considera que no existen otras
pruebas para practicar, bien porque no se presentaron oposiciones o porque el
juez no estima necesario realizar ninguna prueba de oficio diferente de la mencio-
nada inspección judicial, que siempre es obligatoria, dada la remisión ya comen-
tada al art. 407.
También en este proceso por expresa indicación del inciso final del art. 407
está proscrita la audiencia del art. 101.
30 En efecto, no faltan ya quienes aseveren que las reformas únicamente tocan con los arrenda-
mientos de inmuebles destinados a vivienda urbana lo que no es exacto, pues lo atinente a los
DEL PROCESO ABREVIADO ' 177
Los abusos cometidos por los arrendadores en épocas de total libertad con-
tractual y la notoria incidencia del canon en el costo de la canasta familiar, unidos
a la escasez de vivienda, determinaron que el contrato de arrendamiento, contem-
plado en sus lincamientos clásicos en el Código Civil donde el principio de la
autonomía de la voluntad tiene tan alta importancia, sufriera en las últimas déca-
das, grandes y profundas modificaciones que limitan drásticamente la libertad
contractual en este campo, especialmente en lo que toca con los arrendamientos
para vivienda, aspecto que periódicamente requiere de ajustes legales dado lo
cambiante de las circunstancias.
aspectos sustanciales opera exclusivamente para la vivienda urbana. Empero, lo que concierne
con disposiciones de orden procesal se predica por igual de todo tipo de contrato, pues no se puede
perder de vista que el trámite del proceso de restitución de tenencia es único. Por lo tanto, aspectos
tales como el procedimiento "de pago por consignación extrajudicial del canon de arrendamiento
(art. 10 de la ley 820), la comprobación del pago (art. 11), el lugar para recibir notificaciones (art.
12) y los denominados aspectos procesales (arts. 35 a 40), no permiten diferenciar acerca de si se
trata de contrato de arriendo para vivienda o de otra índole, ejemplo, para actividades mercantiles.
31 En la pasada edición de esta obra, la 7*, se puede obtener mayor información acerca del gran
número de disposiciones que en los últimos cincuenta años han regido en materia del contrato de
arrendamiento.
178 INSTITUCIONES D E DERECHO PROCESAL CIVIL
32 Cuestión diversa es que se debe propugnar porque se permita expresamente, tal como sucede
en el proceso de alimentos, por permitir ante el mismo Juez que conoce del lanzamiento, el proceso
ejecutivo como una tramitación adicional y autónoma, todo con el fin de impedir innecesarias
actuaciones judiciales, pues el sistema en vigencia atenta contra la economía procesal.
180 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
ordene la desocupación.
"En otros términos: cuando la restitución constituye la pretensión principal
de la demanda por las causales taxativas previstas en los decretos respectivos,
generalmente, para el lanzamiento, estamos ante este proceso, pero cuando ella es
consecuencia de una declaración constitutiva como las indicadas, debe aplicarse
,; el art. 396 de C. de P. C, que ordena al proceso ordinario, so pena de nulidad (art.
|i 152, 4) ante los jueces competentes por cuantía y territorio, la que se aprecia
\. según las reglas generales y no con las de los artículos 20, numeral 7, y 23
numeral 10, de modo que no requieren adelantarse en el lugar que corresponda a
de arrendamiento. Biblioteca de la Cámara de Comercio, Bogotá, 1986, num. 20, págs, 174 y 175.
DEL PROCESO ABREVIADO 181
la ubicación del bien (forum rei sitae), pues estos preceptos especiales se refieren
al proceso abreviado de restitución de tenencia y no a los que versen sobre
terminación, nulidad, rescisión, simulación u otros, que no contemplan aquel foro,
ni la forma específica de fijar la cuantía".
2.- El num. 7 del art. 20 prescribe: "En los procesos de tenencia por arrenda-
miento" sin distinguir la causa que determina la restitución de la tenencia, motivo
por el que estimo errada la interpretación del doctor MORALES, pues pretende dar
a la norma un significado que, como se ve, no tiene porque sólo comprendería
algunos procesos de restitución de tenencia por arrendamiento, creando una dife-
renciación inexistente en la ley.
3.- Lo anterior también se puede decir del art. 23 (num. 10) que, al establecer
el fuero real, habla de los procesos "de restitución de tenencia" sin siquiera hacer
mención del arrendamiento, de forma que afirmar que esta disposición se aplica
sólo a la restitución de tenencia por arrendamiento implica un agregado indebido,
mucho más grave si se añade que sólo por razón del arrendamiento cuando se
trata de las causales de restitución y no de las de terminación.
4.- El proceso ordinario debe seguirse cuando no existe una disposición que,
en forma expresa, señale un trámite especial. Para el arrendamiento existe una
disposición especial del proceso abreviado (num. 9 del art. 408). No hay, pues,
Mft I N S T I T U C I O N E S DE D E R E C H O P R O C E S A L C I V I L
34 En mi obra La Reforma del Código de Procedimiento Civil, Edit. A B C , Bogotá, 1990, págs.
JS DEL PROCESO ABREVIADO
del inmueble arrendado queda claro que no importa cuál sea el motivo por el que
se solicite en últimas esa restitución y que siempre que se controvierta tal aspecto
y que se quiera lograr la restitución de la tenencia de un inmueble que tiene como
origen el contrato de arrendamiento, haya o no solicitud de indemnización de per-
juicios, la única vía adecuada para tramitar esa clase de pretensiones es el pro-
ceso de restitución de tenencia por arrendamiento, nada pugna porque así se le
llame si se quiere, el de lanzamiento sólo que a partir de la vigencia de la reforma
al suprimirse la polémica, ya la denominación no va a ser base para buscar vías
procesales diversas tal como hoy, equivocadamente, acontece.
Por el factor territorial opera el fuero real (art. 23, num. 10), es decir, que
conoce el juez del lugar donde está ubicado el bien, independientemente del
domicilio del demandado o demandados, del lugar de celebración del contrato o
sitio donde se pague el canon, ya que el Código no se atiene a estas nociones para
radicar competencia por el factor territorial; para saber si corresponde a un juez
civil municipal o a un juez civil del circuito, el art. 20, num. 7, reformado por el
art. 40 de la ley 820 de 2003 señala que "El numeral 7 del artículo 20 del Código
de Procedimiento Civil, quedará así: 7. En los procesos de tenencia por arrenda-
286 y 287 al comentar el motivo por el que se cambió de denominación a este proceso y se
pasó de llamarlo en el antiguo art. 434 "Lanzamiento de arrendatario", para ahora en el art. 424 que
lo sustituyó mencionarlo como "Restitución del inmueble arrendado" se explicó lo siguiente. "La
denominación misma que ahora se da a este proceso para llamarlo en el numeral 9 del artículo 408
y así reiterarlo en el título del 424 Restitución del inmueble arrendado y que vino a reemplazar la
anterior de Lanzamiento de arrendatario, buscó específicamente poner fin a la interpretación, que
siempre estimamos errada pero que por estar auspiciada por un prestigioso tratadista contaba con
numerosos adeptos, acerca de que el proceso de lanzamiento era tan sólo para las causales de
restitución previstas en diversos decretos que se han dictado en torno a la materia de control de
arrendamientos y es por eso que cuando la pretensión es el lanzamiento se acude al proceso
abreviado; empero, cuando se trata de terminación del contrato de arrendamiento por otras causas,
con o sin indemnización de perjuicios, sostiene la tesis mencionada, debe acudirse al proceso
ordinario.
fok INSTITUCIONES D E DERECHO PROCESAL CIVIL
35 En cuanto a la competencia por la cuantía, la ley 820 de 2003 vino a poner fin a la polémica
atinente a que cuando se basa tan sólo en los cánones cabe observar si para hacer las operaciones
aritméticas anotadas se toma como base el canon inicialmente pactado o si debe considerarse el
canon que se paga al momento de la demanda. En efecto, la duración de los contratos de arrenda-
miento implica que, normalmente, el valor pactado inicialmente en el contrato sea inferior al que se
paga cuando se va a presentar la demanda, máxime, cuando la misma ley auspicia los reajustes. Era
de la opinión que se tomaba el valor inicial, otros tomaban partido por el canon que se paga en el
momento de iniciarse el proceso y dependiendo del criterio adoptado podría ser distinto el juez
competente. El art. 40 de la ley 820 de 2003 sentó pauta legal y optó por considerar el valor de la
renta vigente en el momento de presentar la demanda, al indicar que será el valor "actual", con lo
que puso fin a la polémica. - .
DEL PROCESO ABREVIADO
Veamos con un ejemplo la aplicación del art. 23, num. 7: Luis arrienda a
Jorge un local por el término inicial de ocho meses, a razón de 3 millones de
pesos mensuales. Al iniciarse el proceso, se multiplicará el término pactado, ocho
meses, por el canon actual que vamos a suponer sigue siendo el mismo, obtenién-
dose un resultado de 24 millones como cuantía del juicio, es decir, que se tratará
de un proceso de menor cuantía, sin que importe para nada el tiempo que el
demandado lleve efectivamente ocupando el inmueble, ni si la causal alegada es
mora en el pago, o cualquier otra. Pero si no se pactó término inicial, se toma
como base un año, por manera que el resultado será de 36 millones es decir,
proceso de mayor cuantía.
en este segundo caso puede fijarse una cantidad determinada o una cuota de los
frutos de cada cosecha", aspecto que procesalmente se recoge en el numeral 7 del
art. 20 indicando que en esta hipótesis para la cuantía se tomará el valor de
36
aquellos en el último año, auncuando se trata de hipótesis poco frecuente.
11.3.2. Demanda de restitución de la tenencia
Debe reunir los requisitos generales del art. 75. Por tratarse de la restitución
de un bien inmueble se indicarán linderos, nomenclatura, ubicación, y "demás
37
circunstancias que los especifiquen", tal como lo prevé el art. 76, aspecto de
utilidad porque al elaborar una demanda de lanzamiento es prudente anotar, a más
de los tres datos obligatorios iniciales, las circunstancias adicionales que sirven
para identificar el bien, porque hay abogados especializados en defender a los
demandados en estos juicios que acudiendo a maniobras muy difíciles de compro-
bar, pero en ocasiones efectivas, tales como alteración de nomenclatura, confu-
sión de linderos, etc., desvirtúan el cumplimiento de la sentencia de lanzamiento.
Por ello, recomiendo identificar el inmueble de la manera más precisa posible a
fin de evitar este tipo'de argucias; no es que esté mal defender a los arrendatarios,
en absoluto, pero acudir a esta clase de triquiñuelas para lograr que el arrendatario
prolongue su permanencia en el inmueble, es conducta que debe ser severamente
reprobada y oportunamente sancionada.
El contrato de arrendamiento es consensual y, por lo tanto, su validez es
ajena a cualquier solemnidad, salvo el caso excepcional del arrendamiento por
escritura pública, poco utilizado en nuestro medio. Significa lo anterior que cuan-
do no hay prueba escrita documental de la celebración del contrato, no por eso
deja de existir; en consecuencia, al exigir el art. 424 en su parágrafo primero
numeral 1 que: "A la demanda deberá acompañarse prueba documental del con-
trato de arrendamiento suscrito por el arrendatario, o la confesión de éste prevista
en el artículo 294, o prueba testimonial sumaria", nítidamente reconoce tal cali-
dad por cuanto se observa la amplia libertad probatoria que se permite para
cumplir con este anexo de la demanda, que es requisito condicionante para su
aceptación.
a
36 En la Parte general de esta obra, t. i, Dupre Editores, Bogotá, 2002, 8 edición, pág. 177 se
Resulta por entero indiferente cuál de las tres posibilidades que la ley
otorga para presentar el anexo que pruebe la existencia del contrato sea la aporta-
da por el demandante, por cuanto si vence el término del traslado de la demanda,
no existe oposición y el juez no considera necesario decretar pruebas de oficio,
"se dictará la sentencia de lanzamiento", dispone el parágrafo tercero, numeral 1
del art. 424, donde no se distingue acerca de cuál es la clase de prueba del
contrato que se adjuntó.
38 Llevando el asunto al extremo, si no se logra establecer el contrato con una de las tres
modalidades advertidas, quedaría como último recurso el adelantar un proceso ordinario para que en
la sentencia se declare la existencia del mismo.
188 iNSTrrUCIONES DE D E R E C H O P R O C E S A L C I V I L
39 Específicamente para el caso del no pago, el parágrafo primero, numeral 2 del art. 424,
prescribía que cuando se alega como causal para buscar la restitución la mora del arrendatario "la
demanda deberá indicar los cánones adeudados y a ella se acompañará la prueba siquiera sumaria
de que se han hecho al arrendatario los requerimientos privados o judiciales" de que trata el art.
2035 del C. C, norma que disponía que: "La mora de un período entero en el pago de la renta, dará
derecho al arrendador, después de dos reconvenciones, entre las cuales medien a lo menos cuatro
días, para hacer cesar inmediatamente el arriendo". Al ser derogado expresamente el art. 2035 del
C. C. por la ley 820 de 2003, se entiende a su vez modificado por supresión lo transcrito del art. 424.
40 En la pasada edición de esta obra, puede consultarse con fines de información histórica lo
sucedido con el especial sistema de notificación por aviso que existió respecto del proceso de
restitución de tenencia y que la Corte Constitucional en sentencia C-295 de noviembre 18 de 1999
restuuciu» v~
declaró inexequible.
DEL PROCESO ABREVIADO
189
en su inciso final al señalar que: "En el evento en que no se reporte ninguna
dirección en el contrato o en un momento posterior, se presumirá de derecho que
el arrendador deberá ser notificado en el lugar donde recibe el pago del canon y
los arrendatarios, codeudores y fiadores en la dirección del inmueble objeto del
contrato, sin que sea dable efectuar emplazamientos en los términos del artí-
41
culo 318 del Código de Procedimiento Civil".
41 Agrega el resto del art. 12 lo siguiente: "En todo contrato de arrendamiento de vivienda
urbana, arrendadores, arrendatarios, codeudores y fiadores, deberán indicar en el contrato, la direc-
ción en donde recibirán las notificaciones judiciales y extrajudiciales relacionadas directa o indirec-
tamente con el contrato de arrendamiento.
La dirección suministrada conservará plena validez para todos los efectos legales, hasta tanto no sea
informado a la otra parte del contrato, el cambio de la misma, para lo cual se deberá utilizar el
servicio postal autorizado, siendo aplicable en lo pertinente, lo dispuesto en el artículo que regula el
procedimiento de pago por consignación extrajudicial. Los arrendadores deberán informar el cam-
bio de dirección a todos los arrendatarios, codeudores o fiadores, mientras que éstos sólo están
obligados a reportar el cambio a los arrendadores.
.»
Las personas a que se hizo referencia en el inciso primero del presente artículo no podrán alegar
ineficacia o indebida notificación sustancial o procesal.
Tampoco podrá alegarse como nulidad el conocimiento que tenga la contraparte de cualquier otra
dirección de habitación o trabajo, diferente a la denunciada en el contrato".
190 iNSTrrUCIONES DE D E R E C H O P R O C E S A L C I V I L
42 Desde el decreto-ley 1943 de 1956 se estableció una específica y ágil forma de pago por
consignación para cumplir las obligaciones pecuniarias emanadas del contrato de arrendamiento,
permitiendo que los arrendatarios, en los casos en que sus arrendadores se nieguen a recibir, puedan
consignar las sumas respectivas en las oficinas del Banco Agrario. Esta norma hoy derogada, al
igual que el decreto 1816 de 1990, se ha reemplazado por el artículo 10 de la ley 820 de 2003 donde
se dispone que " Procedimiento de pago por consignación extrajudicial del canon de arrendamien-
to. Cuando el arrendador se rehuse a recibir el pago en las condiciones y en el lugar acordados, se
aplicarán las siguientes reglas:
1. El arrendatario deberá cumplir su obligación consignando las respectivas sumas a favor del
arrendador en las entidades autorizadas por el Gobierno Nacional, del lugar de ubicación del
inmueble, dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes al vencimiento del plazo o período pactado
en el contrato de arrendamiento. Cuando en el lugar de ubicación del inmueble no exista entidad
autorizada por el Gobierno Nacional, el pago se efectuará en el lugar más cercano en donde exista
dicha entidad, conservando la prelación prevista por el Gobierno.
*
2. La consignación se realizará a favor del arrendador o de la persona que legalmente lo represente,
y la entidad que reciba el pago conservará el original del título, cuyo valor quedará a disposición del
arrendador.
3. La entidad que reciba la consignación deberá expedir y entregar a quien la realice dos (2)
duplicados del título: uno con destino al arrendador y otro al arrendatario, lo cual deberá estar
indicado en cada duplicado. Al momento de efectuar la consignación dejará constancia en el título
que se elabore la causa de la misma, así como también el nombre del arrendatario, la dirección
precisa del inmueble que se ocupa y el nombre y dirección del arrendador o su representante, según
el caso.
5. El incumplimiento de lo aquí previsto hará incurrir al arrendatario en mora en el pago del canon
de arrendamiento.
6. La entidad autorizada que haya recibido el pago, entregará al arrendador o a quien lo represente,
el valor consignado previa presentación del título y de la respectiva identificación.
7. Las consignaciones subsiguientes deberán ser efectuadas dentro del plazo estipulado, mediante la
consignación de que trata este artículo o directamente al arrendador, a elección del arrendatario".
192 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
Por consiguiente, a medida que se van consignando los cánones, deben entre-
garse al demandante quien por el hecho de recibirlos no purga la mora, si fue esa
la causal alegada en la demanda, pues esta conducta lo único que busca es amino-
rar los perjuicios que sufre el demandante por el eventual incumplimiento del
arrendatario.
No puede perderse de vista que cuando la causal alegada es la mora, para
efectos de determinar si existe o no la misma, se deben mirar las circunstancias
existentes hasta la presentación de la demanda, siendo por entero indiferente que
el demandante retire las sumas que se hayan consignado en su favor, con lo cual
queda erradicada la equivocada creencia de estimar que recibir los dineros corres-
pondientes a los pagos implicaba la aceptación de ellos y la desaparición de la
mora.
La entrega de esos pagos, a medida que se van sucediendo, no se cumple si
el demandado desconoce la calidad de arrendador al demandante, hipótesis en la
cual "se retendrán hasta que en la sentencia se disponga lo procedente"; esa
circunstancia, que constituye un motivo de excepción perentoria, debe alegarse en
la contestación de la demanda por así disponerlo expresamente el numeral 5 del
o
parágrafo 2 del art. 424, de ahí que con posterioridad a tal momento procesal ya
no será pertinente presentarla porque la norma es precisa al imponer como carga
al demandado que "al contestar la demanda le haya desconocido el carácter de
>l vi DEL PROCESO ABREVIADO
arrendador", lo que además da pié para sostener que no puede el juez reconocer
la circunstancia de oficio.
43 En efecto, si la demanda tiene como motivo la mora en el pago de, ejemplo, seis mensualida-
des, el demandado para poder ser escuchado debe pagar las mismas, así alegue que desconoce la
calidad de arrendador del actor y además seguir consignando los cánones que se causen, sumas
todas que en virtud de su manifestación quedan a disposición del despacho hasta tanto se resuelva
lo pertinente.
194 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
soportaba, consagra el numeral 6 del parágrafo 2° del art. 424 al disponer que:
"Cuando no prospere la excepción de pago o la de desconocimiento del carácter
de arrendador, se condenará al demandado a pagar al demandante una suma igual
al treinta por ciento de la cantidad depositada o debida", condena que como lo
destaca la norma se debe imponer de oficio en la sentencia donde se declare la
sinrazón del demandado.
Para fijar el valor que debe ser pagado como sanción la ley habla de tomar
como base la cantidad depositada o debida, términos que no son sinónimos
como aparentemente puede pensarse, porque ellos significan lo siguiente: si el
demandado pagó los cánones hasta último momento y la cantidad depositada a
órdenes del juzgado asciende, por ejemplo, a dos millones de pesos, la multa será
de seiscientos mil pesos; no obstante si empezó a consignar, pagó un millón y
luego dejó de hacerlo, puede suceder que cuando llegue el momento de dictar la
sentencia, que es donde se imponen estas condenas, adeude rentas por valor de
otro millón, hipótesis en la cual igualmente la condena será por seiscientos mil
pesos, pues es este el 30% de la cantidad total debida, lo cual se explica porque
en los dos casos el demandante no ha recibido cantidad alguna.
Como la norma es sancionatoria no permite aplicación extensiva, de modo
que si el demandado sin desconocer la calidad de arrendatario, no paga desde un
comienzo, no se le escuchará, con todas las consecuencias que esta sanción con-
lleva; si empezó a pagar y dejó de hacerlo, de igual manera dejará de ser oído
desde cuando incurrió en la mora, pero no habrá lugar a imponer la sanción del
30% que únicamente opera en las dos precisas hipótesis mencionadas, pues se
advierte que la sanción tiene lugar tan sólo cuando el arrendatario afirma que ya
pago lo que se dice adeuda y por carencia, en ese momento procesal, de prueba
idónea para acreditarlo repite el pago para ser escuchado y cuando desconoce el
carácter de arrendador.
Una vez iniciado el proceso de lanzamiento y sin que interese para nada cual
sea la causal alegada, el demandado necesariamente debe consignar los cánones
que se causen o pagarlos directamente al arrendador, como lo dice el num. 3 del
o
parágrafo 2 del art. 424, de forma tal que iniciado el proceso no es pertinente el
pago por consignación en el Banco Agrario con el correspondiente envío por
correo certificado sino, insistimos, en la cuenta de depósitos judiciales del juzga-
do donde se adelanta el proceso a fin de que por intermedio del juez se entregue
la renta al demandante salvo, claro está, la circunstancia ya analizada en que no
hay lugar a esa entrega por desconocerse su calidad de arrendador.
La obligación de consignar a órdenes del juzgado opera como ya se advirtió
no sólo cuando la causal alegada es la mora, sino para todas las posibles causas
alegadas para solicitar la restitución, pues es lo cierto que mientras dura el proce-
DEL PROCESO ABREVIADO 195
o
so, el arrendatario sigue disfrutando del bien, de ahí que el parágrafo 2 en su
numeral 3 disponga que "Cualquiera que fuere la causal invocada, el demandado
también deberá consignar oportunamente a órdenes del juzgado en la cuenta de
depósitos judiciales, los cánones que se causen durante el proceso en ambas
instancias", so pena de dejar de ser oído el demandado hasta tanto no pague,
sanción que no tiene excepciones de ninguna índole o sea que mientras no se
cumpla con el pago, cualquier actividad procesal, la que sea, le está vedada al
demandado y si de hecho llega a presentar alguna solicitud se hará caso omiso de
ella, es como si no hubiera existido.
ordene por auto y éste se cumpla con los oficios pertinentes, cuando en un buen
entendido de lo que debe ser la elegancia juris y por sobre todo la economía
procesal, puede seguirse pagando directamente el canon sin que dicha circunstan-
cia afecte para nada el resultado del proceso.
o
Por ese motivo el numeral 3 del parágrafo 2 , destaca que, si bien es cierto la
renta debe seguir siendo pagada, puede presentarse el comprobante de consigna-
ción expedido por el Banco Agrario o "el recibo de pago hecho directamente al
arrendador", expresión con la que se acoge de manera precisa y clara esta posibi-
lidad, práctica que no vacilo en recomendar a los abogados.
Y es que, si de todos modos el inquilino debe pagar la renta, que mejor que
hacerlo directamente a su arrendador y demandante para que éste le expida el
recibo que se presentará período por período al juzgado en vez de la consigna-
ción a su orden, evitando así los dispendiosos trámites referidos para todos, per-
judiciales.
Ya es hora de que los abogados entiendan que patrocinar estas conductas en
nada merma el derecho de defensa de sus poderdantes. Llamada al olvido está la
idea de que la contraparte y, en especial, su apoderado, es el enemigo. Se trata tan
44
sólo del colega que, por igual, desempeña el noble oficio.
Puede suceder que el arrendatario no haya pagado el canon y se le esté
ejecutando en proceso separado para que lo haga. Si eventualmente dentro del
ejecutivo se hizo la cancelación pertinente debe aportarse la constancia de que en
ese otro proceso se realizó el pago, la cual igualmente impedirá que opere la
sanción de no ser escuchado, aspecto que constituye un motivo más para propug-
nar que la ejecución se deba adelantar como un trámite adicional dentro del
proceso de restitución de tenencia y que infortunadamente no quedó cobijado
dentro de las nuevas directrices que tiene el art. 335 del C. de P. C.
11.3.5. La sentencia
Aun cuando normalmente la sentencia de primera instancia pone fin a la
actuación y para su cumplimiento debe acudirse a alguno de los medios señalados
por la ley, en el proceso de lanzamiento sólo implica un paso más para lograr la
efectividad de las pretensiones aducidas en la demanda, o sea la restitución de la
• a tm &
44
44
Infortunadamente aún son frecuentes las actuaciones de abogados que estiman mejor ejercer la
defensa de los intereses que les han sido encomendados, empleando en sus escntos expresiones
injuriosas, desdeñosas y en el mejor de los casos de mal gusto, respecto del apoderado de la
contraparte, por el solo hecho de estar defendiendo otro punto de vista. Olvidan que el pleito es
efímero. El colega, para toda la vida.
DEL PROCESO ABREVIADO 197
tenencia; puede afirmarse que con una sentencia favorable debidamente ejecuto-
riada todavía no se tiene la certeza de lograr la finalidad perseguida, por cuanto
las incidencias posteriores pueden hacer nugatoria por completo la determinación
del juez si no se logra en la diligencia de entrega la restitución del bien.
ordene por auto y éste se cumpla con los oficios pertinentes, cuando en un buen
entendido de lo que debe ser la elegancia juris y por sobre todo la economía
procesal, puede seguirse pagando directamente el canon sin que dicha circunstan-
cia afecte para nada el resultado del proceso.
o
Por ese motivo el numeral 3 del parágrafo 2 , destaca que, si bien es cierto la
renta debe seguir siendo pagada, puede presentarse el comprobante de consigna-
ción expedido por el Banco Agrario o "el recibo de pago hecho directamente al
arrendador", expresión con la que se acoge de manera precisa y clara esta posibi-
lidad, práctica que no vacilo en recomendar a los abogados.
Y es que, si de todos modos el inquilino debe pagar la renta, que mejor que
hacerlo directamente a su arrendador y demandante para que éste le expida el
recibo que se presentará período por período al juzgado en vez de la consigna-
ción a su orden, evitando así los dispendiosos trámites referidos para todos, per-
judiciales.
Ya es hora de que los abogados entiendan que patrocinar estas conductas en
nada merma el derecho de defensa de sus poderdantes. Llamada al olvido está la
idea de que la contraparte y, en especial, su apoderado, es el enemigo. Se trata tan
44
sólo del colega que, por igual, desempeña el noble oficio.
Puede suceder que el arrendatario no haya pagado el canon y se le esté
ejecutando en proceso separado para que lo haga. Si eventualmente dentro del
ejecutivo se hizo la cancelación pertinente debe aportarse la constancia de que en
ese otro proceso se realizó el pago, la cual igualmente impedirá que opere la
sanción de no ser escuchado, aspecto que constituye un motivo más para propug-
nar que la ejecución se deba adelantar como un trámite adicional dentro del
proceso de restitución de tenencia y que infortunadamente no quedó cobijado
dentro de las nuevas directrices que tiene el art. 335 del C. de P. C.
11.3.5. La sentencia
Aun cuando normalmente la sentencia de primera instancia pone fin a la
actuación y para su cumplimiento debe acudirse a alguno de los medios señalados
por la ley, en el proceso de lanzamiento sólo implica un paso más para lograr la
efectividad de las pretensiones aducidas en la demanda, o sea la restitución de la
44 Infortunadamente aún son frecuentes las actuaciones de abogados que estiman mejor ejercer la
defensa de los intereses que les han sido encomendados, empleando en sus escritos expresiones
injuriosas, desdeñosas y en el mejor de los casos de mal gusto, respecto del apoderado de la
contraparte, por el solo hecho de estar defendiendo otro punto de vista. Olvidan que el pleito es
efímero. El colega, para toda la vida.
U . i > DEL PROCESO ABREVIADO 197
tenencia; puede afirmarse que con una sentencia favorable debidamente ejecuto-
riada todavía no se tiene la certeza de lograr la finalidad perseguida, por cuanto
las incidencias posteriores pueden hacer nugatoria por completo la determinación
del juez si no se logra en la diligencia de entrega la restitución del bien.
debido a que se ha dado con el decreto 2282 de 1989 una nueva e íntegra
regulación sobre la materia que derogó todas las disposiciones procesales predi-
cadas de este proceso existentes antes de dicho año.
Se debe tener presente que es posible que la sentencia además de disponer la
restitución de la tenencia igualmente condene al pago de sumas de dinero bien por
imponerse la multa del 30% ya explicada o en el caso de las indemnizaciones
solicitadas con la demanda; es claro que exclusivamente en lo que respecta con
dichas condenas por sumas de dinero, para su cumplimiento coactivo se em-
plearán los mecanismos previstos en el artículo 335 del C. de P. C. o sea la
posibilidad del proceso de ejecución dentro del mismo expediente de que trata la
norma en cita, porque en lo que con ellas concierne se aplican las disposiciones
generales propias para el cumplimiento de toda sentencia de condena a pagar
sumas de dinero.
Se destaca que el art. 38 de la ley 820 de 2003 dispone que "En ningún caso,
las sentencias proferidas en procesos de restitución de inmueble arrendado serán
consultadas", norma innecesaria debido a que ya vimos que no es posible que en
estos procesos intervenga curador para la litis de modo que tan sólo operaría para
desterrar la consulta en el evento de sentencia desfavorable a una entidad de
derecho público de las mencionadas en el art. 386 del C. de P. C. si no fueren
apeladas.
Adicionalmente se advierte en el inciso final del art. 39 de la referida ley 820
que "Cuando la causal de restitución sea exclusivamente mora en el pago del
canon de arrendamiento, el proceso se tramitará en única instancia", útil disposi-
ción pues en esta hipótesis, por cierto la más frecuente, sin que interese para nada
la cuantía tampoco es viable el recurso de apelación en todo el trámite del proce-
so, lo que agiliza el mismo.
Además, y esto predicado de todo proceso de restitución de tenencia, es decir
cualquiera que sea el motivo que impele a pedir la restitución, señala el inciso
primero del art. 39 de la ley 820 que "Todos los procesos de restitución de
inmueble arrendado tendrán trámite preferente, salvo respecto de los de tutela. Su
inobservancia hará incurrir al juez o funcionario responsable en causal de mala
conducta sancionable con destitución del cargo. El Consejo Superior de la Judica-
tura adoptará las normas necesarias para el cumplimiento de lo así dispuesto,
dentro de los seis (6) meses siguientes a la vigencia de la presente ley", norma
con la cual se obliga al juez a decidir lo que corresponda en estos procesos sin
tener en cuenta el orden de ingreso del expediente al despacho, sea para autos o
para sentencia, dado que salvo la tutela, su trámite es preferente sobre todos los
demás, incluyendo otros procesos que también tienen ese privilegio como las
acciones populares y de grupo.
DEL PROCESO ABREVIADO
45 El art. 26 de la ley 820 de 2003 señala uno de los varios eventos específicos de derecho de
retención, predicable de arriendo para vivienda.
200 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
46 En algunos eventos el inquilino prueba su derecho a las mejoras y se reconoce el valor que le
debe ser pagado por ellas, pero al llegar la diligencia ha procedido, en conducta de mala fe, a
retirarlas, de donde se ve lo pertinente de la norma analizada al abrir la posibilidad de que se ordene
devolver todo o parte de lo que se le reconoció como indemnización por mejoras que, por ese hecho
quedan de propiedad del demandante, de ahí lo incorrecto de retirarlas del inmueble.
DEL PROCESO ABREVIADO
201
2Ü
reconocidas en la sentencia, se devolverá al demandante la consignación; si exis-
tieren parcialmente, se procederá a fijar su valor por el trámite de un incidente
para efectos de las restituciones pertinentes" sin que sea pertinente posponer la
diligencia de entrega mientras se decide el punto, pues no se puede olvidar que lo
que impedía su práctica, el pago de las mejoras ya está hecho a orden del juzgado.
11.4.2. El derecho del demandante para solicitar medidas cautelares en
desarrollo del art. 2000 del C. C.
Se observa del análisis del inciso segundo se advierte que podrá el arrendador
para la seguridad del pago de la renta o de cualquier otra prestación a cargo del
inquilino derivada del contrato de arrendamiento podrá "retener" todos los frutos
existentes de la cosa arrendada y todos los objetos con que el arrendatario la haya
amueblado, guarnecido o provisto, y que le pertenecieren.
el art. 2000 del C. C, porque las medidas de cautela a más de sobre esos bienes
pueden recaer sobre cualquier otro activo patrimonial de los arrendatarios, tales
como sueldos, saldos bancarios, automóviles etc., lo que no era posible antes de
la modificación advertida.
En efecto, el artículo 35 de la ley 820 de 2003, amplió el campo de acción, al
señalar como medidas cautelares en procesos de restitución de tenencia por
arrendamiento, cualquiera que fuere la causal invocada, y con posibilidad de
emplearlas desde la presentación de la demanda o en cualquier estado del proce-
so, "la práctica de embargos y secuestros sobre bienes del demandado, con el fin
de asegurar el pago de los cánones de arrendamiento adeudados o que se llegaren
a adeudar, de cualquier otra prestación económica derivada del contrato, del
reconocimiento de las indemnizaciones a que hubiere lugar y de las costas proce-
sales", lo que al rompe muestra la ampliación que se realiza respecto de lo
47
indicado en el art. 2000 del C. C .
47 Además y siguiendo los derroteros de los embargos y secuestros dentro del proceso de ejecu-
ción, el artículo 35 de la ley 820 adiciona que: "Los embargos y secuestros podrán decretarse y
practicarse como previos a la notificación del auto admisorio de la demanda a la parte demandada.
"En todos los casos, el demandante deberá prestar caución en la cuantía y en la oportunidad que el
juez le señale, para responder por los perjuicios que se causen con la práctica de dichas medidas.
"La parte demandada, podrá impedir la práctica de medidas cautelares o la cancelación y levanta-
miento de las practicadas, mediante la prestación de caución en la forma y en la cuantía que el juez
le señale, para garantizar el cumplimiento de la sentencia.
Adicionalmente quedó derogado el inciso que señalaba que "Iniciada oportunamente la ejecución,
se remitirá al juez que conozca de ella copia de la diligencia de embargo y secuestro para que surta
los efectos en dicho proceso", pues siempre será ante el mismo juez que se adelante el proceso.
D E L P R O C E S O ABREVIADO
203
Reitero que la finalidad de este proceso no es el cobro de sumas de dinero,
por lo que la medida cautelar sólo cumple sus fines si se adelanta el juicio
ejecutivo dentro de los sesenta días siguientes a la ejecutoria de la sentencia que
ordena el lanzamiento, pero si existió condena en costas el término se cuenta
desde la ejecutoria del auto que las apruebe.
La efectividad de la medida nada tiene que ver con la práctica del lan-
zamiento propiamente dicho, pues la ejecución se debe iniciar dentro de los
sesenta días siguientes a la ejecutoria de la sentencia o el auto que aprueba costas,
sin que importe para nada si el desahucio se llevó a cabo o no, pues la ejecución
por las sumas adeudadas no depende de que se lleve a efecto el desalojo.
48 El art. 24 de la ley 820 consagra otro confuso caso de restitución provisional en cabeza del
arrendatario al disponer los numerales 4 y 5 que:
"4. El arrendatario podrá dar por terminado unilateralmente el contrato de arrendamiento dentro del
2ftt INSTITUCIONES D E DERECHO PROCESAL CIVIL
término inicial o durante sus prórrogas, previo aviso escrito dirigido al arrendador a través del
servicio postal autorizado, con una antelación no menor de tres (3) meses y el pago de una indem-
nización equivalente al precio de tres (3) meses de arrendamiento.
"5. El arrendatario podrá dar por terminado unilateralmente el contrato de arrendamiento a la fecha
de vencimiento del término inicial o de sus prórrogas, siempre y cuando dé previo aviso escrito al
arrendador a través del servicio postal autorizado, con una antelación no menor de tres (3) meses a
la referida fecha de vencimiento. En este caso el arrendatario no estará obligado a invocar causal
alguna diferente a la de su plena voluntad, ni deberá indemnizar al arrendador.
"De no mediar constancia por escrito del preaviso, el contrato de arrendamiento se entenderá
renovado automáticamente por un término igual al inicialmente pactado.
"Parágrafo. Para efectos de la entrega provisional de que trata este artículo, la autoridad competente,
a solicitud escrita del arrendatario y una vez acreditado por parte del mismo el cumplimiento de las
condiciones allí previstas, procederá a señalar fecha y hora para llevar, a cabo la entrega del
inmueble.
"De todo lo anterior se levantará un acta que será suscrita por las personas que intervinieron en la
diligencia".
Téngase presente que la "autoridad competente" está señalada en el art. 32 de la ley 820 de 2003
y se asignan funciones a "la Alcaldía Mayor de Bogotá, D. C, la Gobernación de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina y las alcaldías municipales de los municipios del país", señalando el
art. 33 entre otras:
206 INSTTTUCIONES D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
Por eso es que el inquilino puede ser escuchado y tiene la habilitación para
oponerse a la restitución provisional que solicite el demandante si demuestra que
no se dan alguna de las circunstancias advertidas. Igualmente y con mayor razón
podría ser escuchada la oposición si se trata de un tercero poseedor, por lo mismo
ajeno a los avatares del proceso.
49 Estimo que en esta hipótesis tiene cabal aplicación por cuanto en este caso nos hallamos en
una especial modalidad de medida cautelar la saludable reforma que la ley 7 9 4 de 2 0 0 3 introdujo al
art. 31 del C. de P. C. al adicionarlo con el parágrafo primero que permite en la diligencia que se
hace antes de notificar la demanda y sin necesidad de orden previa, caso de que el demandado se
haga presente en la diligencia, notificarle el auto admisorio de la demanda, para lo cual la única
previsión es que se cuente con copia del auto admisorio, de la demanda y de sus anexos.
Jí DEL PROCESO ABREVIADO 207
Si se tiene en cuenta que el inciso final del artículo en estudio prescribe que:
"Durante la vigencia de la restitución provisional, se suspenderán los derechos y
obligaciones derivados del contrato de arrendamiento a cargo de las partes", es
decir que cesa la obligación de pagar la renta y de cuidar el bien por parte del
inquilino, pero que a su vez el arrendador no puede disponer del destino del bien
sino hasta cuando existe sentencia en su favor ejecutoriada, concluyo que lo más
aconsejable es acudir a la caótica disposición, únicamente en casos extremos,
ejemplo, cuando se tiene la certeza del abandono del bien.
Y no se vaya a pensar que estoy en contra del derecho de defensa del inqui-
lino que, como todo demandado lo tiene y a plenitud. ¡No!, combatimos la co-
rrupción profesional que es frecuente observar en este proceso. Y es que cuando
el fin es sólo demorar para percibir más honorarios bien se observa lo torcido de
tal posición, pues no se busca que el poderdante tenga éxito en el proceso, tam-
poco demostrar prontamente que la razón está de su parte, tan sólo dilatar.
50
Por eso recuerdo lo que a propósito del tema escribí: "La reforma a este
proceso no pretendió ir en contra de los arrendatarios, estos gozan de la plenitud
de derechos para sacar avante su posición en una pronta sentencia si es que la
ratón está de su parte. Fue, eso sí, en contra de las maniobras entorpecedoras del
50 LÓPEZ B L A N C O Hernán Fabio, La reforma del Código de Procedimiento Civil. Edit. ABC,
1990, pág. 290.
208 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
De otra parte, en todos esos casos se aplica para efectos del factor territorial
el art. 23, num. 10, es decir, competencia en el juez del lugar donde están ubica-
dos los bienes (fuero real exclusivo).
El trámite del proceso es el mismo, las alternativas que pueden darse son
similares excepción hecha de lo que toca con las mejoras, pues en este evento
quien demanda es el inquilino ya vimos que el art. 424 regula el punto como un
derecho a ejercitar dentro del término de traslado de la demanda, de ahí que surge
el interrogante referente a si en esta hipótesis no puede solicitarse el reconoci-
miento de mejoras y deba para lograr su pago, acudirse a un proceso separado.
que a custodia del bien y obligación de pagar la renta concierne desde que el
secuestre recibe.
Cabe observar que en esta clase de juicio no se exime al arrendatario -no
obstante ser el demandante- de consignar o seguir pagando los cánones que
mensualmente se van causando, pues mientras no se dicte sentencia y realice la
entrega no se le puede exonerar de ello. Por lo expuesto, considero que la sanción
de no ser escuchado si no consigna las mensualidades también es aplicable aquí
sin perjuicio, claro está, de que, de prosperar las pretensiones de la demanda se
ordene la restitución e indemnización pertinente.
tal calidad, igualmente procede el secuestro del bien, que se podrá solicitar en
cualquier estado del proceso y que se decretará siempre y cuando se preste pre-
viamente caución que garantice los perjuicios que se puedan causar.
Por último, es necesario aclarar que el art. 426 se inicia señalando que "lo
dispuesto en el artículo precedente" se aplicará a todos los eventos en él con-
templados y sucede que la norma precedente es el art. 425 que se refiere a la
restitución de predios rurales para advertir que en estos procesos "se tendrán en
cuenta las disposiciones especiales sobre la materia", lo que pone en evidencia,
al rompe, que la remisión no puede ser a esta norma como exegéticamente se
puede concluir.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Es el art. 425 la norma que se encarga de indicar que para los procesos de
restitución de tenencia de bienes rurales inmuebles, pues la disposición menciona
los predios, se aplicarán las normas especiales, o sea las contenidas en el decreto
2303 de 1989 donde se creó la jurisdicción agraria, decreto que destina sus artícu-
los 73 a 97 a regular todo lo concerniente a lanzamiento de arrendatarios, aparce-
ros y similares, restitución a solicitud de éstos y a tipificar otros procesos de
tenencia diversos de los anteriores cuando recaen sobre bienes agrarios, de modo
que una vez se creen los cargos propios de la jurisdicción agraria será ante tales
funcionarios que deberá tramitarse este tipo de procesos.
52
especiales previstos en el Código Civil y las acciones populares actualmente
reguladas por la ley, se tramitarán por el procedimiento abreviado en dos ins-
tancias".
Como esas acciones posesorias especiales tienen dentro del trámite inicial-
mente señalado en el Código de proceso verbal sumario una norma especial que
establece específicas indicaciones para su adelantamiento, cual es el artículo 450
del C. de P. C, se entiende que tal precepto pasa a informar este proceso en el
campo propio del abreviado y por tal motivo realizo la explicación pertinente
dentro del estudio del capítulo destinado al proceso abreviado. En otras palabras,
el art. 450 dejó de ser norma especial para el proceso verbal sumario y pasa ser
propia del proceso abreviado.
Aun cuando la norma indica que: "Se procederá por el juez a su cumpli-
miento", se entiende que vencido el plazo otorgado para que el demandado cum-
pla lo ordenado, el demandante debe presentar petición para que se realice la
destrucción o modificación; en este caso el juez, atendidas las circunstancias,
fijará fecha y hora para efectuar la diligencia y, si no es posible realizarla en un
plazo de horas, solicitará el concurso de la fuerza pública para que el personal
encargado de ejecutar la labor pueda llevarla a cabo - e n caso que ésta deba
cumplirse en un tiempo mayor, como sucede en muchas ocasiones-, ayuda que,
52 A partir de la vigencia de la ley 472 de 1998, que lo fue en agosto 5 de 1999 las acciones
populares se rigen por lo dispuesto de manera especial en dicha ley.
214 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Todos los gastos que demande esta actividad correrán a cargo del deman-
dante, quien puede pedir su reintegro demostrando en la forma prevista en el
inciso cuarto del art. 307 la cuantía de los gastos, para lo cual dispone de un plazo
de sesenta días contados "desde la destrucción o modificación de la cosa". El auto
que apruebe la liquidación presta mérito ejecutivo, de modo que este proceso
puede originar un subsiguiente proceso ejecutivo que podrá adelantarse ante el
juez que conoció de la acción posesoria especial, tal como lo prevé el art. 335 del
C. de P. C, aplicable a este evento.
Uno de los problemas que plantea el haber pasado este proceso del sistema
de la única instancia al de primera está en cuál debe ser la conducta a seguir
cuando en la sentencia el juez dispone las medidas en orden a precaver el peligro
inminente y ésta es apelada, recurso que, por no existir norma especial que señale
otro efecto, se debe otorgar en el efecto suspensivo, lo cual puede hacer nugatoria
la decisión tomada y poner en grave peligro a la comunidad, de ahí que estimo
que en este caso el juez, sin perjuicio de otorgar la apelación, debe implementar
las medidas, pues no puede perderse de vista que está de por medio el interés de
la colectividad y para la decisión tomada no sólo se tiene en cuenta la percepción
directa del juez acerca del peligro que entraña, sino el dictamen de un experto que
así lo pone de presente. En suma, en este evento debería haberse previsto por
DEL PROCESO ABREVIADO 215
Debe recordarse que dentro de estos procesos, por expresa regulación del art.
15 de la ley 446 de 1998, además de las medidas de cautela señaladas "en el art.
450 del Código de Procedimiento Civil, se podrán practicar las que el juez estime
convenientes para proteger los derechos amenazados", regulación redundante e
inútil pues precisamente lo que se consagra en el art. 450 son unas medidas
cautelares innominadas, al autorizar la ley que el juez adopte "las medidas de
precaución que fueren necesarias" (numeral 3), de ahí que nada nuevo aportó al
Código la regulación sobre medidas de cautela de carácter innominado que se
consagró en la ley 446 de 1998.
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CAPÍTULO I V
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1. GENERALIDADES
Es así como desde ahora se deja sentada la base referente a que si un proceso
tiene destinado el trámite del verbal sumario por la naturaleza del asunto no
interesa para nada cuál sea su cuantía, siempre se tramitará en instancia única; de
la misma manera, aquellos en donde se toma en cuenta la cuantía y remitidos al
proceso verbal, lo serán por el verbal sumario cuando su cuantía sea mínima.
giosos que generan efectos civiles, por las mismas causales y procedimiento que
se podría demandar el divorcio del matrimonio civil es posible solicitar la cesa-
ción de los efectos civiles de los matrimonios religiosos, con lo cual el vínculo
civil que originó queda extinguido, pero dejando a salvo las regulaciones pura-
2
mente religiosas y que tocan con las creencias de cada cual.
En todo caso debe quedar claro que desde el punto de vista de la legislación
colombiana no existe ninguna diferencia en lo que concierne con los efectos que
respecto del estado civil de las personas se originan, con el decreto del divorcio
2 El artículo 7 de la ley 25 de 1992, agregó: "El literal b) del artículo 5 del decreto 2272 de 1989
quedará así: b) Del divorcio, cesación de efectos civiles y separación de cuerpos de mutuo acuer-
do". El numeral primero del artículo quinto del decreto 2272 de 1989 quedará así: "De la nulidad y
divorcio de matrimonio civil y de la cesación de efectos civiles del matrimonio religioso", a esta
última norma debe aclararse que se trata del numeral primero del parágrafo 1° del artículo 5 del
decreto 2272 de 1989.
220 INSTTTUCIONES D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
del matrimonio civil o el de cese de los efectos civiles del matrimonio religioso.
Las cuestiones de conciencia son ajenas al ordenamiento positivo; por eso el art.
11 de la ley 25 de 1992 indica que "Ejecutoriada la sentencia que decretó el
divorcio, queda disuelto el vínculo en el matrimonio civil y cesan los efectos
civiles del matrimonio religioso".
El numeral 4 del art. 427 se refiere a que también siguen la vía del proceso
verbal, por la naturaleza del asunto o sea sin atender a la cuantía, los conflictos
originados "en el artículo 5 del decreto 2610 de 1979" norma que disponía la
posibilidad de declarar la nulidad de gravámenes constituidos sobre bienes in-
muebles con posterioridad al permiso de enajenación dado por la Superintenden-
cia Bancaria, regulación en el vacío porque esa disposición se había derogado por
el artículo 6 decreto 78 de 1987.
El numeral 5 señala que las controversias que se susciten sobre los derechos
de autor y las conexas de que trata el art. 242 de la ley 23 de 1982, que no
correspondan a las autoridades administrativas, se tramitarán como proceso ver-
bal, de donde surge como consecuencia que todo proceso de esta índole que
corresponda a los jueces civiles, o a los civiles especializados en asuntos de
comercio, se llevará por esta vía y, si acaso, alguna norma sustancial anterior
señala otra diversa se entiende reformada en lo que al trámite concierne, por lo
aquí dispuesto.
en tomo a ella se tramitan también por proceso verbal, tal como lo señala el
3
numeral 12 del art. 427 al mencionar el art. 952 del C. de Co. 2. Los que versan
sobre los derechos del comunero contemplados en los artículos 2330 a 2333 del
C. C, procesos que una vez entre en funcionamiento la jurisdicción agraria serán
de privativo conocimiento de ésta, pues se refiere a las controversias originadas
entre comuneros por el uso de tierras labrantías, para la cría de animales, y
extracción de maderas mientras dura la indivisión, disposición ésta que falla al no
haber permitido que estos mismos asuntos, si está en curso un proceso divisorio,
se tramiten como incidente dentro del mismo.
: Es de advertir que el numeral 12 del art. 427, parágrafo segundo, cita al art. 852, lo cual
"nstituye un error en la transcripción cuando se elaboró el Diario Oficial donde se publicó el
eto 2282 de 1989 y es que si se aplicara la remisión al art. 852 bien se observa lo inane de ella
es esta norma dice que: "El término de la distancia se calculará según el medio de comunicación".
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
4
en el artículo 72 de la ley 45 de 1990" . Igualmente, en aquellos casos en los
cuales no se pactaron intereses pero estos se causan y existe controversia acerca
de su monto, no es necesario iniciar proceso separado cuando en el juicio donde
se pretende hacer efectiva la obligación se aduce esta petición como sucedería,
por ejemplo, en el proceso ejecutivo que permite que tal solicitud se presente
dentro del término para proponer excepciones (art. 492).
9. El numeral 9 del artículo 427 adscribe al trámite del proceso verbal "la
liquidación de perjuicios de que trata el artículo 72" del C. de P. C, regulación
que es inaplicable porque dichos perjuicios no pueden ser impuestos por medio de
este proceso, pues será siempre dentro del proceso donde se observó la conducta
que procede la condena respectiva. ¡,,
4 El segundo inciso de esta norma señala que: "Se probará el interés bancario corriente con
certificado expedido por la Superintendencia Ranearía", norma que quedó derogada por la reforma
que al artículo 191 del C. de P. C. introdujo la ley 794 de 2003, al estimar que todos los indicadores
económicos del orden nacional son hechos notorios, de ahí que no se requiera prueba de ellos.
DEL PROCESO VERBAL 225
12.1. El art. 175 del C. de Co., que se refiere a la solicitud de garantías para
los acreedores en caso de fusión de sociedades y que permite incluso la suspen-
sión provisional de la fusión mientras se otorga aquella.
12.2. El art. 519 del C. de Co., referente a dirimir las diferencias que se
ocasionan en la renovación del contrato de arrendamiento.
12.3. Los arts. 940, incisos segundo y tercero, 941, 943, 945, 948 y 950, del
C. de Co. que conceden acción para declarar evicción o rebaja del precio en la
compraventa mercantil, la que se hace extensiva al comprador "que deba pagar a
terceros con legítimo derecho el precio de la cosa" y que autorizan a reclamar los
perjuicios por no recibir el comprador el bien en el sitio acordado, a definir la
negativa del comprador a recibir por defectos del bien, las acciones en caso de
mora en el pago del precio y a la retribución por el uso que el comprador haya
dado a la cosa y la indemnización de perjuicios; en fin, se trata de asuntos
inherentes al contrato de compraventa mercantil, al igual que el art. 952 concer-
niente al pacto de reserva de dominio.
12.4.- El art. 972 del C. de Co., atinente a las diferencias con ocasión del
preaviso en el contrato de suministro.
12.5.-E1 art. 1164 del C. de Co., para señalar el plazo para la restitución en el
caso del mutuo cuando no existe uno cierto.
12.6.-E1 art. 1170 del C. de Co., que determina el proceso verbal para regular
la remuneración por el depósito en caso de controversia por no haberse señalado
en el contrato o estar determinado por la costumbre, que estaba adscrito a un
perito en dicha norma.
12.7.- El art. 1346 del C. de Co., para cuando el corredor falte a sus deberes
se le pueda suspender temporal o definitivamente, caso en el cual la competencia
se adscribe de manera directa al juez civil del circuito, lo cual puede generar un
o
enfrentamiento con el parágrafo 2 del art. 427 que se refiere a procesos que se
226 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Estimo que para este caso especial, dada la índole del proceso donde no es
posible predicar cuantía tiene operancia el numeral final del art. 16 del C. de P. C.
y en concordancia con lo que señala el art. 1346 en su inciso segundo "conocerá
el juez civil del Circuito del domicilio del corredor".
No se debe olvidar que la enumeración lejos está de ser taxativa y por eso la
parte final del numeral 12 del art. 427 destaca que además va como proceso
DEL PROCESO VERBAL 227
verbal "todo otro asunto que dicho Código ordene resolver mediante proceso
abreviado o por trámite incidental autónomo", de ahí que siempre que se halle en
el Código de Comercio la referencia a un proceso abreviado ya se sabe que no es
abreviado sino verbal el trámite a seguir, pues ha querido reservar el legislador el
proceso verbal para las controversias que dicho estatuto indicaba como propias
del proceso abreviado y, naturalmente, siguen la vía del proceso verbal aquellas
en las que la ley comercial señalaba ese trámite.
Los artículos 428 a 434 del C de. P. C. son las disposiciones que se ocupan
de indicar los pasos que deben ser observados para tramitar el proceso verbal,
extrayéndose de su lectura que son similares a los de todo proceso declarativo;
ciertamente, lo que concierne con requisitos de la demanda, admisión de ella,
traslado y contestación, se rige por los artículos 75 a 96 del C. de P. C, y el
término del traslado para que se conteste por escrito será de diez días, auncuando
debe advertirse que dentro de esta oportunidad los derechos que normalmente
puede ejercitar el demandado en los procesos ordinario y abreviado se ven restrin-
gidos, porque, por regla general, no se admite la demanda de reconvención, salvo
cuando se trata de procesos de familia previstos en el numeral 1 del art. 427, o sea
los de nulidad de matrimonio, divorcio v separación de cuerpos disputada, por así
señalarlo de manera expresa el art. 433 del C. de P. C.
diez días, mientras que en el régimen general esa decisión se hará en la audiencia
de que trata el art. 101 cuando está prevista.
Se debe tener presente que en el trámite propio de las excepciones previas,
las que requieren de práctica de pruebas se deciden en la audiencia preliminar del
art. 101 cuando hay lugar a la misma; en la audiencia del proceso verbal, no
obstante que se hace remisión parcial al artículo 101, se trata de una actuación
diferente y por eso en ningún caso se pueden definir estas excepciones, pues
todas han quedado de previo pronunciamiento a la audiencia del art 432.
En lo que atañe con las apelaciones se consagra el efecto suspensivo para los
casos de falta de jurisdicción, compromiso, cláusula compromisoria y trámite por
proceso diverso, cuando se declaran probadas, en tanto que si se trata del que
declara probada la falta de competencia será inapelable, lo que no significa que
deba necesariamente estarse a lo decidido por el juez, pues queda abierto el
eventual trámite del conflicto de competencias si al que se le envía el proceso no
acepta conocer del mismo.
El auto que declara probadas las restantes excepciones o el que las niegue
será apelable en el efecto devolutivo, lo que amplía la posibilidad de apelación
frente al sistema general del art. 99 numeral 13 porque en este no es apelable el
auto que niega las excepciones previstas en los numerales 4 a 7 del art. 97 que sí
lo son dentro de este proceso, lo que a todas luces es inexplicable falta de con-
gruencia con el régimen general, tanto más si se considera que el enfoque del
proceso verbal fue el de restringir sus pasos frente a procesos como el ordinario y
el abreviado.
El art. 430 dispone que una vez vencido el término del traslado de la deman-
da, el adicional para las excepciones de mérito y decididas las excepciones pre-
vias si fuere el caso, es decir, si el sentido de la determinación de la excepción
previa o el efecto en que se tramita la apelación lo permite, se procederá a señalar
fecha para la audiencia de que trata el art. 432 "el décimo día siguiente, por auto
que no tendrá recursos, y prevendrá a las partes para que en ella presenten los do-
cumentos y los testigos", disposición que requiere de diversas puntualizaciones.
que no se aplica para las pruebas de interrogatorio de parte y pericial dentro del
proceso verbal, porque si se niega su práctica, inexplicable y además innecesaria-
mente, la apelación queda supeditada a que se dicte la sentencia y sea apelada, tal
como discutiblemente pero de manera clara lo dispone el art. 431 en su parte final
al señalar que "la decisión que niegue las pruebas mencionadas es susceptible de
apelación, la cual se tramitará junto con la de la sentencia".
del art. 101 no permite sino la restrictiva práctica del interrogatorio de parte y no
prevé la apertura a pruebas, ni tampoco alegatos y decisión, que en los procesos
donde se aplica el referido artículo son etapas posteriores y autónomas.
No sobra recordar que en adición, tampoco en este proceso operan las sancio-
nes de que trata el artículo 103 de la ley 446 de 1998, en lo que subsiste vigente
de él, puesto que la audiencia del art. 439 no se halla dentro de las taxativamente
previstas en dicha disposición, que permite las sanciones únicamente para "la
audiencia de conciliación prevista en esta ley o a la contemplada en el artículo
101 del Código de Procedimiento Civil".
Luego de la reforma que el artículo 9 del decreto 2651 de 1991, que la ley
446 de 1998 adoptó como legislación permanente, introdujo al parágrafo tercero
del artículo 101 del C. de P. C, este parágrafo ya no tiene aplicación en el
proceso verbal debido a que dentro del mismo está prevista de manera específica
la posibilidad del interrogatorio de parte dentro de la audiencia del art. 432 y no
es pertinente desarrollar el inciso segundo de la nueva versión que el decreto 2651
en su artículo 9 introduce al parágrafo tercero artículo 101, que parte de la base
232 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
de un traslado adicional por tres días para solicitar pruebas "luego de terminada
la audiencia", lo que no se predica de la del proceso verbal, donde frustrada la
etapa de conciliación no termina la audiencia, sino que prosigue con la apertura a
o
pruebas tal como claramente lo señala el parágrafo 4 del art. 432 del C. de P. C.
o
La remisión a los parágrafos 5° y 6 del art. 101 es total pues el juez en la
audiencia de art. 439 debe adoptar las medidas de saneamiento que estime perti-
nentes y todo lo que tiene que ver con fijación de los hechos del litigio y prescin-
dencia de pruebas acerca de los que acepten las partes tener como probados, luego
de lo cual se procede a practicar las pruebas que ya están decretadas desde el auto
que señala la fecha para la audiencia tal como atrás se explicó, de ahí que esta
etapa sea fundamentalmente de práctica de pruebas, pues en estricto sentido la
única prueba que quedó para ser decretada dentro de la audiencia es la de inspec-
o
ción judicial de que trata la letra d) del parágrafo 4 del art. 432 al disponer que:
"Cuando se decrete la práctica de una inspección o una exhibición fuera del
recinto del juzgado, en la misma audiencia se señalará fecha y hora para el quinto
día siguiente".
miento para luego de su análisis dentro de los tres días, si es del caso, se desista
de ella o se disfrace bajo el manto de objeción lo que ha podido ser una simple
solicitud de aclaración, problemas todos estos generados por la terquedad de que
todo se hiciera en la audiencia, por ser este un proceso por audiencias, lo cual
obviamente no permite erradicar, como se hizo, todo trámite fuera de ella, con-
ducta fundamentalista que tantos males ocasiona en Colombia, pues se cree que
5
las cosas sólo pueden ser blancas o negras.
Y viene a ser problema adicional el atinente a qué sucede cuando dentro del
acto mismo de la audiencia se formula la solicitud de aclaración, por que si el
perito responde que no les es posible evacuar la solicitud de manera inmediata
deberá señalarse otra audiencia con tal fin para el quinto día siguiente.
5 Y es que el hecho de que un proceso sea básicamente por audiencias no impide que ciertos
pasos puedan darse en actuación diversa, como acontece, precisamente con el dictamen pericial.
JIV DEL PROCESO VERBAL Ü3J
mente siguiente, pues ese señalamiento lo hace en auto que dicta dentro de la
audiencia del cual las partes quedan notificadas en estrados, asistan o no.
Debo, para continuar con los comentarios a la audiencia dentro del proceso
verbal, destacar que ojalá se erradique una mala costumbre que observan nuestros
jueces y magistrados dentro de las sentencias que deben proferir en audiencia y es
que normalmente suspenden la audiencia para proferirla en la siguiente oportuni-
o
dad, posibilidad expresamente prevista en el parágrafo 6 del art. 432 que indica:
"el juez proferirá sentencia en la misma audiencia, si le fuere posible. De lo
contrario suspenderá ésta por diez días, y en su reanudación la pronunciará,
aun cuando no asistan las partes ni los apoderados", lo que conllevaría en
nuestro entender que para la nueva fecha el juez debe tener lista es decir ya
redactada la correspondiente sentencia y no proceder a dictarla en el curso de la
audiencia, lo que hace perder un valioso tiempo a todos los que en ella participan.
o
En relación con el parágrafo 6 del art. 432, es de advertir que el título del
mismo no corresponde a lo que en él se desarrolla, pues anuncia en este lo
atinente a la "sentencia, costas, apelación y consulta" regulándose tres de los
cuatro aspectos por que en lo que concierne a las costas nada se menciona, de ahí
que no vacilo en afirmar que en relación con su regulación es menester acudir a
las reglas generales de los artículos 392 y 393, ya que salvo el título, ninguna
disposición especial quedó establecida en esta materia y no debe el intérprete
realizar mayores especulaciones acerca de cuál es la razón de ahí haberla titulado,
pues lo cierto es que todo obedece a que en el proyecto inicial de reforma del
artículo en comentario se había pensado por algunos miembros de la comisión
asesora que todo proceso verbal fuera de única instancia, de ahí lo pertinente de,
en la misma sentencia, imponer la condena en costas, aspecto que quedó apenas
como proyecto pues el proceso verbal tiene las dos instancias, de donde se con-
cluye que dentro de este proceso se aplican las reglas generales en materia de
fijación y aprobación de costas.
236 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
El parágrafo T del art 432 permite que para la audiencia del proceso verbal
cualquier interesado, es decir, una de las partes o terceros habilitados para inter-
venir dentro del proceso, o el juez, pueda disponer el sistema de grabación elec-
trónica o magnetofónica del acta si se dispone de los medios adecuados, norma
que trasciende y va más allá de permitir la simple grabación de voces, pues
inclusive podrá utilizarse el sistema de video casetes.
Resulta pertinente observar que han sido vanos los intentos por lograr la
aplicación del sistema de grabación en Colombia, y para no ir muy lejos, basta
advertir que el art. 109 del C. de P. C. y el parágrafo T del art. 432 que en esencia
comprenden lo mismo, no han tenido desarrollo alguno en el país por tres razones
6 Así se nos tilde de enemigos del progreso por quienes piensan que todo lo nuevo por el hecho
de serlo es bueno, estimo que pasarán muchos lustros en Colombia antes de que pueda aplicarse el
sistema de grabaciones exitosamente en procesos con dos instancias. Por eso reitero que si real-
mente se quiere pensar en un adelanto para la justicia en Colombia lo que debe implantarse
inmediatamente en todos los despachos judiciales es la dotación de estos con computadores y
adoptar un sistema de procesamiento de palabras que permite con eficiencia muy superior al acta
grabada, elaborar y corregir las escritas con gran celeridad. Obviamente, preparar personas que
manejen tales implementos de manera adecuada.
JIv" DEL PROCESÓ VERBAL üt
para que se expidan las copias o reproduzcan los casetes pues en este evento se
aplica la regla general del art. 356, por la expresa remisión que realiza el art. 434.
El trámite de la segunda instancia dentro del proceso verbal implica que así
se trate de sentencias o autos, se dicte auto de admisión de la apelación y poste-
riormente se señale fecha para la audiencia de alegaciones y fallo, que será la
ocasión adecuada para presentar las argumentaciones pertinentes al superior y
dentro de la cual se aplican los parágrafos 5, 6 y 7 del art. 432, es decir, máximo
20 minutos a cada apelante para que sustente el recurso, se proferirá, de ser
posible de inmediato a la sentencia o dentro de los diez días siguientes y se podrá
grabar en la forma y con las limitaciones ya explicadas.
eso sí el fuero de cada cual para que acudiera con fines estrictamente de concien-
cia, a la ceremonia religiosa de su predilección.
Analizados los amplios debates que precedieron al artículo 42 de la Constitu-
ción Política me convencí de que, ciertamente, no se justificaba mi posición y por
eso, como nota adicional que aparece en la página final de la quinta edición de
esta obra escribí:
"En la cita (4) que aparece al folio 168 de esta obra, indicamos que:
"aparte de toda posición dogmática, es incomprensible que terminado el siglo
xx aún se le dé validez al matrimonio celebrado de conformidad con un rito
religioso, reconociéndole efectos civiles siendo como es fuente de múltiples
obligaciones, de los derechos de filiación, el matrimonio civil debe ser el único
válido, quedando a salvo el derecho de los cónyuges de utilizar la respectiva
ceremonia de acuerdo con la religión que profesen". Luego de expedida la
Constitución de julio 5 de 1991 y frente a los amplios debates que ha originado
su art. 42 hallamos atinados los conceptos expuestos acerca de la inconvenien-
cia de pretender, tal como lo veníamos pregonando, que sólo el matrimonio
civil (ante juez o notario) genere efectos civiles.
"No se ve razón alguna para recargar con estos trámites de manera obli-
gatoria a jueces y notarios, tal como lo aseverábamos, cuando con igual efi-
ciencia los ministros de las diversas religiones pueden celebrar la ceremonia y
dar fe de lo ocurrido para efectos de sentar el correspondiente registro civil,
sin perjuicio de poder acudir al juez o al notario.
"En verdad, nos hemos convencido que no está bien molestar al ciudadano
para que obligatoriamente adelante una doble ceremonia cuando es su deseo
observar directamente la del rito de la religión que profesa.
"Eso si, lo que de allí en adelante surja con ocasión de los efectos civiles
que genera el matrimonio es, tal como el art. 42 de la Constitución lo ha
consagrado, del privativo conocimiento de la jurisdicción de familia y por eso
lo que concierne a filiación, régimen patrimonial, causas de separación de
DEL PROCESO VERBAL
7 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, La ley de divorcio, implicaciones procesales, Dupre Editores,
Santafé de Bogotá, 1994, páginas 45 a 50, donde se encuentran adicionales argumentos para susten-
tar la posición advertida.
DEL PROCESO VERBAL 243
8 Se debe tener presente que para suscribir el acuerdo el inciso segundo del artículo primero de
la ley 25 de 1992 dispone: "Los acuerdos de que trata el inciso anterior sólo podrán celebrarse con
las confesiones religiosas e iglesias que tengan personería jurídica, se inscriban en el registro de
entidades religiosas del Ministerio de Gobierno y de Justicia, acrediten poseer disposiciones sobre
el régimen matrimonial que no sean contrarias a la Constitución y garanticen la seriedad y continui-
dad de su organización religiosa".
2¡#£ I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
6.1. La Demanda
9 Vale la pena mencionar que la ley 92 de 1938 fue derogada por el decreto 1260 de 1970 el
cual preceptúa en su art. 67 que "los matrimonios que se celebren dentro del país se inscribirán'en
DEL PROCESO VERBAL
245
anexos que la ley ordena (art. 85, num. 2), máxime si se recuerda que el art 106
del decreto 1260 del 1970 dispone en forma perentoria que "ninguno de los
hechos, actos y procedencias relativos al estado civil y a la capacidad de las
personas, sujetos a registro, hace fe en proceso ni ante ninguna autoridad, emplea-
do o funcionario público, si no ha sido inscrito o registrado".
éste^^a^r^ 1 U g a r d e S U C e , e b r a d Ó n
- d 6 n t r o d C l 0 S
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2 4 6 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
Se debe tener presente que dentro de estos procesos no interesa quién sea
demandante o demandado, porque tal como lo señala el art. 442 del C. de P. C,
inspirado en claros motivos de economía procesal, la solicitud la puede presentar
que: "es hora de acabar con la mala práctica de exigir que en los procesos donde se debe citar
al agente del ministerio público, como por ejemplo, los de nulidad de matrimonio o divorcio, si
existen menores de edad, se deba acompañar con la demanda copia de ésta y de sus anexos para el
traslado al ministerio público, cuando es lo cierto que no se le corre traslado y tan sólo se debe
limitar la actividad a realizar la correspondiente notificación y nada más".
248 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
"cualquiera de las partes", razón adicional para sostener que si está en curso un
proceso de nulidad de matrimonio o alguno de los atrás mencionados, y se quiere
debatir lo atinente a fijación de cuota de alimentos, la competencia radica exclu-
sivamente ante el juez que viene conociendo del proceso, lo cual es tanto más
evidente si se considera que incluso de oficio los puede señalar.
fofetetóe, e& <d caso del art. 443, num. 2, que prescribe, aquí sí de mane-
ra expresa, el incidente para regular alimentos después de finalizado el proceso,
CUANDO EN JA SENTENCIA, POR desconocerse la capacidad económica de los cónyu-
2S#6 INSTITUCIONES D E DERECHO PROCESAL CIVIL
"cualquiera de las partes", razón adicional para sostener que si está en curso un
proceso de nulidad de matrimonio o alguno de los atrás mencionados, y se quiere
debatir lo atinente a fijación de cuota de alimentos, la competencia radica exclu-
sivamente ante el juez que viene conociendo del proceso, lo cual es tanto más
evidente si se considera que incluso de oficio los puede señalar.
La única posibilidad de dualidad de procesos de nulidad o divorcio y alimen-
tos se daría cuando primero se inició y adelanta el proceso de alimentos y poste-
riormente se promovió el de nulidad de matrimonio o divorcio.
En orden a garantizar el pago de los alimentos el inciso final del artículo 442
dispone que se aplica en este proceso el literal e) del numeral 1 del artículo 444,
o sea que se decretarán a petición de parte embargos y secuestros sobre bienes
sociales y propios "con el fin de garantizar el pago de alimentos a que el cónyuge
y los hijos tuvieren derecho, si fuere el caso", observándose que esta posibilidad
está radicada en cabeza de cualquiera de los cónyuges, no sólo del demandante
como inicialmente se pudiera pensar.
El Código Civil (arts. 148 y 151) consagra una serie de normas de obligatorio
cumplimiento para el juez que decrete la nulidad del matrimonio, que son desa-
rrolladas en forma metódica por el art. 443 del C. de P. C. en el cual se indica que
la sentencia de nulidad de matrimonio dispondrá sobre la distribución de los hijos,
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
cuota para su sosterürniento, condena al pago de los perjuicios a cargo del cónyu-
ge culpable de la nulidad del vínculo y sobre la investigación de los posibles
delitos que se hubieran cometido con ocasión de los hechos que dieron origen a
la nulidad.
En la parte general de esta obra, al estudiar las pretensiones, señalé que "la
sentencia que declara la nulidad del matrimonio tiene como base una pretensión
eminentemente constitutiva, por cuanto su alcance no se limita a declarar esa
nulidad, sino que, de inmediato, da origen a una serie de modificaciones: los
contrayentes dejan de ser casados y toman nuevamente la calidad de solteros; el
matrimonio queda disuelto, cesan las obligaciones entre cónyuges, etc.", todo lo
cual ocurre de pleno derecho, es decir, sin necesidad de que la sentencia expresa-
11
mente lo diga.
Precisamente por ser pretensión constitutiva la de nulidad de matrimonio,
aun sin que se disponga en la sentencia, se efectúan diversas e importantes modi-
ficaciones en el mundo jurídico, se constituyen nuevas relaciones y el juez, de
oficio y sin violar la regla técnica de la congruencia entre las pretensiones y la
sentencia, puede hacer declaraciones que expresamente no estén contenidas en la
parte petitoria de la demanda.
{
Debe recordarse que según el art. 305 "la sentencia deberá estar en con-
sonancia con los hechos y las pretensiones aducidas en la demanda", es decir, que
en materia procesal civil el juez no puede fallar sobre puntos no solicitados en el
petitum de la demanda, pero que entratándose del proceso de nulidad de matrimo-
nio esta regla no es absoluta, por cuanto dadas las especiales características de la
pretensión constitutiva de nulidad del matrimonio, el juez no sólo puede pronun-
ciarse sobre puntos no solicitados de manera expresa, sino que es su obligación ha-
cerlo. En otras palabras, esta sentencia y muchas otras que se dictan en materia de
familia, no están sujetas a las restricciones del art. 305. Así el demandante única-
mente solicite que se declare nulo el matrimonio, el juez, en la sentencia, y sin que
por hacerlo viole la regla técnica contenida en el art. 305 del C. de P. C. dada la
expresa excepción que consagra el art. 443, debe pronunciarse sobre la distribu-
ción de los hijos, si los hay, y señalar las cuotas necesarias para "crianza, educa-
ción y establecimiento de los hijos", para lo cual debe tener en cuenta la capacidad
económica de los cónyuges, pudiendo llegar, inclusive, ante la imposibilidad eco-
nómica de uno de ellos, a fijar toda la carga en cabeza del solvente; si no se conoce
la capacidad económica de los contrayentes, el juez debe fijar una cuota igual para
a
11 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones de derecho procesal civil, t. i, 7 ed., Dupre
Editores, Santafé de Bogotá, 1997, pág. 255.
250 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
cuota para su sostenimiento, condena al pago de los perjuicios a cargo del cónyu-
ge culpable de la nulidad del vínculo y sobre la investigación de los posibles
delitos que se hubieran cometido con ocasión de los hechos que dieron origen a
la nulidad.
En la parte general de esta obra, al estudiar las pretensiones, señalé que "la
sentencia que declara la nulidad del matrimonio tiene como base una pretensión
eminentemente constitutiva, por cuanto su alcance no se limita a declarar esa
nulidad, sino que, de inmediato, da origen a una serie de modificaciones: los
contrayentes dejan de ser casados y toman nuevamente la calidad de solteros; el
matrimonio queda disuelto, cesan las obligaciones entre cónyuges, etc.", todo lo
cual ocurre de pleno derecho, es decir, sin necesidad de que la sentencia expresa-
11
mente lo diga.
Precisamente por ser pretensión constitutiva la de nulidad de matrimonio,
aun sin que se disponga en la sentencia, se efectúan diversas e importantes modi-
ficaciones en el mundo jurídico, se constituyen nuevas relaciones y el juez, de
oficio y sin violar la regla técnica de la congruencia entre las pretensiones y la
sentencia, puede hacer declaraciones que expresamente no estén contenidas en la
parte petitoria de la demanda.
Debe recordarse que según el art. 305 "la sentencia deberá estar en con-
sonancia con los hechos y las pretensiones aducidas en la demanda", es decir, que
en materia procesal civil el juez no puede fallar sobre puntos no solicitados en el
petitum de la demanda, pero que entratándose del proceso de nulidad de matrimo-
nio esta regla no es absoluta, por cuanto dadas las especiales características de la
pretensión constitutiva de nulidad del matrimonio, el juez no sólo puede pronun-
ciarse sobre puntos no solicitados de manera expresa, sino que es su obligación ha-
cerlo. En otras palabras, esta sentencia y muchas otras que se dictan en materia de
familia, no están sujetas a las restricciones del art. 305. Así el demandante única-
mente solicite que se declare nulo el matrimonio, el juez, en la sentencia, y sin que
por hacerlo viole la regla técnica contenida en el art. 305 del C. de P. C. dada la
expresa excepción que consagra el art. 443, debe pronunciarse sobre la distribu-
ción de los hijos, si los hay, y señalar las cuotas necesarias para "crianza, educa-
ción y establecimiento de los hijos", para lo cual debe tener en cuenta la capacidad
económica de los cónyuges, pudiendo llegar, inclusive, ante la imposibilidad eco-
nómica de uno de ellos, a fijar toda la carga en cabeza del solvente; si no se conoce
la capacidad económica de los contrayentes, el juez debe fijar una cuota igual para
los dos, quedando a salvo el derecho de los cónyuges para obtener posteriormente
12
una regulación diferente por medio de incidente; en todo caso, lo que quiere el
legislador es que en la sentencia misma siempre se fije la suma que se estima con-
veniente para atender a la subsistencia de los hijos menores.
Es atinada la observación que hace el profesor DEVIS, quien estima que para
13
12 Dicha variación pueden obtenerla de mutuo acuerdo haciendo uso de la facultad prevista en el
art. 24 de la ley 1" de 1976.
13 Compendio de derecho procesal civil, t. ni, Bogotá, Edit. A B C , 1972, pág. 248.
252 I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
14 MORALES M O L I N A Hernando, (ob. cit Parte esoecial P gnáa ™ 6 CSte parecer cuando
Z , '• ? ^ '
A
15 Resulta pertinente precisar la gran diferencia existente entre disolución de la sociedad conyu-
gal y liquidación de la misma. La disolución de una sociedad conyugal puede presentarse ora por
hechos jurídicos (muerte de un cónyuge), bien por actos jurídicos como la decisión judicial resulta-
do de un proceso (nulidad de matrimonio, divorcio, separación de bienes y separación de cuerpos),
o por manifestación expresa de los cónyuges elevada a escritura pública con las formalidades de la
ley 1" de 1976 (art. 25, num. 5), caso en el que, además de la disolución, debe procederse a su
liquidación.
La disolución pone término a la sociedad conyugal y a las relaciones patrimoniales originadas por
el matrimonio. Con tal declaración se pretende evitar que las obligaciones que los cónyuges adquie-
ran posteriormente a la disolución de la sociedad los afecten, o que los bienes que adquieran no les
favorezcan por igual, como ocurriría de no haberse presentado. En consecuencia, la prudencia
aconseja definir la disolución de la sociedad conyugal aun en aquellos matrimonios que carecen de
bienes (no olvidemos que es perfectamente posible declarar disuelta una sociedad conyugal carente
de todo patrimonio), que se separan usualmente de hecho; si no se hiciere así, los bienes que se
adquieran posteriormente pertenecen a la sociedad conyugal, pues la simple separación de hecho no
produce disolución de la sociedad.
No obstante, en la inmensa mayoría de los casos la sociedad conyugal tiene un patrimonio (activos
y pasivos) en el momento de ocurrir su disolución; cuando eso ocurre, la disolución tiene como
principal efecto, además de poner fin a las relaciones patrimoniales para el futuro, congelar el
patrimonio existente en el momento en que se produce tal declaración o acaece la muerte.
Entonces es necesario liquidar el patrimonio con el fin de definir cuánto le corresponde a cada uno
de los cónyuges. En caso de disolución por muerte, la única forma de liquidar la sociedad es por
medio del proceso de sucesión ante juez o notario.
16 MORALES MOLINA Hernando, ob. cit., Parte especial, T ed., Bogotá, Edit. ABC, 1978, pág. 37.
iNSTrrUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
o a
En efecto, el art. 9 de la ley I de 1976 en principio aplicable al divorcio,
dispone: "La muerte de uno de los cónyuges o la reconciliación ocurrida durante
el proceso, ponen fin a éste". La norma es obvia en lo que concierne a la muerte
de uno de los cónyuges, que es el caso que interesa, porque si la finalidad de la
sentencia es que se decrete la nulidad para que se extinga el vínculo matrimonial,
ésta se ha obtenido por un hecho natural (la muerte) debido a que pone fin al
vínculo y, además, determina la disolución de la sociedad conyugal.
17 HINESTROSA Femando, Escritos varios, "Matrimonio, divorcio y registro del estado civil",
Bogotá, Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia, 1983, pág. 486.
y, no obstante, se inició ia actuación, máxime
posible restar efectos a algo que ya no existe. Como el proceso de nulidad de
matrimonio civil es para dejar sin efecto un matrimonio y éste se acaba por la
muerte de uno de los cónyuges, nada queda para anular.
Si además se recuerda que la sentencia que declara nulo el matrimonio tiene
efectos para el futuro y éstos no se retroactivan al momento de la celebración del
matrimonio, se tiene otra razón de peso para sustentar la tesis acerca de la no
procedibilidad dentro de este proceso cuando muere uno de los cónyuges antes de
su finalización.
"-' Se insiste, el divorcio está previsto para los matrimonios religiosos que
generan efectos en Colombia y su declaratoria conlleva idénticas consecuen-
cias a las que se predican del divorcio respecto del matrimonio civil, sólo que
se menciona la expresión cesación de los efectos civiles para resaltar que no tiene
consecuencias el decreto del divorcio en los aspectos puramente religiosos.
DEL PROCESO VERBAL
o
m
Tan ostensible es lo anterior que en el inciso segundo del artículo 5 de la ley
25 de 1992 se indica de manera perentoria que: "los efectos civiles de todo
matrimonio religioso cesarán por divorcio decretado por el juez de familia o
promiscuo de familia", de ahí nuestra apreciación que se trata de actuación única,
idéntica y de lo pertinente de solicitar que se decrete el divorcio de un matrimonio
religioso para que cesen sus efectos civiles.
Las diferencias son claras: el divorcio pretende que se reste toda eficacia al
vínculo matrimonial existente; una vez proferida y ejecutoriada la sentencia, cesa
toda relación proveniente de aquél, con sus efectos personales y patrimoniales
caso de que exista sociedad conyugal, lo que evidencia que genera efectos respec-
to de los cónyuges y de su patrimonio; el proceso de separación de cuerpos está
encaminado esencialmente a que se suspendan las obligaciones recíprocas de
carácter personal entre los cónyuges (cohabitación, ayuda mutua, etc.), auncuando
eventualmente puede tener efectos patrimoniales, caso de que se solicite la diso-
18 En la 5" edición de esta obra, Editorial. ABC, 1992, pág. 186 comenté: "Esta posición no es
anticlerical, constituye simplemente la reafirmación del principio de la separación total de las
potestades a fin de que Estado e Iglesia se ocupen de los asuntos de su incumbencia, pues no se trata
como sofisticadamente y desorientando a la opinión lo ha mostrado la Iglesia, de establecer el
divorcio para el matrimonio católico, en absoluto, jamás se ha pretendido tener injerencia en la
potestad religiosa, lo único que se buscó fue restar efectos civiles al matrimonio católico, que es
algo bien diverso, y que con claridad total desarrolla el artículo 42 de la C. P.".
260 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
21 Ciertamente para volver al estado de cosas que existía antes de 1886 larga y ardua fue la lucha
que debió darse para regresar al sitio de donde nunca debieron salir, pues aún luego de expedida la
Constitución de 1991, se pretendió por destacados corifeos de la Iglesia negar su inmediata vigencia
80 pretexto de que era necesario ley posterior que lo desarrollara. En el entretanto se producen
destacadas decisiones de los Tribunales de Bogotá y Medellín donde se toma decidido partido por
la vigencia inmediata de la norma, es decir su aplicación sin necesidad de texto que la desarrolle, tal
a
como lo pregoné en la 6 edición de esta obra, posición que mantuvieron no obstante desafortunada
intervención de la Sala de Casación Civil de la Corte donde, sin tener competencia para ello, en
providencia del 28 de enero de 1992 se manifestó por la tesis de la no vigencia inmediata del
artículo 42, todo lo cual sirvió como base para que el Congreso por una aplastante mayoría y
entendiendo por fin que restar privilegios a la Iglesia no es atentado al credo católico, sino el
desarrollo del derecho fundamental de la igualdad, aprobara la ley 25 de 1992 y aceptara expresa-
mente la tesis de la vigencia inmediata del art. 42 de la C. P. al consagrar en el art. 14 un artículo
transitorio donde se expuso que "Las sentencias proferidas con fundamento en las causales de la ley
1* de 1976, por aplicación directa del inciso undécimo del art. 42 de la Constitución, tendrán todo
el valor que la ley procesal les señala".
262 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL crvTL
22
Es el artículo 444 del C. de P. C., la norma especial que se asigna a este
proceso para disponer, en primer término, que el juez puede de oficio, "si hubiere
urgencia", aún antes de la admisión de la demanda o junto con ella, decretar la
residencia separada de los cónyuges, y si estos fueren menores de edad, disponer
su depósito en casa de sus padres, parientes o terceros, posibilidad de rara ocu-
rrencia si se toma en cuenta que cada día son mas raros los matrimonios entre
menores de edad o que sigan en esa minoría cuando se presentan los problemas
que generan el divorcio; igualmente le está permitido poner a los hijos menores al
cuidado de uno de los cónyuges o de ambos o incluso de un tercero, según el caso
y la conveniencia de los menores y "señalar la cantidad con que cada cónyuge
debe contribuir, según sus facultades para gastos de habitación y de sostenimiento
del otro cónyuge y de los hijos comunes, y educación de éstos", medida que es
igual a la dispuesta por el art. 442 sobre alimentos en el proceso de nulidad de
matrimonio, donde además los puede decretar el juez a petición de parte.
Tan sólo dos medidas de las varias mencionadas por el artículo 444 requieren
petición de parte: las conducentes a evitar suposición de parto que procede "si el
marido lo solicitare" y ciertos casos de embargo y secuestro respecto de los bie-
nes que constituyan gananciales y estén en cabeza del otro cónyuge e incluso res-
pecto de bienes propios del otro cónyuge, para asegurar el pago de los alimentos.
El artículo 444 en el numeral 2 dispone que debe aplicarse en lo pertinente el
art. 442 del C. de P. C, con lo que se quiere significar que en este proceso debe
ser citado el agente del ministerio público si existen hijos menores de edad y
también los padres o guardadores de los cónyuges si estos fueren incapaces y
además, que se debe allegar como anexo de la demanda el registro civil de
matrimonio.
Teniendo en cuenta que de acuerdo con el artículo 154 del C. C, modificado
por el artículo 6 de la ley 25 de 1992 existen nueve causales para encuadrar los
hechos que ameritan demandar el divorcio, de conformidad con la naturaleza de
ellas se determina una especial legitimación en cabeza de alguno de los cónyuges,
mientras que en otras puede hacerlo indistintamente cualquiera de ellos.
En efecto, el artículo 156 del C. C, igualmente modificado por el artículo 10
de la ley 25 de 1992 establece que sólo puede demandar el divorcio "el cónyuge
que no haya dado lugar a los hechos que lo motivan" lo que es pertinente tan sólo
22 Se debe tener presente que el artículo 9 de la ley 25 de 1992, había adicionado al artículo 444
del C. de P. C. con dos nuevos parágrafos que regulaban el divorcio de común acuerdo y establecía
la reserva para los divorcios contenciosos. Por disposición expresa del art. 167, numeral 3 de la ley
446 de 1998, se derogó el art. 9 de la ley 25 de 1992.
DEL PROCESO VERBAL
263
de las causales de divorcio de las que puede predicarse la calidad de cónyuge
culpable y cónyuge inocente, disposición sana por cuanto evita que si uno de los
esposos aspira a divorciarse, incurra en alguna de las conductas tipificadas para
decretarlo, c o n ^ l fin de solicitar su decreto basado en su propia conducta, lo que
no es jurídico ni equitativo.
23 Tómese atenta nota acerca de la derogatoria que expresamente realiza el artículo 15 de la ley
a
25 de 1992 del tan criticado artículo 155 del C. C. el que luego de ser reformado por la ley I de
1976 exigía además de la comprobación de la causal, acreditar la desestabilización profunda de la
comunidad matrimonial y facultaba al juez para no obstante estar probados los dos supuestos, negar
el divorcio en atención a la edad de los cónyuges, antigüedad del matrimonio o interés de los hijos,
disposición respecto de la cual formulo severas críticas que se pueden consultar, si se desea ilustra-
a
ción histórica al respecto, en la 5' edición de esta obra (Ed. ABC, 5 ed, 1992, pág. 191).
y$ CORPORACIÓN
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1
LA -» r>i' Al r,i^ r c - " ^ - -
264 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
imperante que no podía darse el divorcio de común acuerdo y se estimaba que una
forma de lograrlo era confesando.
No obstante, como a partir de la ley 25 de 1992 se incluyó como causal de
divorcio en el numeral 9 del art. 154 "El consentimiento de ambos cónyuges
manifestado ante juez competente y reconocido por éste mediante sentencia", es
lógico que se debe admitir como prueba de la causal, de reunir los requisitos de
ley, la confesión del cónyuge demandado.
Otra evidente consecuencia de la reforma sobre el punto es que también se
permite el allanamiento de la demanda.
Ahora bien, podría argüirse que no tiene sentido confesar si de mutuo acuer-
do se puede decretar el divorcio, a no dudarlo la más adecuada de todas las
causales pues evita debatir enojosos asuntos familiares que sólo mayor daño van
24
a ocasionar a los esposos y su familia; empero, bien puede suceder que un
cónyuge quiera el divorcio pero sobre la base de que se declare la culpabilidad del
otro, hipótesis en la cual mediante el allanamiento o la confesión se obtiene, sin
que exista la causal'del mutuo acuerdo, la decisión esperada.
7.2.1. La demanda de reconvención en el proceso de divorcio
El art. 433 del C. de P. C. en su inciso primero, es particularmente útil por
cuanto despeja toda duda que pudiera existir respecto de la posibilidad de que se
presente demanda de reconvención en el proceso de divorcio, la cual procede
cuando el cónyuge demandado no acepta las causales o hechos alegados por el
demandante, pero también quiere el divorcio, por causales imputables a éste.
24 En la cátedra y siempre que tengo la ocasión de ponerlo de presente propugno porque la labor
de abogados y jueces, pero en especial de los primeros se oriente a que, ante la inevitabilidad del
divorcio, se llegue al mismo de común acuerdo. El proceso disputado, sólo sirve para profundizar
las diferencias, radicalizar los ánimos, causar mayor trauma a cónyuges e hijos.
DEL PROCESO VERBAL 26Í
El art. 156 del C. C. estableció que varias de las causales para demandar el
divorcio tienen un término preciso para ser alegadas, pues de lo contrario opera la
caducidad y no es posible incoar una acción de divorcio con base en circunstan-
cias que en su momento bien han podido ser aptas para demandarlo, pero que por
25
la demora en hacerlo ya no pueden ameritar tal petición. La Corte ha precisado
con acierto que la razón de ser de la caducidad para las causales del divorcio
(también aplicables eft la separación de cuerpos y de bienes), es "para impedir
que faltas olvidadas o perdonadas sean después revividas en un ademán más de
venganza que de justicia".
Con muy buen criterio dispone el art. 10° de la ley 25 de 1992, que da nueva
redacción al 156 del C. C, que para poder demandar el divorcio se requiere que
algunas de las causales alegadas no hayan sido propiciadas por el cónyuge de-
mandante y que la petición la presente en el término de un año, contado desde el
momento en que tuvo conocimiento de la causal o causales, cuando se trata de las
contando desde cuando tuvo conocimiento de los hechos que las configuran y, en
todo caso, dentro de los dos años siguientes a su ocurrencia, con ello no está
permitiendo que el reo siga impunemente cometiendo sus faltas si estas se repiten
un año después del conocimiento que de las mismas tuvo su consorte, o dos años
después de haber cometido las primeras. La recta inteligencia de esa norma, en
cuanto a las dos causales expresadas, es ésta: el cónyuge inocente no puede
demandar la separación alegando faltas de las que tuvo conocimiento hace más de
un año o que ocurrieron hace más de dos. Pero si el consorte vuelve a cometer
hechos que configuren esas mismas faltas o si persiste en ellas, es claro que la
demanda puede fundarse en estos nuevos acontecimientos, así comporten faltas
idénticas a las cometidas en el pasado, o de las que se tuvo conocimiento hace
más de un año".
111UU u v —
Así las cosas se tiene que al aceptarse el desistimiento unilateral el auto que
lo admite genera efectos de cosa juzgada idénticos a los que se presenta cuando
se dicta sentencia absolutoria y además se impone condena en costas, de ahí que
las aspiraciones del cónyuge se cumplen integralmente y nada justifica mantener
el proceso en curso so pretexto de que el no acepta el desistimiento. Pues ya se
demostró que lo que se reguló fue la reconciliación, figura por entero diversa.
Es éste último el más notable de todos los aspectos de excepción frente al art.
305 del C. de P. C, en. razón de que con las mismas pruebas que decreta el
divorcio, el juez podrá disponer en la sentencia la perdida o suspensión de la
patria potestad sin necesidad de trámite especial, debido a que la privación de la
patria potestad también está prevista como proceso verbal en el art. 446 del C. de
P. C. Es decir, no es necesaria actuación en proceso aparte.
Si el juez encuentra que la causal alegada y probada para el divorcio es, por
ejemplo, la de los malos tratos que ponen en peligro a los descendientes, o la
conducta tendiente a corromperlos o el grave e injustificado incumplimiento de
sus deberes, no debe limitarse a decretar el divorcio sino que de oficio debe
decretar la suspensión o aun la pérdida de la patria potestad por los mismos
hechos, posibilidad que también es viable en los casos de separación de cuerpos
y en la de bienes si se dan dichas causales, sin que importe que exista solicitud en
tal sentido, pues se trata de una actuación oficiosa del juez en defensa de los
derechos del menor.
público que obliga tan sólo cuando se trata de proceso contencioso, tal como lo
prevé el artículo 444 en su numeral 2.
Por esa razón, presentada la demanda solicitando el divorcio por mutuo con-
sentimiento, si el juez halla el acuerdo aceptable, lo que debe hacer es proferir de
plano la correspondiente sentencia, con lo cual se presta un valioso aporte a la
economía procesal y se evitan inútiles y dispendiosos pasos.
Ante todo, debe recordarse que, aun en el caso de existir ese acuerdo, para
decretar la separación de cuerpos se requiere siempre de una sentencia, pues en
28
mala hora se eliminó la posibilidad de acudir al trámite notarial. El juez compe-
tente, o sea, el de familia, como ya se dijo, adelantará la petición por el trámite del
proceso verbal sumario, conforme lo dispone el art. 435, num. 4 del C. de P. C.
28 En efecto el artículo 15 de la ley 25 de 1992 derogó el decreto 2458 de 1988 que permitía la
separación de cuerpos del matrimonio civil, de común acuerdo, ante notario, lo que a todas luces es
un retroceso pues nada justifica recargar a los jueces obligatoriamente con estos trámites.
29 Corte Suprema de Justicia, sentencia del 10 de febrero de 1977. Ponente: doctor José María
ESGUERRA. En ella señala que basta la manifestación del deseo de separación pues "en este caso son
innecesarias, vale decir superfluas, las demás pruebas que se aduzcan para acreditar ese mutuo
consentimiento".
1* eitaeíén ¡í¡
iIVDJf DEL PROCESO VERBAL 275
30
Sobre el punto la C o r t e ha sostenido que: "El art. 166 no exige tampoco que
en el proceso de separación de cuerpos se demuestre la situación económica de
los cónyuges; basta que éstos determinen en la demanda la manera como van a
proveer a su propia subsistencia y a los gastos de los hijos, incluyendo en éstos
los de crianza, establecimiento y educación. La ley admite en ese sentido la
manifestación acorde de los cónyuges, salvo que ésta sea desfavorable para los
hijos, en cuyo caso, en interés de los mismos, el juez puede objetarla previo
concepto del ministerio público, a petición de parte o de oficio".
Finalmente, cabe preguntar qué ocurre si luego de otorgado el poder por los
dos cónyuges y antes de que se dicte la correspondiente sentencia, uno de ellos
manifiesta que se ha arrepentido y que ya no está de acuerdo con la separación.
En suma, todas las obligaciones personalísimas que surgen del hecho de que
dos personas tengan entre sí la calidad de cónyuges, quedan suspendidas cuando
se ejecutoria la sentencia de separación de cuerpos, excepción hecha de la obliga-
ción alimentaria, frente a la cual (arts. 411 del C. C. y 448 del C. de P. C ) , sólo
se exige la calidad de "cónyuge", que no se pierde por la separación de cuerpos,
dada la gran diferencia que existe entre ella y el divorcio: con la declaratoria de
aquella el vínculo matrimonial no se elimina, pero los deberes de socorro y ayuda
mutua (distintos de alimentos), fidelidad y cualquier otro, mal pueden tener ope-
rancia al estar en suspenso la vida en común.
7-3.3. La reconciliación en la s e p a r a c i ó n ^
„i
En el proceso de divorcio explique que la reconciliación no opera después de
ejecutoriada la sentencia que lo ordenó; por el contrario, en la separación de
cuerpos la reconciliación surte efectos no obstante que la sentencia se halle ejecu-
toriada. Esto es lógico, pues dado que la declaratoria de separación de cuerpos no
termina el vínculo matrimonial, los cónyuges pueden hacer valer la reconciliación
en el momento en que lo quieran, restituyéndose las cosas al estado que tenían
antes de la sentencia, salvo lo atinente a la sociedad conyugal que definitivamente
s1
queda disuelta. - *
a
32 Diccionario de la Real Academia de la Lengua, 2 1 ed., Madrid, 1992, pág. 1364, segunda
acepción.
278 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
De idéntica manera que en los otros procesos que tienen que ver con asuntos
relacionados con el matrimonio, debe allegarse como anexo obligatorio el registro
33 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, La reforma del Código de Procedimiento Civil, Edit. ABC,
1990, pág. 428, donde comenté al comparar las versiones del numeral 2 del art 625 que: "Se elimina
la referencia a la reconciliación, supresión que tiene unas profundas consecuencias por cuanto queda
eliminado el único caso que se conoce, donde no obstante estar disuelta la sociedad conyugal, si
existió reconciliación antes de esa liquidación, era viable impedir el trámite de la liquidación,
excepción que se había creado por vía puramente procesal, de ahí lo pertinente de la modificación
porque no se trata de reformar el Código Civil, para lo que no se tenían facultades".
288 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
civil del matrimonio que dé cuenta de su celebración. Este proceso sólo es acon-
sejable si no se da acuerdo entre los cónyuges sobre la disolución y liquidación de
la sociedad conyugal, pues si este existe, la separación de bienes de común
acuerdo no requiere intervención judicial: sencillamente puede acudirse al siste-
a
ma previsto en el art. 25, num. 5, de la ley I de 1976, es decir, a la disolución y
liquidación por escritura pública, como sería lo lógico.
Por acuerdo integral se entiende que los cónyuges están conformes en di-
solver y en la forma como van a liquidar su sociedad. Si sólo coinciden en lo
primero y no en lo segundo, el proceso será viable, advirtiéndose que en nada
varía la situación si una vez presentada la demanda el cónyuge demandado se
allana, pues tal circunstancia no significa común acuerdo sino, todo lo contrario,
aceptación de las pretensiones de la demanda: no exime de la condena en costas
y tampoco impide que lograda la declaratoria de separación de bienes como
consecuencia de la disolución, se prescinda de la tramitación respectiva y se
liquide la sociedad mediante escritura pública.
Se acude al juez con el fin de que decrete la separación de bienes cuando no
es posible ese acuerdo; en tal supuesto las causales de separación de bienes son
las mismas que autorizan la separación de cuerpos, además de la mala situación
financiera del cónyuge demandado, en forma que menoscabe los intereses del
demandante en la sociedad conyugal (C. C, art. 200). Si las causales de separa-
ción de cuerpos son las mismas del divorcio, se concluye que las de divorcio son
comunes a los tres tipos de proceso y que son más numerosas las de la separación
de bienes.
Aun cuando según el Código las causales de separación de bienes son las
mismas de la separación de cuerpos, como ya se explicó, el mutuo acuerdo para
obtener separación de bienes no implica obligatoriamente proceso ante juez por-
que el trámite en este caso se puede surtir ante notario, mediante la escritura
correspondiente; si no obstante, las evidentes ventajas de celeridad y economía
que representa la separación de bienes de mutuo acuerdo si se recurre al sistema
notarial, los cónyuges lo quieren hacer de común acuerdo por la vía judicial, se
acudirá al proceso de jurisdicción voluntaria por así indicarlo el art. 27 de la ley
446 de 1998.
Se podría pensar en la conveniencia de que no existiera este proceso de
común acuerdo y que siempre la actuación en tales condiciones se diera ante
notario, posición que no puede ser aceptada debido a que el trámite notarial a más
de no ser obligatorio presenta un defecto y es el de que, tal como lo indica el
o
numeral 5 del art. 1820 del C. C, "los cónyuges responderán solidariamente ante
los acreedores con título anterior al del registro de la escritura de disolución y
liquidación de la sociedad conyugal", aspecto que se obvia dentro del trámite
DEL PROCESO VERBAL 2g J
judicial debido a que los acreedores son emplazados y se debe formar por el
partidor la hijuela de deudas, de manera que al hacerse la partición no existe esa
responsabilidad solidaria.
Esta solución debe ser observada especialmente por aquellas parejas que han
definido de hecho su situación personal y que carecen de patrimonio, si desean
evitar dolorosas sorpresas, pues luego de la separación de facto encuentran que
los bienes adquiridos independientemente por cada uno de ellos siguen formando
parte de la sociedad conyugal no disuelta. Para ello aconsejo que así no haya
bienes ni pasivos, se acuda al sano, ágil y económico mecanismo del num. 5 del
a
art. 25 de la ley I de 1976, plasmando en la escritura la decisión de disolver la
sociedad conyugal y advirtiendo que no hay lugar a liquidar por carencia de
patrimonio.
mico y rápido.
Si un proceso de separación de bienes en el cual existió controversia sobre la
existencia o no de la causal alegada por el demandante, culmina con sentencia en
que se decreta la separación de bienes, nada impide que para la liquidación, no
obstante estar ejecutoriada la sentencia, se acuda a la escritura pública, pues si los
cónyuges encuentran bases de acuerdo para tales efectos, la discordancia manifes-
tada dentro del proceso en nada impide que la liquidación pueda realizarse sin la
intervención del juez, pues se trata ya de liquidar el patrimonio social aspecto
sobre el cual es irrelevante lo surtido con anterioridad debido a que, indepen-
dientemente de quien triunfó y cual fue la índole de la causal alegada, activos y
pasivos se dividen por mitad.
y 10, la excepción de cosa juzgada para que se trámite como previa, y que el
matrimonio no estuvo sujeto al régimen de comunidad de bienes. Se pretende así
decidir, desde el incidente inicial de excepciones previas, sobre puntos que de ser
ciertos impedirían tramitar la liquidación. No es viable proponer otras excepcio-
nes, distintas de las mencionadas.
Cabe advertir, que el art. 625 presenta dos problemas: el primero tan obvio
que se torno intrascendente y es el de que en el decreto 2282 de 1989 se le
mencionó como art. 626 de manera que quedaron en el Código dos artículos con
idéntico número, pero se entiende que el que aparece en primer término es el
original 625 y por eso a él me refiero; el segundo proviene de haber utilizado la
expresión "sólo" en vez de la palabra "no.", original de la norma, con lo cual una
interpretación exegética llevaría a que se entienda exactamente lo contrario de lo
que se estableció.
En efecto, num. 2 del art. 625 dice claramente: "El demandado sólo podrá
proponer las excepciones distintas de las previas contempladas en los numerales
1, 2, 4, 5, 6, 7 y 10 del artículo 97", lo cual sugiere que serán las excepciones
previas correspondientes a los numerales que no se mencionan las procedentes,
cuando es precisamente lo contrario y era lo que se regulaba en la versión original
de la norma que inconsultamente se varió en su redacción con el cambio adverti-
do. Basta repetir la disposición tal como en su versión original se estipuló para
ver la falla y corregirla en el sentido advertido: "El demandado no podrá proponer
las excepciones distintas de las previas contempladas en los numerales 1, 2, 4, 5,
6, 7 y 10 del artículo 97".
Si no hay excepciones, o si las propuestas se decidieron en forma desfa-
vorable para el demandado o cuando la demanda se presenta de consuno se
emplazará a los posibles acreedores de la sociedad conyugal, a fin de que hagan
valer sus créditos, mediante edicto que reúne los mismos requisitos para emplazar
en el proceso de sucesión (se fija por el término de diez días y en ese término se
publica por una vez en un periódico de circulación en el lugar y en una radiodifu-
sora, si la hubiere en la localidad).
A partir del edicto emplazatorio el trámite es común para la liquidación de
toda sociedad conyugal, es decir la promovida mediante demanda o la que admite
la simple solicitud.
El art. 626 del C. de P. C, dispone que cuando la liquidación se quiere
realizar con base en disolución decretada en sentencia de juez de familia, una vez
presentada la petición ante el mismo juez que dictó la sentencia de nulidad de
matrimonio, separación de cuerpos, de bienes o de divorcio, se procederá como lo
disponen los nums. 3 y siguientes del artículo anterior.
DEL PROCESO VERBAL
34 El sistema empieza a atemperarse. Muestra de ello es la ley 258 del 17 de enero de 1996 que
o
en su artículo I entiende afectado "a vivienda familiar el bien inmueble adquirido en su totalidad
por uno de los cónyuges, antes o después de la celebración del matrimonio, destinado a la habita-
o
ción de la familia". Y en el art. 3 exige para su venta o gravamen el consentimiento de ambos
cónyuges.
35 Estas cautelas son procedentes dentro del proceso de liquidación de sociedades conyugales
aún respecto de los inmuebles que estuvieron afectados a vivienda familiar de acuerdo con la ley
o
258 de 1996, debido a que dispone el artículo 4 de la misma que la afectación se levanta, entre
otros eventos, "6.- Cuando se disuelva la sociedad conyugal por cualquiera de las causas previstas
en la ley". No obstante se tornan improcedentes en la etapa previa a la orden de disolución por
cuanto subsiste la afectación y como consecuencia de ella los bienes que cobija son inembargables.
288 I I N S T I T U C I O N E S D E D E R E C H O P R O C E S A L CIVIL
El art. 691, num. 3, señala que de oficio procede levantar las medidas si
dentro de los tres meses siguientes "no se hubiere promovido la liquidación de
ésta y hecho las notificaciones del auto admisorio de la demanda y las publicacio-
nes respectivas". En consecuencia, no basta que dentro del plazo de los tres meses
se haya presentado la demanda o la petición de liquidación, sino que también es
menester, notificar personalmente el auto que ordena proceder a la liquidación o,
en caso de no ignorarse el lugar de trabajo o habitación del otro cónyuge, que no
necesariamente tiene que ser el demandado, pues este trámite es de iniciativa de
DEL PROCESO VERBAL ^
cualquiera de ellos, hacer las publicaciones para designarle curador para la litis.
De lo contrario el juez debe levantarlas de oficio, sin perjuicio, claro está, que una
vez hecha la notificación cualquiera de los cónyuges pueda solicitar nuevamente
la práctica de las medidas, por cuanto ellas también están previstas para el solo
proceso de liquidación de sociedades conyugales.
v . t í a í H j o se demande el ém^u
290 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
36
Ahora bien, no puedo desconocer que lo previsto en el art. 691, num. 2 , se
presta a maniobras fraudulentas dada la facilidad con que se pueden crear obliga-
ciones ficticias, pues hay personas que por amistad, o incentivadas eco-
nómicamente se prestan a colaborar en tales conductas, sabiendo la dificultad de
que se les demuestre el fraude, circunstancia que es aprovechada con el fin de
iniciar procesos ejecutivos para menoscabar los intereses patrimoniales de uno de
los cónyuges.
36 No se vaya a pensar que la norma es inadecuada, por cuanto corresponde a la protección que
por ley debe darse a los acreedores incluso frente a los mismos cónyuges, pues no puede perderse
de vista que también podrían estos adelantar procesos amañados con el fin de embargar bienes y
dificultar el ejercicio de los derechos de aquellos, quienes, de no existir la norma, deberían esperar
para hacerlos valer en la liquidación. Lo censurable es la indebida utilización de ella.
DEL PROCESO VERBAL '"<*»M 291
levantamiento del secuestro si se dieron las dos cautelas. Así lo admiteel-art. 691,
num. 4, cuando dispone que: "Cualquiera de los cónyuges podrá solicitar que se
levanten las medidas que afectan sus bienes propios, y para ello se tramitará un
incidente", norma que infortunadamente no establece un plazo de caducidad para
la presentación de tal solicitud.
La ley 258 de 1996 como un paso inicial a lo que debe ser el replanteamiento
integral del régimen de la sociedad conyugal y la de compañeros permanentes,
estableció que se entiende afectado a vivienda familiar "el inmueble adquirido en
su totalidad por uno de los cónyuges, antes o después de la celebración del
matrimonio, destinado a la habitación de la familia", destacando el art. 7 de la
misma que el bien afectado es inembargable, salvo cuando se trate de hipotecas
constituidas antes de la afectación o para respaldar préstamo destinado a la adqui-
sición o construcción del inmueble", lo que opera respecto de terceros; además, el
estatuto impide, al menos respecto del específico inmueble afectado maniobras de
disposición del cónyuge titular, dado que la afectación, según el art. 2 de la citada
ley "opera por ministerio de la ley respecto a las viviendas que se adquieran con
posterioridad", y para todo acto de traslado o gravamen requiere de la firma
conjunta de los cónyuges.
obligatorio citar al defensor de familia a quien, además según tan errada tesis,
deberá corrérsele traslado de la demanda pertinente y, se inadmiten demandas por
no acompañar anexos para el traslado a aquellos.
La frase central "en los procesos que se tramitan ante esta jurisdicción y en
los que actuaba el defensor de menores", debe ser entendida en su claro y lógico
sentido; se deberá citar al defensor de familia en los procesos donde antes era
obligación hacerlo respecto del defensor de menores, no en todos los procesos,
pues si de ello se hubiera tratado sobraba por entero la cualificación "y en los que
actuaba el defensor de menores".
En relación con los procesos verbales a los que se refiere el numeral 2 del art.
427, el art. 446 del C. de P. C, consagra una serie de indicaciones especiales cuyo
análisis emprendo, no sin antes advertir que la competencia para conocer de ellos
está adscrita, en primera instancia y de manera clara, a los jueces de familia, de
o o
conformidad con el parágrafo I , numerales 5 y 6, del art. 5 del decreto 2272 de
1989 y que en algunos casos el objetivo que con ellos se pretende puede darse
como determinación adicional en procesos como el de divorcio; en donde el juez
puede incluso de oficio privar o suspender la patria potestad, tal como ya se
explicó.
38 En la parte general de esta obra, T ed., Dupre Editores, Santafé de Bogotá, 1997, pág. 240 se
realizan comentarios similares y además se comenta la jurisprudencia de la Corte del 10 de mayo de
1994 donde acogió integralmente la tesis aquí expuesta.
296 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL crvTL
Dispone el parágrafo único del artículo 446 que si se priva al padre o madre
de la administración de los bienes del hijo, la provisión de curador adjunto se hará
a continuación, dentro del mismo proceso, observando el trámite del art. 655, para
lo cual no es necesario formular demanda, porque se trata de una actuación
adicional al proceso que comentamos que se nutre del trámite mencionado, a o
39
La Corte definió al pródigo en frase impregnada de gran sentido jurídico
que, por breve, es doblemente bella, como: "El que no tiene fin ni medida en sus
gastos, y que disipa todo su patrimonio con loca profusión". En la misma senten-
cia se lee: "La prodigalidad es así una especie de desequilibrio mental particula-
rizado por una pasión desbordada y morbosa como la que se tiene por el juego, la
embriaguez, el boato, los litigios, etc., que se diferencia radicalmente de la imbe-
cilidad o idiotismo y de la demencia, establecidos también por la ley como fuente
de interdicción judicial, pues al paso que el pródigo obra en sus actos voluntaria
y concientemente, pero bajo el imperio de determinado desvarío pasional, el
idiota o el demente son por el contrario débiles mentales cuya voluntad y juicio
sufren eclipses en mayor o menor grado".
' Precisamente por esa radical diferencia que existe entre el pródigo y el de-
mente o el débil mental, los sistemas procesales para obtener su interdicción son
sustancialmente diversos. Para lograr la interdicción del pródigo existe un proceso
verbal que es de jurisdicción contenciosa, mientras que para la del demente o el
débil mental se tramita uno de jurisdicción voluntaria, ambos de competencia en
primera instancia del juez de familia.
Para determinar la competencia en ese proceso se debe tener presente que por
o
disposición del art. 5, parágrafo I , numeral 8 del decreto 2272 de 1989, conoce
en primera instancia el juez de familia del domicilio del demandado (art. 23, num.
1 del C. de P. C ) , pues debemos cuidarnos de acudir al numeral 19 del mismo
artículo 23, que establece como competente al juez de la residencia del incapaz,
lo que en este proceso no ocurre debido a que aún no puede predicarse tal
situación del demandado, que lo será el futuro, caso de acogerse las pretensiones
y además que se refiere es a procesos de jurisdicción voluntaria.
Probatoriamente, como lo dice el art. 534 del Código Civil, deberá acre-
ditarse la disipación mediante "hechos repetidos de dilapidación que manifiesten
una falta total de prudencia", que se manifiesta en una notable pérdida del activo
patrimonial, que pone en peligro la estabilidad económica del presunto pródigo y
de su familia, de ahí que será en relación con cada caso concreto que debe ser
analizada la eventual prodigalidad, pues lo que puede ser calificado de malbarata-
miento de sus bienes para uno, puede ser un simple acto de generosidad para otro.
14. DISPOSICIONES E S P E C I A L E S P A R A EL P R O C E S O DE
REPOSICIÓN, C A N C E L A C I Ó N Y REIVINDICACIÓN DE T Í T U L O S
VALORES Y DE O T R O S D O C U M E N T O S C O M E R C I A L E S
Se destina como norma especial a observar dentro del trámite de este proceso
verbal, el artículo 449 del C. de P. C, donde se advierte que deberá el juez tener
40
en cuenta lo previsto en los artículos 802, 803, 804, 806, SOI, 812 y 816 a 821
del C. de Co., lo que pone de presente que los artículos 805 (requisitos de la
demanda), 808 (trámite en caso de no oposición a la demanda), 809 (aspectos de
excepciones perentorias), y 811 (ejecutoria de la sentencia), quedaron derogados,
sólo que en este último caso la derogatoria es aparente, pues esta norma se repite
como inciso final del art. 449 del C. de P. C.
40 En relación con el artículo 807 del C. de Co., que dispone: "El procedimiento de cancelación
o de reposición interrumpe la prescripción y suspende los términos de caducidad", advierto que no
establece una situación legal diversa de la regulada en el art. 90 y, por ende, queda entendido que la
interrupción de la prescripción o la inoperancia de la caducidad se darán bajo los requisitos del art.
90 del C. de P. C
DEL PROCESO VERBAL 303
será vinculado al proceso por los medios conocidos y dispondrá del plazo de diez
días para contestar la demanda.
Surtido el traslado de la demanda y vencidos diez días luego de efectuada la
publicación, si no existe oposición, se dicta sentencia acogiendo las pretensiones
de aquella, "a menos que el juez considere conveniente decretar pruebas de ofi-
cio", indica el inciso tercero del art. 449, al cual debe hacerse una precisión, y es
que tan sólo se refiere a las hipótesis de la cancelación o la reposición, cuando es
lo cierto que tal conducta debe ser observada cualquiera que sea la índole de las
pretensiones.
Por último, y en atención a que he conocido de varios casos en los cuales un
título de los susceptibles de ser repuestos por el trámite especialmente previsto en
el art. 449 del C. de P. C, se pierde o destruye cuando ya forma parte de un
expediente, si así sucede no puede emplearse este proceso sino el trámite de la
reconstrucción del expediente, previsto para casos de pérdida total o parcial, a la
luz del art. 133 del C. de P. C, porque el extravío o deterioro ya no se dan en
poder de su tenedor sino que, se trató de un documento que al integrar el expe-
diente queda bajo la responsabilidad del juez.
Resalto que constituye una exageración todo este dilatado trámite, que tal vez
se justificaría si tratara de títulos al portador; empero, siendo en la mayoría de las
veces nominativos bien puede suprimirse la intervención del juez en la mayoría
de los casos y permitir la cancelación y reposición, previo el lleno de unas
simples formalidades, como puede ser que el obligado a cancelar el título y a
costa del beneficiario publique en un medio escrito de amplia circulación la
solicitud que se le ha presentado para efectos de que si existen interesados en
impedir lo pedido se hagan presentes dentro de un plazo que se fijaría en la ley, y
en esta hipótesis que sea la justicia quien decida, pues a ella deberá acudirse.
Empero, si no existe oposición, se proceda a lo pedido sin más trámites.
•í,m "bt e x c e p t u á i s ;a>. %o;reíK'¡-i> >xm
1. GENERALIDADES
1.- El numeral primero del art. 435 se refería a las "Controversias sobre la
o
propiedad horizontal" de que tratan el art. 7 de la ley 182 de 1948 y los artículos
o o
8 y 9 de la ley 16 de 1985.
Toda escritura que se otorga ante notario tiene el carácter de pública y, por lo
mismo, cualquier persona puede pedir copia sin restricción alguna, como lo con-
sagra el art. 89 del decreto 960 de 1970. No obstante, cuando se trata de escrituras
públicas que dan cuenta de obligaciones y con base en ellas pudiere exigirse su
cumplimiento, como acontece, por ejemplo, con las que contienen contratos de
mutuo garantizados con hipoteca, sólo la primera copia presta mérito ejecutivo
(así lo debe escribir el notario en caracteres destacados "junto con el nombre del
acreedor a cuyo favor se expide") sin perjuicio de que se entregue copia a quien
la solicite, sin restricción alguna, salvo su ineficacia como título ejecutivo.
Esta disposición da seguridad al deudor y a la colectividad, pues de no existir
se podrán pedir múltiples copias de escritura contentiva de la obligación lo que
daría base para asaltar la buena fe de los ciudadanos que aceptan la cesión de tales
obligaciones, o podría someterse al deudor a pluralidad de ejecuciones, lo que se
impide con el sistema en comentario.
Puede suceder que el acreedor o el cesionario de la obligación que constaba
en la escritura pública, expedida con todas las prevenciones de ley y permisiva de
la ejecución, pierda el documento o que éste se destruya; en tal caso, "el notario
sólo podrá compulsar una sustitutiva a solicitud de ambas partes, expresada en
escritura pública" (art. 81 del decreto 960 de 1970), o por orden judicial, que debe
estar contenida en la sentencia donde se acojan las pretensiones de la demanda
que se tramita como proceso verbal sumario.
Es de resaltar que según el art. 81 del decreto 960, la solicitud se tramitará
como un incidente, pero esta parte de la disposición debe entenderse derogada
pues la autorización se obtiene mediante el proceso verbal sumario por así dispo-
nerlo en regulación especial y posterior el Código de Procedimiento Civil.
Los demás requisitos mencionados en el art. 81 del decreto 960 de 1970 están
vigentes: presentar la demanda afirmando bajo juramento ser el titular del derecho
"y que sin culpa o malicia de su parte se destruyó o perdió la copia que tenía en
su poder", que la obligación no se ha extinguido, que si apareciere la copia
perdida se compromete a no usarla y entregarla al notario que la expidió para que
la inutilice.
En la mayoría de los casos, dado que se trata de una negación definitiva, se
dictará sentencia de plano si se reúnen tales exigencias. Será muy rara la posibi-
lidad de oposición pues debería demostrarse por el demandado, que lo será la
parte obligada, que la escritura no se perdió. En esta hipótesis se debe tramitar el
proceso en su etapa probatoria, todo lo cual pone de presente lo necesario de
reformar el punto para efectos de establecer un trámite similar al del numeral 2°
del art. 115 del C. de P. C. que bien se puede surtir ante el mismo notario, pues
se trata de una actuación que no amerita el trámite de un proceso, tal como se le
tiene previsto.
Ciertamente, si se extravió la copia de la escritura que presta mérito ejecutivo
nada justifica adelantar un proceso donde las posibilidades de oposición son
mínimas, de ahí que aplicando exactamente el mismo sistema del artículo 115 del
C. de P. C. se puede obtener de manera expedita similar fin; en efecto, bastará que
el interesado manifieste ante el notario, bajo la gravedad del juramento, el hecho
i
DEL PROCESO VERBAL SUMARIO 309
4.- El numeral 4 del art. 435 reformado por el artículo 8 de la ley 25 de 1992
la cual asignó al trámite del proceso verbal sumario al "divorcio, la cesación de
efectos civiles del matrimonio religioso y la separación de cuerpos, por consenti-
miento de ambos cónyuges" fue derogado, tal como ya se explicó por el art. 27 de
la ley 446 de 1998 que atribuye a estos procesos la vía propia de los de jurisdic-
ción voluntaria.
Así, por ejemplo, en el evento de los permisos al menor de edad para salir del
país, el art. 348 del Código del Menor establece que cuando haya desacuerdo
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
entre los padres o entre éstos y quienes detentan la custodia del hijo para otorgar
el permiso, decidirán los jueces de familia o los municipales "de acuerdo con el
procedimiento verbal sumario", pero es mejor la vía conciliatoria prevista en el
art. 277 de dicho estatuto, pues de lograrse la misma se evita el proceso, que es
una de las finalidades de la medida.
6.- El numeral 6 del art. 435 que indicaba que se tramita como proceso verbal
sumario lo atinente a "Los posesorios especiales que regula el Código Civil"
quedó derogado por el artículo 15 de la ley 446 de 1998, ya explicado, que asigna
a esos procesos el procedimiento abreviado.
7.- Los casos que contemplan los siguientes artículos del Código de Comer-
cio: 913, 914, 918, 931, 940 inciso primero, que se refieren a conflictos origina-
dos en el contrato de compraventa mercantil y concernientes a la resolución
cuando la venta es sobre muestras y no se ajusta a ella lo entregado; las controver-
sias cuando la venta es genérica y se discute acerca de la calidad de lo vendido;
lo atinente a la compra de cuerpo cierto y la inexistencia total o parcial del
mismo; las discusiones en torno a la calidad del bien enajenado (que ante esta
expresa remisión legal al proceso verbal sumario, ya no será por peritos) y por
último cuando el comprador al recibir la cosa alega no ser de la especie o calidad
debida, se deciden por medio del proceso verbal sumario.
8.- Los relacionados con los derechos de autor previstos en el art. 243 de la
ley 23 de 1982, o sea, lo atinente a pago de honorarios por representación y
ejecución pública de las obras, en tanto que si el conflicto es el previsto en el art.
242 el trámite por la naturaleza del asunto será el del proceso verbal.
DEL PROCESO VERBAL SUMARIO ^~¡rr-~_ '** 311
Is
* ^c3 ^
9.- Los que conforme a disposición especial deba resolver el juez con cono-
cimiento de causa, o breve o sumariamente, o a su prudente juicio o a manera de
arbitro, norma que aumenta en forma ostensible el número de procesos que se
tramitan por esta vía, por ser numerosos los casos previstos, tanto en el Código de
Comercio como en el Código Civil, donde se emplean expresiones como las
mencionadas sin que se haya efectuado una expresa asignación de trámite, tal
como acontece, entre otros, con los arts. 521, 1035, y 1204 del C. de Co., que
también serán procesos verbales sumarios.
Es necesario fijar un claro derrotero frente al numeral 12 del art. 427 del C.
de P. C. que señala de manera expresa una serie de eventos que acuden a la vía
del proceso verbal y advierte que, además, se tramitan como verbales todos los
otros asuntos que el Código de Comercio ordene resolver mediante proceso abre-
viado o por trámite incidental autónomo, y aquellos a los que la ley se refiere
como que deben ser decididos "con conocimiento de causa, o breve o sumaria-
mente, o a su prudente juicio o a manera de arbitro", tal como lo señala el
numeral 10 del art. 435 del C. de P. C.
A más de los procesos referidos, acuden a la vía del verbal sumario los
o
asuntos de mínima cuantía de que trata el parágrafo 2 del art. 427, los ordinarios
de mínima cuantía y algunos que expresamente señalan leyes especiales como,
por ejemplo, el art. 233 de la ley 222 de 1995 que remite a este proceso "los
conflictos que tengan origen en el contrato social o en la ley que lo rige, cuando
no se hayan sometido a pacto arbitral o amigable composición, se sujetarán al
trámite del proceso verbal sumario, salvo disposición en contrario", o el art. 10 de
la ley 258 de 1996 que indica que "Para la constitución modificación o levanta-
miento judicial de la afectación a vivienda familiar será competente el juez de
familia del lugar de ubicación del inmueble, mediante proceso verbal sumario",
í!
312 iNSTTfÚciONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
todo lo cual da una idea del amplio campo de aplicación que tienen estos procesos
y de la necesidad del máximo cuidado en su adelantamiento y decisión dada su
característica de única instancia
2. T R A M I T E D E L P R O C E S O VERBAL S U M A R I O
Los artículos 436 a 440 son los encargados de señalar el trámite que sigue
este proceso y es así como se advierte en el inciso primero del art. 436 que: "La
demanda deberá expresar el nombre de las partes, el lugar donde se les debe
notificar, lo que se pretende, los hechos que le sirvan de fundamento, su valor y
las pruebas que se desea hacer valer. A la demanda se acompañarán los docu-
mentos que estén en poder del demandante", inútil disposición, que no hace nada
diverso a repetir los requisitos comunes para toda demanda y que sólo encuentra
su razón de ser en el deseo de justificar con innecesaria carga jurídico literaria, la
existencia de un trámite, no me canso de repetirlo, superfluo, como lo es todo el
del proceso verbal, que encuentra su razón de ser no en una necesidad del país,
sino en la tozudez de algunos ilustres comisionados en sacar avante su tesis en las
reformas de 1989, independientemente de que la institución sea necesaria, para
dejar tipificado en un proceso, que no es nada diverso a una colcha de retazos
tomados de la parte general y del proceso verbal, tal como se empieza a verificar
desde esta primera apreciación y se comprobará cuando se analicen los trámites
posteriores.
Que quede entonces claro que los arts. 75, 76 y demás normas pertinentes a
requisitos de la demanda no son ajenas al proceso verbal sumario porque en el
inciso primero del art. 436 están compendiados repetitivamente todos ellos, olvi-
dando que la finalidad que tienen las disposiciones de la parte general es evitar el
pleonasmo jurídico.
Si el proceso verbal sumario es de mínima cuantía la demanda podrá ser
presentada por escrito o verbalmente ante el secretario; "en éste último caso se
extenderá un acta que firmarán éste y el demandante", dispone el inciso segundo
del art. 436, el cual agrega que si se hubiere presentado por escrito y tiene fallas
"el secretario mediante acta la corregirá".
Bien se observa que esta previsión, que viene del anterior art. 443, del C. de
P. C, o sea que no se trata de nada novedoso, está destinada esencialmente para
aquellos casos de quienes litigan en nombre propio y no son abogados, donde será
deber del secretario prestar la colaboración del caso en orden a adecuar lo que el
demandante pretende con los requisitos del libelo, de ahí la justificación de que el
empleado del despacho le dé en el acta forma de demanda a lo que verbalmente
solicita el querellante, o corrija el escrito que éste presenta como demanda, para
DEL PROCESO VERBAL SUMARIO 313
Cierto es que la disposición no determina que esta tarea secretarial sea sólo
para quienes no son abogados, pero es de suponerse que frente a éstos no será
necesario ejecutarla, dado que se presume que tales aspectos elementales los
conoce el letrado.
que la norma se aplica para todo tipo de proceso verbal sumario, no sólo para el
3 PARRA Q U U A N O JAIRO, Derecho procesal civil, parte especial, t. n, 1995, págs. 202 y 203
coincide en formular duras críticas a este proceso y pone de presente que "Es cierto que se debe
pregonar la independencia del derecho procesal, pero no tanto como cuando se redactan trámites
procesales sin saber los asuntos del derecho material a los cuales va a servir"; advierte además, que
si no se armoniza el proceso verbal sumario con la parte general "los procesos resultarían un
verdadero desastre".
314 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
de rnírüma cuantía, precisando que "la diferencia que hace la disposición consiste
en que si se inadmite una demanda en asunto de mínima cuantía, pueda sub-
sanarse verbalmente, extendiendo una acta adicional, procedimiento vedado para
cuando el proceso es verbal sumario por naturaleza, en cuyo caso debe subsanarse
presentando un escrito", opinión que no comparto porque, como lo anota el citado
tratadista, por ser auto de cúmplase "se trata de una orden al secretario para que
éste subsane el defecto o provea lo necesario para que se allegue el documento
que hace falta" y esta orden únicamente puede entenderse para los procesos donde
es responsabilidad del secretario la correcta presentación de la demanda, que,
como se vio, son los de única instancia.
Se debe observar que en todos los restantes procesos verbales sumarios, sin
excepción alguna, si se presentan las hipótesis contempladas en la disposición
transcrita, lo que procede es inadmitir la demanda, dar un plazo de cinco días a
partir de la notificación del auto, para que se corrija la deficiencia advertida y, si
así no acontece, entonces se rechazará, aspectos que se aplican en los procesos
verbales sumarios, excepción hecha de los de mínima cuantía, en donde existe
como diferencia 'que en vez de inadmitir la demanda por auto de notifíquese, se
hará por uno de cúmplase y no existirá un plazo perentorio para que se subsane el
escrito o se allegue el documento, lo que se explica por la activa participación que
en la elaboración de la demanda y determinación de sus requisitos tiene el secre-
tario del juzgado cuando el proceso es de mínima cuantía.
En otros términos, el inciso final del artículo 436 lo considero tan sólo
predicable del evento que se viene regulando en los incisos segundo y tercero, o
sea del proceso verbal sumario de mínima cuantía que es el que permite el
tratamiento especial de demanda verbal, y adecuación de ella por el secretario.
4 BEJARANO GUZMÁN Ramiro, Procesos Declarativos, Ed. Temis, Bogotá, 2001, 2". Ed, página
265.
d e l proceso v e r b a l sumario
escrito tal como acontece para todo proceso, adjuntando "los documentos que se
encuentren en poder del demandado y pedirse en ella las demás pruebas que
pretenda hacer valer", omisión que de darse carece de importancia, pues en la
audiencia es posible aportar los documentos que no se allegaron con la demanda
tal como lo dispone el parágrafo 4° del art. 439.
Como aspecto de importancia y que es de lo poco rescatable que tiene este
proceso, se consagra que para todo proceso verbal sumario, es decir, que nada
interesa si es de mínima cuantía, no podrán tramitarse por el sistema del art. 99
las excepciones previas, porque el art. 437 indica que: "En este proceso no podrán
proponerse excepciones previas; los hechos que la configuran deberán alegarse
mediante reposición", o sea presentarse dentro del término de ejecutoria del auto
que ordena correr traslado de la demanda.
La redacción es contradictoria, realmente no es que no puedan alegarse ex-
cepciones previas como impropiamente lo dice la norma, lo que no es del caso es
impartir el trámite propio de aquellas, empezando por la ocasión para proponer-
las, o sea, el término de traslado de la demanda, por cuanto idénticas circunstan-
cias a las que configuran estas excepciones pueden presentarse pero a través del
recurso de reposición en'contra del auto admisorio de la demanda.
Lo anterior pone de presente que contrariamente a lo que es usual dentro del
recurso de reposición, donde normalmente no se permite allegar pruebas diversas
a las que tuvo el fallador para tomar la decisión recurrida, cuando se emplea para
presentar una excepción previa dentro del proceso verbal sumario, nada impide
que se adjunten las que sean necesarias para que se decida lo pertinente, pues
tampoco puede perderse de vista que no existe un término probatorio dentro de
este especial trámite, lo que evidencia la necesidad de adjuntar los medios de
prueba con el recurso de reposición por el demandado y las que estime necesarias
el demandante con el escrito donde descorre el traslado que se le debe dar de la
reposición.
En verdad, dispone el art. 438 que: "El juez, en el auto que señale fecha para
la audiencia, de oficio ordenará que se alleguen en ésta, los documentos de que
1J6 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
trata el art. 98 y adoptará las medidas necesarias para el saneamiento del proceso
con el fin de evitar nulidades y sentencias inhibitorias".
La fijación de la fecha para la audiencia se hará en la misma forma que para
el proceso verbal por cuanto aquí empiezan las remisiones a lo que ha debido ser
trámite único, el proceso verbal, dado que se aplican los arts. 430 y 431 y, desde
ahora lo advertimos, en general la audiencia del proceso verbal sumario no es
nada diverso a aplicar la del proceso verbal, pues su desarrollo legal es una per-
manente remisión a aquel, como se comprueba de la simple lectura del art. 439.
En efecto, igual a como sucede con el proceso verbal, se deben aplicar los
o o o
parágrafos 2 , 3 y 5 del art. 101, o sea, lo concerniente a iniciación, etapa de
conciliación y, caso de no lograrse ésta, fijación de los hechos del litigio, sin que
haya motivo para aplicar sanciones por la inasistencia por las razones dadas al
analizar la audiencia del proceso verbal.
De manera idéntica a como acontece en el proceso verbal, se procede dentro
de la misma audiencia a la práctica de pruebas, sólo que para el interrogatorio de
parte, como máximo se permiten diez preguntas a quien lo va a formular y,
naturalmente, las que quiera hacer el juez que no está limitado; no se admiten más
de dos testigos acerca de un mismo punto, al igual que el dictamen pericial con
5
un solo experto , que se tramita de manera idéntica a lo explicado ya dentro del
proceso verbal, al igual de como sucede con la inspección judicial.
En suma, salvo el cambio del trámite de las excepciones previas, la reducción
de las preguntas en el interrogatorio de parte y la presencia de máximo dos
testigos acerca de un mismo tema, en todo lo demás el proceso verbal sumario es
igual al verbal, de ahí la razón de mi insistencia en resaltar lo inútil de toda esta
regulación, pues hubiera bastado una norma adicional en el proceso verbal para
destacar estas notas salientes predicables de los que irían en única instancia y
evitar así todo este desperdicio legislativo, pues en lo que concierne a alegacio-
nes, sentencia, y costas, siguen las remisiones al proceso verbal, con la diferencia
de que no existirá segunda instancia por ser improcedente el recurso de apelación.
Debido a que el art. 40 del decreto 2651 de 1991 que adoptaba un sistema es-
pecial para las grabaciones dentro del mismo cesó en sus efectos pues no se le tuvo
como legislación permanente por la ley 446 de 1998, las mismas se rigen por lo
sólo un perito.
! i DEL PROCESO VERBAL SUMARIO 317
previsto en el parágrafo 6 del art. 439 del C. de P. C. que a su vez se remite al sis-
6
tema de grabaciones previsto para el proceso verbal en el art. 432 parágrafo 7 .
Dentro del proceso verbal sumario igualmente existen restricciones para ade-
lantar algunos trámites y es por eso que el artículo 440 dispone que "En este
proceso no son admisibles la reforma de la demanda, la reconvención, la acumu-
lación de procesos, los incidentes, el trámite de terminación del amparo de pobre-
za, y la suspensión de su trámite por causa diferente a la del común acuerdo de las
7
partes", norma respecto de la cual la Corte Constitucional ha señalado con acier-
to que la prohibición en lo que respecta a los incidentes no resulta tan tajante
resaltando que "a pesar de que el accionante no alude sino a las nulidades, es
pertinente advertir que en el proceso verbal sumario también proceden otros
incidentes; valga citar, a manera de ejemplo, el amparo de pobreza y la recusación
a que expresamente alude el mismo mandato acusado", de modo que el alcance
que debe darse a la disposición es el de que si bien es cierto usualmente los
incidentes están proscritos dentro de esta modalidad de proceso, en casos excep-
cionales puede imponerse el trámite de ellos, como sucede, por ejemplo, en el
evento de que dentro de un proceso de alimentos se embarguen bienes de terceros
y se presente el afectador a solicitar que se levante la cautela, caso en el cual, se
aplica el artículo 687 numeral 8 del C. de P. C. que destaca que dicha solicitud
deber ser adelantada como incidente.
6 Nuestra sabiduría popular ilustra casos como el mencionado cuando expresa: "si tuviera cebo-
lla le prepararía pericos, pero no tengo huevos". Es exactamente lo que sucede con la previsión de
las grabaciones en el proceso verbal donde se puede decir: si tuviera casetes procedería como quiere
la ley, pero es que no tengo grabadora!!
lugar".
Establecidas las notas salientes del trámite del proceso verbal sumario, co-
SUMARIO DE ALIMENTOS
Debe ser reprobada la práctica que he conocido por parte de algunos jueces
de familia que adelantan el proceso de alimentos de menores de edad quienes
luego de iniciado el mismo se enteran del cambio de domicilio del menor y de
inmediato disponen que el proceso pase por competencia al juez de familia o civil
municipal donde se asentó el nuevo domicilio, desconociendo el importante prin-
cipio de la perpetuado jurisdictionis que para este evento no tiene excepción
prevista, de modo que una vez iniciado ante el juez que en ese momento es el
competente, terminará la actuación, pues lo contrario sería establecer un sistema,
a más de ilegal, notoriamente perturbador del orden del proceso. De la misma
manera que cuando se inicia un proceso ante el juez del domicilio del demandado,
si éste lo altera no varía la competencia, en el proceso de alimentos igual debe
acontecer.
8 No resulta extraño ver como el proceso de alimentos en ocasiones se utiliza más que como un
medio de obtener legítima ayuda para la subsistencia propia y de los hijos, como una herramienta
para molestar al cónyuge que dejó de vivir con el otro, de ahí que no se acepten sus ofertas directas
así sean adecuadas y se prefiera la vía de la confrontación judicial, del embargo de bienes.
320 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
que se genera.
DEL PROCESO VERBAL SUMARIO 321
o
10 El artículo 26 de la ley 446 de 1998, en su parágrafo 3 . señala que "En asuntos de familia al
obligado a suministrar alimentos se le considerarán sus otras obligaciones alimentarias legales y sus
ingresos reales para la tasación", lo cual constituye un criterio adicional en orden a realizar la
fijación de la suma que corresponda a los alimentos tanto provisionales como definitivos.
DEL PROCESO VERBAL SUMARIO 323
Ahora bien, ejecutoriado el auto que ordena los alimentos provisionales ¿po-
drá modificarse dentro del proceso si se comprueba que la capacidad económica
del demandado ha variado o si al controvertirse la prueba, ésta no evidencia lo
que inicialmente mostraba?
Estimo que sí, pues de lo contrario se podrían cometer graves injusticias, bien
en contra del demandante o del demandado. Es mi parecer que en cualquier
estado del proceso y considerando que esa cifra es provisional, puede ser objeto
de modificación y que no debe esperarse a la sentencia para hacer la alteración,
pues por la duración del proceso resulta inequitativo que la decisión del juez sea
inmodificable hasta el momento de dictar sentencia, máxime si el numeral 3 del
art. 488 le permite al juez decretar pruebas de oficio en orden a establecer la
capacidad económica del demandado.
descuido no se indicó en forma expresa que el mismo juez que dictó la sentencia
debe conocer de esa solicitud de modificación como hubiera sido lo ideal; lo que
£v> A N D I N A
324 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
12 En este aspecto discrepo de la posición de la Corte Suprema de Justicia que en auto de junio
8 de 1 9 9 8 , expediente 7 1 5 6 , con ponencia del Magistrado RAFAEL BECHARA estima que se trata de
a
un proceso autónomo y que no se aplica el art. 423 del C. C. reformado por el art. 24 de la ley I de
1 9 7 6 que prevé el trámite incidental.
DEL PROCESO VERBAL SUMARIO
Surgen entonces estos dos interrogantes: ¿qué sucede si uno de ellos desco-
noce las obligaciones que emanan del acuerdo? y ¿cómo se pueden variar dichas
condiciones?
326 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
3.7. El trámite del proceso de alimentos en el Código del Menor (decreto 2737
de 1989).
Y es que, como tendencia acentuada en los últimos diez años, cada Presi-
dente y, lo que es más grave, cada ministro de Justicia, se considera en el pe-
rentorio deber de pasar a la historia como el gran reformador y es así como
ausentes de toda disciplina legislativa, aprovechando el ejecutivo la ligereza de un
Congreso que otorgaba facultades extraordinarias para eludir la responsabilidad
que por excelencia tiene, hacer las leyes, o que aprueba a pupitrazo los proyectos
de ley que le presenta el gobierno sin tomarse el elemental trabajo de estudiarlos,
se producen a porrillo y en los más disímiles campos jurídicos caóticas regulacio-
1
nes jurídicas.
Un claro ejemplo del grave mal que nos aqueja lo constituye la legislación en
materia de alimentos donde el gobierno en su afán de expedir el pomposamente
denominado Código del Menor, que como efecto práctico lo único concreto que
ha producido es el aumento de la burocracia en la Procuraduría General de la
Nación y en el Instituto de Bienestar Familiar, y tal vez en el convencimiento de
que para tener el carácter de Código un estatuto debe contar con un buen número
de artículos, procedió a regular en forma amplia y detallada el trámite para el
proceso de alimentos, que en otro estatuto, precedente escasos cuarenta días, que
además era el que por lógica debía ocuparse de los procesos, por ser el de actua-
lización del procedimiento, el decreto 2282 de octubre 7 de 1989, acababa de ser
reestructurado.
Por eso, ignorando que bastaba hacer la referencia a que el proceso de ali-
mentos para menores de edad se tramitaba como verbal sumario de acuerdo con
los lineamentos del decreto 2282, lo que hubiera demandado si acaso un artículo,
procedieron a repetir en los artículos 139 a 151 del Código del Menor, todos los
pasos propios del proceso verbal sumario, junto con la disposición especial para
el proceso de alimentos, el art. 448.
En efecto, los artículos'140 y 141 del Código del Menor, son equivalentes a
lo que dispone el art. 436 del C. de P. C; los 142, 143 y 144, repiten lo que se
consagra en el art. 438 del C. de P. C; los 145, 146 y 147 reproducen lo que en
materia de audiencia está previsto en el art. 439 del C. de P. C, y como adición
introduce el art. 145 la posibilidad de que se señale término probatorio por diez
días y, finalmente, los artículos 148 y 149 del Código del Menor corresponden a
lo que se regula en el art. 448 del C. de P. C.
«jR* «e padece
Mt* atrevo a s-.
CAPÍTULO V I
Piero Calamandrei
1. GENERALIDADES
1 El acto legislativo 1 de 1999 suprimió los dos incisos finales del original art. 58 donde se
consagraba la posibilidad de expropiar por razones de equidad y sin indemnizar y se advertía en el
último inciso que "Las razones de equidad, así como los motivos de utilidad pública o de interés
social invocados por el legislador, no serán controvertibles judicialmente".
Precisamente en la sexta edición de esta obra advertí que: "el art. 58 de la Carta es norma que ha
generado explicables reacciones, especialmente por parte de extranjeros que quieren invertir en el
país, todo lo cual ha generado un movimiento en busca de eliminar la expropiación sin indemniza-
ción, pues es lo cierto que si bien, en principio parece harto improbable que se de la hipótesis, al
tratarse de una decisión de matiz político a cargo de los políticos, de tan impredecibles conductas,
genera incertidumbre y mucho daño hace al país dentro del entorno de la inversión extranjera de la
que tanto se necesita".
DEL PROCESO DE EXPROPIACIÓN ""-^¿'N^ 331
La competencia para conocer del proceso de expropiación (art. 16, num. 5),
la tiene el juez civil del Circuito, salvo los que correspondan a la jurisdicción
3
contencioso administrativa o a la agraria de modo que nada importa la cuantía o
la índole de los bienes objeto de la expropiación, por cuanto en este caso el
MARTÍNEZ CABALLERO.
DEL PROCESO DE EXPROPIACIÓN 333
Creo que la disposición sí permite dar inicio a los actos necesarios para el
cumplimiento, como lo es, en el caso de la resolución de expropiación, la presen-
tación de la correspondiente demanda, y el adelantamiento del proceso hasta
dejarlo en estado de dictar sentencia, pues, lo reitero, la prejudicialidad es de
contenido eminentemente procesal y, por ende, mal puede entenderse que el art.
64 del C. C. A., estableció una excepción al num. 2 del art. 170, de modo que es
potestativo del juez civil determinar si es del caso suspender o no el fallo.
el art. 83 del C. de P. C.
Admitida^ lajiemanda, p o r disposición del art. 452 se dará traslado al de-
mandado por el término de tres días^traslado sui generis pues aquel usualmente
tiene po^o^eli^üFpüedarejercer una de las varias alternativas que se le confie-
ren (contestar la demanda, proponer excepciones previas, reconvenir, denunciar el
jjleitQi etc.), que en este proceso no existen, pues según el art. 453 "no son
admisibles excepciones de ninguna clase"; por lo tanto, para qué se contesta la
demanda, si no se pueden proponer las excepciones perentorias ni las previas,
regulación que se explica si se recuerda que todos los aspectos atinentes a la
defensa de fondo debieron ocurrir con anterioridad, en la etapa gubernativa.
En efecto, como se parte de la firmeza del acto que decreta la expropiación,
el legislador presume que todos los medios tendientes a evitar que se decrete han
debido agotarse en esa etapa anterior a la jurisdiccional, o aun en una contencio-
so-administrativa que puede ser coetánea con la actuación del proceso de expro-
piación, pero no ante el juez civil que lo adelanta, quien está limitado a darle
efectividad, ejecutar la orden.
La notificación del auto admisorio de la demanda tiene especiales caracterís-
ticas. Si dentro de los dos días siguientes a su proferimiento no se hubiere podido
notificar a todos los demandados, "el juez los emplazará por edicto que durará
5 BEJARANO Ramiro, Procesos declarativos, ob., cit., 2" ed, 2001, página 354.
M DEL PROCESO DE EXPROPIACIÓN
fijado tres días en la secretaría y se publicará por una vez en un diario de amplia
circulación en la localidad y por una radiodifusora, si existiere allí". El edicto
también se fija en la puerta de entrada del inmueble que se va a expropiar o del
sitio en donde estén los muebles, y se remite con empleado del despacho o por
correo certificado a la dirección que el demandado tenga registrada en el directo-
rio telefónico del lugar, circunstancia que el secretario debe verificar a fin de que
la notificación quede adecuadamente realizada. Vencidos tres días de cumplidas
las formalidades, se designa curador para la litis procediendo a notificarle la
demanda y con él se sigue el proceso.
Los dos días de que habla el art. 452 se cuentan a partir del día hábil siguien-
te yí en que se profirió el auto que ordena dar traslado de la demanda al deman-
dado sin que importe para nada que se hayan hecho diligencias en orden a tratar
de surtir la notificación personal, basta el vencimiento del término., En este aspec-
6
to, coincido con el criterio de HERNANDO MORALES cuando afirma que "como se
ha dicho otras veces para acudir a esta clase de notificación, basta que no se
pueda notificar el auto admisorio al demandado en los dos días siguientes a su
fecha", pues cuando el Código quiere que se hagan diligencias antes de fijar
edictos, expresamente lo dice y en el presente caso no lo hace así; tómese en
cuenta, además, que la celeridad que el Código imprime al proceso de expropia-
ción impone esta interpretación, también avalada con lo afirmado por el profesor
HERNANDO DEVIS quien recalca que, "como se ha dicho otras veces, para acudir a
esta clase de notificación basta que no se pueda notificar el auto admisorio al
7
demandado en los dos días siguientes a su fecha.
a
6 MORALES MOLINA Hernando, Curso de derecho procesal civil, Parte especial, 6 ed., Bogotá,
Edit. ABC, 1973, pág. 114.
días "el juez los emplazará por edicto que durará fijado tres días en la secretaría y
se publicará por una vez en un diario de amplia circulación en la localidad o por
una radiodifusora si existiere allí; copia de aquel se fijará en la puerta de acceso al
inmueble objeto de la expropiación o del bien en que se encuentren los muebles".
Estimo que ese especial emplazamiento debe ser aplicado conjuntamente con
lo previsto en el art. 318 del C. de P. C, tan sólo en cuanto a que no es menester
adjuntar sino la página del diario en que se hizo la publicación y radiodifundir el
edicto entre las 6 a.m. y las 11 p.m., por cuanto estos requisitos son predicables
de toda clase de publicación similar y así, expresamente el art. 452 no lo diga,
debe entenderse que también obran en este proceso, al igual que la necesidad de
realizar la publicación escrita en día domingo.
Hago hincapié en que el traslado de la demanda de poco sirve, porque uno de
sus efectos esenciales es poder contestarla a fin de proponer excepciones perento-
rias, que no es posible presentar en este juicio como tampoco las previas debido
a que, según el art. 453 del C. de P. C, "en este proceso no son admisibles
excepciones de ninguna clase". De todas formas, la norma faculta al juez para
pronunciarse de oficio sobre las causales de excepción previa contempladas en los
nums. 1, 3, 4, 5, y 7 del art. 97 y, en caso de encontrar estructurada alguna de
estas circunstancias "se abstendrá de resolver la expropiación", causales que la
parte demandada podría hace valer empleándolas como fundamento para solicitar
la reposición del auto admisorio de la demanda, conducta que no está prohibida.
lo allí transcrito pueden los jueces edificar un fallo inhibitorio, pues no otra cosa
es el abstenerse de decidir.
Que quede nítidamente sentado que si un juez opta por tan errada salida, se
está frente a una sentencia inhibitoria que no implica negar con características
terminantes la solicitud, porque queda a salvo el derecho de la entidad demandan-
te para promover nuevamente el proceso, pues el fallo sólo declararía una circuns-
tancia puramente procedimental y no de fondo; ya he dicho, y ahora lo repito, que
el juez civil carece de competencia para manifestarse respecto al fondo de la
expropiación, porque al quedar agotada la vía gubernativa no puede pronunciarse
sobre la legalidad o ilegalidad de la decisión administrativa, pues ello debe defi-
9
nirse por la vía contencioso-administrativa.
8 MORA Nelson, ob. cit., pág. 1 6 0 , siguiendo la teoría del doctor DEVIS, dice que una cosa es la
excepción y otra la oposición y, por lo tanto, lo único que se prohibe es la excepción, más no la
oposición. No compartimos esta tesis pues el criterio del legislador es el de no permitir actuación
alguna distinta del fallo de primera instancia luego de vencido el término del traslado de la deman-
da.
9 AZULA CAMACHO Jaime, Manual de Derecho Procesal Civil, Temis, Bogotá, 1 9 9 3 , Tomo III,
2" edición, página 4 0 1 destaca con acierto que "Sin lugar a dudas, la ley quiso eliminar la oposición
a la pretensión, puesto que en este proceso no es viable impugnar o controvertir el acto administra-
tivo que decreta la expropiación, por cuanto para hacerlo están los recursos propios de la vía
gubernativa y la acción de nulidad ante lo contencioso administrativo. Además, porque se trata es
de realizar o darle efectividad a la expropiación, no de discutir su procedencia".
338 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
10 Recuérdese que la expropiación va en beneficio de la comunidad de modo que todas las ramas
del poder público colaboran para su eficacia porque tal como lo enseña la Corte Constitucional en
sentencia T-124 de marzo 24 de 1994 "se concluye que para que opere la expropiación es necesaria
la intervención de las tres ramas del poder público así: el legislador fija los motivos de utilidad
pública o interésj;omún; la administración declara para cada caso concreto los motivos de interés
público y gestiona ¡a expropiación; el juez controla el cumplimiento de las formalidades y fija la
indemnización, mediante el procedimiento de expropiación. Sin embargo, en la expropiación por
vía administrativa, la intervención del juez es sólo eventual, para los casos de demanda por vía
DEL PROCESO DE EXPROPIACIÓN 339
propio de ellas, con lo cual se hubiera evitado la pérdida de tiempo que el sistema
adoptado entraña.
Tal vez el error proviene de haber asumido que como se prohibían las excep-
ciones, quedaban cobijadas dentro de la expresión las previas, olvidando que éstas
de tal nada tienen por cuanto no son nada diferente a medidas de saneamiento a
cargo de la parte demandada, sólo que por tradición se les ha denominado con la
expresión "excepciones".
_La sentencia tiene una forma especial de notificación: si dentro de los tres
días siguientes a su proferimiento no se ha notificado personalmente, se hará por
edicto que permanece fijado un día; vencido éste, empieza acorrer el término de
ejecutoria, plazo dentro del cual se puede apelar.,
Estimo que este avalúo se rige por el art. 238 del C. de P. C, de modo que si
una vez rendido, es objetado, dentro de la oportunidad prevista en la norma en
cita, será viable ordenar otro experticio por perito de la lista del juzgado.
12 En la doctrina nacional existe pleno acuerdo sobre el contenido del avalúo y el alcance de la
indemnización. Cfr. Hernando DEVIS ECHANDÍA, ob. cit., t. ni, pág. 436; Hernando MORALES MOLI-
a
NA, ob. cit., Parte especial, 7 ed., pág. 120, quien agrega que "conforme a la ley 83 de 1935, los
peritos deben deducir de la indemnización el aumento del valor probable que adquiera o haya de
adquirir el resto del predio por causa de la obra que se construya, cuando la expropiación no abarca
la totalidad de aquel". Además, esta apreciaciím ha sido recogida de manera expresa en el art. 26 de
a
la ley 9 de 1989 al disponer que: "La indemnización que decretare el juez comprenderá el daño
emergente y el lucro cesante". La Corte Constitucional en la sentencia T-124 de marzo 24 de 1994
reitera el criterio al señalar que: "es evidente que la indemnización prevista por el art. 58 de la
Constitución es reparatoria y debe ser plena ya que ella debe comprender el daño emergente y el
lucro cesante que hayan sido causados".
342 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Codazzi o la entidad que cumpla sus funciones, pudiendo separarse del mismo
por los motivos que indique, fundado en otros avalúos practicados por personas
idóneas y especializadas en la materia", auncuando será raro el evento en que el
juez haga uso de la facultad y será a través de la objeción que pueda infirmarse el
experticio oficial.
Una vez en firme el avalúo y sin que necesariamente la sentencia esté ejecu-
toriada (debe recordarse que la apelación, si la hubo, se surte en el efecto devolu-
tivo), procede la entrega del bien; en esta diligencia no se admiten oposiciones de
ninguna índole, pues si se llegan a presentar terceros que aleguen posesión mate-
rial o derecho de retención, por claro mandato del num. 3 del art. 456 "la entrega
siempre se efectuará", auncuando se advertirá al opositor que puede presentarse a
hacer valer sus derechos dentro de los diez días siguientes, a fin de que mediante
incidente se resuelva si le asiste o no derecho y, en caso que así sea, se ordenará
adicionar el dictamen pericial con el avalúo de la indemnización que corresponde
a esos terceros, indemnización que se pagará de la suma consignada por el de-
mandante. Este no debe hacer nueva consignación, pues esa indemnización se
atenderá con lo ya consignado, deduciéndola de la cantidad correspondiente al
valor del bien, pues si existían terceros poseedores, la indemnización en su favor
debe pagarla el demandado, no otra puede ser la interpretación, ante el claro texto
del art. 456, num. 3.
t
DEL PROCESO DE EXPROPIACIÓN 345
Obsérvese que el art. 457 no tipifica una decisión que puede tomar el juez de
acuerdo con su parecer, sino un derecho de la entidad expropiante para obtener la
entrega anticipada con sólo consignar la suma señalada, de ahí que sobra, como
en algunos casos lo he visto, el presentar una solicitud para que el juez autorice la
entrega anticipada y disponga la consignación. En absoluto, basta solicitar fecha
para la entrega, adjuntando el título de consignación con la prueba del valor del
avalúo catastral para que el juez, verificando que corresponde al porcentaje de
ley, fije la fecha para la diligencia.
Esa suma es una garantía del pago que debe efectuarse luego de que esté en
firme el avalúo. De no haberse previsto esta garantía y sí la entrega anticipada,
conociendo la ineficiencia de nuestra administración pública, fácilmente podrían
emplearse meses, aun años, para lograr que la entidad oficial pague la indemniza-
ción; por eso es que sólo consignado el valor se realiza la entrega, porque previa-
mente debe existir la suma de dinero que garantice el pago inmediato una vez esté
en firme el experticio, de manera que lo consignado únicamente constituye una
garantía que no reemplaza ni el avalúo ni el pago, como se verá.
14 El decreto 1292 de mayo 21 de 2003 ordenó la liquidación del INCORA y dispuso un plazo de
tres años para hacerlo. El decreto 1300 de 2003 creó una nueva entidad denominada Instituto
Colombiano de Desarrollo Rural, INCODER, cuyas funciones, entre otras serán las de asumir las que
tenía el INCORA.
TlTUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
lNS
348 i™....-
La ley recoge las críticas que se hacen al sistema de excepciones previas
dentro del Código de Procedimiento civil y establece que "en el momento de
resolver sobre la admisión de la demanda el tribunal, examinará si concurre
o o o
alguna de las circunstancias de que tratan los numerales 6 , 7 y 9 del artículo 97
del Código de Procedimiento Civil, y si encontrare establecida alguna", procederá
a disponer los correctivos de rigor de inmediato señalando las pruebas faltantes o
los defectos de la demanda para que se aporten o subsanen so pena de rechazo de
la misma, mientras que si de falta de integración del litisconsorcio se trata, se
procederá a ordenar las citaciones de rigor.
Dispone la ley 160 que si se impugna la legalidad del acto base de la expro-
piación, que como se dijo, en el caso de las que se adelanten ante los jueces
civiles implica que ellos, por carecer de competencia sobre el asunto deban espe-
rar antes de la sentencia a que se defina la cuestión prejudicial, se adelantará un
trámite incidental para definir el punto, consagrándose un particular caso de falta
de competencia consistente en que si el magistrado ponente no registra el proyec-
to de decisión dentro del término de ley "sin perjuicio de las sanciones disciplina-
rias a que haya lugar, el proceso pasará al magistrado siguiente para que en el
término de cinco días registre el proyecto de sentencia, luego de lo cual el tribunal
cuenta con veinte días para fallar.
La ley acoge también nuestros incesantes llamados a establecer términos
preclusivos cuyo cumplimiento deba ser ineludible, so pena de responsabilidad
objetiva por parte del moroso y es así como reitera con características contunden-
tes lo que consagra el art. 184 del C. de P. C. en materia de vencimiento de los
términos que tienen los jueces para decidir, al indicar que no puede alegarse por
parte de los funcionarios "para justificar la mora en proferir las providencias
correspondientes, la congestión en sus despachos judiciales", excusa que siempre
se arguye por parte de los jueces para obtener, en la inmensa mayoría de los
casos, impunidad total respecto de su conducta morosa, de ahí que ojalá se pudie-
ra hacer extensiva la disposición a todos los campos procesales.
Fiero Calamandrei.
1. GENERALIDADES
Mediante este juicio declarativo se busca definir los linderos de dos o más
predios colindantes, con el fin de volver las cosas al estado que tenían antes de
presentarse el motivo de duda, que bien puede obedecer a una causa natural (v.
gr., un terremoto que alteró los mojones, base definitiva para conocer los linde-
ros) o a la acción del hombre cuando aquellos se corren o alteran con torvas
finalidades.
1
Por tal motivo considero equivocada la opinión de la Corte cuando razona
que "la sentencia que se pronuncia en el proceso de deslinde es constitutiva o
atributiva de dominio, ello en atención a la confusión o incertidumbre existente
entre los propietarios respecto de la verdadera y precisa línea de separación entre
sus terrenos, pero nunca declarativa de dichos derechos. Esto es, el fallo proferido
otorga un estado jurídico preciso y determinado. Concretamente a cada propieta-
rio le define hacia el futuro, y con características de cosa juzgada, cual es la
1 BECHARA
lás Corte Suprema
S. de Justicia, sent. de octubre 24 de 1996, expediente 4306, ponente Dr. Nico-
352 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
estos bienes, como por ejemplo, un evento donde el proceso versó acerca de
establecer los límites de dos parqueaderos en un edificio de Bogotá cuyos límites
(normalmente unas líneas de pintura) se hicieron imprecisos y uno de los colin-
dantes alegaba tener derecho a una mayor cabida para el estacionamiento de su
vehículo.
2. COMPETENCIA
Esto evidencia que no importa cuál sea el valor de la zona en litigio, porque
el criterio que adopta el estatuto es el del valor comercial del inmueble del
demandante; para fijar esta cuantía basta la afirmación que se haga en la demanda
para lo cual no es ni siquiera obligatorio señalar un valor preciso sino ubicar el
bien dentro de alguna de las tres conocidas.
de quienes son los titulares de derechos reales respecto de los bienes colindantes
son más que suficientes para acreditar lo que en cuanto al poseedor corresponde.
Cuando quien demanda es el titular de alguno de los derechos reales ya
mencionados, debe acompañarse con la demanda, tal como lo dispone el numeral
primero del artículo 461 del C. de P. C. "El título del derecho invocado y sendos
certificados del registrador de instrumentos públicos sobre la situación jurídica de
todos los inmuebles entre los cuales deba hacerse el deslinde, que se extenderá a
2
un período de veinte años si fuere posible", obligación de la que no está exone-
rado el poseedor cuando es el demandante, pues con tales anexos se asegura la
citación de todos los titulares de derechos reales principales sobre los inmuebles
objeto de deslinde, pues se trata de un evento de litisconsorcio necesario, que se
precisa con toda claridad en el artículo 462 al disponer que "quien citado no
concurriere, quedará vinculado por el deslinde que se practique", de manera que
todos esos titulares de derechos reales de los predios colindantes, diversos del
demandante, deben ser citados al proceso con notificación personal directa o
indirecta de la demanda, es decir aún por medio de curador de darse los supuestos
para su designación.
2 La razón para exigir, en lo posible, un certificado que abarque al menos veinte años, estriba en
que para esa época el plazo de las prescripción adquisitiva extraordinaria era de veinte años. A partir
de la ley 791 de 2002 se redujo a diez, lo que no significa que, en mi concepto, pueda desde ahora
limitarse a dicho término, debido a que debe esperarse al menos diez años de vigencia de la nueva
ley, dado que mientras esto ocurre existe la posibilidad de acogerse, por darse un caso de ultraacti-
vidad, al término anterior, si resulta más favorable para el prescribiente.
DEL PROCESO DE DESLINDE Y AMOJONAMIENTO 8M
Ninguna otra excepción puede presentarse en esta etapa inicial del proceso;
pero advierto que en el trámite subsiguiente y en caso de oposición a la línea
divisoria, es posible presentar la excepción de prescripción, o cualquiera otra que
fuere pertinente porque en esta actuación no existe ninguna limitación.
3. DILIGENCIA DE DESLINDE
criterio del juez, éste, según su leal saber y entender, verdad sabida y buena fe
3
guardada, debe fijar la línea divisoria, ya que ella constituye la base en torno a la
cual se puede desarrollar el debate probatorio que procede en caso que exista
oposición a lo resuelto, de ahí que la circunstancia de que eventualmente se
equivoque permite que a través del amplio trámite que sigue en caso de oposi-
ción, se corrija el error.
Si el juez se abstiene de señalar la línea divisoria, a más de incumplir grave-
mente con sus deberes, dejará el proceso en un limbo jurídico, que la ley no
auspicia, porque no sería posible proseguir la actuación. En consecuencia, salvo
que los predios no sean colindantes, el funcionario tiene el imperioso deber de
fijar una línea divisoria dentro de la diligencia la que de acuerdo con el numeral
4 del art. 464 permite un aplazamiento para proseguirla en los cinco días siguien-
tes, oportunidad máxima en la cual debe señalar la línea.
Una vez señalada la línea divisoria puede suceder que no exista oposición por
lo que, como atrás se advirtió, procede a realizar la entrega de las zonas corres-
pondientes; no obstante, si en el acto de entrega, caso de aceptación total o parcial
de la línea divisoria, se presentaren terceros alegando ser poseedores de parte de
los bienes, el num. 4 del art. 464 dispone: "Las oposiciones a la entrega for-
muladas por terceros, se tramitarán en la forma dispuesta en el artículo 338". Es
decir, los poseedores reciben adecuada protección por cuanto puede suceder que
el proceso de deslinde obedezca a una actuación amañada entre dos propietarios
de predios colindantes para vulnerar intereses de terceros poseedores y el hecho
x
de señalarse la línea no hace desmerecer sus derechos. \
Dado que de acuerdo con el art. 338 es posible que prospere la oposición y
que se acepte que el poseedor tiene razón, evento en el que se tramita un incidente
en caso de insistencia, y queda secuestrada la parte correspondiente a la oposi-
ción, la actuación debe proseguir por cuanto la presencia de poseedores no exone-
ra de señalar la línea divisoria pues es necesario dejar nítidamente establecidos
los linderos, inclusive para que el respectivo propietario tenga una base clara para
iniciar las acciones que estime pertinentes contra los poseedores triunfantes.
Y si la oposición es rechazada en la diligencia y el tercero apela, también se
debe señalar la línea divisoria y decidir lo que fuere pertinente; como la apelación
3 Ante el perentorio deber que tiene el juez, caso de que los predios sean colindantes, de señalar
la línea divisoria sin que pueda pretextar insuficiencia de pruebas que lo ilustren al respecto,
estimamos que es este un caso absolutamente excepcional donde a más de las pruebas recaudadas
podría acudir a su íntimo convencimiento para fijar la línea divisoria.
DEL PROCESO DE DESLINDE Y AMOJONAMIENTO
En otras palabras, en eventos como el que nos ocupa una vez trazada la línea
divisoria (si se acepta), cada colindante ya sabe cuáles son los linderos de sus
respectivos predios y, de contera, qué poseedores están dentro de ellos. Pero,
insisto, no se puede, so pretexto de entregar zonas que estaban en poder de uno de
los colindantes, desconocer el derecho alegado y probado de quienes en tal mo-
mento son poseedores, ni tampoco argüirse que el juicio no cumplió con su
finalidad, pues ésta no es otra que la de establecer con claridad los linderos. Que
la entrega no se haya podido llevar a cabo por la presencia de poseedores ampa-
rados no quiere decir que el objetivo del proceso, que no es desalojar poseedores,
sino fijar linderos, se haya dejado de cumplir.
Al respecto creo que hubiera sido más práctico permitir que en ese momento
y en lo que respecta al terreno que no fue objeto de controversia, el juez dicte la
correspondiente sentencia o, si se quiere, un auto con fuerza de tal, para dirimir,
así fuere parcialmente, pero de manera definitiva, la controversia. A esto no
puede argüirse que no es aconsejable que existan varias sentencias en la misma
instancia, pues en otro, procesos (juicio ejecutivo o rendición de cuentas) y aten-
diendo circunstancias que así lo justifican, es perfectamente posible.
cia de que no se está de acuerdo con lo señalado por el juez; el por qué, se hará
saber luego. vi
La oposición debe fundamentarse dentro de los diez días siguientes a aquel
en que se formuló, mediante escrito que reúna los requisitos de una demanda. De
acuerdo con el art. 465 mediante la oposición se podrá "alegar los derechos que
considere tener en la zona discutida y solicitar el reconocimiento y pago de
mejoras puestas en ella", es decir, la oposición siempre debe fundarse en la no
aceptación de la línea fijada y, además pedir el pago de mejoras, pero si se trata
tan solo se solicitar las últimas, otro es el procedimiento.
También será viable la oposición, si se solicita que se declare que la zona de
terreno se adquirió por prescripción. En fin, cualquier circunstancia que justifique
la no aceptación de la línea fijada y que lleve al opositor a discrepar de lo
decidido por el juez, en forma tal que incluso los errores de apreciación en el
establecimiento de los mojones y tiraje de las líneas divisorias, son causal sufi-
ciente para oponerse.
Ciertamente puede suceder que uno de los colindantes haya poseído por más
del lapso necesario para que opere la prescripción adquisitiva, una franja de
terreno que en virtud de la determinación de la línea divisoria debe volver al otro.
Si se recuerda que quien alega la prescripción adquisitiva, luego de la ley 791 de
2002, lo puede hacer por la vía de acción o por el camino de la excepción
perentoria, en este evento, estimo que debe ser por vía de acción, debido a que la
oposición tendrá su fundamento en la demanda en que se solicite la declaratoria
de la prescripción adquisitiva del dominio y se aplicará el num. 3 del art. 465
según el cual "presentada en tiempo la demanda, de ella se correrá traslado al
demandado por diez días, con notificación por estado, y en adelante se seguirá el
trámite del proceso ordinario". Igualmente es necesario aplicar las indicaciones
especiales del art. 407 en lo pertinente, es decir, designar curador para personas
indeterminadas previo el emplazamiento de las mismas. En resumen, si se alega
la prescripción deben observarse los requisitos especiales del art. 407 pues en este
evento se está frente a un proceso ordinario de pertenencia.
demandante, sino de los requisitos para sustentar el desacuerdo con la determina 999
ción judicial adoptada en la diligencia de deslinde.
iina-
La sentencia en este juicio, que ahora podemos llamar ordinario, debe resol-
ver sobre los fundamentos de la oposición y mantener o modificar, pero ya con
características definitivas, las líneas divisorias de los predios colindantes.
4 Si el demandante inicial está en un todo de acuerdo con la línea fijada como divisoria, se
evidencia que el nuevo demandante será quien, en esa primera etapa, ocupó la posición de deman-
dado.
360 «INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
expediente en una notaría del lugar, y se les dará posesión a los colindantes, del
sector que les corresponda según el deslinde cuando no la tuvieren, todo sin
perjuicio de los derechos de terceros poseedores.
En resumen, si no se formaliza la oposición, entiende el legislador que se ha
presentado la renuncia tácita a la misma y el declararla desierta equivale a que la
línea fijada por el juez en la diligencia es la que obligatoriamente debe cumplirse,
como si no hubiere existido oposición. El Código ha debido ser congruente y en
lugar de aceptar que el juez declare desierta la oposición por medio de auto, ha
debido prever que se dicte sentencia (con el mismo contenido del auto) pues la
índole jurídica de la decisión que tales cosas ordena es sentencia, como claramen-
te lo dice el art. 465 en su num. 3.
Además, así se evitaría que sin dictar sentencia termine un proceso con
decisión de fondo sobre las pretensiones de la demanda. Bien se ve que en la
hipótesis del num. 2 del art. 465 el juicio termina mediante auto porque ya no
existirá ninguna otra actuación diferente de la entrega y del trámite de oposi-
ciones de poseedores y por mejoras.
Si no se fundamentó la oposición y se declara desierta, es como si no hubiera
existido. En tal caso ha debido procederse en la misma forma a como lo hace el
juez cuando no existe oposición, es decir, definir por sentencia.
4. LAS M E J O R A S E N E L P R O C E S O D E DESLINDE
Señala a continuación la parte final del inciso segundo del art. 466 que: "La
objeción que contra éste [se refiere al dictamen del perito] se formule se decidirá
por auto apelable y si prospera la oposición, al opositor se le reconocerá el
derecho de retención del terreno, hasta que se le pague el valor de las mejoras",
lo que pone de presente si prospera la oposición por mejoras, es decir si el juez
resuelve que hay lugar a ellas, y sin que se haya señalado su monto, al opositor
se le reconoce el derecho de retención.
P g 5 a d V I C r t e q U e en e s t e r o c e s
las mejoras deben alegarse con l a S S » « . ' ' ' P °
lógico hacerlo en c s a s ^ ^ J S ^ ^ S i o C
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juez trace la línea d i v i s o r i a n o e Í n i £ T*™ "° ^ d e
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P a I e a r I a s
texto del art. 466. ^ « ' interpretación que además pugna con el
362 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
CAPÍTULO V I I I
Piero Calamandrei
1. GENERALIDADES
Para acudir a este sistema no interesa que se trate de un solo bien o de varios,
siempre y cuando estén debidamente individualizados. Si Pedro, Juan y Diego son
comuneros de una casa, una finca y un automóvil, y quieren dar término al estado
de indivisión, pueden, de no lograr el acuerdo, acudir al proceso divisorio.
El proceso divisorio, previsto en los arts. 467 a 487 del C. de P. C, tiene por
objeto, como ya se dijo, poner fin a la comunidad mediante la división material
del bien, si esa división es jurídica y físicamente posible, o de no ser así, vendien-
do el bien y repartiendo su producto entre los comuneros, a prorrata de sus
derechos.
í! DE LOS PROCESOS DIVISORIOS WS5
2. COMPETENCIA
La competencia para conocer de este proceso la tiene el juez del lugar donde
está ubicado el bien (fuero real exclusivo, art. 23, num. 10), y según la cuantía, el
2
juez civil municipal o el del circuito. El criterio para señalar la cuantía es el valor
total del bien objeto de la división, y no el del derecho que en éste tenga el
demandante; de ahí que sea indiferente para determinar la competencia, que quien
1 Debe advertirse que nada impide que si los comuneros no logran el acuerdo para acabar
extrajudicialmente con la comunidad, pueden solicitar por unanimidad al juez que decrete la venta
en pública subasta, así el bien admita la división material. Si se presenta esta solicitud el juez debe
acatarla de la misma manera como está obligado a aceptar el avalúo que los comuneros quieran
asignarle al bien.
2 Una vez entre en funcionamiento la jurisdicción agraria le corresponderá conocer a ésta de los
o
procesos divisorios referentes a bienes agrarios por así indicarlo el art. 2 , numeral 3 del decreto
2303 de 1989.
demande sea un comunero minoritario, pues siempre se toma el valor total del
3 El hecho de que la norma señale que la demanda debe dirigirse contra "los demás comuneros"
obedece a que la práctica muestra que es usual que sean numerosos los condueños. Sin embargo
nada impide que cuando tan solo existen dos comuneros uno sea el demandante y el otro el
demandado, o bien que siendo varios demandantes solo uno sea el demandado.
DE LOS PROCESOS DIVISORIOS 363
En efecto, el art. 470 dice que si prospera alguna excepción previa se aplicará
el art. 99. Como hay excepciones que no ponen fin a la actuación, sino que
obligan al demandante a corregir ciertos defectos (para impedir que se estructuren
causales de nulidad), debe entenderse que declarada la excepción previa, si se
hizo oportunamente la corrección, el juez debe dictar el auto que decreta la
división o venta del bien, pues de acuerdo con el art. 99, corregido el error, el
proceso debe proseguir su curso y tratándose de proceso divisorio corresponde
decretar la división o venta.
A Fl inc 2° del art 470 del C. de P. C. ("Cuando sólo se propongan excepciones previas se
íplicí o d i s p u í s t o l el artículo 99, y si ninguna prospera, en el auto que ^ ^ ^ ¡ ¿
ta división") incurre en grave omisión pues si lo procedente es la venta en publica subasta, se debe
iSr^Trneoíri-neale la división, a no ser que se entienda que el termino división
comprende los dos aspectos, evento en el cual desaparece toda critica.
DE LOS PROCESOS DIVISORIOS ... 369
Ahora bien, los motivos de oposición que pueden tener los demandados en
realidad son muy escasos, pues como ya se dijo, el legislador quiere que en lo
posible no existan propiedades en común y proindiviso; por esta razón la causal
de excepción más frecuente será el haber pactado la comunidad por determinado
lapso, que no puede exceder de cinco años (C. C, art. 1374). El hecho de que la
mayoría de los comuneros quiera continuar con la comunidad y que el demandan-
te sea minoritario en sus derechos, son circunstancias absolutamente irrelevantes
para efectos de decretar la división; tampoco sirve como causal de oposición la de
las mejoras, pues los comuneros demandados que las tengan deben alegarlas
dentro del término de contestación de la demanda, para ser tramitadas como
explicaremos más adelante.
Por la defectuosa redacción del art. 470 pareciera que una cosa es la ex-
cepción perentoria y otra la oposición. La norma dice que si en la contestación de
la demanda "no se proponen excepciones previas ni de otra naturaleza" fes decir,
necesariamente perentorias, pues no hay más], "ni se formula oposición, el juez
decretará la venta en la forma solicitada". En realidad, la norma asimila y repite,
innecesariamente, el concepto de oposición, sinónimo en este caso de excepción
perentoria. Y ello es así pues adelante sólo trata de cómo se tramita la oposición
y las excepciones previas, sin hacer mención al trámite de excepciones de natura-
leza diversa a las previas, a las que se refiere la parte inicial del artículo.
I
370 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
4. EL A V A L Ú O , R E Q U I S I T O C O M Ú N PARA LA DIVISIÓN O LA
VENTA
Como se vio, a una comunidad puede ponérsele fin mediante la división
material o la venta en pública subasta, medios que tienen características to-
talmente distintas, pues la una culmina con una sentencia aprobatoria de la parti-
ción, en tanto que la otra con el auto que aprueba el remate, así partan de un
supuesto procesal común; el auto que decreta la división material o la venta en
subasta pública ordena que antes de proceder a los pasos propios de cada una de
tales soluciones, esté agotada la etapa del avalúo, idéntica para las dos hipótesis.
El art. 471, num. 1 indica que: "El auto que la decrete [la división o la venta]
ordenará el avalúo del bien común y designará peritos que apreciarán por separa-
do el valor de las mejoras alegadas por terceros y de las zonas donde ellas se
encuentren", es decir, que el perito además de avaluar el bien, determinando su
significación económica global, en el caso de venta en pública subasta, lo hará
discriminándolo por lotes cuando se trate de bienes inmuebles (ejemplo una finca
con zonas planas y quebradas, o con agua y sin ella), deberán también precisar el
valor de las mejoras que se reconocieron a los comuneros y el de las mejoras
alegadas por terceros, hipótesis ésta, como se verá, impracticable.
El avalúo de las mejoras alegadas por terceros, desde el punto de vista prác-
tico, es una situación de muy difícil ocurrencia por cuanto hasta ese momento de
la actuación no se ha llevado a cabo ninguna diligencia sobre el terreno y es poco
probable que aquellos sepan de la existencia del juicio para que se presenten a
hacer valer sus derechos.
Ahora bien, el tercero puede alegar sus derechos cuando se entera de la
existencia del juicio, vale decir, cuando a los comuneros se les va a dar posesión
de las zonas que se les adjudicaron o cuando se cumple el secuestro, si se trata de
la venta del bien en pública subasta. Por ende, la defensa de los derechos de los
terceros (num. 1 del art. 471) carece de lógica procesal, y como toda disposición
que no consulta la realidad, es ineficaz.
En efecto, el auto que decreta la división o la venta debe disponer el avalúo
del bien y "designará peritos que apreciarán por separado el valor de las mejoras
alegadas por terceros y de las zonas donde ellas se encuentren" (art. 471, num 1).
Si hasta este momento no se ha surtido ninguna actuación sobre el terreno y si los
poseedores no tienen inscritos sus derechos, por lo que no tienen el carácter de
demandados, ¿de dónde acá el perito puede pronunciarse sobre m e j o r ^ d e terce-
ros y hacer el reconocimiento de las zonas donde ellas se encuentren? Tal labor
compete única y exclusivamente al juez y no puede adscribirse al perito. La
disposición es inoficiosa, máxime si se considera que este juicio no tiene como
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
4. EL A V A L Ú O , R E Q U I S I T O C O M Ú N PARA LA DIVISIÓN O LA
VENTA
El art. 471, num. 1 indica que: "El auto que la decrete [la división o la venta]
ordenará el avalúo del bien común y designará peritos que apreciarán por separa-
do el valor de las mejoras alegadas por terceros y de las zonas donde ellas se
encuentren", es decir, que el perito además de avaluar el bien, determinando su
significación económica global, en el caso de venta en pública subasta, lo hará
discriminándolo por lotes cuando se trate de bienes inmuebles (ejemplo una finca
con zonas planas y quebradas, o con agua y sin ella), deberán también precisar el
valor de las mejoras'que se reconocieron a los comuneros y el de las mejoras
alegadas por terceros, hipótesis ésta, como se verá, impracticable.
El avalúo de las mejoras alegadas por terceros, desde el punto de vista prác-
tico, es una situación de muy difícil ocurrencia por cuanto hasta ese momento de
la actuación no se ha llevado a cabo ninguna diligencia sobre el terreno y es poco
probable que aquellos sepan de la existencia del juicio para que se presenten a
hacer valer sus derechos.
No ocurre lo mismo con las mejoras entre comuneros, que deben alegarse en
la demanda o en la contestación. La oportunidad para probarlas es la misma
actuación que se da en caso de oposición, si existió formulación de excepciones
perentorias y, de no, en el trámite de un incidente de acuerdo con las claras voces
del art. 472 del C. de P. C, de donde se infiere que el perito nada tiene que opinar
acerca de las mejoras alegadas por los comuneros porque éstos tienen la obliga-
ción de demostrarlas, incluyendo su cuantía, dentro de alguna de las dos tramita-
ciones mencionadas, que cuando son de comuneros ya están definidas en el auto
que decretó la división o venta.
Para esta hipótesis los trámites son en unos casos son similares y en otros
idénticos a los del proceso de sucesión. En firme el avalúo, si se ordenó la
división material del bien, el juez debe dictar un auto previniendo a los comune-
ros, demandantes y demandados, para que designen un partidor, nombramiento
que debe ser de común acuerdo. Los comuneros pueden hacer la partwión, por sí
o por medio de sus apoderados, hipótesis muy improbable, pues si existiere acuer-
do seguramente no se hubiera acudido al juicio. Si no designan partidor o no
CORPORACIÓN
f e A N D I N A
DE U T O S ESTUDIOS
Wtt INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
deciden hacerla por sí mismos, el juez nombrará al partidor que, una vez posesio-
nado, cuenta con un plazo de dos meses, ampliable a criterio del juez, para
cumplir con su encargo.
El partidor, como sucede en el juicio de sucesión, buscará estrecho contacto
con los comuneros y propondrá una división que se acomode a las instrucciones
que de ellos haya recibido.
Presentada la partición se procede de la misma forma que en el proceso de
sucesión (arts. 614, 617, 618 y 620). Es decir, lo concerniente a objeciones y
aprobación de la partición tiene el trámite que estudiaré en su oportunidad dentro
del capítulo dedicado al proceso de sucesión.
Aprobada la partición y en firme la sentencia que así lo declara, debe re-
gistrarse y, en ese instante, por disposición del num. 6 del art. 471 "cualquiera de
los asignatarios podrá solicitar que el juez le entregue la parte que se le haya
adjudicado", diligencia de entrega que podrá contar con la asesoría del partidor si
se considera conveniente y dentro de la cual el comunero que alegó mejoras en
zonas que no han de quedar bajo su dominio, y que se le reconocieron, podrá
negarse a entregar ejercitando el derecho de retención hasta cuando le sea cance-
lado su valor, para lo cual se tendrá en cuenta lo previsto en el art. 339.
Esta es la oportunidad lógica en la cual se pueden presentar terceros, hasta el
momento ignorantes del juicio, a fin de sustentar su oposición en calidad de po-
seedores. No vacilo en afirmar que esta intervención debe recibir el tratamiento de
las oposiciones en las diligencias de entrega, previsto por el art. 338 del C. de P.
C. El comunero que se adjudicó una zona del inmueble respecto de la cual se pre-
senta una oposición de un poseedor que triunfa, no tiene otra alternativa que ade-
lantar el juicio posesorio o el reivindicatorío, y si tampoco tiene éxito en su
actuación, puede pedir la rescisión de la partición por lesión si el perjuicio abarca
más de la mitad de su cuota, como expresamente lo prevé el art. 1405 del C. C.
6. D E L A V E N T A D E COSA C O M Ú N
Las razones son claras, señalada la fecha para el remate se inician una serie
de trámites respecto de los cuales los terceros interesados en participar deben
tener certeza acerca de las bases de la licitación para efectos de disponer todo lo
necesario para intervenir^en ella. Si se permitiera que luego de dicha oportunidad
los comuneros pudieran variar la base de la licitación alterando el precio del
remate, lo indicado en el edicto y sus publicaciones por radio y periódico no
correspondería con el precio y los postores verían a última hora variada la base
central para intervenir en el remate, lo que resulta especialmente gravoso si el
precio se aumentó sobre el señalado por el perito. En suma, pueden los comune-
ros variar el precio de remate en la forma que lo estimen pertinente, siempre y
cuando lo hagan de común acuerdo y la solicitud se presente antes de que el juez
haya señalado fecha para el rqpate de los bienes, de manera tal que en las
publicaciones del remate aparezca el nuevo valor.
5 PARRA QUIJANO Jairo, ob. cit. parte especial, pág. 246, es de la misma opinión al señalar que:
"De tal manera que siendo de imperio aplicar las normas del proceso ejecutivo para remate, excepto
en cuanto hace relación con la base para hacer postura, los bienes deben estar secuestrados.
DE LOS PROCESOS DIVISORIOS
Obsérvese que por disposición del art. 471, num. 9, para dictar ese fallo de
distribución del producto se requiere que esté demostrado el registro del remate,
de su auto aprobatorio y la entrega material del bien al rematante, circunstancia
que evidencia por qué entiendo que el secuestro del inmueble debe preceder al
remate; de no ser así, en esta etapa del proceso nos podríamos encontrar con
situaciones ambiguas como las que se presentarían cuando efectuado el remate, y
su registro, no es posible la entrega material del bien. Esta incertidumbre desapa-
rece si previamente se ha llevado a cabo el secuestro del bien, por cuanto si el
secuestre no lo entrega lo hará el juez tal como lo prevé el art. 531 del C. de P.
C, igualmente aplicable a este caso, disposición que reitera el art. 688 en su inc.
o
3 ; además, si se remata el dominio sin posesión material igualmente se sabe que
no habrá lugar a la entrega de que trata la norma.
7. E L DERECHO D E COMPRA
Dos son las opciones que tienen los comuneros para comprar el bien: una,
presentándose como rematantes en la diligencia de licitación pública, caso en el
cual no tienen preferencia frente a los demás comuneros ni a terceros; simplemen-
te tendrán la opción de quedarse con el bien si ofrecen el mayor valor; la otra
opción, esta sí preferencial, es la del ejercicio del derecho de compra que les
otorga el art. 2336 del C. C. que dice: "Cuando alguno o algunos de los comune-
ros soliciten la venta de la cosa común, los otros comuneros o cualquiera de ellos
pueden comprar los derechos de los solicitantes, pagándoles la cuota que les
corresponda, según el a\alúo de la cosa".
Este derecho sólo lo tienen los demandados y debe ejercerse dentro de los
tres días siguientes a aquél en que quede en firme el avalúo, para lo cual a los
interesados les basta manifestar su deseo de adquirir. A continuación, el juez fija
mediante auto la proporción en que lo pueden hacer los que se han mostrado
interesados y los previene para que en el término de diez días consignen las
sumas pertinentes, sin perjuicio de que los restantes comuneros puedan ampliar el
plazo hasta por seis meses.
Hecha la consignación, el juez dicta sentencia y adjudica los derechos a los
compradores, sin que en algunos casos realmente termine la comunidad, pues
entre los que adquirieron subsiste la indivisión, aunque con menor número de
comuneros.
Si quien ejerció el derecho de compra no hace la consignación, será multado
con el 20% del valor del precio de compra en favor del demandante, pero debe
aclararse que no es el 20% del valor del avalúo total del bien, como ocurre en el
juicio ejecutivo, sino del precio de compra, que comprende el valor del derecho
del demandante que ha debido adquirir el comunero que incumple con su oferta
de compra. Luego, el proceso sigue su curso, pero los demás comuneros pueden
pedir que se les dé la opción de comprar el derecho no adquirido, para lo cual se
repetirá el trámite; con todo, si no quieren adquirir el derecho no comprado por el
incumplido, deberá procederse al remate de la totalidad del bien, por cuanto el
ejercicio del derecho de compra únicamente impide el remate cuando por los
comuneros demandados, uno o varios, no interesa, se adquieren totalmente los
DE LOS PROCESOS DIVISORIOS 377
Piénsese en el evento siguiente tomado de un caso real: siendo dos los comu-
neros, la parte demandada ejercitó en tiempo el derecho de compra y el juez
señaló la suma que debía consignar; vencido el plazo no cumplió con la carga,
motivo por el cual mediante auto que quedó ejecutoriado se le impuso la corres-
pondiente multa del 20% del valor del precio de compra. Al continuar la actua-
ción y llegar a la diligencia de remate, adquirió el bien el comunero demandante
quien debía cancelar el valor del precio que correspondía al otro comunero, en
nuestro caso el demandado que, recuérdese, estaba debiendo la multa. La parte
demandante procedió a consignar la totalidad del precio a su cargo, pero le soli-
citó al juez que de esa cantidad se ordenara restituirle el valor de la multa que le
adeudaba el demandado. El despacho autorizó lo anterior y al aprobar el remate
dispuso que de la suma consignada a favor de la parte demandada se reintegrara
7 Obsérvese que el concepto precio de compra tiene relación no con el valor del derecho del
demandante sino con el valor que el juez asigna a cada comunero para que pueda comprar.
j g
7 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
el valor míe ella adeudaba por la multa impuesta, solución que conllevó menores
galtí-PZ^eYcomunero sancionado y evitó nuevos procesos a la adnumstraaón
de justicia.
Es de advertir que, también ha podido el demandante ejercitar el derecho de
compensación y descontar por la derecha, es decir, sin consignar pidiendo el
reintegro la suma que atañe con la multa, pues se dan los presupuestos para
ejercitar la compensación, dado que estamos frente a dos obligaciones líquidas y
exigibles; empero, sabedores del criterio cerrado de algunos de nuestros funciona-
rios judiciales, que eventualmente pueden cuestionar que la consignación no que-
dó completa, sugiero el sistema señalado, pero destaco que el más eficiente es el
citado en último término por ahorrar esfuerzos innecesarios a la administración de
justicia
Ahora bien, ¿qué pasa cuando varios de los comuneros demandados ofrecen
comprar y a la hora de la verdad no todos lo hacen? Dos son las posibilidades que
surgen: el comunero que cumplió manifiesta su derecho de adquirir la parte no
comprada por el renuente, para lo cual no existe plazo, por lo que el juez, cum-
pliendo con su labor de Integración del proceso, en el mismo auto que impone la
multa debe requerir al comunero o comuneros restantes para que manifiesten en
un término que allí se señalará si quieren comprar el derecho no adquirido y .
efectúen la consignación dentro del mismo; si lo hacen se aplica lo ya explicado.
Si vencen los tres días de traslado de que habla el art. 238 y nada se dice, el
dictamen queda en firme y a partir del día hábil siguiente empiezan a correr los
tres días para ejercer el derecho de compra, si el peritazgo se rindió para proceso
divisorio.
Por último, si se presenta el avalúo de común acuerdo por todos los comune-
ros y el perito no ha presentado el suyo, el plazo para ejercer el derecho de
compra es de tres días hábiles contados a partir de la presentación, sin que sea
necesario correr traslado.
A ' / A N D I N A
S-.. DE ALTOS gvrJKCS
BIBLIOTECA
>80
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
P r e s u m e n , el derecho de compra solo es viable si se ha decretado la venta
leí bien común; nunca cuando se ordena la división material Además, mediante
iu ejercicio puede no quedar íntegramente cumplida la finalidad del proceso
livisorio pues este puede terminar dejando subsistente la comunidad, reduciendo
;1 número de comuneros tal como se explicó.
8. GASTOS DE LA DIVISIÓN
Todos los gastos comunes para llegar a la división o venta serán pagados por
los comuneros en proporción a sus derechos, dice el art. 473 del C. de P. C. Pero
si tales gastos los realizó solo uno de los comuneros, tiene derecho a que los otros
le reembolsen ese valor, o se le impute, en caso de división material, a buena
cuenta de los que deba pagar por mejoras, si tuviere que hacerlo; o si nada de lo
anterior es posible, que se libre ejecución por la vía prevista en el art. 335 contra
los restantes comuneros deudores', con lo cual se desarrolla parcialmente el art.
2325 del C. C, según el cual el comunero que ha contraído deudas en pro de la
comunidad tendrá acción contra ella "para el reembolso de lo que hubiere pagado
por ella .
9. EL DERECHO DE LOS COMUNEROS AL RECONOCIMIENTO DE
LAS MEJORAS
8 Tribunal Superior de Bogotá, sentencia CI-11, de febrero 9 de 1 9 9 4 , Ponente Dr. Carlos Julio
MOYA, publicada en Código de Procedimiento Civil Legis, § 2 6 0 1 - 1 .
380 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
En resumen, el derecho de compra solo es viable si se ha decretado la venta
del bien común; nunca cuando se ordena la división material. Además, mediante
su ejercicio puede no quedar íntegramente cumplida la finalidad del proceso
divisorio pues este puede terminar dejando subsistente la comunidad, reduciendo
el número de comuneros tal como se explicó.
8. GASTOS DE LA DIVISIÓN
Todos los gastos comunes para llegar a la división o venta serán pagados por
los comuneros en proporción a sus derechos, dice el art. 473 del C. de P. C. Pero
si tales gastos los realizó solo uno de los comuneros, tiene derecho a que los otros
le reembolsen ese valor, o se le impute, en caso de división material, a buena
cuenta de los que deba pagar por mejoras, si tuviere que hacerlo; o si nada de lo
anterior es posible, que se libre ejecución por la vía prevista en el art. 335 contra
los restantes comuneros deudores, con lo cual se desarrolla parcialmente el art.
2325 del C. C, según el cual el comunero que ha contraído deudas en pro de la
comunidad tendrá acción contra ella "para el reembolso de lo que hubiere pagado
por ella". *
norma que por no haber sido modificada en el decreto 2282 de 1989 no quedó con
la reforma que la nueva orientación en materia de decisiones judiciales para
condenas en concreto se plasmó en el artículo 307, de ahí que dentro de este
trámite lo único que debe interesar es demostrar que se tiene el derecho a las
mejoras y la naturaleza de ellas, pues ya el valor de ellas se tasará en el dictamen
pericial posterior.
Cabe destacar que si el trámite de las mejoras es por medio de incidente o sea
cuando no existe oposición y, por ende ya se sabe que se deberá disponer la
división o la venta pues con relación a dichos pedimentos no existió reparo,
teniendo en cuenta que el trámite de un incidente no suspende el curso del proce-
so, salvo expresa indicación legal, que para este evento no existe, nada impide
que mientras se tramita el incidente pueda el juez proferir el auto decretando la
división o la venta y ejecutoriado éste incluso designar y posesionar el perito, sólo
que éste no emitirá su experticio sino hasta tanto esté decidido si asiste o no el
derecho a las mejoras, con el fin de avaluarlas si la decisión fuere favorable.
De acuerdo con el inciso final del art. 472, cuando se trate de "partición
material, el titular de mejoras reconocidas que no estén situadas en la parte
adjudicada a él, podrá ejercitar el derecho de retención en el acto de la entrega, y
conservar el inmueble hasta cuando le sea pagado su valor". La norma nada prevé
en cuanto a la conducta a seguir cuando se trata de venta en pública subasta.
Sobre este punto opino que del precio que se obtenga (sea del ejercicio del
derecho de preferencia, sea del remate) deberá disponerse que se entregue lo que
corresponda al comunero o comuneros a quienes se les reconocieron mejoras, por
tratarse de un pasivo que grava toda la comunidad, y lo que reste se dividirá entre
los condueños, en proporción a sus derechos, pero no se impide la entrega al
postor adquirente.
9 BEJARANO GUZMÁN Ramiro, Procesos declarativos, ob cit., 2" edición, página 3 8 6 señala:
"Coincidimos en que este proceso no frecuente, pero no por ello nos parece que deba pasarse, tanto
más cuanto que, como lo demostraremos, actual regulación esta plagada de ilegalidades o resulta
claramente inconveniente. Precisamente, el hecho de que no se acuda a este proceso, lo ha relegado
peligrosamente al olvido. Es hora de que se tome la decisión de revisar este proceso, o derogarlo,
porque no esta lejano el día de que sus confusas normas den origen a maniobras fraudulentas,
conflictos insolubles y de extrema gravedad".
384 iNSTrrucioNES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Presentada la solicitud se corre traslado a las partes para que en un término
de tres días traten de nombrar administrador de común acuerdo, y si no es posible
entonces el juez procede a designarlo, disposición en la cual se desarrolla la ley
95 de 1890, que en sus arts. 16 a 27 regula lo concerniente a las funciones,
deberes, derechos y formas de nombramiento del administrador de la comunidad.
Ese administrador tendrá los mismos derechos y deberes de un secuestre de
bienes, y prestará caución que garantice su gestión, debiendo rendir las cuentas de
la misma al finalizar el proceso; en caso de resultar saldo positivo del producto,
se repartirá entre los comuneros en proporción a sus derechos.
12. DESIGNACIÓN DE ADMINISTRADOR F U E R A DE P R O C E S O
Puede ocurrir que los comuneros deseen mantener el bien en estado de indi-
visión o que se haya pactado un período fijo para mantenerla y no sea viable
demandar su terminación. Pero si no hay acuerdo sobre la administración y no es
posible lograrlo extrajudicialmente, se acude al trámite previsto en el art. 486 que
consagra una forma específica de proceso, así la norma no le dé tal característica
a la actuación, que no se inicia mediante demanda aunque su estructura es típica
de un proceso. Presentada la petición el auto que la admita da traslado a los otros
comuneros por tres días, la notificación de quienes se conoce su dirección se hace
10
en la forma prevista para el proceso verbal (art. 428), mientras que los otros se
vincularán mediante emplazamiento. Vencido ese traslado, se cita a una audiencia
en la cual si hay oposición se procede a practicar pruebas y se resuelve sobre
ellas, terminando la actuación si la oposición prospera.
De ser desechada la oposición, dentro de la misma audiencia el juez requerirá
a los comuneros para que designen el administrador por mayoría de votos, y en
caso contrario el juez procederá a designarlo; después de esto le dará posesión del
cargo y aquél entrará en funciones. De lo anterior se colige que el art. 486 versa
realmente sobre un juicio; sólo que, por motivos que desconozco, no se le dio a la
actuación, independientemente del proceso, el carácter de tal. Bien ha podido ser
este uno más de los juicios verbales para no dejar una actuación híbrida como la
8 0 v ; i í k 1
consagrada en dicho artículo. '*
Por último, toda diferencia que surja entre los comuneros y el administrador
la resolverá el juez mediante incidente, bien sea dentro del proceso divisorio o
10 Nótese que el art. 486, que no se modificó por el decreto 2282 de 1989 se remite en el numeral
3 al proceso verbal y concretamente al art. 444, como la numeración del Código se alteró, debe
entenderse que al aplicar es el art. 428 que correspondió al actual proceso verbal, lo que determina
que se hará la usual notificación personal.
DE LOS PROCESOS DIVISORIOS 385
fuera de él, haciendo la citación de que trata el art. 428 del C. de P. C, pero
interviniendo siempre el mismo juez que conoció del proceso o de la actuación,
porque según el art. 487 ibídem, el incidente se tramitará "en el respectivo proce-
so divisorio o a continuación de la audiencia en que se hizo el nombramiento".,
Mientras subsistan las funciones del administrador, podrán adelantarse los inci-
dentes, que sean necesarios, en caso de exigir diversas controversias.
Severa crítica merece el ambiguo e incierto art. 486 del C. de P. C, por cuanto
la controversia sobre la designación de administrador fuera de proceso divisorio
ha debido recibir el tratamiento de proceso verbal, máxime cuando otras diferen-
cias que pueden surgir en torno a una comunidad deben ser resueltas por la vía del
juicio verbal, como claramente lo dispone el art. 427 num. 2. No hay razón en
mantener el trámite híbrido del art. 486. Urge, pues, una pronta reforma de esta
disposición que señale simplemente que tal controversia se sujeta a lo dispuesto en
el proceso verbal cuando la tramitación es fuera de proceso; por cuanto el nombra-
miento de administrador dentro del proceso sí está adecuadamente estructurada.
mcautntc ítcm¿«iiia ;v.«jque su f^iructura es tapie
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1,, .
"La cosa más difícil del mundo no es que las personas acepten
ideas nuevas, sino nacerles olvidar las viejas".
John M. Keynes
1. ASPECTOS GENERALES
1 Por tal motivo la jurisprudencia y la doctrina han sido las encargadas de buscar interpretacio-
nes que den alguna coherencia y permitan la aplicación adecuada de la ley. Empero, es preciso una
drástica reforma legal de la misma, pues su práctica cada vez más evidencia que buena parte de su
ineficiencia y de los abusos que con ella se cometen, obedece a las inciertas directrices legales que
se consignaron.
388 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
procesal, tal como adelante se precisará, contiene numerosas e innecesarias repe-
ticiones de disposiciones propias de la parte general del Código de Procedimiento
Civil, error que no obedece a motivo diferente al tantas veces señalado en esta
obra, de pretender, cada vez que se legisla sobre algún tema de orden sustancial,
volver a regular procesalmente lo que ya lo está, únicamente por querer mostrar
un denso estatuto, pues sigue el malentendido acerca de que entre mayor es el
2
articulado de una ley, tanto más importante será la misma.
1.1. Diferencias esenciales entre la acción popular y la acción de grupo
i^-
2 Basta citar los extensos artículos 75, 76, 77 y 78 de la ley 472 que no hacen nada diverso a
repetir lo que ya estaba regulado en varios de los artículos del decreto 2651 de 1991, tales como el
21, 22 y 23 adoptados como legislación permanente por la ley 446 de 1998, lo que, además
involucró como parte del Código de Procedimiento Civil la ley 794 de 2003, para así tener en el
momento, triplemente repetida, idéntica normatividad.
3 El art. 4 de la ley 472 se encarga de enumerar, sin que tenga la relación carácter taxativo,
cuales son los principales intereses y derechos colectivos y es así como enuncia, entre otros, el goce
de un ambiente sano, la moralidad administrativa, el goce del espacio público y la defensa de los
bienes de uso público, la defensa del patrimonio cultural de la nación, la seguridad y salubridad
públicas y los derechos de los consumidores y usuarios.
4 Corte Constitucional, sentencia C-215 de abril 14 de 1999, ponente Dra. Mana Victoria
SÁCHC
IA MÉNDEZ. Se recomienda la lectura de este fallo debido a que en él la Corte realiza un
amplio análisis acerca de los alcances de la ley 472 de 1998 y contiene un completo resumen de las
diferentes sentencias en donde la entidad se ha ocupado del tema. Precisamente en el citado fallo
advierte que "otra característica esencial de las acciones populares es su naturaleza preventiva, lo
que significa que no es ni puede ser requisito para su ejercicio, el que exista daño o perjuicio de los
intereses que se busca amparar, sino que basta que exista la amenaza o riesgo de que se produzca,
en razón de los fines públicos que las inspiran... no son en estricto sentido una controversia entre
partes que defienden intereses subjetivos, sino que se trata de un mecanismo de protección de los
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO
comunes, se pueden individualizar en relación con el daño cuya indemnización se
persigue. En este caso se trata de proteger intereses particulares de sectores espe-
cíficos de la población (por ejemplo consumidores), de ahí su denominación
original de class action"; se observa también que la acción popular no necesaria-
mente está encaminada a obtener indemnización de perjuicios pues su carácter es
esencialmente preventivo o restitutorio de las cosas a un estado anterior, es decir
que el demandante no recibirá dinero como consecuencia de la condena impuesta
al demandado y tendrá derecho únicamente al incentivo determinado por la ley
con topes máximos y mínimos, mientras que por su parte la acción de grupo es
esencialmente indemnizatoria y pretende el resarcimiento del daño que afectó a
un determinado conjunto de personas que se hallan en igualdad de condiciones.
Por último, en las acciones populares se puede actuar sin abogado, mientras que
en la de grupo es necesario el patrocinio del mismo.
derechos colectivos preexistentes radicados para efectos del reclamo judicial en cabeza de
quien actúa a nombre de la sociedad, pero que igualmente están en cada uno de los miembros que
forman la parte demandante de la acción judicial... En cuanto a las acciones de clase o de grupo, hay
que señalar que estas no hacen relación exclusivamente a los derechos constitucionales fundamen-
tales, ni únicamente a derechos colectivos, toda vez que comprenden también derechos subjetivos
de origen constitucional o legal, los cuales suponen siempre -a diferencia de las acciones populares-
la existencia y demostración de una lesión o perjuicio cuya reparación se reclama ante la juez (sic).
En este caso lo que se pretende reivindicar es un interés personal cuyo objeto es obtener una
compensación pecuniaria que será percibida por cada uno de los miembros del grupo que se unen
para promover la acción".
390
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
incentivada por erradas interpretaciones acerca de la oportunidad para integrar el
5
grupo.
Y que ni por asomo se vaya a decir que soy enemigo de tales acciones. Por
el contrario, es una necesidad que requería la legislación colombiana y tan con-
ciente fui de ella, que integré con los profesores RAMIRO BEJARANO y MARIO
FERNÁNDEZ, la comisión que junto con el entonces ministro de gobierno, Humber-
to de la Calle, elaboró el primer proyecto de ley al respecto, que no hizo tránsito.
Lo que critico, insisto, es el abuso que algunos hacen de estos procesos, por las
censurables razones señaladas.
1.2. Disposiciones comunes aplicables a los dos procesos
La ley 472 regula los trámites de la acción popular en los artículos 9 a 45,
6
mientras que para la de grupo destina los artículos 45 a 67, pero también señala
varias disposiciones de aplicación común a los dos procesos, determinando el art.
5 y aquí se tiene otro ejemplo de repeticiones innecesarias, que se aplican a más
de los principios de celeridad, economía y eficacia los principios y reglas que
rigen en el estatuto procesal civil "cuando estos no se contrapongan a la naturale-
7
za de dichas acciones", es«decir que rige como estatuto que llena cualquier vacío
que se pueda observar el C. de P. C, lo que se explica porque se olvidó que se
6 La circunstancia de que existan dos trámites diferentes e individualizados, uno para las accio-
nes populares y otro para las de grupo, o sea que existen dos procesos diferentes para su conoci-
miento, es el central obstáculo de orden procesal para efectos de impedir que puedan acumularse
bien bajo la modalidad de acumulación de pretensiones o de procesos, en una sola actuación, pues
el primer requisito de la figura es que los dos procesos sigan el mismo procedimiento, razón por la
TAMAYO JARAMILLO,
cual me aparto del criterio en contrario sostenido por Javier en su obra Las
acciones populares y de grupo en la responsabilidad civil, Ed. Raisbek-McKenzie, Bogotá, 2001,
págs 35 y 36.
7 El art. 68 de la ley incurre en lo que, utilizando la expresión popular, se puede denominar "la
repetición de la repetidera", porque de nuevo indica que "En lo que no contraríe lo dispuesto en las
normas del presente título, se aplicarán a las acciones de grupo las normas del Código de Procedi-
miento Civil", aspecto que también menciona el art. 44 al referirse a las acciones populares, con lo
que son tres normas regulando repetitivamente el mismo aspecto.
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUBO ''^/JJ^A
*«• 391
trataba de regular dos trámites procesales y no de elaborar el código de las
acciones populares y de grupo.
Por ello sigue siendo superfluo que la norma en mención reitere que "Promo-
vida la acción, es obligación impulsarla oficiosamente" por ser lo mismo que
dispone el art. 2 del C. de P. C, constituyendo como único aspecto, que sin ser
novedoso, amerita una explicación especial, la indicación final del art. 5 de la ley
472 acerca de que "el funcionario del conocimiento deberá adoptar las medidas
conducentes para adecuar la petición a la acción que corresponda", con lo que,
inspirado en el art. 86 del C. de P. C. que faculta al juez para disponer de oficio
el trámite pertinente si el demandante señaló uno errado, autoriza al funcionario
para efectos de determinar, con base en el análisis de la demanda, si el trámite a
seguir debe ser el propio de una acción popular o una de grupo, caso de que el
demandante se haya equivocado.
8 Gracias a que se ignoró la modificación que introdujo el art. 162 de la ley 446 de 1998 que
suprimió los incisos 4 y 5, se mantiene incólume para las acciones populares y de grupo la posibili-
dad de que las partes de común acuerdo puedan practicar todas las pruebas, como ha debido ser,
pues criticamos la supresión que hizo la ley 446 de 1998, sobre el errado supuesto de que la
inspección por ser "judicial", tan sólo la podía adelantar el juez, cuando es lo cierto que las partes
perfectamente pueden llevar a cabo la misma y presentar el acta que da cuenta de lo por ellas
observado para la evaluación del juez. Resalto que la ley 794 de 2003 al agregar un parágrafo al art.
183 del C. de P. C. restableció para todos los procesos, la posibilidad de practicar directamente y de
común acuerdo, inspecciones judiciales.
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO { 393
nes, si es que se tenía duda que la remisión al Código de Procedimiento Civil
como estatuto supletorio no era suficiente.
2. D E LAS A C C I O N E S P O P U L A R E S
9 Señala el inciso tercero del art. 16 que mientras no entren en funcionamiento los jueces
administrativos, lo que auguro no será pronto debido al gran costo que demanda ponerlos en
funcionamiento, la primera instancia será conocida por los Tribunales Contencioso Administrativos
y la segunda por el Consejo de Estado.
395
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO 1
10
cipal o el promiscuo del municipio respectivo, quien se limita a recepcionarla,
para enviarla al funcionario competente; en esta hipótesis cumple únicamente el
papel de intermediario para la presentación del libelo y envío del mismo, pero no
tiene facultad alguna para pronunciarse acerca de ella, como tampoco para adop-
tar las especiales medidas cautelares que prevé el artículo 17, por ser éstas de
privativo conocimiento del juez competente, lo que evidencia lo poco práctico de
la norma, tal vez pensada en facilitar el acceso a la administración de justicia,
pero olvidando que, de todos modos, el interesado deberá acudir a averiguar por
la suerte de su proceso ante el funcionario al cual se remitió, de ahí que resulte
mejor hacer la presentación directamente ante el juez o tribunal competente,
justificándose el acudir al civil municipal únicamente en casos de inminente
necesidad de interrumpir plazos de prescripción o de caducidad, pues la presenta-
ción ante el mismo genera los efectos de que trata el art. 90.
Los consagra el art. 18 de la ley 472 y son similares a los necesarios para
promover toda demanda, previstos en el art. 75 del C. de P. C, pues si bien es
cierto no se menciona en la norma especial la designación del juez a quien se
dirige, se da por entendido que este primer requisito debe cumplirse. Adicional-
mente la norma requiere que en el libelo se haga mención del nombre e identifi-
cación de quien promueve la acción, referencia al derecho o interés colectivo
amenazado o vulnerado, los hechos que motivan la solicitud, las pretensiones, las
pruebas, tanto las que se adjuntan como las que deben ser practicadas las direc-
ciones para las notificaciones y el señalamiento del presunto responsable de la
amenaza o del agravio al derecho o interés colectivo, cuando se sabe quien es.
10 La fecha de presentación de la demanda a este juez genera los efectos de interrupción de los
plazos de prescripción y de caducidad, interpretación que baso en aplicación de lo previsto en el art
90 del C. de P. C.
/>j A N D I N A
/, D E ALTOS ESTUDIOS
BlbUOT&CA
396 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
el proceso, el nuevo sujeto vinculado como demandado debe tener la oportunidad
de ejercitar el derecho de defensa, aspecto sobre el cual guarda silencio la norma,
pero estimo puede ser suplido, acudiendo, por analogía, a lo advertido en el inciso
segundo del art. 83 del C. de P. C, concediéndole al citado el mismo término para
que comparezca, es decir para que manifieste lo que a bien tenga y solicite
pruebas, de estimarlo necesario.
Se observa que en este caso se consagra una circunstancia similar a la previs-
ta en el inciso final del art. 59 del C. de P. C. que faculta al juez para que, aún de
oficio, ordene la citación de quien realmente ha debido ser demandado como
tenedor o poseedor, de manera que tiene poder el funcionario de acuerdo con las
pruebas existentes para disponer la citación o citaciones de quienes van a quedar
en la posición de demandados, la que se asume debe ser ejercitada en el curso de
la primera instancia y hasta antes de dictar la correspondiente sentencia.
Presentada la demanda el juez tiene que decidir lo pertinente dentro de los
tres días siguientes; si es del caso inadmitirla señalará los requisitos que faltan,
con la prevención que si las fallas no se subsanan dentro de los tres días siguien-
tes a la notificación del auto que«así lo indica se rechazará la misma; empero nada
señala la disposición para el evento de que el juez no sea el competente, vacío que
se llena fácilmente con la norma que consagra similar evento dentro del Código
de Procedimiento Civil, que es el penúltimo inciso del art. 85, de manera que
deberá, dentro del plazo de los tres días, disponer su remisión al juez competente.
original art. 150, sino también las modificaciones que le introdujo la ley 446 de
1998 para notificar demandas a entidades públicas en procesos de cualquier juris-
dicción, norma que no 'tocó la ley 794 de 2003, pues modificó el sistema general
de notificaciones, pero sin que se hayan variado los casos especiales.
12 Recuérdese que lo atinente con la falta de competencia es asunto que puede ser tramitado por
vía de reposición al auto admisorio de la demanda, si el juez de oficio no inadmite la demanda y
ordena remitir al juez que corresponda dentro de la misma jurisdicción.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Debe entonces el ministerio público una vez citado al proceso y así haya
decidido no comparecer al mismo, de todas formas estar atento a su desarrollo,
para efectos de que intervenga, lo que ya no es optativo, en el curso de la
13
audiencia en orden a lograr el pacto de cumplimiento.
13 Advierto que la norma reguladora del pacto de cumplimiento no previo ninguna sanción para
quien no asista a la audiencia y no es posible inferir que las previstas en los arts. 101 del C. de P.
C. o en el art. 103 de la ley 4 4 6 de 1998 se puede aplicar, pues las sanciones siempre deben estar
expresamente previstas y no es admisible su imposición por vía de analogía o de aplicación del C.
de P. C. como norma integradora de vacíos.
a
14 BEJARANO GUZMÁN Ramiro, Procesos declarativos, Temis, Bogotá, 2 edición, 2001, página
1 7 6 , quien formula severas y fundadas críticas a la regulación del proceso y advierte que auncuando
no se sabe a que se está refiriendo la ley con la mención del proyecto señala: ¿Será acaso al
proyecto de pacto de cumplimiento que a iniciativa del juez eventualmente pueden celebrar las
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO i 401
difícil que antes de la audiencia elabore un proyecto de pacto de cumplimiento,
tanto más si se tiene en cuenta que la ley no lo obliga a ello".
El pacto de cumplimiento lo que busca es que por iniciativa del juez "se
determine la forma de protección de los derechos e intereses colectivos y el
restablecimiento de las cosas a su estado anterior, de ser posible", y de lograrse el
mismo en la audiencia, inexplicablemente, adiciona el art. 21 en el inciso cuarto
que: "El pacto de cumplimiento así celebrado será revisado por el juez en un
plazo de cinco (5) días contados a partir de su celebración. Si observare vicios de
ilegalidad en alguno de los contenidos del proyecto de pacto, estos serán corregi-
dos por el juez con el consentimiento de las partes interesadas", conducta que se
supone ha debido observar en el desarrollo mismo de la audiencia, pero que tal
como esta la regulación, lo que implica es que el juez se tome un lapso adicional
para analizar las implicaciones de lo vertido en el acuerdo; empero si estima que
nada debe objetar, "La aprobación del pacto de cumplimiento se surtirá mediante
sentencia, cuya parte resolutiva será publicada en un diario de amplia circulación
nacional a costa de las partes involucradas. El juez conservará la competencia
para su ejecución y podrá designar a una persona natural o jurídica como auditor
que vigile y asegure el cumplimiento de la fórmula de solución del conflicto".
La norma que comento, art. 34, en la parte final del inciso segundo, advierte
que "Al término del incidente se adicionará la sentencia con la determinación de
la correspondiente condena incluyéndose la del incentivo adicional en favor del
actor". Estimo inaplicable esta parte de la disposición debido a que no es éste un
caso de complementación de la sentencia, de una parte y, de la otra, se debe
considerar que el auto que concreta la condena en abstracto presta mérito ejecuti-
vo y no es menester una sentencia complementaria para que genere sus efectos;
además, el monto del incentivo ya se fijó en el texto mismo de la sentencia y por
eso no es del caso hacerlo en el auto concreta la condena, pues es volver en sobre
un tema ya resuelto, de modo que se estará a lo decidido en el auto y no se dictará
15
sentencia complementaria. ,„, tf
15 BEJARANO Ramiro, Procesos declarativos, 2" ed. ob. cit., pág. 182 señala que "Para el caso de
que tramitado el incidente se hubiere demostrado el monto de los perjuicios, el art. 33, inciso 3° de
la ley, introdujo un aspecto que puede resultar si no confuso, al menos complejo. En efecto, dijo la
disposición que "al término del incidente se adicionará la sentencia (subrayado nuestro) con la
determinación de la correspondiente condena incluyéndose la del incentivo adicional a favor del
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO
Todo lo atinente al cumplimiento de la sentencia es responsabilidad del juez
de primera instancia, al prescribir la misma norma que "el juez conservará la
competencia para tomar las medidas necesarias para la ejecución de las sentencia
de conformidad, con las normas contenidas en el Código de Procedimiento Civil
y podrá conformar un comité para la verificación del cumplimiento de la senten-
cia en el cual participarán además del juez, las partes, la entidad pública encarga-
da de velar por el derecho o interés colectivo, el ministerio público y una organi-
zación no gubernamental con actividades en el objeto del fallo".
Destaco que de acuerdo con el art. 35 los hechos base de la respectiva acción
popular determinan que la sentencia tenga efectos erga omnes al indicar que "La
sentencia tendrá efectos de cosa juzgada respecto de las partes y del público en
general", expresión esta última que si bien no es muy jurídica eso es lo que quiere
significar, que el fallo es oponible a todos los asociados.
2.7. El régimen especial de recursos
S b e n
¡ *, l ! l a de
terminación incidental adiciona el fallo, ella no revive los términos de
mpugnación de la sentencia...". Infortunadamente, no plantea una solución al punto, pues no es que
lauto que concreta el monto del perjuicio adicione la sentencia, como en efecto sucede, sino que
1,113 S e D t e n C Í a c o m l e m e n t a r i a lo u e es
íazon d d P ' 1 inadmisible por las
404 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
2.8. La coadyuvancia en las acciones populares
El artículo 24 de la ley establece norma con especial connotación acerca de
la intervención de coadyuvantes al señalar que "Toda persona natural o jurídica
podrá coadyuvar estas acciones, antes de que se profiera fallo de primera instan-
cia. La coadyuvancia operará hacia la actuación futura. Podrán coadyuvar igual-
mente estas acciones las organizaciones populares, cívicas y similares, así como
el defensor del pueblo o sus delegados, los personeros distritales o municipales y
demás autoridades que por razón de sus funciones deban proteger o defender los
derechos e intereses colectivos", observándose al rompe que, a diferencia de la
modalidad general de coadyuvancia prevista en el art. 52 del C. de P. C, que
puede ser hasta antes de la sentencia de segunda instancia, en este caso precluye
la oportunidad de hacerlo con la de primera. Además y dada la índole de esta
acción, estimo que no es menester demostrar la existencia de un interés que pueda
ser indirectamente afectado, lo que permite concluir que basta el deseo de coad-
yuvar y presentarse al proceso para que se deba admitir a quien lo hace.
2.9. Las medidas cautelares en las acciones populares
Es el artículo 25 la disposición que se ocupa de regularlas y prescribe que
aún desde "Antes de ser notificada la demanda y en cualquier estado del proceso
podrá el juez, de oficio o a petición de parte, decretar, debidamente motivadas, las
medidas previas que estime pertinentes para prevenir un daño inminente o para
hacer cesar el que se hubiere causado", consagrándose un típico caso de medidas
cautelares innominadas, es decir que a más de las previstas en el sistema procesal
civil, es posible adoptar otras según lo determine la particular índole del caso,
tema de las medidas innominadas que se estudia a fondo en el capítulo final de
esta obra al cual me remito.
No obstante, la ley se encarga de sugerir algunas de las que pueden ser
adoptadas, tales como "las siguientes: a) Ordenar la inmediata cesación de las
actividades que puedan originar el daño, que lo hayan causado o lo sigan ocasio-
nando; b) Ordenar que se ejecuten los actos necesarios, cuando la conducta poten-
cialmente perjudicial o dañina sea consecuencia de la omisión del demandado;
c) Obligar al demandado a prestar caución para garantizar el cumplimiento de
cualquiera de las anteriores medidas previas, y d) Ordenar con cargo al fondo
para la defensa de los derechos e intereses colectivos los estudios necesarios para
16
establecer la naturaleza del daño y las medidas urgentes a tomar para mitigarlo".
16 Esta no es una medida cautelar. La ley 472 que tanto abunda en imprecisiones le da ese
carácter, a lo que viene a ser una especial atribución del juez para efectos de lograr una especial
ayuda pericial en orden a precisar "la naturaleza del daño" y las medidas aconsejables para mitigarlo.
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO
405
Es de resaltar la importante facultad que le concede al juez el parágrafo
segundo de la norma al prescribir que "Cuando se trate de una amenaza por razón
de una omisión atribuida a una autoridad o persona particular, el juez deberá
ordenar el cumplimiento inmediato de la acción que fuere necesaria, para lo cual
otorgará un término perentorio. Si el peligro es inminente podrá ordenar que el
acto, la obra o la acción la ejecute el actor o la comunidad amenazada, a costa del
demandado".
Por último, estimo que la asiste la razón al profesor JAVIER TAMAYO cuando
advierte que "Pero al demandante en la acción popular no le basta solicitar las
medidas cautelares para que el juez obligatoriamente las declare. El actor debe
probar que, efectivamente, de no tomarse dichas medidas, el daño muy segura-!
mente se producirá o seguirá produciéndose. Es decir, hay que probar la inminen-
18
cia del daño", aspecto que, adiciono, igualmente debe tener presente el juez para
efectos de decretar las cautelas si estima pertinente proceder de oficio.
17 Significa lo anterior que ante lo explícito y específico de la disposición, para efecto de estas
medidas cautelares no es posible llevar a cabo su práctica sin previamente notificar el auto al
demandado, aspecto que reafirma la disposición al señalar que si se decretan con el auto admisorio
de la demanda "simultáneamente" se notificarán, lo que implica que en este proceso no se aplica el
art. 327 del C. de P. C. que dispone "Las medidas cautelares se cumplirán inmediatamente antes de
la notificación a la parte contraria del auto que las decrete".
406 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
3. LAS A C C I O N E S DE G R U P O
18 TAMA YO JARAML
ILO Javier, Las acciones populares y de grupo en la responsabilidad civil,
ob. cit., página 149, quien, además trae en apoyo de la tesis decisión del Consejo de Estado de
octubre 5 de 1999, expediente AP-005.
407
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO
personas que hayan sido afectadas individualmente por los hechos vulnerantes,
sin necesidad de que cada uno de los interesados ejerza por separado su propia
acción, ni haya otorgado poder".
El gran debate que existe es el atinente a cual debe ser el momento en que se
integre el grupo mínimo que exige la ley y, al respecto dos son las tesis centrales
que se han expuesto.
19
La primera, sostenida por el H. Consejo de Estado en el sentido de que
desde la presentación misma de la demanda deben estar presentes, al menos,
veinte personas que reúnan requisitos similares, pues destaca la entidad que: "la
lectura del inciso tercero del artículo 46 de la ley 472 de 1998, permite deducir
que la demanda sólo podrá ser intentada cuando la decisión de promoverla esté
presente al menos en veinte personas, víctimas del daño, cuando éstas se hallen
plenamente identificadas, y no admite la interpretación del apelante, en cuanto, la
acción podrá intentarse por dos personas, y que en desarrollo del art. 55 de la
misma norma, puede integrarse el mínimo requerido por el artículo 46 citado".
Tomo partido por la primera tesis, la del Consejo de Estado, por considerar
que si el art. 46 de la ley hace referencia a la interposición de una demanda por
un "numero plural" o "un conjunto" de personas, necesariamente lleva a concluir
que quienes presenten la demanda deben ser varios; y si el inciso final del mismo
artículo destaca que "El grupo estará integrado al menos por veinte personas",
veo obvio que está cualificando cuál debe ser ese número plural o ese conjunto,
es decir que como demandantes deben comparecer presentando la demanda, otor-
gando el poder o poderes respectivos, al menos los veinte, aspecto que corrobora
el art. 52 de la ley al exigir en el numeral 2, que la demanda debe contener "la
identificación de los poderdantes, identificando sus nombres, documentos de
identidad y domicilio".
20 TAMAYO JARAML
ILO Javier, ob. cit., pág. 2 2 3 y 2 2 4 . BEJARANO Ramiro, ob. cit., 2 A
ed., pág.
191, es de esta misma opinión.
408 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Advierto que en nada cambia la apreciación lo señalado en el numeral 4 de
esta norma al destacar que en la demanda, "Si no fuere posible proporcionar el
nombre de todos los individuos de un mismo grupo, expresar los criterios para
identificarlos y definir el grupo", puesto que no significa como algunos lo han
creído que puedan demandar menos de veinte. En absoluto, lo que la norma
destaca es que si los veinte o los que demandan en un número mayor al mínimo,
no son todos los miembros del grupo, es menester señalar los criterios para
identificarlos, pues se sabe que la acción está iniciada por el mínimo legal, pero
eso no implica que puedan venir todos los que falten.
Ahora bien, de admitirse la segunda tesis, es decir la que pregona que puede
actuar un número inferior, pues de todas maneras el actor representa a las demás
personas que hayan sido afectadas, sin necesidad de tener poder (art. 48, pará-
grafo), considero que si "antes de la apertura a pruebas" no se ha cumplido con el
esencial requisito de que al menos veinte personas, se hayan hecho presentes
dentro del proceso, precluyó la oportunidad para que la acción de grupo pudiera
seguirse tramitando, al presentarse un caso especial de no procedibilidad de la
acción; llegada esa oportunidad procesal y constatado por el juez que no existe el
número mínimo requerido, no le queda alternativa diferente a la de proferir un
auto declarando la terminación del proceso, por ser esta circunstancia uno de los
eventos atípicos de terminación anormal de un proceso, de índole semejante, por
ejemplo, al de la muerte del cónyuge en los procesos de divorcio, o al de la
21
destrucción del bien dado en prenda en el ejecutivo con acción real.
J LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO 409
No tendría objeto, en mi opinión, esperar a que llegase el momento de profe-
rir sentencia para entonces negar las pretensiones de la demanda debido a que no
se integró el grupo, que sería la solución a adoptar si se acoge la segunda tesis,
pues lo que la ley ha querido, en la más laxa de las interpretaciones, es que a más
tardar dentro de esa ocasión inicial se halle integrado el grupo con el mínimo de
veinte personas que exige, lo que de ocurrir permitirá proseguir la actuación para
dictar la sentencia que corresponda y, de ser el fallo estimatorio de la demanda,
permitiría que otros lleguen al grupo mínimo de veinte ya presentes, posibilidad
advertida en el mismo art. 55 al señalar que "Quien no concurra al proceso, y
siempre y cuando su acción no haya prescrito y/o caducado de conformidad con
las disposiciones vigentes, podrá acogerse posteriormente, dentro de los veinte
(20) días siguientes a la publicación de la sentencia, suministrando la información
anterior, pero no podrá invocar daños extraordinarios o excepcionales para obte-
ner una indemnización mayor y tampoco se beneficiará de la condena en costas".
Lo que no considero admisible es que sobre la equivocada interpretación de
lo antes transcrito se asevere que es posible integrar el grupo mínimo de veinte
después de proferida la sentencia, pues este plazo adicional y excepcional es para
que otros puedan llegar a aumentar el grupo, pero partiendo del supuesto de que
antes de la apertura a pruebas ya estaba integrado el grupo mínimo de veinte
personas.
21 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, instituciones, Parte General, Dupre Editores, octava edición,
páginas 1042 a 1044, donde se explica en detalle lo atinente a estas causas especiales y atípicas de
terminación de un proceso, que la doctrina española denomina de "extinción del proceso por
improcedibilidad".
410 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
comité", con lo cual se establece excepción a la regla atinente a que cada sujeto
de derecho puede tener su abogado, de modo que con esta prescripción se obliga
a que únicamente un profesional actúe en representación de todo el grupo, lo que
influye positivamente en la celeridad del proceso.
3.2. Funcionarios competentes para conocer de las acciones de grupo
De manera similar a como sucede con las acciones populares, el art. 50 de la
ley destaca que "La jurisdicción de lo contencioso administrativo conocerá de los
procesos que se susciten con ocasión del ejercicio de las acciones de grupo
originadas en la actividad de las entidades públicas y de las personas privadas que
desempeñen funciones administrativas. La jurisdicción civil ordinaria conocerá
de los demás procesos que se susciten con ocasión del ejercicio de las acciones de
grupo", de modo que lo ya comentado con relación a este aspecto y a la compe-
tencia de los futuros jueces administrativos, en lo que concierne con las acciones
populares, se da por reproducido.
23 El art. 56 de la ley 472 señala que "Dentro de los cinco (5) días siguientes al vencimiento del
término de traslado de la demanda, cualquier miembro de un mismo grupo podrá manifestar su
deseo de ser excluido del grupo y, en consecuencia, no ser vinculado por el acuerdo de conciliación
o la sentencia. Un miembro del grupo no quedará vinculado a los efectos de la sentencia en dos
situaciones: a) Cuando se haya solicitado en forma expresa la exclusión del grupo en el término
previsto en el inciso anterior, y b) Cuando la persona vinculada por una sentencia pero que no
participó en el proceso, demuestre en el mismo término que sus intereses no fueron representados
en forma adecuada por el representante del grupo o que hubo graves errores en la notificación.
"Transcurrido el término sin que el miembro así lo exprese, los resultados del acuerdo o de la
sentencia lo vincularán. Si decide excluirse del grupo, podrá intentar acción individual por indemni-
zación de perjuicios".
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO 413
" 1 . - El pago de una indemnización colectiva, que contenga la suma pondera-
da de las indemnizaciones individuales.
2.- El señalamiento de los requisitos que deben cumplir los beneficiarios que
han estado ausentes del proceso a fin de que puedan reclamar la indemnización
correspondiente, en los términos establecidos en el artículo 61 de la presente ley.
Agrega el mismo artículo que "Contra las sentencias proferidas en los proce-
sos adelantados en ejercicio de las acciones de grupo proceden el recurso de
revisión y el de casación, según el caso, de conformidad con las disposiciones
legales vigentes; pero en ningún caso el término para decidir estos recursos podrá
exceder de noventa (90) días contados a partir de la fecha en que se radicó el
asunto en la secretaría general de la corporación", de donde se desprende como
novedad lo atinente a la casación, pues así no se dijera nada respecto del de
revisión, es sabido que toda sentencia lo admite. En lo del plazo para decidirlo,
como todos los plazos de las acciones populares y de grupo, no pasan de ser
optimismas e inaplicables previsiones, lo que no obsta para recordar a los jueces
su perentorio deber de cumplirlos, al igual de cómo lo deben hacer con los del art.
184 del C. de P. C, para recordar otra disposición que de acuerdo con el talante
colombiano, "se obedece pero no se cumple.
3.4. Las medidas de cautela en la acción de grupo
Es el art. 58 de la ley 472 el encargado de regular este aspecto, pero de
manera más limitativa que en la acción popular, pues a más de proceder exclusi-
vamente a petición de parte, las circunscribe a las "previstas en el Código de
Procedimiento Civil para los procesos ordinarios", y adiciona que "El trámite
para la interposición de dichas medidas, al igual que la oposición a las mismas, se
hará de acuerdo con lo establecido en el Código de Procedimiento Civil", aspecto
que requiere de una especial explicación, pues la remisión lejos está de ser afor-
tunada.
En efecto, según el art. 690 del C. de P. C. las medidas cautelares proceden-
tes en el proceso ordinario son el registro de la demanda, el secuestro de bienes
muebles cuando se discuten o afectan derechos reales respecto de determinados
bienes sometidos a registro y el embargo y secuestro de los bienes del demanda-
do, si se profiere fallo favorable de primera instancia en procesos donde se ejer-
citan derechos personales y se apela de la sentencia.
Si se tiene en cuenta que en la acción de grupo no se ejercitan derechos
reales, pues es de su esencia el estar destinada a hacer efectivos derechos perso-
nales, no se observa ninguna posibilidad lógica de llevar a la práctica el registro
de la demanda o el secuestro previstas en el numeral primero del art. 690 del C.
de P. C, de modo que realmente las únicas medidas que de la remisión analizada
surgen como procedentes, son las de embargo y secuestro de bienes del demanda-
do, sin que sea menester esperar a que exista sentencia favorable de primera
instancia, debido a que el art. 59 de la ley 472 de manera específica señala que
* "La parte demandante solicitará en la demanda las respectivas medidas y se
decretarán con el auto admisorio", pues se deben cumplir según el art. 60 "antes
de la notificación de la demanda" y atendido que para poderlas decretar el Código
LAS ACCO
INES POPULARES Y DE GRUPO 415
de Procedimiento exige que previamente se preste caución que garantice los
perjuicios que con ellas se pueden causar, debe entenderse que el cumplimiento
del requisito es necesario, dada la advertida remisión al sistema de los procesos
ordinarios en donde para disponer estas medidas es menester prestar la caución
(art. 690 n. 8).
. a
iS-
9r
CAPÍTULO X
Louis Le Fur
1.
GENERALIDADES, I M P O R T A N C I A , O B J E T O
La tutela de los derechos de cada uno de los asociados sería de poca utilidad
si el Estado, a más de garantizar y respetar su adquisición, no dispusiera de un
sistema apto para hacerlos efectivos coercitivamente en caso que fueren vulnera-
dos. Por ello, dentro de las diversas ramas del derecho, el sistema procesal busca
cumplir esa importante finalidad de respaldo a la protección jurídica que el Es-
tado otorga, la que sin poder coercitivo nada significaría.
Es por eso que con base en la certeza de la existencia del derecho, se debe
dotar a los asociados de un proceso de características especialmente coercitivas
que les permita, mediante la intervención del Estado, hacerlo efectivo cuando se
pretende desconocerlo, siendo el medio idóneo para lograrlo el proceso de ejecu-
ción. En efecto, un sistema procesal no puede limitar su campo de acción a
establecer una serie de procesos para reconocer los derechos, sino que es indis-
pensable que aquellos cuya existencia sea cierta e indiscutible porque provienen
bien de una decisión judicial, o de un negocio jurídico unilateral o bilateral,
puedan ser tutelados ampliamente en el momento en que más requieren de la
ayuda estatal: cuando el obligado pretende desconocer la prestación que debe
ejecutar. Éste, en verdad, es el momento en que la función de garantía del Estado
sobre todos los derechos que él reconoce, encuentra su cabal desarrollo.
Por consiguiente, el proceso de ejecución surge como soporte básico de las
actividades estatales reguladoras de las relaciones jurídicas y se constituye en
instrumento esencial del orden público, pues si no existiera, la función de garantía
y de restauración que corresponde al Estado tendría poca confiabilidad.
Sabido es que la justicia por propia mano está erradicada de las legislaciones
modernas, por haberla reemplazado instituciones como la del proceso ejecutivo.
V
418 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
1
Rocco afirma que: "Por efecto de la prohibición de la defensa privada y la
abolición de medidas coercitivas sobre la persona del obligado, el derecho origi-
nario del derechohabiente que obra en orden a la satisfacción de los intereses que
han quedado insatisfechos por mala voluntad del obligado se ha transformado, en
el derecho moderno, en un derecho ante el Estado, el cual reemplaza al derecho-
habiente en la realización sobre el patrimonio del obligado, de los intereses que
habían quedado insatisfechos".
El proceso ejecutivo tiene, pues, como finalidad específica y esencial asegu-
rar que el titular de una relación jurídica que crea obligaciones pueda obtener, por
medio de la intervención estatal, el cumplimiento de ellas, compeliendo al deudor
a ejecutar la prestación a su cargo, si ello es posible, o si no, conduciéndolo a que
indemnice los perjuicios patrimoniales que su inobservancia ocasionó, para todo
lo cual siempre deberá tener presente que es el patrimonio del obligado y no la
persona de éste, el llamado a responder por sus obligaciones, pues la vinculación
de la persona, considerada en su integridad física, se sustrae por entero al ámbito
de la ejecución; en Colombia sólo la infracción de la ley penal compromete tanto
el aspecto patrimonial ^obligación nacida de la comisión de un delito) como el
2
personal, en razón del carácter que tienen las penas privativas de la libertad.
1 Rocco Ugo, Tratado de derecho procesal civil, t. rv, Bogotá, Buenos Aires, Edit. Temis-De-
2. TÍTULO E J E C U T I V O : C O N C E P T O Y O R I G E N
Para adelantar una ejecución es requisito central que exista una obligación
(de dar, de hacer o de no hacer) clara y cuyo cumplimiento sea exigible. En el
sistema procesal colombiano, que en esta materia se anticipó al de otros países
que optaron por el criterio de señalar taxativamente cuáles obligaciones son sus-
3
ceptibles de ser ejecutadas, no debe hablarse de que sólo ciertas obligaciones
pueden ejecutarse, porque toda obligación que se ajuste a los preceptos y requisi-
tos generales del art. 488, presta mérito ejecutivo, por manera que la labor del
intérprete se limita a determinar si en el caso que se somete a su consideración se
dan los requisitos que exige la norma. Hay eventos de excepción, como se dijo,
en los que la vía ejecutiva se impone expresamente por determinación de ley
especial, que hace caso omiso de cumplir con los requisitos del art. 488.
3 Es el caso de la ley de enjuiciamiento civil española del 7 de enero de 2000 cuyo artículo 5 1 7
mantiene el anacrónico criterio de enumerar los documentos que permiten ejecutar, lo lleva implica-
ciones de casuismo extremo, como se puede verificar en la obra de Andrés DE LA OLIVA, Ignacio
DIEZ PICAZO, Jaime VEGAS y Julio BANACLOCHE, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil,
Ed. Civitas, Madrid, 2001, páginas 890 a 896.
422 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Comenté en la pasada edición de esta obra que "Naturalmente, las anteriores
explicaciones se basan en la normatividad vigente, pero eso no significa que
necesariamente el título ejecutivo deba constar por escrito pues nada impe-
diría y en verdad que no estamos lejos de ello, que al desarrollarse adecua-
damente el artículo 83 de la C. P. el cual dispone que «Las actuaciones de los
particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados
de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que aquellos
adelanten ante éstas», se amplíe la presunción de autenticidad p a r a toda
clase de documentos y se pueda salir del encasillamiento actual, pues cierta-
mente es un imperativo dotar de la presunción de autenticidad a las actuaciones
de los particulares plasmadas en los diversos documentos que ellos empleen y,
claro está, preferencialmente en los escritos, única forma de poner fin a los
agobiantes trámites de autenticaciones a que nos tiene sometidos las exigencias
burocráticas, alimentadas por el explicable interés del poderoso gremio notarial
que devenga pingües beneficios de las mismas.
Pues bien, ese cambio del cual fue precursor el derogado art. 25 del decreto
2651 de 1991, se ha dado de manera ahora incontrovertible y es así como los
artículos 11 y 12 de la ley 446 de 1998, además recogidos como los dos penúlti-
mos incisos del art. 252 del C. de P. C, dotan de la presunción de autenticidad a
todos los documentos provenientes de las partes, no sólo a los escritos pues la ley
no diferencia, y respecto de éstos sin distinguir si son copias u originales, de
manera tal que por ejemplo, el caso que se citaba de la confesión de una obliga-
ción contenida en un cásete, ahora permitiría despachar la ejecución, dado que
opera del mismo la presunción de autenticidad, reiterada de manera específica
para los documentos que se van a utilizar como título ejecutivo, en el art. 12 de la
ley 446 de 1998, al señalar que "Se presumirán auténticos los documentos que
reúnan los requisitos del artículo 488 del Código de Procedimiento Civil, cuando
de ellos se pretenda derivar título ejecutivo", lo que pone de presente que está de
4
sobra el trámite del reconocimiento.
del art. 488 del C. de P. C. son los que permiten despachar la ejecución.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 423
sos eventos donde no sólo es perentorio que conste la obligación con las caracte-
rísticas de ser clara expresa y exigible en un documento escrito, sino que, además,
éste debe ser el original, tal como sucede con los contenidos en títulos valores,
donde por razones de seguridad jurídica es menester que se utilice el original,
pues evidente sería la incertidumbre que se generaría si se permitiera adelantar
ejecuciones con base en copias de ellos.
Por tal razón, los fallos dictados por un juez laboral, por un juez penal
-cuando condena al pago de perjuicios-, o por un tribunal de arbitramento, para
no citar sino algunos ejemplos, prestan mérito ejecutivo.
Las decisiones de las autoridades policivas, salvo los dos eventos previstos
en el art. 488, no prestan mérito ejecutivo debido a la lamentable reforma que
introdujo la ley 769 de agosto 6 de 2002, nuevo Código Nacional de Tránsito
Terrestre, que derogó lo previsto en la ley 23 de 1991, cuyos artículos 18 a 20
realizaron una drástica desjudicialización de numerosas actuaciones, adscribiendo
a las autoridades de tránsito el conocimiento de los procesos correspondientes a la
424 iNSTrrucioNEs DE DERECHO PROCESAL CIVIL
decisión de la responsabilidad civil del conductor infractor respecto de los daños
que en el accidente causó a bienes (se habla en la ley de muebles, inmuebles,
animales y automotores) de donde surgió la obligada conclusión que esos fallos
cuando dan cuenta de obligación clara, expresa y exigible, vinieron a reemplazar
a los de los jueces civiles y prestaban mérito ejecutivo, naturalmente, ante la
justicia civil, lo que ya hoy no sucede.
Ciertamente, en el art. 143 de la ley 769 de 2002 se menciona que lo atinente
a los daños materiales que se ocasionen en un accidente de tránsito podrá ser
objeto de conciliación "previa extensión de un acta que suscribirán las partes y la
autoridad de tránsito que presencie la conciliación, la cual tiene la calidad de cosa
juzgada y prestará mérito ejecutivo", aspecto que nada tiene de novedoso si del
acta surgen los requisitos de una obligación clara expresa y exigible, tal como
sucede con cualquier acta de conciliación de contenido similar.
Empero, la función de la autoridad de tránsito cuando no se da ese acuerdo
respecto del monto de los daños y el obligado a pagarlos, lo convirtió el art. 146
de la citada ley en un "concepto técnico", al señalar que "las autoridades de
tránsito podrán emitir conceptos técnicos sobre la responsabilidad en el choque y
la cuantía de los daños" y no obstante que se previo la posibilidad de un trámite
incluso con práctica de pruebas, lo que se decida, no pasa a ser nada diferente a
una prueba que debe evaluar el juez civil dentro del proceso ordinario en donde
5
se defina lo atinente a la responsabilidad y el monto de los daños.
5 Por eso, debo revivir comentarios de años atrás, donde cuestionaba este derroche de la activi-
dad estatal, pues es lo cierto que nada es lo que se gana con "el concepto técnico" de que trata el art.
146 del nuevo Código Nacional de Tránsito y es así como, de nuevo, señalo que: "Esta situación
recarga innecesariamente la labor de la administración y de la rama jurisdiccional; lo lógico es que
los fallos de la autoridad policiva en materia de daños ocasionados en accidente de tránsito, una vez
en firme, ameriten el proceso ejecutivo; imperioso es expedir una ley que, independientemente de si
los inspectores son o no autoridades, con jurisdicción, expresamente otorgue fuerza ejecutiva a esas
determinaciones.
I "En el trámite ante las autoridades de policía se pierde mucho tiempo, si consideramos que sus
fallos sólo constituyen, de declararse por tal autoridad una obligación, base probatoria para adelan-
tar procesos ordinarios en los cuales se puede obtener un título ejecutivo (sentencia de condena).
Esto sólo contribuye a desgastar aun más la deteriorada imagen del aparato estatal. De otorgar
i mérito ejecutivo a tales condenas, además de aliviar el trabajo de la rama jurisdiccional, se le
' otorgaría mayor seriedad y respetabilidad a las actuaciones policivas". Ojalá se vuelva pronto al
sendero y transitado y se reestructure como lo hizo la ley 23 de 1991, la posibilidad de otorgar
fuerza ejecutiva a las decisiones de las autoridades de tránsito cuando declaran la responsabilidad y
! el monto de los perjuicios ocasionados en accidente de tránsito.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 425
En efecto, los títulos ejecutivos con base en los cuales se adelantan las ejecu-
ciones fiscales, los certificados de prenda agraria de que trata el art. 16 de la ley
24 de 1921, los certificados de la Superintendencia B anearía para cobrar sobregi-
o
ros a cargo de titulares de cuentas corrientes (art. I de la ley 133 de 1948) y el
cobro de los servicios y expensas a cargo del arrendatario pagados por el arrenda-
dor (art. 14 del la ley 820 de 1993) son ejemplos evidentes de títulos ejecutivos
que no tienen el origen previsto en el art. 488 del C. de P. C, pues son creados sin
la intervención del deudor y no provienen de autoridad con jurisdicción.
6
y 75.
GONZÁLEZ VELÁZQUEZ Julio, Manual sobre procesos ejecutivos, Medellín, 1957, páginas. 74
428> INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
requiere controversia amplia, lo cual naturalmente lleva mérito en orden a con-
cluir lo impropio que sería disponer algo distinto en la norma en cita. Sustancial-
mente ésta acoge el principio de la igualdad que vendría a sufrir quebranto si las
posiciones absueltas dentro del juicio permitieran por sí solas adelantar ejecución
contra el absolvente y con independencia del proceso que exista. No resulta de
lógica admitir que no obstante una controversia judicial acerca de un decreto,
fuere posible adelantar por separado acción ejecutiva para efectivizarlo".
Comparto estos comentarios que explican suficientemente la razón de ser del
inciso final del art. 488 del C. de P. C, que, como bien se ha visto, es una
disposición de antigua raigambre entre nosotros.
3. L A CONFESIÓN F I C T A C O M O T Í T U L O E J E C U T I V O
Para complementar las anteriores nociones y partiendo del supuesto de que el
art. 33 de la C. P. en lo que respecta a que nadie está obligado a declarar en contra
7
de sí mismo, no toca con los aspectos civiles, debo analizar los requisitos para
que la confesión ficta prevista en el art. 210 del C. de P. C. preste mérito ejecutivo
Ya se dijo que la confesión presta mérito ejecutivo si de ella surge una
obligación clara, expresa y exigible, cuando se obtiene mediante el interrogatorio
de parte extraproceso, aspecto que no presenta duda alguna cuando el citado
compareció personalmente a responder el interrogatorio, sin que importe si éste se
formuló verbalmente en la audiencia o estaba precedido de pliego escrito.
Empero, si se quiere ejecutar sobre la base de una confesión ficta, o sea
cuando el citado no asiste a responder y no presenta oportuna excusa para justifi-
car su ausencia, es requisito sine qua non que tal prueba se haya solicitado
mediante pliego, abierto o cerrado, en el que se formulen las preguntas, siempre
y cuando se presente como anexo del escrito en que se solicitó la prueba, o a más
tardar el día anterior al señalado para su práctica.
En efecto, en el interrogatorio de parte como prueba extrajudicial se aplican
las mismas reglas establecidas para el interrogatorio en el proceso (art. 301) y el
Destaca el penúltimo inciso del art. 210 que "el juez hará constar en el acta
cuáles son los hechos susceptibles de confesión contenidos en el interrogatorio
escrito ... que se presumen ciertos".
para Ahora
llevar abien,
cabosilaladiligencia.
excusa es admitida, procederá a señalar nueva fecha y hora
contenido.
4. CONTENIDO DEL TÍTULO EJECUTIVO
El título ejecutivo debe demostrar al rompe, la existencia de prestación en
beneficio de una persona. Es decir, que el obligado debe observar en favor de su
acreedor una conducta de hacer, de dar o de no hacer, o dos de ellas combinadas,
o las tres, en fin, depende del alcance del negocio jurídico celebrado o de lo
dispuesto en el fallo, pero, en todo caso, no se ha ideado como contenido de una
obligación una conducta jurídicamente sancionada que pueda ser diferente de las
señaladas; por lo tanto, en el título ejecutivo necesariamente debe plasmarse una
obligación de dar, de hacer o de no hacer que debe ser expresa, clara y exigible,
requisitos se reitera, predicables de cualquier título ejecutivo, no importa su
origen.
El ser expresa la obligación, implica un requisito que se puede entender
mejor si analizamos etimológicamente el concepto. El vocablo expresar, de a-
cuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, significa
"manifestar con palabras lo que uno quiere dar a entender" y expreso lo que es
8
"claro, patente, especificado", conceptos que aplicados al del título ejecutivo
implican que se manifieste con palabras, quedando constancia escrita y en forma
inequívoca de una obligación; de ahí que las obligaciones implícitas y las presun-
9
{tas, salvo que la ley disponga lo contrario, no son demandables por vía ejecutiva.
Como complemento se exige, con redundancia, pues se acaba de ver que el
ser expreso conlleva la claridad, que la obligación sea clara, es decir que sus
¡er expieosconstitutivos,
elementos — sus alcances, emerjan con toda perfección de la lectura
elementos constitutivos, sus aicaiu,^,, —'nnnrio
— n:
de la lengua española, 21" ed., Madrid
8 Real Academia Española de la Lengua, Diccionario de la lengua española, 21" ed., Madrid,
10 PARRA QUUANO Jairo, Derecho Procesal Civil, Parte Especial, Librería del Profesional, Bogo-
tá, 1995, página 265, advierte que "La obligación no es expresa cuando haya de hacer explicacio-
nes, deducciones o cualquier otro tipo de rodeos mentales para explicar que es lo que "virtualmente"
contiene. En otras palabras, no prestará mérito ejecutivo la obligación virtual. Si se permitiera
ingresar al ejecutivo con una obligación de este tipo, prácticamente el requisito de expreso habría
que predicarlo del intérprete y no de la obligación, lo que resultaría atentatorio de los derechos del
ejecutado que tendría que recurrir y defenderse de construcciones mentales y no de realidades
manifiestas", anotaciones que comparto.
11 Corte Suprema de Justicia, sentencia del 31 de agosto de 1942, "G. J.", t. LIV, pág. 383.
12 MORALES MOLINA Hernando, ob. cit., Parte especial, pág. 157 y 158.
LC
• - INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Por eso, debe leerse así el artículo 489: "Diligencias previas.- En la demanda
ejecutiva se podrá pedir que previamente se ordene el requerimiento para consti-
tuir en mora al deudor, o la notificación de la cesión del crédito o de los títulos
ejecutivos a los herederos.
sobra la notificación.
13 Corte Suprema de Justicia, casación del 2 de mayo 1941, "G. t. LI, pág. 256.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 433
Por eso, debe leerse así el artículo 489: "Diligencias previas.- En la demanda
ejecutiva se podrá pedir que previamente se ordene el requerimiento para consti-
tuir en mora al deudor, o la notificación de la cesión del crédito o de los títulos
ejecutivos a los herederos.
13 Corte Suprema de Justicia, casación del 2 de mayo 1941, "G. t. LI, pág. 256.
434 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
5.5. Manera como debe proceder el juez al notificar las diligencias previas
Algunos de nuestros jueces, imbuidos por esa mentalidad formalista que, en
veces llevada a extremos, donde impera el culto a la forma por respeto sólo a ella,
una vez surten la diligencia previa correspondiente, recuérdese, único requisito
que falta para que pueda ser proferido el mandamiento de pago, dan por termina-
da la misma, y el secretario procede a ingresar el proceso al despacho para, luego
de un tiempo que varia, de acuerdo con la mayor o menor eficiencia del respecti-
vo juzgado, proceder a dictar el mandamiento de pago, con lo cual se reinicia el
angustioso itinerario de pagar la notificación y esperar que ésta se realice, cuando
lo que la lógica elemental indica, en un bien entendido desarrollo del principio de
la economía procesal, es que una vez agotada la diligencia previa, de inmediato se
debe dictar el mandamiento de pago, el que se notifica en ese mismo momento al
ejecutado y, dado que normalmente está presente la parte ejecutante, también a su
apoderado.
jurídica y no física. Pueden existir títulos ejecutivos simples -los que constan en i
un solo documento, como una letra o un pagaré-, pero nada impide que el título F
ejecutivo esté integrado por varios que en su conjunto muestran la existencia de
la obligación con las características previstas en el art. 488 del C. de P. C, que
permiten adelantar el proceso de ejecución, pues lo que cuenta es que del escrito j
o del conjunto de documentos complementarios surja una obligación clara, expre- j
sa y exigible. f
Es más, en algunos casos el título ejecutivo no puede ser simple, unitario
físicamente, sino que necesariamente es compuesto, como sucede con las obli-
gaciones sometidas a condición, en las que a más del documento en que constan,
debe acompañarse la prueba de que ocurrió la condición, como claramente lo
dispone el art. 490 al ordenar que: "Si la obligación estuviere sometida a condi-
ción suspensiva, a la demanda deberá acompañarse el documento público o priva-
do auténtico, la confesión judicial del deudor rendida en el interrogatorio previsto
en el art. 294, la inspecpión judicial anticipada o la sentencia, que pruebe el
cumplimiento de dicha condición".
Esta norma no exige perentoriamente una de esas pruebas sino la que obtenga
el acreedor y sea pertinente según el caso; es más, según el art. 494 del C. de P.
C, el título ejecutivo para dar efectividad a obligaciones de no hacer, necesaria-
mente debe estar acompañado de "la prueba de la contravención por cualquiera de
los medios contemplados en el art. 490", todo lo cual pone de presente que la idea
de que la unidad jurídica del título ejecutivo debe coincidir con la unidad física,
es equivocada como la que más.
Al respecto abundan los ejemplos. Así, si se dicta un auto que impone con-
dena in genere y que se concreta en la actuación de que trata el art. 307, el título
ejecutivo estará físicamente compuesto de dos providencias: la que impuso la
condena y el auto aprobatorio de su concreción; la demanda ejecutiva con base en
el art. 1053, num. 3 del C. de Co., implica allegar la póliza y la prueba de que se
presentó reclamación a la aseguradora; el incumplimiento de la promesa de venta
de un inmueble, en cuanto a la no asistencia a suscribir la escritura, implica, a
más de acompañar la promesa, la certificación expedida por el notario acerca de
la no comparecencia de una de las partes o la escritura que se acostumbra para
dejar fe de esta circunstancia.
En resumen, si se cumplen los requisitos para que un documento escrito sea
título ejecutivo, bien se ve que aplicando los criterios contenidos en el art. 488,
salvo situaciones especiales taxativamente contempladas en la ley, la vía procesal
adecuada para obtener la efectividad de la obligación es la del proceso ejecutivo,
independientemente de que el documento sea una letra, un cheque o un pagaré
como equivocadamente se entiende en nuestro medio. Los títulos valores ameri-
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
tan tal vía porque cumplen con las condiciones del art. 488 del C. de P. C.
Cualquier otro documento escrito que igualmente los reúna permite adelantar este
proceso. Si cada caso concreto se estudia y enfrentado al art. 488 resiste el
análisis, la vía procesal será la ejecutiva. De lo contrario procederá el juicio
ordinario o será indispensable reunir previamente los requisitos que falten para
integrar el título ejecutivo.
14 Estas medidas son de suma trascendencia, porque la práctica muestra que la inmensa mayoría
de los procesos de ejecución terminan con la efectividad de aquéllas, pues el deudor al que le son
embargados y secuestrados sus bienes, normalmente busca la forma de cancelar su obligación. Por
ello afirmo que las medidas preventivas, por su oportunidad y eficacia, dan al proceso ejecutivo
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN I 437
tan tal vía porque cumplen con las condiciones del art. 488 del C. de P. C.
Cualquier otro documento escrito que igualmente los reúna permite adelantar este
proceso. Si cada caso concreto se estudia y enfrentado al art. 488 resiste el
análisis, la vía procesal será la ejecutiva. De lo contrario procederá el juicio
ordinario o será indispensable reunir previamente los requisitos que falten para
integrar el título ejecutivo.
7. EL P R O C E S O E J E C U T I V O SINGULAR
14 Estas medidas son de suma trascendencia, porque la práctica muestra que la inmensa mayoría
de los procesos de ejecución terminan con la efectividad de aquéllas, pues el deudor al que le son
embargados y secuestrados sus bienes, normalmente busca la forma de cancelar su obligación. Por
ello afumo que las medidas preventivas, por su oportunidad y eficacia, dan al proceso ejecutivo
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
toda la importancia que reviste y hacen que se cumpla la obligación no atendida en oportuni-
dad pues en nuestro medio las personas normalmente renuentes a pagar, no obstante que el acree-
dor'agota los medios extrajudiciales de cobro, pagan al ser embargados y secuestrados sus bienes.
J! DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 439
Es de advertir que luego de la reforma que la ley 794 de 2003 introdujo al art.
505 del C. de P. C, se podría asumir que al ser derogado el inciso segundo, donde
se obligaba a anexar copia de la demanda ejecutiva y de sus anexos al ser presen-
tada la misma, al prescribir que "Cuando se notifique al ejecutado el m a n d a -
miento de pago, debe entregársele copia de la demanda y de sus anexos. El
incumplimiento fle este requisito sólo p o d r á alegarse p o r vía de reposición",
no es menester cumplir esa formalidad.
sobre ella se generan. Esto permite al demandante diversas opciones para elaborar
su demanda ejecutiva, según el interés prevalente que le motive en ese momento.
Esta facultad, consagrada en favor del acreedor, hace más evidentes las gra-
ves consecuencias que corre el deudor por no atender oportunamente las obliga-
ciones a su cargo, pues ya no podrá cumplir la obligación en la forma original-
mente establecida: si es demandado ejecutivamente y quiere cumplir, por ejem-
plo, entregando las cabezas de ganado a las que se comprometió y el acreedor
opta por los perjuicios compensatorios, no cuenta con ningún instrumento legal
que le permita obligar al acreedor a recibir esos bienes.
Finalmente, también se puede dar el caso del acreedor que no está interesado
en hacer cumplir la obligación que consta en el título ejecutivo ni en la forma
pactada ni acudiendo al subrogado pecuniario, porque opta por la resolución del
contrato (arts. 1546 del C. C. y 870 del C. de Co.). Si ese es su deseo debe acudir
al proceso ordinario para obtener la resolución y las condenas adicionales por
perjuicios, porque el proceso de ejecución se ha instituido para obtener el cumpli-
miento de obligaciones y no la resolución de contratos.
4
En efecto, numerosos jueces exigían por entender que esto lo requería el art.
498 que se indicara en la demanda de manera concreta la tasa de interés que debía
pagar el demandado, lo que en muchos casos no era posible, debido a que en la
15 Igualmente es necesario recalcar que si una norma señala expresamente los intereses, como
acontece con el art. 1080 del C. de Co., que los establece para las obligaciones derivadas del
contrato de seguro y a cargo de la aseguradora en "un interés moratorio igual al certificado como
bancario corriente por la Superintendencia Bancaria aumentado en la mitad", ante esa expresa
limitación legal no es posible solicitar cifra diferente ni demandar ejecutivamente otros perjuicios
dado que éstos son, tratándose de obligaciones en dinero, precisamente los intereses.
442 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Otro aspecto, que también hace relación con los intereses en el proceso de
ejecución, es el del cobro' de intereses sobre los intereses, que reglamenta el art.
886 del C. de Co. Esta norma ha sido objeto de severas críticas por cuanto se
afirma que fomenta la usura y el enriquecimiento ilícito. Quienes lo afirman, no
ven que el no pago de los intereses priva al acreedor de una justa retribución
sobre su dinero e impide el indebido enriquecimiento del deudor y que son acep-
tables, siempre y cuando se ajusten a la preceptiva del art. 886 del C. de Co., pues
cosa diversa es que se le quiera dar aplicación a esta norma cuando la ley no lo
permite.
máxima prevista para el interés de mora, por cuanto, como ya se dijo, constituyen
sumas de dinero de las que el acreedor se ve privado por el incumplimiento del
deudor, sólo que para tener derecho a ellas la demora del deudor debe ser mayor
de un año y aparecer la obligación cierta, tal como acontece con las que están
ae un auv „ j
contenidas en un título ejecutivo.
Pasando a otro aspecto de las pretensiones en demanda ejecutiva, por una
errada asimilación de lo previsto en el artículo 308, algunos sostienen que dentro
del proceso de ejecución es posible demandar para que dentro del mandamiento
ejecutivo se disponga lo atinente a la actualización del capital cobrado por deva-
luación de la moneda, posibilidad que, salvo una excepción, no es pertinente
dentro del proceso ejecutivo.
Recuérdese que el proceso ejecutivo no está destinado para declarar obliga-
ciones sino para hacerlas efectivas; por tal razón, no es pertinente solicitar que
además de proferir el mandamiento de pago por el capital se realice la declaración
concerniente a la devaluación de la moneda, porque esa manifestación no es
propia de esta actuación, pues únicamente cuando la obligación de pagar actuali-
zada aparece de manera expresa en el título ejecutivo es cuando se puede, dentro
del proceso ejecutivo hacerlo.
del proccsu b j ^ u u
Es el caso cuando el título ejecutivo es una providencia (auto o sentencia) de
condena donde expresamente se haya ordenado pagar una suma con la correspon-
diente devaluación monetaria, hipótesis en la cual es posible, por expresa permi-
sión del inciso final del art 308 del C. de P. C. solicitar que la actualización se
haga en el proceso que se adelante para su cobro, evento en el que las bases para
hacerlo están dadas en la sentencia que se quiere hacer cumplir, la cual necesaria-
mente tuvo que actualizar la condena hasta la fecha de ella, de modo que sólo
comprenderá lo que viene, como lo dice el artículo "en el lapso comprendido
entre la fecha de la sentencia definitiva y el día de pago".
"pago de una suma de dinero, o a la entrega de cosas muebles que no hayan sido
secuestradas".
Se ha pretendido, sobre la base de que es una modalidad de obligaciones de
hacer, insistir en la procedencia del proceso ejecutivo para la entrega de bienes
inmuebles, cuando se trata de ejecutar un fallo arbitral que decide en torno a la
terminación de contratos de arrendamiento, que por expresa permisión del art.
114 de la ley 446 de 1998 se pueden solucionar a través "de la justicia arbitral,
pero los aspectos de ejecución que demanden las condenas en los laudos deberán
tramitarse ante la jurisdicción ordinaria".
Y es que, se piensa que como los arbitros tan sólo pueden llegar, en el caso
anterior, a declarar terminado el contrato y disponer la restitución de un inmueble,
para obtener efectivamente ésta, se debe acudir al proceso de ejecución por obli-
gación de hacer. En absoluto, tal como lo dice el art. 114 de la ley 446 de 199S,
para la ejecución se aplican las reglas generales y en la hipótesis planteada basta
acudir al juez civil del circuito del lugar donde funcionó el tribunal de arbitramen-
to (art. 16 num. 11, C. de P. C.) y solicitarle que señale fecha para llevar a cabo
la entrega, de ser ello posible, pues no puede perderse de vista que se trata de
aplicar el art. 424, parágrafo quinto, que dice como se cumple esta sentencia y
que remite al art. 338 en caso de oposición.
Es más, la misma ley 446 de 1998 en el art. 69, al regular la conciliación
sobre inmuebles arrendados señala que "Los centros de conciliación podrán soli-
citar a la autoridad judicial que comisione a los inspectores de policía para reali-
zar la diligencia de entrega de un bien arrendado, cuando exista incumplimiento
de un acta de conciliación, con un acta (sic) al respecto", lo cual confirma la tesis
de lo superfluo que resulta el proceso de ejecución, porque se trata de hipótesis
similar, de manera que basta solicitar la diligencia de entrega ante el correspon-
diente juez.
7.1.4. Obligaciones de hacer
Respecto de las obligaciones de hacer, el art. 493 contempla un sistema
similar al de las de dar, al permitir demandar los perjuicios moratorios y es-
timarlos bajo juramento si no estuvieren pactados. En los dos casos que comento
(dar y hacer) el demandante quiere el cumplimiento en la forma originalmente
establecida, circunstancia que no debe confundirse con la del art. 495, que le
permite al demandante pedir, en lugar de la prestación de dar o hacer en su
* contenido original, los perjuicios compensatorios, estimándolos bajo juramento
en cantidad líquida de dinero, pudiendo demandarlos en forma subsidiaria cuando
el demandado dentro del plazo que el juez le señala no cumpla la obligación en la
forma originalmente establecida en el mandamiento de pago.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN *f 447
o
Adicionalmente el inc. 2 del art. 495 dispone que "Cuando el demandante
pretenda que la ejecución prosiga por perjuicios compensatorios en caso de que el
deudor no cumpla la obligación en la forma ordenada en el mandamiento ejecuti-
vo, deberá solicitarlo subsidiariamente en la demanda, tal como se dispone en el
inciso anterior". En esta" hipótesis el demandante quiere que se le cumpla la
prestación en la forma originalmente pactada, pero previendo la posibilidad de
que el deudor no acepte la orden del juzgado o no se allane a cumplir, estima el
valor compensatorio y los intereses de la prestación en su forma original, conduc-
ta prudente, pues a más de la celeridad del proceso, se obtiene la seguridad de que
el juez no lo declare terminado al aplicar el inciso final del art. 495, a cuyo tenor
cuando se ha demandado la prestación en la forma pactada y el deudor no cumple
y no se ha hecho la petición en forma subsidiaria, se declarará terminado el
proceso por auto que no admite apelación.
curso como si fuera una obligación de dinero. Adviértase que en este caso es
viable demandar la destrucción y en subsidio los perjuicios.
De otra parte se debe advertir que el término de ejecutoria (tres días) también
se empieza a contabilizar el día hábil siguiente al de la notificación del manda-
miento ejecutivo, en forma tal que a partir de entonces corren conjuntamente
varios términos: entre otros el de ejecutoria (tres días), para proponer excepciones
(diez días) y el señalado para el cumplimiento de la obligación (cinco días o el
que el juez señale en los casos en que le es permitido hacerlo).
Naturalmente, se debe tener presente que ante la variación que presentan las
tasas de intereses corrientes y de mora, cuando éstas no se han especificado en el
título ejecutivo, en cuanto a su monto podrá referirse el mandamiento a lo que
certifique la Superintendencia Bancaria, evento en el cual la tasa no queda deter-
minada pero sí determinable, tal como lo prevé el ya explicado inciso final del art.
494 del C. de P. C.
Téngase muy presente que la nueva redacción, pues se trata de una reforma
que trajo la ley 794 de 2003 parte de un supuesto y es el de que se haya pactado
que la suma a convertir será la equivalente en pesos al día del pago, porque si
452 iNSTrrucioNES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
existe otro tipo de acuerdo, ejemplo, la cantidad pasada a pesos el día de exigibi-
16
tivo".
•* Se observa que en este caso excepcional, el término que señala el juez para
que se cumpla con lo ordenado no corre a partir de la notificación del manda-
miento ejecutivo sino de su ejecutoria.
Para ladeentrega
-j^jtivo, de muciw
donde se los bienes
—
se estará ante todo a lo previsto en el título
M
ejecutivo, de donde
donde la entrega se infiere
debe que si elsejuez
ser realizada, competente
librará despacnuno^—
es el mismo del lugar
donde la entrega debe ser realizada, se librará despacho comisorio para efectuarla.
No obstante, si la entrega no es posible realizarla en el sitio pactado, se hará
nn
— oosible realizarla en el sitio pactado, se haré
PS
en la sede del juzgado, hipótesis en la cual estimo que el -i demandado
-^mandado debe
debe acredi-
acredi
tar al menos sumariamente la imposibilidad para entregar en el sitio originalmen-
te señalado, y será únicamente a través del recurso de reposición que podrá
Aonarsc «el sitio de entrega.
cuestionarse „ e d e cuando se v « » -
r n c
Paso ahora a analizar cómo se procede cuando se van a entregar los bienes.
• ^-i '•«mandante — - - Í K Í S S
L e » o no comparece o se niega a recibirle
---*•*» v declara cumplk
s t a
s t a
da, razón
dar razón válida
válida alguna,
alguna,»,~
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s i n u
.. , „ t r . aue ordene cump e ,
mandamiento ejecuu
452 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
existe otro tipo de acuerdo, ejemplo, la cantidad pasada a pesos el día de exigibi-
lidad de la obligación, se estará siempre a lo acordado. i
Recuérdese también que el juez debe estar atento en señalar el monto de los
intereses de acuerdo con lo solicitado o en la que considere legal, de modo que si
la solicitud es notoriamente ilegal, ejemplo se piden intereses a la tasa del 50%
anual cuando los máximos moratorios permitidos son, por ejemplo, el 34% anual,
debe sin negar el proferimiento de la providencia, reducirlos a la tasa adecuada tal
como lo impone el art. 597 del C. de P. C.
7.2.2. El mandamiento ejecutivo por obligaciones de dar bienes muebles
diversos a dinero
El mandamiento ejecutivo tratándose de obligaciones de dar especies mue-
bles o bienes de género distinto de dinero, está previsto en el art. 499 que en su
numeral 1, expresa que, a más de disponer la obligación de pagar los perjuicios
moratorios si el demandante los hubiere pedido, "el juez ordenará al demandado
que entregue al demandante los bienes debidos en el lugar que se indique en el
título, si ello fuere posible, o en caso contrario en la sede del juzgado, para lo cual
señalará un plazo prudencial a partir de la ejecutoria del mandamiento ejecu-
16
tivo".
Se observa que en este caso excepcional, el término que señala el juez para
que se cumpla con lo ordenado no corre a partir de la notificación del manda-
miento ejecutivo sino de su ejecutoria.
i
16 La expresión final de la norma "o de la notificación del auto que ordene cumplir lo resuelto
por el superior, según fuere el caso", está derogada porque a partir de la ley 794 de 2003 el
mandamiento ejecutivo no admite recurso de apelación.
! R
D E L PROCESO DE EJECUCIÓN i 45á
Por eso es deber adicional del ejecutante elaborar, si es que no existe creado
por las partes la respectiva minuta y en un todo de acuerdo con lo previsto en el
título ejecutivo, el proyecto de documento o minuta que deberá suscribir el juez
caso de que haya lugar a hacerlo, con lo cual se permite que desde el comienzo
del proceso pueda debatirse todo lo que concierne con la obligación y su concre-
ción documental.
«
Ahora bien, si el proyecto de documento ya existe o la minuta se presentó (lo
que es usual en el caso de promesas de venta de inmuebles), se allegará el mismo
o copia de él, pues de lo que se trata es que se conozca desde un comienzo el
alcance de las estipulaciones que el juez, de ser el caso, firmará ante la renuencia
del ejecutado a hacerlo y se pueda debatir en el desarrollo de las excepciones
perentorias no únicamente la obligación de suscribir o no el documento sino los
alcances del mismo, de manera tal que si el juez va a firmarlo, está superado todo
debate acerca de su contenido.
El inciso segundo del art. 501 establece un caso excepcional en que el man-
damiento de pago está condicionado a la práctica de medidas preventivas. Bien
sabido es que una ejecución con base en garantías personales, se puede adelantar
sin llevar a cabo embargos o secuestros y no son estas cautelas en cuanto a su
práctica, condicionantes para dictar el mandamiento ejecutivo; empero, esta nor-
ma dispone que si la obligación de suscribir un documento implica "transferencia
de bienes sujetos a registro o la constitución de derechos reales sobre ellos, para
que pueda dictarse mandamiento ejecutivo será necesario que el bien objeto de la
escritura se haya embargado como medida previa, y que se presente certificado
que acredite su propiedad en cabeza del ejecutado"; si se trata de bienes muebles
no sujetos a registro, para proferir el mandamiento de pago también es necesario
su secuestro porque, según el mismo artículo, "para que el juez pueda ordenar la
suscripción de escritura o documento que verse sobre bienes muebles no sujetos
a registro, se requiere que éstos hayan sido secuestrados como medida previa",
458 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Ahora bien, ¿una vez suscrito el documento que realiza la transferencia del
derecho de dominio o de otro derecho real (como en la constitución del usufruc-
to), puede el juez, a más de firmar el documento, proceder a su entrega material?
La hipótesis planteada en el anterior interrogante se resuelve de manera afirmati-
va, pues el art. 501 otorga las herramientas necesarias para, en aquellos casos en
los cuales del documento aportado como título ejecutivo, surja además la obliga-
ción de realizar la entrega material del bien sobre el cual versa el proceso, pueda
D E L PROCESO DE EJECUCIÓN 459
En efecto, el inciso segundo del art. 501 señala en su segunda parte que: "El
ejecutante podrá solicitar en la demanda que simultáneamente con el manda-
miento ejecutivo se decrete el secuestro del bien y, si fuere el caso, su entrega una
vez registrada la escritura".
En efecto, cuando se indica que: "Para que el juez pueda ordenar la sus-
cripción de escritura o documento que verse sobre bienes muebles no sujetos a
registro, se requiere que éstos hayan sido secuestrados como medida previa", esa
orden no es nada diversa al mandamiento ejecutivo, pues la hipótesis es la misma
que para los bienes sometidos a registro, sólo que para éstos se tiene la certeza
acerca de quien es el titular del derecho de dominio con el embargo, mientras que
para los restantes bienes será con el secuestro, de modo que si éste no se lleva a
efecto porque prospera una oposición, no se podrá proferir el mandamiento ejecu-
460 INSTITUCIONES DE DERE^O^
/lr\ t
tivo, de idéntica manera como no se puede hacer cuando el embargo no se regis-
tra, salvo el evento de que se haya pedido la ejecución por perjuicios, en subsidio,
tal como adelante se comenta.
Debemos cuidarnos de pensar que la orden a la cual se refiere la norma es la
sentencia, porque no tendría objeto proceder al secuestro después de ella y, caso j
de que no se localice el bien o que prospere la oposición, en suma que se imposi-
bilite el secuestro, encontrar que se perdió lastimosamente todo el curso del
proceso, con el agravante de que en tal altura del mismo ya no se podrá optar por
los perjuicios compensatorios. j
o
Como el inc. 3 del art. 501 del C. de P. C, señala que: "No será necesario el
certificado de propiedad cuando se trate de actos referentes a terrenos baldíos
ocupados con mejoras, ganados u otros medios de explotación económica o de la
!
posesión material que el demandado ejerza sobre inmuebles de propiedad privada
sin título registrado a su favor", y el documento que debe suscribirse (enajenación
de mejoras) se refiere a*un bien sobre el cual el demandado no tiene ningún
derecho real, mal puede pedírsele al demandante que allegue el certificado de
tradición.
o
No obstante, la exigencia que hace el mismo inc. 3 de la norma ("pero en
estos casos se acompañará el certificado del registrador de instrumentos públicos
acerca de la inexistencia del registro del título a favor del demandado") me parece
de muy difícil cumplimiento porque al registrador le tocaría estudiar todos los
folios de matrículas inmobiliarias para expedir tal certificado, circunstancia que
en la práctica lo llevará a que certifique que no puede certificar, como sucede en
el caso del art. 407, comentado cuando se estudió el proceso de pertenencia, la
que cumple con la exigencia de la disposición, por las mismas razones allí ex-
puestas.
Aun cuando la norma nada dice, considero que previo al mandamiento de
pago el juez debe cumplir la diligencia de secuestro de tales mejoras, pues de no
ser así corre el riesgo de adelantar un proceso en el vacío y al fin y al cabo se trata
de una modalidad de suscripción de documentos que versan sobre bienes no
sometidos a registro.
7.2.4. Mandamiento ejecutivo por obligaciones de no hacer
El mandamiento ejecutivo por obligaciones de no hacer implica que el juez
otorgue un plazo al demandado para que destruya lo hecho cuando así lo ha
solicitado el demandante. En estos casos el demandante puede optar por estimar
los perjuicios y si el demandado no destruye lo hecho lo podrá hacer el deman-
dante, para lo cual se observará el trámite previsto en el art. 502: se contratará a
un tercero que ejecute la destrucción, y el contrato lo debe aprobar el juez. Las
DEL PROCESO
— u nDE EJECUCIÓN
tUKCUCIÓN
Si el ejecutado considera que es del caso aplicar el art. 1612 del C. C, porque
ya no es necesaria la destrucción para obtener la finalidad que se persiga con el
contrato primitivo, pues ella puede cumplirse por otros medios, debe proponer la
correspondiente excepción dentro del término apto para hacerlo, plazo dentro del
cual podrá presentar cualquier otro hecho exceptivo que tenga.
por éstos.
7.3. El incidente de regulación de perjuicios
Ya se vio que en todos los casos de demanda ejecutiva por obligaciones
diferentes a las de dinero, se pueden estimar los perjuicios, tanto moratorios como
compensatorios, cuando el demandante, tratándose de éstos últimos, decide no
exigir el cumplimiento de la obligación en los términos inicialmente pactados, o
queriendo el cumplimiento en la forma estipulada prevé que el demandado no lo
hará, y en subsidio estima los perjuicios compensatorios y moratorios en la misma
demanda, tal como dispone el art. 495 del C. de P. C.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 463
Pues bien, esa estimación, que depende exclusivamente del buen criterio del
demandante consultando la realidad económica del concreto evento, no podrá
hacerse efectiva respecto del ejecutado sin que éste tenga la oportunidad de cues-
tionarla, que es precisamente el término para proponer excepciones. En tal caso la
petición se tramitará como incidente, salvo que también se hayan formulado
excepciones perentorias ya que en esta hipótesis "la objeción se tramitará conjun-
tamente con éstas", pues así lo dispone el art. 506 del C. de P. C.
17 El art 506 del C. de P. C, antes de la reforma que le introdujo el decreto 2282 de 1989, previo
en caso de no demostración de los perjuicios, la expresa posibilidad de acudir al proceso ordinario,
o sea que el efecto era sólo cerrar la vía ejecutiva. Ahora se pierde el derecho.
464 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Debe quedar muy claro, que si dentro del trámite para probar el monto de
los perjuicios estimados se establece una cuantía inferior a la estimada, el proce-
so proseguirá por el monto acreditado, pues sería un exabrupto sostener que debe
probarse exactamente lo jurado; en absoluto, si es menor lo establecido, simple-
mente el ámbito monetario del proceso se reducirá, sin que se altere la compe-
tencia.
En todo caso, en hipótesis como la anterior debe el juez aplicar el inciso
segundo del art. 211 del C. de P. C, el cual dispone que "Si la cantidad estimada
excediere del doble de la que resulte en la regulación, se condenará a quien la
hizo a pagar a la otra parte, a título de multa, una suma equivalente al diez por
ciento de la diferencia", o sea que en el evento como el explicado puede seguir la
ejecución por el monto del perjuicio efectivamente demostrado pero al imponerse
la multa del diez por ciento sobre la diferencia, puede presentarse la posibilidad
de compensar total o parcialmente la obligación ejecutada, pues esta multa es en
favor del demandado y una vez ejecutoriada la providencia que la impone surge
#
un crédito en su favor.
Cabe advertir, finalmente, que cuando el ejecutado no sólo objeta la estima-
ción de los perjuicios sino que también propone excepciones perentorias, por
disposición del inciso final del art. 506, no se tramitará un incidente porque "la
objeción se tramitará conjuntamente con éstas" y, naturalmente, será resuelta en
la sentencia si a ello hubiere lugar, porque de prosperar alguna excepción peren-
toria que le ponga fin a la ejecución sobra pronunciamiento sobre el tema de la
objeción a los perjuicios estimados, de manera tal que en esta hipótesis bien
puede suceder que el juez no obstante declarar no probadas las excepciones
perentorias declare terminado el proceso en el evento de que no se haya probado
el juramento esfimatorio objetado.
Un ejemplo ilustra la hipótesis: Carlos como demandante de una obligación
de construir una casa opta por los perjuicios compensatorios y estima el valor de
la misma en cien millones de pesos. El ejecutado presenta la excepción perentoria
de prescripción de la acción y, además, objeta la estimación de perjuicios. Ade-
lantado el trámite propio de la excepciones el juez declara no probada la excep-
ción de prescripción y, además, atendiendo a que Carlos no probó el monto de los
perjuicios, declara extinguida la obligación.
Es de resaltar, para culminar con la explicación del art. 506, que en algunas
hipótesis el proceso puede proseguir no obstante que se declara extinguida la
obligación y "terminada la ejecución en lo referente a aquellos", debido a que el
proceso "continuará por las demás pretensiones, si fuere el caso", de modo que
se trata de señalar algunos eventos de cuando puede ser el caso de esa no cul-
minación.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 465
I
466 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
del crédito», pues se podría entender que la disposición sólo se refiere a las
obligaciones en dinero. El término valor del crédito, utilizado por el art. 507, no
puede entenderse en el estricto sentido de sumas de dinero, sino de objeto de la
obligación; piénsese que el demandado pague con las cien cabezas de ganado que
estaba obligado a entregar y objete la condena en costas, y se verá que la disposi-
ción comprende toda clase de obligaciones. Esta conclusión se desprende, ade-
o
más, de la parte inicial del mismo inc. I del art. 507, que habla de «cumplida la
obligación».
2) Caso de que el ejecutado no decida cumplir con lo dispuesto en el manda-
miento de pago la primera conducta que puede esperarse del demandado es que
solicite la reposición del mandamiento de pago, recurso que está dirigido a cues-
tionar la existencia del título ejecutivo por cualquiera de sus aspectos o hace valer
alguna causal de excepción previa, dado lo dispuesto en el art. 509.
Si prospera la reposición interpuesta contra el mandamiento ejecutivo y es
menester revocarlo, por disposición del art. 505, in fine, se condenará al ejecutan-
te en costas y al pago de los perjuicios que con su actuación se hayan podido
ocasionar y, además, por aplicación del art. 687, num. 4, del C. de P. C, si se han
efectuado medidas preventivas se ordenará su inmediata terminación, pues ejecu-
toriado el auto que revoca el mandamiento ejecutivo el proceso termina.
18 En la pasada edición de esta obra se reseña con detalle toda la polémica que surgió de la
solución adoptada por el decreto 2282 de 1989 respecto a quién notificaba, cuando debía hacerlo,
así como las críticas a vincular a un supuesto ejecutado a un proceso donde en principio se negaba
la vía ejecutiva, por lo que se optó por la supresión advertida, considerando además, lo excepcional
de los eventos en que esto sucedió.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
468
Es este un aspecto que hasta antes de la vigencia del decreto 2282 de 1989
había generado polémica, pues se indicaba por algunos que la reforma no era
a
posible dentro de las ejecuciones, de ahí que en la 4 edición de esta obra advertí
que "sería conveniente consagrar una disposición que definiera lo atinente a la
corrección de la demanda en el proceso de ejecución, para zanjar así las dudas
9
que existen al respecto",' lo que en efecto se hizo dentro del artículo 89 del C. de
P. C, donde de manera nítida se establece que: "En los procesos ejecutivos, la
reforma podrá hacerse a más tardar en los tres días siguientes al vencimiento del
término para proponer excepciones".
Sólo resta agregar que será viable reformar la demanda desde cuando se ha
notificado el mandamiento ejecutivo, hasta tres días después de vencido el plazo
para proponer excepciones, o sea los diez días a los que se hizo mención, sin que
importe para nada que se hayan propuesto o no excepciones, pues el derecho a
reformar la demanda no está condicionado por la circunstancia de que se haya
hecho uso de ese derecho, lo cual pone de presente que para efectos de ingresar el
proceso al despacho del juez, para lo que sea pertinente, debe el secretario esperar
a que venzan los diez días con que se contaba para proponer excepciones y tres
más, que es el plazo máximo para poder reformar el libelo.
LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones, parte especial, 4" ed., Ed. Temis, 1 9 8 9 , pág. 3 0 1 .
4*3% INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
sujeción perseguida por el demandante como resultado concreto del proceso por
él provocado". En otros términos, la excepción busca evitar que prosperen las
pretensiones aducidas por el demandante, enervarlas.
La excepción persigue desconocer el derecho en que el demandante fun-
damenta su pretensión o la declaración de que ésta no se ejerce dentro de la
oportunidad debida. Por ello, soy partidario de la tesis que niega el carácter de
excepción a las denominadas "excepciones previas", pues éstas son simples me-
didas de saneamiento del proceso y no buscan que se desestimen las pretensiones
aducidas.
Y es tan evidente lo anterior que si se acepta que la excepción es conducta
propia de la parte demandada, se observa que los hechos que se tipifican como
: excepciones previas perfectamente los puede alegar aún el demandante o recono-
20 CLARIA OLMEDO Jorge A., Derecho procesal, 1.1, Buenos Aires, Depalma, 1 9 8 2 , pág. 3 1 4 .
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN ^ ^ V r ^ H 471
cer el juez de oficio, como causales de nulidad, dado que tal como lo~"señala
2 1
DEVIS "Los impedimentos procesales se refieren a los simples defectos de pro-
cedimiento, o a la falta de algún presupuesto procesal de la acción o previo del
juicio o del procedimiento.
"No se trata propiamente de excepciones, aun cuando nuestro Código, lo
mismo que el español y varios más de Sudamérica, impropiamente dan a los
impedimentos procesales la denominación de excepciones dilatorias" o previas,
que es lo mismo.
No obstante, en Colombia se insiste en mantener la denominación sin va-
22
riación alguna, porque se siguió el criterio que, en la Relación Grandi referente
al empleo de nuevas acepciones por el legislador se plasmó, el cual hallé atinado
en un principio, para atemperar el impacto de los cambios acerca del empleo de
ancestrales términos, pero creo ya es hora de revaluar; allí se advirtió: "También
en cuanto a la terminología se han evitado los excesivos tecnicismos y las inno-
vaciones que no fueran indispensables. El lenguaje de un Código debe estar, en lo
posible, al alcance de la gente común; y no sirve agravar el esfuerzo que la
práctica tiene que realizar para acostumbrarse a la nueva ley, con modificaciones
de terminologías que no estén estrictamente exigidas por innovaciones en la sus-
tancia".
21 DEVIS ECHANDÍA Hernando, Estudios de derecho procesal, tomo i, Bogotá Edit. ABC, 1979,
pág. 425.
22 Relación Grandi, N° 19, citada por CALAMANDREI Fiero, Los estudios de derecho procesal en
Italia, Ed. Ejea, Buenos Aires 1959, pág. 83.
a
23 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones de derecho procesal civil colombiano; 8 edición,
Bogotá, Dupre Editores, 2002, páginas, donde se encuentra el estudio del tema con mayor amplitud.
472 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
excepciones que requieren petición de parte sino, también, toda otra excepción
perentoria que el demandado tenga contra las pretensiones de la demanda, pues
aunque el juez las puede reconocer de oficio, por la índole de las relaciones que
se debaten es una carga que corresponde al demandado y, de no cumplirla, sólo
excepcionalmente podrá el juez declarar oficiosamente probada una excepción, ya
que es el demandado quien conoce los hechos y sabe cuales son las pruebas útiles.
Esa facultad oficiosa reconocida a los jueces por nuestro Código Procesal Civil,
que implica teóricamente un gran avance sobre muchas legislaciones que exigen
que toda excepción se alegue, en la práctica es poco utilizada.
¿?J A N D I N A
>S •»• DE .".¡.TOS ESTUKeS
BIBLIOTECA
414 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
\
miento, es ineficaz; es por eso que, la única excepción previa que no puede darse
en el proceso de ejecución es la de cláusula compromisoria o compromiso, gené-
ricamente cobijadas bajo la expresión pacto arbitral; todas las demás se pueden
formular, a no ser que se trate de títulos ejecutivos en los que su proposición está
restringida, porque se trata de una sentencia que se va a ejecutar a continuación
dentro del mismo expediente (art. 335) donde no se permite ninguna excepción
previa por así indicarlo el art. 509 al advertir que: "En este evento no podrán
proponerse excepciones previas ni aún por la vía de reposición", o la ejecución
del art. 508 del C. de P. C. donde no se admite ninguna excepción.
8.4.1. Trámite de las excepciones previas
Las excepciones previas dentro del proceso de ejecución, experimentan un
drástica reforma debido a la adición que hizo la ley 794 de 2003 al artículo 509 al
señalar que: "Los hechos que configuren excepciones previas deberán alegarse
mediante reposición contra el mandamiento de pago. De prosperar alguna que no
implique terminación del proceso, el juez adoptará las medidas respectivas para
que el proceso pueda continuar; o, si fuere el caso, concederá al ejecutante un
término de cinco (5) días, para subsanar los defectos o presentar los documentos
omitidos, so pena de que se revoque la orden de pago, imponiendo condena en
costas y perjuicios. El auto que revoque el mandamiento ejecutivo es apelable en
el efecto diferido, salvo en el caso de haberse declarado la excepción de falta de
competencia, que no es apelable".
En verdad mucho puede agilizar la reforma debido a que se eliminó el tortuo-
so trámite que hasta hoy existe para estas excepciones y es así como al igual de
como acontece con el proceso verbal sumario, la proposición de ellas debe ser
mediante el empleo del recurso de reposición en contra del mandamiento de pago,
de ahí que si excepcionalmente se requieren pruebas, debe el interesado adjuntar-
las con el escrito respectivo, auncuando es lo cierto que en pocas ocasiones es que
se acude a ellas, porque la práctica muestra que casi siempre se pueden resolver
sobre la base de la actuación existente.
En la hipótesis de que al resolver de plano, es decir, sin ninguna otra actua-
ción pues se suprimió para el proceso ejecutivo cualquier trámite adicional y en
especial el incidental, se declare que prospera una excepción previa se indica que
"el juez adoptará las medidas respectivas para que el proceso pueda conti-
nuar; o, si fuere el caso, concederá al ejecutante un término de cinco (5) días,
para subsanar los defectos o presentar los documentos omitidos, so pena de
que se revoque la orden de pago, imponiendo condena en costas y perjui-
cios", regulación que otorga al funcionario una gran elasticidad en orden a dispo-
ner lo pertinente para subsanar los errores procedimentales que se observen o, de
no poderlos corregir directamente el juez, ordenar a la parte que los corrija o
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 475
presente los documentos que pueden hacer falta, para lo que la ley señala un plazo
de cinco días, so pena de que se revoque el mandamiento de pago, auto que es
apelable en el efecto diferido, lo que tiene como razón de ser que si existen
medidas cautelares se deberán mantener hasta la decisión del recurso, pero excep-
tuando de la apelación la excepción previa de falta de competencia que, de ser
declarada, implica que el juez debe disponer que el proceso vaya al competente
para que allí prosiga la actuación, manteniendo vigencia el trámite hasta ese
momento surtido.
8.5. Las excepciones perentorias en el proceso ejecutivo
Según se vio las excepciones perentorias, excepto tres (prescripción, com-
pensación y nulidad relativa, que deben alegarse), pueden ser reconocidas aun de
oficio por el juez; lo que en los demás procesos constituye excepción, en el
proceso ejecutivo es principio general y absoluto. Así, es obligación alegar las
excepciones perentorias, pues el juez no las puede reconocer de oficio si el de-
mandado no las propone; cuestión diferente es que al alegarlas, salvo las tres
citadas, recobra el juez la facultad de declararlas de oficio si se estructuran proba-
toriamente.
La razón para que eJ juez no pueda sin la iniciativa dei ejecutado declarar
excepciones perentorias obedece a que si debe acompañarse como anexo obliga-
torio de la demanda un documento escrito auténtico que contenga una obligación
clara, expresa y exigible de cuyo análisis el juez infiere la posibilidad de la
ejecución, el demandado es notificado y no excepciona, mal puede el juez, sin
que exista ninguna circunstancia procesal que varíe la situación inicial, dudar de
la suficiencia del título ejecutivo y disponer de oficio que se practiquen pruebas,
pues tal conducta implicaría que no halla con nitidez reunidos los requisitos para
ejecutar y en esta hipótesis lo que ha debido hacer es negar el mandamiento de
pago.
25 MICHELLI GIAN Antonio, Derecho procesal civil, Proceso de ejecución, Buenos Aires, Ed.
Ejea, 1970, pág. 109. En el mismo sentido Rocco, Tratado de derecho procesal civil, t. rv, Parte
Especial, Bogotá, Edit. Temis, 1976, pag. 399 quien afirma: "Cuando la oposición se propone
mediante el procedimiento de citación, se siguen en el procedimiento de oposición las reglas
normales del proceso de cognición ... en tal caso la oposición adopta el carácter de una declaración
incidental de certeza.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
Si el deudor considera que el contrato está afectado de nulidad (v. gr., porque
hay error que vicia el consentimiento) debe iniciar un proceso ordinario para que
se declare esa nulidad. Empero, si antes de hacerlo el acreedor lo ejecuta y el
deudor propone la excepción de nulidad del contrato, los efectos de su declara-
ción son los mismos, cualquiera sea el medio procesal que se siga. Esto hace
evidente la semejanza entre un ejecutivo en el que se proponen excepciones
perentorias y un proceso de cognición, pues no obstante que la posición de las
partes es distinta y hay inversión de la carga de la prueba, se puede obtener
idéntica finalidad a la que se perseguiría en un proceso declarativo.
26 PÉREZ GORDO Alfonso, La suspensión del juicio ejecutivo; Barcelona, Ed. Hispano Europea,
1971, pág. 93, señala que cuando se excepciona se presenta una situación de anormalidad análoga a
la del proceso de declaración, aun cuando no acepta que se dé íntegramente la convención.
480 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
27 FAIREN GUILLEN Víctor, Temas del ordenamiento procesal. Proceso civil, t. II, Madrid, Ed.
i
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 481
Tecnos, 1969, pág. 881, señala que existe una serie de sentencias que se deben ejecutar pero
en un plano totalmente desligado de los bienes, "una sentencia de divorcio, por ejemplo, supone en
cuanto a su ejecución una serie de medidas personales de extraordinaria trascendencia y adoptar con
la máxima prudencia y delicadeza, máxime cuando pueden afectar en su propia persona a otras de
buena fe, como son los hijos".
28 En la pasada edición de esta obra advertí que la solución no es la más afortunada por cuanto
en aras de la agilización de la administración de justicia y en desarrollo del principio de la economía
procesal se ha debido imponer como obligatorio el trámite de la ejecución ante el mismo juez que
dictó la sentencia. ALSINA Hugo, Tratado Teórico y práctico de derecho procesal civil y comercial.
a
Vol. V, 2 edición, Buenos Aires, 1962, página 116 dice, con razón, al respecto: «Es indudable la
conveniencia de que el juez de la ejecución sea el mismo que dictó la sentencia, en razón a que ...
en más de una oportunidad tendrá que referirse a las constancias del juicio para suplir omisiones o
corregir errores». "Creemos necesario modificar el texto legal en el sentido de que la ejecución de
la sentencia de condena se promueva ante el mismo juez que la profirió, aspecto que fue negado al
proponerse con ocasión del decreto 2282 de 1989, por estimar la mayoría de la comisión que se
restringía la posibilidad del ejecutante de acudir ante el juez competente de acuerdo a las reglas
generales, lo que podría ser más ventajoso para él, razón que no hallamos suficiente para auspiciar
la proliferación de procesos".
482 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Es así como el tema de las excepciones perentorias frente a este título ejecu-
o
tivo lo regulan el inc. 2 del art. 509 y el art. 335 del .C. de P. C, que son
coincidentes en cuanto al enfoque de reducir los hechos exceptivos y señalarlos
de manera taxativa. Infortunadamente luego de la ley 794 de 2003 se presenta una
inconsistencia entre las dos disposiciones.
En efecto, señala el numeral 2 del art. 509 que "Cuando el título ejecutivo
consista en una sentencia o un laudo de condena, o en otra providencia que
conlleve ejecución, sólo podrán alegarse las excepciones de pago, compensación,
confusión, novación, remisión, prescripción o transacción, siempre que se basen
en hechos posteriores a la respectiva providencia; la de nulidad en los casos que
contemplan los numerales 7 y 9 del artículo 140, y de la pérdida de la cosa
debida. En este evento no podrán proponerse excepciones previas ni aún por la
vía de reposición", mientras que el art. 335 en su nueva versión destaca, en lo
pertinente que: "En las ejecuciones de que trata el presente artículo, sólo podrán
alegarse las excepciones de pago, compensación, confusión, novación, remisión,
prescripción o transacción, siempre que se basen en hechos posteriores a la res-
pectiva providencia y la.de pérdida de la cosa debida".
que en el trámite de la ejecución las partes y sus apoderados siguen siendo los
mismos y, dado que el proceso declarativo base de la condena está terminado, no
hay lugar a nuevas citaciones de personas determinadas o indeterminadas o del
ministerio público.
En efecto, dispone dicha norma que contra la acción cambiaria esto es, contra
la acción ejecutiva, son procedentes trece excepciones. El num. 12 de esta norma
dice que son viables "las derivadas del negocio jurídico que dio origen a la
creación o trasferencia del título, contra el demandante que haya sido parte en el
respectivo negocio o contra cualquier otro demandante que no sea tenedor de
buena fe exenta de culpa", y, de acuerdo con el num. 13. "las demás personales
que pudiere oponer el demandado contra el actor". De modo que si a estas dos
causales sumamos las que hablan de caducidad, prescripción, omisión de los
requisitos que debe contener el título, demanda contra quien no suscribió el título,
etc., se comprende la razón de mi punto de vista.
«S-™*- « ^ ^ ^ ^ J P ^ f ^ ^ ^ » ^ « i f e n ó m e n o ^ o ^ s a l j t e k
Dentro del término de diez días, o de cinco si se trata de ejecutivo con título
prendario o hipotecario, que se cuentan a partir de la notificación del mandamien-
to ejecutivo o de la notificación del auto que no repuso el mandamiento ejecutivo,
deberá el demandado'en escrito separado presentar sus excepciones de mérito,
expresando los hechos en que se funden. En el mismo escrito deberá pedir las
o
pruebas que pretenda hacer valer" (art. 509, inc. I .) y acompañar los documentos
relacionados con aquellas que reposen en su poder, con lo cual sigue las reglas
generales sobre la materia.
Vencido el plazo para formular excepciones el juez debe, por medio de auto,
disponer que del escrito de excepciones, presentado en término se le dé traslado a
la otra parte, para que, en un plazo de diez días, manifieste lo que a bien tenga y
adicione o solicite las pruebas que estime pertinentes.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN í ' 485
No acepto esta tesis, por cuanto si bien la naturaleza jurídica del proceso de
ejecución se transforma cuando se proponen excepciones, la falta de contestación
al escrito de excepciones no genera, por aplicación analógica del art. 95, un
indicio en contra del demandado por una razón simple, elemental: las normas
sancionatorias no admiten interpretación extensiva o analógica y, por ende, esa
disposición que es propia del proceso declarativo no opera en el ejecutivo; en
consecuencia, el silencio no genera ningún efecto negativo al ejecutante, salvo el
de que ha perdido la oportunidad de solicitar pruebas; lo único que el juez podrá
hacer será considerar el artículo 249, éste sí de carácter general que prescribe: "El
juez podrá deducir indicios de la conducta procesal de las partes".
Según el num. 2, literal b) del art. 510: "Vencido el término del traslado o el
probatorio en su caso, se concederá a las partes uno común de cinco días para que
29 MORA Nelson, ob. cit., pág. 281.
486 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Lo primero que debo dejar en claro es el plazo dentro del cual se puede
tachar de falso el título ejecutivo. Como en el ejecutivo no existe término de
traslado de la demanda, me identifico con la opinión del profesor DEVIS ECHAN-
30
DÍA, para quien el plazo para formular la tacha debe ser el mismo que se tiene
para proponer las excepciones perentorias porque "equivale al término para con-
testar la demanda consagrado en el artículo 289". Si dentro de este plazo se
formula la tacha y cualquier otra excepción, entonces el trámite será el propio
para las excepciones, es decir, traslado por diez días, apertura a pruebas por
treinta, etc.
Empero, y no obstante que se habla de excepción, si sólo se presenta la tacha
de falsedad el trámite varía y "la tacha se resolverá y tramitará como incidente"
(art. 290), pues para que la tacha se pueda tramitar en la forma prevista en el art.
30 DEVIS ECHANDÍA Hernando, ob. cit., t. ra, pág, 512, quien agrega que inclusive si la tacha se
presenta por separado y existe escrito de excepciones, se debe tramitar con éstas. En el mismo
sentido Hernando MORALES MOLINA, ob. cit., pág. 198.
csstim** p e r e n s r i t e s .
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 487
510 es necesario que se interpongan otras excepciones, de no ser así, el trámite
tan sólo es incidental, y se resolverá por auto y no mediante sentencia.
Propuestas excepciones perentorias dentro del proceso de ejecución éstas
deben ser definidas en la sentencia, de modo que es pertinente estudiar las posibi-
lidades que se presentan de acuerdo con el resultado de aquélla.
9. LA SENTENCIA EN EL P R O C E S O E J E C U T I V O
Por disposición del num. 2, lit. d) del art. 510 la sentencia favorable al
demandado le pone fin al proceso y en ella se debe ordenar la condena en costas
y la indemnización de los "perjuicios que aquel haya sufrido con ocasión de las
medidas cautelares y del proceso", lo que evidencia que las condenas se imponen
en todos los casos en que triunfa el excepcionante, hayanse o no practicado
medidas cautelares, por que en lo que toca con los perjuicios éstos los puede
ocasionar el proceso con o sin medidas cautelares, auncuando es de prever que si
las hubo mayores serán aquellos.
Es este uno de los pocos eventos donde, por expresa disposición legal, le está
permitido al juez, por excepción a la regla consagrada en el art. 307 acerca de que
toda condena debe ser en concreto, imponerla en abstracto, determinándose que la
liquidación para fijar los perjuicios sufridos con ocasión de las medidas cautelares
y del proceso, se hará por la vía y dentro de la oportunidad prevista en el inciso
final del art. 307.
Se debe tener presente que ese trámite está destinado exclusivamente a con-
cretar el monto de la condena, no a discutir si existe derecho a ella, pues el mismo
surge por la expresa disposición de la ley y lo determina la circunstancia objetiva
488 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
En suma, ejecutoriado el fallo, que niega todas las excepciones o desecha par-
te de ellas, proseguirá el trámite necesario para cumplir la obligación perseguida
de acuerdo con la modalidad que se dé (remate, suscripción del documento, entre-
ga del bien, en fin, adelantar los pasos para que pueda cumplirse íntegramente).
9.4. La cosa juzgada frente a la sentencia que resuelve excepciones en un
proceso ejecutivo
31 MURCIA BALLÉN Humberto, Recurso de revisión civil, Bogotá, Edit. Foro de la Justicia, 1981,
pág. 63.
32 FENECH Miguel, Derecho procesal civil, Madrid, Ed. Afesa, 1980, pág. 480, quien afirma: "Ha
de establecerse como regla general que el juicio declarativo ordinario sólo podrá promoverse sobre
la cuestión de fondo, referente a la existencia y eficacia de la relación jurídica documentada en el
título ejecutivo" y quien luego de enumerar las excepciones viables en España concluye "que
cualquier otra excepción que competa al deudor se reservar para el juicio ordinario".
490 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Conviene precisar, auncuando existe total silencio legal, que por aplicación
de las normas generales sobre cosa juzgada, tal efecto también es predicable de la
sentencia que ordena seguir adelante la ejecución cuando el demandado no propu-
so ninguna excepción (art. 507 del C. de P. C ) . Si se da el supuesto previsto en
el art. 3 3 1 o sea la ejecutoria, se generan tales efectos y la circunstancia de que el
art. 512 sólo se haya ocupado de las sentencias de excepciones en el juicio
ejecutivo, no significa que las restantes que dentro del mismo se profieran hayan
quedado sin este definitivo amparo.
En efecto, podría pensarse que como el art. 512 del C. de P. C. sólo hace
referencia a la sentencia que resuelve las excepciones, en un sentido o en otro, no
da efectos de cosa juzgada material a la sentencia que ordena seguir adelante la
ejecución de acuerdo con el art. 507.
33 Resalto que debido a la crisis que presenta el proceso de ejecución, tan demorado como un
ordinario, ya se debate la posibilidad de limitar las excepciones perentorias, especialmente en la
ejecuciones por sumas de dinero, y permitir únicamente la de pago total o parcial sustentada en
prueba documental, con la salvedad de que si excepcionalmente se hubiera podido proponer otra o
si no existe la prueba documental del pago, se podrá ventilar por la vía propia del proceso ordinario,
pero sin que se paralice el trámite del ejecutivo, solución que no deja de mostrarse interesante por
práctica.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 491
El artículo 741 del C. C. define al tradente como la persona que por medio de
la tradición transfiere el dominio de la cosa entregada por él, y al adquirente como
o
aquél que "adquiere el dominio de la cosa recibida por él", y en su inciso 3
dispone que: " En las ventas forzadas que se hacen por decreto judicial a petición
de un acreedor, en pública subasta, la persona cuyo dominio se transfiere es el
tradente, y el juez su representante legal". Es decir, la operación jurídica compleja
que se surte por medio del remate y que como efecto produce un desplazamiento
en el derecho de dominio, es asimilada por ésta norma a la tradición.
Hechas las anteriores aclaraciones, veamos los requisitos que deben reunirse
para que el juez pueda señalar fecha para el remate, por cuanto es necesario
advertir que en virtud de lo dispuesto en el art. 507 del C. de P. C, que estableció
que en la sentencia que desestime las excepciones si se propusieron, o en la que
procede cuando no las hubo se debe decretar el remate, se debe entender que
cualquier otra norma del Código que se refiera a decreto del remate, emplea esta
locución como sinónimo de señalamiento de fecha para el remate, aclaración que
si se tiene en cuenta permite disipar malos entendidos que se originen de no
tenerla presente.
Los requerimientos para dictar auto señalando fecha para el remate son los
siguientes:
ceceara*» pw ut>-
1) Que exista sentencia debidamente ejecutoriada, que decrete el remate y
avalúo de los bienes.
2) Que se hayan embargado y, salvo precisas excepciones, secuestrado los
bienes;
Establecidos cada uno de los requisitos que se mencionan, el juez debe seña-
lar la fecha para la venta de los bienes en pública subasta con el objeto de que se
transfiera el derecho de dominio a quien los adquiera en el remate, para que opere
el modo atípico de adjudicación por medio o en virtud de providencia judicial.
Son las actividades procesales que deben ser surtidas con el fin de preparar
lo necesario para que se pueda llegar a la diligencia de subasta están constituidas
por el avalúo de los bienes y la liquidación del crédito.
Indica el inciso final del artículo 516, prescripción por cierto de nulo empleo,
que tampoco procede el avalúo en "los casos de los numerales 5 a 8 del artículo
682 y de inmuebles" cuando el demandante solicite que se prescinda del mismo y
del remate "con el fin de que el crédito sea cancelado con los productos de la
administración, una vez consignados por el secuestre en la cuenta de depósitos
judiciales".
•p) A N D I N A
•» DE ALTOS EsrJWO»
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
demandado tendrá otros diez días para presentarlo, y en defecto de las partes y
una vez vencidos los plazos con que estas cuentan, "el juez designará el perito
avaluador, salvo que se trata de inmuebles o de vehículos automotores en cuyo
caso aplicará las reglas previstas para estos. En los casos previstos en este inciso
no habrá lugar a objeciones".
Para avaluar cuenta la parte con una amplia gama de posibilidades debido a
que podrá utilizar, a su elección, los servicios de entidades o profesionales espe-
cializados o un avaluador de la lista oficial del juzgado, resaltando que nada
impide que el ejecutante pueda aún antes de que empiece a correr el plazo para
35 Uno de los pasos caóticos debido a la demora y fuente de corrupción que generó, ha sido la
del avalúo, especialmente en los procesos de ejecución, por las indebidas exigencias de auxi-
liares de la justicia para rendir el experticio, so pena de demorarlo al máximo.
Jí' DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 497
presentar el avalúo, contratarlo, debido a que el término no es para que dentro del
mismo se contrate sino para que se presente, de modo que sería una conducta
prudente hacerlo con antelación, máxime si se considera que dentro de la actua-
ción ya existen las bases para asumir que a esa etapa se llegará.
Estimo, dado que la norma nada dice, que los costos que demanden los
avalúos cuando se practican por iniciativa de alguna de las partes y que, inicial-
mente, corren por su cuenta, ingresan dentro del concepto de costas como un
gasto del proceso, de manera que así nada señale deberá presentarse el recibo que
de cuenta del pago realizado, esencialmente si la erogación la hizo la parte ejecu-
tante, para los fines posteriores de la liquidación de costas y cuyo reconocimiento
estará sujeto a la razonabilidad del gasto y a que la suma pagada se encuentre
dentro del rango de las tarifas que para peritos señala el Consejo Superior de la
Judicatura en el arancel contenido en el acuerdo 1772 de 2003, pues considero
que si excede lo pagado por el ejecutante de esos límites, tan sólo se le deberá
reconocer hasta el máximo permitido por el acuerdo, caso de que el perito lo
hubiera designado el juez.
Ahora bien, puede suceder que en algunos casos, que serán de excepción,
exista un notorio desfase entre lo que sería el precio comercial del inmueble y el
resultado de la operación aritmética de tomar la base impositiva y adicionarla en
un 50%, hipótesis en la cual se autoriza a quien lo aporte, para adjuntar un
dictamen contratado sobre alguna de las bases ya explicadas, que será el que se
tendrá como guía para el remate, obviamente surtida la contradicción de rigor, tal
como se hace para los restantes bienes, aspecto que adelante se explica
Se tiene así que cuando una de las partes o un tercero de los que están
habilitados excepcionalmente para promover la diligencia de remate presentan
únicamente el documento que da cuenta del avalúo catastral, se entiende que lo
admite, lo cual no impliéa que quede definitivo como guía debido a que la otra
parte podrá realizar la objeción dentro del término del traslado, si considera que
existe la notoria diferencia anotada, pero si esto no sucede, quedará surtiendo
plenos efectos.
determina la ley de la oferta y la demanda, de ahí que puede ser vendido por cifra
diversa.
Por la anterior razón que igualmente se aplica para los inmuebles, si se llega
a presentar junto con el documento que da cuenta del avalúo, un dictamen que
señala que el precio es diverso, únicamente atenderá el juez el último, en la
hipótesis de que sea ostensible, notoria la diferencia de las cifras, pudiéndose
sugerir, si de fijar una guía se trata, que una diferencia cercana al 20% con el
valor actual comercial, podría justificar el acudir al otro avalúo.
Señala la nueva disposición que "La contradicción del dictamen se sujeta-
rá, en lo pertinente, a lo dispuesto en el artículo 238. Sin embargo en caso de
objeción, al escrito deberá acompañarse un avalúo como fundamento de la
misma y no serán admisibles pruebas diferentes", con lo que remite, "en lo
pertinente", al art. 238 del C. de P. C, el que sigue operando con algunas modifi-
caciones.
En efecto, se fija la manera como se debe proceder para la contradicción del
dictamen, debiéndose entender que la redacción no está predicada de "los peri-
tos", sino del perito atendida la*reducción que se hizo de su número y conservan-
36
do idéntica aplicación los numerales 1, 2, 3 y 4 , pero mostrando alteraciones el
numeral quinto donde se prescribe que: "En el escrito de objeción se precisará el
error y se pedirán las pruebas para demostrarlo. De aquél se dará traslado a las
demás partes en la forma indicada en el artículo 108, por tres días, dentro de los
cuales podrán éstas pedir pruebas. El juez decretará las que considere necesarias
para resolver sobre la existencia del error, y concederá el término de diez días
para practicarlas. El dictamen rendido como prueba de las objeciones no es obje-
table, pero dentro del término del traslado las partes podrán pedir que se comple-
mente o aclare".
36 Numerales que disponen: "1. Del dictamen se correrá traslado a las partes por tres días,
durante los cuales podrán pedir que se complemente o aclare, u objetarlo por error grave.
4. De la aclaración o complementación se dará traslado a las partes por tres días, durante los cuales
podrá objetar el dictamen, por error grave que haya sido determinante de las conclusiones a que
hubieren llegado los peritos o porque el error se haya originado en éstas".
500 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Con el fin de facilitar la venta de los bienes en la subasta, dispone el art. 520
que desde que se pida el avalúo o dentro del término de ejecutoria del auto que lo
ordena, pueden las partes pedir que se proceda a su loteo con el "fin de obtener
mayores ventajas en la licitación". Cuando se trata, de bienes inmuebles el loteo
se concreta en dividir el bien en varias partes, es decir desenglobar el mismo, de
las que se dará por separado su avalúo teniendo en cuenta que no se afecte su
valor ni destinación. Si de bienes muebles se trata, el loteo consiste en formar
grupos de bienes "de naturaleza semejante".
*
Corresponde al juez calificar si se dan los requisitos que admitan esa divi-
sión, para efectos de la subasta, es decir, si el inmueble lo permite y con ello se
puede lograr una ventaja económica en la licitación, facultad que nunca pierde y
que incluso la conserva en el caso de que el perito, en cumplimiento del inciso
37
final del art. 520, hayan procedido a hacer oficiosamente el loteo. Si estima que
no se dan los presupuestos legales para hacerlo, puede negar dicho loteo.
El perito debe avaluar por separado cada parte de los bienes para que puedan
ser rematados independientemente. Es ese precisamente el objeto de la disposi-
ción. Así, por ejemplo, una finca de cien hectáreas podría ser muy difícil de
vender dado que los interesados en comprarla pueden ser muy pocos, mientras
que si se ofrece en cinco lotes de veinte hectáreas, no sólo es más fácil venderla
sino que inclusive el remate puede hacerse por un mejor precio. Cuando se trata
de bienes muebles el perito debe avaluarlos por separado pero es posible solicitar
que se formen grupos de muebles de naturaleza semejante a fin de facilitar su
37 El último inciso del art. 520 señala que "Al practicar el avalúo, los peritos podrán hacer este
loteo sin petición de parte, cuando lo estimen conveniente para facilitar el remate", lo que parece
sugerir que la decisión del perito es la que rige, posición que de aceptarse dejaría por fuera de
control esta modalidad que, como lo dice el inciso anterior, corresponde siempre al juez. Así las
cosas, y auncuando tengo reservas acerca de la constitucionalidad del inciso pues el perito no puede
por sí y ante sí tomar esta clase de determinaciones, en la mejor de las hipótesis la solución estaría
en que se tome como una iniciativa de los expertos sometida a lo que decida el juez.
jf DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
compra por un mismo interesado y de esta forma asegurar que puedan continuar
prestando una adecuada función de explotación. En una industria textil tómese,
como ejemplo, un complejo de tres máquinas, independientes como bien, pero
complementarias en sus funciones. Si se avalúan una a una y no son objeto de
loteo, en el remate cada una de ellas puede adquirirse por separado, lo que
evidentemente iría en desmedro del remate en su conjunto. Al formar un lote con
esos bienes, el postor debe ofrecer por el equipo y no en forma aislada.
Quiero llamar la atención a las partes que en materia de avalúo de los bienes
a rematar y considerando que en esta etapa del proceso, normalmente es interés
común realizar prontamente el remate, el acreedor para recibir el pago y el deudor
para no incurrir en mayores costos, es aconsejable que utilicen el mecanismo
previsto en el artículo 21 del decreto 2651 de 1991, acogido como legislación
permanente por el art. 162 de la ley 446 de 1998, y tal como lo señala el numeral
1, acudan a uno o dos expertos de su confianza (ejemplo, en materia de inmuebles
a la lonja de propiedad raíz del lugar) con el fin de que elaboren el avalúo del bien
y lo presenten de común acuerdo, lo que no sólo ahorra gastos sino que agiliza el
trámite.
Antes de fijar fecha para la subasta, el juez debe verificar que esté realizada
la liquidación del crédito y de las costas; obviamente, no es ésta la oportunidad
definitiva para determinar el monto de tales conceptos, ya que posteriormente
pueden hacerse las liquidaciones adicionales a que haya lugar, pero es necesario
realizarla para sentar una base que tiene notable importancia por cuanto es el
requisito para determinar la suma que debe consignar el acreedor (que puede ser
postor) cuando se le adjudicó el bien en la diligencia de subasta.
38 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones de derecho procesal civil Colombiano, Parte
a
General, Dupre editores, Santafé de Bogotá, 8 , edición, 2002, páginas 1045 a 1068 donde se
estudia lo atinente a la liquidación de costas, de modo que en este tomo sólo se analiza lo que tiene
que ver con la liquidación del crédito.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 503
Queda así claro que, si^ pasan esos otros diez días, o sea en total veinte a
partir de la ejecutoria de la sentencia o de la notificación del auto de cúmplase, se
pierde la opción de que la realicen las partes y deberá efectuarla privativamente
el secretario.
En atención al evidente interés que se supone en el demandante en llegar
pronto al remate, va ser raro el caso en que una liquidación del crédito la efectúe
el secretario, pues usualmente aquel será quien la presente, ocurrido lo cual y por
medio de auto que no admite recurso alguno, se da traslado de ella al ejecutado
"dentro de los cuales podrá formular objeciones y acompañar las pruebas que
estime necesarias"; vencido el traslado, el juez determina si aprueba o modifica la
liquidación por auto que es apelable en el efecto diferido, pero que, para erradicar
cualquier duda, no impide el remate por expresa indicación legal, dado que como
la discusión es en torno al monto de la obligación, este aspecto no incide de
manera preponderante en esta diligencia, dado que quien va a adquirir dentro de
ella pagará un determinado precio que de todos modos irá para el proceso con el
fin de que el juez disponga qué debe hacerse con ese dinero; por eso dispone el
numeral 3 del art. 521 que la discusión en torno al monto definitivo de la liquida-
ción no "impedirá efectuar el remate de los bienes, ni la entrega de dineros al
ejecutante en la parte que no es objeto de la apelación".
Surge, eso sí, un interrogante y es qué sucede cuando remata un acreedor por
cuenta de su crédito y está apelado el auto que aprobó la liquidación. Dado que
debe consignarse la diferencia y la base para establecerla está sub júdice, creo que
se debe estar a lo dispuesto en el auto apelado, entregar la suma que de acuerdo
909 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Téngase en cuenta que el numeral 3 del art. 521 además indica que el "recur-
so no impedirá la entrega de los dineros al ejecutante en la parte que no es objeto
de la apelación", lo cual pone de presente que tampoco se debe paralizar el
proferimiento del auto aprobatorio del remate, precisamente porque esa orden de
entrega de dineros se imparte en él, tal como lo prevé el numeral 7 del art 530.
Queda por definir lo concerniente al alcance que, para efectos del recurso de
apelación en contra del auto que aprueba o modifica la liquidación, debe darse al
numeral tercero del art. 521 norma que ha sido objeto de una, en mi sentir, errada
interpretación, por parte del Consejo de Estado, quien concluyó que cuando no se
objeta la liquidación del crédito el auto que lo aprueba es inapelable, tesis que no
puede tener asidero en la norma citada que otorga el recurso de apelación, inde-
pendientemente de que exista o no objeción previa a ella, entidad que en su
39
Sección Quinta, profiere providencia el 3 de noviembre de 1993 donde declara
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
"En efecto, el precitado inciso contempla que una vez vencido el traslado de
la liquidación del crédito tiene el juez dos opciones, expresadas con proposiciones
unidas con la conjunción disyuntiva "o", indicativa de su condición de excluyen-
tes entre sí.- Aprobar o modificar la liquidación, esta segunda por auto apelable
en el efecto diferido". Si el texto del inciso tuviera una coma (,) después del
sustantivo "liquidación", cabría entender que la oración "por auto apelable en el
efecto diferido" afectaría a las dos proposiciones disyuntivas en mención. Pero
ante la ausencia de ese signo de puntuación la oración transcrita alude a la segun-
da proposición, determinando que sólo es apelable el auto por el que el juez
40
"modifica la liquidación".
39 Proceso ejecutivo del Instituto Nacional de Vías contra la Aseguradora Colseguros, sección V,
ponente Dr. Amado GUTIÉRREZ.
40 Espanta, por decir lo menos, que en las postrimerías del siglo xx y a tan alto nivel de decisión,
aún subsistan interpretaciones tan formalistas como la citada. No obstante, muestra ella como el
afán por eludir la decisión de fondo, cualquiera que sea el sentido, lleva a realizar esfuerzos muchas
veces mayores de los que hubiera implicado cumplir cabalmente con el deber de decidir.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Puede suceder que, aún con objeciones en tiempo, el juez estime que debe
aprobar la liquidación y así lo disponga; sería un absurdo jurídico aseverar que
como en este caso aprobó sin aceptar modificaciones para impartirle esa aproba-
ción, no es procedente la apelación que, de acuerdo con el errado criterio del H.
Consejo de Estado, es sólo cuando la modifica.
o
En absoluto, cuando el numeral 3 . del art. 521 del C. de P. C. dispone que
"el juez decidirá si aprueba o modifica la liquidación por auto apelable en el
efecto diferido", no está predicando la posibilidad del recurso exclusivamente del
evento del auto que modifica la liquidación como se desprende de la equivocada
interpretación jurídica y gramatical que se hizo en el auto de noviembre 3 de
1993, que asevera que de existir una coma después de la expresión "liquidación"
entonces si hubiera sido procedente la apelación.
La coma (,) no era necesaria pues el legislador partió de una base tan eviden-
te que no exige mayor esfuerzo para dilucidar la procedencia de la apelación,
aspecto que olvidó el H. Consejo de Estado, y es el de que siempre la providencia
que se dicta después de corrido el traslado es la aprobatoria de la liquidación y
es por eso que en cualquier evento procede el recurso de apelación.
Finalmente, se debe advertir que la ley 446 de 1998 en su artículo 25, adicio-
nó el art. 521 del C. de P. C. con el siguiente parágrafo: "En los procesos civiles
y tratándose de liquidación de créditos si el demandante, o en su caso, la parte
demandada cuando esté asistida de apoderado judicial, no la presenta dentro del
508
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
gada por auto ejecutoriado). Al secuestre le basta recibir la orden de entrega para
que la cumpla, y si no lo hace la hará el juez sin admitir oposiciones, quedando el
adquirente a salvo de contingencias como las referidas, al menos en lo que con-
cierne a inmuebles.
En efecto, si se lleva a cabo el secuestro del bien inmueble y no existieron
oposiciones o si se presentaron y fueron resueltas desfavorablemente al opositor,
el adquirente en el remate tiene la absoluta seguridad de que se le hará entrega
material del bien: si el secuestre no lo entrega, lo hará el juez, pues de acuerdo
con el art. 531 si el secuestre incumple la orden de entrega, el juez en "diligencia
donde no se admitirán oposiciones", la hará. Inclusive si el secuestre pierde la
tenencia del inmueble el tercero poseedor no está amparado frente a quien adquie-
ra dentro del proceso. El juez debe llevar fatalmente a cabo la entrega del inmue-
ble al adquirente sin admitir oposición de ninguna índole. El poseedor sólo ten-
dría amparo en el caso hipotético e improbable de que desde el momento en que
entró en posesión, que será posterior al secuestro hasta cuando se lleva a cabo la
diligencia, haya transcurrido un plazo superior al necesario para poder alegar la
prescripción adquisitiva extraordinaria.
desplegada por el juez, se repite, no afecta la validez del remate como acto
procesal, pero si incide en éste como acto civil o sustancial, porque la facultad de
pedir la fecha para la diligencia en los términos del art. 523 del Código de
Procedimiento Civil, eminentemente dispositiva, no es un problema simplemente
adjetivo como lo tilda el casacionista, sino la expresión en el proceso de un
elemento de la esencia y existencia del contrato de compraventa que perfecciona
el remate: la voluntad, el consentimiento, "querer" el acto, según la palabra de
41
Allorio".
El auto que señala fecha para el remate respetará los términos mínimos que
para su realización que se desprenden de lo señalado en el art. 525, al disponer
que "El aviso se publicará por una vez, con antelación no inferior a diez días a la
fecha señalada para el remate, en uno de los periódicos de más amplia circulación
en el lugar y en una radiodifusora local si la hubiere; una copia informal de la
página del diario y la constancia del administrador o funcionario de la emisora
sobre su transmisión se agregarán al expediente antes de darse inicio a la subasta.
Con la copia o la constancia de la publicación del aviso, deberá allegarse un
certificado de tradición y libertad del inmueble actualizado, expedido dentro de
los cinco (5) días anteriores a la fecha prevista para la diligencia de remate".
«nMi^nt.
es7a]ust¿7í;!eT "
41 Corte Suprema de Justicia, sentencia de diciembre 1 de 2 0 0 0 KIH ^
Además, para aportar esas pruebas no se requiere que sea un día antes del
remate, como estaba regulado, sino "antes de darse inicio a la subasta", de modo
que incluso el mismo día de su iniciación es pertinente presentarlas, pues de lo
que se trata es de tener la certeza de que se hicieron las publicaciones, sólo que la
presentación de estos documentos se adiciona con una nueva exigencia, cual es la
de que "deberá allegarse un certificado de tradición y libertad del inmueble
actualizado, expedido dentro de los cinco (5) días anteriores a la fecha pre-
vista para la diligencia de remate", carga que tiene la finalidad de que se
conozca de la manera más exacta posible la situación jurídica del bien cuando se
trata de rematar inmuebles, auncuando estimo que, por analogía, es pertinente el
requisito siempre que se trate de rematar bienes sometidos a registro, que no son
únicamente los inmuebles, de modo que será esta una formalidad que deben tener
muy en cuenta los interesados en que se lleve a cabo el remate y que, lo que
importa es que esté cumplida, es decir que no interesa quien aporte copia del folio
de matrícula inmobiliaria con el requisito de actualización citado.
eficacia entidades públicas o privadas dedicadas a tal tipo de labor, motivo por el
cual no existe justificación alguna para pretender separar, en esta etapa del pro-
ceso al juez, so pretexto de causal de recusación, lo cual no obsta para que si el
juez estima que debe declararse impedido lo haga, pues lo que se prohibe es la
recusación.
42 La ley 7 9 4 de 2 0 0 3 , en un esfuerzo para tratar de dar mayor pureza a las subastas y erradicar
lo que se conoce como "mafia de los remates", decidió aumentar la base de seriedad de oferta, salvo
el caso advertido, del 20 al 4 0 % .
514 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
para hacer postura (70%, 50%, 40%), el interesado debe consignar el 40% del
valor del avalúo.
Es lógico el inciso segundo del art. 526, pues si existen varios acreedores de
similar derecho (v. gr. quirografarios) y uno de ellos quedare exonerado de efec-
tuar la consignación por el hecho de presentarse como postor, en caso de adjudi-
44 La ley 794 de 2003 reformó el inciso quinto del art. 529 al eliminar la posibilidad, si son
varios los acreedores, de hacer postura presentado "autorización escrita de los otros, con firmas
autenticadas como se dispone para la demanda", frase que se suprimió.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
515
cársele el bien subastado, el precio pagado por él no sería repartido proporcio-
nalmente entre las diversas acreencias reconocidas.
Diferente es que la diligencia no puede extenderse más allá del día señalado,
pues como lo destaca MORALES MOLINA: "La subasta se celebra en horas de
despacho y no puede cerrarse sin que hayan transcurrido dos horas, o sea una
menos que en el Código anterior. Por esto no puede tener lugar en días de
vacancia, ni fuera de las horas de oficina, porque ello contrariaría la publicidad.
Esto no implica que vencida la segunda hora desde el comienzo de la licitación
deba ésta suspenderse, aunque llegue la hora de las 6 p.m. o de las 12 m. en que
se cierra la oficina, ya que puede que en tal momento los postulantes no hayan
terminado de hacer sus ofertas, de manera que es posible que termine en horas en
D E L P R O C E S O D E EJECUCIÓN 517
que normalmente no hay despacho, lo que no quiere decir que deba cerrarse la
45
oficina", apreciación que comparto pues debe ser erradicada la tesis que sostie-
ne, sin base legal alguna, que el juez no puede, si las circunstancias así lo requie-
ren, trabajar en horas inhábiles.
Además, se prevé, en el caso que existan para ser rematados inmuebles que
se hubieren dividido en lotes, que si para el pago al acreedor es suficiente el
precio obtenido por el remate de uno o de algunos de ellos, "la subasta se limitará
a éstos en el orden en que se hayan formulado las ofertas", aspecto que debe
precisar el juez y que no es obstáculo para que si el ejecutado pide que no se
limite el remate, seguir adelante con la venta de todos, de existir postores.
La ley 794 de 2003 termina la discusión surgida frente al art. 527 del C. de
P. C. en donde se indicaba que "nadie podrá licitar por un tercero si no presenta
poder debidamente autenticado", lo que daba base para señalar que como la
disposición concernía con terceros, nada impedía que el apoderado de la parte
ejecutante, como desarrollo de los poderes propios del cargo, pudiera licitar y
pedir adjudicaciones por cuenta de su cliente sin necesidad de una especial habi-
litación. ,
Se debe destacar dentro del artículo 527 que el numeral 3 es claro en poner
de presente que en el acta del remate únicamente se debe hacer relación a las dos
últimas ofertas lo cual evita la dispendiosa labor de estar haciendo referencia a las
pujas y repujas propias de esta clase de diligencia pues se buscó con la reforma
agilizar al máximo la elaboración del acta.
En este orden de ideas se encuentra que los jueces no han aplicado con ese
mismo criterio de economía procesal el numeral 4 del art. 527 en lo que concierne
con el requisito del acta de remate atinente a "la determinación de los bienes
rematados", en especial cuando se trata de inmuebles. En efecto, lo que quiere la
ley es que en el acta de remate quede claramente determinado el objeto que se
transfiere, de ahí que si se trata de bienes inmuebles con señalar su nomenclatura
si es urbano o el nombre si es rural, más la referencia al número de folio de
matricula inmobiliaria, cumplen con ese requisito, sin que sea necesaria la fatigo-
sa e innecesaria tarea de transcribir los linderos, pues de lo que se trata es de
consignar los datos que determinen al bien y permitan el registro y los menciona-
dos son más que suficientes para el fin, tanto más si se recuerda que en el acta de
remate es necesario señalar "la procedencia del dominio del ejecutado si se tratare
de bienes sujetos a registro".
46
Por eso es acertada la interpretación que el Tribunal de Bogotá al señalar
que "Los requerimientos formales del acta de remate, en el punto que se analiza,
genéricamente exigen la determinación de los bienes rematados. Pero, en opinión
de la Sala, es claro admitir que si el aviso de remate entiende como signo inequí-
voco de individualización la matrícula de los bienes inmuebles, si existe, el lugar
de ubicación y su nomenclatura o nombre, pues sólo en ausencia de lo último se
requieren sus linderos, que aquella subsume, sigúese que conjugando el citado
artículo 525-2 con el 527-4 ibídem, puede válidamente concluirse que basta la
consignación de la matricula inmobiliaria, ubicación y nomenclatura para que se
entienda determinado el inmueble que es materia de subasta pública.
46 Tribunal de Bogotá, auto de CI-59 de febrero 21 de 1994, ponente Dr. Alfonso GUARÍN,
publicado en Código de Procedimiento Civil Legis, No. 2893.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 51S
En la misma acta de remate debe el juez dictar el auto disponiendo que las
sumas depositadas para hacer postura por los licitantes vencidos se les devolverán
de inmediato, tal como lo ordena el inciso segundo del citado artículo al señalar
que en "la misma diligencia ordenará por auto que no admite recurso que las
sumas depositadas se devuelvan a quienes las consignaron".
Incluso veo posible que una persona que estuvo interesada y posteriormente
desistió de ofertar no obstante lo cual alcanzó a consignar, se presente a la
diligencia con el único objeto de pedir que se ordene la devolución de su dinero,
con lo cual puede evitar memorial en tal sentido y auto separado ordenando lo
anterior, como se impone en todos aquellos casos donde es necesario devolver
sumas de garantías de seriedad de oferta, tal como sucede, por ejemplo al quedar
desierto un remate, decretarse la anulación del mismo o tornarse fallido.
Dispone también el art. 527 en su inciso cuarto, que: "Si al tiempo del remate
la cosa rematada tiene el carácter de litigiosa, el rematante se tendrá como cesio-
nario del derecho litigioso", norma que amerita de una especial explicación.
I
no operó, en el entretanto, ningún cambio en la situación jurídica del mismo,
imprevisión que puede comprometer seriamente su responsabilidad profesional.
El juez comisionado sólo podrá adelantar las diligencias propias del remate,
es decir, desde el señalamiento de fecha hasta el vencimiento del término para
consignar (tres días después de la subasta), hecho lo cual debe remitir lo actuado
al juez comitente para que éste tome las medidas pertinentes (aprobación o impro-
bación del remate, declaratoria de nulidad del mismo, señalamiento de nueva
fecha si la licitación es declarada desierta) y, de ser el caso, una nueva comisión.
o
Según el inciso 2 del art. 528 el comisionado está "facultado para recibir los
títulos de consignación para hacer postura y el saldo del precio del remate, los
cuales deberán hacerse a la orden del comitente y enviarse a éste por el comisio-
nado junto con el despacho comisorio. Si el rematante no consigna oportunamen-
te el saldo, así lo hará constar el comisionado a continuación del acta de la
diligencia, para que el comitente resuelva lo que fuere pertinente", lo cual pone de
presente que el comisionado carece de facultades para declarar improbado el
remate, pero sí las tiene para recibir los títulos que den cuenta de la consignación
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
del 20%, así como el del saldo del precio del remate, títulos que se deben consig-
nar no a la orden del comisionado sino del comitente. .»
En efecto, conociéndose la lentitud de los trámites bancarios correspondien-
tes a las consignaciones judiciales, obliga el inciso segundo del artículo 528 que
las consignaciones se realicen a la orden del juez comitente, no del comisionado,
a fin de evitar el calvario que demanda lo que debería ser una labor simple y ágil,
traspasar esas sumas de la cuenta de un juzgado a otro. Ahora bien, es de suponer
que con el cubrimiento nacional de las entidades bancarias y, en especial del
Banco Agrario que tantos beneficios recibe de las cuentas judiciales, dicha enti-
dad disponga lo pertinente para que esas consignaciones a orden del juzgado
comitente puedan hacerse desde cualquier ciudad del país, en especial en las que
tienen su sede en el municipio donde está el juez comisionado y no obligar a tener
que acudir a las oficinas del municipio donde tiene su sede el juzgado comitente.
El artículo 528 del C. de P. C. es adicionado por la ley 794 de 2003 con dos
parágrafos que amplían la posibilidad de comisión prevista en el art. 50 de la ley
446 de 1998, que sigue en vigencia y que tan sólo contemplaba la comisión para
que martillos legalmente autorizados adelantaran la diligencia de remate, señalan-
do la misma posibilidad para notarios y Cámaras de Comercio, al disponer que:
"Parágrafo 1. A petición de quien tenga derecho a solicitar el remate de los
bienes, se podrá comisionar a las Notarías, Cámaras de Comercio o Martillos
legalmente autorizados.
"Las tarifas, expensas y gastos que se causen por el remate ante las mencio-
nadas entidades, serán sufragadas por quien solicitó el remate, no serán reembol-
sables y tampoco tenidas en cuenta para efectos de la liquidación de las costas.
"Parágrafo 2. La Superintendencia de Notariado y Registro fijará las tarifas
de los derechos notariales que se cobrarán por la realización de las diligencias de
remate. Las tarifas de las Cámaras de Comercio y Martillos serán fijadas por el
Gobierno Nacional. Para estos efectos, las entidades dispondrán de un término de
tres (3) meses contados a partir de la promulgación de la presente ley".
47
Con relación a lo transcrito se destaca que la Corte Constitucional avaló la
constitucionalidad de la iniciativa condicionándola a que no queden a cargo de
522 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
El rematante, o sea el postor que ofreció la suma más alta por el bien y
obtuvo su adjudicación, debe consignar "el saldo del precio", descontada la suma
que depositó para hacer postura (40% del valor del avalúo). La diferencia debe
ser consignada dentro del plazo de tres días, contados a partir del día hábil
inmediatamente siguiente a aquel en que se hizo la adjudicación, término inmodi-
ficable, salvo que las partes de común acuerdo prorroguen, lo que se permite
hasta por seis meses más como máximo. Si vence el término legal o el acordado
sin que se haya pagado el saldo, el rematante pierde la suma que consignó porque
se declarará improbado el remate.
Deben entonces quienes rematan tener presente que dentro del plazo con que
cuentan para pagar el saldo no sólo se debe cancelar éste, sino también el valor
adicional del 3% sobre el monto de la adjudicación, en forma tal que si sólo pagan
el primero mas no el impuesto, dentro del término se impondrá la sanción de
improbación; por eso si se amplió por las partes el plazo para pagar, la extensión
cobija también lo atinente al pago del impuesto, pues el inciso tercero del art. 529
pone de presente que: "Vencido el término sin que se hubiere hecho la consigna-
ción y el pago del impuesto", es que procede la sanción, para remitirse al término
del inciso anterior, que se refiere a los tres días siguientes o al señalado por las
partes, nunca más allá de seis meses. En suma, el término para pagar el impuesto
es el mismo que se tiene para cancelar el saldo del precio y no perentoriamente
son los tres días.
Ahora bien, en la hipótesis de que existan varios acreedores pero uno de ellos
es privilegiado, puede rematar por cuenta de su crédito, pero el remate sólo se
aprueba si consigna el valor necesario para garantizar el pago de las "costas
causadas en interés general de los acreedores, a menos que exista saldo del precio
suficiente para el pago de ellos", con lo cual se establece que al menos las
agencias en derecho y gastos del proceso en que incurrieron otros acreedores
serán recuperadas, pues no sería equitativo permitir que el acreedor de mejor
48 Debido a que los remates que se realizan por intermedio de martillos, Cámaras de Comercio o
Notarías son ordenados por el juez civil, es evidente que el impuesto de la ley 11 de 1987 opera de
manera idéntica a como sucede si el comisionado es otro juez.
524 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Al respecto se debe recordar que para decretar el remate, el valor del crédito
y las costas debe estar liquidado con anterioridad, obteniéndose una base exacta
para conocer el monto de la obligación en favor del acreedor, si éste remata, la
diferencia que debe pagar, si a ella hubiere lugar, es la cantidad que resulte de
restar al precio de adjudicación el valor de la liquidación del crédito y las costas.
Así, por ejemplo, si el crédito y las costas se liquidaron en dos millones de pesos
y el acreedor remató el bien y se le adjudicó por tres millones y medio, debe
consignar dentro de los tres días siguientes la diferencia, es decir millón y medio.
Pero si el valor del crédito es superior al valor de adjudicación, nada debe consig-
nar, antes bien aún se le adeuda dinero.
49 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones de derecho procesal Civil Colombiano, Parte
General, 8" edición, Bogotá, 2002, páginas 921 a 923 donde se comenta esta causal de nulidad a
espacio.
50 El trámite de esta causal de nulidad es simple. Una vez propuesta se corre traslado por tres días
a la otra parte y procede el juez de plano a resolver dado, que en este caso no existe posibilidad
alguna de practicar pruebas pues todo se reduce a constatar sobre el mismo expediente si existió
alguna irregularidad.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
evento de ser apelada, por tratarse de auto que niega la nulidad, el efecto debe ser
el devolutivo. Es más, si tan sólo se niega la declaratoria de nulidad, debe el juez,
de manera inmediata e independientemente de que se haya apelado la decisión,
proferir el auto aprobatorio del remate.
Cuando se trata de inmuebles el adquirente del bien conoce todas esas cir-
cunstancias; su obligación es estudiar la titulación, y si compra no puede alegar
que las ignora. Por el remate, no se transfieren más derechos ni otros diferentes
de los que tenía el demandado.
S2S INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
El num. 7 del art. 530 prescribe que el auto debe ordenar "la entrega del
producto del remate al acreedor hasta concurrencia de su crédito y las costas, y
del remanente al ejecutado, si no estuviere embargado". Es decir, la entrega debe
hacerse inmediatamente quede ejecutoriado el auto que aprueba el remate.
5 1
Según M O R A L E S M O L I N A "para entregar el precio del remate al acreedor es
necesario esperar que se inscriba el remate", tesis que no acepto por cuanto la
norma no exige tal requisito y porque por vía de interpretación no puede variarse
la clara voluntad de la ley; además, el registro del remate es un acto que corres-
ponde al rematante (no al acreedor) quien no tendrá ningún problema, pues al
estar el bien fuera del comercio y decretarse el desembargo en ese momento (el
oficio de desembargo se lleva al registro con la copia del remate para su inscrip-
ción) se asegura que el registro siempre se cumplirá, lo que no sucede en las
compraventas por escritura pública en las que suelen surgir circunstancias que
impiden el registro, entre el momento en que se firma la escritura hasta cuando
ella se lleva al registro.
si dentro del plazo señalado el secuestre rinde sus cuentas y éstas son objetadas,
subsiste el problema ya planteado.
Pasando a otro aspecto, el inciso final del art. 530 del C. de P. C. constituye
una disposición de difícil asimilación e inútil. Dice así la norma: "Empero, cuan-
do se remate un bien para el pago de la parte exigible de una deuda, garantizada
con hipoteca o prenda constituida sobre él, no se entregará al ejecutado el sobran-
te del precio, que quedará depositado a órdenes del juzgado como garantía del
resto de la obligación, salvo que las partes dispongan otra cosa".
Respecto a la orden para este nuevo avalúo, cabe anotar que el perito debe
estimar el bien conforme a su leal saber y entender, y no está obligado a hacerlo
53 Es requisito indispensable para que quede desierto un remate, que la licitación se abra, esto es,
que quienes eventualmente estén interesados en su compra hayan tenido la posibilidad de adquirir
el bien. En suma, que se dé la subasta por el término legal mínimo de dos horas y no comparezca
nadie a rematar el bien. Si un eventual interesado efectúa consignación pero sin hacerse presente
dentro de la oportunidad hábil para hacerlo igualmente opera la deserción del remate.
•nstgnar tíM j u z g a d o cf
^ INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
por una suma inferior a la del primer avalúo, pues siempre deberá estarse a su
actual significación económica.
Hay remate inválido cuando el juez de oficio o a petición de parte analiza las
actuaciones anteriores a la licitación, y observa que no se cumplieron algunas de
las formalidades de ley. Entonces se abstendrá de aprobar el remate y declarará
nula la actuación, lo cual permite que el bien salga nuevamente a remate en
condiciones idénticas a las de la licitación declarada nula. Cuando acontece lo
anterior, se le devuelve al rematante lo consignado, porque a diferencia del rema-
te improbado, no hay sanción pecuniaria contra él.
alguno de los socios desea adquirir los derechos sociales y rematar, como lo
o
ordena el inc. I del art. 524.
Si dentro del plazo de los diez días se consigna ese 20%, el saldo se debe
pagar "dentro de los treinta días siguientes"; pero, ¿son treinta días siguientes al
vencimiento de los primeros diez o treinta días siguientes a aquel en el cual se
manifestó el deseo de adquirir y se consignó el porcentaje de ley? Dada la redac-
o
ción del inc. I , el plazo de los treinta días se cuenta a partir del día en que se
efectuó la consignación. Es decir, si ésta se hace el primer día de los diez que se
tienen para consignar, el término de los treinta días para pagar el saldo comienza
a correr a partir del día hábil siguiente, pues se trata de dos plazos diferentes: el
primero para hacer uso de la opción y pagar el 20%; el segundo para cancelar el
saldo del precio, es decir el 80% del total del avalúo.
En efecto, el saldo a pagar no se calculará sobre el 70% del valor del avalúo
que en condiciones usuales es la base mínima para hacer postura, sino sobre el
avalúo total, porque debe quedar claro que en esta hipótesis no existe base para
hacer postura (70% para la primera licitación), por cuanto a cambio del derecho
preferencial de compra («rt. 524) que tienen los consocios, al adquirir ellos deben
pagar el total del avalúo, lo cual es equitativo debido a que, de otra parte, se
elimina la posibilidad de que si existe la subasta, se pague una cifra mayor a la
del avalúo.
Estimo que en este evento especial de que trata el artículo 524 del C. de P. C.
como en estricto sentido no existe diligencia de subasta no es del caso aplicar el
artículo 7 de la ley 11 de 1987 que parte de la base de diligencias de remate
55 Debido a que se trata de un caso especial que no fue objeto de modificación en la ley 794 de
2003, se debe entender que el porcentaje sigue siendo el indicado en la norma, es decir, el 20% del
valor del avalúo, pues no se trata de un tercero que quiera intervenir en la subasta, sino de un
consocio a quien se le da la oportunidad de evitar el remate, comprando el interés social.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
Por tal razón, cuando se trata de ejecutar la sentencia que dispone seguir
adelante la ejecución para el cumplimiento de la obligación de dar y el bien
estaba secuestrado, sencillamente se expide la orden para que el secuestre proceda
a entregarlo y en caso de que no cumpla lo hará el juez aplicando el art. 531, es
decir, mediante diligencia de entrega que no admite oposición de ninguna índole
y que, por así imponerlo la ley 794 de 2003, deberá ser realizada "en un plazo no
mayor a quince días después de la solicitud".
1 1 . EL P R O C E S O E J E C U T I V O Y EL P A G O DE LA OBLIGACIÓN
El proceso ejecutivo tan sólo termina cuando existe el pago total de la obli-
gación perseguida, conservando el ejecutado el derecho a ponerle fin en tal forma,
en cualquier estado del proceso hasta antes de rematarse el bien, por así indicarlo
el art. 537, lo cual supone que una vez iniciada la diligencia de remate, o sea
inmediatamente se abre la licitación para oír posturas termina este derecho, por
estar ya de por medio los de los postores, sin perjuicio de que si el remate queda
por cualquier causa sin efecto, se recobre esa posibilidad mientras no se abra una
nueva subasta.
El inciso segundo del art. 537 se limita a indicar que: "El juez declarará
terminado el proceso una vez que se apruebe y pague la liquidación adicional a
que hubiere lugar", dejando un vacío acerca de cómo se procede para hacerla, de
ahí que debe ser llenado entendiendo que cualquiera de las partes puede llevar la
iniciativa para presentarla, se correrá traslado a la otra y una vez aprobada por el
juez, como se determina que existe un mayor valor a pagar, el oferente debe
cancelar el saldo dentro de los diez días siguientes a la ejecutoria del auto que las
aprueba, so pena de que se ordene abonar lo pagado a cuenta del crédito y prosiga
la ejecución, pues es plenamente aplicable a esta hipótesis la solución que para
caso similar consagra el numeral 2 del art. 537.
Tomo como ejemplo que el día anterior a la fecha señalada para el remate se
presenta la solicitud acompañada de los títulos, como es posible que venga una
liquidación adicional, si se sostiene que no se suspende el proceso se llegará al
exabrupto de llevar a cabo el remate dejando sin efecto la solicitud oportuna del
que ofrece pagar, razón por la cual insisto en destacar que en esta hipótesis se
debe suspender la actuación hasta tanto culmina lo atinente a la eventual liquida-
ción adicional, de haber lugar a ella.
Es necesario precisar qué se entiende por citación forzosa y qué por com-
parecencia forzosa de los acreedores con garantías reales con el fin de dejar clara
la noción anterior.
Hay citación forzosa cuando es menester notificar al tercero de manera per-
sonal, bien en forma directa o por intermedio de curador, para que conocida la
existencia del proceso ejecutivo con base en garantías personales determine, si a
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN l 541
bien lo tiene, comparecer para hacer efectiva su garantía dentro del proceso en
que se le citó, o iniciar otro independiente.
56 No existe un término preciso para ordenar y realizar la citación que, lo que impide es adelantar
válidamente la diligencia de remate, pues no es posible señalar fecha para celebrarlo sin que esté
efectuada la notificación por así ordenarlo el art. 523 en su inciso segundo; auncuando hubiera sido
preferible haber establecido un plazo perentorio, a partir del momento en que se allega el certificado
del registrador donde consta el gravamen para realizar la citación. Es por eso que propugno porque
el juez de manera inmediata la disponga para evitar inútiles tramitaciones si, por ejemplo, el citado
decide iniciar proceso separado.
542 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
cita, dentro de los treinta días siguientes a su citación personal", dispone el inciso
primero del art. 539.
La segunda alternativa implica que bien dentro de los treinta días, o con
posterioridad, hasta antes de la ejecutoria del auto que señala fecha para la dili-
gencia de remate, presente su demanda dentro del ejecutivo en el cual se le citó,
donde conservará su privilegio para el pago.
Insisto en destacar que hubiera sido mejor haber impuesto la perentoria obli-
gación de acudir al proceso donde se le citó, lo cual además de implicar celeridad
en la actuación, desarrolla el principio de la economía procesal, pues las medidas
cautelares y demás pasos comunes encaminados a obtener el remate, como por
ejemplo el avalúo, conservan plena vigencia, sin que se afecte para nada el privi-
legio del acreedor hipotecario, a más de que impide maniobras en desmedro de
los quirografarios.
Eso sí, queda claro en el art. 539 que treinta días después de efectuada la
citación personal al acreedor, no tiene alternativa diversa a la de acudir al proceso
donde se le citó, si es que quiere hacer efectivo su crédito y la garantía real,
porque la posibilidad de iniciar el proceso separado únicamente la tiene en ese
plazo inicial y perentorio, caducado el cual debe venir al proceso donde se le citó
si quiere cobrar la obligación en su favor.
entiende que deberá ser presentada ante el juez del circuito del cual depende el
municipal, por cuanto se trata de un proceso separado y en este evento no existe
preclusión de treinta días para hacerlo, pues el curador podrá iniciar el nuevo
proceso hasta antes de la ejecutoria del auto que señala fecha para diligencia de
remate, dado que la norma se remite al plazo señalado en el art. 540.
paso, es una razón más para justificar lo errado de la disposición, que debería
eliminar la alternativa analizada.
Un ejemplo aclara esta hipótesis: Juan inicia proceso ejecutivo con base en
garantías personales y embarga un inmueble que está hipotecado en favor de
Pedro y de Luis, acreeciores hipotecarios de primero y segundo grado. Citados
personalmente, Pedro decide presentarse al ejecutivo donde se le citó y formula
allí su demanda, en tanto que Luis, dentro del plazo de los treinta días promueve
por separado el ejecutivo hipotecario.
En virtud de esa garantía general que tienen los acreedores sobre el pa-
trimonio de su deudor, si uno de ellos inicia un proceso de ejecución y embarga
bienes, es lógico permitir que en el mismo proceso puedan comparecer otros
acreedores para que el producto del remate de los bienes se distribuya propor-
cionalmente entre quienes se hacen parte.
57 Ciertamente la reforma de la ley 794 de 2003 al art. 539 del C. de P. C. se limitó a cambiar la
redacción inicial que se refería al "certificado del registrador de instrumentos públicos y privados"
por "el certificado de la oficina de registro correspondiente, con lo cual se precisa lo que ya era un
general entendido acerca de que la norma opera respecto de todos los bienes sometidos a registro y
no sólo de los inmuebles, como parecía desprenderse de la anterior redacción.
s
'•" • • ^ - i - - ; ;.-'.sir;f ¡a ef&wictáf.
546 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
58 La ley 794 de 2003 precisó la redacción al cambiar la ambigua expresión que se empleaba en
la redacción original referida a la "diligencia de remate", lo que se prestó a interpretaciones acerca
de su alcance, para determinar con claridad la preclusión con la ejecutoria del auto que fija la fecha
para el remate, lo que elimina toda discusión sobre el punto.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
La demanda del tercero y las que se presenten dentro del plazo indicado,
deben adelantarse en cuadernos separados, "pero si se formulan excepciones se
decidirán en una sola sentencia, junto con las propuestas a la primera demanda, si
éstas no hubieren sido resueltas" señala el numeral 4 del artículo 540. Significa lo
anterior que cada una de las demandas debe tramitarse "simultáneamente", pero
por separado, pues no parece correcto involucrar en un solo cuaderno todas las
pruebas y los alegatos relativos a las diversas demandas, lo que no impide su
trámite simultáneo, es decir, con términos comunes como lo quiere la ley. En este
caso, es decir cuando la presentación de la primera demanda de tercería en ante-
rior a la sentencia respecto de la demanda inicial, se dictará una sola sentencia en
la que el juez podrá ordenar que prosiga la ejecución de todas las demandas o de
:
548 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CTVIL
sólo parte de ellas, si declara probadas las excepciones propuestas contra alguna
de éstas.
Si en unas demandas se proponen excepciones y en otras no (recuérdese que
el trámite del proceso ejecutivo varía cuando existen excepciones), el juez debe
adelantar el trámite de las excepciones y proferir una sola sentencia en la cual
resolverá sobre ellas y ordenará, si es del caso, que prosiga la ejecución, interpre-
tación que baso en el num. 6 del art. 540, que indica: "Se dictará una sola
sentencia que ordene llevar adelante la ejecución respecto de la primera demanda
y las acumuladas", si a ello hubiere lugar, pues es posible que la demanda inicial
ya se haya resuelto porque esta intervención es posible aun después de proferida
la sentencia respecto de la primera demanda.
En efecto, según el art. 540, en relación con las excepciones propuestas
contra las demandas de los terceros se dictará una sola sentencia en la que se
resolverá también sobre las propuestas contra la demanda inicial, si no hubieren
sido resueltas, caso que se presenta cuando la primera demanda de tercería se ha
formulado antes de dictada la sentencia que resuelve sobre las excepciones peren-
torias propuestas contra la demanda inicial. Debe recordarse que la primera de-
manda de tercería es viable presentarla hasta antes de la ejecutoria del auto que
señala fecha para el remate, por lo que puede haber una primera sentencia en que
se rechacen las excepciones propuestas, o en que se decrete que prosiga la ejecu-
ción si no las hubo, siendo entonces posible que en la primera instancia se presen-
ten dos fallos.
En suma, respecto de la demanda del primer tercero que se presentó y de las
de otros acreedores que acudieron dentro del emplazamiento necesariamente se
debe dictar una sentencia, sea para ordenar que prosiga la ejecución o para decla-
rar probadas total o parcialmente las excepciones propuestas o las dos cosas; y si
el primer tercero se presenta antes de la sentencia que resuelve sobre la demanda
inicial, la providencia será una sola. Si ese primer tercero se presenta con poste-
rioridad a la sentencia que decidió frente a la demanda inicial, entonces se da el
caso de una segunda sentencia en la misma instancia.
Antes de la sentencia respectiva cualquiera de los acreedores puede solicitar
que se declare que su derecho goza de preferencia o que se desconozca el crédito
de otros acreedores (num. 5); esta solicitud se tramita como una excepción peren-
toria y se resuelve en sentencia, conducta que, no es nada diversa a una legitima-
ción extraordinaria para que un acreedor pueda emplear hechos exceptivos.
Si alguno de los acreedores estima que su crédito es privilegiado y solicita
que así se declare en la sentencia con el fin de tener derecho a un pago de carácter
preferencial, se está en hipótesis propia del normal ejercicio de los derechos del
" 1 9 . # (
acreedor e implica una lucha jurídica entre ejecutantes, frente a la cual el deman-
dado no tiene interés alguno, de ahí que su opinión nada interesa pues de todos es
deudor, se manera que será el juez quien frente al caso concreto defina la prela-
ción del pago si a ello hubiere lugar. Pero si el acreedor solicita que se desconoz-
can otros créditos, se tratará, ni más ni menos, de una excepción perentoria, es
decir, que en este proceso los acreedores gozan de la misma posibilidad que tiene
el deudor: presentar excepciones perentorias (el desconocimiento del crédito ope-
ra en favor del deudor, quien tendrá menos obligaciones para cancelar).
ejecución, de modo que deben estar atentos los ejecutantes para presentar su
petición inmediatamente vence el traslado de los diez días para proponer excep-
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que los otros acreedores o uno de ellos haga uso del derecnu y
petición poniendo de presente otras circunstancias diversas a las indicadas por el
excepcionante. Por ejemplo, si el ejecutado presentó la excepción de prescripción
pero no la de pago, bien pueden los otros acreedores proponerla, pues de lo que
trata la norma es de evitar que una defensa descuidada les perjudique.
También tienen los acreedores la plena habilitación para intervenir activa-
mente en la práctica de las pruebas dentro del trámite de las excepciones cuando
no han hecho uso del derecho que se les otorga, por considerar que las excepcio-
nes propuestas son las adecuadas, facultad que se desprende de que si pueden lo
más, excepcionar, lógicamente tienen la posibilidad de participar en la etapa
probatoria para ayudar a establecer hechos exceptivos que ellos también hubieran
podido presentar.
Cabe preguntarse si es viable solicitar el desconocimiento de créditos des-
pués de dictada la "sentencia que ordene llevar adelante la ejecución" por cuanto
interpretación exegética de la disposición llevaría a negar esa posibilidad; empe-
ro, como se trata de un caso de legitimación extraordinaria para presentar excep-
ciones perentorias, no existe razón legal para cercenar ese derecho al acreedor que
se ha presentado dentro de la oportunidad legal, que como se estudió, puede ser
aún después de proferida la primera sentencia. E n esto me identifico con RAMIRO
59
BEJARANO, para quien "No existe la menor duda de que aun habiéndose proferi-
do la respectiva sentencia los nuevos acreedores podrán no sólo promover el
incidente de desconocimiento de los créditos sobre los que no se ha dictado
sentencia, sino también de los que ya se ha ordenado seguir su ejecución. Es
decir, la sentencia que ordena seguir adelante la ejecución no hace tránsito a cosa
juzgada material si se presenta la acumulación de demandas, pues en este evento
los acreedores podrán formular el incidente inclusive para que se desconozca el
BEJARANO GUZMAN Ramiro, "Acumulación de demandas ejecutivas", en Revista del Instituto
mbiano de Derecho Procesal, vol. I, núm. 2, 1 9 8 4 , pág. 32, artículo en donde además se hacen
serie de oportunas observaciones al régimen de intervención de terceros regulado en el art. 5 4 0
aboga por una modificación de dicha norma para que se permita expresamente que los acree-
- ™w decidan atender el emplazamiento se puedan presentar, sean o no exigibles sus obligacio-
- "Q iniciativa que infortunadamente no acogió la reforma de 1 9 8 9 ,
nes,taicou~~
en la de 2003
ni
551
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
«BIS
crédito que ya se había ordenado ejecutar". A lo anterior agreg*d"qtfe€3a~faeultad
la conservan los acreedores siempre y cuando que el demandado no haya propues-
to excepciones y se hubiere aplicado el art. 507. Si el ejecutado presenta excep-
ciones y éstas son negadas en sentencia ejecutoriada, la facultad de los acreedores
que se presentan después se mantiene, pero con restricciones debido a que en esta
hipótesis los motivos para solicitar el desconocimiento del crédito necesariamente
deben estar apoyados en hechos diferentes a los que fueron objeto de debate y
discusión.
Para finalizar los comentarios acerca de las demandas de terceros, quedan por
señalar algunos problemas de interés que se han suscitado en la práctica judicial
en torno al tema, siendo el primero de ellos el concerniente a cual debe ser el
camino a seguir cuando existiendo medidas cautelares practicadas, se ha presen-
tado la primera demanda de tercería, pero antes de ser dictado el segundo manda-
miento ejecutivo, la demanda inicial es desistida, de manera tal que tan sólo viene
a quedar como única la que se presentó por el tercero, pues surge la inquietud
552 iNSTrrucioNES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
atinente a si debe el juez proferir el mandamiento de pago con o sin emplaza-
Claro es el inciso primero del artículo 540 al destacar que: "Podrán for-
mularse nuevas demandas ejecutivas por el mismo ejecutante o por terceros",
derecho acerca de cuyo ejercicio realizo una especial precisión y es que sólo se
justifica utilizarlo cuando ha vencido el plazo para reformar la demanda ejecuti-
va, porque si así no ocurre resulta mejor emplear el sistema propio de la reforma
que permite incluir nuevas pretensiones, lo que evitaría los emplazamientos a
terceros indeterminados previsto el art. 540, porque en este evento se aplicaría el
trámite de la reforma de la'demanda, pero advirtiendo que se trata de una elec-
ción del ejecutante, es decir, que si aún estando en ocasión de reformar la de-
manda ejecutiva, emplea el sistema de la acumulación debe impartirse el trámite
del art. 540.
60 Podría ser de utilidad emplear esta herramienta como un sistema en orden a que se cite a los
supuestos acreedores y vencido el emplazamiento sin que concurran, se asegura que ya dentro de
ese proceso ningún otro acreedor con garantía personal podrá hacerse parte.
554 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Presentada la solicitud, se sigue el trámite previsto en los arts. 158 y 159 del
C. de P. C. Es decir, del incidente de acumulación conocerá el juez que tramita el
proceso más antiguo o el que primero practicó el embargo de bienes, se acompa-
ñará a la petición el certificado que demuestre la existencia de los demás proce-
sos, y una vez reunidos se dará traslado a las partes para que formulen sus puntos
de vista frente a la solicitud de acumulación, y luego se resolverá sobre ésta.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 555
62 Ibídem, pág. 321, Cfr. A. E. GIFFARD y Robert ViLLER, Droit romain et anden droit frangais.
Les obligations, París, Dalloz, 1976 págs. 393 a 418 quienes destacan que "a partir del día en que el
acreedor hipotecario tiene protección de esta acción cuasiserviana se puede decir que tiene un
derecho real (jus ¡n re) sobre el bien de su deudor".
63 Entre nosotros basta citar el importante trabajo del profesor Alvaro PÉREZ VIVES. Garantías
civiles, Bogotá, Edit. Temis, 1984.
64 Los artículos 2432 a 2457 del C. C. regulan la hipoteca, en tanto que en el C. de Co. los
artículos 1570 a 1577 se ocupan de la hipoteca naval. .... ui»i
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
pero queda sobrentendido que todo lo que se comenta sobre la hipoteca, salvo la
solemnidad de la escritura pública, se predica de la otra garantía real, la prenda.
13.2. El objeto de la garantía hipotecaria y el objeto del proceso ejecutivo con
título hipotecario o prendario
el art. 1610 del mismo Código, y de no hacer, mencionada en el art. 1612 del C.
C. Si la hipoteca es una garantía que supone una obligación a la cual accede, este
sistema de aseguramiento es viable respecto de todo tipo de obligación. No existe
restricción legal ni contraría su utilización la particular índole de la prestación, de
modo que toda obligación se puede garantizar con prenda o hipoteca. ri
65 Si bien es cierto la ley 794 de 2003 no modificó el inciso primero del art. 554 del C. de P. C.
las adiciones que hizo al art. 557, al crear el nuevo numeral el 7, el que adelante se comenta,
permiten sostener que la finalidad del ejecutivo hipotecario se modificó y, al igual que el ejecutivo
con base en obligaciones personales, persigue el pago de la obligación aún con otros bienes del
ejecutado, si el producido del remate no alcanza.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 559
Para despejar cualquier duda, el art. 560 dispone que cuando la obligación
garantizada es distinta a la de entregar una suma de dinero "el demandante proce-
derá de conformidad con lo dispuesto en el artículo 495; la regulación de los
perjuicios se tramitará y decidirá conforme a lo previsto en el artículo 492".
o
Adviértase que en este caso la remisión sólo cobija el inc. I del art. 495 ya que
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
INSTITUCIONES u c ^ n - •
compensatorios.
Ahora bien, ¿cuándo puede el demandado objetar la estimación de perjuicios
que se hagan en la demanda? Al respecto no existe problema. En efecto, el art.
506 del C. de P. C, dice que: "Dentro del término para proponer excepciones, el
demandado podrá objetar la estimación de los perjuicios hecha por el ejecutante
> 1„"
en la demanda".
En el proceso ejecutivo con título hipotecario existe mandamiento de pago y,
por ende, la objeción puede hacerse dentro del término que el demandado tiene
para proponer excepciones, que para este caso no son diez sino cinco días. De otra
parte, ya se vio que en este proceso la objeción de perjuicios estimados en la
demanda se tramitará y decidirá como lo prevé el 492, es decir, que si a más de
la objeción se presentan excepciones per^torias el trámite de aquella y éstas será
conjunto y se observatá el art. 510; empero si sólo existe objeción a los perjui-
cios estimados pero no se formularon excepciones perentorias, el trámite será
incidental.
Pero, ¿qué ocurre si en el proceso ejecutivo hipotecario no se demuestra la
cuantía de los perjuicios estimados en la demanda? En este proceso debe aplicarse
la solución que para el mismo caso ofrece el art. 506 del C. de P. C, es decir: "Si
no se acredita la cuantía de los perjuicios, el juez declarará extinguida la obliga-
ción", o sea que en este evento pierde el acreedor el derecho a su acreencia y,
como obligada consecuencia, se extingue la garantía, declaración que hará el juez,
según el caso, en la sentencia o en el auto que resuelve el incidente si no se
formularon excepciones perentorias.
Cuando se ha presentado objeción a la estimación de los perjuicios y además,
excepciones perentorias, como los dos aspectos deben ser resueltos en la senten-
cia, surge el interrogante referente a en qué orden debe el juez desarrollar el
estudio y es así como estimo que, inicialmente, debe abordar lo que concierne con
las excepciones perentorias para, caso de que ellas no prosperen, continuar con el
análisis del monto de los perjuicios, pues en la hipótesis de que se llegue a
considerar que las excepciones de fondo deben ser negadas, es pertinente prose-
guir con el estudio del monto de los perjuicios, para definir lo que respecto de
6"" i n
ellos corresponda.
Ciertamente, dentro de criterio pragmático que debe presidir las decisiones
judiciales y en desarrollo del principio de la economía procesal no tendría objeto
que el juez, que al haber estudiado el proceso tiene un panorama completo acerca
de lo que debe decidir tanto en materia de monto de los perjuicios como de
Ji DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
Un ejemplo ilustra lo«anterior: Carlos se obligó a construir una casa para Juan
y como garantía de cumplimiento de la obligación de hacer que adquirió, hipotecó
un inmueble de su propiedad. Ante el incumplimiento del deudor Juan, si quiere
hacer efectiva la garantía hipotecaria debe optar por el subrogado pecuniario e
iniciar el correspondiente proceso por sumas de dinero. No obstante, el querer de
Juan es que Carlos construya la casa y no le interesan los perjuicios compensato-
rios razón por la cual debe promover un proceso ejecutivo con base en garantías
personales, lo que implica que prescindió de utilizar la garantía hipotecaria y
tácitamente renuncia al privilegio que ésta le otorgó.
13.5. La demanda. Requisitos
o
2 ) Dada la íntima e inescindible relación entre la obligación (lo principal) y
la garantía real (lo accesorio), todo lo concerniente a ellas, si es objeto de contro-
versia judicial, se ventila en un mismo proceso. Resultaría un despropósito jurídi-
co adelantar un proceso para dar efectividad a una garantía hipotecaria sin que
necesariamente se pretenda el pago de una obligación en dinero.
o
3 ) Ya se vio que en el proceso ejecutivo con título hipotecario o prendario
se persigue una doble finalidad: la efectividad de la obligación que no fue atendi-
da oportunamente, y la venta en pública subasta del bien dado en garantía, para
lo cual es menester que la demanda reúna los requisitos de toda la demanda
ejecutiva.
o
4 ) Ciertamente el art. 2440 del C. C. faculta al propietario de un inmueble
sometido a hipoteca para enajenarlo sin restricción alguna, y el 2454 del mismo
estatuto permite que se hipoteque un bien propio para garantizar una obligación
ajena, hipótesis éstas en las cuales se bifurca la calidad de deudor y la de garante,
que usualmente se dan en la misma persona.
66
No es nueva esta situación. MESSINEO enseña que en estas hipótesis nos
encontramos en un "típico caso de responsabilidad por deuda ajena. Así, uno es el
MESSINEO Francesco, Manual de derecho civil y comercial, t. rv, Buenos Aires. Ejea, págs. 55
. y66101.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
sujeto de la obligación y otro es el sujeto de la responsabilidad". Los hermanos
67
MAZEAUD por su parte, destacan que "el deudor conserva el derecho de vender
el inmueble hipotecado, pero no por eso deja de ser deudor. La venta no surte el
efecto de que el adquirente sustituya al deudor como enajenante".
Pues bien, al presentar demanda en proceso donde se ejercita una garantía
real, especialmente hipoteca, si el inmueble ya no pertenece al deudor (así lo
certifica el registrador), la demanda debe necesariamente dirigirse contra el actual
propietario del bien, aspecto que no es objeto de reparo alguno pero, y esto es lo
novedoso de la tesis, deberá igualmente encaminarse contra el deudor por cuanto
el ejecutivo con garantía real está destinado a debatir la obligación (frente al
deudor) y la garantía (frente al actual propietario).
o
5 ) La vinculación del deudor es permanente, en tanto que la del tercero
adquirente es puramente accidental y sólo se requerirá si es titular actual del
derecho de dominio; si el adquirente a su vez enajenó el bien, sobra su vincu-
lación al proceso, pues se demandará al actual propietario. Siempre debe deman-
darse al obligado y si éste no es el actual propietario del bien, también a quien lo
sea y no sólo a éste último como equivocadamente entiende la doctrina nació-
68
nal.
En conclusión, cuando el actual propietario no es el obligado, adicionalmente •
el deudor también debe ser demandado.
o
6 ) En la hipótesis planteada se presenta un caso de litisconsorcio necesario
debido a que el art. 83 del C. de P. C, es norma aplicable a todo tipo de procesos
y no sólo a los de conocimiento, como erradamente se cree al confundir la inter-
vención adhesiva -propia de los juicios de conocimiento- con el litisconsorcio
necesario, cuya aplicación no está sometida a ninguna restricción en lo que a
clase de procesos respecta.
El litisconsorcio necesario surge si el juicio versa sobre "relaciones o actos
jurídicos respecto de los cuales por su naturaleza o por disposición legal, no fuere
posible resolver de mérito sin la comparecencia de las personas que sean sujetos
de tales relaciones o que intervinieron en dichos actos", en cuyo caso la demanda
debe formularse por todas o "dirigirse contra todas".
67 MAZEAUD H. J. y L., Lecciones de derecho civil, Parte m, t. n, Buenos Aires, Ejea, pág. 90.
68 MORA Nelson, Proceso de ejecución, Bogotá, Temis, 1972, pág. 562 y DEVIS ECHANDÍA,
Compendio de derecho procesal, t. in, pág. 424, entre otros.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
Y es tan evidente esa íntima relación, que basta imaginar el caso de que el
acreedor quisiera ejercitar otro de los derechos que le asiste, el de la acción mixta
que debe adelantarse simultáneamente, esto es, en el mismo proceso.
¿Acaso la perderá por haber enajenado el deudor el bien que hipotecó? Indu-
dablemente no. La conserva, y si la quiere ejercitar debe demandar en proceso
ejecutivo tanto al deudor (respecto del cual perseguirá los restantes bienes), como
al actual propietario del bien (para lograr la efectividad de la garantía).
69 PARRA QUIJANO Jairo, Apuntes para una teoría de los terceros, Bogotá, Ed. Librería del
Profesional, 1980, pág. 41.
70 Tribunal Superior de Medelín, Revista de Jurisprudencia, número 19, año 10, 1994, página
41, sentencia de febrero 3 de 1994, ponente Dra. Beatriz QUINTERO DE PRIETO, donde advierte: "Un
examen teórico del aspecto permite concluir que en procesos como el que se estudia y decide, en
donde se halla en proceso alguien por una relación sustancial que le es ajena (la obligación) debe
tener oportunidad de comunicar al tercero verdadero obligado (verdadero titular de la relación
sustancial) la existencia del proceso, para que si lo tiene a bien intervenga litisconsorcialmente
porque él es un litisconsorte cuasi necesario, es alguien en cuya esfera jurídica se va a producir el
efecto de la sentencia, es alguien que va a ser afectado con la cosa juzgada que se produzca en el
proceso". Basta analizar esta argumentación para ver que ella no hace nada diverso a reiterar que se
trata de un litisconsorcio que, en mi sentir erradamente se califica de cuasinecesario, por entender el
Tribunal que "la ley no obliga a noticiar al verdadero obligado", aspecto donde está la falla del
Tribunal quien olvida que no siempre la ley debe ordenar de manera expresa que exista una
citación.
566 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CV
ITL
Si se demanda al actual propietario en proceso ejecutivo con título hipoteca-
rio, y al deudor en ejecutivo con garantía personal, a más de correr el riesgo de la
excepción de pleito pendiente o el de demandas penales por fraude procesal
(intentar, así sea en apariencia, dos veces el cobro de la misma obligación), se
desnaturalizaría la esencia de la acción mixta que por expresa disposición legal
implica el ejercicio simultáneo de las garantías personales y reales (art. 2449 del
C. C ) , o sea en único proceso.
Por lo anterior, no comparto el punto de vista del profesor CÉSAR GÓMEZ
71
ESTRADA quien, en su obra sobre los contratos civiles, sostiene que: "No sobra
advertir que esta acumulación de acciones no puede ocurrir sino cuando coinciden
en una misma persona las calidades de deudor y propietario del bien hipotecado".
A todas luces es incorrecto sostener que enajenando el bien se pueda enervar la
acción mixta, tal como lo prevé el art. 2449 del C. C, tamaña afirmación conlleva
radicar en cabeza del deudor la posibilidad de demeritar la garantía del acreedor
de manera unilateral e inconsulta, con el elemental sistema de vender el bien
hipotecado, lo que resulta^ inaceptable.
o
8 ) Cuando el deudor y el garante son personas distintas, la demanda se debe
dirigir contra los dos para evitarles perjuicios.
El artículo 2453 del C. C. señala que si el tercer garante paga, se subroga en
los mismos términos que el fiador, en tanto que si es desposeído de la finca "será
plenamente indemnizado por el deudor, con inclusión de las mejoras que haya
hecho en ella".
Pregunto ¿jurídicamente será posible deducir tan graves consecuencias al
deudor que no ha tenido la ocasión de comparecer en el proceso? Y si el deudor
no es citado al proceso, y por ende se enerva su derecho de defensa ¿será consti-
tucional imponerle como consecuencia tales obligaciones?
La respuesta negativa se impone. Sólo si el deudor es vencido en el proceso
debe asumir las obligaciones que prescribe la disposición, argumento que de-
muestra que por la naturaleza de las relaciones materiales entre deudor y garante
siempre se debe citar al deudor, porque no es posible resolver de mérito sin la
presencia de los dos.
Aún más, si el actual propietario paga la obligación, y por ende, se subroga
"en los derechos del acreedor en los mismos términos que el fiador" (C. C, art.
o
2453, inc 2 ), el deudor podrá oponerle al garante las mismas excepciones que de
71
JJJ»
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
566
Si se demanda al actual propietario en proceso ejecutivo con título hipoteca-
rio, y al deudor en ejecutivo con garantía personal, a más de correr el riesgo de la
excepción de pleito pendiente o el de demandas penales por fraude procesal
(intentar, así sea en apariencia, dos veces el cobro de la misma obligación), se
desnaturalizaría la esencia de la acción mixta que por expresa disposición legal
implica el ejercicio simultáneo de las garantías personales y reales (art. 2449 del
C. C ) , o sea en único proceso.
Por lo anterior, no comparto el punto de vista del profesor CÉSAR GÓMEZ
ESTRADA quien, en su obra sobre los contratos civiles, 71
sostiene que: "No sobra
advertir que esta acumulación de acciones no puede ocurrir sino cuando coinciden
en una misma persona las calidades de deudor y propietario del bien hipotecado".
A todas luces es incorrecto sostener que enajenando el bien se pueda enervar la
acción mixta, tal como lo prevé el art. 2449 del C. C, tamaña afirmación conlleva
radicar en cabeza del deudor la posibilidad de demeritar la garantía del acreedor
de manera unilateral e inconsulta, con el elemental sistema de vender el bien
hipotecado, lo que resulta inaceptable.
o
8 ) Cuando el deudor y el garante son personas distintas, la demanda se debe
dirigir contra los dos para evitarles perjuicios.
El artículo 2453 del C. C. señala que si el tercer garante paga, se subroga en
los mismos términos que el fiador, en tanto que si es desposeído de la finca "será
plenamente indemnizado por el deudor, con inclusión de las mejoras que haya
hecho en ella".
r :
" Pregunto ¿jurídicamente será posible deducir tan graves consecuencias al
deudor que no ha tenido la ocasión de comparecer en el proceso? Y si el deudor
no es citado al proceso, y por ende se enerva su derecho de defensa ¿será consti-
tucional imponerle como consecuencia tales obligaciones?
La respuesta negativa se impone. Sólo si el deudor es vencido en el proceso
debe asumir las obligaciones que prescribe la disposición, argumento que de-
muestra que por la naturaleza de las relaciones materiales entre deudor y garante
siempre se debe citar al deudor, porque no es posible resolver de mérito sin la
presencia de los dos.
Aún más, si el actual propietario paga la obligación, y por ende, se subroga
"en los derechos del acreedor en los mismos términos que el fiador" (C. C, art.
o
2453, inc 2 ), el deudor podrá oponerle al garante las mismas excepciones que de
GÓMEZ ESTRADA César, Los principales contratos civiles, Bogotá. Ed. Dike, 1982, pág. 481.
71
^ iíV DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 567
haber sido citado al proceso hubiera podido proponerle al acreedor, pues el art.
2402 del C. C. señala que si el fiador paga sin avisar al deudor "podrá éste
oponerle todas las excepciones de que el mismo deudor hubiera podido servirse
contra el acreedor", posibilidad que se elimina, si como se propugna, el deudor se
cita al proceso desde un primer momento, dada su innegable calidad de litiscon-
sorte necesario.
o
Y si el bien es rematado, hipótesis prevista en el inc. 3 del art. 2453 del C.
C. (el garante es "desposeído de la finca") ¿qué implica la pérdida del bien como
consecuencia de la sentencia que ordena rematarlo en un proceso en que no fue
parte el deudor (vendedor del inmueble)? Es éste un típico caso de evicción, (art.
1894 del C. C: "Cuando el comprador es privado de todo o parte de ella, por
sentencia judicial"), en el cual para que exista obligación de saneamiento es
menester que el vendedor (deudor u obligado) sea citado al proceso, pues si no
comparece por no habérsele citado "y fuere evicta la cosa, el vendedor no será
obligado al saneamiento" (C. C, art. 1899).
o
9 ) Debemos cuidarnos de suponer que las relaciones entre garante y propie-
tario son las de una obligación solidaria. Si de eso se tratase, sencillamente se
podría presentar la demanda contra el actual propietario sobre la base de que el
acreedor "podrá dirigirse contra todos los deudores solidarios conjuntamente, o
contra cualquiera de ellos a su arbitrio, sin que por éste pueda oponérsele el
beneficio de división" (art. 1571 del C. C ) . En tal hipótesis sobrarían nuestros
comentarios y la solución propuesta.
Empero, en los dos casos que he propuesto, entre deudor y garante no existe
solidaridad por cuanto ésta surge de una disposición legal que la consagre, por
testamento o por convención (art. 1568 del C. C ) . Cuando se garantiza una
obligación ajena dando en prenda o hipoteca un bien propio, si expresamente no
se otorga la garantía personal "no se entenderá obligado personalmente si no se
hubiere estipulado" (art. 2454 del C. C ) ; de modo que si no existió ninguna
previsión contractual sobre el punto no habrá solidaridad que para estos eventos
la ley no presume, sin que se presente ninguna de las otras fuentes de la solida-
ridad.
CiFUENTES MUÑOZ aclaró su voto para, apartándose de tales fundamentos, tomar decidido
partido por la contraria al señalar, entre otros aspectos, para fundamentar que se debe demandar al
deudor y al garante cuando sus calidades no son coincidentes, los siguientes: "La interpretación
expuesta, pese a que pueda no ser compartida por una parte de la doctrina nacional, particularmente
por razones técnicas, garantiza de manera más efectiva el derecho al debido proceso, no sólo del
deudor sino del tercero propietario del bien gravado e incluso del mismo acreedor", agregándose
que "si el deudor es llamado al proceso ejecutivo podrá ventilar todas las excepciones previstas en
la ley y alegar conjuntamente con el tercero las razones de su defensa. Así se suprimiria la duplici-
dad que comporta la interpretación adoptada en la sentencia, en punto al debate que ha de surtirse
en el eventual proceso que instaure el tercero vencido contra el deudor principal. Considero que en
virtud del principio de interpretación conforme a la Constitución, la sentencia de cuyos fundamentos
me aparto debió asegurarse de que la interpretación adoptada, entre todas las posibles, fuera la que
mejor tradujera el derecho al debido proceso. Como se puede observar, no se trata de un mero
asunto de conveniencia o de política legislativa, sino de la necesidad de preferir la interpretación
legal que sea más leal al texto constitucional y mayormente fecunda y eficaz para actualizar su
sentido".
DEL PROCESO DE EIECUCIÓN 569
11°) La adición que se hace por la ley 794 de 2003 al art. 557 del C. de P. C,
al crear el nuevo numeral 7, cuyo inciso primero vino a avalar mi posición, debe
ser considerada, pues se advierte en la norma que: "Cuando a pesar del remate o
de la adjudicación del bien la obligación no se extinga, el acreedor podrá perse-
guir otros bienes del ejecutado, siempre y cuando éste sea el deudor de la obliga-
ción. En este evento, el proceso continuará como un ejecutivo singular sin
garantía real, sin necesidad de proferir de nuevo mandamiento ejecutivo ni sen-
tencia. El ejecutante no estará obligado a prestar caución para el decreto y prácti-
ca de las medidas cautelares".
f e A N D I N A
DE ALTOS ESTUDIOS
Wtx INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
llegarse al extremo de que se acepten las mismas, con las consecuencias que de
ello se derivarían por generar situaciones por entero contradictorias, aspecto que
evidencia lo perentorio de la aceptación de la tesis de la necesidad de citar a
deudor y garante como ejecutados en el mismo proceso, en el único ejecutivo
hipotecario que se origina en el correspondiente título ejecutivo, evento en el que,
de no lograrse el pago total, opera la conversión automática y prosigue la actua-
ción como ejecutivo con base en garantías personales, únicamente contra el deu-
dor por ser el obligado personalmente, pero conservando total validez toda la
actuación anterior, en especial lo atinente al debate sobre las excepciones, si es
que lo hubo.
73
12°) Si se considera, que la Corte Constitucional para pronunciarse sobre la
exequibilidad condicionada del nuevo parágrafo del art. 554 del C. de P. C,
creado por la ley 794 de 2003 donde se prescribe que: "El registrador deberá
inscribir el embargo, aunque el demandado haya dejado de ser propietario del
bien. Acreditado el embargo, si el bien ya no pertenece al demandado, el juez de
oficio tendrá como sustituto al actual propietario a quien se le notificará el man-
damiento de pago", no puede quedar la menor duda acerca de que la tesis que de
años atrás he sostenido queda ahora soportada, además de todo lo expuesto,
también en esta norma legal lo que, ojalá, acabe la innecesaria y desgastante
discusión en torno al punto.
Dijo la entidad, luego de analizar lo que son las diferencias entre garante y
deudor y destacar que en veces no coinciden esas calidades en la misma persona
que: "En la hipótesis comentada, es claro, pues, que contra el deudor no podrá
ejercerse la acción real; a su turno, contra el dueño de la cosa se carece de acción
personal, como no sea el que garantizó deuda ajena que se haya obligado a ello
expresamente (parte final del art. 2439 ya citado). De esta manera el actual
propietario estará vinculado por el hecho de tener en su poder el inmueble hipo-
tecado. Sin embargo la responsabilidad a su cargo no podrá extenderse más allá
de lo que corresponda en relación con el bien hipotecado", con lo cual queda
claro que no coincidiendo las dos calidades en el mismo sujeto de derechos, es
menester citar a quienes la ostentan, deudor y garante, pues si el actual propietario
únicamente queda vinculado por tener esa calidad, no es posible jurídicamente
dejar por fuera a quien tiene la de deudor, por ser el no pago de la obligación por
parte del deudor, la causal que se esgrime.
13.6. Competencia y trámite para conocer del proceso ejecutivo con garantía
real
Una vez presentada la demanda, si el juez halla que reúne los requisitos
legales, que está demostrada la existencia de la garantía real y que la obligación
es expresa, clara y exigible, profiere mandamiento ejecutivo, tal como se explicó
para la modalidad de ejecución por sumas de dinero, mandamiento que se notifica
personalmente y que por expresa mención del art. 555, numeral 1, "no tendrá
apelación".
denuncia nuevos bienes, pues en este caso estamos frente a un evento de termina-
ción anormal del proceso ejecutivo hipotecario ante la imposibilidad de proseguir
con su trámite debido a la ausencia de las dos medidas cautelares.
En todo caso, es requisito sine qua non para dictar sentencia que el bien esté
embargado; cuando el secuestro es medida que no perfecciona el embargo, o sea
cuando se trata de secuestro complementario de aquel, es aconsejable, pero no
obligatorio, que la diligencia se practique antes de la sentencia por las razones
dadas; empero, si se profiere ésta, inmediatamente queda ejecutoriada, lo primero
que debe procurarse es ese secuestro, pues sin su práctica no procede el avalúo y
como obligada consecuencia, tampoco el señalamiento de fecha para el remate.
Téngase presente que por disposición del numeral 6 del art. 555, el secuestro
o, al menos la diligencia en donde se intenta su práctica debe desarrollarse antes
que el avalúo, pues bien puede suceder que no haya secuestro por prosperar una
oposición y que se persiga el dominio sin posesión, lo que determina diversa
significación económica del bien o, incluso que pueda terminar el proceso si no
se ejercitan algunas de las opciones que otorga el art. 686, num. 3.
74 Auncuando el numeral 9 del art. 555 igualmente señala como inaplicable en este proceso el
art. 519, recuérdese que el decreto 2651 de 1991 en su artículo 47 expresamente permite su
procedencia en el ejecutivo con base en garantías reales, al disponer que "El artículo 519 del Código
de Procedimiento Civil también tendrá aplicación en los procesos ejecutivos con título hipotecario
o prendario y en los de ejecución para el cobro de deudas fiscales", norma que se adoptó como
legislación permanente en el art. 162 de la ley 446 de 199&.
75 Este artículo antes de ser modificado por la ley 794 de 2003 señalaba que se dará aplicación al
art. 523 "salvo el inciso segundo", expresión que al ser eliminada lleva a concluir que se aplica
integralmente el art. 523 en el ejecutivo hipotecario.
í
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 575
¿Pero, cómo se cuenta este término de tres días? La base para su cómputo es
diferente del término de tres días para consignar la diferencia cuando la adjudica-
ción se pide en la diligencia de remate ya que, como se vio, el rematante debe
consignar a órdenes del juzgado la diferencia entre su crédito y el valor de la
adjudicación, dentro de los tres días siguientes a la diligencia de remate. Si se
utiliza la facultad de adjudicación posterior al remate, al acreedor le basta presen-
tar dentro de la oportunidad legal (cinco días siguientes a la diligencia de remate
desierta) un memorial en que se limita a decir que solicita se le adjudique el bien
por la base mínima por la que salió a subasta.
solicitud (art. 557, num. 6), disposición que en la práctica, dado lo bajo de la
suma contemplada, tendrá poca utilización.
7título
8 LÓ PEZ BLANCO Hernán Fabio, "La citación de terceros acreedores en el juicio ejecutivo con
hipotecario", en Revista del Instituto Colombiano de Derecho Procesal, vol. I, núm. 2. 1984,
págs. 45 a 49.
580 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
insistir en la necesidad de notificar en un sólo acto al demandado, todas las
demandas de los acreedores citados.
Cuando la primera demanda es de mínima cuantía y la de alguno de los
acreedores hipotecarios citados es de menor o de mayor, debe admitirse la acumu-
lación porque la prohibición que existe es sólo para los ejecutivos de mínima
cuantía cuando se trata de garantías personales; naturalmente en las anteriores
hipótesis variará el trámite al pasar a primera instancia si la segunda demanda es
de menor cuantía, o su competencia si fuere de mayor.
14.1. Efectos del vencimiento del plazo para que comparezcan los acreedores
con garantía hipotecaria citados
Ante todo reitero que en este proceso únicamente pueden intervenir acreedo-
79
res que tengan garantías de la misma índole, ya hipotecarias, ya prendarias. El
art. 555 ordena que en el mandamiento ejecutivo "se ordenará la citación de los
terceros acreedores que conforme a los certificados del registrador acompañados
a la demanda, aparezca que tienen a su favor hipoteca o prenda sobre los mismos
bienes, para que en el término de cinco días contados desde su respectiva notifi-
cación hagan valer sus créditos, sean o no exigibles", y en concordancia el nume-
ral 3 del art. 556, agrega que "Vencido el término para que concurran los acree-
dores citados, se adelantará el proceso hasta su terminación.
Si hecho el pago al demandante y a los acreedores que concurrieron sobrare
dinero, se retendrá el saldo a fin de que sobre él puedan hacer valer sus créditos
los que no hubieran concurrido mediante proceso ejecutivo que se tramitará a
continuación del mismo expediente y deberá iniciarse dentro de los sesenta días
siguientes al mencionado pago, vencidos los cuales se entregará al ejecutado
dicho saldo".
Estas disposiciones han sido erradamente interpretadas por algunos comenta-
ristas como un caso de extinción del privilegio que genera la hipoteca, privilegio
derivado de la fecha de la inscripción de la hipoteca en el registro.
El num. 2 del art. 558 dice: "Si para el cumplimiento de una obligación
hipotecaria o prendaria se embargan tanto el bien objeto del gravamen como otros
de propiedad del deudor [acción mixta] y a la vez en proceso ejecutivo para el
cobro de una obligación de igual naturaleza [hipotecaria], se embarga el bien
gravado, prevalecerá el embargo que corresponda al gravamen que primero se
registró".
m
perdido el derecho de hacer valer su crédito hipotecario y su privilegio? Termi-
nantemente no y veamos por qué, empleando el primer mecanismo, el del art. 558
del C. de P. C :
En este caso el plazo para pedir la acumulación es más amplio, pues no existe
prohibición de iniciar ejecución por separado y tan no la hay que la misma norma
la prevé expresamente.
Ahora bien, como el art. 556 no dice que una vez citado el acreedor hi-
potecario privilegiado, a éste no le queda otro camino que comparecer obli-
gatoriamente al proceso donde se le cite, es más, como se vio, dos normas poste-
riores señalan lo contrario, creo que la sanción que según los mencionados profe-
sores se estableció en el art. 556, num. 3, no tiene tan drásticos alcances como
ellos han pretendido explicar; sólo una vez vencido el plazo para acumular se
S8t INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
pierde el privilegio que otorga la hipoteca o prenda, pero jamás con el simple
vencimiento de los cinco días de que habla el art. 556, num. 3.
14.2. Destino de los remanentes cuando el acreedor con garantía hipotecaria
no comparece
Se debe mencionar otro aspecto del num. 3 del art. 556 del C. de P. C: el
destino que se da al remanente que puede quedar cuando los acreedores hipoteca-
rios no se han presentado. No interesa saber si quien no se ha presentado es el
acreedor de mejor derecho o no, sino simplemente que no se presentó dentro de
la oportunidad citada ni adelantó los trámites previstos en los arts. 558 y 559 para
lograr la efectividad de sus derechos.
Si como consecuencia de su inactividad se efectuó el remate y aprobado el
mismo queda un remanente, según el art. 556, num. 3, éste se retendrá a fin de
que sobre él puedan hacer valer sus créditos en proceso ejecutivo, con lo cual
pareciera entreverse, una especial destinación de ese sobrante para pagar a los
acreedores con garantía real que no se presentaron, lo que, como se verá a conti-
nuación no es cierto, pues lo único que se consagra es mantener una inmoviliza-
ción, limitada en el tiempo a sesenta días, del saldo para que otros acreedores, no
sólo los hipotecarios, puedan lograr el pago de otras acreencias con ese dinero.
En todo caso, no puede entenderse que el saldo, al menos por los sesenta días
es sólo para que otros acreedores hipotecarios que no comparecieron puedan
hacer valer sus derechos. En absoluto, lo anterior no es correcto porque el privi-
legio de tales acreedores, frente a los quirografarios, nace de la hipoteca. Cance-
lada la hipoteca (art. 530, num. 1) los acreedores hipotecarios quedan en igualdad
de condiciones que los acreedores no privilegiados, por lo que sobre ese remanen-
te puede caer cualquier otro acreedor y embargarlo, dado que la ley sustancial,
84
tampoco la procesal, ha creado para este evento un caso especial de subrogación
de dinero a bien conservando los privilegios, de ahí que si nadie se interesa en
reclamarlo dentro de los sesenta días siguientes al pago que se hizo al acreedor o
acreedores que comparecieron, se debe entregar a su propietario (el ejecutado),
por cuanto resulta injurídico "congelar" ese dinero por sesenta días exclusivamen-
te en espera de que un acreedor con garantía hipotecaria que se citó pero no
compareció, lo quiera embargar, pues lo anterior implicaría vulnerar el derecho de
otros acreedores con garantía personal y darle al acreedor con garantía real una
prerrogativa que tuvo y a la cual renunció tácitamente al no presentarse dentro del
0* En efecto la ley civil no creó un privilegio especial respecto del remanente y la procesal
84
tampoco pues se limita a señalar el numeral 3 de art. 556 que "se retendrá el saldo a fin de que sobre
él puedan hacer valer sus créditos los que no hubieren concurrido", pero sin mantener el privilegio.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN ?
585
proceso
saldo. en que se le citó y que de haberlo hecho le hubiera permitido recibir el
Tan evidente es lo anterior que si, por ejemplo, dentro del plazo de los sesen-
ta días inicia la ejecución para cobrar el saldo un acreedor de los que tuvo garan-
tía hipotecaria, la que se extinguió por no haberla empleado en oportunidad, como
la ejecución que se adelanta es respecto de una obligación que quedó sin la garan-
tía real, nada impide que dentro de ella se presenten acreedores con garantías per-
sonales ejercitando los derechos de acumulación de demandas o de procesos.
capítulos anteriores", por ello la acción mixta, que deriva su nombre del hecho de
que simultáneamente se procura hacer efectiva la garantía real y la garantía per-
sonal sobre todos los bienes del deudor, opera tanto para el caso de la hipoteca
como para el de la prenda.
El trámite del proceso ejecutivo con acción mixta se sujeta a los pasos del
ejecutivo con garantía personal. El acreedor no sufre menoscabo por acudir a tal
sistema, todo lo contrario, amplía las fuentes de pago; mientras en el ejecutivo
con garantía real se limita a procurar el cumplimiento de la obligación con el solo
producto del remate del bien afectado con prenda o hipoteca, en la ejecución con
acción mixta se persigue no sólo ese bien, sino cualquier otro activo que tenga el
demandado.
La esencia de la acción mixta, como se esbozó, se encuentra en el hecho de
que el ejercicio de la garantía específica (prenda o hipoteca) y de la garantía
personal se hace simultáneamente, es decir, en un mismo y único proceso.
Por eso, el art. 554 en su inciso final dice que: "Cuando el acreedor persiga,
además, bienes distintos de los gravados con la hipoteca o la prenda, se seguirá
exclusivamente el procedimiento señalado en los capítulos anteriores", es decir,
un solo proceso ejecutivo, sin importar que el garante y el deudor sean personas
distintas.
Muchos se pueden preguntar por que razón se acude a esta acción, pues si se
intenta sólo el ejecutivo con garantía hipotecaria o prendaria se impide la inter-
vención de terceros con garantías personales, además de que el proceso tiene un
trámite más rápido. La respuesta implica necesariamente hacer referencia a la
significación económica y facilidad de venta del bien dado en prenda o hipoteca.
Si la obligación que se garantiza está ampliamente respaldada, en caso de que la
venta del bien sea en pública subasta, sería innecesario acudir a la acción mixta;
empero, si la cuantía de la obligación se ha elevado y excede el posible valor que
produzca el remate y es factible que quede un saldo insoluto, la prudencia acon-
seja acudir al juicio con acción mixta a fin de asegurar, con el embargo de otros
bienes, el pago de la obligación en su totalidad.
También justificaría acudir a la acción mixta en los eventos donde la garantía
real, no obstante ser económicamente suficiente, puede presentar dificultades para
su venta en remate, ejemplo por tratarse de un bien rural y no existir para la época
mayor interés en adquirirlos debido a problemas de seguridad, o cuando el ejecu-
tado tiene otros bienes que asegurarían una más rápida efectividad de la obliga-
ción, pues debo recalcar que la acción mixta no parte de la insuficiencia de la
garantía sino de la prerrogativa del acreedor de hacer efectiva además de la real,
la garantía personal.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
Veamos el siguiente caso: Luis, a quien el deudor le hipoteca una casa, inicia
proceso ejecutivo con acción mixta en el cual persigue y embarga la casa y otros
bienes (v. gr. dinero y semovientes). Si María, también acreedora del deudor, se
presenta al proceso y en el remate se subasta la casa por dos millones de pesos y
los otros bienes por tres millones, esto no significa que primero se paga al acree-
dor con garantía hipotecaria y si algo queda se paga a María, pues se extendería
indebidamente el privilegio. Tampoco se puede repartir el producto del remate en'
proporción a las acreencias, porque esto llevaría a que se pierda el privilegio.
¿Qué sucede si se otorga una hipoteca abierta y las obligaciones a cargo del
deudor, en lo que a capital respecta exceden el monto máximo garantizado y el
acreedor quiere cobrar todas las sumas adeudadas, respecto de cuyo excedente
sólo tiene la calidad de quirografario?
Por la vía del proceso ejecutivo con título hipotecario el acreedor no podrá
cobrar toda la obligación, so pena de incurrir en trámite inadecuado de la deman-
da (que generaría causal de nulidad), por las siguientes razones:
Por eso afirmo que si se presenta demanda por una cifra mayor del límite
garantizado y se adelanta el ejecutivo con base en lo dispuesto en los arts. 554 y
ss. del C. de P. C, cuando corresponde tramitar un ejecutivo con acción mixta, se
presenta un caso de trámite inadecuado de la demanda por habérsele dado un
curso distinto del que legalmente corresponde, circunstancia que puede alegarse
como excepción o declarando la nulidad de lo actuado por ser ésta una causal
insubsanable. También puede el juez en la sentencia determinar que sólo se pague
con el producido del remate hasta el monto máximo de la garantía hipotecaria,
solución que no es la mejor porque deja abierto el camino para futuros procesos.
Finalmente resalto que el juicio ejecutivo con acción mixta no puede con-
siderarse como un tipo nuevo de proceso de ejecución: su desarrollo es idéntico al
del ejecutivo con base en un derecho personal; no obstante, debe recordarse que
para que haya lugar a su adelantamiento el demandante debe decirlo claramente
en la demanda ejecutiva respectiva, pues se trata de un trámite que debe ser
solicitado de manera expresa y que el juez no puede presumir.
16. PRELACIÓN DE E M B A R G O S
Del num. 1 del art. 558 se colige que el registrador debe proceder a cancelar
el embargo con el simple recibo del oficio, sin que sea menester que el juez que
lo decretó expida la orden; este funcionario se encontrará ante el hecho cumplido
y no tendrá otro camino que, si el secuestro ya se había practicado, remitir al juez
que conoce del ejecutivo hipotecario o prendario "copia de la diligencia para que
tenga efecto en éste", con lo cual se le presta un valioso servicio al principio de
la economía procesal, pues se evitan actuaciones repetitivas y, por sobre todo,
maniobras respecto del derecho de posesión sobre los bienes.
Puede suceder que en el proceso ejecutivo con acción mixta, cuyo embargo
se cancela, intervengan otros acreedores con garantía personal. En esta hipótesis
no se suspende el proceso, que continuará su trámite "respecto de éstos, pero al
distribuir el producto del remate se reservará lo que corresponda al acreedor
hipotecario o prendario que hubiere comparecido al proceso cuyo embargo preva-
leció". Si a dicho acreedor se le satisface total o parcialmente su crédito en el otro
proceso, "la suma reservada o lo que restare de ella se distribuirá entre los demás
acreedores cuyos créditos no hubieren sido cancelados; si quedare remanente y no
estuviere embargado, se entregará al ejecutado".
Un ejemplo permite explicar estas hipótesis con mayor claridad: Juan inicia
juicio ejecutivo con acción mixta en contra de Pedro y obtiene el embargo del
inmueble gravado en su favor con hipoteca de segundo grado y también el de un
carro del ejecutado. María, acreedora con garantía hipotecaria de primer grado,
inicia proceso de ejecución con base en su título hipotecario y obtiene la cancela-
ción del embargo del inmueble, decretado en el proceso promovido por Juan. Este
desglosa su título hipotecario y se presenta dentro del proceso iniciado por María.
Mientras tanto, la ejecución que subsiste respecto del carro, queda suspendida en
espera de determinar si a Juan se le satisface total o parcialmente su crédito en el
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
ejecutivo adelantado por María. Si el pago es total para Juan y no existen terceros,
finalizará el ejecutivo con acción mixta. De lo contrario, se reiniciará para obtener
el pago del saldo no cancelado buscando el remate de los otros bienes.
Dada la íntima relación que tiene con el tema que se acaba de analizar,
pasamos a estudiar la acumulación de embargos en procesos de diversa juris-
dicción consagrada en el art. 542 del C. de P. C. titulado inapropiadamente como
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 595
Tan evidente es lo anterior que el art. 542 dispone que el auto es apelable en
el efecto diferido y para efectos de su notificación "se comunicará por oficio al
juez del proceso laboral o al funcionario que adelante el de jurisdicción coactiva"
y se pueden interponer los recursos de reposición o apelación por el acreedor del
proceso laboral o el funcionario que adelanta la ejecución coactiva, para lo cual el
término de ejecutoria se amplia grandemente, pues la disposición dice que es
posible hacerlo "dentro de los diez días siguientes al de la remisión del oficio por
correo certificado, o de Su entrega por un subalterno del juzgado si fuere en el
mismo lugar", ampliación del término de ejecutoria que no opera para quienes
son parte dentro del proceso civil de ejecución, en donde se observarán las reglas
87
generales en materia de notificaciones.
Podría pensarse que el art. 542 sólo opera cuando se trata de procesos ejecu-
tivos con garantía personal, por cuanto la norma no está dentro del aparte destina-
do a los ejecutivos con títulos hipotecarios o prendarios, tesis que no es posible
o
aceptar, pues el capítulo 5 del título 27, al cual pertenece el mencionado artículo,
cobija a los acreedores con garantía real, pues lleva por título "Citación de acree-
dores con garantía real y acumulación de procesos y embargos".
87 Se debe tener presente que al crearse por el decreto 2272 de 1989 la jurisdicción de familia, el
art. 542 igualmente se aplica respecto de los embargos por créditos privilegiados de alimentos,
aspecto que no se contempló expresamente en el art. 542 por cuanto al redactarse el mismo, el
proceso de alimentos correspondía a la justicia civil.
dicvión
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
tienen reparo alguno, es una norma cuya existencia se impone. Cuestión diferente
es que, en la práctica, esta disposición ha facilitado que abogados inescrupulosos
puedan adelantar procesos laborales amañados para desmejorar e inclusive cerce-
nar el legítimo derecho que tienen al pago los acreedores de las obligaciones de
origen civil o comercial.
Esas actuaciones delictivas que posibilita el art. 542 sólo se ejecutan en los
procesos laborales, porque en los de jurisdicción coactiva, dado el origen de los
títulos ejecutivos y la finalidad por ellos perseguida, es imposible crear ficticia-
mente obligaciones privilegiadas y es raro que se utilice con tal fin el proceso de
alimentos, dado lo limitado de las sumas que por este rubro normalmente se fijan.
que se adelante otro ejecutivo ante la jurisdicción de familia sino que la obliga-
ción que en él se cobra sea privilegiada como acontecería, por ejemplo, con los
créditos por alimentos.
Finalmente, se advierte que el inciso final del art. 542 señala que "Cuando el
embargo se haya practicado en proceso laboral o fiscal, en el civil podrá pedirse
el del remanente que pueda quedar en aquél y el de los bienes que se llegaren a
desembargar", norma innecesaria y repetitiva debido a que el artículo 543 del C.
de P. C. consagra idéntica posibilidad cuando regula lo que concierne con la
"persecución en un proceso civil de bienes embargados en otro", de modo que
queda claro que los embargos de remanente no sólo operan de proceso civil a
proceso civil sino de proceso civil a cualquier otro, a más de que si en el proceso
donde prevaleció el embargo termina por cualquier causa diversa al remate de los
bienes (por ejemplo pago, desistimiento, transacción), los embargos pasan con
idéntica vigencia al proceso civil.
En primer término, debe quedar claro que salvo que una norma expresamente
requiera una determinada caución, como el art. 519 exige que se preste en dinero,
bancaria o de compañía de seguros, de acuerdo con la oportunidad en que se
presente la petición, el juez no puede imponer un tipo especial de garantía, ya que
sus facultades se limitan en esta materia a indicar "su cuantía y el plazo en que
debe constituirse" (art. 678, inc. 2), de manera que queda al arbitrio del otorgante
definir qué clase de caución estima pertinente entre las que legalmente tiene
previstas el art. 678 del C. de P. C.
BIBLIOTECA
600 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Se debe resaltar que hasta ahora los bancos y las instituciones de crédito se
han mostrado reacias a intervenir en el mercado de las cauciones judiciales y si
bien es cierto las pueden expedir, cobran por hacerlo unas comisiones de monto
tan elevado que hace que no se acuda a ellos; las cauciones prendarias e hipote-
carias implican un proceso tan dilatado y costoso para que puedan operar que en
la práctica son letra muerta, de modo que surge como modalidad de caución
dominante la que corresponde a la póliza judicial.
Eso sí, llamo la atención a los jueces para que se abstengan de aceptar
algunas pólizas judiciales donde la aseguradora condiciona la garantía al pago de
la prima, aspecto que resalta colocando visibles sellos, lo cual crea la posibilidad
de que en caso de reclamación pueda objetar por no operancia del amparo sobre
la base de terminación automática del contrato por no pago de la prima, posibili-
dad prevista en el artículo 1068 del C. de Co., con lo cual se puede burlar la
finalidad perseguida por la ley.
Empero, destaco que por la índole de estas pólizas, se asume que se expidie-
ron porque se recaudó la prima, debido a que como existen terceros indetermina-
dos que tienen el carácter de beneficiarios, no es viable aplicar la posibilidad de
revocar por no pago de la prima; no obstante, para evitar cualquier duda, reco-
miendo que cuando se presenta una póliza judicial con dicha condición se absten-
ga el juez de aceptarla.
3. Artículo 383 a cuyo tenor quien propone recurso de revisión debe prestar
caución para garantizar el pago de los perjuicios que se puedan ocasionar a
quienes fueron parte en el proceso, las costas y las multas.
5. Artículo 519 que exige prestar caución para impedir embargos en el proce-
so de ejecución, pues para levantarlos sólo se admite en dinero.
8. Artículo 655, num. 1, que consagra la caución que debe prestar el guar-
dador testamentario.
o
9. Artículo 683, inc. 3 , a cuyas voces el secuestre debe prestar caución para
garantizar el adecuado desempeño de su cargo y los perjuicios que puedan dedu-
círsele. Creo que esta caución también debe exigírsele al albacea, pues el art. 598
dispone que el albacea tendrá los deberes y atribuciones propios de un secuestre.
10. Artículo 687, num. 8, que obliga a prestar caución al tercero que no
estuvo presente en la diligencia de secuestro, para que pueda tramitar el incidente
de levantamiento del mismo.
11. Artículo 690, literales a) y b) de num. 1, que exigen prestar caución para
decretar el registro de la demanda y el secuestro de bienes muebles en el proceso
ordinario, salvo los casos en que el registro proceda de oficio donde no se exige
y su numeral 8 que autoriza medidas cautelares de embargo secuestro luego del
fallo de primera instancia, prestando caución.
12. Artículo 568 del C. de Co., que la exige para decretar el comiso y el
secuestro cuando se violan los derechos del titular de una patente.
13. Artículo 806 del C. de Co., que reglamenta el trámite para la reposición
y cancelación de títulos valores, ordena prestar caución para pedir la suspensión
del cumplimiento de las obligaciones derivadas del título.
602 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Basta analizar los principales casos mencionados para observar que en todos
ellos la declaratoria de la obligación a pagar perjuicios, así como la determinación
de su monto, necesariamente deben hacerse por medio de providencia.
videncia. La acción ejecutiva en contra del garante sólo es posible cuando han
transcurrido tres días después de la ejecutoria de "la providencia que así lo orde-
ne". Y si se trata de caución otorgada en un proceso distinto al de ejecución es
menester que en ese proceso, o en sentencia dictada en un proceso ordinario
adelantado especialmente para obtenerla, se profiera la correspondiente condena
ya que de otra manera no resultaría posible adelantar el juicio ejecutivo de que
o
trata el inc. 4 del art. 508 del C. de P. C, a no ser que el garante acepte
expresamente su obligación antes de la providencia judicial, hipótesis muy impro-
bable por cierto.
o
Cuando de pólizas judiciales se trata la posibilidad prevista en el numeral 3 .
del art. 1053 del C. de Co. de demostrar la ocurrencia del siniestro para efectos de
la correspondiente indemnización, requiere siempre de una providencia judicial
donde se determine la condena al pago de los perjuicios y, usualmente, otra donde
se concrete el monto de ellos, dictadas dentro del mismo proceso donde se prestó
la caución, auncuando existe un caso donde, por una indebida exigencia jurispru-
dencial que no comparto, la cuantía no se debe demostrar dentro del mismo
proceso y es posible hacerlo extrajudicialmente como sucede en la mayoría de los
cosas de pólizas de seguro. '
En atención a que el trámite para el cobro de la caución varía según que ésta
se haya otorgado para proceso ejecutivo o para otro proceso paso a analizar las
dos hipótesis.
Ante la deficiente redacción del art. 508 surgen teorías que buscan determi-
nar su alcance.
Para NELSON 88
MORA, dentro de los tres días de que trata la norma se debe
consignar el valor total de la caución. Este autor argumenta que cuando el art. 508
dice que si quien otorgó la caución, no deposita su valor, "se quiere significar que
no es el valor total de la condena lo que debe depositar, sino el monto total de la
caución".
Propugno por la tesis según la cual, una vez que se ha concretado el monto
del crédito y de las costas puede, dictarse la providencia que establece en concre-
to la responsabilidad de la aseguradora garante y es por eso que sólo cuando se
determina el monto del crédito mediante la ejecutoria del auto que aprueba la
liquidación del crédito y de las costas, existe la obligación de pagar como máxi-
mo hasta el límite de la suma asegurada y, naturalmente, la posibilidad de su
cobro por la vía propia del juicio ejecutivo.
18.4. Exigibilidad de la obligación a cargo de la aseguradora garante dentro
del mismo proceso de ejecución
88 MORA Nelson, Procesos de ejecución, Bogotá, Edit. Temis, 1972, pág. 180.
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN
Pero los problemas que genera la deficiente redacción del art. 508 no termi-
nan aquí. ¿Cómo se notifica el mandamiento de pago? El inciso 2° del art. 508
ordena: "La notificación al garante de la orden para que haga el depósito se hará
en la forma indicada en el artículo 205", pero nada dice en cuanto al mandamien-
to de pago, lo que plantea dos problemas: el primero de fácil solución y es la
remisión que se hace al art. 205 como sistema para notificar el auto que le ordena
a la aseguradora que pague determinada cantidad de dinero; el segundo que nada
se dice acerca de la forma como se debe notificar el mandamiento ejecutivo que
se debe dictar luego de que, ejecutoriado el auto que ordena pagar, la aseguradora
no lo cumple.
Respecto del primer problema como se entiende que luego de la reforma del
decreto 2282 de 1989 toda norma que se remita al sistema de notificación del art.
205 quedó remplazada por el art. 320, lleva a la conclusión concerniente a que el
auto que le ordena al asegurador, y en general al garante, que pague, se notifica
atendiendo la modalidad que por aviso allí se consagra.
90 Al expedir la póliza la aseguradora queda ligada a la suerte del proceso para el cual se otorgó,
sin que esta circunstancia la habilite para intervenir dentro del mismo si lo fue para un proceso de
ejecución, dado que por expresa prohibición legal no se admite la coadyuvancia. Empero, si lo
podría hacer con tal modalidad si la póliza lo fue para un proceso de conocimiento, pues se da la
¡posibilidad y es éste un caso donde la suerte de proceso puede afectar otra relación sustancial.
610
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Obsérvese que en esta hipótesis la competencia se establece por razón del
factor de conexión y será siempre el juez que conoció del proceso donde se prestó
la caución el llamado a adelantar el ejecutivo con base en los perjuicios, de modo
que si, por ejemplo, el proceso ordinario era de mayor cuantía y los perjuicios son
de menor o mínima siempre conocerá el juez del circuito; de la misma manera, si
el proceso ordinario es de menor cuantía y los perjuicios de mayor, conocerá de
la ejecución el juez que tramitó el ordinario.
19. LOS P R O C E S O S DE E J E C U C I Ó N P O R J U R I S D I C C I Ó N
COACTIVA
91 En pasadas ediciones de esta obra incluí un resumen del-eWdio de la acción ejecutiva deriva-
da del contrato de seguro. Empero dado que la misma halla estudiada con todo detalle en mi obra
a
Comentarios al contrato de seguro, Dupre Editores, Bogotá, 3 edición, 1999, me remito a lo allí
consignado.
MÉNDEZ, que "Ahora bien, mediante el art. 1 1 2 de la ley 6 . de 1 9 9 2 se dio a las entidades
A
públicas del orden nacional la facultad de cobro coactivo para hacer efectivos los créditos a su
favor. No obstante,, y de conformidad con lojéstablecido en el artículo 75 de la ley 80 de 1 9 9 3 , que
es posterior y especial, a la jurisdicción de lo contencioso administrativo corresponde conocer de las
controversias contractuales derivadas de todos los contratos estatales y de los procesos de ejecución
o cumplimiento, de manera que las entidades públicas nacionales sólo tienen la facultad de cobrar
coactivamente los créditos que tuvieren a su favor cuando no se trate de obligaciones derivadas de
contratos estatales, en cuyo caso, se repite, corresponde a la jurisdicción contencioso administrativa
conocer de los procesos de ejecución"
93
349.
BETANCUR JARAML
ILO Carlos, Derecho procesal administrativo, Bogotá, Ed. Dike, 1982, pág.
D E L P R O C E S O D E EJECUCIÓN ! 613
"La historia legislativa de este excepcional instituto del cobro coactivo ejer-
cido por el propio acreedor muestra que la tendencia ha sido la de restringir y
delimitar con precisión esta delicada facultad; por eso los intentos que saltuaria-
mente se han hecho para sustraerla del control judicial han sido prontamente
94
rectificados".
Y así tiene que ser porque el privilegio que se otorga a la administración para
ser ejecutor, más que juez, impone que ésta pueda actuar con tan especiales
prerrogativas únicamente en los casos en que así lo quiso inequívocamente el
legislador. De lo contrario o, como lo dice el Consejo, aun en caso de duda, debe
recurrirse a la autoridad civil correspondiente.
4. Los contratos, las pólizas de seguro y demás garantías que otorguen los
contratistas a favor de las entidades públicas y que integrarán el título con la
liquidación final del contrato o la resolución de caducidad.
5. Prestan también mérito ejecutivo por el sistema coactivo "las demás garan-
tías que a favor de las entidades públicas se presten por cualquier concepto, las
cuales se integrarán con el acto administrativo ejecutoriado que declare la obli-
gación", es decir, es otro caso de título ejecutivo complejo.
suscritos por el deudor, que dan cuenta de una obligación expresa, clara y exigible
y que están suscritos en favor de la Nación, de una entidad territorial o de un
establecimiento público de cualquier orden. Si se trata de otro tipo de entidades,
como las empresas industriales o comerciales del Estado, o las sociedades de
economía mixta, la competencia radicará en la justicia ordinaria como acertada-
mente lo señaló el extinguido Tribunal Disciplinario al destacar que: "El nuevo
Código Contencioso Administrativo no asignó a la jurisdicción contencioso-ad-
ministrativa el conocimiento de todas las controversias en que sean parte las
entidades públicas dado que se tuvo en cuenta el factor objetivo de la naturaleza
administrativa del conflicto y no exclusivamente el factor subjetivo de la calidad
95
de las partes".
Se debe, además, tener en cuenta que el artículo 11 del decreto 2304 de 1989,
en virtud del cual se dotaba de jurisdicción coactiva a los representantes legales
de los establecimientos públicos, cualquiera que fuera su origen se declaró inexe-
quible por la Corte, mediante sentencia de junio 26 de 1990, de ahí que lo
aseverado no sufre ningún cambio, como en principio sucedió.
95 Tribunal disciplinario, providencia de julio 5 de 1984, ponente Dr. Marco Gerardo MONROY
CABRA que definió el conflicto de competencia entre el juzgado único de ejecuciones fiscales y el
juzgado 15 Civil del Circuito de Bogotá.
'itóft INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
troversia los temas "que debieron ser objeto de recursos por la vía gubernativa",
lo cual restringe el debate circunscribiéndolo prácticamente a determinar si exis-
tió o no pago o si está prescrita la acción; cualquier otro aspecto debe ser ventila-
do por trámites diferentes.
Destaco que por ser esta una modalidad específica y especial de notificación
personal, estimo que no quedó reformada por lo que la ley 794 de 2003 estableció
respecto de el sistema general de notificación previsto en los arts. 315 a 320 del
C. de P. C.
o
2 ) Se prohibe la acumulación de demandas y de procesos con títulos di-
ferentes a los señalados en el art. 68 del C. C. A., en forma tal que, para la
acumulación de procesos o de demandas, únicamente pueden comparecer como
acreedores entidades de derecho público. En tal evento, el funcionario ante el cual
se inició primero la ejecución adquiere competencia para conocer de demandas
que usualmente corresponderían a otros; no otra conclusión se desprende de lo
o
dispuesto por el inc. I del art. 566 ("no es admisible acumulación de demandas
y procesos con títulos distintos a los determinados en el artículo 562") -hoy, art.
68 del C. C. A.-.
o
3 ) Si el ejecutado no denuncia bienes para el pago, el funcionario ejecutor
debe recibir de cualquier entidad pública o privada toda la información que se le
solicite acerca de la existencia de bienes salvo que exista reserva legal (art. 565).
Tal facultad la tiene para facilitar la práctica de las medidas cautelares, pues
en este proceso, como en todo proceso de ejecución, operan tanto el embargo de
bienes como el secuestro cuando es necesario para perfeccionar el embargo o para
complementarlo si se trata de bienes inmuebles que salen a remate. Para adelantar
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN •II
uno y otro se aplica lo previsto en el estatuto procesal civil para los demás
procesos de ejecución.
En consecuencia, es incorrecta la idea de que en los secuestros practicados en
un proceso ejecutivo por jurisdicción coactiva no es admisible oposición alguna
por estar de por medio intereses del Estado. Por el contrario, los derechos de
terceros gozan de protección en las mismas condiciones del secuestro practicado
en cualquier otro tipo de proceso, porque la protección para el Estado no puede
ser fuente de arbitrariedades ni de desconocimiento de los legítimos derechos de
los terceros poseedores, de donde surge la necesidad de desterrar la tan arraigada
idea de los ejecutores oficiales acerca de que en los secuestros que ellos practican
no cabe ninguna oposición, planteamiento equivocado como el que más, debido a
que la protección que reciben los terceros poseedores en el art. 686 opera en todo
tipo de secuestros, sin que importe quien lo esté practicando ni la índole de la
obligación perseguida.
ejercicio de la facultad prevista en el art. 565 del C. de P. C. por parte del juez de
ejecuciones fiscales.
su declaración de renta "para que pueda hacer valer su crédito ante juez compe-
o
tente" (art. 566, inc. 2 ).
Si el acreedor con garantía hipotecaria (asumo el caso del gravamen hipote-
cario por ser lo que en la práctica acontece), es citado al proceso ejecutivo por
¡urisdicción coactiva, nada puede hacer pufes se le cita para que "pueda hacer
valer su crédito ante juez competente" ya que el inmueble que se le hipotecó está
smbargado, y se entiende, debe intentar la acción hipotecaria como expresamente
lo prevé la misma norma en el inciso siguiente.
Atendido lo anterior queda claro que considero inaplicable el inciso final del
art. 566 del C. de P. C, que dispone: "El dinero que sobre del remate del bien
hipotecado se enviará al juez que adelante el proceso para el cobro del crédito con
garantía real o se depositará a la orden de la entidad ejecutora para los fines
indicados en el inciso anterior, a menos que el acreedor y el deudor convengan
otra cosa mediante memorial presentado como se exige para las demandas".
o
5 ) El régimen de excepciones en el proceso de ejecución por jurisdicción
coactiva está especialmente regulado por el nuevo C. C. A., que reformó el
Código de Procedimiento Civil.
97 Al respecto pueden consultarse los autos de mayo 8 de 1 9 6 9 , Sección Cuarta. Ponente Dr.
Juan HERNÁNDEZ SÁENZ y de octubre 3 de 1 9 8 6 . Ponente Dr. Enrique Low MURTRA, expediente
1347.
622 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
jurisdicción coactiva el artículo 42 de la ley 446 de 1998 asigna un nuevo artículo
al C. C. A., el 134 C cuyo numeral 1 adscribe a los jueces administrativos la
competencia en segunda instancia "De las apelaciones contra el mandamiento de
pago, la sentencia de excepciones, el auto aprobatorio de la liquidación de crédito
y el auto que decrete nulidades procesales, que se interpongan en los procesos por
jurisdicción coactiva de que conozcan los funcionarios de los distintos órdenes,
cuando la cuantía no exceda de quinientos salarios mínimos legales mensuales",
agregándose en el numeral 2 que también conocen "De los recursos de queja
contra la providencia que niegue el recurso de apelación o se conceda en un
efecto distinto del que corresponda, en los asuntos de que trata el numeral ante-
rior".
Se observa entonces, que han quedado eliminadas las funciones que en esta
materia se adscribían al Consejo de Estado por los derogados numerales 13 del
art. 128 y 5 del art. 131 del C. C. A., no obstante lo cual estas normas conservan
fuerza ultractiva y se aplican hasta tanto no entren en funcionamiento los jueces
administrativos debido a que el art. 164 de la ley 446 de 1998 en el parágrafo
único dispuso: "Mientras entran a operar los juzgados administrativos continuarán
98
aplicándose las normas de competencia vigentes a la sanción de la presente ley".
98 Para cuando esto se escribe, enero de 2004, no han entrado en funcionamiento los juzgados
administrativos, de manera tal que mientras lo anterior no suceda, se aplica el parágrafo único del
artículo 164 de la ley 446 de 1998, razón por la cual mantengo los comentarios que corresponden a
las normas derogadas pero que conservan fuerza ultraactiva hasta tanto no se de la condición
anterior, que puede estar demorada debido a los problemas presupuéstales que afronta en país y el
alto costo que implica la puesta en marcha de los juzgados administrativos. La competencia para
conocer las excepciones presentadas en estos procesos de ejecución se rige por los arts. 128, num.
13, y 131, num. 5, del C. C, A., el primero de los cuales dispone que el Consejo de Estado (en
Sección Cuarta, Sala de lo Contencioso-Adrrúnistrativo) conoce en única instancia de "los inciden-
tes de excepciones en los procesos por jurisdicción coactiva en donde las entidades públicas cobren
DEL PROCESO DE EJECUCIÓN 623
Eso sí, la remisión no puede ser integral, pues como se vio las normas del C.
C. A. de contenido especial priman sobre las del procedimiento civil, de modo
que si ante el funcionario ejecutor ya se surtió todo lo relacionado con la notifica-
ción del mandamiento ejecutivo y ante él se tienen que presentar las excepciones
(art. 509 del C. de P. C, aplicable en este proceso como ya se dijo), considero que
una vez precluido el plazo de diez días para proponer excepciones, el funcionario
ejecutor, dentro de los diez siguientes al vencimiento del término para proponer
excepciones, y sin necesidad de traslado especial previsto en la generalidad de los
ejecutivos para el ejecutante, pues él tiene tal calidad, debe manifestar lo que a
bien tenga con relación a las excepciones formuladas, si es del caso solicitar o
adjuntar las pruebas que considere pertinentes, y entonces si, remitir el proceso al
Tribunal de lo Contencioso Administrativo o al juez administrativo para que se
proceda a empalmar el trámite a partir del art. 510 del C. de P. C. es decir,
apertura a pruebas, práctica de ellas, traslados para alegar y sentencia, lo cual me
lleva a concluir que en estas actuaciones no se aplican los arts. 209 a 211 del C.
C. A. que si eran las normas a seguir antes de la reforma introducida por el
decreto 2394 de 1989 en su artículo 63.
Constituye éste uno de los aspectos de mayor controversia por la falta de una
adecuada regulación legal, el determinar qué excepciones proceden dentro de
estos ejecutivos circunstancia agravada por la disímil jurisprudencia que existe
sobre el tema tanto en el Consejo de Estado como en los tribunales contencioso-
administrativos.
Sea lo primero advertir que en los procesos que se surten ante lo contencio-
so-administrativo proceden las excepciones previas y las perentorias, que se tra-
mitan en la forma prevista en el estatuto procesal civil para todo proceso de
ejecución en atención a que el art. 163 del C. C. A. que se refería a esta clase de
excepciones quedó derogado por el decreto 2304 de 1989 en su art. 68, de modo
que la reforma que la ley 794 de 2003 estableció en el sentido de permitir que las
excepciones previas operen únicamente si se alegan por vía de reposición en
contra del mandamiento ejecutivo, tiene aplicación en este campo, lo que es un
reflejo de la tendencia del derecho procesal moderno de buscar una audiencia o
trámite rápido inicial para sanear esos aspectos procedimentales que posterior-
mente podrían generar causales de nulidad o impedir que se resuelva de fondo.
1 9 8 5 , ponente Dr. Enrique Low MURTRA, expediente 525. Ejecutivo del Departamento de Antío-
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626 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
101 Si el Estado, en una realista concepción de las cosas, admitiera que las obligaciones prescritas
usualmente llevan a decisiones en contra de los intereses del mismo pues o bien, como casi siempre
sucede se alega el hecho exceptivo o, tal como se advierte incluso se puede declarar de oficio,
mucho sería el trabajo que evitaría no sólo a los funcionarios administrativos sino a la jurisdicción
adelantando estos procesos llamados al fracaso. Por eso es que debería, en vez de iniciar los
procesos ejecutivos prescritos, mediante una resolución administrativa declarar la operancia del
fenómeno y archivar definitivamente esas actuaciones. Infortunadamente como hacerlo implica
reconocer la propia desidia, prefieren iniciar las ejecuciones para dar la impresión de que actúan
adecuadamente, sin parar mientes en el enorme perjuicio que causan al restar eficacia a los procesos
donde sí existe la posibilidad de cobro.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Tan claro es lo anterior que el art. 834 del decreto 624 de 1989 dispone:
"Dentro del proceso de cobro administrativo coactivo, sólo serán demandables
ante la jurisdicción contencioso administrativa las resoluciones que fallan las
excepciones y ordenan llevar adelante la ejecución; la admisión de la demanda no
suspende el proceso de cobro, pero el remate no se realizará hasta que exista
pronunciamiento definitivo de dicha jurisdicción".
En los dos casos se debe poner en conocimiento del ejecutado el avalúo para
que pueda controvertir el experticio para lo cual podrá dentro de los diez días
siguientes a la notificación de la providencia pedir aclaraciones, complementacio-
nes o, inclusive, objetarlo por error, evento en el cual se adelantará un nuevo
peritazgo por experto cuyos honorarios deberá sufragar el objetante.
103 Tribunal Administrativo de Boyacá, auto de junio 1 de 1994 ejecutivo de Rigoberto Arenas vs.
Municipio de Tunja.
DEL PROCESO DE EJECUCÓ
IN ^ " " ^ ^ 7 ^ 3 - ^ ^ ^ ^ ^
y por ende, dirimióles mediante las acciones del art. 87 del C. C. A., tramitados
por la vía ordinaria y atendiendo las instancias conforme a las cuantías señaladas
en los numerales 8) de los artículos 131 y 132 ibídem".
104
El Consejo de Estado se apartó de la anterior interpretación por considerar
que "No cabe la menor duda que con el advenimiento de la ley 80 de 1993, todas
las controversias originadas en contratos estatales son del conocimiento exclusivo
de la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo. De la misma manera el cobro
ejecutivo de los créditos que tengan origen directo o indirecto en todos los nego-
cios estatales, son del resorte de la misma jurisdicción".
104 Consejo de Estado, auto de 19 de noviembre de 1994, expediente S 414, ponente Dr. Guiller-
mo CHAIN,interpretación reiterada en auto de febrero 9 de 1995, expediente 10.266, ponente Dr.
DanielSUÁREZ.
105 Sobresale dentro de ellos el elaborado por los consejeros Carlos BETANCUR JARAML
ILO y Juan
de DiosMONTES, al cual adhirieron otros de los disidentes.
632 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Sentadas las dos radicales posiciones acerca del alcance del inciso primero
del art. 75 de la ley 80 de 1993 estimo que le asiste la razón a la sala plena de lo
contencioso administrativo del Consejo de Estado, pues en lo cierto que la norma
en cita resalta que corresponde a esa jurisdicción lo atinente a "las controversias
derivadas de los contratos estatales y de los procesos de ejecución o cumplimien-
to", debido a que la expresión "controversias" es predicable del proceso de ejecu-
ción pues tal actuación procesal da origen a las mismas cuando se plantean
circunstancias exceptivas así esas sean limitadas; adicionalmente, resulta forzado
entender que la expresión transcrita concierne es con los aspectos sustanciales,
dado que el término "procesos de ejecución" tiene un claro y preciso significado
en cuanto a lo que abarca y al ser empleado en una disposición legal no puede
colegirse, desatendiendo su claro tenor, con un alcance diferente al que explícita-
mente contiene, para a través de filigranas jurídicas y gramaticales, llegar a con-
cluir que concierne es con aspectos sustanciales de la ejecución de los contratos
estatales.
Por último no veo razonable aseverar que por ser la jurisdicción contencioso
administrativa básicamente de cognición, la misma no está en posibilidad de, si
una ley así lo quiere, despachar procesos de ejecución, tanto más si, como lo
consignó el consejero DANIEL SUÁREZ en la aclaración de voto al fallo cuyo
sentido comparto, "el trámite a seguir en estos procesos ejecutivos es el previsto
en el C. de P. C. a partir del art. 488 y ss., en concordancia con los artículos 335
y ss. ibídem y cuya competencia se radica en los Tribunales Administrativos o el
Consejo de Estado atendida la cuantía de las pretensiones de acuerdo con lo
prescrito por el C. C. A.".
CAPÍTULO XI
Francesco Carnelutti
1. GENERALIDADES
1 Recuérdese que el concepto de patrimonio comprende dos aspectos: el pasivo y el activo. Ésta
la razón para que el proceso verse sobre la adjudicación de dos elementos integrantes del mismo, lo
cual sucede con frecuencia, o de sólo uno de ellos, bien el activo o el pasivo.
634
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
por cuanto los herederos no emplean el beneficio de inventario y se hacen cargo
de las obligaciones de su causante.
2. EL P R O C E S O DE SUCESIÓN
2.1. Objeto
3
Para ALSINA, el fenómeno de la sucesión, noción que no debe confundirse
con la de juicio de sucesión, "puede producirse por acto entre vivos (contratos), o
por causa de muerte; en este caso ella se defiere por voluntad del causante (suce-
sión testamentaria), o, en su defecto, por voluntad de la ley (sucesión ab intesta-
to)". El juicio de sucesión es el instrumento procesal del cual se vale el legislador
para hacer efectivo el fenómeno jurídico de la sucesión por causa de muerte bien
sea que exista testamento o que no lo haya, que de acuerdo con el art. 673 del C.
C. es uno de los modos derivados de adquirir el dominio.
Los trámites del proceso de sucesión son idénticos para la sucesión testada,
la intestada o la mixta; existe diferencia entre estas formas de suceder en lo
concerniente a las personas habilitadas para intervenir en el juicio a título de
asignatarios singulares o universales y, muy especialmente, en lo relativo a la
forma de hacer la partición. La actuación procesal básica propiamente dicha o sea
la demanda, inventarios, forma de pedir partición, etc.), es igual en cualquiera de
dichos eventos.
2 LAFONT PIANETTA
a
Pedro, Proceso Sucesoral, Parte General, Ed. Librería del Profesional,
Bogotá, 3 , edición 1993, obra en dos tomos, cuya lectura recomiendo a quienes deseen profundizar
en los todos los aspectos relacionados con el régimen sucesoral.
3 ALSINA Hugo, Tratado teórico y práctico de derecho procesal civil y comercial, t. vi, Buenos
Aires, Ediar, 1972, pág. 641.
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN 635
Dado que el artículo 2° de la ley 54 de 1990 señala que hay lugar a declarar
judicialmente la existencia de la sociedad de hecho, la remisión, en principio,
implica que para poder efectuar la liquidación dentro del proceso de sucesión es
necesario que mediante sentencia judicial, que puede ser anterior o aún, posterior
al deceso de uno o de ambos de los compañeros permanentes, se haya declarado
su existencia.
Pone de presente lo anterior que es posible que fallecido uno de los compa-
ñeros, sus herederos inicien el proceso ordinario en orden a que se declare la
existencia de dicha sociedad, proceso que se vendría a erigir prejudicial para la
sentencia aprobatoria de la partición dentro del proceso de sucesión.
Claro está, ante la exégesis acendrada a la que son tan dados algunos de
nuestros juzgadores, seguro estoy de la oposición que puede tener esta solución
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
que consulta como la que más el principio de la economía procesal, de modo que
no me extrañaría que insistieran en que se debe adelantar el proceso ordinario
para que se dé la declaración judicial de la sociedad entre compañeros, postura
que llevaría tan sólo a recargar más la labor judicial, pues de existir ese mutuo
consentimiento, lo que se hará para contentar al exegeta, es presentar los herede-
ros la demanda ordinaria, allanarse a ella el compañero permanente demandado y
así lograr la sentencia.
5
HERNANDO MORALES, está parcialmente de acuerdo con DEVIS por cuanto
acepta que en principio el proceso de sucesión es de jurisdicción voluntaria, pero
"puede aparecer el substrato contencioso si se objeta la partición, o se presentan
controversias específicas". Observase que para el primero sólo las objeciones a la
4 DEVIS ECHANDA
Í Hernando, Compendio de derecho procesal, t. m, 1* ed. Bogotá, Edit. ABC,
pág. 4 4 5 , sostiene que el proceso de sucesión "al menos inicialmente tiene el carácter de jurisdic-
ción voluntaria, pero que puede convertirse en proceso contencioso cuando surgen objeciones al
trabajo de partición; mientras éstas no se formulen, el proceso conserva el carácter de jurisdicción
voluntaria, aunque surjan discusiones y controversias entre los interesados, tales como las solicitu-
des para que se excluya a un heredero, el secuestro de bienes, etc.".
otra parte, debemos tener en cuenta que hoy resultan cada vez menores las dife-
rencias entre los dos tipos clásicos de procesos.
Debe quedar sentado que todo lo que atañe con las diligencias previas a la
iniciación del proceso de sucesión y con su trámite, es siempre del conocimiento
de la jurisdicción de familia, a la cual pertenecen los jueces civiles municipales
(todo lo relacionado con sucesiones) y el juez de familia.
2.3.1 Apertura y publicación del testamento cerrado
Caso de que así ocurra, el juez procede a abrir a pruebas con el fin de
practicar las que sean necesarias de acuerdo con el contenido de la oposición,
luego de lo cual mediante auto, decidirá si hay lugar a ésta o no, y aun en caso de
que acepte la oposición, procederá de todas maneras a la apertura del testamento,
que "no es ejecutable mientras no se declare su validez en proceso verbal" (art.
571, num. 3), solución sui generis por cuanto en tal determinación el juez no
decreta la nulidad del testamento, pues, de hacerlo, éste carecería de todo valor,
únicamente impide que pueda ser tenido como guía, a lo menos por el momento,
dentro de un proceso de sucesión, pues es necesario ratificar su efectividad por
medio de un proceso verbal, para cuyo adelantamiento no existe plazo especial de
prescripción o caducidad; esto, infortunadamente, deja abierta la posibilidad de
adelantarlo dentro de plazos muy largos (entre cinco y diez años, pues si quien
tiene la herencia posee justo título y buena fe y el proceso se adelanta después de
cinco años, considero que en caso de declararse la ejecutabilidad del testamento
después de ese plazo podría prosperar la excepción de prescripción ordinaria).
Grave error cometen quienes así piensan, pues está bien que el decreto 2272
de 1989 no haya hecho cualificación alguna a este trámite, que por disposición de
la ley civil, que no ha sido reformada, sólo permite la actuación del juez de
familia en el caso de que en la etapa que siempre, necesariamente se debe surtir
ante el notario, se presente oposición, condición determinante de la intervención
del juez como nítidamente lo establece el decreto 960 de 1970, artículo 60 en
concordancia con el decreto 2163 de 1970 en su artículo 39, si en lo actuado ante
el notario no se da ninguna manifestación que pueda ser calificada como de
oposición, éste culmina la apertura y protocolización del escrito.
Es aquí donde está'la falla de apreciación de los notarios, pues olvidaron que
a diferencia de la sucesión o de la separación de bienes de común acuerdo, la
totalidad de los trámites se surten ante una u otra autoridad, mientras que en este
evento, la actuación judicial es complementaria de la necesariamente notarial,
razón por la cual sobraba la cualificación que se afirma fue omitida por el decreto
2272 de 1989.
'•• Ahora bien, de las declaraciones de los testigos y de las pruebas que haya
practicado, el juez puede colegir que no se dan los requisitos para que el tes-
tamento verbal sea válido, por ejemplo, porque no se trató de un acto continuo,
porque el testador no se hallaba en cabal uso de sus facultades mentales, porque
los testigos no concuerdan sobre lo fundamental de las manifestaciones atribuidas
al difunto, motivos, que le permiten al juez declarar que no aparece probada la
existencia de un testamento verbal.
Debe tenerse presente que en estas actuaciones es posible declarar que existe
testamento verbal respecto de parte de los bienes. Piénsese, por ejemplo, que de
9, El primero de los plazos previstos en el art. 1093 del C. C, se debe contar de corrido, es decir,
días hábiles e inhábiles, mientras que en el segundo, por ser eminentemente procesal, se computa en
días hábiles. No obstante que la disposición señala los dos plazos en días, lo que sugeriría, en
principio, que se tomaran sólo los hábiles tal como lo indica el artículo 121 del C. de P. C, no puede
perderse de vista que ese plazo no es procesal; la razón es obvia, se ha previsto el mismo como un
lapso razonable para que, si realmente existía la grave enfermedad, la cual no distingue entre días
hábiles o no, el testador fallezca, mientras que el segundo es de contenido netamente procesal pues
es el plazo que se otorga para iniciar la actuación judicial.
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN ' , ' A I 645
las versiones de los declarantes surge con claridad que el testador dispuso parcial-
mente de sus bienes, pero no hizo ninguna referencia a todos ellos,-En esta
hipótesis, y reunidos los demás requisitos, el juez puede declarar la existencia del
testamento en lo que concierne a lo demostrado, sin que haya irregularidad algu-
na; la adjudicación de los otros bienes queda sometida al régimen de la sucesión
intestada, de idéntica forma a como sucedería si se>tieti9,.iu>! testamentó solemne
que no dispone de la totalidad del activo patrimqn4al|de,l^a^$aji]^ . . (i < \ v jfi Ji J j l v i i ! n
proveniente de la fecha del testamento (la fecha $e¿amuerte y,la presentación del
escrito debe confrontarlas antes de decidir si admite o no la tramitación), y si de
las pruebas efectuadas precisa que la muerte ocurrió treinta días después de otor-
gado el testamento, lo declarará inexistente, lo que para efectos prácticos tiene la
misma consecuencia que declarar que no reúne los requisitos de tal, y que por
consiguiente no tiene ninguna trascendencia jurídica, aunque- el acto formalmente
reúna todos los requisitos del testamento verbal. : •>.v,i<\ -A
por la vía del proceso ordinario quitar efectos a tal determinación, aquí se observa
la necesidad de reestructurar el trámite de la reducción a escrito del testamento
verbal.
2.4. Las medidas cautelares en el proceso de sucesión
Tan clara es la diferencia entre las dos actuaciones que el artículo 578 del C.
de P. C. indica que las autoridades policivas "podrán adoptar únicamente la
medida sobre aposición de sellos".
,,,, Corno ía norma se remite al art. 686 se entiende que el opositor deberá ser un
tercerq^$ decir persona ajena a los derechos derivados de la sucesión, de manera
que los asignatarios del causante carecen del derecho de oponerse por no predi-
carse la citada calidad de terceros; además respecto de ellos existe una especial
modalidad de evitarles perjuicios consistente en que si el causante vivía con ellos,
los muebles domésticos de uso cotidiano, tal como lo resalta el numeral 1 del art.
576 "los dejará en poder de su tenedor, si lo hubiere, y éste lo solicitare", medida
con la que se garantiza la integridad de la masa y se evitan perjuicios al tenedor
que deriva derechos del causante, pues se trata de permitir que sigan siendo
utilizados todos los muebles domésticos tales como sala, comedor, alcoba etc, en
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN
649
fin los propios de una casa de habitación, para cuya delimitación el buen criterio
del juez es central.
El numeral 1 del art. 579 llama la atención del juez que practica las cautelas
de embargo y secuestro, pero en especial esta última, para que de oficio se
cerciore de que los bienes pertenecen al causante "y con tal fin examinará los
documentos que encuentre o se le presenten e interrogará a los interesados y
demás personas que asistan a la diligencia", con lo cual se quiere resaltar el
especial cuidado que debe ser observado para no ir a secuestrar bienes ajenos a la
sucesión de manera tal que, aún en la hipótesis de carencia de oposición, si el juez
por la actividad oficiosa que le impone el numeral 1 del art. 579 se percata de que
los bienes no son de la sucesión, debe abstenerse de secuestrarlos.
El inciso final del numeral 6 del art. 579 del C. de P. C. señala que "También
podrá decretarse el secuestro provisional después de iniciado el proceso de suce-
sión y antes de la aprobación del inventario", lo que permitiría establecer como
diferencia con la guarda y aposición de sellos que es medida de exclusiva práctica
antes de la iniciación de la sucesión; empero, considero que la disposición trans-
crita es inaplicable pues una vez iniciado el proceso de sucesión la única posibi-
lidad de secuestrar se deriva de lo señalado en el artículo 595 numerales 2 y 3 que
se refieren al denominado secuestro definitivo y que, parte de la base de la
existencia de conflicto entre los administradores de los bienes.
Si para que pueda exigirse caución es necesario que una norma así lo indique,
bien claro queda que en estos eventos del secuestro, tanto definitivo como provi-
sional, dentro del proceso de sucesión, no es menester prestar caución para garan-
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN ^SBI
tizar los eventuales perjuicios que la medida pueda causar, lo que no significa que
quien lo solicitó no esté obligado a pagarlos, de llegarse a causar.
2.5. La declaratoria de herencia yacente
La forma de declarar la herencia yacente está prevista por el art. 582 del C.
11
de P. C, norma que, además, señala que el titular del quinto orden hereditario
-el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar- puede recibir una herencia, pues
la declaratoria de la herencia yacente, unida a una serie de trámites subsiguientes
y al cumplimiento de un plazo, culmina con la declaratoria de herencia vacante,
que habilita al Instituto de Bienestar Familiar, para recibir bienes si en oportuni-
dad anterior no quiso ejercer sus derechos de heredero como titular del quinto
orden hereditario.
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prensa escrita, basta allegar sin ningún otro requisito, la hoja del periódico en
donde se realizó.
Posesionado el curador, que se designa en el mismo auto que decreta la
yacencia, se fijará caución, y prestada ésta, se autorizará el ejercicio del cargo. Si
no otorga la garantía, que debe ser dentro de los diez días siguientes se designará
un reemplazo.
Según el num. 4 del art. 582, "transcurridos dos años desde el fallecimiento
del causante sin que comparezcan herederos, el juez, de oficio o a petición del
curador ordenará el remate de los bienes relictos, previo aviso escrito al Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar". El término de dos años para el remate no se
cuenta desde la declaración de la yacencia, sino desde el fallecimiento del causan-
te; de modo que si la petición es presentada dos años después de la muerte, como
perfectamente puede ocurrir, el remate de los bienes será casi inmediato, pues
luego de entregados al curador, esto es, surtidos los trámites de designación,
posesión, entrega de los bienes y emplazamiento a los interesados, es viable
proceder en la forma que la ley autoriza.
El num. 8 del art. 582 del C. de P. C, dispone: "Si hubiere legados de bienes
inmuebles, los legatarios podrán solicitar la adjudicación. De sus peticiones se
dará traslado al curador por tres días, y el juez las resolverá en sentencia que
pronunciará transcurridos seis meses desde la declaración de yacencia, o en la
aprobatoria de la partición si entre tanto se hubieren presentado herederos". Lo
anterior pone en evidencia que la norma contempla dos posibilidades: una, la de
que la herencia continúe como yacente, caso en el cual el juez debe dictar una
sentencia mediante la cual apruebe la adjudicación de inmuebles solicitada por los
legatarios, sentencia que se hace necesaria para que cuenten los mismos con un
título a su favor que puedan inscribir para quedar como nuevos propietarios; la
otra, si el trámite de la herencia yacente pasó a ser juicio de sucesión, por cuanto
se presentó y reconoció al menos un heredero, en la sentencia aprobatoria de la
partición se dispondrá y aprobará la adjudicación.
Finalizan las funciones del curador de la herencia yacente cuando, hechos los
pagos y rematados los bienes, ya nada queda por administrar, o cuando aparecen
herederos que acepten la herencia, momento en el cual debe rendir cuenta final de
su gestión.
El art. 584 dispone que transcurridos veinte años -plazo que con la ley 791
de 2002 quedó reducido a diez años)- desde el fallecimiento del causante sin que
se presenten herederos, el juez de oficio o a petición de parte, declarará vacante
la herencia y dará a los títulos de que trata el num. 4 del art. 582 la destinación
que la ley sustancial establece, es decir, los pasará a su nuevo propietario - e l
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar- quien, ante la ausencia de herederos
debe, recibir los bienes, por esta vía cuando no quiso hacer valer su calidad de
heredero y presentarse como tal al proceso, evento en el cual deja sin efecto el
trámite de la yacencia.
des para su administración o que puede arrojar un saldo pasivo y en esta hipótesis
sólo podrá recibir como consecuencia de la culminación de los trámites de los
arts. 581 y 582.
Por tal motivo es menester tener presente que los jueces civiles municipales
forman parte de dicha jurisdicción; per se, ellos son promiscuos entre las ramas
de familia y civil, por cuanto en todo caso conocen de los procesos de sucesión de
mínima y menor cuantía, tal como lo determina el artículo 7 del decreto 2272 de
1989, de modo que en lo que atañe con sucesiones ellos serán los subordinados
del juez de familia competente en el correspondiente municipio.
La base para fijar la cuantía en los procesos de sucesión, según el art. 20, es
"el valor de los bienes relictos"; por esta razón es importante saber que se entien-
12
de por bien relicto. Etimológicamente, relicto viene del latín relictas, que signi-
fica dejar, de ahí que por bien relicto debe entenderse el bien dejado por el
causante, es decir que la cuantía se determina sobre la base de los bienes dejados
por el causante (activo patrimonial) y no sobre su patrimonio, por cuanto éste
comprende tanto el activo como el pasivo.
a
12 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, 2 1 ed., Madrid, pág. 1250.
13 La ley 572 de 2000 reformó el art. 19 del C. de P. C. y tomó como base para saber límites de
las cuantías el salario mínimo, que para el año 2004 se fijó en $358.000 mensuales.
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN
Con base en las anteriores nociones queda muy claro quién es el juez que
debe conocer del proceso de sucesión. Sin embargo, surge el interrogante acerca
de cuál de todos esos jueces, municipales o de familia, es el llamado a conocer del
proceso de sucesión.
El art. 23, num. 14, tipifica el denominado fuero hereditario, en virtud del
cual conoce del proceso de sucesión el juez del último domicilio del difunto en el
territorio nacional, "y en caso de que a su muerte hubiere tenido varios, el que
corresponda al asiento principal de sus negocios". !
Ahora bien, puede ocurrir asimismo que una persona deje de tener su domi-
cilio en el país, debido a que se radica en el extranjero. Al morir tiene parte de su
patrimonio en nuestro país y es necesario adelantar juicio de sucesión. En este
caso el juez competente será el del último domicilio que ese causante tuvo en el
país. Y si una persona nunca ha tenido domicilio en el país pero sí bienes en él al
morir, como sería el caso de un extranjero que invirtió en propiedad raíz en
Colombia y adquirió por medio de apoderado, el juez competente de la sucesión
es el que corresponda al asiento principal de sus negocios o, en últimas, el del
lugar de ubicación de los bienes.
De conformidad con lo hasta ahora explicado, las siguientes son las carac-
terísticas más importantes del proceso de sucesión:
a
I ) Es un juicio que no se puede ubicar ni dentro de los de jurisdicción
voluntaria ni dentro de los de jurisdicción contenciosa, pues viene a ser una
tercera clase de proceso de características especiales.
a
2 ) Por el factor objetivo (cuantía), puede conocerlo un juez civil municipal
(mínima y menor cuantía), o uno de familia (mayor cuantía).
a
3 ) Por el factor territorial el juez competente es el del último domicilio del
causante (no el del lugar donde ocurrió su muerte ni el del sitio donde tiene
bienes, pues prevalece la noción del domicilio último de la persona fallecida).
a
4 ) En caso de pluralidad de domicilios, conocerá el juez del asiento principal
de sus negocios, regla q'ue también se aplica para el evento de la sucesión de la
persona que no teniendo domicilio en Colombia sí tiene bienes que deben adjudi-
carse por medio del proceso de sucesión (art. 23, num. 16).
2.8. La demanda en el proceso de sucesión
Observo, eso sí, una notable diferencia entre la iniciación del juicio de suce-
sión y la iniciación de la mayoría de los procesos de jurisdicción voluntaria y
contenciosa, consistente en que siempre es necesario acreditar desde un primer
momento el interés que se tiene para actuar en el proceso en calidad de deman-
Las personas habilitadas para demandar la apertura del juicio de sucesión son
las señaladas en el art. 1312 del C. C, norma que indica quiénes tienen "derecho
de asistir al inventario", a saber:
1) El albacea.
*
Considero que esta enumeración es taxativa, por cuanto el art. 587 del C. de
P. C. prescribe que tan sólo los interesados que señala el art. 1312 del C. C.
"podrán pedir la apertura del proceso de sucesión"; así, pues, cualquier otra
persona carecería de facultad para formular la demanda, incluyendo dentro de
ellas al ministerio público, auncuando advierto que no es posible la iniciación
del proceso de sucesión por el curador de la herencia yacente porque éste actúa
precisamente en la tramitación que se surte ante la imposibilidad de adelantar el
proceso, de modo que la referencia al mismo se entiende inaplicable en lo que a
iniciación del proceso corresponde.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
rio, debe allegarse el instrumento público o la copia del testamento donde aparez-
ca su calidad (C. C, art. 796), y si de socio de comercio se trata, la prueba de la
existencia de la sociedad y de la calidad de socio del solicitante y del muerto.
Cabe advertir que el art. 588 del C. de P. C, que trata de los anexos de la
demanda, olvidó anotar los anexos obligatorios cuando quien inicia el juicio es el
fideicomisario o el socio de comercio. Este vacío se llena por interpretación
extensiva indicándose que, aunque la norma no lo diga expresamente, si estas
personas inician la sucesión, deben probar desde un primer momento el interés
que les asiste, auncuando se trata de situaciones de escasa ocurrencia.
3) En tercer lugar, debe hacerse una relación de los bienes relictos o que
pertenezcan a la sociedad conyugal, relación que en modo alguno vincula necesa-
666 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
riamente a los interesados en el juicio de sucesión, por cuanto pueden existir
bienes que no se mencionaron, o que alguno de los citados dejaron de pertenecer-
le, razón por la cual este detalle tiene un carácter eminentemente formal. Es en la
diligencia de inventarios y avalúos que debe cumplirse en forma precisa y com-
pleta con este requisito, de ahí que la relación de los bienes relictos o de la
sociedad conyugal a que se refiere el art. 587 no implica relacionarlos exhaustiva-
mente, pues, como lo expuse, será en la diligencia de inventario y avalúos del art.
600 del C. de P. C. donde con todo rigor se cumpla, lo cual no es obstáculo para
que trate de realizarse de la mejor manera posible.
4) Otro requisito de la demanda es la relación del pasivo que se conozca del
causante y el de la sociedad conyugal, si ésta va a liquidarse en el proceso de
sucesión, aspecto que, como el anteriormente comentado, tiene fines puramente
formales y no vincula posteriormente, pues para aceptar pasivos se exige la plena
prueba de la existencia de las obligaciones y nada implica que se relacionen más
o menos obligaciones en este momento en que se cumple el requisito.
o
5) Según el num. 5 del art. 75, si la demanda la presenta un heredero debe
manifestar si acepta la herencia pura y simple o si lo hace con beneficio de
inventario, y si guarda silencio agrega la disposición que "se entenderá que lo
acepta en la segunda forma", es decir, con beneficio de inventario. La redacción .
de la norma procesal, en mi sentir, está en abierta contradicción con el espíritu
que informa el Código Civil.
Ciertamente, nuestra legislación civil consagra la aceptación del heredero en
dos formas: pura y simple, o con beneficio de inventario. La primera es aquella
en la cual el heredero no cualifica su aceptación, es decir, guarda silencio, omite
proponer el beneficio de inventario, desprendiéndose de ello que este beneficio
debe ser alegado, y no puede presumirse del silencio, demostrativo de aceptación
pura y simple, exactamente lo contrario: la aceptación con el beneficio de in-
ventario.
En todo caso, ante la claridad de la norma comentada, el beneficio de inven-
tario se presume por el silencio en la aceptación. De manera que si el heredero
quiere aceptar pura y simplemente, debe manifestar de modo expreso que no
utiliza el beneficio de inventario; si guarda silencio éste se presume; en otros
términos, ante la disposición procesal resulta indiferente, por ser idéntica la con-
secuencia, manifestar que se acepta con beneficio de inventario o guardar silen-
cio, presunción legal que no acarrea problemas por cuanto determina situación
que es favorable siempre para el heredero.
Similar circunstancia se presenta en cuanto a la posibilidad del cónyuge de
optar por los gananciales o por la porción conyugal, consagrada por el art. 1235
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN
667
del C. C, el cual dispone que el cónyuge podrá "a su arbitrio" optar por una o por
otra, salvo el caso de la porción conyugal complementaria que se da cuando lo
que hubiere de recibir por gananciales es menor a lo que le corresponde por
porción conyugal, pues en esa hipótesis pueden coexistir las dos figuras, por
permitir la ley solicitar como complemento lo que faltare para llevar una cantidad
similar a la porción conyugal.
En efecto, del art 1235 del C. C. se infiere que por tratarse de una elección
del cónyuge, éste debe manifestar por qué opta; no obstante, el art. 594 del C. de
P. C. señala, sin estar autorizado para ello, que "cuando el cónyuge sobreviviente
pueda optar entre porción conyugal y gananciales, deberá hacer la elección antes
de la diligencia de inventarios y avalúos. En caso de que haya guardado silencio
se entenderá que optó por gananciales, sin necesidad de auto que así lo declare".
De esta forma la ley hace la elección que, insisto, no puede presumirse, y con ello
crea situaciones confusas pues si el cónyuge comparece luego de tal oportunidad,
como perfectamente lo puede hacer (el art. 590 dice que el cónyuge puede solici-
tar el reconocimiento de su calidad hasta antes de proferirse la sentencia que
decreta la partición), aparentemente está obligado a optar por gananciales, cuando
en verdad la posibilidad de opción la tiene siempre que comparezca por tratarse
de un derecho que le da el estatuto sustancial civil y que n o s e l o p u e d e d e s c o n o -
cer ni restringir el art. 594 del C. de P. C.
Reitero, no existe razón valedera para limitar el ejercicio del derecho hasta
antes de la diligencia de inventarios y avalúos; en dicha diligencia sólo se hace
una relación de activos y pasivos de los bienes pertenecientes al causante y a la
sociedad conyugal si existiere, pero como ninguna adjudicación se hace en ella,
es indiferente que el cónyuge haya optado por una alternativa u otra; es en la
partición o adjudicación de bienes donde sí tiene importancia la elección; de ahí
que en ese aspecto sea correcto el estatuto procesal civil al exigir la comparecen-
cia antes de proferirse la sentencia aprobatoria de la partición o adjudicación de
bienes.
668 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Finalmente, es necesario desterrar el equívoco frecuente de creer que es
requisito obligatorio allegar como anexo de la demanda de sucesión la última
declaración de renta del causante, pues se olvida que el artículo 11 del decreto
2143 de 1974 no se halla en vigencia, de modo que es atinada la interpretación
que la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales ha dado en su concepto
020972 de agosto de 1990 donde advierte "que no existe la obligación de anexar
la última declaración de renta y complementarios del causante a la demanda de
apertura del proceso sucesoral o a la solicitud de liquidación ante Notario Público
de que se ocupa el decreto legislativo 902 de 1988 y, en consecuencia el artículo
11 del decreto legislativo 2143 de 1974 debe entenderse tácitamente derogado.
Así las cosas la intervención de la administración tributaria en el proceso de
sucesión judicial o notarial queda reducida a lo previsto en el artículo 844 del
Estatuto Tributario".
2.9. Apertura del proceso de sucesión
Por la índole especial de este juicio, no existe auto admisorio de la demanda,
lo cual no significa que el juez carezca de la facultad de inadmitir o rechazar la
demanda cuando se dan las Condiciones para tomar tal decisión, por ejemplo, si
no es competente, no se reúnen los requisitos de la demanda o no se adjuntan los
anexos de ley.
En lugar de auto admisorio de la demanda dispone el art. 589 que "Presenta-
da la demanda con los requisitos legales y los anexos, el juez declarará abierto el
proceso de sucesión y ordenará el emplazamiento de todos los que se crean con
derecho para intervenir en él, por edicto que se fijará durante diez días en la
secretaría del juzgado y se publicará por una vez, en un diario que a juicio del
juez tenga amplia circulación en el lugar, y en una radiodifusora local si la
hubiere", emplazamiento que por ser para personas indeterminadas y no existir
expresa indicación de la ley acerca de la designación de curador, no culmina, en
ningún caso, con la designación de tal auxiliar.
Requiere una especial precisión el inciso segundo de la norma al disponer
que "Para estos efectos se dará aplicación a lo dispuesto en la parte final del
inciso segundo del artículo 318", pues la remisión está realizada para lo que era
el original artículo 318 del C. de P. C, disposición que luego de la reforma de la
ley 794 de 2003, cambió significativamente, de ahí que es menester precisar
como quedó el alcance de la remisión.
Al remitirse al original inciso segundo del art. 318 del C. de P. C. lo que se
estableció fue la obligación de allegar la página de la publicación escrita, que
siempre es obligatoria y la constancia de la emisora cuando se acudía a tal medio,
lo que no en todos los casos es obligatorio pues depende de la existencia de una
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN
Debe, pues, quedar muy claro que lo mismo que establece la ley respecto de
herederos se aplica con relación a legatarios, pues la posibilidad de conflicto entre
éstos puede perfectamente darse y, al efecto, un sencillo ejemplo: se reconoce
como legatario de una casa a X; posteriormente comparece Z quien prueba que
ese legado fue revocado por acto posterior, donde se le instituyó como nuevo
legatario del inmueble y que por lo tanto debe ser reconocido como único legata-
rio, lo que aplicando exegéticamente el numeral 4 del art. 590 no hubiese sido
posible, debido a que se refiere tan sólo a los herederos cuando indica que si se
"hubieren reconocido herederos y se presenten otros, sólo se les reconocerá si
fueren de igual o de mejor derecho", observándose al rompe la inexplicable
omisión de la expresión legatarios que no está comprendida dentro de la "herede-
ros", pero sí en la de "asignatarios".
una misma persona existen varios registros civiles válidos pero COtAtraSlCtOñoS,
impugnaciones de paternidad 0 reconocimiento de hijos, pues se desvirtuaría el
objeto de la norma que no es otro que precisar, con el análisis de las pruebas
documentales auténticas, si surge de manera objetiva el igual o el mejor derecho
alegado.
El art. 1387 del C. C, señala que la justicia ordinaria decidirá las contro-
versias "sobre derechos a la sucesión por testamento o ab intestato, deshereda-
miento, incapacidad o indignidad de los asignatarios", y el art. 618 del C. de P.
C, que desarrolla procesalmente la disposición sustancial, menciona claramente
que esas controversias se tramitarán como proceso ordinario al hablar de "la
terminación de los procesos ordinarios", procesos que corresponden a los jueces
de familia en virtud de lo previsto en el numeral 12 del parágrafo 1 del art. 5 del
decreto 2272 de 1989.
Si una persona ha obtenido por cesión sus derechos sucesorales, el plazo que
tiene para comparecer al proceso y pedir que se le reconozca es el mismo con que
cuenta el asignatario para su reconocimiento (hasta antes del proferimiento de la
sentencia que decrete la partición o adjudicación de bienes), y si la cesión provie-
ne de un heredero de mejor derecho cuya calidad aún no le había sido reconocida,
es necesario tramitar el incidente que mencioné, porque la situación jurídica es
igual a la que se hubiera originado si el cedente se presentó de manera directa.
Cuando el asignatario no se presenta oportunamente para solicitar el recono-
cimiento, opera el fenómeno de la preclusión y, por lo tanto, dentro del proceso
de sucesión carece de oportunidad para hacer valer su calidad, lo cual no implica
que pierda sus derechos, sino que la forma para solicitarlos será otra, más demo-
rada y dispendiosa -propia de un juicio ordinario-, la acción de petición de
herencia (C. C, art. 1321), y si se trató de cesionario, deberá buscar que el
cedente a cuyo nombre se hizo la adjudicación le transfiera los pertinentes dere-
chos, o iniciar un proceso en su contra para obligarlo a que se haga efectiva la
entrega de los bienes adjudicados a nombre del cedente.
2.11. Diligencia de inventarios y avalúos
Prevista en el art. 600 del C. de P. C, tiene como finalidad relacionar el
patrimonio del causante y, de ser el caso el de la sociedad conyugal o el de la
15
unión marital de hecho que se va a liquidar dentro del mismo proceso cuando la
muerte de aquél es la causa de la disolución de ésta, diligencia que servirá como
pauta para trazar al partidor una guía sobre la cual efectuar su encargo, auncuando
es de advertir que las bases económicas indicadas en ella no obligan de manera
fatal, ya que los asignatarios pueden realizar, especialmente cuando son capaces,
libre determinación de cómo dividen los bienes, sin atender el criterio de dis-
tribución matemática con base en los valores aprobados; no se trata como usual-
mente se cree de sentar allí las bases para el cobro del impuesto de ganancias
ocasionales cuando hay lugar al mismo.
Adviértese finalmente que el art. 318 del Estatuto Tributario previene que a
partir del año gravable 1992 estos ingresos se tratarán con el régimen aplicable a
los ingresos susceptibles de constituir renta.
*
Una vez surtido el emplazamiento a las personas indeterminadas, dispone el
inciso primero del art. 600, que: "Se señalará fecha y hora para la práctica de la
audiencia de inventario de bienes y deudas de la herencia y de la sociedad conyu-
gal" diligencia a la cual podrán concurrir los interesados de que trata el art. 1312
del C. C. que hayan sido reconocidos anteriormente o que puedan serlo dentro de
la misma, tal como acontece con los acreedores y será elaborado por todos ellos
de común acuerdo, como sería lo aconsejable o presentado por diversos interesa-
dos, en todo caso por escrito y con la indicación de los valores que se asignan a
los bienes.
Si los créditos presentados por los acreedores son objetados por parte de
algún asignatario, para lo cual le basta a cualquiera de los interesados que compa-
recen manifestar su no aceptación, el juez que conoce de la sucesión no tiene
competencia para dirimir dentro del mismo si existe o no razón en la censura,
motivo por el cual no se podrían inventariar, de ahí que en esta hipótesis "se
ordenará inmediatamente la devolución de los documentos presentados", para que
se hagan valer en proceso separado, donde de ser el caso, se podrá proponer el
motivo de la objeción como excepción y dejar que el juez civil resuelva, por
cuanto éste ya no será un proceso por causa o en razón de la herencia, de ahí que
no será competencia del juez de familia, tal como ya se explicó, pues se tratará en
últimas de adelantar un proceso ejecutivo contra la sucesión de privativo conoci-
miento de la justicia civil.
Estimo que si los inventarios se presentan de común acuerdo por todos los
interesados está de sobra el traslado de que trata el artículo 601 y lo que debe
hacer el juez es proceder de 'plano a su aprobación.
2.12. La partición de bienes
En efecto, el art. 844 del Estatuto Tributario, señala: "Los funcionarios ante
quienes se adelanten o tramiten sucesiones, cuando la cuantía de los bienes sea
17
superior a setecientos mil pesos ($700.000) deberán informar previamente a la
partición el nombre del causante y el avalúo o valor de los bienes. Esta informa-
ción deberá ser enviada a la Oficina de Cobranzas de la Dirección de Impuestos
y Aduanas Nacionales que corresponda, con el fin de que ésta se haga parte en el
trámite y obtenga el recaudo de las deudas de plazo vencido y de las que surjan
hasta el momento en que se liquide la sucesión.
17 El art 1 del decreto 3804 de 2003 reajustó para el año 2004 esta cuantía a la suma de
$12 603 000 la que igualmente debe actualizarse para el 2005 y así sucesivamente pero que dado
¿Sguodd valor, lleva a que prácticamente no exista proceso de sucesión en donde este requisito
pueda omitirse.
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN
Ahora bien, dado que el art. 844 del Estatuto Tributario no establece un
término perentorio a partir del cual debe enviarse la comunicación, considero que
mientras se modifica la norma los jueces pueden remitir el oficio (con la informa-
ción mencionada) antes de la diligencia de inventarios y avalúos, pues cuenta con
los datos básicos para hacerlo por cuanto es requisito de la demanda relacionar los
activos y los pasivos. Si el juez lo hace con posterioridad a los inventarios, la
Administración nada puede hacer dentro del proceso de sucesión, a no ser que se
modifique expresamente el plazo para la comparecencia de acreedores. Una cita-
ción en la forma prevista por el decreto resulta inocua y se convertiría en una
fuente más de demora de la tramitación judicial, porque de no presentarse la
Administración el proceso se paraliza por lo menos veinte días hábiles a partir de
la expedición de la comunicación y, de presentarse, el juez debe negar su inter-
vención y reconocimiento para que se paguen los impuestos dentro del proceso de
sucesión, por ser extemporánea.
En el evento de que la interpretación que se sustenta no sea la que prime,
tendríamos que aceptar que se modificó el num. 2 del art. 590 del C. de P. C. y
que por ende, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales puede lograr que
se le reconozca dentro del proceso de sucesión hasta antes de la partición pero no
después de veinte días de expedida la comunicación; si tampoco aprovecha esta
oportunidad extraordinaria y adicional que se puede dar (haciendo una interpreta-
ción favorable para el Estado) no podrá lograr el recaudo dentro del trámite de la
sucesión, porque vencidos los veinte días continuarán los trámites pertinentes, lo
678 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
que no significa que se pierdan las obligaciones a favor del erario público, pues
cuenta la DIAN con otras efectivas herramientas para lograr su recaudo, como es
acudir al ejecutivo por jurisdicción coactiva.
El auto que decreta la partición puede reconocer al partidor designado por los
coasignatarios si la solicitud reúne los requisitos legales, o los prevendrá para que
efectúen el nombramiento dentro de los tres días siguientes, plazo que corre a
partir de la notificación del auto que así lo dispone. Si no se realiza la designación
el juez procederá a nombrarlo escogiendo el partidor de la lista oficial existente
para el correspondiente despacho judicial.
Téngase en cuenta que el inciso tercero del artículo 608 del C. de P. C. indica
que "El representante del cónyuge o de heredero que no tuviere la libre disposi-
ción de sus bienes, deberá solicitar autorización para proceder a la partición, el
juez la concederá en el auto que la decrete, y designará un partidor de la lista de
auxiliares de la justicia", lo que en principio permite sostener que también debía
el juez designar el partidor si alguno de los herederos o el cónyuge que no
tuvieren la libre disposición de sus bienes; no obstante, esté aspecto se modificó
luego de las reformas introducidas en materia de sucesiones por el decreto 2651
de 1991, de modo que sólo deberá el juez designar partidor cuando todos los
herederos y el cónyuge no tienen la libre disposición de sus bienes, pues con la
nueva filosofía orientadora de estos trámites, si alguno de ellos o varios son
capaces pueden designar el partidor y corresponderá al juez tan sólo verificar que
el nombramiento se ajuste a los requisitos legales, es decir que se haga dentro del
plazo y recaiga sobre abogado.
El motivo para esta opinión obedece a que a partir del 10 de enero de 1992,
fecha de vigencia del decreto 2651 de 1991, cuyos artículos 33 a 37 que modifi-
caron el régimen sucesoral, se adoptaron como legislación permanente en el art.
162 de la ley 446 de 1998, es viable adelantar todo el proceso de sucesión de
común acuerdo ante notario aún existiendo incapaces, lo que plantea que si es
posible lo más, o sea prescindir de la intervención jurisdiccional, con mayor razón
será viable designar de común acuerdo partidor sin que interese que exista algún
coasignatario que no tenga la libre disposición de sus bienes, pues únicamente se
pierde esa posibilidad si todos son incapaces.
Para ser partidor se exige no estar instituido como albacea o coasignatario del
bien de cuya partición se trata (C. C, art. 1381) y ser abogado inscrito es decir
con tarjeta profesional vigente, requisito que contempla el art. 608 (inciso final)
en los siguientes términos: "El partidor deberá ser abogado inscrito". Cualquiera
que sea el partidor, aun el testamentario, debe ser abogado inscrito pues como la
ley se presume conocida por todos, el testador debe saber que el partidor que
designa tiene que ser abogado si desea que su voluntad se acate.
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN
Cabe advertir que las facultades del juez tampoco pueden llegar al extremo
de entrometerse en un campo que le está vedado, como lo es el de los acuerdos
puramente económicos que pueden haberse reflejado en la partición, salvo que
existan ausentes o incapaces, de ahí que si, por ejemplo, a un heredero se le
680 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
adjudican más bienes que a otro y los dos han pedido la aprobación del trabajo,
ya no puede el juez manifestarse sobre aspectos de contenido puramente econó-
micos; pero, por ejemplo, si observa que en la partición dejaron de adjudicarse
bienes o de cubrirse totalmente la cuota de un heredero, no queda duda alguna
acerca de la posibilidad que tiene de no aprobar de plano la partición, pues, insisto
no puede el juez desempeñar una misión puramente mecánica, porque nada es
más ajeno a sus funciones que esto.
o
Ciertamente, la norma (art. 611, num. 5 ) indica que: "Hayanse o no propues-
to objeciones, el juez por auto apelable ordenará que la partición se rehaga cuando
no esté conforme a derecho y el cónyuge o alguno de los herederos fuere incapaz
o estuviere ausente y carezca de apoderado". Esta disposición aparentemente da a
entender que esa posibilidad tan sólo la tiene el juez cuando el cónyuge o alguno
de los herederos es incapaz o ausente sin apoderado, pero no puede interpretarse
con un criterio tan estrecho pues, en mi sentir basta que la partición no esté sujeta
a derecho para que el juez independientemente de toda consideración, se abstenga
de aprobarla. No es jurídico ni lógico pretender que una disposición le pueda
ordenar al juez que apruebe una partición auncuando la encuentre no ajustada a
derecho aun sin la presencia de incapaces o ausentes.
Creo que en la hipótesis como la del ejemplo el juez debe ordenar que se
rehaga el trabajo de partición.
Sobre lo que el juez no puede hacer consideraciones es sobre aspectos de
contenido económico, excepto, eso sí -y éste es otro alcance de la disposición-,
que existan incapaces o ausentes, pues en tal caso se abstendrá de aprobar la
partición si observa lesión económica para esos ausentes o incapaces.
que reúna los requisitos legales, pues si así no ocurre procederá como lo señalé en
el párrafo anterior.
Cabe advertir que son dos entonces las ocasiones con que cuenta el partidor
para efectos de corregir eventuales fallas; la primera cuando habiendo presentado
el trabajo el juez de oficio o a solicitud de parte le ordena que la rehaga dentro del
plazo que le asigna; la segunda cuando habiendo rehecho el trabajo, se siguen
presentado observaciones al mismo y el juez dispone el reajuste pertinente sin que
se cumpla debidamente con la orden, evento en el cual es que se aplican las
sanciones mencionadas. ,
Cabe advertir que dentro del proceso de sucesión es posible que los bienes es-
tén secuestrados cuando se ha llevado a cabo el denominado secuestro definitivo;
en tal hipótesis no existe la diligencia de entrega sino la orden al secuestre para
que proceda a entregarlos y si éste no cumple lo hará el juez pero en diligencia de
entrega de contenido diverso, como que se trata de la prevista en el art. 688 inciso
final, dentro de la cual no se admiten oposiciones de ninguna índole, por las mis-
mas razones explicadas para caso similar en proceso de ejecución.
18 Por un error se lee en el numeral 1 del art. 620 que también puede formular la solicitud "el
síndico", referencia que es letra muerta por haber sido suprimido este funcionario.
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN 685
Es de advertir que en los casos en que haya lugar a realizar una partición
adicional debe, en lo posible, elaborarse el trabajo por el mismo partidor que
intervino inicialmente; naturalmente, en el caso de que éste se halle imposibilita-
do para hacerlo (ejemplo murió, desempeña cargos públicos, está incapacitado o,
simplemente, no quiere seguir prestando su concurso) podrán los interesados o el
juez, según el caso, designar otro.
tienen que ver con la misma: la suspensión de la partición, es decir aquellos casos
en los cuales por disposición de la ley no puede llevarse adelante esta etapa del
proceso, y la exclusión de bienes de la partición, hipótesis en la cual sí es viable
hacer la partición pero dejando ciertos bienes fuera de ella, a fin de que si llegare
la ocasión de adjudicarlos, se efectúe dentro del trámite propio de la partición
adicional que ya estudiamos.
La exclusión recae sobre una parte específica de bienes que se retiran mo-
mentáneamente del trabajo de partición, trámite que no se suspende por cuanto se
lleva a efecto con los que no son objeto de cuestionamiento judicial. La exclusión
la puede solicitar cualquiera de los herederos o el cónyuge, demostrando que
existe un proceso ordinario en el cual se discute la propiedad de los bienes
inventariados, sin que importe cual sea su cuota efectiva de partición dentro del
activo sucesoral.
Hasta ahora se explicó el esquema básico que sigue todo juicio de sucesión,
desde que se presenta la demanda hasta cuando se ejecutoríe la sentencia aproba-
toria de la partición. No obstante, dentro de esa actuación marco pueden presen-
tarse una serie de incidencias de acuerdo con las particulares circunstancias de
cada caso, de ahí que a continuación haré referencia a las más destacadas de ellas.
3.1. El requerimiento para aceptar la herencia
La aceptación igualmente puede darse (art. 592) para iniciar el proceso de su-
cesión o para intervenir en él cuando por medio de requerimiento extraproceso (C.
C. art. 1289) el interesado solicite al asignatario que declare si acepta o repudia.
Aparte de esta situación no existe ninguna otra posibilidad para que esta facultad
se pueda ejercitar fuera del proceso, habida cuenta que la repudiación siempre
debe hacerse ante autoridad judicial, aun la tácita que implica un requerimiento ju-
dicial y un silencio por espacio de cuarenta días (arts. 1289 y 1290 del C. C ) .
Es posible que deban enajenarse bienes del activo sucesoral para atender
gastos urgentes del proceso tales como "pago de impuestos, deudas hereditarias o
legados exigibles". Cualquiera de los asignatarios, el albacea y el cónyuge están
facultados para solicitar que se decrete la venta de bienes a fin de atender esas
obligaciones. Al efecto, los arts. 602 y 613 se refieren a la posibilidad de vender-
los en pública subasta o por medio de bolsa de valores, si fueren títulos negocia-
bles en las mismas.
19 LAFONT PIANETTA Pedro, Proceso sucesoral, Ed. Librería del Profesional, 3 edición tomo n,
Bogotá 1 9 9 3 , página 1 5 7 es de esta misma opinión al señalar que "Por lo tanto, el remate puede
hacerse allí m smo puesto que, de un lado, no requiere que se haya allegado al proceso e certificado
1 propiedad inmobiliaria ni secuestro de bienes muebles, como s. se exige para los remates
públicos (arts. 6 1 7 y 4 7 1 C. de P. C.)", auncuando es de precisar que respecto de los remates públicos
el secuestro que se exige es tanto de bienes muebles como de inmuebles.
DELOS ROC SOSD U
P E E Q U I D A C I O N
inciso segundo del numeral 2 del art. 610 del C. de P. C, donde se indica que en
tal hipótesis "se procederá a la subasta como lo dispone el art. 617", de manera
tal que si la petición se hace antes de la fecha señalada para la audiencia donde
debe llevarse a cabo la licitación privada, ya carece de objeto su celebración y lo
que el juez debe hacer es ordenar el remate en la forma indicada por el art. 617,
es decir una subasta similar a la que se hace en proceso de ejecución.
Prevé el art. 617 del C. de P. C, que para decretar el remate de bienes sujetos
a registro es necesario presentar el certificado de tradición que demuestre la
propiedad; adiciona el inciso segundo del art. 617 que además es requisito nece-
sario para decretar el remate que "se hubiere practicado su secuestro".
t
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN i 695
Prevista en el art. 621 del C. de P. C, que dice: "Si falleciere alguno de los
asignatarios después de haber sido reconocido en el proceso, cualquiera de sus
herederos podrá intervenir en su lugar para los fines del art. 1378 del Código
Civil, pero en la partición o adjudicación de bienes la hijuela se hará a nombre y
en favor del fallecido".
Consagra esta disposición la regla según la cual por cada causante se debe
adelantar un proceso de sucesión, que sólo tiene una excepción de acumulación
de sucesiones correspondientes a cónyuges o compañeros permanentes, que ade-
lante se explicará. De resto, a cada persona que muere le corresponde un juicio de
sucesión y no es posible pretermitir su trámite, y adelantar en un solo proceso dos
o más liquidaciones de patrimonios por causa de muerte, limitación que sólo tiene
como causa, por cierto ya revaluada, la de que cada sucesión debe originar los
correspondientes impuestos.
20 Corte Suprema de Justicia, sentencia de 15 de junio de 1948, "G. J.", t. LXIV, pág. 444.
696 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
generan tributo cuando se adjudican a José y cuando se adjudican a Diego y
Alvaro por provenir de dos juicios de sucesión diferentes.
Por economía procesal considero conveniente reformar el sistema, aseguran-
do los medios para que se paguen los impuestos y haciendo la adjudicación
directamente a los sucesores procesales, lo que es fácil de hacer si se considera
que el impuesto sucesoral fue reemplazado por el de ganancias ocasionales que en
nada se afecta, dada su forma de liquidación, si se permite la directa adjudicación
a los sucesores del heredero fallecido, que a su vez tenía tal calidad en otro
proceso de sucesión.
3.6. La acumulación de sucesiones.
Fenómeno de contenido eminentemente procesal, constituye norma especial
y exclusiva para el proceso de sucesión, y no está cobijado dentro de las posibili-
dades generales de acumulación previstas por el art. 149 del C. de P. C, pues la
idea del legislador es no permitir la acumulación de procesos de sucesión, que
únicamente la autoriza en el caso del art. 622 del C. de P .C.
Sólo pueden acumularse en un mismo proceso dos sucesiones, las de los
cónyuges no separados de bienes, es decir, con sociedad conyugal vigente al
momento de la muerte de uno de ellos o el evento de los compañeros permanentes
cuya sociedad se declaró judicialmente o se aceptó por todos los asignatarios. De
no ser así, no procede esa acumulación, cuya razón estriba en que debe liquidarse
la sociedad respectiva. En efecto, el art. 622 del C. de P. C. señala: "El proceso
de sucesión podrá iniciarse para que se liquide conjuntamente la herencia de
ambos cónyuges y la respectiva sociedad conyugal". Si no se da este requisito no
obra la acumulación, pues bien se ve, por la redacción, que no existe posibilidad
de escoger, auncuando, no es perentorio hacerlo en forma acumulada, por tratarse
de una posibilidad, a todas luces aconsejable por el ahorro de esfuerzos, pero en
manera alguna imperativa.
Estas son las formas como puede darse la acumulación:
1.- Fallecidos los dos cónyuges, bien simultáneamente o en épocas dife-
rentes, no se ha iniciado la sucesión de ninguno. En tal caso pueden presentar
demanda los interesados en iniciar la sucesión de cualquiera de los dos, para que
simultáneamente se tramite el proceso para liquidar la sociedad conyugal y adju-
dicar los bienes a los asignatarios de cada uno de ellos.
2.- Cuando ya se ha iniciado el proceso de sucesión de uno de los cónyuges
es posible, siempre que no se haya aprobado la partición en el ya iniciado, presen-
tar la demanda de sucesión del otro cónyuge para que el mismo juez asuma el
conocimiento y se tramite dentro de tal proceso.
j DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN 697
3.- Cuando las dos sucesiones se han iniciado por separado se puede pedir la
acumulación de los procesos, siempre que en uno de ellos no se haya aprobado la
partición o adjudicación de bienes.
Recuérdese que todo lo que se predica de los cónyuges se aplica por igual del
los compañeros permanentes en la hipótesis de que se pueda liquidar la sociedad
existente entre ellos.
En cambio, el art. 624, único que debería regular el tema, sí trata un caso
propio de sucesión. Como ya se vio, cuando una persona muere, no puede existir
más de un proceso para liquidar su patrimonio. Empero, ante la posibilidad de que
diversas personas inicien el juicio de sucesión y que éste pueda adelantarse ante
distintos jueces (imaginemos una persona con dos domicilios, Bogotá y Cali, y
con interesados en las dos ciudades, quienes promueven sendos procesos), es
necesario suministrar el correctivo adecuado para asegurar que cuando se adelan-
6 9 G LNST ITUCIONESDEDEIU5CHOPRC<SSALCrVrL
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M Q a
solicitar a l "juez o tnbunal a q m e ^ " l Q S s o s h u b i e r e senlenaa
art. 624).
Significa lo anterior que si se adelantan dos o más juicios ante diversos
jueces (para más claridad retomemos nuestro ejemplo Cali y Bogotá), al pertene-
cer a distintos distritos la entidad encargada de resolver el conflicto es la Corte y
ante ella debe presentarse la solicitud, que estará acompañada de la "prueba del
interés del solicitante, los certificados sobre la existencia de los procesos y el
estado en que se encuentren" (art. 624), en tanto que si la controversia es entre el
juez de familia de Fusagasugá y su similar de Girardot, será la Sala de Familia del
Tribunal de Cundinamarca la llamada a definirlo.
Si se reúnen los requisitos, la entidad solicita el envío de los dos procesos y
procede a tramitar un incidente mediante el cual se determinará qué proceso sigue
en vigor, y es a él al que deben concurrir todos los interesados. El otro proceso
queda nulo, declaración que se debe hacer en el auto que resuelve el conflicto;
todos los interesados que habían sido reconocidos en el proceso declarado nulo
deben presentar sus solicitudes en el proceso que se mantiene y el juez resolverá
lo que fuere pertinente, por cuanto la circunstancia de que hayan sido ya acepta-
das no obliga al funcionario, si por ejemplo los asignatarios que fueron reconoci-
dos en el proceso que no se anuló, son de mejor derecho que aquéllos.
4. TRÁMITE DE LIQUIDACIÓN DE SUCESIONES POR ESCRITURA
PÚBLICA
ante notario.
El proyecto de ley 46 de 1981 constituye el antecedente más inmediato para
implantar el sistema notarial de liquidación de sucesiones, pero el poco interés del
Congreso en este tipo de asuntos lo relegó al olvido.
Afortunadamente, el gobierno nacional en uso de las facultades extraordi-
narias que le confirió la ley 30 de 1987 y haciendo realidad un viejo anhelo de la
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN 109
21
doctrina colombiana, que desde varios años atrás propugnaba un sistema ágil,
efectivo y sencillo para liquidar herencias y sociedades conyugales sin tener que
acudir al proceso judicial de sucesión, profirió el decreto 902 del 10 de mayo de
1988 complementado por los decretos 1729 de 1989 y 2651 de 1991, por medio
de los cuales se autoriza "la liquidación de herencias y sociedades conyugales
vinculadas a ellas ante notario público", norma que permite prescindir del proceso
de sucesión cuando se reúnen una serie de requisitos y obtener la misma finalidad
perseguida con aquél, por medio de un breve trámite administrativo surtido ante
notario público.
Del análisis de los decretos 902 de 1988, 1729 de 1989 y los artículos 33 a
37 del decreto 2651 de 1991 los que fueron adoptados como legislación perma-
nente por el art. 162 de la ley 446 de 1998, emergen los siguientes requisitos:
Cabe advertir que sobre este aspecto el cuerpo de notarios de Bogotá, en foro
organizado en el mes de agosto de 1988 por la Universidad Externado de Colom-
bia, consideró que ellos no profieren autos ni providencias administrativas sino
que tan sólo sientan actas, eufemismo que no cambia el contenido de su decisión.
Si bien es cierto que los notarios, por el hecho de ser competentes para tramitar
este proceso y adelantar lo que el decreto 902 denomina el expediente, no tienen
jurisdicción, no por eso dejan de evaluar las peticiones, de analizar los documen-
tos presentados y de decidir lo pertinente frente a ellos de manera similar a como
lo hace el juez; de ahí que su función no es tan mecánica ni pasiva como se le
quiere hacer ver.
En efecto, insisten los señores notarios en señalar que tan sólo son fedantes
de lo que ante ellos acontece, apreciación a todas luces errada, pues la labor que
desempeñan dentro del trámite del proceso de sucesión en la modalidad notarial
es similar a la que tiene el juez de familia cuando conoce del proceso pues
corresponde por igual evaluar la legalidad de la solicitud analizando el cumpli-
miento de los requisitos pertinentes en cada caso.
Como puede suceder que se originen conflictos acerca de quien debe tener la
prelación para recibir los bienes, disputa que tal como se advirtió los notarios no
pueden resolver, de ahí que el inciso tercero del art. *9 indica que se debe acudir
ante el juez de familia "a fin de que éste decida definitivamente sobre la partición
o adjudicación de la herencia".
El art. 10 del decreto 902 de 1989 señala que si antes de otorgarse la escritura
pública "se hubiere iniciado proceso judicial de sucesión del mismo causante o
liquidación de la sociedad conyugal y se llevare la respectiva prueba, el notario
que esté conociendo de ellas deberá dar por terminada la actuación y enviarla al
juez ante el cual se estuviere adelantando dicho proceso".
También es de mencionar que el art. 138 de la ley 446 de 1998 señala que
"La Superintendencia de Sociedades podrá dirimir las discrepancias sobre la ocu-
706 iNSTTruCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
rrencia de causales de disolución de sociedades no sometidas a la vigilancia y
control del Estado o que estándolo, la entidad respectiva no tenga dicha facultad".
Cuando el conocimiento de la actuación corresponde al juez civil del Cir-
cuito, la demanda puede formularla cualquiera de los socios, y sus requisitos ade-
más de los generales y comunes a todo tipo de demanda, varían de acuerdo con
cada clase de sociedad, pues si se trata de limitada o en comandita simple o colec-
tiva o de hecho, los demandados serán los restantes socios, en tanto que si se trata
de comandita por acciones la demanda deberá dirigirs,e contra los socios gestores,
junto con quienes desempeñen las funciones de administración, y en contra del
representante legal, si se trata de sociedad anónima regular (C. de P. C, art. 628).
Como anexo a la demanda debe acompañarse la prueba de la existencia de la
sociedad, adjuntando las escrituras públicas respectivas y el certificado de la
entidad encargada de darlo sobre existencia y representación, o sea que no basta,
por ejemplo, allegar el certificado de la Cámara de Comercio sino que también se
requiere adjuntar copia de la escritura de constitución, junto con todas las refor-
mas realizadas y, además^ la prueba sobre la calidad de socio alegada por el
demandante.
Ciertamente, el alcance del art. 628, inciso segundo según el cual con la
demanda "se acompañará copia de los instrumentos de constitución de la sociedad
y sus reformas, el certificado sobre su existencia y representación y la prueba de
la calidad de socio del demandante", es ese y no otro, y tiene por objeto que el
juez conozca en detalle cuál es la regulación contractual vigente.
Del auto admisorio de la demanda se da traslado cuya duración varía de
acuerdo con el tipo de sociedad; así, cuando se trata de sociedad de personas
(colectiva, de responsabilidad limitada, en comandita simple o de hecho) el térmi-
no será de cinco días con notificación personal a cada uno de los socios que,
como ya se indicó, deben ser demandados por estructurarse un caso de litiscon-
sorcio necesario, al igual que si se trata de sociedades en comandita por acciones,
en que se notificará a gestores y comanditarios.
/ En cambio, si se trata de sociedad anónima, el traslado se le da al repre-
sentante legal por el término de treinta días, quien "llevará la personería de los
socios hasta cuando la asamblea de accionistas designe una especial para el pro-
ceso, por acto en el cual no podrá votar el socio demandante" (art. 629, num. 2),
notificación que además debe tener un acto complementario, cual es el de entre-
gar al revisor fiscal de la sociedad y la superintendencia competente (bancaria o
de sociedades) copia de la demanda y del auto admisorio, a fin de que una vez
enteradas procedan a convocar la asamblea general, en caso de que el gerente ya
no lo haya hecho, para designar a quién debe actuar en el proceso.
DE LOS PROCESOS DE LIQUIDACIÓN ^
707
Vencido el término del traslado, por expresa disposición del art. 630 procede
el trámite propio del juicio abreviado, es decir, apertura a pruebas por veinte días,
traslado para alegar por cinco y sentencia, tema sobre el que es preciso hacer una
aclaración, pues una exegética aplicación del art 630 podría llevar a afirmar que
no existe término para alegar en este juicio.
22 AZULA CAMACHO Jaime, Manual de derecho Procesal Civil, tomo V, Temis, Bogotá, 1998,
pág. 109, quien afirma: "No hay lugar al período para alegar, como ocurre en general en los
procesos declarativos, no sólo por lo que se deduce de la mencionada frase, sino que tampoco puede
aplicarse en ese aspecto lo preceptuado para el abreviado, pues la norma se limita a indicar que sólo
se observará lo concerniente a la contestación de la demanda, las excepciones, los recursos y el
régimen probatorio".
708 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
te el adecuado balance, razón por la cual se justifica que la ley autorice al partidor
para que solicite la asesoría de un contador público designado por el juez.
Los arts. 630 a 644 del C. de P. C, regulan lo relativo a los deberes del
liquidador, que he relacionado someramente porque estos temas se tratan a fondo
en el curso de derecho comercial. Además éste es un proceso de muy rara ocu-
rrencia, por cuanto como lo dice MORALES "los principios anteriores se reafirman
por el Código de Comercio, artículo 221, que dispone que en las sociedades no
vigiladas por la Superintendencia de Sociedades las diferencias de los asociados
sobre la ocurrencia de una causal de disolución serán decididas por el juez del
domicilio social, a solicitud del interesado, si no se ha pactado cláusula compro-
misoria. Lo último indica que la operancia de los procesos materia de este capítu-
lo es reducida, porque en la mayoría de los estatutos de sociedades no sujetas al
control de la Superintendencia se ha incluido la mencionada cláusula, que elimina
la intervención de los jueces comunes para la declaración de disolución, la cual
23
decreta el tribunal de arbitramento".
a
23 MORALES MOLINA Hernando, Curso de derecho procesal civil, Parte especial 8 ed., Bogotá,
Edit. ABC, 1978, pág. 308.
DE LOS PROCESOS DE LQ
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conforme a lo previsto en los esatl, ""^ ° "° '<» »<><**.
Una vez posesionado el liquidador, se procede a hacer conocer esta circuns-
tancia, como lo dice el art. 632 (publicación en prensa y registro), y se envía a
cada uno de los socios carta donde se les informa lo anterior, la cual se entregará
por correo certificado o por el citador del despacho.
El num. 5 del art. 645 dice que la liquidación se ordenará aunque la sociedad
2
esté viciada de nulidad. DEVIS afirma al respecto que "el juez debe abstenerse
sobre el punto porque,el proceso tiene por objeto únicamente reconocer o desig-
nar el liquidador y ordenar la liquidación, sea o no válido el contrato social",
apreciación que encuentro plenamente ajustada a derecho, por cuanto si la nulidad
observada es relativa, y el juez no puede pronunciarse sobre aspectos que no se le
han solicitado so pena de violar el principio de la congruencia de la sentencia; y
si es absoluta, la cual podría declarar de oficio, no tiene objeto su pronunciamien-
to, pues él se realizaría para liquidar la sociedad y esa es, precisamente, la labor
que se está adelantando.
24 DEVIS ECHANDA
Í Hernando, Compendio de derecho procesal, t.
1972, pág. 6 6 8 . ^ . w , . « « í * ! . M 5 '
&
III, 1* ed. Bogotá, Edit., ABC,
710 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Francesco Camelutti
1. GENERALIDADES
1
Ya se dijo en la parte general de esta obra, que desde hace muchos años la
naturaleza jurídica del proceso de jurisdicción voluntaria ha sido objeto de enco-
nadas disputas doctrinarias'. Para algunos los asuntos adscritos a ella tienen verda-
dera naturaleza de proceso, otros afirman que se trata meramente de trámites
administrativos adscritos a los jueces. La realidad es que no puede aceptarse que
la actividad del juez se limite a la simple actuación usualmente pasiva del funcio-
2
nario administrativo, pues el juez debe determinar si con base en el derecho
objetivo puede emitir la providencia que se le solicita, realizando una labor igual
— — — — — >- ? i> > *
1 LÓPEZ BLANCO a
Hernán Fabio, Instituciones de derecho procesal civil, 8 ed., Bogotá, Dupre
Editores, 2002, pág. 68, donde comento que "autores tan reputados como HUGO Rocco y COUTURE
sostienen que las anteriores son apenas diferencias accidentales, pues, en esencia, lo que distingue
una jurisdicción de la otra es que la Contenciosa es verdaderamente jurisdicción, en tanto que la
voluntaria constituye una actividad administrativa porque en la jurisdicción voluntaria el juez cum-
ple una función sustancial idéntica a la que cumple el notario u otro oficial público cuando autoriza
un acto público, traduciendo a signos gráficos la voluntad privada que las partes declaran. Y de todo
ello se infiere que la jurisdicción voluntaria es propiamente actividad administrativa encomendada a
los órganos jurisdiccionales", apreciación que estimo equivocada.
El art. 649 señala sin pretender agotar, los principales asuntos sometidos al
trámite de este proceso a saber:
4
1. Licencia para enajenar o gravar bienes de incapaces.
2. Licencia para la emancipación voluntaria.
3. Designación del guardador.
4. Declaración de ausencia.
3 DEVIS ECHANDÍA Hernando, Compendio de derecho procesal civil, t. ni, Bogotá, Edit. ABC,
1972, pág. 671, es de esta misma opinión, pues afirma que dentro del nuevo Código "se tecnificó
más el proceso de jurisdicción voluntaria, por cuanto: 1. se regula la materia al final del libro
tercero, que trata de los procesos después de los contenciosos y no en medio de éstos, como lo hacía
torpemente en el Código anterior; 2. se contemplan más asuntos y se dispone que al mismo
procedimiento se sujetará cualquiera otro de jurisdicción voluntaria si una ley especial no le impone
trámite diferente; 3. se unifica el procedimiento para todos los casos (unidad que ojalá no se
desvirtúe en el futuro)".
4 De acuerdo con el artículo 276, numeral 12 del decreto 2737 de 1989 cuando la autorización
es para la venta de inmuebles de menores en los casos señalados por la ley de reforma urbana, ley
9 de 1989, le corresponde otorgarla al defensor de familia.
10. Por disposición del art. 27 de la ley 446 de 1998, "los procesos de
divorcio, separación de cuerpos o de bienes por mutuo consentimiento de matri-
monios que surtan efectos civiles, se adelantarán por el trámite de jurisdicción
voluntaria".
Es de advertir que el numeral 9 del art. 649 establecía que por el trámite del
proceso de jurisdicción voluntaria se adelantaba "la autorización requerida en
caso de adopción, cuando no corresponda a los jueces de menores", lo que hoy no
tiene ninguna vigencia, por cuanto todo lo que toque con la adopción se rige por
los artículos 88 a 125 del decreto 2737 de noviembre de 1989, Código del Menor,
normas que se ocupan de regular los aspectos sustanciales y procesales concer-
nientes a este tema y adscribe al conocimiento del juez de familia el proceso de
adopción que sigue los pasos allí previstos de manera especial.
Dentro de los asuntos que caben en la remisión del numeral 12 del art. 649
como susceptibles del trámite por la vía del proceso de jurisdicción voluntaria,
merece destacarse el relativo a la cancelación de patrimonios de familia: algunos
jueces aceptan que se trata de un proceso de esta índole en tanto que otros opinan
que debe cumplirse un trámite notarial, y si hay menores de edad el juez debe
proveerles un curador especial para que concurra al otorgamiento de la escritura
de cancelación.
o
6 El art. 649 el C. de P. C, en sus nums. 2° y 8 fue derogado por la ley 27 de 1977 que instituyó
la mayoría de edad a los 18 años y dejó sin efecto todo lo relativo a la habilitación de edad a la cual
se refieren dichos numerales.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
8 Sobre este tema véase el completo resumen jurisprudencial que trae la obra de Néstor SIERRA
RINCÓN, Proceso ante los jueces de menores, vol. n, Bogotá, Editorial Pequeño Foro, 1985, pág.
190 a 201. Puede leerse allí la posición del Tribunal de Manizales: "Como puede verse, la cancela-
ción del patrimonio de familia es una cuestión más sencilla de lo que comúnmente se cree si el
propietario del bien constituido en patrimonio de familia es casado y no tiene hijos menores, para su
enajenación o para permutarlo por otro no sometido a tal gravamen, basta el simple consentimiento
DE LOS PROCESOS DE JURISDICCIÓN VOLUNTARIA 715
Si se analizan los asuntos que el art. 649 tipifica como propios del conoci-
miento por el proceso de jurisdicción voluntaria y se comparan con las atribucio-
o
nes que el art. 5 del decreto 2272 de 1989 adscribió a los jueces de familia, se en-
cuentra que la totalidad de ellos son de competencia de la jurisdicción de familia;
así, por ejemplo, el numeral 1 del art. 649 que se refiere a las licencias, correspon-
o
de a proceso atribuido en primera instancia al juez de familia por el artículo 5 ,
o
parágrafo I , numeral 13 del decreto 2282 de 1989, correspondencia que se puede
realizar de similar manera con todos los eventos de que trata el art. 649.
Considerando que este específico caso no quedó previsto dentro de los asun-
tos taxativamente adscritos al sistema del proceso verbal o del verbal sumario de
acuerdo con los artículos 427 numeral 12 y 435 numerales 8 y 10 del C. de P. C,
concluyo que para este evento tiene operancia el numeral 9 del art. 16 del C. de
P. C. que indica que los jueces civiles del circuito conocen de los procesos de
jurisdicción voluntaria salvo norma en contrario.
requerir ejecución debe cumplirla el mismo despacho judicial que la decretó, para
lo cual el juez goza de amplias facultades, pues según el art. 651, num. 6, el juez
"dispondrá lo que estime conveniente, para un rápido y eficaz cumplimiento", lo
cual pone de presente que puede emplear el funcionario cualquiera de los medios
previstos por la ley para efectos de que su decisión se cumpla, utilizando el que
estime más adecuado para tales fines.
4. LICENCIAS O AUTORIZACIONES
Reitero que en todos los casos en que se va a vender un bien en remate, éste
debe estar previamente secuestrado para garantizar al adquirente su entrega mate-
rial de ahí que en este evento no veo inconveniente en que se pueda efectuar el
secuestro sin ocasionar despojo, tal como se dijo en el proceso de sucesión, pues
se destaca que la garantía para el tercero adquirente en un remate debe ser la
misma en todo proceso dónde se dé la adquisición del dominio por este medio.
Debe señalarse que el art. 653 ordena que si el juez concede la autorización
o la licencia, "en la sentencia se fijará el término dentro del cual deben utilizarse,
que no podrá exceder de seis meses, y una vez vencido se entenderán extingui-
das", disposición sana que impide la existencia de autorizaciones ilimitadas en el
tiempo, que pueden resultar perjudiciales para los incapaces. En consecuencia, si
se deja precluir ese término, será necesario adelantar otro proceso para acreditar
9 Corte Suprema DE Justicia, sentencia del 15 de noviembre de 1952 "G. J.", t. Lxxra, pág. 636,
donde expuso que "el requisito del conocimiento de causa, que de acuerdo con la ley sustantiva
debe determinar la autorización, judicial para vender o enajenar bienes de menores, se satisface, no
propiamente en el concepto expreso del ministerio público, del que bien puede apartarse el senten-
ciador, sino a través de la prueba con que el interesado debe acreditar la necesidad o utilidad
manifiesta de la venta".
720 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CTVTL
Los casos más importantes en que hay lugar a esta modalidad de proceso
son:
1. Artículo 303 del C. C, que prohibe enajenar o hipotecar bienes raíces del
hijo, aun de su peculio profesional "sin autorización del juez con conocimiento de
causa". Adviértase que auncuando aquí se habla de proceso que debe adelantar el
juez con conocimiento de causa, se podría pensar que el trámite debe ser el de
proceso verbal dado lo indicado por el art. 435, numeral 10 del C. de P. C.
Empero, creo que el numeral 10 por ser de contenido general, cobija tan sólo
los eventos donde no se haya dado un trámite especial como en este caso ocurre
con el art. 649, numeral 1, lo que se aplica para todos los restantes eventos de
autorizaciones que comprenden licencias o autorizaciones que por expresa indica-
ción del art. 650 se tramitan como procesos de jurisdicción voluntaria, lo que se
aplica igual para los siguientes eventos.
3. Artículo 304 del C. C, que prohibe donar o dar en arriendo por largo
tiempo los bienes del pupilo sin previa autorización del juez.
esta autorización como paso previo dentro del mismo proceso y, en tal caso, sobra
adelantar el proceso de jurisdicción voluntaria. Se advierte que realizada la di-
visión, el juez que la autorizó debe aprobarla (C. C, art. 488).
Cabe agregar que tengo serios reparos acerca de la real protección que este
proceso tiene respecto de los intereses del incapaz, pues a más de que nadie va a
aportar pruebas que demuestren la inconveniencia de la enajenación, el hecho de
722
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL I
que la venta se realice a través de un remate, lejos de asegurar un mejor precio,
tiene efecto contrario dado el evidente temor del ciudadano colombiano a adquirir
bienes en remates judiciales, para no agregar el problema que la bien denominada
"mafia" de los remates judiciales ha generado para ahuyentar posibles postores y
lograr para sí la adquisición del bien a bajos precios.
Una vez prestada la caución se procede a señalar fecha para la entrega de los
bienes mediante el inventario de rigor, diligencia en la cual tiene activa participa-
ción el agente del ministerio público, por estar autorizado para denunciar bienes a
fin de que se incluyan en el inventario.
El num. 4 del art. 655 faculta al menor adulto para pedir que se requiera al
curador designado con el objeto de que manifieste si acepta el cargo, para ello se
le fijará un plazo dentro del'cual puede alegar excusa o inhabilidad para no
aceptarlo, circunstancia que debe probar en un incidente.
Creo que este caso del num. 4 del art. 655, más que un proceso de jurisdic-
ción voluntaria es una diligencia extraprocesal de requerimiento, de ahí que la
solicitud que presenta el menor adulto, autorizada por un abogado, no debe reunir
los requisitos de una demanda ni tampoco surtirse el trámite del proceso de
10
jurisdicción voluntaria, punto en el cual discrepo de DEVIS, quien opina que la
orden de requerimiento estará "contenida en el auto que admite la demanda". Las
razones son estas:
10DEVIS ECHANDA
Í MORALES MOLINA,
Hernando, ob. cit., t. ra, pág. 6 7 7 ; Hernando ob. cit., pág.
404, no habla de la necesidad de demanda por el menor adulto, y afirma que se puede pedir que "se
requiera al guardador testamentario para que diga si acepta el cargo, y así lo ordena el juez".
724
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
esa circunstancia se señaló ese trámite, a fin de permitirle al guardador designado
exonerarse legalmente de la aceptación y abrir el camino para la provisión de otra
clase de guarda.
Ahora bien, si efectuado el requerimiento el guardador acepta, en este mo-
mento surge la obligación de presentar la demanda, pues el art. 655 preceptúa que
si el guardador acepta el cargo "se procederá como indican los numerales anterio-
res", es decir, se aplican los nums. 1 a 3, que comprenden la obligación de
presentar la demanda y allegar las pruebas que hagan falta, pues como la petición
de requerimiento es posible que se hayan allegado el testamento y la prueba de la
defunción del causante.
6. DECLARACIÓN DE AUSENCIA
Por disposición del art. 562 del C. C, podrán adelantar este proceso las
personas llamadas a iniciar el juicio de interdicción del demente, que de confor-
midad con el art. 548 del C. C, son el cónyuge, cualquiera de sus consanguíneos
legítimos hasta el cuarto grado, padres, hijos, hermanos naturales y el ministerio
público. El juez no puede iniciar de oficio la actuación.
y e m p l a Z a a u i e n e s 1
derecho a l a * " P "*" **er
No debe confundirse el curador para la litis, a que se refiere el num. 2 del art.
656, con el curador de que trata el num. 4 de la misma norma, por cuanto el
primero lleva la representación del ausente en el proceso, y como obligación
especial deberá proveer todo lo necesario para su localización, en tanto que el
segundo es el curador de bienes del patrimonio autónomo constituido por la masa
de bienes del ausente.
726 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Dispone el num. 4 del art. 656 que "a esta curaduría se aplicará lo dispuesto
en los numerales 2, 3 y 4 del art. 655", lo que significa que una vez ejecutoriada
la sentencia en la que se designa el curador y prestada la caución, se fija la fecha
para la entrega de bienes mediante inventario.
No es clara la remisión que se hace al num. 4 del art. 655, que se refiere al
requerimiento del menor adulto para que el curador testamentario acepte el cargo,
pero la disposición podrá aplicarse en lo referente a la excusa o inhabilidad que el
guardador de bienes designado puede presentar.
7. PRESUNCIÓN DE M U E R T E P O R D E S A P A R E C I M I E N T O
Los edictos deben publicarse "tres veces por lo menos, debiendo correr más
de cuatro meses entre cada dos citaciones" (C. C, art. 97, num. 2), es decir, si la
primera publicación del edicto se hace el 4 de febrero, la segunda no puede
realizarse antes del 4 de junio y la tercera no antes del 4 de octubre, pues infortu-
nadamente no existe la obligación de hacerlas dentro de un período determinado
conforme lo dispone el art. 318, que en este aspecto no se aplica; de modo que si
la segunda publicación se hace el 20 de agosto, la tercera debe efectuarse no antes
del 20 de diciembre por exigirlo así el num. 3 del art. 97, cuando dice que la
declaración no podrá efectuarse "sino después de que hayan transcurrido cuatro
meses, a lo menos, desde la ultima citación". Así lo advierte FERNANDO VÉLEZ :
"Transcurridos cuatro meses por lo menos desde la última citación, se puede
provocar la declaración. De modo que en cuanto a términos tenemos esto: no se
pueden iniciar las diligencias previas sino dos años después de las últimas noti-
cias que se tuvieron de la existencia del desaparecido. De la primera citación a la
segunda deben transcurrir cuatro meses, de la segunda a la tercera otros cuatro, y
de la tercera a la solicitud de declaración, otros cuatro, son por todos doce meses
11
o un año".
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728 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
8. INTERDICCIÓN DEL D E M E N T E O S O R D O M U D O
Además, éste es uno de los pocos procesos que el juez puede adelantar de
manera oficiosa si "la locura fuere furiosa, o si el loco causare notable incomodi-
dad a los habitantes" (C. C. art. 548) y también un proceso en que se pueden
tomar medidas preventivas sobre las personas, pues el juez puede ordenar la
reclusión del demente en establecimientos adecuados "en los casos en que sea de
temer que se dañe a sí mismo o cause peligro o notable incomodidad a otros",
actuación que infortunadamente muy pocas veces se adelanta de manera oficiosa,
pues, la verdad sea dicha, a estos juicios únicamente se acude cuando existen
fuertes intereses económicos de por medio y se quiere separar al demente de la
13
administración de los bienes. ios u¡
DE LOS PROCESOS DE JURISDICCIÓN VOLUNTARIA 729
El art. 53 del decreto 2820 de 1974, que modificó el art. 546 del C. C.
dispone: "Cuando el hijo sufra de incapacidad mental grave permanente, deberán
sus padres o uno de ellos, promover el proceso de interdicción, un año antes de
cumplir aquél la mayoría de edad, para que la curaduría produzca efectos a partir
de ésta". Esta disposición también es aplicable al caso del art. 547 del C. C, es
decir, cuando el incapaz menor de edad carece de padres y está sometido a tutela,
el tutor podrá iniciar con antelación el proceso de interdicción, para que termina-
da la incapacidad, por causa de la edad, subsista la interdicción (por demencia o
sordomudez) sin que transcurra un lapso en que el demente carezca de repre-
sentante legal.
Admitida la demanda, el juez debe citar a todos los familiares que pueden
tener derecho a la guarda y decretar como prueba el dictamen pericial de un
14
médico, diferente del que expidió el certificado, para asegurar así la máxima
imparcialidad en la práctica de la prueba, peritos médicos que efectuarán un
detenido examen sicológico, psiquiátrico y somático, a fin de que diagnostiquen
sobre la etiología de la enfermedad "con indicación de sus consecuencias en la
capacidad del paciente para administrar sus bienes y disponer de ellos", (art. 659,
num. 4).
Pero el juez, dentro de las facultades oficiosas que tiene para decretar prue-
bas, puede pedir el apoyo del Instituto de Medicina Legal si lo estimare pertinen-
te, para lo que se basará en el art. 243 del C. de P. C, que le permite solicitar "de
oficio o a petición de parte, informes técnicos o científicos sobre avalúos y otros
hechos de interés para el proceso, a los médicos legistas"; este dictamen pericial
no es obstáculo para que el juez decrete otras pruebas que estime pertinentes,
como una entrevista con el presunto interdicto si ella fuere posible.
14 La norma se refiere a dos peritos médicos. Empero luego de la ley 794 de 2003 que dispuso
que tan sólo se designará un perito, se entiende la razón de lo advertido.
Olí ' •• • . .
DE LOS PROCESOS DE JURISDICCIÓN VOLUNTARIA 731
1 0 . INSINUACIÓN DE DONACIONES
o
1.- El decreto 2143 de 1974 (art. I ), dispuso: "En reemplazo de los anterio-
res gravámenes sobre la masa global hereditaria, las asignaciones y las donacio-
nes, establécese un impuesto sobre las asignaciones por causa de muerte y sobre
las donaciones entre vivos, el cual se denominará impuesto sucesoral".
2.- Queda claro, entonces, que a partir de 1974 también se denomina impuesto
sucesoral al que grava las donaciones.
o
¡ 3.- El decreto 237 de 1983 (art. I ), dispuso: "Suprímase el impuesto suceso-
t ral establecido por el decreto 2143 de 1974".
4.- El art. 70 de la ley 75 de 1986, elirninó la intervención del síndico "en los
procesos de sucesión por causa de muerte y de insinuación de donación".
5.- Si el art. 662 hace relación al pago del impuesto que quedó expresamente
suprimido y si el avalúo previsto allí servía de base a la liquidación de ese
impuesto, bien se comprende que la norma carece de toda eficacia. Además,
también quedó suprimida expresamente la intervención del síndico, por lo que
todos los supuestos regulados en ella quedaron derogados.
iiv
734
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
4.- El art. 70 de la ley 75 de 1986, eürninó la intervención del síndico "en los
procesos de sucesión por causa de muerte y de insinuación de donación".
5.- Si el art. 662 hace relación al pago del impuesto que quedó expresamente
suprimido y si el avalúo previsto allí servía de base a la liquidación de ese
impuesto, bien se comprende que la norma carece de toda eficacia. Además,
también quedó suprimida expresamente la intervención del síndico, por lo que
todos los supuestos regulados en ella quedaron derogados.
Surge, eso sí, el interrogante referente a si en el proceso se debe establecer el
valor comercial de los bienes cuando se trata de donaciones diferentes a dinero y
me inclino por considerar que es necesario establecer el mismo, con el objeto de
que el juez pueda sobre una base firme determinar la incidencia de la donación
frente a la capacidad económica del donante a fin de precisar que no se afecta en
lo necesario para la congrua subsistencia.
Francesco Carnelutti
1. GENERALIDADES
\ El decreto 1818 de 1998 recopiló las normas sobre conciliación y arbitramento en acatamiento
le lo señalado en el art. 166 de la ley 446 de 1998.
736 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Los cambios que se introdujeron al proceso arbitral pretendieron acabar con
la inexplicable anomalía que registró la legislación vigente hasta 1989 respecto de
este proceso, pues se le desarrolló inicialmente en el decreto 1400 de 1970, actual
Código de Procedimiento Civil, cuyos artículos 663 a 671 lo tipificaban, no
obstante lo cual, un año más tarde, al ser expedido el Código de Comercio por
medio del decreto 410 de 1971 y considerarse por quienes lo elaboraron que el
arbitramento era una institución mercantil, nuevamente lo repitieron en los artícu-
los 2011 a 2025, que transcribieron textualmente las normas del procedimiento
civil, lo que originó en no pocos tribunales de arbitramento la bizantina discusión
acerca de si se debían citar los artículos del Código de Procedimiento Civil o los
del Código de Comercio, optándose por la salomónica solución de hacerlo simul-
2
táneamente. . .,-.„,. ü i ü n . . , v t v . ; ¿ ,
;
2 Es de advertir que otra explicación que, a posteriori, se dio para justificar la dualidad de
legislaciones fue la de que al redactarse el proyecto de Código de Comercio estaba en tela de juicio
constitucional el estatuto procesal civil, motivo por el que previniendo que pudiera ser declarado
inexequible en su totalidad, se repitió en el Código de Comercio el proceso arbitral para salvarlo de
la eventual ineficacia que podría generar la declaratoria de inconstitucionalidad referida, lo que
tampoco justifica el error histórico que ojalá no se vuelva a repetir en ningún campo jurídico.
DEL PROCESO ARBITRAL 737
Constituirá entonces base del estudio el análisis del decreto 2279 de 1989 que
junto con las modificaciones que introdujo la ley 23 de marzo 21 de 1991, el
4
decreto 2651 de noviembre 25 de 1991 y la ley 446 de 1998, denominaré en
adelante Estatuto Arbitral, normas de las cuales se destacan como temas generales
los que a continuación se desarrollan.
3 Resalto que en el año 2003 en buena hora se archivó un proyecto de ley que cursaba en el
Senado, por el cual se expedía un nuevo estatuto arbitral, en el que se cometió el grave error de
querer regular por las reglas propias del arbitramento internacional, el interno. No obstante sigue
vigente la inquietud de realizar reformas al sistema.
4 Como antes se advirtió, por disposición del art. 166 de la ley 446 de 1998, se profirió el
decreto 1818 de 1998, destinado a recopilar las normas sobre conciliación y arbitramento. Estimo
que en lo que concierne con la conciliación el decreto recopilatario dejó de tener aplicación debido
a la importante legislación posterior sobre la materia que se contiene en la ley 640 de 2001, la que
a su vez dispuso una nueva recopilación que, afortunadamente, no se profirió. Queda entonces el
decreto 1818 de 1998, deficiente como el que más pues la labor no vacilo en calificarla como
desastrosa (se involucraron normas derogadas, otras se transcribieron mal y de dejaron de incluir
varias de las vigentes), predicado especialmente del arbitramento. Por eso su consulta se debe hacer
con beneficio de inventario y resulta siempre recomendable acudir a los textos originales y no a la
mala guía de la recopilación, máxime si el Consejo de Estado anuló varias de esas normas por
defectos graves en la recopilación.
738 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
acuerdan autónomamente las reglas de procedimiento aplicables en la solución de
su conflicto", el segundo, creado por el art. 90 de la ley 23 de 1991, será el que
se va a tramitar a través de los centros de arbitramento, o sea el que auspicien y
desarrollen organizaciones que reúnan los requisitos de los artículos 91 a 95 de la
ley 23 de 1991 con las reformas que le introdujo la ley 446 de 1998 y obtengan
previa autorización del Ministerio del Interior y de Justicia, en tanto que el tercero
será aquél donde a falta de acuerdo de las partes para cualquiera de las dos otras
modalidades anteriores "se realiza conforme a las disposiciones legales vigentes".
Comparativamente vistas las tres modalidades anteriores muestran como
esenciales diferencias las siguientes: el arbitramento independiente, dado el
acuerdo integral que supone (procedimiento aplicable, conflicto a resolver, arbi-
tros que actuarán) no requiere de manera perentoria la elaboración de una deman-
da ni la intervención de un centro de arbitramento, pues ese acuerdo entregado a
los arbitros los habilita para que directamente entren en funciones, instalen el
tribunal, señalen sus honorarios y si estos se pagan prosiga la actuación. En suma,
es volver a la clásica modalidad de arbitramento que por más de cincuenta años y
hasta la expedición del decreto 2279 de 1989 se aplicó en Colombia, de manera
que el recobrar esta modalidad por parte de la ley 446 de 1998 permite utilizar
toda esa amplia experiencia acumulada.
Naturalmente, pues es parte del alcance de la autonomía de la voluntad, nada
impide que así sea el arbitramento independiente se quiera adelantar contando con
la colaboración de un centro para efectos de la administración del proceso y que
con tales fines se acuda al mismo, sin que por este motivo se desnaturalice su
esencia.
En esta clase de arbitramento los arbitros son escogidos autónomamente por
las partes, no es menester que formen parte de ninguna lista de arbitros de centros
de arbitraje y la fijación de sus honorarios es aspecto que a su buen juicio señala-
rán los arbitros o, incluso acordarán con las partes, sin estar sometidos a ningún
5
régimen tarifario.
En el arbitramento institucional, la demanda con la solicitud de convocatoria
del tribunal se presenta ante un centro de arbitraje autorizado por la ley, los
arbitros los designa el centro de su lista, estos deben acatar las tarifas preestable-
5 Nada impide que dentro de la libertad que rige el convenio de las partes éstas designen los
arbitros y ofrezcan a ellos unos determinados honorarios, aspecto que en nada coarta su inde-
pendencia, pues están en la posibilidad de aceptar o no el encargo. Es de resaltar el auge que ha
tomado esta modalidad pues se erige como una efectiva medida para controlar los costos del
DEL PROCESO ARBITRAL
Así las cosas por acordar o por establecer reglas de procedimiento se com-
prende la facultad de las partes o los centros, según el caso, de adoptar un sistema
procedimental de los existentes, no inventándose uno nuevo, pero con la posibili-
dad de acomodar dentro del acordado modificaciones que no vulneren el derecho
de defensa y permitan una mayor agilización. Así, nada impediría que se señale
en un arbitramento independiente que se seguirán los pasos previstos en el Esta-
tuto Arbitral pero que se autoriza que en ciertas actividades puedan no surtirse en
audiencia, como por ejemplo, los autos de sustanciación que corren traslado de
una versión testimonial que ha sido recibida oralmente y se pasó a escrito o del de
un dictamen pericial. Es posible que se pueda facultar a un arbitro para que, sin
necesidad de la presencia de los otros dos, actúe en la audiencia donde tan sólo se
T40 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
van a tomar esta clase de decisiones o que se determinara que finalizado el
6
proceso sólo se protocolizará el laudo arbitral y no la totalidad del expediente.
Si bien es cierto los centros de arbitramento pueden, con la limitación
advertida, señalar trámites para conocer del proceso pues la ley los faculta expre-
samente para señalar un procedimiento (art. 112 de la ley 446 de 1998), lo más
prudente por parte de ellos no será tratar de adoptar nuevos sistemas procesales
para los arbitramentos institucionales sino, implementar con esos ajustes el pro-
cedimiento previsto para el arbitramento legal, sencillo y expedito por excelencia,
con lo cual gran favor se prestaría a la celeridad en la administración de justicia.
1.3. Modalidades del arbitramento
Las modalidades que el arbitraje puede presentar de acuerdo con el artículo
111 de la ley 446 de 1998 que modificó el art. 1 del decreto 2279 de 1989 son en
derecho, equidad y técnico, pues señala la misma que: "El arbitraje en derecho es
aquel en el cual los arbitros fundamentan su decisión en el derecho positivo
vigente. En este evento el arbitro deberá ser abogado inscrito. El arbitraje en
equidad es aquel en que los arbitros deciden según el sentido común y la equidad.
Cuando los arbitros pronuncian su fallo en razón de sus específicos conocimien-
tos en una determinada ciencia, arte u oficio, el arbitraje es técnico", si nada se
dice se entiende que el arbitramento será en derecho, de manera que el silencio en
el pacto arbitral implica asumir acuerdo sobre arbitraje en derecho.
Imprecisas como las que más son las nociones contenidas en la norma tran-
scrita, pues siempre, en toda clase de decisiones judiciales impera y prevalece el
sentido común, que mal puede ser nota distintiva del arbitraje en equidad donde
también es menester considerar la normatividad vigente, de manera tal que lo que
se debe tener presente es que cuando se trata de fallo en equidad o conciencia
como también se denomina, lo que sucede es que los arbitros tienen una mayor
elasticidad para efectos de tomar ciertas determinaciones saliéndose del estricto
marco que señala la ley, auncuando es de advertir que en la mayoría de los casos
los criterios coinciden en estas dos clases de arbitraje.
7
Discrepo del parecer de JULIO BENETTI quien estima que "en nuestro medio
del arbitraje en conciencia se reduce a la posibilidad que tiene el juez de fallar las
controversias sin acudir a reglas de derecho sustantivo, según su leal saber y
6 Afortunadamente ya se acepta que tan sólo se protocolice lo esencial del expediente (demanda,
respuesta, alegatos y laudó) y no la totalidad del mismo, que únicamente ingentes costos ocasiona,
de ahí que veo a más de legal pues no existe norma que lo prohiba, sano que multitud de pruebas
documentales se devuelvan a las partes que las aportaron, naturalmente sin surtir el paso del
desglose pues en este evento se daría la jocosa situación de tener que dejar copia de lo retirado.
DEL PROCESO ARBITRAL ' 741
a
7 BENETTI SALGAR Julio, El arbitraje en el derecho colombiano, Ed, Temis, Bogotá, 2001,2 . Ed, pág. 36.
Esa posibilidad está dada cuando las partes acuerdan someter a los arbitros la
decisión de las excepciones perentorias propuestas dentro de un proceso de ejecu-
ción, pero jamás permite adelantar un proceso de ejecución completo ante la
justicia arbitral, es decir desde su iniciación, pues el esquema señalado para su
trámite lo impide dado que no puede operar un plazo para su terminación, lo que
equivale a destacar que la viabilidad se da cuando el acuerdo surge dentro del
proceso ejecutivo en curso, en el que se excepcionó de fondo.
ce la facultad; segundo, que son las partes las que habilitan a los arbitros para
fallar; y tercero, que los arbitros administran justicia en los términos que determi-
ne la ley. Por fuera de las tres limitaciones no existen más. Luego la Constitución
no establece ninguna excepción que impida a los arbitros conocer de procesos
ejecutivos. Aduce también la Corte, en apoyo de su decisión, que en virtud del
mandato contenido en el artículo 29 de la Constitución, corresponde al legislador
fijar las normas propias de cada juicio, y señalar el juez competente para cada
clase de asuntos, por lo cual si la ley dispone que los procesos de ejecución deben
ser dirimidos por arbitros habilitados por los particulares para ello, en nada que-
branta la Constitución mientras se resuelven los recursos de apelación pendientes
10
de decidir por la Sala Civil del Tribunal Superior del Atlántico".
NARANJO.
10 Corte Constitucional, sentencia T-299 de 8 de julio de 1996, expediente T-87-302 ponente Dr.
Vladimiro
746 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
para, una vez definido el punto, si fuere del caso proseguir la actuación, volver la
misma al juez civil competente, debido a que la actual estructura del proceso
arbitral no permite conocer de la integridad de un proceso de ejecución por cuanto
los arbitros carecen de las posibilidades de llevar a cabo las medidas cautelares de
que trata el art. 513 del C. de P. C. y tampoco pueden ellos adelantar las etapas
propias del remate, aspectos expresamente vedados a ellos en el Estatuto Arbi-
11
tral.
11 En derecho y menos en el procesal, no existen verdades absolutas, de manera que resalto que
no es que sea un imposible jurídico que los arbitros puedan tramitar un proceso arbitral, perfecta-
mente lo podrían hacer si se adecúa, de la Constitución para abajo, las características que se le han
impreso a su trámite. En lo que insisto es que con la actual regulación normativa, definitivamente
no lo pueden hacer.
12 Agrega la aclaración de voto que ese planteamiento también "lo expresé en el salvamento de
voto de la sentencia 2 9 4 - 9 5 que conjuntamente suscribí con el magistrado Eduardo CIFIJENTES
M U Ñ O Z y quedó consignado en el auto de sala plena de febrero 22 de 1 9 9 6 que resolvió la solicitud
de nulidad de la sentencia T - 0 5 7 del 20 de febrero de 1 9 9 1 formulada por la sociedad Skandia
Seguros Generales S.A.".
DEL PROCESO ARBT
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Recuérdese que esta posibilidad permite que los arbitros lleguen hasta el
laudo pronunciándose acerca de si asiste o no razón al excepcionante, si así lo
declaran termina el proceso, pero si determinan que debe proseguir la ejecución,
la etapa de cumplimiento de la sentencia corresponde al juez civil del circuito o
15 M O N R O Y CABRA Marco Gerardo, Arbitraje Comercial, Legis Editores, Bogotá, 1998, 2". ed.,
pág 65, es de esta misma opinión cuando señala que "esta sentencia no produce efectos erga omnes,
sino respecto de las partes en tutela según el art. 36 del decreto 2591 de 1991, y por tanto no
constituye cosa juzgada constitucional", de ahí que los jueces deben tener claro que ese criterio no
es imperativo y sopesando argumentos tomar partido por la tesis que estimen es la correcta.
* Ñt
DEL PROCESO ARBITRAL
749
municipal de acuerdo con la cuantía, de modo que si, por ejemplo, es menester
llevar bienes al remate esas actividades escapan ya de la órbita propia de la
función del tribunal de arbitramento.
o
El inciso primero del artículo I del Estatuto Arbitral, modificado por el art.
111 de la ley 446 de 1998 indica que: "El arbitraje es un mecanismo por medio
del cual las partes involucradas en un conflicto de carácter transigible, difieren su
solución a un tribunal arbitral, el cual queda transitoriamente investido de la
facultad de administrar justicia profiriendo una decisión denominada laudo arbi-
tral", observándose que, de acuerdo con nuestra tradición jurídica, se mantiene
como base de cualquier arbitramento, el que la controversia sea susceptible de
transacción.
En los sistemas jurídicos suelen surgir una serie de mitos derivados de que
por haberse empleado por años determinada orientación respecto de una institu-
ción, se olvida lo que en su momento justificó su creación con unas connotacio-
nes, para partir del supuesto que las mismas son inalterables verdades, axiomas,
cuando es lo cierto que se trata de características fácilmente replanteables de
acuerdo con las cambiantes necesidades de la realidad que debe ser regulada.
En suma, tomo partido para que en futuras reformas, el artículo primero del
decreto 2279 de 1989 elimine la limitación que hoy tienen los arbitros y puedan
conocer de cualquier controversia de cognición, no sólo de las susceptibles de
transacción, aspecto tanto más evidente si ya pertenece a la historia del derecho
colombiano la discusión acerca de si los arbitros detentan jurisdicción, aspecto
17
inequívoco, pero, que aún desvela a juristas de otros países.
16 Si bien es cierto son notables los esfuerzos que la sala Civil de la Corte Suprema de Justicia
realiza para permitir que el recurso de casación se defina dentro de límites de tiempo razonables,
aún es mucho lo que falta por hacer. Basta señalar que para la fecha en que esto se escribe, febrero
de 2 0 0 4 , el promedio que se emplea para resolver cualquier recurso de casación, comprobable con
la simple lectura de los libros de control, desde cuando se reparte el proceso hasta la decisión se
produce es de cinco años!!!!
4. EL P A C T O A R B I T R A L
futuro se puedan suscitar con relación al mismo, con la advertencia atinente a que
si no se especifica cuáles son, se entiende que lo serán todas.
19 La experiencia muestra que lo que se utiliza es someter todas las controversias que puedan
surgir a la decisión de arbitros, pues al tratarse de aspectos futuros es incierto saber cuáles pueden
ser los puntos que generen una eventual controversia.
DEL PROCESO ARBITRAL
nueva norma creada por el art. 116 de la ley 446 de 1998 donde se establece que
"Se entenderá por cláusula compromisoria, el pacto contenido en un contrato o en
documento anexo a él", redacción que no permite albergar duda acerca del propó-
sito del legislador de someter a la solemnidad el pacto arbitral, pues igual requi-
sito se predica del compromiso dado que el art. 117 de la ley 446 se refiere al
"documento" en el que conste el mismo, orientación que se sigue en el artículo 4
del decreto 2279 de 1989 donde se advierte que la cláusula compromisoria "que
se pacte en documento separado del contrato, para producir efectos jurídicos,
deberá expresar el nombre de las partes e indicar en forma precisa el contrato al
que se refiere".
Se podría argumentar que como las normas referidas hacen mención a "docu-
mento", dado el amplio contenido del concepto previsto en el art. 251 del C. de P.
C, sería restrictivo referirse exclusivamente a los documentos escritos; empero,
disipa toda duda el artículo 117 de la ley 446 de 1998, cuando al reestructurar el
artículo 3 del Estatuto Arbitral señala que "el compromiso podrá estar contenido
en cualquier documento como telegramas, telex, fax u otro medio semejante", de
ahí la apreciación atinente a que la formalidad comprende el escrito en cualquiera
de las formas que sean usuales incluyendo, a más de las mencionadas, el moderno
sistema de correo electrónico.
Se advierte que el artículo 5 del decreto 2279 de 1989 que era la norma que
se ocupaba de estos requisitos quedó derogada y por ende la exigencia de que el
compromiso también comprendiera el nombre del arbitro o arbitros designados de
común acuerdo o los designados por un tercero "o la fórmula convenida para su
nombramiento, la que deberá, en todo caso, observar las reglas al efecto estable-
cidas por la ley" es aspecto que ya no forma parte de esta modalidad del pacto
arbitral, pero nada impide que se pueda incluir dentro del documento, como
también se puede involucrar dentro del mismo el especial procedimiento al que se
quieran acoger las partes, de no querer el sistema del arbitramento legal que se
aplica en caso de silencio.
20 En verdad, si existe cláusula compromisoria una de las obligaciones que de ella se derivan es
poder suscribir un compromiso. Empero, es posible presentar de manera directa la demanda ante el
centro arbitral si no se quiere o no se logra surtir ese paso.
DEL PROCESO ARBITRAL lí 755
domicilio de las partes, debe contener las diferencias o conflictos que se someten
a la decisión, aspecto central por cuanto determina el campo de acción del falla-
dor, dado que no podrán los arbitros definir sobre asuntos distintos de los que se
le indican, o sea se consagra el principio de la congruencia, de manera tan clara
que si se llega a presentar esta falla, se encuentra erigida como causal del recurso
de anulación en el numeral 8 del art. 38 del Estatuto Arbitral que se refiere a:
"Haber recaído el laudo sobre puntos no sujetos a la decisión de los arbitros o
haberse concedido más de lo pedido"; cuando se trata de pasar a la decisión de
arbitros un asunto que estaba al conocimiento de la justicia civil, serán las pre-
tensiones de la demanda las que se tomarán en cuenta para establecer la con-
gruencia, auncuando en este evento, tal como lo indica el artículo 3 del estatuto
es posible que las partes en el documento de compromiso que determine el tras-
lado del proceso amplíen o restrinjan las pretensiones aducidas en aquél, posibili-
dad excepcional de modificar los extremos de la litis que igualmente se debe
predicar de las excepciones perentorias, pues así como las partes pueden cambiar
el alcance de las pretensiones restringiéndolas o ampliándolas, de igual manera
pueden solicitar que los arbitros consideren una excepción perentoria que no se
había propuesto y era obligatorio hacerlo como sucede con las de prescripción,
compensación y nulidad relativa.
23 Los arbitros en defecto de la voluntad de las partes y salvo que se trate de arbitramento
institucional, pueden señalar con entera libertad el lugar donde se llevará a cabo el proceso y en
modo alguno están obligados a hacerlo en el mismo municipio en el cual se presentó la demanda a
uno de los Centros que operan en el mismo. En otras palabras, la competencia para saber en donde
se presenta la demanda, no determina fatalmente que en ese lugar se deba llevar a cabo el proceso
arbitral, pues las partes o los arbitros, en defecto de aquéllas, pueden señalar otro
DEL PROCESO ARBITRAL
En todo caso el municipio sede del tribunal determina como obligada conse-
cuencia que será competente el tribunal del Distrito respectivo para los recursos
de anulación y revisión en contra del laudo, salvo los procesos originados en
contratos estatales en los que el recurso de anulación compete al Consejo de
Estado.
Los jueces del estado no siempre tienen la competencia jurídica que las
partes "desean en la persona a cuyo fallo se someten".
Los procesos ante los jueces están sujetos a todo tipo de publicidad, en
ocasiones estrepitosas y malsanas, de ahí que "se procure arreglar privadamente a
las partes para la mejor manera de hacer justicia, principalmente cuando se trata
de ciertas clases de asuntos".
No es cierto que sea más económico ni rápido que el proceso ante la autori-
dad jurisdiccional estatal, pues permite promover numerosas interferencias aun
El profesor HERNANDO 62
MORALES es partidario de la tesis de la falta de
jurisdicción al comentar que: "Tal como se advirtió en la parte general, el com-
promiso y la cláusula compromisoria determinan la renuncia a hacer valer las
pretensiones consiguientes ante los jueces, por lo cual en caso de que existiendo
ellos se someta la cuestión a la jurisdicción ordinaria, el demandado puede hacer
valer la excepción previa de compromiso (C. de P. C, art. 97), pero si no lo hace
se entiende que las partes aceptan las operancias de los jueces ordinarios, salvo
que con la demanda o durante el proceso se acredite la existencia del compromiso
o de la cláusula compromisoria, pues si ello ocurre en el primer momento el juez
no puede darle curso a la demanda por carencia de jurisdicción, y en el segundo
debe decretar de plano la nulidad de lo actuado por igual motivo, porque dicha
causal es insaneable".
26 MORALES MOLINA Hernando, Curso de derecho procesal civil, parte especial, T edición, Ed.
ABC, Bogotá, pág., 423.
DEL PROCESO ARBITRAL
tración de justicia en el campo civil. De ser así, sería viable hablar de falta de
jurisdicción y no de un caso especial de falta de competencia.
GARCÍA SARMIENTO,
Corte Suprema de Justicia, sentencia de abril 22 de 1992, ponente Dr. Eduardo
demandante Transportes Guasca Ltda., donde advierte que "De modo que, en este caso no se trata
en verdad de falta de jurisdicción sino de que habiendo acordado las partes que las diferencias con
ocasión del mencionado contrato de sociedad las someterán a arbitros, de sus efectos podían sepa-
rarse, como así lo hicieron, la sociedad al presentar el escrito de demanda y las demandadas al
contestar por escrito y no proponer la excepción previa que podían alegar oportunamente".
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Sustentar esa imperatividad sería tanto como afirmar que celebrado el pacto
arbitral no podrían las partes renunciar a los efectos de la cláusula compromisoria
o del compromiso de manera expresa, lo que es inaceptable porque en este campo
se respeta integralmente la autonomía de la voluntad; consecuencialmente, esa
renuncia de igual forma se puede producir de manera tácita por el demandante al
acudir a la justicia civil y por el demandado por no excepcionar previamente con
la causal 3 del art. 97.
28
Estoy de acuerdo con el profesor DEVIS ECHANDÍA cuando señala que se
puede proponer, por vía de reposición del auto admisorio de la demanda o como
causal de excepción previa, la existencia del compromiso o de la cláusula com-
promisoria "pero si no se alega en ninguna de las dos oportunidades, se produce
la renuncia implícita a la vía arbitral por el demandado, y por el demandante al
presentar la demanda, y el saneamiento de la nulidad conforme a los arts. 100 y
156 excepto cuando la ley impone obligatoriamente la vía arbitral".
Cabe advertir que la tesis que de años atrás he sostenido actualmente impera
sin excepciones en la jurisprudencia de los altos tribunales de justicia, pues mien-
tras la Corte Suprema ha sido constante en aseverar que se trata de una modalidad
29
de falta de competencia, ti Consejo de Estado que se había mostrado vacilante
sobre el punto, de nuevo aceptó la tesis de la falta de competencia al indicar que
acogía la de la Corte Suprema de Justicia advirtiendo que la cláusula compromi-
soria "fue establecida como una facultad de cada una de las partes de acudir a
dicho tribunal y no como un compromiso imperativo para las mismas. De tal
manera que cuando Carbocol expidió los actos administrativos acusados, bajo la
consideración de que Pinsky había incumplido el contrato de explotación carbo-
nífera, se apartó de la posibilidad que tenía de dirimir las controversias a través de
la constitución de un tribunal de arbitramento, con lo cual la mencionada cláusula
quedó sin efecto. Y no existe prueba en el plenario de que la sociedad demandan-
te haya solicitado la aplicación de la institución arbitral".
28 DEVIS ECHANDÍA, Compendio de derecho procesal, t. III, El proceso civil, volumen segundo,
a
parte especial, 6 edición, Bogotá, Ed. Colinther, 1985, pág. 620. Recuérdese que luego del decreto
2282 de 1989, el art. 156 corresponde hoy al número 144 que es la norma destinada al saneamiento
de las nulidades.
29 Consejo de Estado, auto de 16 de junio de 1997, ponente Dr. Juan de Dios MONTES, expedien-
te 10882, Demandante Pinsky y Asociados.
DEL PROCESO ARBITRAL 763
Con las reformas que al proceso arbitral se introdujeron por la ley 23 de 1991
y el decreto 2651 del mismo año, los centros de arbitraje debían intervenir en
todos los arbitramentos que para la época eran los denominados independientes
(hoy el legal) e institucionales, por ser requisito para su iniciación presentar
demanda ante uno de ellos. Con las adiciones de la ley 446 de 1998, la posibilidad
se mantiene igual para los arbitramentos institucionales y los que ahora se vienen
a denominar legales, no así para los independientes, donde no es menester em-
plear de manera obligatoria los servicios de un centro de arbitraje
Para poner fin a ese problema, determina el art. 13 del decreto 2651 de 1991
adoptado como legislación permanente en la ley 446 de 1998, que "la solicitud de
convocatoria deberá reunir todos los requisitos exigidos por la ley para la deman-
da y se dirigirá al centro de arbitraje indicado en el numeral 1 del art. 15 de este
decreto", con lo cual queda establecido que todo proceso arbitral institucional o
legal, se debe iniciar con un documento que reúna los requisitos de una demanda,
o sea ajustado a los artículos 75 y 76 del C. de P. C.
"2.- Una vez señalada fecha para la audiencia de conciliación de que trata el
numeral anterior, ésta se celebrará de conformidad con lo previsto en el parágrafo
primero del art. 432 del Código de Procedimiento Civil.
31 La Corte Constitucional empero, se cuida de precisar que los centros no están llamados a
desaparecer al indicar que "esta Corporación aclara que esa doctrina no impide ni la existencia de
centros de arbitraje, ni que la ley pueda conferirle a esas instituciones funciones conciliadores (sic)
o labores de apoyo al trabajo de los tribunales de arbitramento. Pero lo que no puede hacer el
legislador es conferirle atribuciones judiciales propias de los arbitros, como lo hacen las disposicio-
nes acusadas.
DEL PROCESO ARBITRAL
767
te a la instalación del tribunal, lo cual es contrario a la Carta, por lo cual también
será declarada inexequible".
Surge así con claridad que las funciones que perdió el director del centro
pasan a ser de competencia de los arbitros, pues serán éstos quienes deberán
32
pronunciarse sobre todos esos trámites iniciales, lo que harán luego de su insta-
lación, circunstancia que ha generado vacíos que han tratado de llenar interpreta-
ciones disímiles, de las que me ocuparé con ocasión del análisis de la audiencia
de instalación del tribunal.
32 Así lo dispone la parte resolutiva de la sentencia C- 1038 de 2002 al señalar "Cuarto. Declarar
N
Iartículo
EXEQU B
ILE la expresión "Previo a la instalación del tribunal de arbitramento" y el parágrafo del
121 de la ley 446 de 1998. El resto de ese artículo 121 de la ley 446 de 1998 es declarado
EXEQUB ILE,en el entendido que corresponde realizar este trámite inicial al tribunal arbitral,
después de su instalación".
768 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
impar. Si nada se dice a este respecto serán tres (3), salvo en las cuestiones de
menor cuantía en cuyo caso el arbitro será uno solo", anotándose que la exigencia
de que los arbitros fueran "ciudadanos colombianos" prevista en el artículo 8 del
Estatuto Arbitral que, a su vez había sido modificado por el art. 100 de la ley 23
de 1991, quedó expresamente derogada por el artículo 167 numeral 1 de la ley
446 de 1998.
Mal actúa quien así procede. Los arbitros deben resolver de acuerdo con su
criterio, independientemente de quien haya sido el promotor de su nombre, de ahí
que considere que por este aspecto es en el arbitramento en el cual un tercero
delegado por las partes realiza la designación, donde se muestra más puro el
sistema, tal como sucede por ejemplo, con el arbitramento institucional.
Se debe tener presente que el común acuerdo puede recaer sobre uno o más
de los integrantes del tribunal, que siempre serán impares, auncuando en los
asuntos de menor cuantía se permite que sea tan sólo uno, de ahí que no necesa-
riamente tienen que ser tres, pero si es el número de componentes más empleado;
así, por ejemplo, las partes están de acuerdo con dos nombres para que sean
arbitros pero no se ponen de acuerdo en el tercero, en esta hipótesis pueden
delegar a otro su nombramiento.
33 Respecto de los numerales 3 y 4 del art. 15 del decreto 2651 de 1991, las reformas son
mínimas pues tan sólo se eliminó en el tercero la expresa referencia a que la citación al delegado se
hará "personalmente o por delegado", y en el cuarto también se omitió que la citación a las partes
se hará por el director "telegráficamente", para ahora advertir que la citación la hace el centro, no el
director, y omitir la modalidad, con lo cual queda abierta la posibilidad para que los estatutos del
centro reglamenten el sistema de notificación que se va a emplear.
También se debe anotar que no obstante lo anterior y hasta antes de la instalación del Tribunal,
pueden las partes "de común acuerdo reemplazar total o parcialmente a los arbitros", facultad que
surge del art. 15, numeral 5 del decreto 2651 de 1991, que se adoptó como legislación permanente
por el art. 162 de la ley 446 de 1998, de donde se infiere el deseo del legislador para que, en lo
posible, sean las partes quienes designen de acuerdo los arbitros.
34 Señala lo pertinente de la sentencia que: "Por todo lo anterior, la Corte acoge el criterio de uno
de los intervinientes y considera que es necesario condicionar el alcance de ese aparte, a fin de
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770
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
acudir al juez civil del circuito para que realice el nombramiento en la hipótesis
de que las partes no lleguen a una acuerdo para lograr la integración del tribunal.
evitar una interpretación del mismo que pueda ser contraria al principio de habilitación. Esa
expresión será declarada exequible, pero en el entendido que el centro podrá designar a los arbitros
únicamente si las partes lo han autorizado previa y expresamente a realizar dicha designación, ya
sea de manera directa, o ya sea en forma indirecta, si aceptaron el reglamento del centro y éste prevé
que dicha entidad realizara la designación, si el tercero que había sido delegado para tal efecto, no
cumple esa labor".
771
sumano, proceda a realizar dicha designación, de conformidad con las listas de
los centros de arbitramento, a fin de asegurar la eficacia del correspondiente pacto
arbitral. Como es obvio, en desarrollo del principio de habilitación, el juez deberá
intentar respetar al máximo la voluntad de las partes".
35 El art. 325 de la ley 105 de 1931, Código Judicial, señalaba. "Los avisos, requerimientos,
reconvenciones u otros actos análogos en que debe intervenir el juez se entienden surtidos con la
notificación del auto, y la exhibición de los documentos que en cada caso exige la ley. El notificado
puede en el acto de aquélla, o por escrito separado, hacer las observaciones que sean pertinentes".
772 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
que requiera a las otras para hacer la designación. En la solicitud deberán deter-
minarse las cuestiones o diferencias objeto del arbitraje, y si reúne los requisitos
expresados y se acompaña la prueba del contrato, el juez señalará día y hora para
audiencia, en la cual se hará el nombramiento. Si alguna de las partes no concu-
rriere, o no hubiere acuerdo para la designación, en el mismo acto el juez desig-
nará a los arbitros".
Finalmente y es la norma que hoy rige, el art. 119 de la ley 446 de 1998 vino
o o
a reformar el texto anterior al señalar: "Los numerales 3 y 4 del art. 15 del
decreto 2651 de 1991, quedarán así: " 3 . - Si se ha delegado la designación, el
DEL PROCESO ARBITRAL ffj
centro de arbitraje requerirá al delegado para que en el término de cinco días haga
la designación; el silencio se entenderá como rechazo. Si se hace la designación
se procederá como se indica en el numeral anterior, en caso contrario el centro
designará los arbitros. En caso de no aceptación o si las partes no han nombrado,
el centro las citará a audiencia para que éstas hagan la designación total o parcial
de los arbitros. El centro hará las designaciones que no hagan las partes".
Del conjunto de citas anteriores se observa que desde 1938 ha sido una
constante en el sistema legal colombiano el que la designación de arbitros, en
caso de renuencia de alguna de las partes a (hacerlo de común acuerdo, se efectúe
por una diligencia breve y sumaria como lo es la de requerimiento, en veces a
cargo del juez, en otras en cabeza del director del centro de arbitraje, pero siem-
pre una actuación del mismo alcance, es decir la propia de una diligencia o
actuación breve y sumaria, diferente a la de un proceso como tal.
Así las cosas se tiene que como consecuencia de la sentencia C-1038 si las
partes no previeron expresamente que la designación de arbitros la hiciera el
centro o un tercero y una de ellas se niega a señalar con la otra los nombres de los
arbitros de común acuerdo, evento en el cual se acude al Juez Civil del Circuito,
para que en un trámite "breve y sumario", o sea el mismo que desde 1938 ha
venido señalando la ley, es decir a través de una diligencia extraprocesal de
requerimiento, las partes lleguen al acuerdo y de no lograrse, de inmediato el
juez designe arbitros, guiándose por la lista de arbitros de un centro de concilia-
ción y arbitramento de la localidad.
requiera a la otra parte para que en la diligencia se ponga de acuerdo con la que
lo cita para hacer las designaciones y, si así no sucede, de inmediato, en la misma
actuación, el juez nombra los que correspondan.
6.3. La audiencia de instalación del tribunal
Los pasos que corresponde adelantar al director del centro han quedado
limitados a recibir la demanda y dar fe de su fecha de presentación, pero sin que
tenga ninguna posibilidad de análisis respecto de ella o de sus documentos; ade-
más y estimo ha quedado como la función esencial del centro de arbitramento, la
atinente a la convocatoria del tribunal, pues debe ante todo, caso de que los
arbitros no hayan aceptado o que su designación se haya deferido a un tercero,
propender para que se dé la aceptación, en el segundo caso previa la designación
36
por el autorizado por las partes a hacerla.
Como paso final dentro de las funciones de apoyo del centro debe señalar
37
fecha para la instalación del tribunal o sea proferir la providencia de que trata el
art. 122 de la ley 446 de 1998, norma que indica en su numeral primero que: "Una
vez cumplidos todos los trámites para la instalación del tribunal e integrado éste,
y fracasada la conciliación a que se refiere el artículo anterior, o si ésta fuere
parcial, (lo resaltado se declaró inexequible en la sentencia 1038 de 2000) el
centro de arbitraje fijará fecha y hora para su instalación, que se notificará a los
arbitros y a las partes, salvo que estos hubieren sido notificados por estrados".
36 Obsérvese que se mantiene en las partes la iniciativa de designar los arbitros tal como lo señala
la ley 446 de 1998 en su artículo 118 y que es perfectamente posible que cuando se presente la
demanda para la convocatoria del tribunal, los arbitros designados por las partes o por el tercero a
quien se acudió ya hayan aceptado. Ciertamente, dentro de la filosofía que orienta al decreto 2651
de 1991 y mantiene la ley 446 de 1998, no es obligatorio dentro de la intervención del centro de
arbitramento que sea éste quien realice las designaciones o efectúe las citaciones, que le correspon-
derán únicamente en defecto de las iniciativas de las partes en esos campos y bajo el supuesto de la
autorización expresa recibida para hacerlo.
hasta ese momento, que no es nada diferente a la demanda, sus anexos y el acta
de la diligencia de designación de arbitros si se llevó a cabo la misma.
38 Se pone de presente que de todos modos es el tribunal quien señala los honorarios, pues se
trata de una función exclusiva del mismo. Cuestión diversa es la de que para hacer el señalamiento
tendrán como guía las tarifas del centro al cual pertenecen.
776 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
guía precisa para efectos de señalar el monto de sus honorarios. Ahora con lo
único que cuentan es con la demanda, de manera que son dos las posibilidades,
ambas plenamente aplicables frente a la situación, de modo que se debe optar por
la que se muestre como la más práctica.
La primera señala que los costos del tribunal se fijarán tal como antes se
hacia, es decir en la audiencia de instalación y tan sólo después de pagados los
mismos, proceder a la admisión de la demanda y demás trámites, con la adverten-
cia de que existe la posibilidad de reajuste de ellos. La segunda, recomienda no
hacerlo aún, proceder a la admisión de la demanda y una vez vencidos los trámi-
tes propios de esta etapa, entonces sí señalar los honorarios.
En el acto mismo de la audiencia las partes podrán objetar las sumas fijadas,
total o parcialmente, empleando el recurso de reposición que se resolverá allí
mismo y luego de su definición queda agotada la discusión en torno al monto de
los honorarios en esta audiencia, porque ahora tan sólo a los arbitros compete
decidir sobre la objeción presentada, aspecto que con nitidez destaca el numeral 4
del art. 122 de la ley 446 de 1998 al disponer que "La objeción a la fijación de
honorarios y gastos deberá formularse mediante recurso de reposición, que se
resolverá allí mismo".
Ahora bien si las partes estiman que la tasación que queda en firme fue
exagerada, tienen una obvia salida y es la de no consignar lo señalado, aspecto
que lleva a que cese en sus funciones el tribunal y se extingan los efectos del
compromiso o la cláusula compromisoria, pero sin perjuicio de que en virtud de
un acuerdo puedan celebrar de nuevo un compromiso y llevar la decisión a otros
arbitros, el que si no se logra, no deja alternativa diversa a la de acudir a la
justicia ordinaria, sin que la interrupción de los términos de prescripción o de
caducidad que operó con la demanda siga generando sus efectos, porque para
estos fines es como si nada se hubiera intentado, por quedar sin efecto la ac-
tuación hasta allí adelantada.
<
Agotadas las etapas advertida, el tribunal debe señalar fecha para la primera
audiencia de trámite que se desarrollará de acuerdo con lo previsto en el art. 124
de la ley 446 de 1998 que derogó el art. 18 del decreto 2651 de 1991 y será a
partir de tal día que empieza a correr el término para que los arbitros evacúen su
encargo, bien el indicado por las partes en el compromiso o el de seis meses que
presume la ley a falta de aquél, tal como lo señala el artículo 19 del Estatuto
Arbitral, que en esta materia sigue sin alteración.
En esta primera audiencia, para cuya fijación no existe un plazo mínimo para
hacerlo, pues será el que prudentemente estime el tribunal, se procederá de la
siguiente manera: en primer lugar, por así disponerlo el numeral 1 del art. 124 de
la ley 446, "Se leerá el documento que contenga el compromiso o la cláusula
compromisoria y las cuestiones sometidas a decisión arbitral, y se expresarán las
peticiones de las partes estimando razonablemente su cuantía", requisito que ha-
DEL PROCESO ARBITRAL " ^ i ^ no-.
41 Una de las varias consecuencias que trae la aplicación de la sentencia de la Corte Constitucio-
nal C-1038 de 2002 es lo inocuo que tornó el paso de declararse el tribunal competente en esta
audiencia, lo que era explicable porque antes no había tenido oportunidad de hacerlo. Ahora como
es el tribunal quien admite la demanda, es en ese momento en el cual está en el deber de pronun-
ciarse acerca de si es o no competente. La por algunos tribunales denominada en esta etapa como
asunción "provisional" de competencia, no tiene asidero legal alguno debido a que para admitir la
demanda se presupone que ésta se tiene.
42 En el caso de que en la primera audiencia, lo cual presupone que se hicieron las consignacio-
nes, el tribunal estime que no es competente, no tienen los arbitros derecho a percibir la cuarta parte
de los honorarios, debido a que la norma que así lo consagraba, el artículo 29 del Estatuto Arbitral
a su vez modificado por el art. 108 de la ley 23 de 1991, fue derogado por la ley 446. En esta
hipótesis existe un vacío que debe ser corregido y es que no obstante que los arbitros adelantaron
una labor y afectaron sus futuras actividades para atender el procesos que se les encargó, no se
prevé ninguna remuneración para ellos. Situación tanto más injusta luego de la sentencia C-1038 de
2002, en donde la labor desarrollada es mayor. Naturalmente, como gestión profesional que implica
la actuación, teóricamente podrían reclamar por vía judicial unos honorarios, caso de que volunta-
riamente no se los quieran reconocer; empero nadie se toma esa molestia dada la cuantía de lo que
podrían reclamar y la duración del proceso.
Por tal motivo es recomendable, señalar en futuras reformas, de manera precisa una remuneración a
cargo de las partes y en proporciones iguales, en determinado número de salarios mínimos cuando
se presenta la circunstancia explicada. Surge aquí otro evento de inequidad para con los arbitros (el
otro es cuando las partes no consignan), pues si estos declaran que no son competentes y termina la
actuación, ha desaparecido la posibilidad de que se les remunere con el 25% de los honorarios
fijados, pues dejó de regir la previsión contenida en el extinguido numeral 2 del art. 17 del decreto
2651 de 1991 donde se indicaba que se "extinguirán definitivamente los efectos del pacto arbitral
782 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Si es del caso continuar con el proceso, señala el numeral 3 del art. 124 de la
ley 446 de 1998 que "El tribunal resolverá sobre las pruebas pedidas por las
partes y las que de oficio estime necesarias"; además, se tendrá en consideración
el art. 31 del estatuto donde se indica que: "El tribunal de arbitramento realizará
las audiencias que considere necesarias, con o sin participación de las partes; en
pleno decretará y practicará las pruebas solicitadas y las que de oficio considere
pertinentes", audiencias que deben ser evacuadas considerando el tiempo con que
cuenta el tribunal para emitir el laudo.
Con mayor razón otras actuaciones propias de la secretaría, como, por ejem-
plo, correr traslado de las versiones escritas cuando se ha recepcionado alguna
prueba en audiencia grabada, no necesitan ni siquiera de la actuación de los
arbitros pues las debe cumplir el secretario directamente.
para dicho caso, y se devolverá a las partes, tanto la porción de gastos no utilizados por el
tribunal, como los honorarios recibidos, con deducción del veinticinco por ciento (25%)", situación
que es aún más injusta que la ya citada de la no consignación de los honorarios, debido a que en este
evento mayor ha sido la labor desarrollada por los arbitros.
DEL PROCESO ARBITRAL
783
proferir con la sola firma del presidente del tribunal, tal como sucede en la justicia
ordinaria con los denominados magistrados sustanciadores y es la práctica usual
en los tribunales de arbitramento internacionales.
Dispone el art. 125 de la ley 446 de 1998 que "Para la práctica de pruebas
además de las disposiciones generales contenidas en el Código de Procedimiento
Civil, se dará aplicación a las reglas contenidas en los artículos 11, 12, 13 y 14 de
la presente ley y 21 y 23 del decreto 2651 de 1991", remisión que es de mucha
importancia, en especial en lo que concierne con los artículos 11, 1 2 y l 3 d e l a
misma ley 446 de 1998, hoy involucrados como parte del art. 252 del C. de P. C,
dado que en estas disposiciones se reputan auténticos todos los documentos priva-
dos presentados por las partes para ser incorporados como elementos probatorios,
al igual que los memoriales que están dotados de la misma presunción de auten-
ticidad, excepción hecha de los poderes otorgados a los apoderados judiciales y
aquellos que impliquen disposición del derecho en litigio tales como los que
implican el desistimiento, la terminación por transacción o el allanamiento a la
demanda los que requieren de presentación "personal o autenticación"; adicional-
mente puede el tribunal admitir y evaluar las pruebas practicadas de común acuer-
do por las partes y presentadas antes del fallo.
Concluida la etapa instructiva del proceso, debe el tribunal señalar fecha para
escuchar las alegaciones de las partes que no pueden exceder de una hora para
cada una, sin perjuicio de que entreguen, si a bien lo tienen, pues no es perentorio
hacerlo, como no lo es ni siquiera el alegar, el escrito donde se resuma su inter-
vención. Una vez cumplido lo anterior el tribunal debe señalar fecha para la
audiencia de fallo, en "la cual el secretario leerá en voz alta las consideraciones
más relevantes del laudo y su parte resolutiva, y a cada parte entrega copia
43
auténtica del mismo", tal como lo consagra el art. 33 del estatuto.
43 Es esta una formalidad que debería se eliminada por innecesaria y torturante. En efecto frente
a una decisión proferida la lectura de los apartes más salientes del laudo a más de no representar
utilidad alguna, generan en los apoderados de las partes y, en estas mismas, numerosas inquietudes
acerca de lo que será el destino, ya trazado, de sus intereses. Más practico sería señalar la fecha en
que se entregará el laudo, leer exclusivamente la parte resolutiva dejar surtida la notificación por
estrados y terminar así la audiencia. O, simplemente, entregar el texto del laudo.
m INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Prescribe el art. 36 del Estatuto Arbitral que el laudo podrá ser aclarado,
corregido o complementado de oficio o a solicitud de "una de las partes dentro de
los cinco días siguientes a la expedición del mismo, en los casos y con las
condiciones establecidas en el Código de Procedimiento Civil", o sea que la
aclaración procederá cuando existen conceptos oscuros o ambiguos que puedan
generar duda, la complementación cuando se dejó de resolver alguno de los
puntos expresamente sometidos a la decisión de los arbitros o cuando no se
decidió sobre la condena en costas y la corrección de errores aritméticos o de otra
índole si se ha incurrido en ellos, siempre con la limitación de que so pretexto de
observar alguna de estas conductas no pueden los arbitros modificar lo ya decidi-
do y con la precisión de que tratándose de la corrección de errores no existe la
posibilidad, como usúalmente acontece con los fallos de los jueces, de poderla
pedir en cualquier tiempo, En efecto, no opera para el proceso arbitral lo señalado
en el art. 310 del C. de P. C. referente a que el "error puramente aritmético, es
corregible por el juez que lo dictó, en cualquier tiempo de oficio o a solicitud de
parte", pues perentoriamente se debe efectuar la corrección dentro de los cinco
días siguientes al de la expedición del laudo, lo que se explica por cuanto una vez
cesa el tribunal en sus funciones no se podrá buscar su reconstitución so pretexto
de corregir el error que no se puso de presente en el término apto para hacerlo.
44 Si adicionalmente se considera que estatutos como el decreto 2591 de 1991 por medio del cual
se reglamentó la acción de tutela, en su artículo 29 al referirse al contenido del fallo que decida la
correspondiente solicitud, destaca que en ningún evento podrá ser inhibitorio, se halla un argumento
de importancia en orden a desterrar para siempre de nuestros procesos la funesta costumbre de
aparentar decisiones.
DEL PROCESO ARBITRAL t
/o5
En lo que considero aplicable la norma es que dentro de ese plazo de cinco
días las posibilidades de aclarar o corregir pueden darse aún de oficio, tal como
está prevenido para los jueces, pero es lo cierto que la práctica evidencia que si
no se hace la solicitud es cuestión extraña que se haga uso de la facultad oficiosa
debido a que se cree que al proferirse el laudo no se incurrió en errores o ambi-
güedades, pues de existir conciencia acerca del punto es obvio suponer que antes
de proferir el laudo se harán los ajustes de rigor.
El plazo inicial, sea el señalado por las partes o el presumido por la ley en
caso de silencio en el documento de compromiso, puede prorrogarse pero siempre
de común acuerdo por éstas o por sus apoderados cuando tienen expresa facultad
45
para hacerlo, es decir que la facultad de prórroga no se presume como una de las
usuales del apoderado judicial, de manera que es conveniente otorgarla en el
memorial en el que se confiere el poder u obtenerla de manera expresa en el
preciso evento.
La prórroga puede darse por una o varias veces, pero con una condicionante,
no puede exceder de seis meses, o sea que pueden hacerse varias o una sola pero
sin sobrepasar ese preclusivo límite, por así indicarlo de manera perentoria el
artículo 19 del Estatuto Arbitral; que quede entonces claro, que cuando el inciso
segundo del artículo 19 del decreto 2279 de 1989 dispone que se podrá prorrogar
"el término" sin que el total de extensiones exceda de seis meses, se refiere tanto
al plazo inicial señalado por las partes, como al presumido por la ley en defecto
de aquél.
Respecto de los arbitros dispone el inciso tercero del art. 19 que éstos tan
sólo pueden adicionar "los días en que por causas legales se interrumpa o suspen-
da el proceso", norma antitécnica por cuanto implica la gran confusión de compu-
tar plazos de meses (que son calendario) con los de días, que son sólo hábiles, de
modo que considerando que el tribunal cesa en sus funciones, de acuerdo con el
numeral 5 del art. 43 del decreto 2279 de 1989, "Por la expiración del término
fijado para el proceso o el de su prórroga", y que de acuerdo con el numeral 5 del
art. 38 del estatuto es causal de anulación del laudo haberse proferido "después
del vencimiento del término fijado para el proceso arbitral o su prórroga", veo de
elemental prudencia a fin de evitar trabajo inútil y, por sobre todo, erradicar
posteriores incidencias procesales, cuando se presenta un evento que implique
suspensión o interrupción de las funciones del tribunal, proferir un auto en el cual
se señale de manera exacta la fecha hasta la cual se extiende el plazo, con el cual
se le permite a las partes, si no están de acuerdo, controvertir en el momento a la
determinación que, una vez en firme erradica las posteriores discusiones y por
sobre todo evita la eventual interposición del recurso de anulación basado en el
o
art. 38, numeral 5 del estatuto.
Quiero resaltar que uno de los problemas que registra el proceso arbitral es
que se abusa de la posibilidad prevista dispone el inciso tercero del art. 19, porque
en no pocas ocasiones por insinuación directa de los mismos arbitros, se solicita
DEL PROCESO ARBITRAL
a las partes que hagan uso del derecho de suspender el proceso previsto en el
/O/
numeral 3 del art. 170 del C. de P. C, con lo cual se obtiene su dilación sin que
se afecte el límite determinado para las prórrogas pues se trata de un concepto
diferente, de donde surge la necesidad de reformar el inciso segundo del art. 19
del Estatuto Arbitral en el sentido de indicar que el término podrá prorrogarse o
suspenderse, sin que unas u otras excedan de seis meses.
El art. 12 del decreto 2279 señala que "los arbitros están impedidos y son
recusables por las mismas causales previstas en el Código de Procedimiento Civil
para los jueces, es decir las contempladas en el art. 150 del C. de P. C, destacán-
dose en el artículo 14 del referido estatuto que caso de que prospere la recusación
o el impedimento, cuya decisión compete a los restantes miembros del tribunal se
requerirá a quien hizo la designación para que nombre el reemplazo; también se
indica que si existe empate entre los arbitros para resolver el impedimento o la
recusación, o se presentan.contra todos, tal como se contempla el artículo 19 del
decreto 2651 de 1991 que sigue en vigor, "Los impedimentos y recusaciones
serán resueltos por el director del centro de arbitraje" y, caso de que haya lugar a
reemplazar uno o varios arbitros, proceda adelantar el trámite para proveer las
vacantes observando lo dispuesto por el artículo 15 del decreto, ya explicado, o
sea requiriendo a las partes o al tercero encargado de nombrar para que lo hagan
y caso de que así no suceda, hacer la designación el director del centro si está
autorizado expresamente para hacerlo.
Los artículos 12, 13, 14 y 17 del Estatuto Arbitral contienen las normas
encargadas de regular lo atinente a impedimentos y recusaciones y es así como en
principio quienes son llamados a decidir acerca de un impedimento o una recusa-
ción son los restantes integrantes del tribunal, quienes no lo pueden hacer en las
siguientes hipótesis: cuando el arbitro es único, por razones obvias; cuando existe
empate o cuando todos o la mayoría de ellos están impedidos o son recusados,
eventos en los que debe definir el director del centro, pues de resto corresponde
la determinación a los restantes arbitros.
Tal como sucede en todo proceso, mientras dura el trámite del impedimento
o la recusación se presenta la suspensión del proceso hasta cuando se defina y, de
hacer sido aceptado entre en funciones reemplazo.
"Es más, incluso se llega a mencionar que el abogado debe optar, al menos
dentro de los arbitramentos institucionales, por ser arbitro o litigante, solución
que veo extrema pero que da una idea de la sensibilización sobre el punto".
8. LA INTEGRACIÓN DEL L I T I S C O N S O R C I O N E C E S A R I O Y LA
I N T E R V E N C I Ó N DE T E R C E R O S EN EL P R O C E S O ARBITRAL
Se halla tipificada en el art. 30 del decreto 2279 de 1989, cuyos dos incisos
disponen que: "Cuando por la naturaleza de la situación jurídica debatida en el
proceso, el laudo genere efectos de cosa juzgada para quienes no estipularon el
pacto arbitral, el tribunal ordenará la citación personal de todas aquellas para que
adhieran al arbitramento. La notificación personal de la providencia que así lo
ordene, se llevará a cabo dentro de los cinco días siguientes a la fecha de su
expedición.
47 O sea que nada percibirán pues todo pagado se debe reintegrar, tal como ya quedó explicado
en caso de que se declaren incompetentes.
790 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
La redacción del art. 30 del Estatuto Arbitral plantea una grave consecuencia
y es la de que en el evento que dentro de ese plazo no se haya logrado la
notificación personal por cualquier causa, es igual a haber notificado en tiempo
pero no obtener la expresa adhesión, porque se indica que "La notificación perso-
nal de la providencia que así lo ordene, se llevará a cabo dentro de los cinco días
siguientes a la fecha de su expedición", de ahí que su expiración sin haber reali-
zado la notificación equivale a dejar sin efecto lo actuado, de idéntica manera a
como sucede si se logra "ésta pero expresamente no se presenta adhesión al pacto,
pues considero que al prescribir la norma que: "En caso contrario se declararán
extinguidos los efectos del pacto", se cobijan las dos situaciones.
Una de las nocivas reformas de la ley la ley 446 de 1998 al proceso arbitral
es la contenida en el artículo 127, que consagró un nuevo artículo dentro del
Estatuto Arbitral, el 30A, donde se permite la presencia de terceros en este pro-
ceso, al expresar lo siguiente: "La intervención de terceros en el proceso arbitral
se someterá a las normas que regulen la materia en el Código de Procedimiento
Civil. Los arbitros fijarán la cantidad a cargo del tercero por concepto de honora-
rios y gastos del tribunal, mediante providencia susceptible del recurso de reposi-
ción, la cual deberá ser consignada dentro de los diez días siguientes. Si el
tercero no consigna oportunamente el proceso continuará y se decidirá sin su
intervención".
9. LOS RECURSOS E N E L P R O C E S O A R B I T R A L
Dentro del trámite del proceso arbitral y hasta antes del laudo, por tratarse de
un proceso de única instancia el único recurso que procede es el de reposición no
sólo en aquellos casos donde el estatuto específicamente lo contempla, como
sucede en artículos tales como el 31 en donde expresamente se establece que
cuando el tribunal niega el decreto de pruebas, el auto admite reposición, sino
respecto de todos los autos dictados dentro del trámite del proceso arbitral, salvo
aquellos eventos donde la ley expresamente señala que la providencia no admite
ningún recurso. La razón central para esta orientación acerca del punto obedece a
que como dentro del proceso arbitral se aplican las normas generales del estatuto
procesal civil, dentro del mismo el recurso de reposición procede contra todos los
autos salvo aquellos donde expresamente se haya prohibido el mismo; la circuns-
tancia de que algunas normas en el proceso arbitral adviertan de la procedencia de
la reposición tan sólo recaban acerca de la posibilidad, pero no pueden ser inter-
pretadas como que las que nada dicen la han proscrito, de ahí que no vacilo en
señalar que es procedente la reposición en todos los casos en que sea necesaria
dentro del trámite del proceso arbitral y en contra de los autos que se profieran,
salvo que se halle, dentro de las disposiciones de la parte general del C. de P. C.
que también se aplican dentro del proceso arbitral, norma donde expresamente se
mencione que no procede recurso alguno, hipótesis donde no cabría.
Está regulado en los artículos 37 a 40 del Estatuto Arbitral con las reformas
que introdujo la ley 446 de 1998 y la ley 794 de 2003.
Debe ser interpuesto por escrito, ante el presidente del tribunal de arbitra-
49
mento, dentro de los cinco días siguientes a la notificación del laudo, o de la
providencia que lo corrija, aclare o complemente; si se estima que las determina-
ciones en el proceso arbitral se toman en audiencia queda claro que opera el
sistema de notificación por estrados y que, por ende, será dentro de los cinco días
siguientes al momento en que se dicta alguna de las decisiones mencionadas que
se interpondrá por escrito el recurso, el que en ese momento no requiere de
sustentación, basta mencionar que se interpone señalando las causales que se
emplearán, pero sin que el tribunal de arbitramento tenga competencia para pro-
nunciarse acerca del mismo, pues será el llamado a hacerlo el Tribunal Superior
competente en el lugar donde se profirió el laudo, que es el indicado para tramitar
y decidir este recurso, o el Consejo de Estado cuando se trate de asuntos referen-
tes a contratos estatales.
El inciso primero del art. 37 del decreto 2279 de 1989 da lugar a conclusio-
nes confusas atendida la forma como está redactado, de ahí que sea menester
sentar algunas directrices acerca de su alcance con el fin de evitar que exegéticas
interpretaciones lleven a conclusiones no queridas por la ley; en efecto, destaca la
norma que "Contra el laudo arbitral procede el recurso de anulación. Éste deberá
interponerse por escrito presentado ante el presidente de tribunal de arbitramento
dentro de los cinco días siguientes a la notificación del laudo o de la providencia
que lo corrija, aclare o complemente", advirtiéndose al rompe la innecesaria
exigencia de que se interponga ante el presidente del tribunal, de manera tal que
si, por inadvertencia del recurrente el escrito de interposición del recurso lo
presenta, obviamente dentro del término legal, ante el secretario del tribunal, tal
como sucede con todas las restantes peticiones, no puede ser éste un motivo para
denegarlo, por estar mal interpuesto.
Ahora bien, puede ser posible que una de las partes no haya recurrido en
anulación por estar de acuerdo con lo decidido en el laudo pero como resultado
de la aclaración, corrección o complementación estime necesario hacerlo, para lo
cual cuenta con los cinco días siguientes; empero, si esa parte no pidió la
aclaración, complementación o corrección, por solicitarlo la otra y se negó la
petición, claro está que carece de la oportunidad para ahora venir a recurrir en
anulación, pues en esta hipótesis ha debido hacerlo dentro del plazo inmedia-
tamente siguiente al proferimiento del laudo, dado que no existió modificación
alguna a lo decidido, respecto de lo cual se conducta omisiva revela aceptación.
Pone de presente lo anterior que si dentro de los cinco días siguientes a la ex-
pedición del laudo no se ha hecho uso del derecho de pedir aclaración, comple-
mentación o corrección y el tribunal, de oficio no lo hizo, o si empleado tal dere-
cho y resuelto lo pertinente no se interpuso recurso de anulación, el laudo queda
ejecutoriado y se debe proceder a protocolizar la parte del expediente que el tribu-
50
nal estime pertinente en una notaría del lugar donde funcionó el tribunal, actua-
50 Tomó, afortunadamente, fuerza la tesis que propugnaba porque sólo se protocoliza lo esencial
del proceso a juicio del tribunal y no la totalidad del mismo; el proceder contrario a más de
ocasionar ingentes gastos estaba ocupando el espacio físico de las notarías con papeles carentes de
toda importancia para efectos de archivo, de manera tal que muy bien se actúa cuando toda esa
documentación inocua se ordena reintegrar a las partes. Naturalmente ese reintegro no se hace bajo
la modalidad de desglose, que implica dejar copia dentro del expediente !!!Es lastimoso que en la
ley 446 no se haya previsto especialmente el punto disponiendo que sólo se debe protocolizar la
demanda, su respuesta, los alegatos y el laudo, por ser estas las piezas de importancia para futura
memoria.
796 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
ción que queda en suspenso si se interpuso recurso de anulación dado que el ex-
pediente debe ser remitido a la autoridad encargada de resolver el recurso.
"En el auto por medio del cual el tribunal superior avoque el conocimiento
ordenará el traslado sucesivo por cinco días al recurrente para que lo sustente y a
la parte contraria para que presente su alegato. Los traslados se surtirán en la
secretaría.
51 Parecería un chiste, pero la gran modificación que se introduce al texto original del artículo 39,
es adicionar el título "Rechazo", pero nada se reguló acerca de la contradictoria redacción de la
norma.
•osiv'OTi úei r e c u r s o .
DEL PROCESO ARBITRAL
es raro que se pueda dar por implicar un absoluto desconocimiento del recurrente
acerca de tan elemental aspecto.
Ante todo se debe advertir que la competencia para conocer del recurso de
anulación radica, de acuerdo con el inciso segundo del artículo 37 del decreto
2279 de 1989, "ante el tribunal superior del distrito judicial que corresponda a la
sede del tribunal de arbitramento", pero también es necesario tener presente que
de acuerdo con el estatuto de la contratación administrativa, se permite el proceso
arbitral para dirimir las controversias que surjan de tales contratos y en esos
eventos, el recurso de anulación no lo conoce el Tribunal Superior, Sala Civil,
competente en el municipio* donde funcionó el tribunal de arbitramento, sino el
Consejo de Estado en su sección tercera, Sala de lo Contencioso Administrativo,
por así indicarlo el art. 72 del estatuto de contratación y reiterarlo el numeral 5 del
art. 36 de la ley 446 de 1998 que reformó el art. 128 del C. C. A., en donde se
asigna como competencia en única instancia del Consejo de Estado. "Del recurso
de anulación de los laudos arbitrales proferidos en conflictos originados en con-
tratos estatales, por las causales y dentro del término prescrito en las normas que
rigen la materia. Contra esta sentencia sólo procederá el recurso de revisión".
52 En dicho estatuto se suprimieron varias de las causales previstas en el art. 38 del decreto 2279
de 1989 y se dejaron las otras iguales, siempre con el carácter taxativo. La reducción de causales
ojalá se pueda llevar a los restantes arbitramentos, pues se trata de hipótesis de casi imposible
estructuración práctica que sólo han llevado a que sean letra muerta. Es más, la tendencia, al igual
de como sucede en otros países, es a eliminar de tajo el recurso de anulación respecto de los laudos
arbitrales y permitir exclusivamente el de revisión, aspecto que nos parece saludable si se tiene en
cuenta una constante histórica cual es la casi nula prosperidad de recurso debido a que se trata
básicamente de asuntos de procedimiento los que se analizan en el trámite de la anulación. Es de
lamentar que la ley 446 de 1998 no haya dado ese paso, pues se limitó a suprimir la causal tercera
de anulación.
798
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
admitan circunstancias diversas de las expresadas en tal norma y sin que le esté
permitido al Tribunal Superior o al Consejo de Estado declarar de manera oficio-
sa alguna de ellas, pues se trata, como la casación, de un recurso eminentemente
rogado, es decir que la base decisoria la traza la índole de la demanda.
Y es que, se debe aclarar que esta causal no toca para nada con los motivos
de nulidad que puedan alegarse respecto de un determinado contrato que dio
origen a la controversia, pues, se reitera, cobija exclusivamente lo que tiene que
ver con el pacto arbitral.
Es más, puede suceder que se declare por los arbitros que es nulo el contrato,
sin que para nada se afecte la cláusula compromisoria que así forme parte del
mismo guarda completa independencia de manera que, se reitera, los motivos de
nulidad del contrato no necesariamente afectan el pacto arbitral, como tampoco
los vicios del pacto arbitral obligadamente se comunican al contrato.
ción obligada de los centros de conciliación y arbitramento para las etapas inicia-
les de integración e instalación del tribunal, se asegura al máximo que pueda
incurrirse en el error advertido, de ahí que esta causal en las actuales circunstan-
53
cias realmente es letra muerta.
La causal tercera que se concretaba así: "No haberse hecho las notificaciones
en la forma prevista en este decreto, salvo que de la actuación procesal se deduzca
que el interesado conoció o debió conocer la providencia", en buena hora desapa-
reció, pues el artículo 167 de la ley 446 de 1998 la derogó de manera expresa
pues era de rara ocurrencia si se considera la índole de las notificaciones que se
deben surtir, unas de manera personal directa o indirecta (a través de curador)
como sería la del auto que admite la demanda de solicitud de convocatoria, las
que siempre son observadas con rigor, mientras que las restantes, incluyendo la
del laudo arbitral se cumplen en audiencia, es decir se notifican por estrados, de
modo que en la práctica es casi imposible suponer un proceso arbitral donde no
se haya efectuado una de esas esenciales notificaciones y que éste haya prosegui-
do sin que se advierta oportunamente la falla.
53 Curiosamente uno de los raros casos donde prosperó el recurso de anulación, la causa alegada
fue la segunda y en la sentencia del 4 de agosto de 1994, expediente 6550, ponente Dr. Julio César
URIBE ACOSTA, el Consejo de Estado. El caso, no obstante, está basado en la legislación anterior
donde era el juez del Circuito en lo civil a quien correspondía definir acerca de la integración del
tribunal cuando las partes no lo hacían de común acuerdo y el juez decidió, desconociendo lo
pactado nombrar los arbitros. Si es sabido que ya el juez no interviene aún más exótica se torna la
causal.
800 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Como los arbitros cuentan con un plazo preciso para expedir el laudo, si dejan
precluir el mismo sin hacerlo, pierden la competencia y por ese motivo es posible
sustentar el recurso de anulación sobre esta base, por cuanto se establece como
causal quinta de anulación "Haberse proferido el laudo después del vencimiento
del término fijado para el proceso arbitral o su prórroga" (art. 38 numeral 5).
Esta posibilidad de rarísima ocurrencia debido al celo con que los tribunales
supervisan lo que tiene que ver con el tiempo hábil con que cuentan para dictar el
laudo, excepcionalmente puede darse si se han presentado interrupciones o sus-
pensiones del proceso y el tribunal se equivoca en la forma como éstas inciden
frente al término que se tiene, lo cual reitera la importancia de recomendación
anteriormente dada acerca de que frente a cada suspensión es conveniente dictar
un auto que determine con toda precisión cuánto tiempo se prorroga el proceso.
Cierto es que existen casos donde los laudos arbitrales son parcos en el
análisis de las pruebas y en veces desconocen el contenido probatorio central para
afincarse en algún aislado elemento de prueba movidos internamente por el deseo
de fallar en conciencia y no en derecho pero, se insiste, sin llegar a extremo de
expresar esa circunstancia. Por eso los intentos que se han realizado de buscar por
esta causal un adecuado análisis de la prueba siempre han chocado con la posi-
ción atinente a que no es objeto del recurso de anulación buscar un nuevo estudio
de ella, por carecer de competencia la justicia ordinaria para involucrarse en el
campo del análisis "in iudicando".
54
Así, por ejemplo, el Tribunal de B o g o t á con argumentos que comparto,
señaló que: "Se sabe que las causas de anulación de un laudo son inequívocamen-
54 Tribunal Superior, ponente Dr. Alfonso GUARÍN ARIZA sentencia del 16 de octubre de 1996,
Laudo Arbitral de Gerza Ltda. Tribunal Superior de Bogotá, sentencia de abril 5 de 1995, ponente
Dr. Bernardo MORALES, anulación de Distribuidora Montejo Ltda., donde se pone de presente
posición similar al indicarse que: "Como bien puede observarse de lo anterior, los arbitros hicieron
un juicio valorativo de cada prueba, exponiendo razonadamente el mérito asignado a cada una,
habiendo sido con apoyo en ellas que se adoptó la decisión final (art. 174 C. de P. C ) . Luego mal
puede afirmarse que fallaron en conciencia por no haber tenido en cuenta la totalidad del recaudo
probatorio, o que no siguieron los falladores las pautas que para un fallo en derecho exige la ley".
DEL PROCESO ARBITRAL - 8 Q 1
6 p u e s de un recur
revisar o replantear lo que ya fue obietrT2 Zr ^ ^ ' so para
entre otras cosas, muy lc7^TSX^Z7fT- • f ™ " * ™™ ^ en tal caso,
S ^ Í S S Í . ^
cien j u s t i c i a . Si tal se p e l u e s e ,
802 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Bien se observa de lo transcrito que son vanos los intentos de emplear esta
causal para tratar de obtener un nuevo análisis del material probatorio en orden a
buscar la anulación del laudo, pues se debe tener presente que es de la naturaleza
de la regulación del proceso arbitral el de ser de única instancia y con la interpo-
sición del recurso basado en este motivo lo que se busca en convertir el trámite en
una segunda, lo que no patrocina la ley.
Por eso, si no se pide la corrección dentro de los cinco días, dada la función
temporal administradora de justicia adscrita a los tribunales de arbitramento, pre-
cluye la ocasión de lograr la. pretendida corrección, pues aún interponiendo el
recurso de anulación, la justicia ordinaria sólo puede realizarla cuando puesta de
presente ante el tribunal de arbitramento, éste se negó a enmendar el error.
Haberse violado el principio de la congruencia en el laudo, bien por haberse
pronunciado sobre puntos que no se sometieron a la decisión de los arbitros, o
haberse dado más de lo pedido constituye la causal octava de anulación, enuncia-
DEL PROCESO ARBITRAL 803
Los comentarios que en la parte general de esta obra se realizan acerca del
alcance de los artículos 305 y 306 del C. de P. C. se predican de manera integral
respecto de la labor de los arbitros de modo que será la demanda y su contesta-
ción, o el documento de compromiso en los arbitramentos independientes donde
no se utilizó la demanda, la base central para efectos de determinar una eventual
violación de la regla técnica de la congruencia aspecto que, como sucede respecto
de las restantes causales igualmente es de difícil estructuración práctica.
existido arbitramento, es más en estas hipótesis queda sin efecto el pacto arbitral
que lo originó y debe acudirse a la justicia ordinaria a no ser que se suscriba un
nuevo pacto arbitral.
Uno de los avances centrales respecto del recurso de anulación fue el haber
permitido que, independientemente de la tramitación del mismo, el laudo pudiera
inexorablemente cumplirse, tal como había sido la permanente tradición en la
legislación colombiana, rota por la inadecuada reforma que había introducido la
ley 23 de 1991 en su artículo 111, en buena hora derogado por el art. 167 de la
ley 446 de 1998 al modificar el inciso tercero del art. 35 del Estatuto Arbitral
pero, infortunadamente ahora revivida con la ley 794 de 2003, en el único aspecto
que tocó este proceso, al disponer en un nuevo inciso final que agregó al art. 331
del C. de P. C. que: "La interposición del recurso de anulación contra un laudo
arbitral, no suspende ni impide su ejecución. No obstante, el interesado podrá
ofrecer caución para responder por los perjuicios que la suspensión cause a la
parte contraria. El monto y la naturaleza de la caución serán fijados por el com-
petente para conocer el recurso de anulación en el auto que avoque conocimiento,
y ésta deberá ser constituida dentro de los diez (10) días siguientes a la notifica-
ción de aquél, so pena de que se declare desierto el recurso. Una vez aceptada la
caución, en las condiciones y términos fijados por el tribunal, se entenderá que los
efectos del laudo se encuentran suspendidos. Cuando el recurrente sea una enti-
dad pública no habrá lugar al otorgamiento de caución".
56 GIL ECHEVERRI Jorge Hernán, Curso práctico de arbitraje, Ed. Librería del profesional, 1 9 9 3 ,
página 1 4 4 advierte que la anulación "es un recurso extraordinario que procede por excepción, no
corresponde a una segunda instancia".
A
AZULA CAMACHO Jaime, Manual de Derecho Procesal Civil,
Ed. Temis. Bogotá, T. III, 2 edición, página 5 2 4 advierte que "El principal efecto que produce el
laudo es el hacer tránsito a cosa juzgada" y adelante, pág. 5 3 1 adiciona que "El recurso de anulación
es de carácter extraordinario, por cuanto sólo procede contra decisiones definitivas, por la calidad
que tiene el laudo y fundarse en causales taxativamente señaladas en la norma".
806 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Creo que el haber previsto de nuevo que el recurso de anulación del laudo
arbitral permita que se suspenda la ejecución de éste, constituye un grave retroce-
so en el desarrollo del trámite arbitral, pues la circunstancia de que se preste
caución en nada incidirá porque, con razón o sin ella, se acudirá a él buscando
alegar que no operó la ejecutoria del mismo y que, por ende, las sanciones
moratorias tan sólo se vendrían a dar una vez se declare infundado el recurso, lo
que es un error pues no es posible confundir la ejecutoria del laudo con la
posibilidad de no cumplirlo de manera inmediata, puesto que se debe tener de
presente que por ser el arbitral un proceso de única instancia el laudo queda
ejecutoriado luego de notificado, aspecto que queda avalado por el artículo 43 del
decreto 2279 de 1989, Estatuto Arbitral, que indica que el tribunal de arbitramen-
to cesará en sus funciones "por la ejecutoria del laudo, o de la providencia que lo
adicione, corrija o complemente", de modo que sostener lo contrario, es decir que
no queda ejecutoriado, sería admitir que mientras el recurso de anulación se
tramita el tribunal no ha cesado en sus funciones, lo que a la luz de la clara norma
en cita no es admisible.
En suma, lo que hace falta es volver a una norma donde se consagre lo que
su oportunidad estableció inciso final del art. 35 del decreto 2279 que dispuso con
toda claridad: "El recurso de anulación no suspende la ejecución de lo dispuesto
en el laudo arbitral", desafortunadamente derogado por el art. 111 de la ley 23 de
1991.
Dispone el art. 41 del Estatuto Arbitral que es procedente en contra del laudo
el recurso de revisión "por los motivos y trámites señalados en el Código de
Procedimiento Civil", con la única restricción de que no podrá alegar las causales
de falta de notificación o indebida representación de la parte que tuvo oportuni-
dad de presentar el recurso de anulación contra el laudo.
¿ Í ) A N D I N A
y - » OS M.T0S ESTUDIOS
808
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
legal para hacerlo, de modo que se reitera apreciación concerniente a que se trata
de recursos independientes, con absoluta autonomía, sólo que es la misma autori-
dad jurisdiccional la llamada a tramitarlo por las respectivas vías.
9.7. El recurso de revisión contra la sentencia que define el recurso de
anulación del laudo arbitral
Por definición del art. 666 del C. C. "Derechos personales o créditos son los
que sólo pueden reclamarse de ciertas personas que, por un hecho suyo o la sola
disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas; como el que
tiene el prestamista contra su deudor por el dinero prestado, o el hijo contra el
padre por alimentos. De estos derechos nacen las acciones personales", respecto
de las cuales no proceden estas cautelas.
57
Por eso la H. Corte al cotejar los arts. 665 y 666 del C. C. se ha expresado
con acierto indicando que: Difieren esencialmente las acciones que se derivan de
los derechos reales de las que se originan en los derechos personales, pues mien-
tras aquéllos, de acuerdo con lo establecido en el artículo 665 del Código Civil,
son los que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada persona, como los
de dominio, herencia, usufructo, uso y habitación, servidumbres activas, prenda e
hipoteca, éstos son los que nacen de una obligación de una persona o deudor
hacia otra o acreedor, surgida de un acto jurídico como un contrato o casi contra-
to, de un hecho ilícito como un delito o casi delito o de la ley, según se infiere de
los términos del artículo 666 ibídem".
57 Corte Suprema de Justicia, sentencia de marzo 31 de 1982, publicada en Código Civil Colom-
biano, Edición Especial del Centenario, Ministerio de Justicia, pág. 227.
810 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Una falla grave se predica de las derogatorias contenidas en el art. 166 la ley
446 de 1998 debido a que en el numeral 1 quedó plasmado el deseo de legislador
de dejar vigentes ciertas reformas que al Estatuto Arbitral había introducido la ley
23 de 1991, tal como se observa de la circunstancia de que dentro de las deroga-
torias expresas que se hacen de las disposiciones de la citada ley 23 se excluye la
contenida en el 114 de ella, que había modificado el art. 45 del Estatuto Arbitral
y señalaba que "Los arbitros tendrán los mismos deberes, poderes y facultades
que para los jueces se consagran en el Código de Procedimiento Civil y respon-
derán civil, penal y disciplinariamente en los términos que la ley establece para
los jueces civiles del circuito, a quienes se asimilan.
58 Cuestión diversa es la discusión que ha surgido con ocasión de la derogatoria que el art. 167
de la ley 446 de 1998 hizo del artículo 42 del Estatuto Arbitral, donde se consignaba que en este
proceso "no se admitirán incidentes", pues viable o no el incidente, en este concreto caso no cabe
por existir un trámite especial.
DEL PROCESO ARBITRAL ^^Tv!!,^ 811
Si con el laudo culminan las funciones del tribunal, no se podrá hacer cum-
plir ante y por los arbitros una decisión de condena que ellos profieran; debe
acudirse a la justicia ordinaria con el fin de, por la vía de ejecución adecuada, que
no necesariamente tiene que ser un proceso ejecutivo, que es tan sólo una de ellas,
lograr que si el laudo no fue acatado por el obligado, por el medio coercitivo
pertinente, se asegure su observancia, para que así no quede burlada la decisión
de la administración de justicia, pues los tribunales de arbitramento forman parte
de ésta.
No obstante, como la hipótesis que nos ocupa varía debido a que es otro
funcionario (el juez civil) el que debe señalar la fecha para su práctica, estimo que
debe abundarse en garantías y notificar el auto que dispone el día y hora para la
diligencia de manera personal, bajo la modalidad señalada en los artículos 315 a
320 del C. de P. C. y aún en el evento de que no hayan transcurrido los sesenta
días de que trata el art. 337 del C. de P. C, pues la diligencia no se lleva a
continuación dentro de la misma actuación y ante el mismo juez de la condena,
sino ante otro diferente.
Finalmente, el art. 337 del C. de P. C. cobija de manera general todos los even-
tos no previstos de manera especial concernientes a sentencia que ordene restituir
un inmueble, para señalar que se acudirá a la diligencia que se rige en su práctica
por lo establecido en el art. 338 del C. de P. C, de ahí lo innecesario de adelantar
todo el trámite de un proceso de ejecución para obtener la finalidad que de manera
inmediata se logra con este procedimiento expedito de los arts. 337 y 338.
Establecido que por las razones dadas, el modo como se debe hacer cumplir
el laudo arbitral de restitución de la tenencia o de la posesión, en fin cuando
dispone que se entregue un bien diverso a dinero es adelantando una diligencia de
entrega ante el juez competente para hacerlo, se encuentra que como se trata tan
sólo de la fase de ejecución de una providencia judicial como lo es el laudo
arbitral, basta tan sólo acompañar una copia autenticada de la providencia, en este
caso del laudo, con la constancia de su ejecutoria, para efectos de obtener su
observancia.
No sería lógico presentar la solicitud ante el juez civil del lugar donde fun-
cionó el tribunal o al del domicilio de la obligada a entregar, si éstos carecen de
competencia territorial porque deben comisionar para adelantar la misma al juez
competente en el respectivo municipio, de ahí lo pertinente que sea ante el juez
civil territorialmente competente, a quien se le debe formular la solicitud para que
señale fecha para la diligencia de entrega.
diligencia de entrega ante el juez civil municipal del lugar donde se halla el bien
a restituir.
Al comparar las frases resaltadas que son las que modificaron la norma, se
observa que se eliminó la referencia a la expresa disposición del recurso de
anulación de laudos arbitrales contenida en el C. de P. C, pues cuando se redac-
taba se sabía de la expedición del Estatuto Arbitral más no de cuál sería el número
del decreto que lo desarrollaría y por eso se optó a la remisión general, que no
puede ser otra diversa a las causales de anulación y término para interponer la
defensa de que trata el decreto 2279 de 1989, lo cual quiere decir que el interesa-
do debía manifestar ante el tribunal de arbitramento, dentro de la misma oportu-
nidad que se tenía para interponer el recurso de anulación, que hacía uso del
derecho de demandar ante el Consejo de Estado en desarrollo del proceso de
nulidad del laudo, para que se remita la actuación a tal entidad con el objeto de
que, una vez se admita, se sustente con la presentación de la correspondiente
demanda y se adelante el proceso ordinario de nulidad tal como lo prescribe el art.
206 del C. C. A., de ahí que por este aspecto no es mayor la modificación que la
legislación de 1989 introdujo.
Se tiene entonces que respecto de los laudos arbitrales proferidos en los casos
donde en contratos estatales se pactó cláusula compromisoria desapareció el pro-
ceso de anulación y se volvió al recurso de anulación que tiene unos términos más
breves tal como ya se advirtió.
Jamás puede ser entendida la disposición como que basta que una de esas
partes lo quiera para que la otra deba, obligatoriamente, proceder a la suscripción
del compromiso por cuanto se desnaturaliza la esencia de esta modalidad de pacto
arbitral, se reitera, eminentemente voluntaria, siempre de mutuo acuerdo.
a ¡as a t ú s a l e * 4/
15. LOS AMIGABLES COMPONEDORES
El artículo 130 de la ley 446 de 1998 en su inciso primero dispone que: "La
amigable composición es un mecanismo de solución de conflictos, por medio del
cual dos o más particulares delegan a un tercero denominado amigable compone-
dor, la facultad de precisar con fuerza vinculante para ellas, el estado, las partes y
la forma de cumplimiento de un negocio jurídico particular. El amigable compo-
nedor podrá ser singular o plural".
59 Como principal cambio entre lo que es hoy la amigable composición y tal como se le contem-
plaba en el art. 51 del decreto 2279 de 1989, se tiene que esta forma de solución no es pertinente
DEL PROCESO ARBITRAL 821
n n e s T^"^- j^dicas brecho público, sin que sea admisible distinción alguna
d e
pu^obra exclus.vamente de particulares, tal como nítidamente lo resalta el art. 130 de la ley ¿6
INSTITOCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Cuando las partes celebran directamente una transacción que pone término a
sus diferencias, si de ésta surge una obligación clara, expresa y exigible en favor
de una de ellas y además la transacción consta en documento auténtico, nadie
dudaría en afirmar la viabilidad de la vía ejecutiva.
Pues bien, si los contratantes definen con toda precisión sus diferencias en un
documento y establecen que lo que decida un amigable componedor será ley para
ellos, si la decisión da la razón total o parcialmente a uno de ellos, éste queda con
una obligación clara, expresa y exigible a su favor, y no veo por qué, ante este
acto de delegación de su facultad de definir - e n que consiste la decisión por
amigables componedores-, la actuación no preste mérito ejecutivo si, recuérde-
se, tiene fuerza vinculante y efectos de transacción en lo que a cosa juzgada
concierne.
Piénsese, para ilustrar la posición, que mediante escrito Juan y Pedro deciden
someter a Luisa la decisión de un conflicto susceptible de ser transigido (ejemplo,
si existe o no responsabilidad de Juan al no transportar una mercancía y, en caso
afirmativo, el monto de ella). Luisa, analizadas las diversas circunstancias que se
le ponen de presente, decide por escrito que existe responsabilidad y que Juan
debe pagar a Pedro dos millones de pesos.
DEL PROCESO ARBITRAL 823
"Sabido es que no faltan litigios que se inician sin estudio previo sufi-
ciente; ni tampoco los que por el error cometido al promoverlos, o la
manera de conducirlos, avanzan sin pies ni cabeza, hasta el fracaso final,
con un saldo de varios años de zozobras, inclemencias y costos".
José J. Gómez
1. ASPECTOS GENERALES
1 SPERL Hans, La reconnaissance en l'exécution des jugements étrangers, citado por Santiago
SENTÍS MELENDO, en La sentencia extranjera, Buenos Aires, Ejea, 1 9 5 8 , pág. 3 0 .
826 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
2 Basta mencionar la reciente Ley de Enjuiciamiento Civil Española, cuyo artículo 523 señala
que para cumplir decisiones extranjeras, se estará "a lo dispuesto en los Tratados Internacionales y
a las disposiciones legales sobre cooperación jurídica internacional". Al respecto DIEZ-PICAZO
Ignacio, en Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil. Civitas, Madrid, 2001, páginas 901 y
902, destaca que: "Este es básicamente un precepto de mera revisión. La LEC no regula el recono-
cimiento y ejecución de resoluciones judiciales y otras decisiones extranjeras. El legislador decidió
dejar fuera del ámbito objetivo de la LEC la mayor parte de las cuestiones procesales civiles
internacionales y remitirlas a una futura ley de cooperación jurídica internacional en materia civil".
CUMPLM
IE
INTO DE SENTENCA
IS O LAUDOS DC
ITADOS EN EL EXTRANJERO O EXEQUÁTUR 827
Establecido que según el derecho internacional la sentencia extranjera se
puede aplicar en Colombia, bien porque rige tratado especial acerca del tema de
cumplimiento de sentencias o por existir recíproco tratamiento legal en el país de
origen del fallo, evento en el cual el demandante tiene la carga de probar la ley
3
extranjera similar, veamos ahora los requisitos que deben llenarse para que pueda
ser cumplida la providencia extranjera en Colombia, los que se hallan desarrolla-
dos en el art. 694 del C. de P. C.
Es este uno de los requisitos de mas difícil estructuración debido a que está
de por medio determinar lo que se entiende por normas de orden publico, concep-
to que se presta a las mas disímiles interpretaciones, porque como bien lo resalta
el profesor CARLOS HOLGUÍN5, "la noción de orden público interno es amplísima y
comprende múltiples aspectos de los códigos civil y de comercio, las normas
constitucionales y prácticamente la totalidad del derecho procesal".
4 Si se acude a los tratados internacionales se observa que, por regla general, en ellos no se hace
nada diverso a reiterar en términos similares los requisitos que se consignan en el art. 694 del C. de
P. C. Así, a manera de ejemplo en la denominada Convención de Nueva York sobre el reconoci-
miento y ejecución de laudos arbitrales, aprobada por la ley 39 de 1990, se exigen la debida
notificación y que "el reconocimiento o la ejecución" no sean contrarias al orden público de ese
país.
5 HOLGUÍN HOLGUÍN Carlos, Concepto rendido el 3 de junio de 1997 para el proceso arbitral de
Meck Vs Tecnoquímicas. En la Enciclopedia Jurídica Omeba, tomo X X I , página 56, se advierte
que "Denominamos orden público al conjunto de condiciones fundamentales de la vida social
instituidas en una comunidad jurídica, las cuales, por afectar centralmente a la organización de ésta,
no pueden ser alteradas por la voluntad de los individuos ni, en su caso, por la aplicación de normas
extranjeras".
CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS O LAUDOS DICTADOS EN EL EXTRANJERO O EXEQUÁTUR 829
El art. 174 del C. de P. C. dispone que toda sentencia "debe fundarse en las
pruebas regular y oportunamente allegadas al proceso", con lo cual descarta
de plano la posibilidad de que con la simple aseveración, aún bajo la gravedad del
juramento de la parte demandante, pueda el juez proferir, en ausencia del deman-
dado o por falta de oposición, sentencia en su contra, aspecto que reafirma el art.
304 del C. de P. C. que impone al juez el deber de realizar en la sentencia, entre
otras conductas, "el examen crítico de las pruebas".
Este requisito es uno de los más sencillos de cumplir, pues se trata de que se
allegue el fallo o laudo que se quiere hacer cumplir en Colombia con la constan-
cia de su ejecutoria de acuerdo con las disposiciones procesales del país de
origen, aspecto que pone de presente que debe ser probado el derecho extranjero
en lo que a dicho tema concierne, por alguno de los medios que señala el artículo
188 del C. de P. C. •
Así, por ejemplo, se tiene que el art. 1328 del C. de Co. Señala que los
contratos de agencia comercial que se "ejecuten en el territorio nacional quedan
sujetos a las leyes colombianas", adicionándose que, "toda estipulación en contra-
rio se tendrá por no escrita", con lo cual se evidencia que si se pretende llevar
para que sea decidido en país extranjero un problema derivado del contrato de
agencia mercantil que se ejecutó en Colombia no es posible pretender que se de
el exequátur a una providencia judicial o arbitral sobre el tema, dado que al
señalar la norma la estricta sujeción a la ley colombiana, incluye la obligatoriedad
de someterse a toda la legislación del país.
Es este otro requisito donde prima el buen criterio interpretativo, dado que
está al entender de la Corte aceptar si se da o no la exclusividad señalada por la
ley, de ahí lo incierto del mismo.
CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS O LAUDOS DICTADOS EN EL EXTRANJERO O EXEQUÁTUR 831
2.5.- Que el asunto sobre el cual versa la sentencia no haya sido ya debatido
y definido por los jueces de Colombia o no esté en curso proceso para decidirlo
(num. 5).
"Nadie podrá ser juzgado sino conforme a las leyes preexistentes al acto que
se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de
las formas propias de cada juicio".
6 Dentro de las denominadas "Reglas Federales del Procedimiento Civil" existe la No. 55 que
consagra una particular institución denominada "default judgements" o sentencias en ausencia del
demandado, que dispone:
a.- Declaración. Cuando una parte en el proceso en cuya contra se ha solicitado una sentencia con
efectos positivos, no ha defendido su causa como lo establecen estas reglas y esta circunstancia se
hace constar mediante declaración u otro medio apropiado, el secretario del tribunal declarará a
dicha parte en ausencia.
b.- Sentencia.- Una sentencia en ausencia del demandado puede dictarse de las siguientes maneras:
(1) Por el secretario. Cuando la petición del demandante en contra del demandado sea por una
suma cierta de dinero, o una suma que pueda definirse por simple computación, el secretario del
tribunal, a solicitud de la parte actora en el juicio, y con base en una declaración de la suma
solicitada hecha bajo pena de perjurio, dictará sentencia en ausencia en contra de la parte demanda-
da por dicha suma más gastos y costas procesales, en caso de que el demandado no haya compare-
cido ante el tribunal y no se trate de un menor o incapacitado.
(2) Por el Tribunal. En todos los demás casos, la parte con derecho a exigir la sentencia en
ausencia del demandado deberá solicitarlo al Tribunal". La anterior regla no es de aplicación en
todos los Estados de la Unión americana, pero sí en varios de ellos, y en virtud de su observancia,
se tiene que si el demandado no responde la demanda dentro del plazo respectivo, la parte deman-
dante podrá solicitar que se declare, por el secretario del Tribunal, la ausencia del demandado,
momento a partir del cual se asume que admite los hechos y se procede a pronunciar la sentencia de
acuerdo con la estimación unilateral que haga la parte actora del monto de la condena, fallo que en
unos casos dicta el secretario y en otros el Tribunal, de modo que se indagaba acerca de si era
posible aplicar en el sistema colombiano similar solución.
CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS O LAUDOS DICTADOS EN EL EXTRANJERO O EXEQUÁTUR 833
3.- En tratándose de ausencia del demandado dos son las posibilidades que
regula el sistema procesal civil colombiano para efectos de considerar el desarro-
llo de una actuación judicial y la eventual sentencia en su contra, sin violar el
principio del debido proceso.
3.2.- La segunda modalidad, que parece ser la que más se acerca a la regla
norteamericana, se presenta cuando no obstante haber sido localizado y notificado
el demandado, no observa ninguna conducta positiva, es decir guarda silencio,
omite defenderse.
Se tiene así que la única sanción que puede aplicarse al demandado por su no
defensa, su ausencia en el sentido que se explica, es inferir de esa conducta un
indicio grave acerca de que puede tener razón la parte demandante, pero sin que
ésta quede relevada del deber de demostrar los hechos base de sus pretensiones,
es decir, de cumplir con la carga probatoria que el impone el art. 177 del C. de P.
C. al disponer que: "Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las
normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen".
La apertura a pruebas, que lo será por espacio de 20 días, que es el otro paso
7
previsto dentro de esta actuación y los subsiguientes traslados para alegar por
espacio común de cinco días, completan el trámite del proceso del exequátur, con
la correspondiente sentencia que debe ser proferida a continuación.
*' De ahí que si, por ejemplo, se trata de una condena a pagar cuatro millones
de pesos y el demandado vive en Bogotá, debe iniciarse el proceso ejecutivo ante
el juez civil del municipio de Bogotá, ante el cual se presentará la correspondiente
demanda y se adelantará el proceso de ejecución de menor cuantía, acompañando
la demanda respectiva de la copia auténtica del fallo de la Corte que autoriza
aplicar la sentencia extranjera en el país.
Es este un punto que merece ser regulado de manera diversa pues en aras del
extremo formalismo se incurre en excesos en los trámites; en efecto, dado la
estructura que tiene el proceso propio para obtener el exequátur, no veo que sea
7 Se debe advertir que el numeral 5 del art. 695 del C. de P. C. señala que para las pruebas que
deben practicarse en el extranjero se aplicarán los incisos segundo y tercero del art. 405, remisión
que luego de la reforma del decreto 2282 de 1989 cae en el vacío, pues lo dispuesto en dicha norma,
que era una disposición propia del proceso ordinario, quedó eliminado al cambiar por entero el
contenido de ella, de ahí que el actual artículo 405 no tenga ninguna aplicación. No obstante es claro
que respecto de las pruebas en el exterior se aplicará el artículo 193 del C. de P. C.
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVTL
OJO
exótico permitir que dentro de su tramitación una de las bases de defensa que
pueda esgrimir el citado, sea la de demostrar que el fallo cuya ejecución se
pretende en Colombia ya fue cumplido, para que se la Corte quien en esta misma
instancia se pronuncie sobre el tema, de manera que vendría a ser este un motivo
adicional para negar el cumplimiento de la providencia extranjera.
Obsérvese que con esta posibilidad, es mucho lo que se gana en economía
procesal, porque si se declara que la decisión fue cumplida, se evita una innece-
saria tramitación ante el juez a quien corresponda conocer de la ejecución. Si, por
el contrario, se desecha ese medio exceptivo, salvo que luego de dado el exequá-
tur se hubiese cumplido, se asegura una ejecución pura pues ya no será posible
alegar lo que toca con cumplimiento de la sentencia extranjera.
Contra el fallo que dicta la Corte cabe el recurso extraordinario de revisión,
si a él hubiere lugar, aspecto que pone de presente que, es una actuación de única
CAPÍTULO XV
1 En la pasada edición de esta obra advertí que "desde ya auguramos la necesidad de que
normativamente se dedique un libro del Código de Procedimiento Civil a la regulación de todas las
medidas cautelares y que no sea en cada proceso en particular donde básicamente se realice lo
840 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Soy decidido partidario de ampliar las medidas cautelares a todos los proce-
sos, especialmente a los declarativos (no sólo para los restringidos casos contem-
plados en el art. 690), naturalmente con unas contracautelas que eviten el abuso y
restablezcan el equilibrio procesal. La regulación del régimen de las medidas
cautelares debe ir de la mano de una no menos buena y efectiva tipificación de las
cautelas, que garantice el pago de los perjuicios que se puedan ocasionar con
aquéllas y evite el desborde de su empleo.
Entre los dos conceptos existe una íntima relación: la medida cautelar en-
cuentra su contrapartida en la caución; con ésta se previenen y evitan los abusos
que pueden cometerse con aquéllas.
1 En la pasada edición de esta obra advertí que "desde ya auguramos la necesidad de que
normativamente se dedique un libro del Código de Procedimiento Civil a la regulación de todas las
medidas cautelares y que no sea en cada proceso en particular donde básicamente se realice lo
anterior".
DE LAS MEDD
IAS CAUTELARES Y LAS CAUCO
INES 841
mente se dice) para mantener durante el curso de la litis la igualdad de las partes
y la estabilidad de sus respectivas situaciones patrimoniales, sino que sirve, por el
contrario, para poner a una de las partes en condiciones-tales de inferioridad que
se les constriña antes de decidirse la litis a pedir merced por asfixia", posición a
todas luces exagerada y propia más que de una reflexión jurídica de la ardorosi-
dad de un alegato para mantener la defensa del perjudicado con la cautela; no
obstante, posteriormente atempera su manifestación y al referirse a las contracau-
telas anota que estas "son medios para evitar los abusos, puesto que, empleadas
en el momento oportuno, pueden moderar la coacción psicológica ejercida por
una medida cautelar demasiado violenta, mediante un contrachoque psicológico
que sirve para restablecer el equilibrio de las partes", con lo cual queda ilustrada
la íntima conexión que entre estos dos aspectos existe, para insistir en destacar
que toda regulación sobre medidas cautelares siempre debe mirar lo atinente a las
cauciones, pues éstas evitan los excesos que podían cometerse con aquéllas.
1.1. £7 concepto de medida cautelar
2 FAL
329.
SE
SIÍBLEC. Santiago, Código Procesal Civil y Comercial, Buenos Aires, Ed. Astrea, 1971, pág.
Stefan, Proceso Civil Alemán, Dike, Bogotá, 1999, página 527, se refiere a la "protec-
ción jurídica provisional".
842 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Para CARNELUTTI SU 5
fin es evitar "Aquellas alteraciones en el equilibrio
inicial de las partes que pueden derivar de la duración del proceso", opinión que
6
sigue FASSI al decir que "todas las medidas cautelares se hallan supeditadas y
encuentran justificación en la necesidad de mantener la igualdad de las partes en
el juicio y evitar que se convierta en ilusoria la sentencia que ponga fin al mis-
4 REDENTI Enrico, Derecho Procesal Civil, t. II, Buenos Aires, E.J.E.A., pág. 2 4 3 , agrega que
"sabiamente se preocupa la ley por el peligro en muchos casos manifiesto e innegable de que las
providencias de tutela jurisdiccional civil que ella conmina o prevé lleguen a aplicación demasiado
tarde".
7 KlSCH
Privado, 1940,W.,
pág.Elementos
315. de Derecho procesal civil, 2* ed., Madrid, Ed. Revista de Derecho
8 Rocco Ugo,
Depalma-Temis, Tratado
1976, pág. de
25. Derecho procesal civil, Parte especial, t. rv, Buenos Aires-Bogotá,
9
pág. COUTURE Eduardo
254. v J., Estudios de Derecho procesal, 1.1, 2* ed., Buenos Aires, Depalma, 1978,
844 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
1.3. Medidas cautelares y proceso cautelar j
Tradicionalmente se han tipificado dos tipos de procesos: el de jurisdicción
voluntaria y el de jurisdicción contenciosa, y dentro de éstos últimos se clasifican
10
los procesos de cognición y los de ejecución. CAJ^LUTTI, al comentar el nuevo
estatuto procesal civil italiano, delineó la teoría del tercer tipo de proceso conten-
cioso: el proceso cautelar.
Dice así CAJ^LUTTI: "... al no poderse considerar la providencia cautelar
como una providencia incidental en el proceso de ejecución o en el de cognición,
se debe admitir que corresponde ella a un tipo de proceso diverso del proceso
contencioso de cognición o ejecución, al cual precisamente se le da el nombre de
proceso cautelar. '
"El proceso cautelar se introduce así como un tertium genus de proceso
contencioso", parecer que ha sido ampliamente difundido en el mundo occidental
y aceptado, tal vez, sin el suficiente análisis.
En efecto, en España se habla del proceso cautelar, es más, se propugna "la
conveniencia de emplear la expresión proceso cautelar, para comprender dentro
de ella al proceso cautelar propiamente dicho o autónomo y a las medidas caute-
lares, bien aisladas o integradas dentro de una fase del proceso principal o defini-
11
tivo".
En sentidodeamplio
cumplimiento la ley. todo proceso sería cautelar pues busca asegurar algo: el
GUT
Navarra,
13 1E
Í9R
7R
4E
,Z
pág.D
3E
8 7 .C
AVIEDES Eduardo, Estudios de Derecho procesal, Pamplona, Universidad de
4.
846 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
to, pues siempre estará llamada a operar dentro de un juicio, dada su innegable
14
accesoriedad.
En suma, rechazo la existencia de un proceso cautelar como un tercer género
de procesos contenciosos y tomo partido por la necesidad de regular las medidas
cautelares como instituciones accesorias que, inclusive, deberían estar consagra-
das en la parte general del Estatuto Procesal Civil, como lo están muchas otras
aplicables a la gran mayoría de los juicios especiales.
Por eso es que reitero que la regulación de las medidas cautelares como
instrumentos de los que se hace uso en los procesos, debe estar sistematizada en
un aparte que debe reservarse en la correspondiente codificación. Esto fue lo que
incipientemente se trató de hacer en Colombia con el Código de 1970. En efecto,
se dejó un libro especial para las medidas cautelares (libro rv, arts. 678 y ss.), pero
allí sólo se consagran una parte de las diversas medidas cautelares que se han
tipificado en nuestra legislación. Este libro sólo se ocupa, y no en forma exhaus-
tiva, de las medidas cautelares reales, es decir, de aquellas que recaen sobre los
bienes que pueden ser objeto de litigio o que queden afectados por él, mientras
que las medidas cautelares personales están reguladas repetitivamente dentro de
diversos tipos de procesos (especialmente de familia) en los cuales son proceden-
tes, cuando lo correcto es ubicarlas en el libro dedicado a las medidas cautelares,
con lo que se evita además la perniciosa repetición de normas acerca de medidas
cautelares.
1.4. Medidas ejecutivas y medidas cautelares
Es indispensable hacer otra precisión: Es frecuente la tendencia a darle cierta
autonomía al concepto de medida ejecutiva. Las medidas ejecutivas no existen
como entidad diferente de las medidas cautelares, son unas mismas. En otras
palabras, se ha denominado medida ejecutiva la práctica de una medida cautelar
dentro de un proceso de ejecución. Su naturaleza jurídica es una sola, pero se le
llama así para significar que se practica en un juicio que parte de la base de un
derecho cierto representado en un título ejecutivo. Y es tan evidente esa total
identidad que un embargo practicado en un proceso de cognición, como el de
nulidad de matrimonio o el de divorcio, no tiene absolutamente ninguna diferen-
í
.1
La medida cautelar sirve, pues, tanto al ejecutivo como al contencioso de
15
de laCon basecautelar
medida en lo antes
son analizado, podemos afirmar que las notas características
las siguientes:
15
Buenos ALSINA
Hugo,
Aires Ediar, Tratado
1962, págs. teórico-práctico
447 y 448. de Derecho procesal civil y comercial, 2" ed., t. v,
848 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
secuestro en la diligencia de entrega que puede mantenerse dentro del reivindica-
torio o posesorio que se adelantará cuando triunfa la oposición de un tercero.
Son taxativas. Es decir, la codificación se encarga no sólo de tipificarlas sino
de señalar el proceso dentro del cual proceden, requisito que no se puede confun-
dir con el de que sean o no nominativas, porque también en el evento de que se
permitan las medidas cautelares que el juez estime pertinentes opera la taxativi-
dad entendida en el sentido de que siempre una norma debe contemplarlas de
antemano. En otros términos, siempre la posibilidad de que se decrete cualquier
medida cautelar requiere de la existencia de una ley que la autorice.
16
LIEBMAN dice que "las acciones cautelares son típicas y no se pueden pedir
providencias cautelares diversas de las expresamente establecidas por la ley, ni en
casos diversos de aquellos para cada uno de ellas previstas". Sin embargo, advier-
te que por excepción, y con fundamento en el art. 700 del Código italiano, se
vislumbra la posibilidad de medidas cautelares innominadas, con lo cual confunde
la taxatividad con la innominatividad, la que no constituye excepción a esta
característica porque si 'una norma permite la medida cautelar innominada, está
ceñida a la nota de taxatividad que anoto sólo que el juez tiene amplitud para
determinar, para ese caso previsto, cuál es la cautela que corresponde aplicar, tal
como sucede, por ejemplo, con el art. 569 del C. de Co.
o
El artículo 659, num. 6 del C. de P. C. trae un ejemplo de medida cautelar
innominada al estatuir: 'También se podrá decretar las medidas de protección
personal del paciente que el juez considere necesarias". Se observa que aquí
queda a la decisión del juez el adoptar la medida cautelar que estime conveniente,
16 LE
IBMAN Enrico Tulio, Manual de Derecho procesal civil, Buenos Aires, E.J.E.A., 1 9 8 0 , pág.
163. Enrico REDENTI, ob. cit., pág. 2 8 4 , al tratar el tema de las medidas cautelares innominadas y
comentar el art. 7 0 0 del Código italiano dice: "El empleo de estas providencias atípicas de introduc-
ción reciente es todavía escaso y esporádico, lo que viene a demostrar que en la mayoría de los
casos bastarían para las reales necesidades de la práctica las providencias típicas tradicionales".
Ejemplos atendibles y justificables de aplicación del art. 7 0 0 ha habido hasta ahora, por ejemplo en
materia de protección (provisional urgente) de derecho de nombre, del derecho a la imagen, de
ciertas servidumbres prediales, de ciertas relaciones de vecindad o de inmisión in alienum (de
ruidos, exhalaciones, etc.). Vicente HERCE QUEMADA, EmilioORBANEJA GÓMEZ, ob. cit., págs. 2 3 8
y 2 3 9 , dicen que el art. 1 4 2 8 de la ley de enjuiciamiento civil española 'establece una verdadera
norma en blanco y concede uno de los mayores márgenes de nuestro sistema procesal al arbitrio de
los jueces'. El Código de Comercio de Colombia establece en el art. 5 6 8 la posibilidad de medidas
cautelares innominadas, cuando dice que el juez tomará las 'medidas cautelares necesarias'; el art.
25 de la ley 4 7 2 las prevé en las acciones populares al disponer que de "podrá el juez, de oficio o a
petición de parte decretar, debidamente motivadas, las medidas previas que estime pertinentes para
prevenir un daño inminente..."
4»w
DE LAS MEDD
IAS CAUTELARES Y LAS CAUCO
INES 8 4 9
pero sigue operando la taxatividad precisamente por prever la ley la posibilidad
de la cautela que el juez estime indicada.
Las segundas, las personales, se refieren a las personas que son parte dentro
del proceso o que están vinculadas al mismo, como sería el caso de autorizar la
residencia separada del cónyuge demandante en juicio de divorcio, disponer la
custodia provisional de los hijos dentro del mismo proceso, o el ordenar el inter-
namiento en institución especializada del demente cuya conducta ocasiona moles-
tias a la colectividad, en el proceso de interdicción.
18
Es así como CHJOVENDA, al mencionar las condiciones de la medida caute-
lar, dice que "el juez debe examinar si las circunstancias del daño dan serios
motivos para temer el hecho dañoso y si el hecho es urgente y por lo mismo
necesario", y hacer un examen, evidentemente superficial, de la posibilidad del
derecho. Son estos los requisitos que la doctrina llama el periculum in mora y el
19
fumus boni iuris.
17 GARCÍA SARME
INTO Eduardo, Medidas cautelares, Bogotá, Edit. Foro de la Justicia, 1 9 8 1 ,
pág. 1 7 , acepta como medida cautelar "aquellas para asegurar hechos que se pretendan aportar como
pruebas", mientras que Héctor Enrique QUR
IOGA CUBILLOS, Procesos y medidas cautelares, Bogo-
tá, Ed. Librería del Profesional, 1 9 8 5 , pág. 2 2 , opina que es un error darle el carácter de cautelar a
la prueba anticipada.
18 CHO
IVENDA José, Derecho procesal civil, 1.1, Madrid, Reus, pág. 281.
850 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Tales exigencias tradicionales han sido revaluadas en la mayoría de las legis-
20
laciones modernas, entre ellas la colombiana; la tendencia actual es la de am-
pliar el radio de acción de las medidas cautelares para permitirlas en c a s i todos
los procesos, prescindiendo en cada caso concreto del análisis de la posibilidad
del daño y de la eventual existencia del derecho que, como bien se ve, inipjica
abstractas apreciaciones que el juez debe hacer muchas veces sin bases; de ahí
que se busca que sea la codificación procesal la que diga en qué casos ejsjpertinen-
te la medida cautelar; basta que ésta la consagre y permita para que el juez quede
exonerado de analizar el periculum in mora y elfumus boni iuris, pues se supone
que el legislador acepta estos presupuestos al permitir la medida; lo anterior no
significa que el juez deba prescindir de conocer el alcance de estos conceptos que
pueden prestar enorme utilidad cuando de fijación de las contracautelas o caucio-
nes se refiere.
Es más, inclusive se sugiere que deben permitirse los embargos cuando se
discuten derechos reales sobre bienes o se persigue la declaratoria de derechos
personales en los juicios de cognición y basta para ello que el demandante lo pida,
prestando adecuadas cauciones (contracautelas) para el caso de no prosperar la
petición demandada.
Soy partidario de esta solución que infortunadamente nuestro Estatuto Proce-
sal Civil no ha consagrado de manera completa. Creo que debe ampliarse el
régimen de las medidas cautelares a todos los procesos de carácter cognoscitivo,
única forma de restaurar la confianza en las determinaciones que se toman en la
gran mayoría de los juicios ordinarios, especialmente, en aquellos que buscan
indemnizaciones de perjuicios por responsabilidad contractual o extracontractual
para permitir el embargo y secuestro de bienes desde la iniciación misma del
19 FAIREN GUILLEN Víctor, Temas de ordenamiento procesal, t. II, Madrid, Tecnos, 1 9 6 9 , pág.
9 0 1 , dice que el "periculum in mora básico en los procesos cautelares no es peligro de dafio
genérico jurídico, el cual se obvia con la tutela declarativa; es el peligro del ulterior daño «margi-
nal» que podría derivar de dicho retraso sin que basten a prevenirlo otros medios ordinarios como
la acumulación de intereses... es la mora de la sentencia que recaerá en el juicio declarativo
considerada en sí misma como posible causa de ulterior daño".
23 SCIALOJA Vittorio, Procedimiento civil, Buenos Aires, E.J.E.A., pág. 1954, 154.
24 MORO QUN ITERO Gonzalo, Medidas preventivas, Caracas, Ed. Fabretón, 1 9 7 0 , pág. 3 0 , cita la
Partida tercera: "Seis razones señaladas son y no más, porque la cosa sobre que hace contienda debe
ser puesta en fidelidad, que dicen en latín secuestratio. La segunda cuando la cosa es mueble, el
demandado persona sospechosa a temeré que la transpondrá o empeorará".
852
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
del deudor sino de sus bienes, en forma similar a como hoy existe y es así como
se estructura la pignoris capio de la cual se han conservado muy vagos anteceden-
tes. "Pignus capere significa tomar una cosa del deudor en garantía del propio
crédito, y esto es un dato seguro, pero después no se explica qué se hacía con
ella", parece que se retenía la cosa a título de pena y sólo mediante su pago se
23
podía rescatar la misma, según narra SCIALOIA.
En la legislación española, Las Siete Partidas hablan con toda precisión del
24
secuestro. Ya en las modernas y contemporáneas codificaciones es común la
regulación de las medidas cautelares con algunas diferencias de detalle, que obe-
decen especialmente al deseo de innovación y pretensión de tipificar nuevas
medidas, pero en general se trata de temas desarrollados de manera similar en las
diferentes legislaciones.
24 MORO QUN
ITERO Gonzalo, Medidas preventivas, Caracas, Ed. Fabretón, 1 9 7 0 , pág. 3 0 , cita la
Partida tercera: "Seis razones señaladas son y no más, porque la cosa sobre que hace contienda debe
ser puesta en fidelidad, que dicen en latín secuestrario. La segunda cuando la cosa es mueble, el
demandado persona sospechosa a temeré que la transpondrá o empeorará".
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 852
Es alarmante el gran daño que se causa con la ineficacia de los fallos que
profieren algunos jueces en procesos ordinarios. Normalmente el demandado tie-
ne tiempo más que suficiente para burlarlos, mediante una serie de maniobras
estudiadas y elaboradas que, aunque teóricamente puedan constituir ilícitos, en la
práctica quedan impunes. Basta citar como ejemplo que la gran mayoría de sen-
tencias contra empresas transportadoras así como respecto de personas naturales,
por responsabilidad civil contractual o extracontractual, se convierten en "senten-
cias para enmarcar" debido a la ausencia de medidas cautelares oportunas en
estos procesos ordinarios: cuando llega el momento de la ejecución, entre seis y
26
ocho años después de iniciado el proceso, la empresa no existe o no hay bienes.
25 MAURO CAPELLETTI {Proceso, ideologías, sociedad, Buenos Aires, Ejea, 1976, pág. 549) dice
que la morosidad en Italia desemboca en una verdadera degeneración de justicia e indica que: "baste
pensar, por ejemplo, que en 1968 la duración media de los procesos civiles en primer grado ha sido
de casi 18 meses y de casi 30 ante los Tribunales", lo que pone en evidencia que el problema es
universal y que deben buscarse remedios para los efectos perniciosos de esa demora, siendo uno de
ellos un adecuado y amplio régimen de cautelas y contracautelas.
26 Es penoso escribirlo, pero ocultar la realidad sólo sirve para incrementar el problema. En la
gran mayoría de las ciudades capitales de departamento el promedio de duración de la primera
instancia de un proceso ordinario es de tres años; dos en la segunda instancia y si llega a darse el
recurso de casación otros cinco años!!, con tendencia a empeorar tan alarmante estado de cosas.
854 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
De acuerdo con nuestro Estatuto Procesal Civil, las medidas cautelares nomi-
nadas que recaen sobre los bienes son las siguientes: embargo, secuestro, registro
de la demanda y guarda y aposición de sellos; aparte de las anteriores no hay otras
27 Se mencionan a lo largo de los textos legales tales como la distribución de los hijos entre los
padres o su entrega a un tercero, la interdicción provisional del presunto disipador (C. de P. C, art.
427), medidas que dada su claridad no requieren de una especial explicación ...
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 855
28 En verdad dentro del Código de Comercio se tipifican también medidas cautelares reales como
el comiso de artículos fabricados con violación de las patentes, art. 568.
856 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
nicación del juez genera los efectos de ponerlos fuera del comercio como sucede
con los saldos en cuentas corrientes, sueldos y créditos.
En algunos casos la práctica del embargo no produce ninguna alteración en
la posesión material del bien. El poder coactivo del Estado obra en su sentido más
puro y sin aparente molestia del asociado porque, salvo la importante consecuen-
cia jurídica que en virtud del embargo no se puede disponer del bien, la situación
de hecho se mantiene inalterada, tal como ocurre, por ejemplo, si se embarga un
inmueble donde la medida para nada lesiona aspectos de tenencia o posesión
material.
maienm.
Pero en otros eventos el embargo no sólo significa que el bien queda exclui-
do del tráfico jurídico sino que también implica la inmediata restricción en el
goce y utilización del bien afectado por la medida, como acontece con los saldos
bancarios, con los sueldos o con los bienes muebles no sujetos a registro; respecto
de los últimos el embargo se consuma mediante el secuestro de bienes, disposi-
ción que sugiere la idea equivocada de que embargo y secuestro son medidas
sinónimas, lo cual es un error como se demostrará en su oportunidad.
Queda entonces claro que la medida cautelar de embargo pone los bienes
fuera del comercio, razón por la cual es la más efectiva de todas y para su
práctica, en cualquier campo procesal, se debe estar a lo dispuesto en el art. 681
del C. de P. C, norma que comento a continuación.
Tal como está previsto en el num. 1 del art. 681 del C. de P. C. para el em-
bargo de bienes sometidos a registro, cuya tradición exige la inscripción del docu-
mento en la oficina respectiva, el juez debe remitir una comunicación al registra-
dor con el objeto de que tome nota de la medida. Si se trata de inmueble expedirá,
a costa del solicitante, un certificado sobre la situación jurídica del bien, lo cual
pone de presente que la norma no trata exclusivamente de los inmuebles, sino tam-
bién de todos los bienes que requieren de esta formalidad para su tradición.
El oficio de embargo debe contener, por indicación del mismo numeral 1 del
#
art. 681, "los datos necesarios para el registro", de modo que sobra recargar el
trabajo de los juzgados con extensas comunicaciones especialmente cuando se
embargan inmuebles, que son los casos más frecuentes, donde se detallan los
linderos y origen de la adquisición de ellos, pues es lo cierto que son datos
suficientes y adecuados, el que la comunicación haga referencia a la nomenclatu-
ra o nombre del bien, al número asignado al folio de matrícula inmobiliaria y el
nombre del propietario que será normalmente el del demandado, auncuando no
necesariamente así tiene que ser, como sucede en ciertos procesos de familia
donde cualquiera de las partes lo puede solicitar.
29 La ley 794 de 2003 acogió la observación que en la pasada edición de esta obra se hacía a la
norma debido a que señalaba que si lo bienes no pertenecen al "ejecutado" se abstendrá el registra-
dor de inscribir el embargo. Advertíase allí que "la expresión "ejecutado" no es exacta, por cuanto
existen casos de embargo que no provienen de proceso de ejecución, ejemplo en procesos de familia
y declarativos civiles luego de sentencia favorable de primera instancia, incluso algunos eventos
donde ni siquiera es el demandado el sujeto respecto del cual se decreta la medida como acontece
con el proceso de divorcio, donde pueden recaer sobre bienes del demandante, de ahí que la
expresión "ejecutado" se debe tomar en el sentido amplio de persona en contra de la que se decreta
la medida". La reforma, además pone en evidencia el carácter general que tiene la medida respecto
de todo tipo de proceso en donde se la haya previsto. Adicionalmente recuerdo que en el caso del
art. 554, parágrafo único, ya explicado, se consagró una excepción a la posibilidad anterior, es decir
858 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
El inciso segundo del numeral 1 del art. 681 puede originar incertidumbre si
no se le toma en su debido alcance, cuando señala que: "Si algún bien no perte-
nece al afectado, el registrador se abstendrá de inscribir el embargo y lo comuni-
cará al juez; si lo registra, éste de oficio o a petición de parte ordenará la cance-
lación del embargo", pues se podría pensar que el registrador puede inscribir
embargos respecto de los cuales el propietario no coincide con la persona en
contra de la cual se decretó la medida, cuando, salvo la excepción del ejecutivo
hipotecario, es precisamente lo contrario lo que se quiere regular, o sea que en el
evento de que el registrador por un error embargue a quien no debe, el juez, de
oficio, debe subsanar la falla, ordenando la cancelación inmediata de la medida,
auncuando será un caso de rara ocurrencia, dada la claridad de la disposición, que
de ser incumplida y generar perjuicios compromete la responsabilidad del regis-
trador y de la administración por indebida prestación del servicio.
que así el bien no pertenezca al afectado con la medida, el registrador debe inscribir el embargo
y es por eso que se adiciona al numeral 1 del art. 681 la expresión: "Sin embargo, deberá tenerse en
cuenta, cuando se trate de ejecutivo con garantía real, lo dispuesto en el parágrafo del art. 554".
30 QUR
IOGA Héctor Enrique, Procesos y medidas cautelares, Bogotá, Librería del Profesional,
1985, pág. 155.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES ÉH$
Para esta ejecución, que debe adelantarse ante el juez competente de acuerdo
con las reglas generales, el secuestre empleará como título ejecutivo el que dé
cuenta del crédito, "si fuere hallado" o, en caso contrario, "se le expedirán las
copias que solicite para que inicie el proceso", o sea que se integrará el título
ejecutivo con el escrito donde el demandante denunció el crédito para ser embar-
DE LAS MEDD
IAS CAUTELARES Y LAS CAUCO
INES §61
gado, copia del oficio donde se le comunicó el embargo al deudor y del que
contenga las manifestaciones de aceptación del mismo que éste efectuó o, caso
negativo, la constancia de que guardó silencio, que presume su aceptación.
31 THOMAS ARIAS Antonio, Comentarios a la reforma del Código de Procedimiento Civil, Ed.
Doctrina y Ley, Bogotá, 2 0 0 3 , página 2 3 6 , quien dice con razón: "Se advierte una incongruen-
cia dentro del mismo numeral sexto, en cuanto al perfeccionamiento del embargo tratándose de
títulos valores a la orden y bonos, pues mientras el inciso primero señala que el embargo de estos
papeles negociables -entre otros más- "se comunicará al gerente, administrador o liquidador de la
respectiva sociedad o empresa emisora o representante administrativo de la entidad pública o a la
entidad administradora, según sea el caso, para que tome nota de él, y se considera perfeccionado el
embargo "desde la fecha de recibo del oficio", el inciso segundo advierte que ese embargo se
perfecciona con la entrega del respectivo título al secuestre, lo que es más lógico y acoplado con la
forma de circulación de esos papeles a la orden, en vista de que el deudor, con la sola comunicación
que de esa medida le haya hecho el juzgado, no podrá abstenerse de pagarle al tenedor legítimo de
O
un título a la orden que no tiene porqué conocer de la existencia del embargo, según el inciso I del
O
numeral 6 comentado".
862 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL OVIL
Si se trata de sociedades colectivas, de responsabilidad limitada u otra de
personas, la medida se comunicará a la Cámara de Comercio respectiva, la cual
debe abstenerse de registrar cualquier transferencia, gravamen o reforma que
implique disminución de los derechos del demandado en la respectiva sociedad
(art. 6 8 1 , num. 7). También debe comunicarse al representante legal de la socie-
dad a fin de que proceda a consignar los rendimientos que le corresponden al
socio embargado en la cuenta del juzgado.
El embargo de derechos sociales en sociedades de personas rara vez resulta
efectivo, pues aunque se cumplan todas las previsiones, hay poco control sobre
los actos de la sociedad y es frecuente que ésta, especialmente cuando el socio
embargado es mayoritario, empiece a arrojar pérdidas con lo cual el valor de los
derechos se reduce, maniobras obviamente ilícitas pero de difícil comprobación.
Requisitos similares a los mencionados se predican respecto de sociedades
El art. 1387 del C. de Co., señala: "El embargo de las sumas depositadas en
cuenta corriente afectará tanto el saldo actual en la hora y fecha en que el banco
reciba la comunicación del juez, como las cantidades depositadas con posteriori-
dad hasta el Kmite indicado en la orden respectiva. Para este efecto, el banco
anotará en la tarjeta del depositante la hora y fecha de recibo de la orden de
embargo, y pondrá los saldos a disposición del juez, so pena de responder de los
perjuicios que ocasione a los embargantes".
"En la generalidad de los casos, los embargos se solicitan sobre los saldos en
cuenta corriente que una persona tenga en los bancos. Entonces el juez se dirige
a los gerentes de tales bancos y como cada uno de ellos forma con sus sucursales
y agencias una sola persona jurídica, basta la comunicación al gerente general de
la institución, que es su representante legal.
El num. 12 del art. 681 dice que el embargo respecto de bienes muebles, "se
comunicará a los otros copartícipes, advirtiéndoles que en todo lo relacionado con
aquellos deben entenderse con el secuestre". Es decir debe llevarse a cabo la
diligencia de secuestro; el secuestre ocupará la posición que tiene el comunero
embargado, lo cual pone de presente que no puede pretender una posición exclu-
yente o dominante respecto del bien, pues tiene las atribuciones que respecto del
mismo tendría el comunero.
No se dice nada sobre los bienes inmuebles porque su embargo se practica en
la forma prevista en el num. 1, es decir, remitiendo al registrador de instrumentos
públicos y privados el oficio de embargo de los derechos del comunero, por
cuanto al tratarse de derechos reales constituidos sobre bienes inmuebles éste
debe ser el procedimiento.
Estimo que en el caso de los inmuebles, una vez perfeccionado el embargo,
es posible solicitar la diligencia de secuestro, la cual se llevará a cabo de manera
similar a como se procede para la de los bienes muebles, antes advertida, de
manera que no va a implicar despojo o desconocimiento del derecho de los
restantes comuneros.
2.2. La moderna forma de practicar embargos é
3. EL SECUESTRO DE BIENES
El secuestro como medida cautelar es uno solo, pero por su origen he elabo-
rado, con fines didácticos, una clasificación que, si se tiene clara, permite distin-
guirlo fácilmente del embargo y es así como a su finalidad puedo clasificar el
secuestro como autónomo, perfeccionador de un embargo y secuestro comple-
mentario de un embargo.
33 Piénsese lo que es el innecesario trámite actual. Una vez decretado el embargo, pasa el
expediente a secretaría y se entrega a la persona encargada de los oficios (aquí es donde viene en
veces, el "incentivo" para su pronta redacción dada la demora que genera el recargo de trabajo
Elaborado el mismo, en original y copia, el interesado lo retira y lleva a la oficina de registro
respectivo. Allí radica y pasa para surtir el trámite propio del registro.
866 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL •
tro definitivo en el evento de disputas entre los herederos, dentro del proceso
sucesoral.
Bien se observa que en estos casos el secuestro opera por sí mismo, pues no
perfecciona ni complementa un embargo previo. Más aún: en ellos el Código de
Procedimiento Civil no contempla la figura del embargo.
El secuestro perfeccionador del embargo es, precisamente, el contemplado en
el num. 3 del art. 681, y tiene como nota esencial y relevante la de estar precedido
por una orden de embargo que, como ya se dijo, se materializa mediante el
secuestro.
El juez que ha decretado el embargo señala fecha para adelantar la diligencia
de secuestro, que de poderse llevar a cabo perfecciona el embargo retirando los
bienes del comercio, aspecto que lo diferencia del secuestro autónomo en el que
tal consecuencia no se produce precisamente por no estar precedido de la orden
de embargo.
Cuando el embargo recae sobre ciertos bienes, como por ejemplo el saldo de
una cuenta corriente bancaria, puede tener efecto con el trámite puramente buro-
crático ya mencionado, pues al juez le basta oficiar al establecimiento bancario
para que una vez recibida la comunicación los dineros que existan y los que en un
futuro se reciban, queden afectos al proceso hasta el límite señalado en la nota de
embargo, sin que sea menester que el juez se traslade físicamente al lugar. Otro
tanto sucede cuando se embarga un crédito y el juez comunica la medida al
deudor, caso en el que la medida se cumple sin necesidad de otras actuaciones.
Pero si de lo que se trata es de embargar bienes muebles no sometidos a
registro, que están en determinado lugar, como los enseres de una casa o unos
semovientes, bien se ve que es imposible que la simple comunicación produzca
efectos, razón por la cual se requiere de una actuación que permita la efectividad
de la orden del juez y la constituye precisamente el secuestro perfeccionador del
embargo.
Esta modalidad de secuestro siempre está precedida de la orden de embargo
cuya efectividad queda condicionada a la práctica de aquel: el juez dicta una
providencia en la cual decreta el embargo y señala fecha para llevar a cabo la
diligencia de secuestro, que de ser exitosa permite al juez declarar legalmente
embargados los bienes, y no sólo secuestrados como sucede en los secuestros
autónomo y complementario; bien se observa en esta hipótesis que el embargo
previamente decretado queda condicionado a que se lleve a efecto el secuestro y
por eso es que al declarar secuestrados los bienes además, ipso jure, quedan
embargados
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 867
Según el art. 682, num. 1, el juez mediante un auto señalará "fecha y hora
para la diligencia, que se practicará aunque no concurra el secuestre, caso en el
cual el juez lo reemplazará en el acto", posibilidad legal que no había permitido
erradicar el vicio de que cada despacho judicial tenga el denominado "secuestre
34
de cabecera", lo que es tanto más notorio tratándose de inspecciones de policía
que pueden ser comisionados para estas diligencias.
No debe olvidarse que el art. 327 es muy claro al prescribir que "las medidas
cautelares se cumplirán inmediatamente, antes de la notificación a la parte contra-
ria del auto que las decrete", sin que importe cuando que se dispongan, es decir
que la norma se aplica antes o después de iniciado el proceso.
Idéntica restricción en materia de notificaciones opera para el juez comisio-
nado y es por eso que debe abstenerse de hacer conocer la providencia que señala
fecha para la práctica de la respectiva diligencia, ejemplo el secuestro, a la parte
contraria y únicamente debe hacerla saber al interesado en su práctica.
Llegado el juez al sitio donde debe practicarse el secuestro, debe informar
acerca del objeto de la diligencia para que se le permita el acceso en orden a prac-
ticarla; en este evento tiene aplicación el art. 113, num. 2, del C. de P. C. y como
el decreto de secuestro supone tácitamente la orden de allanamiento, si hay impo-
sibilidad de ingresar al lugar o si sus moradores se oponen o no se encuentran, pro-
cede el ingreso aún en contra de la voluntad de los habitantes, como también si no
se encuentra a persona en el lugar, de ahí que mal proceden los jueces cuando se
niegan a llevar adelante la diligencia so pretexto de que nadie se halla.
comparece a la diligencia ésta se lleva a efecto designando otro. Empero, en algunos despa-
chos comisorios se prohibía la posibilidad de reemplazar al secuestre designado y aún posesionado,
por lo que la ley 794 de 2003, al reformar el art. 682 del C. de P. C, dispuso con buen tino que no
es posible en la comisión "prohibir la designación de secuestre reemplazante en el evento de la no
comparecencia del que se encontraba nombrado y posesionado". De todas formas se advierte que el
artículo 3 de la ley 446 de 1998, al adicionar al artículo 9 del C. de P. C. un parágrafo, erradicó la
posibilidad de designar como reemplazo un secuestre que no esté en la lista oficial, al señalar que
"En las cabeceras de distrito judicial y ciudades de más de doscientos mil habitantes, solamente
podrán designarse como auxiliares de la justicia personas jurídica o naturales que obtengan licencia
expedida por la autoridad competente" y adicionar que "en ningún caso podrán ser nombrados
auxiliares que no figuren en las listas", erradicó la posibilidad de las designaciones criticadas, al
menos y sin discusión alguna en las ciudades referidas.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES ffP
debe hacer su reconocimiento para verificar que coinciden los linderos y demás
especificaciones, aspecto frente al cual se puede aplicar extensivamente, por tra-
tarse de situación similar, el parágrafo cuarto del art. 337, que le permite al juez
no recorrer y verificar en detalle todos los linderos "cuando no le quede duda de
que se trata del mismo bien", práctica de particular utilidad cuando lo que se va a
secuestrar son inmuebles sometidos a régimen de propiedad horizontal donde los
linderos son dispendiosos de verificar, de modo que si el juez o el comisionado
tienen la certeza de que el bien que se va a secuestrar es el mismo que se
embargó, podrán prescindir de la dispendiosa verificación de linderos.
Pero en lo que tiene que ver con mobiliario, mercancías, créditos y demás
activos es menester realizar el secuestro de conformidad con las modalidades
analizadas, por ser la única forma de lograr la real afectación de tales bienes, ya
que la medida en abstracto ningún efecto tiene frente a la integridad de los bienes.
35 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, Instituciones de Derecho Procesal Civil Colombiano, Tomo I I ,
a
Dupre Editores, Bogotá, 7 ed., páginas 633 a 639.
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T*- *Anóy}
872 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
sito correspondiente, quien lo reportará al Registro Nacional Automotor en un
término no superior a quince días. La inscripción ante el organismo de tránsito
deberá hacerse dentro de los sesenta (60) días siguientes a la adquisición del
36
vehículo".
3.2. La oposición a la diligencia de secuestro
' Está prolijamente desarrollada en el art. 686 que sigue los lineamientos gene-
rales establecidos en el art. 338 sobre trámite y oposiciones a la diligencia de
entrega, de ahí que de tiempo atrás propugné porque se fusionen en una sola
disposición pues contemplan similar aspecto, sin que se justifiquen las puntuales
diferencias que existen entre las dos disposiciones.
Dado el carácter sorpresivo que por lo común tiene la diligencia de secuestro
y la posibilidad de error del denunciante de bienes -normalmente el demandan-
t e - , tenía que estructurarse un mecanismo que evitara atentar contra intereses
legalmente protegidos de personas que no tienen por qué verse sometidas a los
efectos nocivos de la diligencia. Por esta razón el art. 686 del C. de P. C. contem-
pla tres aspectos salientes, como son la protección de los tenedores cuyo derecho
proviene de la persona contra quien se decretó la medida, que en estricto sentido
no es una oposición sino tan sólo una especial modalidad que debe asumir la
práctica del secuestro y que se desarrolla en el parágrafo primero; la oposición del
tenedor quien deriva sus derechos de un tercero poseedor quien la formula a
nombre de éste y, por último, la del tercero poseedor directamente.
Antes de proceder al estudio de las diversas formas de oposición al secuestro
es menester dejar sentado un aspecto que debe tener siempre presente el funcio-
nario que efectúa la diligencia, cual es el de que no puede dar pie a que se
formulen oposiciones sino una vez se hallan debidamente identificados los bienes
que van a ser objeto de la medida.
Es frecuente encontrar que desde que se informa del objeto de la diligencia
se trata de presentar oposiciones, sin que exista aún la base para efectos de
permitir la iniciación de los trámites correspondientes, de modo que debe el
funcionario asegurar que se cumpla el paso citado antes de abrir el debate propio
de aquéllas.
36 El referido registro hace parte de lo que el art. 8 del Código Nacional de Tránsito denomina
RUNT (Registro Único Nacional de Tránsito), del que forma parte el registro de automotores (tam-
bién se mencionan, entre otros varios registros, el de conductores, empresas de transporte, licencias
de tránsito), el cual debe ser creado a más tardar tres años después de la vigencia de la ley o sea
antes de agosto de 2005. Mientras esto no suceda, seguirá la situación de incertidumbre respecto del
embargo de los automotores.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES
En este caso, el secuestro se llevará a cabo pero "sin perjudicar los derechos
de aquel, a quien se prevendrá que en lo sucesivo se entienda con el secuestre,
que ejercerá los derechos de dicha parte con fundamento en el acta respectiva que
le servirá de título mientras no se constituya uno nuevo".
Esta hipótesis, como se advierte, en estricto sentido no es de oposición al
secuestro, pues no busca evitarlo sino practicarlo con la especial modalidad de no
ocasionar despojo al tenedor. Sería el caso del arrendatario de un inmueble cuyo
contrato se celebró antes de la diligencia (requisito de Perogrullo, pues es bien
claro que el título no puede ser ni coetáneo y mucho menos posterior a la diligen-
cia). No busca impedir el secuestro sino que el "opositor" pueda conservar el bien
en la calidad que demostró, la de arrendatario, respetándose el contrato en las
874 IN
. STITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
condiciones inicialmente pactadas pero teniendo como nuevo arrendador al se-
cuestre, quien ejercitará sus derechos con la copia del acta y podrá exigir que se
suscriba un nuevo contrato con él.
3.2.2. La oposición de un tenedor que deriva sus derechos de un tercero
poseedor material del bien
En este caso se está frente a una real oposición, ya que se busca evitar que la
diligencia culmine exitosamente. Corresponde al opositor una doble carga proba-
toria pues debe demostrar, al menos con prueba sumaria, no sólo su carácter de
tenedor a nombre de un tercero, sino también la caüdad de poseedor de ese
tercero, de ahí que si tan sólo se acredita el primer aspecto más no el segundo, la
oposición está llamada al fracaso.
Según el parágrafo 2 del art. 686 para que prospere la oposición a la diligen-
cia de secuestro es necesario que se demuestre al menos sumariamente, la calidad
de poseedor que alega «1 tenedor a nombre del tercero; además, naturalmente, de
la calidad de tenedor con que obra.
Es indiscutible que si un opositor lo hace como tenedor a nombre de un
tercero poseedor, no le basta demostrar la calidad en que actúa, sino que también
le es necesario acreditar, al menos sumariamente, la posesión del tercero. De lo
contrario se podrían sustentar oposiciones adjuntando un documento que prueba
la existencia de un contrato de tenencia anterior, que frecuentemente se elaboran
con fines claramente defraúdatenos, para que el juez tuviese que aceptar la opo-
sición. No es ese, en mi sentir, el alcance de la norma, máxime cuando de manera
terminante el parágrafo 2° en su inciso primero indica que el tenedor que se opone
a nombre de un tercero debe allegar pruebas "de su tenencia y de la posesión del
tercero".
La posesión es una relación de hecho, jurídicamente protegida, entre una
persona y una cosa, que debe establecerse por medios probatorios idóneos, y la
sola prueba documental, por sí sola, no es apta para acreditarla; se requiere
siempre de otros medios como prueba testimonial, inspección judicial y prueba
indiciaría, que no necesariamente deben ser concurrentes, en suma al juez se le
debe probar en la diligencia que existe un título que justifica la tenencia de quien
se opone y, además y de manera necesaria, acreditar que el tercero de quien se
deriva la tenencia es tercero poseedor, si se aspira a tener éxito en la oposición.
3.2.3. La oposición cuando el tercero es quien se opone directamente
En esta hipótesis el tercero debe probar su posesión al menos sumariamente,
es decir, por medios probatorios idóneos no sometidos al requisito de la contra-
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES SVB
dicción, que lleven el pleno convencimiento al juez, aspecto que está bien regula-
do porque debido a la índole de la diligencia sería excesivo exigir plena prueba.
37 También el art. 203 en su inciso cuarto destaca que cuando el opositor actúa por medio de
apoderado sin estar presente, el auto que decrete su interrogatorio, lo cual supone un aplazamiento
de la diligencia queda notificado en estrados, es decir en la misma diligencia y que si no concurre
en la fecha fijada sin justificación oportuna, "se tendrá por cierto que no es poseedor", lo cual es una
especial forma de "confesión ficta".
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 877
En este orden de ideas y caso de que así hubiera sucedido y ahora ocurre en
virtud de la revocatoria, quien pidió el secuestro ha podido dentro de la diligencia,
ejercer el derecho de insistencia para lograr que el poseedor triunfante quede
como poseedor y pueda darse el trámite donde se deberá demostrar que carece del
derecho a conservar la posesión, derecho que no puede ser vulnerado por la
revocatoria del juez de la segunda instancia, surgiendo entonces la posibilidad de
que la parte que pidió la diligencia y que había sido favorecida dentro de ella,
pueda utilizar el derecho de insistir a" fin de abrir el camino para el trámite al cual
me referiré más adelante con detalle.
legal.
2.- Si el opositor, obtiene determinación favorable y por lo tanto el juez
decide no llevar a cabo el secuestro y quien pidió la diligencia nada dice, precluye
toda actuación que pueda referirse al secuestro del bien porque el silencio equiva-
le a aceptar la decisión del juez, bien por admitir que la oposición está debida-
mente probada o porque estima que existe otro camino más adecuado.
. Si esto ocurre, dentro de los tres días siguientes a la diligencia (y únicamente
predicable para el secuestro en proceso de ejecución y en aquellas donde el bien
a secuestrar está destinado a ser rematado y si se trata de bienes sometidos a
registro), quien solicitó la medida puede manifestar que persigue el remate del
derecho de dominio sin posesión material, por así indicarlo el numeral 3 del art.
686 del C. de P. C, evento de excepción éste donde se pueden rematar bienes
sometidos a registro sin estar secuestrados, pero quien los adquiere sabe que
dentro del proceso no se hará entrega material de ellos.
El auto que acepta la oposición al secuestro no es susceptible de recurso de
apelación, como sí lo es el que decide lo contrario, como ya se explicó. La razón
es muy clara: si la parte afectada está en desacuerdo con esa determinación, debe
señalar que insiste en la práctica de la diligencia, conducta procesal que consiste
en una simple manifestación verbal de la que debe dejarse constancia en el acta,
que no requiere prueba ni fundamentación alguna y que produce importantes
consecuencias jurídicas, una de las cuales es forzar ulterior definición sobre el
punto en providencia que tiene consagrada la apelación.
En efecto, por la escueta manifestación de insistencia en la diligencia o por
interponer el recurso de reposición y negarse el mismo, lo que se debe hacer en el
curso de ésta y no posteriormente, se practicará el secuestro, quedando el opositor
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 879
38 Esta aquí lo que denomino la magia del derecho, en donde una simple manifestación verbal,
la de insistencia, desarrolla todo un conjunto de consecuencias jurídicas de honda repercusión. El
solo empleo de la palabra insistencia convierte ipso jure al opositor triunfante de poseedor a
secuestre, con todas las limitaciones y responsabilidades civiles y penales, propias de tal calidad.
) INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
las aquellas destinadas a demostrar que se carece del derecho inicialmente
conocido.
Como es posible que en el momento de la diligencia se hayan aportado como
uebas testimonios recibidos extraproceso, los que en ese instante procesal de la
ligencia pudieron ser apreciados, porque el juez los encontró responsivos, con-
Mdantes y veraces, lo que los habilita como prueba sumaria, para que puedan
íguirlo siendo dentro del trámite que explico, es menester que dentro de la etapa
robatoria se ratifiquen, por así disponerlo el inciso noveno del parágrafo que
omento, lo que plantea una importante carga procesal respecto del opositor que
¿legó tales testimonios y es la obligación de presentar los testigos dentro de la
itapa posterior para que sea viable la contradicción de la prueba.
Caso de que no lo haga, por esa sola circunstancia, no podrán apreciarse y si
ellos fueron definitivos para aceptar la oposición, la omisión puede llevar a que el
juez, aun sin que se haya practicado otra prueba diversa, reconsidere su determi-
nación y niegue la oposición que en principio aceptó.
Así, por ejemplo, en una diligencia de secuestro se opone Carlos y presenta
como pruebas de su posesión tres declaraciones recibidas ante un notario, las que
de manera responsiva y concordante ponen de presente que tiene la calidad que
alega y son ellas básicas para que el juez admita la oposición. Se insiste en la
práctica del secuestro, queda Carlos como secuestre; en el trámite posterior no
cumple el opositor con la carga de presentar a los testigos para poder cumplir con
el requisito de la contradicción sin que, de otra parte, por quien solicitó la diligen-
cia se haya procurado tampoco la práctica de ninguna otra prueba. Al ir a fallar el
juez debe rechazar la oposición, pues los testimonios extraproceso que en princi-
pio apreció ya no los puede tener en cuenta y si ésta fue la prueba básica determi-
nante del éxito inicial de la oposición, como ahora no los estima, deberá negar la
oposición y ordenar la entrega del bien a un secuestre.
Debemos, eso sí, cuidarnos de pensar que si el opositor no presenta todos los
testigos fatalmente va a ver denegada su calidad, pues bien puede suceder que con
la ratificación de parte de ellos se logre mantener la convicción en el juez o,
incluso, lograr la práctica de otras pruebas que reafirmen su calidad de tercero
poseedor y obtener que no se lleve a efecto la diligencia de secuestro.
Imaginemos que de las cuatro declaraciones extraproceso que fueron básicas
en la diligencia para admitir la oposición, tan sólo se obtuvo la comparecencia de
dos o tres de las personas que depusieron y mantienen el poder de convicción.
Bien claro está, ante la ausencia de tarifa legal de pruebas, que en este caso puede
el juez mantener su decisión sí los ratificados siguen generando la certeza de la
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 881
calidad del opositor, al igual de cómo sucedería si por otros medios de prueba se
lograr llevar esa certeza al juez.
Esta disposición consagra una excepción a la regla general de que para rema-
tar un bien sometido a registro, especialmente si se trata de inmuebles, el bien
debe estar embargado y secuestrado ya que, en la hipótesis final, la norma trans-
crita permite el remate de un bien sometido a registro con el solo embargo.
Según el art. 523 para poder rematar bienes sometidos a registro además del
embargo es menester que se hallen secuestrados, medida que se adopta para
garantizar a los adquirentes en el remate que se les hará entrega material del bien.
Pero el legislador es consciente que en ocasiones puede resultar imposible perfec-
cionar el secuestro, por mediar derechos de terceros poseedores, de ahí la excep-
ción que se consagra.
Agrega el numeral 1 del art. 687, que, cuando haya litisconsortes, de cual-
quier naturaleza, pues la norma no cualifica si son necesarios, facultativos, y
también cuando intervienen terceristas, la posibilidad de solicitar unilateralmente
el cese del embargo o del secuestro por quien solicitó la medida, se ve restringido
por cuanto es menester que todos lo soliciten o coadyuven la petición, lo cual se
explica en razón de que en estas hipótesis las cautelas van en beneficio de todos
los que están reconocidos para intervenir dentro del proceso, sin que interese que
sólo un específico sujeto los haya solicitado y proveído para su práctica.
-— Se trata de una medida para defender los intereses de terceros que no estuvie-
ron presentes en la diligencia y que, por lo tanto, no pudieron oponerse a la
práctica de ella, o que estando no contaban con los elementos probatorios sufi-
cientes para acreditar una oposición y se abstuvieron de formularla, o lo hicieron
pero no con el patrocinio de un abogado y se les negó su oposición, porque en
todas estas hipótesis tiene cabida el trámite.
Para que pueda operar esta medida es necesario que quien no se opuso a la
práctica de la diligencia por cualquiera de los motivos señalados, o quien lo hizo
con resultados negativos pero no estuvo asistido por abogado, promueva el inci-
dente dentro de los veinte días siguientes a la fecha en que aquella se llevó a
efecto, aspecto que ha presentado alguna polémica, de ahí lo necesario de puntua-
lizar su alcance.
El numeral 8 del art. 687 indica que el incidente, que es viable en cualquier
proceso donde se haya practicado una de las medidas que comento, deberá propo-
nerse "dentro de los veinte días siguientes", pero sin indicar de manera expresa,
siguientes a qué oportunidad, lo que omitió la disposición por ser obvio que se
39
entendía que eran los veinte siguientes a la fecha de la diligencia, sin que
39 Se trata de un clásico ejemplo de como a veces la redacción jurídica es mejor que resulte
redundante en aras de eliminar polémicas. En verdad, si el texto comentado, por razones de estilo,
no hubiera suprimido la expresión "diligencia de secuestro" por darla por sobreentendida, ninguna
888 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
importe para nada si ésta la realizó el juez del conocimiento o uno comisionado,
pues lo que se pretende con la norma es evitar que se emplee, como sucedió en
pasadas épocas, el incidente de desembargo y levantamiento del secuestro con
fines eminentemente dilatorios del proceso respectivo en la etapa del remate.
En efecto, era frecuente observar que se promovía el incidente meses y en
ocasiones años después de efectuada la diligencia con el específico fin de evitar
que pudiera llevarse a efecto la diligencia de remate, especialmente en las ejecu-
ciones.
El legislador debe ocuparse de prescribir respecto de lo que normal y usúal-
mente acontece, no es posible regular para hipotéticos eventos de rara ocurrencia.
Por tal razón se estimó que si el numeral 8 del art. 687 está instituido en defensa
de los derechos de los poseedores, si éstos no estuvieron presentes en la diligen-
cia, si lo estuvieron y no formularon oposición o lo hicieron pero sin contar con
la asesoría de un abogado y se llevó a efecto la cautela, veinte días hábiles es
plazo más que razonable para que busque la asistencia profesional con el objeto
de promover el incidente correspondiente, lo que es tanto más obvio en las dos
últimas hipótesis.
Si una persona realmente es la poseedora y por no haber estado presente el
día de la diligencia no puede hacer valer sus derechos, es inusual que dentro de
los veinte días hábiles siguientes no tenga el conocimiento de lo que ocurrió con
los bienes de los que ostenta tal calidad, de ahí la razón de la norma, y si estuvo
presente y no se opuso o lo hizo sin contar con la presencia de un abogado, aún
-í—
con mayor razón.
Que quede claro entonces que el plazo de los veinte días es de caducidad y
se cuenta en todo tipo de proceso incluyendo el de ejecución, a partir del día hábil
siguiente al de la práctica de la diligencia, cualquiera, se reitera, que sea el
proceso en donde se llevó a cabo la diligencia de embargo o de secuestro, sin que
interese, cuando la diligencia la practicó un juez comisionado, si el despacho ha
llegado o no al juzgado del conocimiento, evento en el cual debe promoverse el
incidente dentro del plazo y se tramitará una vez llegue el despacho comisorio,
pero sin que constituya motivo para prolongar el término de los veinte días el no
arribo al juzgado, por cuanto la base para computarlo es la fecha de la diligencia,
discusión existiría, pues así hubiera quedado: "Si el tercero poseedor que no se opuso a la
práctica de la diligencia de secuestro, solicita al juez del conocimiento, dentro de los veinte días
siguientes a la práctica de la diligencia de secuestro, que se declare que tenía la posesión mate-
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 889
exactamente igual a como sucede en el caso del art. 338 con la diligencia de
En efecto, dispone el parágrafo cuarto del art. 338 del C. de P. C, que regula
una situación jurídicamente idéntica, pues se trata de otorgar protección al tercero
poseedor que no estuvo presente en la diligencia de entrega que "Si el tercero
poseedor con derecho a oponerse no hubiere estado presente al practicarse la
diligencia de entrega, podrá solicitar al juez del conocimiento dentro de los treinta
días siguientes, que se le restituya en su posesión".
40 Auto de septiembre 8 de 1995, T.C. VII, No., 419, citado en Código de Procedimiento Civil
Legis, número 3665. Esta opinión sigue lo sostenido al respecto por JAIME AZULA CAMACHO,
a
Manual de derecho procesal civil, Ed. Temis, Bogotá 2 Ed., págs. 205 y 206. No obstante, el
mismo tratadista, en el tomo n de su obra, 4" ed. 1994, pág. 269 al referirse al plazo de los treinta
días señalados en el evento de la diligencia de entrega, que también se puede efectuar por comisio-
nado, comenta que se cuenta a partir del día "siguiente de la terminación de la respectiva diligen-
cia".
890 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
cidad respecto de dicho tercero el auto que ordena agregar el despacho al expe-
diente, como se afirma en la interpretación que se critica, pues siempre será su
deber averiguar quién practicó la diligencia y, establecido lo anterior, por cuenta
de qué despacho si de comisión se trata, para dentro del plazo de los veinte días
proceder.
Y es que si así no procede el tercero, por razones obvias, tampoco se va a
enterar del auto que ordena agregar el despacho al expediente, lo cual prueba lo
artificioso de erigir esta formalidad como base para computar el plazo de veinte
días cuando el secuestro lo practicó un juez comisionado, como si dicho auto
tuviera el poder de hacer saber al tercero que existió el secuestro. Además, olvida
la posición que se critica que el tercero puede estar presente en la diligencia,
incluso haberse opuesto, de ahí lo artificioso de computar el término a partir del
momento en que el juez comitente da cuenta del recibo del despacho.
Pasando a otro aspecto que toca con el plazo de los veinte días aptos para
promover el incidente, y referido al proceso ejecutivo, han pretendido algunas
acomodadas interpretaciones aseverar que este plazo no opera en él y que hasta
antes del remate es posible proponerlo, para lo cual toman como base una contra-
dictoria e inocua frase contenida en el inciso segundo del numeral 8 del art. 687,
ie por un error de levantamiento del texto legal dejó incorporada una frase que
que por un
«tespondía al texto original de la disposición reformada por el decreto 2282 de
co
41
1989.
1989/'
En efecto, indica la disposición en cita que: "Para que el incidente pueda
iniciarse es indispensable que el peticionario preste caución que garantice el pago
de las costas y la multa que lleguen a causarse, y si se trata de proceso ejecutivo
además que no se haya efectuado el remate del bien", parte resaltada que es la
que se ha tomado como base para aseverar que dentro del proceso de ejecución es
la práctica del remate lo que hace precluir el plazo para promover el incidente.
Lo transcrito carece de eficacia, por cuanto resulta un imposible legal que
pueda decretarse el remate si previamente no existen bienes embargados, secues-
trados y avaluados, lo que lleva a que necesariamente la cautela sea en el tiempo
muy anterior a la fecha del remate, de ahí la inocuidad de la frase y la reafirma-
ción de la forma como opera el plazo de caducidad de los veinte días; en efecto,
41 El inciso segundo del numeral 6 del art. 687 señalaba originalmente que: "Para que el inciden-
te pueda iniciarse, es indispensable que el peticionario preste caución que garantice el pago de las
costas y los perjuicios que lleguen a causarse, y si se trata de proceso ejecutivo que no se haya
decretado el remate del bien. Al tercero corresponderá probar su posesión. El auto que resuelva el
incidente es apelable en el efecto diferido".
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES ^£
Considero que este incidente también lo puede adelantar ese tenedor pues,
42
como acertadamente lo anota DEVIS, por clara analogía, debe aplicarse este num.
8 al caso del tenedor que no estuvo presente y cuya tenencia no fue respetada; en
este evento el secuestro no se levantará y se ordenará restituir la tenencia a dicho
tercero, quien en lo sucesivo seguirá entendiéndose con el secuestre.
Si el objeto de la medida es garantizar los derechos de quienes pudiendo estar
jurídicamente presentes en la diligencia de secuestro no lo están, de esa circuns-
tancia no puede derivarse una serie de efectos nocivos para ellos, máxime si
consideramos la índole sorpresiva que normalmente tiene. De ahí que si, por
Sólo podrá tramitar autónomamente este incidente el tenedor que deriva sus
derechos de una persona que es parte en el proceso, quien de haberse presentado
en la diligencia, estaría en el caso del num. 1 del art. 686; porque si se trata de un
tenedor que no se hace presente en el momento de la diligencia y que de haberlo
estado se hubiera opuesto en nombre de un tercero poseedor, pierde la legitima-
ción para promover el incidente por cuanto la iniciativa le compete directamente
a éste, sin perjuicio de que aquél pueda coadyuvarlo.
En efecto, la solicitud debe estar encaminada a que la diligencia de secuestro
se lleve a efecto respetando los derechos del tenedor, quien busca así la protec-
ción directa de su interés derivado de un contrato de tenencia anterior al secues-
tro; por eso el tenedor no está habilitado para promover directamente a nombre
del poseedor la solicitud de levantamiento del secuestro, pues ya en este caso es el
poseedor el único legitimado para hacerlo dado que la especial habilitación que se
otorga al tenedor es únicamente para que se oponga en la diligencia de secuestro.
3°. Son inembargables las dos terceras partes de la renta bruta de los de-
partamentos, distritos especiales y municipios, contrario sensu, será embargable
una tercera parte de esa renta bruta.
Se explica así que cuando se trata de servicios públicos prestados por par-
ticulares sin que exista concesión (art. 684, num. 2 in fine), sólo se puede embar-
gar hasta la totalidad de la renta líquida, o sea lo que queda de deducir los costos
que implica la prestación del servicio. No puede decirse que se establece un
beneficio para los particulares por cuanto a ellos se les puede embargar la totali-
dad de la renta, y no la tercera parte como acontece en el otro evento y, además,
también pueden embargarse los bienes lo cual no es dable en el primer caso.
Es de resaltar que el decreto 111 de 1996, en su artículo 19, señala que "Son
inembargables las rentas incorporadas en el presupuesto general de la Nación, así
como los bienes y derechos de los órganos que lo conforman", adicionando el
inciso tercero que "Se incluyen en esta prohibición las cesiones y participaciones
o
de que trata el capítulo 4 del título xa de la Constitución Política", con lo que se
deja nítidamente sentado que el denominado "situado fiscal" o sea el porcentaje
o
6 . El num. 10 del art. 684 menciona como inembargables los "utensilios de
cocina" y los muebles de alcoba, las ropas de familia que el juez considere
indispensables, salvo que el crédito provenga del respectivo bien. Respecto a la
expresión "muebles de cocina", se debe destacar que la norma comprende los
bienes estrictamente necesarios para la preparación de los alimentos, por ejemplo
ollas, sartenes, cubiertos, etc., pero no ciertos objetos como lavaplatos eléctricos,
hornos microondas, congeladores, ücuadoras, ayudantes de cocina, etc., pues la-
finalidad del artículo (que el deudor conserve lo necesario para la adecuada pre-
paración de sus alimentos), es ajena a toda idea de lujo, excesiva comodidad o
simple ornato, circunstancia que también puede predicarse de la expresión mue-
bles de alcoba, para el caso de los televisores o aparatos de video. En fin, es el
juez quien con su prudente criterio y de acuerdo con las pautas que le marca la
disposición debe definir en cada caso concreto.
o
7 . El num. 11 consagra la inembargabilidad de los "utensilios", enseres e
instrumentos necesarios para el trabajo individual de la persona contra quien se
decretó el secuestro, salvo que el crédito provenga de la compra de esos mismos
bienes.
45 DEVIS ECHANDA
Í Hernando, ob. cit., t. in, p á g s . 7 3 3 y 734.
898
^INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL OVIL
Así el juez sea en cada caso quien debe precisar qué son bienes elementales,
de poco valor, este criterio puede no ser suficiente para dar a la disposición el
alcance que realmente tiene.
En efecto, en el caso del taxista cuya subsistencia depende únicamente del ve-
hículo, o el odontólogo o radiólogo de sus equipos de trabajo, nos hallamos en una
situación similar a la del trabajador del agro respecto de la pica o del azadón. En
mi opinión, además del valor de los bienes debe analizarse la mayor o menor de-
pendencia respecto de ellos. En tales casos, el juez determinará si el bien es in-
embargable o si puede consumarse el secuestro pero sin despojo, es decir, dejando
al ejecutado la posibilidad de continuar utilizando el bien y sólo llegado el caso del
remate despojarlo de la tenencia. Una interpretación laxa de la disposición puede
llevar a extremos no consentidos, como el de señalar que la oficina del profesional
es elemento indispensable para su trabajo o que la valiosa unidad dental tiene si-
milares características, y que por lo mismo serían bienes inembargables.
o
8 . Son inembargables los objetos que se posean fiduciariamente, norma con
la cual de manera imprecisa al parecer se pretendió dar el carácter de inembarga-
ble a los bienes sometidos a propiedad fiduciaria por el hecho de estar sometidos
46 Recuérdese que el artículo 1677 del C. C. es de contenido netamente procesal, de modo que
en todo aquello que difiera con el art. 684 del C. de P. C. se debe entender modificado.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES
a la carga de pasar a otro una vez cumplida la condición; afirma el profesor Devis
que "son inembargables por la sencilla razón de que ellos no pertenecen al de-
47
mandado, tesis que acoge NELSON MORA quien afirma: "El art. 794 del C. C.
dice que se llama propiedad fiduciaria la que está sujeta a gravamen de pasar a
otra persona por el hecho de verificarse la condición. En consecuencia, quien
tiene la propiedad en fiducia no es el titular de ella porque debe entregarla a un
48
tercero tan pronto como ocurra el hecho o condición y HERNANDO MORALES
señala que la razón de la inembargabilidad estriba en que "su propiedad es reso-
luble a favor de un tercero", desconociendo todos la esencia de la propiedad
fiduciaria en el sentido de que ésta es parte del activo patrimonial de fiduciario.
47 MORALES MOLINA Hernando, ob. cit., parte especial, págs. 254 y 255.
48 MORA Nelson, ob. cit., pág. 3 6 8 .
900 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
condición), en los dos casos el bien pasará a un tercero y nadie osaría afirmar que
quien compra existiendo condición resolutoria del derecho de dominio, no es
propietario.
Otra cosa es que por la existencia del gravamen (la condición vigente), el
precio del bien disminuirá por cuanto si alguien adquiere esa propiedad en remate
o por venta que de ella haga su propietario, estará obligado a restituir si en el
futuro se cumpliere la condición, circunstancia que el adquirente debe evaluar y
definir si quiere correr o no ese riesgo. Pero afirmar que la inembargabilidad
existe, es un verdadero despropósito jurídico, máxime si se recuerda que el artí-
culo 810 del C. C. indica que "La propiedad fiduciaria puede enajenarse entre
vivos y trasmitirse por causa de muerte".
Se tiene, entonces, que por lo que respecta con la propiedad fiduciaria desa-
rrollada en el Código Civil no puede aseverarse que la norma en comentario
corresponda a la misma.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 901
Es necesario tener presente que los artículos 1233 y 1238 del C. de Co. son
las disposiciones que específicamente conciernen con el tema al regular la forma
como quedan afectos para responder los bienes que integran el patrimonio autó-
nomo que surge como consecuencia de la celebración del contrato de fiducia
mercantil que, tal como lo señala el art. 1227 del C. de Co., no forman parte de la
garantía general de los acreedores del fiduciario y sólo garantizan el cumplimien-
to de las obligaciones contraídas en el cumplimiento de la finalidad perseguida, lo
que se entiende a cabalidad si se recuerda que la constitución del contrato de
fiducia implica la transferencia del dominio que tenía el constituyente y, por ende,
el bien sale de su patrimonio de manera idéntica a como sucede si lo enajena,
pues la constitución de fiducia mercantil es una modalidad de enajenación.
"Los bienes objeto del negocio fiduciario no podrán ser perseguidos por los
acreedores del fiduciante, a menos que sus acreencias sean anteriores a la consti-
tución del mismo. Los acreedores del beneficiario solamente podrán perseguir los
rendimientos que le reporten dichos bienes.
49
La sostenida por la doctora ESTELA VILLEGAS DE OSORIO quien señala que
si bien es cierto el inciso segundo del artículo 1238 del C. de Co., "se compagina
con la acción pauliana", en el primer inciso de la norma se consagra una especial
902 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL OVIL
acción especial por estimar que existe una figura más amplia que la prevista en el
artículo 2491 del C. C. por cuanto:
No obstante, como se advierte que se trata de una figura más amplia que la
prevista en el artículo "2491 del C. C. se puede aseverar que dado que se le
atribuye la misma naturaleza jurídica, la acción para hacerla efectiva debe ser de
similar índole que la consagrada en el inciso segundo de la misma norma o sea,
proceso ordinario, pues no se dan ninguno de los requisitos para dar vía libre al
proceso ejecutivo en atención a que no es posible confundir la acreencia anterior
a la constitución del contrato de fiducia, la que aisladamente considerada puede
prestar mérito ejecutivo, con la pretensión encaminada a dejar sin efectos el
contrato de fiducia por existir una obligación anterior a cargo del constituyente.
"... los bienes fideicomitidos podrán ser perseguidos en cabeza del fiduciario
por los acreedores del fideicomitente, empleando para ello la vía ejecutiva, siem-
pre que se trate de obligaciones contraídas con anterioridad a la constitución de la
fiducia. De igual forma es viable la acción pauliana consagrada en el artículo
2491 del Código Civil, cuando el negocio fiduciario se haya celebrado en perjui-
cio de los acreedores del fiduciario y medie la mala fe de las partes, a lo cual se
o
hace referencia en el inciso 2 . del artículo 1238 del Código de Comercio.
Sin reservas, pero con algunas precisiones, tomo partido por la tesis expuesta
últimamente, la tercera; no albergo duda alguna acerca de que el artículo 1238 del
C. de Co. consagra un evento específico de acción pauliana, aspecto dominado
por el inciso segundo de dicha disposición, el que, en mi entender se ha tomado
erróneamente como si tipificara una especial circunstancia diversa de la contem-
plada en la primera parte de la disposición, desconociendo incluso el título mismo
que precede al art. 1238 que al indicar ACCIONES SOBRE BIENES FIDEICOMITIDOS,
consagra exclusivamente dos acciones, la pauliana y la de los acreedores del
beneficiario respecto de los rendimientos que reporten dichos bienes, sin que en
parte alguna se exprese que se trata de acciones ejecutivas, simplemente las que
por la naturaleza de las pretensiones sean pertinentes.
En efecto, es menester considerar que el inciso primero del artículo 1238 del
C. de Co. al indicar que podrán "los acreedores del fiduciante" perseguir los
Lo que la redacción del art. 1238 del C. de Co. ha querido destacar como
postulado general en su inciso primero es que los bienes del patrimonio autónomo
no pueden ser perseguidos por los acreedores del fiduciante, sólo por excepción
podrán ejercitar las acciones en orden a su persecución cuando se trata de acreen-
cias anteriores a la constitución de la fiducia, pero siempre y cuando el negocio se
haya celebrado en fraude de terceros, característica que se resalta en el segundo
inciso para evidenciar que no se trata de nada diverso a desarrollo de la acción
pauliana prevista el art. 2491 del C. C. y que como es bien sabido parte de dos
bases, la primera de ellas del acuerdo fraudulento, de mala fe de los que celebran
el negocio, aspecto que estimo no se da en los contratos de fiducia dada la
reconocida seriedad de las sociedades dedicadas a este campo de la actividad
económica, en tanto que la segunda tan sólo exige probar la mala fe del deudor en
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES
ta, pero en los dos eventos se trata de proceso ordinario pues la índole de la
pretensión, que en los dos eventos es la misma, no admite la posibilidad de vía
ejecutiva por ausencia de los requisitos del artículo 488 del C. de P. C, pues se
reitera en este proceso no se trata de cobrar la obligación anterior sino de dejar sin
efectos un contrato de fiducia.
Ahora bien, si un juez por inadvertencia embarga y secuestra esos bienes, las
acciones propias del sistema procesal civil para efectos de levantar embargos o
52
secuestros cuando versan sobre bienes a j e n o s pueden ser empleadas por solici-
tud de la sociedad fiduciaria que como representante del patrimonio autónomo
tiene el deber de velar por su integridad, siendo de resaltar que cuando se trata de
bienes sometidos a registro es deber del registrador respectivo abstenerse de
inscribir embargos cuando se han decretado respecto del anterior propietario, el
constituyente del contrato de fiducia, de manera idéntica y por la misma razón
que lo haría cuando se ordena el embargo de un bien que no pertenece a la
persona contra quien se decretó la medida, porque, se resalta, el bien entregado en
fiducia salió del patrimonio del constituyente.
Bien vale la pena recordar aquí lo que tantas veces repito a mis alumnos: el
mejor proceso ejecutivo es aquel en el que rápida y oportunamente se logra dar
efectividad a las medidas cautelares porque el proceso termina, generalmente, por
pago.
52 Básicamente se hallan en el artículo 681 numeral 1 que permite solicitar el levantamiento del
embargo de bienes que no son del ejecutado y 687 numerales 6 (oposición al secuestro del tercero
poseedor) y 8 (levantamiento del secuestro por quien no estuvo presente en la diligencia).
DE LAS MEDrDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 909
Y con mucha mayor razón podrá hacerlo cuando el documento reúne las
condiciones del título ejecutivo. De suerte que simultáneamente con el man-
damiento ejecutivo puede dictar el auto en que ordene las medidas solicitadas; en
este proceso el juez no puede decretar medidas preventivas de oficio, salvo que se
trate de un proceso ejecutivo con título hipotecario o prendario, en el cual, con el
mandamiento de pago, debe decretarse oficiosamente el embargo y secuestro del
bien. Pero en un ejecutivo con garantía personal no procede de oficio ninguna
medida preventiva, ya que el demandante siempre debe solicitarlas o el ejecutado
denunciar bienes para que aquellas se realicen; es decir, los embargos y secues-
tros sólo proceden a petición de cualquiera de las partes, (el art. 514 también le
permite solicitarla» al ejecutado) auncuando normalmente es el ejecutante quien
las pide y, específicamente, sólo él puede hacerlo en la etapa inicial del proceso
(cuando son antes de la notificación del mandamiento ejecutivo); es más, en la
gran mayoría de los casos es aconsejable que así se haga, para evitar maniobras
fraudulentas del ejecutado destinadas a insolventarse.
De acuerdo con el inciso quinto del art. 513, se entiende que la denuncia de
bienes de propiedad del ejecutado la hace el ejecutante bajo la gravedad del
juramento, que se estima prestado por la sola presentación del escrito. En conse-
cuencia, no es menester surtir diligencia alguna para que se entienda cumplida
esta formalidad, para nosotros innecesaria, pues si alguien tiene verdadero interés
en denunciar bienes de propiedad del ejecutado es el demandante, por la obvia
razón de que el éxito de su proceso depende en mucho de la cabal culminación de
la diligencia y, además, porque si los bienes denunciados son de propiedad de
terceros, quien los ha denunciado, con o sin juramento, debe responder por los
perjuicios que se hayan podido causar con las medidas cautelares.
El art. 513 regula el embargo y secuestro previos, esto es, las medidas que se
practican antes de notificarse el mandamiento de ejecución, sin que pueda pensar-
se que en lo que no fuere compatible también se aplicará a los embargos y
secuestros que se soliciten luego de haberse notificado el mandamiento de pago
pues no puede olvidarse que en lo que concierne con su práctica no existe diferen-
cia alguna.
Supóngase que para garantizar el pago de una obligación que asciende a cien
mil pesos se embargue y secuestre un carro que vale cinco millones de pesos;
claramente se ve que en este caso no puede aplicarse la disposición que comento,
pues es un imposible jurídico limitar la medida sólo a una parte del automóvil.
También es improcedente la limitación cuando el bien puede ser objeto de divi-
sión, pero ésta supone notable disminución en su valor o negociabilidad como
ocurriría si se embargan dos máquinas que son autónomas como objetos pero
complementarias en su función; todos estos aspectos los debe analizar el juez y
decidir de acuerdo con su buen criterio.
Dos son los criterios que debe observar el juez para limitar los secuestros en
el momento de la diligencia: el primero, cuando advierta que los bienes denuncia-
dos tienen un notorio valor, sin necesidad de pruebas acerca de su estimación
pecuniaria, tarea que se facilita si se considera que en la mayoría de los casos los
bienes objeto de la,medida son de naturaleza similar (automóviles, electrodomés-
ticos, muebles); el segundo, cuando en la diligencia se allegan pruebas (facturas,
recibos, libros de contabilidad, etc.) sobre el valor de los bienes; debe quedar muy
claro que tales pruebas no obligan al juez, porque poco importa, v. gr., que se diga
que una máquina de escribir vale en libros de contabilidad tal suma de dinero, si
por su estado y conservación el juez concluye que su valor comercial es menor o
mayor. No se trata de acudir a criterios matemáticos para estimar el exceso en el
embargo sino de evitar la comisión de actos notoriamente perjudiciales para el
demandado pues si con el secuestro de unos bienes queda ampliamente garantiza-
do el pago de la obligación, resulta innecesario gravar aún más al demandado con
la práctica de la medida sobre otros.
'•^i ANDINA
912
INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL OVIL
término de cinco días, manifieste de cuales de ellas prescinde o rinda las explica-
ciones a que hubiere lugar. El juez decidirá lo pertinente con sujeción a los
criterios previstos en el inciso segundo de este artículo", lo que viene a constituir-
se en una nueva oportunidad para limitar las cautelas y es un importante comple-
mento del derecho del ejecutado a solicitar reducción de embargos, el mecanismo
oficioso radicado en cabeza del juez, cuyo ejercicio estará orientado por los
criterios y parámetros consagrados en los incisos anteriores de la misma norma,
es decir dejando primordialmente a la iniciativa del ejecutante el determinar los
bienes con los cuales espera seguir siendo garantizado.
Dispone el mismo artículo que: "Cuando en concepto del juez los embargos
fueren exagerados o abusivos, al decretarse su reducción se condenará al ejecu-
tante a pagar los perjuicios al ejecutado". Esta disposición, como otras del Códi-
go, poco se cumple porque erradamente se piensa que una decisión de esta natu-
raleza constituye a la vez un reconocimiento de la mala conducta del funcionario
que ordenó las medidas preventivas.
Hubiera sido mejor establecer una sanción objetiva para el ejecutante cuando
se prueba el exceso de los embargos, consistente, por ejemplo, en una multa o en
el pago de unas costas, sin obligar al juez a calificar los embargos de exagerados
o abusivos, como lo hace el inciso final del art. 517.
sin la seguridad de que ellos estén en el patrimonio del demandado y si tiene más
suerte de la esperada logra inmovilizar bienes en exceso. Como por ejemplo
pueden citarse los oficios para embargar cuentas corrientes en diferentes bancos,
embargo de sueldos y de inmuebles que a veces determinan extralimitaciones en
los embargos y la posibilidad de aplicar el art. 517 para obtener su reducción sin
perjuicio, claro está, de que el demandante, en un acto de lealtad procesal y de
defensa de sus propios intereses, desista de parte de las medidas.
Según el art. 690, num. 1, letra b), para que proceda el secuestro de bienes
muebles se requieren los mismos requisitos del registro de la demanda, es decir,
que exista petición de parte y que la sentencia, de ser estimatoria de la demanda,
afecte derechos reales constituidos sobre dichos bienes, advirtiendo que esta me-
dida procede a petición de parte en todos los casos.
Si los bienes muebles están sometidos al régimen del registro, pueden coexis-
tir las dos medidas cautelares: el registro de la demanda para alertar y vincular a
terceros, y el secuestro para asegurar la integridad del bien; ninguna de las dos
pone los bienes fuera del comercio.
En verdad, con frecuencia se cree que el secuestro coloca los bienes fuera del
comercio; empero cuando el secuestro es medida autónoma, como ocurre en este
caso, no genera tal consecuencia. El error está en considerar que el secuestro
siempre va precedido de la orden de embargo y que lo perfecciona, lo que sólo
sucede cuando el embargo decretado debe consumarse en la forma prevista por el
art. 681, inc. 3 como adelante se explica más en detalle.
53 El artículo 517 del C. de P. C. es de aquellas normas que requieren de una pronta modificación
pues la oportunidad para solicitar la reducción ha quedado para etapas muy posteriores de la
actuación debido a que el avalúo se realiza después de la sentencia y queda al criterio del juez hacer
uso de la facultad oficiosa prevista en el inciso final de la disposición antes de esa ocasión.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 915
54 El error de permitir la caución a no dudarlo es grave, pues se partió de la base errada de que
se trata de situación similar a la del proceso de ejecución cuando así no acontece. En efecto
ejecutivo al embargarse y secuestrarse un bien, lo que se busca es llevar el mismo a remate para que
produzca dinero al ser vendido en la subasta, de ahí que la caución tiene plena lógica jurídica
permitida. Empero, en el ordinario lo que se ejercita es un derecho real, que busca recuperar el bien
y no obtener un equivalente de dinero del mismo.
916 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL I
La razón por la cual el secuestro de bienes inmuebles tan sólo se permite una
vez existe sentencia estimatoria de la demanda y ésta ha sido apelada o tiene
consulta, obedece a que si no se va a dar la segunda instancia es porque aquella
quedó ejecutoriada y, si así acontece, lo que procede es la diligencia de entrega de
que tratan los arts. 337 a 339 del C. de P. C.
55
No obstante, advierto que el profesor JAIRO PARRA QUIJANO no comparte
esta opinión por estimar que la ley no habla de secuestros parciales, advirtiendo
que "el secuestro se practica en toda su plenitud", resaltando que precisamente
por eso es que la ley le da al poseedor la posibilidad de impedir el mismo
prestando la caución.
Por lo tanto, en los casos en que el secuestro no está precedido de una orden
de embargo, es decir, cuando no cumpla la finalidad de perfeccionarlo, es una me-
dida cautelar que implicará limitación en la posesión o tenencia de un bien pero
que no lo pone fuera del comercio. El art. 1521 del C. C. prohibe enajenar "las co-
sas embargadas por decreto judicial", no los que tan sólo están secuestrados.
^ T b ^ v S X ^ r
P °cesal cMl, parte especial, Ed. Librería de, profesional
918 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Es más tan inútil ha sido la reforma que, aún de simplemente haberse dero-
gado el numeral 7 del art. 690, la circunstancia queda cobijada por lo previsto en
el numeral 8, de manera que lo único que ha sucedido es una repetición de
posibilidades jurídicas y la supresión de una garantía adecuada para este específi-
co evento.
No obstante, para el hipotético caso donde sea viable llevar a cabo el embar-
go y secuestro de que trata la norma en cita, destaco que ésta recae sobre el
vehículo "con el cual se causó el daño" en un accidente de tránsito, inde-
pendientemente de quien sea su propietario por cuanto se ha tomado como guía el
criterio objetivo de la intervención del vehículo en el accidente sin que para nada
importe si su conductor era propietario, poseedor o mero tenedor del mismo y así
permitir afectarlo de manera especial al pago de la indemnización por los daños
que con él se ocasionaron a otras cosas, muebles o inmuebles, pues si este recayó
sobre personas está de por medio la comisión de un delito y será por vías, básica-
mente la constitución de parte civil en el proceso penal, que puede obtenerse el
pago de los perjuicios.
De otra parte, la reforma que la ley 794 de 2003 introdujo al artículo 335 del
C. de P. C, al cual se remite la nueva disposición, en lo que siguió la orientación
de la derogada, determina aspecto que precisa de especial explicación.
En efecto, el original art. 335 permitía que se pudiera ejecutar una sentencia
ante el mismo juez que la profirió si se presentaba demanda ejecutiva dentro de
los sesenta días siguientes a la ejecutoria de la sentencia o la notificación del auto
que ordena cumplir lo dispuesto por el superior; de lo contrario era menester
acudir a proceso ejecutivo separado y ante el juez competente de acuerdo con las
reglas generales, lo que daba por entendido que la cautela conservaba su vigencia
siempre y cuando se ejecutara ante el mismo juez, o sea presentando la demanda
en el plazo advertido. De lo contrario cesaba en sus efectos.
La duda que surge es si ahora, que no existe ejecución separada, sigue ope-
rando la causal de terminación de la cautela por aplicación, en lo pertinente, del
art. 335, que en este evento serían los mismos sesenta días con que se cuenta para
pedir que se libre el mandamiento de pago notificable por estado. Si se tiene en
cuenta que la finalidad de la remisión inicial era la de que en ese plazo se
promoviera la ejecución, estimo que es admisible dicha circunstancia y que la
remisión debe entenderse en el sentido de que si vencen los sesenta días citados y
no se ha presentado la solicitud de proferimiento del mandamiento de pago, pueda
el demandado pedir que.se deje sin efecto la cautela.
I
Aceptar la tesis contraria entrañaría dejar embargado y secuestrado el bien
por lapso incierto, indefinido, hasta cuando buenamente quisiera el demandante
pedir que se libre el mandamiento ejecutivo, que es la posibilidad que la disposi-
ción siempre ha querido erradicar.
7.4. Embargo y secuestro de bienes de propiedad del demandado cuando existe
sentencia favorable de primera instancia
Insisto en que esta posibilidad debería darse desde un primer momento, por
cuanto dejar a la inmensa mayoría de los procesos ordinarios huérfanos de caute-
las y permitir las más importantes de ellas tan sólo a partir de la sentencia de
primera instancia, para nada aminora el problema determinado por la insolvencia
buscada de los demandados. La única diferencia está en que ahora van a contar
con menor tiempo para hacerlo, pero de todos modos un tan plazo amplio como
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 921
Se perdió, con ocasión de las reformas del decreto 2282 de 1989, la oportu-
nidad para colocar el sistema procesal a tono con la época, pues mucho pesaron
en el criterio de la comisión las voces alarmistas de quienes sostuvieron para
negar la propuesta, que permitir embargos y secuestros dentro de los procesos
ordinarios desde un primer momento, era dejar en manos de abogados deshones-
tos la posibilidad de quebrar a los demandados con la iniciación de procesos
infundados y la práctica de tales cautelas desde la iniciación del proceso, olvidan-
do que no se puede legislar con tal criterio pues siempre el delincuente hallará
forma de buscar éxito en sus torvos propósitos, porque si se trata de cometer un
fraude buscará el medio para hacerlo y lograr la misma finalidad, de una parte y,
de la otra, porque para la medida existe la contracautela en donde el juez dentro
de sus poder discrecional al señalar el monto de la garantía en mucho puede
contribuir a evitar este tipo de maniobras.
•
Recuerdo que al proponer en el seno de la comisión encargada de preparar el
proyecto de lo que sería el decreto 2282 de 1989, la posibilidad de que se decre-
tará desde un primer momento embargos y secuestros, prestando la correspon-
diente caución para responder por los perjuicios, otro miembro de la comisión
expresó sus apocalípticas prevenciones que llevaron a desechar la misma, proce-
der que demuestra la razón de la Corte Constitucional cuando en el fallo de tutela
de octubre 1 de 1992 destacaba la inclinación de los colombianos a presentar
situaciones exageradas "en muchas de las cuales juega más la imaginación que el
rigor científico que debilitan ellas mismas el argumento que pretenden apoyar en
cuanto escapan de la realidad cotidiana y construyen el análisis jurídico que de
suyo exige ponderación sobre la base deleznable de hechos ficticios, o en relación
con unos pocos casos tomados de la realidad y de contornos hábilmente dramati-
zados, cuya singularidad los caracteriza precisamente como excepcionales".
El alcance del numeral 8 que estudiamos pone de presente que los embargos
56
y secuestros proceden en todos los procesos ordinarios donde la pretensión sea
922 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
de condena al pago de perjuicios, sin que interese para nada si su origen es
proveniente de la responsabilidad contractual o extracontractual, basta que la
sentencia imponga la condena al pago de los mismos y que sea apelada o tenga
consulta (si lo anterior no sucede se ejecutoria y procede de inmediato la ejecu-
ción), para que por petición del demandante y previa prestación de una garantía
referida al de los perjuicios que la medida pueda ocasionar, se practique el embar-
go y secuestro de los bienes que se denuncien como de propiedad de la parte
demandada.
La medida puede pedirse ante el mismo juez de primera instancia y cuando
así aconteció será el apelante, no la parte que pidió las cautelas, el obligado a
sufragar las copias de las piezas del proceso que el juez estime necesarias y que,
básicamente, será la de la sentencia, quedando sometido a las sanciones del artí-
culo 356 si no cumple con esta carga es decir, que se declare desierto el recurso,
lo que así deben entenderse si se considera que la remisión es integral a lo
señalado en el inciso segundo del referido artículo.
El inciso cuarto del numeral 8 del art. 690 dispone que "El embargo y el
secuestro se levantarán si el demandante no inicia la ejecución para el pago de la
obligación dentro de los quince días siguientes a la ejecutoria de la sentencia, o si
se absuelve al demandado. Iniciada oportunamente la ejecución se remitirá al juez
que conozca de ella o se agregará al expediente que curse en el mismo juzgado
copia de la diligencia para que la medida surta efecto en dicho proceso".
56 Debería generalizarse la medida o ser permitida en todo proceso declarativo en el cual se den
esas circunstancias.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 923
Si se le da al inciso tercero del numeral 8 del art. 690 una exegética interpre-
tación se encuentra que como dispone que el "embargo y secuestro se levantarán
si el demandante no inicia ejecución para el pago de la obligación dentro de los
quince días siguientes a la ejecutoria de la sentencia", se tiene que inmediata-
mente ésta quede en firme empezaría a correr el plazo, debido a que por una
omisión de la norma no se señaló que éste debería correr a partir de la notifica-
ción del auto que ordene obedecer lo dispuesto por el superior, con lo cual se
hubiera guardado armonía con lo dispuesto en el inciso primero del art. 335.
De otra parte, no existe duda acerca de que la ley 794 de 2003, al eliminar la
alternativa de ejecutar ante el juez competente y dejar exclusivamente en el del
conocimiento, derogó la expresión empleada por el inciso tercero del numeral 8
del art. 690 acerca de que: "Iniciada oportunamente la ejecución, se remitirá
al juez que conozca de ella" la diligencia de embargo y secuestro, pues la
posibilidad desapareció.
8. EL R E G I S T R O DE LA DEMANDA
Por eso la H. Corte al cotejar los arts. 665 y 666 del C. C. se ha expresado
con acierto indicando que: "Difieren esencialmente las acciones que se derivan
los derechos reales de las que se originan en los derechos personales, pues mien-?
tras aquellos, de acuerdo con lo establecido en el artículo 665 del Código son los
que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada persona, como los de
dominio, herencia, usufructo, uso y habitación, servidumbres activas, prenda e
hipoteca, estos son los que nacen de una obligación de una persona o deudor otra
o acreedor, surgida de un acto jurídico como un contrato o cuasi contrato un
hecho ilícito como un delito o cuasidelito o de la ley, según se infiere términos
58
del artículo 666 ibídem'*.
o
Establecido el requisito común de que trata el artículo 690 en su numeral I
y predicable del registro de la demanda y el secuestro en sus dos modalidades
procede adentrarnos en el estudio del registro de la demanda
Esta importante medida cautelar únicamente procede cuando los derechos
reales que se pueden afectar están constituidos respecto de bienes sometidos al
régimen de inscripción en registros públicos, para efectos de que allí se tome nota
de todo acto jurídico que conlleve alteración de aquellos, tal como sucede con los
inmuebles, los derechos accionarios, las naves y aeronaves, para citar algunos
ejemplos, no sin advertir que la medida opera de manera preponderante con
relación a bienes inmuebles cuyo control está asignado a las oficinas de registro
de instrumentos públicos, mas no exclusivamente para ellos, porque la cautela
procede en cualquier evento donde, a más de reunidos los requisitos generales, el
control de los derechos reales respecto del bien está atribuido a una autoridad
57 Para mayor información acerca del tema, puede consultarse la cuarta edición de esta obra,
págs. 89 a 93 donde con detalle se explicaban las dos posiciones, lo que ahora resulta inútil debido
a que expresamente el art. 692 ha previsto la inscripción suprimiendo toda polémica.
58 Corte Suprema de Justicia, sentencia de marzo 31 de 1982, publicada en Código Civil, Edición
Especial del Centenario, Superintendencia de Sociedades, pág. 227.
DE LAS MEDD
IAS CAUTELARES Y LAS CAUCO
INES 927
(ejemplo, Cámaras de Comercio, Departamento Administrativo Nacional de Ae-
59
ronáutica, Registro Nacional Automotor etc).
59 El artículo 522 del C. de Co., consagra otro caso especial de inscripción de la demanda para el
evento del contrato de arrendamiento entre comerciantes cuando se restituye el inmueble y no se le
la el destino para el cual se solicitó dentro de los tres meses siguientes a la entrega o se le dedica a
otra actividad comercial similar.
Es así como el inciso final dispone que "el inmueble respectivo quedará especialmente afecto al
pago de la indemnización, y la correspondiente demanda deberá ser inscrita como se previene para
las que versan sobre el dominio de inmuebles", donde se desprende que para la efectividad de la
medida es menester que el propietario siga siendo el mismo cuando se va a inscribir la demanda
pues si en el entretanto ha cambiado la titularidad ya no será posible registrar la demanda de manera
idéntica a como acontece cuando se va a registrar un embargo y el ejecutado ya no es el propietario
del bien.
60 La Corte ha señalado que: "De suerte que a partir del 1 de julio de 1971, fecha en que entró
vigencia el actual Código de Procedimiento Civil, el registro de la demanda no tiene la virtud de
colocar los bienes fuera del comercio, quedando en esta forma derogado el numeral 4 del artículo
1521 y los artículos 42 de la ley 57 de 1887, 1 y 2 de la ley 38 de 1945 según se desprende de lo
estatuido en los artículos 690 y 698 del Código de Enjuiciamiento Civil". (Sentencia de 13 de
septiembre de 1977, en Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Héctor ROA GÓMEZ, t. I V ,
Edit. ABC, Bogotá, pág. 1738).
928 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
sea menester citarlos al proceso, por cuanto los causahabientes del demandado
quedan sujetos a las vicisitudes de la relación jurídica de que aquel era titular.
Está bien que se haya dispuesto así, por cuanto la más elemental prudencia
indica que si una persona va a negociar un bien sometido a registro, ejemplo, un
inmueble, debe exigir el correspondiente certificado de tradición actualizado para
efectos de realizar el estudio de su situación. Si conocedora de la existencia
proceso decide adquirirlo, sabe a qué atenerse porque si la sentencia tiene efectos
desfavorables respecto de quien lo transfirió o sea el demandado en el proceso,
ordena el art. 690 del C. de P. C, que: "Si la sentencia fuere favorable al deman-
dante, en ella se ordenará su registro y la cancelación de los registros de transfe-
rencias de propiedad, gravámenes y limitaciones al dominio efectuados después
de la inscripción de la demanda, si los hubiere".
Ahora bien, estimo que si el registrador insiste en cumplir la orden del juez,
se presenta la posibilidad de intentar una acción de tutela en contra de determina-
ción que así lo dispone, la que es pertinente, pues es menester dejar o que luego
de la inexequibilidad de los artículos 11, 12 y 40 del decreto 2591 de 19 de
noviembre de 1991, declarada por la H. Corte Constitucional en la sentencia
C-543 de octubre 1 de 1992, la acción de tutela sigue siendo un mecanismo
procedente para evitar la violación de derechos constitucionales fundamentales
cuando en ella se incurre a través de providencias judiciales u omisiones de los
61
jueces en casos de que se presente una flagrante u ostensible vía de hecho.
Finaliza, en lo pertinente, la Corte Constitucional destacando que: "De las razones anteriores con-
cluye la Corte que no procede la acción de tutela contra ninguna providencia judicial, con la única
salvedad del perjuicio irremediable, desde luego aplicada en este evento como mecanismo transito-
rio supeditado a la decisión definitiva que adopte el juez competente", hipótesis que bien se ve es
aplicable a un ejemplo como el que se tipifica en el caso que comento.
930 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Ciertamente, el artículo 692 del Código dispone que en "el auto admisorio
ordenará de oficio la inscripción de la demanda en los procesos de pertenencia
deslinde y amojonamiento, servidumbres, expropiaciones y división de bienes
comunes", norma que pone de presente que si el juez olvida disponerlo en el auto
de admisión de la demanda debe subsanar la falla en cualquier oportunidad pos-
terior y aun cuando la parte pida que decrete la cautela que no dispuso el juez no
debe prestar caución, porque en los mencionados procesos este requisito no se
exige y bien sabido es«que las cauciones como las medidas cautelares tienen
carácter taxativo.
Para todo otro proceso diverso de los anteriores en que se den los requisitos
generales (afectación de derechos reales), es menester petición de parte por cuan-
to no está dentro de las facultades del juez disponer la cautela de oficio; como
exigencia obligatoria y previa a ordenarla es menester que el juez señale el monto
de la caución "que garantice el pago de las costas y perjuicios que con ella
lleguen a causarse excepto en los casos contemplados en el artículo 692", dispone
el inciso segundo del literal a) del numeral 1 del art. 690.
bien objeto del gravamen y por sobre todo la verosimilitud del derecho alegado
que de la demanda y sus anexos puede surgir y sobre esta orientación señalará un
monto mayor o menor según su criterio, pues resulta innegable que en la mayoría
de los casos de la lectura de la demanda bastante es lo que se guía el criterio del
juez acerca de la seriedad de las peticiones.
Así, por ejemplo, si una persona discute un derecho real principal sobre un
bien inmueble y no registra oportunamente la demanda, aun cuando esté en curso
el proceso, el demandado puede enajenarlo sin que existan bases para predicar del
adquirente mala fe, pues la obligación es analizar la tradición que muestra el
certificado y si éste nada dice acerca de inscripciones, ninguna limitación se
presenta y no queda vinculado por los efectos del fallo.
o
Si se solicita junto con la demanda la medida cautelar, dispone el numeral I
art. 690 que se decretará en el auto admisorio de ella, posibilidad que no veo
operante, salvo el caso de los procesos donde el registro se decreta de oficio, dado
que en los restantes eventos previamente se debe fijar, prestar y calificar la
caución y no existe razón alguna para posponer la admisión de la demanda al
lleno de estos requisitos, de ahí que si el registro de la demanda se pide con ésta,
en el auto admisorio lo que debe fijarse es el monto de la caución y desterrar la
o
tesis que podría acuñarse con base en el numeral I que comento acerca de que
sólo se entraría a admitir la demanda una vez surtido lo que toca con la garantía,
para poder en el mismo auto admisorio decretar el registro de la demanda, por no
ser requisito para admitir la demanda que decrete la medida cautelar, ni ser este
auto la oportunidad exclusiva y única hacerlo.
El numeral 1, literal a), inciso cuarto del art. 690 del C. de P. C. dispone que:
"La vigencia del registro de otra demanda o de un embargo, no impedirá el de
demanda posterior, ni el de una demanda el de un embargo posterior", disposición
que requiere de una especial puntualización y de la que surge el análisis de dos
situaciones, cuales son la concurrencia de dos o más registros de demanda y la de
embargo y registro de demanda, que estudiaré a continuación.
Puede ocurrir que un bien respecto del cual existe registro de la demanda, sea
embargado en otro proceso, por ejemplo en un ejecutivo. Ello es posible si se
considera que el registro de la demanda no pone los bienes fuera del comercio.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 933
Para nada importa que el registro de la demanda haya sido anterior o poste-
rior al embargo porque esta medida no conlleva transferencia del derecho de
dominio, la que opera es con la subasta. Si el registro es anterior al remate le será
oponible al adquirente, quien al rematar, se presume de derecho, estaba enterado
de la existencia del gravamen y por lo tanto corría con las consecuencias de
adquirirlo con tal vicisitud.
De otra parte, podría argüirse que si se registra una demanda antes o después
de perfeccionado el embargo decretado en otro proceso, en últimas podría primar
el embargo por cuanto según el art. 530 del C. de P. C. quien remata ve consoli-
dada su posición porque el auto aprobatorio del remate debe disponer la cancela-
ción de los gravámenes que afecten los bienes y dado que el registro de la
demanda es una especie de gravamen, también debería ordenarse su cancelación,
apreciación por entero errada debido a que el art. 530 no se refiere a todos los
gravámenes sino a la prenda y a la hipoteca, de ahí que los gravámenes originados
por el registro de la demanda no quedan cancelados, de igual manera que no lo
quedan las condiciones resolutorias que puedan afectar el bien se remató al ejecu-
tado o las servidumbres que pesan sobre el mismo. Por tanto, se insiste, en el
remate no se adquieren derechos diferentes a los que tenía el ejecutado; con
excepción de prendas e hipotecas que se cancelan, pero todos los demás graváme-
nes subsisten.
Al respecto dos son las posiciones que se han expuesto: la primera de ellas
parte del supuesto de que como no existe norma alguna que permita condenar en
la misma sentencia al pago de los perjuicios, estos deberán acreditarse en un
proceso ordinario diverso del que termina. Halla apoyo esta tesis en que se re-
quiere norma expresa que permita imponer dentro de la providencia respectiva
conde al pago de los perjuicios provenientes de la medida cautelar, aún en abs-
tracto, tal como sucede en casos tales como los contemplados en los art. 687
62 63
inciso final y 510, numeral 2 letra d ) , aspecto que infortunadamente no quedó
62 Señala esta norma que siempre que se levante el embargo o secuestro en los casos numerales 1, 2
y 4 a 8 del presenteartículo, se condenará de oficio o a solicitud de parte en costas y perjuicios a quienes
pidieron tal medida". i., .
936 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVTL
63 Señala la norma que "La sentencia de excepciones totalmente favorable al demandado fin al
proceso; en ella se ordenará el desembargo de los bienes perseguidos y se condena ejecutante a
pagar las costas v los perjuicios que aquel haya sufrido con ocasión de las medidas cautelares.
64 Y es que además de la sentencia absolutoria pueden existir otras circunstancias procesales que
permiten dejar sin efecto la inscripción de la demanda. Piénsese, por ejemplo, que la misma decre-
tado sin que se reúnan los requisitos legales, se apele del auto respectivo y el superior revoque la
determinación.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 937
8.4. El recurso de apelación frente a las medidas cautelares dentro del proceso
ordinario
Una vez analizadas las notas características de las medidas de cautela proce-
dentes dentro de los procesos declarativos y en especial del ordinario, es menester
destacar que en materia del recurso de apelación frente al auto que resuelve sobre
ellas, es decir, tanto las decreta como el que las niega no existe una clara regula-
ción legal.
Ciertamente, el numeral 3 del art. 690 señala que: "El auto que resuelva
sobre las medidas de que tratan los numerales anteriores, salvo norma en contra-
rio, es apelable en el efecto devolutivo si las decreta y en el diferido si las niega;
el que las levante, en el efecto devolutivo".
Lo ideal sería establecer que las providencias que deciden acerca de la soli-
citud de medidas cautelares, es decir las que las decretan o la niegan admiten la
apelación para que desparezca la innecesaria selectividad a la que se ha hecho
mención.
9. LAS CAUCIONES
En el campo procesal civil procede prestar una caución, entre muchos otros,
en los siguientes casos:
a
65 Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, 2 1 Ed., 1992, pág. 312.
66 Aspecto diferente frente al ejemplo dado, es discutir si se justifica en el evento allí previsto
exigir caución.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES
o
2. El artículo 338, parágrafo 4 , lo requiere para iniciar el incidente del
tercero poseedor que no estuvo presente en la diligencia de entrega y garantizar
los perjuicios que cause, caso de que no tenga razón.
o
3. El artículo 371, inc. 2 , establece que cuando se interpone recurso de
casación, el recurrente deberá prestar caución para responder por los perjuicios
que se deriven de la demora en la ejecución del fallo, pues la misma impide
precisamente que se proceda a su cumplimiento inmediato.
4. El artículo 383 prescribe que deberá prestar caución quien propone recurso
de revisión para garantizar el pago de los perjuicios que se puedan ocasionar a
quienes fueron parte en el proceso.
5. El artículo 421 inciso segundo la exige como uno de los requisitos para la
medida cautelar de suspensión provisional del acto impugnado.
o
13. El artículo 687, num. 8 , obliga a la prestación de caución por parte del
tercero que no estuvo en la diligencia de secuestro, para que pueda tramitar ei
incidente de levantamiento del mismo. i
o
14. El artículo 690, num. I , literal b) exige caución para decretar el registro
de la demanda y el secuestro de bienes muebles dentro del proceso ordinario, y
o o
los numerales 6 y 8 igualmente la determinan para los embargos y secuestros en
ellos previstos, al igual que para su levantamiento. j
Estos son, entonces, los principales casos en los que es viable la prestación
de una caución. «
Sea ésta la ocasión para reiterar la falta que hace en nuestro sistema procesal
una norma en materia de cauciones, correlativa con otra en materia de medidas
67
cautelares, como existe en otros países.
68
Hace ya algún tiempo anotaba al respecto lo siguiente:
67 En el C. de P. C. de Panamá, permite que "para evitar que el proceso sea ilusorio en sus
efectos y que la parte demandada trasponga, enajene, oculte, empeore, grave o disipe los bienes
muebles o inmuebles que posea, el demandante podrá pedir antes de presentada la demanda o
después de presentada, en cualquier estado del proceso, ya sea ordinario o especial, el depósito de
ellos en manos de un depositario que nombrará el Tribunal. "La petición de secuestro deberá
presentarse dando el demandante caución, que fijará el juez, discrecionalmente de acuerdo al valor
y a la naturaleza del bien o los bienes que se van a secuestrar y los posibles perjuicios que se puedan
ocasionar, de suerte que la caución no sea irrisoria. La caución responderá de los daños y de los
perjuicios que se puedan causar" (Código Judicial de Panamá, art. 579) y en las cuales se permita la
práctica de medidas cautelares en los procesos donde sean pertinentes, en especial las de embargos
y secuestros, exigiendo en todos los casos que se preste la correspondiente caución. Creo que con
esta reforma se prestaría un valioso aporte a nuestro sistema procesal.
68 LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio, "Las medidas cautelares en el proceso civil colombiano", en
Revista Universidad Externado, núm. 2, 1983, pág. 41.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 941
"Para los embargos dentro del juicio ejecutivo, luego de notificado el manda-
miento de pago no se exige contracautela; los embargos en procesos de nulidad de
matrimonio, divorcio, separación de cuerpos, de bienes, tampoco requieren para
su práctica de la prestación de contracautelas y es ésta una fuente de abusos en el
derecho de solicitar medidas cautelares, que de otra forma no se hubieran pedido.
Pero la ineficacia del correspondiente régimen de contracautelas que debe corres-
ponder al de medidas cautelares perrriite estos excesos.
"Se nos alegará que de todos modos el que abusa de la medida cautelar, el
que no tiene la razón, responde por los perjuicios. Esto en teoría es cierto, pero no
lo es menos cuando se van a tratar de hacer efectivos los mismos debe acudirse a
procesos donde no se permiten medidas cautelares y como no existen garantías
específicas para su realización todo queda en el campo de las ilusiones, la letra
muerta, de tan perniciosos efectos porque es desmoralizante.
«
"Debe pues, reestructurarse severamente el régimen de las contracautelas y
exigirse que siempre que se pida una medida preventiva, llámese embargo, se-
cuestro, registro de la demanda, guarda y aposición de sellos, la que sea, el juez
fije previamente la correspondiente caución de acuerdo con la índole de cada caso
sea suficiente para garantizar los perjuicios que con ellas se puedan causar, con lo
que dicho sea de paso se desarrolla adecuadamente el principio de la igualdad
procesal que también inspira el régimen de medidas cautelares.
"¿Que se aumenta el costo del proceso? Evidentemente éste es un inconve-^
niente. Pero mucho peor lo es el régimen de impunidad que en materia de pago de
estos perjuicios hoy nos rige y mucho más aún la pérdida de fe en la justicia".
9.1. Clases de cauciones '
.el
Determinados el concepto de caución y los principales casos en que es posi-
ble prestarla, procede estudiar las diversas clases de garantías que acepta el Esta-
tuto Procesal Civil.
Es así como el art. 678 señala que las cauciones pueden ser en dinero, reales,
bancarias, en pólizas de seguro, u otorgadas por entidades de crédito debidamente
autorizadas para esta clase de operaciones.
onerosa de todas debido a que implica una erogación en efectivo con la consi-
guiente inmovilización del dinero, usúalmente por largo tiempo, en la mayoría de
los casos durante años, lo cual implica que ante el fenómeno de la desvalorización
monetaria las dos partes sufran un notable perjuicio. En efecto, en el inadecuado
régimen de las cautelas, claramente favorable a los intereses del Banco Agrario,
entidad en donde por disposición de la ley deben consignarse los depósitos judi-
ciales que se reciben por los más diversos conceptos, se ha establecido que tales
depósitos no generan ningún rendimiento para quien los hizo ni son susceptibles
de la corrección monetaria, como sería lo obvio, lógico y equitativo en un sistema
económico como el que nos rige. Por esta misma razón, cuando se presta una
caución en dinero que en el momento de ser otorgada puede ser suficiente, al
hacerla efectiva su poder adquisitivo ha disminuido grandemente o se devuelve al
garante que la prestó un dinero envilecido; el único beneficiado con el sistema es
el Banco Agrario.
Anoto que para evitar los gravísimos inconvenientes de esta forma de cau-
ción, en todos aquellos casos en que sea estrictamente necesario prestarla en
dinero, se puede aceptar la pignoración, a órdenes del juzgado, de un depósito a
término que al rendir adecuadamente evite la pérdida del poder adquisitivo del
dinero.
Así las cosas, se encuentra que si, por ejemplo, para levantar un embargo de
acuerdo con el art. 519 del C. de P. C. se debe prestar una caución por valor de
15 millones de pesos, puede el obligado a hacerlo constituir, no en favor sino a
órdenes del juzgado que lo ordenó y predicado de un determinado proceso, un
depósito a término en alguna de las entidades mencionadas, no perentoriamente
en el Banco Agrario, el cual rentará de acuerdo con lo pactado entre el constitu-
yente y la deudora, intereses que al causarse vendrán a aumentar el valor original
de la caución permitiendo su actualización permanente, pues estimo que si los
rendimientos se entregan a quien constituye la garantía no se logra cabalmente el
objetivo perseguido, de ahí que acrecen el valor garantizado.
son nítidos. Así, por ejemplo, el decreto indica que igualmente se deben aceptar
"títulos similares" a los enunciados, aquí, por ejemplo, estaría uno de los campos
de la reglamentación complementaria; otro sería el de si pueden cobijarse títulos
expedidos por entidades diversas de las tres que enuncia el decreto, tales como las
corporaciones financieras diferentes de las de vivienda.
En todo caso, se debe desterrar la idea de que una norma no puede operar
mientras no sea reglamentada porque ello equivaldría a dejar la voluntad del le^
gislador primario sometida al querer del ejecutivo y es por eso que no vacilo en
señalar que toda disposición que haga expresa referencia a una reglamentación, en
lo que es clara y no requiere de precisión alguna no está supeditada para su desa-
rrollo a que el Gobierno reglamente; de esta índole es el artículo 47 del decreto
que en muchos de sus aspectos permite una directa e inmediata aplicación.
Tratándose de hipoteca, una vez aceptada esta forma dé garantía por el juz-
gado, dentro del plazo que se haya concedido deberá correrse la respectiva escri-
tura pública en la cual la caución "hipotecaria se otorgará a favor del respectivo
juzgado o tribunal". En esto existe una indudable falta de precisión porque ni la
caución hipotecaria ni ninguna otra se otorga a favor del respectivo juzgado por
la sencilla razón de que éste no sufre el perjuicio que eventualmente se puede
causar y que se pretende garantizar. El posible perjuicio patrimonial se predica
respecto de una de las partes, de ambas (caso del agente oficioso) o de terceros
determinados o determinables, personas éstas en cuyo favor se constituye la mis-
ma. La caución se constituye a órdenes del juzgado pero jamás en su favor.
o
El numeral I del art. 679, norma que requiere una explicación detallada,
señala que dentro del término para prestar la caución deberá presentarse "un
certificado del notario sobre la fecha de la escritura de hipoteca, copia de la
minuta, autenticada por el mismo funcionario, el título de propiedad del inmue-
ble, un certificado de su tradición y libertad por un período de veinte años, si
fuere posible, y el certificado del avalúo catastral. Los notarios darán prelación a
esta escritura y su copia registrada se presentará al juez dentro de los seis días
siguientes al registro".
Bien se observa que no sólo por el alto costo que tienen las garantías reales
sino por lo dispendioso de su otorgamiento, en la práctica su utilización es nula, de
ahí que se haya tornado en letra muerta todo lo concerniente a su constitución y se
empleen únicamente las restantes garantías, en especial la de la póliza judicial.
Es la garantía que se otorga para responder hasta por una determinada canti-
dad, por el pago de los perjuicios que se originen por parte de quien prestó la
caución, por alguna de las mencionadas sociedades.
el banco, ora contra el otorgante o contra los dos simultáneamente, como sería lo
aconsejable.
Este tipo de garantía no es tan raro como lo son las garantías reales, pero su
utilización es poco frecuente no sólo por la política restrictiva de los bancos para
otorgarlas, sino por el alto costo de la comisión que se cobra, liquidable por
tiempo, razón por la cual a medida que transcurre el proceso se va incrementando
el valor, lo que lleva a que se haga insostenible económicamente mientras no se
varíe el sistema que emplean tales instituciones para señalar los derechos que les
corresponden por expedirlas.
A
69 GALINDO CUBIDES Hernando, El seguro de fianza, 3 ed., Bogotá, Ed. Skandia, 1 9 8 5 , pág. 7 1 .
70 En relación con el tema puede consultarse mi artículo denominado Forma de hacer efectiva la
caución otorgada en póliza judicial. Análisis del artículo 5 0 8 del C. de P. C., publicado en
U.S.T.A., Revista de la Universidad Santo Tomás, 1 9 8 6 , N° 7, pág. 9 7 .
71 Por razones de celeridad procesal, pues es requisito para decretar cautelas, el ejecutante pres-
tará directamente la caución por el diez por ciento del valor actual de la ejecución. Csíeincote e
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 949
1 1
" • Si lo que se pide es caución para levantar embargos y vence el plazo sin que
se preste, sencillamente el proceso no sufre ninguna alteración ni es menester
disponer nada debido a que no ha existido modificación alguna dentro de la
actuación.
En todo caso debe quedar muy claro que la no prestación de una caución
obliga al juez a tomar de oficio determinaciones dentro del expediente disponien-
do lo que para cada caso sea menester; así, por ejemplo, si se trata de la caución
del curador de la herencia yacente deberá removerlo y designar su reemplazo.
950 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
Considerando la índole urgente que tienen las medidas cautelares dentro del
proceso de ejecución, cuando se solicitan junto con la presentación de la deman-
da, con un buen criterio se acepta que se prescinda de los pasos de señalamiento
de la clase de caución, monto y plazo para prestarla, por cuanto el art. 513 permite
acompañar a la solicitud de medidas precautelativas la garantía donde se da como
valor asegurado un diez por ciento del monto de la obligación en el momento de
formulada la demanda, lo que usúalmente se presta en póliza judicial.
Así, por ejemplo, si se expide una póliza judicial para garantizar los perjui-
cios que se ocasionen con medidas de embargo y secuestro con un valor asegura-
do máximo de siete millones de pesos, sólo hasta esa cifra puede exigírsele
responsabilidad a la aseguradora. Si los perjuicios se establecen en quince millo-
nes de pesos y se trata de hacerlos efectivos puede el acreedor perseguir hasta por
los siete millones a la aseguradora, y en el exceso a quien fue condenado a
pagarlos; también puede, si ese es su deseo, exigir el pago de la totalidad de ellos
al garantizado, pues en esta hipótesis opera la solidaridad por tratarse de una
operación comercial.
Esta garantía puede ser bancaria, en dinero o en póliza judicial; ésta última es
la que por su agilidad y menor costo se emplea frecuentemente; el monto de la
caución debe ser equivalente al diez por ciento "del valor actual de la ejecución",
lo cual pone de presente que no es necesario que el juez la fije, basta aportarla
tomando el criterio matemático como guía, de ahí que si en algún evento el
demandante trató de prestarla por suma inferior, puede el juez ordenar su comple-
mentación y mientras esto no ocurra, no decretar las cautelas.
Debe entonces estar atento el juez para evitar que habilidosamente y tan sólo
con el fin de erogar una menor cantidad para la obtención de la garantía, que casi
siempre es en póliza judicial, se preste la misma por un valor sensiblemente
inferior al que tiene la ejecución en el momento de ser presentada la demanda y,
en tales casos, disponer que se complete el monto adecuado de ella, destacándose
que cuando se trata de ejecuciones por sumas de dinero la norma no se refiere tan
sólo al capital sino al "valor actual de la ejecución" o sea éste más sus intereses y
costas prudencialmente estimadas.
Según el inc. 10° del art. 513: "La caución se cancelará una vez el ejecutante
pague el valor de los perjuicios liquidados o precluya la oportunidad para liqui-
darlos, o consigne el valor de la caución a órdenes del juzgado o el de dichos
perjuicios si fuere inferior", lo cual pone de presente que todas las medidas
cautelares decretadas antes de la ejecutoria del mandamiento de pago, no importa
si se practican después de dicha oportunidad, están amparadas por la garantía,
caso de que se dé alguna circunstancia que permita exigirla.
Desde el punto de vista práctico implica lo anterior que los embargos y se-
cuestros que en lo sucesivo se decreten no estarán cobijados, en lo que a perjuicios
se refiere, por la garantía, pero sí lo estarán todos los embargos y secuestros que
se practicaron después de ejecutoriado el mandamiento de pago y que se decreta-
ron antes de tal oportunidad. El inc. 10° del art. 513 es muy claro al exigir la cau-
ción como requisito para que pueda "decretarse el embargo o secuestro de bienes
antes de la ejecutoria del mandamiento de pago".
zados por quien solicitó la medida cautelar, de la misma manera que responde de
todos los perjuicios que excedan del límite de la garantía. í
Analizando la realidad de lo que por muchos años ha sido la caución para
efectos de practicar embargos y secuestros antes de la ejecutoria del mandamien-
to de pago, observamos que resulta una exigencia que debe ser abolida pues
únicamente viene a representar mayores costos para el ejecutado, porque si bien
es cierto el valor de la garantía inicialmente la asume el ejecutante, por ser un
gasto propio del proceso, en la liquidación del crédito se carga al demandado,
agravando aún más su situación. Es lo cierto, que si alguien tiene supremo inte-
rés en no denunciar bienes de terceros es el propio ejecutante, de manera que son
raros cuantitativamente hablando, los casos en donde se embargan bienes en
perjuicio de intereses de terceros, de modo que así como no se exige caución
alguna para medidas de cautela luego de ejecutoriado el mandamiento de pago,
ha debido procederse de igual manera para todas las cautelas dentro de este
proceso, es decir, decretarlas sin tener el condicionamiento de la caución si se
piden antes de la ejecutoria del mandamiento de pago, con lo cual no solo se
aligeran las cargas económicas de las partes (no se olvide que el costo de la
caución inicialmente la asume el ejecutante pero se le carga al ejecutado), si no
que se agiliza la actuación.
Desde que se formule la demanda, o sea aun antes de que se haya notificado
el mandamiento ejecutivo al demandado, incluso antes de proferido el mismo si
está sujeto a la práctica de diligencias previas, podrá el ejecutado acudir al proce-
so y solicitar que se señale caución con el fin de evitar ser embargado, es decir
impedir la efectividad de las medidas cautelares, facultad que conserva a lo largo
del proceso.
Tómese como ejemplo para ilustrar lo anterior que el juez haya decretado
como medidas cautelares el embargo de saldos bancarios cuyos oficios retira el
ejecutante, pero el día anterior el ejecutado había solicitado la fijación de caución
con base en el inciso primero del art. 519, es decir para impedir embargos, lo cual
pone de presente que no existían al momento de la solicitud medidas cautelares
practicadas, de ahí que si el juez señala el monto de la garantía se podrá prestar
en la forma bancaria o de póliza de seguros, auncuando en el entretanto se hayan
concretado los embargos que deberán declararse terminados como consecuencia
de la prestación de la caución y su aceptación por el despacho.
956 INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL
3°-Es lo usual que cuando se fija el monto de dicha caución el juez indique
un valor que conservadoramente cubra esos valores estimados con el aumento que
la duración normal aproximada de un proceso ejecutivo puede conllevar.
4°-No obstante, suele suceder que la tramitación del proceso supera esos
límites de lo normal y el monto de la caución, que era suficiente en un principio,
se torna inadecuado, pues caso de que llegue el momento de pagar la garantía no
cubre ya el valor del crédito y de las costas, aspecto que al rompe, y con una
sencilla operación aritmética se puede establecer.
o
5 - En estos casos resulta imperioso, así no exista norma que expresamente lo
indique, lograr el restablecimiento de la suficiencia de la garantía y es viable
solicitar al juez que decrete el reajuste de su monto, para que cumpla con el fin
para el que fue prestada.
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LAS CAUCIONES 957
o
6 - Obsérvese que de conformidad con el artículo 2451 del C. C, que se
refiere a las garantías hipotecarias, es posible, en caso de insuficiencia de la
misma, pedir que se mejore o incluso que se otorgue una nueva garantía.
o
7 - En efecto, dice el art. 2451 del C. C. que: "Si la finca de perdiere o
deteriorase, en términos de no ser suficiente para la seguridad de la deuda, tendrá
derecho el acreedor a que se mejore la hipoteca", norma que interpretándola
extensivamente a otras garantías, lo cual es pertinente por existir la misma razón
de hecho, pone en evidencia que cuando una de estas no es suficiente es viable su
mejora, mejora que, predicada de las cauciones para impedir o levantar embargos,
no puede ser nada diferente a su reajuste.
Estimo que no existen razones valederas para exigir que en todo caso de
levantamiento de medidas cautelares sea imperiosa la caución en dinero pues las
otras posibilidades (póliza y garantía bancaria) igualmente prestan adecuada segu-
ridad, es más muchas veces mejoran la misma, si se tiene en cuenta que con
frecuencia los bienes embargados y secuestrados no tienen una significación eco-
nómica que cubra la totalidad de la obligación y, no obstante esta circunstancia,
se imposibilita caución diversa a la del dinero sin que exista razón jurídica que
justifique la diferencia.