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SEPTIMA PALABRA

“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y
habiendo dicho esto, expiró” (Lucas 23:46)

La hora en que este evento sucede era la hora novena (3 pm), hubo desde la hora sexta (12 pm)
hasta la hora novena (3 pm) grande obscuridad.

En esta palabra se cumplia lo dicho en el salmo 31:5

Era la culminación de la obra y ministerio de nuestro señor, que duró aproximadamente 3 años,
durante este tiempos pudimos conocer por boca de Jesús al Dios infinito, eterno, soberano, señor de
los ejércitos, el fuego consumidor, el todo poderoso, como un PADRE, gracias a que Jesús así nos
lo revelo, pues aun en sus últimas palabras antes de expirar, lo llama PADRE.

JESÚS siempre uso la palabra Abba, una palabra íntima para referirse al ‘padre’, ahora en el
momento más duro del ministerio de Jesús, ponía su espíritu en el lugar más seguro en todo el
mundo entero, en las manos de su padre, S. Juan 10:29

Las manos de Dios son manos paternales. Las manos de Dios son manos de salvación y no de
condenación. 

Era el momento de experimentar la muerte, después de entregar toda su sangre por amor de
nosotros, él le dice unas horas antes en una oración al padre, “no se haga mi voluntad si no la
tuya” (S. lucas 22:42) y la voluntad del padre no era hacerle daño a su hijo abandonándolo, si no
era el rescatarnos a través del sacrificio de su hijo.

“Jesús dijo que el vino a salvar y a recatar lo que se había perdido”

“Juan el bautista dijo he aquí el cordero que quita el pecado del mundo”

Cuando Jesús expresa esta palabra, dice el texto que lo hizo a gran voz (grito) de la misma forma
que dijo la palabra sexta, Estas palabras no son las de un hombre acabado. No son las palabras de
quien tenía ganas de llegar al final. Son el grito triunfante del vencedor

Después de esto dice la palabra que el velo se rasgó en 2, representando de esta forma que el acceso
a la presencia de Dios era para todo aquel que la quisiera.

Que hubo un gran terremoto

Que la gente se dio cuenta de que el hombre clavado en la cruz realmente era inocente

A Jesús no se le quebró ninguno de sus huesos como era una costumbre que se hacía con los
hombres que eran crucificados, en los malhechores a sus lados si fueron quebradas sus piernas, y se
cumplió lo dicho en los Salmos 34:20”El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será
quebrantado.”
Cuando Cristo dijo su última palabra, en la Biblia se explica que el velo del templo se rasgó. El
sacrificio perfecto ha sido completado y tanto usted como yo tenemos acceso a la presencia de Dios
por medio de Cristo.

En la cruz de Cristo: el diablo fue destruido, la ley fue cumplida, y nuestro pecado fue quitado

Ya no más había que ir a Jerusalén una vez al año para ofrecer un sacrificio el día de la expiación.

Por medio de su vida y su muerte podemos ser justificados delante del Dios padre. Somos justos
porque su justicia es contada a nosotros por medio de la fe. Somos libres de condenación porque la
culpa por todos nuestros pecados fue puesta sobre los lomos de Cristo y por eso podemos ser libres
de condenación.

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