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ÉTICA Y

DERECHOS HUMANOS
EJE 1: ÉTICA Y MORAL

INTRODUCCIÓN A LA NOCIÓN DE “ÉTICA” Y CONSTRUCCIÓN DE SU CONCEPTO

Comenzaremos a introducirnos en la Ética considerando las siguientes situaciones


hipotéticas y alternativas, referidas a un mismo personaje:

a) El señor González, vive en la ciudad. Su padre vive en el campo y está gravemente


enfermo. El señor González promete a su padre que irá a visitarlo el fin de semana.
Llega el día del viaje, González llega al aeropuerto, pero debido a una fuerte tormenta
se suspende la salida del avión. Por esta razón, el señor González no cumple la
promesa hecha a su padre.

b) El señor González promete ir a visitar, el fin de semana, a su padre enfermo que


vive fuera de la ciudad. El día jueves anterior el señor González, advierte que si
cumple su promesa, no podrá ir a ver el recital de los Rollings Stones, que es su
conjunto favorito. Cabe aclarar que tiene las entradas en su poder desde hace
bastante tiempo. Por este motivo, decide suspender el viaje y no cumplir la promesa
hecha a su padre.

c) El señor González es un comerciante que ha hecho buenos negocios en los últimos


tres años. Su padre vive en las afueras de la ciudad y se encuentra gravemente
enfermo. El señor González, promete ir a visitarlo el fin de semana. El día viernes,
recibe una llamada de uno de sus clientes que quiere hablar con él para cerrar un
negocio que tenían pendiente desde hace un tiempo. El señor González decide
suspender su viaje para dedicarse ese fin de semana a concretar el negocio. Tiene
esperanzas de ganar una buena suma de dinero.

En las tres situaciones el señor González no cumple la promesa hecha a su padre.


Reflexionemos acerca de la conducta del señor González en cada caso; analicemos los
motivos por los que suspende su viaje. ¿Podría haber buscado otras soluciones a la
situación? ¿Cuál es la responsabilidad del señor González en cada caso? ¿Qué harían
ustedes en la misma situación? Intentemos fundamentar nuestras respuestas...

La reflexión acerca de problemas éticos comienza cuando se plantean problemas que


involucran a otras personas; la solución de los mismos no me afecta sólo a mí, sino también a
otros que sufrirán las consecuencias de mis decisiones y de mis acciones. Cuando tomamos
este tipo de decisiones, en las que decidimos con algún grado de voluntad, y actuamos en
consecuencia, estamos realizando una conducta moral. Una conducta de este tipo puede
ser calificada de “buena” o de “mala” por nosotros mismos o por los demás, porque se ajusta
o no se ajusta a una cierta norma o regla de conducta. Esta regla de conducta suele estar
“naturalizada”, es decir, considerada como lo normal independientemente de cualquier
decisión individual o grupal. Pero cuando comenzamos a poner en cuestión la normalidad de
ciertas conductas, cuando advertimos que no todo el mundo tiene por “natural” ni por bueno lo
mismo, cuando intentamos decir por qué algo es normal, bueno o debido, ahí entramos en el
terreno de la reflexión ética.

Al extender el terreno de la reflexión ética, observamos un par de cuestiones más. Por


un lado, vemos que, aunque este tipo de problemas comienzan cuando tengo que resolver
una situación en la que se ven afectadas o involucradas otras personas, difícilmente una
relación interpersonal sea exclusivamente moral. Las relaciones interpersonales tienen
también aspectos biológicos, sociológicos, económicos, etc. Por otro lado, algunos
pensadores sostienen que también existen problemas éticos en la forma en que nos
relacionamos con nosotros mismos. Según este enfoque, hacerse daño a uno mismo,
abandonarse, resignarse o no desarrollar los propios talentos o las propias potencialidades
también es una conducta mala.

En definitiva, al realizar el análisis de un problema, situación o conducta objeto de


consideración de la Ética, debemos distinguir tres momentos o instancias:
a) El hecho en sí mismo, la conducta en sí misma que luego calificaremos como “buena”
o “mala”, por ser objeto de una valoración y reflexión ética. No obstante, la conducta
en sí misma es diferente de su calificación
b) Una vez que se ha identificado el hecho o conducta, juzgamos acerca de si ésta fue
apropiada o no, según se ha dicho, por su acuerdo o desacuerdo con una cierta norma
de conducta; por ejemplo, sea la norma “no debo tomar venganza por mano propia”,
calificaré entonces a la golpiza de “mala” en el caso de que éste sea el motivo de la
misma. Este es el campo de la moral, entendida aquí como conjunto de costumbres y
creencias que la gente tiene acerca de lo que debe hacerse, creencias según las
cuales actúa y juzga lo actuado como bueno o malo.
c) Finalmente, todo juicio acerca de si algo está bien o está mal debe ser fundamentado:
decimos por qué consideramos que algo esté bien o mal. En el caso anterior, no debo
tomar venganza por mano propia porque existen instituciones responsables de
administrar la justicia y punir el delito; o porque la violencia sólo puede ejercerla la
autoridad; o porque no debo guiarme por mis propios intereses u opiniones, etc.
Estrictamente, este es el campo de la Ética como disciplina reflexiva, a lo largo de la
cual se hilvanan las razones que justifican, fundándose las unas en las otras, la
validez de una norma. Es por ello que diremos que la Ética es la reflexión sobre la
moral.
Volvamos entonces al caso del Sr. González. En los tres ejemplos transcriptos,
realizamos estrictamente una descripción de la conducta de González, que no cumple la
promesa hecha a su padre. Y aún una explicación, pues decimos por qué González hace lo
que hace. Por ejemplo, “porque se queda a ver los Rolling Stones”. Sin embargo, no abrimos
todavía un juicio sobre la misma.

En un segundo momento, al formularnos las preguntas relativas a los hechos


planteados, intentamos abrir un juicio de valor o moral respecto a la conducta de González.
Tales juicios son del tipo: “siempre se deben cumplir las promesas que realizamos”; “en caso
de presentarse algún obstáculo, debo buscar una alternativa que me permita cumplirlas”;
“debo anteponer el respeto por los padres a los gustos musicales personales”, etc.

Finalmente, ¿por qué se deben cumplir siempre las promesas hechas? ¿Cuáles
podrían ser las otras alternativas? ¿Existen circunstancias particulares que me eximan de
cumplir una promesa? ¿Cómo las puedo identificar? De acuerdo a cual sea la respuesta
tendré los fundamentos acerca de por qué consideramos a una conducta buena o mala. Este
es el campo de la Ética.

DIFERENCIA Y RELACIÓN ENTRE LA ÉTICA Y LA MORAL

Muchas veces se utiliza la palabra “Ética” como sinónimo de “Moral”, pero hay que
aclarar que estos términos son idénticos sólo en sentido etimológico; ambos significan
“costumbre-hábito”. Nosotros sostendremos la distinción realizada anteriormente1,
considerando a la moral como el conjunto de creencias que una sociedad tiene acerca de lo
bueno y lo malo, lo permitido y lo prohibido, y sus prácticas consecuentes. Así la plantea el
filósofo argentino Julio de Zan: “En el lenguaje filosófico contemporáneo se han estipulado…
dos clases de definiciones diferentes de estos términos. En un primer sentido, se comprende
a lo moral como algo que pertenece al mundo vital, de lo vivido o de la vida diaria y que está
compuesto por valoraciones, actitudes, normas y costumbres que orientan o regulan el obrar
humano. Se entiende a la Ética en cambio como la ciencia o disciplina filosófica que
desarrolla el análisis del lenguaje moral y ha elaborado diferentes teorías y maneras de
justificar o de fundamentar las pretensiones de validez de los enunciados morales. Por eso…
se puede usar el término Ética como sinónimo de Filosofía de lo Moral”2.

1
En el punto “b” de la página anterior.
2
En https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/5/2228/4.pdf , pag. 1.
EL CAMPO DE ESTUDIO DE LA ÉTICA: DELIMITACIÓN Y LOCALIZACIÓN DEL OBJETO.
LOS ACTOS VOLUNTARIOS E INVOLUNTARIOS.

La Ética es una disciplina filosófica que, hemos dicho, estudia las acciones humanas
en las que se ven involucradas otras personas; quiere decir que estas acciones constituyen
su objeto de estudio. Su tarea será juzgar, por medio de la razón, si la acción humana que se
realiza está ordenada al bien o al mal, dando los fundamentos de dicho juicio. Además ordena
y clasifica las conductas o modos de obrar del hombre. Es un saber práctico, es decir, se
ocupa del obrar humano. Pero también es una ciencia normativa o prescriptiva: no pretende
sólo comprender “lo que es”, sino que busca determinar “lo que debe ser”. Con los elementos
anteriores, podemos entender la definición clásica de “Ética”: “…es la ciencia o disciplina
filosófica que estudia las acciones y la conducta humana para determinar su bondad o su
malicia, mediante el juicio que realiza la recta razón”.

Respecto del juicio que se realiza, éste se efectúa cuando nos encontramos frente a
acciones que han sido realizadas voluntariamente (en uso de la libertad y con conciencia).
Para los actos voluntarios, justamente, la moral clásica reservaba el nombre de “actos
humanos” o “actos morales”. Estrictamente pues, el llamado objeto material de la Ética (“lo
que” estudia la Ética) está constituido por las acciones humanas, o las acciones humanas en
cuanto son voluntarias. Según Tomás de Aquino, “entre todas las acciones hechas por el
hombre se llaman humanas sólo aquellas que son propias del hombre en cuanto es
hombre, o sea, dueño de sus actos”. Por el contrario, se denomina “actos del hombre” a los
que no son libres o voluntarios, sea porque en el momento en que se realizan falta el
necesario conocimiento y voluntariedad, sea porque se trata de procesos sobre los que el
hombre no posee un dominio directo (desarrollo físico, circulación de la sangre, etc.). En los
actos del hombre, el sujeto tiene conciencia de que algo ocurre o acontece en él como en un
escenario pero sin su personal y activa participación.

Según este criterio, auxiliar a un desconocido, reparar un artefacto o preparar el


almuerzo son actos humanos, pero no lo son el digerir, soñar o derramar la taza de leche a
raíz de un susto. De los actos que realice la persona surgirá su responsabilidad: si es dueña
de sus actos, será responsable de haberlos realizado. Es evidente, sin embargo, que la
enorme mayoría de los actos que realizamos poseen un mayor o menor grado de libertad,
pero no existe en el mundo un acto perfectamente libre. Por el contrario, muchas personas
actúan privadas de libertad o de conciencia respecto de lo que están haciendo, y cuanto
mayor sea esa privación menor será, en principio, el carácter voluntario del acto.
Por otra parte, el llamado objeto formal de la Ética (es decir, el punto de vista particular
desde el que la Ética estudia a los actos humanos) es la bondad o malicia, la moralidad del
acto humano – distinta de su “utilidad”, “consideración social”, “agrado” o muchas otras
características que este acto puede tener. Al localizar una bondad o maldad, la Ética se
vuelve prescriptiva, pues es un principio de la moral “haz el bien y evita el mal”, aún si no
coincidiéramos acerca de qué es bueno y qué es malo.

LO BUENO, LO JUSTO, LO LEGAL.

En las sociedades actuales se puede a veces observar que son legales (de acuerdo con
las leyes vigentes) conductas o actos que, desde el punto de vista de su valor moral – su
calificación de “bueno” o “malo” – serían rechazables. Por ejemplo, la falta de límites a la
especulación financiera o la primacía del derecho a la propiedad privada en desmedro del bien
común. Asimismo, puede que la ley no sancione comportamientos que, según la moral colectiva,
son malos: por ejemplo el adulterio, la avaricia, etc. En definitiva, las normas morales no son
idénticas a las normas jurídicas. El problema es, entonces, la relación entre uno y otro orden, el
moral y el jurídico.

Son diversas las opiniones respecto a la relación entre la ley jurídica y el orden de la
moralidad. Una de ellas sostiene que el Derecho sólo prescribe una conducta externa,
mientras que la moral exige una actitud interna. Otra, sostiene que el Derecho tiene por
objeto el ordenamiento de la conducta imprescindible para la convivencia social, mientras que
la esfera moral es más amplia porque regula la conducta en general. Una tercera articulación
posible es que las exigencias del Derecho apuntan a un mínimo ético; la moral tiene metas
más elevadas, que prescriben incluso actitudes heroicas o extraordinarias.

Sostendremos que la bondad y maldad morales preceden al orden jurídico, según lo


advierte la razón común, pues poseemos una idea acerca de lo bueno y lo malo aun ignorando las
leyes positivas. La diferencia que se advierte entre el orden jurídico positivo y el orden moral,
¿quiere decir acaso que no se encuentran en ningún punto? No. El orden jurídico y el orden
moral coinciden en que tienen, los dos, por objeto los actos humanos. Pero el orden moral se
refiere a todos los actos humanos (externos e internos) y el jurídico sólo a los actos externos,
según ha sido dicho. Por eso, todos los actos jurídicos son morales (buenos o malos), pero
no todos los actos morales son jurídicos.

Un orden jurídico justo tiene que ser moralmente correcto. Los mejores pensadores de
todos los tiempos han defendido la tesis de que un buen orden moral es la mejor y más
indispensable condición para que se dé un eficaz orden jurídico. Sin embargo, siempre han existido
comportamientos inmorales. El derecho se ha limitado —en una medida cada vez creciente— a
castigar como delitos sólo aquellos que podrían causar un daño a terceros, a la seguridad pública,
o al ordenamiento del Estado.

Asimismo, la moral cuestiona y desmitifica el orden jurídico de una sociedad, haciendo


ver que no es la única instancia normativa y ejerciendo una función crítica. Simultáneamente,
las sociedades modernas y occidentales pretenden que no puede haber “vacíos jurídicos”, es
decir, acciones que escapen al encuadramiento legal. Lo importante es aquí, más que la
norma en sí misma, el procedimiento con el cual se sanciona, motivo por el cual las morales
civiles de los estados modernos tienden a ser “democráticas” y formales o procedimentales.

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