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RESUMEN DEL CAMINO A CRISTO

CAPÍTULO 10 - LOS DOS LENGUAJES DE LA PROVIDENCIA

Este capítulo habla de que si queremos escuchar la voz del Señor, sus obras creadas nos

enseñarán preciosas lecciones de obediencia y confianza. Al escuchar su voz no sufriríamos de

ansiedades indebidas; cada cosa se dejaría en las manos del Dios que nos habla mediante sus

obras providenciales y la influencia del Espíritu Santo en el corazón. Dios nos habla también

en su palabra, con líneas más claras y nos revela su carácter. Nadie equivocará o perderá el

camino, salvo los que sigan su juicio privado en vez de la voluntad divina. Mediante el estudio

de la Biblia podremos elevar el pensamiento y vigorizar nuestras facultades. Para esto

debemos estudiar un pasaje hasta que su significado sea claro y evidentes sus relaciones con el

plan de salvación; leer un pasaje meditar en el hasta que se grabe en la mente y por sobre todo

orar fervorosamente para que el Señor nos dé luz y conocimiento.

CAPITULO 11 - ¿PUEDE EL HOMBRE COMUNICARSE CON LA DIVINIDAD?

Este capítulo nos lleva a la reflexión de que debe existir un verdadero intercambio entre Dios y

nosotros, una entrega real y verdadera de nuestros pensamientos, abrirle nuestro corazón como

a un amigo. Dios nos está esperando con las manos llenas de bendiciones para sernos

entregadas y nosotros ¡orando tan poco!. Confesando nuestros pecados y sumando toda la fe

existente en nosotros podemos estar seguros que Dios contestará de la manera más

conveniente, recordando que la perseverancia es otro componente esencial de la oración

eficaz; debemos mantener una constante charla con nuestro padre. Orar en el nombre de Jesús

es orar con los sentimientos y el espíritu de Él, creyendo en sus promesas, confiando en su
gracia y haciendo sus obras. Al alabarle, al expresarle nuestra gratitud nos aproximamos al

culto que rinden los habitantes del cielo.

CAPÍTULO 12 - ¿QUÉ DEBE HACERSE CON LA DUDA?

Al analizar este capítulo encontramos que nuestra fe debe reposar sobre evidencias y no sobre

demostraciones. Podemos comprender que la Biblia es la fuente para amar a Dios. Si la Biblia

fuera totalmente revelada, no tendría la insondable huella de la mente de su autor; debemos

admitir que nuestra mente finita no basta para abarcar lo infinito. Esto produce humildad en el

ser humano y lo prepara para tener la fe como de un niño dispuesto a aprender. Busquemos

practicar lo conocido antes de continuar estudiando en busca de nuevas fronteras. Crezcamos

en gracia obteniendo un conocimiento más claro de la palabra de Dios.

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